Nº 688 - Especial Reelección Evo Morales - Septiembre 2015

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Semanario boliviano dedicado a asuntos políticos económicos y sociales del país.En este número, especial proyecto de reelección de Evo Morales.

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  • Reforma ConstitucionalEl abogado Farit Rojas traza procedimientos para reformas en Reeleccin Presidencial, r-gano Judicial y Reintegracin Martima. [ Pg. 8-9 ]

    7 Tesis para eldebateAmrica Latina experimen-ta el fin del ciclo progresis-ta o un reflujo del cambio de poca?, se pregunta el analista Katu Arkonada. [ Pg. 14-15 ]

    688del domingo 6 al sbado12 de septiembre de 2015 Ao XIV20 pginas en 1 cuerpoPrecio: 5 Bs. en todo el pas

  • 2 | la poca | www.la-epoca.com.bo del 6 al 12 de septiembre de 2015

    Voluntad y capacidad

    Javier Larran Parada / Director

    nataLia CoroneL, raCheL Len, CarLos MoLdiz, rider MoLLinedo.

    / Consejo editorial

    anibaL Garzn / Amrica en marcha e Injerencias

    Farit roJas / Pensamiento Crtico

    abrahaM Prez / Observatorio Econmico

    La Paz: tania deLGadiLLo, PatriCia FLores, rosario aquiM,

    Lus oPorto, eduardo Paz rada,Jos Lus exeni, ManueL CneLas,

    JaiMe saLvatierra, Fernando rodrGuez, arMando Mndez, aLberto bonadona,

    vidaL aMadeo LaiMe.

    CoChabamba: Gustavo rodrGuez, boris ros

    Santa Cruz: MarieLLa Pereira, heLena arGirakis, CarMen dunia

    sandvaL, aLeJandro dausa.

    PotoS: GuaLberto hoChkoFLer

    tarija: MiGueL Castro, rodriGo ayaLa, FranCo saMPietro

    beni: tania MeLGar

    / Colaboradores nacionales

    Argentina: atiLio born, isabeL rauber Brasil: theutonio do santos Chile: MauriCio osorio Cuba: aLeJandro azCuy isabeL MonaL, roberto reGaLado, Lus suarez. El Salvador: CarLos MoLina Mexico: ana esther CeCeas Venezuela: eva GoLinGer / Colaboradores internacionales

    Juan CarLos GonzaLes/ Diseo y Diagramacin

    dorka reyes Gainza / Gerente [email protected] - 68070929

    LuCy aLConC / Departamento [email protected] - 79134002 - 71530483

    Marina snChez q. / [email protected] - 73544913

    Jos enrique benavides / Distribucin La Paz71538625

    aLberto aGuiLar herrera / Distribucin Sucre70320052

    hCtor hinoJosa / Distribucin Potos72070815

    asCenCio Cruz / Distribucin Oruro5282357 / 71885283

    Pastor boLvar / Distribucin Tarija75139009

    ruben PauCara / Distribucin Santa Cruz71378546

    Casto roJas / Distribucin Llallagua73879206

    Jhonny MoLLinero CaMaCho / Distribucin Llallagua

    73800821

    PatriCia aGuiLar Chavarria / Distribucin Cochabamba

    4529182

    iMPresiones GrFiCas virGo / Impresin

    Calle Jacinto Benavente 2163, esquinaPasaje Bella Vista, Sopocachi

    Telfono central. (591-2) / 2000570 / 2000727Telf/fax.(591-2) / 2417173 casilla 7914

    www.la-epoca.com.bo

    Depsito legal:La poca: 4-3-125-12

    La Paz - Bolivia

    Depsito legal:Observatorio Econmico: 4-3-126-12

    La Paz - Bolivia

    l ciudadano boliviano es un votante inteligente. Su comportamiento electoral vara de eleccin a eleccin, lo que demuestra que discierne entre opciones polticas y adopta diferentes posiciones de acuerdo a cada circunstancia. Predecir los resulta-dos de las elecciones subnacionales de abril a partir de las elecciones generales de octubre del ao pasado result ser un ejercicio intil para muchos analistas.

    Aun as, no es aventurado decir que el ciudadano paceo, potosino, orureo y cochabambino, no tienen los suficientes insumos tcnicos como para evaluar crti-

    camente las propuestas de estatutos autonmicos que se votarn en referndum este 20 de septiembre. La discu-sin al respecto ha estado concentrada en la posicin de diferentes colectivos en relacin al partido de gobierno. Cuando en realidad se trata de un documento que condicionar el desarrollo econmico y social de sus respecti-vos departamentos en los siguientes aos.

    El hecho de que los gobiernos departamentales cuenten con menos competencias exclusivas que los munici-pios nos debe llamar la atencin, tanto como el presupuesto que este nivel de gobierno tiene. En algunos casos, como el de La Paz, donde su gobernacin cuenta con menos transferencias fiscales que el municipio de la ciudad capital, ya demuestra las limitaciones que el modelo autonmico tiene de partida. Sin mencionar la centralizacin que el gasto pblico actualmente tiene en el Ministerio de Economa y Finanzas.

    Algunas de las posibilidades que abren los estatutos en cuestin estn relacionadas a la creacin de empresas regionales e imposicin de tributos que, se espera, lleven a un mayor nivel de autonoma fiscal. Pero la pregunta sigue vigente: pueden los gobiernos departamentales constituirse en un verdadero actor de desarrollo regional? Aunque haya el hecho de que los bolivianos hayamos decidido adoptar un modelo complejo de Estado, la lgica imperante parece apuntar en una direccin contraria.

    Se puede objetar, claro, que la experiencia crucea demuestra que una lite regional suficientemente motiva-da puede promover un verdadero proceso de desarrollo subnacional. Pero la ausencia de estas lites con senti-do propio y proyecto de regin es evidente y hasta natural en un momento de nuestra historia donde el gobierno central es ms fuerte que nunca.

    Por lo tanto, la capacidad real de las gobernaciones y el inters que tenga el nivel central del Estado para pro-mover un desarrollo localizado deben estar en el centro del debate que guiar el voto de los ciudadanos de estos cuatro departamentos.

    La aprobacin de los estatutos, la elaboracin de cartas orgnicas municipales y el pacto fiscal son momen-tos que definirn si los conflictos regionales que llegaron a su clmax en 2008, y la aprobacin de la Ley Marco de Autonomas en 2010, no seguirn el mismo camino que la bandera federal a inicios del siglo XX. Seamos op-timistas, por favor.

    E[ e d i t o r i a l ]

    Diploma-cia de los

    pueblos

    pocos meses de cumplirse diez aos del primer triunfo electoral presidencial de Evo Morales, entre las muchas polticas gubernamentales a destacar cobra especial im-portancia la promocin de la diplomacia de los pueblos.

    En esa direccin el pas se ha convertido, como nunca antes en su historia, en un protagonista indispensable de la integracin poltica, econmica, social y cultural, de nuestra Amrica, donde destaca la clida relacin entre nuestras mximas autorida-des y los movimientos sociales de Chile.

    En un gesto de amistad genuina, con motivo de celebrar su 50 Aniversario la revista chilena Punto Final en-cargada de rescatar en 1968 el Diario del Che en Bolivia y entregrselo a Fidel Castro en Cuba extendi una invi-tacin especial al Vicepresidente lvaro Garca Linera. Claro, el gesto adems expresa la conviccin de la izquier-da vecina de la justeza de la demanda martima boliviana.

    Ante la publicacin del acto, a realizarse el prximo viernes 25 en el Museo de la Memoria y los Derechos Hu-manos, en Santiago, el director de esta institucin y amigo de la presidenta Bachelet, Ricardo Brodsky, condicio-n el prstamo de las instalaciones a la prohibicin de la participacin de nuestro Vicepresidente ya que a su jui-cio podra referirse al tema del mar e incomodar a las autoridades de gobierno.

    Tal medida ha sido pblicamente denunciada por el director de Punto Final, Manuel Cabieses Donoso, que ha calificado de arbitrario y discriminatorio el actuar de Brodsky.

    Durante la maana del jueves la revista amiga socializ la que considera como la nica solucin posible al la-mentable impasse: cambiar de recinto y ciudad para festejar sus bodas de oro pues, a lo nico que se niegan a re-nunciar, es a expresar su cario y admiracin por lvaro Garca Linera. Ya comienzan a verse los frutos de la di-plomacia de los pueblos.

    A

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    La Coordinadora Nacional por el Cambio (CONALCAM) es una organizacin que aglutina a los representantes de las diferen-tes organizaciones matrices que respaldan el denominado proceso de cambio liderado por el pre-sidente Evo Morales. En los ltimos das ha cobra-do notoriedad debido a que propuso enviar un pro-yecto para la modificacin de la Constitucin Poltica del Estado para conseguir la habilitacin a una nueva repostulacin del primer mandatorio del pas en las elecciones nacionales de 2019, debido al liderazgo na-cional e histrico conseguido por Morales.

    Vctor Quispe, Secretario Ejecutivo de la Confe-deracin Nacional de Trabajadores Fabriles de Bo-livia, y Humberto Baldiviezo, Secretario Ejecutivo de la Confederacin Nacional de la Micro y Peque-a Empresa de Bolivia (CONAMyPE), ambos inte-grantes de la CONALCAM, respondieron las con-sultas de La poca sobre el rol que debe cumplir esta organizacin en la construccin del Estado bolivia-no y la propuesta de repostulacin presidencial.

    Entrevista a Vctor Quispe:

    La CONALCAM debe ser el fiscalizador para que este proceso no se desve

    La poca (LE).- Qu opinin le merece el co-mentario realizado por el presidente Evo Mora-les en cuanto a qu la CONALCAM est un pa-so adelante del gabinete de ministros?Vctor Quispe (VQ).- La postura del Presiden-te se debe al reconocimiento del alcance social que tiene la CONALCAM, en la que se van discutiendo temas polticos, sociales, que se dan a conocer di-rectamente al Presidente de manera inmediata. Ve que el anlisis poltico que hacemos tiene un alto valor social.

    LE.- A modo de antecedente y para que los lec-tores de La poca la conozcan, qu es la CO-NALCAM?VQ.- La Coordinadora Nacional por el Cambio (CO-NALCAM) ha sido formada en el 2006, cuando se inici a este proceso de cambio, a la cabeza del com-paero Evo Morales. Formamos parte las organiza-ciones ligadas a la Central Obrera Boliviana (COB), todos los sectores sindicalistas, pero tambin sectores que no estn afiliados a la COB como la CONAMAQ, juntas de vecinos, microempresarios y otros sectores que tienen un alcance social importante.

    La CONALCAM se rene y se funda para poder coordinar diversos temas enmarcados en el proceso de cambio que llevamos adelante. Todas aquellas vir-tudes o errores cometidos se los discute al interior, ms que todo para proteger este proceso de grupos opositores pro neoliberales, como Samuel Doria Me-dina y otros, que pretenden hacer ver que el proceso de cambio que vivimos actualmente no tiene un tras-fondo social y que en lugar de ello es una dictadura.

    La CONALCAM expresa la serie de temas socia-les que los trabajadores y que toda la poblacin civil tiene para hacerle conocer al compaero Presidente.

    LE.- Qu opinin le merece la diversidad de voces al interior de la CONALCAM?VQ.- Existen muchos representantes de sectores so-ciales que hablan a nombre de su sector, hablan a nombre del pueblo boliviano y reflejan justamente la realidad que estamos viviendo: el antes y el despus.

