Upload
cruz-reyes
View
218
Download
1
Embed Size (px)
DESCRIPTION
OPERACIONES SOCORRISTAS MANUEL FILOMENO DE MIRANDA DIVALDO FRANCO
Citation preview
OPERACIONES SOCORRISTAS Manuel Filomeno de Miranda/Divaldo Franco
En conversación edificante, Dr. Ignacio Ferreira nos esclareció que
la descodificación del genoma humano, que había sido descifrado y
presentado en un primer proyecto, algo recientemente, ofrecía a los
estudiosos terrenos de más amplia visión en torno a los cuadros de
salud y de la enfermedad, por encontrarse señalados en su
estructura.
Deseando que entendiésemos lo que nos gustaría elucidar, nos
informó:
Ese código de la herencia de la vida, según los especialistas, se
encuentra escrito en 3 billones de letras (o caracteres). De ese
modo, cada célula del cuerpo humano posee toda la historia del ser,
mediante informaciones especiales que son fijadas por el
periespiritu durante la vilegiatura carnal de cada espíritu. Las
mutaciones que en el ocurren, muy intrigantes para los
pesquisidores, son responsables por los registros de futuros
fenómenos orgánicos, emocionales y mentales, como resultado de
las vibraciones emitidas por el ser real, -el espíritu- que imprime,
por medio de su órgano intermediario, todas las necesidades
evolutivas que se expresan como salud o enfermedad.
Procesos degenerativos, como parkinsonismo, mal de Alzheimer,
distrofia muscular, diabetes, cáncer y otros, por ejemplo, están
codificados en el genoma del DNA, apareciendo oportunamente, en
la ocasión en que se deben cumplir las determinaciones de las leyes
de la vida. La muerte de los neurônios productores de la dopamina,
por ejemplo, responde por el síndrome de Parkinson, reduciendo el
volumen del cerebro y petrificándolo, lo que lo torna irrecuperable.
No obstante, aunque la ocurrencia traduzca una deficiencia o
mutación genética, enfrentamos ahí el impositivo de la necesidad
de la rehabilitación del espíritu calceta, bajo injunción probatoria o
expiatoria, conforme se presente la enfermedad.
Con los avances derivados de la decodificación del Proyecto
Genoma Humano, acreditan los neurocientíficos que la futura
Medicina, cual sucede hoy, tendrá un carácter preventivo, cuando
se podrá obtener un documento digital de cada individuo, con los
datos informativos a respecto de futuras enfermedades graves que
se le encuentran programadas, realizando tratamientos especiales
antes do su desencadenamiento. Aunque la nobleza de propósitos
de esa posibilidad, muchos desafíos surgen, especialmente en el
campo de las informaciones personales y confidenciales que
pueden ser fundidas, generando diversos problemas para aquellos
que presenten señales de futuros cánceres, diabetes u otros males,
que quedarían impedidos de conseguir empleo, de adquirir pólizas
de seguros de vida, etc.
Entretanto, un avance de tal porte ya conlleva mejores
posibilidades para la existencia humana saludable, aguardándose
el estabelecimiento de una Bioética valiosa, para ese como para
otros campos de pesquisas, como los de las células-tronco
embrionarias, del clonaje y de diversos procedimientos ahora en
estudios y debates feroces."
Reflexionando, mediante una pausa oportuna, el noble psiquiatra
continuó:
"Prosiguiéndose en esa marcha evolutiva de conquistas casi
inabordables en la Genética, en la Biología molecular, en la
interacción mente-cuerpo, luego llegaron los investigadores más
dedicados a la realidad espíritu-materia y a los significados
provenientes de eso.
Cuando tal cosa aconteciera, la Medicina preventiva tendrá un alto
grado de representación moral, cuyo código impreso en el
Evangelio de Jesus, será el más seguro proceso terapéutico
preventivo y curador para todas las enfermedades humanas,
contribuyendo esa conducta espiritual para impedir algunas de las
mutaciones que ocurren en el genoma, como imposición de
enfermedades necesarias para el crecimiento moral del espíritu.
