36
VOLVIÓ CON VIDA SIGUE NACIENDO HONDURA Y ENCUENTRO: ORLANDO YORIO COMPAÑERO DE LA PALABRA

ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

  • Upload
    others

  • View
    3

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

VOLVIÓ CON VIDASIGUE NACIENDO

HONDURA Y ENCUENTRO:

ORLANDO YORIOCOMPAÑERO DE LA PALABRA

Page 2: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

CENTRO NUEVA TIERRAwww.nuevatierra.org.ar

www.facebook.com/[email protected]

Selección y edición de contenidos: Susana Ramos

9 de agosto de 2014

Hondura y encuentro: Orlando Yorio / Compañero de la palabra

Page 3: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Orlando Yorio / Compañero de la palabra

3

TRASCENDENCIA:PRESENCIA YCOMPAÑIA

Susana Ramos*

Conocí a Orlando a mediados del 85, fue Verónica quien me invito a visitarlo, con el tiempo descubrí que ella tenía por lo menos dos motivos importantes para hacerlo: razones de amistad, compartían visión, sensibilidad y compromiso; y la otra, darme a mi, que era principiante, la oportunidad de conocer un discípulo, un testigo, un maestro.

Yo era muy joven y Verónica tenía la tarea de acompañar mi proceso formativo. Vi-víamos más allá de Camino Negro, en la periferia de Lomas de Zamora, y Orlando en Berazategui, (en la casa en la que pasaban sus vacaciones la familia de Carlos Mugica). Preparamos aquel encuentro como sí fuera un ritual de iniciación, más tarde supe que verdaderamente lo fue.

Nos estaba esperando, porque eso dijo, y mostró una alegría serena y luminosa, enseguida nos sentimos “en casa”. Con todo lo que me había contado de él, lo ima-gine muy grande, corpulento, no era tal, su tamaño y su fuerza no eran exteriores. De mí le dijo tres cosas: viene del interior; es de la parroquia de Catena, y quiere vivir con nosotras. El me miro hondo como quien lee en los ojos los misterio que anidan en el alma, y por primera vez sospeché de las muchas certezas que tenía entonces, hoy tengo menos, muchas menos.

Aquel día me acompaño muchos días, releyéndolo ahora, podría decir que fue un momento inaugural, allí caí en la cuenta de ser una aprendiz, su modo de conver-sar, de narrar la experiencia propia, la de otros y otras, siempre gente sencilla con historias vitales, donde se juegan los límites y las posibilidades reales, donde quien sufre y quien acompaña gestan una experiencia nueva.

Page 4: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Hondura y encuentro

4

Poco tiempo después súbitamente murió mi padre, y mi madre estaba embaraza-da de cuatro meses, razón por la cual había que hacer el menor duelo posible, ade-más de que la fe todo lo puede, y todos esos lugares comunes en lo que solemos caer los cristianos, como por ejemplo: tu padre ya está en el cielo; ahora vive en tu hermanito; Dios lo quería con él, y con variantes del mismo tenor se me imponía construir consuelo. Pasaron algunos meses nació mi hermano y todo parecía que se volvía normal, pero a mí no se me iba el dolor. Aquel abrazo paterno era un hue-co en el medio del pecho, un vacío enorme entre los brazos. Y otra vez apareció Orlando, caminamos varias veces a lo lardo y a lo ancho del parque de la Casa de Varela, escucho con delicadeza cada detalle de mi dolor, de mi pena y desamparo, me hizo pocas preguntas pero tan hondas que sentí que eran invitaciones a soltar y a nacer.

Al año siguiente volví a verlo con motivo de una celebración, estaban presentes mi madre y mis hermanos, antes de que se la presentara, me dijo con una picardía que antes no había notado, -veo que está la Viuda de Zarepta, y en tu casa no falta el pan, tus hermanitos están fuertes-, supe que lo dijo para confirmar mi opción, pues yo le había comentado que quizá debía volver a mi casa para ayudar a mi madre después de la muerte de mi Padre. Había pasado un año y medio desde esa con-versación y el no se olvidó del detalle, aquel día Orlando fue el profeta Elías, el que anuncia que el trigo y el aceite no se agota, que la vida sigue.

