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109 IANNI, Octavio Populismo y relaciones de clases. El Estado Oligárquico Tomado de Ianni, O. (1975), La formación del Estado populista en América Latina, Cap. I, II, VIII, IX, X, México, Serie Popular Era, pp. 15-21, 22-27, 69-83, 84-94, 95-108. I. Populismo y relaciones de clases Dentro de los fenómenos políticos más característicos de los países de América Latina en el siglo XX, el populismo ha sido uno de los más extensamente estudiados. Sociólogos, politólogos, economistas e historiadores latinoamericanos o de otros países, dedicaron y siguen dedicando ensayos y monografías, artículos y libros a gobiernos, partidos políticos, movimientos de masas, líderes políticos e ideologías populistas. En esos estudios, son frecuentes expresiones como las siguientes: batllismo en el Uruguay, irigoyenismo y peronismo en Argentina, varguismo y obrerismo en Brasil, velasquismo en Ecuador, odriísmo y aprismo en Perú, gaitanismo en Colombia, perezjimenismo en Venezuela, marinismo en Puerto Rico, callismo y cardenismo en México. Más allá de esos fenómenos políticos, también se consideran gobiernos de tipo populista el de Arbenz en Guatemala, el de Ibáñez en Chile, el de Paz Estenssoro y Siles Zuazo en Bolivia y el de Velasco Alvarado en Perú, entre otros. Igualmente, en estudios consagrados a otros problemas, se encuentran con frecuencia indicaciones o hipótesis sobre el populismo latinoamericano, o sobre fenómenos específicos de este o aquel país. No por ello los análisis conocidos revelan un acuerdo básico. En general hay divergencias de unos a otros, cuando no son contradictorios entre sí. Muchas interpretaciones, sin embargo, muestran algún acuerdo por lo que se refiere a ciertos aspectos del problema. En los estudios conocidos se encuentran datos y análisis sobre el populismo como fenómeno típico del paso de la sociedad tradicional, arcaica o rural, a la sociedad moderna, urbana o industrial. Por tanto, discuten el papel de la revolución de las expectativas y la función de la incongruencia del status en los fenómenos populistas. En el mismo sentido enfocan, de modo parcial o extensamente según los casos, problemas como los de movilización social, movilización política y modernización. En otro nivel, los estudios discuten las dicotomías élite–masa, carisma–demagogia, democracia–autoritarismo, populismo–fascismo y otras. En la mayoría de los casos, predomina la idea de que los fenómenos populistas corresponden a formas “subdesarrolladas” o “degradadas” de organización de las actividades políticas. Al trabajar explícita o implícitamente con el paradigma de la “democracia representativa”, ciertos autores dejan transparentar alguna lástima por la forma no conspicua en que las “clases populares” o las “masas disponibles” se dejan conducir y engañar por “demagogos” civiles o militares. Para tales intérpretes, esta es una poderosa razón para que muchos movimientos, partidos y gobiernos conduzcan, casi necesariamente, al golpe de Estado o a otras manifestaciones típicas de la “inestabilidad política” latinoamericana. En la mayoría de los estudios sobre el populismo en América Latina, además, se trabaja con base en el presupuesto de que los movimientos de masas, los partidos políticos y los gobiernos populistas: a] serían fenómenos políticos producidos en el interior del proceso más amplio de modernización de las sociedades latinoamericanas; o b] serían fenómenos políticos producidos por la incapacidad de las sociedades latinoamericanas para lograr una democracia representativa, según el modelo europeo o norteamericano. En varios casos, es evidente que los autores identifican sociedad moderna con sociedad democrática de base capitalista. Por lo tanto, nos parece de interés examinar las condiciones históricas responsables de la aparición y el desarrollo de los movimientos de masas, partidos políticos y gobiernos populistas en los países de América Latina. Esto significa que el populismo puede ser visto en el contexto del proceso de desarrollo de

Octavio Ianni - El Estado Oligárquico

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El estado oligárquico. (Surgimiento del Populismo en América Latina)

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    IANNI, Octavio Populismo y relaciones de clases.

    El Estado Oligrquico Tomado de Ianni, O. (1975), La formacin del Estado populista en Amrica Latina, Cap. I, II, VIII, IX, X, Mxico,

    Serie Popular Era, pp. 15-21, 22-27, 69-83, 84-94, 95-108. I. Populismo y relaciones de clases Dentro de los fenmenos polticos ms caractersticos de los pases de Amrica Latina en el siglo XX, el populismo ha sido uno de los ms extensamente estudiados. Socilogos, politlogos, economistas e historiadores latinoamericanos o de otros pases, dedicaron y siguen dedicando ensayos y monografas, artculos y libros a gobiernos, partidos polticos, movimientos de masas, lderes polticos e ideologas populistas. En esos estudios, son frecuentes expresiones como las siguientes: batllismo en el Uruguay, irigoyenismo y peronismo en Argentina, varguismo y obrerismo en Brasil, velasquismo en Ecuador, odrismo y aprismo en Per, gaitanismo en Colombia, perezjimenismo en Venezuela, marinismo en Puerto Rico, callismo y cardenismo en Mxico. Ms all de esos fenmenos polticos, tambin se consideran gobiernos de tipo populista el de Arbenz en Guatemala, el de Ibez en Chile, el de Paz Estenssoro y Siles Zuazo en Bolivia y el de Velasco Alvarado en Per, entre otros. Igualmente, en estudios consagrados a otros problemas, se encuentran con frecuencia indicaciones o hiptesis sobre el populismo latinoamericano, o sobre fenmenos especficos de este o aquel pas.

    No por ello los anlisis conocidos revelan un acuerdo bsico. En general hay divergencias de unos a otros, cuando no son contradictorios entre s. Muchas interpretaciones, sin embargo, muestran algn acuerdo por lo que se refiere a ciertos aspectos del problema.

    En los estudios conocidos se encuentran datos y anlisis sobre el populismo como fenmeno tpico del paso de la sociedad tradicional, arcaica o rural, a la sociedad moderna, urbana o industrial. Por tanto, discuten el papel de la revolucin de las expectativas y la funcin de la incongruencia del status en los fenmenos populistas. En el mismo sentido enfocan, de modo parcial o extensamente segn los casos, problemas como los de movilizacin social, movilizacin poltica y modernizacin. En otro nivel, los estudios discuten las dicotomas litemasa, carismademagogia, democraciaautoritarismo, populismofascismo y otras. En la mayora de los casos, predomina la idea de que los fenmenos populistas corresponden a formas subdesarrolladas o degradadas de organizacin de las actividades polticas. Al trabajar explcita o implcitamente con el paradigma de la democracia representativa, ciertos autores dejan transparentar alguna lstima por la forma no conspicua en que las clases populares o las masas disponibles se dejan conducir y engaar por demagogos civiles o militares. Para tales intrpretes, esta es una poderosa razn para que muchos movimientos, partidos y gobiernos conduzcan, casi necesariamente, al golpe de Estado o a otras manifestaciones tpicas de la inestabilidad poltica latinoamericana. En la mayora de los estudios sobre el populismo en Amrica Latina, adems, se trabaja con base en el presupuesto de que los movimientos de masas, los partidos polticos y los gobiernos populistas: a] seran fenmenos polticos producidos en el interior del proceso ms amplio de modernizacin de las sociedades latinoamericanas; o b] seran fenmenos polticos producidos por la incapacidad de las sociedades latinoamericanas para lograr una democracia representativa, segn el modelo europeo o norteamericano. En varios casos, es evidente que los autores identifican sociedad moderna con sociedad democrtica de base capitalista.

    Por lo tanto, nos parece de inters examinar las condiciones histricas responsables de la aparicin y el desarrollo de los movimientos de masas, partidos polticos y gobiernos populistas en los pases de Amrica Latina. Esto significa que el populismo puede ser visto en el contexto del proceso de desarrollo de

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    las relaciones de produccin capitalista en esos pases. En consecuencia, trataremos de mostrar cmo se dan y cmo se desarrollan las relaciones entre el populismo, o sus manifestaciones ms caractersticas, y las transformaciones estructurales de esas sociedades. En el mbito de ese cuadro histrico amplio, queremos examinar el modo como el populismo se transforma en una experiencia poltica determinante para las clases sociales urbanas en algunos casos tambin rurales de esos pases. En especial, nuestro obje vo es conocer el significado de la experiencia populista en la formacin poltica del proletariado urbano.

    En varios aspectos, el populismo latinoamericano parece corresponder a una etapa especfica en la evolucin de las contradicciones entre la sociedad nacional y la economa dependiente. La naturaleza del gobierno populista (que es donde se expresa ms concretamente el carcter del populismo) est en la bsqueda de una nueva combinacin entre las tendencias del sistema social y las determinaciones de la dependencia econmica. En ese contexto, las masas asalariadas aparecen como un elemento poltico dinmico y creador. Las masas populistas (por sus acciones, tanto como por la forma como son manipuladas) hacen posible la reelaboracin de la estructura y las atribuciones del Estado. Segn las determinaciones de las propias relaciones sociales y econmicas, en la poca del populismo el Estado revela una nueva combinacin de los grupos y clases sociales, en el mbito nacional y en las relaciones externas. El colapso de las oligarquas liberales o autoritarias constituidas en el siglo XIX, junto con las crisis del imperialismo europeo y norteamericano, abren nuevas posibilidades para la reorganizacin del aparato estatal, esto es, del Estado como una sociedad nacional. As las masas aparecen como un elemento poltico importante y a veces decisivo.

    Por otra parte, el populismo latinoamericano parece corresponder a la etapa final del proceso de disociacin entre los trabajadores y los medios de produccin. Corresponde a la poca de constitucin del mercado de fuerza de trabajo, por la formacin de relaciones de produccin de tipo capitalista avanzado. En ese caso, las masas trabajadoras estn abandonando los patrones socioculturales que se formaron y estaban vigentes cuando predominaban las oligarquas. Los valores culturales (religiosos, polticos, econmicos) todava impregnados del espritu de la comunidad, van poco a poco siendo abandonados y sustituidos por valores originados en el ambiente urbano e industrial. En el nivel de los procesos socioculturales que le son inherentes, el populismo representa un punto avanzado en el proceso de secularizacin de la cultura y del comportamiento. Es en esa poca cuando el trabajador abandona la primaca de los vnculos de inspiracin comunitaria, pasando a situarse en el interior de grupos secundarios complejos, cuyas relaciones son a veces altamente formalizadas. Ah predomina el contrato. En las nuevas relaciones entre el trabajador, los instrumentos de produccin y el producto de la fuerza de trabajo, los componentes mgicos o animistas se someten a las exigencias impuestas por el ritmo y la escala de produccin. En otros trminos, el valor de uso sustituye al valor de cambio. En varios aspectos, por lo tanto, el populismo es tambin un proceso (poltico y sociocultural al mismo tiempo) con el cual se da la plena formacin de las relaciones de clases en las naciones de Amrica Latina.

    Pero ese carcter de clase, inherente al populismo, no aparece inmediatamente en el anlisis. Muchas veces se encuentra difuso o inmerso en la prctica y en la ideologa populista. Para comprender satisfactoriamente la naturaleza de las relaciones de clases inherentes a los movimientos de masas es preciso distinguir adems otros dos aspectos del problema.