Más próximo al proyecto divino, el ser humano comprenderá mejor
la finalidad de la vida física y se aplicará en los mejores métodos
para bien vivenciarlo."
Cuando silencio, observo que sus palabras finales fueron también
oídas por nuestro gentil amigo Dr. Herminio, el neurocirujano del
Sanatorio Esperanza, que llegara para la tarea programada. Como
para solicitarle opinión, el Dr. Ignacio sarrio para él y se disculpó:
— Reconozco que esa no fue el área a la que me dedique en la
Tierra, no obstante, vengo participando de un grupo de estudios, en
el Sanatorio Esperanza, en torno del genoma humano, por ser
especialmente fascinante ese portador de tan grandiosos
caracteres encargados de atender a los impositivos del proceso de
la evolución, ocasionándonos un entendimiento más completo en
torno de las leyes de la vida. Sintiéndose directamente convidado a
opinar, el amigo, que aparentaba poco más de cincuenta años,
considero:
- "Mi desencarnación sucedió como efecto de una desgastante
leucemia. Aparentemente siempre gozara de una salud envidiable.
Mantenía el carro de la existencia dentro de los padrones de
equilibrio:
alimentación saludable, ejercicios regulares, trabajo sin exceso,
lectura, la bendición del hogar y de una familia harmoniosa,
cuando, a los 54 años, surgió el proceso degenerativo de los
órganos hematopoyéticos, que me llevaron a severo tratamiento
hospitalario. Todos los recursos posibles, en respetable hospital de
la ciudad de San Paulo, en el cual yo trabajaba, fueron colocados a
mi disposición, incluyendo la cirugía de trasplante de medula...
Todo resultó inútil, trayéndome de regreso al Gran Hogar. Pasado
el largo período de adaptación e ajustamiento a las circunstancias,
intrigado con la leucemia que me venciera, luego me fue posible
pase a estudiarla con venerado maestro de nuestra Comunidad,
viniendo a descubrir que la misma procedía no de cualquier posible
herencia, más si de la mutación de algunos genes, unos de ellos
denominados saltadores que me proporcionaron el
desenvolvimiento desordenado de los leucocitos, así como de las
células que los preceden en la sangre y en la medula ósea... Era
como si yo estuviese marcado desde el nacimiento para
experimentar ese doloroso proceso. Sin duda, me surgieron
indagaciones profundas, llevándome a pensar en la posibilidad de
haber podido evitar esa fatalidad, caso hubiese tenido
conocimiento anterior.
A pesar de eso, esa ocurrencia procedía de comportamientos
extravagantes que me permitiera en anterior existencia y que me
afectaron de manera irreversible... Por esa razón, acredito que, aun
mismo cuando sea posible identificarse a las futuras enfermedades
fatales en los individuos, la mayoría de ellas resistirá la terapia
preventiva, por tratarse de rehabilitación moral del espíritu que la
padecerá.
Actualmente, más bien informado a ese respecto, considero de
notable significado las conquistas científicas en ese área en la
Tierra, mas no acredito que se deba atribuir a la herencia todos
esos fenómenos. En mi caso, yo fui la primera víctima de la
ocurrencia en la familia y no más uno en la lista de las herencias. ..
Eso me lleva también a considerar que el libre arbitrio ejerce un
papel de importancia en el comportamiento, proporcionando
anticipar esos acontecimientos o postergarlos.
La dictadura genética, por tanto, tiene límites, en lo que dice
respecto a los fenómenos psicológicos, desde que la educación y el
medio ambiente operen valiosa contribución, imprimiendo en el
periespiritu nuevas conductas que se transformarán en energías
desencadenadoras o retardatarias de esa fatalidad..."
Los comentarios valiosos nos constituyeron material para
meditación oportunamente y profundamente cuando las
circunstancias lo permitiesen.