Ese mismo día con ocasión de la fiesta yo estrenaba sandalias nuevas, muy lustra-das por cierto, se acercó y me dijo: -son muy lindas pero no tienen que impedirte meterte en el barro, y no sólo en el barro del camino, también en el barro humano, no tengas miedo de comprender y comprometerte con los que sufren, con los que están caídos, con los que necesitan una mano, una escucha, un abrazo. Así, como de la nada, al paso y sin necesidad de ningún encuadre particular le nacía un gesto pedagógico capaz de ayudar a resignificar opciones, decisiones y sentido.

En una libretita de notas personales, registré estos encuentros con Orlando como un acontecimiento, como quien ha sido testigo de un discípulo, un hombre con marcas en el cuerpo por animarse a vivir sus convicciones; a quien el dolor y la lucha no lo resintió, sino que lo hizo capaz de una gran amorosidad relacional, tenía una profunda habilidad para las relaciones interpersonales, y al mismo tiempo una gran lucidez profética para interpretar la realidad y encontrar los signos, las pala-bras y los gestos que nos pusieran en sintonía con la corriente de la vida generosa. Orlando tenía perfume de Evangelio.

* Centro Nueva Tierra – Agosto 2014

Page 5: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Orlando Yorio / Compañero de la palabra

5

VALOR,EXPERIENCIAY RELACIÓN*Orlando Yorio

* Publicado originalmente ocn el título “Dios y los valores humanos”. En: Revista de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina, ISSN 0328-1396, Nº. 19, 1971

Page 6: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Hondura y encuentro

6

Page 7: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Orlando Yorio / Compañero de la palabra

7

Page 8: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Hondura y encuentro

8

Page 9: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Orlando Yorio / Compañero de la palabra

9

Page 10: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Hondura y encuentro

10

Page 11: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Orlando Yorio / Compañero de la palabra

11

Page 12: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Hondura y encuentro

12

Page 13: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Orlando Yorio / Compañero de la palabra

13

Page 14: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Hondura y encuentro

14

Page 15: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Orlando Yorio / Compañero de la palabra

15

Page 16: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Hondura y encuentro

16

Page 17: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Orlando Yorio / Compañero de la palabra

17

Page 18: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Hondura y encuentro

18

Page 19: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Orlando Yorio / Compañero de la palabra

19

Page 20: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Hondura y encuentro

20

Page 21: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Orlando Yorio / Compañero de la palabra

21

Page 22: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Hondura y encuentro

22

Page 23: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Orlando Yorio / Compañero de la palabra

23

Page 24: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Hondura y encuentro

24

Page 25: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Orlando Yorio / Compañero de la palabra

25

Page 26: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Hondura y encuentro

26

Page 27: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Orlando Yorio / Compañero de la palabra

27

Page 28: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Hondura y encuentro

28

Page 29: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Orlando Yorio / Compañero de la palabra

29

TEÓLOGO Y PASTOR*Oscar Campana

filosóficos y teológicos de Quilmes (CEFYTEQ). Por eso es que en los años ’70 encontramos a Orlando mezclado en los inicios de la Sociedad argentina de teología (SAT).

Orlando emerge a la teología desde lo que era habitual y esperable para alguien como él. Aunque ya cuando leemos algunos de sus escritos de aquellos inicios, vemos que comulga muy tempranamente con esa forma de hacer teología que cada vez irá teniendo más espacio y presencia en América Latina: una teología que da cuenta de la realidad en la que se vive, y una teología que se vive y se hace desde un gran compromiso con el pueblo.

2. Orlando: un pastor

Por eso es que este hombre que era un profesional de la teología era también un pastor. Y es la actividad de pastor más que la de teólogo la que lo lleva a Orlando a sufrir

Es difícil dividir a una persona en todas las cosas que ella es. Pero voy a tratar de recuperar sólo algunas pinceladas que surgen más que de la lectura de la obra de Orlando, de la lectura de él mismo. Más específicamente, mi énfasis estará puesto en la figura de Orlando como teólogo.

1. Yorio: un profesional de la teología

Lo primero que debe decirse es que Orlando procedía del mundo académico. Era un representante de lo que Leonardo y Clodovis Boff llaman la “teología profesional”, la teología “erudita” (C. BOFF y L. BOFF, Cómo hacer teología de la liberación, Madrid 1986, 21). Alguien que hace estudios superiores, como lo demuestra su cosecha de tres licenciaturas –filosofía, teología y derecho canónico– es un profesional de la teología. Así también parece mostrarlo su labor docente en institutos de teología como el Colegio Máximo de San Miguel –del que llegó a ser vicedecano– y el Centro de estudios

* NOTA DEL AUTOR: Comparto este artículo, escrito en un contexto histórico ¡tan distinto! (2000/2001), que reproduce mi participación en el panel en lo que se presentó la obra de Orlando Yorio, Tanteando pactos de amor, editada en Buenos Aires por el Centro Nueva Tierra en 2000.

