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Julio 1969 (año XXII) - España : 18 pesetas - México : 3,00 pesos MIL QU MILLONES DE TRABAJADORES ESPERANZAS Y REALIDADES

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Julio 1969 (año XXII) - España : 18 pesetas - México : 3,00 pesos

MIL QU

MILLONES DE

TRABAJADORES

ESPERANZAS

Y REALIDADES

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TESOROS

DEL ARTE

MUNDIAL

(J)

El centauro abastecedor de agua

El agua, precioso líquido, ha sido considerada por el hombre digna de los más noblesrecipientes, tal como lo atestiguan los restos de desaparecidas civilizaciones. En elOccidente, durante la Edad Media y aún el Renacimiento (Benvenuto Cellini, el famosoescultor italiano perpetúa la tradición) los aguamaniles, especie de lavamanos parausos profanos o sagrados, inspiraron obras encantadoras de escultura y orfebrería.Los motivos que se empleaban más a menudo en decorarlos eran caballos, caballeroso animales fabulosos. Aquí mostramos un aguamanil del siglo XIII, grabado en broncey descubierto en Hungría. Sobre el lomo del centauro (animal de la mitología griega,mitad hombre, mitad caballo), un niño toca la flauta.Foto del Museo Nacional Húngaro. Budapest

i JUiuiQua

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El Correo

JULIO 1969

AÑO XXII

PUBLICADO

EN 12 EDICIONESPáginas

EspañolaInglesaFrancesa

Rusa

Alemana

Arabe

Norteamericana

JaponesaItaliana

Hindi

Tamul

Hebrea

Publicación mensual de la UNESCO

(Organización de las Naciones Unidas parala Educación, la Ciencia y la Cultura).

Venta y distribuciónUnesco, Place de Fontenoy, Paris-7e.

Tarifa de suscripción anual : 12 francos.Bianual: 22 francos.

Número suelto : 1,20 franco ; España :

18 pesetas; México: 3 pesos.

Los artículos y fotografías de este número que llevan elsigno © (copyright) no pueden ser reproducidos. Todoslos demás textos e ilustraciones pueden reproducirse, siempreque se mencione su origen de la siguiente manera: "DeEL CORREO DE LA UNESCO", y se agregue su fechade publicación. Al reproducir los artículos y las fotos deberáconstar el nombre del autor. Por lo que respecta a las foto¬grafías reproducibles, estas serán facilitadas por la Redaccióntoda vez que el director de otra publicación las solicitepor escrito. Una vez utilizados estos materiales, deberánenviarse a la Redacción tres ejemplares del periódico o revistaque los publique. Los artículos firmados expresan la opiniónde sus autores y no representan forzosamente el punto devista de la Unesco o de los editores de la revista.

Redacción y AdministraciónUnesco, Place de Fontenoy, Paris-7e

Director y Jefe de RedacciónSandy Koffler

Subjefe de RedacciónRené Caloz

Asistente del Jefe de Redacción

Lucio Attinelli

Redactores PrincipalesEspañol : Arturo DespoueyFrancés: Jane Albert Hesse

Inglés: Ronald FentonRuso: Georgi StetsenkoAlemán: Hans Rieben (Berna)Arabe: Abdel Moneim El Sawi (El Cairo)Japonés: Takao Uchida (Tokio)Italiano: Maria Remiddi (Roma)Hindi: Annapuzha Chandrahasan (Delhi)Tamul: TP. Meenakshi Sundaran (Madras)Hebreo: Alexander Peli (Jerusalén)

Ilustración y documentación: Olga Rodel

Composición gráficaRobert Jacquemin

La correspondencia debe dirigirse ai Director de la revista.

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LA ORGANIZACIÓN INTERNACIONALDEL TRABAJO

Una obra surgida de las ruinas de la guerra del 14

UN PROGRAMA MUNDIAL DE EMPLEO

Para 1.500.000.000 de trabajadores

por David A. Morse

LA PARTICIPACIÓN

Nueva manera de encarar la empresa

SEGURIDAD E HIGIENE EN EL TRABAJO

SENTIDO ACTUAL DE LA GESTION

por Jean de Givry

MUJERES QUE TRABAJAN

Sus problemas, falsos y reales

por Pierrette Sartin

MIGRACIONES INTERNACIONALESDE TRABAJADORES

Un drama de nuestra época

por Pieter Kuin

¿ DESOCUPACIÓN O DESTIERRO ?El dilema de la mano de obra migrante

por Samuel Parmar

TESOROS DEL ARTE MUNDIAL

(36) El centauro abastecedor de agua (Hungría)

Nuestra portada

En ocasión de cumplirse el primercincuentenario de la OrganizaciónInternacional del Trabajo, dedicamoseste número al progreso de lajusticia social entre los trabajadoresy a los diversos problemas quepreocupan actualmente a nuestrasociedad por lo que a ellos respecta.La carátula, con su rostro

sobreímpreso en un muro de ladrillos,simboliza el papel de la mujer enel trabajo (véase la pág. 25).

Foto © Jean Suquet Snark International

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Foto © Bruno Barbey - Magnum, Paris

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por Cían Franco PompeiPresidente del Consejo Ejecutivo de la Unesco

Mi novecientos diecinueve.

El mundo acababa de ser sacudido porla guerra más cruenta de la historiay en París se reunía la Conferenciaque establecería los fundamentos dela- paz. En este ambiente de desaliento,y cuando todavía no se habían termi¬nado de contar los millones de víc¬

timas que había costado la guerra, sedecidió, durante la primera sesión dela Conferencia, crear una Comisión de

legislación internacional del trabajocompuesta por 15 miembros encar¬gados de «realizar una investigaciónsobre las condiciones de empleo delos trabajadores», «examinar los me¬dios internacionales que permitanactuar en común en lo que se refierea las condiciones de empleo de lostrabajadores» y finalmente, «proponerlas características de una Institución

permanente encargada de proseguirdichas Investigaciones y exámenes encolaboración con la Liga de las Na¬ciones y bajo la dirección de ésta».

La Comisión, presidida por el enton¬ces Presidente de la Federación Ame¬

ricana del Trabajo, señor SamuelGompers, se reunió durante dos mesestomando como base para sus discu¬siones un proyecto británico que pre¬veía la creación de una Organizaciónpermanente del trabajo dentro delmarco de la Sociedad de las Naciones.

Mientras se realizaban estas reunio¬

nes en París, en Berna tenía lugar laConferencia sindical internacional queadoptó a principios de febrero unaCarta de trabajo enunciando ciertonúmero de principios generales delegislación internacional en la materia.La Comisión se inspiró en esta Cartapara la redacción del texto que some¬tió a la aprobación de la Conferenciade la Paz, texto que, adoptado el 1 1 deabril con algunas rectificaciones dedetalle, sería incluido en el Tratadode Versalles.

Tal fue el modesto nacimiento de la

OIT. La visión de un mundo más justoy humano permitió a ésta mantenersea través de los sombríos años de la

segunda guerra mundial y de los nomenos trágicos que la precedieron.En 1944, al adoptarse la Declaraciónde Filadelfia, el Presidente Rooseveltdiría que ésta «resume las aspira¬ciones de una época que ha conocidodos guerras mundiales» y que «esposible que un día llegue a alcanzaruna importancia análoga a la de laDeclaración de Independencia de losEstados Unidos de América». Fiel a

sus razones y principios, la OIT estabaen condiciones de poder asociarse ala reconstrucción del mundo de la

posguerra, y con esta perspectiva

modificó su constitución en 1946 yconcluyó un acuerdo que la vincula ala Organización de Naciones Unidasen calidad de institución especializada.

En el plano internacional, la OITha tenido un papel muy importante enla génesis de la concepción modernadel «desarrollo económico y socialequilibrado» ¡dea que en la hora actualconstituye uno de los objetivos fun¬damentales del conjunto de organiza¬ciones del sistema de Naciones Uni¬

das.

S obre este concepto radi¬calmente opuesto a la idea estáticadel siglo XIX están basados los prin¬cipios enunciados en el preámbulo dela constitución de la OIT.

Dichos principios se desprendenaún con mayor claridad de la Decla¬ración de Filadelfia, en la que se ma¬nifiesta, por un lado, que el progresosocial es el resultado de un progresoeconómico cuyos frutos deben de serequitativamente repartidos, y por otro,que debe fundarse en una organiza¬ción del mundo por la que se excluyanlas ventajas económicas obtenidas endetrimento de la condición de los tra¬

bajadores.

El pensamiento de los fundadoresde la OIT se manifestó en una épocaen la que todavía gobiernos y pueblosvivían bajo el permanente temor a losrecesos y crisis económicas, fenó¬menos a los que se consideraba concierta actitud fatalista. Los miembros

de esta primera Comisión fueron losprecursores, no de un sueño utópico,sino de un mundo en estado de cre¬

cimiento regular y continuo cuya ver¬dadera posibilidad entrevieron.

En segundo lugar, si bien es ciertoque el objetivo de «justicia social»proclamado por la constitución de laOIT, correspondía a un imperativo deconciencia acentuado por las privacio¬nes y sufrimientos del tiempo deguerra, constituía también una innova¬ción importante dentro de la vida inter¬nacional.

¿Sobre qué normas podían apoyarseen 1919 aquellos que se aferraban entraducirla a la realidad? Sólo en dos

convenciones internacionales firma¬

das en Berna en 1906. Por la primerade ellas se prohibía el empleo del fós¬foro blanco en la industria de los fós¬

foros, y por la segunda el trabajo noc¬turno de las mujeres.

Era bien poco si se compara esteembrión de legislación internacionaldel trabajo con la imponente acciónnormativa realizada desde entonces

por la OIT; pero era una conquista bajotodo punto de vista importante si sepiensa en las resistencias que huboque vencer y en los obstáculos quese superaron para poder dar estosprimeros pasos. Todo ello habría detraducirse luego en la elaboración delverdadero código internacional del tra¬bajo, obra emprendida por la OIT des¬de su fundación, bajo el impulso desu primer Director general, AlbertThomas, que, infatigable y entusiasta,consagró lo mejor de sí mismo a unaactividad proseguida y perfeccionadade año en año.

De esta labor que se realiza pasoa paso, pragmáticamente y sin buscarresultados espectaculares, ha emer¬gido progresivamente la modernaconcepción de los derechos delhombre, concepción que añade, a losderechos políticos expresados en laDeclaración de los Derechos del

Hombre y del Ciudadano (1789) losderechos económicos y sociales in¬cluidos en la Declaración Universal

de los Derechos del Hombre (1948),concepción que responde mejor a laselevadas aspiraciones de la humanidadde hoy. En este sentido la OIT haabierto también un camino por el quese avanza, lentamente sin duda perocon seguridad, hacia ese objetivo dejusticia con el que soñaron loshombres de 1919.

El espíritu innovador de la Constitu¬ción de la OIT conlleva un tercer

aspecto único en su género: laestructura tripartita cobrada por laOrganización, que se compone de unaConferencia Internacional del Trabajo,de un Consejo de Administración y dela Oficina Internacional del Trabajo,que es el Secretariado de la Orga¬nización. La originalidad de la fór¬mula adoptada por los fundadoresde la Organización les. pareció tanevidente que las únicas divergenciassuscitadas lo fueron con relación a

la manera de aplicarla, vale decir silos delegados de los gobiernosdebían de representar, junto con losde los trabajadores y los patronos,un tercio o la mitad del total de votos.

Finalmente se votó por mayoría quela representación de los gobiernosdebía de ser igual a la de los otrosdos grupos reunidos. En la conforma¬ción de esta original estructura semanifiesta claramente la inquietud delograr lo que en el lenguaje de 1969hemos dado en llamar participación.

En efecto, ¿qué objetivo perseguía peste encuentro en el seno de organis- z\mos deliberantes, de representantesde tres grupos, cada uno con suspropios intereses aun cuando éstos

SIGUE A LA VUELTA

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LA ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO (cont.)

Trabajadores, patronos y gobiernos en pie de igualdad

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llegaran a coincidir fuera de ase¬gurar la participación efectiva de tresgrupos interesados en todas lasdiscusiones y decisiones que setomaran?

¿No resulta evidente que la nece¬sidad de la «comunicación» y el«diálogo» necesidad que nosotrosparecemos haber descubierto recien¬temente se impuso ya entoncescomo condición esencial de una con¬

fianza sin la cual la labor de la Orga¬nización habría sido vana?

Puede ser que la llave del éxito conel que la OIT ha enfrentado las difi¬cultades y las crisis de crecimientoinherentes a todo organismo vivo seencuentre en eso. De todas maneras,

lo cierto es que la institucionalizaclónde la participación y del diálogo estálejos de haber agotado sus virtuali¬dades.

Finalmente la OIT se dio cuenta muypronto de que su misión no podríarealizarse dentro de un marco geográ¬fico estrecho, y que el mundo de fuerade Europa estaba llamado a des¬empeñar un papel cada vez másimportante en los asuntos internacio¬

nales, obligando a la Organización aadoptar medidas de alcance universal.El núcleo inicial de los Estados

Miembros de la Organización fue elde los que firmaron el Tratado deVersalles, a los que se sumaron luegolos trece estados invitados a adherirseal Pacto de la Sociedad de las

Naciones en carácter, igualmente, demiembros fundadores.

La preocupación por ampliar elmarco geográfico de la OIT y dar unpaso en el camino hacia la universali¬dad caracterizó la presidencia deHarold Butler, que sucedió a AlbertThomas en 1932 y bajo cuyo mandato,en 1934, los Estados Unidos y la URSSse hicieron miembros de la Orga¬nización.

Así se confirmó la aptitud de la OITpara actuar en un plano mundial muchoantes de que se iniciara la nueva erade las organizaciones internacionalespoco después de la última gran guerra.

Los objetivos que persigue la hanobligado a perfeccionar nuevos méto¬dos en materia de cooperación inter¬nacional. En primerísimo lugar, latécnica de la legislación internacionaldel trabajo y la elaboración de lasconvenciones y recomendaciones dela OIT destinadas a poner en vigor ycontrolar la aplicación de ese cuerpode leyes continúa siendo un modeloen su género. Hay también, antes deque llegue a adoptar los textos laConferencia Internacional del Trabajo,procedimientos muy elaborados deconsulta entre los Estados Miembros.

Son todavía más originales las dis¬posiciones aplicables después deadoptarse uno de esos textos.

Los Estados miembros asumieron,en una época en que las exigencias

de la soberanía nacional se afirmaba

con mayor celo que ahora, la obliga¬ción de someter una convención quela Conferencia adoptara dentro delplazo de un año después de termi¬nadas sus sesiones (o después de18 meses en caso de presentarsecircunstancias excepcionales) «a laautoridad o autoridades competentesen la materia, con objeto de trans¬formarla en ley o tomar medidas deotro orden».

La notable técnica de control en la

aplicación de las convenciones, refor¬zada en 1946 a la luz de la experienciaanterior comporta, fuera de la obliga¬ción de los Estados Miembros de

someter informes en condiciones muyprecisas, disposiciones relativas a lasvías legales, o sea el procedimientode reclamaciones y demandas a ha¬cerse contra los Estados que no hayanasegurado de manera satisfactoria elcumplimiento de los convenios porellos ratificados.

Este conjunto de reglas aplicablesen materia de convenciones y reco¬mendaciones internacionales consti¬

tuye una importante innovación dentrode la vida internacional contemporá¬nea y ha inspirado, por lo menos enparte, las prácticas de otras organiza¬ciones como la UNESCO.

Existe a veces la tendencia de

oponer la obra normativa de la OIT,preponderante desde los comienzosde la Organización, a las actividadesinspiradas por la aplicación prácticade la misma. Hay quienes han llegadoa pensar que estas últimas han pasadoa un segundo plano. Pero no es así.

Si bien es cierto que hasta la apari

ción del Programa Ampliado deAsistencia Técnica en 1949, las orga¬nizaciones que constituyen el sistemade Naciones Unidas carecían de los

medios necesarios para aportar asis¬tencia directa a sus Estados Miem¬

bros, la cooperación técnica, aunantes de ser designada con esenombre, hizo su aparición en la prác¬tica de las instituciones internacionales

mucho antes de esa fecha. En efecto,en los «años 30» la OIT comenzó a

enviar a los Estados Miembros, apedido de éstos, misiones técnicasque tenían por objeto aconsejarlos enla elaboración de sus respectivaslegislaciones sociales.

Estas primeras misiones de asisten¬cia técnica, por muy alejadas quehayan estado de las actividadessimilares de los técnicos distribuidos

por todo el mundo con la amplitud ylas modalidades que todos conoce¬mos, contribuyeron sin duda a pre¬parar el nuevo concepto del papel delas organizaciones internacionales.

Podríamos citar otros ejemplos demétodos utilizados por la OIT que,luego de haber demostrado su eficacia,se han generalizado dentro de la vidainternacional: estudio de problemasdeterminados, intercambio de infor¬mación y de publicaciones, etc.. Perome parece que los que he citadoilustran muy claramente el papel pre¬cursor de la OIT en este sentido.

Estos son extractos de la alocución pronun¬ciada el 8 de Mayo de 1969 por el señorPompei ante el Consejo Ejecutivo de laUnesco reunido en presencia del DirectorGeneral de la OIT, Sr. David Morse, enocasión del 50o. aniversario de esta Organi¬zación.

El 29 de octubre de 1919, cuatro meses después de firmarseel Tratado de Versalles, se inaugura en Washington la primerareunión de la Conferencia Internacional del Trabajo.

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En todo el mundo hayactualmente alrededor de

16 millones de educadores,

cifra que está lejos de podercubrir la demanda. En

1970 se requerirán4 millones más, y para finesde siglo el aumento llegaráa ser de entre 34 y 44millones. Los problemasque presenta la formacióny contratación demaestros son día a día

más agudos. La O.I.T. y laUnesco han buscado la

manera de contribuir a

solucionarlos estudiando

los medios de mejorarel estatuto de la profesiónmagisterial. Basándose enencuestas realizadas en

todo el mundo, ambasOrganizaciones hanelaborado una verdadera

carta universal del personaldocente, cuyo texto fueadoptado por unanimidaden una conferencia

intergubernamental reunidaen París en 1966. En dicha

carta se definen los

derechos y obligacionesdel personal docente: lascondiciones de formación,

de trabajo, de ascenso,de remuneración, y tambiénlas responsabilidadesmorales e intelectuales del

maestro en todos los

niveles de la educación.

En la foto de la derecha,una clase de jardin deinfantes en la India.

Foto © J.-L. Nou, París

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Para mil quinientos millones de trabajadores

UN PROGRAMA MUNDIAL

DE EMPLEO

por David A. MorseDirector General de la Oficina

Internacional del Trabajo

D

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OS REALIDADES deso¬

ladoras del mundo moderno imponenla obligación de instituir un programamundial de empleo, a saber: el pro¬greso económico de los países envías de desarrollo, aunque percepti¬ble, es lento; los ricos son cada díamás ricos, y los pobres más pobres;en los países en vías de desarrollo laexplosión demográfica- es un obstá¬culo al progreso, y en la mayor partede ellos más de la mitad de los bene¬

ficios del aumento de la producción seinvierte simplemente en el manteni¬miento de bajos niveles de vida paraun número creciente de personas.

