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ESTRATEGIA MUNICIPAL SOBRE DROGAS
PROGRAMA DE PREVENCIÓN DE ADICCIONES EN EL ÁMBITO EDUCATIVO
“Líderes para la transformación, protagonistas del cambio”
…Quizás lo más sagaz sería abandonar de una buena vez el concepto de
riesgo disuasorio, para pasar a un activismo social que retome la idea de libertades, responsabilidades y consecuencias de cada acto. Quizás se debería dejar de pregonar intencionalidades, y empezar a comprender a los
niños y a los adolescentes como actores sociales capaces de influir positivamente sobre sus grupos de pertenencia y sobre la comunidad en la que se desenvuelven, siendo protagonistas de sus propias historias de vida.
Quizás ya sea tiempo de escucharlos primero.
Introducción
En marzo del 2017, Chascomús presentó oficialmente su Estrategia Municipal
sobre Drogas, plan integral local para la prevención del uso indebido de sustancias
psicoactivas, la rehabilitación y reinserción social de las personas afectadas con
consumo problemático, la capacitación de recursos humanos, el control de la
oferta de drogas y la articulación de respuesta integrales a otras problemáticas
asociadas.
El objetivo nº3 de la Estrategia Municipal sobre Drogas habla de “promover la
prevención en todos los ámbitos de la comunidad, fortaleciendo los factores
sociales de protección, fomentando hábitos de vida saludables, y generando
conciencia social sobre los riesgos del uso indebido de sustancias psicoactivas”.
Objetivo del programa
Promover espacios de intercambio y construcción de saberes, que estimulen el
pensamiento crítico y permitan generar propuestas innovadoras frente a la
problemática del uso indebido de drogas desde la perspectiva de los mismos
alumnos.
Diagnóstico y línea de base
En el marco de la Estrategia Municipal sobre Drogas, la Municipalidad de
Chascomús realizó en mayo del año 2017 la “Primera Encuesta Municipal a
Estudiantes de Enseñanza Media sobre consumo de sustancias psicoactivas”.
Este estudio resulta de vital importancia para cuantificar la problemática del
consumo de sustancias psicoactivas entre adolescentes, a los efectos de poder
contar con una línea de base comparable a futuro. El diagnóstico de origen nos
permitirá no sólo evaluar la naturaleza y la extensión del fenómeno. También nos
brindará la posibilidad de evaluar el resultado de las intervenciones que llevemos a
cabo, y realizar los ajustes correspondientes en el caso de que fuera necesario.
Asimismo, el desarrollo de esta encuesta significa avanzar en una verdadera
política de Estado municipal, construyendo y sistematizando un sistema de
información propio desde el Observatorio Local, con una periodicidad de dos años.
Mediante un cuestionario que adapta a las particularidades locales los
lineamientos de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas
(CICAD), el presente estudio da cuenta de la magnitud del consumo de alcohol,
tabaco, psicofármacos usados sin prescripción médica, inhalables, marihuana,
clorhidrato de cocaína, pasta base, heroína y otras drogas ilegales. También
indaga sobre factores de riesgo y protección ligados al uso de drogas y sobre la
percepción de los estudiantes acerca de sus condiciones de vida y de su entorno,
información de suma utilidad para el diseño de políticas de prevención y
asistencia.
La encuesta se realizó sobre una muestra representativa de los alumnos de 12,
13, 14, 15, 16 y 17 años de todas las escuelas de la ciudad de Chascomús, que
corresponden a los años 1º, 2ª, 3º, 4º, 5º y 6º del régimen educativo de Nivel
Medio. En total, 193 (ciento noventa y tres) estudiantes respondieron la encuesta.
A continuación se detallan las principales conclusiones:
El uso de alcohol en general, y la ingesta abusiva de alcohol en
particular, es por lejos el principal problema de consumo entre los
jóvenes escolarizados. Casi la mitad de los estudiantes secundarios
de Chascomús ha consumido alguna bebida alcohólica durante los
últimos 30 días. De este grupo, la mitad reconoce haber tomado más
de la cuenta o haberse emborrachado al menos una vez. Y un 70%
reconoce haber incurrido en un episodio de exceso de alcohol o binge-
drinking al menos una vez en los últimos 15 días, incrementando la
situación de vulnerabilidad en esta población adolescente. Este
fenómeno aparece con mayor frecuencia entre las mujeres, condición
que las ubica en alto riesgo ante situaciones de violencia, accidentes,
intoxicaciones, descontrol en el cuidado de la salud (embarazos
precoces, contagios, etc.).
Tomando en cuenta que el uso de alcohol es puerta de entrada al
consumo de drogas ilícitas, es necesario advertir que el 73% de los
estudiantes considera “fácil” conseguir alcohol (sustancia cuya venta
está prohibida a menores de 18 años). Es necesario intensificar tanto
las acciones de control en comercios y en ámbitos de nocturnidad,
como también las campañas de concientización entre los padres y en
la sociedad en general sobre los efectos nocivos del consumo de
alcohol entre adolescentes, y los riesgos asociados.
La prevalencia de vida del consumo de tabaco refleja que 2 de cada 3
jóvenes no fuman menos. Resulta interesante explorar qué políticas se
aplicaron con relación a la regulación y prevención del uso de esta
sustancia legal, y cómo se configura la percepción de riesgo.
En líneas generales, el grupo de estudiantes comprendidos en los 15
y los 16 años configuran una población de alto riesgo, por el fuerte
incremento en el consumo a partir de esta edad y por la curiosidad por
experimentar alguna droga ilícita.
Es preocupante que el 22,8% de los estudiantes del nivel medio
sientan curiosidad por consumir alguna droga ilícita en un contexto en
la cual el 13,8% de ellos declara haber recibido oferta directa de
marihuana en los últimos 30 días, o el 3,7% cocaína en el último año.
También preocupa en un contexto en el cual la percepción de facilidad
de acceso a la marihuana alcanza al 37,9% de los estudiantes. Por lo
tanto, el diseño de las políticas preventivas debe tomar como eje
central este aspecto.
No es posible inferir una tendencia en cuanto al consumo de
sustancias según el tipo de establecimiento educativo al cual
concurren los estudiantes. No obstante, puede mencionarse el mayor
uso de tabaco por parte de los estudiantes de colegios públicos. El
consumo de marihuana es mayor entre los estudiantes de enseñanza
privada, aunque las tasas son relativamente parejas. Asimismo,
resulta interesante explorar por qué las prevalencias de consumo en
los establecimientos municipales son inferiores al resto.
Sobre usos, abusos, consumos problemáticos y adicciones
El tema “drogas” es un objeto de discurso, un conjunto de hipótesis sobre un
hecho social específico, que tiene su historicidad, su ideología, y se encuentra
bajo relaciones particulares de poder. Pensar el tema drogas como un discurso
social implica pensar cómo y en qué condiciones se produce el sentido que se le
da al concepto, incluyendo la dimensión significante de los fenómenos sociales.
En definitiva, este conjunto de creencias denominado imaginario o representación
social, es la que define lo que podría entenderse por algo “cierto” o “verdadero” en
un momento determinado para un grupo determinado. Lo que algo es y lo que se
cree que eso mismo es queda supeditado a estos mojones tácitos de
conocimiento, esa frontera social no escrita que delimita y encorseta ciertos
comportamientos sociales. Del mismo modo, “lo que en cada momento es, no está
plenamente determinado, es decir no lo está hasta el punto de excluir el
surgimiento de otras determinaciones” (Cornelius Castoradis).
Así, durante mucho tiempo, las representaciones sociales en torno al tema drogas
convertían a toda persona consumidora de sustancias ilegales en un adicto. En
cierto sentido, la construcción predominante tendía a generar una herramienta de
normalización de conductas, estigmatizando todo comportamiento desviado que
atentara contra la paz y la integridad social. Entonces el “adicto”, como sinónimo
de delincuente, paria, marginal o anormal, debía ser marginado de la comunidad.
Y la “droga”, como objeto portador de muerte, debía ser combatida en términos
bélicos.
La observación previa acerca del status jurídico de la sustancia no es una
anotación menor: la tolerancia social al consumo de drogas legales, como el
alcohol o el tabaco, permitió que estas sustancias quedaran fuera del freno social
inhibitorio construido por el imaginario social predominante. En una sociedad de
consumo, el rol de la publicidad mucho tuvo que ver en la asociación de estas
drogas con conceptos positivos como la amistad, el encuentro, el éxito, la
juventud, la diversión, la tradición, etc. A la inversa, los medios de comunicación
periodística alentaron la construcción de una mirada punitiva y estigmatizante
sobre el uso de drogas ilegales como la marihuana o la cocaína, y su siempre
cercana relación con la violencia y la inseguridad, plasmada en las páginas de la
sección “policiales”.
Con el correr de los años, la comprensión de la problemática del uso indebido de
sustancias psicoactivas y de las adicciones fue deshaciéndose de ciertos
prejuicios, preconceptos e ideologías de base, para adentrarse en un abordaje
mucho más complejo, integral y plural. Esto permitió abandonar la mirada puesta
exclusivamente en el objeto “droga” como agente autónomo corruptor (portador de
muerte), para pensar en lo que le sucede al sujeto, en la relación que este
establece con el objeto, y en los contextos sociales en los cuales se dan ciertas
prácticas de consumo.
Este nuevo enfoque, plasmado en la Ley 26.934/14 Plan IACOP 1, incorpora el
concepto “consumos problemáticos” para comprender a “aquellos consumos que
—mediando o sin mediar sustancia alguna— afectan negativamente (…) la salud
física o psíquica del sujeto, y/o las relaciones sociales. Los consumos
problemáticos pueden manifestarse como adicciones o abusos al alcohol, tabaco,
drogas psicotrópicas —legales o ilegales— o producidos por ciertas conductas
compulsivas de los sujetos hacia el juego, las nuevas tecnologías, la alimentación,
las compras o cualquier otro consumo que sea diagnosticado compulsivo por un
profesional de la salud”.
