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Para una críticade la violencia_, y otros ensayos
Iluminaciones IV
Walter Benjamin
11 TA U RU S
WALTER BEN]AMIN
PARA UNA CRÍTICADE LA VIOLENCIA
y OTROS ENSAYOS
Iluminaciones IV
In troduoc jón y selcccíón de Eduardo Sub irats
Traducción de Roberto Hlarr
taurus
T
T ítulo o riginal: Essayauswahí (llumi"(jciont'.~ lVjA,u . GtwammeJte Schriften» Bm,d ) /lnd 30 1912, 1977, Suhr kamp Ve rlag, Frankfurl arn Main
0 199 1. 1998, Grupo Sanlillana de Ed iciones. S. A.Torrelaguna, 60. 2804] Madrid
Teléfono 9 1 744 90 60
Telefax 9 1 744 92 24
www.taurus.santillana.es
• Agu ilar. A ltea. Tauro s, A lfaguara. S. A.
Beazley, ] 860. 14] 7 Buenos Aires
• Agu ilar. A ltca. Tauro s, A lfaguara , S. A. de C. V.
Avda. Universidad. 767. Co l. del Valle ,México , D.f . C. P. 03 100
• Distr ibuidora y Editora Aguilar, Altea , Tauros , Alfaguara. S. A.
Calle RO, n." 10-2]Teléfono: 635 12 00Santafé de Bogotá, Colom bia
Primera edición: octubre de 1998Segunda edición: mayo de 1999
Terce ra ed ición: octubre de 2001
De la traducc ión, Robe rto J. B1atl w cm stc¡n, 199 1
O De la imrod ucción, Eduardo Subirats, 199 1
Diseno de cubierta: TAU DisenoFotografí a: O Covcr
ISB:-l: 84-306-0318-2
Dcp. Lega l: M-39 .993-1001
Prin ted in Spain - Impreso en E'~f'ó, nil
Todas 1m derechos reserv ados .Esta publicación no pued e serreprod ucida , ni en lodo ni en p arte ,ni reg istrada en o transmitida por,un sistema de recuperaciónde informació n. en ninguna formani por ningún medio, sea mecánico,foto quimico, electrónico, magnético,clcctroóptico , por fotocopia,o cualquie r otro , sin el permiso previopor escrito de la editorial.
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Índice
INTRODUCCiÓN , por E duardo Subi rats , 9
PARA UN A CRÍTICA DE LA VIOLENCIA 2 3
T EORIAS DEL FASCISMO ALEMÁN 47
SOBRE EL LENGUAJ E EN GENERAL Y SOBRE EL LENGUAJE
DeLOS HUMANOS " .. .. ... .. . . . . .. .. .. . .. . . .. .. .. .. . . 59SOBRE EL PROG RAMA DE LA FTLOSOFIA VENIDERA 75
LA ENSEÑA NZA DE LO SEMEJANTE , . , ... 85
Dos POEMAS D E H ÓLDERLlN 91
E L NARRADOR 111
FR ANZ KAFKA •... . . . . . ._. . . . . . . .. .. . . . . . . . .. . ............... . . .. . . . . . 135
tuirá previsiblement e el concepto trascendenta l lógico más elevado, y estará quizá capacitado para fundar por sí sólo la esferadel conocimiento más allá de la terminología de sujeto y objeto.Ya en su versión kant iana, la dialéctica trascendental nos orientaba hacia las ideas en Que se basa la unidad de la experiencia.Pero para el concepto profundizado de experiencia, la continuidad es lo más imprescindible después de la unidad. Y en las ideasdeben evidenciarse los fundamentos de unidad y continuidad deuna experiencia metafísica y no meramente vulgar o científica.Deberá comprobarse la con vergencia de las ideas hacia el concepto supremo de conocimiento.