Las oportunidades de trabajo no hanaumentado tan rápidamente como losefectivos de trabajadores. Muchos mi¬llones de seres humanos han quedadocompletamente a la zaga del desarrolloeconómico, y las perspectivas futurasson aún más sombrías. Según lasproyecciones estadísticas de las Na¬ciones Unidas y de la O.I.T., la pobla¬ción mundial en 1970 será aproxima¬damente de 3 600 millones, y la fuerzade trabajo de unos 1 510 millones.

Desde 1960 esa fuerza de trabajo ha¡do aumentando a razón de 20 millones

de personas por año, y se calcula quedurante el próximo decenio el incre¬mento será de unos 28 millones de tra¬

bajadores por año. Durante el período1970-1980 más de 280 millones de per¬

sonas se incorporarán a la fuerza detrabajo del mundo: 226 millones en lasregiones menos desarrolladas y 56 mi¬llones en las regiones más desarro¬lladas.

De estos 280 millones y pico alre¬dedor de 173 millones se incorpora¬

rán a la fuerza de trabajo en Asia;32 millones en Africa; 29 millones enAmérica latina; 18 millones en la UniónSoviética; 17 millones en Norteamérica;12 millones en Europa, y 1,3 millones enOceania. El aumento neto de la fuerza

de trabajo mundial de menos de25 años de edad será de 68 millones de

trabajadores, casi la mayor parte de loscuales (64,5 millones) se agregarán ala fuerza de trabajo de las regionesmenos desarrolladas de la tierra.

Cifras estadísticas como las citadashan inducido a un autor Manfred Hal-

pern a describir la situación en lossiguientes términos: «Para la gran

mayoría de los campesinos las venta¬jas de los tiempos modernos puedenresumirse diciendo que es cada vezmás difícil morirse... con el resultado

de que más campesinos quizá que encualquier otra época anterior de lahistoria se mantienen vivos sólo parasufrir penurias. Estimuladas sus ilusio¬nes por la esperanza de una vidamejor, los sufrimientos de esoscampesinos son mucho más difícilesde soportar que antes».

Afortunadamente ha surgido una ter¬cera realidad más prometedora. Pesea que en los últimos años el volumende la asistencia internacional al des¬

arrollo ha aumentado escasamente,

hay cierto grado de solidaridad inter¬nacional que impulsa a los países másricos a asumir algunas de las cargasinherentes al subdesarrollo económico

y social.

L,a finalidad del ProgramaMundial de Empleo es dar marchaatrás a la tendencia según la cualaumenta el número de campesinosy de habitantes de los tugurios urba¬nos que no participan en el procesode desarrollo. Así, la finalidad deeste Programa se conseguirá, enparte, proporcionándoles los conoci¬mientos profesionales necesariospara un trabajo productivo, y en parte,mediante disposiciones de desarrollorural, industrialización, programas deempleo para los jóvenes, inversionesy comercio internacional.

El Programa Mundial de Empleoserá una de las principales tareas dela O.I.T. en el curso de los años

setenta, es decir, nuestra contribucióna lo que se ha dado ya en llamar el«Segundo Decenio para el Desarrollo».

Ha de ser un programa de empleo,porque el único medio de lograr mejo¬res condiciones de vida en los paísespobres es obtener un trabajo produc¬tivo para sus propios habitantes. Y hade ser mundial porque, si bien su pesoprincipal recaerá sobre los paísesen vías de desarrollo, el Programa nopuede realizarse sin contar con laayuda de los países Industrializados,en forma individual a través de progra

mas bilaterales de asistencia y colecti¬vamente por medio de la O.I.T. y otrasorganizaciones internacionales.

Además, el Programa Mundial deEmpleo podría quizá abarcar tambiénalgunos difíciles problemas con que seenfrentan las propias naciones indus¬trializadas.

Para la O.I.T. la aplicación de un cri¬terio positivo a los problemas queplantea la creación de empleos no esninguna novedad. Durante la crisiseconómica de los años treinta, la Con¬ferencia Internacional del Trabajoadoptó recomendaciones sobre obraspúblicas y otras medidas para aumen¬tar la demanda como métodos paracombatir el desempleo, principalmenteen los países Industrializados.

Desde la segunda guerra mundial,los problemas de los países en víasde desarrollo ocupan el centrodel interés. La formación de traba¬

jadores y de personal de dirección deempresas en técnicas modernas hasido la contribución principal y másrápidamente creciente de la O.I.T. a losprogramas de asistencia y coopera¬ción técnicas de los años cincuenta ysesenta. Algunos proyectos de coope¬ración técnica de la O.I.T. perseguíanel objetivo de un aumento directo delvolumen de empleo.

En 1964 la Conferencia adoptó unaconvención y una recomendaciónsobre la política del empleo en quese insistía especialmente en los pro¬blemas de los países económica¬mente débiles. En 1966 la octava

Conferencia de los Estados de Amé¬

rica Miembros de la O.I.T. adoptóel Plan de Ottawa de desarrollo de

los recursos humanos, plan que yaha comenzado a ponerse en práctica.En este plan, así como en otro pro¬puesto sobre mano de obra asiáticay otro de empleos y de califica-clones técnicas para África, el prin¬cipal objetivo es proporcionar em¬pleos y formar personal competentepara desempeñarlos. De hecho, dichosplanes constituirán componentesregionales del Programa Mundial deEmpleo, que refleja preocupacionesexpresadas en una resolución adop¬tada por la Conferencia Internacionaldel Trabajo en 1967 sobre la coope-

SIGUE EN LA PAG 10

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Fotos Oficina Internacional del Trabajo

Antes de que se pueda solucionar el problema del desempleo en el mundo hay que crearcientos de millones de trabajos nuevos: 300 millones de ellos en Asia solamente entre1960 y 1980, y esto sólo para impedir que la cifra de desocupados aumente. LaOrganización Internacional del Trabajo inicia este año un Programa Mundial de Empleo queha de poder quizá modificar ese estado de cosas preparando a los obreros que no tenganconocimientos especiales para que hagan nuevos tipos de trabajo. La Organización creó en1963 un Centro Internacional de Preparación Técnica y Vocacional Superior que funcionaen Turin (abajo, izquierda) y en cuya obra colabora la Unesco. Destinado especialmente alos países en vías de desarrollo, el Centro proporciona una preparación especial tanto alos trabajadores como a los técnicos y personal de. administración. Abajo, a la derecha,vése a un grupo de ingenieros en el Centro de Productividad de Seúl cambiando ideassobre los planes de desarrollo de la industria electrónica en la República de Corea. Hayseiscientos expertos de la OIT en cuestiones de trabajo repartidos por 90 países delmundo, donde actúan en más de 250 programas de cooperación técnica.

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UN PROGRAMA MUNDIAL DE EMPLEO (cont.)

¿Podrá liquidarse la desocupación en 15 años?

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ración internacional para el desarrolloeconómico y social. En esta resolución,propuesta por el Grupo de los Traba¬jadores, se pide que se preparen«planes para intensificar la acción dela Organización Internacional del Tra¬bajo, incluida la formulación de obje¬tivos en materia de empleo y desarro¬llo de recursos humanos y la mejorade las condiciones de vida y de tra¬bajo, así como la publicación periódicade informes sobre la situación, con

objeto de que la acción internacionalen el período posterior al Decenio parael Desarrollo constituya una luchaconcertada contra la pobreza en elmundo».

El quincuagésimo aniversario de laOrganización Internacional del Trabajodebe señalarse según dicha resolu¬ción por el comienzo de «un planmundial de empleo y desarrollo de losrecursos humanos que exponga losobjetivos y las medidas concretas exi¬gidas por la O.I.T. para satisfacer lasurgentes necesidades universales enmateria de desarrollo económico ysocial y exhorte a emprender unaintensa y coordinada acción tripartitapara desarrollar y utilizar los recursoshumanos, mejorar las condiciones devida y de trabajo y reforzar las institu¬ciones sociales».

Es Importante, en mi opinión, insistirmás bien en los objetivos sociales delPrograma Mundial de Empleo que enlos objetivos puramente económicos.El empleo productivo es en sí mismoun concepto netamente económico,pero conduce, mediante una distribu¬ción más equitativa de la riqueza, aun reparto más amplio de los frutosdel desarrollo: alimentos, vivienda yun modo de vida decoroso.

Los métodos de desarrollo econó¬

mico que redunden en beneficios socia¬les al facilitar trabajo e ingresos almayor número posible de individuosson preferibles con creces a los queno persiguen este fin. Aun cuando Im¬plique un crecimiento económico máslento, hay que optar, por razones deorden social, por el desarrollo orien¬tado al aumento de las oportunidadesde empleo, en la medida, evidente¬mente, que ello no dé lugar a un ver¬dadero estancamiento económico.

No hay forma más concreta y evi¬dente de la participación social en eldesarrollo que el empleo fructífero, locual no significa que tal participaciónno haya de ampliar mucho más sualcance y hacerse extensiva, por ejem¬plo, a ciertas formas de consulta sobrela orientación que haya de Impartirseal desarrollo de un país.

La adopción del Programa Mundialde Empleo como móvil esencialdurante el sexto decenio de existencia

de la O.I.T. supondrá probablementealgunos cambios en los criterios y nor¬mas de trabajo de la Organización. Enese sentido se prestará mayor aten

ción a las personas sin trabajo que alas que ya lo tienen. Los problemas deldesarrollo rural revestirán con toda

probabilidad mucha mayor importan¬cia que hasta ahora. En razón de queotras organizaciones internacionales seocupan también de cuestiones relacio¬nadas con el empleo, es posible quesea necesario establecer nuevas pau¬tas de cooperación internacional. Si sequiere que la Conferencia Internacio¬nal del Trabajo contribuya plenamenteal Programa Mundial de Empleo habráquizá que adoptar medidas especialespara que la Conferencia examine regu¬larmente los progresos logrados y for¬mule recomendaciones para que se lolleve a cabo en todas sus aspectos.

¿En qué forma han de alcanzarselos objetivos del Programa? En primerlugar, se formulará una declaraciónen la que se indique lo que es conve¬niente y factible en materia de crea¬ción de empleos y de formación depersonal colificado y se recomiendenlas medidas que han de adoptarse porlos diferentes países y por las organi¬zaciones Internacionales para lograrlo.

Seguidamente, se pondrán en juegotodos los medios con que cuenta laO.I.T. para que estas medidas se adop¬ten efectivamente. De esta suerte, ha¬

brá una primera fase para prepararun programa de acción y una segundapara llevarlo a cabo.

L,,a primera fase compren¬derá la fijación de objetivos o, enotras palabras, el establecimiento decifras concretas. No constituirá una

simple proclamación de la conve¬niencia de crear mayor número deempleos y de lograr una fuerza detrabajo más competente, sino quefijará más bien el número provisionalde trabajadores que hayan de ejercerdiversas actividades remuneradas en

determinadas fechas futuras, esto es,

dentro de cinco a quince años.

Una previsión de esta índole nopuede ser muy precisa y detallada;pero no por ello ha de ser vaga sinoque habrá de mostrar, dentro de ciertoslímites, hasta qué punto cabe contenery posiblemente reducir si no de aquía cinco años, por la menos dentro dediez o quince el mal social deldesempleo y del subempleo.

Este criterio cuantitativo es de capi¬tal importancia para la definición delos principios del Programa y esta¬blece claramente la diferencia existenteentre un intento vago y una resoluciónfirme, entre la caridad internacional yuna auténtica cooperación en pro deldesarrollo. La finalidad que se persiguees más bien contribuir al forjamientode un porvenir despejado y promete¬dor que allanar simplemente los actua¬les obstáculos.

Para fijar objetivos y desarrollar pro

gramas concretos de acción se requie¬ren extensas investigaciones y cálcu¬los detallados, lo que inevitablementeexigirá tiempo y esfuerzo. En primerlugar hay que tener cierto conoci¬miento de las tendencias del creci¬

miento demográfico, del empleo y deldesempleo, de la formación profesio¬nal y la instrucción, de los movimien¬tos de los trabajadores entre las ciu¬dades y el campo y otros muchosaspectos de la utilización y no utili¬zación de los recursos humanos, así

como de su subdesarrollo y, en oca¬siones, de su superdesarrollo.

Luego hay que emprender la tareade determinar los métodos a que ha derecurrlrse para mejorar las perspecti¬vas futuras. Muchos son los sistemas

de creación de empleos y de forma¬ción de trabajadores calificados quese conocen en principio, pero el esta¬blecimiento de normas prácticasrequiere datos más precisos. Por ejem¬plo, cabe prever que ciertas clases dereforma agraria y de fomento de lapequeña industria aumentarán las posi¬bilidades de empleo, pero ¿cuál seráel número aproximado de nuevos em¬pleos que haya que crear, y en cuántotiempo y a qué costo habrá que ha¬cerlo ? Y ¿cuál será el aumento de laproducción y cuáles las posibilidadesde comercializarlo?

Es indispensable formular ciertasprevisiones para un porvenir relativa¬mente remoto. Por ejemplo, puede nosaberse cómo adaptar la primera ense¬ñanza a las necesidades reales de los

países en vías de desarrollo si no setiene antes cierta noción de la vida que,como trabajadores, habrá de llevar lamayor parte de los alumnos. Tampocose podrá realizar un gran programa deobras públicas para dar trabajo a lamano de obra rural desempleada sinun cálculo previo de las perspectivasde venta de la producción extra que elprograma haga posible.

El volumen de trabajo, la cantidadde pan que un país puede dar a sushabitantes y la clase de conocimientosprofesionales que necesitan sus traba¬jadores dependen en gran medida desu estructura económica y social, delas inversiones que se hayan hecho enel pasado en la agricultura, en lostransportes, en los medios educativosy en la industria. Esas estructuras eco¬nómicas y sociales no pueden forjarsede la noche a la mañana, perouna vez establecidas arraigan por mu¬cho tiempo.

Como es sabido, las estructuras

existentes en los países en vías dedesarrollo no permiten alcanzar altosniveles de empleo y, en ese sentido,sólo podrán planificarse en forma másracional a la luz de previsiones relati¬vamente precisas acerca de su utiliza¬ción y funciones a largo plazo.

La O.I.T. está estableciendo actual¬

mente grupos de expertos en las regio-

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La pobreza en que viven siete millones de habitantes en las altas mesetas de los Andes indujoa la O.I.T. a realizar en 1954, en colaboración con otras agencias especializadas de la O.N.U., el llamado«Programa Andino». Esta operación de rehabilitación a largo plazo ataca en su raíz las causas de lapobreza mediante un sistema compuesto por 20 «bases de acción» cada una de las cuales constituyeuna operación internacional en miniatura. Los expertos de la FAO enseñan los modernos métodosagrícolas, los equipos médicos del UNICEF enseñan nociones de higiene, la OMS ataca los problemasal nivel infantil, la Unesco y la O.I.T. proyectan las escuelas construidas en su mayor parte por loshabitantes de la región, y los especialistas de la O.I.T. dan clases de instrucción para la enseñanzavocacional. Bajo la fórmula de «Cada cual enseña a otro», la O.I.T. prepara a los dirigentes de lascolectividades para que continúen la obra una vez que los expertos internacionales hayan dejado laregión. Gradualmente, los nuevos expertos nacionales de los países que participan en el programa

Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Chile y Argentina van ocupando posiciones importantes. Animadapor los resultados positivos del Programa Andino, la O.I.T. inauguró, en 1966, el Plan de Ottawapara el Desarrollo de los Recursos Humanos en América Latina y el Caribe, programa que inicia laserie de obras regionales comprendidas en el Programa Mundial del Empleo. Arriba, un agricultor del Perú.

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UN PROGRAMA MUNDIAL DE EMPLEO (cont.)

Amplio frente de acción concertada

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nes latinoamericana, asiática y africanapara compilar y reunir, por países, losdatos y cálculos existentes, así comopara subsanar las muchas deficienciasque existen en la materia. Tan prontocomo se completen esos datos, se ela¬borarán programas de actividad paracada una de las regiones citadas, paracierto número de sub-regiones dentrode cada región y, en caso de solici¬tarse, para países aislados. Se unifica¬rán después los programas regionalesy se presentarán como Programa Mun¬dial de Empleo, esto es, como un pro¬grama de alcance nacional, regional ymundial.

Al emprender tan prolongada y arduamisión, la O.I.T. asume, en la esferade la evaluación y planificación de lamano de obra, una responsabilidad quele confiere su Constitución y que se lereconoce en su acuerdo con las Nacio¬

nes Unidas. Pero es evidente que losprogramas de creación de oportunida¬des de empleo y de formación de tra¬bajadores calificados tendrán ramifi¬caciones en todas las esferas del des¬

arrollo económico y social, es decir,en la educación, la agricultura y eldesarrollo general de las zonas rura¬les, la industrialización y el comerciointernacional.

Por esta razón se considera que elPrograma Mundial de Empleo formaparte de un -segundo Decenio de lasNaciones Unidas para el Desarrollo:la contribución de la O.I.T. a la lucha

concertada que las organizaciones queforman parte del sistema de las Nacio¬nes Unidas han emprendido, durantelos años setenta, contra los problemasque plantea el subdesarrollo. Esteaspecto del Programa tiene un cum¬plido ejemplo en la composición delgrupo de expertos que ya ha comen¬zado a trabajar en el Plan de Ottawa.

Al cabo de unos dos años de tra¬

bajo de los equipos regionales deexpertos se habrán elaborado los pri¬meros planes regionales que, aunqueincompletos e imperfectos y, portanto, sujetos a revisiones constantes,que exigen nuevos estudios propor¬cionarán algo de que hoy se carece:Indicadores de dirección que muestrenlas normas de política conducentes alos niveles de empleo más elevadosposible de conformidad con los obje¬tivos sociales y económicos aproba¬dos y con los efectivos presentes ypotenciales de trabajadores califi¬cados.

En esos planes se propondrán lasactividades que hayan de emprenderlos gobiernos, las organizaciones deempleadores y de trabajadores, laO.I.T. y otras organizaciones interna¬cionales en materia de industrializa¬

ción, desarrollo rural, programas deempleo para los jóvenes, política desalarios, instrucción y formación pro¬fesional y comercio internacional.

Se indicará también cuáles son las

nuevas medidas a adoptarse si seconsideran insuficientes los resultados

previstos de los programas propues¬tos, y se tratará de mostrar las trági¬cas consecuencias que se puedetemer si no se observan las recomen¬

daciones formuladas.

