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IISSN 2422-6718

Perspectivas en Historia de los Medios

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Revista del Colectivo “Jorge B. Rivera”. Equipo UBACyT - Instituto de Estudios para América Latina y el Caribe (IEALC) Cátedra de Historia General de los Medios y Sistemas de Comunicación. Carrera de Ciencias de la Comunicación Social. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Buenos Aires. República Argentina

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IISSN 2422-6718

Cristina
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Crónicas de una trama sindical. 9 Por Rubén LevenbergDaniel Parcero. Una historia de ladrilleros. 11Por R. L.Los trabajadores en la estatización de la TV. 13 Por Diego de CharrasLas voces sindicales en la Ley 26.522. 15 Por Mariana Baranchuk

do ierSS

Año 1 – Número 1 – Diciembre de 2014

Editada con el aporte de la Facultad de Ciencias Sociales – UBA

Decano: Glenn Postolski. Vicedecana: Patricia Funes, Proyección Institucional: Pablo Hernández. Director de la Carrera de Ciencias de la Comunicación: Diego de Charras.

Equipo De Cátedra: Julio Moyano (Titular)Rubén Levenberg (Adjunto)Alejandra OjedaPatricia FaureAriel GurmandiEnrique Fraga

Equipo Editorial:Director: Rubén LevenbergCoordinador general: Julio MoyanoRedacción e investigación: Alejandra Ojeda, Ariel Gurmandi, Enrique Fraga y Patricia Faure.Diseño: Cristina [email protected]ón: Manuel [email protected] Imagen de tapa: Obra de Ignacio Zaba-lúa. [email protected] Agradecimiento: Sindicato de Prensa del Chaco.

Aportes EspecialesCarlos “Tato” Díaz Daniel Badenes Diego de CharrasMariana Baranchuck Mara Avila

ISSN 2422-6718DNDA: en trámite Editores responsables: Julio Moyano y Rubén LevenbergSantiago del Estero 1029 – Piso 1 – Of. 100. (CP) C1075AAU - CABA. http://historiaymedios.sociales.uba.ar/ https://www.facebook.com/historiadelosmediosUBA Contacto y suscripciones: [email protected]

Perspectivas en Historia de los Medios

Publicación del Colectivo “Jorge B. Rivera”.Equipo UBACyT - Instituto de Estudios para América Latina y el Caribe (IEALC)Cátedra de Historia General de los Me-dios y Sistemas de Comunicación.Carrera de Ciencias de la Comunicación Social – FCS-UBA

Nota del editor 4

INVESTIGACIÓN SOBRE HISTORIA DE LOS MEDIOS 5 La prensa y su historia como objeto de estudio. Por Julio Moyano

OPINION 7Una construcción desde abajo. Por Daniel Badenes

PROTAGONISTAS 16 Santiago Senén González, un periodista en la historia. Por Patricia Faure

TEMAS Y DEBATES 18El primer periodista rioplatense. Por César Díaz Crítica y la Gran Guerra. Por Enrique Fraga La Nación y sus tapas. Entre el Estado y las mieles del mercado. Por Alejandra Ojeda

PROYECTOS 24Investigación Lanzamiento. El área de historia de la comunicación gráfica.

INTERNACIONALES 26La historia de la prensa es la cuestión.

AYER Y MAÑANA 28De la máquina de escribir a la tablet. Esferas mutantes en la era digital. Por Ariel Gurmandi

LETRAS 31Un libro quemado. Por P.FLa nueva agenda de la industria musical. Por Mara Avila y Ariel Gurmandi

TESIS Y TESINAS 33

DATOS 34Congresos y jornadas sobre comunicación.

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Con esta publicación nos proponemos ofrecer una herramienta devinculación entre docentes, investigadores, alumnos, ensayistasy divulgadores interesados en la historia general de los medios,entendidos como objetos culturales e instituciones sociales de especial complejidad y significación. La revista refleja enfoques diversos,porque consideramos que se trata de un objeto de estudio que debeser necesariamente abordado de manera multidisciplinaria desde lasciencias sociales y humanas, tomando en cuenta, además, laconfiguración histórica tanto de los medios de comunicación como delos campos disciplinares que los problematizaron y problematizan: lahistoria, la política, la sociología, la economía y los estudios culturales.

Entre los aspectos de la realidad que pretendemos abordar, elegimospara el primer número las organizaciones gremiales de los periodistasy nos preguntamos cómo se posicionaron frente a los cambiostecnológicos, políticos, sociales y económicos de los medios.

Para intentar algunas respuestas, colaboraron con nosotros docentesque han trabajado la historia de los gremios de prensa. Tambiénentrevistamos a dos de sus protagonistas: el periodista e historiadorDaniel Parcero cuenta cómo a partir de la figura de Emilio Jáuregui unmártir de las entidades gremiales en los años 60, se sumergió en unainvestigación que comienza en los últimos años del siglo XIX y llegahasta nuestros días. Por su parte, el periodista Santiago SenénGonzález rememora algunos de los momentos claves de la historiasindical del sector.

En otras secciones nos ocupamos de relevar aspectos diversosde nuestro objeto de estudio, abriendo espacios estables parareseñar investigaciones, libros, tesis y tesinas. Iniciamos, por otraparte, exploraciones y debates en torno a la digitalización de laprensa y la prensa digital, así como cuestiones que configuran laagenda de nuestro asunto: los cien años del inicio de la PrimeraGuerra Mundial; la investigación en historia de los medios en laArgentina; la figura del prócer rioplatense Manuel Belgrano comoperiodista y las transformaciones de la estrategia de tapas del diarioargentino La Nación entre 1862 y 1902.

Finalmente, esperamos que esta publicación sea una contribuciónque refleje el origen y la guía de nuestro trabajo como cátedra: elpensamiento y la obra del profesor Jorge B. Rivera, cuyapresencia motivadora, a diez años de su fallecimiento, siguesiendo inconfundible.

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5Perspectivas en Historia de los Medios

Dentro del cam-po de la histo-ria de los me-

dios, la prensa ha constituido su tronco principal por diver-sos motivos: en pri-mer lugar, por tratar-se de un dispositivo con presencia histó-rica muy anterior al resto de lo que con-temporáneamen-te denominamos medios (radiofonía, televisión, cine, etc.), lo que la constituye en objeto y en fuente de gran alcance para la historiografía, más aún cuando el registro escrito que la prensa produce abarca valiosa información económica, política, cultu-ral, legal, literaria, estética, etcétera. En segundo lugar, por la mayor afinidad de las tradiciones historiográficas para considerar lo escrito como fuente por sobre regis-tros más recientes como el material fílmico o la orali-dad. En tercer lugar, por el más temprano desarrollo de la archivística en torno a colecciones de impresos respecto de archivos sonoros o audiovisuales.

Por último, porque al constituirse el campo comu-nicacional como espacio académico de investigación y docencia, el acervo bibliográfico de historia de los medios aparecía, en virtud de las tradiciones histo-riográficas y sociológicas preexistentes, el grueso de la bibliografía que constituía el estado de la cuestión.

En la Argentina, este momento de constitución toma forma en los años ’80, en una confluencia de prácticas e indagaciones de diverso origen: periodistas, produc-tores de contenidos, escritores, académicos provenien-tes de Letras, Filosofía, Sociología, Historia o Derecho hallaban en esta intersección nuevos problemas e identidades. Sin embargo, las lagunas en los aborda-jes y el aún incipiente conocimiento mutuo de líneas

investigativas no-vedosas iniciadas desde fines de la década de 1950 en cada uno de esos campos hacían notar silencios e insuficiencias evi-dentes1.

De esta ma-nera cuando las carreras universi-tarias de ciencias de la comunica-ción social comen-zaban a fundarse durante la apertura democrática pos-terior a 1983, dos referentes muy significativos en la conformación de este campo en Ar-gentina, Jorge B. Rivera y Eduardo Romano, en “So-bre maneras de leer y de pensar la

prensa periódica” (Rivera y Romano, 1987) debían arrancar su reseña con una caracterización amarga:

“De manera indudablemente paradojal, un perio-dismo que se inicia a comienzos del siglo XIX, y que en

1 Valga mencionar entre esas iniciativas novedosas los estudios impulsados por Chiaramonte en Historia, que habrían de marcar una transformación profunda en la historiografía de las décadas siguientes, los nuevos problemas de sociología del conocimiento y de la comunicación incorporados en los ’60 por la vía del contacto con la communication research en posgrados y traducciones, la influencia de co-rrientes filosóficas y sociológicas francesas y alemanas, traducidas y debatidas en los ‘60, o los estudios de las industrias editoriales argentinas de Ford, Rivera y Romano, formados en Letras pero en gran medida constituidos en espacios ex-traacadémicos de producción (experiencias editoriales innovadoras) y de debate (espacios políticos resistentes y contra-hegemónicos.

La prensa y su historia Por Julio Moyano

Iniciamos aquí una sección sobre estados del arte en la investigación sobre historia de los me-dios desde el marco académico de las ciencias de la comunicación, donde colegas reseñarán, en los próximos números, tanto estados de la cuestión propiamente dichos como investigacio-nes específicas en curso o recientemente terminadas.

A comienzos de los años ’80, empezaban a circular los trabajos de la Escuela de Birmingham con las traducciones pioneras de Silvia Delfino y otros comunicólogos de la nueva generación.

INVESTIGACIÓN SOBRE HISTORIA DE LOS MEDIOS

como objeto de estudio

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determinado momento contó entre sus títulos a algu-nos de los diarios más importantes del mundo –desde el punto de vista de su circulación y calidad intrín-seca–, no cuenta con obras historiográficas globa-les de real significación. Podemos mencionar como excepciones, sin embargo, a tres libros aparecidos a comienzos de la década de 1940, con dos salveda-des obvias e indispensables: se trata de libros (...) desactualizados (...) inscriptos en la vieja línea ‘cata-lográfica’ de la más rancia historiografía argentina, atenta a la acumulación de nombres, títulos y fechas

(no siempre confiables) y no al tipo de análisis que podría

interesar desde una perspectiva científica y cultural más moderna.” (Rivera-Romano, 1987: 16.).

La afirmación, contundente y provocadora, no estaba exenta de respaldo: Rivera había publicado en 1986 un libro que circuló abundantemente en el ambiente comunicacional latinoamericano: La inves-tigación en comunicación Social en la Argentina2. En él trazaba un exhaustivo estado de la cuestión que incluía la dimensión histórica del objeto comunica-cional. Frente a una bibliografía anotada compuesta por 256 textos fundamentales, sólo 31 abordaban de una u otra manera algún aspecto de la historia de los medios gráficos. De ellos, sólo doce lo hacían ex-plícitamente en torno a aspectos de la historia de la prensa periódica, y sólo seis de estos últimos abor-daban problemas del siglo XIX. Esta realidad mos-traba cinco dimensiones decisivas del momento que atravesaba el campo comunicacional en cuanto a los estudios históricos:

a) La inexistencia de estudios de conjunto que abordasen la historia de la prensa periódica argen-tina, a excepción de los tres libros publicados con motivo del concurso convocado en 1942 por el Cír-culo de la Prensa, por los autores Fernández (1943), Galván Moreno (1943) y Beltrán (1943).

2 Ediciones Desco, Lima, 1986 y Puntosur, Buenos Aires, 1987.

b) La escasez y dispersión de materiales orien-tados al abordaje histórico del periodismo gráfico, por lo general compuesto por estudios de casos o de momentos específicos, y con un fuerte énfasis en los resultados de revisiones de catálogos. Como excep-ción, estudios sobre imprenta colonial y del período de las guerras de independencia habían alcanzado madurez.

c) El anclaje de los estudios comunicacionales en grupos de referencia formados en torno a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, en particular sus carreras de Filosofía, Letras y la joven carrera de Sociología, a partir de las cuales se habían configurado los territorios de la sociología de la comunicación y la semiótica en la Argentina, así como de la crecientemente compleja trama de la formación de oficio en los propios espacios mediáti-cos y editoriales.

d) Este anclaje era notorio también en la biblio-grafía internacional compartida por estos grupos, que priorizaban textos sobre filosofía y sociología de las masas, sociología de la comunicación y de la literatura, estudios literarios y de géneros, estudios semióticos, etc.3 Los estudios específicamente histó-ricos eran escasos, y se leía, por ejemplo, la compi-lación de ensayos Historia y comunicación social, de Vázquez Montalbán (1979), o trabajos de Javier Es-tienou Madrid (1977), fuertemente atravesados por la visión del marxismo estructuralista. A comienzos de los años ’80 empezaban a circular los trabajos de la Escuela de Birmingham con las traducciones pioneras de Silvia Delfino y otros comunicólogos de la nueva generación.

También se conocía en español el trabajo clá-sico de Habermas, Historia y crítica de la opinión pública, editado originalmente en 1962. Pero el in-flujo de Williams con Communications, The Long Revolution o Marxismo y literatura, o del mismo Habermas, apenas comenzaban a transitar desde el espacio de las teorías de la comunicación hacia el de la historia de los medios donde tanto impacto tendrían más adelante.

La revista Comunicación y Cultura impulsaba tra-bajos de indagación histórica originados en la socio-logía de la cultura o en la filosofía, como lo fueron los artículos de Jesús Martín Barbero, posteriormente reelaborados y ampliados para su primer edición del hoy clásico De los medios a las mediaciones.

Continuaremos en el próximo número. u

3 Visita de Horovitz y publicación de libros clásicos.

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La investigación en comunicación So-cial en la Argentina, Jorge B. Rivera

Eduardo Romano, Foto Radio UBA

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7Perspectivas en Historia de los Medios

Hace casi cinco años, cuando con un grupo de colegas del área Comunicación de la Universi-dad Nacional de Quilmes (UNQ) escribimos el

plan de estudios de la Tecnicatura en Gestión de Me-dios Comunitarios que hoy tiene plena vida, decidi-mos incluir Historia de los Medios de Comunicación como parte de la formación obligatoria.

La idea era convocar a la historia desde el tiempo presente, como una herramienta viva para el análisis y la acción.

Se planteaba un desafío triple: la propia indaga-ción histórica sobre los medios –que, sabemos, to-davía es un campo incipiente en términos de investi-gación y enseñanza–, la construcción de una mirada latinoamericana –frente a la impronta europeísta y norteamericana del grueso de la bibliografía exis-tente– y la necesidad de abordarla desde los sec-tores populares, recuperando sus experiencias de apropiación de estas tecnologías y el rol de la comu-nicación en los procesos de transformación social. Una pregunta que ya se hacía Armand Mattelart hac-más de tres décadas: “…¿Qué tipo de formas de comu-nicación y cultura producen los hombres y mujeres que resisten la opresión de la mujer por el hombre, la de los niños por los adultos, la de los grupos por las clases, la de los excluidos por las castas, la de las mayorías por las minorías, la opresión de ciertos lenguas por otras, de ciertas regiones por otras naciones, la de la periferia por el centro?...” (Mattelart, 2011, págs. 13 y 14).

La respuesta involucra hablar de medios comu-nitarios, educativos, alternativos, alterativos, libres, populares, ciudadanos, militantes, participativos, dia-lógicos, asociativos, autogestionados, obreros, rura-les, insurgentes, contrainformativos, radicales, para el cambio social. Son muchas las denominaciones que rondaron las experiencias de comunicación de secto-res populares en América latina. Cada palabra expre-sa un matiz y tiene una genealogía. La pluralidad de nomenclaturas es síntoma de la diversidad de prác-ticas y la complejidad de los debates en un proceso histórico con contextos sociopolíticos cambiantes.

Límites y experiencias¿Cómo organizar esa constelación de experiencias?