Como primera punto a destacar, la Ley IACOP refiere a consumos que exceden lo
que comúnmente se entiende por “drogas” bajo los parámetros de las
convenciones internacionales sobre la temática, e incluye así a otras sustancias
psicoactivas legales como el alcohol, el tabaco y los psicofármacos.
Otro punto a tener presente es que los consumos problemáticos no siempre están
vinculados sujetos al uso de sustancias, sino también involucrar comportamientos
compulsivos hacia determinadas actividades que pueden llegar a producir placer o
satisfacción en la persona, como las compras, el juego, la alimentación, el sexo, el
uso de tecnologías, etc.
Hecha esta doble distinción, vale retornar a la errónea conceptualización (en
algunos casos aún vigente) de creer no sólo que todo consumo de sustancias
implica una adicción, sino también que no todos los consumos son de índole
problemática o que afecten de forman negativa. No obstante, sí es necesario
afirmar que todo consumo conlleva la potencialidad del riesgo, entre ellas la de
generar una dependencia o una compulsión. En estos casos se habla de adicción
cuando la vida de una persona gira en torno de un consumo problemático, en la
cual se sustituye de forma progresiva todos los vínculos personales por la
recompensa que le brinda ese consumo.
Para que un consumo se torne problemático deben darse conjuntamente
determinados factores. Por ejemplo, la ingesta moderada de alcohol durante una
cena no implica necesariamente un impacto negativo en la vida de la persona. No
obstante, si luego del vaso de alcohol la persona decide conducir un vehículo, la
potencialidad del consumo problemático se plasma en el riesgo que se genera
1 Disponible en https://goo.gl/4jZpbv
para la vida propia y la de terceros. En este ejemplo, ni el qué se consume ni el
cuánto se consume determina la peligrosidad del acto, sino las circunstancias
posteriores al consumo. Y la definición de consumo problemática no sólo se
circunscribe al daño personal, sino también al daño o al riesgo sobre la vida de
terceros.
Otra forma de definir los consumos problemáticos es aquellos que afectan
negativamente (en forma ocasional o crónica) una o más áreas vitales como la
salud física o mental, las relaciones sociales primarias (familia, pareja, amigos),
las relaciones sociales secundarias (trabajo, estudio) y la relación con la ley.
Una variable de suma importancia a tener presente es la edad. En función del
marco normativo que vela por los derechos de los niños, y dadas las
características físicas y psicológicas relativas a las etapas vitales madurativas que
los ubica en una condición de suma vulnerabilidad (especialmente en las mujeres),
no existe consumo de sustancias que no sea problemático si este se da en
menores de edad.
El consumo de sustancias psicoactivas produce una liberación de dopamina cuyo
efecto puede ser mucho mayor y más duradero que el producido por algunas
conductas que usualmente producen placer, como la alimentación o el sexo. Una
conducta placentera, pero al mismo tiempo riesgosa, representa una encrucijada
para los jóvenes.
Al mismo tiempo, el consumo de drogas disminuye la atención, interfiere con la
capacidad de toma de decisiones, dificulta la coordinación motora y atenta contra
el normal control de sentimientos y deseos. Los daños neurotóxicos de estas
sustancias en algunas regiones del cerebro en proceso de maduración
(especialmente en la corteza prefrontal), impacta de lleno en el desarrollo de
habilidades como planificar, resolver problemas y tomar decisiones.
Asimismo, los nuevos patrones de ingesta de alcohol entre adolescentes también
son un verdadero problema, ya que el abuso de alcohol en un corto lapso impacta
directamente en el escaso tiempo que el hígado (en proceso madurativo) tiene
para metabolizar estas bebidas. Un aspecto especialmente problemático del
consumo por parte de adolescentes es la notable gravedad que la intoxicación
supone para organismos en desarrollo, por la dificultad que para manejar riesgos
se da en esa etapa evolutiva, y por la importancia que para el futuro, individual y
social, de una persona puede tener la consolidación de unos hábitos que van a
afectar a todo su futuro y proyecto vital.
Factores de riesgo y de protección
El consumo de sustancias psicoactivas es un fenómeno social atravesado por
aspectos económicos, culturales e individuales. En este sentido se torna necesario
indagar y profundizar sobre algunas variables que permiten hacer visibles ciertas
asociaciones que el consumo de drogas presenta con relación a diferentes
condiciones y contextos. Para poder comprender la naturaleza del fenómeno del
uso indebido de sustancias psicoactivas es necesario profundizar en los
determinantes sociales que intervienen en las conductas de los individuos y las
percepciones individuales.
La problemática de las drogas no puede comprenderse en función de una causa y
una consecuencia. En la búsqueda de explicaciones al consumo, los factores de
riesgo son aquellas características sociales, culturales y/o individuales que en
conjunto, en un momento determinado, incrementan las condiciones de
vulnerabilidad de la persona para el consumo de drogas. En un sentido opuesto,
los factores de protección refieren a los estímulos y situaciones originadas en el
individuo, el grupo o el medio social que al estar presente en un específico periodo
de la vida, determinan una menor vulnerabilidad en relación con el uso de drogas.
Factores de riesgo Dimensión Factores de protección
Conducta agresiva
precoz
Individual Autocontrol y manejo de
emociones
Falta de supervisión de
los padres
Familiar Apoyo parental y límites
claros
Habilidades sociales
deficientes
Escolar-Familiar Relaciones positivas
Experimentación con
sustancias
Escolar-Social Hábitos saludables y
manejo del ocio
Disponibilidad de drogas Escolar-Comunitaria Políticas de control de la
oferta
Pobreza y vulnerabilidad Comunitaria Fuertes lazos comunitarios
En algunas situaciones, riesgo y protección se configuran como polos opuestos.
Algunos indicadores de riesgo son variables que indican la ausencia de
determinada condición, que en el caso de estar presentes, constituirían una
protección. Otras variables se encuentran en continuos diferentes, es decir que la
ausencia de una característica no garantizaría la presencia del opuesto.
Desde otra perspectiva igualmente válida, las variables de riesgo y protección son
independientes entre sí en cuanto tienen la capacidad de ejercer efectos
independientes sobre la conducta. En este sentido, la protección no tendría lugar
por el único hecho de evitar la presencia de factores de riesgo, si no por el
desarrollo de capacidades para minimizar el efecto de los factores de riesgo.
La sociedad de consumo
Para comprender los consumos problemáticos y sus efectos, es necesario
situarlos dentro del contexto en el cual se dan esas prácticas, y comprender qué
elementos culturales y contemporáneos repercuten en esta problemática. Es
imposible hablar de consumo problemático si no se comprende la raíz que este
concepto tiene en el marco de una sociedad de consumo en general, de los
hábitos que fomenta, de las necesidades que construye, de los valores que se
priorizan, de las nuevas formas de establecer vínculos que propone, de los modos
sentir, pensar y vivir esta época.
La sociedad de consumo tiene sus propios valores, determina el ser y pertenecer.
El consumo es adaptación social, es parte del sistema, es la manera establecida
para poder existir como miembro de dicha sociedad. La sociedad de consumo sólo
es sostenible haciendo de todos los sujetos un consumidor. Por consiguiente,
aquellos que no cumplen con las expectativas de consumo son excluidos.
En este mundo del consumo, del uso, del descarte, la sociedad de mercado se
asienta sobre los pilares del individualismo, buscan la satisfacción inmediata y
personal, lejos de cualquier sentido comunitario. No hay proyecto compartido, sino
la búsqueda de la auto- realización, de la auto-satisfacción.
La sociedad de consumo hace de la producción y el consumo los fines del sistema
económico, anteponiéndolos al individuo y su felicidad. Al fomentar mediante la
publicidad el culto al éxito, a la juventud, a la riqueza, a la belleza mediante las
promesas de satisfacción, el consumismo se ha convertido en un estilo de vida
que genera frustración y trastornos en aquellos que no pueden satisfacer esas
necesidades creadas (o en quienes sienten no colmadas sus expectativas).
Esta sociedad industrial podría ser llamada sociedad unidimensional. Todo está
estandarizado, uniformado, integrado según normas comunes y todo en ella,
aparece pasado por el tamiz del conformismo social. El individuo queda despojado
de toda personalidad, carece de espesor y relieve, es unidimensional.
La publicidad es una de las características de la sociedad industrial avanzada.
“Los agentes de la publicidad fabrican el universo de comunicación en el que se
expresa el comportamiento unidimensional” (Herbert Marcuse). El universo en el
que vivimos es un universo manipulado. La expresión está dirigida a la eficacia, el
rendimiento y el beneficio, un factor poderoso de condicionamiento espiritual. Las
empresas de publicidad y marketing se convierten en verdaderas fábricas de
deseos. La producción acaba creando necesidades antes inexistentes en los
consumidores.
Inventando nuevas necesidades constantemente, el mercado promete éxito,
felicidad o bienestar inmediato a través de los productos y servicios que ofrece.
Consumir no implica “tener”, sino “experimentar”. Los productos y servicios que la
sociedad de consumo ofrece son experiencias, no objetos en sí mismo. El
atractivo de esas experiencias se asienta sobre categorías tales como dinamismo,
elegancia, potencia, esparcimiento, virilidad, femineidad, edad, refinamiento,
seguridad, naturalidad, etc.
Para comprender los consumos problemáticos y sus efectos, es necesario
situarlos dentro del contexto en el cual se dan esas prácticas. La apelación a una
sustancia y/o actividad que promete un alivio o un bienestar inmediato es parte de
una configuración social, de un imaginario establecido, de reglas tácitas, de una
lógica que regula el conjunto de prácticas como alimentar, educar, criar,
entretener, etc. dentro de una compleja red de relaciones en una vida cada vez
más mercantilizada.
Este marco teórico sirve para comprender a la niñez y a la adolescencia en toda
su complejidad. Desde el bombardeo incesante de mensajes consumistas, desde
los sentimientos de pertenencia que estos generan, es factible inferir de qué forma
se configura la construcción de la identidad y de la subjetividad desde edades
tempranas.
