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Noticia sobre la primera “Fiesta del Árbol” en la escuela de Cutanda Fermín Ezpeleta Aguilar Valoración de la naturaleza en la escuela de finales del XIX: la “Fiesta del Árbol” en Teruel Se ha señalado en otros lugares la importancia de la prensa profesional del magis- terio turolense del pasado como fuente para la reconstrucción de los usos y cos- tumbres escolares 1 . A partir de los años ochenta del siglo XIX se propagan por las escuelas de la provincia de Teruel, en mayor o menor medida, algunas prácticas que tienen que ver con una nueva pedagogía intuitiva avalada por el Congreso Nacio- nal Pedagógico de 1882. Así, los maestros de la provincia empiezan a familiarizar- se con una nueva jerga que incluye términos como paseos escolares, lecciones de cosas, museos pedagógicos, juegos corporales, higiene, educación física, vacación de los jueves, entre otros. Esta nueva doctrina pedagógica valora de una manera especial la naturaleza y los maestros periodistas que colaboran en la prensa profe- sional firman trabajos en los que se quiere inculcar a los niños la idea de la bondad de la naturaleza. De modo que hay una defensa de los valores del ecologismo que queda además reflejada en las disposiciones legales sobre protección de animales y plantas de los gobiernos de turno 2 . La idea de los paseos escolares se glosa con profusión en la prensa turolense en los años noventa. En diciembre de 1898 la Asociación de Maestros del partido de Calamocha eleva a la Junta de Instrucción Pública una petición para poner en prác- tica los paseos escolares (también los museos pedagógicos), a lo que no opone nin- guna objeción la institución provincial de Teruel. En enero de 1899 se redactan las bases para la institucionalización de paseos escolares en las escuelas públicas de Calamocha y, en marzo de 1899, la Junta Provincial autoriza que se haga oficial la implantación de los paseos escolares en toda la provincia 3 . Los niños ocupan la tarde del jueves en prestar especial atención a los aspectos de la higiene y del con- 29 CUADERNOS CUADERNOS 37 págs. 37-44 ~ 2016 ~ISSN: 1136-8209

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Noticia sobre la primera “Fiesta del Árbol” en laescuela de Cutanda

Fermín Ezpeleta Aguilar

Valoración de la naturaleza en la escuela de finales del XIX: la“Fiesta del Árbol” en Teruel

Se ha señalado en otros lugares la importancia de la prensa profesional del magis-terio turolense del pasado como fuente para la reconstrucción de los usos y cos-tumbres escolares1. A partir de los años ochenta del siglo XIX se propagan por lasescuelas de la provincia de Teruel, en mayor o menor medida, algunas prácticas quetienen que ver con una nueva pedagogía intuitiva avalada por el Congreso Nacio-nal Pedagógico de 1882. Así, los maestros de la provincia empiezan a familiarizar-se con una nueva jerga que incluye términos como paseos escolares, lecciones decosas, museos pedagógicos, juegos corporales, higiene, educación física, vacaciónde los jueves, entre otros. Esta nueva doctrina pedagógica valora de una maneraespecial la naturaleza y los maestros periodistas que colaboran en la prensa profe-sional firman trabajos en los que se quiere inculcar a los niños la idea de la bondadde la naturaleza. De modo que hay una defensa de los valores del ecologismo quequeda además reflejada en las disposiciones legales sobre protección de animales yplantas de los gobiernos de turno2.

La idea de los paseos escolares se glosa con profusión en la prensa turolense en losaños noventa. En diciembre de 1898 la Asociación de Maestros del partido deCalamocha eleva a la Junta de Instrucción Pública una petición para poner en prác-tica los paseos escolares (también los museos pedagógicos), a lo que no opone nin-guna objeción la institución provincial de Teruel. En enero de 1899 se redactan lasbases para la institucionalización de paseos escolares en las escuelas públicas deCalamocha y, en marzo de 1899, la Junta Provincial autoriza que se haga oficial laimplantación de los paseos escolares en toda la provincia3. Los niños ocupan latarde del jueves en prestar especial atención a los aspectos de la higiene y del con-

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tacto con la naturaleza4. Fruto de la introducción de esta actividad pedagógica es laproliferación de libros escolares sobre la naturaleza que se publican en la época.