    En primer lugar, es preciso enfocar el populismo desde arriba, es decir, desde los gobernantes, polticos, burgueses profesionales, burguesa nacional, burcratas polticos, falsos lderes obreros, demagogos. Se trata del populismo de las lites burguesas y de clase media, que utilizan tcticamente a las masas obreras y a los sectores ms pobres de la clase media. Ese populismo instrumentaliza a las masas trabajadoras, al mismo tiempo que manipula las manifestaciones y las posibilidades de su conciencia. En situaciones crticas, ese populismo abandona a las masas a su propia suerte, sin haber impedido que avancen un paso decisivo en las luchas polticas.

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    En segundo lugar, es necesario estudiar el populismo de las propias masas, esto es, de los obreros, de los emigrantes de origen rural, de los grupos sociales pertenecientes a la clase media baja, de los estudiantes universitarios radicales, de los intelectuales de izquierda, de los partidos polticos de izquierda. En situaciones normales, parece haber amplia armona entre el populismo de masas y el populismo de la burguesa. Sin embargo, en ocasiones crticas, cuando las contradicciones polticas y econmicas se agudizan, el populismo de las masas puede encaminarse hacia formas revolucionarias. En esas situaciones ocurre la metamorfosis del movimiento de masas en lucha de clases.

    Esta perspectiva de anlisis se basa en el presupuesto de que el populismo corresponde a una modalidad particular de organizacin y desarrollo de las relaciones y contradicciones de las clases sociales en Amrica Latina. Esto es, en los movimientos, partidos, gobiernos o regmenes populistas parecen ocurrir modalidades peculiares de relacin, coalicin o antagonismo entre clases subalternas y clases sociales hegemnicas.

    Aqu analizaremos principalmente el cardenismo, el peronismo y el varguismo. Preferimos concentrar nuestra atencin en estos tres casos porque parecen reunir algunas de las principales caractersticas de los fenmenos relacionados con la problemtica del populismo. En primer lugar, en Mxico, Argentina y Brasil los movimientos de masas y los partidos polticos policlasistas culminaron en gobiernos de tipo populista. En segundo lugar, esos gobiernos hicieron reformas significativas en diferentes esferas del sistema polticoeconmico, desde los aspectos relativos a los movimientos de capitales nacionales o extranjeros, hasta las mismas relaciones de produccin. En los tres casos, parece haber cambiado la propia fisonoma del aparato estatal y, como consecuencia, se modific la relacin del Estado con la sociedad. En tercer lugar, el cardenismo, el peronismo y el varguismo adoptaron polticas econmicas destinadas a impulsar el desarrollo econmico, particularmente la industrializacin, o la sustitucin de importaciones. El modo segn el cual reformularon las relaciones del Estado con la economa estaba directamente relacionado con la transicin de las economas de enclave a sistemas econmicos ms diferenciados y dirigidos hacia el mercado interno. En los tres casos, se intensific la diferenciacin interna de los sistemas econmicos, creciendo, como consecuencia, la importancia relativa y absoluta de los sectores secundario y terciario. En cuarto lugar, la composicin social y los desarrollos del cardenismo, peronismo y varguismo, permiten discutir una cuestin terica y prctica fundamental: el problema de la alianza y el antagonismo de clases en la constitucin y el funcionamiento de estructuras de poder. En quinto lugar, finalmente, la sucesin de Crdenas por vila Camacho, as como los derrocamientos de Vargas y Pern, son acontecimientos que ponen en evidencia el significado dinmico de los gobiernos populistas en lo que toca al desarrollo del capitalismo dependiente.

    Siempre que resulte conveniente y posible, en vista de la bibliografa disponible, haremos referencia a movimientos, partidos o gobiernos de cuo populista surgidos en otras naciones. En especial, nos referiremos al velasquismo, de Jos Mara Velasco Ibarra, cuyos cinco gobiernos (193435, 194447, 195256, 1961 y 196872) determinaron bastante las luchas sociales y polticas en el Ecuador. Y tambin haremos alusiones a los movimentistas bolivianos, esto es, a los tres gobiernos del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), Vctor Paz Estenssoro (195256 y 196064) y Hernn Siles Zuazo (195660). Estos y otros casos sern mencionados unas veces apenas como ilustracin, otras para resaltar aspectos significativos del tema en examen en cada ocasin. El estudio de diferentes fenmenos populistas, aunque no se realice en forma sistemtica, podr suscitar nuevos problemas para discusin y anlisis.

    II. Condiciones de comparacin La manera en la que presentamos la temtica de este trabajo en el captulo anterior, nos coloca directamente en la cuestin del anlisis comparativo. A despecho del carcter deliberadamente

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    exploratorio de la presente obra, es indispensable que fijemos nuestra atencin, por un momento, en ese asunto. Queremos aclarar, sin embargo, que estas observaciones solamente tienen la intencin de aclarar ciertas dificultades, as como el inters del anlisis comparativo, en los trminos en que se pone en prctica aqu. Al analizar comparativamente movimientos, partidos y gobiernos populistas latinoamericanos, podemos adoptar una doble perspectiva, en forma combinada. Podemos enfocar tanto lo que es peculiar de este o aquel pas en un momento dado, como lo que es general, o significativo, para varios pases al mismo tiempo. Como pretendemos examinar el populismo en Amrica Latina, tomada en conjunto, nos parece conveniente e indispensable combinar ambas perspectivas. Lo que es peculiar de un pas, en determinada ocasin, puede esclarecerse mejor en confrontacin con lo que parece ser frecuente en distintos pases y viceversa. En la medida en que se enfocan a nivel de relaciones, procesos y estructuras, los fenmenos populistas latinoamericanos pueden iluminarse recprocamente. Y esto ser an ms significativo si lo que es peculiar de un pas y lo que es comn a varios, resulta al mismo tiempo contemporneo, como es el caso de los problemas abordados en este trabajo. No cabe duda que sera ilusorio tomar a Amrica Latina como un todo homogneo. Las disparidades polticas, econmicas, lingsticas y religiosas, entre otros aspectos, son evidentes y ms significativas de lo que normalmente dejan suponer las interpretaciones generales. La divisin de las clases sociales est entrelazada y combinada con la divisin entre indios, negros, mulatos, mestizos y blancos, transparentndose a veces la polarizacin entre nativos u olvidados por un lado, y europeos o hidalgos por otro. En los pases que fueron colonias espaolas, subsisten marcadas diferencias sociales, entre los que hablan el espaol propiamente dicho, en forma nacional, y los que hablan idiomas o dialectos tribales, incas, aztecas, mayas u otros. En Brasil, el candombl, la umbanda y la quimbanda, entre otras sectas religiosas populares, provienen directamente de la cultura africana, despus del paso por el rgimen esclavcrata brasileo, concluido en 1888. Cada nacin posee varios dioses, divinidades y santos, o iglesias y sectas de origen europeo, africano e indgena. As como los dioses de los mayas no son los mismos de los aztecas o incas, de la misma forma los valores y patrones socioculturales de procedencia europea no aparecen de modo igual en todas las sociedades latinoamericanas. Las diferentes clases sociales y los diversos grupos sociales en el interior de las clases poseen distintos dioses, santos, lderes mesinicos, hechiceros, brujos o carismticos. En una perspectiva amplia, el desarrollo desigual y combinado es inherente tanto al conjunto de Amrica Latina como a cada uno de sus pases, considerado aisladamente. Por lo tanto, sera ilusorio tomar a Amrica Latina como un todo homogneo. Por otra parte, los pases latinoamericanos forman parte del sistema capitalista mundial. La historia de Amrica Latina y la de cada uno de sus pases es parte intrnseca de la historia del capitalismo. Desde sus comienzos hasta el presente, buena parte de los acontecimientos cruciales de la historia de cada pas latinoamericano y del conjunto de Amrica Latina est ligada y determinada por acontecimientos decisivos ocurridos en la historia del capitalismo. No se debi a la casualidad que la independencia de las colonias de Espaa y Portugal en el Nuevo Mundo estuviera directamente relacionada con la conquista de la hegemona mundial por parte de Inglaterra. Antes, el excedente econmico de las colonias latinoamericanas ya entraba directamente en el proceso de acumulacin originaria verificado en Inglaterra. Con la independencia, los nuevos pases de Amrica Latina pasan a ser importantes en el movimiento de expansin del capitalismo industrial ingls. De la misma forma, no es por casualidad que la gran depresin econmica de los aos treinta, iniciada con el crack de la Bolsa de Nueva York, en 1929, provoca una serie de convulsiones econmicas, polticas y sociales en la mayora de los pases latinoamericanos. En esa poca, como si fuera una reaccin en cadena, ocurren motines, cuartelazos y golpes, provocando la cada de gobiernos oligrquicos o la declinacin de su poder. A veces, las modificaciones polticas y econmicas son

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    sustanciales. Se dan casos en los que la composicin de las fuerzas polticas en el poder y el propio aparato estatal se modifican bastante. En esos dos ejemplos, que no necesitan ser detallados aqu, resulta evidente que junto con la heterogeneidad de los pases latinoamericanos, subsisten semejanzas y paralelismos. Existe un desenvolvimiento histricoestructural que parece ser comn al conjunto de Amrica Latina, al lado de peculiaridades polticas, econmicas, sociales y culturales de cada pas. En otros trminos, por debajo del desarrollo desigual y combinado, que diferencia a los pases entre s e internamente, hay relaciones, procesos y estructuras que aparecen y reaparecen en diferentes pases, debido al modo por el cual el conjunto de Amrica Latina o cada pas de por s se vincula al capitalismo mundial. Por otra parte, el desarrollo desigual y combinado no es una teora casual, sino una forma particular del funcionamiento de las leyes del capitalismo en las sociedades atrasadas o dependientes. El pas atrasado asimila o combina, de manera sui generis, conquistas materiales, instituciones o incluso fases diversas del proceso histrico de las naciones ms adelantadas. Pero es necesario observar, en primer lugar, que esa asimilacin o combinacin no se da al azar, sino segn las condiciones socioculturales, polticas y econmicas del pas atrasado. En segundo lugar, esos procesos dependen de las influencias, presiones e intereses de los pases adelantados o dominantes. Esto es, en el desarrollo desigual y combinado, en sentido amplio, la determinacin externa originada segn las condiciones socioculturales, polticas y econmicas del pas dominante en ciertos momentos es fundamental.1 En ese nivel, las pocas histricas de los pases de Amrica Latina estn parcial o ampliamente determinadas, segn los casos, por las fluctuaciones y el desarrollo del capitalismo mundial; o, ms especficamente, por la forma de vinculacin de los pases latinoamericanos a Inglaterra o a los Estados Unidos, para mencionar dos momentos importantes. Asimismo, gran parte de los fenmenos polticos, econmicos, sociales y culturales, puede ser comprendida en los lmites de pocas histricas especficas, prestndose, por lo tanto, a la comparacin.