Page 30: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Hondura y encuentro

30

las consecuencias que conocemos. Su labor y compromiso pastoral lo llevó por muchas partes: la villa del Bajo Flores, las barriadas de las diócesis de Quilmes y Montevideo, los caseríos de Ingeniero Iacobacci en la sureña diócesis de Viedma. Y era esa figura enorme de pastor la que asomaba en el espacio al que dedicaría con perseverancia y devoción los últimos y fecundos años de su vida: los Seminarios de formación teológica.

3. Orlando Yorio: teólogo y pastor

Si recorriéramos la historia de la teología y de los teólogos, encontraríamos que en la Iglesia antigua el teólogo era el pastor. En la teología solemos recurrir y apelar mucho a ese momento privilegiado que llamamos “la patrística” –los primeros siglos de la vida de la Iglesia– y hablamos de los “santos padres”, que fueron, entre otras cosas, los primeros grandes teólogos. Cuando vemos todo lo que estos hombres dijeron, escribieron y pensaron –¡volúmenes y volúmenes!– y nos enteramos que esos mismos hombres eran obispos, pastores –y no al estilo de los obispos que conoció luego la historia europea: obispos de curia y corte, sino obispos de iglesias sin curias ni templos–, no podemos menos que asombrarnos. Bien puede decirse, entonces, que en la antigüedad nos encontramos con el modelo del teólogo pastor.

Con muchas tensiones es el modelo que reaparece después del Concilio Vaticano II sobre todo, aunque no exclusivamente, en América Latina. Un modelo que se manifiesta como un signo del Espíritu: el teólogo que no renuncia a la rigurosidad ni al carácter científico de su conocimiento, el teólogo que debe mantenerse actualizado, y a la vez el teólogo que hace teología a partir de la acción y del compromiso pastoral. Esto hará que sea la realidad la que le plantee los temas, la que vaya configurando la agenda de la teología.

En una teología que en los últimos siglos se anquilosó bastante y consolidó otro modelo de teólogo que se impuso en el Medioevo –el teólogo-especialista de escritorio, y esto sin ser dicho peyorativamente–, la pastoral se fue convirtiendo en una cosa cada vez más extraña. Si hacemos un recorrido por la historia vemos lo grave que fue esto último: la teología se piensa vaya a saber desde dónde, pero rara vez desde los problemas que proceden de la realidad

histórica y del pueblo de Dios. De allí que nos encontremos con una teología que avanza en una dirección, con una pastoral que camina en otra y con manifestaciones de religiosidad que harán su propia síntesis, prescindiendo de la pastoral y de la teología. Luis Maldonado, historiador de la religiosidad popular, muestra en uno de sus libros cómo la religiosidad popular se consolida en un momento en que en la Europa medieval comienza a acentuarse la distancia entre la jerarquía eclesiástica y el pueblo cristiano y, por ende, entre la teología y la pastoral (L. MALDONADO, Génesis del catolicismo popular. El inconsciente colectivo de un proceso histórico, Madrid, 1979, 11).

Si bien esta forma de hacer teología después del Vaticano II ha tendido a cambiar, aún siguen conviviendo ambos modelos en nuestra Iglesia con sus virtudes y sus defectos. Lo cierto es que por un lado nos encontramos frecuentemente con una pastoral que padece una gran ausencia de pensamiento, y por otro lado con una teología que padece a veces una gran carencia de temas reales, concretos y que tengan que ver, de una forma vívida, con la realidad de la gente. Este divorcio entre teología y pastoral no lo encontramos en Orlando. Leyendo un escrito suyo de los años ’70, ya estaba presente con mucha claridad el modelo del teólogo-pastor, aunque no lo tematizara. En Orlando, el “pueblo” no era un concepto abstracto ni una categoría: era el suelo que él habitaba en una forma real. “La casa del pueblo”, al decir de Pedro Trigo. Al afirmar que no era una abstracción no estamos diciendo que no deban abstraerse categorías, sino que para él no se trataba de una mera categoría. La vivencia directa y real del pueblo –del cual tanto se habla y tanto se ha hablado en la teología argentina– permite cambios, adaptaciones y modificaciones en el propio pensar teológico sobre el pueblo. Cuando nos encontramos con escritos teológicos que en los años ’90 dicen en nombre del pueblo las mismas cosas que se decían en los ’60, parece estar indicándonos que algo, en algún momento y en algún lugar, dejó de pensarse. El pueblo, se convirtió en una abstracción. Creo que esto no le ocurría a Orlando.

