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Obras Completas Tomo 001 Lenin Ayuso Akal 1975 Ocr

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    'i

    OBRAS COMPLETASTOMO I

    *L893-1894

    ESTUDIO PRELIMINAR DE JUAN J . TRIAS VEJARANO

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    •A/ra/ EditorEditorial Ayuso

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    Versión de Editorial ProgresoCubierta de Carlos Madrid

    I.S.B.N.: 84-336-007Ór2Depósito legal: M. 39.884 - 1974

    Editorial AyusoS a n Bernardo, 34

    Madrid-8, 1975

    Akal EditorSánchez Barcaiztegui, 40

    Madrid-7

    I N D I C E

    ESTUDIO PRELIMINAR d e Juan S. Trías Vejarano IX

    189 3

    LO S NUEVOS CAMBIOS ECONOMICOS EN LA VIDA CAMPE-SINA (A propósito de l libro de V. E. Póstnikov La explota-ción Agrícola en el sur de Rusia 3

    I . . . \ . 17II ... ... 21

    II I ... 39IV 52V 80

    EL LLAMADO PROBLEMA DE LOS MERCADOS 85I 89

    II 89 II I 94IV 99V 103

    V I n oVII 118

    VIII 133

    1894

    QUIENES SON LOS "AMIGOS D EL PUEBLO" Y COMO LU -CHAN CONTRA LO S SOCIALDEMOCRATAS. (Respuesta alo s artículos de Rússkoie Bogatstvo contra lo s marxistas). 139PARTE I 1 4 1

    De los editores 211A propósito d e esta edición 213

    PARTE n i 2 1 5Apéndice I 319

    %

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    VIII

    Apéndice II 326Apéndice II I 344

    E L CONTENIDO ECONOMICO D EL POPULISMO Y SU CRI-TICA EN EL LIBRO D EL SEÑOR STRUVE (Reflejo delmarxismo en la literatura burguesa) . A propósito de l librode P. Struve, Notas críticas acerca de l desarrollo económicode Rusia. Sa n Petersburgo, 1894 351Capitulo I. Comentarios a l a Professión de foi populista. 358Capitulo I I . Critica de la sociología populista 413Capitulo I I I . Formulación de los problemas económicos por

    lo s populistas y por el señor Struve 442Capitulo IV . Cómo explica el señor Struve algunos rasgos

    de la economía de la Rusia posterior a laReforma ... 468

    I 470II 497

    n i . . . 503IV 506V 510

    VI 517NOTAS 525

    ILUSTRACIONESPrimera página del manuscrito de V. I . Lenin Lo s nuevos cam-

    bios económicos en la vida cam-pesina. 1893 5Retrato de V. I . Lenin ' gRetrato de V. I. Lenin 1890-1891 13Primera página del manuscrito de V. I . Lenin El llamado pro-

    blema de los mercados. 1893 87Ultima página de l manuscrito de V. I. Lenin El llamado •pro-

    blema de los mercados. 1893 137Portada de la parte I I I de l a edición hectográfica d e l Übró d é

    V. I. Lenin ¿Quiénes son los amigos de l pueblo y cómoluchan contra los socialdemócratas? 217

    Ultima página de l a parte I I I de l a edición hectográfica dellibro de V. I. Lenin ¿Quiénes son los amigos de l pueblo ycómo luchan contra los socialdemócratas? 317

    Portada de la recopilación en l a que fue publicado el trabajó d éV. I. Lenin El contenido económico de l populismo y su críti-ca en el libro d el señor Struve, 1895 353

    L O S PRIMEROS ESCRITOS D E LENIN Y E L DEBATESOBRE E L DESARROLLO D E L CAPITALISMO E N RUSIA

    I. LA INTELIGENTSIA REVOLUCIONARIA Y LA EVOLUCION DE RUSIAHASTA LA EMANCIPACION DE LOS SIERVOS.

    L os primeros escritos de Lenin, que ¡le recogen en estevolumen, fueron escritos entre 1893 y 1894, en Samara yPetesburgo, cuando Lenin n o h a cumplido todavía 25 años;sólo e l último de ellos f u e editado legalmente, lo s tres p r i -meros, o fueron rechazados po r l a revista a la que se envió(e l primero) o circularon üegalmente. S u expulsión de laUniversidad de Kazan, a finales de 1887, a los pocos mesesde su ingreso, po r su participación e n u n a revuelta estu-diantil (1), permitirá a Lenin durante su estancia forzosa

    en la propiedad familiar d e Kokuchkino u n contacto e nprofundidad con la rica literatura político social rusa delsiglo X I X ; cuando en el otoño siguiente, se le permite e l re-greso a Kazan, aunque no e l reingreso en la Universidad(Lenin conseguiría finalmente autorización para examinar-se como alumno libre: realizó lo s exámenes de todas lasasignaturas de la carrera de leyes en dos convocatorias, e n

    (1) Los datos biográficos de Lenin están tomados de G. Walter"Lenin", Grijalbo 1967 y de A. B. Ulam Los Bolcheviques", Grijalbo1969 que es un estudio de l bolchevismo centrado alrededor de lafigura d e Lenin.

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    primavera y en otoño de 1891, obteniendo e l número uno desu promoción), tendrá ocasión de leer e l primer tomo d e«El Capital» y los primeros escritos de Plejanov en los que,e l considerado como e l patriarca de l marxismo ruso, marcas u s discrepancias con los populistas: según e l testimonio

    d e l propio Lenin de principios de 1889 data su conver-sión a l marxismo. L os cuatro años siguientes lo s pasaráLenin en Samara, hasta que en septiembre de 1893 se tras-lada a Petesburgo. E n Samara se relacionará con los círcu-los revolucionarios formados po r l o s deportados políticos yp o r núcleos intelectuales de la ciudad: aquí tiene ocasión d edesarrollar s u s primeras polémicas con los populistas. E nPetesburgo Lenin se entregará de lleno a la actividad revo-lucionaria, integrándose en los círculos d e estudiantes y p ro -fesionales q u e entran en contacto con grupos de trabajado-r e s : discusión, propaganda, agitación, u n v ia je a Europa e nq u e visita a algunos de los funda dores (Plejanov, Axelrod)

    d e l primer grupo socialdemócrata ruso, e l «grupo emanci-pación de l trabajo» (1883), hasta que en diciembre de 1895es detenido y después d e catorce meses de detención p r e -ventiva en la prisión de Petesburgo, e s deportado a Siberia.Lenin pasará allí tres años, acabará su libro «E l Desarrollod e l Capitalismo en Rusia. E l Proceso de Formación de l Mer-cado Interior para la Gran Industria» q u e será editado e n1899 y madurará su s ideas: 1900 inaugura e l crucial perío-do de Iskra y de la lucha p o r u n partido de nuevo tipo.

    Como h a escrito R . Garaudy: «l a vida de Lenin es la deu n militante. E l problema central de su filosofía es el de unmilitante: elaborar u n a metodología de la iniciativa h i s -

    tórica» (2) . Lo que impone, como señala este autor, dentrode la fidelidad a la inspiración marxista, u n a doble tarea:u n análisis de l a s condiciones objetivas y la fo r j a de l ins-trumento de combate q u e permita intervenir eficazmentee n esas condiciones. Po r e l momento, la primera tarea a b -sorberá l'a atención de Lenin. De ah í que todas la s obrasde Lenin, a u n aquéllas de contenido m á s teórico como p u e -de ser «El Desarrollo de l Capitalismo en Rusia», están alen-

    (2) Lenme", P. V. F., 1968, pág. 9. Aunque publicado en la co-lección "Philosophes", la consideración de Garaudy trasciende elaspecto puramente filosófico de Lenin.

    X I

    tadas po r l a s exigencias de la praxis. E n estos primeros es-critos de Lenin ya se aprecian muchos de los rasgos q u ecaracterizarán su producción intelectual. Aparte de l ya se-ñalado, prácticamente todos su s escritos tienen u n conteni-do polémico, nota ésta q u e caracteriza también a buena

    parte de la obra de Marx y d e Engels: Lenin i r á definiendosus posiciones en polémica con los populistas, lo s economis-tas, los marxistas legales, el revisionismo en sus diferentesproyecciones, inclusive la s filosóficas, l o s mencheviques, lamayor parte de la Segunda Internacional, e tc . Trotsky se -ñaló en una ocasión que en Lenin se unía la audacia de lproyecto con la meticulosidad en la ejecución: « E n estegran revolucionario habitaba u n notario. . .» (3) . En la po-lémica Lenin conjuga e l sarcasmo con la meticulosidad: to -das l a s cuestiones son desmenuzadas a l detalle; Lenin r e i -tera u n a y otra vez pruebas y argumentos, lo que no dejad e hacer fatigosa la lectura de su obra. Esta actitud reite-

    rativa es un rasgo heredado po r l a literatura comunista:basta leer la polémica ruso-china. Se vislumbra u n a peda-gogía de la repetición q u e , asimismo, singulariza la propa-ganda comunista.

    L os escritos teóricos d e Lenin de la década de 1890 como,e n general, de l resto de los socialdemócratas rusos estánocupados en la polémica con los populistas: este es el co-m ú n denominador de los cuatro recogidos en este volumen;en e l último, dedicado a comentar u n libro de Struve, s emarcan sus discrepancias con los que serán denominados«marxistas legales», en ese momento n o sólo compañerosde la lucha con los populistas sino, po r l o menos algunos,

    integrados en la socialdemocracia, s i bien ésta no se cons-tituye como ta l partido hasta 1898 y aún entonces e s másu n a confederación d e grupos que un partido centralizado.E n ellos se contienen materiales q u e serán utilizados parala elaboración de la que constituye la síntesis de sus inves-tigaciones sobre e l desarrollo d e l capitalismo e n Rusia: laobra d e l mismo nombre. Desde e l punto de vista de la teoríad e l materialismo histórico destaca la primera parte d e«Quiénes son los 'amigos de l pueblo' y cómo luchan contralo s socialdemócratas» (l a segunda parte de este libro no se

    (3) "Histoire de la révolution russe", Seuil, 1950, T. I. pág. 340.

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    h a encontrado). Finalmente, se delinean la s líneas maestrasde su estrategia hasta 1917 y que se expondrán en los pro-yectos programát icos de los años sucesivos.

    Para la debida comprensión de la exposición d e Lenin esmenester u n a referencia a las tesis populistas, dentro delcontexto de la evolución socioeconómica, política e intelec-tual rusa en el siglo xix en contraste con los grandes paísesde la Europa Occidental.