La prevención de los consumos problemáticos
Prevención es “toda acción que se hace anticipadamente para evitar un riesgo”
(RAE). Por lo tanto, prevenir es anticiparse, adelantarse, actuar antes. Pero
tomado de esta forma, la prevención en términos de consumo de sustancias
psicoactivas queda centrada únicamente en una mirada negativa sobre lo que lo
que puede llegar a ocurrir si no se evita el consumo. Por eso, para un abordaje
equilibrado, es fundamental introducir el concepto de promoción de la salud.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la promoción de la salud es el
proceso que permite a las personas incrementar el control sobre su salud para
mejorarla. Vincular la prevención con el concepto de promoción de la salud habilita
una mirada más amplia del problema, desde un enfoque propositivo.
Así, la prevención de los consumos problemáticos y de las adicciones puede
trabajarse desde dos perspectivas complementarias entre sí: de manera
específica o inespecífica. Por prevención inespecífica se entiende toda
intervención destinada mejorar la calidad de vida de las personas a través de
diferentes actividades (trabajo con las habilidades psicosociales, fortalecimiento de
las capacidades individuales y la integración en los grupos, brindar espacios de
circulación de la palabra y de diversas maneras de expresión, abordaje del
proyecto de vida y uso del tiempo libre, identificar redes de contención en la
comunidad, etc). Se denomina prevención específica a todas las acciones que
refieren directamente la temática del uso indebido de drogas y/o consumos
problemáticos (trabajo con mitos con respecto al consumo y a las sustancias,
análisis y resolución de situaciones de consumo problemático, análisis de
publicidades, información referida a riesgos y daños del consumo de sustancias,
etc).
Durante mucho tiempo, y según la mirada preponderante, la sociedad pensó a la
prevención como una estricta competencia de profesionales y especialistas. Así,
desde una mirada jurídica-punitiva, el abordaje del problema debía realizarse
desde las fuerzas policiales. Desde una mirada sanitaria, era tarea de toxicólogos,
médicos o psicólogos resolver el “cómo hablar” sobre la problemática.
Hoy, hacer prevención exige asumir una responsabilidad social compartida frente
al fenómeno. Prevenir requiere el esfuerzo conjunto de toda la comunidad para
reducir al mínimo posible la probabilidad de que los jóvenes se inicien en el
consumo de drogas, y que esos consumos no deriven en problemáticas
asociadas. Prevenir es ensamblar a todos los actores comunitarios en un
entramado social comprometido con el desarrollo de entornos saludables. Prevenir
es hacerse cargo de lo que a cada uno le compete, y actuar en consecuencia.
Sobre el objeto, el sujeto y el contexto
SUJETO: Se habla de un sujeto libre, activo, con derechos y con
responsabilidades. Un sujeto que cuenta con una historia personal, emociones,
ideas y valores. La persona establece una relación con el CONTEXTO en función
de los variados grupos de pertenencia de los cuales forma parte a lo largo de su
vida (familia, escuela, amigos, barrio, sociedad, etc.), y de los roles que
desempeña u ocupa en ellos. La persona establece una relación con el OBJETO
en términos de consumo, según sea experimental y/o ocasional, abusiva (cierta
regularidad y/o en dosis excesivas) o adictiva (patrón de dependencia, de manera
compulsiva).
OBJETO: Se refiere a “objeto de consumo”, tanto a las sustancias psicoactivas
como también a otros objetos u actividades que puedan ser medidas como tales
(tecnología, juego, comida, compras, etc). El objeto puede ser más o menos
accesible en relación al CONTEXTO en el que se encuentra. Y la relación que se
relaciona con el SUJETO tiene relación con los efectos y/o daños que cada
sustancia puede generar en el organismo y sobre terceros.
CONTEXTO: Refiere a todo aquello que rodea a una situación determinada. Es el
que puede condicionar las decisiones y formas de pensar de la persona (grupos
de presión), puede incidir en cómo impacta el consumo del OBJETO sobre el
SUJETO (vulnerabilidades), puede determinar la legalidad o regulación del uso del
OBJETO sustancia, y hasta puede fijar la naturalización de ciertas prácticas y
representaciones por parte de la sociedad.
El desafío de reinventar la prevención en ámbitos educativos
Hace ya tiempo se discute si la falta de información respecto de los daños que
provoca el uso indebido de drogas constituye un posible factor de riesgo frente al
consumo entre adolescentes. De acuerdo con los resultados que se vienen
obteniendo en los estudios estadísticos en población escolar, entre los cuales se
indaga sobre el nivel de información que los estudiantes creen tener sobre la
temática, esto no sería así.
En promedio, más de la mitad de los encuestados afirma sentirse “bien
informados” sobre las consecuencias del consumo de drogas. Sin embargo, entre
los “bien informados” se observa mayor consumo de sustancias lícitas y
marihuana. Al mismo tiempo, también en promedio, la mitad de los estudiantes
dicen haber recibido alguna vez cursos de prevención sobre consumo de drogas.
No obstante, el uso de sustancias en esta población es considerablemente alto.
¿Qué dicen estos datos? Que contar con información no operaría como barrera
ante el consumo, y que existen otros factores en juego al momento de comprender
la naturaleza del fenómeno del uso indebido de sustancias psicoactivas entre
adolescentes.
Para empezar, es necesario profundizar en los determinantes sociales que
intervienen en las conductas de los individuos, y también en las subjetividades
individuales como la percepción de riesgo. Con respecto a esta variable, que en
sus extremos se configura como un factor de protección (gran riesgo) o un factor
de riesgo y vulnerabilidad (ningún riesgo y riesgo leve), podría existir cierta
disociación entre información y decisión.
Dicho de otro modo, tener información no necesariamente deriva en una conducta
acorde a lo que comúnmente se entendería por una decisión racional basada en
los datos disponibles. Una explicación es que las habilidades aún en desarrollo de
los adolescentes para tomar decisiones con criterio, pueden limitar la capacidad
para evaluar con precisión ciertos riesgos derivados del consumo de drogas. Pero
es una mera aproximación al nudo del problema.
Percibir el riesgo no necesariamente implica poder manejar ese riesgo percibido.
El consumo de sustancias psicoactivas produce una liberación de dopamina cuyo
efecto puede ser mucho mayor y más duradero que el producido por algunas
conductas que usualmente producen placer, como la alimentación o el sexo. Una
conducta placentera, pero al mismo tiempo riesgosa, representa una encrucijada
para los jóvenes. Al mismo tiempo, el consumo de drogas disminuye la atención,
interfiere con la capacidad de toma de decisiones, dificulta la coordinación motora
y atenta contra el normal control de sentimientos y deseos. Tener información
sobre los riesgos no necesariamente implica decidir y actuar de forma correcta.
Otra cuestión no menor es cómo analizar el tipo de información disponible, y
también de qué modo evaluar los mecanismos utilizados para vehiculizarla.
Primero, porque cantidad no es calidad. Existe mucha información “basura” sobre
drogas a sólo un click de Google, o disponibles en las redes sociales. Son datos
libres que nadie filtra, que nadie valida, que nadie contrapesa. Demostrado está
también cómo el historial de navegación y los algoritmos utilizados por los
buscadores de Internet predeterminan qué tipo de resultados personalizados se
ponen a disposición. Hoy los jóvenes cuentan con un caudal inmenso de
información. Pero esa catarata de información no los ha convertido en individuos
libres con mejores herramientas para decidir mejor, sino en seres agobiados e
“infoxicados”.
En segundo lugar, la información puede ser todo lo objetiva que se quisiera, con el
basamento científico necesario, y de notorio interés para quienes trabajan
específicamente la problemática de las drogas y las adicciones. Pero si carece del
lenguaje y de los códigos acordes al público adolescente escolarizado hacia el
cual se orientan las intervenciones, la misma pasará, lisa y llanamente,
desapercibida. Empaquetar la información de tal modo de dotarla de las
características necesarias para que logre captar la atención de los jóvenes
también es hablar de calidad informativa.
El tercer punto es aceptar el fracaso del modelo de transferencia informativa de
emisor a receptor, algo así como la vieja y obsoleta teoría comunicacional de la
Aguja Hipodérmica 2 pero aplicada al campo de la prevención de adicciones. Ya
no hay lugar para los verticalismos discursivos de atril. La transmisión debe ser
horizontal, participativa, retro-alimentativa, orientada a la construcción de un saber
colectivo y compartido por todos los actores que intervienen en el proceso
comunicacional.
Ahora bien: suponiendo que se pudiera avanzar hacia un nuevo modelo preventivo
basado en las premisas anteriormente mencionadas, el problema central es cómo
sortear la trampa de contraponer evidencia contra ideología, o verdad contra
posverdad 3. Se puede brindar información dura, validada por la ciencia,
respaldada por estadísticas. Se puede mostrar en imágenes de tomografías
computadas los daños que el consumo de marihuana produce en el cerebro, o
hablar de cuántos accidentes viales tienen al alcohol como común denominador.
Pero esta información compite contra ese conjunto de creencias denominado
imaginario o representación social, que define lo que podría entenderse por algo
“cierto” o “verdadero” en un momento determinado para un grupo determinado.
“La mentira es tan vieja como la humanidad. Pero la falsedad propalada a través
de las redes sociales es un fenómeno nuevo. Y eso es la posverdad: la difusión
viral de enunciados que engañan. Muchas posverdades configuran una falsedad
madre, instituida por intereses creados y emancipada de los hechos mismos”.
(Miguel Wiñazki)
La retórica tiene un enorme potencial para hacer real lo imaginario, o simplemente
lo falso. En tiempos posmodernos, lo real no consiste en algo ontológicamente
sólido y unívoco, sino, por el contrario, en una construcción de conciencia, tanto
individual como colectiva. El tema drogas es un objeto de discurso, un conjunto de
hipótesis sobre un hecho social específico, que tiene su historicidad, y se
encuentra bajo relaciones particulares de poder. Pensar el tema drogas como un
discurso social implica pensar cómo y en qué condiciones se produce el sentido
que se le da al concepto, incluyendo la dimensión significante de los fenómenos
2 La teoría de la aguja hipodérmica es un modelo de comunicación que sugiere que un mensaje con destino específico es directamente recibido y aceptado en su totalidad por el receptor.