Desde la perspectiva que hemos ido construyendo, or-ganizamos esas praxis sociales donde las tecnologías de comunicación se vincularon con proyectos emanci-padores, a partir de ocho grandes vertientes. Tematiza-mos la prensa militante, anclada primeramente en las experiencias anarquistas y socialistas de las ciudades

proletarias, que pensó a los medios como organizadores políticos; a los medios sindicales, cuya referencia para-digmática son las radios mineras de Bolivia; a los educa-tivos impulsados por la Iglesia luego del Concilio Vatica-no II; a los medios de las guerrillas y a aquellos que se forjaron en la resistencia a las dictaduras; a la pluralidad de medios comunitarios nacidos en las reconstrucciones democráticas de los ’80 y los ’90; a los usos contra in-formativos de lo audiovisual y la red Internet con los mo-vimientos altermundistas; y a la emergencia de medios descolonizadores creados y gestionados por pueblos originarios. Finalmente, pensamos también una vertien-te que denominamos “medios para la liberación”, bus-cando recuperar algunas situaciones históricas en las

que se asumió desde el Estado la posibilidad de pensar una “industria cultural revolucionaria”. En América latina es enriquecedor conocer las discusiones y proyectos que se forjaron en el proceso inmediatamente posterior al triunfo de la Revolución Cubana, en los años de go-bierno de la Unidad Popular, en Chile, y también durante parte de la experiencia sandinista.

La tarea enfrenta muchos obstáculos: la parciali-dad y la dudosa conservación de los archivos es uno de ellos. La clave es no renunciar a ese objetivo epis-temológico-político, aunque se trate de construir una historia con retazos, peinada a contrapelo, eternamen-te en construcción. u* Profesor titular ordinario de Historia Social de los Medios en la UNLP. Director de la Licenciatura en Comunicación Social de la UNQ.

Referencias bibliográficasBadenes, Daniel, Historia de los medios de comunicación, Bernal, Universidad Nacional de Quilmes, 2014. http://issuu.com/danibadenes/docs/historia_de_los_medios_digital) Mattelart, Armand, Para un análisis de las prácticas de co-municación popular. Introducción a comunicación y lucha de clases, vol 2, Buenos Aires, El Río Suena, 2011.

Una construcción desde abajo Por Daniel Badenes *

La historia de los medios es una disciplina que aborda una constelación de experiencias cuyas trayectorias se cruzan, tienen protagonistas en común y, muchas veces, palabras en disputa.

La pluralidad de nomenclaturas es síntoma de

la diversidad de prácticas y la

complejidad de los debates.

OPINIÓN

Fuente-AFSCA

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El Instituto de Investigaciones Gino Germani tiene como misión fundamental contribuir activamente al desarrollo de la producción científica de la Universidad de Buenos Aires en el área de las Ciencias Sociales.El Instituto se brinda al servicio de la comunidad académica para apoyar la producción de conocimiento, procurando articular e integrar interdisciplinariamente sus avances con los realizados en los diversos campos de la investigación científica contemporánea. Participa activamente en la formación y actualización de los recursos humanos de la Universidad, contribuyendo a consolidar entre sus miembros un perfil de profesor-investigador a partir de la vinculación estrecha entre docencia e investigación, que distingue a la institución. En su sede se llevan a cabo proyectos de investigación de carácter básico y aplicado, impulsando la investigación social entendida como un instrumento imprescindible para enfrentar creativamente los complejos desafíos que plantea el orden social contemporáneo y contribuir a la construcción de una sociedad más equitativa, inclusiva y democrática.

Facultad de Ciencias SocialesUNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES

DecanoLic. Glenn Postolski

VicedecanaDra. Patricia Funes

Secretaria de Estudios AvanzadosDra. Mercedes Di Virgilio

Directora del Instituto de InvestigacionesGino Germani

Dra. Carolina Mera

Pte. J.E. Uriburu 950 6º pisoC1114AAD -Ciudad de Buenos Aires - Argentina

Teléfono: +54 11 4508 38 15www.iigg.sociales.uba.ar . [email protected]

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DOSSIER

Los gremios

en la historia de los

mediosPor Rubén Levenberg

.

Los sindicatos de prensa han sido poco tenidos en cuenta en la historia de los medios, pero fueron protagonistas durante más de un siglo en el proceso de modernización de los diarios y la puesta en marcha de los dispositivos innovadores. La puja entre el profesionalismo y la sindicalización... s

Tapa del libro publicado por la Unión de Trabajadores de Prensade Buenos Aires (UTPBA) en 1987

9Perspectivas en Historia de los Medios

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El agrupamiento de los periodistas en sus orga-nizaciones gremiales no sólo ha sido poco ex-plorado en los estudios sobre historia de los

medios, sino también en las investigaciones sobre los procesos productivos y etnografía de las redac-ciones. Entre quienes exploraron el tema se desta-can el trabajo de reconstrucción de Daniel Parcero (Parcero, 2010) y la investigación de Cintia Mignone sobre Santa Fe (Mignone, 2010).

Toda la historia de la agremiación de prensa con-vive con el debate sobre el rol de las empresas pe-riodísticas y su relación con sus empleados: ¿son trabajadores o profesionales liberales? Mignone sin-tetiza el tema con un recorrido que origina el título de su libro: “Del apostolado al sindicalismo”.

Esos apóstoles comenzaron a reconocer inte-reses comunes al mismo tiempo que los diarios se consolidaban como industrias culturales, a fines del siglo XIX y principios del XX. Pero fueron otros los protagonistas de la sindicalización, cuando las em-presas ampliaron su visión comercial y sus públicos lectores, con la consiguiente necesidad de contar con periodistas dedicados a su profesión.

Diarios y periodistasLuego de haber surgido con un fuerte compro-

miso político e impulso estatal, los dos grandes diarios comerciales que desde Buenos Aires se proyectaron hacia gran parte del país, La Nación y La Prensa, mantuvieron hasta fines del siglo XIX una relación ambigua con las redacciones. A pe-sar de la muy temprana organización del gremio tipográfico bonaerense (1857), la labor periodísti-ca quedaba atrapada entre la extensión de otras tareas –tipografía, secretarías estatales– y la sub-ordinación a otras funciones: política, científica y funcionarial. Los futuros trabajadores de prensa se hallaron frente a un largo período de retribución meramente simbólica por colaboraciones y una di-ficultosa transición hacia el pago por producciones, primero, y hacia la sindicalización, más adelante. El primer hito gremial fue en 1938, cuando se realizó el congreso nacional de periodistas en la ciudad de Córdoba. El encuentro dio nacimiento a la Federa-ción Argentina de Periodistas (FAP), que promovería una ley para regular la actividad como un trabajo.

La propuesta se plasmó en el decreto 7618 que, impulsado por Juan Domingo Perón, estableció el Estatuto del Periodista en 1944. En 1946, el Congre-so lo ratificó con la ley 12.608. En su disputa con los diarios, pero también porque entendía a la prensa como una industria cultural con patronos y trabaja-dores, buscó ubicar al Estado como un mediador, tal como hacía con otros sectores. (Cane, 2007).

Del trabajador al proveedor El gremio sufrió la más brutal represión a partir de

marzo de 1976, cuando comenzó la dictadura que hizo desaparecer a más de un centenar de trabaja-dores, además de los presos y exiliados internos y externos. Ya en democracia, en 1986 el gremialismo de prensa de la ciudad de Buenos Aires y del conur-bano bonaerense encaró la fusión entre la Asocia-ción de Periodistas de Buenos Aires (APBA) –que agrupaba a comunistas, socialistas, intransigentes y a un sector creciente de periodistas de izquierda independiente–, y el Sindicato de Prensa de Capital, de raigambre peronista, aunque también contenía a grupos comunistas y de izquierda. Hubo elecciones y el primer secretario general fue Carlos Subiza, quien ganó las elecciones ante un peronismo con proble-mas internos, cuyo principal candidato era el dirigen-te histórico Roberto Gasparini. En la denominación del flamante gremio había toda una definición frente al debate histórico: Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA).

Hasta fines de los años ’80, los diarios y revistas utilizaban de manera limitada el sistema de “cola-boraciones” para no tomar a sus periodistas como empleados. El salto hacia una mayor precarización fue en 1991, cuando la entonces Dirección General Impositiva (DGI) emitió la resolución Nº 3419 que obligaba a los vendedores de servicios a inscribirse como proveedores en calidad de autónomos y allí fueron incluidos los periodistas.

Convertidos en “proveedores de servicios”, los colaboradores tuvieron que inscribirse como autóno-mos, hacer sus aportes y facturar por nota. Trabajo a destajo, sin estabilidad, aguinaldo, vacaciones ni licencias por enfermedad. Las empresas se habitua-ron limitar a 23 las notas por año, para que no lle-garan a la 24 y evitar toda relación de dependencia. Había comenzado la era más dura del trabajo preca-rio, descentralizado, en la cual los periodistas pagan sus cargas sociales, utilizan sus recursos personales –teléfono, computadora, Internet– y negocian sus in-gresos en condiciones de desigualdad. Es una de las grandes deudas del gremialismo de prensa.u

Bibliografía mencionadaCane, James, “Trabajadores de la pluma. Periodistas, pro-pietarios y Estado en la transformación de la prensa argen-tina, 1935-1945” en Da Orden, María Liliana y Melon Pirro, Julio César (compiladores), Prensa y peronismo. Discur-sos, prácticas, empresas 1943 -1958, Rosario, Prohistoria Ediciones, 2007.Mignone, Cintia, Del apostolado al sindicalismo. Una histo-ria de los gremios de prensa de Santa Fe, Editorial de la Universidad Nacional de Rosario, 2010.Parcero, Daniel, Trabajadores de prensa, ladrilleros del periodismo (primera parte), Buenos Aires, Corregidor, 2010.

DOSSIER

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De hablar tranquilo y seguro, cuenta que su cos-tumbre de preguntar lo llevó a una búsqueda del presente hacia el pasado para reconstruir

la historia de los gremios de prensa, un trabajo que cristalizó en dos tomos y un tercero a punto de nacer.

–¿Cómo apareció la idea de escribir esta his-toria?

–Yo militaba en el gremio y, como era muy curioso, no paraba de preguntar a los compañeros qué había pasado antes del ’73, que parecía ser el pasado más remoto de los sindicatos de prensa. Así me enteré de que en nuestro gremio teníamos un mártir, Emilio Jáuregui, un dirigente vinculado al comunismo. Pre-gunté, insistí, hasta que en 2005 en la conducción de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (Fatpren) me dijeron “terminá de preguntar, investigá y lo publicamos”.

–¿Cómo fue esa reconstrucción? –Jáuregui había estado en el Partido Comunista,

así que contacté a algunos dirigentes que me derivaron uno a otro hasta que llegué a quienes habían sido sus compañeros. Primero militó en el comunismo, pero for-mó parte de la juventud crítica del PC que derivó en el maoísmo. El 25 de junio de 1969, vino Nelson Rockefe-ller, enviado del presidente de Estados Unidos, Richard Nixon. El 25 se produjeron atentados en los mercados Minimax, que formaban parte de la cadena comercial del visitante. Dos días después había una gran movili-zación obrero-estudiantil convocada por la CGT de los Argentinos en la zona de Once. En las primeras filas de la columna radical cuentan que estaba Rodolfo Te-rragno, pero ya se estaban retirando cuando viene la patrulla de Coordinación Federal. Los policías seguían a Jáuregui, de apenas 29 años, y lo mataron ahí en la calle, sobre la vereda de Anchorena al 600, donde hace poco colocamos una baldosa en su homenaje. En mi investigación pude contactar a Ana, la viuda, que vive ahora en España, y a Mariana, su hija, a quien su padre apenas pudo tener en brazos dos o tres días, y conocí muchos detalles que me permitieron completar la trama.

–Aparecía la historia más remota del gremio… –Al menos había pasado la primera barrera en la

búsqueda hacia el pasado. Emilio Jáuregui se había afiliado al Sindicato de Prensa de la Capital junto a otro periodista que estaba en el PC, Eduardo Joza-mi, y había llegado a la secretaría general, según me cuentan sus pares, hoy ya personas de 87, 88 años. Entre otros, Alfonso Feis, un viejo cuadro del Partido

Comunista de enton-ces, a quien entrevisté. Me contó, por ejemplo, que en el ’62, cuando el gobierno provisional de Guido decidió intervenir el gremio de prensa, ya es-taba conducido por los comunistas. Aquella dirección del año ’62 fue a parar a una comisaría en la calle Riobamba al 50, que hoy ya no existe.

–¿Allí estaba Jáuregui?–Estaba. Venía de una familia aristocrática y traba-

jó en el diario La Nación, pero se había convertido en un dirigente obrero clasista por decisión propia. Era sobrino nieto de Federico Pinedo –abuelo del actual diputado del PRO–, quien finalmente lo sacó de la cár-cel. También salió Osvaldo Bayer, secretario general del gremio, pero por una gestión diplomática que lo llevó a Bonn.

–¿Cómo? –Estos ex dirigentes me contaron que alguna vez

el gremio también había sido peronista, y que se lla-maba Sindicato Argentino de Periodistas, al que lla-maban SAPO, jugando con la sigla. Siguiendo hacia el pasado me encontré con aquellas viejas organiza-ciones, ya del siglo XIX, que habían dado vida a una organización elitista, que eran los “plumíferos”, los hombres destacados que trabajaban en La Prensa y en los diarios de aquella época.

–¿No se sentían trabajadores?–Eran hombres que vivían de otra cosa, desde

médicos hasta militares y abogados convocados por los diarios de la época para exponer su interpretación de la realidad. Con ellos se formaron los primeros cír-culos de periodistas, que comulgaban con el medio. Por ejemplo, el Círculo de Cronistas, de 1891, que en 1896 se convirtió en el Círculo de la Prensa. Llegaron a hacer dos congresos, pero no había una concien-cia sindical. Muchos no cobraban. Mientras que para el diario era un lujo tener sus plumas (de ahí lo de “plumíferos”), para el profesional había un sentimiento de pertenencia y de posibilidad de difundir sus ideas. Esos cronistas se identificaban con la idea de que no eran trabajadores, los periodistas eran periodistas.

–En el primer tomo usted habla del congreso de Córdoba y de la creación de la FAP. ¿Allí comienza el posicionamiento gremial del periodismo?

–Fue un principio de agremiación y creo que hubo

Daniel Parcero

Una historia de ladrillerosPor R. L.

11Perspectivas en Historia de los Medios

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un quiebre ideológico. En 1936, se creó el Círculo de la Prensa en Córdoba y obtuvieron del gobernador Amadeo Sabattini la primera ley previsional para el sector. Ellos llamaron para 1938 al congreso nacional donde se fundaría la Federación Argentina de Perio-distas (FAP), pero ahí los porteños se opusieron, no querían un gremio. Los representantes de las otras provincias se asumieron como trabajadores, es a lo que yo llamo “ladrilleros”, para simbolizar el esfuerzo de trabajo. Así nació la FAP.

–¿Y cómo se posicionan frente a Perón? –Perón buscaba aliados dentro de los distintos

gremios y también encontró a algunos que personal-mente querían sumarse. Uno de ellos era un reportero gráfico que se había hecho peronista en el ’45, Ma-nuel Damiano, un personaje que termina muy mal en la historia del gremio. Perón ya había tenido algunas conversaciones en la Secretaría de Trabajo. Quería que le llevaran propuestas organizativas, como la que había presentado el diputado radical Víctor Guillot en 1926 y que quedó en la nada. Era casi lo que luego se aprobaría como Estatuto del Periodista. Estos di-rigentes lo retomaron y se lo llevaron a Perón, quien les brindó su apoyo y hasta les ofreció donarles una casa para el gremio. Ellos, que venían del socialismo más socialdemócrata, muy antiperonista, se fueron mal porque se sintieron sobornados. Rechazaron la donación y ahí es cuando Perón les dijo “muchas gra-cias” y se quedó con el proyecto. El se lo presentó al general Farrell, se instituyó primero como decreto y en 1946 fue ratificado por ley del Congreso.