    La comparacin del desarrollo poltico y econmico de distintos pases tiene enorme importancia desde el punto de vista del marxismo, porque son indudables tanto la naturaleza comn capitalista de los Estados contemporneos, como la ley general de su desarrollo. Pero hay que saber hacer semejante comparacin. La condicin elemental para ello es poner en claro si son comparables las pocas histricas del desarrollo de los pases que se comparan.2

    A partir de esa perspectiva, consideramos que ser posible examinar comparativamente los gobiernos populistas surgidos en Amrica Latina. Esto es, el anlisis tratar de enfocar los fenmenos relacionados con el populismo, en determinado pas o en varios pases, al mismo tiempo, teniendo como objetivo el sorprender relaciones, procesos y estructuras significativos para su comprensin. Por lo tanto, el anlisis no tiene la pretensin de alcanzar la interpretacin completa y original del populismo. En este trabajo, buscamos solamente presentar algunas hiptesis nuevas para la explicacin de los fenmenos populistas, particularmente de los gobiernos, en pases latinoamericanos. Es probable que los datos y los anlisis presentados aqu ayuden a la seleccin de los problemas tericos y, por lo tanto, a la del pas o 1 Acerca del concepto de desarrollo desigual y combinado, consultar: Len Trotsky, Historia de la Revolucin Rusa. Ed. Juan Pablos, Mxico, 1972. t. I, pp. 2134. Henri Lefebvre, La pense de Lnine, Ed. Bordas, Pars, 1957. pp. 23048: "La Loi d'ingal dveloppment". 2 V. Lenin, Obras escogidas. Ed. Progreso, Mosc, 1966. T. I, p. 624. Cita extrada de la obra titulada Sobre el derecho de las naciones a la autodeterminacin, pp. 61368. En cuanto a las posibilidades de comparacin, consultar tambin: Karl Marx y Friedrich Engels, Manifiesto del Partido Comunista; Peter Worsley, El tercer mundo. Ed. Siglo XXI, Mxico, 1966; Barrington Moore, Jr., Los orgenes sociales de la dictadura y de la democracia . Ed. Pennsula, Barcelona, 1973; Reinhard Bendix Historical and Comparative Studies. Transactions of the Fifth World Congress of Sociology , vol. IV, International sociological Association, Lovaina, 1964, pp. 2140; Reinhard Bendix, NationBuilding and Citizenship (Studies of our changing social order), Anchor Books, Nueva York, 1969.

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    pases en los que podr concentrarse una investigacin sistemtica y, tal vez, definitiva sobre el populismo surgido en Amrica Latina. Es evidente que el anlisis comparativo no sustituye a la investigacin detallada de casos especficos. Sin embargo,

    en el esfuerzo por entender la historia de un pas especfico, una perspectiva comparativa puede llevar al planteamiento de cuestiones muy tiles y, a veces, nuevas. Hay an ms ventajas. Las comparaciones pueden servir para rechazar de plano explicaciones histricas aceptadas. Y una aproximacin comparativa puede llevar a nuevas generalizaciones histricas.3

    VIII. El estado oligrquico El populismo surge en Amrica Latina en la poca en que el Estado oligrquico entra en su mayor crisis. Al mismo tiempo que es una de las manifestaciones de crisis de las estructuras oligrquicas, pasa a ser un elemento activo en la declinacin final de ese tipo de Estado. Es verdad que el populismo sucede a los movimientos en que predominaba la clase media, como el batllismo uruguayo, el yrigoyenismo argentino y el tenentismo brasileo. Estos movimientos representaron las primeras y ms vigorosas reacciones de las clases sociales emergentes contra el Estado oligrquico. Sus luchas se anunciaron ya en las ltimas dcadas del siglo XIX, en los pases ms avanzados, en cuanto a su estadio de desarrollo econmico, urbano y polticoadministrativo. En ciertos casos, los movimientos de clase media se combinaron con las luchas realizadas por los sectores obreros, como en la poltica de masas. Adems, una de las caractersticas del populismo es precisamente el compromiso con las luchas o ciertos valores ideolgicos de la clase media. Por otra parte, en la poca del populismo es cuando en ciertos pases el Estado oligrquico entra en su decadencia definitiva, dando lugar a las dictaduras o democracias populistas. Ciertas veces, como en Argentina y en Brasil, esas modalidades se combinan o se suceden. Otras veces, como en Mxico, el rgimen democrtico es profundamente afectado por el predominio de un gran partido gubernamental en el cuerpo poltico de la nacin. En general, el autoritarismo predomina sobre las normas democrticas.

    Planteemos desde ahora dos cuestiones bsicas, relativas a los significados estructurales del populismo surgido en Amrica Latina. Primera en qu consiste el Estado oligrquico? Segunda, por qu entr en colapso en la poca de surgimiento del populismo? Veamos la primera cuestin. La otra ser enfocada en los captulos siguientes.

    En el mbito de las relaciones polticoeconmicas internas de la sociedad nacional, el Estado oligrquico presentaba las principales caractersticas de dominacin patrimonial. Era la ltima y ms elaborada expresin de las variadas manifestaciones polticas, econmicas e incluso culturales de las oligarquas locales y regionales. Muchas veces, el poder oligrquico era la expresin poltico administrativa de una oligarqua regional ms vigorosa o de una combinacin de oligarquas regionales dominantes. As, el caciquismo, el gamonalismo, el coronelismo y el caudillismo eran las manifestaciones de las oligarquas locales y regionales, siendo que Daz, Gmez, Legua y otros eran los jefes de los gobiernos apoyados en ellas. Las oligarquas, por lo tanto, corresponden a organizaciones, tcnicas y estilos de liderazgo poltico caractersticos de una poca en que los partidos no eran sino organizaciones formales.

    En general, las diversas modalidades polticas de la oligarqua se orientaban en el sentido del autoritarismo y personalismo inherentes a la dominacin patrimonial. Cualesquiera que fuesen los fundamentos de las relaciones econmicas predominantes (explotacin de minas de hierro, cobre, plomo, estao, extraccin de guano, salitre, hule, ganadera, cultivo de trigo, caf, cacao, etc., o sea, minera, actividades extractivas, pecuarias o agrcolas) las relaciones de produccin eran siempre dominadas por las relaciones y estructuras polticas de tipo oligrquico. En ese contexto, el presidente o dictador o emperador 3 Barrington Moore, Jr., op. cit., p. 7.

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    correspondan a una figura de oligarca, en el mbito nacional. Seran benevolentes o represivos, providenciales o voraces, conforme a las exigencias de las relaciones polarizadas en torno a sus figuras. En ltima instancia, el gobernante reproduca la imagen del hacendado, en dimensiones nacionales. Gobernara segn las condiciones y exigencias econmicas, polticas y sociales abiertas por las actividades productivas predominantes, a las que puede estar ligado por sus intereses personales directos o por su condicin de clase.

    As, despus de las luchas por la independencia poltica nacional, y a continuacin de las guerras y revoluciones civiles que se suceden a aquellas luchas, el Estado nacional adquiere los contornos del Estado oligrquico. Despus de la eliminacin del poder colonial (espaol o portugus) se suceden algunas dcadas de luchas internas en los pases latinoamericanos hasta que la nueva estructura de poder se organiza y se impone. Esa nueva estructura de poder corresponde a una combinacin de oligarquas, o a una hegemona de una oligarqua sobre las otras. Sobreponindose a los esclavos, peones, mestizos, indios, negros mulatos y blancos pobres, estn los blancos, o blancos y mestizos, pertenecientes a la capa dominante. Durante el siglo XIX, las sociedades latinoamericanas estn impregnadas de valores, patrones de comportamiento y relaciones que recuerdan el perfil de la sociedad de castas.

    A despecho de sus relaciones fundamentales con los sistemas capitalistas dominantes, las sociedades latinoamericanas no se organizan plenamente en trminos de relaciones de clases. A pesar de ser sociedades organizadas para producir mercancas para el mercado capitalista externo (petrleo, hierro, cobre, estao, guano, salitre, hule, carne, trigo, caf, pltanos, azcar, etc.), las relaciones de produccin internas no se configuran como relaciones entre clases sociales claramente delineadas como tales. Es que la forma por la cual esas sociedades se vinculan externamente exige un alto ndice de explotacin de la mano de obra nacional, lo que implica mantener a los trabajadores en las condiciones peculiares de la situacin de acumulacin originaria. En ese contexto, persisten formas que no son propiamente capitalistas de utilizacin de la fuerza de trabajo, esto es, formas combinadas de organizacin de las relaciones de produccin. Recurdese que en el siglo XIX la esclavizacin de indios, mestizos, negros y mulatos estaba bastante generalizada. Incluso en los pases en los que el rgimen haba sido extinguido formalmente subsistan formas de trabajo forzado.

    En las primeras dcadas del siglo XX continan vigentes modalidades disfrazadas de esclavizacin de esos mismos trabajadores, en las minas, en actividades extractivas, en la industria pecuaria y en la agricultura. De ah la persistencia y el predominio de relaciones y estructuras sociales y econmicas de tipo patrimonial. Las relaciones sociales, la cultura y las propias relaciones de produccin continan impregnadas de elementos semejantes a los que seran caractersticos de la sociedad de castas. Las capas dominantes y los trabajadores se distinguen entre s tanto econmica y polticamente como por la religin, el idioma o el color de la piel. Unos son dueos del poder, otros no poseen ningn acceso al poder. Esos son algunos de los trminos de la dominacin oligrquica.

    En el rgimen oligrquico, el poder poltico es controlado, o ampliamente monopolizado, por las burguesas ligadas a la agricultura, a la ganadera o a la minera. Naturalmente las burguesas financiera e importadora tambin se encuentran dentro del sistema polticoeconmico del poder. Los intereses fundamentales del rgimen, por otra parte, estn fuertemente influidos por los intereses de los grupos detentadores del poder econmico en el sector predominante: caf, pltano, azcar, trigo, lana, carne, petrleo, cobre, estao u otro. Combinados o no, segn el pas y la poca, estos sectores funcionan como enclaves, o segmentos de la economa del pas dominante (principalmente Inglaterra en el siglo XIX y los Estados Unidos en el siglo XX). El enclave es la base econmica del poder poltico del gobierno oligrquico. Al mismo tiempo, es la cadena ms visible de su dependencia respecto del imperialismo. En la medida en que el enclave es prspero, crece la penetracin imperialista en el pas dependiente y aumenta el poder y la tenacidad del gobierno oligrquico. Cuando esas condiciones econmicas se combinan con el apoyo del

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    clero, de las fuerzas armadas y de la burocracia pblica, el rgimen puede tener una larga vida, como en los casos de Daz en Mxico, Gmez en Venezuela y Legua en el Per, para mencionar solamente esos casos notables.

    Por su propia naturaleza, el rgimen oligrquico no favorece el desarrollo de partidos y sindicatos que expresen posiciones e intereses de clases y grupos sociales no representados en el gobierno. Salvo en las ocasiones de control tranquilo del poder y de prosperidad econmica, cuando puede darse algn debate poltico e incluso la organizacin de partidos y sindicatos independientes del gobierno, en general el rgimen tiende a monopolizar esas instituciones polticas, actuando en forma autoritaria y represiva.

