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1 PROSAC prosac H ace un año decíamos que «frecuentemente, cuando se habla de la “nueva evan- gelización” se olvida el vete y haz tú lo mismo. El amor que se manifiesta en la praxis de la caridad, un lenguaje que se expresa más con obras de fraternidad y solidaridad, de cercanía y de ayuda a las personas en necesidades espirituales y mate- riales, que con palabras. La curación pertenece a la misión evangelizado- ra. ¿Puede anunciarse creíblemente el Evangelio si prescindimos del po- der del Espíritu que sana, cura, resta- blece?». En el contexto del lema de la próxima Campaña del Enfermo Fe y Caridad– todo ello adquiere plena vigencia. Seguimos en “tiempos de crisis”, donde no valen eufemismos o fala- cias para desviar la atención hacia los problemas que de verdad acucian. No necesitamos agoreros insanos, ni eufóricos irresponsables. Pero aun- que sean tiempos difíciles no han de estar únicamente plagados de lamento, desasosiego, abatimiento, resignación, acostumbramiento has- ta llegar a la indiferencia y la anestesia del alma. Quizá sean estos tiempos duros –lo son para una gran mayo- ría de personas y familias– donde se pueda dar testimonio del verdadero mensaje de Jesús. ¿Cómo hemos reaccionado, qué nuevas actitudes hemos adoptado, qué compromisos hemos adquirido ante tanta herida social, tanto daño moral, tanto des- trozo económico, tanto desapego político, tanta indiferencia de muy variado signo? Más aún, ¿vivimos ce- lebrando nuestra fe al margen de lo que está sucediendo? El papa Francisco, desde su ac- ceso al pontificado, no ha cesado de manifestarnos en todo momento y ocasión las líneas de acción que deben interpelar nuestra conciencia de cristianos. A partir de sus gestos y mensajes trata de animarnos a re- cuperar una Iglesia más samaritana, acogedora, compasiva, misericor- diosa, dialogante, pobre, humilde, sencilla, esperanzada. Sobre todo hacia los más débiles y necesitados, hacia los más frágiles y vulnerables, hacia las llagas de los enfermos de cualquier mal, hacia el sufrimiento de quienes están más humillados e indefensos, sea en la frontera del res- peto a su dignidad o en la protección de sus derechos más elementales. Quizá repasando algunas de sus re- cientes palabras podamos encontrar claves para nuestra autocrítica y res- puestas personales o comunitarias, pues de todas ellas se desprende un aroma de verdad, de creencia, de es- peranza, de amor sin reservas: «Hace falta una Iglesia capaz de acompañar, de ir más allá del mero escuchar; una Iglesia que acom- pañe en el camino poniéndose en marcha con la gente; una Iglesia que pueda descifrar esa noche que en- traña la fuga de Jerusalén de tantos hermanos y hermanas; una Iglesia que se dé cuenta de que las razones por las que hay gente que se aleja, contienen ya en sí mismas también los motivos para un posible retorno, pero es necesario saber leer el todo con valentía». «¡No os dejéis robar la esperan- za, y seguid adelante! ¡Que no os la roben! Al contrario, ¡sed sembrado- res de esperanza!». «La cultura del bienestar, que nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos hace insensibles al grito de los otros, nos hace vivir en pompas de jabón, que son bonitas, pero no son nada, son la ilusión de lo fútil, de lo provisional, que lleva a la indiferen- cia hacia los otros, o mejor, lleva a la globalización de la indiferencia. » «Vayan, sin miedo, para servir» / «Solo quien sirve con amor sabe custodiar» / «El verdadero poder es el servicio» / «¿Quién soy yo para juzgar…? / «Primero la misericordia, no juzgar». Son palabras que rezuman teo- logía, pastoral, ética, mística. Pero solo con un discernimiento sensible, arriesgado y prudente de nuestra parte, pueden encarnarse y ser apli- cadas en cada proyecto personal de vida y obras. Todo camino es (debe ser) una búsqueda del verdadero sentido del compromiso, y a veces el peregrino no llega a ver la tierra pro- metida. No nos equivoquemos en las encrucijadas ni hagamos demasiado acopio de seguridades terrenas. La Misión, la de Él, nos urge. Asociación de Profesionales Sanitarios Cristianos Número 53 Julio / Diciembre 2013 EDITORIAL Creer, esperar, amar: tres actitudes siempre ligadas BOLETÍN

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Hace un año decíamos que «frecuentemente, cuando se habla de la “nueva evan-gelización” se olvida el vete

y haz tú lo mismo. El amor que se manifiesta en la praxis de la caridad, un lenguaje que se expresa más con obras de fraternidad y solidaridad, de cercanía y de ayuda a las personas en necesidades espirituales y mate-riales, que con palabras. La curación pertenece a la misión evangelizado-ra. ¿Puede anunciarse creíblemente el Evangelio si prescindimos del po-der del Espíritu que sana, cura, resta-blece?». En el contexto del lema de la próxima Campaña del Enfermo –Fe y Caridad– todo ello adquiere plena vigencia.

Seguimos en “tiempos de crisis”, donde no valen eufemismos o fala-cias para desviar la atención hacia los problemas que de verdad acucian. No necesitamos agoreros insanos, ni eufóricos irresponsables. Pero aun-que sean tiempos difíciles no han de estar únicamente plagados de lamento, desasosiego, abatimiento, resignación, acostumbramiento has-ta llegar a la indiferencia y la anestesia del alma. Quizá sean estos tiempos duros –lo son para una gran mayo-ría de personas y familias– donde se pueda dar testimonio del verdadero mensaje de Jesús. ¿Cómo hemos reaccionado, qué nuevas actitudes hemos adoptado, qué compromisos hemos adquirido ante tanta herida social, tanto daño moral, tanto des-trozo económico, tanto desapego político, tanta indiferencia de muy variado signo? Más aún, ¿vivimos ce-

lebrando nuestra fe al margen de lo que está sucediendo?