A las 23h, nos dirigimos a la sala reservada a las actividades
espirituales, a fin de prepararnos para el atendimiento a Anselmo,
que se encontraba asistido por devotado trabajador espiritual de la
clínica, aunque permaneciesen las vinculaciones con los
adversarios del pasado, que le exploraban as resistencias psíquicas,
emocionales y también físicas, en un vampirismo prolongado.
Entretanto, su genitora ase adentró en el recinto con el semblante
inundado de paz, confiando en el Supremo Padre, cara a la cuestión
de alto significado que sería solucionada en breves momentos. Las
bondadosas señoras Matilde y Modesto, siempre joviales,
aguardaban confiadas las labores que serían realizados,
entregadas, totalmente, al sentimiento de caridad.
El Dr. Ignacio e Dr. Juliano se ausentaron, caminando en dirección
de la enfermaría en la que se encontraba nuestro paciente y, tras
algunos minutos, lo trajeron desdoblado parcialmente, sobre una
camilla conducida por dos servidores desencarnados que allí
operaban. Bajo la orientación segura del Dr. Ignacio, formamos un
semicírculo alrededor del lecho que recibiera Anselmo y, tras una
oración recitada con inmensa ternura proferida por Petitinga,
fueron aplicados pases longitudinales en el enfermo, objetivando
retirarle las densas concentraciones de morbo espiritual
transmitidas por los perseguidores.
Durante la operación el paciente gemía dolorosamente, porque en
la mente rezumaban las imágenes afligentes que no conseguía
impedir de experimentar, hasta que, tras de algunos instantes, se
serenó en un sueño tranquilo y reparador.
A una señal con la cabeza en dirección de doña Modesto por el
director de la reunión, la gentil señora se concentró y, de
inmediato, en trance mediúmnico, se transfiguró. Automáticamente
atrayendo a uno de los perseguidores de Anselmo, la señora
convulsiono un poco y con temblorosa voz, se puso a vociferar:
- ¿Que se pretende hacer con el miserable? ¿Tomarlo de nosotros y
liberarlo, sin que se recupere de la hediondez que le es natural?
¿Dónde está la decantada Justicia Divina? Después de todos los
crímenes practicados, se piensa en recompensarlo, liberándolo del
sufrimiento, sin el menor respeto por sus víctimas que somos
muchos de nosotros aquí presentes?
Con serenidad y comprensión, el Dr. Ignacio lo esclareció:
— "Lejos está de nosotros el deseo de liberar al encarcelado antes
que se ajuste a los impositivos de la Ley de Acción y Reacción.
Nuestro propósito está constituido de un auxilio fraternal a él y a
los demás que forman parte de su desgracia. Sabemos de los
horrendos crímenes por el practicados, no en tanto, no ignoramos
el cobro perverso que algunas de las víctimas se atribuyen el
derecho de imponerle. No es ese el método que debe ser aplicado,
más el del perdón, por cuanto todos erramos y tenemos derecho a
la rehabilitación.
Nuestro amigo ya sofrió lo suficiente, amargando prácticamente
toda una existencia bajo la sujeción que le ha sido impuesta, sin paz
ni alegría de vivir, transitando entre perturbaciones interiores y
puniciones que le son aplicadas indebidamente. El hecho de que
busquemos atenderlo, de forma alguna constituye recompensa por
los errores, con el consecuente olvido de sus víctimas.
Nuestro trabajo tiene por objetivo liberarlos también,
considerando que todo cobrador es infeliz en si mismo,
malbaratando el tiempo que podría aplicar para la felicidad en
injusta cobranza que no le es permitido realizar, porque solamente
Dios dispone de todos los elementos para establecer los criterios de
rescate, sin generar nuevos deudores..."
- No concordamos con lo que dice, ni aceptamos esa explicación,
todos nosotros, aquellos que sufrimos sin recibir cualquier auxilio
de Dios y de sus representantes que nos relegaran al abandono, a
merced de la propia suerte, a los desatinos del perverso...
- "No nos consideramos representantes de Dios, -elucido el
orientador espiritual - antes somos hermanos que deambulan por
el mismo camino de las dificultades personales, bajo la tutela
divina que nunca nos olvida...