3 Toda información o aseveración que no se basa en hechos objetivos, sino que apela a las emociones, creencias o deseos del público.
sociales. La puja se establece entonces entre lo que algo es y lo que se cree que
eso mismo es, de acuerdo con la construcción social preponderante.
El problema de la drogas puede analizarse y entenderse en base a los modelos de
interpretación, es decir, a las formas diferentes y concretas que tienen las
personas y los grupos de ver, analizar, interpretar y posicionarnos sobre los
valores, las actitudes y los fenómenos con los que conviven una sociedad. Cabe
referirse aquí al concepto de ideologías.
Para el lingüista Teun A. van Dijk, “las ideologías, entendidas como sistemas de
cognición social, son evaluativas y por lo tanto son la base de los juicios que los
miembros de un grupo poseen sobre lo bueno/malo, correcto/incorrecto, bello/feo,
etc., y proporcionan orientaciones básicas para percibir e interpretar una realidad.
En este sentido, la base en la construcción de ideologías son los valores socio-
culturales que incluyen conceptos como la verdad, la justicia, el amor, la equidad,
la eficiencia, entre otros muchos, y pueden fluir en la sociedad jerarquizándose de
una manera particular o ajustándose a la relevancia universal. Como todo sistema
cognitivo, las ideologías son un conjunto ordenado de proposiciones evaluativas
que estructuran y jerarquizan las relaciones grupales e intergrupales dando lugar a
la generación de un esquema complejo, el cual, en principio, puede estar
constituido por un conjunto finito de categorías del tipo, identidad y número de
miembros, acciones y tareas, metas, normas y valores, posición o rol y recursos”.
Sí resulta de interés analizar como las ideologías son vehiculizadas y visibilizadas
por sus actores, y cómo funcionan en prácticas sociales cotidianas. Para ello, es
necesario observar detalladamente sus manifestaciones discursivas, entendiendo
que el discurso y sus dimensiones mentales están insertos en situaciones y
estructuras sociales. El dominio privilegiado de la ideología, el lugar donde ejerce
directamente su función, es en el lenguaje.
Los jóvenes dicen tener información en abundancia, pero actúan como si no la
tuvieran. Saben que caminar en el borde de un precipicio los pone en peligro de
caer, pero sin embargo deciden hacerlo. Se sienten lo suficientemente informados
acerca de las consecuencias del uso indebido de drogas, pero igual eligen
consumirlas. La explicación a este extraño juego de ruleta rusa es que han
construido un sistema propio de información, fundamentando en un conjunto de
posverdades, que lo torna sumamente movedizo, pantanoso, inestable a los ojos
adultos, pero que para ellos es sumamente útil para poder interactuar dentro de
sus grupos de pares. La única forma de desactivar, modificar y reconstruir ese
conjunto de creencias socialmente compartidas, ese Sistema de Posicionamiento
Global (GPS) adolescente, es con ellos, junto a ellos, desde adentro hacia afuera.
Recalculando…Todo esto obliga a no dar por sentado nada, a poner en duda todo,
para restituir el significado a ciertos conceptos. Retomando la idea del torcimiento
entre percepción de riesgo y manejo de riesgo, ¿no sería hora de preguntarse qué
entienden los jóvenes por riesgo? ¿No será que los parámetros de peligro se han
desplazado? ¿No será que los mojones que marcan ciertos límites, al amparo de
una creciente tolerancia social, se han vuelto difusos? ¿No será hora de
reconstruir la noción de límite, de riesgo, de daño?
Según van Dijk, los discurso hegemónicos cristalizan culturas políticas, privilegia
ciertos intereses (y excluye otros) y define criterios de justicia y eficacia en ámbitos
institucionales. Las instituciones no son otra cosa que ideologías sedimentadas,
discursos cuyas relaciones de sentido se han vuelto relativamente estables y
permanentes. La escuela como institución recrea y reproduce en los actores
sociales, ciertos valores y bienes culturales seleccionados y particularmente
valorados por un grupo. Esto otorga a la escuela la función primordial de asegurar
el acceso al conocimiento socialmente válido y la promoción de aprendizajes
significativos.
Desde esta perspectiva, la escuela es un espacio con capacidad de transmitir
saberes y producir cambios sociales, devolviéndole el sentido perdido a las cosas.
“La educación no es un instrumento infalible (ninguno lo es), pero es el más
precioso de todos. Tal vez sea el único”. (Jorge Luis Borges)
Reinventar la prevención del uso indebido de sustancias psicoactivas en ámbitos
escolares es todo un desafío en estos tiempos en los que existe sobreabundancia
de información sobre las drogas y sus efectos, al mismo tiempo que
lamentablemente ha crecido la disponibilidad de las mismas. Quizás lo más sagaz
sería abandonar de una buena vez el concepto de riesgo disuasorio, para pasar a
un activismo social que retome la idea de libertades, responsabilidades y
consecuencias de cada acto. Quizás se debería dejar de pregonar
intencionalidades, y empezar a comprender a los jóvenes como actores sociales
con capacidad de acción, protagonistas de sus propias historias de vida. Quizás
ya sea tiempo de escucharlos primero.
Surge así la necesidad de encarar la prevención desde una metodología
participativa. Se trata de un proceso que concibe a los participantes como agentes
activos en la construcción del conocimiento y no como agentes pasivos,
simplemente receptores. La percepción, el análisis y la solución de los problemas
no depende exclusivamente de “el experto”, sino que tiene en cuenta las
expectativas, las percepciones y las necesidades de los actores sociales. La
metodología participativa es una forma de abordar los procesos de enseñanza-
aprendizaje, que parte de los saberes, mitos, representaciones sociales,
estereotipos, prejuicios, actitudes y prácticas previas de las personas, buscando la
construcción de nuevos conocimientos de forma colectiva.
Bajo todas estas consideraciones preliminares, y con el objetivo de redirigir los
esfuerzos preventivos, surge el programa “Líderes para la transformación,
protagonistas del cambio”, impulsado desde la municipalidad de Chascomús en el
marco de su Estrategia Municipal sobre Drogas.
Ejes rectores
1. Comprender el consumo de sustancias psicoactivas como una conducta inserta en una sociedad de consumo que propicia la auto-satisfacción por
sobre el interés colectivo.
2. Acercar a los niños y adolescentes información sólida sobre las consecuencias para la salud que tienen los consumos problemáticos, y
alentar la correcta toma de decisiones desde la noción de libertad y responsabilidad.
3. Fortalecer el concepto de que todo consumo de sustancias psicoactivas conlleva un riesgo para sí como para terceros.
4. Promover una ciudadanía responsable desde la noción de sujetos de
derecho y sujetos de obligaciones.
5. Desnaturalizar la naturalización de ciertas conductas no saludables.
6. Reconstruir el concepto de diversión, de pertenencia y de límites, fomentando los factores de protección y brindando habilidades para la vida.
7. Exhortar la no estigmatización de los usuarios problemáticos de drogas, sin
relativizar ni banalizar el uso de sustancias.
8. Reforzar la visión de niños y adolescentes como una población en proceso madurativo, altamente vulnerable al consumo temprano y a la ingesta abusiva de alcohol y otras drogas.
9. Alentar espacios de diálogo y de construcción de saberes compartidos desde la propia escuela, que priorice la escucha activa y la opinión de los mismos alumnos.
10. Forjar una verdadera cultura preventiva, resiliente y saludable que se
proyecte, como círculo virtuoso, sobre el núcleo familiar y sobre el conjunto de la sociedad chascomunense.
Recursos complementarios
Publicaciones sobre prevención en el ámbito educativo Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas – Presidencia de la Nación DISPONIBLE EN https://goo.gl/haLAHX
Programa de prevención de las adicciones en el ámbito escolar “Quiero Ser –
Acercando el espejo” Guía docente para la implementación del Programa de Prevención para niños y niñas de 1º, 2º y 3º grado de educación primaria.
Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas – Presidencia de la Nación DISPONIBLE EN https://goo.gl/4Z88vw
Prevención de los consumos problemáticos para jóvenes y adolescentes:
herramientas para la intervención en instituciones educativas
Dirección General de Políticas Sociales en Adicciones del gobierno de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires DISPONIBLE EN https://goo.gl/g6h6jr
Guía para educadores: prevención en las aulas - Material para docentes de
consulta y orientación para el abordaje del consumo problemático
Ministerio de Salud del gobierno de la provincia de Buenos Aires. DISPONIBLE EN https://goo.gl/x5Z6FY
PROGRAMA DE PREVENCIÓN DE ADICCIONES EN EL ÁMBITO EDUCATIVO - NIVEL INICIAL
“Pequeños líderes para la
transformación”
Introducción
En el marco de la Estrategia Municipal sobre Drogas, que entre sus objetivos
promueve la prevención en todos los ámbitos de la comunidad, fortaleciendo los
factores sociales de protección, fomentando hábitos de vida saludables, y
generando conciencia social sobre los riesgos del uso indebido de sustancias
psicoactivas, uno de los ejes rectores del plan refiere a la “prevención desde los
primeros pasos”:
Prevenir es anticiparse. Dictar charlas en escuelas secundarias es llegar tarde. El desafío que nos
proponemos es darles herramientas a los niños que transitan sus primeros años de aprendizaje en el
Nivel Inicial, para que incorporen hábitos saludables y puedan desarrollar capacidad de resiliencia.
