Nidia Carrizo de Muñoz - La construcción de la teoría como trabajo del historiador (artículo)

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    UYO Anuario de Filosofa Argentina y Americana nO 18 19 ao 2001 2002

    construccin de l teor como tr b jodel histori dorNidia arrizode uoz

    sum n

    Este trabajo es sntesis y anticipo de una investigacin sobre las polmicastericas y los historiadores latinoamericanos de los aos 90 que pretende explorarla discusin regional sobre teora y metodologa de la Historia y procura conectar laspolmicas de la dcada del 90 en algunos pases de la regin latinoamericana conlas cuestiones que a escala global han contribuido a su desarrolloLa hiptesis que sostiene el trabajo de investigacin del cual ste es parte esque en principio la teora yel mtodo de la historiografa han de ser dilucidados por losmismos historiadores como actores principales en la construccin de losfundamentos de su quehacerEl anlisis de la historIa y de la hlstorlografa necesita de un pensamientonuevo creativo basado en una nueva discusin sobre el mundo real como objeto ycampo especfico de la historia en la demitificacin como propsito y objetivodisciplinar y sobre el rescate de la racionalidad o razonabilidad para la explicacin delos problemas reales de las sociedades del presente y del pasado

    Palabras claves: Teora/ historiografa / mundo real / demitificacin / racionalidad

    Estetrabajo es sntesis y anticipode una investigacinsobre laspolmicas tericas y los historiadores latinoamericanos de los aos 90que pretende explorar ladiscusin regional sobre teora y metodologade la Historiay procura conectar las polmicas de la dcada del 90 enalgunos pases de la regin latinoamericana con las cuestiones que aescala globalhan contribuido a su desarrolloLa hiptesis que sostiene el trabajo de investigacin del cual stees parte es que en principiolateora yel mtodo de la historiografahande ser dilucidadospor losmismos historiadorescomoactores principalesen la construccin de los fundamentos de su quehacer De igual formase plantea que no es solamente el contenido informativo evocador yrecapitulador de las teoras sino la formacin de un hbito reflexivosabio ycreativoen loshistoriadores mismos loque produce en definitivauna cultura historiogrfic cientfic

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    NIDIA CARRIZODE ur loz

    Muchas veces se ha planteado que la meditacin de los historiadoressobre su propia disciplina no ha sido todo lo profunda y extendida que latarea necesita; que muchos de ellos marcados por esta carencia hantomado las consideraciones de otras disciplinas sobre la historia creandozonas de ambigedad epistemolgica que llevadas a su extremo hanconfundido los mtodos procedimientos y consideraciones tericas delhistoriador. Puede decirse -sin dejar de reconocer que entre loshistoriadores se encuentran aqullos que siempre han pensado sobresu quehacer- que la reflexin terica en pocas de la historiografatradicional o metdica quedaba en general en poder de los filsofos yque en la historiografa de la nueva escuela se buscaba en el mbitode los socilogos. A partir de la posmodernidad esa reflexin pas alterreno de la Antropologa.

    Entodo este siglo la historiografa se ha respaldado vigorosamenteen el desarrollo terico de otras Ciencias Sociales y se refleja un fuertedesfasaje entre el desarrollo del oficio del historiador y las proposicionesgenerales que intentan explicar y legalizar su tarea.Hay que sealar que crecen las quejas de investigadores del temapor la falta de inters de los historiadores por la teora y la metodologa.Por ejemplo Julio Arstegui plantea que la historiografa necesita defundamentaciones particulares y el grado alcanzado por tales

    fundamentos es por ahora muy dbil: ... dado que las teoras explicanalgunos aspectos del mundo deberan existir teoras histricas o teorasdentro de la ciencia historiogrfica que con el grado de formalizacinque fuese explicaran la existencia histrica 1 .Fernando Devoto en laArgentina cree que los avances de la profesin no van igualmenteacompaados -en la mayora de los casos- por una renovacin de lashiptesis ms generales o de los modelos de anlisis de la sociedad nipor una nueva discusin de los aspectos tericos de las formas deconocimiento histrico 2.