    CONALCAM: La organizacin de organizacionesrider Jess MoLLinedo

    LE.- El pasado martes 1 de septiembre, la CO-NALCAM decidi respaldar una nueva postu-lacin de Evo Morales al cargo de presidente para las elecciones nacionales de 2019. En los siguientes das enviarn al Congreso un proyec-to para la modificacin de la Constitucin para hacer posible ello. Por qu se asumieron la de-cisin de apoyo a la repostulacin del presiden-te Morales?VQ.- Entendemos que a casi 10 aos del proceso de cambio se ha visto el liderazgo del compaero Mo-rales en Bolivia. No es la CONALCAM ni los que representamos los diferentes sectores, sino el pue-blo boliviano, quien ve al compaero Evo Morales como la esperanza de que Bolivia siga progresando, desarrollndose.

    La CONALCAM lo nico que ha hecho es or y discutir lo que esas voces del pueblo exclaman: si se va Evo Morales nuevamente estaramos ingresando a una nueva poca neoliberal donde los derechistas, que ahora no tienen el poder, quieran encaramarse. Esa es la razn principal por la que ltimamente se han encargado de daar la imagen del presidente.

    Nosotros hemos visto por conveniente pedirle al presidente Evo Morales que repostule a lo que es la candidatura 2020-2025, porque su liderazgo de-be seguir adelante. Tienen que construirse muchas obras, que cumplirse muchos aspectos en la mar-cha de Bolivia hacia su mayor desarrollo, y la CO-NALCAM ha propuesto precisamente todo ello.

    sta no es una decisin unilateral de nosotros. Estamos yendo mucho ms all; queremos que el pueblo decida.

    Aquella decisin se la hemos hecho conocer al Presidente, quien ha visto con buenos ojos de que es evidente de que el pas tiene que seguir progresando. Por eso proponemos repostulacin de Evo Morales y un cambio parcial de la Constitucin Poltica del Estado. La misma Constitucin lo dice, que se pue-den hacer cambios parciales por voluntad soberana, por Asamblea Legislativa.

    Nosotros no queremos darle el discurso a la dere-cha de que somos un conjunto de gente que no repre-senta a nadie. Al contrario, somos representantes de muchos sectores, que est diciendo al pueblo deci-damos juntos, en un referendo, la repostulacin del compaero Evo Morales para las prximas elecciones.

    LE.- Qu debilidades ve al interior de la CO-NALCAM?VQ.- La debilidad ms importante que se pueden en-contrar a momento es la falta de mayor consciencia ideolgica por parte de algunos sectores porque no se ha hecho extensiva la socializacin del proceso de cambio al interior de ellas. Eso debilita a algunos sec-tores pero no as a la CONALCAM en su conjunto.

    Es como en cualquier otro sector. En la misma COB, dentro de sus organizaciones sindicales, exis-ten sectores que debilitan a la COB por falta de un inters ideolgico social, y eso mismo pasa en la CONALCAM. Eso siempre va a existir, pero cree-mos que el grueso de sectores ha profundizado esa socializacin del proceso de cambio al interior de las mismas. Debemos fortalecer a los sectores dbiles.

    LE.- Cmo considera en este momento la im-portante cuestin de la formacin poltica?VQ.- Justamente la formacin ideolgica y poltica es lo que en muchas organizaciones sindicales y so-

    Expresamos una serie de temas sociales que los trabajadores y toda la poblacin civil tienen, dndoselas a conocer

    directamente al compaero Presidente

    Contina en la siguiente pgina

    [ r u m b o d e l c a m b i o ]

    Lo que se ve en la CONALCAM es la pluralidad. Por ejemplo, podemos escuchar a representantes de los adultos mayores. Con esa vasta experiencia que tienen, hacen conocer a los diferentes sectores sus vi-vencias. A nosotros nos parece algo acertado todo es-to ya que podemos intercambiar criterios, tanto sin-dicalistas como los que nos son parte de la COB, lo que hace que el debate interno sea mucho ms rico, al mismo tiempo que vemos la realidad de otros secto-res y nos preguntamos conjuntamente cmo quere-mos una Bolivia plurinacional bien representada.

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    ciales falta. Carecemos del debate poltico profundo para ver una sociedad boliviana con identidad pro-pia, para no dejarse llevar por ideas neoliberales e imperialistas.

    Este es un proceso de cambio que no se va a ha-cer de la noche a la maana. Nosotros hemos vivido ms de 20 aos en un sistema econmico muy ce-rrado como fue el neoliberalismo, que ha individua-lizado al boliviano. Ya no nos ha vuelto una clase en s sino una clase para s, y esa es la gran debilidad de muchos sectores. En la CONALCAM estamos tra-tando de fortalecer aquello empezando por las mis-mas discusiones al interior de la organizacin.

    LE.- Qu rumbos debe seguir la CONALCAM para consolidar los avances del Estado Plurina-cional?VQ.- Creemos nosotros que la CONALCAM tiene la visin de una Bolivia como la que ha soado Mar-celo Quiroga Santa Cruz, pero ello no se va a hacer de la noche a la maana. Existen deficiencias ideo-lgicas y polticas que deben ser solucionadas pa-ra que nuestra CONALCAM consiga a futuro los resultados esperados, constituyndose en el bastn del proceso de cambio. Tenemos que ser los fiscali-zadores para que este proceso no se desve.

    LE.- Como representante del sector fabril, qu papel cumple su sector en el proceso de cambio?VQ.- El proceso de cambio que se est viviendo no es de un partido poltico. Eso lo hemos enfatizado desde el sector fabril. El proceso de cambio es de toda la sociedad boliviana. Se han perdido vidas en la lucha por tener un proceso que reivindique a la sociedad boliviana.

    Desde el sector fabril hemos buscado analizar pro-fundamente la coyuntura con el compaero de base, crecer sindicalmente, esto con la mira de que el pro-ceso de cambio debe aportar al sector de la industria.

    Como trabajadores, el 2013, despus de varias rias, discusiones y peleas con el gobierno nacio-nal, hemos redefinido nuestras acciones tras com-prender que lo que estbamos haciendo estaba for-taleciendo a sectores de derecha y dndole discurso. Por lo tanto, dijimos de las calles vamos al dilogo a aportar al proceso de cambio. Vamos a hacer cono-cer las falencias que tiene el sector fabril para ver c-mo el gobierno puede apoyar y con ese apoyo forta-lezcamos el proceso de cambio.

    Desde 2013 las federaciones departamentales fa-briles, mediante la Confederacin, hemos hecho un reencuentro con el gobierno nacional en busca de la profundizacin del proceso de cambio en base a la Agenda Patritica 2025.

    El sector fabril se mantiene en este momento fir-me en la CONALCAM, firme frente al proceso de cambio. Nosotros lo hemos dicho, las cosas que se hagan bien nosotros las vamos a aplaudir, pero si vemos que las cosas empiezan a hacerse mal noso-tros vamos a salir a protestar.

    El proceso de cambio se trata de escuchar a to-dos, no simplemente de decir que todo est bien. Si algo est mal, est mal y hay que corregirlo. El sec-tor fabril est firme en ese sentido. Vamos a apo-yar, pero si hay que reencauzar el proceso lo vamos a reencauzar como trabajadores en base al dilogo. De no ser escuchados tambin estn las calles pa-ra ser escuchados. Ese es el sentir de los trabajado-res fabriles.

    Entrevista a Humberto Baldiviezo

    La CONALCAM y el liderazgo poltico de Evo Morales

    La poca (LE).- Por qu repostular a la presi-dencia a Evo Morales en 2019?Humberto Baldiviezo (HB).- Porque se ha vis-to el trabajo que ha hecho el Presidente, el trabajo desinteresado y la serie de transformaciones que se viene desarrollando en nuestro pas, no viendo has-ta ahora un lder connotado dentro del Instrumen-to Poltico adems de l. Adems, el presidente Mo-rales ha construido un liderazgo poltico nacional e internacional y tiene el apoyo total de las organiza-ciones sociales de nuestro pas.

    Al interior de la CONALCAM no hubo una voz contraria al apoyo unnime que se le est brindado al Presidente. Es por el trabajo que ha realizado en nuestro pas y para darle la continuidad a los diver-sos programas y proyectos que nos pronunciamos en apoyo a su repostulacin y cumpla la Agenda Pa-tritica 2025, para poder consolidar la industrializa-cin de nuestros recursos naturales.

    En cuanto a los sectores que se han manifesta-do contra la repostulacin y la idea de modificar la

    Constitucin, slo podemos decir que todos los sec-tores tienen diferentes criterios. Tienen el derecho de opinar y querer llegar tambin al poder. Estn en todo su derecho de hacer su crtica.

    LE.- Como dirigente de un sector importante como es CONAMyPE, qu opinin le mere-cen estos nueve aos de gobierno?HB.- En estos nueve aos de gobierno se ha visto una profunda transformacin de nuestro pas.

    En cuanto a nuestro sector, la Confederacin Nacional de la Micro y Pequea Empresa de Boli-via, hemos visto algunos problemas porque los co-laboradores del hermano Presidente no pudieron viabilizar algunas polticas para beneficio del sector. Un problema muy agudo que tenemos es el de la ro-pa usada. Se est trabajando en tres mesas temti-cas dentro del Ministerio de Economa para estruc-turar una propuesta de ley para evitar la internacin de ropa usada y ropa china para que las pequeas y microempresa se puedan fortalecer.

    La demanda ms importante que tiene el sector es el problema de la materia prima. En una reunin yo le haba hecho notar al seor presidente que ha-ce ocho aos se poda dar un mayor valor agregado a la materia prima. De 22% ha rebajado al 5%, por ausencia de polticas de fomento hacia el sector de la micro y pequea empresa. La materia prima an sigue saliendo como tal, para luego volver con el va-lor agregado creado por industrias extranjeras. No podemos ser competitivos porque la materia prima en nuestro pas es muy cara, as como la maquina-ria. No podemos ser competitivos ante las industrias china, brasilea o argentina porque ellos son indus-trias totalmente avanzadas. No podemos ser com-petitivos porque no se brindan las condiciones, si-tuacin manifestada tambin en las reuniones de la CONALCAM.

    LE.- Qu rumbos debe seguir la CONALCAM para consolidar el Estado Plurinacional?HB.- La CONALCAM, como conjunto de diri-gentes nacionales que representan a organizacio-nes matrices de nuestro pas, lo que tiene que hacer es socializar, difundir los logros conseguidos por el hermano presidente en cuanto a la ejecucin de pro-yectos de gran envergadura. Mucha gente no cono-ce estos avances. Esa es una de las importantes ta-reas que debemos hacer.

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  • 6 | la poca | www.la-epoca.com.bo del 6 al 12 de septiembre de 2015

    Sin libertad de expresinandrs saL.Lari *

    La diputada Norma Pirola lo dej bien claro durante su alocucin en la interpela-cin a la ministra Marianela Paco. La poca es un pasqun cuyo nico fin es reproducir las mentiras del gobierno (la foto ilustra la nota).

    Si el partido de derecha al que perte-nece Pirola fuera gobierno, La poca no tendra ningn apoyo estatal ya que es un pasqun y seguramente desapa-recera, pero en ese caso la poblacin no conocera de ninguna asfixia ni vio-lacin a la libertad de expresin.