–¿Y qué fue del gremio nuevo? –Ya siendo presidente, Perón decide armar el Sin-

dicato de Prensa con algunos de los que se habían apartado del tronco socialista. Damiano era el más cercano de todos, el más peronista. Hubo otros secre-tarios generales, pero él estaba aún en el ’55, cuando es llevado preso. Muy maltratado, como todos. Ha-bía mucha saña, hubo torturas. Habiendo conversado con algunos testigos, me dijeron que salió muy mal, no sólo quebrado, sino que también empezó a mante-ner alguna relación con los servicios de la Marina y se convirtió en un hombre de la noche. Tuvo un enfrenta-miento muy duro con los comunistas y no logró hacer pie, pero volvió una vez que asesinan a Jáuregui.

–Ahí estamos todavía hablando del Sindicato Argentino de Prensa.

–Dejó de ser Sindicato Argentino de Prensa en 1955, cuando llega una intervención feroz, y el gre-mio tuvo que cambiar de nombre para adecuarse a la normalización que proponía la dictadura fusiladora. La entidad se refunda como Sindicato de Prensa Capital.

–¿Los comunistas lideraban la APBA, pero no el Sindicato?

–Llegaron a también a la Fatpren, donde se habían sumado los sindicatos del interior. Conducía Venido Matheu, del PC. Luego el comunismo entra en crisis y los jóvenes escindidos liderarán el Sin-dicato Capital hasta 1966, cuando la dictadura de Juan Carlos Onganía, interviene el gremio y des-plaza a Jáuregui quien había quedado a cargo de la Federación. Después, creada la CGT de los Argenti-nos, Jáuregui y Jozami militaron allí. Onganía envió al ministro de Trabajo de entonces para charlar con Rogelio Coria de la UOCRA y Juan José Taccone de Luz y Fuerza. Tenían que ayudar a Damiano y le ofrecieron obreros de la construcción para afiliarse al Sindicato de Prensa. Después de enfrentamientos en los que hubo algunos tiros, Damiano se impone, hay elecciones, y gana. Recién en 1984 la oposición encabezada por Roberto Gasparini le ganó las elec-ciones. En la APBA recalaron sectores del PC y del peronismo combativo. De éstos últimos el grupo que lideraba, entre otros, Eduardo Jozami.

– De allí surge la UTPBA…–En 1986 se fusionaron el Sindicato y la APBA. El

peronismo y sus aliados perdieron en el proceso de unidad por ir divididos, en manos de sectores de iz-quierda sin historia sindical. Eran momentos de mu-chos debates entre el peronismo y el antiperonismo y sobre nuestro rol como periodistas. Somos profesio-nales por el conocimiento acumulado, pero trabaja dores por la relación de dependencia y discutimos el precio de nuestro trabajo en las paritarias. Si eso no es una definición de la lucha de clases y de que somos trabajadores- hablamos de otra cosa.. .u

Clandestinos

Parcero relata su experiencia de militancia en tiem-pos difíciles.“Yo empecé a trabajar en prensa a los 15 años en Mar del Plata. Tuve la suerte de conocer a Amíl-car González, que era un militante peronista muy combativo de aquellos años, secretario general del sindicato local. Al poco tiempo vino el golpe del ’76. El 24 de marzo había una audiencia en el Ministerio de Trabajo. Amílcar fue igual y lo esta-ban esperando. Estuvo desaparecido, después lo blanquearon y pudo exiliarse en Venezuela. Yo me tuve que ir tres días después porque nos buscaban a todos. Para el Mundial de Fútbol del ’78 nos cru-zamos varios que teníamos ganas de hacer algo y armamos la Agrupación Raúl Scalabrini Ortiz en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de Prensa (Conatrap), organización en la que nos nucleamos todos durante la dictadura. Allí estaban José Luis Ponsico, Rodolfo Audi, Pascual Albanese, Alfredo Carazo –conductor nacional–, y había compañeros en todas las provincias.”

DOSSIER

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Los últimos días de julio de 1974 deja-

ron entrever la ex-trema tensión en la que se encontraba la televisión argen-tina cuatro déca-das atrás. El me-dio, que con más de veinte años de historia festejaba los quince de su subsistema priva-do, parecía encon-trarse a las puertas de un giro coper-nicano. La caducidad de las licencias otorgadas a los empresarios privados y la perspectiva de que el Estado asumiera su usufructo ponía en debate toda la razón de ser del sistema. Se podía pensar en un servicio no comercial, con la participación de los tra-bajadores y que le asignara al medio otro rol que no fuera el de mero entretenimiento. Fue entonces cuan-do aparecieron en escena con un rol protagónico los distintos sindicatos de trabajadores de los medios de comunicación.

El Movimiento Unificado de Artistas Peronistas publicó en el diario Clarín el 24 de julio de 1974 una solicitada que planteaba: “El pueblo sabe que los medios masivos de comunicación son el elemento más poderoso de penetración ideológica, de desvir-tuación de principios tales como la unidad nacional, del fortalecimiento de la institución familiar y de la sana educación de sus hijos basada en la realidad del país (…) Es por eso que el pueblo sabe también que la única solución es que los canales de televi-sión salgan de la férula de estos ‘zares’, ‘emperado-res’ o ‘reyes’ para que sea el Gobierno del pueblo, el Gobierno peronista, con la colaboración de los trabajadores, el que lleve adelante la tarea de trans-formación que la televisión necesita con carácter de

imperativa urgencia”.Pero la idea no se afin-

caba sólo en las huestes del sindicalismo peronista. El radical Luis Brandoni, secretario general de la Asociación Argentina de Actores, sostenía que “los trabajadores de la televi-sión quieren que los cana-les estén en manos de un cuerpo colegiado, integra-do por un representante del Poder Ejecutivo, de los gremios que tengan que ver con la TV y miembros del Poder Legislativo”.

Con PerónLa televisión argenti-

na, nacida en 1951 con el primer gobierno peronista y consolidada en la déca-da posterior, para 1972 contaba con 3.700.000 aparatos. En todo el país existían 35 canales de televisión en una red cen-tralizada alrededor de los cuatro canales de cabe-cera de Buenos Aires y

sus respectivas productoras. Todos se financiaban con publicidad, salvo Canal 7, que recibía fondos es-tatales. El 80 por ciento de la programación emitida en el interior se producía en la Capital Federal. De ellas, Proartel era la que poseía mayor cantidad de canales asociados (12), con una cobertura que al-canzaba el 89,47 por ciento de los televidentes. Este nivel de centralización y concentración dejaba claro que cualquier modificación en la estructura de los ca-nales privados de Capital haría sentir su influencia en todo el país.

Los trabajadores en la estatización de la TVPor Diego de Charras *

El 22 de julio de 1974, un grupo armado de origen gremial tomó brevemente las sedes de los canales 9 y 11. Perón había prometido su estatización, pero su muerte frustró el proyecto. La toma fue el preludio de la intervención.

Más allá de su oscura resolución alentada por López Rega, el proyecto original planteado por los gremios perseguía un nuevo paradigma para la televisión argentina.

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Con las licencias vencidas a partir del 28 de abril de 1973 (ver recuadro), en los primeros meses de 1974 había que apurar una resolución. El 28 de mayo, Perón convocó a la Casa Rosada a los gre-mios vinculados con la televisión.

El primer mandatario llegaba al país profunda-mente impresionado con el servicio público europeo. A pesar de ello, mezclaba argumentos estatistas y privatistas generando cierta confusión entre sus in-terlocutores. Por momentos, alababa el servicio eu-ropeo y resaltaba que la televisión debía servir a los intereses de la comunidad, pero a los pocos minutos destacaba la importancia de los programas de en-tretenimientos y relativizaba la importancia de que el Estado poseyera los medios de comunicación.

El encuentro se resumió en una frase del presi-dente hacia los gremialistas: “Esto lo deben resolver ustedes que son los que conocen el problema”. O sea: la “nacionalización” de la televisión, como se la llamó en aquellos momentos, era prácticamente un hecho. Todos los sindicatos vinculados al medio pro-ponían la estatización.

Sin embargo, el presidente no llegó a tomar nin-guna decisión. El 1º de julio de 1974, su esposa, y vi-cepresidenta en ejercicio de la presidencia, anunció al país el fallecimiento del primer mandatario.

Sin PerónEn pocos días, la cuestión de la televisión reapa-

reció. El 22 de julio los canales 9 y 11 fueron copados transitoriamente por pequeños grupos armados. El diario Clarín lo describía de la siguiente forma: “La toma de los canales 9 y 11 se concretó poco antes del mediodía, y esa acción trascendió al público tele es-pectador alrededor de las 13, cuando sorpresivamen-te, se cortaron sus transmisiones (…) poco después retornaron las respectivas señales al aire y se alcan-zaron a difundir placas y comunicados gremiales”1.

El secretario adjunto del Sindicato Argentino de Televisión, Esteban Riquelme, reconoció la ini-ciativa de su gremio: “Tomamos esa actitud para forzar al Estado a que tome cartas en el asunto, definitivamente”2. Para ganar efectividad, el SAT no había comunicado la operación a ninguno de los otros gremios. No obstante, otras explicaciones se pueden encontrar en las disputas internas dentro del peronismo. El ex secretario general de Actores, Brandoni, en una entrevista subrayaba: “Nosotros no participamos de la toma de los canales. Esa tarde fui con la abogada de la asociación y una escribana a labrar un acta para certificar que no teníamos nada que ver con esas tomas (…) nunca tuvimos nada que

1 “Por unas horas ocuparon dos canales de TV”, Clarín, 23 de julio de 1974.2 Idem.

ver con la pelea interna del justicialismo en sí, don-de las facciones se disputaban los espacios”. Por su parte, el entonces secretario de Prensa y Difusión, Emilio Abras, dijo que el gobierno compartía los cri-terios y argumentos expuestos por los gremios vin-culados a la televisión, pero era “totalmente inexacto que la Secretaría de Prensa y Difusión haya tenido participación alguna en los episodios ocurridos en los canales 9 y 11”3. Sin embargo, la inexistente in-tervención policial dio la pauta de que las acciones del SAT tenían algún guiño del entonces ministro de Bienestar Social, José López Rega.

El 31 de julio, María Estela Martínez de Perón dis-puso a través del decreto 340 la intervención sobre los canales de televisión, sus bienes inmuebles y las plantas productoras de programas. En otras pala-bras, la estatización. Sin embargo, los gremios de la televisión no fueron convocados a la participación en ningún proyecto de reconversión del medio. La figura de López Rega ocupó un lugar cada vez más central en el gobierno y la gestión de la televisión no fue la excepción. Así, no sólo quedaría trunco el proyecto de los gremios de participar en la gestión de los canales, sino que se iniciaría un período de amenazas, crímenes y persecución a trabajadores y personalidades de la cultura.

Más allá de su oscura resolución alentada por López Rega, el proyecto original planteado por los gremios perseguía un nuevo paradigma para la te-levisión argentina como no había existido hasta ese momento y como tampoco existiría en los años poste-riores. Incluía un modelo de servicio público con una mayor participación de los trabajadores, disminución de la carga publicitaria, mayor producción nacional y más contenidos culturales. Un concepto por el cual las organizaciones de trabajadores de los medios se-guirían bregando aún cuarenta años después. u

*Docente e investigador en Políticas y Derecho a la Comunicación (UBA-UNLP).

3 Idem.

El momento justo

Las licencias de los canales 9, 11 y 13 que se ad-judicaron por quince años, el 28 de abril de 1958, vencían el mismo día de 1973. Así, el peronismo, que asumía el gobierno ese año tendría en sus manos la decisión de estatizar o readjudicar las licencias a privados. Finalmente, se dispuso la ca-ducidad. Aunque, por las dificultades del contexto político, con dos elecciones en un mismo año, la decisión se prorrogó por un año.

DOSSIER

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El accionar de la última dictadu-ra cívico-militar

sobre los cuerpos y las organizaciones de los trabajadores tuvo un impacto de-vastador sobre las experiencias poste-riores. La consolida-ción del modelo neo-liberal fue el broche de oro para el de-bilitamiento de la estructura sindical y de toda otra práctica basada en principios solidarios. En el sector de la comunicación, la avanzada neoli-beral favoreció privatizaciones y compras y fusiones, lo que llevó a una forma de propiedad concentrada, centralizada, multimediática y extranjerizada. Esto profundizó aspectos de la precariedad laboral: poliva-lencia, autocensura, dificultad para la sindicalización y paupérrimas condiciones salariales.

Contra todo, en el peor momento de retroceso na-ció la Confederación de Sindicatos de Trabajadores de la Comunicación Social (Cositmecos), una entidad sin-dical de tercer grado. Cabe destacar, para dar cuenta de la pluralidad de su conformación, que las organi-zaciones que la componen1 tienen adscripción a las diferentes centrales obreras existentes. El nacimiento de la entidad como comisión se remonta al año 1989 y fue producto de la necesidad: evitar el cierre y liqui-dación de los canales de TV abierta 11 y 13 de Capital Federal. La iniciativa derivó en una experiencia inédita: la coadministración sindical-estatal de dichos canales. Durante el breve tiempo que le tocó coadministrar, se demostró que el Estado y los trabajadores podían diri-gir una empresa con finanzas sanas.

1 En el presente, la Cositmecos está conformada por once entidades sindicales: Sindicato Argentino de Televisión, Servicios Audiovisuales, Interactivos y de Datos (Satsaid), Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (Fatpren), Sindicato Argentino de la Industria Cinematográfica (SICA), Sindicato Argentino de Músicos (SADEM), Sociedad Argentina de Locutores (SAL), Asociación Argentina de Actores (AAA), Asociación Argentina de Trabajadores de las Comunicaciones (Aatrac, ex AA-TRA), Sindicato Único de Trabajadores del Espectáculo Público (SUTEP), Sindicato Único de la Publicidad (SUP), Federación Argentina de Trabajadores de la Imprenta, Diarios y Afines (Fatida) y Sindicato de Vendedores de Diarios y Afines (Sivendia).

La ley en sus pri-meros pasos

En 2001, la Co-sitmecos presentó su propio anteproyec-to de radiodifusión. Allí se desarrollaban ciertos ejes que lue-go serían centra-les en la actual Ley 26.522: el derecho de los prestadores sin fines de lucro a brindar servicios la existencia de los medios universita-rios como parte del sector público y par-ticipación de los tra-bajadores en los ór-ganos de control.

Tras la etapa de los Foros Participa-tivos de Consulta Pública, el proyecto

sumó cuatro reformas propuestas por el Satsaid, tres por la Cositmecos, una por la Unión de Músi-cos Independientes, otra por Actores y una más por los Locutores. u

* Docente e investigadora. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Buenos Aires.

Arrasados

Los gremios de prensa sufrieron inmediatamente los ataques de la última dictadura militar. El mis-mo 24 de marzo de 1976, un disparo de bazuca arrasó la sede del Sindicato de Prensa de Men-doza y una tanqueta cargó contra la entrada de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa, entidad reiteradamente intervenida en su historia. Según el informe de la Conadep, el 1,6 por ciento de los desaparecidos fueron trabajadores de pren-sa y el 1,3 por ciento, artistas y actores.

Las voces sindicales en la Ley 26.522 Por Mariana Baranchuk *

Los gremios del sector de la comunicación jugaron un rol importante en el debate de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

Los trabajadores de los medios ocupan un rol central en la salvaguarda de los logros alcanzados en materia de democratización de las comunicaciones.

15Perspectivas en Historia de los Medios

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Su vida y pro-fesión, como la de su padre

homónimo, se iden-tifican con el olfato, palabra cara al pe-riodismo. “Así em-pecé el oficio en la parte gráfica y en un diario cuya redac-ción tenía ese olor tan significativo: la tinta. Uno se inicia-ba como aspirante y pasaba por varias secciones para co-nocer sus virtudes y vicios. A los dos años ya era un periodista profesional con matrícula”, se enorgullece.

Comenzó en el periodismo hace más de medio si-glo, cuando las máquinas de escribir reinaban en las redacciones. Quien lo ayudó en sus primeros pasos fue otro militante gremial, Octavio Palazzolo, cronista teatral en el diario El Mundo. “Hizo la gestión de mi ingreso al matutino tras la promesa –incumplida por cierto– de que no abandonara los estudios de abo-gacía, carrera que había elegido por mi voluntad y también por deseo de mi padre.”