En este caldo de cultivo pedagógico brota la celebración de la “Fiesta del árbol” enlas distintas provincias españolas. En Teruel capital, a partir de 1900, se conme-mora esta festividad todas las primaveras. Las siete escuelas de la ciudad, acompa-ñadas con la banda de música, celebran el acto inaugural de manera solemne. En elartículo “La fiesta del árbol en Teruel” (La Unión, 26-4-1900)5 se levanta acta dela celebración del día 19 de abril. Todos los niños de la población se reúnen en laPlaza de la Constitución para celebrar la fiesta. El cronista anónimo califica el actocomo un “hermoso festival” con participación del “pueblo en masa” y con prota-gonismo de todos los niños de la ciudad en edad escolar en número aproximado de500, cada uno de los cuales es portador de un lacito de cinta de colores. Cada escue-la porta su estandarte y suena pronto la música a cargo de la banda de la Benefi-cencia, que ataca alegres pasodobles, además del himno homenaje al árbol com-puesto para la ocasión por los maestros de las escuelas, Vallés y Valero, quienesceden protagonismo a las autoridades, Alcalde, Gobernador Civil y “comisiones delos principales centros y personalidades muy respetables” (p. 2). Se repiten los can-tos del himno y el Sr. Cura de la Catedral bendice los 150 árboles en el lugar elegi-do para la plantación. Los niños, auxiliados por la sección de obreros proceden aplantar los árboles entre la emoción y el regocijo de los familiares. Una vez que losescolares han dado buena cuenta de “una suculenta merienda que devoraron con elapetito propio de su edad estimulado por el trabajo” (p. 2), pronuncia un discursoel Sr. Canónigo de la Catedral, D. Antonio Buj, quien reparte a continuación a losniños un obsequio consistente en “un árbol de la cruz de la redención”. Una vezregresada la comitiva del lugar de la plantación a la plaza del Ayuntamiento, desdeel balcón consistorial, el Gobernador Civil dirige la palabra a los congregados paraencarecer la significación pedagógica del acto realizado. Se suceden a continuaciónlos “vivas”.

La primera “Fiesta del Árbol” en Cutanda

Tal esquema de celebración, aunque a escala, va a ser reproducido en los pequeñospueblos, aunque de manera discontinua y más tardíamente. Hay que tener encuenta que la difícil situación de la escuela rural de la época no invita a excesospedagógicos a unos maestros que se ven zarandeados por las fuerzas vivas locales.Por ejemplo, el primer acto de estas características celebrado en la población deCutanda, perteneciente al partido de Montalbán, se lleva a cabo ya en época deDictadura de Primo de Rivera, pues tiene fecha de 31 de marzo de 1925, tal comodocumenta la prensa profesional turolense6. En esta localidad el día a día de la

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escuela en época de la Restauración no siempre resultó halagüeño. Los años noven-ta del siglo XIX se caracterizan por la acumulación de retrasos en los pagos a losmaestros, como ocurre por otra parte en muchas otras localidades de las distintasprovincias de España. Emilio Benedicto documenta en su libro sobre la historia dela villa de Cutanda7 exhortaciones del Gobierno Civil al Ayuntamiento para satis-facer los importantes retrasos de los pagos a los maestros (por, ejemplo, la de 31 deoctubre de 1897, según consta en el Libro de Acuerdos del Archivo Municipal). Elpueblo tampoco dispone de la preceptiva casa-habitación para alojar a la familia delmaestro; y el local de la escuela, ubicado en la misma casa consistorial, no reúne lascondiciones necesarias para el desempeño de la labor educativa. En 1916 el alcaldeda fe de que las escuelas amenazan ruina y presentan además un foco de infección,dado que no tienen ventilación ni luz, por lo que reclama la construcción de unnuevo edificio. Para ello el Ayuntamiento se compromete a aportar un dinero com-plementario a la subvención que se pide a la Diputación Provincial para tal efecto(Benedicto, 2002, p. 289).