La Iilosofia moderna, como otrora sucedió con la kantiana,deberá definirse como ciencia Que busca sus propios principiosconstitutivos. La gran corrección a emprender sobre la experiencia unilateral matemático-mecánica, sólo puede realizarse mediante la referencia del conocimiento al lenguaje, como ya Hamann lo inten tara en tiempos de Ka nt. Por encima de laconciencia de que el conocimiento filosófico es absolutamentedete rminado y apri orísti co, por encima de la co nciencia de lossectores de la Iilosofia de igual extracción Que las matemáticas,está para Kant el hecho de Que el conocimiento filosófico encuentra su única expresión en el lenguaje y no en fórm ulas o números. Y este hecho viene a ser decisivo para a fi rmar en ultimainstancia la supremacia de la liIosofia por sobre todas las ciencias. incluidas las matemáticas. El concepto resultante de la reflexión sobre la entidad linguistica del conocimiento crea rá un correspondiente concepto de experienc ia, Que co nvocará ademásámbitos cuyo verdadero ordenamiento sistemático Kant no logró establecer. Y la religión es el de mayor envergadura entre estos últimos. Ahora podemos. finalmente. formular las exigenciasa la filosof ía venidera con las siguientes palabras: Crear sobre labase del sistema kantiano un concepto de conocimiento Que corresponda a una experiencia para la cual el conocimiento sirvecomo doctri na. Tal filosofía se constituiría, a parti r de sus componentes generales. de por sí en teología, o presidiría sobre dichateología en caso de contener elementos histórico-filosóficos.
La experiencia es la pluralidad unitari a y continua del conocimiento.
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La enseñanza de lo semejante *
La penetración en los domini os de lo «semejante» tiene unaimportancia fundamental para el esclarecimiento de amplios secto res del conocimien to ocult o. El premio no será tanto el hallazgo de afinidades, como la reprodu cción de procesos Que lasgeneran. La naturaleza genera semejanzas: basta pensar en la mímica. No obstante. el hombre es quien posee la suprema capacidad de producirlas. Probablemente ninguna de las más alta s funciones hum anas está exenta del factor determinante jugado porla facultad mimética . Pero esta facultad tiene una historia, tantodesde el pu nto de vista filogen ético como ontogen ético. En ultima instancia. su escuela es el juego. En efecto. los juegos infantiles están repletos de actitudes miméticas sin que éstas se reduzcan a las imitaciones que un hombre hace de otro. El nino juegaa ser comerciante o maestro. pero también molino de viento ytren. La pregunta que se impone es: ¿de qué le sirve este adiestramiento del comportamiento mimético?
.La respuesta presupone un claro conocimiento de la significación J ilogen ética del comportamient o mimético. Y para medirlo, no basta pensar en lo que hoy concebimos como conceptode semejanza. Es sabido qu e el dominio vital Que an taño se rigiera por normas de semejanza. llegó a ser mucho más extensoque en la actualidad. Entre otras muchas nociones, la experiencia de lo semeja nte a lo largo de la historia dio con el micro ymacro -cosmos. Incluso nosot ros podemos aun afirm ar que los1cas~s. en los cuales las similitudes son aparentes en nuestra vidacotidiana, representan un ínfimo porcentaje de los casos determinados por semejanzas inconscientes. Los parecidos conscientemente percibidos. de los rostros, por ejemplo, son comparados
.. Lehre mm A"hnlichen. escrito en [933.
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co n a fin ida des inconscientes o total ment e desapercibidas, talcomo se compara el imponente bloque sumergido del iceberg conel peq ueñ o pico q ue se deja ver desde la superficie.
Estas correspondencias nat urales obtienen, sin embargo, unasignificación decirsiva sólo cuando se reconoce en ellas el rol prepondera ntemcn te estim ulado r y co njurador de la mencio nadafacu ltad mim ética , merced a la cual esas co rrespo ndencias sonresueltas en el contexto h umano. Mas no debe olvidarse que tantolas fuerzas m iméticas com o los objetos mimét icos se tra nsforman con el pasaje del tiempo. La fuerza mi mética, y por co nsiguiente la resulta nte capacidad de reconocim ien to mimético, fuedecreciend o en ciertos campos a lo largo de los siglos, probablemente para volcarse en o tro s. Quizá no sea dem asiado osado entreve r una d irección unitaria de la evo lució n histór ica de d ichafacultad mi mética. Y a prim era vista, esta d irección se resum iríaen un progresivo decaim iento de la facultad mi mética. Parecieraqu e el mu nd o toma do en cuenta por el ho m bre moderno , depende mucho menos de aqu ellas correspondencias mágicas queel mundo antiguo o aun el primitivo. Cabe ento nces pregu ntarsesi se trata de la ago nía de la facultad mimética o si tuvo lugar unatransform ació n. Y la d irecc ió n a la qu e apunta dicha tra nsfo rmación pod ría, aunq ue indirecta mente, deducirse de la astrología. Una vez ded icados a la investigación de las antiguas tradiciones, debemos tomar en cuen ta qué configu raciones ma nifiestasde objet os de carácter mim ético han subsistido ahí donde noso tros som os ya incapaces siquiera de intu irlas . Valgan las constelaciones estelares co mo ejemplo.