Es que su padre, junto a Octavio Palazzolo y Juan Valmaggia, había impulsado el Primer Congreso Na-cional de Periodistas realizado en Córdoba el 25 de mayo de 1938, que estableció la conmemoración del 7 de junio como el Día del Periodista y elaboró el Es-tatuto Profesional que años después se convertiría en la Ley 12.908.

“Los hombres que participaron en aquel primer congreso fueron los impulsores de una organiza-ción gremial que amparó sus intereses profesiona-

les frente al sec-tor empresario y estructuró, con carácter definitivo, una institución la-boral auténtica ins-pirada en los pro-blemas típicos de la tarea periodís-tica y, desde lue-go, manejada con cabal conciencia de clase”, apuntó Senén González y agregó: “Participa-ron periodistas, no empresarios.

Santiago Senén González, un periodista en la historia

Por Patricia Faure

Con el mentón hacia abajo y los ojos hacia arriba, habla para adentro, en confidencia. Para la foto, se pone la gorra a lo Pablo Neruda en su versión marinera, y gesticula con las ma-nos cercanas al cuerpo, que descansan sobre la mesa o giran como aspas para señalar una apreciación que no desea olvidar. Así, Santiago Senén González se expresa con seguridad sin necesidad de meditar lo que dice, porque al tema lo tiene transitado y madurado en vida, libro, cátedra y lucha gremial.

Siempre los gremios Como trabajador de prensa y como escritor, San-tiago Senén González siempre estuvo ligado a los temas sindicales: “En 1954, trabajé en El Líder y luego del golpe fui a Democracia. En 1957, de-cidieron que fuera al congreso de la CGT inter-venida. Me negué por ser delegado, pero al final acepté y me hice especialista en trabajo sindical. Estuve 40 años en la oficina de prensa en el Mi-nisterio de Educación de la Nación. Trabajé en el Museo Social del Periodismo y fui profesor en la Universidad del Salvador. Fui director periodísti-co en época de Alfonsín, pero siempre vinculado a los temas gremiales. Mi primer libro, Ejército y sindicatos (1969), lo hice en coautoría con Juan Carlos Torre. Compilé el Archivo del Sindicalismo Argentino para la Universidad Di Tella y el Archivo del Sindicalismo de Prensa para el Archivo Históri-co Provincial Ricardo Levene, de La Plata”.

PROTAGONISTAS

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Algunos luego fueron expulsados o abandona-ron los cargos directivos que tenían en el Círculo de la Prensa, que era lo que existía y que funcionaba como mutual. A partir de entonces, de la lucha sindi-cal, se creó la Asociación de Periodistas de Buenos Aires y, a nivel nacional, la Federación Argentina de Periodistas”.

Si bien los gremialistas pioneros de los años ’30 no se identificaron mayoritariamente con Juan Do-mingo Perón, las demandas se fueron convirtiendo en realidad. “A Perón le interesaba regular el trabajo y el capital, había impulsado la aprobación de estatu-tos y ese conjunto de normas fueron hitos en su épo-ca. Tenemos que señalar lo pionero que fue aquello”, explicó Senén González.

Recuerdos de redacción“Comencé haciendo crónicas deportivas por telé-

fono en los años ’48, ’49 para El Pueblo. Hasta que un día le pedí la intervención a Palazzolo, que era cronista teatral en El Mundo, para trabajar en el dia-rio”, explicó Senén González, quien como muchos de los que ingresaban al oficio pasó por la sección “de torpes” (deportes).

“En el edificio de Río de Janeiro al 300 me reci-bió el doctor Emilio Rubio, quien había sido brillante cronista deportivo y titular del Círculo. Con sus ga-fas negras y su voz autoritaria me permitió entrar en ‘el Olimpo’, al decir de Raimundo Calcagno (Calki), cronista de carreras y luego prestigioso comentarista de cine. La sección tenía como jefe a Allende Ira-gorri y su redactor brillante era Marianito Juliá, que a fin de año hacía la vaquita para jugar al caballo que nos permitiera festejar el Año Nuevo. De más está decir… nunca se ganaba”, relata y agrega: “Mo-raban en aquel Olimpo, entre otros dioses, Roberto y Conrado Nalé Roxlo (Chamico), el escritor Hora-cio (Amelio) Rega Molina, los poetas Amado Villar y Roberto Ledesma, el crítico de arte Arturo Romay; figuras que volcaron su talento en la literatura, como Enrique González Tuñón, Ramón Gómez de la Ser-na y otros que ahora se me escapan”.

Senén González menciona a varios de los cole-gas con los que trabajó por entonces. “De la cuadra, o sea la redacción general, evoco a Leandro Pita Ro-mero, con su hablar castizo; Gastón Pomares, Juan Esteban Ezcurra, Franklin Rawson Paz, el humorista Eduardo Almira y Jorge Göttling que, de tango, vaya si sabía”, contó y recordó hasta al encargado de los vales de comida y viajes de subte o tranvía: “Era Gre-gorio Stilman, que además repartía el carnet para entrar como periodista al estadio y, a veces, hasta nos daba dos para llevar al palco a un amigo, que se deslumbraba al ver al periodista ejercer su trabajo”.

Además, en la redacción también estaban presen-

tes el peronismo y las tensiones de la época. Como cuando su compañero Calki fue cesanteado por pedido del secretario de Prensa y Difusión Raúl Apold. “Resulta que en un comentario sobre una película hablaba acerca de un testamento falso. Justamente, esa semana el presidente Perón guardaba en Plaza de Mayo un documento conocido como Testamento para el Año 2000. A Apold le pare-ció una ironía planeada y exigió su despido”.

Y sobre colegas combativos, Senén González mencionó a Octavio Rivas Rooney, militante socia-lista, quien debió cubrir un paro ferroviario y terminó arengando a los trabajadores.

“No sólo lo echaron del diario, sino que apareció detenido en la Penitenciaría Nacional de la calle Las Heras. Regresó a la redacción tras la gestión del di-rector Rubio. Cuando volvió, en el comedor el mozo le trajo dos botellas de tinto para brindar.” u

Trabajadores, profesionales y empresas

–¿El periodista es un profesional liberal o un trabajador asalariado?–Seguimos siendo periodistas profesionales que trabajamos en donde nos convocan, pero hay nuevas formas. Como la gráfica perdió vigencia, hay quienes compran espacios en televisión o en una radio y se producen a sí mismos. Si comprás espacio, sos autónomo; si trabajás a cambio de un salario, sos empleado. Ambos, dentro de sus formas, tienen libertad.–¿Cómo ha sido históricamente la relación en-tre empresas de prensa y periodistas?–El empresario defiende sus intereses y los traba-jadores, los suyos. Antes de 1938 hubo una huel-ga en la que se unieron los trabajadores del taller con los periodistas; al finalizar el conflicto, echa-ron a los periodistas intelectua- les y quedaron los gráficos. Luego, la fuerza se logró con el Estatuto Pro-fesional.

El poder sindical de Santiago Senen Gonzalez

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El rol de periodista de Manuel Belgrano ha sido minimiza-do, entre otras razones, por

la visión de algunos historiadores, como Paul Groussac, quien lle-gó a considerar que sus artículos habían sido un “inofensivo deber escolar”1 y hasta afirmó que Bel-grano “no había nacido escritor”. Pero el hombre de la Revolución no sólo tenía el respaldo de una só-lida formación adquirida en Europa, sino que también acreditaba largos años de producción escrita. Si se comunicaba con un estilo sobrio, era con el propósito de hacer acce-sible al público rioplatense las ideas propias y las que venían del exterior. Era un convencido de que aquí había que poner en práctica las transformaciones que tantos beneficios habían producido ya en Europa.

Belgrano fue la persona más indicada para va-lorar el poder de la prensa. La formación intelectual que adquirió en Europa lo llevó a promover toda ini-ciativa tendiente a desarrollar el periodismo desde una época relativamente temprana. No sólo se había diplomado de abogado, sino que sus conocimientos de distintas lenguas –latín, italiano, francés e inglés– le permitieron tomar contacto con las ideas dominan-tes: fisiócratas, iluministas y enciclopedistas. Pudo plasmar estos nuevos pensamientos en sus escritos institucionales, en sus artículos periodísticos y, sobre todo, en su destacada labor intelectual dentro de la esfera pública rioplatense2.

Los periódicos que llegaban a América contenían noticias procedentes de España y Europa en general. En cambio, El Correo Mercantil de España y sus In-dias (1792) se caracterizaba porque no sólo presen-taba informaciones del Viejo Mundo, sino también no-ticias procedentes de las colonias americanas. Estas eran enviadas a España, se las compilaba, imprimía 1 Groussac, Paul, Santiago de Liniers, Conde de Buenos Aires, 1942, p. 123 se muestra igualmente crítico cuando alude a la Autobiografía de Belgrano a la que califica de “impregnada evidentemente de despecho y mala voluntad”. 2 Díaz, César, Comunicación y Revolución 1759-1810, La Plata, EPC. UNLP, 2012. Aquí examinamos detenidamente este concepto acerca del que no hay unanimi-dad de criterio.

y volvían al Río de la Plata en for-ma de publicación periódica.

Los comienzosLa primera oportunidad con-

creta fue cuando el ministro Diego Gardoqui, desde España, requi-rió al Consulado de Buenos Aires el envío mensual de noticias para ser publicadas en El Correo Mer-cantil de España y sus Indias: “El Consulado resolvió que todos sus diputados en el interior le transmi-tiesen con regularidad noticias de sus distritos para servir de base a

los informes reque-ridos desde la Me-trópoli, que serían proyectados por el Secretario Manuel Belgrano y aproba-dos por la Junta del Consulado”3.

En El Correo Mer-cantil no sólo recibía

las informaciones de las distintas regiones del virrei-nato, sino que las reelaboraba periodísticamente, porque eran informes de funcionarios que estaban acostumbrados a realizar documentos formales y no poseían un lenguaje adecuado para un periódico. Los materiales editados por Belgrano casi no eran modificados en el periódico.

El esfuerzo de Belgrano lo llevaría finalmente a encabezar un proyecto. Francisco A. Cabello y Mesa solicitó permiso al virrey marqués de Avilés para constituir en Buenos Aires una sociedad patriótica y literaria y publicar el primer periódico de la región que se titularía Telégrafo Mercantil Rural, Político Econó-mico e Historiógrafo del Río de La Plata (1801).

El virrey recomendó su publicación al Real Tri-bunal del Consulado, que brindó la más completa cooperación. Además de su participación abierta, la pluma de Belgrano se evidenciaba en algunos artícu-

3 Mariluz Urquijo, José, Noticias del Correo Mercantil de España y sus indias, Bue-nos Aires, Academia Nacional de la Historia, 1977, p. 14.

El primer periodista rioplatensePor César Díaz (*)

Manuel Belgrano fue corresponsal y articulista antes y durante la Revolución de Mayo. Un adelantado para su época, entendió el valor social y político de la prensa.

En El Correo Mercantil recibía las informaciones de las distintas regiones del virreinato, y las reela-boraba periodísticamente.

TEMAS Y DEBATES

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los sin firma sobre temáticas que solo él dominaba. Pero, sobre todo, se observaba su presencia en el andamiaje de colaboradores de distintos puntos del virreinato que poseía la hoja de Cabello y Mesa.

Con posterioridad, al alejarse el director del Te-légrafo Mercantil de los objetivos fundacionales, Belgrano y el Consulado le retiraron todo el apoyo. A partir de ese momento trabajó con celeridad para sustituir al periódico, a pesar de que el Telégrafo Mer-cantil tenía un permiso de “exclusividad”. Su esfuer-zo se plasmó en una nueva publicación, el Semana-rio de Agricultura, Industria y Comercio, que apareció en septiembre de 1802, por lo que ambos circularon simultáneamente. En efecto, Manuel Belgrano dio en forma anónima al semanario de Vieytes, en el que por lo menos son inspiración suya, estudios como el que se publicó en el primer número, bajo el título “Comercio”, en el que hay conceptos y pasajes en-teros que pertenecen a las dos primeras Memorias4. Las ideas progresistas, sobre todo, las fisiocráticas, se popularizaron a través de sus artículos constitu-yendo la columna vertebral de dicho periódico.

El virrey Cisneros le brindaría luego la oportuni-dad de publicar un nuevo órgano de prensa, el Co-rreo de Comercio (1810-181).

Allí introdujo conceptos inherentes al periodismo intelectual / ampliado5 al referirse a la trascendencia de las publicaciones periódicas, especialmente en tiempos y en lugares donde, como en el Río de la Plata, había una carencia de libros. Y agregaba: “No entraremos a manifestar la necesidad y utilidad de los periódicos, porque éstos son puntos demasiados ventilados y en que no hay persona que tenga sentido común, que no esté de acuerdo, de resultas de lo que la experiencia ha demostrado en todas las Naciones que han sabido aprovecharse del feliz descubrimien-to de la Imprenta para semejante objeto”. Belgrano tenía gran claridad conceptual acerca de la función del periodismo en un contexto poco favorable.

En el Correo de Comercio se publicaron dos artícu-los disonantes con la orientación del periódico. El pri-mero, titulado “Causas de la destrucción o de la con-servación y engrandecimiento de las naciones”6, apa-recido el 19 de mayo de 1810, es decir a sólo seis días del pronunciamiento del 25, en el cual se percibe un

4 Gondra, Luis, Las ideas económicas de Manuel Belgrano, Buenos Aires, Talleres Gráficos Argentino J. Rosso, 1923, p. 90.5 Este concepto lo utilizamos para analizar al periodismo impreso de la época. Véase Díaz, C., Comunicación y Revolución… 6 Muchos autores, entre ellos, el primer biógrafo de Belgrano, B. Mitre incurrieron en el error de denominarlo “Origen de la grandeza y decadencia de los imperios”, dado que lo tomaron de la autobiografía del prócer. Acaso Belgrano cometió este indesea-do error al escribir años después la mencionada autobiografía, por no tener a la vista el artículo y valerse solamente de sus recuerdos. Cfr. Paul Groussac, en Santiago de Liniers, Conde de Buenos Aires, Buenos Aires, Imprenta Americana, 1942, p. 303, menoscaba no sólo el artículo, sino también a Belgrano y al periódico en general.

sesgo político, de prosa directa y persuasiva, escrito con la intención de quien sabía que esas eran las cir-cunstancias propicias para darlo a la luz pública, pues aludía a un concepto vital para los días venideros.

En el segundo, “La libertad de la prensa es la principal base de la ilustración pública” –11 de agos-to de 1810–, subrayaba el valor del estímulo a la cir-culación de ideas para un gobierno revolucionario, en consonancia con los preceptos del periodismo intelectual / ampliado. Sin embargo, pensaba que a esas ideas se las debía resguardar sobre todo, en momentos en que había que construir las bases de un nuevo Estado. Por ello, trató de inculcar en la población las ventajas de poder escribir sin restric-ciones, excepto acerca del dogma religioso, de las injurias y de la obscenidad. Entre otros conceptos, escribió: “La libertad de la prensa no es otra cosa que una facultad de escribir y publicar lo que cada ciudadano piensa y puede decir con la lengua. Es tan justa dicha facultad, como lo es la de pensar y de ha-blar, y es tan injusto oprimirla, como lo sería el tener atados los entendimientos, las lenguas, las manos, o los pies a todos los ciudadanos”. Escrito pocos días después de la Revolución de Mayo, el párrafo era un alegatos en favor de la libertad de expresión7. u

7 Debe recordarse que M. Moreno también se había referido a este tema en un breve artículo “Sobre la libertad de escribir” publicado en la Gazeta de Buenos Ayres, el 21 de junio de 1810. Este, a nuestro entender, no posee la profundidad ni claridad de conceptos que caracterizan al escrito por Belgrano. Cabe agregar acerca de este célebre artículo que “la filiación del escrito moreniano se relaciona estrechamente con la ‘disertación presentada a una de las sociedades del Reino’ por Valentín de Foronda, y publicada en 1789 en el Espíritu de los mejores diarios”. Véase Rípodas Ardanaz, Daisy, Refracción de ideas en Hispanoamérica colonial, Buenos Aires, Ediciones Culturales Argentinas, 1983, p. 144.