    El general Porfirio Daz (18771880, 18841911), de Mxico, era uno de los ms astutos para combatir a los enemigos de su gobierno. A algunos los compr con favores y empleos, otros fueron expatriados o forzados al exilio; algunos fueron llamados al servicio militar, otros fueron asesinados. Fue un maestro en el juego de divide y vencers. La prensa de oposicin fue sometida a diversas exigencias y multas. Hubo periodistas que fueron asesinados y algunos peridicos fueron suprimidos. Las elecciones eran controladas por la intimidacin y el fraude, siempre que era necesario. El general Juan Vicente Gmez (19081929, 19311935), de Venezuela, con la ayuda de un ejercicio leal y eficiente, estaba siempre pronto a aniquilar a la oposicin antes de que sta superase la etapa de las primeras actividades. Los lderes de la oposicin eran encarcelados o se refugiaban en el extranjero. Al fin, desarm al populacho y prohibi la posesin de ciertos tipos de armas de fuego. La discusin de asuntos polticos en pblico estaba prohibida. Los puestos de fiscalizacin en las carreteras permitan a las autoridades controlar los movimientos del pueblo.4 A nuestro juicio, el antagonismo inherente a las tendencias divergentes de la sociedad nacional, por

    una parte, y de la economa dependiente, por la otra, caracteriza y fundamenta la naturaleza autoritaria, dictatorial y violenta de la mayora de los gobiernos latinoamericanos en la primera mitad del siglo XX. Las oligarquas civiles y militares, que se hacen famosas en los anales de los acontecimientos polticos de Amrica Latina, son el producto de esa configuracin histrica singular. El divorcio ms o menos profundo entre la sociedad nacional y la economa dependiente precisaba ser conciliado por gobiernos fuertes, dictatoriales, legitimando la violencia como tcnica poltica de dominacin. El objetivo era preservar las relaciones de dependencia y controlar las fuerzas polticas emergentes en los centros urbanos en expansin. A medida que el imperialismo produca efectos directos y secundarios en el interior de los pases dependientes, provocando, por ejemplo, el desarrollo de las clases sociales, se haca ms riguroso el control de las nuevas fuerzas polticas por las oligarquas. En esa situacin, las tcnicas de violencia poltica se vuelven actuantes y generalizadas. Y aparece una integracin ms eficaz entre el caciquismo municipal y la dictadura nacional, pasando por las diferentes estructuras oligrquicas intermediarias.

    Daz y Gmez son ejemplos de esa combinacin entre la violencia poltica y la prosperidad econmica, segn las exigencias de las relaciones y estructuras imperialistas. Porfirio Daz gobern a Mxico durante un largo periodo, considerado como de prosperidad material. De acuerdo con Raymond Vernon, la era de Daz puede ser descrita sintticamente en los siguientes trminos.

    Desde el punto de vista econmico, la ruta que escogi Porfirio Daz para estimular el crecimiento de Mxico fue casi clsica en su forma. Para reducir el proceso a una simple caricatura, podemos decir que las inversiones extranjeras y las exportaciones fueron los aspectos motrices del desarrollo y, llegado el caso, incrementaron los ingresos domsticos y establecieron las bases para un sistema de transporte interno; y los ingresos incrementados y el transporte mejorado proporcionaron el

    4 William W. Pierson and Federico G. Gil, Governments of Latin America. Ed McGrawHill Book, Nueva York, 1957, p. 141.

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    escenario para que se iniciara el desarrollo de una industria moderna en gran escala, al ampliar el mercado a los productores nacionales. Al mismo tiempo, Daz dict disposiciones brutales que despojaban al campesino de sus tierras, cuando no lo supriman directamente, y medidas ofensivas que denigraban la cultura de Mxico elevando al extranjero a una posicin de intolerable predominio en el pas.5 En esa poca, la expansin econmica de Mxico se apoy en una intensa explotacin de los

    trabajadores, en los campos, las minas y las ciudades. Poblaciones indgenas completas fueron expulsadas de sus tierras comunales, en las que se abran haciendas de caf, azcar, algodn o pozos petrolferos. Ocurri una separacin drstica entre los trabajadores y los medios de produccin, particularmente la tierra, en los residuos precapitalistas del Mxico de entonces. Estaba en marcha una forma singular de acumulacin originaria, segn las exigencias combinadas del subsistema econmico mexicano y del imperialismo. Se aceler la proletarizacin, en las fbricas, en las explotaciones petrolferas y en las actividades agrcolas. Los salarios eran bajos, la jornada de trabajo larga y la actividad sindical era considerada criminal por los empresarios y gobernantes. Por esas razones, se agravaron las tensiones sociales en forma simultnea a la expansin del capitalismo. A principios del siglo XX hubo frecuentes huelgas obreras e insurrecciones de trabajadores rurales.

    Juan Vicente Gmez, por su parte, gobern a Venezuela en una poca considerada tambin como de realizaciones econmicas notables. Segn Rmulo Betancourt, la era de Gmez puede ser sintetizada de la siguiente forma:

    Durante el gobierno de Gmez, y aun aos despus de muerto el dictador, Venezuela fue tierra de promisin generosa jauja, para los consorcios internacionales del petrleo.6 Venezuela fue la meca del petrleo; y para la gran prensa internacional, un superhombre expectante digno de bronce, de la biografa y del panegrico exaltado ese presidente Gmez, providente e imperioso, que reparta a diestro y siniestro concesiones de hidrocarburos. Hasta hace 14 aos escriba en 1949 la revista norteamericana Fortune la industria petrolera no requera sino del entendimiento personal con Juan Vicente Gmez, el dictador astuto, cruel y voraz, quien haba gobernado a Venezuela con mano de hierro desde 1908.7 Segn acentu el propio Betancourt, fue el binomio Gmezpetrleo el que gener las tensiones y

    las luchas responsables de la crisis del sistema poltico venezolano. A medida que se desarrollaba la alianza entre la oligarqua y el imperialismo, se despojaba a las masas trabajadoras y se reforzaba la dictadura, para mantener apartados del poder poltico a grupos y clases sociales emergentes y cada vez ms inquietos. La expansin econmica beneficiaba principalmente a la oligarqua instalada en el mando del pas y a las compaas extranjeras que monopolizaban el sector petrolero. La parte principal del excedente econmico se canalizaba hacia el exterior.

    5 Raymond Vernon, El dilema del desarrollo econmico de Mxico , trad. de Ren Crdenas Barrios. Ed. Diana, Mxico, 1966, pp. 7475. En cuanto al porfiriato, consultar tambin: Manuel Lpez Gallo, Economa y poltica en la Historia de Mxico , Ed. Grijalbo, Mxico, 1967; Leopoldo Sols, La realidad econmica mexicana . Ed. Siglo XXI, Mxico, 1970; Roger D. Hansen, La poltica del desarrollo mexicano, trad. de Clementina Zamora. Ed. Siglo XXI, Mxico, 1971. 6 Rmulo Betancourt, Venezuela: poltica y petrleo. Ed. Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1956, p.61. 7 Ibid. p.73.

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    Tanto en el Mxico de la poca de Daz, como en la Venezuela de la poca de Gmez, el crecimiento econmico no beneficiaba a las sociedades nacionales a no ser en escala reducida. La expansin de las actividades econmicas no iba acompaada por cambios polticos que abrieran nuevas perspectivas a los sectores asalariados. Por el contrario, los vnculos con el imperialismo fortalecan a las oligarquas, como estructuras intermediarias y rgidas del poder.

    En ambos casos, por lo tanto, los grupos y clases sociales asalariados, sin ningn acceso al poder poltico, sufran la violencia poltica y la explotacin econmica. Las oligarquas controlaban las tensiones crecientes, engendradas con la aparicin de nuevos grupos sociales y la ininterrumpida explotacin de las poblaciones que trabajaban en el campo y en las ciudades, en las minas, en la agricultura, en la ganadera y en la industria naciente. Por lo tanto, las oligarquas son estructuras de poder en las que se combinan las condiciones internas, todava fuertemente marcadas por el pasado colonial y esclavista, y las relaciones de dependencia, que dan continuidad a la evasin de una parte sustancial del excedente econmico.

    De esta manera, el caciquismo, el gamonalismo, el coronelismo, el caudillismo, u otras estructuras locales, intermediarias o nacionales de poder, pueden ser comprendidas en contextos polticoeconmicos concretos. Son estructuras de poder y estilos de liderazgo determinados por la naturaleza de las tensiones sociales surgidas en los pases que combinan la dependencia econmica con formas nacionales, esto es, independientes, de organizacin social. Bajo el formalismo jurdico inspirado en el liberalismo europeo y norteamericano, operaban prcticamente las oligarquas civiles y militares. Bajo la doctrina de la soberana nacional, pregonada por los dueos del poder en los pases latinoamericanos, operaban intensamente las compaas petrolferas, mineras, de transportes y de comercio establecidas en el exterior. En todos los casos, la produccin tenda a configurarse como mercanca principalmente en los mercados externos, bajo el control de empresas inglesas, norteamericanas, alemanas, francesas u otras.

    En la poca en que predominan gobernantes oligarcas, por lo tanto, la vida econmica del pas dependiente est organizada principalmente segn estmulos y decisiones externas. Por eso mismo, el poder poltico est ms comprometido con la preservacin de los patrones de apropiacin econmica determinados por la comercializacin del producto del trabajo social, bajo el control de empresas extranjeras. Ocurre que las oligarquas extraen sus lucros y rentas de las actividades econmicas ordenadas por los intereses del imperialismo. En la mayora de los casos, son las mediadoras entre el imperialismo y los grupos y clases sociales nacionales.

    En sntesis, en el rgimen oligrquico el poder es ejercido sin el consentimiento libremente expresado por el pueblo. Esto es, el pueblo asiente, por medios no legales tales como la tradicin, la violencia, la expectativa de favores o la resignacin al statu quo, visto como estado natural. As, el poder poltico y econmico es ejercido por el mismo grupo y personas interpuestas, en nombre o en beneficio de una clase social bastante reducida y solidaria en el control del poder. Las clases y los grupos sociales que se hallan fuera del poder son despreciados e incluso tratados como inferiores. Esta discriminacin puede ser facilitada por la seleccin de marcas sociales, cuando la sociedad se compone de indios, mestizos y blancos, o negros, mulatos y blancos. En esos casos, frecuentemente van unidas las fronteras de color y de clase. Al mismo tiempo, puede haber diferencias socioculturales notables, en cuanto a la lengua y a las creencias religiosas, entre los dueos del poder y los olvidados. Es obvio que esas condiciones socioculturales, polticas y econmicas son una fuente de tensiones permanentes, tanto por fuera como por dentro del poder oligrquico. Tan es as que la represin acta permanentemente mucho ms all de las normas legales, de los acuerdos entre caballeros o de la propia solidaridad de los intereses oligrquicos.

    En la forma latinoamericana, la oligarqua combina constituciones de inspiracin liberal (divisin de los tres poderes, elecciones, etc.) con las prcticas y los valores de tipo patrimonial polarizados en torno al cacique, patrn, gamonal, coronel o caudillo. El poder es ejercido por un sistema de caciquismo en el cual la cspide de la pirmide est ocupada por el gran cacique nacional: Daz, Gmez u otro. En esa estructura

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    de poder, los funcionarios la burocracia pblica federal, estatal y municipal se reclutan entre los miembros del partido del gobierno, esto es, entre aquellos que son solidarios poltica o econmicamente con los gobernantes. En este nivel, por adhesin, arribismo o infiltracin, mestizos y mulatos ms frecuentemente que los indios y negros, pueden ingresar en los escalones inferiores del aparato estatal.