    El pasado domingo, en la noche, me encontraba viendo un programa poltico de la tv argentina. El perio-dista Luis Majul pregunta al candidato neoliberal Mauricio Macri:

    -Si Ud. llegara a ser presidente, qu pasara con el programa 678?

    Macri responde que en ese ca-so el programa dejara de existir.

    Majul sentencia: Qu bue-no!

    678 es un programa de la te-levisora estatal que analiza prin-cipalmente el papel de los me-dios de comunicacin opositores en la poltica argentina. Que Ma-cri lo quite del aire tampoco apa-recer como un ataque contra la libertad de expresin. De hecho el periodista que formula la pre-gunta se da el gusto de festejar la posible censura.

    Estas declaraciones (las de Pirola, Macri y Majul) no han durado ms de 10 segundos ca-da una, pero explican 200 aos de hegemona cultural.

    La libertad de expresin que hoy discutimos en todos los pa-ses gobernados por el progre-sismo es en realidad la prdida del monopolio del mensaje por nuestras oligarquas y su representa-cin meditica; quienes siempre vio-laron la libertad de expresin al impe-dir la aparicin de voces que pudieran poner en entredicho su relato.

    Orgenes del relato oligrquicoA los suramericanos nos burlaron la historia. Tras la independencia de Es-paa, se desataron una serie de san-grientos conflictos internos que du-raron dcadas y culminaron con la victoria de las oligarquas locales. No casualmente Bolvar, San Mar-tn, OHiggins, Sucre y Artigas fueron perseguidos, asesinados o exiliados.

    El triunfo oligrquico maquill la historia de la emancipacin y plag nuestras plazas y avenidas con las fi-guras y los nombres de los coloniza-dores, principalmente Cristbal Co-ln. Nuestras capitales suramericanas son una muestra de ello.

    Cmo imagina Ud. que se hubiera sentido el Mariscal Sucre (quien per-

    El gobierno boliviano no slo tiene el derecho sino que tiene la obligacin de estimular una

    construccin cultural contrahegemnica

    di a 14 familiares directos en la lucha contra los espaoles) al ver esa edifica-cin cultural?

    Los mismos que rindieron culto a los colonizadores inoculndonos una ideologa anti emancipadora (si vale el trmino) tambin fundaron medios de comunicacin con la misma impronta.

    Hasta la aparicin de la actual rea-lidad suramericana, plagada de proce-sos de cambio (aunque con las pausas

    correspondientes por el surgimien-to de procesos nacionalistas a mitades del siglo XX), el relato oligrquico no sufri contradicciones a nivel masivo.

    Acurdese Ud. nada ms de los l-timos 25 aos. En algn momento se puso en entredicho la libertad de ex-presin mientras no existi ningn medio de comunicacin que cuestio-nara las privatizaciones?

    Eso no se discute, y de ah subyace la gran hipocresa en torno al debate que vivimos actualmente a nivel regio-nal. Quienes nos impusieron a Crist-bal Coln, a Isabel la Catlica, quie-nes en las ltimas dcadas hicieron lo imposible por negarnos como latinoa-mericanos porque debamos ser como Estados Unidos, ahora descubren que hay un ataque contra la libertad de ex-presin, cuando ellos mismos negaron esa libertad durante casi 200 aos.

    En realidad, actualmente siguen siendo ellos quienes niegan la liber-tad de expresin a nuestros pueblos,

    cuando ocultan las tendencias mayori-tarias de las sociedades y se dedican a llevar adelante campaas sistemticas de descredito en contra de los gobier-nos electos. No son crticos, son cons-piradores disfrazados de independen-cia y objetividad.

    Los procesos de cambioA m me suena lgico que a nivel re-gional, tras haber logrado romper con

    la bicentenaria hegemona oligrquica, nuestros presidentes y presidentas es-tn ocupados en estimular una estruc-tura cultural y comunicacional acorde a los nuevos tiempos.

    Por eso el gobierno de Evo Morales financi una estatua de Juana Azurduy que descubri junto a Cristina Kirch-ner recientemente en Buenos Aires.

    Cuando el Estado Plurinacional de Bolivia financie una estatua de Sn-chez de Lozada en El Alto estaremos en problemas; puede sonarle absurdo, pero ya vimos que eso es lo que hicie-ron nuestras oligarquas.

    El gobierno boliviano no slo tiene el derecho, sino que tiene la obligacin de estimular una construccin cultural contrahegemnica, para eso fue elegi-do y ratificado por una amplia mayo-ra de su pueblo hastiado del neolibe-ralismo y de su relato.

    En la misma interpelacin parla-mentaria citada al inicio de esta colum-na, la diputada Jimena Costa acept la

    legitimidad del gobierno para construir una hegemona poltica y cultural, ya que esto lo hacen todos los gobiernos del mundo; sin embargo cuestion que se haga con fondos pblicos y no con fondos propios del MAS.

    Resulta evidente que el reto que conlleva construir una identidad cul-tural no puede llevarse adelante con el aporte de algunos miles de afiliados. La legitimidad que tiene el gobierno de Evo Morales para emprender es-te desafo con los fondos pblicos fue otorgada por el pueblo boliviano me-diante los votos.

    Asimismo se entiende en todos los pases del mundo, especialmente en Estados Unidos, donde sus gobiernos

    utilizaron siempre los fondos p-blicos para estimular y consolidar su sistema poltico, cultural y co-municacional, no slo dentro de sus fronteras, sino tambin a lo largo y ancho del planeta.

    En los hechos, lo que esta-mos viviendo en la regin es un indito proceso de democratiza-cin de la informacin y la cultu-ra o sea una ampliacin de la li-bertad de expresin. La llegada al poder de nuestros presidentes ha permitido la aparicin de mi-les de voces antes censuradas.

    Sin estos presidentes no ha-bra Telesur ni Abya Yala, no ha-bra medios estatales fortalecidos ni publicaciones contrahegem-nicas como La poca.

    El debate que impulsan los sectores de derecha continenta-les en torno a la libertad de ex-presin es en realidad una cam-paa de desprestigio que apunta a deslegitimar los procesos de cambio con el fin ltimo de re-cuperar su privilegio del mono-

    polio de la cultura y la comunicacin.Si eso sucediera, Ud. perdera su de-

    recho a leer esta columna en un me-dio masivo de comunicacin y tampo-co podra ver nuestro programa Ojo con los Medios eso sera una injusticia.

    Esta batalla cultural da sus prime-ros pasos, habr que hacer un mu-cho mayor esfuerzo por debatir nues-tra estrategia, ya que el camino no est exento de contradicciones y errores propios; muchas veces perdemos va-liosas oportunidades de influir en la opinin pblica y nos enviciamos al ser demasiado propagandistas.

    Pero creo que pese a todo vale la apuesta, nuestro Mariscal Sucre, el li-bertador San Martn, y la Generala Juana Azurduy, tal vez sigan revolcn-dose en sus tumbas, pero seguro que un tantito menos que antes.

    * Periodista, conductor del programa de tele-visin, trasmitido por Abya Yala, Ojo con los medios.

    [ r u m b o d e l c a m b i o ]

  • del 6 al 12 de septiembre de 2015 www.la-epoca.com.bo | la poca | 7

    Tras la recuperacin de la democracia se postul la

    necesidad, al menos de forma primaria, del uso y ocupacin

    del territorio

    Nemesia Achacollo Tola, ex Ministra de Desarrollo Rural y Tierras y ex Presi-denta de la Confederacin Nacional de Mujeres Campesinas Indgenas Origi-narias de Bolivia Bartolina Sisa, permaneci cin-co aos a la cabeza de uno de los ms importan-tes ministerios de Estado, tras ser posesionada en el cargo el 24 de enero del 2010, asumiendo la res-ponsabilidad de implementar el proceso de transformacio-nes agrarias, que implicaban una nueva reforma agraria y la soberana alimentaria.

    Nacida en Yapacan el 18 de julio de 1967, la ex dirigen-te campesina tuvo una trayec-toria dirigencial importante. En 1996 fue Secretaria de Ha-cienda del Comit Pro Pueblo de la comunidad de San Luis, impulsando la instalacin de agua en los domicilios.

    Posteriormente ocup el cargo de Secretaria Gene-ral de la Federacin Departa-mental de Mujeres Campesi-nas Bartolina Sisa de Santa Cruz, donde estimul la eje-cucin de obras pblicas de saneamiento bsico, tareas que la llevaron a ser postula-da y electa como suplente del primer candidato a la Alcalda de Santa Rosa, representando al Movimiento al Socialismo.

    Estas funciones le permi-tieron a la dirigente y autori-dad municipal capacitarse y poner en prctica los conoci-mientos adquiridos mediante los programas de ca-pacitacin de CIPCA y NINA.

    Enfrent conflictos de tierras entre los campesi-nos y las concesiones forestales. Lider campaas internacionales como la de la recuperacin de se-millas nativas para asegurar la seguridad y soberana alimentaria, adems de otras destinados a lograr la paridad de participacin de las mujeres en los espa-cios polticos, proceso del que fueron parte las palli-ris, trabajadoras del hogar y productoras ecolgicas.

    La herencia que deba administrarHasta el ao de su posesin haban pasado 57 aos de la Reforma Agraria, dictada el 2 de agosto de 1953 por el entonces Presidente Vctor Paz Estens-soro. Mientras su aplicacin en los valles y el altipla-no se dio bajo el principio de la tierra es de quien la trabaja, en el oriente boliviano se distribuan las tierras del Estado por miles de hectreas que llega-ron hasta las 100.000 has. para un slo propietario.

    La transformacin del posterior proceso de re-distribucin de tierras que se tradujo en una muy

    dinmica mutacin permanente, afect las tierras del altiplano hasta llegar al surcofundio; de la mis-ma manera, los valles interandinos fueron seriamen-te parcelados. En ningn caso se opt por la planifi-cacin mediante el uso mayor de la tierra.

    Tras la recuperacin de la democracia se postul la necesidad, al menos de forma primaria, del uso y ocupacin del territorio. Sin embargo, se fortalecie-ron las grandes haciendas y la nueva burguesa agro-industrial del oriente boliviano, fomentados desde el gobierno de Banzer y los posteriores, constituyn-dose como la clase dominante.

    El proceso de cambioEl gobierno del Presidente Evo Morales inicia un nuevo proceso de distribucin de tierras fiscales en el oriente boliviano denominado Revolucin Agra-ria. No obstante, se restringe slo a las tierras fis-

    cales. Los terratenientes, pese a perder el poder po-ltico, no pierden privilegios en la posesin de sus grandes extensiones territoriales. En efecto, la redis-tribucin de tierras no afecta a las tierras producti-vas en manos de los hacendados de oriente.

    Cinco aos de gestin de la Ministra Achacollo y quedan muchas interrogantes en este proceso de transformacin del agro, cules son las polticas y estrategias de desarrollo agropecuario rural y fores-tal en los diferentes pisos ecolgicos? Como se re-suelve el problema del mini, micro y surcofundio en las tierras altas y los valles?

    Al parecer, este ministerio slo administr lo he-redado y se desconocen las polticas del uso sosteni-ble de la tierra y el incremento de los recursos natu-rales agropecuarios.

    Ms preguntas. Cules son las polticas y cunto avanzamos en materia de tierra y territorio para las naciones indgenas originarias?