Aquel redactor fantasmaAdemás de su labor de corresponsal para El Correo Mercantil de España y sus Indias, Belgrano escribía allí otro tipo de artículos. En una carta dirigida a su amigo chileno Manuel Salas, utilizaba conceptos similares a los que aparecerían tiempo después publicados en un suelto sin rúbrica en el periódico peninsular. Es el caso de una nota sobre el uso del aceite de madi para la fri-tura de comestibles.La tarea periodística de Belgrano había comenzado en 1795 como corresponsal, lo que justifica mencionarlo como el primer periodista rioplatense, pero además su actuación no se limitó a esta primera tarea reporteril, sino que también prosiguió de manera sistemática tanto en el Telégrafo Mercantil como en el Semanario y de forma más directa en el Correo de Comercio.

* Doctor en Comunicación graduado en la Universidad Nacio-nal de La Plata (UNLP). Director del Centro de Estudios en Historia, Comunicación, Periodismo y Medios de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social (Cehicopeme) de la Facultad de Periodismo (UNLP).

19Perspectivas en Historia de los Medios

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Cuando el 28 de junio de 1914, el archiduque Fran-

cisco Fernando de Austria fue muerto en Sarajevo por Gavri-lo Princip, en Buenos Aires el diario Crítica, fundado por Natalio Botana y pionero de la prensa sensacionalis-ta argentina, no tenía todavía un año de vida en las calles porteñas.

Pese a la distancia geográfica que separaba a la Argentina del escenario de los posteriores acontecimientos bélicos y la pos-tura neutral del país ante el conflicto, los periódicos locales tuvieron un rol informativo vital, potenciado por la excepcionalidad noticiosa de la guerra, el interés de las comunidades de inmigrantes provenientes de los países en pugna y, en otro orden, por las consecuen-cias que podía tener la contienda para la integración económica al comercio internacional vía el modelo agroexportador.

En línea con Patricia Vega Jiménez1 y su trabajo sobre la prensa costarricense, puede afirmarse que la Gran Guerra fue el primer acontecimiento mediáti-co de magnitud del siglo XX, acrecentado por el de-sarrollo propagandístico y otras estrategias de per-suasión. El periodismo gráfico fue una herramienta decisiva para la comunicación en la región.

Si bien los diarios de Buenos Aires se vieron in-fluidos por el insumo informativo y propaganda de las agencias de noticias europeas, estaba luego en cada medio la decisión de desarrollar sus estrategias de publicación dirigidas a su lector específico.

Por eso, quien hiciera un paneo por los ejemplares de Crítica durante los primeros meses de la contien-da, podría conjeturar que su cobertura, explícitamente

aliadófila, fue una ex-periencia que impuso una serie de desafíos para la producción periodística y un pun-tapié para la experien-cia sensacionalista del medio, que al ser nue-vo y con escasos re-cursos, a diferencia de su competencia, apro-vechó las ocasiones informativas con una gama de elemen-tos que involucraron lo narrativo, el diseño, lo comercial, lo visual y el entretenimiento.

Secciones fijas e in-novación

La línea edito-rial en contra de Ale-mania fue toda una apuesta que hasta la finalización del conflic-to le permitió al medio

realizar tiradas de 140.000 ejemplares2. Esta postura aliadófila de Crítica ya estaba consolidada a un mes del inicio del enfrentamiento, en octubre de 1914, y ocu-paba en promedio las tres primeras páginas del diario; sin embargo, su cobertura necesitó tanto de secciones fijas como de otras más flexibles de acuerdo con la in-formación disponible.

Por ejemplo, junto con información de carácter nacional la tapa tuvo de manera estable la sección “Guerra Mundial”, a dos columnas, con el resumen de las acciones de combate. Se destacó aquí la uti-lización de una variedad tipográfica en cada título y, en algunos casos, ilustraciones.

Otra sección que tuvo estabilidad fue “Jornadas 1 Vega Jiménez, Patricia, “Primicias de la Primera Guerra Mundial en la prensa costarricense (1914)”, Cuadernos Inter.c.a.mbio so-bre Centroamérica y el Caribe, Universidad de Costa Rica, Año 4, N° 5, 2007. http://www.latindex.ucr.ac.cr/index.php/intercambio/article/view/3909

Crítica y la Gran Guerra

Por Enrique Fraga

La guerra mundial que se desató en 1914 fue un tema que el diario de Natalio Botana instaló en la tapa desde el comienzo y que siguió en sus ediciones con textos, diseño y publicidades específicas.

2 Abós, Álvaro, Ciudadano Botana. La biografía definitiva del crea-dor del diario Crítica, 1° edición, Javier Vergara Editor, Buenos Aires, 2013.

Para mantener la atención, reinventaron secciones y hasta generaron artículos más cercanos al entreteni-miento y a la propaganda que a la noticia.

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de guerra”, dedicada también a la crónica de los acontecimientos. Su disposición varió entre las pági-nas 2 y 3, adaptándose a la publicación de cuerpos fotográficos o publicidades; es que la segunda pá-gina fue depositaria de la información fotoperiodísti-ca del conflicto, esporádica de lunes a viernes y fuer-te el fin de semana bajo la sección “La guerra ilus-trada recibida por el correo de hoy”, que incluía una decena de imágenes.

En la tercera página aparecía otra sección fija. Tenía ilustraciones, a veces historietas de un cuadro y texto al pie; en otros casos verdaderos carteles de guerra, que con la versatilidad de Pedro de Rojas mezclaban recursos como la información de coyun-tura, la propaganda política de carácter macabro, el humor negro y siempre una marcada línea editorial antialemana.

Sin embargo, a poco de comenzada la guerra, Crí-tica tuvo la exigencia de aportar novedad acerca de un conflicto que ya por momentos se volvía rutina-rio. La edición del 23 de octubre, por ejemplo, es en-fática: “La guerra europea ya no entusiasma a nadie. Lo poco agrada y lo mucho ‘stufa’”.

Esta necesidad de innovación del medio para “entusiasmar” fue cubierta con una serie de condi-mentos que fueron desde la publicación repetida de información (vía suplementos y coberturas especia-les), la invención y reinvención de secciones y hasta a la generación de artículos o propuestas más cerca-nas al entretenimiento y la propaganda que al que-hacer noticioso.

Por ejemplo, la página 2 tuvo una sección dedi-cada a crónicas, cables de los aliados y anécdotas del conflicto que cambiaba varias veces de nombre. Así, en tan sólo un mes, se sucedieron “Informa-ciones por cable y correo con alcance hasta las 4 PM” (01/10/1914), “Notas, anécdotas y cosas de la guerra” (13/10/1914), “Notas gráficas del teatro de la guerra” (14/10/1914) y “Combates, episodios y esce-nas de la guerra” (19/10/1914).

Los condimentos de las batallasEl entretenimiento ocupó un rol no menor en la co-

bertura bélica. Por ejemplo, uno de los folletines que Crítica publicó a poco de iniciado el conflicto fue “Se-cretos de la Corte Imperial”, una biografía de Guiller-mo II a través de las memorias de la condesa de Ep-pinghoven y traducido por Emilio Dupuy de Lome.

Acompañado por una sugestiva ilustración en la que el líder germano y su mujer eran observados mientras dormían en la intimidad de su recámara, de manera indiscreta y junto a la leyenda “Libro secues-trado en Berlín”, la primera entrega ocupó la mitad de la tapa del 2 de octubre, luego de una anuncia-da publicación en números anteriores. Pasada la novedad, el folletín fue a la página 4, junto a notas

costumbristas como “Acuarelitas de arrabal” y el “No-vísimo diccionario lunfardo”. En 1916, un segundo folletín, “El Kaiser desenmascarado. Memorias del conde Axel von Schwering” siguió la línea de aquella primera intervención.

A tres días de anunciar la contratación de los ser-vicios de la agencia francesa Havas, el 23 de no-viembre Crítica prometió la publicación de “pruebas fotográficas de la barbarie alemana” y agregó: “Se trata de documentos sensacionales, enviados direc-tamente de la Polonia rusa, que comprobarán una vez más la alta justicia de nuestra campaña a favor de la civilización”. Así, al día siguiente y bajo el títu-lo “La barbarie alemana, documentos gráficos para la historia” el medio presentó en su tapa un desplie-gue fotográfico de víctimas mortales del conflicto con la bajada: “Mutilaciones, cráneos triturados por la cu-lata de los fusiles alemanes”. Dos días después, re-publicó una impactante foto de niños muertos, ahora ampliada. La repetición de la macabra escena fue acompañada al pie de página por una ilustración que como en un juego infantil invitaba al lector a formar la figura del káiser Guillermo II tras plegar el dibujo de cuatro cerdos. Otro ejemplo de entretenimiento, fotoperiodismo, sensacionalismo y propaganda. u

Bibliografía consultadaAbós, Álvaro, Ciudadano Botana. La biografía definitiva del creador del diario Crítica, primera edición, Buenos Aires, Javier Vergara Editor, 2013.Vega Jiménez, Patricia, “Primicias de la Primera Guerra Mundial en la prensa costarricense (1914)”, en Cuader-nos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, Uni-versidad de Costa Rica, Año 4, N° 5, 2007. http://www.latindex.ucr.ac.cr/index.php/intercambio/article/view/3909 Saítta, Sylvia, Regueros de tinta. El diario Crítica en la dé-cada de 1920, primera edición, Buenos Aires, Siglo Vein-tiuno editores, 2013.Stone, Norman, Breve historia de la Primera Guerra Mun-dial, primera edición, Buenos Aires, Ariel, 2013.Diario Crítica, octubre, noviembre y diciembre de 1914, ejemplares microfilmados, Biblioteca Nacional de la Repú-blica Argentina.

Avisos al tono

La idea de aprovechar la guerra para hacer negocios también se reflejó en la publicidad. Si bien los avisos re-cién aparecían en la cuarta página junto a información menos dura, hubo situaciones sorprendentes como la del 23 de octubre de 1914 cuando en una página com-pleta titularon: “Ultimas noticias. Documento sensacio-nal. Reagravamiento de la conflagración europea”, para captar la atención del lector y luego promocionar la venta “sin precedentes” de 10.000 pantalones fantasía a $ 4 y 5000 trajes de saco desde $ 7, entre otros artículos que se vendían en Bartolomé Mitre y Carlos Pellegrini.

21Perspectivas en Historia de los Medios

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La primera plana de un periódi-co es tanto la puerta de entrada como su presentación. Cons-

truida para atraer la mayor cantidad de público a primer golpe de vista, se juegan en ella los recursos más impactantes, dentro del estilo edito-rial de cada publicación.

Esta función de la primera pla-na se configuró en la Argentina a fines del siglo XIX, cuando los pe-riódicos comenzaron a venderse en los escaparates de los kioscos y a competir con publicaciones ilustradas. En las décadas siguien-tes la prensa estadounidense fijó su impronta inaugurando una tapa cruzada por grandes e impactantes titulares, ilustraciones y recuadros.

Los cambios tecnológicos acu-mulados en la segunda mitad del siglo impactaron en la prensa dia-ria, cuadruplicando la cantidad de páginas por número, reduciendo el tiempo de impre-sión y ampliando exponencialmente la cantidad de ejemplares por tirada, con destino a un nuevo merca-do lector ávido y en condiciones de consumir.

El aviso comercial, puesto en el centro de la es-cena como medio principal de financiamiento durante este mismo período, irrumpe en el sistema visual del diario, cuya configuración histórica provenía hasta entonces de la lógica letrada. Así, las publicidades cambian el aspecto de la página al generar puntos de atención, rompen el formato columna y fortalecen las dinámicas de materiales seriados (que había inaugu-rado el folletín) a partir de la irrupción de las primeras campañas publicitarias.

Las tres columnasDurante siglos una página de periódico se parecía

mucho a la de un libro. El forma-to sábana con columnas de texto iniciado en el mundo anglosajón fue la norma en el siglo XIX, habi-litando caminos divergentes entre el libro y el diario en cuanto a la or-ganización visual de sus páginas. En la Argentina, el paso hacia las tres columnas, que se lleva a cabo entre 1820 y 1850, fue un momen-to clave de ese distanciamiento, que se da simultáneamente en la tapa y en el interior de las publi-caciones, las cuales no siempre tenían en sus portadas un diseño demasiado diferente al resto de la publicación.

La primera página contenía información cuya importancia en relación con el conjunto era rela-tiva: en algunos casos había in-formación comercial, en otros la publicación de actos de gobierno,

en otros, los avisos por palabras. En su base, no era extraña la presencia del folletín, pero también podía este último hallarse en la parte inferior de otras hojas, sobre todo cuando cada número contenía más de un pliego de contenidos.

Los dos diarios más importantes de la Argentina durante el modelo agroexportador (y aún después, a lo largo del siglo XX), fueron sin dudas La Nación y La Prensa. Ambos se incubaron al amparo del gobierno de Mitre y reconvirtieron nombre, estructura societa-ria y financiamientos entre 1869 y 1870, fechas reco-nocidas de fundación. Nacían empresas periodísticas cuya clave principal no sería el presupuesto estatal, sino las grandes suscripciones y los avisos. En este contexto de transición y cambios, las tapas de La Na-ción experimentaron un proceso de definición tanto en la forma como en el contenido.

LA NACIÓN Y SUS TAPAS

Entre el Estado

Por Alejandra Ojeda

Nacido al amparo del gobierno de Bartolomé Mitre en 1862, se reconvirtió ocho años después, ya con el nombre definitivo de La Nación, y pasó a ser un diario con diseño, publicidad y con-tenidos con una visión comercial.

y las mieles del mercado

La Nación - Imágenes - 22/23: El lugar de las fotos: 4 de septiembre de 1902.

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Reconversión sin aditamentoEl antecesor de La Nación fue La Nación Argen-

tina, fundado en 1862, voz no oficial del gobierno de Mitre, dirigida por su secretario. El paso hacia La Na-ción ha sido anunciado como un cambio radical en la función del periódico, describiendo a este momento como fundacional de una nueva forma de hacer pren-sa, ajustada a los principios del Estado y la prensa modernos. La fecha simbólica, el 4 de enero de 1870. En términos concretos, no habrá grandes modifica-ciones en el diario y su imagen, más allá del cambio del nombre del periódico. Por lo demás, continuaron los mismos redactores e impresores, incluso se man-tuvo la correlación de números en el folletín, que per-maneció a pesar del cambio.

Desde el punto de vista de su visualidad, desde 1870 y hasta mediados de la década de 1890, los principales elementos gráficos estaban dados por formas tipográficas, fundamentalmente el nombre del periódico, algunos títulos de secciones y unas pocas líneas que terminaban de organizar el espacio.

La tapa seguía siendo pensada desde una lógica letrada, donde la información inicial era leída en pri-mer lugar, y el resto de los elementos se leía en un orden sucesivo, siguiendo el recorrido lineal de cada columna, en orden de lectura (derecha a izquierda).

En tal sentido, los títulos de las secciones, que empiezan a consolidarse y regularizarse hacia 1880, son una marca visual que comienza a organizar el material textual con una lógica distinta a la sucesión continua, y permite que el lector ingrese a la lectura de la tapa desde distintos lugares.

Uno de los primeros géneros que se destaca dentro de la primera página, por su estabilidad y ubicación, es el editorial, que durante muchas décadas del siglo XIX fue colocado en el inicio del recorrido de lectura (arriba a la izquierda, primera columna), y con la identificación de sección en la misma letra del nombre del periódico. En la medida en que, tras la derrota mitrista y la conci-liación de 1878 el discurso político faccional comienza a ser desplazado por otro basado en el consenso para facilitar la venta de público a los anunciantes, el edito-rial pasa a la segunda página, y ocupan la página uno diversos avisos sobre espectáculos, fúnebres y clasi-ficados. Eventualmente volverá a la primera plana en fechas patrias y otros momentos especiales.