Para captar esto, se requiere an tes que nada. la capacidad paraco ncebir el ho róscopo com o unidad originaria . a nalizada po r lainterpretaci ó n astro lógica . (La constelació n estelar expresa unaunidad ca racterística, por lo que la índo le de los plan etas indiv iduales se reconoce de acuerdo a sus respectivos efectos sobre laco nstelaci ón.) Básica mente, hay que asum ir q ue los fenómenosceles tes o frec iero n mod elos im itab les a nuest ros predecesores,tanto ind ividuos como co lectividades. y esta imitabilidad co ntenía las inst ruccio nes de ma nipulación de un tipo de afinidaddada. La única instancia q ue co ncede un carácter experiencia! ala astrología se en trev é precisamente en esta s imitaciones producidas po r los hombres, o mejo r d icho po r su facu ltad mim é
I tica. Pero si el genio m imético fue una fuerza determinante en lavida de los an tiguo s, no hay más remedio Que at ribu irle al reciénnacido la plena posesión de ese don, y por sobre todas las cosas,
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su co nsumada in tegrac ió n en la figuració n del ser cósm ico . j
Pero el insta nte decisivo de este nacimient o es un Nu. Estodesvía la mirada hacia otra particularidad del ámbito de lo afin oLa percepción de lo similar está siem pre ligada a un reco noci miento centelleante. Se esfuma para ser q uizá luego recuperada ,pero no se deja fijar co mo sucede con otras percepciones. Seofrece tan fugaz y pasajera mente a la mirada como (as propiasconstelaciones. Pa reciera ser q ue la percepc ión de la semejanzaestá amarrada a un momento del t iempo. Es como la llegada imprevista del tercero , el astrólogo, a la conjunción de dos astros q uebusca ser aprehend ida en un instan te. De no ser así el astrólogovería frustrados sus esfuerzos y de nada serviría la máxima exactitu d de sus instrumen tos de observación.
La alusión a la astrología pod ría ser suficiente para facilitar lacom prensió n del concepto de semejanza extra sensible. Es obvioque se trata de un concepto relativo: indica que entre nuestraspercepcion es ya no poseemos aq uello que perm itiera en el pasado hablar de una afinid ad entre constelaciones estelares y unhombre. Poseemos, no obsta nte. un canon que permite echar luzsobre la oscura morada de la semejanza extra sensorial. Y esteca non es el lenguaje.
Desde hace m ucho se le reconoce a la facu ltad mimética uncierto influjo sobre el lenguaje. Esto se hizo, empero, sin mayorfundamento , sin pensar seriamen te en su significación y aún menos en la histor ia de la facultad mimética. Ta les consideracionesq uedar o n ante todo estrecham ente ligadas al ámbito más corriente. sensorial, de lo parecido . Con todo, el com portamientoim itador enco ntró desde siempre su lugar onoma topcético en elproceso de formación del lenguaje. Ahora bien. si el lenguaje noes, como resulta evide nte para el entend ido. un sistema convenido de signos, ento nces todo intento de acerccrcam iento necesariamente nos remitirá a un pensamiento afín al de las más crudas y primiti vas formas de interpretación ono mato poéticas.Queda por d ilucidarse si una versió n desarro llada y más precisade d icho entend im iento es ada ptable.