    Cunto se avanz el aprovechamiento de los re-cursos forestales, las polticas de bosques, parques nacionales y reas de conservacin?

    Qu se hizo y cules son las polticas de fomen-to al desarrollo econmico y social de las comunida-des y organizaciones econmicas campesinas e ind-genas? Qu medidas de proteccin a sus derechos sociales, econmicos y culturales existen?

    Cunto se avanz con el seguro agropecuario o con la revalorizacin de los usos legales de la hoja de coca, as como su investigacin cientfica, indus-trializacin y el desarrollo integral de las zonas pro-ductoras?

    Muchas medidas de transformacin revoluciona-ria quedaron en el tintero, otras avanzaron muy poco, pero lo que ms se evidencia es que se administr el Estado de situacin que dej el neoliberalismo, apli-cando unas pocas medidas que no afectan a la base econmica y menos a la propiedad de la tierra.

    La mecanizacin agrcola-pecuaria qued en pe-queos intentos y no se desarrollaron ms inicia-

    tivas de fortalecimiento al pe-queo y mediano productor campesino.

    Se mantiene la propiedad privada y no se desarrollan las empresas social-comunitarias agrcolas que son el potencial de la transformacin econ-mica del agro.

    Lo que es innegable es que se avanz en la red de vincu-lacin caminera, y se imple-mentan nuevos e importantes proyectos. Asimismo, se pro-gres en la formulacin de es-trategias de implementacin, construccin y mantenimien-to de infraestructura de apo-yo a la produccin agropecua-ria, la sanidad agropecuaria y la inocuidad alimentaria, aun-que an lo hecho hasta ahora sigue siendo insuficiente.

    En cuanto el mejoramiento de empleo en condiciones dig-nas para los trabajadores y tra-bajadoras de todas las activi-dades econmicas del mbito rural, tampoco tuvo avances.

    Viendo este desolador pa-norama de la Revolucin

    Agraria, la renuncia de la ministra Achacollo se de-bi a la supuesta mala administracin del Fondo In-dgena, a causa de la cual se involucr a algunos diri-gentes de las organizaciones sociales que participan en ella, que sufrieron una psima orientacin sobre los procedimientos en el manejo y administracin de los desembolsos de los proyectos, sin descontar posibles actos de mala fe de los propios dirigentes.

    Con todo, cabe resaltar que la renuncia de la ex ministra Achacollo debi ser, fundamentalmente, por la inoperancia para lograr la implementacin de la mencionada Revolucin, por la falta de com-promiso real con la soberana alimentaria y todos y muchos derroteros que se haban planteado pa-ra lograrlos.

    Es lamentable que haya sido por presuntos actos de corrupcin en el Fondo Indgena, ha-biendo sido lo apropiado su alejamiento por su imposibilidad de hacer una verdadera REVOLU-CION AGRARIA.

    * Ex Dirigente del PS-1.

    Se cumpli con la revolucin agraria?Gerardo CLaviJo C. *

    [ r u m b o d e l c a m b i o ]

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    La reeleccin presidencial puede ser

    justificada como un mandato contingente

    de la poblacin, expresada a travs

    de sus distintas organizaciones

    sociales

    Pensar una propuesta de Re-forma Constitucional, supo-ne pensar cules son el con-junto de temticas que se busca ajustar, modernizar y lgica-mente modificar para optar a un de-terminado rumbo poltico.

    La presente propuesta est pensa-da desde de tres mbitos: a) Reelec-cin presidencial; b) rgano Judicial y c) Reintegracin Martima.

    Procedimiento de ReformaEl procedimiento de reforma consti-tucional se encuentra establecido en el artculo 411 de la Constitucin Polti-ca del Estado (CPE)

    La reforma constitucional puede ser de dos maneras: Total o Parcial. La reforma parcial de la CPE slo puede ser realizada sobre la Segunda, Tercera y Cuarta Parte, es decir, sobre los art-culos 145 al 409. Los dems artculos slo pueden ser reformados median-te el procedimiento de reforma total, convocando a una Asamblea Cons-tituyente e ingresando a un proceso constituyente similar al vivenciado en-tre 2006 y 2009. Sin embargo, los m-bitos expuestos en esta propuesta no precisan de una convocatoria a una Asamblea Constituyente, en tanto se encuentran en el marco de lo estable-cido entre la Segunda y la Cuarta Par-te de la Constitucin.

    Conforme a lo establecido en el Ar-tculo 411 la reforma parcial puede ini-ciarse por:

    a) Iniciativa popular con la firma de al menos el 20% del electorado, o b) Ley de Reforma Constitucional apro-bada por dos tercios del total de los miembros presentes de la Asamblea Legislativa Plurinacional.

    Es lgico que el gobierno opte por la segunda modalidad de inicio de la reforma parcial, en otras palabras, se aprobar (por dos tercios) una Ley de Reforma Constitucional en la que se explicitar el texto de la reforma.

    La misma Ley de Reforma Constitu-cional es la que establecer la fecha de realizacin del referendo y el ingreso en vigencia de las reformas establecidas.

    Hacia la Reforma ConstitucionalFarit L. roJas tudeLa *

    una reforma de un solo artculo pa-ra esta temtica, nos referimos al ar-tculo 168 de la CPE vigente, el cual seala: El perodo de mandato de la Presidenta o del Presidente y de la Vi-cepresidenta o del Vicepresidente del Estado es de cinco aos y pueden ser reelectas o reelectos por una sola vez de manera continua.

    La reforma propuesta puede sealar:

    I. El perodo de mandato de la Pre-sidenta o del Presidente y de la Vi-cepresidenta o del Vicepresidente del Estado es de cinco aos y pue-den ser reelectas o reelectos por una sola vez de manera continua.

    II. La habilitacin para reeleccin en un tercer mandato de la Presiden-ta o del Presidente y de la Vice-presidenta o del Vicepresidente podr realizarse por referendo de habilitacin. El referendo podr ser convocado por Ley de con-vocatoria a referendo de habilita-cin aprobada por dos tercios de la Asamblea Legislativa Plurina-cional.

    Bajo esta modalidad el texto constitu-cional garantiza la re eleccin continua por una sola vez pero prev la habilita-cin de un tercer mandato por volun-tad popular por medio de un referen-do de habilitacin. De esta manera se respeta el principio de alternancia y se lo limita como excepcin por medio de la voluntad popular en casos como el del Presidente Morales.

    rgano JudicialLa temtica Justicia se expresa en la Constitucin Poltica del Estado en el Ttulo III de la Segunda Parte de la Constitucin. La forma de eleccin de las ms altas autoridades se encuentra determinada en el Artculo 182 de la CPE como ejemplar para distintas au-toridades judiciales, sin embargo, una vez modificado el Artculo 182 por l-gica jurdica se debe reformar los art-culos 188, 194 y 198, de esta manera se elimina la eleccin de autoridades del rgano Judicial y el Tribunal Consti-tucional Plurinacional.

    La propuesta de reforma del artcu-lo 182, puede ser la siguiente:

    I. Las Magistradas y los Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia se-rn elegidas y elegidos por la Asam-blea Legislativa Plurinacional.

    II. La Asamblea Legislativa Plurina-cional efectuar por dos tercios de sus miembros presentes la un pro-cedimiento de seleccin merito-crtico pblico, oral y contradic-torio.

    III. Las magistradas y magistrados no podrn pertenecer a organizacio-nes polticas.

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    Sera recomendable que se presen-ten los mbitos de reforma diferencia-dos para la votacin de la poblacin en el referendo constitucional, de es-ta manera cada mbito de reforma, ca-da temtica de reforma, puede ser co-rrectamente informada a la poblacin.

    Una vez realizado el referndum constitucional aprobatorio, las refor-mas que hubieran sido aprobadas por el pueblo boliviano se incorporarn al texto constitucional y su vigencia de-ber ser inmediata, y en caso de ser di-ferida la misma debe ser explcita en la misma Ley de Reforma.

    Reeleccin PresidencialLa reeleccin presidencial puede ser justificada como un mandato contin-gente de la poblacin, la cual a tra-vs de sus distintas organizaciones so-ciales han solicitado la reeleccin del Presidente Morales y el Vicepresiden-te Garca Linera.

    Este mandato contingente debe ser asumido como una excepcin a la re-gla, como una excepcin al principio de alternancia por razn de la volun-tad popular expresada mediante la fi-gura de un referendo de habilitacin. Por lo sealado, se puede proponer

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    IV. La Presidenta o el Presidente del Estado ministrar posesin en sus cargos.

    V. Para optar a la Magistratura del Tribunal Supremo de Justicia ser necesario cumplir con los requisi-tos generales establecidos para los servidores pblicos: haber cum-plido treinta aos de edad, po-seer ttulo de abogado, haber des-empeado, con honestidad y tica, funciones judiciales, profesin de abogado o ctedra universita-ria durante ocho aos y no con-tar con sancin de destitucin del Consejo de la Magistratura. Para la calificacin de mritos se tomar en cuenta el haber ejercido la cali-dad de autoridad originaria bajo su sistema de justicia.

    VI. El sistema de prohibiciones e in-compatibilidades aplicado a las Magistradas y a los Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia ser el mismo que para los servi-dores pblicos.

    Si se reforma el Artculo 182, por lgica jurdica se deben reformar los artculos 188, 194 y 198 de la siguiente manera:

    Artculo 188I. Las Magistradas y los Magistrados

    del Tribunal Agroambiental sern elegidas y elegidos segn el proce-dimiento, mecanismos y formali-dades para los miembros del Tri-bunal Supremo de Justicia.

    II. El sistema de prohibiciones e in-compatibilidades aplicado a las Magistradas y los Magistrados del Tribunal Agroambiental ser el de los servidores pblicos.

    III. El tiempo de ejercicio, la perma-nencia y la cesacin en el cargo es-tablecidos para las Magistradas y los Magistrados del Tribunal Su-

    Sera recomendable que se presenten los mbitos de reforma diferenciados para la votacin de la

    poblacin en el referendo constitucional

    CAPTULO CUARTO REINTE-GRACIN MARTIMA (PRO-PUESTA)

    Artculo 267.

    I. El Estado boliviano como Estado Pacifista declara su derecho irre-nunciable e imprescriptible de ac-ceso soberano al ocano Pacfico.

    II. La solucin efectiva al diferen-do martimo a travs de medios pacficos y el ejercicio pleno de la soberana sobre dicho acce-so constituyen objetivos perma-nentes e irrenunciables del Esta-do boliviano.

    Artculo 268.

    El desarrollo de los intereses ma-rtimos, fluviales y lacustres, y de la marina mercante ser prioridad del Estado, y su administracin ser ejercida por la Cancillera del Estado Plurinacional de Bolivia.

    ConclusionesLa Constitucin precisa ajustes, so-bre todo en el tema de Justicia, Au-tonomas y del ejercicio pleno de derechos. Si bien debido al tipo de reforma (reforma parcial) no pue-den modificarse (o complementarse) los captulos de derechos s sera ne-cesario afirmar la dignidad de todos los bolivianos y su derecho a ser tra-tados de manera digna, presumiendo su inocencia, garantizando el ejerci-cio de sus derechos polticos y sobre todo, ante la posibilidad de una ree-leccin para un tercer mandato cons-titucional, garantizar todo el pluralis-mo poltico posible para un proceso electoral transparente.

    * Abogado constitucionalista.

