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Seminario Teológico “Anna Sanders” Materia: Profetas de Israel y Judá. Profesor: José Luis Carmona Lozano. __________________________ Isaías John A. Martin Traducción: Bernardino Vázquez y Diana de Peláez INTRODUCCIÓN El libro de Isaías es uno de los preferidos de la Biblia y el más conocido de los escritos proféticos. Contiene varios pasajes muy familiares a los estudiantes de las Escrituras (e.g., 1:18; 7:14; 9:6–7; 26:8; 40:3, 31; 53). Además, tiene un gran valor literario debido a su hermosa terminología descriptiva. Asimismo, contiene mucho material relacionado con la sociedad israelita de cerca del año 700 a.C. Aparte de remarcar los fracasos del pueblo, el profeta hace notar que Dios siempre conserva un remanente de creyentes por medio del cual él trabaja. Isaías habló, más que ningún otro profeta, del grandioso reino al que entrará Israel en la segunda venida del Mesías. También disertó sobre las profundidades del pecado de Israel y las alturas de la gloria de Dios y su reino venidero. Autor y fecha. El autor de este libro fue Isaías hijo de Amoz (Is. 1:1). El nombre “Isaías” significa “Jehová es salvación”. Aunque se sabe más de Isaías que de la mayoría de los profetas escritores, la información acerca de su persona es más bien escasa. Probablemente residió en Jerusalén y tenía acceso a la corte. Según la tradición, fue primo del rey Uzías, pero no hay evidencia sólida que lo confirme. Sí tuvo contacto personal con, al menos, dos reyes de Judá que fueron descendientes de David (7:3; 38:1; 39:3). Isaías estuvo casado (8:3). Procreó dos hijos, Sear-jasub (7:3) y Maher-salal-hasbaz (8:3). Algunos suponen, por la comisión que recibió (cap. 6), que fue sacerdote. Sin embargo, no hay evidencia en el libro que apoye esa idea. Se desconoce el año en que murió el profeta, pero es probable que fuera después de la muerte de Ezequías en 686 a.C. (y, por tanto, en el tiempo en que Manasés reinaba solo, 686–642) porque Isaías escribió la biografía de ese rey (2 Cr. 32:32). La muerte de Isaías pudo ocurrir después de la de Senaquerib (Is. 37:38), que fue en 681 a.C. Puesto que el ministerio del profeta comenzó en el reinado de Uzías (790–739 a.C.) cuando menos ministró durante 58 años (desde 739, cuando murió Uzías [6:1], a 681, cuando Senaquerib murió). Según la tradición que data del s. II d.C., Isaías murió martirizado a manos del rey Manasés. Justino Mártir (ca. 100–165 d.C.) escribió que Isaías fue aserrado (cf. He. 11:37). Como sucede con todos los demás libros proféticos del A.T. (excepto Lm.), este lleva el nombre de su autor (Is. 1:1). Muchos eruditos modernos dividen la obra en dos o más partes y afirman que cada una tiene diferente autor. No obstante, según las tradiciones judaicas y cristianas que tienen bases bastante sólidas, el libro tiene un solo autor. No había surgido ninguna duda en cuanto a que Isaías es el autor del libro hasta el s. XVIII, en que los críticos comenzaron a atacar varios libros del A.T., cuestionando su autoría y unidad internas. (V. la siguiente sección “Unidad”.) Isaías profetizó en los reinados de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, todos monarcas de Judá (1:1). La extensión de esos reinados (incluyendo sus corregencias) fue así: Uzías (790–739), Jotam (750–732), 1

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SeminarioTeológico“AnnaSanders”Materia:ProfetasdeIsraelyJudá.Profesor:JoséLuisCarmonaLozano.__________________________

Isaías John A. Martin

Traducción: Bernardino Vázquez y Diana de Peláez

INTRODUCCIÓN

El libro de Isaías es uno de los preferidos de la Biblia y el más conocido de los escritos proféticos. Contiene varios pasajes muy familiares a los estudiantes de las Escrituras (e.g., 1:18; 7:14; 9:6–7; 26:8; 40:3, 31; 53). Además, tiene un gran valor literario debido a su hermosa terminología descriptiva.