En otras palabras, ¿tiene acaso sentido la frase de Leonharden su sugest ivo te xto «La palabra». al afirm ar que «toda palabra- y la totalidad dcl lenguaje- es ono matopo ética»? La llave quehace tran sparente esta tesis se esconde en el conce pto de semejanza ext ra sensorial. Si ordenamos palabras de lenguas diversascon idéntico sign ificado, coloca ndo en su ce nt ro lo que significan, podría invest igarse de q ué ma nera todas se asemeja n a aquc-
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1I0 significado aunque a menud o nada las asemeja entre sí. Dichaconcepción está por supuesto estrechamente emparentada con lasteor ías místicas y religiosas del lenguaje, sin por ello ser ajenas ala filología empírica. Es sabido además que las concepciones místicas del lenguaje no se conte ntan adoptando una postura sobrela palabra hablada, ocupá ndose igualmente de la palabra escrita.y es digno de atenció n que al hacerlo, aclaran mejor la naturaleza de la semejanza extra sensorial gracias a la relación existenteentre imagen escrita de pa labras o letras con lo significado o loque se deja nom brar, en comparación con los resultados del análisis fonético del lenguaje . Por lo tanto. la semeja nza ext ra sensorial funda una trama. no tanto entre lo hablado y lo aludido,sino más bien entre lo escrito y lo aludido, como asimismo, entrelo hablado y lo escrito, y siempre de una ma nera completamentenueva, original e ineludible.
La más importan te de estas tramas sería la última mencionada; la que se teje entre lo escrito y lo hablado, ya que es aqu ídonde la semeja nza es menos sensible y a la vez más reciente . Elintento de presentar su nat ura leza prop ia no puede crista lizar sinechar un vistazo a la historia de su constitución, a pesar de estarhasta hoy cubierta por un impenetrable velo de oscuridad. La másflamante grafología nos ha enseñado a reconocer imágenes en loscaracteres escritos, cuadros enigmáticos en los que se esconde elinconsciente del que escribe . Hay que suponer que la facultadmimética expresada en la actividad del que escribe, tuvo en lostiempos remotos cuando se gestó la escritura , una mayor significación. La escritura se convirtió, junto al lenguaje, en un archivode semejanzas extra sensoria les, de correspondencias no sensibles.
Este aspecto mágico, digámoslo así, del lenguaje y de la escritura está relacionado a su otro aspecto : el semiótico. Todo 10quees mimético en el lenguaje es sobre todo una intención consolidada que sólo puede aparecer sohre algo ajeno: el fondo semiótico, comunicativo del lenguaje. De ahí que el texto literal de laescr itura es el fondo exclusivo sobre el que puede formarse elcuadro enigmático. Y similarmente, el contexto de sentido contenido en la fonética de la frase, constituye el fondo desde don de,con un «Nu», se manifiesta la semejanza extra sensorial como unrelámpago, a partir de un sonido. Dado que dicha semejanza extra sensorial hace sentir su efecto sobre toda lectura, se abre, eneste profundo estrato, el acceso a la notable ambivalencia de lapalabra lectura, en su significado tanto profano como mágico. El
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alumno lee el abecedario mientras que el astrólogo lee el futuroen las estrellas. En el primer caso la lectura no acaba de desplegarse en sus dos componentes. Pero en el segundo. se hace patente el desdobla mient o en ambas capas: el astró logo lee la constelación estelar en el cielo y, simultáneamente, en ella lee el futuroo el destino.
Ya que esta lectura de las estrellas, entrañas o coincidenciasconformaba la lectura por antonomasia en los albores del tiempo. j
que en lazó con las runas. esa otra forma de leer, no será dispa-."ratado asumi r que la facultad mimética. que fuera antañ o el fundame nto de la clarividencia , se inserta en el lenguaje y en la escritura a lo largo de miles de años de evolución, para convertirseen el más completo arc hivo de semejanzas extra sensoriales.Desde esta perspectiva el lenguaje se erige en la más elevada aplicación de la facultad mimética: un médium en el cual las capacidades de memoria por 10afín se conjugaron sin pérdida. Hastael extremo de expresarse como médium en el que las cosas ya nose mani fiestan y enfrenta n directamente como antes en el esptritu del vidente o sacerdote, sino mutuamente en sus esencias ,sustancias y aromas finísimos y fugaces. En otras palabras : en eltranscurso de la historia, las arcaicas fuerzas de la videncia se instalaron en el lenguaje y la escritura.
El ritmo de velocidad de lectura o de escritura prácticamenteindisolubles del mencionado proceso, sería entonces igual al esfuerzo invertido en aplicar el talento , ese espíritu mimético, sobre el lapso de tiem po en que las afinidades relampaguean fugazmen te y vuelven a sumergirse en el flujo de las cosas. Es así queaun el leer pro fano , para no quedarse sin compre nsión, nostransmite esta instrucción mágica: se requ iere un ritmo necesarioo, más bien, un instante crítico, que el lector debe tener a todacosta presente para no quedarse con las manos vacías.
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