    Este problema lleva a plantear y replantear el quehacerhistoriogrfico. Un camino propuesto es que la historiografa puedaconcebirsea smisma comoteora y prctica de los historiadores. As loexpresaCezarde Freitas: como unespaciode anlisis del conocimientohistrico con posibilidades de construccin de teoras a partir de losmarcosdisciplinaresy aprovechardeotra manera lateoraymetodologade otros camposepistemolgicosydisciplinares 3.

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    Laconstruccinde la teoracomo trabajo del historiador

    La historiografa latinoamericana del 90 fue capaz de suplir lasdeficiencias respecto a las fundamentaciones tericas especficas parallevar adelante su quehacer?

    La percepcin es que, en general, no hay contenido de pensamientoterico historiogrfico que ayude al desarrollo disciplinar, an cuando enla visin de los propios historiadores se marca como una carencia y unanecesidad. Es una exigencia no slo como fundamento de cada obra,sino como contribucin a la formulacin de criterios indispensables paraanalizar la historiografa de los diferentes contextos.

    Tal vez no parezca descabellado hacer una referencia a una escuelahistoriogrfica no europea que trabaja sobre las relaciones entre culturae historia: Los Subaltern Studies son interesantes en la medida en quedesarrollan una teora en torno a su prctica, donde se manifiestan losproblemas esenciales que afectan a la historiografa del presente. Elgrupo surgi a fines de 97 y su rgano de expresin lleva diez nmerosaparecidos entre 982 y 1999. Parte de su importancia radica en laforma de articular los problemas y la perspectiva singular que lahistoriografa india aporta, entre otras cosas, en el intento de superar laescisin entre formas de conocimiento intuitivas, basadas en culturaslocales y culturas universales. El nuevo significado est en la idea desubalternidad. Lo subalterno no es el objeto de estudio, sino laperspectiva de algunos historiadores que escriben desde el mundosubalterno. As definen la historia por la posicin del historiador. Pero elinters especial en este grupo reside en que su situacin los lleva a lareivindicacin de la teora, a la necesidad del fundamento terico parasu quehacer. Al decir de Enrique Gaviln, el rasgo fundamental de estaescuela a lo largo de su trayectoria es la buena relacin con la teora,que surge menos de una necesidad de legitimacin terica honorable desu empresa, que de una bsqueda que la peculiaridad de sus propsitoshaca imprescindible 4 .Sepodradecir, despus de recorrer el pensamiento de algunoshistoriadores dedicados a la historiografa, que esta disciplina necesitareunir dos condiciones: la primera sera que el historiador tenga unafirme y precisa visin del presente con sus perspectivas de futuro; yla segunda que posea adecuados instrumentos metodolgicosrecogidos en la especfica tradicin de su ciencia. La segunda

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    condicin -referida a instrumentos y mtodos- es considerada la mscumplida entre los historiadores mientras que la primera -msrelacionada con el desarrollo de la teora- es la que se observa conmenor crecimiento.En reas como la historiografa de Amrica Latina la primeracondicinse haceimprescindibleen tanto yen cuanto latradicin propiade la disciplina no pertenece a su espacio histrico donde se define lavisin del presente y del futuro. Sin esa clara y razonable visin delpresente se hace muy difcil estructurar una teora que fundamente elquehacer historiogrfico.El anlisis de la historia y de la historiografa necesita de unpensamiento nuevo creativo basado a mi modode ver en una nueva

    discusin sobre el mundo real como objeto y campo especfico de lahistoria en la demitificacin como propsito y objetivo disciplinar ysobre el rescate de la racionalidad o razonabilidad para laexplicacinde los problemas reales de las sociedades del tiempo presente y delpasado. titud del histori dor frente l p s do