    Rusia ocupaba u n a posición singular en Europa. Las pa r-ticularidades de su desarrollo histórico, fruto de la con-fluencia de una serie d e factores, llevarían en su caso, y nosólo entre lo s llamados eslavófilos, a la formulación de latesis de la especifidad de l destino histórico de Rusia. Perosi n necesidad de incurrir en lo que E. H. Carr, comentandolo s puntos de vista d e Berdiaiev (4), ha llamado u n a especiede «misticismo nacional» (5), queda el hecho de que Rusia,en contraste con e l occidente europeo, a l cual, s in embargo,se había abierto desde el siglo xvin, presentaba u n perfil d etrazos m u y acusados. Este hecho, la interpretación de suscausas, la actitud ante él , estarán en el centro de l debate en -tre los eslavófilos y los occidentalistas, en e l que algunos h a nquerido resumir la historia intelectual rusa de l siglo x ix (6) :¿Rusia pertenecía a l Oriente o a l Occidente? ¿Debía conti-nuar por los caminos abiertos p o r Pedro e l Grande oretornar a sus antiguas tradiciones? Debate, que sea dichod e paso, p o r ciertos temas recuerda a l sostenido en la Espa-ñ a contemporánea entre «casticistas» y «europeistas», y ene l que también algunos h a n querido resumir nuestra h is-toria contemporánea. Pero, resulta por lo menos simplifica-d o r, reducir la historia intelectual rusa, as í como la españo-la, a este debate histórico-cultural, no percibiendo, además,

    4) No existe e n castellano fijeza,en l a transcripción de los nom -bres rusos, debido a l hecho que, al ser muy escasas la s traduccionesdirectas de l ruso, lo s nombres se transcriben de acuerdo con lagrafía de los originales —en su mayoría ingleses o franceses— d elos que se toman. Esta vacilación por la que nos excusamos no de-jará de reflejarse en lo que sigue.

    (5) En "Studies in Revolution", T h e Universal Library, NewYork, 1964, pág. 92. Hay traducción española e n Alianza Editorial.

    (6) Cf. po r ejemplo, N . Berdiaev Les sources e t les sens ctucomunisme russe", Gallimard, Idées, 1951, págs. 43-44; Carr ob. cit.pág. 93.

    XIII

    q u e detrás de él se involucraba u n a problemática político-social. Como h a escrito Martín Malia: «los conceptos d e R u -sia y el Occidente ta l como eran usados p o r ambos lados,eran simplemente la transposición en e l lenguaje histórico-filosófico de la época, común a ambos grupos, de un con-junto d e cuestiones filosóficas, sociales y políticas, ademásde la nacional, l a más notoria» (7).

    Trotsky, coincidiendo con la opinión expresada por a l -gunos historiadores, señaló en su día que fueron las exi-gencias militares d e l Estado Ruso en confrontación con susvecinos d el oeste, los que impulsaron e l proceso de occiden-talización d el país, d e modernización de su aparato produc-tivo (8). Pero existe coincidencia en que las reformas lleva-das a cabo p o r Pedro e l Grande y sus sucesores n o modifi-caron m á s q u e m u y parcialmente e l viejo orden d e cosas.Así, las manufacturas, creadas para responder sobre todo ala s necesidades militares, emplearon el trabajo servil hastael siglo x ix; es más, en e l siglo XVIII se produce u n agrava-miento de la servidumbre campesina, l o que provoca levan-tamientos como el de Pugachov. P o r otra parte, e l procesode occidentalización cultural quedó reducido a la noblezay aún en ésta f u e bastante superficial si se excluye una pe -queña minoría. E l impacto de la revolución francesa unidoa las manifestaciones interiores contra el orden existentepolítico-social, provocar on e l abandono de los afanes refor-mistas que, en cualquier caso, n o habían tocado la s basesde l poder absoluto del zar, que, por e l contrario, reforzaríasu poder mediante la creación de un aparato burocráticocentralizado sobre e l modelo occidental. Si ya Alejandro Ihabía aparecido como uno de los pilares de la contrarrevo-lución europea, estas tendencias se refuerzan bajo su suce-sor Nicolás I (1825-1855); a ello no fue ajeno e l fracasadomovimiento decembrista (diciembre de 1825) llevado a cabop o r unos grupos de oficiales encuadrados en unas socieda-

    (7) "Alexander Herzen and the birth of russian socialism" H a r -vard U. P. citamos por la edición de The Universal Library, NewYork 1965, pág. 281-282.

    (8) Cf. (1905. Resultados y perspectivas" Ruedo Ibérico 1971T. I págs. 21-22. En el mismo sentido A. Gerschenkron E l atrasoeconómico en su perspectiva histórica" Ariel 1968, pág. 26.

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    des secretas q u e oscilaban entre e l constitucionalismo y eljacobinismo.

    E l clásico de la historiografía marxista rusa M. N. Po-krovski puso en relación e l abandono de los proyectos re -formistas de comienzos de siglo p o r parte de la nobleza, conla crisis agraria que se prolongaría desde lo s años veintehasta casi mediados de l siglo —dentro d el ciclo general de-presivo de la economía europea en la primera mitad delsiglo xix— q u e acentuó la dependencia financiera de la no-bleza respecto del zar y estimuló el mantenimiento del t ra-bajo servil como fuerza laboral de sus dominios (9). Encualquier caso, la actividad revolucionaria dura nte e l reina-do de Nicolás I quedó reducida prácticamente a la literariay a las discusiones en los círculos privados, protagonizadapor los hombres de la naciente inteligentsia, q u e , hasta lageneración de los sesenta, se recluta sobre todo entre la no-bleza (la excepción m á s notable es la de Belinski). Lenin,en su periodización d el movimiento revolucionario ruso de-nominó a l período 1825-1861 e l período nobiliario, a causadel reclutamiento social de sus miembros, no por su orien-tación ideológica.

    E l término inteligentsia f u e acuñado en la segunda m i-tad del siglo xix. En la historiografía n o marxista se ha de-finido a la inteligentsia como u n grupo ideológico, lo cualn o quiere decir q u e todos su s miembros compartiesen lamisma ideología, pero queriéndose subrayar p o r contrasteque no se trataba de un grupo socioeconómico o profesio-nal . Más discutiblemente, se ha presentado a la inteligent-si a como desvinculada d e cualquier interés de clase, en elsentido de que la inteligentsia representaba u n a visión ge -neral de Rusia, p o r supuesto n o uniforme (10) : la divisiónm á s comúnmente utilizada ees entre eslavófilos y occidenta-listas a su vez con diferencias 'en su seno. Ciertamente elencuadramiento de la inteligentsia no deja d e presentarciertos problemas debido a la relativa autonomía de estegrupo por las especiales circunstancias sociopolíticas rusas

    (9) La opinión de Pekrovski está recogida en Terence Emmons,Editor, "Emancipatión of the russian serfs", European problemStudies, Holt, Rinehart a n d Winston, 1970, pág. 26.

    (10) Cf. po r ejemplo, Berdiaev, ob. cit. pág. 30 y sig.; MartinMalia ob. cit., págs. 4-5.

    XV

    (así : ausencia de libertad q u e dificulta la comunicación en -tre la inteligentsia y las clases sociales; la estratificaciónsocial rusa polarizada entre terratenientes y campesinos,con unas m u y débiles capas burguesas urbanas, e tc . ) quehacen que l a s relaciones entre ideología y clases n o sean

    simples, sino q u e pasen a través d e u n a serie d e mediacio-nes. Lenin en sus referencias a l tema, q u e h a n servido d epauta a la historiografía soviética, caracterizó a los revo-lucionarios tanto de la generación de los cuarenta (Herzenprincipalmente), como de la de los sesenta (Chernischevskietcétera, la llamada Ilustración rusa) como representantesde la democracia burguesa radical, sobre todo campesi-na (11) . Por su parte, u n historiador n o marxista como M .Malia, caracteriza a los eslavófilos q u e contienden co n ellos,o m á s exactamente a aquellos eslavófilos q u e mantienenu n a cierta postura crítica frente a l poder, como represen-tantes de una oposición aristocrática a la autocracia (12).

    Se viene considerando a Radischev como el precursor d ela inteligentsia revolucionaria, quien en 1790 publicó e l libro«Viaje d e Petesburgo a Moscú» en e l que condenaba vigoro-samente la autocracia y la servidumbre y que le costó a suautor la pena de muerte conmutada po r e l destierro a Sibe-ria (13). Se atribuye a Chaadaiev, e n u n a famosa «carta filo-

    d i ) C f . Lenin E n memoria d e Herzem", Obras Escogidas, Ed i -torial Progreso, Moscú 1970, T. I y ¿A qu é herencia renunciamos?",O. C. Editorial Cartago, Buenos Aires 1969, T. II. Para la historio-grafía soviética cf . las referencias contenidas, p or ejemplo, en eltrabajo de M. V. Nechkina recogido en el vol . citado en l a nota 9.

    (12) Ob . cit., págs. 282-89.(13) Es má s bien escasa y de poco valor l a bibliografía en cas -

    tellano sobre el pensamiento ruso en el siglo x ix . E l libro de S. V.Utechin "Historia de l Pensamiento Político Ruso" Revista de Oc-cidente, 1968, ofrece u n a visión panorámica. En los libros ya citadosde Ulam y Carr, a sí como en M. Foyaca de la Concha E l pensa-miento de Lenin" volumen I, Guadarrama, 1971, Colé "Historia delpensamiento socialista", vol. II F. C. E. 1958, se contienen referen-cias m á s o menos amplias. Mención especial merece el excelentelibro de A. Walicki "Populismo y marxismo en Rusia (L a teoría delo s populistas rusos: controversia sobre capitalismo)", trad. esp. Es-tela 1971, si bien se centra en el populismo y en las relaciones d eéste con e l marxismo. El ya citado libro d e Berdiaiev, ofrece u n avisión de la inteligentsia desde la s categorías antropológicas del"alma rusa". U na valoración desde el punto de vista de l a actitudante el desarrollo económico y m á s concretamente ante l a indus-

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    sófica» publicada en 1836 —que l e acarreó q u e fuese acusadode loco por las autoridades— el planteamiento de l problemaq u e estará en e l centro del debate entre eslavófilos y occi-dentalistas en los años cuarenta. Chaadaiev f u e u n occiden-talista peculiar —ya que en general estos tuvieron u n aorientación laica— a l atribuir la superioridad d e Occidentea la herencia católica medieval, mientras q u e para é l Ru-sia carecía de auténtica historia; si n embargo, esta mismaausencia de un pasado, la «juventud» de Rusia p o r decirloasí, le abría unas posibilidades insospechadas. E l tema d ela «juventud» d e Rusia p o r contraste con la Europa Occi-dental, ocupará, co n diferentes variaciones, u n papel im -portante tanto en el pensamiento de los eslavófilos como enel de Herzen y los populistas. L a principal influencia que seejerce sobre el pensamiento ruso de los años treinta y cua -renta es la del idealismo alemán (sobre todo Schelling yHegel) a la que seguirá la de la izquierda hegeliana comovehículo superador del segundo. Esta influencia del pensa-miento alemán (con su tradición teórica heredada del idea-lismo) que e s muy fuerte en las diversas corrientes ideoló-gicas rusas, conjugada con las especiales condiciones rusas,puede ayudar a explicar e l acusado ingrediente histórico-filosófico q u e acusa el pensamiento político ruso. E n efecto,la s circunstancias en que se desarrolla la vida intelectualrusa bajo Nicolás I, hicieron que l a crítica histórico-filosó-fica y la literaria se convirtiese en el principal medio de losataques a l orden existente: en esta labor destaca la figurade Belinski, q u e anticipa muchos de los rasgos de la inteli-gentsia revolucionaria de los años sesenta; Belinsky que de -fiende u n a orientación social de l arte q u e será recogida porlo s llamados «nihilistas» de la siguiente generación (Cher-nischevski, Dobroluvov, Pisarev); marca u n a clara transi-

    trialización e n Gerschenkron ob. ci t . cap. VII . Excluida l a sovié-tica que no hemos podido consultar p o r razones idiomáticas y queseguramente ofrece u n útil contraste con la occidental, l a más re -cliente bibliografía se encuentra e n inglés. Cf. aparte lo s libros con-sagrados a u n autor o a un movimiento qu e iremos citando en sumomento, entre otros: R. Haré "Pioneers of Russian Social Thought"Vintage, New York 1964; R. Pipes, ed . "Russian Intelligentsia", Co-lumbia U. P. 1961; E. J. Simmons, ed . "Continuity a n d change inrussian a n d soviet thought", Harvard U. P. 1955.