    En todos los casos, las decisiones relativas a cuestiones econmicas, polticas, sociales y culturales tienden a ser adoptadas en conformidad con la separacin, ms o menos clara, segn el pas y la ocasin, entre los que pertenecen a la oligarqua y sus periferias, y los otros. Al mismo tiempo, las decisiones polticas y econmicas son adoptadas en conformidad con las relaciones con el imperialismo, precisamente porque el imperialismo es un elemento fundamental de las estructuras oligrquicas. En pocas palabras, puede decirse que la oligarqua es un eslabn en el sistema compuesto de la siguiente forma: sociedad nacionaleconoma dependienteoligarquaimperialismo.

    El Estado oligrquico, por lo tanto, debe entenderse como una forma particular del Estado capitalista, en el que se combinan elementos patrimoniales con las exigencias de racionalidad capitalista. En las condiciones socioculturales y polticas de los pases de Amrica Latina, el poder oligrquico aparece como un componente esencial de cierta escala de produccin de plusvala. All se combina la plusvala absoluta, generada por la extensin de la jornada de trabajo, y la plusvala relativa, generada en condiciones tecnolgicas que intensifican la productividad de la fuerza de trabajo.

    Debido a la singular conjugacin de intereses y fuerzas que fundamentan el rgimen oligrquico, no se formalizan las reglas de resolucin de las controversias polticas ms graves, surgidas en sus relaciones con los grupos y las clases sociales que no estn en el poder. Cualquier oposicin ms consistente o audaz es encarada como enemiga. Gobierno y oposicin son concebidos como heterogneos, dispares o simplemente antagnicos.

    Al mismo tiempo, el rgimen no formaliza las reglas de sucesin de los gobiernos, considerando algn tipo de participacin de todos los grupos y clases sociales. Por su propia naturaleza, en el rgimen oligrquico la sucesin de los gobiernos se realiza por medio de revoluciones palaciegas, golpes de Estado, cuartelazos, fugas, asesinatos u otras modalidades de actuacin poltica. Esto es, el carcter singular del rgimen oligrquico formaliza esos procesos de sucesin, abriendo a los grupos y clases en lucha por el poder la posibilidad de utilizar uno u otro, conforme a las exigencias de la situacin y sus posibilidades.

    En ese cuadro de relaciones econmicas y polticas, internas y externas, se yuxtapone el liberalismo de los dirigentes de la clase dominante. A veces, el liberalismo es un compromiso real con la idea de Estado democrtico, como en el caso de Jurez y Sarmiento, por ejemplo. Otras veces, es apenas exterior, como en el caso de Porfirio Daz o Washington Luiz. A veces el liberalismo est impregnado de positivismo comtiano, como en Mxico y en Brasil, entre otros pases. Otras veces est directa y abiertamente comprometido con el librecambismo de inspiracin inglesa, como en Argentina y en Chile, entre otras naciones. En la mayora de los casos, sin embargo, el liberalismo formal de los gobernantes corresponde a los compromisos inevitables entre las dos polarizaciones presentes en los pases latinoamericanos: la sociedad nacional, por un lado, y la economa dependiente, por otro. Por esa razn, el autoritarismo ms o menos violento, para uso interno, se yuxtapone al liberalismo efectivo y retrico en las relaciones externas. Esa contradiccin se resuelve en el nivel del aparato estatal oligrquico, por medio del cual se concilian esos factores antagnicos.

    No hay duda de que el liberalismo generalizado en los pases latinoamericanos en la segunda mitad del siglo XIX y primeras dcadas de ste corresponde a un compromiso entre las capas dominantes nacionales y la cultura de los pases hegemnicos. Bajo varios aspectos, la difusin de la doctrina liberal, en cuanto a la comprensin del poder poltico y las relaciones econmicas, est directamente relacionada con la participacin de Inglaterra en las luchas de independencia de los pases de Amrica Latina y en la consolidacin de sus Estados nacionales. Las influencias polticas, econmicas y culturales de aquella nacin

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    sobre las capas dominantes de los pases latinoamericanos se cristalizaron en el liberalismo poltico y econmico, principalmente para uso externo.

    Pero se es probablemente el aspecto ms externo o visible del liberalismo latinoamericano. En la prctica, expresa tambin una situacin interna real. Expresa las exigencias concretas de las clases sociales en formacin en cuanto a la transformacin de las relaciones polticas, econmicas, sociales y culturales. Con fundamento en los principios liberales se crean partidos polticos, asambleas, congresos, compromisos electorales, prensa ms o menos libre, escuelas de enseanza superior, etc. Es tambin con fundamento en esos principios que se desarrolla la lucha por la emancipacin de los esclavos negros, indios, mestizos y mulatos, por la separacin entre la Iglesia y el Estado, por la democratizacin de la enseanza, por la moralizacin de los procesos electorales, etc. Muchas transformaciones institucionales fueron realizadas en nombres de esas ideas. Esa fue, en el siglo XIX, la lucha de Jurez, Sarmiento, Joaquim Nabuco y otros. Al luchar por la sustitucin de la anarqua por el orden, o de la barbarie por la civilizacin, se luchaba para instaurar el Estado liberal, suplantado a la oligarqua. No tuvieron mucho xito, a no ser en esferas secundarias de las estructuras del poder. Pero infundieron en ciertos sectores de las propias capas dominantes, y en especial en las clases medias en expansin el compromiso con la idea del progreso econmico, reforma institucional, democratizacin, libertad, civilismo, etc.

    Esas fueron las consignas con las que las clases medias se comprometieron profundamente. En realidad esos objetivos correspondan ms directamente a los intereses e ideas de esas clases recin llegadas. Los bachilleres, polticos, profesionales liberales, burcratas civiles y militares, profesores, periodistas y otros empezaron a luchar de modo cada vez ms audaz y organizado, en nombre de aquellas ideas. En ltima instancia, se trataba de suplantar al Estado oligrquico por el Estado liberal, o al autoritarismo patrimonialista por la democracia. En el cuadro de esas transformaciones, las clases medias empezaran a hacer valer sus derechos, asumiendo papeles polticos reales, aunque subalternos. Fue lo que ocurri, por ejemplo, en el yrigoyenismo y en el tenentismo. En esa poca, el rgimen democrtico avanza algunos pasos, precisamente en beneficio de las clases medias y de los sectores burgueses ms identificados con el mercado interno. Poco es lo que se realiza para la clase obrera, apenas naciente pero ya actuante. Y absolutamente nada se hace para los trabajadores rurales.

    La intensa urbanizacin y la incipiente industrializacin haba acelerado la formacin de la estructura de clases sociales que hara explotar al Estado oligrquico. Pero las clases medias, en la mayora de los pases de Amrica Latina, no tuvieron condiciones para precipitar el colapso del sistema oligrquico, luego de vencer una batalla importante. El Estado democrtico no llega a realizarse si no precariamente, con frecuencia en forma transitoria. En todo caso, la declinacin de la hegemona oligrquica est en curso. Corresponder a las fuerzas polticas emergentes, en especial a la nueva burguesa industrial, al proletariado, a grupos militares, a sectores de intelectuales y a partes de la juventud universitaria, adems de fracciones de las propias clases medias, realizar el ltimo acto de liquidacin del predominio de la oligarqua. En ciertos casos, surgir la democracia representativa, en otros, vendr la dictadura o la democracia populista. En todos, el rgimen poltico tendr una estabilidad difcil, cuando no efmera.

    IX. Las rupturas estructurales En varios aspectos, los acontecimientos polticos ocurridos en Amrica Latina durante el siglo XX revelan la forma en que luchan esos pases para emancipar sus relaciones econmicas y construir estructuras de poder consecuentes con las exigencias reales de la soberana nacional. En el nivel econmico, es una lucha por la preservacin de la mayor parte del excedente econmico efectivo en el interior del pas, y por la realizacin de un ndice mayor de excedente econmico potencial.8 Se procura nacionalizar los centros de decisin y 8 Segn Paul A. Baran, el excedente econmico efectivo es la diferencia entre el producto social efectivo y su efectivo consumo. Es idntico al ahorro corriente, o a la acumulacin, y se cristaliza en activos de varias especies. Comprende

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    reformular y crear instituciones adecuadas para una poltica de desarrollo econmico nacional. A nivel de la sociedad como un todo, se procura construir una sociedad nacional en la que la economa logre reducir, si no anular, su dependencia. En ese sentido, se intentan diversas estrategias polticas. En algunos pases ocurre que las fuerzas sociales y polticas emergentes procuran profundizar las rupturas estructurales internas y externas que acompaan la reformulacin de las relaciones polticas y econmicas. Desde la primera guerra mundial han experimentado estrategias polticas de desarrollo econmico nacional, con moldes capitalistas. Esto fue lo que ocurri en Argentina con el gobierno Pern, en Bolivia con los gobiernos Paz Estenssoro y Siles Zuazo, en Brasil con los gobiernos Vargas, y en Mxico con el gobierno Crdenas, adems de otros en diferentes pases.

    Esas experiencias y realizaciones de desarrollo capitalista nacional (generalmente frustradas como tales) ocurren en condiciones peculiares, en la historia de varias naciones latinoamericanas. Se dan en concomitancia con el desarrollo de crisis ms o menos profundas en el capitalismo mundial. En el siglo XX, esas crisis sealan la declinacin de las oligarquas y la aparicin de movimientos polticos innovadores. Los movimientos se preocupan por reorientar los flujos de excedente econmico, por reestructurar las instituciones polticas y crear nuevas condiciones de participacin para las clases y grupos sociales emergentes en el mundo urbano. Por lo tanto, es importante reconocer que las nuevas experiencias polticas, econmicas y culturales ensayadas en Amrica Latina, se relacionan con las condiciones ms o menos excepcionales creadas con las crisis del capitalismo internacional y las luchas internas en los pases latinoamericanos. Las dos guerras mundiales, adems de la crisis econmica iniciada con el crack de la Bolsa de Nueva York en 1929, prcticamente liquidaron los intereses y las pretensiones de Inglaterra, Alemania, Francia y Japn en Amrica Latina. Esto no significa que la hegemona de los Estados Unidos en el continente se expandiera sin mayores problemas. Hubo tensiones y luchas, como en la cuestin del no intervencionismo y en las negociaciones sobre las condiciones del ingreso de los pases de Amrica Latina en el esfuerzo blico contra las naciones del Eje: Alemania, Italia y Japn.

    De hecho, fue alrededor de 1930 cuando muchos gobernantes latinoamericanos se encontraron debilitados, abandonados o en franco pnico. Sin embargo, ya antes de eso se haba iniciado el proceso de deterioro de las estructuras oligrquicas y de dependencia. Mxico fue el pas en que esa doble crisis se manifest en primer lugar y de modo notable. Segn Fernando Rosenzweig Hernndez, que estudi las relaciones entre el proceso poltico y el desarrollo econmico en ese pas, el colapso del gobierno de Daz est relacionado con las perturbaciones ocurridas en el sistema econmico mundial, combinadas con las tensiones sociales y polticas internas.