El papa Francisco, desde su ac-ceso al pontificado, no ha cesado de manifestarnos en todo momento y ocasión las líneas de acción que deben interpelar nuestra conciencia de cristianos. A partir de sus gestos y mensajes trata de animarnos a re-cuperar una Iglesia más samaritana, acogedora, compasiva, misericor-diosa, dialogante, pobre, humilde, sencilla, esperanzada. Sobre todo hacia los más débiles y necesitados, hacia los más frágiles y vulnerables, hacia las llagas de los enfermos de cualquier mal, hacia el sufrimiento de quienes están más humillados e indefensos, sea en la frontera del res-peto a su dignidad o en la protección de sus derechos más elementales. Quizá repasando algunas de sus re-cientes palabras podamos encontrar claves para nuestra autocrítica y res-puestas personales o comunitarias,

pues de todas ellas se desprende un aroma de verdad, de creencia, de es-peranza, de amor sin reservas:

«Hace falta una Iglesia capaz de acompañar, de ir más allá del mero escuchar; una Iglesia que acom-pañe en el camino poniéndose en marcha con la gente; una Iglesia que pueda descifrar esa noche que en-traña la fuga de Jerusalén de tantos hermanos y hermanas; una Iglesia que se dé cuenta de que las razones por las que hay gente que se aleja, contienen ya en sí mismas también los motivos para un posible retorno, pero es necesario saber leer el todo con valentía».

«¡No os dejéis robar la esperan-za, y seguid adelante! ¡Que no os la roben! Al contrario, ¡sed sembrado-res de esperanza!».

«La cultura del bienestar, que nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos hace insensibles al grito de los otros, nos hace vivir en pompas de jabón, que son bonitas, pero no son nada, son la ilusión de lo fútil, de lo provisional, que lleva a la indiferen-cia hacia los otros, o mejor, lleva a la globalización de la indiferencia. »

«Vayan, sin miedo, para servir» / «Solo quien sirve con amor sabe custodiar» / «El verdadero poder es el servicio» / «¿Quién soy yo para juzgar…? / «Primero la misericordia, no juzgar».

Son palabras que rezuman teo-logía, pastoral, ética, mística. Pero solo con un discernimiento sensible, arriesgado y prudente de nuestra parte, pueden encarnarse y ser apli-cadas en cada proyecto personal de vida y obras. Todo camino es (debe ser) una búsqueda del verdadero sentido del compromiso, y a veces el peregrino no llega a ver la tierra pro-metida. No nos equivoquemos en las encrucijadas ni hagamos demasiado acopio de seguridades terrenas. La Misión, la de Él, nos urge. ∞

A s o c i a c i ó n d e P r o f e s i o n a l e s S a n i t a r i o s C r i s t i a n o s

Número

53Julio / Diciembre

2013

EDITORIAL

Creer, esperar, amar: tres actitudes siempre ligadas

BO

LETÍN

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Boletín de la Asociación de Profesionales Sanitarios Cristianos

DirectorRudesindo Delgado

Consejo de RedacciónComisión Nacional de Prosac

Colaboran en este númeroJesús Martínez Carracedo.José María RubioJosé Antonio Encabo Begoña HusillosCarme de CastroCristina Bengoa Raúl W. Fernández MorosHortensia MurilloDaniel SotoJosé Ángel EgigurenBasilisa MartínMontserrat EsquerdaMaría del Mar Sanchís PortalesJuan Manuel Bajo Llauradó

Redacción, Administración y SubscripcionesAsociación ProsacAlonso Cano 21, 2º Izda.28010 MadridTel.: 91 448 49 59www.sanitarioscristianos.cominfo@[email protected]

Diseño, maquetacióny producciónARTS&PRESS

Subscripción anual: 9 euros(Los socios la recibirán gratuitamente)

Periodicidad: Semestral

Depósito Legal: M. 12978-1997

Mi vida al servicio de los enfermos tiene su origen en la vivencia de acompañar, en mi niñez y juven-tud, a mi abuelo Alonso enfermo,

hasta su muerte. Fue la llama que prendió en mí un constante interés por el mundo de los enfermos. En el seminario mayor de Vigo mis formadores me ofrecieron realizar dos años de pastoral en el Hospital Xeral-Cíes. Aquella expe-riencia con los enfermos de sida -era la época más intensa de la enfermedad- y con los onco-lógicos, me empujó a participar en los cursos de verano para seminaristas, organizados por el Departamento de Pastoral de la Salud, que dirigía Rude. Es impagable la sabiduría que des-cubrí en gente como el Hno. José María, los hermanos Martín, Pangrazzi, Francisco Álvarez, Bermejo, Barbero y tantos otros. Es inestimable el servicio que me prestó el Camillianum de Roma, donde estudié, a lo que después sería mi mayor dedicación pastoral y ministerial.

He tratado de servir al Señor presente en los enfermos, en la parroquia del Sgdo. Cora-zón de Vigo y en los Hospitales Xeral-Cíes y Meixoeiro, ambos en Vigo, durante trece años. He acompañado a niños enfermos y vivido ex-periencias preciosas e intensas, de auténtica pasión-dolor y pasión-amor, junto a ellos, sus padres y el personal sanitario, para nada inmu-ne a este dolor, sobre todo cuando son padres/madres. Acompañé a jóvenes con cáncer y experimenté el bien que se puede hacer con uno de los sacramentos más importantes junto a quien sufre, el Sacramento de la Presencia. He trabajado con los profesionales, no solo en el día a día, sino también como formador dando conferencias de bioética y un curso en la Formación continuada del hospital, para en-fermeras y auxiliares, durante cuatro años. En el campo de la bioética, formé parte primero del comité del complejo hospitalario durante siete años como secretario del mismo, y después en el de la Consellería de Sanidade de la Xunta de Galicia, ámbito donde tuve la suerte de apren-der muchísimo de tantos profesionales ética-mente comprometidos.

