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Pronunciamiento de la Plataforma para el Ordenamiento Territorial sobre la Estrategia Nacional ante el Cambio Climático 1 Perspectiva general Ante la presentación de la propuesta de la Estrategia Nacional ante el Cambio Climático por parte del gobierno, queremos señalar nuestra preocupación por el plazo tan corto (30 días) que el Ministerio del Ambiente ha establecido para validar su propuesta de Estrategia Nacional de Cambio Climático. Nos parece que un instrumento tan importante, cuyas acciones nos deberían involucrar a todos los peruanos y peruanas, sin excepción, y principalmente a aquellos que resultarán más afectados por éste fenómeno; debería ser debatido ampliamente a fin de contar con un instrumento que realmente nos permita enfrentar exitosamente los impactos del cambio climático y nos comprometa a todos y todas. Teniendo en cuenta que el Perú es responsable de un reducido porcentaje de las emisiones de GEI mundiales y simultáneamente el tercer país más vulnerable al cambio climático, se requiere que la estrategia ponga énfasis en la reducción de esa vulnerabilidad. Lo que no quiere decir, que deje de asumir, la responsabilidad que nos corresponde en la disminución de emisiones de GEI. El cambio climático está teniendo efectos sustantivos en dimensiones fundamentales para la producción y la vida: modificaciones en los patrones de lluvias (ocurrencia de sequías e inundaciones); estrés hídrico; elevación del nivel del mar; pérdida de glaciales tropicales; olas de calor que contribuirán a la expansión de enfermedades; expansión de plagas e incendios forestales; mayor frecuencia e intensidad de desastres naturales; fenómeno del niño más frecuente e intenso; sabanización de la Amazonía y con ello la producción de millones de toneladas de CO2; reducción de la biodiversidad. Es por ello que creemos imprescindible la protección de las poblaciones, inversiones y sistemas productivos pero también, adoptar las medidas necesarias para que las actividades humanas no acentúen esos problemas. En cuanto a la reducción de emisiones, es necesario que la estrategia responda a las fuentes identificadas y al aporte de cada una de ellas: uso del suelo, cambio de uso del suelo y silvicultura (39%); a la agricultura (20), a la producción de energía (18), al transporte (11%). Consideramos que abordar todos estos impactos, demanda replantear el modelo de desarrollo que se viene implementando en las últimas décadas, que deteriora el ambiente y hace uso insostenible de los recursos naturales, lo cual en un contexto de cambio climático se pueden agravar considerablemente. Por ejemplo, no se debería seguir incentivando desde el Estado la producción de palma aceitera en la Amazonía Peruana, pues ello incentiva también los procesos de deforestación, que no es otra cosa que la destrucción de sumideros de carbono, la liberación de este gas de efecto invernadero; así como en el largo plazo, la expansión de los procesos de desertificación. Igualmente importante es el cambio de nuestra matriz energética y la promoción de fuentes alternativas sostenibles. Consideraciones específicas a tomar en cuenta 1. La nueva estrategia debería partir de un balance del cumplimiento de los objetivos y metas de la estrategia nacional de cambio climático aprobada el 2002. Es necesario conocer cuánto de ella se cumplió y cuánto no y por qué razón no se alcanzó, de manera satisfactoria, esos objetivos y metas.

Posición sobre Estrategia Cambio Climático Plataforma OT

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Pronunciamiento de la Plataforma para el Ordenamiento

Territorial sobre la Estrategia Nacional ante el Cambio

Climático

1

Perspectiva general

Ante la presentación de la propuesta de la Estrategia Nacional ante el Cambio Climático por parte del gobierno,

queremos señalar nuestra preocupación por el plazo tan corto (30 días) que el Ministerio del Ambiente ha establecido

para validar su propuesta de Estrategia Nacional de Cambio Climático. Nos parece que un instrumento tan importante,

cuyas acciones nos deberían involucrar a todos los peruanos y peruanas, sin excepción, y principalmente a aquellos que

resultarán más afectados por éste fenómeno; debería ser debatido ampliamente a fin de contar con un instrumento que

realmente nos permita enfrentar exitosamente los impactos del cambio climático y nos comprometa a todos y todas.

Teniendo en cuenta que el Perú es responsable de un reducido porcentaje de las emisiones de GEI mundiales y

simultáneamente el tercer país más vulnerable al cambio climático, se requiere que la estrategia ponga énfasis en la

reducción de esa vulnerabilidad. Lo que no quiere decir, que deje de asumir, la responsabilidad que nos corresponde en

la disminución de emisiones de GEI.