    La nueva crisis de los aos de 1907 y 1908 apareci vinculada con una contraccin de la demanda externa y baja en los precios internacionales de las materias primas que exportbamos; por primera vez, de una manera vigorosa y clara, sentimos el efecto de una relacin de precios de intercambio desfavorable, con dificultades en la balanza de pagos, acentuadas por las crecientes remesas de dividendos de las inversiones extranjeras [] Los sntomas agudos de la crisis econmica antecedieron en un par de aos o tres a la crisis poltica, aos durante los cuales los representantes de las tendencias nuevas, que antes no haban logrado articularse, entraron definitivamente en la palestra, teniendo el trasfondo de un malestar social que en parte era crnico en las masas, y en

    exclusivamente la porcin de plusvala que es acumulada. El excedente econmico potencial es la diferencia entre el producto social que se podra obtener en un dado ambiente tecnolgico y natural, con los recursos productivos disponibles, por un lado, y lo que se puede considerar como consumo indispensable, por otro. En general, la transformacin del excedente econmico potencial en efectivo depende de cambios estructurales. En este punto, los procesos polticos y econmicos estn ntimamente relacionados, tanto por las reformas institucionales, como por las revoluciones. Cf. Paul A. Baran, La economa poltica del crecimiento. Ed. Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1959, cap. II, esp. pp. 3941.

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    parte se actu con el efecto de la desocupacin, la baja del ingreso real, y los mtodos de mano de hierro que la dictadura empleo para reprimir las primeras huelgas y otras manifestaciones de la inconformidad de los sectores populares por la suerte que estaba tocndoles. [. . .]9 En el mismo sentido, aunque en un grado menor, comparativamente con lo que suceda en Mxico,

    se verificaban crisis y luchas polticas importantes en Argentina, en Chile, en Per, en Brasil y en otras naciones. Principalmente la gran depresin econmica de los aos treinta afect negativamente al sector exportador de esos pases. La disminucin en la demanda de los principales productos de exportacin, provoc el debilitamiento y el colapso de las oligarquas dominantes.

    Las interpretaciones de la mayora de los economistas que estudiaron el asunto concuerdan entre s, o se complementan, a propsito de las relaciones entre las crisis internacionales y las conmociones internas en los pases dependientes y coloniales. J. F. Normano, refirindose a los efectos de la guerra mundial de 191418 sobre las economas de las naciones latinoamericanas, apunta lo siguiente:

    La guerra fue un verdadero terremoto econmico para este continente, el cual no tena el ms mnimo grado de preparacin para enfrentar la paralizacin repentina y simultnea de su comercio martimo, inversiones, comercio e inmigracin, y finalmente de crdito. La rutina de la vida fue alterada. Los inversionistas de capitales y los clientes de sus productos haban desaparecido. Los representantes de las firmas alemanas dejaron de obtener nuevos pedidos, los artculos de lujo franceses, tan buscados, ya no existan en el mercado; los almacenes de las casas inglesas estaban vacos; Amrica del Sur haba sido abandonada por sus viejos amigos. Incluso el comercio con los pases neutrales se hizo difcil. Las exportaciones de los productos comunes cesaron. Y en Amrica del Sur el comercio era su aparato respiratorio. Ante esa confusin los Estados Unidos lanzaron su embestida.10 Es obvio que esa situacin favoreca a los negocios norteamericanos en la regin. Durante la misma

    guerra, y mucho ms despus de su terminacin, crecieron aceleradamente las transacciones de los Estados Unidos con las naciones latinoamericanas. El debilitamiento de las potencias europeas facilit la expansin de los negocios norteamericanos en el continente. Con esto creci la importancia de las relaciones y estructuras de tipo imperialista dirigidas desde los Estados Unidos.

    El hecho es que las economas dependientes sufran continuos dislocamientos provenientes del exterior. Las crisis del capitalismo en las naciones dominantes, o las fluctuaciones del comercio internacional, afectaban directamente la productividad y las relaciones econmicas internas en los pases de Amrica Latina. Todas las economas dirigidas hacia afuera, basadas en uno o pocos productos agropecuarios, minerales o extractivos, estaban sujetas a detenciones y recesos generados externamente.

    Durante esa poca, los tres impactos ms importantes en los pases menos desarrollados fueron la primera guerra mundial, la depresin de los aos 193032 y la segunda guerra mundial. Cada uno

    9 Fernando Rosenzweig Hernndez, "El proceso poltico y el desarrollo econmico de Mxico", El trimestre econmico, n. 116, Mxico, 1962, pp. 513530; cita de las pp. 523524. 10 J. F. Normano, A Luta Pela Amrica do Sul, Ed. Atlas, So Paulo, 1944, pp. 2324. No est indicado el traductor. La primera edicin norteamericana de esta obra fue hecha en 1931.

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    de esos acontecimientos produjo un vigoroso impulso en el crecimiento del sector secundario de esos pases [...]11 Esos acontecimientos mundiales acabaron por provocar tambin rupturas estructurales internas en

    las naciones de economa dependiente. Al mismo tiempo, se liberaron fuerzas polticas, tanto como econmicas, que se encontraban bajo control o en segundo plano en la poca de hegemona de las oligarquas. En Mxico, por ejemplo, esas rupturas ocurrieron cuando el pas ya se encontraba en franca ebullicin. En consecuencia, se abrieron otras posibilidades y limitaciones en el proceso revolucionario mexicano. Tal vez pueda afirmarse que la nacionalizacin de las empresas petroleras en 1938, por el gobierno de Crdenas, haya sido un saldo de la gran depresin, combinada con los movimientos polticos internos.

    Mxico, Brasil, Argentina y Chile tuvieron desarrollos sociales, polticos y econmicos internos importantes, debido a aquellas rupturas. Es obvio que nicamente un grupo de naciones sufri duramente con aquellos acontecimientos. En general, sin embargo, se expandieron los ncleos urbanos y se crearon pequeas fbricas de produccin alimenticia, ropa, calzado, sombreros, bebidas, azadas, hoces, etc. La demanda real se dirige hacia los productos locales, estimulando tanto a las empresas preexistentes como la instalacin de nuevas fbricas. Refirindose a Brasil, en los aos posteriores a la primera guerra mundial, un documento publicado en los Estados Unidos registra lo siguiente:

    Una de las caractersticas del pueblo parece ser el deseo de fabricar alguna cosa. Se encuentran doctores, abogados, militares y otros que ambicionan montar una fbrica para la manufactura de medias, corbatas y otros artculos. Muchos de los emigrantes procedentes del sur de Europa que llegaron a Brasil, probablemente con la intencin de obtener empleo como agricultores, se dirigen a las ciudades, donde se ocupan en diversas actividades de manufactura en pequea escala. Por lo tanto, hay por todo el Brasil millares de personas dirigiendo pequeas casas de comercio, haciendo zapatos, curtiendo cueros y trabajando hierro. En ciertas zonas de Rio de Janeiro, por ejemplo, la gente circula por calles estrechas en las que cada pequea construccin est apretada entre otras semejantes, y las calzadas son tan estrechas que dos personas no pueden caminar una junto a otra, y se encuentra una fbrica de zapatos con probablemente veinticinco empleados, una fbrica de cajas de tarjetas de visita, con seis empleados, y otra donde cinco hombres hacen sillones y puertas.12 En otros trminos, poco a poco los ahorros obtenidos en el sector comercial y tambin en la

    economa primaria exportadora (extractiva, agrcola, pecuaria y minera) propician las inversiones en el naciente sector fabril, adems de artesanal. Las crisis del capitalismo internacional, por lo tanto, son importantes para explicar esa nueva direccin en la metamorfosis del capital generado por las economas dependientes. Con las rupturas estructurales ocurren reorientaciones de los flujos de capital, as como de las decisiones y actividades econmicas. Con ello se dinamizan o se crean sectores econmicos. En ciertos pases, esto ocurre particularmente en los aos 193150.

    En los pases en los que la estructura industrial era ms rudimentaria, la depresin realmente estimul la manufactura, ya que la cada brusca de los precios agrcolas y, con ellos, las ganancias

    11 United Nations, Prosesses and Problems of Industrialization in UnderDeveloped Countries. Department of Economic and Social Affairs, Nueva York, 1955, p.127. Consultar tambin: Tulio Halperin Donghi, Historia contempornea de Amrica Latina. Ed. Alianza Editorial, Madrid, 1970, cap. V y VI. 12 Departamento de Comercio de los Estados Unidos, Machinery Markets of Brazil, Boletn de Informaciones Comerciales, n. 383, 1926, p. 1. Transcripcin de J.F. Normano, op. cit., p. 268.

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    en divisas, forzaron a varios de esos pases a dedicar mayor proporcin de sus recursos a la expansin de la industria.13 Las condiciones tendieron a favorecer el crecimiento industrial en la mayora de los pases subdesarrollados. En consecuencia, hubo un brote de actividades manufactureras; se crearon nuevas industrias y crecieron las antiguas. Si bien en la mayora de los pases las industrias de bienes de consumo sustituyeron a las importaciones, en algunos hubo un progreso semejante en el sector metalrgico y de la maquinaria.14 Debemos observar que las reacciones de las economas de los pases de Amrica Latina fueron

    acompaadas por rupturas y reformulaciones en las relaciones econmicas externas. Inglaterra, Alemania y Francia, adems de Japn, tuvieron que reducir bastante su presencia en la regin. Al mismo tiempo, se establecieron o se intensificaron, segn los casos, las relaciones econmicas regulares con los Estados Unidos. Las crisis del capitalismo mundial, en combinacin con sus efectos internos en las naciones latinoamericanas, hicieron que el eje econmico de stas oscilase de Europa hacia los Estados Unidos. Naturalmente, esa reorientacin de las relaciones externas no se verific inmediata y completamente. Tanto las condiciones polticas como econmicas impidieron que as sucediese. Sin embargo, para los pases de Amrica Latina las crisis mundiales significaron: a] regresin econmica; b] estancamiento econmico; c] industrializacin; d] expansin del sector terciario; e] establecimiento o fortalecimiento de la primaca de las empresas norteamericanas en las relaciones econmicas externas de cada pas; f] expansin de la hegemona de los Estados Unidos sobre la economa de Amrica Latina como un todo. Es evidente que esos procesos operaron al mismo tiempo o separadamente, conforme a la situacin de cada pas.

    Pero las relaciones econmicas manifestadas en los pases latinoamericanos no se agotan en factores, procesos y relaciones exclusivamente econmicos. Los diferentes desdoblamientos de las economas de la regin estaban directa y profundamente relacionados con los cambios de relaciones polticas entre los varios grupos y clases sociales. Debido a las transformaciones sociales que empezaron a operar desde la segunda mitad del siglo XIX, las crisis ocurridas en el siglo XX encontraron grupos y clases sociales luchando por asumir algn poder e incluso controlar el aparato estatal. Las huelgas obreras ocurridas en Mxico, Argentina, Brasil, Chile y otros pases, antes de la primera guerra mundial, son un sntoma importante de esas luchas. La formacin y el desarrollo de movimientos sociales organizados por grupos pertenecientes a la clase media es otro sntoma de luchas polticas importantes. Adems de eso, los grupos empresariales ms interesados en el mercado interno nacional estaban tambin presionando al poder poltico.