Un segundo género que mantuvo su lugar desta-cado en la primera plana hasta finales del siglo XIX fue el folletín, espacio de divulgación literaria que se ubicaba en el último cuarto de la página, separado claramente del resto por una línea que cruzaba la totalidad de la página.

Este espacio fue uno de los primeros en incluir ilustraciones, y en muchos periódicos europeos esta-ba diseñado para ser cortado y encuadernado. En el caso de los folletines de La Nación, esta función de “libro por entregas” no estaba plenamente organizada,

publicándose en muchas ocasiones dos folletines dife-rentes impresos, uno en anverso y el otro en reverso, con lo que se perdía la posibilidad de encuadernarlos o se perdía la regularidad de publicación continua.

La identidad Entre tanto, el logotipo con el nombre del periódi-

co ocupa un lugar estable y destacado. Este elemento recién adquiere su configuración gráfica definitiva en 1873; hasta entonces se modificaba cada vez que la imprenta del diario cambiaba su repertorio de tipos. Re-cién en esa fecha empezó a considerarse importante mantener el encabezado estable en términos de forma, no sólo de contenido.

El 1º de septiembre de 1894, año de muchos cam-bios técnicos, de gestión y dirección para el perió-dico, La Nación modificó radicalmente el orden de aparición de sus seccio-nes, artículos y avisos: la primera página pasó a estar ocupada por la car-telera de espectáculos, los avisos fúnebres y cla-sificados, criterio que se mantuvo hasta las prime-ras décadas del siglo XX.

Estas secciones no poseían ilustraciones y presentaban un diseño mo-nótono que se mantendría hasta principios del siglo XX. Excepcionalmente, la primera plana se poblará de imágenes en aquellas ocasiones en que la familia Mitre quería impulsar algún proyecto o tema particu-lar, como es el caso de la construcción del cemente-rio de la Chacarita.

Esta inclusión de imágenes estaría determinada no solamente por la voluntad editorial, sino porque su elaboración fuese posible. En 1894, encontramos muchos grabados en el periódico, debido al paso efí-mero de un artista plástico llamado Malharro, quien unos meses después partía a Francia a completar sus estudios. Para este tipo de notas, además, era posible encontrar fotografías de archivo desde las cuales elaborar las imágenes dibujadas, pues era ha-bitual que el Estado documentara fotográficamente las obras públicas que se iban realizando en la ciu-dad. Aún no había fotograbados en los diarios y sólo comenzaban a verse en las revistas.

Esta práctica de elaboración de ilustraciones a partir de la copia de fotografías, que por incompa-tibilidades técnicas no se incorporaron a los diarios hasta 1901, generará la irrupción de la perspectiva fotográfica, preparando el terreno para el cambio vi-sual que tendrá lugar en el primer cuarto del siglo XX. Desde comienzos del nuevo siglo la ilustración llegaba para quedarse definitivamente. u

Las publicidades cambian el aspecto de la página, generan puntos de atención, rompen el formato columna y fortalecen las dinámicas de materiales seriados.

23Perspectivas en Historia de los Medios

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En esta sección presentaremos reseñas sobre in-vestigaciones en curso en el campo de la histo-ria de los medios, originadas en diversos ámbi-

tos académicos. La comenzamos con la mención de los trabajos en desarrollo en el marco de la cátedra que edita esta revista. Es el punto de inicio y también una invitación a equipos vigentes que deseen remitir sus resúmenes para su publicación.

Actualmente, la cátedra aborda dos proyectos de investigación, uno en etapa de cierre y otro en su inicio, ambos radicados en el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (IEALC), en el marco del sistema Ubacyt de la Universidad de Buenos Aires. Los proyectos son:

1) Ubacyt 2012-2014 GEF Código 20020110200163 (En etapa de cierre)

Modelos periodísticos en los orígenes de la pren-sa periódica hispanoamericana: estudio compa-rado de los países de los ex virreinatos del Río de la Plata, del Perú y de Nueva España durante las guerras de independencia (1810-1824)

2) Ubacyt 2014-2016 GEF 20020130200157BA (En etapa de inicio)

Juan Lasserre en Argentina y Uruguay (1826-1853): periodismo, política y redes de parentesco en la construcción de las naciones del Río de la Plata.

Problemas que aborda “Modelos periodísticos”: Al comenzar las guerras de independencia, algu-

nas colonias hispanoamericanas contaban ya con la presencia de periódicos. En México, una prensa prácticamente diaria toma forma ya en las últimas dé-cadas del siglo XVIII, y las experiencias se expanden desde la capital hasta otras ciudades importantes del virreinato (como Zacatecas, Veracruz o Valladolid). Ciudades de encrucijadas portuarias y control adua-

nero cuentan con periódicos –algunos, en sus inicios, tímidamente manuscritos– poco después de 1760, y configuran publicaciones a imitación de las existentes en capitales regionales españolas –privilegio estatal, sociedad patriótica, tópicos ilustrados, saberes prác-ticos y letras levemente picarescas– entre fines del siglo XVIII y comienzos del XIX. Son, por ejemplo, los casos de Buenos Aires, La Habana, Panamá. Este desarrollo periodístico elaborado en el marco colonial toma contacto apenas tangencial con la creciente cir-culación de periódicos modernos propia del mundo anglosajón. Enemistades religiosas y geopolíticas se suman a la imposibilidad de una prensa política parla-mentaria en el imperio español, para impedirlo.

Las revoluciones de independencia pasarán por ello muy rápidamente de la utilización de los recur-sos, saberes y experiencias de la breve y tenue pren-sa colonial a la intrusión de elementos propiamente modernos. Al principio, por simpatías expresadas res-pecto de los modelos de publicación anglosajones. Más adelante, por la incorporación de tecnologías, criterios de armado y venta, géneros y contenidos.

¿Cómo se forman, por lo tanto, los primeros mo-delos periodísticos de una Hispanoamérica en lucha por su independencia, cuya prensa se encuentra en semejante tensión, hasta tanto se consolida el fin de la presencia española tras Ayacucho?

En este proyecto abordamos ese interrogante, ex-plorando y describiendo los recorridos genealógicos de esta prensa en sus semejanzas estructurales, y en sus diferencias, tanto a partir de los distintos recorridos coloniales y revolucionarios como de sus implicancias en las posibilidades de una prensa patriótica: en tanto en México surge y se sostiene, con avances y retro-cesos, una prensa insurgente que desafía a la “legal” favorable a España, presente a todo lo largo de la gue-rra en los centros administrativos fundamentales, en Lima la prensa favorable al virreinato y su conexión con España no tuvo oponentes serios hasta la irrup-ción de la guerra por fuerzas externas (San Martín, Bolívar) en los últimos años de este período. Sí, en cambio, irrumpe una precaria pero significativa plurali-dad de voces en el momento de apertura a las Cortes Generales entre 1811 y 1815, con influencia en los dis-cursos y referencias posteriores. En Buenos Aires, por el contrario, desde 1810 la única prensa existente fue la patriota, polemizando con la Gaceta de Montevideo hasta la toma de esta ciudad por el propio ejército pa-triota organizado desde Buenos Aires. u

Director: Julio Moyano [email protected]; Codirector: Alejandra Ojeda [email protected] Equipo: Rubén Levenberg [email protected]; Patricia Faure [email protected]; Ariel Gurmandi [email protected]; Enrique Fraga [email protected]

Investigación PROYECTOS

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En el marco de la po-lítica que sigue la Carrera de Ciencias

de la Comunicación, con la creación de espacios comunes para materias afines con integrantes de los tres claustros, se presentó el Area de His-toria de la Comunica-ción Gráfica. Se trata de “una plataforma acadé-mica para el desarrollo de actividades pedagó-gicas, de investigación, de vinculación y de coopera-ción con la comunidad”, según reza en su documento fundacional de abril último. La iniciativa pone énfasis en la promoción de “la capacitación permanente, el desarrollo de programas y proyectos de investigación, la producción e intervención comunicacional desde el campo de la historia de la comunicación gráfica”, con una perspectiva nacional y latinoamericana.

Con la concepción de que el periodismo gráfico, la industria editorial y las formas impresas y digitales de la propaganda “son parte sustancial de la configura-ción de los espacios públicos, las identidades políticas y culturales y la economía de la comunicación en Ar-gentina y América latina”, el Area de Historia de la Co-municación Gráfica encara el abordaje del campo sin desconocer su complejidad como objeto de estudio.

“Nuestra perspectiva es el abordaje de este cam-po problemático en su complejidad, considerando sus dispositivos y prácticas en su condición de objetos culturales (Jitrik, 1993, 1995) e instituciones sociales (Williams, 2001, 2003) sobredeterminadas, comple-jas, multidimensionales y, por lo tanto, necesariamen-te abordadas multidisciplinarmente desde la historia política, social y cultural”, explica el documento y agre-ga: “El Area de Historia de la Comunicación Gráfica abordará los medios impresos y digitales de América Latina, su articulación con los procesos históricos, su vinculación con los avances y retrocesos en la perspectiva de los procesos de integración, y las ar-ticulaciones con otras reflexiones y campos de inter-vención profesional desde las ciencias de la comu-

nicación, considerando a su vez la dimensión histórica de la discipli-na como enmarcada en los desafíos de la comunicación contem-poránea: democratiza-ción, reducción de bre-chas en su acceso y su condición de derecho fundamental”.

Entre algunos de los objetivos de este espacio de trabajo aca-

démico se destacan la generación de actividades de colaboración entre cátedras y claustros para el in-tercambio de trabajos, investigaciones, bibliografías, participaciones en redes y asociaciones, realización de foros y coloquios; así como participar de la Red de Historiadores de la Prensa y el Periodismo en Hispa-noamérica, generar proyectos y actividades orienta-das a la preservación de corpus de comunicación grá-fica en soporte papel y digital; producir material didác-tico y publicar materiales inéditos de interés histórico.

Coordinado por Marcelo Borrelli, Grisel El Jaber, Rubén Levenberg, Alejandra Ojeda y Alejandra Pasi-no, el área también propicia formalizar su dinámica institucional y la de sus primeros equipos de trabajo, la articulación con los grupos de investigación en comu-nicación (GIC), proyectos Ubacyt, Ubanex, semina-rios ad hoc y otros proyectos que involucran a docen-tes, graduados, tesistas y estudiantes o en convenio con ella; así como además brindar apoyo a tesistas de grado y posgrado integrantes de GIC asociados.

El grupo convocante estuvo formado por los do-centes (en orden alfabético) Marcelo Borrelli, Carlos Cánepa, Patricia Faure, Enrique Fraga, Ariel Gur-mandi, Rubén Levenberg, Julio Moyano, Alejandra Ojeda y Alejandra Pasino; junto a los graduados To-más Crespo, Noelia Guerrero y Diego Landi.

Queda invitada la comunidad académica a sumar-se a este espacio de trabajo colectivo.

Puede consultarse el documento completo en http://historiaymedios.sociales.uba.ar/areas/, o enviar mail a [email protected]. u

LANZAMIENTO

El área de historia de la comunicación gráficaCon una propuesta multidisciplinar que integra a docentes, investigadores, graduados y estudiantes, comenzó a funcionar el Area de Historia de la Comunicación Gráfica –impresa y digital– de la Carrera de Ciencias de la Comunicación Social.

25Perspectivas en Historia de los Medios

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Concluía el siglo XX cuando un grupo de inves-tigadores iberoamericanos acudieron al Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanida-

des de la Universidad de Guadalajara, para formali-zar la creación de una red internacional de investiga-ción e intercambio.

A partir de aquel 7 de septiembre de 1999, la Red ha tenido actividad y crecimiento continuos, con intercambios entre docentes e investigadores de todo el mundo y congresos bianuales. Esta vez la cita es en la ciudad mexicana de Querétaro, donde se realiza el IX Encuentro Internacional, con cientos de aportes provenientes de toda América y países de Europa, apenas unas pocas semanas después del decimoquinto aniversario.

La Red conserva hoy los objetivos fundacionales: propiciar la multidisciplinariedad sin privilegiar nin-gún enfoque; la bienvenida a investigadores prove-nientes de disciplinas muy diversas, sin establecer órdenes jerárquicos o prioridades, entre ellas: histo-ria, literatura, comunicación, sociología, antropolo-gía, ciencias políticas, etc. “El único objetivo –indi-caba el primer documento– es tomar a la historia de la prensa y el periodismo como objeto de estudio.” También se propuso propiciar el intercambio de infor-mación sobre investigación, novedades editoriales, congresos, encuentros y otras actividades académicas y mediáticas ligadas a su objeto. Complementariamen-te se planteó incentivar el rescate de los materiales he-merográficos y otros elementos de patrimonio cultural e histórico vinculados a la prensa y el periodismo, rea-lizar actividades de difusión, publicar índices y catálo-gos, procurar la realización de publicaciones conjuntas con resultados de investigaciones, y la realización de encuentros regulares.

El resultado tras apenas una década y media de trabajo es alentador: se han realizado ya ocho en-cuentros internacionales de la Red –y el noveno en 2014–; se han coordinado publicaciones colectivas con riguroso referato que permitieron actualizar el estado de la cuestión, entre otros objetos de estudio, de la prensa hispanoamericana, de México y de las regiones; su utilización como fuente de investigación histórica y su estatus como paradigma de interdisci-plinariedad.

También, en un contexto de mayor instituciona-

INTERNACIONALES

La historia de la prensa es la cuestiónHace quince años se fundó la Red de Historiadores de la Prensa y el Periodismo en Iberoamérica, que reúne a docentes e investigadores con el propósito de promover la integración de equipos multidisciplinarios, el intercambio de textos y experiencias y el estímulo de las publicaciones.

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Los encuentros de la Red

u I: Guadalajara, Jalisco, Universidad de Guada-lajara, septiembre de 1999.u II: Xalapa, Veracruz, Universidad Veracruzana, México, marzo de 2004. u III: Oaxaca, Oaxaca, Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, noviembre de 2005. u IV: San Cristóbal de las Casas, Chiapas, de 2007.u V: Zacatecas, noviembre de 2008. u VI: Universidad de San José, Costa Rica, febre-ro de 2010. u VII: Veracruz-Boca del Río, Universidad vera-cruzana, abril de 2011. u VIII: Aguascalientes, Aguascalientes, Univer-sidad Autónoma de Aguascalientes, octubre de 2012. u IX: Santiago de Querétaro, Querétaro, Univer-sidad de Querétaro, octubre de 2014.

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lización, se lograron nuevas interacciones, con la participación en congresos de la Latin American Stu-dies Association, (SLAS) en el Reino Unido, y en los congresos Internacional de Americanistas e Interna-cional de la Asociación Historiadores de la Comuni-cación (España), así como en reuniones del Conse-jo Europeo de Investigaciones Sociales de América latina, y con diversas asociaciones nacionales de América y Europa.

La apertura a recorridos e indagaciones multidis-ciplinares, a partir de una invitación generosa basada en el interés por el objeto antes que por formaciones profesionales tradicionalmente habi-litadas a considerar la prensa como campo disciplinar propio, ha rendi-do, sin dudas, frutos observables tanto en la configuración de proble-mas, que articulan investigadores de diversos orígenes académicos y profesionales y de diversos países, en debates compartidos, proyectos de publicación o intercambio de información para investigaciones.

Entre otros temas, se notan continuidades y cre-cimientos en cuestiones como prensas regionales, géneros especializados, marcos regulatorios, prensa y formación de la opinión pública, prensa y guerras, prensa colonial, revoluciones de independencia, transformaciones tecnológicas, prensa y migracio-nes, empresas periodísticas, problemas metodológi-cos y teóricos, enseñanza de la historia de la prensa, historias comparadas, prácticas y contextos cultura-les, imagen visual en prensa, digitalización, historia política, etcétera.