Hablar con ellos sobre drogas y adicciones determinará su actitud frente a este problema a futuro. Al
mismo tiempo, facilitaremos herramientas a los docentes para que puedan fomentar factores de
protección y detectar, de forma precoz, posibles factores de riesgo. Como prueba piloto,
implementaremos un programa de prevención inespecífica y específica en nuestro Jardín Maternal y
de Infantes “Clarisa Amézaga”, con la posibilidad de ampliarlo luego a los otros establecimientos
provinciales. Creemos que la escuela es el nodo central de la vida comunitaria. Capacitar a los
docentes y fortalecer las intervenciones en los respectivos gabinetes, en interacción con el Servicio
Local, permitirá anticiparse a los problemas.
¿Por qué desde el jardín?
Desde la perspectiva de responsabilidad social compartida e involucramiento
comunitario, el Nivel Inicial es todo un ejemplo de ámbito preventivo por ser el
primer espacio social donde los niños hacen una experiencia significativa más allá
de sus familias, y porque acompaña el desarrollo y la construcción de la
subjetividad de los niños desde lo lúdico. Para ellos, jugar es crear un mundo
propio en el cual ponen en escena el descubrimiento del cuerpo, de las emociones
y, por sobre todas las cosas, del vínculo con el otro.
Es en el jardín en dónde los niños modelan y esculpen la mismísima entidad de su
ser, donde estructuran su subjetividad, su creatividad, su sociabilidad, su
comprensión del mundo. El jardín es un ambiente preventivo porque promueve los
primeros saberes, fortalece los hábitos para una vida saludable, propiciar la
expresión de sentimientos y emociones, y les da a los niños la verdadera
oportunidad de ser protagonistas.
Las alarmantes estadísticas que demuestran que el inicio en el consumo de
sustancias psicoactivas se da a cada vez más temprana edad, con el alcohol
como verdadera puerta de entrada, requieren de una acción inmediata que
abandone ciertas reticencias y rodeos al momento de hablar sobre el tema con los
niños. Llamar a las cosas por su nombre, sin rodeos ni elipses, sin alarmismos ni
tabúes, brindando habilidades para la vida y herramientas para la construcción de
un proyecto, es el primer paso para forjar desde temprana edad una verdadera
cultura resiliente y saludable, que se proyecte sobre la familia y sobre el resto de
la sociedad.
Objetivo general
Instalar desde temprana edad la noción de hábitos saludables, introducir la noción
de consumos problemáticos, promover una mirada crítica sobre drogas legales
como el alcohol y el tabaco, reconocer el impacto socio-sanitario derivado del uso
de sustancias psicoactivas, fomentar el desarrollar de capacidades y habilidades
para la vida, e involucrar a las familias y a la comunidad en general en el proceso
de construcción de una cultura preventiva desde Nivel Inicial.
Objetivo específicos
Desarrollar un saber hacer propio en prevención desde el Nivel Inicial, que permita
su replicabilidad en otros establecimientos del distrito.
Lograr, a los diez años de su implementación continua, una reducción del 20% en
todos los índices de consumo de sustancias psicoactivas en estudiantes de Nivel
Medio de Chascomús, una reducción del 30% en los indicadores de ingesta
abusiva de alcohol, y un aumento de la edad de inicio del consumo de alcohol y de
tabaco a 15 años promedio 4.
Bibliografía de referencia
El lineamiento central e innovador del programa “Pequeños líderes para la
transformación” es introducir la prevención específica en el ámbito del jardín. Si
bien el manual de Prevención de Consumos Problemáticos en el Nivel Inicial
“Cuidados en juego” 5 publicado por la SEDRONAR sigue la línea tradicional de la
prevención inespecífica, resulta un insumo valioso para ser utilizado como
acompañamiento del proceso.
4 Tomando como referencia la Primera Encuesta Municipal a Estudiantes de Enseñanza Media sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas – 2017. Disponible en https://goo.gl/fX847f
5 Disponible en https://goo.gl/Qetjdj.
Esquema pedagógico
La siguiente estructura es orientativa, como así también los contenidos propuestos
en los módulos desarrollados a continuación. Se invita a los docentes a ampliar,
adaptar y ajustar las temáticas, tomando como referencia los ejes del programa:
1/Comprender el consumo de sustancias psicoactivas como
una conducta inserta en una sociedad de consumo que
propicia la auto-satisfacción por sobre el interés colectivo.
2/Acercar a los niños y adolescentes información sólida
sobre las consecuencias para la salud que tienen los
consumos problemáticos, y alentar la correcta toma de
decisiones desde la noción de libertad y responsabilidad.
3/Fortalecer el concepto de que todo consumo de sustancias
psicoactivas conlleva un riesgo para sí como para terceros.
4/Promover una ciudadanía responsable desde la noción de
sujetos de derecho y sujetos de obligaciones.
5/Desnaturalizar la naturalización de ciertas conductas no
saludables.
6/Reconstruir el concepto de diversión, de pertenencia y de
límites, fomentando los factores de protección y brindando
habilidades para la vida.
7/ Exhortar la no estigmatización de los usuarios
problemáticos de drogas, sin relativizar ni banalizar el uso de
sustancias.
8/Reforzar la visión de niños y adolescentes como una
población en proceso madurativo, altamente vulnerable al
consumo temprano y a la ingesta abusiva de alcohol y otras
drogas.
9/Alentar espacios de diálogo y de construcción de saberes
compartidos desde la propia escuela, que priorice la escucha
activa y la opinión de los mismos alumnos.
10/Forjar una verdadera cultura preventiva, resiliente y
saludable que se proyecte, como círculo virtuoso, sobre el
núcleo familiar y sobre el conjunto de la sociedad
chascomunense.
HÁBITOS SALUDABLES
FACTORES DE PROTECCIÓN
CUIDADO DEL CUERPO
HÁBITOS NO SALUDABLES
SOCIEDAD DE CONSUMO
CONSUMOS PROBLEMÁTICOS
NOCIÓN DE DROGAS
ALCOHOL/TABACO
EFECTOS SOBRE EL CUERPO
HABILIDADES PARA LA VIDA
LÍMITES Y AUTO-CONTROL
PROYECTO DE VIDA
INTEGRACIÓN DE
CONCEPTOS
MODULO 1 / Introducción. Cuidado del cuerpo. Factores de
protección. Hábitos saludables. Hábitos tóxicos.
El objetivo de este módulo es desarrollar el concepto de salud, y contraponer
hábitos saludables con aquellas conductas que van en contra del cuidado de
nuestro cuerpo.
¿Cómo define la Organización Mundial de la Salud (OMS) la salud?
“La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no
solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. La cita procede del
Preámbulo de la Constitución de la Organización Mundial de la Salud, que fue
adoptada por la Conferencia Sanitaria Internacional, celebrada en Nueva York del
19 de junio al 22 de julio de 1946, firmada el 22 de julio de 1946 por los
representantes de 61 Estados (Official Records of the World Health Organization,
Nº 2, p. 100), y entró en vigor el 7 de abril de 1948. La definición no ha sido
modificada desde 1948.
Esta definición supone que el concepto de salud va más allá de la existencia o no
de una u otra enfermedad. En consecuencia, más que de una vida sana hay que
hablar de un estilo de vida saludable del que forman parte la alimentación, el
ejercicio físico, la prevención de la salud, el trabajo, la relación con el medio
ambiente y la actividad social.
¿Qué hábitos son necesarios para llevar una vida saludable?
Alimentación/ Dieta equilibrada: una alimentación saludable se rige por incluir
todos los alimentos contemplados en la pirámide nutricional, pero en las
proporciones adecuadas y en la cantidad suficiente (no más) para mantener las
necesidades nutricionales del organismo en función del consumo energético que
éste realiza con la actividad diaria. Alimentación correcta, práctica de actividad
física y manejo adecuado del estrés. Adoptar un nuevo estilo de alimentación
implica disminuir el contenido de calorías, además, comer bien significa disfrutar
de un buen sabor, así como de una buena nutrición. Ésta se puede lograr tomando
en cuentas las siguientes características para asegurar una sana alimentación y
por lo tanto salud.
¿Qué es la Pirámide Alimentaria? Es la forma en que se agrupan y clasifican los
alimentos. Indica la proporcionalidad en que se deben consumir los distintos
grupos de alimentos, por lo tanto debe considerar:
• Una mayor proporción del consumo de alimentos que están en la base de la
Pirámide y una menor proporción de aquellos alimentos que se encuentran
en la punta de la Pirámide.
• La satisfacción de las necesidades nutricionales implica que se han de
consumir diariamente alimentos de cada nivel de la Pirámide.
• De cada nivel se debe elegir entre la variedad de alimentos que conforman
cada grupo, de acuerdo a los hábitos y recursos económicos.
Ejercicio físico: Actividad física es toda acción motriz que implica el uso de nuestra
musculatura para mover el cuerpo y que demanda un gasto energético por sobre
el nivel basal. Las recomendaciones generales determinan unos 30 minutos
diarios de actividad física, siendo suficiente caminar a paso rápido durante este
tiempo. Ello permite quemar las calorías sobrantes y fortalecer músculos y huesos,
pero también ayuda a controlar la tensión arterial, el colesterol y los niveles de
glucosa en sangre, además de contribuir a la eliminación del estrés y ayudar a
dormir mejor, adquirir un estado de relajación y evitar cambios de humor, mejorar
la autoestima y el estado de satisfacción personal. También puede ser un buen
medio para desarrollar una saludable actividad social cuando el ejercicio se hace
en compañía.
Higiene: una higiene adecuada evita muchos problemas de salud: desde
infecciones a problemas dentales o dermatológicos. El concepto de higiene no
sólo se refiere al aseo y limpieza del cuerpo, sino que afecta también al ámbito
doméstico.
Equilibrio mental: no se refiere a la existencia de enfermedades mentales, sino al
estado de bienestar emocional y psicológico, necesario para mantener y
desarrollar las capacidades cognitivas, las relaciones sociales y el afrontamiento
de los retos personales y profesionales de la vida diaria. El estrés, el cansancio, la
irascibilidad, la ansiedad son, entre otros, algunos de los signos que indican que el
estado mental no es del todo saludable.