En cuanto al amigo informa que estuvo sin el auxilio del Padre
Celeste, se olvida de que esa no fue su primera existencia, trayendo
pesada carga de deslices morales de otras que no supo patrullar, lo
que dio origen a los sufrimientos que Anselmo no tenía el derecho
de imponer, en razón de la imposibilidad de cualquier criatura
utilizarse de la daga de la Justicia como portador de poderes para
tanto. No existen acasos en las soberanas leyes, de ese modo, los
efectos que se observan en todas partes proceden de ocurrencias
que, aun mismo olvidadas, nos produjeron a largo plazo.
Todavía, no nos cabe aquí relacionar los factores que
desencadenaron las suyas y los dolores de las demás víctimas de
nuestro infeliz compañero, más evitar que nuevas acciones de
cesación sin cabida vengan transformarse en generatrices de
futuras y complejas aflicciones para sus autores.
- ¿Que pretenden hacer con él? ¿Oímos decir que van a liberarlo del
cuerpo, escapando así de nuestros propósitos?
- Nuestro planeamiento – respondió el Dr. Ignacio - prevé la
liberación espiritual del enfermo, retirándolo del presidio material,
lo que ocurrirá con o sin nuestra interferencia. Mediante nuestra
cooperación, el hecho le permitirá recursos más propios para el
resarcimiento de todos los males que práctico lo que le es un
derecho concedido por la misericordia del amor. Ese procedimiento
irá auxiliarlo a comprometerse menos, conforme viene ocurriendo
en su descendida a los abismos del vicio de las drogas...
- ¿Y nosotros, sus desdichados dependientes, como quedaremos? -
Todos serán atendidos y encaminados a lugares especializados en
recuperación interior, con bendecidos deseos de renovación interna
y de crecimiento para Dios.
- ¿Y si rehusamos, usarán algún recurso de fuerza para imponernos
aquello que no deseamos?
- ¡De ninguna manera! Nuestro trabajo es de persuasión y no de
imposición. Esperamos que nuestros sentimientos de amor y de
compasión logren sensibilizarlo y a los demás hermanos que
forman parte del grupo de víctimas, a todos despertando para el
renacimiento interno, para la constatación de que todo ese tiempo
gastado en el odio en nada los ha ayudado, antes, por el contrario, a
todos ha perjudicado, aplazando proyectos de iluminación y
programas de liberación personal. Mientras se dirigía al
comunicante con bondad y ternura, una de las entidades del grupo,
que presentaba una faz cadavérica, por cierto resultado de un
proceso tuberculoso de largo curso, con aspecto de casi una loca, se
puso a gritar:
- ¡Socórranme, por amor de Dios, porque estoy muy cansada de
tanto sufrimiento! Ya no soporto más la agonía que me consume.
Ayúdenme... Petitinga, siempre vigilante y en perfecta sintonía con
el director del trabajo, lo tomo cariñosamente por las manos y la
confortó, calmándola y ofreciéndole protección y paz. Su dulce
verbo, bañado por las consoladoras palabras de Jesús dirigidas a
los sufridores del mundo, le socorría en lo íntimo y balsamizaba a
su sufrido Espíritu, que se le recogió al regazo, cual si fuera una
niña atemorizada que acabara de encontrar apoyo.
El Dr. Juliano la tomo por la mano y la encamino a un lecho adrede
colocado en la sala, entre otros que aguardaban a los futuros
pacientes. Luego después, alguien más se rindió al verbo del
doctrinador, que aunque era dirigido à aquel con el cual dialogaba,
alcanzaba a los demás oyentes presentes, iniciándose la liberación
de Anselmo, cara al cambio de actitud de sus verdugos.