    Habraque investigar entre los historiadores la actitud frente alpasado msque los instrumentos para saber si la influencia culturalel compromiso poltico y el pensamiento mtico y simblico pesan demanerasobredimensionadasobre eljuicio de realidad.Respectoa la actitud sobre el pasado en la historiografa del 90 ypor las influencias ya expresadas pareciera que en muchos casos laatencinde la historiografasehadesplazadoa concentrarla investigacinsobre pequeos grupos o sectores poniendo especial inters en susmentalidades y otros aspectos culturales que son reveladores de lasprofundidadesde laexperienciahumana perocuyaimportancianacionalo decisional es muy baja.En la expresin de Carlo Ginzburg mximo exponente de lamicrohistoria al optimismoglobalizadorradicalizadode losaos 50 y 60secontraponen a partirde ladcadadel 70 lascrecientesdudas acercade los procesosmacro histricostales comoel triunfo del reino fraternaldel socialismo y del ilimitado progreso tecnolgico y de all deriva lapreocupacin por los estudios micro y temas muy relacionados con lo

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    cultural como lo privado lo personal o lo cotidiano. Agrega Colomer Pellicerque: Una historia cercana real humana cotidiana es mucho msentendible y explicativa que cualquier informe cargado de datos y nocionesmacroscpicas .5Puede rastrearse esta tendencia como uno entre varios ejemplos

    en la obra Histrias do Cotidian 6 de Mary del Priore incluso corroboradapor la misma en una entrevista publicada en la Revista Valor EconmicoCultura el 26 de noviembre de 2001 donde expresa que para ella lallamada grande Histria hecha de personajes consagrados interesa d vez menos pues consolida lo excepcional y aparta los antihroesque somos todos nosotros: A historia na verdade feita de criaturasordinrias e annimas cujos pequenos prazeres e dramas banaisrepresentam o mair nmero de pessoas. Da a importancia de pensarmoso banal o insignificante o que deixado de lado. Nessas pequenascoisas a meu ver reside a complexidade da historia 7. Agrega elcomentarista: Com esse mergulho nas pequenas pro las cotidianasMary contribu para engrossar o caldo do que se convencionou chamarde pos-modernidade .

    Creo que esta conceptualizacin enunciada ya por Paul Veynecuando expresa que se pasa del conocimiento de la historia al de losresortes de la historia y de la naturaleza humana 8 influyesignificativamente en la historiografa latinoamericana del 90.Lo que ocurre es que si este modo de pensar se convierte en lahistoria dominante es muy funcional a los intereses de ciertos sectores.

    Mientras ms estudiemos lo insignificante otros estudiarn lo que esverdaderamente decisivo en la construccin de realidades que pesan demanera desigual sobre la humanidad. Essabido que a un poder slo sepuede contraponer otro .poder construdo desde la poltica desde laeconoma y la sociedad. Difcilmente el contra poder se construye desdelo banal lo insignificante realizado por personas ordinarias y annimas.El inters extremo y predominante en esta tendencia nos revelar lacomplejidad de la historia el desarrollo de la vida cotidiana pero nosdir poco de los senderos por donde ciertamente marcha el mundo delas decisiones que despus sufrimos como ciudadanos si no nosreconciliamos con la necesidad de distinguir los caminos reales por loscuales se construye el poder.

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    Esta tendencia a veces tiene que ver con una serie de mitosquese instalan en la historiografayque perturban lavisin del pasado.Dice Maro Rapoport que cuanto ms grandes fueron en algnmomento las expectativas y los sueos de la gente tuviesen o nouna base real ms se tiende a mitificar lo que ocurri y a mirar conun lente deformante la realidad que nos circunda 9. Si las bases delconocimiento de la historia se corresponden con percepcioneserrneas es mayor el riesgo que corremos de equivocamos en laapreciacin de nuestro presente o de que se nos induzca a apreciarloequivocadamente.