Actividad social: las relaciones sociales son un aspecto fundamental para la salud
del ser humano y, en consecuencia, para un envejecimiento saludable. El
aislamiento social puede llevar a un deterioro gradual e irreversible de las
capacidades físicas y mentales, incluso a la incapacidad física y la demencia.
Descanso: dormir adecuadamente de 6 a 8 horas es importante para un estilo de
vida saludable, cuando se duerme menos de 6-8 horas el cuerpo no descansa lo
suficiente como para empezar un nuevo día con la vitalidad que se necesita. Esto
puede afectar al rendimiento laboral y a aumentar el estrés, pues el cansancio
acumulado hace que se disminuya la capacidad de atención y la velocidad de
reacción. Existen evidencias sobre la relación entre el dormir poco y el desarrollo
de obesidad; la privación de sueño en forma crónica causa fatiga conduciendo a la
reducción de ejercicio físico y por lo tanto a la ganancia de peso y obesidad.
También causa efectos neuro-hormonales que incrementan la ingestión de
calorías, debido a la ausencia de sueño.
Los hábitos tóxicos
Y así como existen hábitos de vida saludables, también existen comportamientos
no saludables (mala alimentación, sedentarismo, higiene inadecuada) y factores
de riesgo (cualquier rasgo, característica o exposición de un individuo que
aumente su probabilidad de sufrir una enfermedad o lesión). Y relacionado con
este aspecto, también existen los hábitos tóxicos. ¿Qué son?
Llamamos hábitos tóxicos al consumo frecuente de alguna sustancia dañina para
la salud, a menudo difícil de superar pese a tener conocimientos del peligro que su
utilización ocasiona. Sustancias como el café, la sal, el tabaco, el alcohol, los
medicamentos (usados sin prescripción médica) y otras drogas inciden de forma
muy negativa sobre la salud física, mental y social. Con respecto a las sustancias
psicoactivas, estas tienen un impacto sobre el Sistema Nervioso Central. En este
campo también incluimos aquellas conductas que potencialmente pueden
configurarse como consumos problemáticos.
MODULO 2 / ¿Qué es una droga? Clasificaciones (según efecto,
según marco normativo, según su origen, etc). Consecuencias y
riesgos para el cuerpo (identificación de órganos y sistemas
donde impacta). El cerebro y el Sistema Nervioso Central.
El objetivo de este módulo es introducir el concepto “drogas” asociado a la
conducta tóxica o de riesgo descripta en el módulo anterior, y demostrar los
diferentes efectos que produce su consumo en nuestro cuerpo. Asimismo, resulta
interesante comenzar a trabajar la idea de la relación que la persona establece
con la sustancia, la responsabilidad y las decisiones.
¿Qué entendemos por droga?
Según la Organización Mundial de la Salud "droga es toda sustancia que
introducida en el organismo vivo, puede modificar una o más funciones de este".
Dicho de otro modo, droga es cualquier sustancia que, una vez introducida en el
organismo a través de diversas vías, se dirigen a través de la sangre a nuestro
cerebro, cuyo ecosistema modifican de manera variable, alterando o modificando
las funciones corporales, las sensaciones, el estado de ánimo o las percepciones
sensoriales.
Estos tóxicos son sustancias que cuando son consumidas, producen algún efecto sobre el Sistema Nervioso del ser humano. Este efecto puede ser estimulante, depresor o distorsionante/alucinógeno de la realidad.
• Depresores del SNC o psicolépticos: inhiben el funcionamiento del sistema
nervioso central, reducen la actividad nerviosa y el ritmo de las funciones
corporales. Producen: relajación, sedación, somnolencia, sueño, analgesia
e incluso coma. Ejemplos alcohol, opiáceos (heroína, morfina, metadona,
etc.), ciertos psicofármacos (benzodiacepinas o los barbitúricos), etc.
• Estimulantes o psicoanalépticos: producen una activación general del
sistema nervioso central, dando lugar a un incremento de las funciones
corporales. Ejemplos y distinción entre estimulantes mayores (cocaína o las
anfetaminas) y menores (nicotina, cafeína, teína, teobromina, mateína).
• Alucinógenos o psicodislépticos: conocidos como perturbadores, producen
un estado de conciencia alterado, deforman la percepción y evocan
imágenes sensoriales sin entrada sensorial. Ejemplos el LSD o las drogas
de síntesis (consideradas tmb como sustancias mixtas estimulantes-
alucinógenas).
Las sustancias también se clasifican en función de las restricciones legales
establecidas en cada estado particular respecto al consumo, producción, tenencia
y venta de las diferentes sustancias. En la mayor parte de los países occidentales
las drogas se clasifican según la normativa legal:
• Drogas legales (las permitidas): alcohol, tabaco, psicofármacos,
estimulantes menores y otras sustancias bajo prescripción médica. Son
parte del circuito del mercado.
• Drogas ilegales (las prohibidas): son todas las que no forman parte del
apartado anterior y a las que se accede a través del mercado negro.
Ejemplos derivados del cannabis, heroína, cocaína y derivados, etc.
¿Por qué resaltar la diferencia entre legal (permitido) e ilegal (prohibido)?
Todas las drogas tienen efectos perjudiciales sobre la salud, pero existe
tratamiento más benévolo de las drogas legales. Dicha posición de privilegio no
sólo está vinculada al status, sino también a la tolerancia social de la que gozan.
Es fundamental generar conciencia respecto a los daños que genera una droga
legal como lo es alcohol (la peor si se mide en términos de daño individual como
social).
¿Por qué hablamos de uso indebido?
Definimos “uso indebido de drogas” a la ingesta de estas sin fines médicos. Es
decir, el uso debido de drogas tiene que ver con el consumo de medicamentos
bajo prescripción e indicación médica profesional. La automedicación también es
un uso indebido. El uso indebido y/o sostenido de drogas o sustancias
psicoactivas también puede ser abusivo, y determinar, además, tolerancia y
dependencia.
• Tolerancia: se dice que una droga produce tolerancia cuando se necesita ir
aumentando la cantidad consumida para experimentar los mismos efectos.
• Dependencia: es aquella pauta de comportamiento en la que se le da
prioridad al uso de una sustancia psicoactiva frente a otras conductas.
La dependencia producida por las drogas puede ser de dos tipos:
• Dependencia física: El organismo se vuelve necesitado de las drogas.
Síndrome de abstinencia cuando se interrumpe el consumo (trastornos
fisiológicos).
• Dependencia psíquica: Es el estado de euforia que se siente cuando se
consume droga, y que lleva a buscar nuevamente el consumo para evitar el
malestar u obtener placer. El individuo siente una imperiosa necesidad de
consumir droga, y experimenta un desplome emocional cuando no la
consigue. La abstinencia de la cocaína no trae síntomas como vómitos ni
escalofríos; en cambio se caracteriza principalmente por la depresión.
El Sistema Nervioso Central
Las drogas actúan e impactan sobre todo nuestro organismo y sus sistemas (el
circulatorio, el respiratorio, el digestivo, etc). Pero su impacto más importante se
da en el Sistema Nervioso Central, específicamente en nuestro centro de placer o
recompensa.
Un área clave del cerebro es el centro de refuerzo, es el que despierta
sentimientos de placer cuando comemos, bebemos o tenemos sexo, y que nos
genera sentimientos positivos que hacen querer repetir el comportamiento. La
dopamina es la sustancia que estimula el centro de refuerzo de nuestro cerebro,
provocando que experimentemos ese placer y felicidad. Estos circuitos del placer
son extraordinariamente necesarios para la supervivencia de la especie
(alimentación y reproducción).
A priori podríamos pensar que las drogas, al igual que otras conductas,
simplemente estimulan nuestro centro del placer y nos hacen sentir bien sin costo
alguno. Pero las drogas, al estimular el centro de refuerzo, influyen en la normal
transmisión de mensajes entre neuronas. La neurona es la unidad estructural y
funcional del sistema nervioso, una vasta red de células interconectadas pero que
no se tocan entre ellas y que se comunican a través de los llamados
neurotransmisores, sustancias químicas capaces de transmitir señales.
Diferentes neurotransmisores (como la adrenalina, serotonina, endorfinas) tienen
diferentes efectos para diferentes procesos. Pero nos centraremos en la
dopamina, sustancia fundamental en la estimulación del centro de gratificación del
cerebro. Las drogas influyen en el proceso conocido como sinapsis, que es el
lenguaje comunicacional básico de todo el sistema nervioso. ¿Cómo?
Básicamente porque tienen la capacidad de:
• Intensificar o disminuir la emisión de estos neurotransmisores.
• Alterar la reabsorción de los neurotransmisores una vez cumplida su
función, lo cual genera que estos permanezcan flotando en el espacio entre
neuronas.
• Imitar al neurotransmisor y adherirse a los mismos receptores
• Y también bloquear la producción de nuevas moléculas transmisoras.
¿La droga es buena o es mala?
Durante mucho tiempo el consumo de sustancias y el problema de las adicciones
estuvieron vinculados a lo moral, desde una mirada negativa. En consecuencia,
las drogas actuaban como un agente corruptor de la persona, con el
correspondiente impacto social de las conductas de ese individuo en su entorno.
Hoy ya no se discute tanto el objeto “drogas” como sí lo que le pasa al sujeto, y su
contexto de relaciones. Por eso es necesario reafirmar que no es la droga en sí
misma el problema, sino la relación que la persona establece con la sustancia.
MODULO 3 / Enumeración, descripción y características de las
principales sustancias psicoactivas.
El objetivo de este módulo es hacer referencia a cada una de las sustancias más
comunes, poniendo nombre específico al amplio concepto “drogas”. Resulta clave
comenzar a hablar abiertamente del tema, de forma cuidadosa, al alcance de los
niños, pero sin rodeos ni tabúes, para despertar una señal de alarma temprana
que evitará problemas a futuro. Se sugiere poner énfasis en el alcohol y el tabaco,
drogas legales.