    XVII

    ción hacia el materialismo de la mano d e Feuerbach queigualmente informará a los hombres acabados d e mencionar.

    A l mismo tiempo, se produce la recepción d e l socialismoutópico francés (Saint Simón, Fourier), principalmente através de los círculos d e Herzen y después d e Petraschevskieste último hizo u n ensayo de Falansterio en sus posesionesq u e concluyó malamente en manos de los campesinos des-tinatarios, como acabó la vida de l círculo (a l que pertenecíaDostOyevski): acusados d e conspiración veintiuno de susmiembros fue ron condenados a muerte, después conmutadap o r trabajos forzados. Dentro de la generación de los cua-renta (Belinski, Bakunin, Organov, etc.) y dejando d e lado alo s eslavófilos y a los liberales ocupa u n puesto especialA. Herzen, p o r cuanto h a sido considerado, en palabras d eLenin, «e l fundador del 'socialismo ruso', del 'populismo' ».Herzen —continúa escribiendo Lenin— veía:

    .. .«el 'socialismo' en la liberación de los campesinosdándoles la tierra, en la propiedad comunal de la tierra yen la idea campesina d e l 'derecho a la tierra' (...). En r ea -lidad en esta doctrina d e Herzen lo mismo que en todo e lpopulismo ruso ( . . . ) no hay ni un grano de socialismo. Sonfrases magnánimas, buenos sueños q u e recubren el revolu-cionarismo de la democracia burguesa campesina en Rusia,lo mismo que l a s diversas formas de l 'socialismo del 48' enOccidente» (14).

    Esta caracterización del socialismo d e Herzen que esfundamentalmente exacta, incurre, n o obstante, en ciertasimplificación que en ocasiones se da en Lenin en su trata-miento de las ideologías, reduciéndolas a su inmediata sig-nificación de clase con olvido de las mediaciones entre in -telectuales e ideología, po r un lado, y clase, p o r otro, espe-cialmente complicadas en el caso de la inteligentsia rusapor la relativa autonomía de ésta. E l mismo Lenin y en elmismo lugar matizó e l revolucionarismo d e Herzen e n f u n -ción de su origen nobiliario y de su desvinculación —sobretodo a partir de 1847 en que se exila a Occidente (15)— de

    (14) En memoria de Herzen" lug. cit. pág. 611.(15) Sobre el Herzen exilado a sí como sobre otros exilados r u -

    sos de su generación, vid., E. H. Carr Lo s exilados románticos",Anagrama.

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    la realidad campesina. E l caso es que la personalidad deHerzen es bastante contradictoria (16), habida cuenta quese conjugan actitudes aristocráticas de repudio de la civi-lización mercantilizada y masificada qu e recuerdan a Toc-queville (17) con claros fermentos de un individualismo b u r -

    gués en la línea de l anarquismo proudhoniano. L o mismosucede con su posición en el debate entre eslavófilos y occi-dentalistas; con el tiempo, sobre todo después de su expe-riencia europea de la revolución de 1848, Herzen adoptómuchos de los puntos de vista de los eslavófilos: el destinopeculiar de Rusia, la existencia en su seno de una serie deinstituciones y cualidades morales qu e podían resistir laconfrontación con el Occidente. S in embargo, a l contrariode los eslavófilos, no rechazó completamente el legado deOccidente, sino q ue buscó u n a síntesis de los valores quepersonificaba de forma eminente la cpmunidad rural rusa(l a obschina) con el individualismo occidental q u e había

    incorporado la minoría rusa occidentalizada. De ahí , quefrente a los eslavófilos, qu e subrayaban lo s valores tradicio-nalistas e integradores de la obschina, Herzen destacase sudimensión democrática y antiautoritaria. La misión de Ru-sia , era , recogiendo lo mejor del legado occidental (l a liber-ta d individual) evitar lo s males q ue habían acompañado aeste desarrollo, concretamente la liberación de los campe-sinos si n tierra. E n todo caso, queda el hecho de que en Her-zen se encuentran anticipadas u n a serie de ideas q u e serándesarrolladas por e l populismo, que él es el primer formu-lador sistemático de la teoría del «socialismo ruso» basadoen la obschina.

    Existe coincidencia en que la perpetuación de la servi-dumbre era e l principal obstáculo que se oponía a l desarro-ll o económico ruso y también en destacar la importancia dela abolición de la servidumbre' § n febrero de 1861. Ahorabien, existen discrepancias en la apreciación de las causasy factores q u e operan en la abolición y en la significaciónde dicho acto en la historia de Rusia. L a corriente popuiis-

    (16) El estudio m á s completo sobre Herzen en la literatura o c -cidental reciente es el ya citado de Martin Malia.

    (17) Cf. al respecto la s observaciones de Walicki ob. ci t . pági-n a s 14-16.

    XIX

    ta rusa, precedida históricamente por los eslavófilos (18)y reforzada po r una serie de investigaciones contemporá-neas (19), se complació en subrayar la singularidad del ré-gimen socioeconómico ruso apoyándose en la existencia dela obschina y de los arteles (cooperativas artesanales). Fren-te a ello, lo s marxistas rusos y, en especial, Lenin, s in negarla s peculiaridades del régimen socioeconómico ruso, carac-terizaron a l régimen anterior a la reforma como u n régimensimilar a l que impez-ó en Europa Occidental en la Edad Me-dia y hasta bien entrada la Moderna, es decir, como un ré-gimen feudal (20). La misma comunidad —que tampoco f u eu n a institución desconocida en el régimen feudal europeooccidental (21)— se daba en el marco de este régimen deproducción. L as modernas investigaciones históricas abo-nan e l punto de vista marxista (22).

    L a renta feudal (o si se prefiere señorial) adoptaba en laRusia de los años anteriores a la Reforma sustancialmentedos formas: la renta en trabajo (barschina) y la renta enespecie o en dinero (obrok). Numéricamente, en términosde campesinos sujetos a uno u otro sistema, aunque los pr i -meros continuaban siendo predominantes, o se había produ-

    (18) Malia ob. cit. págs. 310-11 h a afirmado que fueron los es-lavófilos lo s primeros que, para combatir el socialismo de los occi-dentalistas, sostuvieron que en Rusia no e ra necesaria l a revolu-ción social, puesto que con la obschina posee ya la institución queevitaba lo s males que el socialismo occidental buscaba remediar.D e ellos la tomó Herzen aunque con significativos cambios d e énfa-sis, como y a señalamos.

    (19) Cf. Malia ob. cit. págs. 395-96.

    (20) En El desarrollo del capitalismo e n Rusia" (cap. III) lodesignó con la expresión de "Sistema de economía basado en laprestación personal", pero en las otras obras coetáneas entre ellaslas que se recogen e n este volumen, emplea la expresión de "régi-m e n feudal".

    (21) Cf. entre otros muchos, C h . Parain en E l Feudalismo",trad. esp. Ayuso 1972, págs. 37-38. No entramos aquí en el debateentre historiadores marxistas y n o marxistas sobre lo apropiadode la expresión de régimen feudal para designar a l que los segun-do s denominan preferentemente régimen señorial.

    (22) Cf. entre la abundante bibliografía sobre el tema, u n a p a -norámica general de la situación de l campesinado, de la legislaciónemancipadora y de los diferentes puntos de vista sobre lo s facto-res y resultados de la Reforma en T. Emmons "Emancipation of therussian serfs", y a citado.

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    cido u n incremento de los segundos a partir de l siglo xvm(d e hecho, esto e r a una tendencia general, pues n o sólo exis-tían diferencias en los respectivos porcentajes en las dis-tintas provincias, sino q u e algunas de ellas se había produ-cido u n a evolución en sentido contrario). Es más, si se tomaen consideración no e l número de campesinos sujetos a unou otro sistema, sino lo s niveles de empleo, el primer fenó-meno se conjugaba con un incremento de la renta en t ra-bajo. Esta aparente contradicción se aclai-a si se toma enconsideración u n fenómeno sobre e l que han llamado laatención lo s historiadores de ese período y que se refierea l creciente desplazamiento de la fuente de l obrok desde e lproducto agrícola a l industrial. E n palabras de uno de ellos:«e l crecimiento del sistema del obrok en la Rusia del si-glo xix ref le jaba la gradual transformación de la renta m o -netaria, desde u n a forma de plusproducto producida en unaagricultura organizada feudalmente y apropiado por el se-ñ o r feudal, en una forma de apropiación por e l señor f e u -dal de un plusproducto producido en una industria organi-zada de forma capitalista» (23). Es decir, e l desarrollo dela producción mercantil y de la división de l trabajo, juntocon la presión señorial, habían conducido a u n proceso dedesarrollo de la pequeña producción industrial p o r partede campesinos siervos, en el marco de formas capitalistasprimitivas y s in una clara separación todavía entre la in-dustria y la agricultura, sobre la que gravitaba e l tributofeudal; forma, po r tanto, diferente de la organización direc-t a po r parte del señor de man ufacturas basadas en el traba-j o servil, q u e habían decrecido según avanzaba el siglo xix.

    Este fenómeno e r a característico sobre todo de las zonas a lnorte de Moscú, de las provincias que no eran d e tierrasnegras. .. c • , .

    Por e l contrario, en las tiernas negras del centro de Ru-sia y en el sur, esto es, en las grandes regiones cereales, sehabía mantenido, ys en su caso, incrementado el número decampesinos sujetos a la renta en trabajo. D e forma general,en la esfera agrícola se había operado u n crecimiento de larenta en trabajo, manifestado en una disminución de los lo-

    (23) Cf. N. S. Tsagolov, cuya contribución está recogida e nEmmons, ob. cit., pág. 45.