    Por otra parte es interesante la reflexin de los historiadoresbrasileosJoaoFragosoy Manolo Florentino frente a los extremosde lainfluencia cultural cuando entienden que hoy el estado de la cuestinpuede ser sintetizada de esta manera: ... las relaciones econmicas ysocialesnosonanterioresa lasculturales ni lasdeterminan;ellasmismasson campos de prctica y produccin cultural lo que no puede serdeductivamente explicadopor referencia a unadimensin extraculturalde experiencia 1o .

    El historiador Paolo Macry opina que concebir la existencia deestructuras mentales y culturales como inmutables en el tiempo a travsde las que se puede definir la esencia de los grupos humanos parecieranegar la utilidad misma de la historia. Las estructuras mentales culturalesambientales si han escapado a la conciencia de quien habla y escribeson parte de la historia pero los historiadores no renuncian sino quepor el contrario trabajan especialmente las conscientes elecciones delos individuos y los grupos 11.

    Otro elemento a tener en cuenta es que el paso de la historia polticaa la historia social de las lites a los fenmenos colectivos del tiempobreve del acontecimiento al tiempo largo de los sistemas ha provocadoen muchos casos una importante prdida de realismo para valorar losactores y las decisiones contundentes en las polticas mundiales.

    Frente a esto se hace necesario rescatar una certera imagen delpresente basada en la consideracin del mundo real para llevar esamisma competencia a la observacin del pasado. Al menos as lo piensanalgunos investigadores: Durante los ltimos decenios se ha puesto demoda...negar que la realidad objetiva sea accesible. ... El pasado que

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    estudiamos es una construccin de nuestra mente... Una de esasconstrucciones es tan vlida como cualquier otra, tanto si se puederespaldar con lgica y hechos como si no... Resumiendo, creo que sin ladistincin entre lo que es y lo que no es, no puede haber historia. Cmoreunimos e interpretamos nuestra muestra escogida de datos verificablesque pueden incluir no slo lo que pas, sino lo que la gente pens deello), es otra cosa. El relativismo no vale en la historia ms de lo que valeante los tribunales de justicia. 12

    Pero el verdadero problema est en que la historia no est conde-nada a escoger entre posturas unilaterales y polarizadas ni a pasar deuna ciencia a veces mal conducida -comprometida con teoras defec-tuosas de causa y de determinacin- hacia las evanescencias de ladeconstruccin y al imperio exclusivo del relativismo y del microanlisis,como lo expresa Ciro Flamarin Cardoso13. hlstorlogr f y l mir d l p s do

    La historiografa tiene distintos modos histricos de volverse haciael pasado. Se podran advertir los siguientes:a) Inventariar lo que en cada poca viene a agregarse, organizado

    segn historiadores o escuelas.b) Rastrear en qu medida y con qu modalidades se pudo conti-

    nuar la actividad historigrfica a travs de los problemas aportados por elcontexto institucional, como las certidumbres en que se h apoyado.c) Poner como rasgo fundamental de una nueva exploracinhistoriogrfica, la buena relacin con la teora, por la necesidad de legiti-macin terica del trabajo y de una bsqueda que la especificidad de sumbito hace imprescindible. Recorrer un camino historiogrfico rastreandolos fundamentos tericos del quehacer, poner inters especial en la rei-vindicacin de la teora.Muchas veces se ha insistido en definir la historia desde la posicindel historiador teniendo en cuenta lo que tantas veces se ha afirmado,

    que la conformacin de la historiografa es hija de su ambiente. Si seacuerda con este pensamiento, an no se ha insistido suficientementeen una teora que fundamente el quehacer desde la perspectiva de loshistoriadores que escriben desde el mundo subalterno . Pareciera que

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    este intento tiene una tarea por delante que consiste en recorrer uncamino con un eclecticismo sin complejos, flexible, pero que al mismotiempo profundice su compromiso terico. Es decir, un atrevido intento.