El volumen y variedad de ponencias presentadas en los sucesivos congresos han experimentado un crecimiento exponencial; con igual evolución en el nú-mero de investigadores de diversos países que parti-cipan regularmente en actividades de la Red. Los si-tios web lo atestiguan en el número de investigadores inscriptos, cantidad de libros presentados y artículos en línea puestos a disposición de los interesados.

El crecimiento y consolidación de la Red son inescindibles del esfuerzo y constancia puestos en juego por numerosos colegas de América y Europa, pero especialmente por los mexicanos, quienes han sido anfitriones de ocho de los nueve encuentros convocados hasta ahora, han incubado y respaldado sus principales publicaciones, han articulado diálo-gos con otras redes y han promovido la creación de nuevos nodos y redes regionales.

La etapa actual muestra numerosos logros conso-lidados y también la expectativa de un mayor creci-miento regional e internacional, con la suma de nue-vos ejes problemáticos de investigación, el impulso

de la capacitación en la especialidad, la circulación de documentos, libros y artículos, tesis e informes y la generación de proyectos multidisciplinarios. u

Enlaces de interéshttp://reddehistoriadoresdelaprensa.blogspot.com.ar/Información actualizada sobre aspectos prácticos del próximo encuentro internacional así como los más recien-temente realizados.

http://www.historiadoresdelaprensa.com.mx/miembros.shtmlEl sitio contiene información institucional, datos para soli-citar membresía, listado de miembros con información de contacto, nómina de libros y otras publicaciones realizadas por la Red o por miembros de la misma, y una nómina de artículos consultables en línea desde el mismo sitio.

Algunos de los libros producidos por la Red

Del Palacio Montiel, Celia (Ed.)La prensa como fuente para la historiaUniversidad de Guadalajara, Conacyt, Miguel Ángel Po-rrúa, México, 2006Del Palacio Montiel, Celia (Ed.)Siete regiones de la prensa en México. 1792-1950Universidad de Guadalajara, Conacyt, Miguel Ángel Po-rrúa, México, 2006Del Palacio Montiel, Celia (Ed.)Rompecabezas de papel. La prensa y el periodismo desde las regiones de México. Siglos XIX y XXUniversidad de Guadalajara, Conacyt, Miguel Ángel Po-rrúa, México, 2006Martínez Mendoza, Sarelly, Del Palacio Montiel, Celia (Ed.) Voces en papel. La prensa en Iberoamérica de 1792 a 1970 Universidad Autónoma de Chiapas, Colección social y humanística, México, 2008Pineda, Adriana, Gantú, Fausta (Ed.)Miradas y acercamientos a la prensa decimonónica. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo/Red de Historiadores de la Prensa y el Periodismo en Ibe-roamérica e Instituto Mora. México, 2013.

Red de Historiadores

27Perspectivas en Historia de los Medios

Page 28: Perspectivas en Historia de los Medios

Los medios y sistemas de comunicación son ob-jetos históricos y socialmente situados. Los dis-positivos mediáticos no son únicos y mucho me-

nos estables. El pasaje de la máquina de escribir a la tableta multifunción no se debe interpretar solamente como el pasaje de lo analógico a lo digital.

El arribo de la digitalización creó distintas muta-ciones en las cuales se observan nuevos espacios y

AYER Y MAÑANA

De la máquina de escribir a la tablet

tiempos en el proceso de producción, distribución y consumo de información. En este proceso de trans-formación, coexisten viejas y nuevas prácticas de es-critura y lectura. Y en este nuevo ecosistema mediá-tico, que se encuentra en constante mutación, no es extraño ver un dispositivo que convierte la vieja má-quina de escribir en un teclado para tabletas, como muestra el video accesible en: https://www.youtube.com/watch?v=tu3g4ZBt3o0#t=56)

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Page 29: Perspectivas en Historia de los Medios

Los medios digita-les e interactivos forman parte del

proceso de comunica-ción e interacción so-cial (Volóshinov, 2009) en el que se imbrican la esfera pública y la esfera privada. Al mis-mo tiempo se diversifi-can los espacios hacia el interior de la familia burguesa y los consu-mos de medios de co-municación se tornan a la vez más individuales y más yuxtapuestos (Flichy, 1993).

El concepto del es-pacio público en Internet plantea varios desafíos. En el marco de los espacios virtuales, es necesario comprender el alcance del concepto de espacio fí-sico que se ve atravesado por el nuevo ecosistema digital (Scolari, 2008).

Como explica J. Habermas, la vida social burgue-sa “puede captarse ante todo como la esfera en la que las personas privadas se reúnen en calidad de público”. En este sentido, en la actualidad el concep-to de espacio público no es equivalente directamente a los espacios públicos digitales de Internet.

En principio, el espacio digita, es, por defecto, pri-vado. Una dirección URL, un espacio en un hosting y un administrador de contenidos marcan el espa-cio físico real dónde se alojará el espacio digital. Y, aunque probablemente, puedan darse condiciones para publicar una web totalmente gratis e Internet (Blogs, Wikis y otros lugares de debate), se entiende que todo espacio digital cuenta con un dueño, que condiciona con sus reglas las políticas de publicacio-nes de los usuarios, tanto en su forma como en su contenido.

El concepto de usuario difiere del público lector (maestros, abogados, comerciantes, etc.) que Ha-bermas señalaba en el siglo XVIII en Alemania. Los públicos no nacen, se hacen según la época. Actual-

mente, el usuario es un internauta, un “ac-tor multimodal que lee, ve, escucha y combi-na materiales diver-sos” (García Canclini, 2007). De esta forma, el usuario produce una integración de lengua-jes, en donde puede reinterpretar y cons-truir un nuevo texto. Se rompe la linealidad tex-tual y se utilizan los dos hemisferios del cerebro (Castells, 2007).

Con la llegada de los medios sociales di-gitales y los dispositi-

vos móviles, pareciera que la vida privada y pública del usuario de Internet en el siglo XXI no se encuen-tran ta claramente delimitadas como la vida social pública en el XVIII, donde la marcada separación del Estado y la sociedad delimitaba la esfera pública del ámbito privado.

Actualmente estos espacios familiares y públicos conviven y se combinan en diferentes situaciones de la vida social. La creación de sitios -muchos nacen por diferentes iniciativas públicas y privadas- confor-ma nuevos espacios públicos digitales, con diferen-tes modalidades de uso y participación.

En la esfera del poder público, se encuentra, por ejemplo, el sitio de Agenda Digital (https://www.agendadigital.gob.ar/software-publico), que ofrece información relevante en la materia, a fin de que los sitios del Estado Nacional resulten accesibles para la mayoría de las personas, independientemente de sus propias limitaciones. Otro ejemplo de crea-ción del espacio digital público es Fútbol Para Todos (http://www.futbolparatodos.com.ar/), que es un pro-grama gubernamental de la Argentina para la trans-misión en vivo de los torneos de Primera División, con acceso libre y gratuito.

También existen ejemplos de espacios públicos digitales que nacen en el ámbito celular privado, por

Esferas mutantes en la era digital Por Ariel Gurmandi

J. Habermas, la vida social burguesa “puede captarse ante todo como la esfera en la que las personas privadas se reúnen en calidad de público”.

29Perspectivas en Historia de los Medios

La mediatización digital y los dispositivos convergentes han modificado no sólo los hábitos de consumo de medios, sino también el juego entre las esferas pública y privada.

Page 30: Perspectivas en Historia de los Medios

ejemplo la iniciativa de la enciclopedia de conteni-do libre que todos pueden editar, www.wikipedia.org, o WikiLeaks, una organización mediática internacio-nal sin ánimo de lucro, que publica a través de su web informes anónimos y documentos filtrados con contenido sensible en materia de interés público, preservando el anonimato de sus fuentes. En estos ejemplos, los Estados Nación no tienen injerencias ni pueden controlar las publicaciones.

Estos espacios digitales se encuentran yuxta-puestos, como señala Patrice Flichy, por espacios privados y públicos. , no se produce “por una hiper-trofia del espacio privado, sino movilización de es-pacios privados en el seno de un espacio público. El individuo está aquí y en otro lado”. Con el acceso a las tecnologías móviles, individuales e interactivas, se asiste a una superposición de dos sociabilidades: una inmediata y otra mediatizada.

Cambio y convergenciaActualmente asistimos a una transformación en el

centro de gravedad del espacio privado de la familia burguesa, en tanto que se multiplican los dispositi-vos técnicos de comunicación, se vuelven más con-

vergentes y móviles, se deslocalizan (García Canclini, 2007) y se yuxtaponen. Asimismo, estas transformaciones no pueden ser enten-didas por fuera del pot-capitalismo, durante el cual no cesan de mutar los modelos de negocio

de las industrias culturales, la informática y las tele-comunicaciones.

El espacio yuxtapuesto se establece en el último cuarto del siglo X., período fecundo en Historia de los Medios, ya que nacen numerosos sistemas de comu-nicación y se producen diferentes mutaciones mediá-ticas que convergen con nuevas prácticas sociales. Es un proceso de “mediamorfosis- –término acuñado por Roger Fidler- de medio siglo, en el que se afianza la comunicación móvil como el punto de llegada de la transformación de los espacios público y privado.

En particular, comienza en la Argentina con la lle-gada de las primeras radios portátiles a transistores en 1956, acontecimiento que modificaría las relacio-nes del escucha en donde el aparato receptor co-menzaría a desplazarse por los diferentes espacios donde iba el oyente Ese mismo año surge el control remoto, que reforzó el consumo individual del televi-dente, mediante la práctica del zapping.

Pero es con la llegada del walkman (1979), apa-

rato reproductor estéreo y portátil, que se produce un desplazamiento por vía pública de una actividad individual que antes se reservaba al ámbito privado, como es la escucha de música.

La irrupción de la telefonía celular (1985) termina de reforzar esta práctica social fundamentalmente en los años ’90, cuando la comunicación masiva se transforma en individual. Finalmente con los teléfo-nos inteligentes, a principios del Siglo XII, se termina de dar la convergencia en un único dispositivo móvil de tres industrias principales: telecomunicaciones, informática y medios audiovisuales. De este modo el usuario cuenta en su bolsillo con una computadora portátil, capaz de escuchar radio, música digital, en-viar un correo electrónico, tomar una fotografía, gra-bar un video, o ver televisión en alta definición. Listo para trasladarse por diferentes ámbitos.

Con el cierre del Siglo XX comenzó el fin del rei-nado del broadcasting y sus leyes de comunicación masiva. La digitalización de los medios favoreció el desarrollo de un nuevo ecosistema mediático y la configuración de diferentes prácticas sociales, pro-duciendo nuevos espacios yuxtapuestos privados y públicos, con límites difusos. u

Referencias bibliográficasFlichy, Patric , Una historia de la Comunicación Moderna. México, G. Gili, 1993.Habermas,nJürge , Historia y crítica de la opinión pública, Barcelona, G. Gili, 1994.Castells, Manue , “Internet, libertad y sociedad: una pers-pectiva analítica”. 2001. http://www.uoc.edu/web/esp/launiversidad/inaugural01/intro_conc.htmlCastells, Manuel, “Innovación, libertad y poder en la era de la informació ”,Ee: Sociedadamediatizad , España, Edito-rial Gedisa, 2007.Castrillón, Sofí , “Espacios públicos y espacios digitales”. Jornadas Nacionales de Investigadores ennComunica-ción. www.redcomunicacion.orgGarcía Canclini, Néstor, “Audiencia ”,Ee: Lectores, espec-tadores e internauta , España, Editorial Gedisa, 2007.Sánchez Uzábal, Alfons , “El espacio público como colchón social”. 2010 http://voragine.net/cultura-libre/el-espacio-publico-como-colchon-socialSánchez Uzábal, Alfonso: “El espacio público no existe en internet. Hacia un espacio público equivalente”, 2012. http://voragine.net/autonomia-digital-2/el-espacio-publico-no-existe-en-internet-comunicacion-para-equiciudad-2012Scolari, Carlos, Hipermediaciones. Elementos para una teoría de la Comunicación Digital Interactiv , Barcelona, Editorial Gedis.. 2008.

AYER Y MAÑANA

El espacio yuxtapuesto se establece en el últi-mo cuarto del siglo XX, período fecundo en la historia de los medios.

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Page 31: Perspectivas en Historia de los Medios

El libro se inscribe en la tradición de la literatura que contenía la prensa periódica, como aquella que analizó Jorge B. Rivera en La primitiva lite-ratura gauchesca justipreciando los artículos publicados en formatos poco consagrados, por lo fugaces o por andar desnudos de tapa. O, por qué no, en una senda cercana a lo que Manuel Gálvez reseñó en Amigos y maestros de mi juventud en aquellos Recuerdos de la vida literaria. Como se sugiere en el prólogo, “a pesar del camino recorrido por las mujeres a lo largo de todo el siglo XX y lo que va del siglo XXI en particu-lar, en lo que hace a la conquista de derechos civiles, políticos, sociales y culturales, todavía nuestra realidad sigue atravesada por esa diferencia jerárquica e inequitativa entre los géneros que tempranamente diag-nosticó Alfonsina”. Las prologuistas aseguran, con la publicación de los escritos, que “desean sumar a la construcción de una sociedad más justa, tanto en términos sociales como sexo-genéricos”.Tensando la cuerda periodística y política, son memorables las palabras que Alfonsina dedica a Julieta Lanteri y su candidatura que invitaba a ser votada: “Mujer capaz de este rasgo no ha trepidado en exponerse en las plazas públicas a la malevolencia de una buena parte del pueblo elector” (“Feminidades”, en La Nota, 28 de marzo de 1919). Así como las dedica-das a otras contemporáneas identifi-cadas o anónimas vinculadas desde las prácticas culturales o por su con-dición femenina. Sin olvidar la cuerda de la lira que constituyó su inspiración más destacada: “Ignoramos, por otra parte, si la literatura agregará con esto algún valor nuevo a su copiosa cosecha: si la sensibilidad femenina es rica, la sensibilidad pura no basta para la obra de arte, que supone, además, una cerebración robusta, una observación prolija y profunda, una capacidad de convertir el he-cho aislado en una consecuencia, y relacionar, en suma, las verdades relativas con las verdades absolutas”. (Firmada por Alfonsina Storni con el seudónimo de Tao Lao, “La mujer

como novelista”, en La Nación, 27 de marzo de 1920.)La poesía aflora también en el cui-dado arte que sustenta al volumen con los artículos, y allí se destacan la tarea de Verónica Romano, el diseño de Martín Castagno y de Julián Fer-nández Mouján, con las reproduccio-nes de los acrílicos de Pablo Lozano donde retozan mariposas, corazones atravesados y flores encastradas como en un puzzle. Toda una invita-ción a acomodar las tapas y las sola-pas donde asoman el retrato de Al-fonsina en claroscuro rembrandtiano y el pintor. La articulista decía desde Tijereteo: “Todo artista es en el fon-do algo anarquista: la manifestación violenta de la personalidad es la anar-quía más simpática y más legítima de la naturaleza” (Tao Lao, La Nación, 19 de junio de 1920).Pero es mejor leer a Alfonsina y por ello reproducimos un fragmento del artículo que otorga nombre al volu-men publicado en La Nota un 27 de junio de 1919:“La palabra feminista, ‘tan fea’, aún ahora, suele hacer cosquillas en almas humanas. Cuando se dice ‘feminista’, para aquellas, se encarama por sobre la palabra una cara con dientes áspe-ros, una voz chillona. Sin embargo, no hay mujer normal de nuestros días que no sea más o menos feminista. Podrá no desear participar en la lucha políti-ca, pero desde el momento que piensa y discute en voz alta las ventajas o errores del feminismo, es ya feminis-ta, pues feminismo es el ejercicio del pensamiento de la mujer, en cualquier campo de la actividad. Es pues la ra-zonadora anti-feminista una feminista, pues sólo dejaría de ser tal no tenien-do opinión intelectual alguna.Es curioso consignar que en los

países de habla castellana las pri-meras feministas –suprimidas reinas y damas de corte influyentes en po-lítica– han sido monjas, las que, por dedicarse a una vida de silencio y de cultura religiosa, pudieron enriquecer su espíritu en las lecturas sagradas y escribir y publicar sus oraciones, ver-sos, o comentarios.Pero el prejuicio anti-feminista es antiguo.A Teresa de Jesús, que se había permitido comentar el Cantar de los Cantares en páginas inmortales, su confesor hízole quemar aquel libro y sábese de las maravillas literarias que contenía, por algunas copias aisladas que en poder de una monja quedaron.Dice de esto Fr. Gerónimo Gracián:‘Entre otro libro que escribió (se refiere a Teresa de Jesús) era uno de divinos conceptos y altísimos pensamientos del amor de Dios y de la oración y otras virtudes heroicas, en que se de-claraban muchas palabras de los can-tares de Salomón, el cual libro, como pareciese a un su confesor cosa nue-va y peligrosa, que mujer escribiese sobre los cantares, se le mandó que-mar movido con celo de que (como dice San Pablo) callen las mujeres en la iglesia de Dios; como quien dice, no prediquen en púlpitos, ni lean en cáte-dras, ni impriman libros…’” Alfonsina Storni, La Nota, 27 de junio de 1919.