El cambio climático está teniendo efectos sustantivos en dimensiones fundamentales para la producción y la vida:

modificaciones en los patrones de lluvias (ocurrencia de sequías e inundaciones); estrés hídrico; elevación del nivel del

mar; pérdida de glaciales tropicales; olas de calor que contribuirán a la expansión de enfermedades; expansión de plagas

e incendios forestales; mayor frecuencia e intensidad de desastres naturales; fenómeno del niño más frecuente e intenso;

sabanización de la Amazonía y con ello la producción de millones de toneladas de CO2; reducción de la biodiversidad. Es

por ello que creemos imprescindible la protección de las poblaciones, inversiones y sistemas productivos pero también,

adoptar las medidas necesarias para que las actividades humanas no acentúen esos problemas.

En cuanto a la reducción de emisiones, es necesario que la estrategia responda a las fuentes identificadas y al aporte de

cada una de ellas: uso del suelo, cambio de uso del suelo y silvicultura (39%); a la agricultura (20), a la producción de

energía (18), al transporte (11%).

Consideramos que abordar todos estos impactos, demanda replantear el modelo de desarrollo que se viene

implementando en las últimas décadas, que deteriora el ambiente y hace uso insostenible de los recursos naturales, lo

cual en un contexto de cambio climático se pueden agravar considerablemente.

Por ejemplo, no se debería seguir incentivando desde el Estado la producción de palma aceitera en la Amazonía

Peruana, pues ello incentiva también los procesos de deforestación, que no es otra cosa que la destrucción de sumideros

de carbono, la liberación de este gas de efecto invernadero; así como en el largo plazo, la expansión de los procesos de

desertificación. Igualmente importante es el cambio de nuestra matriz energética y la promoción de fuentes alternativas

sostenibles.

Consideraciones específicas a tomar en cuenta

1. La nueva estrategia debería partir de un balance del cumplimiento de los objetivos y metas de la estrategia nacional de

cambio climático aprobada el 2002. Es necesario conocer cuánto de ella se cumplió y cuánto no y por qué razón no se

alcanzó, de manera satisfactoria, esos objetivos y metas.

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Territorial sobre la Estrategia Nacional ante el Cambio

Climático

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2. Tampoco plantea, a partir del diagnóstico actual, cuáles son los retos que tenemos como país frente al cambio

climático. Se pretende que cada sector en base a objetivos globales, indicadores de impacto y algunos productos

bastante imprecisos, elabore su propio plan de acción. Pero el gobierno nacional no plantea un plan de acción nacional

que permita tener una mirada conjunta, integral y que responda a nuestra diversidad territorial. Con ello se torna inviable

la necesaria articulación de las diversas acciones y de los distintos actores. Todo parece indicar que lo que se propone,

es que cada sector vea lo suyo, sin dialogar con los demás, como ocurre con todas las políticas públicas.

3. Esta estrategia no asume que una de las razones para el más que modesto avance logrado con la estrategia del 2002

fue que no tenía un plan de acción con resultados, indicadores, responsables, plazos y financiamiento definidos. La

propuesta actual no resuelve ninguna de estas dimensiones y, peor aún, ni siquiera formula metas como sí lo hacía la

anterior.

4. Llama la atención que habiéndose incrementado el calentamiento global desde el 2002 a la fecha y experimentando el

país, con mayor intensidad, los efectos del cambio climático, se planteen objetivos generales y menos exigentes.

Anteriormente el Estado se proponía reducir los impactos del cambio climático y controlar las emisiones de contaminantes

locales y de GEI. Actualmente, la propuesta de nueva estrategia plantea incrementar conciencia y capacidad adaptativa

en la población, los agentes económicos y el Estado; así como conservar las reservas de carbono y contribuir a la

reducción de las emisiones de GEI. Nos parece que estos objetivos son poco ambiciosos frente a la gravedad del

problema.

5. Creemos que es necesario apuntar a un desarrollo que nos permita la reducción de la vulnerabilidad al cambio

climático, incrementando la capacidad de resistencia y adecuación de las poblaciones y ecosistemas; así como también

la reducción de las emisiones de GEI. Esto supone un desarrollo más eficiente en el uso de energía y menos agresivo

con la naturaleza. También implica planificación y gestión del territorio. Ninguno de estos aspectos son ejes centrales de

la estrategia propuesta por el Gobierno. La ausencia de un debate amplio y democrático de esta iniciativa bloquea la

posibilidad de superar estos graves vacíos estratégicos y de enfoque.

6. De otro lado, se requiere superar las visiones sectoriales para afrontar de mejor manera el cambio climático. Por lo

tanto, debería articularse las acciones de cumplimiento de los Convenios sobre Diversidad Biológica, sobre lucha contra

la Desertificación y Sequía y sobre Cambio Climático.