Cuando se llegue a esta fase incum¬birá a la O.I.T. aplicar todos los mediosde acción de que dispone para llevara cabo el Programa. En primer lugar,la Conferencia Internacional del Tra¬

bajo tiene atribuciones para recomen¬darlo y persuadir a los gobiernosde su necesidad. Este año de 1969,con motivo de la celebración del quin¬cuagésimo aniversario de la fundaciónde la O.I.T., se solicitará de la Confe¬rencia, durante la discusión de laMemoria del Director General, queexamine los objetivos y métodosdetallados del Programa Mundial deEmpleo y de la orientación correspon¬diente. En la reunión de 1970 se some¬

terá a la Conferencia un informe sobre

la labor realizada en 1968 y 1969.

Asimismo se solicitará de la Confe¬

rencia que apoye las líneas generalesde los programas de acción proyecta¬dos, y que recomiende luego, con todoel peso de su prestigio, la ejecución deestos programas por parte de todoslos Estados Miembros de la O.I.T.

A partir de ese momento, tanto laConferencia como el Consejo deAdministración recibirán informes

periódicos sobre la evolución efectivade los trabajos en los que se deberáindicar hasta qué punto se han puestoen práctica las recomendaciones de laConferencia y cuáles son los resul¬tados obtenidos.

E,.n caso de que no sealcancen los objetivos previstos, seinvitará a la Conferencia y al Consejode Administración a examinar las cau¬

sas y proponer los medios que esti¬men indicados para corregir defectosy mejorar los métodos. Por el contra¬rio, si los resultados sobrepasan lasprevisiones, se alzarán los puntos demira y se revisarán en consecuencialos objetivos.

Análogamente, en cada región sesometerán a la conferencia regional dela O.I.T. y a la comisión consultivacompetentes los planes e Informessobre la marcha de los trabajos.

Es evidente que la principal respon¬sabilidad de la realización del Progra¬ma Mundial del Empleo habrán de asu¬mirla en primer lugar los países envías de desarrollo, aunque gran partede los resultados dependerán tambiénde los Estados industrializados, de sus

programas multilaterales y bilateralesde asistencia técnica y de sus políti¬cas de comercio y de inversiones.

Los programas de acción que serecomienden podrían convertirse, de

hecho, en la estructura nacional,regional y mundial en la que poderintegrar las actividades nacionales deasistencia bilateral.

Solamente en este amplio frente deacción verdaderamente concertadatendrá el Programa Mundial de Em¬pleo posibilidad de alcanzar sus obje¬tivos. Hasta ahora, las primeras impre¬siones son favorables y alentadoras.Son muchos los países y organizacio¬nes internacionales que ya han expre¬sado su deseo de participar en estaempresa mundial de la O.I.T.

La cooperación técnica de la O.I.T.,complementada por su labor de inves¬tigación, se pondrá en todo momento,como es natural, a disposición de lospaíses para que realicen los programasde acción propuestos. En el presu¬puesto de la O.I.T. puede asignarsecierta suma a este fin, aunque desde1960 se ha obtenido un volumen mu¬

cho más importante de fondos paraesta clase de cooperación por con¬ducto del Programa de las NacionesUnidas para el Desarrollo (P.N.U.D.)(así llamado desde que el «FondoEspecial» y el «Programa ampliado deasistencia técnica» se fusionaron el

1.o de enero de 1966).

La mayor parte de estos fondos, enla medida en que se dispuso de ellospara las actividades de la O.I.T. (esdecir, actualmente a una tasa anual de

unos 20 millones de dólares), se handedicado siempre a la formación pro¬fesional y otras actividades que con¬tribuyen a aumentar el empleo. En lospróximos años estos fondos han deser una ayuda importante para llevar acabo el Programa Mundial de Empleo.

También puede preverse justificada¬mente la participación práctica de va¬rias organizaciones internacionales yde programas de asistencia bilateral.Si otras organizaciones han partici¬pado en la formulación de los progra¬mas de acción, podrían decidir contri¬buir con parte de sus recursos a laejecución de los programas propues¬tos, e incluso en sus propias activida¬des en materia de educación, agricul¬tura, inversiones, comercio, etc., esas

organizaciones desearán indudable¬mente tener en cuenta las normas del

Programa Mundial de Empleo cuandocontemplen un desarrollo encaminadoa fomentar las oportunidades que sushabitantes tengan de obtenerlo.

Al mismo tiempo, no debemos enga¬ñarnos acerca de la magnitud de estatarea. El Programa Mundial de Empleoes una empresa sumamente ambiciosaque requiere esfuerzos prolongados ydecididos, en primer lugar de la O.I.T.y sus Estados Miembros, pero tambiénde otras organizaciones. Pero unproyecto que no se hubiese fijado tanelevados objetivos en el progreso dela justicia social no habría sido dignodel quincuagésimo aniversario de laOrganización Internacional del Trabajo.

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El articulo que

publicamos a continuaciónest un resumen hecho por

nuestra redacción de un

importante estudiode Jean de Givry, jefe

del Departamento dedesarrollo de las

instituciones sociales

en la Oficina

Internacional del Trabajo,

sobre la evolución de las

relaciones entre patronos y

trabajadores y el papel

que ha desempeñado eneste terreno la O.I.T.

En este análisis se señalan

las corrientes que

en un plano internacionalhan influido en el mundo del

trabajo durante losúltimos 50 años. En

la página 20 publicamoslargos extractos de lasconclusiones

del mismo autor.

Una nueva manera de encarar la empresa

LA PARTICIPACIÓNP ara comprender lo que sig¬

nifica el papel desempeñado por laOrganización Internacional del Trabajo(OIT) hay que definir en primer lugarlas grandes corrientes que, en el cursode las últimas décadas, se han ido acu¬sando poco a poco en el mundo deltrabajo.

La primera de esas corrientes estávinculada a la importancia que se haasignado al factor humano: en el sigloXX, en efecto, se ha considerado porprimera vez a los trabajadores de unaempresa como Individuos o miembrosde grupos de trabajo y no como fac¬tores anónimos de rendimiento. Esto

ha traído el estímulo a la iniciativa

personal, la descentralización de laresponsabilidad y una mayor eficaciaen general.

Por la segunda corriente se ha insis¬tido en la modificación de las estruc¬

turas básicas de la empresa (naciona¬lización, participación en la direcciónde las empresas públicas, sistemas deautogestión y de cogestion, fórmulastodas que modifican esencialmente elrégimen de la clase asalariada y delcapitalismo).

En tercer lugar, hay una nueva«toma de conciencia» del trabajador,que tiende a reglamentar el compor¬tamiento de los dirigentes'de una em¬presa en forma que limite la libertadde acción de éstos.

La última de las tres corrientes no

es por cierto la menos importante. Elderecho de organización y de nego¬ciación colectiva de los trabajadores,con su corolario natural que es elderecho de huelga; el derecho a ven¬tilar los agravios del obrero libremente,sin temor a las represalias; el derechoa verse protegido contra los despidosinjustificados; el derecho de los repre¬sentantes de los obreros a bene¬

ficiarse de una protección especial enel ejercicio de sus funciones y el dere¬cho a asociarse a la marcha de las

empresas son otros tantos principiosreconocidos a cuya autoridad sesomete el patrono, especie de monarcaconstitucional y no absoluto como ?enotros tiempos. En nombre de esasgarantías, el contrato entre empleado- 1 0res y trabajadores se ha visto modi- I Uficado esencialmente.

El trabajador lleva ahora la voz can-

SIGUE A LA VUELTA

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LA PARTICIPACIÓN (cont.)Foto BIT

Hacia una descentralización de responsabilidades

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tante: los hombres quieren conven¬cerse de la utilidad de su trabajo, con¬tribuir con éste al bienestar de la so¬

ciedad y conservar, cada uno en elnivel que le corresponde, la confianzade los dirigentes.

De esas reivindicaciones fundamen¬

tales ha surgido una nueva técnica dedirección en el marco de las empresas;de ahora en adelante es necesario queéstas hagan conocer de los que tra¬bajan en ellas la razón de ser del tra¬bajo, la utilización de los productosque fabrican y la competencia de losdirigentes. En 1967, la ConferenciaInternacional del Trabajo consagró enlos siguientes términos la significaciónde la política de comunicación entre ladirección y los trabajadores en elseno de las empresas: «Tanto losempleadores y sus organizacionescomo los trabajadores y las suyasdeberían reconocer la importanciaque tiene dentro de la empresa unclima de comprensión y confianza mu¬tuas favorable tanto a la eficacia de la

empresa como a las aspiraciones delos trabajadores.» Con este fin, «la di¬rección de la empresa, previa consultacon los representantes de los traba¬jadores, debería adoptar las medidasapropiadas para aplicar una políticaeficaz de comunicación con los tra¬

bajadores y sus representantes».

En gran número de trabajos sobresicología industrial se ha insistido enlas ventajas que presentan los méto¬dos democráticos de colaboración

frente a los métodos autoritarios^ demando. «Cada vez nos damos más

cuenta», señala Richard F. Behrendt,

sociólogo de la República Federal deAlemania, «de que los hombres delúltimo tercio del siglo sólo obede¬cerán órdenes, en forma estrictamente

no mecánica, si esas órdenes se les

explican y justifican.» Así, la principalcalidad de un jefe de empresa pasaa ser el arte de suscitar la colabora¬

ción activa de las personas que tieneque dirigir, y el antiguo concepto dedirección se va viendo reemplazadopor el de «participative management»(la dirección que hace participar a losobreros en su gestión).

ü na política de esta natu¬raleza, absolutamente nueva para lagestión de las empresas, representa asu vez una organización de éstas queimplica una descentralización de lasresponsabilidades; vale decir, que unnúmero cada vez más elevado de

subordinados de diferentes categoríastécnicas debe estar en condiciones de

compartir e incluso, en ciertos casos,de asumir la responsabilidad de lasdecisiones que hayan de ejecutar. Demás está agregar que en la práctica lascosas están lejos de ocurrir así, y quelos altos funcionarios protegen todavíacon harta frecuencia lo que consideransu feudo propio.

No por ello puede dejarse de reco¬nocer que las estructuras de la em¬presa privada están sufriendo una evo¬lución profunda y que tanto la pro¬moción de los trabajadores como suparticipación en la dirección de lasempresas son actualmente principiosaceptados, aunque las modalidadesnecesarias para llevarlos a la prác¬tica sean vagas todavía.

De todos modos, otros fenómenos

se han ¡do afirmando al mismo tiempo,no en el terreno de la reforma de la

empresa privada, sino en el de su su¬presión. Una primera serie de ejemplos

la constituyen las medidas que en laURSS y en las democracias popularesde Europa oriental han creado nuevasestructuras de empresa dentro delmarco de un régimen socialista deeconomía planificada. No obstante, losregímenes de gestión varían según lospaíses.

En la URSS, por ejemplo, la respon¬sabilidad única de la gestión es cosaque incumbe siempre al director decada empresa, aunque se confierenimportantes poderes de codecisión alos comités sindicales de las empre¬sas para la mayor parte de las cues¬tiones que interesan al personal; y sehan instituido diferentes mecanismos

paritarios (dirección-trabajadores) a finde que estos últimos puedan participaren la elaboración y ejecución de losplanes de la empresa.

Desde 1950 se Introdujo en Yugo¬eslava el principio de autogestión delas empresas, tomando parte en ellacada trabajador por intermedio de de¬legados electos. Este derecho funda¬mental se incorporó a la Constituciónde 1963.

En Polonia se viene experimentandodesde 1958 con un régimen direc¬tivo en virtud del cual la Conferencia

de la Gestión Obrera, integrada pormiembros del comité sindical de em¬

presa, del comité ejecutivo del Partidoy del consejo obrero (elegido por lostrabajadores) es el órgano supremoencargado de vigilar la actividad de laempresa y de establecer las normasgenerales de su desarrollo.

En Rumania, desde 1968, los co¬

mités de dirección de las empresasindustriales se componen no solamentedel director general de la empresa

que es además su presidente ; de

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CONTRA LA

DISCRIMINACIÓN

RACIAL

Desde hace 50 años la O.I.T. lucha en contra

de la discriminación, tanto en el campo obrero

como en el de las profesiones, con el

propósito de lograr la igualdad dederechos y remuneraciones de los trabajadores,sea cual sea su raza o color. Con

este objeto estableció en 1958 una Convención

que ha sido ratificada hasta

la fecha por 67 de sus Estados Miembros.Simultáneamente, la Unesco, dentro del

mismo espíritu, adoptó una Convención análoga

en el campo de la enseñanza que actualmente

está ratificada por 50 de sus Estados Miembros.

otros directores, de Ingenieros jefesy demás especialistas de la empresa,sino también del presidente del co¬mité del sindicato y de representantesde los trabajadores elegidos por unperíodo de dos años.

Hay otros sistemas para prever larepresentación de los trabajadores enlos consejos de administración de lasempresas, que en ciertos casos seestablece en un pie de igualdad con lade los accionistas, como en ciertas

industrias carboneras y siderúrgicasde la República Federal de Alemania.En los consejos de administración delas empresas públicas de la Repú¬blica Arabe Unida hay un sistemaanálogo. En otros casos, los repre¬sentantes de los trabajadores sóloocupan una minoría de los puestos delos consejos de administración o devigilancia, como en la República Fe¬deral de Alemania, en Austria y enlas Industrias nacionalizadas de Fran¬

cia, mientras que en las empresas pú¬blicas de la República Arabe Siria yde Malí rigen otras formas de repre¬sentación de los obreros.

Ilean cuales sean las refor¬

mas impuestas aquí y allá, otras estánsiempre en el banquillo, especialmenteen Europa occidental. En la RepúblicaFederal de Alemania los sindicatos

piden la extensión del sistema decogestion al conjunto de las grandesempresas, pero los empleadores seoponen a ello. En Austria, los sindi¬catos reivindican igualmente la intro¬ducción de la cogestion. En los PaísesBajos las tres centrales sindicalesquieren que la composición de losconsejos de administración refleje losintereses tanto de los proveedores decapital como de los trabajadores. En elReino Unido se han ventilado asimismo

diversas reivindicaciones.

En Francia el debate sobre la par¬ticipación, que se venía preparandodesde hace varios años, se define:

para los patronos, la participación esinseparable de la eficacia, no siendoposible confundirla con el desordende las estructuras jerárquicas o conla oposición sistemática, peligros quedebe conjurar la unidad de direccióngarantizada por el jefe de la empresa,propietario y responsable ante losaccionistas, a quien se exige que ejer¬za su autoridad delegando amplias fa¬cultades al personal administrativo ypreocupándose constantemente porinformar a los trabajadores.

Pese a todos estos tanteos, quehan garantizado a los trabajadoresuna situación nueva dentro de las

empresas de buen número de países,el problema no está completamenteresuelto.

La OIT se ha dedicado a estudiarlo

y ha tratado de determinar ciertasconstantes sin dejar de tener en cuentala gran diversidad de condiciones po¬líticas y económicas que se dan enel mundo; y así, desde hace 50 añossu acción ha sido determinante, puestoque la gran mayoría de los conveniosy recomendaciones internacionales deltrabajo adoptados durante ese períodoson Instrumentos que prevén para lostrabajadores normas de protecciónmínimas y que los Estados Miembrosdeben respetar si se incorporan a unconvenio que hayan ratificado o quedeba inspirar la línea de conducta quesigan.

Además, la Organización Interna¬cional del Trabajo ha contribuido,desde su fundación, al reconocimientoy fortalecimiento del sindicalismo,adoptando normas internacionales des¬tinadas a garantizar la libertad sin¬dical y a fomentar el derecho deorganización y de negociación colec-lectiva (1948 y 1949) según los tér¬minos de sendas ^cenyenc iones rati

ficadas por setenta y seis y ochentay cuatro Estados Miembros respecti¬vamente. Los problemas que planteanlas nuevas relaciones entre emplea¬dores y trabajadores son, por tanto,de su competencia, y así, en 1968,decidió inscribir la cuestión de la pro¬tección de los representantes de lostrabajadores en las empresas en elOrden del Día de la reunión queen 1970 celebrará la Conferencia In¬

ternacional del Trabajo, con vistasa lograr la adopción de un instrumentointernacional en ese sentido.

El estudio de nuevas formas de ne¬

gociación colectiva que permitan inten¬sificar el control sindical a nivel del

establecimiento o de la empresa esreflejo de una preocupación comúna todos los trabajadores de los paísesindustrializados. La Comisión Real de

Sindicatos y de Asociaciones de Em¬pleadores del Reino Unido ha estu¬diado este problema durante largotiempo (1965-1968). La Comisión se¬ñala sobre este particular que en elReino Unido se ha llegado a contarcon dos sistemas de relaciones labo¬

rales: uno «oficial», que descansaen el contrato colectivo de la industria

mediante el cual han de reglamentarselos salarios, la duración del trabajoy demás condiciones de empleo, yotro «oficioso» que descansa en lasrelaciones entre los sindicatos y lasasociaciones de empleadores, los de¬legados sindicales y los trabajadores.Ambos sistemas se contradicen con

frecuencia; por ello la Comisión Realse ha pronunciado en favor del des¬arrollo de la negociación colectiva anivel del establecimiento o de la em¬

presa, a fin de que los acuerdos con¬certados a este nivel reglamenten lossalarios, establezcan comités de ne¬

gociación, traten de cuestiones tales *j p

como la reducción del personal y la I Jldisciplina y determinen los derechosy obligaciones de los delegados delpersonal.

SIGUE A LA VUELTA

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LA PARTICIPACIÓN (cont.)

Al abrigo de los despidos arbitrarios

Pero los convenios Internacionales

de trabajo no han tratado expresa¬mente del derecho de huelga, derechoque se reconoce explícitamente en laslegislaciones e incluso en las cons¬tituciones de diversos países, asícomo en la Carta Social Europea pre¬parada con la colaboración de laOIT y firmada en 1961 por los repre¬sentantes de los gobiernos de losEstados Miembros del Consejo deEuropa. A nadie puede sorprender queno se haya promulgado una reglamen¬tación internacional del derecho de

huelga cuando en tantos y tantos casosproducidos al nivel nacional no seha considerado posible establecer esareglamentación.

El concepto de huelga, por lo de¬más, es difícil de definir mediantereglas jurídicas precisas: así, junto alas huelgas declaradas por los sin¬dicatos en apoyo de sus reivindi¬caciones, hay otras espontáneas o noorganizadas que no cuentan con laaprobación de los sindicatos. La Orga¬nización Internacional del Trabajoprepara actualmente un estudio compa¬rado sobre esta cuestión.

Merced a la legislación del trabajoy a la acción sindical se ha conseguidono solamente que se Teconozca a losrepresentantes de los trabajadorescierto número de derechos que lespermiten discutir con la dirección deuna empresa en pie de igualdad, sinotambién que se confiera a los trabaja¬dores una condición jurídica que losproteja contra todo acto arbitrario.

E

16

I derecho de un obrero

que considere tener motivo de recla¬mación a presentarla sin que ello lecause perjuicio y a lograr que se laexamine según un procedimiento apro¬piado lo ha consagrado oficialmentela Conferencia Internacional del Tra¬

bajo en 1967.