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    te s campesinos —que es general en el siglo xix, en favor d ela reserva de l señor— y en un aumento de l trabajo campe-sino en la reserva d e l señor (esta prestación en principio es -taba fi jada en tres días). Estos fenómenos s e han asociadocon el desarrollo de la agricultura comercial en los dominios

    señoriales ligados a la expansión de los mercados interior yexterior. Este proceso de expropiación de los campesinosencuentra su manifestación m á s acusada en el aumento delnúmero de siervos s in tierra (domésticos) q u e , mantenidospor e l señor, cultivan sus tierrasa, cuya situación, como h a nreconocido historiadores de las más diversas tendencias, seaproxima a la esclavitud.

    H a existido la tendencia p o r parte d e ciertos historiado-res a atribuir unilateralmente la Reforma a la influenciade un solo factor, cuando parece claro que es e l resultado,d e u n a serie de ellos o, si se quiere, expresado de una formaquizás m á s correcta, a la crisis de unas estructuras produc-

    tivas que se manifiesta en un conjunto de fenómenos. Sepuede dar la razón a Lenin cuando cifraba en el desarrollode la economía mercantil la crisis de l modo de producciónfeudal. E n primer lugar, esto había conducido, como seacaba de indicar, a u n agravamiento de la situación delcampesino y a l socavamiento de las mismas bases sobre lasq u e descansaba la economía señorial, esto es, la posesiónpor los productores directos de los medios d e producciónnecesarios para su reproducción. L a legislación dictada enla primera mitad del siglo x íx para evitar la desposesióndel campesino y me jo ra r su situación personal, de entradam u y respetuosa de las prerrogativas de l señor, había q u e -

    dado sobre el papel: e l siervo continuaba sometido a la dis-creción del señor mientras se agravaba su situación m a -terial. E s cierto que en este sentido la situación de los sier-vos del Estado e r a mejor que la de los terratenientes. E nestas condiciones no es extraño q u e aumentasen la s manifes-taciones de protesta entre lo s siervos — en algunos casos,como había sucedido en la Baja Edad Media europea y en elRenacimiento, ligado a movimientos religiosos (24)— segúnavanza el siglo xíx, hasta culminar en los años inmediatos

    (24) Vid. la s referencias contenidas en la aportación de G. T.Robinson, recogido en Emmons ob. cit., págs. 15-17.

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    a la Reforma. Y por m ás que e l movimiento campesino ca -reciese de la articulación necesaria, q ue existía concienciade la gravedad de l problema l o ponen de manifiesto l a s pa -labras de Alejandro II , recién ascendido a l trono, a la no-bleza d e Moscú e n marzo de 1856 y de las que se ha dichoq u e ponen en marcha e l mecanismo de la Reforma: «esmejor abolir la servidumbre desde arriba q u e esperar hastaque los siervos empiece n a liberarse desde abajo». D ea h í también e l convencimiento existente en amplios sectoresde l aparato del Estado, comenzando por e l zar, y en partede la nobleza y de los publicistas conservadores, de que e raimposible u n a emancipación campesina s in tierra, lo quecreaba graves problemas, pues, p o r otro lado, no se queríaquebrantar el orden nobiliario sobre e l que descansaba laautocracia. Esto se reflejaría a lo largo de todo e l procesode la Reforma entre 1856 y 1861 en los conflictos entre partede l aparato de l Estado apoyado p o r u n a minoría de la no-bleza y la gran mayoría de ésta qu e quería restringir a l má-ximo la entrega de tierras a los campesinos (25).

    Se ha discutido sobre si la nobleza estaba interesada enla Reforma o , más exactamente, en la abolición de l trabajoservil. Pokrovski sostuvo en su momento la opinión de que,a l hilo de la orientación de la producción de sus dominios

    (25) Algunos investigadores marxi stas recientes, superan do ellimitado punto de vista de l Estado como expresión directa de lasclases dominantes, h a n subrayado e l papel de aquél como regula-dor de l equilibrio global de un sistema productivo, que ciertamenteimplica, e n u n a sociedad de clases, la dominación de unas clasessobre otras, pero que no excluye en l as condiciones de un nuevoequilibrio ciertos conflictos entre el Estado y amplios sectores dela s clases dominantes, que la autonomía relativa de l estado moder-n o permite afrontar y resolver. Cf. las observaciones contenidas enPoulantzas "Pouvoir Politique e t classes sociales de l'état capita-liste", Maspero, París 1968, Passim > (Hay traducción española e nSiglo xxi) y en la obra colectiva publicada por el Centro Studi M a r -xisti "Leninismo e rivoluzione socialista" De Donato, Bari 1970,pág. 93. A la luz de estas observaciones se puede iluminar el papeldesempeñado p or ciertos sectores de la burocracia zarista en l a re -forma de 1861. Ya en su día Trotsky llamó l a atención sobre l a m a -yor autonomía de l zarismo e n comparación con las monarquíasabsolutas de l occidente europeo, cf. ob. cit., I, págs. 24-25. TambiénLenin subrayó el papel jugado por la burocracia caracterizándolacomo u n a institución burguesa, cf . en este volumen, págs. 306-7nota XX, 377 nota X, 437 y 469.

    XXIII

    hacia el mercado, la explotación de éstos estaba deviniendocrecientemente burguesa y la nobleza penetrada po r unamentalidad capitalista, que la llevaba a defender que eltrabajo asalariado e ra más productivo y rentable que el ser-vil. Esta opinión h a sido m u y discutida antes y después.

    Struve mantuvo que la servidumbre no sólo había sido abo-lida contra lo s intereses de la nobleza, sino que la barschinaera e l sistema m á s productivo de organización de la econo-m ía agrícola: Struve veía prueba de esto en la superviven-cia del pago en trabajo con posterioridad a la Reforma enla s tierras negras (26). Esto n o obstaba, en su opinión, a quesu abolición viniese exigida por e l desarrollo económico d eRusia contemplado en su conjunto (27). La debilidad de Ru-sia se acaba de manifestar con especial agudeza a raízde la guerra de Crimea. L a contradicción entre el desarrolloindustrial y la pervivencia de la servidumbre e ra notoria:una de las formas de esta contradicción la hemos visto enel caso de l obrok qu e gravaba la producción industrial; pe -ro no era la única, po r cuanto la pervivencia de la servi-dumbre frenaba la expansión de la oferta de trabajo queexigía el desarrollo capitalista y su improductividad s e m a -nifestaba en la crisis de las manufacturas basadas en eltrabajo servil p o r contraste con el desarrollo de las capi-talistas. Es más , algún investigador reciente de la economíaagrícola anterior a la Reforma, apoyándose en una investi-gación h a señalado que , pese a todas l a s restricciones quepesaban sobre ella, la economía campesina — es decir, la ex-plotada directamente por los campesinos— se había orien-tado hacia la producción mercantil y desempeñaba u n papelde primer plano en la producción agrícola en las déca-

    (26) Struve no emplea la expresión "pago en trabajo", que esutilizada por Lenin, pero entiende con éste qu e "consiste en el cul-tivo de la tierra (de los terratenientes) con los aperos de campesi-nos de los alrededores". También divergían su s respectivas inter-pretaciones, pues, para Lenin, a l lado de la falta de maduraciónde las condiciones para la producción capitalista que alegaba Stru-ve , jugaba el factor de que los campesinos hubiesen sido despoja-dos de parte de l as tierras qu e utilizaban antes de la Reforma (los"recortes", etc.), lo que les obligaba a recurrir a la tierra de losterratenientes. La opinión de Lenin en E l desarrollo de l capitalismoen Rusia", O. C. Cartago, 1969, Tomo I I I , págs. 200-201.

    (27) Las opiniones d e Pokrovski y Struve e n Emmons ob. cit.

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    das que preceden a la Reforma; en opinión de este autorfue e l reconociminto de que «la economía campesina cons-tituía u n sector independiente y de punta en la producciónmercantil lo que hacía imposible u n a emancipación de loscampesinos s in tierra» (28).

    Siguiendo la sistematización de un historiador de la Re-forma (29) se puede dividir ésta en cuatro grandes aparta-dos : Estatuto personal de los siervos; concesión de tierras alo s campesinos y obligaciones anejas; operación de reden-ción; organización de la administración campesina. En p r i -m e r lugar, la legislación de febrero de 1861, concedía la li-bertad personal a los siervos: éstos cesan de ser la propie-dad de l señor y adquieren la plena capacidad civil, desapa-reciendo lo s obstáculos que les impedían e l acceso a ciertasprofesiones e instituciones. En lo referente a la tierra quequedaba en manos de los campesinos y por lo que concer-nía a la mayor parte de la Rusia europea, la ley establecía

    u n máximo y u n mínimo según la s regiones: si la tierraposeída por los campesinos de un determinado dominio su-peraba e l máximo, el exceso pasaba a l señor; si los lotescampesinos.no alcanzaban el mínimo, e l señor debía com-pensarlos, pero, en cualquier caso, a l último siempre se leaseguraba un mínimo (que iba, según la s regiones, de lamitad a u n tercio del total de las tierras de cada dominio);bajo la presión de los terratenientes estas normas fueronestablecidas de ta l forma que por regla general operaronen su favor: son los famosos «recortes» qu e disminuyeronla s explotaciones campesinas. Hasta la redención, se pre-veía e l paso de la barschina a l obrok como forma de pago

    de la renta. L a redención consistía en una capitalizaciónde l obrok al 6 por 100 que en su mayor parte el Estado ade -lantaba a los antiguos señores y qu e los campesinos debíanreembolsar en un plazo de cuarenta y nueve años. Esta ca -pitalización se realizó a un valor m u y superior a l real. Loscampesinos de la familia imperial y del estado fueron redi-midos en mejores condiciones (más tierra y pagos menosgravosos). P o r otro lado, estas normas sólo se aplicaron alo s campesinos co n tenencias, no a los siervos domésticos,

    (28) Cf. Kovalchenko en Emmons ob. cit., pág. 56.(29) Cf. Druzhinin e n Emmons, ob. cit., pág. 19 y sig.

    XXV

    q u e fueron liberados s in ellas. P o r último, se sustituía laadministración señorial por la comunal (el Mir) aunquecon una competencia reducida y mediatizada por la noblezalocal y por los representantes del poder central. Era la co-muna —allí donde existía la propiedad comunal— la queefectuaba la s distribuciones periódicas de la tierra comunalen usufructo entre sus miembros, q ue respondían solidaria-mente de las obligaciones q u e pesaban sobre ellos.