    [ r u m b o d e l c a m b i o ]

    premo de Justicia sern de aplica-cin a los miembros del Tribunal Agroambiental.

    Artculo 194I. Los miembros del Consejo de la

    Magistratura se elegirn segn el procedimiento, mecanismos y for-malidades para los miembros del Tribunal Supremo de Justicia.

    II. Los miembros del Consejo de la Magistratura de Justicia requeri-rn, adems de las condiciones ge-nerales de acceso al servicio p-blico, haber cumplido treinta aos de edad, poseer conocimientos en el rea de sus atribuciones y haber desempeado sus funciones con tica y honestidad.

    III. El tiempo de ejercicio, la perma-nencia y la cesacin en el cargo es-tablecidos para las Magistradas y los Magistrados del Tribunal Su-premo de Justicia sern de aplica-cin a los miembros del Consejo de la Magistratura.

    Artculo 198 Las Magistradas y los Magistra-

    dos del Tribunal Constitucional Plurinacional se elegirn median-te el procedimiento, mecanismo y formalidades de los miembros del Tribunal Supremo de Justicia.

    La ingeniera institucional del rgano judicial y del Tribunal Constitucional

    Plurinacional se encuentran en sus le-yes respectivas, la Constitucin seala muy poco sobre el detalle institucional de los mismos.

    Propuesta adicional de recuperacin de la facultad de interpretacin autntica de la Asamblea Legislativa PlurinacionalSe sugiere que la Asamblea Legislati-va Plurinacional recupere en el texto constitucional su facultad de interpre-tacin de la Constitucin sobre todo en temas de trascendencia poltica, de esta manera la legislacin secunda-ria dedicada al Tribunal Constitucio-nal Plurinacional permitir que el mis-mo ejerza el principio de restriccin

    positiva la posibilidad de que el mis-mo Tribunal pueda elegir lo que desea conocer o lo que pueda remitir a co-nocimiento de la Asamblea Legislativa Plurinacional, como aquellos casos de definicin poltica o de interpretacin poltica de la CPE, como es el caso de las Autonomas.

    Reintegracin martimaEl tema relacionado a la reintegracin martima se encuentra establecido en el Captulo Cuarto del Ttulo VIII de la Segunda Parte de la Constitucin, denominado Reivindicacin Mar-tima. Lo que se sugiere es la refor-ma de todo Captulo IV, de la siguien-te manera:

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    Las acciones derechistas promueven el desgaste de la imagen del Presidente y Vicepresidente, mostrando

    como enemigo del pueblo al MAS y a las organizaciones

    campesinas

    La Guerra de baja y larga intensidad y el conflicto, es una estrategia planificada por la derecha desde la crisis poltica estatal de inicios del 2000, que involucr como actor directo del sistema poltico de partidos neoliberales que alterna-ron en la direccin estatal desde el 85 hasta el 2005.

    Los antecedentesEl nico partido que logr sustituir liderazgo en la conduccin partidaria con cohesin interna ha sido el MNR con Gonzalo Snchez de Lozada. Una inteli-gente forma de consolidar la cohesin interna, ha si-do precisamente ligar lo tradicional con la sustitucin.

    Paz Estenssoro dej el gobierno y la conduccin partidaria en su ltima gestin (1985-1989), pero la sustitucin se desarroll en este periodo de inicio del neoliberalismo y transicin a nuevo liderazgo partidario. Snchez Lozada, abanderado poltico del neoliberalismo dentro el MNR, y en el sistema mul-tipartidario, postulado como candidato a Presiden-te en 1989, tena como acompaante a Julio Garret Aylln, figura poltica arraigada en la tradicin mo-vimientista del nacionalismo revolucionario.

    Aquella decisin fue sustancial para consolidar-se internamente como titular poltico del MNR y en su segunda postulacin ya no recurre al MNR para su acompaante de formula (1993), sino a uno ex-terno que sintetice el momento histrico de los 500 aos de invasin espaola, un dirigente con trayec-toria e imagen poltica y campesina aymara: Vctor Hugo Crdenas, pero gobern otorgando la titulara de las cmaras parlamentarias a dos figuras influyen-tes dentro el movimientismo: Guillermo Bedregal (Presidente de la Cmara de Diputados) y Juan Car-los Durn (Presidente de la Cmara de Senadores).

    El MIR no pudo generar su propia renovacin sin prescindir de su lder histrico Jaime Paz Zamo-ra; se termin de diluir como partido y liderazgo en la crisis de octubre del 2003.

    ADN, con Banzer, utiliz una frmula combi-nada de sustitucin de liderazgo. Con la renuncia a la presidencia de Banzer, por enfermedad, asumi un tecncrata joven formado en los EE.UU., Jorge Tuto Quiroga Ramrez, quin planteo una dupla de tradicin interna como candidatos a la presiden-cia y vicepresidencia (2003), Ronald MacLean y Tito Hoz de Vila. sta formula tambin precipito la ex-tincin poltica del ADNismo.

    La derecha tradicional se qued sin liderazgo na-cional y opt por tener una retirada tctica del Es-tado y atrincherarse en los departamentos. Por ello es que los candidatos de derecha a senadores y pre-fectos se reciclaron en PODEMOS y en agrupacio-nes ciudadanas en las elecciones del 2005, cuestin que les dio un resultado electoral y poltico exitoso.

    Controlaban 6 de las 9 prefecturas del pas y la mayora absoluta en la Cmara de Senadores. Su pri-

    Guerra de baja y larga intensidadCsar navarro Miranda *

    mer objetivo se logr con xito, tener una represen-tacin nacional y control territorial mayoritario para generar desestabilizacin al nuevo gobierno desde el mismo Estado, no fuera de ella. Este es el inicio de este proyecto de Guerra de baja y larga intensidad que persiste hasta el da de hoy y se prolongar indefini-damente en el tiempo en busca de sus objetivos es-tratgicos de la derecha nacional e internacional.

    Los conflictos:Los dos primeros se dieron dentro el marco de la Asamblea Constituyente:

    Autonoma y Capitala plena para SucreAutonoma. Se plante como anttesis a la Asam-blea Constituyente. Despus de la huida de Snchez de Lozada, Carlos Mesa, que no tena la condicin de lder poltico gubernamental, represent la salida constitucional a la crisis de octubre, no la posibili-dad de solucin a la crisis.

    Por ello, la derecha concibi este periodo para in-corporarse a la demanda autonoma departamental como ncleo de reorganizacin estatal, previa a la Asamblea Constituyente, por lo tanto, el futuro fo-ro constituyente deba estar delineado por esta re-forma del Estado.

    El primer paso fue imponer la eleccin de Pre-fectos en los nueve departamentos a travs del vo-to; el segundo, un referndum nacional sobre la au-tonoma, para ello recabaron y presentaron la firmas al Congreso Nacional. Este camino corto y efectivo cumpla con lo planificado, pero la renuncia de Car-los Mesa a la Presidencia de la Repblica posterg esta accin.

    La designacin presidencial de Eduardo Rodr-guez Veltz, por sustitucin constitucional, adelant las elecciones y posterg el referndum, pero logra-ron la eleccin de prefectos a travs del voto. Par-cialmente consiguieron lo planificado. Se traslad la disputa de la autonoma a la Asamblea Constituyen-te.

    El foro constituyente no era el escenario para la reforma impulsada por la derecha, pero era el esce-nario demandado nacionalmente, por lo tanto legiti-mado por el pueblo y el triunfo del MAS.

    En su concepcin, la autonoma no debera ser un tema ms debate interno, pese a que el fue la mandato del referndum nacional conjuntamente la eleccin de constituyentes, debera ser el eje de la derecha para bloquear la Asamblea Constituyente.

    Inicialmente, entre los cuatro prefectos de Pan-do, Beni, Santa Cruz y Tarija, que venan de la de-recha (ADN, MNR y del Comit Cvico pro San-ta Cruz), organizaron la Junta Autonmica que involucr a Prefectos y Comits Cvicos, detrs de ellos sumaron a los constituyentes de toda la dere-cha prescindiendo de sus organizaciones polticas y agrupaciones que los llevaron al foro constituyen-te. Su debilidad fue que no lograron sumar a Cocha-bamba y La Paz. Dieron otro salto ms agresivo y conformaron el Consejo Nacional de la Democra-cia CONALDE.

    La cabeza formal del CONALDE estaba en la prefectura de Santa Cruz, el poder real descansaba en el presidente Branko Marincovik del Comit C-vico pro Santa Cruz. Su eje discursivo: autonoma anttesis del centralismo republicano y aymara, su objetivo estratgico, impedir que el foro constitu-yente termine sus deliberaciones aprobando el nue-vo proyecto de Constitucin. Desarrollaron accio-

    nes de bloqueo en el foro, pero tambin impedan que la comisin de autonoma deliberara en los de-partamentos para escuchar propuestas a travs de acciones de violencia poltica y racial.

    La excusa de luchar contra el centralismo aymara, como sinnimo de postergacin de la regin orien-tal, buscaba criminalizar al indgena y al MAS, acu-sndoles de responsables de este aislamiento hist-rico, por ello que las acciones de violencia tuvo esta mltiple connotacin: racial, social y poltica.

    Capitala plena para SucreSimultneamente al desarrollo del foro surgi a

    la palestra pblica el Comit Interinstitucional inte-grada por las instituciones urbanas sucrenses: Uni-versidad, Comit Cvico, gobierno municipal, em-presarios, etc., que impusieron, con el apoyo de la bancada constituyente de derecha PODEMOS, la incorporacin en la agenda de debate la Capitala. En el ideal popular urbano sucrense se foment un sentimiento regionalista, histrico, de recuperar la sede fsica de la capital poltica para Sucre arrebata a finales del siglo XIX por La Paz.

    El eje discursivo fue que los indgenas aymaras despojaron de su derecho a los sucrenses por el uso de la violencia a la cabeza del lder indgena Zra-te Willka. Nuevamente aparece no como casualidad, sino causalidad histrica un responsable: el indgena aymara, ahora expresado polticamente en la repre-sentacin constituyente de indgenas del MAS.

    El objetivo del conflicto no resida en el debate sobre la Capitala, sino en enfrentar a dos departa-mentos: Chuquisaca y La Paz.

    Las acciones desarrolladas, en la auto-denomina-da media luna, de represin racial, social y pol-tica fueron similar a las realizadas en la ciudad de Sucre: toma y saqueo de instituciones pblicas, aten-tados dinamiteros a domicilios particulares de diri-gentes polticos y sociales del MAS y de las organi-zaciones sociales.

    Tensiones en el Estado Plurinacional

    TIPNIS y la movilizacin indgenaLa VIII Marcha Indgena, discursivamente estaba planteada para defender la consulta previa e impedir la construccin del camino carretero que vinculaba Beni con Cochabamba, la base de la movilizacin fueron los pueblos indgenas organizados y afiliados a la CIDOB. El fondo de la movilizacin fue buscar una escisin de los pueblos de tierras bajas del pro-ceso revolucionario y presentar a Evo y al gobierno como enemigos.

    A la movilizacin se incorporaron ONG, resenti-dos del gobierno, y apoyaron militantemente toda la oposicin poltica de centro y de derecha de las go-bernaciones de Santa Cruz y Beni, el gobierno mu-nicipal de La Paz, Unidad Nacional y personalidades polticas de la derecha boliviana como Vctor Hugo Crdenas. En sntesis, toda la oposicin de convir-ti en defensora de los indgenas y portavoces de su demanda.