En cuanto a la garantía del empleo,el principio en virtud del cual no sepuede privar arbitrariamente de aquéla un trabajador también ha sido con¬sagrado en la esfera internacional porla Conferencia del Trabajo (1963);desde entonces «no debería proce-derse a ningún despido a menos quehubiera causa justificada por la inca¬pacidad o inconducta del trabajador,o fundada en las necesidades del fun¬

cionamiento de la empresa, del esta¬blecimiento o del servicio».

Se ha dado, pues, un gran pasoadelante con relación al concepto tra¬dicional de que un empleador que hu¬biese dado a un trabajador un con¬trato de duración indeterminada podíarescindirlo por su sola voluntad, sintener que justificar su acción y estan¬do obligado solamente a dar al despe¬dido aviso del despido con cierta ante¬lación.

Este principio de la justificación deldespido, registrado ya en ciertas legis¬laciones nacionales (la de RepúblicaFederal de Alemania, Noruega y laURSS especialmente) ha hecho pro¬gresos apreciables desde la adopciónde la recomendación de la Conferencia

Internacional del Trabajo en 1963,viéndose incorporado, por ejemplo, alas nuevas leyes promulgadas enChipre y en Italia.

La Comisión Real de Sindicatos yde Asociaciones de Empleadores delReino Unido ha tratado en un reciente

informe de las garantías que han dedarse a los asalariados contra los

despidos injustificados. Una mayoríade los miembros de la Comisión ha

recomendado que se vote una ley esta¬bleciendo el principio de la justifica¬ción del despido de los trabajadoresen los mismos términos de la reco¬

mendación de la OIT.

La consecuencia es que «si el tra¬bajador considera haber sido objetode una medida de despido injustifica¬da» debería tener derecho, dentro deun plazo razonable, a pronunciarsecontra esa medida «ante un organismoinstituido en virtud de un contrato

colectivo o ante un organismo impar-cial (tribunal, arbitro, junta de arbi¬traje, etc.)» y que este organismo de¬bería estar facultado «para examinarlas causas invocadas para justificarla terminación de esa relación de tra¬

bajo, así como todas las demás cir¬cunstancias pertinentes, y para pro¬nunciarse sobre la justificación deldespido». Si llega a la conclusión deque éste es injustificado, el organismodebería estar facultado para ordenarque el trabajador en cuestión, de noser reintegrado a sus funciones conpago del salario no percibido, recibauna indemnización adecuada o bien

una compensación de otro género.

Pero la recomendación adoptada porla OIT no significa que la Organizacióndeba estar facultada para interveniren la determinación del número de

trabajadores de la empresa, del esta¬blecimiento o del servicio. Esta dispo¬sición prevé por tanto que el despidopuede fundarse «en las necesidadesdel funcionamiento de la empresa»,es decir, que puede despedirse a untrabajador sin que haya cometido faltaalguna y aunque su trabajo haya sidosatisfactorio, por la sola razón de quesu empleo se ha hecho superfluo.

En una época de rápidos cambiostecnológicos y de intensificación dela competencia se reconoce, en efecto,que la mayor movilidad de la manode obra es una de las características

esenciales de toda sociedad industrial

moderna que quiera mantener su ex¬pansión. El principio según el cualha de mantenerse a toda costa al

trabajador en su empleo no se reco¬noce ya como objetivo válido de unapolítica social preocupada por garan

tizar el progreso del mayor númeroposible de personal. Por tal razón, elobjetivo de la seguridad en un em¬pleo determinado se ha visto reem¬plazado por el de la seguridad de¡os ingresos y la seguridad del empleoen general.

En 1964 la Conferencia Internacional

del Trabajo previo que debían tomarsemedidas de adaptación a las modifi¬caciones de estructura con el fin de

obtener las mayores ventajas posiblesdel progreso económico y técnico yproteger contra las vicisitudes finan¬cieras o de otra índole a los gruposde personas y a los individuos cuyaocupación se vea afectada por modi¬ficaciones de estructura.

E,n la batalla industrial que

libran las sociedades modernas, en las

que grupos de trabajadores se con¬vierten súbitamente en víctimas por lasola razón de «estar de más», ¿noconstituye en efecto un deber de todasociedad impulsar a fondo la solidari¬dad profesional y nacional en favor deaquéllos? Si toda la colectividad hade beneficiarse con el progreso eco¬nómico, es justo que asuma los costossociales de ese progreso: tal es elnuevo principio que, en el plano dela justicia social, parece afirmarse apartir de ahora.

Simultáneamente sale a luz el de¬

recho de participación del trabajadoren la marcha de la empresa a la quededica sus esfuerzos. En gran nú¬mero de compañías e industrias sehan establecido organismos, denomi¬nados generalmente comités o conse¬jos de empresa, de carácter funda¬mentalmente consultivo, por lo menosen la esfera económica. Estos orga¬nismos tienen por objeto el de per¬mitir que los trabajadores se veanasociados de una manera más o menos

estrecha a la marcha de los esta¬

blecimientos en que se ganan la vida.Después de la primera guerra mun¬dial se promulgaron ya legislacionesa este efecto en ciertos países euro¬peos. Pero fue sobre todo durantela segunda guerra mundial y despuésde terminada ésta cuando el movi¬

miento se desarrolló con gran vigor.

En 1952 la Conferencia Internacional

del Trabajo previo que «se deberíantomar medidas apropiadas para pro¬mover la consulta y colaboración entreempleadores y trabajadores en el ám¬bito de la empresa sobre las cues¬tiones de interés común no compren¬didas en los procedimientos denegociación colectiva o que normal¬mente no sean tratadas por otros orga¬nismos encargados de determinar lascondiciones de empleo».

Unos años más tarde la Comisiónde Expertos en Aplicación de Con¬venios y Recomendaciones de la OIT

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señalaba que cabía esperar que lossistemas de consulta y de colabora¬ción en el seno de una empresa fue¬ran ganando terreno progresivamente.En la actualidad se han puesto en fun¬cionamiento mecanismos de colabo¬ración como consecuencia de disposi¬

ciones legislativas adoptadas al efectoen la República Federal de Alemania,en Austria, en Bélgica, en el Congo(Kinshasa), en España, Finlandia, Fran¬cia, el Irak, los Países Bajos, Tanzaniay Túnez.

En otros países, donde no hay dis¬posiciones legislativas obligatorias eneste sentido, se han establecido me¬canismos de este género en virtud,sea de acuerdos nacionales concer¬tados entre las centrales de los sindi¬

catos y las confederaciones de em¬pleadores como en Italia, Dinamarca,Noruega y Suecia sea de iniciativasvoluntarlas, como en el Reino Unido,el Canadá y la India.

La modificación de las relaciones

entre empleadores y trabajadores co¬bra su verdadero relieve con el dere¬

cho de éstos a participar en losbeneficios de la empresa. Se sabeque desde hace tiempo se han creadoen diversos países, en virtud de regla¬mentaciones legislativas, de reglamen¬taciones contractuales o de Iniciativas

voluntarias, sistemas que consagranese derecho. Una de las fórmulas

adoptadas al respecto es la que tiendea facilitar la adquisición por los tra¬bajadores de acciones de sociedades,sea de la empresa a que pertenezcan,sea de otros establecimientos, con

vistas a que se difunda así poco a pocoun «capitalismo popular».

Dicha tendencia ha quedado con¬sagrada en Francia por una ordenanzade 1967 en la que se dispone la par¬ticipación obligatoria de los trabaja¬dores en los resultados de la expan¬sión de las empresas a partir del mo¬mento en que éstos ocupen habitual¬mente más de cien asalariados. Deesta suerte se reconoce a los traba¬

jadores un «nuevo derecho». Estalegislación se asemeja a las iniciativascontractuales y las tomadas por leypara estimular a los trabajadores dela República Federal de Alemania aque entren en posesión de un capital.

Es evidente que en nuestros días seha afirmado, en distintos niveles, una

fuerte reacción contra la despersonali¬zación del trabajador engendrada porlas condiciones de ejecución de su tra¬bajo en las empresas Industriales mo¬dernas. Si bien la racionalidad técnica

tiende a reducir al hombre a la condi¬

ción de simple medio o herramienta,los nuevos derechos del trabajadortienden a mantenerle la dignidad ya garantirle una existencia verdade¬ramente humana.

Por lo que se refiere a las estruc¬turas de las empresas, son muchoslos que reconocen que la transforma-

SIGUE A LA VUELTA

Foto © Ethel - Snark International

LIBERTAD SINDICAL

Y DERECHO A LA HUELGA

La legislación del trabajo y la acción sindical han logrado en las últimas

décadas que se reconocieran a los trabajadores los derechos que les

permiten discutir en pie de igualdad con la dirección de las empresas,

acordándoseles además un estatuto que los pone a cubierto de las

arbitrariedades (despido, inseguridad en el trabajo, duración excesiva

de éste, etc.). Ninguna reglamentación internacional rige el derecho a la

huelga, aunque la Organización Internacional del Trabajo reconoce

implícitamente la no-limitación de ésta en caso de arbitraje

inaceptable.

17

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18

LA PARTICIPACIÓN (cont.)

ción de la condición obrera no vaforzosamente unida a la abolición dela propiedad privada de los mediosde producción. «Las encuestas coin¬ciden en demostrar que no es el sis¬tema de propiedad de los bienes deproducción lo que enajena y aisla alhombre... sino simplemente el sistemade producción», dice el sociólogo frun¬ces Pierre Drouin. En nuestros días, el

problema de las relaciones entre em¬pleadores y trabajadores se planteamás en términos de «poder» que entérminos de «propiedad». De ello sedesprende que el derecho de los tra¬bajadores a que se les reconozcacierto poder en la empresa deberíaser consecuencia de su calidad de asa¬lariados.

Pero queda por resolver todo el pro¬blema de saber si este aumento de

poder, tal como lo desean los traba¬jadores, debe ejercerse fuera de lasestructuras de la empresa por mediode la acción sindical o dentro de

ella, mediante el acceso de los repre¬sentantes de los trabajadores a losórganos de dirección o de control dela empresa, o por ambos métodos ala vez. La alternativa entre distribución

de responsabilidad y defensa de inte¬reses no es tan rigurosa como pare¬cería a simple vista.

En primer lugar, el hecho de quelos trabajadores puedan formar partede organismos que asumen respon¬sabilidades de gestión no impide queles sea necesario contar también con

mecanismos que permitan la defensade sus intereses en cuanto produc¬tores. La importancia que se concedeactualmente en Yugoeslavia a la auto¬nomía del movimiento sindical y a lamisión principal de representación delos intereses de los trabajadores frenteal Estado y a las direcciones deempresa demuestra bien a las clarasque la supresión de propiedad pri¬vada de los medios de producción y latransferencia a las colectividades de

trabajadores de los poderes de ges¬tión no impiden que subsistan ciertasoposiciones de intereses entre las per¬sonas que ejercen, el mando y lasque ejecutan las instrucciones deéstas.

Por otra parte, cuando los dirigentessindicales sólo tienen por objetivo ladefensa de los intereses de sus man¬

dantes, la complejidad de los proble¬mas a resolver los lleva inevitable¬

mente a tener en cuenta los intereses

de la empresa, cuyo desconocimientopodría, además, comprometer la satis¬facción de reivindicaciones futuras.

Es evidente que pueden sacarse en¬señanzas de cada una de las expe¬riencias que, en principio, divergíano se oponían entre sí. Para mejorarde modo duradero y eficaz las rela¬ciones entre trabajadores y emplea¬dores no basta en general tomarmedidas aisladamente. La mayorparte de las veces es necesario actuarsimultáneamente en tres esferas: las

de las Instituciones, los métodos y loshombres.

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SEGURIDAD E HIGIENE

EN EL TRABAJO

La OIT no cesa de librar combate en el campo de laseguridad y de la higiene en el trabajo, ya que losavances tecnológicos hacen que varíen continuamentelos problemas y las medidas que se adoptan resultansiempre insuficientes. Desde 1930 la OIT había creadonormas técnicas con el objeto de eliminar la silicosis,temible enfermedad de los mineros (abajo, un descansode éstos en el trabajo) y había logrado que retrocedieranel saturnismo (enfermedad típica de los tipógrafos ypintores que absorben plomo) y las infeccionesproducidas por el fósforo, etc. Pero todos los años laproducción y utilización de nuevas sustancias químicascrean nuevos peligros de intoxicación. Además, tantoel ruido como la tensión provocada por las malascondiciones de trabajo o de vida multiplican lasenfermedades síquicas y cardiovasculares, requiriendonuevas medidas de prevención. Las condiciones deseguridad aumentan en cambio en varias profesionespeligrosas como la construcción (a la izquierda, redesde seguridad montadas para protejer la vida de losherreros de grueso) o la siderurgia (abajo, a la izquierda,trajes especiales para los obreros que trabajan a altastemperaturas en los hornos Martin). El CongresoInternacional de la Seguridad y de la Higiene en elTrabajo ha convocado en Ginebra a los delegados de losEstados miembros de la OIT y de los institutosespecializados para que estudien la protección contrael fuego en las fábricas, la seguridad y la higiene tantoen las pequeñas empresas como en las explotacionesagrícolas y forestales, y finalmente la educacióny formación en materia de seguridad e higiene.

Foto © Ernst Haas - Magnum

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SENTIDO ACTUAL

DE LA GESTIONpor Jean de Civry

¿E

20

N qué aspectos las rela¬ciones entre empleadores y trabaja¬dores de las empresas se planteanactualmente según modalidades dife¬rentes de las que existían al acabarla primera guerra mundial? ¿Acaso laevolución de esas relaciones ha puestode manifiesto ciertos principios quepueden ya considerarse como esta¬blecidos en tanto que normas que hande observarse, incluso si a menudo suaplicación práctica deja todavía muchoque desear? ¿No han surgido tal veznuevos problemas que no se hanresuelto aún y que constituyen almismo tiempo acicates de la imagi¬nación, la habilidad y el valor de todoslos interesados, y en particular deaquellos que ejercen responsabili¬dades en esta esfera?

En el Preámbulo a la Constitución

de la O.I.T. se insistía esencialmente

en la necesidad urgente de mejorar lascondiciones de trabajo. Veinticincoaños después, la Declaración de Fila-delfia, adoptada por la ConferenciaGeneral de la OIT, reiteraba esta

exigencia y afirmaba que «el trabajono es una mercancía». A este respectoes Indiscutible que la condición de lostrabajadores, especialmente en lospaíses industrializados, ha hecho pro¬gresos considerables, se trate desalarios, de duración del trabajo, dela seguridad y la higiene o de la dura¬ción de las vacaciones pagadas. Elnúmero de convenios internacionales

del trabajo adoptados y el número desus ratificaciones demuestran por símismos los avances realizados en este

terreno.

Pero el principio según el cual eltrabajo no es una mercancía ¿no tieneun alcance mucho más amplio que elsolo mejoramiento de las condicionesde trabajo? ¿Acaso no significa tam¬bién que el trabajador no es un ins¬trumento, que no quiere dejarse mani¬pular como una herramienta ni ser lavíctima de fuerzas o el blanco de deci¬

siones en las que no tiene interven¬ción alguna? A este respecto pareceque quedan aún por realizar inmen¬sos progresos para que los trabaja

dores sean realmente miembros con

todas las prerrogativas de la sociedadindustrial y para que se considerenen situación de dominarla en lugar deestar presos en su engranaje y servíctimas de sus altibajos.

Durante los disturbios estudiantiles

de Francia, que en mayo de 1968desencadenaron una protesta socialsin precedentes, un sinnúmero de ins¬cripciones cubrieron los muros de lasuniversidades. Las había de todas

clases. Al lado de muchas que evi¬dentemente no merecían pasar a laposteridad, había una en la que seafirmaba: «Es proletario quien no tieneningún poder sobre el uso que sehaga de su vida, y que además losabe.»

¿No da que pensar el hecho deque se haya definido así al proletario,no en función de su falta de bienes o

de riquezas, sino en función de lacarencia de poder? ¿No anuncia yaesa definición el hecho de que unade las reivindicaciones fundamentales

de los trabajadores en esta segundamitad del siglo xx podría muy bien ser

ya lo es en ciertos países suparticipación en el poder económico afin de dominar las manifestaciones yconsecuencias que tiene en su vidade trabajo?

La reivindicación va mucho más

lejos que una simple mejora del nivelde vida o de las condiciones de tra¬

bajo, ya que afecta al funcionamientomismo del motor económico. Por esta

razón esa reivindicación es asimismo

mucho más difícil y delicada de satis¬facer y no parece prestarse a unasolución simplista o uniforme que obe¬deciera a consignas ideológicas. Enrealidad, en este aspecto de las rela¬ciones laborales, como en otros, pue¬den existir «diferentes formas y me¬dios, igualmente eficaces, de resolverun problema determinado, habidacuenta de la evolución histórica, de laestructura política, del grado de desa¬rrollo económico y social, de los con¬ceptos, de los valores y del régimengeneral de las relaciones laborales enel país de que se trate». Esta es pre-

Foto © Willy Roms

cisamente la conclusión a que llegóhace poco la Reunión técnica dela O.I.T. sobre los derechos de los

representantes sindicales y la partici¬pación de los trabajadores en lasdecisiones que tomen las empresas.

También la evolución de las relacio¬

nes entre empleadores y trabajadoresha puesto de manifiesto una mejorcomprensión de las diferentes funcio¬nes que quizá hayan de desempeñarlos representantes de los trabajado¬res, y también se reconoce que éstosdeben, para ejercer esas funciones,beneficiarse de una protección y deciertas facilidades. Tal evolución ha

conducido asimismo a una mejor com¬prensión aunque así no ocurra, nimucho menos, en todas partes dela realidad económica y social que esuna empresa y de los imperativos quehan de respetarse en su gestión paraque alcance su objetivo-, producir más,mejor y más barato.

La importancia que se concede a laempresa es ciertamente una caracte¬rística particular de las relacioneslaborales en los tiempos actuales.Hace ya trece años una reunión deexpertos organizada por la O.I.T. paraorientar su acción en la esfera de las

relaciones humanas y del trabajohabía comprobado esta tendencia.

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AUTOMATIZACIÓN. '-'na s0'a mu¡er controla el funcionamiento demás de 200 máquinas en una hilandería. Desde 1955 la Oficina

Internacional del Trabajo estudia las repercusiones sociales de la mecanización, complejo problemaíntimamente unido al progreso de la nueva sociedad Industrial. Al automatizarse las operaciones defabricación han surgido nuevos problemas que afectan la mano de obra. Hay obreros queconservarán su empleo, pero haciendo trabajos distintos; otros corren el riesgo de perderlo; losjóvenes buscan empleo en un momento en que las técnicas nuevas exigen calificaciones que noposeen. La adquisición de estas nuevas calificaciones será un imperativo del mundo del mañana.