El ligero tumulto parecía haber sido previsto, porque no hubo
cualquier disturbio en la actividad, manteniéndose todos en
tranquilidad, siendo tomadas las providencias compatibles con
cada ocurrencia. En ese ínterin, el justiciero con sus secuaces
aparecieron en la puerta e intentaron entrar, sin conseguirlo, en
razón de las defensas magnéticas que guardaban el ambiente,
poniéndose todos a blasfemar en desvarío. Fue cuando el hermano
comunicante grito:
— ¿Que se pasa con ese bando de cobardes, que desertan del campo
de batalla antes de la victoria?
¿Qué artes demoníacas están usando para atemorizarlos? Todos
tenemos un compromiso con el desgraciado que nos victimo,
destruyendo nuestros hogares y nuestras existencias. ¿Por qué han
desertado?
— "Como el hermano constata — respondió, muy calmo, el
orientador – las nuestras son las artes del amor y de la luz, que le
estamos colocando a disposición, a fin de que aproveche la feliz
oportunidad que el Señor le concede. Ya se pasaron muchos años
desde la ocurrencia nefasta que los afligió, no pudiéndose
prolongar indefinidamente, por capricho de la ignorancia y de la
perversidad también de sus víctimas. Nadie sufre sin razones
justas, aunque sean desconocidas en el momento en que surgen los
dolores. La Ley de Causa y Efecto funciona por automatismo,
recogiendo, en sus redes, a todos aquellos que están
comprometidos con la Divina Justicia. No cabe, pues, a aquel que se
considera víctima, el derecho de imponer cobranza indebida por
desconocimiento de los factores que desencadenaron el trastorno.
Felizmente, los hermanos de la agonía despiertan ante la nueva
realidad y optan por la felicidad en vez del odio, prefiriendo la
libertad a la esclavitud, al capricho de la venganza que solamente
conduce a dolores más acerbos. Con sabiduría buscan el auxilio del
amor que nunca nos abandona, mientras el hermano y amigo
prefiere la alucinación del egoísmo y la negatividad, sin darse
cuenta de que infringe la Ley en la cual desea apoyarse.
Despierte, por tanto, y renuévese, porque este es su momento de
iniciar nuevo camino en dirección a la felicidad." En ese instante, la
madrecita de Anselmo se acercó al infeliz y se dejó percibir,
mientras le habló con ternura:
—¿Os acordáis de mí? El sufridor la miró con expresión de espanto
y no soportó la impresión que estallo respondiendo: — ¡Señora!
Siempre fuisteis un ángel, aunque siendo madree del
desnaturalizado. ¿Venís de los cielos a buscarnos en el infierno al
cual vuestro hijo nos arrojó?
- "No, hermano querido - respondió con dulzura y emoción. Sois
todos hijos del corazón que ama, cada cual en una postura humana.
También os tengo en la condición de hijo del alma, aunque las
circunstancias sean diferentes a las que nos encontrábamos
cuando estábamos en la Tierra.
Mi desvariado Anselmo siempre fue un enfermo espiritual, digno
de recibir compasión en vez de odio. Los dramas existenciales que
lo maceran, lo tornan cada vez más desdichado. De ese modo, tiene
también necesidad de misericordia, aquella que no supo ofrecer, a
fin de poder reparar los males practicados, aunque, de forma
consciente y edificando el bien.
No os pedimos desconsideración por los dolores experimentados,
más si suplicamos oportunidad rehabilitadora para el condenado.
Bien se los dolores que os dilaceran, cara a los sufrimientos
experimentados por vuestras hijas en el pasado...
No obstante, ellas, que aquí están, optarán por la renovación,
olvidándose del mal, a fin de trabajar en el bien. Ahora es vuestra
decisión de iniciar nuevos programas en favor de la felicidad.
¡Tened compasión!". El Espírito revelo, ante del apelo tan
significativo y profundo, tomado por las lágrimas, respondió: -
Siempre fuiste justa para con vuestros agregados en la Hacienda,
desprendiendo bondad e cariño para con todos nosotros. En
homenaje a vuestro amor, como retribución mínima a todo cuanto
nos ofertaste, mudaremos de conducta en relación al sicario de
nuestras vidas. Tras breves instantes de llanto convulsivo, adujo, en
desespero:
- Tened, entonces, piedad de nosotros, los reales desgraciados de
antaño y de hoy... No pudo continuar, porque la noble Entidad le
acarició el cabeza aun incorporado en la médium, y después lo hizo
desprenderse, envuelto en un abrazo de amor y de compasión que a
todos nos conmovió.