    L a apreciación de los resultados de la emancipación o,m á s exactamente, de su significación para e l desarrollo deRusia, ha suscitado, como recuerda Emmons, hondas contro-versias, tanto entre lo s historiadores profesional es como f u e -ra de ellos. Existe coincidencia en que se produjo u n agra-vamiento de la situación de las masas campesinas en las dé-cadas finales de l siglo, pero a partir de este punto comien-zan l a s divergencias en la interpretación. L a cuestión h aestado y estuvo ligada a l debate sobre e l desarrollo del ca-pitalismo en Rusia que polarizó la atención de marxistas ypopulistas rusos, por lo que nos ocuparemos de ella a l ana -lizarlo. '

    D e inmediato, la legislación emancipadora produjo u naumento de la agitación campesina durante los dos añossiguientes (1861-63). Según Franco Venturi, sólo en casosextremos pidieron lo s campesinos toda la tierra, incluyendola explotada por los señores (30); lo que los campesinosdeseaban era la ruptura total de todos lo s lazos que los li-gaban a los terratenientes y la autonomía de la comunidadrural de cualquier control exterior, cosa que a su juicio nohabían obtenido; la agitación aprovechó e l vacío creadopor el fin de la administración señorial y la puesta e n m a r -cha de la nueva, y aceleró el proceso de redención. Sin em-bargo, lo s campesinos no consiguieron satisfacción, puesexcluidos lo s pagos de redención q ue gravaban la s tierrasqu e pasaron a su poder, la s condiciones en que se realizóla distribución de éstas conllevó que se mantuviese la de-pendencia económica de la hacienda campesina respecto de

    (30) Cf. "Roots of revolution. A history of the populist and so-cialist movements in nineteenth century Russia", Grosset & D u n -lop, New York. H a y u n a primitiva edición italiana II populismorusso", Torino 1952.

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    la terrateniente y, con ello, la s condiciones para la pervi-vencia de formas de explotación feudal más o menos larva-das.

    P o r parte de la inteligentsia revolucionaria, ésta, ya fue -se desde la prensa editada en e l extranjero —«La Campa-na» de Herzen— ya desde la prensa editada en Rusia —enla que destaca la campaña de Chernischevski desde «ElContemporáneo»— impulsará primero la emancipación yprotestará luego por las condiciones en que se ha realiza-do. Los años inmediatos a la subida a l trono de Alejandro IIcoinciden con significativos cambios cuantitativos y cuali-tativos en el movimiento revolucionario. Se ha dicho quecon la generación de 1860 (Chernischevski, Dobrulov, P i-sarev, etc.) se produce u n relevo en el reclutamiento de lainteligentsia revolucionaria: son los raznochintsi, esto es,lo s intelectuales de procedencia no nobiliaria, los que deahora en adelante aportarán el principal contingente deaquélla. Fueron lo s marxistas rusos los que acuñaron la ca-tegoría d e Ilustración para caracterizar la denominada «he-rencia» de los años sesenta, es decir, la literatura revolu-cionaria d e esos años. Según Walicki f u e Plejanov el intro-ductor de esta idea, a l quedar «sorprendido por la simili-tu d entre la s concepciones filosóficas de los radicales demó-cratas rusos de los sesenta y los ilustrados franceses del si-g lo XVIII» (31). Lenin, en su trabajo «¿A qué herencia re -nunciamos?» (1898), recogió la idea, aunque poniendo elénfasis en el contenido sociopolítico común a ambos m o-vimiento :

    «al igual que los iluministas d e Europa Occidental y lamayoría de los representantes de la literatura de la décadad e l sesenta, Skaldin está animado p o r u n ardiente odio a lrégimen feudal y a todas sits manifestaciones en el terrenoeconómico, social y jurídico» (3¿).

    Aunque Lenin construyó su caracterización de la Ilus-tración Rusa sobre la figura de Skaldin, se ha dicho, apo-yándose en el testimonio del propio Lenin, que en realidadconsideraba a Chernischevski como e l principal represen-

    (31) Ob. cit., pá g. 16.(32) O. C. Cartago, T. II, págs. 510-11.

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    tante de la «herencia», pero q u e debido a la proscripciónq u e pesaba sobre e l último se vio obligado a recurrir a unafigura de segunda fila (33).

    Todos lo s autores coinciden en destacar la importanciadel magisterio d e Chernischevski en el movimiento revolu-

    cionario ruso. Nacido en 1828, hijo de un pope, desarrolla-rá la parte m á s importante de su labor publicista desde laspáginas de «El Contemporáneo» entre 1855 y 1862. Influidopor la filosofía alemana (Hegel, Feuerbach), e l socialismoutópico francés y el utilitarismo inglés (tradujo a l ruso los«Principios de economía política» de J.S.Mill), expone u n afilosofía d e base materialista y de un peculiar utilitarismo,animada por e l optimismo y el cientifismo de la Ilustración.Chernischevski f u e u n occidentalista convencido que de -nunció la s ilusiones de los eslavófilos compartida s p o r algu-nos de los occidentalistas como Herzen, respecto a la «de-crepitud» de Europa y la «juventud» d e Rusia. Ciertamente,

    Chernischevski no deja de denunciar la s consecuenciasdesigualatorias del desarrollo económico occidental y dedefender el Mir, pero en su conjunto, como h a escrito W a -licki: «(Si) deseaba para Rusia u n progreso breve, más r á -pido y m á s humano ( . . . ) nunca opuso Rusia a Occidente»;en contraste con los populistas, «s u enemigo número uno noera el capitalismo sino el atraso ruso» (34). En las condicio-n e s rusas sus ataques a una vía de desarrollo según e l mo-delo inglés y a los liberales, era la defensa de una emanci-pación de los campesinos co n tierra. Chernischevski sóloocasionalmente puso su confianza en una «revolución desdearriba» o en la supuesta neutralidad de la autocracia respec-to a la nobleza. Se ha discutido si participó en la actividadconspirativa, en cualquier caso f u e detenido en 1862 y, acu-

    (33) Ibldem nota 56. Sin embargo, Walicki, apoyándose t a m -bién en Lenin, señala que si éste recurrió a Skaldin y no a Chernis-chevski como representante típico de la Ilustración, f u e , asimismo,porque en el primero su ideología se presentaba desprovista decualquier ingrediente populista que no estaba ausente de l segundo,cf. ob. cit., págs. 18-19.

    (34) Ob. cit., pág . 20. En sentido contrario se pronuncia Gers-chenkron ob. cit., págs. 176-80; No tenemos noticia de ninguna m o-nografía sobre Chernischevski en la literatura occidental, s e encuen-tran referencias m á s o menos amplias en las obras citadas en lanota 13.

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    sado de atentar contra el orden existente («El Contemporá-neo» f u e repetidamente denunciado por sus apreciacionessobre la marcha de la Reforma), pasó veinte años en Sibe-ria. En 1862 se publicó su famosa novela «¿Qué hacer?», dela que se ha afirmado qu e constituyó la lectura obligada detodo revolucionario; en ella describe lo s hombres y mujer es«nuevos» (Chernischevski f u e u n decidido feminista) querompen con los prejuicios existentes y que están destinadosa ser la levadura de la transformación.

    E l historiador del bolchevismo, Adam B. Ulam, carac-terizando las dos décadas que transcurren entre la emanci-pación campesina y la ejecución de Alejandro I I por partede l grupo terrorista «L a Voluntad del pueblo» (NaródnaiaVolia), h a escrito que «Es un período de intensa actividadrevolucionaria. L as ideas de socialismo y revolución empa-p a n cada segmento de las clases educadas. . . Los mismosaños vieron revivir la reacción y el nacionalismo ruso.. . Pe-

    r o este período no es simplemente uno de polarización deactitudes reaccionarias y revolucionarias. Todavía se apre-ciaba el ascenso de las esperanzas y aspiraciones liberales.Es una era de grandes reformas. . .» (35). Se refiere el autora la institución de los Zemstvos como órganos de autogo-bierno local, a las reformas judicial, educativa y militar,tendentes, conjuntamente con la emancipación de los cam-pesinos, a la «modernización» de Rusia o, en palabras de unhistoriador soviético, de adecuar la superestructura a lasexigencias de l desarrollo capitalista (36). Para Ulam si nose dió el paso decisivo hacia el constitucionalismo debe atri-buirse «tanto a la ignorancia y resistencia de l régimen como(y principalmente) a la intensidad e índole de las activida-des revolucionarias. L a revolución desafiaba a la reformay la reacción era la ganadora» (37). Esta opinión de l profe-

    (35) Ob . cit., pá g. 84,(36) Los historiadores n o marxistas rehuyen por lo general, el

    empleo de l concepto capitalismo para caracterizar la s transforma-ciones operadas en la sociedad rusa, recurriendo a los conceptos de"modernización", "industrialización moderna", "desarrollo económi-co , "crecimiento económico", cf . , por ejemplo, Gerschenkron ob.cit., cap. VI.

    (37) Ob. cit., pá g. 85.

    XXIX

    sor de la Universidad de Harvard incorpora el punto de vis-t a que fue sostenido en su tiempo por los liberales rusos.

    E n contraposición a esta tesis, l os historiadores marxistash a n interpretado e l alcance limitado de las reformas en fun-ción de no haberse quebrantado e l carácter autocrático-no-biliario de l Estado ruso, y visto en el movimiento revolu-

    cionario u n a reacción frente a esa limitación. L a actividadrevolucionaria desborda la mera crítica literaria y se plas-ma en una variedad de manifestaciones: desarrollo de orga-nizaciones revolucionarias («Tierra y Libertad», «L a JovenRusia», u n a nueva «Tierra y Libertad» escindida después en«L a Voluntad de l Pueblo» y «El Reparto Negro», etc.), p ro -paganda y agitación entre la s masas, finalmente e l terroris-mo. No se trata de un movimiento unitario q u e proyecta suacción en diversos campos, sino de la coexistencia y suce-sión de grupos y tendencias cuyas orientaciones se contra-ponen y reemplazan. Así Ulam y, con él, otros autores, afir-ma : «El nombre de populismo oscurece algunas de l a s fun-

    damentales diferencias de su estrategia. Podemos dividir alo s revolucionarios en tres grupos según e l lugar qu e asig-naron a la tarea >nás urgente: propagandistas, conspirado-res y terroristas» (38). Pero con esto tocamos el punto con-flictivo de lo que debe entenderse p o r populismo.

    I I . LENIN Y LAS TESIS POPULISTAS. '

    Historiadores y políticos rusos y n o rusos no se han pues-to de acuerdo respecto a los límites cronológicos y a l áreaqu e cubre e l término «populismo»; la cuestión se ha vistooscurecida p o r involucrarse en ella intereses partidistas,desde que los marxistas rusos utilizaron el término con unasignificáción polémica en las décadas finales de l siglo xíx.Para R . Pipes, ni los radicales rusos de los años setenta yochenta se aütodeterminan populistas p o r regla general, «niexistió nunca u n movimiento 'populista' con una teoría yu n a estrategia definidas, de igual modo que no existió enla Europa Occidental algo identificable como socialismoutópico: ambos términos fueron acuñados p o r Marx y sus

    (38) Ob. cit., pá g. 88.