    Para que cierta certeza o ciencia surja del trabajo historiogrfico, esindispensable la travesa de la abstraccin. Esta es la carencia de lahistoriografa, que recalca Macry, cuando expresa que El anlisis de in-dividuos especficos, situaciones empricas, est relacionado con casosconcretos y por tanto infinitamente variables, es un conocimiento incier-to y conjetural en la medida que no se complemente con un trabajoterico que sustente el cometido 14 . favor y en contra de la teora La perspectiva holstica

    Por qu tanto miedo a la teora a travs de las distintas pocas enlos historiadores? Podra pensarse que ese temor se debe a la experien-cia escasamente satisfactoria que se tuvo con algunas famosas obrasde la filosofa de la historia, en la medida que produjeron teoras deconstruccin de perfecta ingeniera pero que fueron alejndose de losanlisis contextuados que no delimitaron un alcance medio, sino elabo-raciones a las que se les pretendi dar efecto mundial y cuyos resulta-dos fueron bastante frustrantes. 15

    Esta mala relacin de los historiadores con la teora tiene sus anti-guas razones en la conviccin de la historiografa tradicional ytambinen la estructural) sobre los aspectos tericos como una abstraccin des-pegada de la realidad. En la poca posmoderna , la retraccin de loshistoriadores frente a la teora se produce por un desencanto frente alo que se consideraron los grandes relatos y sus prospecciones sinrealizaciones reales. Tambin jug un papel relevante la opinin de va-rios investigadores como resultado de trayectorias personales de inte-lectuales que pueden ser considerados la generacin de 968 en surecorrida de la dcada del 70, portadores de esperanzas revoluciona-rias y que desilusionados, pasaron al abandono de la creencia en la po-sibilidad de una transformacin de la sociedad global, y de all el apoyo amovimientos parcializados de lucha o reinvindicaciones y a la creenciaslo en los microentornos.

    Es coincidente la posicin de J6rn Rsen en cuanto combate latendencia a desvalorizar el trabajo terico de aprehensin concep-

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    tual de la vivencia histrica como un todo y reivindica ... los esfuerzosen el sentido de una sntesis abarcadora ya que sin ellas la propiatentativa posmoderna de buscar un nuevo significado histrico parasus objetos estara condenada a la dispersin ya la irrelevancia porlimitarse a una contraposicin abstracta entre las condiciones de vidaactuales y las alternativas histrico-temporales sin que las relacionesentre ellas sean esclarecidas integrada mente .16esc te de l r cion lid d p r el nlisis histrico

    Se detecta actualmente una preocupacin entre algunos pensa-dores por el rescate de la racionalidad. Se ha vuelto a plantear elantagonismo en trminos de racionalidad e irracionalidad. No en elcriterio de una razn fuerte y abstracta sino en el de una humanaracionalidad al decir de Umberto Eco. En este rescate del pensa-miento racional si hubo un pensamiento de ruptura con el pasadomtico fue el pensamiento ilustrado y su herencia fundamental esque hay un modo razonable de razonar con los pies sobre la tierracon sentido comn. Es creer que las cosas se dan de cierto modo .Este realismo no significa que se pueda conocer toda la realidad oque un da se conocer toda. Significa que aunque no se conocieranunca las cosas se daran as y no de otra forma. Que incluso acep-tar un mundo siempre mutable es justamente el modo en que sedan las cosas .

    Es interesante la perspectiva macroterica propuesta por CiroF.Cardos017para el anlisis historiogrficoactual que comparten los auto-res brasileos consultados en cuanto a la oposicinde dos tradicioneso paradigmas rivales a travs del tiempo a los que convierte en hilosconductores para dilucidar en la historiografa los problemas de la epis-temologa ymtodo histrico.Cardoso identifica dos grandes paradigmas ambos opuestos alacadmico conservador tradicional: el iluminista que es partidario deuna historiacientficayracionaly por lotanto convencidode laexistenciade una realidad social global e histricamente explicada; y otroposmoderno escptico en loque se refierea las relacionesyexplicacionesglobalizantes y tendiente a enfatizar las representaciones construidashistricamente.