Emilio Benedicto sigue documentando asimismo la falta de profesionalidad dealgunos maestros responsables de las escuelas de Cutanda, tras indagar en las Actasdel Libro de Acuerdos del Ayuntamiento de 1894, como consecuencia de una ins-pección realizada a las dos escuelas, de niños y de niñas. Si el nivel de los niños arro-ja un bajo nivel, el de las niñas es todavía peor, por lo que la maestra, RafaelaRamos, es amonestada y finalmente cesada. El maestro cambió enseguida de des-tino (Benedicto, 2002, p. 289). Los distintos listados de escalafones de maestros ymaestras que inserta con regularidad la prensa profesional informan, eso sí, de lacontinuidad de la escuela de Cutanda, no siempre regentada por maestros titulares,puesto que en determinados momentos solo figura como titular una maestra.Maestros elementales en propiedad en los años ochenta fueron Joaquín Aparicio yEngracia Segura (La Unión, 14-7-1880; La Unión, 15-3-1884), pero en el escala-fón de maestros de 1891 (La Unión, 4-6-1891) ya no aparece el nombre de maes-tro para niños, aunque sí el de maestra de niñas, que continúa siendo EngraciaSegura. En el de 1897 (La Unión, 3-6-1897) sigue sin figurar nombre de maestro yen el de maestra aparece el de Rafaela Ramos González; en el de agosto de 1899sigue la escuela de maestros sin ser provista por un titular y la de maestras aparececubierta por la joven Ana Cortés Moliner. Eso quiere decir que la escuela masculi-na pudo estar a cargo de maestros con certificado de aptitud, pero sin título oficialde magisterio.

En todo caso, en los últimos años del siglo XIX y la primera década del XX, sigueseñalando Emilio Benedicto, los maestros José García y María Novella fueronvalorados positivamente por la inspección correspondiente (2002, p. 290). La rese-ña de la “Fiesta del árbol” de abril de 1925 que reproducimos a continuación da

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pistas del buen desempeño del maestro José García, quien ya jubilado como sucompañero José Anadón, es llamado a pronunciar el correspondiente discurso en laprimera “Fiesta del árbol” celebrada en Cutanda el 31 de marzo de 1925. El maes-tro titular de la ocasión es ahora el autor de la reseña, Delfín Rodríguez, quien tomóen primer lugar la palabra seguido del señor cura. Tras ellos lo hicieron los men-cionados maestros jubilados. Los discursos, al parecer, mantuvieron una mismalínea argumental en torno a la ponderación de “los beneficios y utilidades que losárboles reportan a los pueblos”. Pero la fiesta ha tenido antes otros momentos. Enprimer lugar la asistencia “al Santo Sacrificio de la Misa”, a continuación la bendi-ción de las banderas de las Escuelas. Hay que decir que en los años noventa delsiglo XIX la ley obliga a la colocación de la bandera en el edificio escolar que, a par-tir de ese momento, suele ser homenajeada en los actos académicos tales como elque nos ocupa8.

El momento central de la fiesta corresponde al desplazamiento de las autoridadeslocales y “el pueblo en masa” desde la Plaza Mayor hasta la ermita de San Vicente,donde tiene lugar el grueso de la plantación de árboles. Los escolares, niños y niñas,portan cada uno una banderita roja y gualda bajo la dirección de sus maestros, queen este caso son D. Delfín Rodríguez y Dª Pilar Larripa. Al frente de la comitivaondea la bandera de las Escuelas. Es el momento más emotivo, el del canto de loshimnos, dedicados tanto a la bandera como al arbolado. Abundan los himnos adhoc para ser entonados por los escolares en este tipo de solemnidades. Las compo-siciones que se incluyen aquí se toman como modelo, pues son entonadas porbuena parte de las levas de escolares del momento. El himno la bandera está com-puesto por uno de los maestros más importantes del momento, Ezequiel Solana,que fue director durante mucho tiempo de la principal revista profesional de Espa-ña, El Magisterio Español, y aparece inserta en la prensa profesional de Teruel confecha de 19009. Por otro lado, la expresiva reseña del acto fundacional en la ciudadde Teruel venía acompañada de un himno al arbolado proporcionado por el direc-tor carismático de la prensa profesional turolense, Miguel Vallés y Rebullida, quetambién reproducimos aquí. Es muy posible que esa composición sirviera demodelo para los maestros de las escuelas de otros pueblos de la provincia que, apartir de entonces, fueran a celebrar una fiesta similar de homenaje al arbolado.