    Desde el gobierno denunciamos que la moviliza-cin tena un objetivo poltico por el vnculo org-nico que se articul con la derecha nacional y regio-nal, antes y durante la movilizacin, hasta llegar a la ciudad de La Paz.

    El tiempo fue testigo de ese hecho. A los pocos meses de concluida la marcha, Adolfo Chvez, prin-

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  • del 6 al 12 de septiembre de 2015 www.la-epoca.com.bo | la poca | 11

    [ d e s c o l o n i z a c i n ]

    cipal dirigente de la CIDOB, firm una alianza con la derecha crucea, acordando que un dirigente in-dgena fuese parte de la estructura de gobierno de la gobernacin de Santa Cruz; Pedro Nuni, ex di-putado del MAS, fue candidato a gobernador por el MSM y luego secretario de la gobernacin de Beni; Justa Cabrera, presidenta de la organizacin de mu-jeres indgenas, sub alcaldesa del gobierno munici-pal de Santa Cruz y, luego, Rafael Quispe, dirigente del CONAMAQ, que particip activamente en to-da la marcha, termin siendo diputado por Unidad Demcrata.

    Los orgenes de la movilizacin pasaron a un se-gundo plano porque los lderes planificaron con precisin el impacto de la caracterstica indgena de la marcha. Se atribuyeron la representacin de lo in-dgena y presentaron a la opinin pblica nacional e internacional, que un presidente indgena aymara era enemigo de los pueblos indgenas del oriente, la amazonia y el chaco.

    En las elecciones para la gobernacin de Beni, por la renuncia del gobernador Ernesto Surez, Pe-dro Nuni, candidato por la socialdemocracia MSM, fue tercero en la votacin (primero fue el MAS).

    En esta movilizacin se propuso la ruptura de la principal organizacin nacional que lidera el proce-so de cambio el Pacto de Unidad. Durante y despus de la movilizacin, los lderes de la marcha plantea-ron y lograron alejar temporalmente a la CIDOB del Pacto de Unidad.

    Daar la imagen del Presidente Evo, acusndolo de enemigo de los indgenas del oriente, la amazo-nia y el chaco y quebrar el ncleo orgnico del pro-ceso revolucionario, se constituye como parte de la estrategia poltica planificada por los idelogos de la derecha nacional e internacional.

    Potos, federalismo y aislamiento localEl Comit Cvico Potosinista, institucin que repre-senta a instituciones y organizaciones sociales de la ciudad de Potos, se constituyo histricamente por el ncleo sindical minero como oponente poltico a la dictadura y al neoliberalismo. Su caracterstica or-ganizativa gir siempre en torno a lo sindical y no as lo empresarial o acadmico.

    En la memoria colectiva de generaciones de Po-tos existe una interpelacin poltica al poder y al Es-tado colonial republicano, porque concebimos que nuestro subdesarrollo est inscrito en el desarrollo de las ciudades y departamentos del eje central.

    Ese sentimiento de frustracin es la base la cons-truccin y utilizacin del discurso que moviliza y justifica la demanda y, simultneamente, interpela al poder.

    No est en el ideal de la dirigencia cvica la valo-racin poltica del escenario nacional y el nuevo rol

    Los actuales conflictos no estn desnudando realidades sino mostrando la estrategia

    planificada que tiene la derecha local e internacional

    que juega y jugar Potos, sino volver a utilizar el sentido de frustracin histrica.

    En el conflicto y la movilizacin de julio-agosto del 2010 y el paro de 19 das se demand la frustra-cin que origin la Repblica: aeropuerto, comple-jo metalrgico de Karachipampa, preservacin del Cerro Rico, incorporando un punto central: respeto a los lmites territoriales de Coroma (espacio fsico de produccin de quinua y disputa entre potosinos y orureos). La resolucin dio origen a la construc-cin de un discurso y propuesta: federalismo.

    COMCIPO se expres sobre la eventual reelec-cin del Presidente y afirm que su objetivo era el revocatorio del Vicepresidente Garca Linera.

    Dos elementos que no estn ausentes del discur-so y norte poltico de la derecha boliviana. Ante el fracaso de la autonoma planteada por la derecha de la media luna, Branko Marincovik propuso el 2008 ir hacia el federalismo, y los prefectos de la derecha impulsaron el revocatorio del Presidente y Vicepre-sidente.

    La nueva dirigencia cvica se postul con la fr-mula Potos Federal Siglo XXI; recurri nueva-mente al discurso de frustracin colectiva para la movilizacin pero, previo a la movilizacin, el fede-ralismo se constituye en el eje pblico de su discurso aunque sin un contenido solido y estructural.

    La declaracin sobre la autonoma se hizo apro-bar en un cabildo en Santa Cruz, Beni, Tarija y Pan-

    do, similar situacin se propuso durante el conflicto en Potos. Se conform un equipo de asesoramien-to de profesionales de la universidad pblica para presentar una propuesta de federalismo y los pasos a seguir.

    En la media luna se exacerb el sentimiento re-gionalista por la autonoma, en Sucre por la Capita-la, en Potos la frustracin y la postergacin. En los tres escenarios se visualiz como enemigo: el Presi-dente y Vicepresidente, los parlamentarios, los diri-gentes y militantes del MAS-IPSP y a las organiza-ciones indgena originario campesinas. En los tres momentos se utilizaron grupos de choque para obli-gar a la poblacin a cumplir con las decisiones a tra-vs de coercin y simultneamente se reivindic la separacin. En Santa Cruz se present un billete de

    100 Bs. que no llevaba el nombre de Bolivia sino la nueva Repblica de Santa Cruz.

    En las plazas principales de Santa Cruz, Beni y Sucre se prohibi la circulacin de campesinos, in-cluso en Sucre al Presidente de la Brigada Parlamen-taria de Chuquisaca, un ex ejecutivo de la Federa-cin de Campesinos, un grupo criminal lo golpe desde la oficina parlamentaria hasta el mercado cen-tral, dejndolo con mas 30 das de impedimento. En Santa Cruz el Comit Cvico femenino peda docu-mentacin a las personas que tenan rasgos fsicos andinos para permitirles circular.

    En Sucre se elabor una gigantografa con la foto de los parlamentarios y constituyentes campesinos y del MAS, declarndolos enemigos.

    En Potos, cerca de las 10 de la noche del viernes 24 de julio, un atentado dinamitero en un poste de energa elctrica dej casi al 70% de la ciudad en pe-numbras; inmediatamente se hicieron circular infor-macin a travs de las redes sociales del ingreso de los indios del MAS a la ciudad y convocaron a la poblacin a armarse y defenderse de la agresin in-dia. Miles de hombres y mujeres con palos, armas blancas y cachorros de dinamita preparados para el enfrentamiento.

    ConclusionesLos mtodos represivos utilizados en estos conflic-tos son similares: grupos fascistoides organizados para desarrollar la violencia social, racial y poltica, asumida como un acto patritico.

    En esta estrategia de Guerra de baja y larga intensi-dad no estn presentes los objetivos explcitos pre-sentados discursivamente sino que el norte est pre-cisamente en el desgaste de la imagen del Presidente y Vicepresidente, crear la imagen como enemigo del pueblo al MAS y a las organizaciones campesinas, porque ninguna de las tres planteamientos surgen como posibilidades de modelos organizativos de de-sarrollo local o regional, sino como consigna pol-tica de movilizacin, organizacin, interpelacin y justificacin de un nuevo conflicto en el corto tiem-po.

    Son tiempos en que la derecha asiste e impulsa conscientemente su cinismo poltico: se autoprocla-man demcratas, defensores de los indgenas, de la madre tierra y la Constitucin Poltica del Estado y amparados en este paragua seguirn impulsando, or-ganizando y financiando movilizaciones, porque es su nica frmula poltica de presentacin pblica y de conflicto.

    Estos conflictos no estn desnudando realidades sino mostrando la estrategia planificada que tiene la derecha local e internacional.

    * Ministro de Minera.

  • 12 | la poca | www.la-epoca.com.bo del 6 al 12 de septiembre de 2015

    La poderosa emergencia popu-lar que tir abajo el sistema neoliberal de partidos en oc-tubre de 2003, que catapult Evo Morales a la Presidencia de la Re-pblica en 2005, reiter votos en 2009 y 2014 y derrot los intentos federalis-tas en 2008, consolidando un proceso poltico, social y econmico nacional-popular antiimperialista, ha tenido en la formacin de la confluencia de organi-zaciones sindicales, campesinas, indge-nas y populares su instrumento funda-mental y no precisamente la existencia de una organizacin poltica partidaria clsica como su direccin conductora y productora de propuestas y estrategias fundamentales.

    Esta situacin se explica por tres as-pectos: el fuerte liderazgo de Evo Mo-rales, construido en dos dcadas de lucha sindical cocalera campesina y po-ltica contra las imposiciones de Wash-ington; la movilizacin de fuerzas so-ciales y regionales heterogneas que

    coincidieron en el programa comn de nacionalizar los hidrocarburos, recupe-rar las empresas enajenadas a las trans-nacionales, industrializar el pas y llevar adelante una transformacin institucio-nal con la realizacin de una Asamblea Constituyente; y, en el periodo de ges-tin estatal, la existencia de un aparato de administradores que se convirti en la instancia de toma de decisiones y de aplicacin de las mismas.

    La ausencia de cuadros polticos y profesionales comprometidos, forma-dos e impulsados desde una organiza-cin poltica o desde los movimientos sociales populares, ha sido la caracte-rstica principal de la administracin de gobierno, provocando el posiciona-miento de burcratas y tecncratas del viejo sistema neoliberal en los espacios de decisin y generando una red am-plia de control e influencia en aspectos fundamentales de las polticas pblicas.

    Si bien el Instrumento Polti-co por la Soberana de los Pueblos

    (IPSP) fue la propuesta poltica ori-ginal de las organizaciones cocale-ras, fue la sigla del Movimiento Al Socialismo (MAS) la que garantiz su vigencia legal ante la Corte Na-cional Electoral (CNE), y se convir-ti en un eficaz instrumento electo-ral para ganar varios comicios en los ltimos quince aos.

    Sin embargo, el protagonismo re-al fue ejercido por el Pacto de Uni-dad, conformado por la Confedera-cin Sindical nica de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), la Confederacin Nacional de Colo-nizadores de Bolivia (CNCB), ahora Interculturales, la Confederacin de Mujeres Campesinas de Bolivia Bar-tolina Sisa (CMCB-BS), el Conse-jo de Ayllus y Markas del Qollasuyo (CONAMAQ) y la Central Indgena del Oriente Boliviano (CIDOB), am-pliado a los sindicatos de la Central Obrera Boliviana (COB) y otras or-ganizaciones vecinales y populares en

    el Consejo Nacional por el Cambio (CONALCAM).

    Este cuadro resulta incompleto si no se toma en cuenta que las expecta-tivas de la mayora de la poblacin de Bolivia se ha manifestado claramen-te, tomando en cuenta sus limitacio-nes y peligros, en las elecciones con la afirmacin de su voto a favor de una candidatura que mostr los rasgos, las propuestas y las aspiraciones de los sectores trabajadores, indgenas, cam-pesinos y populares, precisamente los pobres, marginados, excluidos y dis-criminados por dcadas. La mayor ca-lificacin del proceso requiere de una organizacin poltica y de cuadros formados y comprometidos con un proyecto histrico antiimperialista de liberacin nacional con un horizonte de socialismo latinoamericano.