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    discípulos con el fin de desacreditar movimientos socialistasrivales». Según Pipes, f u e Struve, quien, en sus escritos de1892-94, d io carta de naturaleza a l término populismo, sien-d o adoptado después rápidamente po r otros publicistas so -cialdemócratas, entre lo s cuales Lenin, para pasar a for-m a r parte, a partir de 1917, de la terminología en uso tantoe n Rusia como en Occidente. Para Pipes, lo s auténticos po -pulistas fueron aquella fracción de l movimiento socialistaq u e hacia 1876 rechazó lo s principios qu e hrbían inspiradoel movimiento «Ir ai pueblo», defendiendo que la inteli-gentsia n o debía introducir sus ideas socialistas entre e lpueblo sino, por e l contrario, aprender de él. Más tarde, enla década del ochenta el término se generalizó designandoa todos aquellos movimientos o personas que, cualquieraq u e fuese su orientación ideológica, exaltaban a l pueblo.Esta vaguedad de l término subsistió hasta e l momento enque los socialdemócratas rusos le dieron u n a connotaciónideológica precisa (39).

    E se sentido m u y general de l término, a l que alude Pipescomo utilizado en los años ochenta, es el adoptado por Ber-diaiev cuando escribe q u e : «Los eslavófilos tanto como H e r -zen-Dostoievski como Bakunin-Leon Tolstoi como lo s revo-lucionarios de los años setenta, fueron populistas, aunquede diferentes maneras. E l populismo ¿s ante todo la fe enel pueblo ruso, y bajo este término debe abarcarse e l pue-b lo llano de los trabajadores y, en su mayor parte, los cam-pesinos». Berdiaiev liga esta exaltación a u n sentimiento deculpabilidad entre la inteligentsia; para é l «los caracteresespirituales y morales» de l populismo son más importantesque sus doctrinas sociales (40).

    E l punto de vista de Berdiaiev es excepcional en la his-toriografía. Como recuerda Utechin, ésta se mueve en elmarco de las tres acepciones siguientes: «en su sentido m á samplio abarca a todos lo s pensadores y políticos que se ad-hirieron a l concepto de l socialismo ruso ta l como fue fo r-

    (39) Cf. R. Pipes "Struve. Liberal on the left, 1870-1905", H a r -vard U. P. 1970, págs.. 29-30 y 84-86. donde recoge la s conclusionesde su trabajo "Narodnichestvo: A semantic inquiry" publicado enla Slavonic Review, 1964. La cita en la pág. 30.

    (40) Ob. cit., pág. 106 y sig. La cita en la pág. 106.

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    mulado p o r Herzen, es decir, un socialismo que se fundabay era resultado de la comuna rural. Pertenecen a esta ca -tegoría todos lo s socialistas revolucionarios q u e actuaronentre 1850 y 1880, así como u n buen número de corrientesrevolucionarias y reformistas que se manifestaron en losúltimos años del s. xíx y los primeros del xx. En un sentidom á s restringido comprende a todos aquéllos que se califi-caron a sí mismos de populistas, es decir, a todos lo s gruposq ue acabamos de mencionar, con la sola excepción de losrevolucionarios de 1850-1870, considerados ahora como p re -cursores del populismo y no como pertenecientes a él. Porúltimo, en su sentido m á s estricto, engloba únicamente aaquellos escritores y políticos que se propusieron reflejarcon toda fidelidad la s ideas y los sentimientos auténticosdel 'pueblo' (d e hecho, ese 'pueblo' se reducía a los campe-sinos)» (41). La tercera acepción es la única históricamentejustificada según Pipes, como acabamos de ver. En el mar-co de las dos primeras, aunque desbordando su reduccióntemática a la cuestión de la comuna (42), se mueve no sólola historiografía soviética, sino, asimismo, otros destacadosespecialistas como e l italiano Venturi (43) y el polaco W a -licki.

    E l último, autor de uno de los únicos tratamientos ac-tuales del populismo disponibles en castellano, h a introdu-cido un a serie de interesantes precisiones sobre e l tema. E nprimer lugar, a su juicio, «e l populismo ruso, en el sentidom á s amplio de l término, no puede definirse como movi-miento político», habida cuenta de las diferencias entre loshombres y corrientes que se han etiquetado bajo e sa deno-minación. «E l movimiento I r hacia e l pueblo y e l terroris-m o revolucionario representan tipos m u y diferentes, si noopuestos de movimientos revolucionarios; Tkachov, lo s jaco-binos revolucionarios y Vorontsov,, lo s reformistas apolíti-cos, tenían m u y poco en común en términos de actitudespolíticas. Lo que unía a estos hombres t a n diferentes y aestos movimientos, también diferentes, f u e u n cierto cuer-

    (41) "Historia de l pensamiento político ruso", y a citado, pági-na 159.

    (42) SI mismo Btecíiin no lo reduce a eso, vid. cap. VII .'43) Ob. cit., en la nota 30.

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    po de ideas.. .» (44). Pero admitido esto y admitido tambiéne l papel jugado por los marxistas rusos de los años noventaen la generalización de l concepto, Walicki disiente de Pi-pe s cuando éste afirma e l carácter arbitrario de esa opera-ción; por e l contrario, en su opinión, e sa conceptualización— e, inclusive, e l término utilizado— sirvió para delimitaru n a corriente de pensamiento de singular importancia en laRusia de l último tercio de l siglo xix, confrontada con losproblemas de l desarrollo capitalista. Además, Walicki, sinignorar el papel jugado p o r Struve, afirma que se debe aLenin la principal contribución a l perfilamiento del con-cepto. Walic ki también h a precisado lo s límit es cronológicosde l populismo: para él , como para Utechin, el populismopropiamente dicho comienza a finales de L»s años sesenta,aunque sus antecedentes se remontan a Herzen. P o r último,y esta es la principal aportación o tesis de su libro, s i Walickise muestra de acuerdo con la interpretación leniniana delpopulismo, h a llamado la atención sobre ciertos aspectosde l mismo que «no habían salido a flote en la visión de Le-n in sobre el populismo, pero que hoy son claramente visi-bles». E n efecto, para e l autor polaco, e l populismo ruso«reflejaba no sólo lo s problemas de los pequeños producto-r e s , enfrentados a la producción capitalista a gran escala,sino también lo s problemas específicos de un país agrícolaatrasado en confrontación con los estados capitalistas alta-mente desarrollados. F u e u n a reacción rusa a l capitalismooccidental y , también, u n a respuesta rusa a l socialismo oc -cidental. . . po r parte de la inteligentsia democrática en unpaís agrícola atrasado en un temprano estadio de desarrollocapitalista» (45).

    E n palabras de Pipes, lo que se debatía entre e l viejosocialismo ruso y sus oponentes socialdemócratas no se re-ducía a la, en definitiva, cüestión subsidiaria de la comunacampesina, sino temas de gran actualidad hoy en d ía : «¿Esla historia u n proceso inexorable, independiente de la vo-luntad humana? ¿Tenían todos lo s países q u e seguir idén-tico camino de desarrollo historieta? ¿Era e l capitalismo, en

    (44) Ob. cit., pá g. 10.(45) Ob. cit., pá g. 24. Vid. en general e l cap. I para su plantea-

    miento del tema.

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    lo s países que se industrializaron tarde, posible, deseable,inevitable?...». Según Pipes, Struve y con él muchos de lossocialdemócratas contestaron afirmativamente, mientrasque sus oponentes respondieron negativamente: «rechaza-ban l a inevitabilidad histórica en favor de una (combinaciónde factores 'objetivos' y 'subjetivos', y creían e.n u n a varie-dad de formas alternativas de desarrollo económico, algu-nas de l a s cuales juzgaban m á s deseables para Rusia q u eotras». Para Pipes, la polémica no e ra entre populistas ymarxistas, sino entre dos facciones de l marxismo, cada u n ade las cuales ponía el énfasis o se basaba en nina parte d ela obra o de los pronunciamientos de Marx (46) .

    Como se puede apreciar, po r más que rechace e l califi-cativo de populismo, Pipes viene a reconocer q u e e l viejosocialismo ruso compartía u n a serie de postulados de ca -rácter sociohistórico y económicos. Esta comunidad de pos -tulados e ra sobre la que llamaban la atención lo s socialde-mócratas rusos y era la que justificaba a su juicio l a legi-timidad de l empleo de l término populismo. Lenin concre-tamente no se refiere a l populismo como movimiento sinocomo «doctrina teórica qu e resuelve de un modo determi-nado todos lo s problemas sociológicos y económicos m á simportantes», como «una de l a s más importantes tendenciasd e nuestro pensamiento social» (Cf. pág. 355 y 356 de estevolumen); no sólo reconoce la presencia de discrepanciasen su seno, sino, asimismo, la existencia d e diferencias c ro -nológicas y hasta de un sentido restringido de l término. E s -to aparece patente en el trabajo «¿A qué herencia renun-ciamos?» (1898) donde se contiene la caracterización m á sperfilada de l populismo de entre sus escritos de la décadade l noventa. Escribe aquí a l respecto:«Todo e l mundo sabe que los 'discípulos rusos' (e s decir,lo s socialdemócratas, J . T. V.) emplean lo s términos 'popu-lista' y 'populismo' en el amplio sentido de estas palabras.Nadie h a olvidado n i negado q u e entre lo s populistas h a ymuchos matices diferente s... U na cosa es confundir las di-versas concepciones y otra generalizar y clasificar en lamisma categoría a los escritores que , pese a l a s diferenciasen muchos problemas, so n solidarios en los puntos funda-

    (46) Ob. cit., págs. 99-100.

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    mentales y principales contra lo s cuales se alzan precisa-mente lo s 'discípulos'... Esta vasta corriente encierra losm á s diversos matices; tiene flancos de derecha y de izquier-da. . . El hecho de que los escritores q u e están m u y lejos dese r solidarios en todo sustenten la s mismas concepciones so -bre e l capitalismo ruso, sobre la 'comunidad rural', sobre laomnipotencia de la llamada 'sociedad', h a sido señaladamás de una vez en nuestra literatura, mucho antes de laaparición de los 'discípulps' y no sólo h a sido señalada, sinoensalzada como u n a feliz particularidad de Rusia. E l térmi-n o 'populismo' en el amplio sentido de la palabra, f u e t a m -bién empleado e n nuestra literatura mucho antes d e apare-cer los 'discípulos'. E l señor Mijailovski no sólo colaborómuchos años en la misma revista junto a l 'populista' (en elsentido estrecho de la palabra) señor V . V. . . . » (47).

    Creemos qu e esta larga cita aclara la posición de Lenin.Como se ve, él mismo viene a reconocer e l papel jugadopor los socialdemócratas rusos en la agenciación del con-cepto.Pero, aunque Lenin presentó' a l populismo como u n cuer-po de doctrina y vio en él la expresión ideológica de lospuntos de vista e intereses de los pequeños productores in -dependientes confrontados con el desarrollo capitalista, sinembargo— como se advierte de la lectura de «Quienes sonlo s 'Amigos de l pueblo' y cómo luchan contra lo s socialde-mócratas» y de «El contenido económico de l populismo ysu crítica en el libro de l señor Struve»— n o dejó d e señalarimportantes diferencias entre los que él llama, a l comienzode l segundo de esos trabajos, «viejo populismo ruso» y el«contemporáneo». Esta distinción cubre en buena medidal a distinción q u e encontramos en la historiografía sobre eltema entre e l populismo revolucionario y e l llamado popu-lismo reformista, liberal, ó legal, n o revolucionario (48).Si el movimiento revolucionario- de inspiración populistaentró en crisis en los años ochenta con la crisis de «La vo-luntad de l pueblo» su máxima manifestación (49), esa dé-

    (47) O. C„ T. n , ed. cit., págs. 535-36. E l subrayado e s nuestro.(48) Cf. Walicki, ob. cit., pág. 81.(49) E n el populismo revolucionario se centra l a atención de

    Venturi en ob. cit., en la nota 30.