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    Afirma el autor que este hilo conductor se liga en el siglo XX a unproceso largo cuya fase decisiva se produce entre 1968 1989 y se puedever como el colapso de una larga visin de la humanidad comenzada enel Renacimiento e intensificada por la Ilustracin que termina en el perodoposmoderno.Este paradigma iluminista, llamado tambin moderno -que ahoraes el amenazado en su hegemona por los cultores de la otra NuevaHistoria , algunos dicen que ya destronado- tuvo su poca de mayordominio entre 195 y 1968, pero nunca fue total y se opuso durantevarias dcadas de este siglo a la corriente historicista en sus varias ver-tientes y a su mtodo estrictamente hermenutico e interpretativo queella propugnaba.

    Los cultores del paradigma moderno defendieron una Historia quepretendan cientfica y racional y su punto de partida fue la produccinde conocimiento hipottico y deductivo y siempre racionalista. Se trata-ba de una Historia analtica, estructural, y por lo mismo macroestructural),explicativa. Estos son los rasgos centrales de su racionalidad, de su asu-mida cientificidad, si bien Cardoso aclara que esta metodologa rara-mente se practicaba con rigor porque muchos de los historiadores care-can de la formacin necesaria para ello.Las tendencias filosficas que servan de fundamento al paradig-

    ma iluminista, venan del siglo XVIII y XIXYse vieron reforzadas en el XXpor el empleo de modelos macro-histricos y teorizantes. stos podanser distintos y hasta opuestos entre s, pero se inclinaban siempre haciala inteligibilidad, a la explicacin, a la expulsin o por lo menos a la delimi-tacin de lo irracional y acaso de lo subjetivo como el evolucionismo, elmarxismo, el weberianismo yalgunas vertientes estructuralistas).En la poca posmoderna, al ser puestas en duda y rechazadas estasformas de validacin del conocimiento histrico, se han producido nuevasbsquedas por caminos externos a la propia historiografa.Entre las nuevas concepciones que han influenciado sobre la historiaestn las que priorizan los procesos hermenuticos de interpretacincon posiciones que varan bastante desde la subjetividad del autor indi-vidual a la de un lector implcito y tambin individual, a las posiciones degrupos de personas diversamente designados: comunidad

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    interpretativa , comunidad textual , sociedad discursiva . Lasinterpretaciones son necesariamente mltiplesrespecto a untema dado,no existen formas aceptables de escoger entre ellas, son todas vlidassi satisfacen los criterios del autor yaquellos que con l concuerden. Enposiciones extremas se puede recurrir al simple recurso de que esinnecesaria cualquier validacin, o imposible o indeseable. Loanteriorconduce a un relativismo radical visto en su conjunto.

    Particularmente influyeronsobre los historiadores en estas ltimasdcadas las reflexiones relativas a las formas de representacin histri-ca, siendo esta ltima postulada como elemento constitutivo por exce-lencia del pensamiento histrico. Aparecen especialmente concepcio-nes tomadas en prstamo de laAntropologa con frecuencia de CliffordGeertz o alguna otra vertiente de culturalismo relativista).

    En la perspectiva de Cardoso, la inexistencia de teoras globalessatisfactorias sin duda torna difcilladefensa de una perspectiva holsticano).La debilidad de este momento, es lo que da ms fuerza a las con-cepciones de disolucinde la historia en mltiples historias ydel aban-dono de los grandes lineamientos histricos y en esto coincide conArstegui,cuando este historiador expresa que en los tiempos de fron-tera en que vivimos,donde hay pocas certezas, una de ellas puede sereldescrdito de losesquemas elementales para el anlisis .Cardoso cree que debe producirse una nueva reflexin tericasurgida en el campo de las ciencias sociales, especfica mente en loshistoriadores porque sin ella no hay cmo proporcionar un cambio ca-bal del estado de cosas imperante en direccin a un futuro distinto .