La médium retornó a la conciencia objetiva, rehaciéndose, poco a
poco, mientras el comunicante era colocado en uno de los lechos
dispuestos en el recinto. De inmediato, doña Matilde entró en
trance profundo y, transfigurada por el odio de la Entidad que se
comunicaba, gritó con desespero:
— "Conmigo será muy diferente la cuestión. Fui empujada por el
infame para la prostitución de bajo nivel, tras abusar de mí
largamente hasta la saturación, cuando me entrego a desgraciado
mercader de esclavas blancas, que me llevó a la capital, con el
pretexto de tratamiento de salud, entonces preocupada, sin que yo
supiese que se trataba de gravidez, sometiéndome a un aborto que,
por poco, no me robó la vida, lo que sería una bendición de Dios,
tras dejarme en un burdel de la más baja clase en un meretricio de
la ciudad...
Vendida como si fuese un animal, fui obligada a trabajar con el sexo
hasta la exultación total de las fuerzas, vencida por la sífilis y por la
tuberculosis, que me devoraron como si fuese un gusano, en un
cuarto inmundo, sin aire, sin luz... Nunca encontré cualquier tipo de
compasión, ninguna solidaridad, porque allí, donde nos
encontrábamos, las desgraciadas, no había piedad ni misericordia.
Por más que nos buscásemos amparar, unas a las otras, no había
tiempo ni recursos de protección en favor de cualquiera de
nosotros. Durante las crisis continuas y los dolores superlativos,
veía el rostro del detestable que me violentara, aplicándome antes
el azote que me corto las carnes del cuerpo y del alma, así
complaciéndose mientras yo me moría"... Casi no pude continuar,
tal era la excitación, el llanto, el desespero que la tomaron. La
médium ase agitaba dolorosamente, traduciendo los sufrimientos
del Espíritu infeliz, que estaba a punto de desmayar de angustia y
odio.
El eminente psiquiatra, profundo conocedor de la psique humana y
de los humanos sufrimientos, con la voz repasada de ternura, la
llamó, nominalmente, mientras Petitinga le aplicaba recursos
fluídicos regeneradores:
- ¡Hermana Esmeralda! Tomada de espanto, y aun afligida,
inquirió:
- ¿Usted me conoce? ¿Fue cliente mío, por acaso? Ya no soy nada,
sino putrefacto, desespero. ¿Quién es, y por qué está aquí?
- Soy su hermano en el camino terrestre, también necesitado de
compasión. No fui su cliente, porque no la buscaría para tornarla
más desventurada. Soy un siervo de Jesus, Aquel que recogió a las
mujeres infelices, sin preguntarles de dónde venían y que hacían,
amparándolas con misericordia y dulzura...
Fui médico en la Tierra y estoy destacado para conducirla a un
ambulatorio para cuidar da su salud espiritual y renovarla en la
experiencia del amor. - Nunca ame, ni fui amada —rompiendo en
nuevo llanto. - "Si, usted fue y es amada, por Aquel que es el pastor
de todas las ovejas y que las conoce a todas, individualmente. Heme
aquí, en su nombre, a fin de recogerla y llevarla hasta su rebaño
amoroso.
Llegó el momento de parar de sufrir, de disminuir sus inenarrables
angustias, su corazón cicatrizado de esas heridas pungentes. Jesus
es la Puerta, es el Camino para la redención, es la Vida en
abundancia.