Algunos observadores habían seña¬lado además que, en sistemas de rela¬ciones laborales tan diferentes como

los de Estados Unidos y de laU.R.S.S., el nivel a que se concerta¬ban los contratos colectivos pordiferente que pudiera ser su conteni¬do era siempre el de la empresa.

E,i n los países en vías dedesarrollo, salvo excepciones, loscontratos colectivos se conciertan

principalmente a este nivel, y la evolu¬ción de ciertos países europeos en elúltimo decenio tendía asimismo a

reforzar la acción sindical a nivel de la

empresa. El ejemplo más reciente deesta evolución es la recomendación que

figura en el informe de la Real Comisiónde Sindicatos y Asociaciones de Em¬pleadores del Reino Unido, en la que seinsiste en que el centro de gravedadde la negociación colectiva debe des¬plazarse de ahora en adelante haciala empresa o el establecimiento.

Pero el fenómeno económico-social

que es una empresa se presenta hoyen día bajo un aspecto muy diferentesi se compara con la situación exis¬tente al acabar la primera guerramundial. Por empresa se comprendíaentonces, ante todo, la empresa pri

vada. Ahora, al lado del sector pri¬vado existen gran número de empre¬sas públicas de carácter industrial ycomercial, como ocurre no solamenteen los países de régimen socialista,en donde se ha suprimido la propiedadprivada de los medios de producción,sino también en diversos países deEuropa occidental que han procedidoa la nacionalización de sectores im¬

portantes de la producción Industrial,y en la mayor parte de los países envías de desarrollo, donde el Estado,principal artesano del desarrollo, escon frecuencia también el principalpatrono.

En 1955, en el informe sometido alConsejo de Administración de la O.I.T.por el Comité sobre Independencia delas Organizaciones de Empleadores yde Trabajadores, se había señalado«que uno de los aspectos que mues¬tran la eficacia de la administración de

una empresa es el hecho de que tra¬baje con beneficios o con pérdidas.Es probable que este motivo gravitede manera más directa y vigorosa enla administración privada que en laestatal, cualquiera sea la forma enque se ejerza el control público.»

«Sin embargo, este incentivo no faltatampoco en la industria socializada,siendo evidente que, en la mayoría de

los países se despliegan toda clasede esfuerzos para que quienes asu¬men la dirección y la administraciónde las empresas públicas sean estric¬tamente responsables de la gestióneficaz de la industria que se les enco¬mienda, debiendo también afrontar, enel curso de sus actividades, muchos

problemas análogos a los que ocupanla atención de los empleadores y delpersonal de dirección de la industriaprivada.»

El número de problemas comunesa los dirigentes de empresas socia¬listas y a los dirigentes de empresasprivadas tiende a aumentar, como yase ha indicado, desde la introducciónen diversos países socialistas dereformas económicas caracterizadas

por una ampliación de la autonomíade la empresa dentro de la estructurade la economía global.

Estimamos que el hecho de que sereconozca una similitud creciente de

objetivos entre las personas que asu¬men la responsabilidad de dirigir unaempresa, sea pública o privada, esde gran importancia desde el puntode vista de la evolución futura de las

relaciones laborales a este nivel, yaque en virtud de esta comunidad deobjetivos se insiste inevitablementemás bien en la analogía de los proble-

SIGUE EN LA PAG 22

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SENTIDO ACTUAL DE LA GESTION (cont.)

Una ciencia que exige aptitudes especiales

mas que se crean en las empresas yno en las diferencias que se derivande la forma de su propiedad.

Una consecuencia de esta situación

debería consistir en una concepciónmás exacta de la función especificade la empresa, sin la cual es inútilcontar con un mejoramiento duraderode las relaciones en el seno de ésta.

Muy frecuentemente se considera laempresa en función de los «benefi¬cios» que debe realizar para sobre¬vivir. Pero el propio término de «bene¬ficios» es equívoco, y si a veces seutiliza para designar las ganancias dela empresa, es decir, los ingresos alea¬torios iguales a la diferencia queexiste entre el precio de venta y elprecio de producción de bienes y ser¬vicios, otras veces se utiliza para de¬signar la sola retribución del capital, yen tal caso, en el ánimo de muchos,está prácticamente vinculado a unanoción de explotación, e incluso deexpoliación, de los trabajadores.

Dirigentes y obreros hacen una dis¬tinción entre la empresa donde sehabla exclusivamente de «técnica», yel negocio donde sólo se puede ha¬blar, desgraciadamente, de «benefi¬cios».

Pero los beneficios o, si se quiereemplear un término menos «emoti¬vo», la rentabilidad son para la em¬presa una necesidad vital. Lo que sípuede ser objeto de impugnación esla forma de apropiación o de reparti¬ción de esos beneficios, pero no suexistencia, ya que son por sí mismosel criterio de la eficacia y de la buenagestión.

El hecho de que en los países socia¬listas se insista mucho, dentro de lasrecientes reformas económicas, en el

papel determinante de los beneficiosen tanto que instrumento de medidadel rendimiento y estímulo para el pro¬ductor, puede contribuir a que los tra¬bajadores comprendan mejor la no¬ción de beneficios como signo desalud de la empresa (1).

Sin embargo, habida cuenta de lasreacciones psicológicas que provocaa veces en los trabajadores la simpleutilización de este término, sería quizáconveniente renovar a este respecto

el vocabulario y, para facilitar la com¬prensión de la función específica dela empresa en toda su importancia,recurrir a la noción de «creatividad

económica», expresión propuesta porun economista actual para definir estafunción. Según este autor, «la creati¬vidad económica consiste en asegu¬

rar la producción y la distribución de

bienes y servicios en forma produc¬tiva y progresiva ... Este conceptocomprende la producción corriente yel progreso, las modalidades de accióny sus resultados y los aspectos socia¬les del acto de manejar unaempresa» (2).

Una segunda consecuencia es elreconocimiento del hecho de que, seacual fuere el régimen económico, lagestión de una empresa se ha conver¬tido en una ciencia que exige apti¬tudes y competencias especiales.Nada podrá demostrar mejor la reali¬dad de este hecho que el número decentros de perfeccionamiento de per¬sonal de dirección de empresas quese han creado en el curso de los

quince últimos años, tanto en los paí¬ses industrializados como en los paísesen vías de desarrollo.

P<

22(í) E. G. Liberman : 'El papel de las

ganancias en el sistema del incentivo indus¬trial de la URSS* (Revista Internacional delTrabajo, No. 1, Enero 1968).

(2) Philipe de Woot : 'Por una doctrina dela empresa* (Editions du Seuil, París, 1968).

or último, una tercera con¬secuencia, que se desprende directa¬mente de la segunda, es que losdirigentes de empresa, conscientes delas funciones y de las responsabilida¬des que les incumben, tienden cada vezmás a liberarse de tutelas demasiado

estrictas inherentes al régimen de lapropiedad de las compañías cuya di¬rección se les ha encomendado. En los

países socialistas ya se ha señaladoel movimiento que tiende a emanci¬par las empresas frente al Estado, afin de reconocerlas como centros de

decisión dotados de mayor autonomía.En diversos países occidentales

muy industrializados se ha expe¬rimentado a menudo cierta tendencia

a disociar la propiedad de la gestiónde la empresa, lo que ha conducidoprogresivamente al nacimiento de unanueva clase de dirigentes que se con¬sideran a sí mismos como profesiona¬les de la dirección, investidos de una

responsabilidad que ha de ejercersetanto frente al personal y del públicocomo a los propietarios.

En otros países occidentales lasdiscusiones apasionadas en torno delproblema de la reforma de la em¬presa son prueba de cierto deseo deque la empresa y sus dirigentes sebeneficien de un estatuto que no hagade ellos los instrumentos exclusivos

de los propietarios. ¿No es, a este res¬pecto, un síntoma de nuestro tiempoel hecho de que, poco después de ter¬minada la grave crisis social que con¬movió a Francia, el Centro de Jóvenes

Patronos haya decidido transformarseen Centro de Jóvenes Dirigentes deEmpresa y que haya firmado unadeclaración en que se dice que «lafuente de los poderes de los diri¬gentes no deriva únicamente de lapropiedad»?

En la búsqueda de una nueva cate¬goría para la planta industrial salta ala vista la necesidad de la unidad de

mando como condición indispensable

de una dirección eficaz. El reconocerlo

así ha sido un factor principal en laevolución registrada gradualmente enlos últimos años por la que se hapasado de la idea de cogestion a lade supervisión conjunta de la gestión.El quid del problema parece ser notanto la autoridad de la dirección como

el hecho de que ésta se gane laconfianza de todos manteniendo infor¬

mado al personal de su manera dedirigir el establecimiento y decidiendoante quién ha de hacerse responsablede sus actos.

Esta consideración dará lugar a unaúltima reflexión. Hasta ahora, las rela¬ciones en la empresa han estado fun¬damentalmente dominadas por la bus¬ca de soluciones a los problemas queplantea la repartición de los resulta¬dos de la producción. El problema dela organización y de la finalidad de laproducción sólo ha tenido en general,desde el punto de vista de las rela¬ciones entre empleadores y trabaja¬dores, un carácter subsidiario.

Ahora bien, sin descuidar la cues¬tión de una repartición más justa yequitativa, logro cuya condición sinequa non es el pleno reconocimiento,en el seno de las empresas, de insti-

IIIIE

©

En los paísestécnicamente

avanzados los

trabajadores nomanuales representanmás de la cuarta

parte de la poblaciónactiva, proporción queno cesa de aumentar.

Tanto en el sector

público como en elsector privado estostrabajadores ejercengran variedad deprofesiones, desde elempleado de oficina ala vendedora de tienda

y del revisor detransportes públicosal camarero de«restaurant». Desde su

creación en 1919, la

OrganizaciónInternacional del

Trabajo antes BITse preocupa por fijarsu estatuto social yprofesional y para elloha redactado diversas

convenciones que serefieren, por ejemplo,al descanso semanal

y a la higiene en lasoficinas y las tiendas;actualmente estudia la

influencia de la

«automación» tanto

en las oficinas como

en las fábricas.

www

/.

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tuciones representativas de los inte¬reses de los trabajadores, ¿no ha lle¬gado el momento de intensificar labúsqueda de fórmulas que permitanuna asociación más estrecha de todos

a la gestión de la producción, para quese ajuste más a las necesidades delbienestar de la colectividad y a lasexigencias de un desarrollo econó¬mico y social equilibrado a escala nosolamente nacional, sino internacional?¿No es significativo comprobar que sien el Preámbulo de la Constitución dela O.I.T., hace cincuenta años, la pazse concebía en términos de «justicia»

(«considerando que la paz universaly permanente sólo puede basarse enla justicia social»), esta justicia sedefine ahora cada vez más en térmi¬nos de «desarrollo»?

Nada ha de sorprendernos en estaevolución, ya que el desarrollo es, enlos tiempos que corren, en la mayorparte de los países, la condición mis¬ma de la realización de la justicia.Desde este punto de vista, las em¬presas, factores clave del desarrollo,aparecen revestidas de una nuevadignidad: la de promover una mayorjusticia. Esas empresas no son úni¬camente fuentes de beneficios que

hay que repartir en la forma más justa,sino instrumentos que hay que utili¬zar para garantizar el progreso delmayor número de individuos en inte¬rés de la nación, y aun del mundo.

Indudablemente, un aspecto esen¬cial de las relaciones en la empresa

será siempre velar por una reparticiónmás justa de los frutos de la produc¬ción, y una misión también esencialde los representantes de los trabaja¬dores deberá por tanto consistir siem¬pre en garantizar por vía contrac¬tual la defensa de los Intereses de

los trabajadores de la empresa encuestión en materia de seguridad en elempleo, condiciones de trabajo ysalarios.

s,lin embargo, en una épocaen que las relaciones económicas Inter¬nacionales se multiplican y se intensi¬fican, en que se crean mercados comu¬nes, en que las empresas se fusionano se asocian a través de las fronteras,

en que las necesidades del tercermundo se imponen a la conciencia delos hombres de todos los hombres,

ya sean políticos, empleadores o traba¬jadores , ¿no debería asimismoexpresarse por vía del control elpunto de vista de los trabajadores enlos consejos en que se determine laorientación de la producción? Talparticipación debería aspirar, no sólo aproteger los intereses de los trabaja¬dores de las unidades de produccióninteresadas, sino también a echar lasbases de una sociedad humana más

justa, en que las necesidades de todoslos hombres pudieran satisfacerse pro¬gresivamente. En los países que apli¬can una política de planificación eco¬nómica y social ya se hace oir la vozde los trabajadores en los consejosque, en la esfera nacional, elaboranesta política.

Pero para que la opinión de lostrabajadores pueda expresarse contoda la autoridad necesaria, ¿nodebería poder asimismo apoyarse enla experiencia adquirida en el ámbitode las empresas industriales, especial¬mente en las de gran importancia?Pese a las considerables dificultades

que plantea la aplicación práctica deestos conceptos, tanto en el plano delos mecanismos que haya que conce¬bir como en el de los cambios de

actitud que estas nuevas ideas impli¬quen y de los esfuerzos apreciablesde formación que exijan, no nossorprendería que las soluciones quehayan de darse a esos problemasconstituyeran uno de los factoresdominantes de la evolución de las rela¬ciones entre empleadores y trabaja¬dores en el seno de las empresasdesde el momento actual hasta fines de

este siglo.

Extractos del estudio de lean de Givry publi¬cados por la 'Revista Internacional del Tra¬bajo*, enero de 1969, Oficina Internacionaldel Trabaio, Ginebra.

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__________

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Foto © Marc Riboud - Magnum

24

Durante siglos, y en la mayor parte delas civilizaciones, se ha considerado a

la mujer como una especie de hombreincompleto tanto en el plano intelectualcomo en el moral, y las legislacionesla han confinado dentro de un estatuto

de perpetuo menor. En nombre de estacreencia, la mujer ha tenido queconsagrarse esencialmente a lamaternidad y a los servicios domésticosy salvo raras excepciones, queconfirman la regla, no ha podido niilustrarse ni actuar en las esferas de

las artes, las ciencias, la literatura ola política. Aún ahora, si bien es ciertoque desempeña nuevas funciones el27 % de las mujeres en el mundotienen un empleo o ejercen unaprofesión definida en su trabajo lamujer tiene que hacer frente adificultades grandísimas. El nuevopapel que desempeña en el mundosocial y económico no ha sidoaceptado todavía por el hombre. Peroen los hogares en que la mujer trabajatodo el día, el marido la ayudaespontáneamente en las laboresdomésticas, cosa que hasta hace pocosucedía en contad/simos casos.

Arriba, una mujer trabajando en uncentro siderúrgico. A la derecha, unjoven padre de familia, cuya mujertrabaja, se ocupa también de su hijo.

P ¡

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por Pierrette Sartin

Problemas falsos y reales

de la mujer que trabajaNlo es posible en un artículo

contar la historia del trabajo femenino.A pesar de haber sido estudiada porespecialistas, esta historia es todavíapoco conocida por el público engeneral, ya que se ha desarrolladoentre los bastidores de la granhistoria del mundo.

Además, y debido a una de esasparadojas que caracterizan aún en elmundo moderno la condición de la

mujer, mientras los verdaderos pro¬blemas suscitados por su trabajo semiran a menudo con curiosa Indife¬

rencia y hasta peligrosa ignorancia porparte del Estado y de ellas mismas,los problemas falsos que surgen ensu torno levantan pasiones y polémicascapaces de retardar el advenimientode las verdaderas soluciones.

En este dominio, las sombras de lascavernas se proyectan todavía sobreel espíritu y el corazón de estoshombres del siglo XX, orgullosos deunas conquistas científicas y de unprogreso material que no se ha vistoacompañado por la evolución corres¬pondiente en el comportamiento social.El trabajo de la mujer, a través de susincidencias económicas incidencias,

por lo demás, no analizadas nunca deuna manera objetiva y completaaparece como un problema de éticaindividual y social, como un combatepor la Igualdad, por la dignidad de lapersona, por el respeto a los valoreshumanos tal como han sido definidos

en la Declaración de los Derechos del

Hombre y defendidos infatigablementedesde hace varias décadas por lasorganizaciones internacionales. Crono¬lógicamente la primera de estas fuela OIT, que este año celebra sucincuentenario.

Pero en la edad de la ciencia, de la

tecnocracia, del orgulloso racionalismo,cuando se enfrentan en un mismo

terreno intereses económicos pode¬rosos, privilegios ancestrales y elrespeto por la persona humana seacual sea su sexo o raza esa es una

PIERRETTE SARTIN, profesora de sociologíaen la Universidad de Laval (Quebec), es unaeminente especialista tanto en los problemaslaborales de las sociedades industrializadascomo en los relacionados con la evolución

de la condición social de la mujer. Entre lasmuchas obras que ha publicado podemoscitar 'El cansancio en las fábricas* (Edi¬ciones Sadep, París, 1960), 'La promociónde la mujeres* (Ediciones Hachette, París,1962) y '¿Liberación de la Mujer?* (EdicionesStock, París, 1969), todas en francés.

lucha que no puede librarse abierta¬mente. Los intereses y los privilegiosse disimulan tras esta o estotra ideolo¬

gía, esgrimen evidencias falsas yvalores disfrazados y llegan a pro¬vocar reacciones apasionadas yactitudes ambiguas.

En realidad, la cuestión no consti¬

tuye un problema, sino un mosaico deproblemas, unos técnicos, otrosmorales, sociales y económicos, quese interrelacionan y resultan impo¬sibles de disociar de la evolución de

las sociedades modernas. Estos pro¬blemas traducen con precisión eldesequilibrio existente entre el pro¬greso fulgurante de la ciencia y de latécnica y la pereza rutinaria y egoístade los espíritus.

La misma expresión «mujeres quetrabajan» está impregnada de ambi¬güedad. Las mujeres han trabajadosiempre; las que no salen de sushogares trabajan en general más de54 horas por semana cuando no tienenniños, y hasta más de 77 horas cuandotienen 3 o más hijos. Así lo confirmanlas encuestas realizadas por AlainGirard y Henri Bastide (1).

Es.stos son horarios que notoleraría ninguna legislación social,pero como el trabajo se realiza dentrodel recinto de la casa y del hogar yno es retribuido, no da lugar a nin¬guna controversia; al contrario, se loestimula, pese a su bajo índice deproductividad y a ser de discutibleutilidad en más de un aspecto.

Hay que entender por tanto laspalabras «trabajo de la mujer» en elsentido de una actividad remunerada

realizada fuera de la casa, y tratar deanalizar los problemas verdaderos ofalsos planteados por las nuevasformas que reviste un fenómeno tanviejo como el mundo. ¿Cómo se pre¬senta hoy día el trabajo y en quédifiere éste de lo que fue en lasgeneraciones precedentes? En casitodas las sociedades la evolución del

trabajo de la mujer ha seguido lasmismas líneas de desarrollo, des¬

plazándose del sector agrícola hacia elsector secundario de la industria, yluego de ésta hacia el sector terciariodel comercio, las oficinas y losdiversos servicios urbanos.