Siguen vivos en mi recuerdo nombres, rostros, lágrimas, sonrisas, familias, vivencias, noches, momentos. Los llevo en mi corazón, y creo que estoy en el de muchos de ellos.

Gracias, Padre, por concederme el regalo de tantos corazones.

Mis planes como Director del Departa-mento pasan por trabajar al máximo para ser ‘servidor’ de los delegados diocesanos y de las gentes de la pastoral de la salud, desde un ser-vicio de coordinación, de engranaje, pero que no se note. En mi presentación decía a los delegados que les prometía trabajo, pero no éxitos, pues estos no dependen todos de mí, ni los fracasos tampoco. Dependen del Señor, y de que cada uno pongamos nuestro granito de arena. A nosotros nos toca sembrar para que otros reco-jan en el futuro, igual que otros lo hicieron antes y recogemos nosotros los frutos.

Mi intención es acompañar el proce-so de reflexión y reno-vación de los SARCH, dar vitalidad nueva a las comisiones que integran el Departa-mento, no dejar que se duerman las delega-ciones diocesanas, cuando tengan momentos más desesperanzados, e intentar responder cuanto antes a los retos que la sociedad, la sa-nidad o la Iglesia nos planteen en este campo.

Espero que los Prosac sigáis siendo uno de los pilares de la pastoral de la salud de la Iglesia española. No podemos permitirnos el lujo de que vuestra voz no se escuche. Cuen-to con vosotros y os pido que participéis acti-vamente en el Equipo Nacional de Pastoral de la Salud; deseo tener de nuevo en mis manos las profundas reflexiones de vuestros semina-rios. Que la ilusión con que habéis renovado y actualizado vuestra Web sea respuesta a aquella petición del papa Francisco: «¡No per-dáis la esperanza, más bien sed sembradores de esperanza!» Y que la contagiéis a todos los profesionales, cristianos o no. Os ofrezco lo que soy y lo que tengo, con mis dones y mis fallos. Trataré de participar en vuestros encuentros, alentar y difundir todas vuestras iniciativas, y poner toda la riqueza del Depar-tamento a vuestra disposición. ∞

Contagiad esperanza a los profesionales. Cuento con vosotros Jesús Martínez Carracedo. Director del Dpto. de Pastoral de la Salud

pulsovital

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∞ ¿Soy realmente como el Papa me ha hecho ver que debo ser? ¿Somos así los Prosac, como Francisco con tanta claridad expone?

∞ ¿Son las mías sus palabras, las palabras de un cristiano que, lejos de murmuraciones, lamentos, derrotismos, destrucción, repiten sin descanso “no-vedad”, “armonía”, “caminar”, “construir”, ”humanidad”, ”alegría”, “esperanza”…?

∞ Cuando le hablo a mis enfermos y compañeros ¿transmito amistad y calor, o me limito a la frialdad de un protoco-lo impersonal? ¿Animo, dialogo, escu-cho...?

∞ Mis palabras ¿buscan demostrar por encima de todo mi razón, o aspiran a encender el corazón de quien las oye?

∞ ¿Tengo reparos en hablar de Dios, o no dejo pasar la menor ocasión para comunicar la belleza de la fe, de mi en-cuentro con Cristo?

∞ ¿Confieso realmente mi fe como Francisco dice: «con formación per-manente y coherencia fe-vida, con el ejercicio de la caridad y el compromiso temporal»?

∞ La credibilidad de un sistema sani-tario, dice el Papa, «no se mide solo por la eficiencia sino sobre todo por el amor y la atención a las personas». ¿Pienso igual que él, defiendo este criterio en mi quehacer profesional, en las reuniones de gestión, en el comité ético, en mis clases a los alumnos de la facultad?

∞ Con frecuencia Francisco nos ad-vierte de las tentaciones más comunes y fáciles del cristiano: la tentación del bienestar espiritual, de intentar conocer a Jesús en primera clase, en la tranqui-lidad o en la biblioteca, de ser “un cris-tiano de cultura y de bienestar”. ¿Caigo con facilidad en ellas?

∞ Tres consejos del Papa para los agentes de la pastoral: «Permanecer en Jesús, imitarlo en salir de sí y salir al en-cuentro del otro y no caer en el síndro-me de Jonás, en la excusa que oculta nuestros miedos a arriesgarnos por Él y nos impide seguirlo hasta la periferia, como finalmente hizo Jonás, hasta Ni-nive.» ¿Son nuestros proyectos los pro-yectos de Dios? ¿Nos fiamos de Él, nos arriesgamos por Él, estamos dispuestos a llegar hasta donde Él nos pide?

∞ «Un triste signo de la globalización es la indiferencia que nos va “acostum-brando” lentamente al sufrimiento de los otros como si fuera algo normal… Educarnos en la solidaridad significa educarnos en la humanidad… Edificar una sociedad que sea verdaderamente humana significa poner siempre en el centro la persona y su dignidad y nunca malvenderla a la lógica de la ganancia». ¿Soy realmente un Prosac solidario, hu-mano, generoso, defensor de la digni-dad de las personas y sus derechos, pro-tector ante las injusticias del hambre, la pobreza, la desatención, el olvido? ¿Uno mi voz a la de Francisco que grita ¡es una vergüenza! cuando denuncia el hambre en el mundo y cuando reza por los náu-fragos de Lampedusa?

∞ Francisco advierte que «La primera tarea en la vida es la oración. Pero no es

la oración de las palabras, como loros, sino la oración del corazón: observar al Señor, escuchar al Señor, pedir al Se-ñor». ¿Soy cristiano de acción y de ser-vicio, pero sobre todo, soy cristiano de oración? ¿Rezo diaria y constantemente como María? ¿Cuánto tiempo dedico a hacer cosas y cuánto a observar, a escu-char y a pedir al Señor?