Es necesario olvidar ese pasado que la hace desdichada y pensar en
la posibilidad de ser feliz. Todos estamos destinados a la felicidad,
más hasta alcanzarla, pasamos por experiencias que nos enseñan a
encontrar el verdadero camino, del cual, tras encontrarlo, jamáis
nos apartaremos. No relacione más los acontecimientos que la
victimaron, ni se acuerde de aquellos que la empujaron al abismo y
la olvidaron. Jesús nunca se olvidó de ninguna de sus queridas
ovejas, estén en el lugar en que se encuentren. Es preciso olvidar el
mal, a fin de pensar en el bien e instaurarlo en la mente y en el
corazón. ¡Hace mucho tiempo que usted aguardaba este momento
de renovación! No lo desperdicie. El odio es una brasa que se carga
en el corazón, y mientras permanece encendido , quema los tejidos
que lo agasajan.
Apague, por lo menos, por ahora, la llama devoradora que la
quema, respirando esperanza de paz y pensando en la posibilidad
de ser amada y recuperada."
La pobre sufridora no podía captar todo la enseñanza que le
llegaba a la mente y a la emoción. Las palabras no eran entendidas
conforme eran pronunciadas, porque se encontraba en un
torbellino de sentimientos desenfrenados, de emociones confusas y
dolores insoportables.
No en tanto, la entonación de voz y la emisión de misericordia, las
ondas continuas de ternura y de bondad real se transformaban en
vibraciones de harmonía que la penetraban, restableciendo la
normalidad de la organización periespiritual bombardeada
desequilibrada. Aunque compungidos ante el martirio de la
sufridora, orábamos en su favor, vimos, súbitamente, un rayo de luz
en tonalidad solferina, descender sobre la médium y ella,
envolviéndolas en una claridad especial y penetrándolas de tal
forma que les domino las organizaciones periespirituales,
produciendo, en la comunicante, un tan especial beneficio, que ella
exclamo: — ¡Dios, mío! Parece que estoy muriendo nuevamente - Si,
mi hermana Esmeralda, permita liberarse de esos terribles cascos
mentales, que la han mantenido encarcelada por tanto tiempo,
dejando ese infeliz capsula de fuerzas dolorosas para
transformarse en una mariposa leve y bella, que volará en
dirección al infinito..." Petitinga, orientado mentalmente por
director del trabajo, aplicó vigorosos fluidos en las chacras
cerebrales y cardíaco de la desencarnada, utilizándose de
movimiento rotativos en dirección del puntero del reloj,
permitiendo absorber las energías que la penetraron, calmándose
y momentáneamente olvidándose de la propia desdicha.
El Dr. Ignacio, siempre compasivo, cerró el diálogo, informando:
- Olvide todo el mal, a fin de que haya lugar en su mente y en su
corazón para el bien que le está destinado. No piense más en su
verdugo, que también se encuentra en carencia de amor, y agasaje
en la dulce compasión de Jesús, que a todos nos ama.
Volveremos a encontrarnos en otro lugar, en otra ocasión. Ahora,
duerma en paz, a fin de despertar en feliz recomienzo espiritual...
La bendición del sueño reparador tomo cuenta del Espíritu
desdichado, que fue retirado cariñosamente del cuerpo
periespiritual al que se imantara en nuestra hermana Matilde y
también colocado en reconfortante lecho que lo aguardaba.
Una psicoesfera de paz, caracterizada por vibraciones harmónicas
y reconfortantes, dominó el ambiente, produciendo indecible
bienestar en todos nosotros. Otras entidades, que no pudieron
comunicarse, en aquel momento, aunque estuvieron presentes,
poco a poco, se calmaron, creando condiciones para ser
transferidas para nuestra colonia de socorro.
El Dr. Juliano Moreira, que participara de la emocionante
psicoterapia espiritual, no ocultaba el júbilo que lo dominaba.
Rompiendo el silencio que se hiciera espontáneo, balbuceo,
conmovido:
— Cuando sea posible comprender la vida, partiéndose del mundo
causa en que se origina, para la Tierra, y experimentar las
actividades que se operan de acá para allá, se habrá alcanzado el
momento clímax de la evolución planetaria. Todos, emocionados,
asentimos buenamente con el concepto expuesto.
Traducido por: M. C. R