    Enconclusin se puede decir que la diversidad de las realizacioneshistricasest limitadaporcondicionamientosconcretosmuchomenosflexi-blesque losproyectosbasados en mitosy representaciones simblicas.Elhistoriador trata de reflejaruna realidad externa marcando ladi-ferencia entre sujeto yobjetocomopartes suficientemente separadas. Sila historiatratara acerca de construccionesconvencionales, no habra ne-cesidad de poner a prueba las hiptesis confrontando con los sucesosdel pasado; porotra parte perderasentido elobjetomismode lahistoria.Elhistoriadorsupone laexistencia real e independiente de aquello aque se refieren sus hiptesis y la observacin de la realidad le impone

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    los lmites con dureza, lo que hace que deba corregir sus supuestos. Porello es conveniente que logre una certera imagen del presente basadaen la consideracin del mundo real, para llevar esa misma competenciaa la observacin del pasado.En resumen y con palabras de Hobsbawm, en la actual situacin,se requiere de los historiadores, con toda su buena disposicin a aprenderde todas las disciplinas), que enseen, en lugar de aprender .

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    La construccin de la teora como trabajo del historiador 75ot s1 Julio Arstegui La investigacin histrica, teora y mtodo,. Barcelona, Crtica, 1995, pg.45.2 FernandoDevoto, Situacinde los estudios histricosen los aos 90 , en Fuentes para latransformacin educativa.Bs. As.,Ministerio de Cultura y Educacinde la Nacin, 1997, pg. 70.Tambin autor comp.) de La hlstorlograa argentina en el siglo XX. Bs. As., CEAL,1994.3 Marcos Cezar de Freitas org), Para una histria da Historiografia Brasileira enHlstorlograa Brasltelra em Perspectiva.San Pablo, Contexto, 1998 pg.9.4 Enrique Gaviln, Historia subalterna , en Filosofa de la cultura. Valencia, 2001 JoanLllnares y Nicols Sanchez Dur eds.), Actas del IV Congreso Internacional de la SociedadHispnica de Antropologa Filosfica SHAF),5 FranciscaColomer Pelllcer, Biografa y cambio social , en Historia a Debate. Santiago deCompostela, 1995, t 11I pg 167.6 Mary del Priore, HIstrlas do Cotidiano. Rlo de Janelro, Contexto, 2001.7 Entrevista a Mary del Priore, O cotidiano revisto pela historia , Valor Econmico, n 394,Ano 2. Sao Paulo,2001.8 Paul Veyne, La historia conceptualizante , en Jacques Le Goff org.), Hacer la historia.Barcelona,1984, v. 1, pg. 103.9 Mario Rapoport,Historia econmica,politica y social de la Argentina 1880-2000 . Bs. As.,Macchi, 2000, Introduccin, pg. XVI.10 Joao Fragoso e Manolo Florentino, en Historia Econmica , en Ciro Flamarion Cardoso eRonaldoVainfas, Dominios da Historia, Ensaios de teora e metodo/ogia. Brasil, Campus, 1997,cap. 1,pg. 27.11 Paolo Macry, La Sociedad Contempornea, Una Introduccin histrica, Barcelona, Ariel,1997, pg.29.12 Eric Hobsbawm,Sobre la Historia. Barcelona,Crtica, 1998, pg. 271.13 Ciro Flamarln Cardoso, Historia e Paradigmas Rivals en Dominios da HIstria. Rlo deJaneiro, Campus,1997, pg. 23.14 Paolo Macry, op. clt.15 Conversacionescon Cristian Buchruckersobre el tema, agosto 1999. ROsenJOrn, Consclentlzacao Hlstorlca Frente a Pos-modernldade , A Historia na Era daNova Intransparencia .Historia.Questoese Debates,Curitiba,vol. lO, nO18 19 junhoa dezembrede 1989.17 Ciro Flamarion Cardoso, op. cit.