∞ En Asís, el 4 de octubre, el Papa nos hizo franciscanos a todos los sani-tarios cristianos, cuando dijo: «San Fran-cisco es testigo del respeto por todo, de que el hombre está llamado a custodiar al hombre». Antes, a primera hora, en su encuentro con niños afectados por gra-ves discapacidades nos exhortaba a «es-cuchar las llagas del mundo e ir al en-cuentro de los sufrimientos de los más necesitados, de los más humillados, los más indefensos». ¿Qué me impresiona más de estas palabras, su compasión, su fuerza, su urgencia… o su novedad? Por-que si las comparto en todo, si compar-to la compasión de Francisco, su rebel-día, su urgencia estoy compartiendo los mismos sentimientos de Cristo Jesús, pero si sus palabras son para mí una no-vedad, una revelación, es que estoy aún muy lejos de ser un auténtico cristiano. La llamada del Papa es una llamada a lo germinal del cristianismo y de la identi-dad PROSAC: «gastar la propia vida en defensa de los más pequeños que viven en la enfermedad y en el sufrimiento».

∞ Y recordando a la Virgen María, Francisco nos situaba ante el espejo más claro ante el que podemos contemplar y comparar nuestro ser cristiano: «Creer en Jesús significa ofrecerle nuestra car-ne, con la humildad y el valor de María, para que Él pueda seguir habitando en medio de los hombres; significa ofre-cerle nuestras manos para acariciar a los pequeños y a los pobres; nuestros pies para salir al encuentro de los her-manos; nuestros brazos para sostener a quien es débil y para trabajar en la viña del Señor; nuestra mente para pensar y hacer proyectos a la luz del Evangelio y, sobre todo, ofrecerle nuestro corazón para amar y tomar decisiones según la voluntad de Dios. Todo esto acontece gracias a la acción del Espíritu Santo. Y así somos instrumentos de Dios para que Jesús actúe en el mundo a través de nosotros». ∞

Interpelaciones y llamadas del papa Francisco a los ProsacEscuchar a Francisco es para mí como asomarme cada día a un espejo en el que contemplo con palabras sencillas y cercanas, con transparente claridad, lo esencial del ser cristiano. Y al verme en ese espejo con la verdad de mi rostro y del rostro de los Prosac, me siento interpelado. Comparto con vosotros las preguntas e interpelaciones y las llamadas que el papa Francisco nos hace.

José María Rubio. Sevilla

asísomos

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Como nuevo Dele-gado de Pastoral de la Salud de la dióce-sis de Osma-Soria

he tenido la oportunidad de participar en las Jornadas de Delegados de Pastoral de la Salud, celebradas en Madrid del 23 al 26 de septiembre, que han tenido por tema de reflexión la Fe y la Caridad en el mundo de la salud, con el lema “También nosotros de-bemos dar la vida por los her-manos” (1 Jn 3,16). Tres eran los objetivos de estas Jorna-das: reflexionar sobre la fe y la caridad como experiencia personal del amor de Dios que nos ha salvado en Cristo; cultivar y animar la experiencia de Dios en la Pastoral de la Sa-lud; convivir y unir fuerzas para el compromiso pastoral.

El encuentro se vivió en un ambiente de comunión, de oración, reflexión y con-vivencia. Contamos con la presencia cercana de Mons. Rafael Palmero, responsable de la Pastoral de la Salud en la Iglesia española, y Mons. José Luis Redrado, Secretario emérito del Pontificio Conse-

jo para la Pastoral de la Salud, que presidieron las Eucaristías.

Primera ponenciaLa primera ponencia, ”Fe y

caridad en el Mundo de la Sa-lud”, fue pronunciada por Juan Luis Martín Barrios, Director del Secretariado de la Comisión de Pastoral de la CEE. Tras señalar lo que aporta la fe al hombre y la mujer del s. XXI, mostró la relación entre la Fe y la Caridad apoyado en el Magisterio de la Iglesia. Nos ofreció unas pistas, desde la parábola del Buen sa-maritano, para vivir unificados: 1. Apertura de los sentidos para darnos cuenta del dolor. 2. Fle-xibilidad y disponibilidad para renunciar a los propios proyec-tos y desplazarnos para poner al herido en el centro. 3. Culti-

var la ascética de presente, ya que el samaritano está entero en el ahora. 4. Capacidad de una conducta alternativa des-de la gratuidad.

Segunda ponenciaLa segunda ponencia, “La

dimensión comunitaria de la vivencia de la fe y el ejercicio de la caridad en el mundo de la salud” ofrecida por José Manuel Álvarez Maqueda, De-legado de Pastoral de la Salud de la Diócesis de Mérida-Ba-dajoz, nos recordó los rasgos significativos para vivir la fe en el Magisterio Pontificio recien-te, el desarrollo histórico de la Pastoral de la Salud tanto en la Iglesia universal con la Iglesia española. Y, como final, plan-teó una serie de preguntas para renovar la Pastoral de la salud, tanto en las Diócesis como en las Parroquias.