    Los latinoamericanos estn cada vez ms insatisfechos con la llamada estructura econmica semicolonial y de monocultivo que prevalece en sus pases desde hace un siglo.15 En sntesis, dentro de las cuestiones suscitadas por la crisis de las estructuras de dependencia, se

    destaca la declinacin de la oligarqua. Obsrvese que lo que est en juego es la decadencia de una estructura de poder vigente desde la formacin de los Estados nacionales en Amrica Latina.

    La decadencia de las viejas oligarquas latinoamericanas comienza cuando se rompen los controles que ejercan sobre las riquezas nacionales y esta ruptura generalmente se produce bajo el efecto de

    13 United Nations, op. cit., p. 130. 14 Ibid., p. 131. 15 Richard F. Behrendt, InterAmerican Economic Relations. The Committe on International Economic Policy, Nueva York, 1948, p. 6.

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    una doble presin: interior, cuando el proceso de industrializacin plantea en trminos cada vez ms agudos el problema de las subsistencias y la necesidad de nutrir masas urbanas polticamente cada vez ms influyentes; exterior, cuando el precio de las materias primas agrcolas se derrumba, por ejemplo en el momento de una recesin o de una depresin de los grandes pases industriales.16 Ante esa situacin, se plantea obviamente la necesidad y la urgencia de crear un nuevo tipo de

    estructura de poder. No slo porque la oligarqua declinaba, sino porque varias clases sociales emergentes queran participar de las decisiones polticoeconmicas. Simultneamente con la crisis de las estructuras oligrquicas y de dependencia, tambin ocurran la urbanizacin, la industrializacin o la expansin del terciario. Estaba en curso una diferenciacin interna, a veces intensa y amplia, del sistema socioeconmico.

    En suma, el compromiso entre la sociedad nacional y la economa dependiente, compromiso que se expresaba en la propia estructura aparentemente ambigua del Estado oligrquico, se hace cada vez ms insostenible. Las nuevas relaciones de clases, surgidas con la urbanizacin, la migracin ruralurbana, el desarrollo industrial, el crecimiento del sector de servicios, etc., ponen en tela de juicios aquel compromiso, sacando a la luz una contradiccin profunda. Cuando la estructura de clases se encuentra ms desarrollada, contando con sectores medios, de empresarios industriales y obreros, la dominacin oligrquica entra en su crisis final. En esa ocasin crtica, se hace ms agudo el antagonismo entre la sociedad industrial, por un lado, y la economa dependiente, por otro. En consecuencia, se rompe el equilibrio mantenido anteriormente por el poder oligrquico.

    No hay duda de que las nuevas relaciones de clase son fundamentales para explicar la creacin de nuevas perspectivas de cambio para la mayora de las naciones latinoamericanas. Primero, se imponen polticamente las clases medias, en una experiencia de resultados relativamente precarios, si tenemos en cuenta la contradiccin bsica entre sociedad nacional y economa dependiente. Despus, la burguesa industrial y el proletariado (adems de la participacin de algunos sectores de clase media, grupos militares, intelectuales y otros) se imponen conjuntamente, preocupados tambin por resolver aquellas contradiccin. En este contexto surgen los movimientos, partidos e incluso gobiernos populistas. X. Las clases sociales urbanas La declinacin de la oligarqua y el surgimiento del populismo son fenmenos relacionados tanto con la crisis de las relaciones de dependencia como con las transformaciones sociales, ms o menos intensas y amplias, ocurridas en el interior de varias sociedades latinoamericanas. Al surgir las nuevas fuerzas sociales y polticas generadas con la urbanizacin, la industrializacin y el crecimiento del sector terciario, se destruyen algunas de las bases ms importantes del poder oligrquico y se crean las condiciones para nuevas formas de organizacin del poder.

    En esa ocasin, la ciudad adquiere hegemona sobre el campo. Esto es, las clases sociales urbanas, descontentas con el monopolio del poder polticoeconmico de la oligrquica, proponen nuevas estructuras de poder. A partir de la economa y de la cultura de ciudad, la burguesa industrial, la clase media y el proletariado, adems de militares, intelectuales y estudiantes universitarios, se movilizan y organizan contra el poder oligrquico.

    A nivel estructural, estn ocurriendo nuevos desarrollos en la divisin social del trabajo. Tanto en el mbito de la sociedad como un todo, como en sus diversos sectores productivos, principales y secundarios,

    16 Franois Bourricaud, "Notas sobre la oligarqua peruana", publicado en La oligarqua en el Per. Ed. Digenes, Mxico, 1970, pp. 1354; cita de la p. 34. En la misma obra, consultar tambin el captulo de Jorge Bravo Bresani, "Mito y realidad de la oligarqua peruana", pp. 5589. En cuanto al anlisis del poder oligrquico en Amrica Latina, consultar: Marcos Kaplan, Formacin del Estado nacional en Amrica Latina. Ed. Universitaria, Santiago de Chile, 1969; Samuel P. Huntington, Political Order in Changing Societies. Yale University Press, New Haven, 1968, esp. pp. 198208.

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    est en curso una intensa diferenciacin de las actividades sociales, adems de la creacin de nuevas empresas. En la economa, igual que en las relaciones polticas, educativas y otras, se verifica una diferenciacin amplia e intensa de las actividades sociales. La estructura de las clases sociales pasa por transformaciones profundas, modificndose cualitativamente. Al mismo tiempo, surgen otras tendencias polticas, tanto al nivel de cada clase social como al de la sociedad en su conjunto.

    Antes de proseguir, veamos algunas caractersticas de la urbanizacin y la industrializacin realizadas en Amrica Latina, teniendo en cuenta principalmente sus repercusiones en la estructura de clases. De ese modo obtendremos algunos elementos nuevos para delinear las tendencias polticas emergentes, en el mbito de las cuales sobresalen los movimientos, los partidos y los gobiernos de tipo populistas.

    Cuando decimos que la declinacin del poder oligrquico fue acompaada por el predominio de la ciudad sobre el campo no pretendemos desconocer o disminuir la importancia de la ciudad en la poca de la hegemona oligrquica. En esa poca la ciudad era ya un ncleo fundamental de la sociedad. En ella se concentraban las actividades polticoadministrativas y financieras, adems de las organizaciones tanto represivas como culturales indispensables para el ejercicio de la dominacin oligrquica. El hecho es que esa ciudad est profundamente influida, o incluso determinada, por las exigencias de la economa primaria exportadora. Se caracteriza por ser el centro del sistema nacional de transportes, organizando la circulacin de los productos principales (agropecuarios o mineros) segn las exigencias de la economa primaria exportadora, o del desarrollo hacia afuera. Ese es el caso de los ejes MxicoVeracruz, SantiagoValparaso, LimaCallao, So PauloSantos o So PauloRo de Janeiro. Y ese es el caso de Buenos Aires, que centraliza un sistema de transporte altamente determinado por la economa primaria exportadora.

    Pero slo aparentemente es paradjico que la hegemona de la ciudad sobre el campo seale la crisis final del poder oligrquico. Lo que sucede es que la ciudad que vence a la oligarqua y va a servir de base al populismo ya no es aquella en la que el poder oligrquico haba instalado su mando. Esta ciudad es un ambiente sociocultural, poltico y econmico que ya no acepta a la oligarqua como forma de organizacin del poder. As, las clases sociales emergentes no se encuadran en el mando oligrquico, ni lo aceptan. Rechazan el poder por medio del cual se concilian las exigencias de la economa dependiente por una parte, y las de la sociedad nacional por otra. Ellas mismas, estas clases sociales, son una expresin nueva de tendencias divergentes, si no antagnicas entre esos dos polos.

    El mismo desarrollo interno de la ciudad en que domin la oligarqua alter sus estructuras sociales y sus perspectivas polticas. El desarrollo hacia afuera promova el crecimiento y la diferenciacin interna de la sociedad urbana. Los efectos secundarios y reflejos de la economa primaria exportadora en la economa, en la composicin demogrfica, en las relaciones sociales y en la cultura de la ciudad implicaban cambios cualitativos importantes. Estaba en curso una fase de aceleracin de la divisin social del trabajo en los varios segmentos de la sociedad organizada en torno a las actividades centradas en la ciudad. En otros trminos, estaban en curso desarrollos de las relaciones de produccin capitalistas, desarrollos que necesariamente modificaban los rasgos y las estructuras de la ciudad.

    En consecuencia, poco a poco dejaron de existir, o se transformaron internamente, las bases sociales urbanas de la oligarqua. Las diversas clases sociales adquirieron nuevas perspectivas culturales y polticas. Desarrollaron puntos de vista crticos, en cuanto a la manera como la oligarqua administra los asuntos econmicos, polticos y culturales. Es evidente que esos puntos de vista crticos se desarrollaron de modo particularmente intenso en las ocasiones de crisis de la economa primaria exportadora. En esas ocasiones, ms que en otras, se pona en evidencia tanto el carcter de las relaciones de dependencia como el del monopolio del poder poltico.

    Ese salto cualitativo en las relaciones de la ciudad con el campo, cuando las clases sociales urbanas rechazan a la oligarqua, el imperialismo y la economa primaria exportadora a un mismo tiempo, resulta

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    particularmente explcito en los pases en los que se verifica alguna industrializacin. En esos casos, al lado de la clase media, militares, intelectuales y estudiantes universitarios, la burguesa industrial y el proletariado (sectores secundario y terciario) se convierten en las clases sociales ms importantes. Su peso especfico, en el proceso de la poltica, pasa a ser decisivo para la definicin de los nuevos rumbos del poder.

    Por lo tanto, al mismo tiempo que niegan la hegemona oligrquica, la sociedad urbana presenta las bases sociales de las estructuras de poder emergentes. La burguesa industrial est empeada en que el poder pblico adopte medidas para proteger el mercado interno para la industrializacin sustitutiva de importaciones. Los militares preconizan la nacionalizacin de los recursos naturales y la creacin de empresas estatales en los sectores estratgicos de la economa. Los intelectuales y los estudiantes universitarios, actuando principalmente en la esfera de las estrategias y modelos polticos de desarrollo econmico, procuran extraer las consecuencias nacionalistas o explcitamente antiimperialistas de la situacin. La clase media est interesada en esa poca en la vigencia de la democracia representativa, en la expansin de su consumo y en el desarrollo econmico. Las otras clases asalariadas, los obreros de diferentes categoras, estn interesados principalmente en aumentar su participacin en el producto del trabajo, para salir del bajsimo nivel de subsistencia en que se encuentran. En gran parte, estos trabajadores asalariados son de origen rural, o provienen de ciudades pequeas y medianas. Son recin llegados y forman los barrios ms pobres de Buenos Aires, Mxico, Ro de Janeiro, So Paulo, Santiago, Lima, La Paz, Guayaquil y otras ciudades. Son los habitantes de las favelas, barriadas, callampas, villamiserias y otras modalidades de organizacin social de vida encontradas por una parte amplia del proletariado. En varios casos, el crecimiento de las poblaciones urbanas por migracin fue mucho mayor que el crecimiento natural. En otros, ste fue razonablemente grande. Esto es lo que se comprueba en el cuadro I.