Asimismo, contiene mucho material relacionado con la sociedad israelita de cerca del año 700 a.C. Aparte de remarcar los fracasos del pueblo, el profeta hace notar que Dios siempre conserva un remanente de creyentes por medio del cual él trabaja.

Isaías habló, más que ningún otro profeta, del grandioso reino al que entrará Israel en la segunda venida del Mesías. También disertó sobre las profundidades del pecado de Israel y las alturas de la gloria de Dios y su reino venidero.

Autor y fecha. El autor de este libro fue Isaías hijo de Amoz (Is. 1:1). El nombre “Isaías” significa “Jehová es salvación”. Aunque se sabe más de Isaías que de la mayoría de los profetas escritores, la información acerca de su persona es más bien escasa. Probablemente residió en Jerusalén y tenía acceso a la corte. Según la tradición, fue primo del rey Uzías, pero no hay evidencia sólida que lo confirme. Sí tuvo contacto personal con, al menos, dos reyes de Judá que fueron descendientes de David (7:3; 38:1; 39:3).

Isaías estuvo casado (8:3). Procreó dos hijos, Sear-jasub (7:3) y Maher-salal-hasbaz (8:3). Algunos suponen, por la comisión que recibió (cap. 6), que fue sacerdote. Sin embargo, no hay evidencia en el libro que apoye esa idea.

Se desconoce el año en que murió el profeta, pero es probable que fuera después de la muerte de Ezequías en 686 a.C. (y, por tanto, en el tiempo en que Manasés reinaba solo, 686–642) porque Isaías escribió la biografía de ese rey (2 Cr. 32:32). La muerte de Isaías pudo ocurrir después de la de Senaquerib (Is. 37:38), que fue en 681 a.C. Puesto que el ministerio del profeta comenzó en el reinado de Uzías (790–739 a.C.) cuando menos ministró durante 58 años (desde 739, cuando murió Uzías [6:1], a 681, cuando Senaquerib murió).

Según la tradición que data del s. II d.C., Isaías murió martirizado a manos del rey Manasés. Justino Mártir (ca. 100–165 d.C.) escribió que Isaías fue aserrado (cf. He. 11:37).

Como sucede con todos los demás libros proféticos del A.T. (excepto Lm.), este lleva el nombre de su autor (Is. 1:1). Muchos eruditos modernos dividen la obra en dos o más partes y afirman que cada una tiene diferente autor. No obstante, según las tradiciones judaicas y cristianas que tienen bases bastante sólidas, el libro tiene un solo autor. No había surgido ninguna duda en cuanto a que Isaías es el autor del libro hasta el s. XVIII, en que los críticos comenzaron a atacar varios libros del A.T., cuestionando su autoría y unidad internas. (V. la siguiente sección “Unidad”.)

Isaías profetizó en los reinados de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, todos monarcas de Judá (1:1). La extensión de esos reinados (incluyendo sus corregencias) fue así: Uzías (790–739), Jotam (750–732),

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Acaz (735–715) y Ezequías (715–686). (V. “Reyes de Judá e Israel y los profetas preexílicos”, en el Apéndice, pág. 372).

En la historia de Israel, esos años fueron de grandes luchas tanto en el plano político como en el espiritual. El reino del norte (Israel) se hallaba muy deteriorado en lo político, espiritual y militar, y a la postre cayó ante el imperio asirio en 722 a.C. Parecía que el reino del sur también se iba a colapsar y caer ante Asiria, pero pudo resistir el ataque. Durante esos conflictos políticos y decadencia espiritual, Isaías surgió para proclamar un mensaje al pueblo de Judá, el cual decía que la nación tenía que confiar en Dios quien, por medio de Moisés y David, había prometido un reino glorioso. Isaías exhortó al pueblo a que no confiara en Egipto ni en ninguna potencia extranjera para que lo protegiera, porque el Señor era la única protección que necesitaba.

Los profetas Oseas y Miqueas fueron contemporáneos de Isaías. Muchos han descubierto varios paralelismos entre los mensajes y terminología de Isaías y Miqueas (V. la Introducción al libro de Mi.).