Tercera ponenciaEn la tercera ponencia,

“Actitudes cristinas ante la crisis”, José Luis Segovia, Di-rector del Instituto Superior de Pastoral, de la Universidad Pontificia de Salamanca, reali-zó un análisis profundo de la crisis sistémica, del modelo de desarrollo y su incidencia en la precarización de los de-rechos humanos y el derecho a la salud. A la luz de la Doc-trina Social de la Iglesia anali-zó el capitalismo materialista productivo y el capitalismo especulativo, señalando la necesidad de recuperar la dimensión antropológica. In-dicó algunos desafíos que la crisis nos plantea. Y señaló algunas actitudes necesarias hoy: 1. La audacia del saber, al Dios cristiano se le recono-ce por la justicia y el mundo como lugar donde Dios se ha revelado, 2. Ponernos siem-pre al lado de las víctimas, nuestro sitio es al pie de la Cruz, 3. Ejercer la promoción

38 Jornadas Nacionales de Pastoral de la SaludFe y caridad en el mundo de la salud

José Antonio Encabo

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En el anterior número del Boletín, Abilio Fernández presentó este gran proyecto, ya en marcha, del que os

informó. El curso pasado se hizo llegar a los SARCH, por medio de las Delegacio-nes, una encuesta amplia de 39 pregun-tas cuya finalidad era conocer los datos del personal del servicio, su actividad pastoral, etc. Hemos recibido 122 res-puestas, cuya síntesis ha sido reenviada a los SARCH.

Queremos contar también con la voz de quienes están relacionados y colabo-ran con los SARCH (profesionales sanita-rios, sacerdotes, religiosos/as, laicos,…). Nos interesa muchísimo vuestra aporta-ción como PROSAC.

En este curso, los miembros de los SARCH van a estudiar diez temas que abarcan todas las dimensiones implica-das en la pastoral hospitalaria: 1. La nueva realidad del hospital actual. 2. El papel del SARCH, a la luz de la nueva evangelización hoy. 3. Dificultades de los SARCH, y retos para el futuro. 4. Espiritualidad del agente de pastoral. 5. Misión y aportación espe-cífica al SARCH de cada ministerio: cape-llán, persona idónea, religiosa/o, profesio-nal, voluntariado. 6. La atención religiosa

del SARCH. 7. Humanización, comités de ética, relación interconfesional. 8. Rela-ción de mutua ayuda SARCH-Parroquias. 9. La organización del SARCH. 10. Legisla-ción, convenios. Problemática y caminos posibles.

Para facilitar la reflexión personal y el trabajo grupal de cada tema se ofrecerá un “guión de estudio” que constará de cuatro apartados, siguiendo el clasíco es-quema de ver, jugar y actuar. Se han envia-do ya los dos primeros temas. La realidad concreta de los problemas más urgentes del día a día encontrarán, de esta manera, una iluminación precisa. Tales aportacio-nes por tanto serán fundamentales para no quedarnos en la teoría.

Este será, en principio, el calenda-rio: De octubre de 2013 a julio de 2014: trabajo personal y de grupos, y envío de las aportaciones a cada tema. En agosto-septiembre de 2014: elaboración de un documento con todas las aportaciones recibidas. En las Jornadas de Delegados de 2014: reenvío a las diócesis y grupos de la totalidad de las aportaciones para que éstos escojan las prioridades de cada tema. Abril de 2015: Jornadas de Pastoral Hospitalaria. ∞

Servicios de asistencia religiosa católica en los hospitales. Campaña de reflexión Jesús Martínez Carracedo. Director del Dpto. de Pastoral de la Salud

de los derechos humanos, 4. Articular la dimensión bio-psi-cosocial.

Rogelio Cabado, cantautor de la diócesis de Zamora, nos deleitó con un recital de sus canciones en torno a «Fe y ca-ridad en la música».

Proyectos y librosEn el marco de las Jornadas,

se presentaron algunos proyec-tos y varios libros: José Carlos Bermejo, director del Centro de Humanización de la Salud, ex-plicó el proyecto de la Unidad Móvil de Atención en Crisis y Duelo del Centro de Escucha San Camilo; Marisol Carpintero, Directora del Secretariado de Pastoral de la Salud de la Dió-cesis de Ávila, presentó el libro, coordinado por ella, «Mensajes desde el amor al hombre que sufre», cuna recopilación de los mensajes del Beato Juan Pablo II a los enfermos, acompaña-dos de comentarios; Xavier Sobrevia, Delegado Diocesano de Pastoral de la Salud de Sant Feliu de Llobregat, comentó la guía editada por la Obra Social de La Caixa «Atención Religiosa al final de la vida. Conocimien-tos útiles sobre creencias y convicciones»; finalmente Ma-nuel Martín de Nicolás, párroco en Las Rozas y la periodista Vic-toria Luque Vega hablaron con pasión sobre el libro «Yo soy para mi amado» que recoge las vivencias de una joven enferma de cáncer.

La claridad y la profundidad de las ponencias, el ambiente de oración y reflexión, la expe-riencia de analizar y compartir, nos unieron a todos los Dele-gados de Pastoral de la Salud en un ánimo renovado de re-conocer la presencia del Dios Amor en medio de los que sufren, de los enfermos, de sus familias, del personal sanitario, y tomar aliento para dinamizar en nuestras Iglesias diocesanas la Pastoral de la Salud. ∞

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Prosac Valencia

Los Prosac de Valen-cia seguimos con nuestras reuniones los terceros miér-coles de cada mes, de 17 a 19,30 horas, habitualmente en la Pl. 3ª nº 12 de la ca-lle Avellanas. Compartimos con vosotros el programa el curso 2013-14.

Testigos: Alternativas sa-ludables, para el crecimiento personal. Tú también puedes compartir esta tarea. Pilar Ve-leda, enfermera y presidenta de Prosac Valencia (23 octu-bre).

Alegría: No por las cosas que hacemos sino por la ca-lidad, por cómo lo hacemos. Francisco Gallego, psicólogo clínico, profesor en la Univer-sidad Católica de Valencia. (20 noviembre).

La eucaristía de prepara-ción para la Navidad se cele-brará el 18 de diciembre en la C/ Luis Vives nº 10.

Comprensión: Prestar asistencia desde las peculia-ridades socio-culturales. Car-los Fluixá, médico de Aten-ción Primaria. (15 enero).

Esperanza: ¿Cómo afron-tar los momentos difíciles? Enfermedad, ancianidad. Je-sús Domínguez, agustino. (19 febrero).