    * Socilogo boliviano, docente de la UMSA. Escribe en publicaciones de Bolivia y Amrica Latina.

    una columna de la Patria GrandeEduardo Paz Rada *

    Movimientos populares y organizacin poltica

    Una de las aristas ms notables del colonia-lismo se encuentra en la circulacin de las investigaciones sociales; en nuestro pas el llamado darwinismo social ha sido el pa-radigma para explicar las culturas y manifestaciones subalternas y su eterno camino hacia la civilizacin.

    Basados en esa lnea de representacin de la rea-lidad, se desarrollaron una serie de instituciones de ayuda copiando el modelo de los Cuerpos de Paz de EE.UU. o de lo que se llam la Alianza para el Progreso. La Iglesia Catlica, y tambin la Evangli-ca, fundaron muchas instituciones, que con el tiem-po se denominaron ONG.

    Las tareas desarrolladas por las ONG reemplaza-ron el papel del Estado, especialmente en las zonas rurales y en los barrios perifricos de las grandes ciu-dades de nuestro pas, creando en muchos casos una conciencia de las relaciones con ese Estado ausente.

    El proceso socio-poltico iniciado en el ao 2000, tiene las caractersticas de un hecho revolucionario, donde la realidad cotidiana presenta nuevas formas de presencia estatal, nuevos sujetos que sealan el rumbo de la historia y nuevas matrices de conocimiento.

    En este punto es que muchas de estas organizacio-nes se han mantenido en los viejos esquemas de cues-tionamiento al Estado, no han acompaado el proceso generando las ideas y propuestas de consolidacin de una sociedad y Estado superadores del neoliberalismo.

    Muchas de estas organizaciones, por el carcter de su financiamiento que condiciona su orientacin, se han convertido en defensores de corrientes con-servadoras disfrazadas de ecologistas.

    La poltica verde es la nueva y agresiva ideologa del capitalismo, para evitar que las naciones emer-gentes puedan utilizar sus recursos para satisfacer las necesidades de las personas y no del mercado, es-to slo es posible con un modelo de redistribucin de la riqueza, con una intervencin estatal en la eco-noma y con el dominio territorial.

    Nuestro conocimiento de los procesos revolucio-narios nos lleva al convencimiento de que no exis-ten las verdades absolutas, peor an las que vienen del mundo acadmico basado exclusivamente en

    el limitado saber occidental; por eso el pronuncia-miento de algunos cientistas sociales se nos presen-ta extrao y absurdo en tanto se ponen en el papel de jueces de la historia y de los procesos, justifica-dos solamente por sus propias ideas, lo que es una clara muestra de soberbia, aquella actitud odiosa y perversa denunciada por grandes humanistas y fil-sofos que crean que a mayor conocimiento mayor prudencia y modestia.

    Estamos en un mundo de capitalismos y, como deca un socilogo francs, existe una nueva no-bleza que no son otros que los que se mueven en el mundillo llamado acadmico.

    No entendemos cmo personas que se dicen in-telectuales no pueden entender que un cambio pa-radigmtico tiene que ver con cuestionar todo: de-mocracia, valores, significados y significantes, cuya premisa es que no hay verdades. En el caso bolivia-no estamos en pleno proceso de construccin basa-dos en el conocimiento y saberes de nuestras cultu-ras andinas y amaznicas.

    Sentimos mucho perder amigos del proceso, como ocurri con muchos extraviados en el camino por conductas muy personales, pero la revolucin es as, va demostrando los lmites de los valores y la emergencia de las miserias humanas.

    * Escritor e historiador potosino.

    La nobleza del capitalismo verde

    se hace camino al andarCamilo Katari *

    [ s i n p e l o s e n l a l e n g u a ]

  • del 6 al 12 de septiembre de 2015 www.la-epoca.com.bo | la poca | 13

    El cine boliviano no levanta cabeza: no hay espectadores, no hay buenas pelculas, no hay directores (ni elencos) potables, no hay guiones, no hay apoyo ni estatal ni privado.Hace muchos aos una buena peli nacional me-

    ta un milln de espectadores en las salas. No haba piratera, no haba videos, no haba nada. Hace me-nos aos, una buena peli boliviana meta 100.000 espectadores. Ahora la mejor? Llega a 20.000, con suerte. Y eso que hablo de pelis de las que da ganas de salirse como: Olvidados y Boquern. Nues-tra nica esperanza como cinfilos es que los tres ci-neastas de garantas que tenemos estrenen. Y hablo de Valdivia, de Loayza, de Boulocq, de Bellott Me sobran los dedos de una mano, porca miseria.

    Pero a cambio, el teatro nuestro vive su mejor momento. Tres obras (nicamente en La Paz, en Santa Cruz y Cochabamba la escena tambin da buenas noticias) han constatado esta certeza con Gula (Calla y sus cuates), Mar (Teatro de los Andes) y Todo blue (Agazzi y asociados).

    El pblico teatrero ha crecido en La Paz (nun-ca le agradeceremos lo suficiente a Maritza Wilde

    tanto laburo y tanta pasin con aos y aos de Fi-taz) pero en el resto del ao en los pocos y peque-os espacios teatrales de la ciudad siempre estba-mos los mismos: una inmensa minora (todava no me explico por qu hay siempre ms chicas que chi-cos). Pero ahora el pblico crece y crece. La razn: hay buenas obras, buenos directores y elencos, tex-tos a la altura y cero apoyo (ni estatal ni privado). Para cundo tendremos una sala (una, estoy pidien-do) permanente donde se vea buen teatro de mane-ra constante? Ahora es cuando. Ahora es cuando porque tenemos buenas obras, teatreros y pblico. No merece Gula o Mar o Todo blue estar en cartelera durante semanas y semanas y que corra la voz? No hay un empresario privado con ojo y amor que ponga una sala de 500 espectadores, cmoda y moderna, para ver teatro de mircoles a domingo?

    En el teatro no hay un da que sea igual al otro. Cada representacin es irrepetible, nica. Como el buen arte, el teatro captura en un instante un mo-mento mgico que nunca volver. Dicen que el tea-tro es obsoleto, impostado, torpe, precario y rstico; que est en ruinas; que en un mundo de multitareas

    como el de hoy tecnolgico y sperconectado el teatro no tiene sentido; que es antiguo y rancio. Es mentira. Desde hace ms de 3.000 aos, desde Ate-nas, el hombre y la mujer se han sentado en crculo para mirarse, para verse representados, en sus anhe-los, en sus fantasmas. Sin intermediarios, sin panta-llas, cara a cara, en grupo. El teatro es la represen-tacin ms fiel y lcida de lo humano, dice Percy Jimnez, director y dramaturgo.

    En el teatro al final tienes que dar tu veredicto. La famosa cuarta pared juega, tambin cumple un papel. Si aplaudes (en La Paz aplaudimos por cor-tesa y buena educacin cualquier huevada), to-dos se van contentos; si puteas, puedes arruinar al elenco esa cena de la noche de marras. Haz patria, enamrate del teatro, el nuestro, aunque sea slo porque est de moda. Y soemos entre todos con esa sala linda de teatro en nuestra querida ciudad maravillosa.

    * Periodista y director del peridico mensual Le Monde Diplomati-que. Conductor del programa transmitido por Radio Patria Nueva Contextos.

    [ s i n p e l o s e n l a l e n g u a ]

    bajo banderaRicardo Bajo Herreras *

    Quiero una sala de teatro

    Mucha gente quiz no conoce el sig-nificado de las palabras narcisismo o hedonismo y puede que tampoco le importe. Pero, qu sucede cuando esas palabras y su significado configuran nuestras propias vivencias y los elementos ms importan-tes de nuestro cotidiano?

    El narcisismo, culto y amor a la propia imagen, si bien es parte del comportamiento humano, al-canza cierto grado de desarrollo o ms bien anti-desarrollo humano, cuando se reduce a la necesidad imperante de obtener admira-cin o sobreestima.

    De aquel narcisismo, pasamos, a la par del desarrollo y las herramientas tecnolgi-cas, al hedonismo virtual. Aunque cabe aclarar que el hedonismo no es ms que la bsqueda del placer; las interrogantes que se generan son: qu hacer para obtener placer? y por qu este hedonismo es virtual?

    Dentro del mundo de las redes sociales (no s si interpretarlo como un mundo paralelo o una derivacin del mundo, pero constituye un mundo, de eso no hay duda), el placer se mani-fiesta exaltando y ostentando la cultura de la ima-gen y el cuerpo. Este hedonismo es virtual porque se desarrolla dentro de ese mundo de las redes sociales, es decir, que para reproducir todo es-te amplio sistema de ilusin y ultra narcisismo son imperativas las redes sociales.

    Una demostracin sencilla nos la da el Face-book, ya que en esta red social pareciera que los

    Culto al cuerpo y a la imagen, narcisismo real y hedonismo virtual

    GabrieL viLLaLba Prez *

    likes y comentarios fueran una forma de estimular el placer narcisista en una persona, pare-ciera que EL PLACER slo fue-ra generado, y nicamente deriva-do, por el estmulo al sentimiento ultra narcisista reproducido por las herramientas imaginarias (imge-nes) que conglomera la red social en el 90% de su contenido. Pare-

    ciera que si dentro del mundo virtual no eres imagen entonces no

    eres nada.As, de forma muy sucinta, cual-

    quier lector llegar a la conclusin que este culto al cuerpo y la cultura de

    la imagen deben ser constantemente ali-mentadas por las fotos narcisistas (y en mu-

    chos casos ilusorias) que requieren o funcio-nan solamente (al menos aparentemente) con

    likes y comentarios. Pues no le basta al indi-viduo habitante de la red social denotar su cons-tante narcisismo, sino que requiere inevitablemente del placer que solamente le puede dar su cantidad de likes y/o comentarios, rankeando de esta forma su popularidad.

    No es un mal ejercicio el preguntarse de vez en cuando: cuntos likes y/o comentarios nece-sitars para sentirte bien despus de subir tus fo-tos? Un poco de reflexin no le cae mal a nadie.

    * Egresado de la carrera de Derecho.

  • 14 | la poca | www.la-epoca.com.bo del 6 al 12 de septiembre de 2015

    [ o t r o m u n d o e s p o s i b l e ]

    Hace tiempo que venimos leyendo que el ciclo progresista en Amrica Latina y el Caribe ha llegado a su fin. Aprovechan-do la muerte del Comandante Chvez, y un cierto reflujo en los avances logrados por los procesos de cambio en el continente, la derecha co-menz a construir un discurso que intenta deslegi-timar la dcada ganada para las mayoras sociales y populares.

    Pero en los ltimos tiempos, tambin desde va-rios sectores de la izquierda se ha venido constru-yendo la tesis del fin del ciclo que viene a com-plementar el discurso de la derecha contra los gobiernos de izquierda y nacional-populares. Uno de los amanuenses de la izquierda lightberal, Pablo Stefanoni, habla de una deriva lulista 1 de la izquier-da latinoamericana. Una compaera de Stefanoni en el grupo de apoyo al trotskismo anti kirchneris-ta del FIT en la Argentina, Maristella Svampa, es-cribe en el diario de la oligarqua Clarn sobre una crisis del pluralismo poltico y un populismo de al-ta intensidad 2 en Bolivia y Ecuador. Mientras tanto, por el lado de la izquierda autonomista, Ral Zibe-chi sostiene que estamos no slo ante el final del ciclo progresista, sino que el progresismo no ha si-do un avance 3.