El libro de Isaías es el primero de los 17 libros proféticos del A.T., no porque sea el más antiguo, sino porque es el que más temas abarca en su contenido.

Unidad. Muchos especialistas cuestionan la unidad del libro, argumentando que originalmente eran dos volúmenes (los caps. 40–66 escritos por un autor conocido como “Deuteroisaías”, quien, según se cree, vivió durante o después del cautiverio babilónico) o incluso tres (caps. 1–39; 40–55; 56–66 la tercera y última de las divisiones escrita por “Tritoisaías”). Muchos eruditos conservadores han respondido a los argumentos de sus contrapartes liberales que cuestionan la unidad del libro. La evidencia para demostrar la unidad de la obra es tanto externa (evidencia extrabíblica y de otros libros de la Biblia), como interna (evidencia dentro del mismo libro de Isaías).

1. Evidencia externa. Como ya se dijo, la tradición judaica ha adscrito, de manera consistente, la autoría de todo el libro al profeta Isaías. Entre los rollos del mar Muerto se encontró una copia completa del libro, señalando así que la comunidad de Qumrán del s. II a.C. lo aceptaba como una sola obra. La LXX, trad. gr. del A.T. hebr. del s. II a.C., indica que el de Isaías, es un solo libro.

Hasta el s. XVIII, en que los liberales empezaron a desafiar este punto de vista, la tradición cristiana ha dado por sentado consistentemente que Isaías es un solo libro.

Los escritores del N.T. asumieron que Isaías era autor de toda la obra. En el N.T. todas las secciones principales del libro se citan con el título “Isaías”. E.g., Juan 12:38 atribuye Isaías 53:1 a Isaías, y Juan 12:39–40 hace lo propio con Isaías 6:10. Varios pasajes de Isaías 40–66, que se citan en el N.T. se adjudican a Isaías (Is. 40:3 en Mt. 3:3; Mr. 1:2–3; Jn. 1:23; Is. 40:3–5 en Lc. 3:4–6; Is. 42:1–4 en Mt. 12:17–21; Is. 53:1 en Ro. 10:16; Is. 53:4 en Mt. 8:17; Is. 53:7–8 en Hch. 8:32–33; Is. 65:1 en Ro. 10:20). Resulta interesante que Isaías se menciona por nombre 22 veces en el N.T., más que ningún otro profeta del A.T.

Jesucristo aceptó que Isaías era autor de todo el libro. Cuando se le dio el “libro del profeta Isaías” (Lc. 4:17–19), lo desenrolló y leyó Isaías 61:1–2.

2. Evidencia interna. Algunos términos idénticos aparecen por todo el libro. E.g., “el Santo de Israel”, un título divino, aparece 12 veces en los caps. 1–39 y 14 ocasiones en los caps. 40–66. Este título se usa únicamente seis veces en otros lugares del A.T. (2 R. 19:22; Sal. 71:22; 78:41; 89:18; Jer. 50:29; 51:5).

La imagen de la “calzada o camino” aparece en varias partes del libro (Is. 11:16; 19:23; 35:8; 40:3; �2

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62:10). El tema del “remanente” se cita en 10:20–22; 11:11, 16; 28:5; 37:4, 31; 37:32 y en 46:3. El establecimiento de la justicia es un tópico que se presenta en la primera división del libro (9:7; 11:4; 16:5; 28:6; 32:16; 33:5) y también en la segunda (42:1, 3–4; 51:5). El término “paz” se menciona 11 veces en los caps. 1–39 y 15 ocasiones en 40–66. “Gozo” aparece 13 veces en 1–39 y 19 veces en 40–66. Además, la palabra hebr. na ‘ăṣûṣ (“zarza”) aparece sólo en Isaías 7:19 y 55:13 en todo el A.T. (“espinos” de 33:12 es trad. de una palabra hebr. diferente).