Ilusión: ¿Cuánto dolor po-demos evitar con pequeños gestos? Mª Inés Marco, enfer-mera. (26 marzo).

Caminar siempre: Acom-pañar a los que sufren. Fran-cisco Palanca, asesor ecle-siástico de Prosac Valencia. (30 abril).

Con-vivir y con-morir. Jornadas interdiocesanas en Valencia. Juan Carlos Siura-na, profesor de filosofía de la Universidad de Valencia. (17 mayo).

La eucaristía de acción de gracias, final de curso, se ce-lebrará el 18 de junio en la C/ Pintor López nº 5. ∞

Begoña Husillos

Prosac Girona

Los Prosac de Girona he-mos alcanzado la mayoría de edad: 18 años desde que iniciamos nuestra andadura como grupo cristiano, gra-cias al testimonio y coraje de mosén Josep Maria Tor que nos dio a conocer el movi-miento. Nos ha mantenido unidos las tres o cuatro jor-nadas anuales que celebra-mos en sábado, abiertas a otros compañeros. Hemos ido madurando y creciendo como testigos de la fe y del Evangelio en el mundo sania-rio, gracias a los encuentros de oración y a compartir nuestra experiencia de fe y de vida.

Este año, en sintonía con el Año de la fe, dedicamos una jornada a compartir el testimonio de fe de miem-bros del grupo que se han in-corporado en estos últimos años. Se creó un espacio úni-co de intimidad y espirituali-dad que de no ser por el gru-po nunca hubiéramos com-partido. Los caminos que nos han llevado a cada uno a conocer a Jesús y conver-tirnos en sus seguidores son muy dispares, y disponer de un espacio para compartirlo es un privilegio. La jornada fue un tiempo de paz, de oración que nos ayudó a ser conscientes de que la fuerza interior que nos viene del en-cuentro con Él y con los her-manos, nos reafirmó en el camino iniciado y nos animó a seguir nuestro camino, en el trabajo de cada día, en el centro de salud, en el hospi-tal, en el centro de ancianos.

Otra jornada la dedica-mos a reflexionar sobre la situación de crisis que nos acecha a todos, en nuestras consultas, en nuestros ve-cinos, amigos, familia… Tras una introducción al tema pudimos compartir expe-riencias de cómo lo vivimos como profesionales sanita-rios cristianos. Nos sirvió para profundizar sobre cómo po-

demos cada uno, en su lugar de trabajo y desde su realidad personal, vivir la situación e intentar ayudar a sobrellevar-la a los que la padecen direc-tamente: fomentar la escu-cha activa, atender al pacien-te con empatía, ver el rostro de Jesús en los pacientes, no fomentar el desánimo entre los compañeros, ser justo y en cierta manera ir contra-corriente. Sabernos queridos y cuidados por el Padre nos da confianza y nos capacita para transmitir esta confianza a los que nos rodean.

Estamos preparando el nuevo curso manteniendo la ilusión, con ganas de darnos a conocer a nuevos profesio-nales sanitarios para compar-tir nuestra fe y nuestra vida como cristianos. ∞

Carme de Castro

Prosac San Sebastián

Nuestro pequeño grupo de PROSAC en San Sebas-tián está formado por trece personas. Contamos con ce-ladores, auxiliares, seglar del servicio religioso del hospital y enfermeras.

El año pasado nos reuni-mos, de octubre a junio, una vez al mes. Comenzamos siempre con una oración. Trabajamos el “Seminario so-bre la crisis económica y sus repercusiones en la asisten-cia sanitaria” desde nuestra experiencia, procurando no teorizar mucho e intentando concretarlo en criterios a la hora de enfrentarnos a estas situaciones, difícil tarea por cierto.

Tuvimos la dicha de par-ticipar cuatro del grupo en las Jornadas Nacionales de Palencia, que son muy útiles para “reponer energía y espe-ranza” en nuestro caminar.

En junio, como fin de curso, fuimos de excursión

a Estella, y luego Puy San Martín, miembro de Prosac, nos invitó a una excelente y amena comida en su casa de Abárzuza. Esta reunión tan agradable, ayuda a reforzar y cohesionar el grupo. Son momentos lúdicos que hay que cuidar.

Hemos iniciado el 14 de octubre el curso. Nos reu-niremos en el hospital Do-nostia el segundo martes de cada mes, durante hora y media. Nos hemos propues-to estos objetivos: ser cons-cientes e implicarnos des-de nuestro ser creyente en las actuaciones diarias que se dan en nuestro trabajo; discutir casos desde el ver-juzgar-actuar; y formarnos en habilidades de comunica-ción”.

Tenemos la gran suerte de contar con una enferme-ra de PROSAC, Mila Arce, que trabaja desde hace años en psiquiatría infantil acompa-ñando a las familias de niños con diagnóstico de enferme-dades graves, así como de su seguimiento y ayuda en el afrontamiento de las duras si-tuaciones de enfermedad de los hijos, y de duelo en caso de fallecimiento del niño.

Tratamos de compartir nuestras vivencias diarias en el trabajo, situaciones que nos interpelan y a las que queremos dar una respuesta desde nuestro ser cristiano. También participamos, en la medida de lo posible, en el cine-fórum que se organiza desde el comité de bioética del hospital, en jornadas y cursos sobre el duelo y cuida-dos paliativos, en la asamblea de pastoral de la salud. ∞

Cristina Bengoa

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Cómo vivimos nuestra profesión los profesionales sanitarios

Seguimos difundiendo relatos vivos de profesionales que viven la fe siendo “buenos samaritanos” en su quehacer cotidiano.