(1) En el campo estos horarios llegan aser, respectivamente, de 63 y 82 horas yhasta de 80 y 87 en el caso de las mujeresde los labriegos.

La industrialización ha creado

nuevos empleos, cada vez másnumerosos y diversificados, queconvienen a un número cada vez más

grande de mujeres. Al mismo tiempola mecanización ha reducido los tra¬

bajos pesados y favorecido el aumentode los que exigen delicadeza y des¬treza. Pero ahora asistimos a un

movimiento inverso; ciertos trabajosse han vuelto a hacer pesados al serejecutados por máquinas destinadas aaumentar la producción, como en elcaso de las cortadoras que se empleanen la industria textil y del cuero. Eneste sentido se está perfilando unaevolución cuyas consecuencias no sondel todo previsibles. Por otro lado, losempleos del sector terciario son cadavez más asequibles a las mujeres.

El desarrollo de sus oportunidadesde trabajo se acusa no solamente enlos países occidentales sino tambiénen el Japón, donde la proporción demano de obra femenina ha aumentado

un 100% en d¡ez años, mientras queen un período idéntico de tiempo lade los hombres aumentaba solamente

en un 40%; en Marruecos, donde losmedios populares se encuentran enplena evolución y donde trabaja ahorafuera de su casa una mujer de cadaocho; en Túnez, donde la valienteiniciativa tomada por el PresidenteBurguiba ha permitido acrecentar lainstrucción y la formación profesionalde las mujeres; en la India, donde hacetiempo que las mujeres piden lacreación de una política económicaque les permita ganarse la vida ydonde Indira Gandhi se esfuerza porestimular sus esfuerzos y perfeccionarsu instrucción, primer paso hacia laliberación que reclaman.

En la América Latina la proporciónelevada de la natalidad y el porcentajemuchas veces considerable de hijosque nacen sin que los reconozcansus padres obliga a gran númerode mujeres a buscar un empleo y unsalarlo. Es de desear que la evolucióneconómica y social de esas regionesy el desarrollo de la urbanizaciónmarchen a la par de los programas deverdadera formación profesional quepermitan a esas mujeres, muchas deellas solas y jefes de familia, adquirirlos conocimientos que necesitan paraganar un salarlo adecuado a las exi-gencias de su hogar. Ok

En ciertos países orientales o afri-canos la evolución ha sido muy rápiday desde hace ya varios años se ha

SIGUE A LA VUELTA

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LA MUJER QUE TRABAJA (cont.)

Criticada en el recinto doméstico y en el trabajo de fuera

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podido ver a las mujeres ocupar enpolítica posiciones de primer rangoque se les niegan en los paísesoccidentales, aunque al mismo tiempose las ponga en un pedestal.

Por desigual que sea entre un paísy otro, esta evolución de la condiciónsocial de la mujer resulta un hechogeneral que bien merece señalarse.Cabe pensar que se ha de seguir poreste camino. Pero la evolución no

contempla por ahora sino una «élite»de mujeres, y en los países musulma-nos, en Africa y en el Oriente, lasmujeres que han accedido a los altospuestos reservados por lo común alos hombres no son sino otras tantas

excepciones frente a una tradiciónsiempre viva que, por su parte, man¬tiene al mayor número de ellas enestado de inferioridad y subordinación.

Contrariamente a la ¡dea común ycorriente, las mujeres no han «inva¬dido» el mercado del trabajo. Sobreeste problema las estadísticas nosbrindan una información demasiado

imprecisa para que pueda servir debase a un estudio rápido y comparado.Constatemos solamente que, segúnlos países y las Ideologías, las mujeresrepresentan hoy en día del 20 al 30 porciento de la población activa total; enlos países socialistas el porcentajellega a ser de 40.

Pero cuando un trabajador de cadatres es mujer, el hecho no basta paraconstituir una «invasión» que amenaceel equilibrio del empleo. Este hechobasta o debería bastar para que losEstados, cualesquiera que éstos sean,traten de resolver, sin recurrir a

medidas piadosas, los problemaseconómicos y sociales que plantea eltrabajo de las mujeres deseosas decumplir de la mejor manera posible suspapeles maternales y familiares yaumentar al mismo tiempo las entradasdel hogar.

Lo que da al trabajo de la mujer unaspecto nuevo es, por una parte, elhecho de que cada día sea mayorel número de mujeres casadas entodos los países que ocupan unempleo, y por la otra el de que mujeressin problemas económicos decidanentrar en la vida profesional.

No podemos silenciar el fenómenoexcepcional que vive el Canadá,donde toda una población femenina yadulta, cargada de familia, está vol¬viendo a las universidades o a las

escuelas y sometiéndose a la disci¬plina de cursos y exámenes con elobjeto de poner sus conocimientos alservicio del país.

Hay que subrayar Igualmente elesfuerzo que realiza el Gobierno delCanadá por brindar a su población unaeducación permanente y por estableceren los centros de enseñanza horarios

compatibles con las obligaciones fami¬liares, experiencia que debería ser, no

sólo mejor conocida, sino tambiénimitada.

Esta entrada de las mujeres de laburguesía en el sector profesional hatenido consecuencias muy importantes:la primera es la de liberar al trabajode su carácter de necesidad inelucta¬

ble para convertirlo en una actividadescogida y aceptada libremente. Amedida que ésta perdía su caráctercoactivo y se convertía en actividadvoluntaria, se iba borrando el estigmainfamante con que la señalaran añosy años de explotación.

Ello no quita que la mujer sigasiendo culpada por la opinión cuandoejerce, siendo, madre, un trabajodeterminado; pero también lo es si sequeda en el hogar, donde su trabajose ve injustamente desvalorizado.

A.Isí, la entrada de la mujeren la vida profesional tiene como pri¬mer resultado el de crear, tanto paralas madres como para las empleadas,una situación de malestar que la so¬ciedad no les ayuda a superar; porel contrario, la ambigua actitud colec¬tiva lo estimula.

Sin embargo, estas mujeres menosbrutalmente sometidas a las necesida¬

des económicas y mejor armadas parapoder defenderse con sus estudios yprofesiones tienen una concienciaclara de las dimensiones del problema.Una de sus más importantes conquistasconsiste en haber probado que lasmujeres no son inferiores a loshombres intelectualmente, y quetendrían la misma ambición, autoridad

y aptitudes de mando de aquéllos sidesde el primer momento se les brin¬dase la oportunidad de poder llevara cabo funciones análogas a las suyas,lo cual no ocurre por lo general.

Durante mucho tiempo la mujer fuesólo una auxiliar benévola quecumplía con todas las tareas secun¬darias de que no se hacía cargo sumarido. Con harta frecuencia los

consejeros y orientadores piensantodavía que la mujer, auxiliar de suseñor y dueño y guardada a la sombrade éste, parece ser el tipo que mejorlogra conciliar su deseo de trabajarcon el interés de su hogar. Pero cadadía son menos numerosas las mujeresdispuestas a aceptar una solución tandesprovista de realismo.

El problema de la desigualdad desalarios masculinos y femeninos exi¬giría de por sí una larga acción entodas partes del mundo. La situaciónactual muestra bien el abismo quesepara la afirmación de un principiode su puesta en práctica.

Hace mucho que la OrganizaciónInternacional del Trabajo estudia esteproblema, actualizado desde la entradaen vigor del Mercado Común. Lasdiferencias de salarlos existentes en

los países de la Comunidad Europea

han quedado parcialmente reducidasen cinco casos: los de Bélgica, losPaíses Bajos, Luxemburgo, la Repú¬blica Federal de Alemania e Italia.

Por el contrario, en Francia, uno delos primeros en tratar de aplicar esteprincipio, la diferencia entre lossalarios masculinos y femeninos haaumentado, pasando del 6.8% en 1956a más del 10% en la mayoría delos sectores.

La desigualdad aumenta a medidaque se sube de grado en la jerarquía.En Francia los salarios femeninos son

inferiores en un 35.7 % al de loshombres en los planteles medios deempleados, y la diferencia aumentaa 39.15% en los planteles superiores.En los Estados Unidos, hasta hace

unos años, la disparidad en este sectorllegaba a ser de 50 a 60%.

Además, para un mismo trabajo lospatronos exigen a las mujeres másdiplomas y experiencia que los que lesexigen a los hombres. A pesar de susdiplomas y de las cualidades que seles reconoce a las mujeres en eltrabajo, todavía se ven obligadas éstasa ocupar puestos subalternos y sinporvenir. En los países occidentalesla contratación de empleados para laindustria privada y el comercio seefectúa casi únicamente entre los

hombres. Sucede lo mismo en los

bancos, aún en los de Estados Unidos,país donde las mujeres son dueñasdel 76 % de las fortunas.

En la URSS la evolución femenina es

particularmente interesante porque encasi todas las esferas las mujeres hanlogrado imponerse tanto por la ideolo¬gía igualitaria allí reinante como porel excedente de población que consti¬tuyen. Pero no se llegó a esa evoluciónsin luchas, ya que en determinadaépoca el principio de la igualdad delos sexos, aplicado con un criteriodemasiado estrecho, se volvió contra

las mujeres. A partir de 1956 hubo quevolver a las leyes protectoras que lasapartaban de las labores demasiadopenosas y les acordaban ciertonúmero de ventajas sociales (jub-Ma-ción a los 55 años, horarios de 6 horasdiarias en determinados sectores del

trabajo, etc.).

Más interesante que la evolución delas leyes protectoras leyes que enla URSS, como en todos los demás

países, tienen sus contras es la dela población femenina activa, caracte¬rizada actualmente por la tendencia aengrosar las filas del sector terciariodel trabajo, y en la industria por unadisminución del número de mujeresempleadas en trabajos pesados y malremunerados y que ahora ingresan enel sector mecanizado.

En la misma forma, desde 1962 las

mujeres tienen el 54 % de los empleosque exigen una instrucción secundariao superior completada por una espe-cialización, y mientras que en lospaíses occidentales el número de

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ingenieras es insignificante, en laURSS de cada tres ingenieros unoes mujer.

Así y todo, aun cuando las mujeresrepresentaban en 1962 el 48% de lapoblación activa, no había sino un 12 %de ellas entre las dirigentes de unaempresa y un 28 % en los puestosadministrativos superiores, lo cualdemuestra que hasta en la URSS lapromoción de la mujer sigue siendo¡Imitada.

Pero falta agregar todavía uncorrectivo. Pese a todos los prin¬cipios y recomendaciones, un hechoqueda en pie, que puede ser enar-bolado como regla general: en cuantouna profesión se desvaloriza, tambiénse feminiza. En el mundo del trabajoapenas si se tolera a las mujeres ygracias. La mujer se desliza porpuertas entreabiertas y ocupa losempleos que los hombres dejan porestar mal pagados y ser fastidiosos,aburridos, ingratos... cuando no dema¬siado duros.

En Francia este fenómeno se ha

dado en la magistratura, de la quelas mujeres se vieron excluidas hastael día en que se juzgó que los sueldosresultaban insuficientes para loshombres. En la URSS ha sucedido lo

mismo con la medicina, campo femi-nizado en un 75 %, y con la profesiónde bibliotecaria o de jurista, empleospúblicos con sueldos inferiores a losque ofrece la producción.

Los ejemplos podrían multiplicarse.Cabe decir también que cuando untrabajo se «feminiza» los salarios dis¬minuyen y las condiciones empeoran.

El legislador puede evitar úni¬camente los abusos más flagrantes,pero no resolver todos los problemas.Por eso las mujeres necesitan unirsey agruparse en el seno de los sindi¬catos y organizaciones profesionales.

En cuanto a los reproches que sehacen generalmente a las mujeres: suausentismo, su inestabilidad, su faltade continuidad en la carrera, estas son

cosas que no tienen sino una aparien¬cia de verdad, cosas que no resistenel menor análisis. Sería relativamente

fácil refutarlos y hacerlos desaparecerreconociendo que, tanto para la mujercomo para el hombre, el trabajo es nosólo un derecho sino un deber y, envez de dictar medidas de proteccióna la mujer que lo único que hacenes favorecer la discriminación, brin¬

dándole una instrucción parecida a lade los hombres, vale decir, concebida

en función del trabajo y no solamenteen función del matrimonio.

La mujer afirmaactualmente su

presencia enlas profesionesconsideradas hasta

ahora como

privativas delhombre. Ejemplo,esta capitanasoviética, que sellama Anna

Tchetinina.

Bajo los obstáculos que existenfrente al trabajo de la mujer seesconde en realidad el miedo inconfe-

sado al desempleo y el no menosvivo de la competencia.

Ya durante la gran crisis de losaños 30 el BIT había analizado este

problema, y en un artículo defendíaMarguerite Thibert (1) los argumentosque se esgrimían continuamente enese sentido. A pesar del tiempopasado desde entonces, su estudiosigue siendo valedero, aunque losencargados de promover el empleoparezcan hacer caso omiso de él.

Todos los análisis realizados por elBIT en E.E.U.U., Austria y Alemania,han mostrado que la supresión deltrabajo femenino sólo desplazaba elproblema sin resolverlo, y que eranecesario buscar soluciones más

realistas, orientadas hacia la creaciónde nuevos empleos y mercados, enlugar de suprimir el trabajo de quienesya lo tenían.

Tan vivamente como el miedo al

desempleo se manifiesta el de lacompetencia. En el trabajo la mujeramenaza mucho menos el empleo quela promoción y que las ideas tradicio¬nales sobre la superioridad del hombre.Uno no puede menos de notar que ennumerosos casos los hombres se

esfuerzan por cerrarles el camino a lasmujeres, desvalorizarlas en el planoprofesional y glorificarlas en su papelde esposas y madres, restándoles asíposibilidades de competir con ellos.Pero actuando en esta forma, se

convierten en las primeras víctimas deellas, ya que las obligan a desplegarcualidades que luego se verán obli¬gados a imitar si quieren salvar suprestigio... y en ocasiones hasta supropia posición.

Esta rivalidad que imponen a lamujer sólo aprovecha al patrono. Perola mayor parte de las contradiccionese incoherencias que retardan la solu¬ción de este problema se encuentrano tanto en los hombres y las mujerescomo en la sociedad misma.

Las sociedades que se jactan de sersociedades de trabajo y que secolocan bajo el mágico signo de laeficacia y el rendimiento aceptan pri¬varse deliberadamente del inmenso

capital de inteligencia, de abnegación,de energía, de imaginación creadoray hasta de simple sentido común querepresentan las mujeres. Y esto enmomentos en que se marcha haciauna política de concertación y de par¬ticipación a la que ellas podríanaportar la comprensión, el sentido dejusticia y el realismo del que menosque nunca pueden privarse nuestrassociedades. Poniendo tantas trabas al

trabajo de la muje/, los países aceptancon harta ligereza el aumento de lacarga que representan sus habitantesimproductivos a riesgo de romper elequilibrio entre la población activa yla población total; todo esto en un

momento en que hace falta orga- y J

(1) «La crisis económica y el trabajo dela mujer», números de abril y mayo de 1933de la Revista Internacional del Trabajo.

SIGUE A LA VUELTA

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LA MUJER QUE TRABAJA (cont.)

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nizar el mundo entero, en que tantolos países del tercer mundo como lospaíses industrializados y prósperosnecesitan luchar contra la miseria, la

guerra, las enfermedades, el analfabe¬tismo y a veces contra la natalidadincontrolada.

A una hora en que el mundo seencuentra en plena mutación, cuandoel progreso científico lo amenaza tantocomo lo sirve y cuando sería tannecesario movilizar todas las energíasy habilidades de que el mundo disponepara resolver tantos problemas inédi¬tos, uno tropieza por todas partes conactitudes ambiguas, con presionessociales ciegas y a menudo Infantilesque defienden estructuras tambalean¬tes y con un afán de volver hacia unaespecie de gineceo conyugal y fami¬liar que no responde ni a las exigen¬cias de la pareja unida en matrimonioni a las de la familia que ha formado.

La instrucción profesional de lasmujeres sigue siendo insuficiente, ytampoco se las estimula a adquirirlas calificaciones necesarias, lo quelas conduce muy a menudo a calle¬jones sin salida.

En algunos casos esta formación,costosa de por sí, conduce a la Inuti¬lización en masa de los títulos obte¬

nidos por mujeres (43 % de las mujeresdiplomadas en Bélgica no los utilizan),seguida luego por un segundo ciclode estudio y otros programas de edu¬cación de adultos. Empezar un tra¬bajo o volver a él presenta todavíamás problemas en el plano sicológicoque en el plano técnico.

Las soluciones que las mujeresreclaman y que les permitirían conciliara la vez su deseo de maternidad con

su voluntad de trabajo serían infinita¬mente menos onerosas que lo que sonahora y no constituirían el derrocheImmoral de riquezas que constituyenen la actualidad.

Estas mujeres sobre las que se dicecon complacencia que son las guar-dianas de la civilización, de la culturay del hogar, no salvarán ninguna deestas cosas viviendo replegadas en símismas y en la célula familiar, sinintegrarse a la colectividad. El tra¬bajo no es sino uno de los medios derealizar esta integración, pero figuraentre los que mejor corresponden alas necesidades actuales de los

Estados.

La solidaridad no puede concebirsea la escala de la familia o de un solo

país, sino a la escala del mundo. Elhumanismo, que habrá que volver adescubrir, no podrá prescindir de estaforma de inteligencia que es la genero¬sidad; hay que edificarlo sobre labase de la solidaridad universal ysobre el sentido de la dignidad delindividuo, que también habrá quevolver a encontrar.

Pero baste con decir que tanto elhombre como la mujer se encuentranfrente a la gran necesidad de unir susfuerzas para preparar a sus hijos unmundo mejor y una civilización dignade ese nombre.

EL TRABAJO Y LAS FRONTERAS

Los trabajadores migrantes, obligados por el subempleo a abandonarsu pais de origen, se encuentran a menudo en situaciones precariasen los paises que los acogen: alojamientos insuficientes, 4inseguridad del empieo y, además, todas las dificultades inherentes aldesconocimiento de un idioma y un modo de vida nuevo para ellos.En 1962 la O.I.T. sentó el principio de la igualdad que en materiade seguridad social debe regir tanto para los trabajadores extranjeroscomo para los nacionales, disposición que vino a sumarse a lasadoptadas en 1949, según las cuales los emigrantes deben recibir untrato tan favorable como el de los subditos de un país en lo quese refiere a los salarios, las condiciones del trabajo, etc.

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por Pieter Kuin

i,n los últimos años la mi¬

gración internacional de la fuerza obre¬ra ha cobrado proporciones inusitadas,particularmente en la Europa conti¬nental, donde solamente en 1964 másde un millón de trabajadores cruzaronlegalmente las diversas fronteras. Almismo tiempo, el volumen de Inmigra¬ción ilegal tiende también a aumentara medida que las autoridades seesfuerzan por canalizar y limitar elflujo de los obreros que salen de supaís.