7. En ese mismo sentido, es necesario fortalecer, articular y/o integrar el sistema de planificación. Se requiere que los

diferentes programas y planes de desarrollo, territoriales, ambientales y las acciones de mitigación y adaptación se

encuentren articulados entre sí. Ello supone también una planificación y gestión integrada de los recursos hídricos, que

tenga en cuenta los temas de conservación de ecosistemas productores de agua. No es posible que se pierdan nuestros

glaciales y, sin embargo, no hagamos nada para proteger otros ecosistemas que nos brindan recursos hídricos.

8. Es urgente también que el Estado cuente con información básica, precisa y actualizada para la toma de decisiones y

que le permita hacer predicciones y cumplir con su rol preventivo. Ello significa invertir en investigación, en equipamiento,

en contar con expertos del más alto nivel, y con un sistema de información eficiente e integrado sobre vulnerabilidad y

mitigación.

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9. Siendo la causa principal de las emisiones en el Perú los cambios en el tipo de uso del suelo, es necesario que se

implemente el ordenamiento territorial y una política de protección de suelos, que permitan frenar la expansión de la

frontera agrícola afectando nuestros bosques amazónicos, como sucede con la expansión indiscriminada del monocultivo

de la palma aceitera, así como de la agricultura migratoria.

10. Asimismo, es necesario realizar un uso más eficiente de la energía, con la utilización de nuevas tecnologías y de

energía menos contaminante en los procesos productivos, en el transporte público y en las actividades productivas en

general. Esto supone también priorizar el uso del gas para consumo nacional.

11. Creemos que es importante reducir la tasa de vulnerabilidad. Esto supone un manejo sostenible de los recursos

naturales y la gestión de riesgos de desastres. La conservación de bosques y la reforestación debería ser una prioridad

para el Estado como una medida de mitigación y de adaptación al cambio climático.

12. En el mismo sentido, es necesario el fortalecimiento de instrumentos de gestión ambiental como el Estudio de

Impacto Ambiental y la Evaluación Ambiental Estratégica a través de la incorporación transversal del contenido de cambio

climático. La variabilidad de los cambios además requiere que estos instrumentos puedan ser modificados

periódicamente para hacer frente a las nuevas realidades que se presentan.

13. Actores claves como los gobiernos regionales y locales han sido marginados en la implementación de la Estrategia. Es imprescindible concertar una estrategia nacional con la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales – ANGR y con las organizaciones representativas de las municipalidades como la Red de Municipalidades Urbanas y Rurales del Perú – REMURPE y la Asociación de Municipalidades del Perú – AMPE en la Comisión Nacional de Cambio Climático y así establecer políticas públicas específicas para este nivel de gobierno.

Consideraciones sobre el Ordenamiento Territorial

14. El Estado peruano debe aprobar una ley marco que permita regular el Ordenamiento y la Planificación Territorial,

así como establecer el régimen jurídico e institucional que armonice y ordene las políticas e instrumentos que inciden en

la gestión del territorio.

15. El Estado peruano debe elaborar una estrategia de ordenamiento, planificación y gestión territorial que permita

implementar los diversos compromisos del Estado peruano aprobados en el Acuerdo Nacional, entre los que se

encuentran la generación de un sistema de Información territorial integral y el sistema nacional de gestión

territorial, que pueden iniciarse con la información generada por los procesos de Zonificación Ecológica

Económica avanzados en un amplio número de nuestras regiones.

16. El Estado peruano debe agilizar los procesos de ordenamiento territorial para contar con la información necesaria

para la planificación y la toma de decisiones para enfrentar y contrarrestar el Cambio Climático. Entre las políticas que

consideramos relevantes podemos señalar los estudios de evaluación del riesgo de desastres y vulnerabilidad al

cambio climático, los estudios de servicios ecosistémicos, y el análisis de los cambios de la cobertura y uso de

la tierra. Todos ellos son urgentes para las estrategias regionales de adaptación y mitigación al cambio climático.

17. El Estado peruano debe buscar medios alternativos para facilitar el fortalecimiento de capacidades para el

ordenamiento y la gestión territorial de los funcionarios públicos a nivel regional y local promoviendo el intercambio

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de experiencias entre gobiernos regionales y locales y facilitar el apoyo de instituciones de la sociedad civil para la

elaboración de la Zonificación Económica y Ecológica (ZEE) y los Estudios Especializados.

18. El Estado peruano debe promover que los Gobiernos Regionales y los Gobiernos Locales financien las

funciones en materia de ordenamiento territorial con recursos ordinarios para darle mayor garantía al cumplimiento

de las mismas y generar un mayor fortalecimiento de capacidades. Los proyectos de inversión pública en materia de

ordenamiento territorial en muchos casos no ha facilitado la institucionalización del ordenamiento territorial en los

diferentes departamentos y provincias.

5 de septiembre de 2014