4. Honestidad teológica

Estar con el pueblo fue su experiencia, su historia, su dolor. Es por habitar ese suelo que a Orlando le acontece todo lo que le acontece,

Page 31: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Orlando Yorio / Compañero de la palabra

31

aquello que en una breve frase sintetiza Ronaldo Muñoz en el prólogo del libro que hoy presentamos: “Abandonado por la autoridad religiosa y secuestrado por la militar, torturado hasta el borde de la muerte, dejándolo marcado con heridas profundas” (R. MUÑOZ, “Prólogo” en YORIO, Tanteando ..., 6). Todo esto no le ocurre por adherir a abstracciones, sino por compartir una vida, la vida del pueblo.

También vemos en Orlando, con el paso del tiempo, una gran fidelidad a las intuiciones conciliares y postconciliares, aún a riesgo de quedarse solo, aún superando ese trauma que para todos fue la dictadura, y que en muchos casos se tradujo en una “suspensión del pensamiento” o en dedicarse a pensar otras cosas o desde otro lugar. Personalmente, conocí a Orlando en 1984, en un taller de análisis que hicimos en el Centro Nazaret sobre el período 1973-1976, y al que él vino a dar su testimonio. Descubrí a una persona que se seguía preguntando cosas, sobre lo vivido en aquellos años, sobre dónde estábamos hoy y a dónde queríamos ir. Sin abrir juicios hacia nadie –los años de la dictadura fueron muy duros...–, no siempre nos encontramos con esa capacidad de seguir preguntándose cosas y buscando caminos en muchos de los que fueron protagonistas de aquellos años. Si Orlando fue fiel a su historia es porque no se quedó en una experiencia, por más fuerte que hay sido, sino que buscó siempre caminos de superación.

También encontramos en Orlando lo que podríamos llamar una teología “honesta”. Quienes hayan sido alumnos o docentes de teología quizás puedan entenderlo mejor: una teología que no chusmea en los pasillos lo que no se anima a proclamar por delante. ¿Cómo no recordar aquel pasaje de Carlos Vallés?: “Me dice un profesor de teología muy apreciado por todos sus alumnos: ‘Yo digo una cosa en los apuntes fotocopiados que reparto a mis alumnos y que van a Roma. Otra cosa en clase donde la palabra hablada nunca compromete como la escrita. Otra en pequeños grupos que se reúnen en mi habitación con mayor familiaridad y confianza. Y otra al fin al hablar de tú a tú con amigos como lo estoy haciendo contigo. Cuatro niveles de una sola verdad. Me mortifica, pero no me queda otro remedio si quiero subsistir. Y todo hacemos lo mismo’” (Querida Iglesia, Buenos Aires 1996, 19-20). En Orlando uno encuentra una teología y un teólogo de una sola pieza. No hay “misterios” –en el mal sentido de la palabra–, en este hombre a veces reservado y misterioso.

5. El método teológico

Quiero decir algo breve del método teológico que se insinúa en Orlando. En Tanteando pactos de amor, donde cada capítulo corresponde a su participación en cada uno de los Seminarios de formación teológica, la primer parte de esos capítulos contiene las “aperturas” que Orlando solía hacer y en la que en algún sentido insinuaba, dibujaba, el método con el que en la semana se iría a trabajar. En la introducción del libro Orlando

Page 32: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Hondura y encuentro

32

afirma que el método de los seminarios tiene que ver con un “estilo comunitario, testimonial y parabólico” (YORIO, Tanteando …, 9).

Una teología hecha en comunidad, no hecha sólo por el “especialista”. Orlando no representa, ni siquiera, al teólogo que va a “bajar” pastoralmente sus elucubraciones, sino más bien a aquél que desde lo pastoral busca refugios para el pensar y para el pensar con otros. La “bajada a la pastoral” es una espantosa expresión utilizada en los ambientes teológicos para designar el tránsito desde las alturas del “Tabor” teológico –en el que algunos teólogos han construido, nomás, las tres carpas y allí se han quedado– hacia el “valle” donde sigue aconteciendo la pasión del mundo y de Cristo en él…

Un método testimonial, que daba cuenta de la pluralidad de la Iglesia que se manifestaba en un encuentro y en un compartir la propia vida y la propia fe, característica esencial de los Seminarios.