Trabajo para cuidar a los enfermos y al personal

Raúl W. Fernández Moros Director de Hospital Calatayud

Dar testimonio de uno mismo en nuestra cultura no es fácil. Lo hago con el ánimo de que

mi experiencia os pueda servir a al-guno. Soy médico del servicio de Ur-gencias en el Hospital de Calatayud. Hace un año y medio me ofrecieron la Dirección del hospital. La acepté con miedo y como una vocación de servicio a los demás.

¿Cómo entiendo la dirección de un hospital, desde el punto de vista del buen samaritano? Para resolver-lo me pregunto con frecuencia para quién trabajo, eso me ayuda, me cen-tra y sirve de guía. Trabajo no para la jerarquía o tras una cuenta de resulta-dos, sino para cuidar a los pacientes, receptores de la compleja organiza-ción sanitaria, y también a los com-pañeros y a todos los trabajadores del hospital. ¿Qué me motiva a realizar

este trabajo, arduo pero orientado ha-cia el otro? La fe, una fe que se ha ido acrisolando paulatinamente.

La fe me ha provisto de muchas cosas, muy ricas, satisfactorias y bue-nas. Mencionaré algunas de las que me agradan más. En primer lugar la conciencia, conciencia de uno mis-mo y de los demás, la conciencia de para qué estás en el mundo, de que hay que respetar y no hacer daño, porque todos somos una unidad.

Esa conciencia de mí y del otro me facilita el entusiasmo. En mi ejercicio de médico clínico de urgencia hospi-talaria acumulas fatiga y experiencias muy dolorosas, y uno trata de alejarse y acorazarse, el peligro es volverse un descreído. El entusiasmo me ayuda a seguir adelante trabajando, a animar al otro cuando desfallece, a mirarle a los ojos y ofrecerle lo mejor de mí.

La fe me procura día a día humil-dad, me ayuda a mostrarme como soy, a saber que por tener un cargo no soy más que nadie, estoy simple-mente para servir a los demás. Hay quien piensa que toda autoridad está ahí para dificultar las cosas y fasti-diar, la mayoría de las veces es todo lo contrario: estás ahí para echar una mano, para aportar, organizar, asistir, en definitiva ayudar.

La fe me provee de fortaleza de espíritu para caminar con el miedo y no dejarme superar por él, para alejar la vanidad. En un cargo como el de Director siempre estás expuesto a la difamación, a la calumnia, a la mani-pulación; tienes que tomar decisio-nes que afectan a muchas personas, resolver conflictos, y te sientes muy solo y necesitas fortaleza de espíritu.

La fe me lleva a la honestidad per-sonal de estar ahí con lo que tengo,

sin más y sin menos, con mis defec-tos y mis virtudes, mis dones y mis ca-rencias, intentando gestionar bien los recursos y las posibilidades, sin apro-vecharme de mi situación. ¡Lo que está pasando en nuestra sociedad es simplemente bochornoso!

La fe me pide y me da fuerzas para poder amar a los otros, perdonarlos y también perdonarme. Desde niños no dejamos de ser agredidos, nos hacen daño, sufrimos injusticias… Siempre hay motivos para alimentar el ren-cor. El rencor es una de las mayores dificultades para vivir, para ser felices, estar alegres y sentir satisfacción per-sonal. En un cargo de dirección, hay multitud de ocasiones para ejercitar la venganza o el perdón, un perdón que empieza por uno mismo. Yo no estoy aquí para vengarme, estoy para traba-jar y que las cosas salgan.

La fe me lleva a procurar ser mi-sericordioso con todos. Desde una cierta posición de “altura” parece sen-cilla la misericordia con el que sufre, con el débil, con el doliente, con el necesitado; pero es tarea más difícil la misericordia con el “desdichado” que no sufre y se cree fuerte, con el des-dichado que muestra su orgullo, su rabia o su soberbia, con el interesado, el manipulador o el maledicente. Pero ese camino lo tenemos que transitar con la misma alegría en el corazón tranquilo.

Cualquier vida humana es una obra de arte rociada de pérdidas. En el desempeño de mi tarea directi-va he perdido ocasiones que espero recuperar: estar en contacto directo con los enfermos, mirarles a los ojos, tomar su mano, acariciarlos, recon-fortarlos. Es parte de lo que hacía la Hna. Marcelina con los enfermos en

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el extinguido Hospital Municipal de Calatayud, enfermos muchos de ellos pobres de solemnidad, deshereda-dos… El recuerdo de su tarea ejempli-fica lo que es ser buen samaritano. En nombre de todos aquellos que cuidó, despojada de sí misma, mi gratitud y la invitación a seguir su ejemplo.

(Experiencia comunicada en la celebración de la Pascua del Enfermo 2013 en la Residencia de los Ancianos Desamparados de Calatayud). ∞

Jubilada en plena actividad

Hortensia Murillo

(Hortensia ejerció su profesión de en-fermería once años en Ruanda. Fue Secretaria General del Instituto Vita et Pax. Trabajó once en Cáritas Interna-cional. En Pamplona estuvo seis años como “persona idónea” en el Servicio Religioso de los Hospitales de Pam-plona. Cuidó de su madre enferma y de su hermano sacerdote que quedó ciego total. Al morir, se vino a Zara-goza donde lleva ocho años como jubilada en plena actividad. Horten-sia contagia allá donde va una alegría que nace de una vida entregada a los demás. Le agradecemos el regalo de su testimonio).

Cuando llegué a Zaragoza, no tenía nada concreto que ha-cer. Dediqué unos meses a

conocer esta Ciudad cargada de his-toria. Después presenté al Delegado de Pastoral de la Salud mi deseo de colaborar. Al inicio estuve casi dos años en el Secretariado en “Casa de la Iglesia”. Posteriormente me indica-ron que podía colaborar en el Pabe-llón Materno-Infantil como voluntaria dentro del Servicio Religioso.