Por otro lado, en ambas secciones del libro aparecen pasajes parecidos:

La unidad teológica del libro está en favor de que lo produjo un solo autor. Este factor teológico es una prueba sólida para las personas que creen que la Biblia es la palabra de Dios. Los caps. 40–55 remarcan el hecho de que Dios liberaría a su pueblo de la esclavitud babilónica. Por medio de Isaías, Dios predijo que Ciro aparecería en el escenario histórico (44:28–45:1) y libraría a Judá del cautiverio. En los caps. 40–55 (esp. 43:5–6, 16, 19) se establece el punto teológico de que Dios estaba comunicando de antemano a su pueblo que retornaría del exilio, para que creyera en él después de que dicho evento ocurriera. Así, Dios se distinguía notablemente de los dioses de las naciones vecinas. Como el único soberano, él puede predecir los acontecimientos de antemano, y esa capacidad comprueba su singularidad en contraste con los dioses falsos.

Sin embargo, los académicos liberales, negando el elemento profético del A.T., dicen que las

1:15 59:3, 7

1:29 57:4–5

2:3 51:4

10:1–2 59:4–9

28:5 62:3

29:18 42:7

29:23 60:21

30:26 60:19

33:24 45:25

35:6 41:18

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referencias a Ciro significan que los caps. 40–55 debieron producirse después de que éste gobernó Persia (559–530 a.C.). Pero, si esos caps. se escribieron después del tiempo de Ciro, significa que Dios no predijo tal hecho y, por tanto, no es diferente a los dioses de las naciones vecinas de Israel. Por consiguiente, decir que los caps. 40–55 se escribieron después del tiempo de Ciro, los despoja de validez teológica y los convierte en material con un significado nulo.

Propósito. El propósito primordial de Isaías fue recordar a sus lectores originales que tenían una relación especial con Dios. Por ser miembros de la nación israelita, conformaban su comunidad del pacto.

Como otros profetas escritores, Isaías conocía el pacto abrahámico (Gn. 12:2–3; 15:18–21; 17:3–8, 19) en el que Dios promete que Israel (a) disfrutaría de una relación especial con él, (b) poseería la tierra de Canaán, y (c) sería de bendición a otros.

Isaías también conocía el pacto mosaico dado a Israel en la época del éxodo de Egipto y repetido por Moisés a la generación de israelitas que estaban a punto de entrar a Palestina. A través del libro de Deuteronomio, Dios, por medio de Moisés, había prometido que el pueblo, por ser la comunidad pactada, sería bendecido por él siempre y cuando viviera en conformidad con el pacto mosaico (e.g., Dt. 28:1–14). Empero, también les advirtió que si no obedecía sus mandamientos y decretos, experimentaría las maldiciones (castigos) enunciadas en el pacto (Dt. 28:15–68) entre los que se incluyeron el destierro (V. “Los castigos del pacto”, en el Apéndice, pág. 373).

Sin embargo, en virtud del pacto con Abraham, en el cual Dios prometió bendecir a Israel y el mundo, Moisés pudo afirmar confiadamente que después de que el pueblo fuera desterrado de Canaán, algún día el Señor lo recogería y llevaría a la tierra de promisión para establecerlo en su reino.

Isaías hizo un llamado al pueblo de Judá a que reanudara su relación pactal con Dios en forma correcta. Señaló a su generación el pecado en que vivía, así como las consecuencias que éste arrojaría. Dios juzgaría a la nación, pero debido a sus promesas hechas a Abraham, al final la restauraría a su tierra (cf. Dt. 30:1–5) con todas las bendiciones del reino.

Isaías sabía (por Dt. 28:49–50, 64–67) que Judá estaba destinada a ir al destierro como había ocurrido tiempo atrás al reino del norte. Por consiguiente, su libro estaba dirigido a dos grupos de personas: (a) a los de su generación que se habían apartado de sus deberes pactales recibidos a través de la ley mosaica, y (b) a aquellos que en el futuro estarían viviendo en el exilio. Isaías exhortó al primer grupo a que recuperara la santidad y obediencia, y al segundo lo consoló asegurándole que Dios restauraría a la nación a su tierra y establecería su reino de paz y prosperidad. El tema del “consuelo” predomina en la sección de Isaías 40–66 (“consolar” aparece en 40:1 [dos veces]; 51:3, 19; 61:2; 66:13 [dos veces]; “consolado” aparece en 49:13; 52:9; 54:11; “consolador” se usa en 51:12 y “consuelo” en 57:18; 66:13) porque aparece 13 veces allí, comparada con una sola ocasión, “consolado” (12:1) en los caps. 1–39.