Y un método parabólico. Los escritos de Orlando dan cuenta de una serie interminable de narraciones, de relatos, de cuentos, que se van entrelazando sin definir, sin acotar, sin cercenar las ideas, sino más bien insinuando, abriendo senderitos de montaña, más que grandes autopistas.

Hay una gran provisoriedad en su pensamiento, que se destaca en medio de teologías acostumbradas a un discurso tan categórico que después no les deja chances. Orlando, más bien, va permanentemente renovando pequeñas apuestas, como quien pregunta “¿a ver si es por acá?”. Por eso lo del título: tanteando pactos de amor, ir tanteando, ir probando. También el pensar y el decir es algo que se prueba y se tantea.

Y, en definitiva, lo que creo que define al método: ¿de dónde saca las preguntas el teólogo? Y vuelvo a lo del teólogo-pastor. Cuando Gustavo Gutiérrez utiliza la metáfora del “beber en su propio pozo”, uno se pregunta ¿cuál es el pozo del cual Orlando y su teología beben? Su profunda espiritualidad su compromiso radical, su estar presente, su com-padecer. De allí incluso la gran importancia que en los últimos

años dio al tema de la vida cotidiana, las cosas simples del día a día, donde nos reencontramos con las pequeñas apuestas. Desde esa vida tan profundamente vivida, y que él sabía leer como palabra de Dios, es de donde aparecían las preguntas de su teología.

En fin, la teología de Orlando habla de lo él que vio y oyó. No sólo del saber erudito adquirido –que lo poseía, era un “intelectual”–. Pero él sabía leer ese otro texto que es el texto de la vida, propia y la de aquellos con los que él decidió compartirla.

6. Fidelidad

Hacer memoria de Orlando significa ser fiel a lo que él representó, a su búsqueda y a su seguimiento de Jesús. Por eso, al recordarlo, vienen a mi mente aquellas palabras de Sebastián Politi: “Quien resiste, lo hace porque tiene, aunque más no sea, un resto de vida y de esperanza. Quien persiste, lo hace porque no ha perdido algunas convicciones básicas. Quien insiste, muestra que sigue considerando algunas cosas como válidas y vigentes. Y si se somete a la purga de la crisis, si se expone al riesgo de dejarse sacudir por las cosas nuevas, es porque además de vida, esperanza, convicciones e ideales, tiene un par de ojos y otro par de oídos que no está dispuesto a tapar” (S. POLITI, en EQUIPO DEL CENTRO NAZARET, Crepúsculos y amaneceres, Buenos Aires, 21994, 10).

A la ardua y paciente tarea de ver y de oír en los difíciles tiempos que corren quiso ayudar Orlando, su vida, su pensamiento, su testimonio; vida, pensamiento y testimonio que resistían, persistían e insistían.

En uno de sus cuentos, parafraseando la intercesión y el regateo de Abraham a Yahvé ante el pecado de Sodoma y Gomorra, Jorge Luis Borges dice lo siguiente: “Es fama que no hay generación que no incluya cuatro hombres rectos que secretamente apuntalan el universo y lo justifican ante el Señor” (J. L. BORGES, El hombre en el umbral, en El Aleph, Buenos Aires 2000, 121). Creo que Orlando fue uno de ellos. Y a la hora de seguir jugando con fe y esperanza los juegos del pensamiento y del encuentro, su ausencia, aunque fecunda, será notable.

Page 33: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Orlando Yorio / Compañero de la palabra

33

El último tercio del siglo XX -y como fruto del Concilio Vaticano II- ha visto nacer y consolidarse la primera corriente teológica importante surgida en la historia del cristianismo fuera del entorno mediterráneo y de Europa. Ha sido en América Latina, la Teología de la Liberación o de la Opción por los pobres, seguida luego por corrientes análogas en Africa Negra, en Asia, y en las minorías pobres y discriminadas dentro del Tercio pudiente del Mundo. Dentro de esta corriente espiritual y teológica de la Opción por los Pobres, veo a nuestro Orlando en América Latina como un actor y testigo de primera magnitud, junto a Romero y Ellacuría, junto a D. Helder y a Juan Luis Segundo. Sin duda, vista desde fuera de Argentina, la figura de Orlando aparece más discreta, casi marginal; sobre todo, desde los ambientes de una teología más académica, o de quienes nos atrevemos a escribir y publicar sobre “temas teológicos”. Pero Orlando, en perspectiva cristiana y “jesuánica” 

es teólogo excelente. Lo es porque -también y antes- es “más que teólogo”, y ... precisamente porque es marginal en la sociedad y la religión establecidas!