Palabras vitalesCompilado y prologado por Mariela Méndez, Graciela Queirolo y Alicia Salo-mone con el sello de Editorial Excursiones, Un libro quemado está organizado en ejes temáticos: Modelando feminismos, Urbanas y modernas, Lectoras y escritoras, Mujeres que trabajan, Masculinidades y Rituales e instituciones. El volumen rescata algunos artículos que Alfonsina Storni escribió para la revista La Nota y el diario La Nación entre los años 1919 y 1921, palabras que pronto cumplirán cien años de escritas pero que no han perdido vitalidad.

Un libro quemadoEl texto rescata escritos de Alfonsina Storni, poeta nacida a fines del siglo XIX y una de las cultoras del posmodernismo.

LETRAS

31Perspectivas en Historia de los Medios

por P.F

Page 32: Perspectivas en Historia de los Medios

A través de un estudio de ca-sos –YouTube, SoundCloud, Bandcamp, entre otros– la obra muestra un mapa de consumos culturales emergentes, construido en la intersección de los nuevos estudios sobre las mediatiza-ciones y el análisis crítico de las nuevas prácticas profesionales y creativas. El resultado es una obra múltiple y con enorme vigencia, donde se evidencian puntos de vista acerca de cómo la vida musical ha ido reconfigurándose en las redes y aún hoy continúa en constan-te transformación. En la cultura musical está ocurriendo todo lo transformador de la época: las formas abiertas y compartidas de producción y de distribución ame-nazan la propia noción de obra musical, e incluso el concepto de tema musical –y, por supuesto, el de autor– parece cuestionar-se. En este contexto, el sistema broadcast, centrado en los me-dios masivos, deja de vertebrar la relación entre todos los agentes sociales, y el futuro de la industria se vuelve incierto. Este compen-dio de investigaciones –que a la vez conforman un todo complejo y acabado– está orientado a develar y a articular nuevas com-plejidades sociales en tiempos de TIC, y a sugerir preguntas acerca del futuro de la innovación en la industria musical.Con prólogo de Rubén López Cano y presentación de José Luis Fernández, el libro consta de tres grandes partes. En la primera,

titulada Del Broadcasting al Networking Musical, se encuentra el trabajo del compilador titulado “Periodizaciones de idas y vueltas entre mediatizaciones y músicas”. Aquí se presenta el marco teórico y se describen tres etapas en la historia de la construcción de las relaciones entre medios y música: una premediática; el momento del broadcasting –con eje en un primer momento en el fonógrafo, la radio y el teléfono, y luego cen-trado en la aparición y auge de la televisión–; y el postbroadcasting, caracterizado por una transforma-ción en los vínculos face-to-face en la producción musical. En la segunda parte, se presentan diversos estudios con relación a YouTube, para echar luz sobre el lugar que ocupa dicha red social en la producción, circulación y consumo de productos audio-visuales. Se incluyen aquí un artículo de Jimena Jáuregui (“Con-vergencias broadcasting del tango en YouTube”), otro de Mariano Lapuente (“Los conciertos en vivo y su procesamiento en las redes: la experiencia social de la música en YouTube”), y un tercero sobre la experiencia de “hablar sobre música” (“Videos musicales y You-Tube: escuchar, ver y hablar de música”), de Daniela Koldobsky.La tercera parte del libro está dedicada al estudio de casos como el de Bandcamp –por Joel Lucente Vargas–, el de Sound-cloud –por María Lucila Núñez–, y el de SoundRead, una original plataforma de producción musical

colaborativa creada por el músico Beck –este último de la autoría de Georgina Campos–.

“Esperamos que este libro sea considerado un paso más en el estudio de un contexto y una textualidad que se transforman, pero que ese paso deje como sedimento algunos estatutos que permitan enfocar, más detenida y profundamente, la lista de even-tos novedosos que van a seguir apareciendo en la vida de lo mu-sical mediatizado y sus relaciones con las otras vidas de la música en la sociedad”, concluye Fernán-dez el primer capítulo.

LETRAS

La nueva agenda de la industria musicalPor Mara Avila y Ariel Gurmandi

Coordinado por José Luis Fernández, investigador y profesor titular de Semiótica en la Carrera de Ciencias de la Comu-nicación de la UBA, Postbroadcasting. Innovación en la in-dustria musical propone, desde la sociosemiótica, una pro-blematización de las mediatizaciones respecto del pasaje del broadcasting al networking, una nueva cultura que los autores definen como postbroadcasting.

Título: Ficha técnicaPostbroadcasting. Innovación en la industria musicalColección Futuribles - Nuevas tecnologíasAutor: José Luis Fernández (coord.) ISBN 978-987-601-225-6Buenos Aires - 2014La Crujía Ediciones157 páginas

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Page 33: Perspectivas en Historia de los Medios

Placenti, A. (2011). Con el ojo puesto en la pantalla: análisis sobre el contrato de lectura de clarin.com y lanacion.com. Tesina de grado no publicada (tutora: Claudia López Barros; cotutor: Rolando Martínez Mendoza), Facultad de Cien-cias Sociales, Universidad de Buenos Aires.

La autora parte de la siguiente hipótesis: “Los medios online clarín.com y lanación.com insti-tuyen una modalidad de contrato de lectura de la prensa basado en la inmediatez y la posibilidad de feedback del usuario debido al cambio de soporte en el que se asientan”. Las preguntas que guían su investigación son las si-guientes: “¿Cómo está organiza-do retóricamente el diario online y el diario impreso? ¿Cuáles son las variaciones en la estructura de la pantalla y la organización de la edición impresa? ¿Hay di-vergencias temáticas en el pasa-je de un periódico impreso al digi-tal? ¿Qué imagen de enunciador y enunciatario construyen? ¿Qué contrato de lectura define clarín.com y lanación.com? ¿Cómo es posible pensar la interpelación a los usuarios?”. Placenti analiza un corpus que supone “un recorte temporal de tres semanas completas en tres meses diferentes: noviembre y diciembre de 2008 y enero de 2009”. Lo analiza desde una perspectiva sociosemiótica, con el objeto de dar cuenta de las estrategias discursivas de ambos diarios en sus versiones digitales, entendiendo que “el lector ideal (aquel que prefigura el texto) de un diario de papel presenta ca-racterísticas diferentes al del dia-rio digital”. Asimismo, considera que “si bien la forma de escritura de los sitios de noticias está con-

figurada como un gran hipertexto por la infinidad de links a los que se puede acceder, el dispositivo técnico resulta amplificado a su vez por la capacidad de albergar dentro de sí a otros medios, si-tuación que modifica su lectura”. En este sentido, concluye que “en el caso de clarín.com y lana-ción.com la multiplicidad de com-ponentes de diverso tipo, como audio, video, textos, noticias, historias de vida, blogs, cartele-ras de espectáculos, ranking de notas, buscadores, entre otros, permite pensar que los diarios digitales son consumidos como hipermedios”, al tiempo que “pareciera que los diarios online buscan funcionar como una suer-te de ‘diarios en vivo’ en los cua-les todos los sucesos cotidianos se plasman en la pantalla”.

González, N. S. y Alcalde, A. (2013). Masculinidades en la revista Maxim. Tesina de grado no publicada (tutoras: Carolina Spataro y Carolina Justo von Lurzer), Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Bue-nos Aires.

Las tesistas analizan la “revista erótica masculina de mayor tira-da en el país” y explican que el principal objetivo es “dar cuenta del modo en que la revista Maxim Argentina construye represen-taciones sobre las masculinida-des”. Se proponen responder una serie de preguntas como “¿qué tipo de masculinidad/es se pueden deducir de las ediciones de Maxim Argentina? ¿Qué es una mujer para la revista? ¿Qué distingue a Maxim Argentina de otras revistas eróticas mascu-linas argentinas? ¿Qué tipo de sexualidad masculina construye la publicación?”, entre otras. Habiendo analizado un corpus

que “comprende desde la publi-cación N° 1 de Maxim Argentina, en septiembre de 2004, hasta el N° 97, de octubre del 2012”, las autoras buscan “rastrear las ten-siones, contradicciones y cons-trucciones sobre la masculinidad que los discursos y las imágenes de Maxim Argentina ponen en juego”. Desde un análisis de la imagen y de lo textual, Alcalde y González buscan dar cuenta de “la versión verosímil sobre la masculinidad” que la revista propone y “analizar un fenómeno cultural (las mascu-linidades) a partir de un producto de la comunicación de masas (la revista Maxim Argentina)”. Lo hacen retomando autores del campo de la comunicación y de la cultura, “a partir de bibliografía específica sobre el campo de los estudios de género y masculini-dades”, pero sin dejar de historiar la construcción de la masculini-dad que realiza la revista, para lo cual consideran “imprescin-dible comprender el contexto socio-histórico del surgimiento de Maxim Argentina, en agosto de 2004”. En este sentido, se proponen además “comprender por qué en una revista masculina erótica aparecen reiteradas alu-siones a personajes y episodios muy vinculados con la economía y la política de nuestro país”.

TESIS Y TESINAS

Un análisis sobre el contrato de lectura en los medios online aprobado en 2011 y un trabajo sobre la revista erótica Maxim y su construcción de la masculinidad, de 2013, son dos de las tesinas de graduados que elegimos para presentar a los lectores.

33Perspectivas en Historia de los Medios

Page 34: Perspectivas en Historia de los Medios

XIV Simposio Internacional de Comunicación Social

Sede: Santiago de CubaFecha: 19-23 de enero Web: http://www.santiago.cu/hosting/linguistica/simposios.php?id=es&s=XIV País: Cuba

Congreso Internacional “Manuscritos Medievales en Movimiento”

Sede: Instituto de Estudos Medievais, Faculdade de Ciências Sociais e Humanas da Universida de Nova de LisboaFecha: 4-6 de marzoWeb: http://medievaleuropeinmotion2015.weebly.com/ País: Portugal

ComLoc 2015. XIII Congreso de Comunicación Local

Sede: Universitat Jaume I. Fecha: 15, 16 y 17 de abril Web: http://www.comloc.uji.es/ País: España

El XXXIII Congreso Internacional de AESLA

Sede: Universidad Politécnica de MadridFecha: 16-18 de abrilWeb: aesla2015.tucongreso.es/ País: España

Congreso Internacional de Comunicación, Sociedad Civil y Cambio Social:

Sede: Universitat Jaume I - CastellónFecha: 20, 21 y 22 de mayoWeb: http://www.comunicambio2015.uji.es/?p=564 País: España

55ª Congreso Internacional de Americanistas: “Conflicto, paz y construcción de identidades en las Américas”

Sede: Universidad Francisco GavidiaFecha: 12-17 de julioWeb: http://www.ica55.ufg.edu.sv/ País: El Salvador

XV Jornadas Interescuelas / Departamentos de Historia

Sede: Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, Comodoro Rivadavia, ChubutFecha: 16-18 de septiembreWeb: http://www.escyt.org/2014/09/19/xv-jornadas-interescuelas-departamentos-de-historia/ País: Argentina

XV Encuentro Latinoamericano de Facultades de Comunicación Social Felafacs 2015

Sede: Plaza Mayor – Convenciones de la ciudad de MedellínFecha: 5 al 7 de octubreWeb: www.felafacs2015.com País: Colombia

IV Congreso Internacional de Ciencias, Tecnologías y Culturas

Sede: Universidad de Santiago de Chile Fecha: 9 al 12 de octubreWeb: http://cecies.org/proximos_mas.asp?id=809 País: Chile

Congresos y jornadas sobre comunicaciónDATOS

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Page 35: Perspectivas en Historia de los Medios

Sello de Mohenjo Daro, valle del río Indo, actualmente Pakistán.

Foto: Red Española de Historia y Arqueología (REHA)

Edward Mackay, un especialista en las arcaicas civilizacio-nes del Indo, afirma que las inscripciones podrían vincu-larse con nombres, jerarquías o clanes, y las hipótesis de otros investigadores, como Hrozny, Meriggi, Hunter y Mar-shall, no arrojan luces más amplias sobre el tema. No se han encontrado hasta ahora “textos” de gran envergadura, que alienten expectativas sobre la posibilidad de un cono-cimiento más profundo de la vida material y espiritual de los primitivos habitantes de la populosa Mohenjo Daro (e incluso sobre las razones conjeturales de su abandono), circunstancia que podría tener que ver con la relativa parsi-monia en el abordaje del punto. No faltan, por otra parte, los ejemplos de grandes y refinadas civilizaciones que carecie-ron de formas escriturarias de relevancia.

Fuente: “Escrituras enigmáticas”, en Rivera, Jorge, Postales elec-trónicas. Ensayos sobre medios, cultura y sociedad, Buenos Aires, Atuel, 1998.

Page 36: Perspectivas en Historia de los Medios

a Maestrías DEL LUNES 01 DE DICIEMBRE

DEL 2014 AL VIERNES 13 DE FEBRERO DEL 2015

COHORTE

INSCRIPCIÓN

2015

-MAESTRÍA EN ESTUDIOS SOBRE SERVICIOS DE COMUNIC ACIÓN AUDIOVISUAL D ir: D r. D amián Loreti

C reada por Consejo S uperior (Res. 3942/11) Acreditación CONEAU en trámite.

Horarios de c ursada: mar tes, jueves y sábado de 9 a 13 hs

Contac to: [email protected]

-MAESTRÍA EN PERIODISMO D ir: Mg. S antiago O ’ Donnell

CONEAU por Resolución 1028/11

Horarios de c ursada: jueves y v iernes de 9 a 13hs

Contac to: maestr iaper [email protected]

-ESPECIALIZ ACIÓN EN PERIODISMO D ir: Mg. S antiago O ’ Donnell

Horarios de c ursada: jueves y v iernes de 9 a 13hs

-MAESTRÍA EN CIENCIAS SOCIALES DEL TRABA JO D ir: Prof. Héc tor Angélico

Categoría A (Res. CONEAU 141/10)

Horarios de c ursada: Lunes y miércoles de 18.00 a 22.00

Contac to: maestr [email protected]

-MAESTRÍA EN INTERVENCIÓN SOCIAL D ir: D r. Alfredo Carballeda

Aprobada por Consejo Superior – Res. Nº 5070/12 – Acreditación CONEAU en trámite

Horarios de c ursada: v iernes de 16 a 20 hs y sábados de 9 a 13 hs

Contac to: inter [email protected]

Para los graduados de la Facultad de Ciencias Sociales, las Maestrías son GRATUITASInicio: abril 2015 //Mayor información sobre requisitos y documentación en: www.sociales.uba.ar / Posgrado/Maestrías Sede Marcelo T. deAlvear 2230: Martes, jueves y viernes de 10:00 a 13.00 y de 14.00 a 16:00hs. Sede Santiago del Estero 1029: lunes a viernes de 10 a 14hs.