    Desde otra posicin, el paraguayo-brasileiro y mi-litante del PT Gustavo Codas, afirma 4 que Vene-zuela, Brasil y Ecuador, cada uno con sus matices, enfrentan una serie de problemas econmicos y po-lticos, con una importante movilizacin de la dere-cha nacional (en ocasiones con apoyo del exterior). Esta coyuntura, unida a la solucin de compromi-so en Argentina donde la candidatura presidencial la encabeza Daniel Scioli, nos lleva a pensar en que nos encontramos inmersos en un reflujo del cam-bio de poca puesto en marcha en Amrica Lati-na en 1998.

    Ese flujo que dej atrs la larga noche neolibe-ral tuvo su apogeo en los dos aos que transcurrie-ron entre finales de 2004 y finales de 2006, donde se puso en marcha el ALBA-TCP; llegaron al gobier-no Evo Morales y Rafael Correa; fueron puestas en marcha herramientas fundamentales del cambio de poca como teleSUR o la Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad; y en Mar del Plata, el ins-trumento imperialista llamado ALCA fue enterrado por tres patriotas nuestroamericanos, Chvez, Lula y Nstor Kirchner.

    En cambio hoy, sin la presencia fsica del Co-mandante y con Fidel retirado de la conduccin poltica en Cuba; con una derecha recargada que trata de llegar al gobierno a veces por dentro de la institucionalidad y a veces por fuera; y con instru-mentos de desintegracin latinoamericana como la Alianza del Pacifico, el TPP o el TISA tratan-do de construir un Consenso anti-posneoliberal, la guerra de posiciones en Nuestra Amrica con-duce a las fuerzas de izquierda, tanto las revolu-cionarias como las reformistas, a posiciones de repliegue.

    Este nuevo momento del cambio de poca exi-ge un esfuerzo de honestidad intelectual para, des-de la lealtad y el compromiso con los procesos de cambio, tratar de leer el momento de reflujo y gene-rar propuestas para las izquierdas latinoamericanas y caribeas. En ese sentido proponemos 7 tesis para alimentar el debate desde la necesidad que tenemos de hacer un diagnstico del momento histrico en que nos encontramos con el fin de obtener una ra-diografa de la coyuntura actual.

    Fin del ciclo progresista o reflujo del cambio de poca en Amrica Latina?

    7 Tesis para el debatekatu arkonada *

    Ningn proceso va a poder profundizar y mucho menos

    radicalizar los cambios por s solo si no es inserto dentro de un proceso de

    integracin regional

    1. La crisis del capitalismo ha venido para quedarseEntre 2004 y 2014 el precio medio del barril de Brent fue de 86989 dlares. 87 $us. de media en 10 aos a pesar de que en 2008, y tras la quiebra de Le-hman Brothers, el precio del barril de Brent se des-plom de los 147 $us. de julio hasta los 3558 $us. con los que cerraba el ao.

    Actualmente el barril de Brent se mantiene entre los 45 y 50 dlares, y no se prevn subidas signifi-cativas mientras la desaceleracin china favorezca el exceso de produccin actual. Al mismo tiempo, importantes productores como Arabia Saudita o Venezuela no disminuyen la produccin para ga-rantizar el 100% de los ingresos, lo que nos sume en un crculo vicioso en el que no hay manera de desactivar la sobreproduccin. A la reduccin de la demanda del gigante asitico y el mantenimien-to de la produccin de los pases productores de la OPEP se le suma la produccin en Estados Uni-dos de gas de esquisto mediante fracking, mtodo de extraccin que se convierte en terrorismo am-biental solamente rentable a partir de precios entre 60 y 70 dlares. Por lo tanto, es en la franja entre los 50 dlares actuales y los 70 que permitiran a la mayor parte de los campos de extraccin ser renta-bles, donde se va a mover en los prximos meses la guerra energtica no declarada entre Estados Uni-dos y Arabia Saudita.

    En cualquier caso no parece que en los prxi-mos aos los precios del petrleo vayan a volver a acercarse a los de la ltima dcada, que permi-tieron a los procesos de cambio en Amrica La-tina y el Caribe una redistribucin de la riqueza y reduccin de la pobreza sin precedentes. Si ade-ms le sumamos la tendencia a la baja en el precio de los minerales adquiridos por China, que con-sume cerca del 40% de la produccin mundial, parece un hecho que los tiempos de vacas gordas han terminado.

    Todo lo anterior apuntala la necesidad de una di-versificacin productiva y un cambio en la matriz energtica. Es necesario generar una transicin des-de el modelo extractivista, herencia colonial y neo-liberal, a un nuevo modelo de desarrollo que incor-pore el derecho al desarrollo y a sacar de la pobreza a una parte significativa de la poblacin, con los De-rechos de la Madre Tierra.

    2. El mundo multipolar ya est aquAunque solemos hablar de la transicin a un nue-vo mundo pluripolar y multicntrico, la realidad es que ya estamos inmersos en l. El declive de la hegemona de Estados Unidos (al mismo tiem-po que entra en una peligrosa fase de domina-cin violenta); la emergencia de los BRICS; el rol geopoltico de Amrica Latina en las relaciones

    Sur-Sur; o el avance de la integracin latinoame-ricana con una CELAC sin EE.UU. ni Canad, reflejo de la Patria Grande que soaron los liber-tadores, son claros sntomas de este nuevo esce-nario geopoltico.

    Hay dos variables fundamentales de este esce-nario en Amrica Latina y el Caribe. La apertura de relaciones y embajadas entre Estados Unidos y Cuba, inicio de una nueva era y smbolo de la so-berana no slo de una Cuba digna a lo largo de ms de 60 aos de agresiones ininterrumpidas, si-no de toda Nuestra Amrica. El otro sntoma es la presencia cada vez mayor de China en la regin. Hoy en da, excepto el Puerto de Mariel en Cuba, todas las grandes inversiones en la regin son de capital chino, comenzando por la faranica obra para construir un canal en Nicaragua y siguiendo por las principales inversiones en recursos natura-les, petrleo, gas y minera. Pero la cada vez ma-yor presencia china tiene grandes diferencias con la otrora hegemona estadounidense; frente al hard power de los Estados Unidos, basado en la impo-sicin econmica o militar, se est construyendo un soft power con caractersticas chinas que hace de la diplomacia econmica y cultural la base para las relaciones. O dicho de otra manera, China no va a construir bases militares en Amrica Latina y el Caribe o patrocinar golpes de estado contra go-biernos legtimos.

    Pero la voraz demanda china de recursos natura-les ha provocado una reprimarizacin de la econo-ma latinoamericana. Excepto en los pases donde los recursos estn en manos del Estado, que ejerce de flujo conductor haca otros sectores, en general el sector primario est ms ligado al capital financiero que a otros sectores de la economa. Amrica Latina y el Caribe se mueven ahora mismo en un tringu-lo incierto entre un Consenso Bolivariano, un Con-senso de Beijing y un Consenso de las Commodities.

    3. Necesidad imperiosa de profundizar la integracinEn la medida en que la crisis del capitalismo se pro-fundiza y la derecha avanza en su ofensiva, los pro-cesos corren el riesgo de cerrarse hacia dentro y mantener una posicin defensiva. Ningn proceso va a poder profundizar y mucho menos radicalizar los cambios por s solo si no es inserto dentro de un proceso de integracin latinoamericana y caribe-a ms amplio.

    Es necesario por tanto ampliar la integracin po-ltica a una integracin econmica, cientfica, tecno-lgica y cultural, integracin amplia que permita, co-mo propone Gustavo Codas, y frente al proceso de reprimarizacin continental, crear cadenas de valor regionales.

    Al mismo tiempo, se hace urgente y necesaria la reactivacin del ALBA e ir dotando de una institu-cionalidad mayor a la Comunidad de Estados Lati-noamericanos y Caribeos (CELAC).

    4. Desactivacin de los instrumentos para la desintegracin latinoamericanaEs necesario sumar al cambio de poca los pases que siguen apostando por un modelo econmico neoliberal. Especialmente los de la Alianza del Paci-fico y en particular Colombia y Mxico. Es por ello que tenemos que hacer nuestras la reivindicacin de la paz, con justicia social, en Colombia, y la apuesta por fortalecer un proyecto alternativo de izquierda en Mxico, frontera sur de los Estados Unidos. La

  • del 6 al 12 de septiembre de 2015 www.la-epoca.com.bo | la poca | 15

    Es necesario ampliar la integracin poltica a una integracin econmica, cientfica, tecnolgica

    y cultural

    incorporacin de estos dos pases no slo abrira un horizonte radicalmente diferente sino que profun-dizara la integracin nuestroamericana y ayudara a desactivar los nuevos ALCA del siglo XXI, instru-mentos para la desintegracin latinoamericana co-mo la Alianza del Pacfico, el TPP o el TISA.

    5. Enfrentar la derecha recargadaDurante buena parte del cambio de poca, la dere-cha qued desorientada y a la defensiva. Fueron las embajadas de Estados Unidos los que hicieron el

    papel de principal opositor a los gobiernos de izquierda en

    la regin mediante el patrocinio de gol-

    pes de Estado, duros o blandos. Los opositores lo-cales eran simples tteres to-dava anclados en el discurso del Consenso de Washington y parapetados tras los viejos partidos del neoliberalismo.

    Sin embargo, hoy tenemos una derecha re-novada, asesorada por los gurs del marketing poltico neoliberal y asumiendo un rol de parao-positores que no dudan ni un momento en camu-flarse bajo una esttica y discurso ms amable tan posmoderno como pseudo posneoliberal, que no ataca directamente las conquistas logradas en la d-cada ganada.

    Esta derecha reciclada y transformista trata de ro-barse las banderas de la democracia y los derechos hu-manos apelando sobre todo a los nuevos actores de la poltica, la juventud y las clases medias. Y ah es donde los procesos tienen un reto en reactualizar su programa y praxis poltica para seducir a una juven-tud que no ha vivido el terrorismo social neoliberal y llega a una mayora de edad dando por sentada la presencia del Estado en la economa y la redistribu-cin de la riqueza. Lo mismo sucede con las nuevas clases medias que tienen la ilusin de continuar su ascenso social y para ello se les hace atractiva la idea de votar por un gestor, normalmente un candida-to proveniente del mundo empresarial y con un dis-curso que apela a la ciudadana moderada por enci-ma del clivaje izquierda-derecha.

    Frente a ello, ms que perder tiempo en atacar a esta derecha que slo hace sus tareas, amparada por las elites econmicas y con el apoyo de las transna-cionales comunicacionales, debemos reactualizar y hacer ms atractivo el proyecto poltico de las iz-quierdas, como nica manera de sostener y profun-dizar los procesos. Las posibles derrotas electorales por venir sern nica y exclusivamente responsabi-lidad nuestra.

    6. La necesidad de los liderazgosY para prepararnos para las prximas batallas polti-cas, es necesario dar un debate sobre la cuestin de los liderazgos. La muerte del Comandante Chvez nos coloca ante el espejo de unos procesos que de-penden en demasa de lderes de una enorme talla poltica e intelectual.