Orlando, como Jesús, ha sido ante todo un maestro popular y un teólogo oral en el corazón de las masas empobrecidas y excluídas, en la relación personal y en pequeños grupos, y en el espacio más público -más comunicado y “multiplicador”- de los Seminarios de Formación Teológica.

Orlando, como teólogo, es reconocido no tanto por sus cursos formales, teológicos o de temas bíblicos, cuanto por su enseñanza circunstancial, “de camino”: como luz en la vida y las prácticas cotidianas de los más pobres y de quienes se comprometen con ellos, como lectura creyente y esperanzada de la historia colectiva en la perspectiva de los mismos pobres.

UN MAESTRO POPULAR*Ronaldo Muñoz

* Prólogo en: Orlando Yorio. Tanteando pactos de amor. Centro Nueva Tierra. Buenos Aires, 2000.

Page 34: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Hondura y encuentro

34

Orlando cuenta con una sólida formación académica en Teología y Derecho, en Argentina y en la Universidad Gregoriana de Roma. Pero sobre todo, empapado por la lectura asidua de la Palabra bíblica, sabe como pocos reconocer y revelar la presencia liberadora del Dios de la vida en los hechos cotidianos de la gente sencilla, a menudo la más despreciada y abandonada. Su palabra sobre Dios (“teo-logía”), como la de Jesús, está hecha no tanto de libros, cuanto de escucha a los creyentes humildes y a menudo marginados de la religión oficial, hecha de atención contemplativa a la vida de los mismos pobres, como a la sociedad que a un tiempo los seduce y excluye. Su discurso, como el de Jesús, es Buena Nueva de vida y esperanza para los primeros, y es denuncia del sistema socio-cultural y económico que los oprime. Y también se comunica normalmente en forma de relatos, de hechos vividos y narrados como presencia y parábolas del Reino. Porque Orlando no es sólo un erudito profesor, no es Maestro de la Ley ni Escriba. El es ante todo, como Jesús, un contemplativo y poeta de los pobres de Dios y del Dios de los pobres, y por eso, maestro de vida y profeta de esperanza.

Si nuestro Orlando ha podido ser maestro y profeta, es porque, desde más, adentro ha sido más que eso: discípulo y testigo fiel de Jesús, el pobre de Nazaret, Mesías de Dios para los pobres. Discípulo no sólo de doctrina, y testigo no sólo por narrar lo que ha visto y oído; sino porque -como el Maestro- él vive lo que dice y dice lo que vive: en su experiencia, en su manera de vivir y su práctica, en su acogida siempre cálida y servicial, en sus sentimientos más profundos y su sólida mística jesuánica, en su entrega esperanzada y coherente hasta el final.

Y así como el Maestro fue incomprendido y perseguido a causa de la “justicia del Reino” que lo llevaba a “comer con publicanos y pecadores” ; así este discípulo, lo es por “poner su tienda” entre los villeros: abandonado por la autoridad religiosa y secuestrado por la militar, torturado hasta el borde de la muerte, dejándolo marcado con heridas profundas. Pero, con el Espíritu del Resucitado pudo resistir y sobreponerse, en su mansedumbre, y transmitirnos esa paz, esa ternura y esa esperanza a toda prueba que le conocimos hasta el final. De este modo, su testimonio no es el de un “mártir” -como Romero y Ellacuría, como Carlos Mugica y Angelelli- pero sí, en su sentido más tradicional y fuerte, el de un “confesor”: un confesor probado de la fe en el Resucitado y de la justicia del Reino de Dios como la entendía Jesús.

Por eso, la teología de Orlando -inseparable de su discipulado y su testimonio de vida, de su destino y su pascua- nos pone en el camino para responder a esa pregunta vital y hoy tan urgente que él mismo formula en uno de sus últimos escritos:

“¿Cómo se hace para estar junto al dolor, o ser parte del dolor, sin que el dolor nos endurezca, o nos ponga rígidos, o nos impida recordar, o nos impida soñar? Uno puede ponerse una coraza para no sufrir el dolor, pero entonces el corazón queda cerrado.