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    cada y la siguiente no sólo no vio la desaparición de la ideo-logía populista sino q u e f u e entonces cuando éste encontrósu expresión doctrinal m á s perfilada p o r obra de una seriede personajes (Mijailovski, Vorontsov q u e f irmaba con lasiniciales V. V., Danielson q u e utilizaba el seudónimo deNikolai-On, Krivenko, Iuzhakov, etc.) que, sin embargo,abandonaron la s esperanzas en una vía revolucionaria paraapelar a l estado zarista como realizador de sus postulados.Es con estos populistas legales con los que polemiza Leninen los escritos de la década de l noventa. E n ellos ve e l man-tenimiento de los errores teóricos de l viejo populismo conel abandono de su dimensión revolucionaria. Lenin resumesu juicio a l escribir en Quiénes son q u e :

    « . . . l a s ingenuas ilusiones de un socialismo pequeño b u r -gués h a n dado paso a la moderación práctica de los pro-gresos pequeñoburgueses» (pág. 302).

    Lenin explica el nacimiento del populismo cuyos antece-dentes remonta a Herzen e ingredientes de l cual ve en elmismo Chernischevski (50) y los cambios operados en suseno, en función de l cambio de la situación de las clasesrusas en el orden feudal y en el capitalista y de los procesosde transformación de la realidad campesina en los añosposteriores a la Reforma. Refiriéndose a la inteligentsia de -mocrática h a descrito este proceso con especial claridaden un párrafo de El contenido. Mientras se trató d e lucharcontra el orden estamental, en Rusia como había sucedidoen Occidente, el «pueblo» y la inteligentsia democrática sepresentaban como u n solo bloque. Pero:

    «E n cuanto se asestó en Rusia u n golpe decisivo (1861)a l régimen estamental, empezó a ponerse de manifiesto e l

    antagonismo en el seno del 'pueblo' y, paralelamente y envirtud de ello, el antagonismo en el seno de la intelectuali-dad no estamental entre lo s liberales y los populistas, ideó-logos éstos de los campesinos (entre lo s cuales lo s primerosideólogos rusos de los productores directos n o vieron n i po-dían ver la formación de clases antagónicas). E l desarrolloeconómico posterior hizo que se revelaran con mayor p le-nitud la s contradicciones sociales en la sociedad rusa, yobligó a reconocer el hecho de que el campesino se estaba

    (50) Vid . lo dicho en l a nota 33.

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    diferenciando en burguesía rural y proletariado. E l popu-lismo rechazó' el marxismo y se convirtió casi totalmente enla ideología de la pequeña burguesía »(pág. 439-40)

    Como se desprende de este párra fo y de otros d e Quienesson y El contenido Lenin disculpa lo s errores de los prime-ros populistas respecto a la comunidad campesina como u ntodo indiferenciado y a la llamada «producción popular»(l a pequeña producción de las haciendas campesinas y dela s industrias de kustares) y sus ilusiones en una vía excep-cional de desarrollo para Rusia, viendo en ellos lo s ideólo-gos de los productores directos confrontados a los vestigiosde l régimen feudal (la capa de la antigua nobleza) y los a-vances del capitalismo. Pero, en sus dias, con la consolida-ción de l capitalismo y del proceso de diferenciación, el po-pulismo se ha convertido en una utopía reaccionaria (51)y en su programa práctico refleja lo s intereses de la peque-ñ a burguesía.

    En su trabajo «Para u n a caracterización de l romanticis-m o económico. Sismondi y nuestros sismondistas naciona-les» (1897), Lenin caracterizó a l populismo como romanti-cismo económico (52). En «¿A qué herencia renunciamos?»lo presentó en los siguientes términos:

    «Entendemos po r populismo u n sistema de concepcionesq u e comprende lo s tres rasgos siguientes: 1) se sostiene queel capitalismo es en Rusia un fenómeno de decadencia, deregresión. D e aquí la tendencia y el deseo de 'detener', ' pa -ralizar', 'impedir' que el capitalismo rompa lo s 'pilares' se -culares, y otros lamentos reaccionarios por e l estilo. 2) sereconoce la originalidad de l régimen económico ruso, engeneral, y el del campesirio con su comunidad rural, artel,etcétera en particular. L os populistas n o consideran nece-sario aplicar a las relaciones económicas rusas lo s concep-tos que sobre la s diversas clases" sociales y sus conflictos h aelaborado la ciencia contemporánea. Consideran la comu-nidad rural como algo superior y mejor comparándola cone l capitalismo; es la idealización de los 'pilares'. Niegan y

    (51) Lenin señala repeti dament e q ue emplea la s expresiones"reaccionario", "pequeño burgués" en su sentido "histórico-filosó-fico".

    (52) Recogido en el T. II de las O. C. ed. cit.

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    disimulan la s contradicciones q u e existen entre lo s campe-sinos, propias de toda economía mercantil y capitalista, n i e -gan toda relación entre estas contradicciones y la formam á s desarrollada q u e revisten en la industria y en la agri-cultura capitalista. 3) se desconoce el vínculo que ata a la

    'intelectualidadr

    ' y a las instituciones políticas y jurídicasde l país con los intereses de determinadas clases sociales.L a negación de este vínculo, la falta de una explicación m a -terialista de estos factores sociales, obligan a ver en ellosu n a fuerza capaz de 'arrastrar la historia p o r otros cami-nos ' (señor V. V.) , 'desviarse del ca mino ' (señor N.-on, señorIuzhakov y otros» etc.» (53).

    E n este párrafo de Lenin se encuentran aludidos los dospuntos que constituyen e l e je de las concepciones populis-tas, en los que centran su s ataques io s socialdemócratas ru -sos y sobre l o s que han llamado la atención lo s modernosexpositores, esto es , por una parte,, sus concepciones socio-

    históricas — el llamado «método subjetivo en sociología»—y, por otra, sus puntos de vista sobre la realidad socioeco-nómica rusa y e l significado de l capitalismo, de los que de-rivan su defensa de una vía especial o diferente de desarro-ll o para Rusia; no se trata, claro está, de dos líneas argu-méntales independientes, aunque hayan sido objeto una uotra de un especial desarrollo teórico p o r parte de los dis-tintos populistas, sino estructuralmente enlazadas, porcuanto la primera crea el marco teórico para el desplieguede la segunda (54).

    Para la debida comprensión de l debate entre Populistasy Socialdemócratas, complicado por la presencia del l la-mado «marxismo legal», hay que tener presente la profun-da influencia ejercida por la obra de Marx en el pensamien-to social ruso del último tercio de l siglo x ix (por ejemplo, laprimera traducción de «El Capital» se publicó en Rusiaen 1872), superior a la de cualquier otro pensador socialis-

    (53) O. C. ed. cit., T. II, pá g. 520. Los subrayados son de Lenin.(54) Pipes despues de afirmar que las dos líneas arguméntales

    tienen origen independiente, concluye que se reforzaban mutua-mente en l a medida q u e ambas "concebían el futuro como n o p r e -determinado, sino moldeado por l a acción consciente de los hom-bres; y por esta razón no e ra raro que los rusos suscribiesen a m -bas , ob. cit., págs. 36-36.

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    ta occidental y que , además, no se limitó a los publicistasrusos revolucionarios. Si no es posible seguir a Pipes cuan-d o afirma, como vimos m á s arriba, que l a polémica de losaños noventa no e ra entre populistas y marxistas, sino en -t re dos ramas de l marxismo, si es cierto, como h a puesto d erelieve Walicki, que, en buena medida, e l marxismo fue e lmarco de referenci a sobre el que se definió e l populismo. Lasdescripciones d e Marx jugaron u n papel decisivo en la ela-boración de su imagen indiscriminadamente negativa delcapitalismo, mientras rechazaban la supuesta dimensión de-terminista y evolucionista de la teoría d e Marx y la necesi-d a d para todos lo s países de pasar por la etapa capitalista,a las que podían dar pie , por ejemplo, ciertas afirmacionesde l prólogo a la primera edición de «El Capital», cuandoMarx escribe en é l que:

    «Los países industrialmente m á s desarrollados no hacenm á s q u e poner delante de los países menos progresivos elespejo de un propio porvenir».y líneas m á s abajo:«Quien como yo concibe e l desarrollo de la formacióneconómica de la sociedad como u n proceso histórico natu-ral, n o puede hacer a l individuo responsable de la existen-cia de relaciones de que él es socialmente criatura, aunquesubjetivamente se considere m u y p o r encima de ellas» (55).

    L a confrontación con las tesis de los populistas rusos re -lativas a una v ía particular para el socialismo a partir d ela obschina eliminando la fase capitalista, a sí como la in-terpretación p o r aquellos de sus propias teorías históricas,dieron ocasión a una serie d e pronunciamientos de Marx yEngels sobre ambos temas, d e gran importancia d e cara au n a exacta interpretación de l materialismo histórico (56).D e ellos resulta q u e Marx y Engels niegan todo orden obli-gatorio y unilateral de evolución histórica y que , sobre todoMarx, n o excluye la posibilidad de que la obschina pueda

    (55) Cf. trad, esp. F. C. E. 1964, T. I, págs. XIV y XV.(56) Cf. el trabajo de Serení D a Marx a Lenin: L a categoría

    di "formazione economico-sociale" en que se utilizan esos pronun-ciamientos, recogido e n "Lenin teorico e dirigente rivoluzionario",Crítica marxista, Quaderni núm.4, 1970, págs. 36-42. E l trabajo deSerení está recogido en el libro L a categoría de 'formación eco-nómica y social", Roca, México, 1973.

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    servir de base a u n desarrollo socialista, l o que depended e u n a serie de factores internos y externos a Rusia. Paracalibrar estas opiniones conviene tener presente que enbuena parte se basaron en los materiales contenidos e n obraspopulistas o en informaciones proporcionadas por sus co-rresponsales populistas (principalmente Danielson, traduc-tor de «El Capital»), y las circunstancias y el tiempo en quese emitieron, pues las de Marx so n anteriores a la gran ex -pansión de l capitalismo ruso de finales d e siglo; de ahíel escepticismo de Engels ante la tesis populista en los añosnoventa. E n cualquier caso, ciertos populistas utilizaron a l-guno d e estos pronunciamientos (hay que tener en cuentaq u e parte de ellos permanecieron inéditos hasta después d ela revolución de octubre de 1917) para combatir lo s puntosd e vista de los socialdemócratas: un eco se encuentra enla s páginas 281-82 de este volumen (57).