La bendición del terreno y de los arbolitos a cargo del párroco, que es D. EduardoGracianeta, da paso ya a la plantación por parte de los niños, pero con la ayuda delos padres. En esta primera fase, señala el maestro cronista, se plantaron 72 acacias.Reunida a continuación la comitiva en la plazoleta de la ermita, hay ocasión para larecitación de poesías alusivas al acto por parte de los alumnos aventajados, siemprecon el ferviente aplauso de los congregados en ese lugar. Tras los mencionados dis-cursos de maestros y sacerdote, y ya de regreso, se vuelven a plantar más acacias:

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El noble Ayuntamiento, la muy noble Teruel,celosos nos educan¡benditos ella y él!

A nuestro bien atienden,debémosles salud,y sólidos principiosde ciencia y de virtud.

Al arbolado,precioso dondedicaremosnuestra atención.

Partamos compañeros,del estandarte en pos,a cultivar el árbolque nos ofrece Dios.

El arbolado es joyadel reino vegetal,de superior valía,de precio sin igual.

Al arbolado etc.

El árbol brinda al hombreoxígeno y sostén;venero es de riqueza,y de salud también.

Su nombre en el estíodel sol templa el ardor.Y en sus despojos hallaauxilio el labrador.

Al arbolado etc.

Pensando en las ventajasque habremos de alcanzar,al árbol prodiguemoscultivo sin cesar

Bendiga nuestras obrasbenigno el Creadory crezcan y prosperenmerced a su favor.

Al arbolado etc.

[En la fiesta del árbol. Himno cantadopor los niños (La Unión, 26-4-1900)]

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22 a la entrada del pueblo y 6 en la Plaza Nueva, con lo que se plantan los cien árbo-les que el Ayuntamiento de Cutanda ha recibido de manos del Ingeniero Agrícolade Segorbe, D. Domingo Orezo. La fiesta concluye con una merienda en el salónde actos de la Casa Consistorial. Se repartieron, dice el cronista, “120 meriendasconsistentes en un panecillo con azúcar y un huevo duro, dándose por terminadaesta simpática fiesta”.

Himno al arbolado

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Himno a la bandera

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Roja y gualda la enseña españolade la Patria es herencia de honor;mantengamos incólume siemprede esa enseña el glorioso esplendor.

Ved el rojo de sangre española,ved el gualda reflejo del sol;dice el rojo al soldado, heroísmo,dice el gualda a los héroes, honor;¿quién habrá que al mirar la banderarojo y gualda del pueblo español,no le ofrezca a la Patria su sangre,no esté pronto a morir por su amor?

Roja y gualda la enseña española, etc.

La bandera española arboladafe despierta en los pechos y ardor,cual si dieran sus pliegues al vientodel no importa la mágica voz:ya en la paz orgullosa tremole,ya en la guerra al tronar el cañón,siempre es timbre de triunfos y glorias,siempre es lazo bendito de unión.

Roja y gualda la enseña española, etc.

Ella cifra la historia del puebloque ha luchado con rabia y tesónoponiendo sus pechos valientescontra todo extranjero invasor:diéronle independencia sus hijos,sangre insigne a mil héroes costó,pero eleva hoy la Patria por ellosmonumentos eternos de honor.

Roja y gualda la enseña española, etc.

Donde quiera que en playas remotasrompe en ondas el mar rugidor,suena el viento canciones de gloria,vibra, espléndido, rayos el sol:allí España de Cristo ha llevadola bandera de paz y de amor,de Cervantes se escucha el idioma,rojo y gualda allí ondea el pendón.

Roja y gualda la enseña española, etc.

Si algún día en peligro esa enseñala mirarais, sabed que su honorno se ha visto jamás mancillado,brilló siempre más puro que el sol;recordad que la Patria es la madre,que no amarla es oprobio y baldón,dad por ella la sangre y la vida,que no hay gloria en la tierra mayor.