¿Cómo hace uno para estar en el dolor y mantener el corazón abierto, de manera que uno pueda recordar y pueda soñar, y pueda compartir fuerza de recuerdos y de sueños, y pueda seguir enfrentando un presente con ganas de vivir y de acompañar?”

Río Bueno (Chile) / Septiembre, 2000

Page 35: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Orlando Yorio / Compañero de la palabra

35

“La primera vez que fui al barrio conocí a Don Acevedo. Era un campesino que había dejado su tierra para buscar trabajo en Buenos Aires. Se había podido ubicar con su esposa y sus hijos.  Después  de presentárseme, lo primero que me dijo fue que me invitaría a comer a su casa. Me lo dijo con sencillez pero con una formalidad casi ritual. 

En adelante yo volví a encontrarme con Don Acevedo con mucha frecuencia. Cada ve que lo veía yo recordaba la promesa tan formal de invitación que me había hecho. Pero él no volvió a tocar el tema. Yo pensé que él se había olvidado.

Pasó un año entero en el que Don Acevedo hizo total silencio acerca de su invitación, pese a que nos  veíamos  hasta tres o cuatro veces en la semana. Finalmente un día me dijo: “Padre, yo lo había invitado a comer a mi casa. ¿Qué domingo puede venir?”.

Su casa era muy humilde. Me hizo sentar junto con él, solos a la sombra de un parral. Pasamos un rato en silencio. Él empezó a hablar: “Tenía que hacer este patio para poder invitarlo”.

Hacía falta un patio, a la sombra del parral, para poder tomar mate, para ir conversando. Y para compartir el asado y la vida. 

Fue necesario que pasara todo un año  para poder hacer el patio y para que el parral diera sombra en él. Pero había valido la pena.

El tiempo no se mide por la cantidad de días, de horas o de minutos transcurridos. El tiempo se mide por los signos de encuentro que lo van jalonando. En medio del pueblo, toda la vida toma un ritmo nuevo. Los signos para compartir la vida dan al tiempo un ritmo nuevo. El tiempo es para la amistad. 

El tiempo es para construir una comunidad.  El tiempo es para luchar por una justicia. El tiempo es para celebrar un pacto de amor entre los hombres y con Dios.”

EL tiempo ES PARA LA amistad*

Orlando Yorio

*Relatos de Vida de Orlando Yorio. Recopilación de Leonor Carabelli.

Page 36: ORLANDO YORIO - Centro Nueva Tierra · 2014. 8. 8. · Orlando Yorio Compañero de la palabra 3 TRASCENDENCIA: PRESENCIA Y COMPAÑIA Susana Ramos* Conocí a Orlando a mediados del

Hondura y encuentro

36

  

Sacerdote y teólogo. Referente e iniciador de los Seminarios de Formación Teológica y miembro del Centro Nueva Tierra. Nació en Santos Lugares (Buenos Aires), el 20 de diciembre de 1932. Cursó estudios de abogacía en la Universidad de Buenos Aires, y en marzo de 1955 entró en el Novicia-do de la Compañía de Jesús. El 17 de diciembre de 1966, fue ordenado sacerdote en San Miguel (Buenos Aires). Ejerció como profesor en la Universidad y en el Colegio Máximo de San Miguel, del cual fue vicedecano. De 1970 a 1976 vivió en comunidades insertas en barrios, entre ellos, en la villa miseria del Bajo Flores en 1974. El 23 de mayo de 1976 fue secuestrado junto con un compañero, el p. Jalics, y permaneció detenido en la ESMA durante 5 meses. Reapareció con vida el 24 de octubre de 1976, en un bañado cercano a la ciudad de Cañuelas. Debió irse a Roma y allí estudió Derecho Canónico. Al regresar a Quilmes, ya fuera de la Compañía de Jesús, ejerció diversos cargos en la diócesis, hasta que fue nombrado párroco en Berazategui. Pero las amenazas de que era objeto en su parroquia de Berazategui, por su defensa de los débiles y su denuncia de los traficantes de muerte, le hacían imposible permanecer allí, y de acuerdo con su obispo en 1997 se trasladó a la arquidiócesis de Montevideo. Falleció el 9 de agosto de 2000 a causa de un paro cardíaco.

Orlando Yorio1932 - 2000