Temas y teología. Existe cierta dificultad para determinar el tema central de Isaías, alrededor del cual gravitaría el resto del material. Algunos han sugerido que el libro tiene dos temas, uno se desarrolla en los caps. 1–39 y otro en 40–66. El tema del juicio parece ser el que se remarca en la primera parte, y en la segunda, la salvación y el consuelo. Ya que Isaías sigue la teología de Deuteronomio (el castigo debe infligirse por no vivir en conformidad con el pacto mosaico, antes de que se dé un tiempo de bendición), sus dos secciones pueden armonizarse. Los caps. 1–39 señalan que el problema de la nación es el pecado

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y que debía corregirse para poder restablecer la relación pactal con Dios. El juicio, tema de los caps. 1–39, es la fuerza purificadora que conduce al perdón de pecados, asunto que se enfatiza en los caps. 40–66 (cf. 27:9). La redención perfecta de Israel debe provenir del “Siervo de Jehová”, el Mesías, quien realizará lo que el “pueblo siervo” no pudo. Esto explica la razón por la que aparecen los llamados “cánticos del Siervo de Jehová” en la segunda sección principal de Isaías (42:1–9; 49:1–13; 50:4–11; 52:13–53:12).

Sin embargo, los caps. 40–66 hacen hincapié en algo más que la redención del pecado; van más allá, para hablar de un cambio en el cosmos, i.e., la restauración que el Señor hará de su creación. En los caps. 1–39 se remarca el juicio del pecado; en los caps. 40–66 se discute la expiación de ese pecado y el cambio resultante en el pueblo y el sistema de cosas. Por tanto, primero se debe manifestar el juicio para que siga la bendición.

Isaías tenía una apreciación muy elevada de Dios. Se vislumbra al Señor como el iniciador de los eventos en la historia. Con todo y que él existe aparte y es más grande que toda su creación, está involucrado en los asuntos de dicha creación.

En el antiguo Cercano Oriente, los nombres de las personas eran más significativos que en la actualidad. El nombre era un indicio del carácter. El libro de Isaías no es la excepción, porque en él los significados de los nombres de Dios cumplen una función importante en varias declaraciones proféticas. Isaías mencionó el nombre “Jehová” (Yahweh) más de 300 ocasiones, por lo que es el apelativo principal de su libro. Debido a que este es el nombre pactal de Dios, resulta natural que Isaías lo usara frecuentemente. También usó a menudo el nombre “Dios” (’ĕlōhîm) en ambas secciones del libro. Es interesante notar que “Dios” aparece seis veces en el cap. 40 (vv. 1, 3, 8–9, 27–28; pero “Dios” en el v. 18, es trad. del apócope hebr. ’ēl), que introduce la sección de consuelo para el pueblo pactado. Por ser la Deidad suprema, Dios puede consolar a su pueblo. (V. algunos comentarios anteriores acerca del tema del consuelo en Is.) El término ’ēl parece que se usaba como base de una polémica contra otros dioses, porque muchas veces aparece en la sección en la que el Señor habla de su soberanía sobre los dioses falsos (caps. 40–48). En cuatro ocasiones, Jehová afirma: “Yo soy Dios” (’ēl)—43:12; 45:22; 46:9 (dos veces). “Dios” (’ăḏōnāy, o el apócope ’āḏôn) expresa su dominio sobre su creación y se usa muchas veces, algunas de ellas en los caps. 1–39. “Jehová de los ejércitos” (Yahweh ṣeḇā’ôṯ), es el nombre compuesto de Dios más común de Isaías, y aparece 46 veces en los caps. 1–39 y 6 veces en el resto del libro. Este título compuesto vincula el nombre pactal de Dios (Yahweh) con el tema de su soberanía sobre todas las potestades celestiales.