Roja y gualda la enseña española, etc.

[A la bandera española (La Unión, 5 demayo de 1898). Himno. Ha sidopuesto en música por varioscompositores y se canta por los niñosen muchas escuelas de España].

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1 EZPELETA AGUILAR, Fermín y Carmen: Escuelas y maestros en el siglo XIX. Estudio de laprensa del magisterio turolense, Zaragoza, Certeza, 1997; EZPELETA AGUILAR, Fermín: Cró-nica negra del magisterio español, Madrid, Unisón, 2001.

2 Pestalozzi es una autoridad frecuentemente invocada en la prensa profesional. Este pedagogositúa la naturaleza como fundamento inmutable y eterno de la educación. Su seguidor español dereferencia es Pablo Montesino.

3 EZPELETA AGUILAR, Fermín y Carmen: Escuelas y maestros en el siglo XIX. Estudio de laprensa del magisterio turolense, Zaragoza, Certeza, 1997, p. 240.

4 Alejo Izquierdo, colaborador del periódico de Teruel dirigido por Miguel Vallés, La Unión, ymaestro de la escuela de Andorra, comenta las bondades que presenta esta práctica en su artículo“Paseos escolares” (La Unión 15-2-1900).

5 La Unión. Periódico de primera Enseñanza, Teruel, 1880-1900. Se trata del periódico profesionalmás importante de Teruel para el periodo del siglo XIX por su publicación ininterrumpida duran-te más de veinte años y por la riqueza de la información que aporta. La Biblioteca Pública deTeruel, en su sección de Hemeroteca, ha custodiado desde siempre un número importante derevistas, gracias a las cuales es posible la indagación sobre la escuela turolense de la época. Son lassiguientes: La Concordia. Periódico de Instrucción Primaria, Teruel, 1856-1873; La Guía delMagisterio. Revista Decenal de Primera Enseñanza, Teruel, 1876-1881, La Paz del Magisterio.Revista Decenal de Primera Enseñanza, Asociación, Fraternidad e Instrucción, Teruel, 1881-1884; y La Unión. Periódico de Primera Enseñanza, Teruel, 1880-1900. Además de El Centine-la. Semanario defensor de los intereses del Maestro de Primera Enseñanza, Teruel, 1913; y La Idea.Revista semanal de Instrucción Primaria, Madrid, 1871-1876 y La Asociación. Revista de Prime-ra Enseñanza. Órgano de la Asociación de Maestros nacionales de la provincia, Teruel, 1915-1923.Hoy podemos disponer de este material, digitalizado, en la Biblioteca Virtual de Prensa Históri-ca. Las consultas digitales últimas de los artículos citados aquí se han hecho el 11 de septiembrede 2016.

6 Ver en La Asociación, 25-abril-1925, p. 6. Tal como se comprueba en la firma de este artículo, suautor señala el lugar y la fecha de redacción: “Cutanda, 3-4-925”. El primer párrafo de la crónicaes como sigue: “Con sin igual entusiasmo, se celebró en esta villa por vez primera el 3 del pasado,la culta y simpática Fiesta del Árbol”.

7 BENEDICTO GIMENO, Emilio: Historia de la villa de Cutanda, Calamocha (Teruel), Centrode Estudios del Jiloca, 2002. pp. 289 y 326.

8 La prensa profesional de Teruel inserta de vez en cuando composiciones sobre este motivo. Aveces, como ocurre con la composición firmada por el profesor riojano Juan Cruz Busto, con nopequeñas dosis de humor y socarronería: “Ante la bandera de mi escuela”. “A ti, bandera glorio-sa,/ emblema del valor patrio,/ que tremolas en el atrio/ de mi zahúrda ruinosa/ zahúrda mejorque escuela,/ pues que se halla en un pasillo,/ do no hay mesa ni banquillo/ ni tinta para unaesquela;/ a ti, bandera divina,/ el maestro de Valdecampas/ viene a contarte sus trampas…” (LaUnión, 15-11-1894). Este poema aparece reproducido en EZPELETA AGUILAR, Fermín:Crónica negra del magisterio español, pp. 135-137.

9 Ver La Unión, 5-5-1898.

Notas

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