    U n a exposición detallada de las tesis populistas, aún ce -ñida a los dos puntos principales evocados m á s arriba, tras-cendería lo s límites de esta presentación (58). El llamado«método subjetivo en sociología», cuyos principales expo?sitores fueron Lavrov y Mijailovski, se proyecta en una se-r ie de campos; en el histórico se manifiesta como u n a reac-ción frente a las diversas teorías reales o supuestas (hege-lismo, darwinismo social, Spencer, marxismo) justificado-r a s de l presente o del futuro en nombre de las leyes obje-tivas d el desarrollo sociohistórico, sustentando e l papel delindividuo y, m á s concretamente, de las minorías críticascomo enjuiciadoras y modeladoras, en nombre del ideal, delproceso histórico, teoría que se adaptaba perfectamente a lpapel reivindicado por la Inteligentsia. Tempranamente(1877), Mijailovski, señalaría la contradicción en que se de-batía u n discípulo ruso d e Marx entre el sentimiento moral

    (57) Las opiniones de Marx y Engels se encuentran en el apar-tado final de l libro d e Walicki, cf., en general, para la s relacionesentre marxismo y populismo e l cap. III .

    (58) Para u n a exposición de conjunto cf. la obra d e Walicki.En la de Pipes sobre Struve h a y u n resumen en el cap. II. Cf., igual-mente, en la literatura occidental A. P. Mendel "Dilemmas of pro-gresa in Tsarist Russia. Legal marxism a n d legal populism", H a r -vard U. P. 1961 y J. H . Billington "Mi-khailovsky a n d Russian p o -pulism", Oxford U. P. 1958.

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    y la inevitabilidad histórica: habida cuenta de que el ca-pitalismo era la precondición de l socialismo estaba obligadoa aceptar el desarrollo capitalista co n todas sus secuelas demiseria y expropiación de las masas en nombre de un fu -turo mejor (estas afirmaciones de Mijailovski provocaronla respuesta d e Marx en el mismo año, de que en «El Capi-tal» no se contenía ninguna teoría histórico-filosófica de lamarcha general impuesta por e l destino sobre cada p u e -b lo ) . E l argumento lo reiterarían m á s tarde otros populis-tas y el mismo Mijailovski en polémica con Plejanov yStruve. Mijailovski acusaría en los años noventa a l marxis-mo de ser una ideología de capitulación ante la realidad quese justificaba en nombre de las leyes implacables de la dia-léctica hegeliana. Mijailovski y Danielson desde «La rique-za rusa» su principal órgano y Vorontsov acusarían a Stru-ve con ocasión de su libro «Notas críticas acerca del des-arrollo económico de Rusia» (1894) de encubrir su identi-d a d burguesa con el manto del socialismo. L os populistascon diversas variantes sustentarían la tesis de que precisa-mente la debilidad de la burguesía y del capitalismo rusosposibilitaban y demandaban prescindir de la fase burgue-sa . Pero lo que en e l populismo de los años setenta y ochentase esperaba por la acción de una minoría revolucionariaq u e concentraría su s golpes en la autocracia o movilizaríaa las masas campesinas (como dijimos, no había u n acuer-do en las tácticas entre lo s populistas), se convertiría enmanos de l llamado populismo legal en apelaciones y espe-ranzas en el gobierno zarista, para seguir una vía no capi-talista.

    E l hecho es que las acusaciones populistas n o carecíantotalmente de base. Po r lo que respecta a Plejanov y sinentrar en mayores detalles, cWalieki h a señalado que la ne-cesidad es la categoría central del modelo marxista de Ple-janov, detectando la influencia en su concepción d e Spinoza(e n quien Plejanov vio el mayor predecesor del marxismo)y d e Hegel; la necesidad d e Plejanov, escribe, era «la ne-cesidad racional de Spinoza, convertida en dinámica e his-tórica p o r Hegel y reinterpretada científicamente p o r Marx»(59) . Plejanov siempre permaneció fiel a la interpretación

    (59) Ob. cit., pá g. 118. En igual sentido M. Lowy "Dialectique

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    evolucionista y determinista de l marxismo prevaleciente enla Segunda Internacional y que tuvo su máximo teórico enKautsky, lo que le llevaría en su día a denunciar la s posi-ciones d e Lenin como u n a recaída en los viejos errores po -pulistas, cuando éste se apartó totalmente de esa interpre-tación a la que no escapa p o r completo en sus primerosescritos (60).

    P o r otro lado, está el fenómeno a l que se ha denominado«marxismo legal». Como en el caso de l populismo, n o exis-te acuerdo entre lo s historiadores en la utilización del tér-mino. Para Pipes, compartiendo la opinión expresada po rotros {nitores, es admisible es a expresión si con ella se quie-r e designar el hecho de que entre 1894 y 1899, los socialde-mócratas rusos (y entre ellos el propio Lenin) recurrierona las publicaciones legales como una de l a s técnicas de difu-sión de sus tesis. Pero Pipes rechaza la existencia de unmovimiento que se pueda encuadrar bajo ta l denominación.Para él, en este segundo sentido, es una invención polémicad e Lenin co n ocasión de su ruptura con Struve en 1900-1901y para marcar retrospectivamente la diferencia entre sumarxismo revolucionario y el burgués de Struve (61) . Encualquier caso lo importante es el hecho, sobre e l que hanllamado la atención, desde Trotsky, Plejanov y e l propioStruve, hasta u n a figura tan conocida en la problemáticahistórica de l desarrollo económico como A. Gerschenkronde la utilización del marxismo en la Rusia de los años n o -venta como doctrina legitimadora de l desarrollo capitalistap o r parte de la inteligentsia liberal. Plejanov escribió a lrespecto: «La peculiaridad de nuestra historia en los añosrecientes consiste en el hecho de que incluso la europeiza-ción de nuestra burguesía se ha realizado bajo la banderade l marxismo» (62); el fenómeno es revelador, como no hae t revolution. Essais de sociologie e t d'histoire d u marxisme", A n -thropos 1973, págs. 152-53.

    (60) Cf. Carr ob. cit., págs. 117-18 (e n esta obrita se recoge u nbreve pero valioso apunte sobre Plejanov). Cf., igualmente, S. H.Barón "Plekhanov t h e father of russian marxism", Stanford U. P.1963.

    (61) Ob. cit., págs. 123-24. Sobre el marxismo legal, además dely a citado libro de Mendel, cf . R. Kindersley T h e first russian revi-sionists. A study of legal marxism' in Russia", Oxford U. P. 1963.

    (62) Recogido e n Walicki ob. cit., pág. 125. La opinión d e Trot-

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    dejado de señalarse desde diversos campos, de la debilidadde l liberalismo ruso. E n este sentido es significativa la evo-lución política e intelectual de Struve— considerado comoel máximo exponente de l marxismo legal— que ha estu-diado Pipes. Struve evoluciona desde u n temprano nacio-nalismo y liberalismo hacia la socialdemocracia (que noexiste todavía como ta l partido) ante la inexistencia de unmovimiento liberal de oposición a la autocracia; despuésde protagonizar la s primeras tendencias revisionistas en lasocialdemocracia rusa, acabó rompiendo con ésta, para con-vertirse a principios de siglo en uno de los líderes del li-beralismo ruso.

    Pipes h a escrito a propósito de «Notas críticas acerca deldesarrollo económico de Rusia» q u e : «Aunque el libro erau n libro marxista, sólo lo era secundariamente: e ra ante to -do y principalmente un tratado exaltando la misión histó-rica de l capitalismo, especialmente su papel como organi-zador de la producción de la forma m á s eficiente conoci-da (63). Struve presenta u n a versión determinista y positi-vista de l marxismo, a l mismo tiempo qu e cuestiona sus fun-damentos «filosóficos» ( la dialéctica) y su teoría de l Estado;también rechaza su teoría de la pauperización y de la revo-lución social: no hay solución de continuidad entre el ca-pitalismo y e l socialismo. Tanto por sus puntos de vista f i -losóficos (neokañtismo) como sociopolíticos, Notas críticash a sido considerada co n razón como u n a obra pionera delrevisionismo.

    E n este marco, Lenin aborda «i n extenso» en Quiénes sonlos amigos de l pueblo u n a exposición de l materialismo h is-tórico, frente a la que considera falsa interpretación delmismo y errores de l método subjetivo en sociología tal co-m o acaban de ser reiterados p o r Mijailovski desde lá s pági-nas de «La riqueza rusa»; poco después en El contenidoeconómico de l populismo señala la s diferencias entre loque él llama «objetivismo» de Struve y e l materialismo. Apropósito de la crítica a la sociología populista, escribe G a-raudy q u e «Lenin.. . combate estas tesis en nombre de un

    sky en Nos taches politiques", Mediations, Denoél Gonthier 1970,págs. 35-36. La de Gerschenkron en ob. cit., pág. 34.

    (63) Ob . cit., pá g. 104.

    XLIII

    marxismo todavía asimilado sumariamente y visto a t ra-vés de la interpretación científica de Kautsky y de Pleja-nov... Como reacción contra el subjetivismo populista L e -n in retiene, sin las matizaciones y correctivos q u e Marxañadía, la s afirmaciones m á s tajantes en el sentido de l na -turalismo fatalista de Kautsky» (64); idéntica opinión m a n -tiene Lowy (65). Hay parte de razón en estas opiniones yGaraudy da la clave de ese énfasis de Lenin en el desarro-llo de las formaciones sociales como u n proceso históriconatural, empleando la s mismas palabras utilizadas porMarx en el prólogo a la primera edición de «El capital»(vid. más arriba). Así cuándo escribe qu e Marx:

    «. . . puso fin a la concepción de la sociedad como unasuma mecánica de individuos sujetos a toda clase de cam-bios p o r voluntad de las autoridades (o, lo que es lo mismo,p or voluntad de la sociedad y de-ios gobiernos), suma quese produce y cambia casualmente, y ubicó' p o r primera vezla sociología sobre u n a base científica, a l formular el con-cepto de formación económicosocial como conjunto de de-terminadas relaciones de producción, a l establecer que eldesarrollo de estas formaciones constituye un proceso h is-tórico natural» (pág. 152).

    Se trata de combatir la s pretensiones populistas de com-binar el individualismo que ha surgido sobre el terreno h is-tórico de l capitalismo con formas comunitarias propias deotra formación social, de ver a la inteligentsia y a l Estadocomo algo independiente de las clases sociales operantesen una formación social qu e pueden decidir libremente e lcamino a seguir, etc., lo que le lleva a insistir en el desarro-ll o histórico como un proceso histórico natural. Esto ha lle-vado a los autores de «Leninismo e rivoluzione socialista» aaf i rmar qu e: « . . . las causas de l paso de una forma de p ro -ducción a otra no son atribuidas a la forma de operar de lasc