Esta actitud oficial constituye unaindicación de la ansiedad cada vez

mayor que provoca la idea de la mi¬gración obrera en masa. Hay paísesen que los extranjeros representan unaparte considerable de la fuerza obrera

en Suiza, por ejemplo, la cifra llegaal 30% y todos los años cientosde miles de obreros cruzan las fron¬

teras de Francia, Suiza y la Repú¬blica Federal de Alemania y entranen éstas a trabajar.

La frecuencia con que aparecen enla prensa y otros medios de comuni¬cación de masas términos como Über¬fremdung (inundación de extranjeros)es otro síntoma de la ansiedad de quehablábamos. Aunque en casos comolos de Bélgica y los Países Bajos esainmigración no haya alcanzado todavíaproporciones alarmantes, los ciudada¬nos de una y otros empiezan a preo¬cuparse seriamente por ella, y másaún tomando en cuenta lo difícil queresulta para los extranjeros integrarse ala vida de otro país y la escasez deses¬perante de alojamientos para los habi¬tantes de éste.

Los problemas creados por los mo¬vimientos de obreros en masa forman

una lista tan larga como angustiosa.Entre ellos figuran las privacionesde los mismos obreros, que tienen

PIETER KUIN, que tuvo en la UniversidadLibre de Amsterdam la cátedra de Economía

y Organización Industrial, habla aquí de losproblemas de los trabajadores migrantesencarándolos desde otro punto de vista que elProfesor Samuel Parmar (véase el art. de lapág. 32). Los textos de ambos se basan enlos artículos que escribieran para el númerode Mayo 1966 de 'Migration Today, boletínpublicado por la División del Consejo Mun¬dial de Iglesias que se ocupa en Suiza delos refugiados.

Un drama de nuestra época

LAS MIGRACIONES

INTERNACIONALES

DE LOS TRABAJADORESque pagar una proporción conside¬rable de su salario por concepto dealquileres (compartiendo a veces conotros habitaciones pequeñísimas), yque han dejado atrás a sus mujeres osus novias, mientras que por darlos patronos alojamiento a esos obre¬ros venidos del exterior, los recién

casados o las parejas que están porcasarse no encuentran sitio en quevivir.

¿Son inevitables estas dificultades?¿No permanecemos demasiado debrazos cruzados mientras el creci¬

miento económico de algunos territo¬rios está detenido y otros gozan de unritmo de desarrollo infinitamente su¬

perior a su verdadero potencial? Envez de hacer que tanta gente se desa¬rraigue de su ambiente familiar y seInstale en zonas que tienen ya suspropios problemas de hacinamiento¿no sería mejor dispersar la actividadeconómica?

La disparidad universal existente eneste último aspecto hace que seanInnumerables los que se ven obligadosa elegir entre el desempleo o un tra¬bajo muy mal remunerado en su paísy el hacer frente a todos los inconve¬nientes que trae consigo la migracióna alguno de los centros industrialesmás vastos. Es preferible, desde luego,dispersar la actividad económica: pero¿se puede lograrlo?

L.i as primeras preguntas que

se presentan son, inevitablemente:¿Qué es lo que causa semejante dis¬paridad? ¿Cómo puede ésta subsistiry hasta aumentar? ¿No hay mecanismocapaz de garantizar un estado decosas más equilibrado? Nuestros tex¬tos de economía estaban llenos de

explicaciones sobre el equilibrio queresulta cuando un desorden determi¬

nado engendra una presión que acabapor contrarrestarlo. ¿Por qué razón nofunciona este mecanismo en tantos

casos? ¿Por qué no acude la pro¬ducción al sitio donde hay espacio,mano de obra y, una vez que la genteempieza a ganar buenos salarios,demanda, hasta que la actividad eco¬nómica pueda distribuirse más equita¬tivamente? Hay varios factores y fuer

zas que conspiran contra ese equi¬librio...

¿Cabe creer que las zonas en dondeel desarrollo económico ha quedadorezagado tienen, de todos modos, po¬sibilidad de mejorar? ¿Es inevitableque la disparidad siga creciendo? Loes, sí, en términos del futuro Inmediato,pero las perspectivas a largo plazono son tan sombrías como se piensani mucho menos.

La continua acumulación de activi¬

dad en una zona acaba por congestio¬narla y hacer que estallen todas esaspresiones que producen la dispersión.Ejemplos característicos de ello sonla escasez de alojamientos y de espa¬cio para oficinas, la escasez de manode obra, las congestiones de tráfico,las largas distancias que hay que re¬correr entre la fábrica o el taller y elsitio donde se vive, la incapacidad delos servicios públicos para satisfacerla creciente demanda, la falta de lu¬

gares y medios de recreo, la falta desitios del campo no invadidos por lamaquinaria y las influencias de la vidamoderna, la lista de gente que esperapara ingresar en hospitales y escuelassiempre repletos, y la tendencia delindividuo a perder su identidad con¬fundido entre la masa y a sentirsedesilusionado y estafado.

Todos estos factores harán que a lalarga la distribución de actividad eco¬nómica y la orientación de la mismahacia zonas que ahora están en unnivel económico bajo sean más equi¬tativas, pero no bastarán para que asíocurra. Si el desarrollo ha de seguirpor el buen camino, antes de que seademasiado tarde habrá que planifi¬car las cosas con un sentido realista

de la situación, ejercer gran discerni¬miento en la parte administrativa ylograr que autoridades y dirigentes dela industria pongan la mejor voluntaden cooperar en un plano tanto nacionalcomo internacional.

Habrá quienes piensen que las solu¬ciones a largo término son una buenacosa pero que no sacan a mucha gentede la angustia en que está sumida en aaeste momento. Los que así reaccionen /Mpodrán preguntarse si el proceder auna nueva distribución geográfica de laindustria no podría quizá traer alivio

SIGUE A LA VUELTA

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MIGRACIONES INTERNACIONALES (cont.)

Mucho que ganar y mucho que perder

30

inmediato a una situación seria, y sino es hora de llevar el trabajo a lagente en vez de atraer a ésta al tra¬bajo que necesita.

Si las obras que se elijan en esesentido se mantienen dentro de las

posibilidades actuales, será posiblelograr este objetivo dentro de unaescala modesta. Los proyectos excesi¬vamente ambiciosos, cuya realizaciónexije una infraestructura y unas facili¬dades de las que no se dispone, nopueden traer más que pérdidas y desi¬lusiones. Hay que contentarse conobras pequeñas, planeadas con sen¬satez y bien ejecutadas, en las quetrabaje una mano de obra de ciertovolumen. Una artesanía local bien diri¬

gida, por ejemplo, podría, si se colocanbien sus productos, encontrar un mer¬cado favorable en los países másricos, especialmente si sus productosno son demasiado pesados o de ta¬maño excesivamente grande.

Para lograr una distribución más uni- .forme de la actividad económica y au¬mentar tanto el coeficiente de prospe¬ridad como el nivel del empleo enzonas que actualmente registran atra¬so, se pueden dar varios pasos. Perolas oportunidades en este sentidoson limitadas, y debemos guardarnosdel optimismo excesivo, especialmenteen lo que se refiere a las mejoras acorto plazo.

Siempre que se prohibe o restringela migración, aunque sea con la fina¬lidad de arrancar de raíz los males queengendra, lo que se logra es, no sola¬mente privar a los habitantes de laszonas menos desarrolladas del empleoy el ingreso que tendrían derecho aesperar, sino también disminuir la pro¬ducción de las regiones prósperas sinllegar en otras partes al aumento co¬rrespondiente. Tendrán que pasarmuchos años, por tanto, antes de quepodamos prescindir de la migraciónde obreros de un distrito o país a otro.

Por más imparcialmente que sedistribuya en el mundo la actividadeconómica, nunca habrá absoluta afini¬

dad entre las industrias que se instalenen un sitio dado y el tipo de destrezaque posean los habitantes de esesitio, así como el número de los obre¬

ros dotados en la especialidad que senecesita. Si queremos proteger el de¬recho de un nombre a instalarse en el

sitio en que sus talentos puedan re¬sultar más provechosos tanto para élcomo para la sociedad en general, ten¬dremos que mantener abierta la opor¬tunidad de que ese hombre emigre.

Las zonas menos desarrolladas, par¬ticularmente, tienen mucho que ganarcon la migración. El futuro de las mis¬mas depende en una medida consi¬derable de los trabajadores que vuel¬ven a ellas trayendo el conocimientode técnicas y procesos nuevos, asícomo de la vida social y política deotros lugares y de la forma en quelos obreros se han organizado allí.

Razones como éstas han hecho quetanto en la forma de pensar comoen la legislación de orden económicoy social se haya hecho especial hinca¬pié en el libre movimiento de la fuerzaobrera. Por ejemplo: el Tratado deRoma, por el que se creó la Comu¬nidad Económica Europea, crea unmercado común tanto para la mano deobra como para el capital y los pro¬ductos de los países que la integran.

Por consiguiente debemos sacar enconclusión, pese a todas las dificul¬tades y privaciones que crea el movi¬miento de obreros en masa, que eslógico eliminar las barreras que seopongan a la migración. Pero al acep¬tarla, sin embargo, no hay por quéaceptar los males que le son in¬herentes.

Es indudable que la migración puedeaportar recompensas económicas di¬

rectas, por no hablar de otras ventajascomo la satisfacción de trabajar ylas experiencias nuevas, capaces deampliar la visión que el trabajadorpueda tener del mundo y de permitirlevivir una vida más rica cuando regresea su país.

Pero, en la mayor parte de

los casos, ese trabajador tiene quevérselas con la privación y el sufri¬miento. Por más pobre que sea unhombre, por más miserable que leresulte su posición social, dejar supaís le significa abandonar la pro¬tección que éste le brinda, el am¬biente que le es familiar y las condi¬ciones que conoce y comprende. Laseparación de la mujer, los hijos,los padres y otros parientes es otracosa seria para él. En un país extran¬jero los echará profundamente de me¬nos y correrá el riesgo de sentirsesolo, de perder los contactos humanosnecesarios o de mezclarse con genteque no corresponde. Con razón semira la división de las familias como

el mayor obstáculo a la migración,aunque si se permite que los familiaresde un obrero vayan a unirse a él estole causará nuevas dificultades, asícomo también a la colectividad que loha acogido en su seno.

En muchos casos la migración traeconsigo una mengua de la condiciónsocial del obrero. En los países queacogen a los obreros inmigrantes secree por lo general que éstos pro¬ceden de los estratos más bajos dela sociedad, y que en su país notienen ninguna posición ni destrezaespecial. Esto no es así en todos los

casos ni mucho menos: la pobreza yel atraso de la reglón en que vivenobliga a muchos granjeros y artesanosindependientes a marcharse a otro ladoaceptando trabajos que nadie quierehacer.

Agregúese a esto la actitud con fre

cuencia poco acogedora y hasta hostilde las gentes en el país adonde emi¬gran los trabajadores, la falta de alo¬jamiento, los precios y alquileres altos,la forma en que se explota la pocafamiliaridad de los recién llegados conlas condiciones locales y las barrerasde idioma y cultura, y el cuadrodeprimente de por sí está completocon excepción de un detalle: la inse¬guridad y la falta de perspectivas demejorar. Un hombre aguantará muchascosas si no vive constantemente ame¬

nazado por algún desastre mayor,como verse, de un momento a otro,despedido o expulsado de la habita¬ción que ocupa, y si tiene perspectivasrazonables de que las cosas mejoren.

En la mayor parte de los casos,sin embargo, el inmigrante tiene muchamenos seguridad que otros trabaja¬dores. Tanto en la fábrica como en la

pensión en donde vive es el últimoque ingresa y el primero a quien sepone en la calle. ¿Por cuánto tiempose le permitirá permanecer en el paísextranjero al que ha emigrado? Sipuede traer a su familia, ¿qué opor¬tunidades tiene de instalarse perma¬nentemente? ¿Oué debe hacer luegode un período de residencia tempora¬ria? ¿En qué situación se encontraránlos suyos entonces? Tantas otras pre¬guntas que quedan sin respuesta.

Miedo. Sospecha. Pocas esperanzaspara el futuro. A veces todo ello sele cae encima y sufre una depresiónmoral o mental. ¿A quién puede sor¬prenderle que así ocurra? ¿Quiénpuede hacerle algún reproche? Y loque es más grave, ¿quién está junto aél para comprender lo que le ocurrey ayudarlo? Hay, sin duda, muchasgentes bondadosas y capaces quededican muchísimo tiempo y trabajoa la obra de bienestar social, pero esnecesario algo más que eso si sequiere resolver los problemas exis¬tentes y evitar males mayores.

Pero si el trabajador migrante tienesus problemas, también los tienenotros; la gente de su familia que haquedado atrás, los gobiernos, las auto¬ridades locales, los patronos, los diri¬gentes sindicales y, en el país quelo acoge, el pueblo en general. Enla búsqueda de soluciones a esosproblemas, todos ellos dependen delas actitudes o reacciones de los de¬

más. El tiempo que un trabajador paseen un país extranjero, por ejemplo,depende de:

quien le da empleo, que a su vezdebe saber si puede contar con manode obra extranjera y por cuánto tiem¬po podrá emplearla;

el gobierno del país que lo acogey que probablemente renovará los per¬misos de trabajo sólo si persiste laescasez de mano de obra;

el desarrollo económico del país dedonde procede el trabajador; la plani-

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ficación correspondiente reclama unaidea más o menos clara del número

y capacidad de los obreros emigrantesque se proponen volver a su tierra.

Toda solución realista exige, desdeun comienzo, cooperación y consultaentre las partes. El no ver las cosasasí nos ha llevado a las dificultades

de orden social por las que estamospasando. Cuando la mano de obrade los países industrialmente desa¬rrollados resultó insuficiente paratodos los planes de producción deéstos, se llamó al extranjero en buscade brazos para llenar el hueco. Lamedida se presentó a la opiniónpública como un expediente tem¬porario, y hay muchos que todavía laconsideran así.

Pero lejos de desaparecer con eltranscurso del tiempo, la fuerza obreraforánea se multiplica como los hongos.No se concibe ya que la mano deobra local pueda llegar a superarlaalguna vez. ¿Dónde están los trabaja¬dores locales capaces de hacersecargo de los puestos vacantes? Yaunque existieran, ¿quién quierededicarse a tanto trabajo menor? Lascosas han llegado al punto en que

muchos países cuentan ahora con unnuevo proletariado a bajo sueldodedicado a las tareas que nadie quierehacer.

La línea divisoria, en este caso, setiende no sólo entre clases sociales

sino también entre grupos étnicos, locual plantea graves problemas deorden social; y sólo puede evitarseque así suceda tomando medidasapropiadas y oportunas para lograrla asimilación económica, social ycultural de los obreros que se quedanpara siempre o por lo menos porlargo tiempo en el país adonde hanmigrado.

Un inconveniente que se presenta

a los jóvenes migradores es el depoder recibir una preparación completaen algún oficio u ocupación des¬conocida en el sitio en que vivenhabitualmente. Esto puede ocurririncluso dentro de las fronteras de un

país. El calabrés que encuentra tra¬bajo en el norte de Italia en la líneade montaje de una fábrica de auto¬móviles o en el panel de mando de unaplanta de productos químicos puede,al volver a su tierra, vérselas malcuando tenga que adaptarse a hacer

bolsos de cuero o a enlatar pescado.Y aún cuando se adapte, siemprequeda el hecho de haberse habituadoa un empleo con mejores condicionesde trabajo y un salario que respondeal nivel económico superior del norte.

En estos tiempos se habla muchode la necesidad de planificación socialcomo complemento de la planificacióneconómica. Si hay una esfera en queaplicarla, es la de la migración. Sin unplan de campaña hábilmente trazado,autoridades y dirigentes se veránarrastrados por una avalancha deconflictos y problemas sociales, contodo el sufrimiento que éstos traenconsigo.

Pero ¿hay perspectiva de encauzarese flujo en la dirección requerida?Es probable que la haya, aunque sesigue tropezando con el mismoobstáculo que inició todo el proceso:la falta de personal calificado. Esteproblema urgentísimo que se le plan¬tea a la industria a las organizacionesoficiales y a las internacionales y alos organismos religiosos: el de lafalta de recursos humanos, quizá estéen el fondo de muchos otros, incluso

el de la migración.

MAS DE 5 MILLONES DE

TRABAJADORES MIGRANTES

EN 8 PAÍSES

DE EUROPA

Aunque las Naciones Unidas han recogido datos estadísticos sobre lasmigraciones internacionales, no hay ninguna estadística actual sobrelas de los trabajadores. El cuadro que aqui presentamos se limitaa las principales corrientes de migración registradas en 1967 en ochopaises de Europa y se basa en un estudio preparado por elComité de Iglesias de Europa occidental para los trabajadores migrantes.Las estadísticas de carácter global a este respecto son muy difícilesde establecer, aunque más no sea en razón de las variaciones quese advierten' de un país a otro en cuanto a la definición de lo quees un «trabajador migrante» y la forma de llevar los registrosde migración. Este cuadro no es, por consiguiente, sino una tablaaproximatíva cuya publicación no implica reconocimiento oficial porparte de las Naciones Unidas o de sus organizaciones especializadas.

PAÍS DE TRABAJO AUSTRIA FRANCIAREP. FED.

DE ALEMANIASUIZA BÉLGICA PAÍSES BAJOS SUECIA REINO UNIDO Total

Pals de origen:

Europa:Grecia 380 10.000** 140.310 8.000 6.400 2.050 5.920 4.000* 177.060

Italia 1.430 700.000 266.800 510.000 68.160 7.500 5-420 35.000 1.594.310

Malta 33.000 33.000

Portugal 300.000 17.800 2,110 2.350 4.000* 326.260

España 350 640.120 118.030 81.000 25.680 13.700 3.190 30.000 912.070

Yugoeslavia 45.480 40.000 97.720 1 1 .000 8.000 1.450 13.420 2.000* 219.070

Oriente Medio:

Chipre 60.000* 60.000

Turquía 6.500 5.500 131.310 7.000 7.270 10.700 1.500* 169.780

Asia:

Hong-Kong 17.000 17.000

India 990 3.070 230.000 234.060

Malasia 1 6.000 16.000

Pakistán 180 420 125.000 125.600

Singapur - 18.000 18.000

América :

Antillas s 445.000 445.000

Africa:

Argelia 600.000 1.480 1.710 603.190

Marruecos 100.000 5.820 13.370 12.520 131.710

Túnez 60.000 760** 700 430 61.890

Total 54.140

Bélgica, fas cifre

2.456.790

s afectan solame

783.520

nte a los trabajai

617.700

tores inscritos en

133.130

la Seguridad So

50.270 27.950 1 .020.500 5.144.000

N.B. Por lo que respecta a

* Efectivos de 1965.