Sobre el alcohol
El alcohol que encontramos en las bebidas alcohólicas es el etanol o alcohol
etílico. Es un líquido incoloro de olor característico y soluble en agua. Puede ser
de origen:
Fermentado: proviene de la fermentación de los azucares de frutas y
cereales, como la cerveza, el vino, la sidra. Su graduación alcohólica ronda
del 5% al 15% aproximadamente.
Destilado: del proceso de destilación de los alcoholes fermentados. Aquí se
encuentran el vodka, el gin, el whisky. Su graduación generalmente es
mayor al 20% aproximadamente
El alcohol etílico es un depresor del sistema nervioso central, ralentiza y vuelve
más lentas las funciones vitales. A dosis bajas y/o moderadas puede provocar
estados de euforia y de estimulación. Sin embargo, a dosis altas ralentiza todas
las funciones vitales pudiendo inducir incluso el coma (4 mg/alcohol en sangre).
Al entrar en el organismo, es absorbido por el aparato digestivo. A los 5 minutos
ya puede encontrarse alcohol en la sangre y su concentración máxima se produce
aproximadamente a los 30 minutos de su ingesta. Una vez en el organismo, el
alcohol recorre prácticamente todos los sistemas corporales, siendo en el cerebro
donde se producen los efectos psicoactivos. El 90% del alcohol ingerido se elimina
a través del hígado, el 10% restante mediante la respiración, la orina y el sudor.
En los menores de edad, cuyo sistema enzimático todavía está en pleno
desarrollo, el consumo de alcohol es sumamente peligroso: cerebro, corazón,
páncreas e hígado se ven afectados por la inadecuada metabolización. Las
mujeres tardan más en metabolizarlo por lo que estará presente en su organismo
durante más tiempo.
En determinadas personas, el consumo de alcohol, puede producirles una serie de
reacciones adversas importantes:
Intoxicación con pequeñas cantidades de alcohol.
Descontrol (hacer cosas de las que uno luego puede arrepentirse, y que
quizás no tienen remedio).
Potenciación del estado de ánimo (sobre todo cuando no estamos pasando
por un buen momento anímico).
El alcoholismo es una adicción. Consiste en padecer una fuerte necesidad de
ingerir alcohol etílico, de forma que existe una dependencia física del mismo,
manifestada a través de determinados síntomas de abstinencia cuando no es
posible su ingesta. El alcoholismo no está fijado por la cantidad ingerida en un
periodo determinado: personas afectadas por esta enfermedad pueden seguir
patrones muy diferentes de comportamiento, existiendo tanto alcohólicos que
consumen a diario, como alcohólicos que beben semanalmente, mensualmente, o
sin una periodicidad fija. El alcoholismo supone un serio riesgo para la salud que a
menudo conlleva el riesgo de una muerte prematura como consecuencia de
afecciones de tipo hepática como la cirrosis hepática, hemorragias internas,
intoxicación alcohólica, hepatocarcinoma. Los efectos del alcohol en el cuerpo
humano son muy diversos y actúan sobre múltiples órganos y sistemas (cerebro y
sistema nervioso alterando los neutoransmisores, corazón y aparato circulatorio,
aparato digestivo, sistemas inmunitario y reproductor en la sangre, en el embarazo
y el feto).También están las causas indirectas como los accidentes: las
defunciones por accidentes relacionados con el alcohol (choques, atropellamientos
y suicidios) ocupan los primeros lugares entre las causas de muerte en muchos
países.
Sobre el tabaco
El tabaco pertenece a la familia de las plantas Solanáceas, Nicotiana Rustica,
Nicotiana Tabacum entre los géneros más difundidos. De esta planta se extrae el
alcaloide “nicotina”, que se presenta en forma de líquido, es oleaginoso e incoloro
y se disuelve fácilmente en agua y alcohol, pasando del color amarillo al pardo
oscuro en contacto con estos líquidos. El tabaco se vende principalmente
procesado en cigarrillos.
El humo derivado de la combustión del tabaco es una mezcla compleja de gases y
partículas en la que existen más de 4.000 sustancias químicas, algunas de ellas
tóxicas, irritantes y más de cuarenta cancerígenas. Entre todas estas sustancias
cabe destacar el alquitrán (sustancia negra y viscosa) y el monóxido de carbono
(gas incoloro, de elevado poder tóxico. Constituye del 1 al 5% del humo del
tabaco).
La nicotina es una sustancia orgánica que constituye el principal ingrediente activo
de los cigarrillos. Su uso causa dependencia psíquica y física, provocando
sensaciones incómodas durante la abstinencia en la mayoría de los casos, como
dificultad para dormir, irritabilidad, mal humor, sensación de inquietud y
nerviosismo, dificultad para pensar con claridad y concentrarse entre otros.
La nicotina tiene un efecto estimulante y posteriormente un efecto tranquilizante.
Sus efectos duran entre 5 y 10 minutos, provocando fases de acción estimulante y
acción depresora del sistema nervioso central. A nivel físico, la nicotina aumenta la
frecuencia cardiaca, el ritmo respiratorio, la presión arterial y el flujo coronario.
Durante la combustión del tabaco, algunos de sus elementos se transforman en
monóxido de carbono. Cuando el monóxido de carbono entra al torrente
sanguíneo, tiende a reemplazar el oxígeno contenido en las células rojas de la
sangre formando carboxihemoglobina (en los fumadores, hasta el 10% de la
hemoglobina total puede ser carboxihemoglobina, lo cual equivale a decir que sus
tejidos reciben 10% menos de oxígeno). El CO interfiere en el transporte del
oxígeno. Al fumar, todos los órganos reciben menos oxígeno.
A largo plazo el tabaquismo impacta sobre el sistema broncopulmonar,
cardiovascular y digestivo. Las úlceras gástricas y duodenales son doblemente
más comunes entre los fumadores. Las heridas de la piel pueden tardar más en
sanar debido a que la nicotina reduce los niveles de vitamina C en el organismo.
Además, el humo del cigarrillo produce inflamación en la mucosa del aparato
respiratorio y aumento de la producción de una enzima llamada elastasa, que
degrada la elastina, material constitutivo del pulmón al que se debe su capacidad
de expandirse y contraerse. El hábito de fumar provoca que el tejido pulmonar
pierda sus propiedades elásticas, aparentemente de manera irreversible, con la
consecuente disminución en la capacidad pulmonar para ingresar oxígeno a la
sangre.
El tabaquismo es un grave problema que afecta a gran parte de la sociedad. No
sólo para los fumadores crónicos sino para los pasivos también (niños, adultos,
mascotas…). Las cantidades de alquitrán, nicotina y monóxido de carbono son
más altas en el humo del ambiente que en el de una calada, porque este no pasa
por ningún filtro y hace que aumente el riesgo en los fumadores pasivos.
Sobre los medicamentos
La automedicación se define como el uso por cuenta propia, sin indicación médica
o más allá de la dosis recomendada por el médico (tiempo o cantidad) de
medicamentos de venta bajo receta médica. Si aun en los casos en que el
consumo de medicamentos se realiza bajo indicación médica existen riesgos de
ocasionar problemas, la automedicación es una conducta que potencia
peligrosamente la capacidad de producir esos riesgos.
Las reacciones adversas a los medicamentos originadas por su uso erróneo o por
reacciones alérgicas pueden ser causa de enfermedad, sufrimiento y muerte.
También es necesario alertar la interacción negativas de ciertas drogas
farmacológicas con el alcohol.
Sobre la marihuana
Marihuana o cannabis es la denominación popular de una planta conocida
científicamente como Cannabis Sativa, que es traducida al castellano como
cáñamo. El compuesto químico psicoactivo predominante en el cannabis es el
TetraHidroCannabinol, también conocido por sus siglas THC. El cannabis sintetiza
no menos de 400 compuestos químicos, de los cuales 60 son cannabinoides
(compuesto químico que activa los receptores cannabinoides en el organismo
humano). Los más abundantes son Cannabinol (CBN), Cannabidiol (CBD) y THC.
El THC tiene varios isómeros, entre ellos el Delta9-THC, responsable de la
mayoría de los efectos psicoactivos de la sustancia.
El THC se consume habitualmente fumado, aunque también se lo ingiere (efecto
más lento). Es un depresor del SNC. Entre sus efectos principales destacan
sentimientos de relajación, risa incontrolable, dificultades para pensar y seguir
conversaciones. El consumo continuado de cannabis lleva a un aumento de la
tolerancia al THC. Por tanto, cada vez se necesitará más dosis para conseguir los
efectos que antes se conseguían con menor cantidad. Al aumentar la dosis, por
tanto, aumentan también los riesgos.
Al igual que con el tabaco, pueden producirse complicaciones respiratorias
(irritación bronquial y pulmonar) tras un consumo continuado. También puede
producir pánico, paranoia, sequedad de boca, problemas respiratorios,
nerviosismo y aumento de la tasa cardiaca. También puede producir reducción en
la capacidad de concentración, cansancio y confusión. El consumo en
adolescentes puede generar pérdida de inteligencia, déficit de atención y
problemas de memoria.
El metabolismo inicial de los cannabinoides en el humo de la marihuana se
produce en los pulmones, mientras que por vía oral los cannabinoides son
metabolizados en el tracto gastrointestinal y el hígado. Lo que es muy evidente
sobre los cannabinoides es su alta solubilidad en lípidos, persistencia en el cuerpo
por largos períodos de tiempo. Varios investigadores han sugerido que este es un
factor importante en los efectos de la marihuana, tal vez porque los cannabinoides
pueden acumularse en el cuerpo, especialmente en las membranas lipídicas de
las neuronas.
El THC es el componente psicoactivo primario de la planta. El Delta9-
tetrahidrocannabinol y Delta8-tetrahidrocannabinol imitan la acción de la
anandamida, un neurotransmisor producido de forma natural en el organismo. El
THC produce las sensaciones asociadas al cannabis a causa del enlace con el
receptor CB1 del cerebro.