A Dios también se le llama “Señor Dios Todopoderoso” (’ăḏōnāy Yahweh ṣeḇā’ôṯ) en 10 ocasiones. Se le llama “el Dios de Israel” 12 veces, y “el Santo de Israel” 25. “Redentor” se usa en 13 instancias, todas en los caps. 41–63—donde se hace hincapié en su obra redentora a favor de Israel—y sólo una vez en el resto del A.T. De cierto, Isaías centró su teología y su libro en la persona de Dios y en la obra que estaba y seguirá haciendo en el mundo.

BOSQUEJO

I. Retribución divina (caps. 1–39) A. Acusación de Dios contra la nación (caps. 1–6)

1. Encabezado del libro (1:1) 2. Demanda de Dios contra la nación (1:2–31)

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3. Anuncio de la restauración (2:1–5) 4. Condición presente del pueblo y consecuencias futuras (2:6–4:1) 5. Sobrevivientes santos (4:2–6) 6. La viña estéril (5:1–7) 7. Acusación contra el pecado (5:8–30) 8. Isaías recibe su comisión (cap. 6)

B. Profecías de liberación (caps. 7–12) 1. El nacimiento de Emanuel (cap. 7) 2. El libertador venidero (8:1–9:7) 3. El exilio del reino del norte (9:8–10:4) 4. Caída de Asiria y surgimiento del gran reino (10:5–12:6)

C. Juicio sobre las naciones (caps. 13–23) 1. Babilonia (13:1–14:27) 2. Filistea (14:28–32) 3. Moab (caps. 15–16) 4. Damasco (17:1–11) 5. La tierra de las alas ruidosas (17:12–18:7) 6. Egipto (caps. 19–20) 7. El desierto (21:1–10) 8. Edom (21:11–12) 9. Arabia (21:13–17) 10. Jerusalén (cap. 22) 11. Tiro (cap. 23)

D. Castigo y bendición del reino (caps. 24–27) 1. Tiempo de juicio (cap. 24) 2. Tiempo de bendición en el reino (caps. 25–27)

E. Los ayes (caps. 28–33) 1. El ay contra Efraín y Judá (cap. 28) 2. El ay contra Jerusalén (cap. 29) 3. El ay contra los hijos contumaces (cap. 30) 4. El ay contra la coalición egipcia (caps. 31–32) 5. El ay contra los destructores (cap. 33)

F. Venganza y bendición (caps. 34–35) 1. El día de la venganza del Señor (cap. 34) 2. El día de la bendición del Señor (cap. 35)

G. Interludio histórico: Judá iría al cautiverio (caps. 36–39) 1. La superioridad de Dios sobre Asiria (caps. 36–37) 2. Cautividad de Judá en Babilonia (caps. 38–39)

II. Dios restaura a su pueblo (caps. 40–66) A. Liberación del pueblo de Dios (caps. 40–48)

1. La majestad de Dios (cap. 40) 2. Desafío a las naciones (cap. 41) 3. El Siervo de Jehová contrastado con el pueblo siervo (cap. 42)

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4. Promesa de reunir al pueblo siervo indigno (43:1–44:5) 5. La singularidad de Dios (44:6–45:25) 6. Superioridad de Dios sobre Babilonia (caps. 46–47) 7. Exhortación a Israel (cap. 48)

B. Restauración por medio del Siervo sufriente (caps. 49–57) 1. El Siervo rechazado (caps. 49–50) 2. El remanente exaltado (51:1–52:12) 3. El Siervo exaltado (52:13–53:12) 4. La salvación que viene por medio del Siervo (caps. 54–57)

C. Restauración realizada y completada (caps. 58–66) 1. La restauración que viene por la iniciativa de Dios (caps. 58–60) 2. La venida del Mesías y la del Padre (61:1–63:6) 3. Oración del pueblo y respuesta del Señor (63:7–65:25) 4. El Señor cumple sus promesas (cap. 66) 1

JohnF.WalvoordyRoyB.Zuck,Elconocimientobíblico,uncomentarioexpositivo:AntiguoTestamento,tomo5:Isaías-Ezequiel(Puebla,México:1

EdicionesLasAméricas,A.C.,2000),13–18.�7