** Efectivos de 1966.

31

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El dilema de la mano de obra migrante

0 DESTIERRO?6por Samuel Parmar

E, movimiento Internacional

de la mano de obra podría significaruna equiparación mutuamente venta¬josa de «demanda» y «capacidad»entre las naciones industrializadas ylas que lo están menos. Las primerastienen trabajo que ofrecer pero nobastantes trabajadores; las segundasun exceso de mano de obra pero insu¬ficientes oportunidades de trabajo. Lamigración permite que cada naciónayude .a la otra y al mismo tiempo seayude a sí misma. Pero lo mutuo deesta ayuda tiene mucho de engañoso,como lo evidencian los complejos pro¬blemas sociales y económicos quesiempre trae consigo.

Generalmente se considera la mano

de obra como un factor de producción,y los movimientos de que sea objetotienden a regirse por consideracionesde costo y rendimiento: criterio pura¬mente económico. Pero el movimiento

de la mano de obra implica un movi¬miento del obrero; y aquí el factorhumano muestra su importancia. Elsimple cálculo de inversión y rendi¬miento deja de parecer adecuado, ylas consideraciones de costo desde el

punto de vista social pasan a tenerprimacía sobre las de costo desde elpunto de vista económico.

En sus consideraciones sobre pro¬blemas y perspectivas de la migracióninternacional de la mano de obra el

Profesor Kuin examina alguno de esosproblemas e indica las líneas a lolargo de las cuales habría que bus¬carles solución. El Profesor Kuin hace

hincapié en la importancia que tienenlas medidas de mejora esencial y lasde estructura, unas eficaces a largoy otras a corto plazo.

En general estoy de acuerdo convarias de sus indicaciones, como la

relativa a la necesidad de la planifica¬ción social, de la cooperación y con¬sulta entre las partes, la de la pru¬dente dispersión internacional de laactividad económica, etc. Pero si se

mira la cuestión desde el punto devista de las naciones menos industria¬

lizadas no puede dejar de advertirsecierta diferencia en la Importancia quese da a uno u otro aspecto, y por

32 SAMUEL PARMAR, Profesor de Economía enla Universidad india de Allahabad, fue antesDirector Asistente del Instituto Ecuménico

del Consejo Mundial de Iglesias con sede enBossey (Suiza).

consiguiente, en la prioridad que éstetiene dentro del marco de una políticadeterminada.

La migración internacional de lamano de obra ha contenido siempreelementos de explotación, y de lossocios que intervienen para que secumpla el más fuerte es el que másgana, palmariamente a costa del másdébil. Así se revela en la migraciónhistórica, y aunque sea menos evi¬dente en las situaciones contemporá¬neas, así sigue siendo todavía.

Los trabajadores que dejan su paísse enfrentan a una doble desventaja,que es económica y socio-política. Porempezar a trabajar las más de lasveces en la escala inferior de la jerar¬quía obrera son estos obreros lospeor tratados en el mercado de tra¬bajo; últimos en llegar y primeros enirse. En los sitios donde las nuevas

técnicas desplazan a la mano de obra,la incidencia del cambio afecta con

mayor probabilidad a esos obreros,y en una era en que la técnica estácambiando continuamente éstos resul¬

tan pronto redundantes.

Para imponer trabas y obstáculospolíticos y sociales a tan infortunadogrupo existen además los prejuiciosde cada lugar, los sentimientos deestrecho nacionalismo, la antipatíahacia el extranjero, etc.; sentimientosque pueden ir de la tibia desaproba¬ción hasta la xenofobia más aguda yestar en relación directa con las pro¬porciones y la importancia económicade la mano de obra migratoria.

No es poco frecuente por cierto verque factores tan adversos como esosse mezclan en una actitud rígida desospecha y resentimiento. Las perso¬nas e instituciones del país al que hanllegado los obreros van acusando unaactitud negativa y levantando barrerasque separan a los Inmigrantes de!resto de la colectividad. Y por extrañoque parezca, ni siquiera la llamadasolidaridad internacional de la clase

obrera los pone a cubierto de dichaspresiones.

Ciertas medidas destinadas a mejo¬rar la condición del trabajador mi¬grante atacan los síntomas y no lascausas de esa condición. No basta

con darles mayores facilidades deasistencia e introducir mayor «huma¬nidad» en el trato de que sean objeto.Este es un primer paso importante:

pero más importante todavía es lanecesidad de crear un clima nuevo

que lleve a aceptar más ampliamenteal que viene de fuera y a una igualdadmayor entre él y los otros. Estoimporta una serie de esfuerzos espe¬ciales por instruir a la gente e infor¬marla, logrando así que sus prejuiciossobre el trabajador extranjero vayandesapareciendo gradualmente. Hastala fecha estos esfuerzos han sido muycontados, por no hablar de todos losproblemas de que son responsableslos habitantes de los países que losreciben y las estructuras o formas deorganización propias de éstos, proble¬mas todavía por resolver.

A menos que el esfuerzo se dirijaa esos habitantes del país adondeemigra el obrero los problemas que¬darán en pie aún cuando éste hayaadquirido la destreza necesaria yadoptado actitudes más positivas.Parte de la obra de bienestar social

emprendida en favor de la mano deobra migratoria parece paternalistaprecisamente porque quienes la ejer¬cen gente de buenas intencionesno han llegado a ver claramente laresponsabilidad que cabe en esos pro¬blemas a los habitantes del país.

A L tratar este aspectoquizá se haga necesario un breveanálisis para indicar hasta qué puntola migración significa explotación. Elcuadro parece claro cuando se miraa esa migración internacional de manode obra en la perspectiva del antiguotráfico de esclavos. En este caso el

hombre quedó reducido a simplemedio de producción en respuesta ala demanda por mano de obra baratapara productos como el algodón, losminerales, las cosechas de las planta-clones, etc.

La mano de obra enviada por con¬trato fue un paso adelante con res¬pecto a un sistema tan inhumano comoel de la esclavitud, pero casi invaria¬blemente representó la utilizaciónbarata de brazos para beneficio delas potencias dominantes. Aun cuandolos obreros se trasladaran de un paísindustrialmente subdesarrollado a otro

(de la India a las Antillas, de la Indiaal Asia sudoriental, de la India al

Africa, etc.) las ganancias de todosellos fueron siempre menores que las

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de la potencia colonial que iniciarael movimiento.

Un subproducto significativo de eseproceso fue la aparición de otrosórdenes de explotación. Por lo generallos trabajadores migrantes resultaronmás diligentes y diestros que los loca¬les, y gradualmente fueron ganandoun ascendiente económico sobre éstos

y transformándose en una clasenueva que se aprovechó de la debi¬lidad económica de los mismos.

Aquí puede verse ya el surgimientode un sub-proletariado compuestopor los habitantes del país, mientrasque el proletariado lo constituían losextranjeros migrantes, en marcadocontraste con lo que ocurre actual¬mente en la Europa occidental.

En la migración, contemporáneapodrá haber menos explotación, perola hay de todos modos. La escasezde mano de obra de que sufren lasnaciones industrializadas es síntoma

de su fuerza económica, de la quese desprende la necesidad de másobreros. La existencia de obreros sin

ocupación en los países menosindustrializados es síntoma de su

debilidad económica, de la que surgela migración de dichos obreros. Portanto, decir que relaciones económi¬cas que parten de posiciones tan desi¬guales como esas representan unajuste mutuo y una distribución justade las ganancias constituye un crasoerror.

Hay tendencia a destacar más loque los trabajadores migrantes reci¬ben que lo que aportan; pero no debeolvidarse que la presencia de esostrabajadores es indispensable para eldesarrollo y la vitalidad de las nacio¬nes industriales que los absorben.Si se los pinta como beneficiarios yse piensa que en su país se habríanvisto en una situación económica

angustiosa de no haber migrado, seráfácil racionalizar la verdadera falta

de preocupación por su bienestar;porque se dicen los que así pien¬san si están mucho mejor que ensu tierra, ¿no es porque gozan deun bienestar social sin precedentes?Viendo así las cosas se sientan las

bases de una despreocupación gene¬ral por el destino de esos trabaja¬dores migrantes, cuando no de unresentimiento por su presencia en elpais al que han acudido.

Los pocos que adquieren nuevos

SIGUE A LA VUELTA

LOS TRABAJADORES DEL MAR

Alrededor de 90 000 marineros procedentes del Asia trabajan abordo de barcos de pabellón extranjero. Con objeto de que estastripulaciones gocen de un mínimo de garantías hasta una épocareciente se las enganchaba sin seguir ningún procedimientoregular se han creado, con el concurso de la OIT., oficinasoficiales de reclutamiento en los puertos de Calcuta, Karachi,Chittagong, Hongkong y Singapur y, además, los servicios socialesque se han puesto a su disposición están considerablementemejorados. Pero el mejoramiento de las condiciones de trabajo, por elque ha luchado la OIT desde 1919, abarca a los miembros de todas lastripulaciones del mundo. Cada diez años la Conferencia Internacionaldel Trabajo dedica una sesión a la gente del mar. La de 1970 se ocuparáprincipalmente de las consecuencias de la modernización de losnavios, del bienestar de los marineros a bordo y en los puertos, de sussalarios, de la prevención de accidentes y de la formación profesional.En la foto de arriba, un grupo de grumetes realiza unejercicio a bordo de un barco escuela en la India.

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¿DESOCUPACIÓN O DESTIERRO? (cont.)

Medidas más radicales para acabar con la explotación

34

conocimientos técnicos pueden, obien no encontrar oportunidad deusarlos en su país dada la situaciónde menor desarrollo de éste, o bien

sentirse tentados a regresar a unanación industrial donde sus servicios

se ven mejor remunerados. El pro¬blema del obrero con calificaciones

técnicas especiales que no regresapreocupa a muchas naciones en víasde desarrollo.

Así y todo, más importante que ladestreza técnica es la capacidad téc¬nica de creación, o sea la habilidadpara improvisar, para adaptar técni¬cas conocidas a las condiciones quese dan en las naciones menos des¬

arrolladas. A juzgar por la clase detrabajo y de preparación que tiene lamano de obra migrante, no muchosde sus componentes poseen esacapacidad.

Gracias a un número de factores

favorables la Influencia de los sin¬

dicatos, el interés de las naciones porsus emigrantes, la formación de unaconciencia mundial nueva, etc. hayen nuestros días, especialmente en lasnaciones industrializadas del Occi¬

dente, una explotación menos fla¬grante de los obreros. Pero el redo¬blado sentido de su identidad y lanueva conciencia del papel quedesempeña hace más intensa laexplotación sicológica que el traba¬jador migrante sufre al verse relegadoa un subproletarlado.

Este obrero siente fuertemente quese lo ha privado de algo que se ledebe porque tiene conciencia de susderechos, porque ve una clase obrerapróspera en el país donde él esextranjero y porque siente la hostili¬dad de esta clase de la que esperaba,en cambio, una muestra de solida¬ridad.

Quizá no sea raro encontrar enmuchos sitios' que la fuerza obreralocal se pone de acuerdo con losdirigentes para proteger su seguridady sus privilegios contra la intrusiónde un grupo de trabajadores extran¬jeros menos calificados que los quela componen. Tanto la solidaridadobrera como la homogeneidad declase de sus miembros parecen des¬vanecerse, mientras la extraña iden¬tidad de interés entre los diversos

grupos de un país frente a los traba¬jadores migrantes constituye un fenó¬meno nuevo.

Las medidas de bienestar social

podrán mejorar la suerte de estostrabajadores, pero no arrancar de raízla explotación que se registra con elsistema actual; para hacerlo así senecesitan, dentro de la estructura delmismo, medidas más radicales. Si las

indicaciones que formula el ProfesorKuin para lograr la planificación socialy la cooperación entre los gobiernossignificaran que se ataca el problema«en profundidad», uno estaría de total

acuerdo con lo que dice; pero él dala impresión de no haber sopesadocomo se debe el elemento de explo¬tación y de fiarse de remedios quetienen más que ver con las expre¬siones externas del problema que consus causas radicales.

El Profesor Kuin parece insistir enla ganancia mutua que se obtiene conla migración y favorecer la ¡dea deque se reconozca ésta como un dere¬cho humano fundamental. Al hablar

así, simplifica excesivamente el pro¬blema. Desde que la migración per¬mite la explotación, sería más realistasostener una migración regulada queuna política de puertas abiertas. Lareglamentación, desde luego, debeestablecerse en favor del sector más

débil, no del más fuerte.

Y ahora, unos pocos comentariossobre la indicación del Profesor Kuin

en el sentido de que se proceda auna dispersión de la actividad econó¬mica. En la situación en que se hallala Europa occidental, especialmentedentro del Mercado Común, la cosaparece factible. Ya que se hacenesfuerzos por eliminar los obstáculosque se oponen a un libre movimientode los factores de producción entre«los seis» que componen ese Mer¬cado, no sería imposible que el capitaly la técnica acudieran a las reglonesdonde hay un exceso de mano deobra.

s,SUPONIENDO que acudana las naciones que tienen una manode obra ociosa el capital, la técnicay la habilidad organizadora, y que contodo ello se monten industrias, ¿cómopodrá hacerse para vender losproductos de éstas? Los paísesindustrializados se resisten a importarmercaderías semí-procesadas o termi¬nadas por los menos Industrializados.Hoy en día este es el atasco principalque se registra en las relaciones delcomercio y la ayuda (trade and aid).Si no cuentan con los mercados

necesarios, estas industrias nuevas no

absorberán una porción apreciable dela mano de obra desocupada, y elproblema del excedente de éstaquedará sin resolver.

El crecimiento de las industrias de

exportación (que son «islas de desa¬rrollo») en los países subindustria-lizados se basó en el capital, la técnicay la empresa procedentes de los indus¬trializados. Pero no hay que olvidar quelos productos de dichas industriastenían un mercado seguro en el paísque hacía las correspondientes inver¬siones de capital. Hoy se ha llegadoa un punto de saturación en la ventade los productos que exportan lasnaciones en vías de desarrollo; estos

países ya no atraen el capital extran¬jero como antes y tienen un potenciallimitado de absorción del exceso de

la mano de obra.

Hay otro problema: las técnicas quesurgen de las naciones industrializa¬das pueden raramente hacer mella enel problema del desempleo tal cualse plantea en las naciones en víasde desarrollo. Dichas técnicas, por elcontrario, al atraer de las aldeas a loscentros industriales mucha gente queva a ellos con la esperanza de encon¬trar trabajo para encontrarse con quehay poco y que el que hay exigeconocimientos especiales, tienden ahacer real el desempleo disimulado oignorado. De tendencias como ésa hasurgido en muchas zonas industrialesnuevas de Africa y Asia una fuerzaobrera desocupada que va creciendorápidamente.

Al que sugiera la dispersión de laactividad económica como método de

aumentar las oportunidades de empleoen los países en vías de desarrollo lequeda por demostrar que esa disper¬sión estará orientada verdaderamente

al desarrollo de éstos y no inspiradapor algún interés limitado de los paísesindustrializados. Para que se cumplaen el primer sentido hay que formularuna reglamentación muy estudiada yun planeamiento económico inter¬nacional, cosas que sobrepasan lacompetencia del capital y la empresaprivados.

Por último, en cuanto respecta a!problema de la falta de personal cali¬ficado (falta de recursos humanosadecuados, en suma, que el ProfesorKuin subraya en el último párrafo desu artículo) esa falta no es sino unade tantas expresiones de un desarrolloeconómico Insuficiente. La historia de

la Industrialización muestra que losprocesos productivos comienzan aúnno contándose con una reserva de

trabajadores calificados, pero que alir cobrando cuerpo se producen lascondiciones gracias a las cuales surgeel personal diestro y calificado.

Si esto ocurrió en las condiciones

de un desarrollo económico producidoal azar y sin planificación alguna, lasperspectivas de formar una fuerza deobreros calificados son todavía mejo¬res ahora que entonces; en primerlugar porque las empresas privadasy oficiales pueden funcionar de modomás responsable cuando la acción queemprenden es el resultado de un plan,y en segundo a causa del clima mejoren que vivimos desde el punto de vistade la cooperación internacional.

El esfuerzo que se haga ahoradebería dirigirse a la superación delos factores negativos (nacionalismoestrecho, egoístas intereses econó¬micos y políticos, etc.) que se oponena la cooperación internacional efectiva.En el contexto del problema de lamano de obra migrante, esto implicadar, en el plano nacional tanto comoen el internacional, los pasos nece¬sarios para acabar de una buena vezcon los elementos de explotación queforman el fondo del problema.

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Un número excepcional

ANTOLOGÍA DE

"EL CORREO DE LA UNESCO"

El próximo número de El Correo de la Unesco",

que llevará la fecha agosto-setiembre 1969, será

excepcional en más de un sentido.

Ese número constituirá una verdadera antología delos textos más importantes y de las mejores ilustra¬ciones comprendidas varias fotos en colores

publicadas por nuestra revista hasta el año pasado,es decir en el curso de sus primeros veintiún años

de existencia.

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ANTILLAS NEERLANDESAS. C.G.T. Van Dorp &

Co. (Ned. Ant.) N.V.Willemstad, Curacao, N.A. (Fl. 5,25).ARGENTINA. Editorial Sudamericana, S.A., Humber¬

to I No. 545, Buenos Aires. ALEMANIA. Todaslas publicaciones: R. Oldenburg Verlag, Rosenhei-merstr. 145, Munich 8. Para «UNESCO KURIER»(edición alemana) únicamente: Vertrieb Bahrenfelder-Chaussee 1 60. Hamburg-Bahrenfeld, CCP. 276650. (DM12). BOLIVIA. Comisión Nacional Boliviana de laUnesco, Ministerio de Educación y Cultura, Casilla deCorreo, 41 07, La Pal. Sub-agente : Librería Univers i-taria, Universidad Mayor de San Francisco Xavier deChuquisaca, Apartado 212, Sucre. BRASIL. Livrariade la Fundaçao Getúlio Vargas. Caixa postal 4081-ZC-05,Rio de Janeiro, Guanabara. COLOMBIA. LibreríaBuchholz Galería, Avenida Jiménez de Quesada 8-40,

Bogoti; Ediciones Tercer Mundo, Apto, aéreo 4817,Bogoti; OÍ5trilibros Ltda., Pío Alfonso Garda, Carrera

4a 36-119, Cartagena; J. Germin Rodriguez N.,Oficina 201, Edificio Banco de Bogoti, Girardot, Cun-

dinamarca; Librería Universitaria, Universidad Pedagó¬gica de Colombia, Tunja. COSTA RICA. Todas las

publicaciones; Librería Trejos S.A., Apartado 1313,Teléf. 2285 y 3200, San José. Para «El Correo»;Carlos Valerln Sienz & Co. Ltda., «El Palacio de lasRevistas», Aptdo. 1924, San José. CUBA. Instituto

del Libro, Departamento Económico, Ermita y San Pedro,Cerro, La Habana. CHILE. Todas las publicaciones:

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camente: Ediciones Ibero-americanas. S.A., Calle de Oñate,1 5, Madrid. Ediciones Liber, Aptdo. 1 7, Ondirroa

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