Cuando se fuma la marihuana, el THC pasa rápidamente de los pulmones hacia el
torrente sanguíneo, donde es transportado al resto del cuerpo, incluyendo al
cerebro. Si se la fuma, los efectos de la marihuana duran de una a tres horas. Los
científicos han aprendido mucho sobre cómo el Delta9 y Delta8-
tetrahidrocannabinol actúa en el cerebro. El THC se adhiere a lugares específicos
en las superficies de las células nerviosas llamados receptores de cannabinoides.
Se pueden encontrar muchos receptores de cannabinoides en las partes del
cerebro que ejercen influencia sobre el placer, la memoria, el pensamiento, la
concentración, el movimiento, la coordinación y la percepción sensorial y del
tiempo. Los receptores de cannabinoides son parte de una vasta red de
comunicación conocida como el sistema endocannabinoide, que juega un papel
crítico en el desarrollo y la función normal del cerebro. De hecho, los efectos del
THC son similares a aquellos producidos por sustancias químicas que ocurren
naturalmente en el cerebro y en el resto del cuerpo llamadas cannabinoides
endógenos o endocannabinoides. Estas sustancias químicas ayudan a controlar
muchas de las mismas funciones mentales y físicas que el consumo de la
marihuana puede perturbar.
Cuando se fuma la marihuana, el THC estimula artificialmente a los receptores de
cannabinoides, alterando la función de los cannabinoides naturales o
endocannabinoides. Los receptores cannabinoides se activan por un
neurotransmisor llamado anandamida. El THC es también un producto químico
cannabinoides, e imita las acciones de la anandamida, lo que significa que el THC
se une a los receptores cannabinoides y activa las neuronas, lo que provoca
efectos adversos en la mente y el cuerpo. En otras palabras, el THC simula
señales en las neuronas presinápticas de manera que estas envían un mensaje
que en realidad no tienen.
Sobre la cocaína
La cocaína está presente en la hoja de coca. Al procesarse se obtiene el
clorhidrato de cocaína, un polvo blanco cristalino. Se trata de un estimulante del
SNC (como la cafeína) de acción rápida, intensa y de corta duración. Produce
euforia y exaltación del estado de ánimo, ausencia de fatiga/sueño, disminución de
las inhibiciones, aceleración del ritmo cardíaco y aumento de la presión arterial.
Puede provocar fatiga, irritabilidad, pérdida del apetito, dolor abdominal y
muscular, náuseas ó vómitos, reducción de la libido e irregularidades en la
menstruación. El consumo repetido a largo plazo puede derivar en
complicaciones psiquiátricas, trastornos nutricionales, alteraciones neurológicas,
cardiopatías y problemas respiratorios
Sobre el éxtasis y otras drogas sintéticas
Las drogas sintéticas (también conocidas como de laboratorio, de síntesis o
inteligentes) son aquellas que se fabrican a través de procesos químicos y que, a
diferencia de la cocaína o la marihuana, no se obtienen de un vegetal sino a partir
de cambios moleculares realizados en laboratorios para lograr resultados
psicoactivos. Se fabrican a partir de productos farmacéuticos que fueron relegados
por falta de utilidad terapéutica (éxtasis) y otras imitan la estructura química de
sustancias de origen botánico. Comparte una doble clasificación, por ser tanto un
estimulante del SNC como un alucinógeno.
Hay muchos tipos de drogas de síntesis de acción estimulante. Las más
importantes son derivadas de las anfetaminas y comparten muchos de sus efectos
adversos. Entre ellas el llamado éxtasis o MDMA es la más conocida y consumida.
A nivel mundial también se ha comenzado a alertar sobre la difusión de otros
compuestos, como la marihuana sintética.
Las drogas de síntesis se distribuyen en forma de comprimidos, tabletas, cápsulas
o polvos por lo que su vía normal de administración es por vía oral. Los
comprimidos y tabletas suelen tener formas y colores atractivos que hacen de su
uso una forma de moda entre la juventud. Son drogas de carácter social, cuyo
consumo aumenta en periodos de tiempo libre y ocio, como celebraciones, fines
de semana, vacaciones, fiestas electrónicas, discotecas.
La MDMA o éxtasis actúa fundamentalmente sobre el neurotransmisor serotonina:
induce un leve estado alterado de conciencia caracterizado por una amplificación
e intensificación de las sensaciones emocionales, sentimientos de cercanía hacia
los demás, de confianza y empatía, sensaciones de autoestima, de bienestar y
felicidad, desinhibición, euforia, estimulación o calma y amigabilidad, incremento
en la necesidad de comunicarse con los demás, aumento en la apreciación de la
música y modificación de las percepciones sensoriales, deseos de abrazar y besar
a los demás.
La MDMA afecta a la regulación de la temperatura corporal, por lo que pueden
presentarse episodios graves de hipertermia o hipotermia. La MDMA también
produce elevaciones en la frecuencia cardiaca y en la presión arterial , lo que
implica un riesgo mayor para personas con problemas cardíacos o de
hipertensión. Si el MDMA se combina con alcohol se incrementan los niveles de
deshidratación inducidos por el aumento en la temperatura corporal.
+ información: https://www.drugabuse.gov/es/en-espanol
MODULO 4 / Habilidades para la vida. Los límites. Las
herramientas para decir “no”. La construcción de un proyecto de
vida.
El objetivo de este módulo es brindar a los niños aptitudes necesarias para tener
un comportamiento adecuado y positivo que permita enfrentar eficazmente los
desafíos de la vida cotidiana, con énfasis en la temática el consumo de sustancias.
Son recursos que se ensamblan formando parte de un todo que constituye una
fuerza interna protectora, capaz de incrementar la plasticidad en las respuestas a
las situaciones difíciles y de contribuir al desarrollo de habilidades para la vida.
Desde el abordaje en las salas, la intención que los niños fortalezcan vínculos,
incrementen la confianza en sí mismos, desarrollen actitudes de respeto y cuidado
del cuerpo, reconozcan sus posibilidades, acepten sus limitaciones y construyan
herramientas para superar dificultades. Algunos ejes a trabajar:
Identidad
Es el conjunto de los rasgos propios de un individuo. Se condiciona y construye
con su historia de vida, época y contexto en el que crece y con los modos que
desarrolla para entender el mundo. Se relaciona tanto con la interacción social de
los individuos como con aspectos más profundos que le son propios a cada
persona.
Autoestima
Tiene que ver con la valoración que el niño o niña hace de sí mismo, pero está
intrínsecamente ligada a la que los demás le adjudican. Saberse y sentirse
competente, aceptarse y valorarse produce seguridad y confianza en uno mismo,
generando un discernimiento más asertivo y una mayor resistencia a las presiones
externas.
Autocuidado
Hace referencia al cuidado del niño para consigo mismo, mediante la integración
de hábitos saludables y puntos de referencia sobre higiene, alimentación,
pensamientos, imaginación y seguridad personal, generando autonomía.
Afectividad
Es la capacidad de sentir emociones, sentimientos y estados de ánimo. Una
afectividad saludable tiene que ver con identificar, aceptar y poder expresar las
emociones modulándolas conscientemente, en lugar de estar a merced de las
reacciones condicionadas. Vincularse significativamente con el mundo externo,
pudiendo sentir empatía con los demás, querer y sentirse querido. Las personas
no sienten lo mismo ante las mismas cosas; discriminar las emociones de los otros
permite tolerar las diferencias.
Integración
Es la integración del niño al entorno donde se desarrolla, su capacidad para
interactuar e interrelacionarse con el medio. Exige habilidades sociales para
establecer vínculos dinámicos. En su entorno cercano incluye, en primer lugar, a la
familia y las personas más allegadas; y en segundo lugar a los maestros y
compañeros de la escuela. Y en el entorno comunitario, a las instituciones que
conforman su red social. Asimismo, la integración de la persona también se
manifiesta en la relación que tiene consigo misma y se expresa en la unidad entre
el pensar, el sentir y el hacer.
Pensamiento autónomo
Es la capacidad de pensar por sí mismo. Un pensamiento autónomo implica
cuestionarse las cosas, aprendiendo a pensar de diversas maneras. El desarrollo
del pensamiento crítico se favorece mediante la problematización de las
situaciones; así, la capacidad de pensar se flexibiliza habilitando reflexiones
elaboradas, pluralidad de ideas y respuestas más conscientes. El niño o niña
amplía la gama de opciones que le permitirán realizar elecciones y fortalecer la
responsabilidad en la toma de decisiones.
Noción de proceso y “límites”
Se entiende por proceso al conjunto de etapas que enlazan un punto de partida a
uno de llegada; en otras palabras, el camino que se recorre hacia un fin. Estas
etapas o momentos diferentes que forman parte de un mismo proceso se limitan
entre sí ubicándose dentro de una secuencia. Adquirir noción de esta secuencia y
aceptar los tiempos que conlleva cada etapa es un antídoto al deseo de
satisfacción inmediato. Permite desarrollar la capacidad de postergación,
aceptando los límites que imponen las reglas en cada etapa del proceso, e
incorporando la tolerancia a la frustración momentánea.
BORRADOR Actividades sugeridas (a desarrollar e incorporar)
Proyectamos video sobre “Adicción”. https://youtu.be/HUngLgGRJpo
En la animación se puede ver a un pajarito que encuentra en el camino una gota.
Al ingerirla, le produce un estado de placer y de bienestar. El proceso se repite,
asemejando un proceso adictivo. Para debatir sobre aquello que da placer pero
que puede dañar.
Identificación del daño o impacto de cada sustancia en los órganos.
Ejercicio de “qué quiero ser” (descubrir la potencialidad de lo que los chicos
quieren ser de grandes, para luego pensar qué cosas podrían impedir nuestro
desarrollo).
Proyectamos video “For the birds” – Pixar https://youtu.be/2VyPPDpT2xU
¿Quién soy y quién define quién soy? ¿Cómo me veo y cómo me ven?
Herramientas para decir que no. La “barrera subjetiva” del freno ante el riesgo. Ser
y pertenecer. Educar las emociones (frustraciones, derrotas, etc).
Obra de títeres
Película final con las familias: “Intensamente” (Pixar)