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    Cuadro I CRECIMIENTO DE LA POBLACION URBANA

    (Porcentaje aproximados)

    Pas Periodo Natural Migracin

    Venezuela 194150 29 71 Colombia 193851 32 68

    Rep. Dominicana 193550 35 65 Nicaragua 194050 35 65 Paraguay 193750 45 55 Salvador 193050 46 54

    Brasil 194050 51 49 Chile 194052 53 47

    Mxico 194050 58 42 Cuba 193143 74 26

    Fuente: Population Branch, Bureau of Social Affairs, United Nations. Cf. Philip M. Hauser (Editor), Urbanization in Latin America, Unesco, Pars, 1961, 2a. parte, p.110.

    Por otra parte, no se debe pensar que la urbanizacin y la industrializacin vayan siempre juntas; o que la industrializacin preceda a la urbanizacin. Sin negar que han sucedido ambas alternativas, lo que ha sido ms frecuente es la urbanizacin generalizada e intensa.

    En realidad, el crecimiento urbano en especial el de las ciudades principales procedi a la industria, de tal modo que la aparicin de sectores sociales medios y de masas urbanas es muy anterior a la creacin de las estructuras productivas ms modernas.17 Al mismo tiempo, aunque con ndices menores a los de la urbanizacin, se verifican brotes de

    industrializacin en varios pases. Bien sea debido a las decisiones nacionalistas de los nuevos gobiernos, o bien porque el capitalismo internacional, en particular el norteamericano, decide ampliar sus fronteras, se realizan inversiones industriales importantes en Mxico, en Brasil, en Argentina y en algunos otros pases. Obsrvense las proporciones de esos fenmenos en el cuadro II.

    Si bien es cierto que la urbanizacin y la industrializacin pueden ser encaradas como procesos sociales independientes, en la prctica, en los pases latinoamericanos, han estado relacionadas. Adems, se relacionan tambin con otros cambios sociales ms o menos importantes. As, conviene recordar que el ritmo acelerado de expansin urbana est en relacin dinmica tanto con la industria como con el crecimiento del sector terciario, adems de los cambios en curso en la administracin pblica, en los sistemas pblico y privado de enseanza y as sucesivamente. Para comprender las estructuras de clases sociales emergentes en las ciudades, es necesario tener en cuenta la combinacin entre esos varios sectores econmicos y niveles de organizacin social. Estos ejercen efectos reflejos y multiplicadores los unos sobre los otros. Adems, la economa y la sociedad basadas en la produccin agropecuaria entran tambin en ese contexto, por la expulsin de trabajadores tanto como por la transferencia de capitales a los sectores econmicos concentrados en los ncleos urbanos.

    17 Comisin Econmica para Amrica Latina (CEPAL), El desarrollo social de Amrica Latina en la postguerra, 2a. ed. Ed. SolarHachette, Buenos Aires, 1966, p.55. La primera edicin de este trabajo data de 1963.

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    Cuadro II URBANIZACION E INDUSTRIALIZACION

    EN AMERICA LATINA (ndices)

    Pas Ao [a] Urbanizacin [b] Industrializacin

    [c] Argentina 1947 48.3 26.9 Chile 1952 42.8 24.2 Venezuela 1950 31.0 15.6 Colombia 1951 22.3 14.6 Brasil 1950 20.2 12.6 Bolivia 1950 19.7 15.4 Ecuador 1950 17.8 17.8 Paraguay 1950 15.2 15.5 Per 1940 13.9 13.2

    Fuente: Datos de los Censos Oficiales, Cf. Boletn Econmico de Amrica Latina, vol. VI, n. 2, Naciones Unidas, Santiago de Chile, 1961, p. 34. [a] Aos censuales; [b] Porcentajes de

    poblacin total en localidades de 20 000 o ms habitantes; [c] Porcentajes de personas de sexo masculino econmicamente activas en industrias de manufactura, construccin, gas y

    electricidad.

    Es en ese contexto que podemos comprender el sentido de las alteraciones en la composicin de la poblacin activa, segn los distintos sectores y subsectores de la economa. Entre 1945 y 1960, por ejemplo, la poblacin econmicamente activa en el sector agrcola latinoamericano descendi del 55.9 por ciento del total al 47.0. En el mismo periodo, la poblacin ocupada en el sector de productos bsicos y servicios creci del 21.9 por ciento al 25.7; y la ocupada en el comercio, gobierno y otros servicios aument de 22.2 por ciento a 27.3. Veamos esos y otros datos en el cuadro III.

    Los datos presentados en el cuadro III muestran en qu direccin se estaba modificando la estructura econmica de las naciones de Amrica Latina, a partir de la segunda guerra mundial. Indican cmo crece la importancia de los sectores y subsectores localizados generalmente en las ciudades, confrontados con la produccin agrcola. Est en curso la diferenciacin interna del sistema econmico, a nivel nacional, y ese fenmeno se manifiesta ms claramente en las ciudades. Es claro que esos cambios implican una intensificacin de la divisin social del trabajo y, al mismo tiempo, el crecimiento e incluso el surgimiento de grupos y clases sociales. Esto implica un aumento cuantitativo de la capa de los trabajadores asalariados urbanos, as como la diferenciacin interna de esa capa. Y evidentemente envuelve tambin el fortalecimiento de las bases econmicas y sociales de la burguesa vinculada a los sectores secundario y terciario. Obsrvese, por ejemplo, cmo la productividad del obrero urbano crece mucho ms que la del trabajador rural. Eso es lo que nos indica el cuadro IV.

    Los datos presentados en los cuadros del I al IV indican la forma en la que se estaba realizando la diferenciacin interna de la estructura social en los pases latinoamericanos. En especial, muestran el crecimiento de la importancia relativa de las clases sociales no ligadas a la agricultura, pecuaria y minera. Por lo tanto, la expansin urbana significa, concretamente, la diferenciacin de la estructura de clases. As, los trabajadores de la construccin, los obreros industriales y los empleados en transportes ferroviarios, martimos, por carretera y areos adquieren mayor importancia, en el contexto general de las relaciones de produccin y de las relaciones polticas. Esa es la nueva estructura de clases que rompe an ms las estructuras de dominacin construidas en funcin de la economa primaria exportadora.

    En otras palabras, el mundo urbano se vuelve cada vez ms complejo e inestable, desafiando tanto a la ciencia como al sentido esttico de los socilogos, economistas, urbanista y politlogos, entre

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    otros estudiosos de los problemas urbanos. La verdad es que esa nueva realidad urbana pone en evidencia las contradicciones econmicas y socioculturales en que viven amplios sectores de trabajadores. Esas son las condiciones ms baratas de reproduccin de la fuerza de trabajo necesaria para la continuidad de la expansin capitalista. No son vistos como trabajadores sometidos a una alta tasa de explotacin de su fuerza de trabajo, sino que son definidos como masas marginales, formando ncleos urbanos segregados, consolidados en la base de formas colectivas de convivencia y poco propensos a ajustarse a los requisitos de mayor racionalidad especficos de cada actividad productiva localizada en las ciudades.18

    Cuadro III POBLACION ACTIVA POR SECTOR ECONOMICO

    (Porcentajes estimados) Sector de actividad 1945 1960

    Produccin agrcola 55.9 47.0 Produccin no agrcola y servicios 44.1 53.0 1. Productos bsicos y servicios

    21.9

    25.7

    a. Minera 1.2 1.0 b. Manufactura 14.1 14.6 c. Construccin 2.9 4.9 d. Servicios bsicos (a) 3.7 5.2

    2. Comercio, gobierno y otros servicios 22.2 27.3 a. Comercio y finanzas 7.6 9.3 b. Gobierno 3.0 3.8 c. Servicios varios 9.2 12.1 d. Actividades no especificadas 2.4 2.1

    Total 100.0 100.0 Fuente: Economic Commission for Latin America (ECLA), Study on Manpower in Latin

    America, 1957. Conforme a la transcripcin de: United Nations, The economic Development of Latin America in the PostWar Period, Nueva York, 1964, p. 30. (a) Los

    servicios bsicos incluyen energa, servicio de agua, transporte, comunicacin, limpieza y otros servicios similares.

    18 Ibid., cap. III

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    Cuadro IV EVOLUCION DE LA PRODUCTIVIDAD DEL TRABAJADOS

    (Promedios por periodos, en dlares de 1950) Sector 193640 194549 195054 195560 Produccin agrcola 290 310 340 390 Produccin no agrcola y servicios 1040 1190 1270 1340

    1. Productos bsicos y servicios 770 980 1130 1310 Industria manufacturera 660 850 980 1200

    2. Comercio, gobierno y otros servicios 1330 1410 1400 1360 Total 590 710 790 880

    Fuente: Economic Commission for Latin America (ECLA), Study on Manpower in Latin America, 1957. Conforme a la transcripcin de: United Nations, The Economic Development of Latin America in the PostWar Period, Nueva York, 1964, p. 31.

    Otros investigadores, sin embargo, comprenden que la explosin urbana, la industrializacin

    sustitutiva de importaciones, el desarrollo hacia adentro, el efecto demostracin, el cambio de expectativas y otros fenmenos expresan una realidad sociocultural, poltica y econmica histricamente nueva. De hecho, entendida en su estructura de clases, economa y cultura peculiares, la sociedad urbana ya no es aquella en la cual se instal la oligarqua y a partir de la cual generaliz su poder sobre todo el pas. Por el contrario, esa sociedad se propone otras perspectivas.

    Veamos, pues, cules son las principales polarizaciones polticas surgidas en las actividades de los grupos y clases sociales envueltos en las crisis latinoamericanas en esa poca. Son estrategias y tendencias polticas en que se revela el sentido principal de las crisis que acompaan el colapso o el debilitamiento de las oligarquas, como estructuras intermediarias. A un nivel ms global, todas esas estrategias y tendencias implican el reformular o resolver las contradicciones inherentes al funcionamiento de las sociedades nacionales con economas dependientes.

    a] Las oligarquas latinoamericanas, nacionales o regionales, se esfuerzan por mantener o reformular las relaciones econmicas de dependencia surgidas y mantenidas con la economa primaria exportadora. Como las relaciones de dependencia funcionan como un sustentculo importante de las oligarquas, stas se apegan desesperadamente a las organizaciones imperialistas, para vencer o controlar a las fuerzas polticas emergentes y en lucha por el poder. Muchos cuartelazos y golpes de Estado revelan esas tendencias. Las resistencias del grupo encabezado por Porfirio Daz, en 191011, al movimiento armado dirigido por Francisco Madero, es una muestra tpica de la forma de reaccin de las oligarquas. Lo mismo puede decirse de la Revolucin Constitucionalista desencadenada por los grupos dominantes en el Estado de So Paulo, Brasil, en 1932, puesto que esos grupos no se conformaban con la prdida de los instrumentos de mando derivada del movimiento antioligrquico victorioso en 1930. En ambos casos, tenemos la prueba de cmo reaccionan las estructuras polticas