Voy cada mañana desde hace casi seis años. Cada día es un regalo y con ilusión lo inicio. Voy visitando las habi-taciones y la tarea me parece siempre nueva. Mi oración previa es decirle al Señor: «Eres Tú quien vives en cada persona que visito y en mi misma; yo vivo en Ti. Haz que viva de Tu Vida. Ayúdame a caminar y a servir Conti-go. Envuélveme en Tu Luz y en Tu Paz para que pueda sembrarlas. No soy yo, Te vales de mí para hacerte pre-sente. Más de una vez digo interior-mente al abrir la puerta: “Ven Espíritu Santo, enciende en mí la llama del fuego de Tu Amor.»

Por lo general, en cada habitación hay dos personas y en cada una de ellas un mundo distinto. Por eso ob-servo la situación, saludo sonriendo, abrazo, río, lloro con ellas, me acerco siempre; a veces sólo les tomo de la mano; aprendo de ellas fortaleza y es-peranza en el sufrimiento; admiro el poder de la fe en muchas. Cuando al-guna me dice: “soy atea”, siento dolor por tal carencia y agradezco a Dios por el don de la fe que me ha sido dado. Le digo que tenemos innato el sentido de trascendencia y seguro que lo vive es-cuchando una bella música, admiran-do una pintura, ante un bello paisaje, etc. Después rezo por ella.

Bendigo a los niños que llegan al mundo, a sus padres, a sus abuelos… Les deseo mucha felicidad a todos. Cuando veo a una madre sola con su bebé, la abrazo muy fuerte, con más cariño si cabe y le digo ¿Está lejos tu madre? Sí, es la respuesta emociona-da: está en Ecuador, Colombia, Cuba, Nicaragua, Brasil, Argentina, Santo

Domingo, Rumanía, Bosnia, Ucrania, Polonia, Rusia, Marruecos, Argelia, Guinea, Nigeria, Costa de Marfil, Se-negal, etc.

Observar, saludar, sonreír, escu-char, admirar, abrazar, rezar, felicitar, reír, llorar… y repetir muchas veces: Dios nos quiere mucho, es un Padre bondadoso, todo misericordia y ter-nura, te quiere a ti como si fueras su única hija; somos una filigrana salida de sus manos creadoras. Cuando a veces relato las palabras de Jesucristo a las mujeres, a los enfermos… se que-dan absortas y les deja huella su estilo de tratar a las gentes.

Con el personal sanitario manten-go una relación sencilla, de amistad con algunos. En los hospitales hay profesionales de bandera y mucha gente buena deseando curar y sa-nar. Con el personal de Capellanía me siento muy unida en la misión y participo con ellos también en los en-cuentros: Rezamos juntos, intercam-biamos y nos vamos enriqueciendo con el estudio de algunos temas. Les estoy muy agradecida a todos por su trato fraterno y su acogida.

Dedico también un tiempo a la pastoral de la salud en las parroquias, que en Zaragoza está muy desarrolla-da. Vamos visitando de dos en dos en nombre de la Parroquia a los enfer-mos o ancianos que lo desean.

Es frecuente encontrar casos que requieren una atención social por las condiciones en que los encontramos; entonces avisamos a los servicios so-ciales del barrio o a Caritas; alguna vez hablamos con su correspondien-te médico. No intervenimos porque nuestra misión es otra. Cuando los hospitalizan los visitamos en el Centro hospitalario. Si muere alguno de ellos, vamos al Tanatorio al funeral.

Ellos son muy agradecidos y pal-pamos su capacidad de sufrimiento y su fuerza en la adversidad; aprende-mos también austeridad y el arte de afrontar y llevar con paciencia la en-fermedad y la vejez.

Celebramos con ellos la “Pascua del Enfermo” y ese día la Eucaristía es

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una fiesta. Los que lo desean, reciben durante ella el Sacramento de la Un-ción de los Enfermos, que es fuente de Salud y de Alegría preparándolos para luchar contra la enfermedad y que les va preparando a esperar con paz la muerte.

Considero un regalo poder acompañar a los enfermos y doy gra-cias a Dios constantemente. ∞

Formar parte de la biografía de una persona

Daniel Soto EnfermeroMid Essex Hospital (U.K.)

Soy enfermero. Estoy casado y soy padre de cuatro preciosas niñas. De mi vida, en los hospi-

tales donde he ejercido, guardo mo-mentos y personas que han marcado mi vocación profesional. Comparto con vosotros uno de los más signifi-cativos.

Hace unos años conocí a Dioni-sio, un paciente singular. Había llevado una vida disoluta: alcohólico, violento, abandonó a su familia. Estaba ingresa-do para amputarle una pierna que la enfermedad había afectado seriamen-te. Se encontraba solo en el hospital. Nadie quería ir a verlo, a pesar de que

sus hermanas, mujer, hijas, etc, vivían en la misma ciudad.

Durante su estancia fuimos en-tablando conversaciones, en las que me explicó su situación y cómo había llegado a ella. En resumen, desnudó su alma.

El día de la operación, me pidió que no lo dejara solo. Deseaba que lo acompañara mientras lo dormían. En aquellos momentos su mirada angustiada de petición de socorro, y el modo en que sujetó mi mano, me conmovieron. Estaba viendo, encar-nado, el miedo al sufrimiento, a la en-fermedad y a la muerte.

Quedé tan apesadumbrado, que fui a ver a una supervisora con la que tenía cierta amistad, que me dio un consejo que resultó ser extraordina-rio. Me dijo: “Daniel, muchas veces te dirán en esta profesión que no debes implicarte en la vida de tus pacientes. Pero lo mejor que tiene nuestro traba-jo, es que puedes llegar a formar parte de la biografía de una persona”. Aque-llo me impresionó. Podía formar parte de la biografía de las personas. Podía tener resonancia en sus vidas, ser sin-gular. Era mucha responsabilidad.

Dionisio despertó en la unidad de reanimación. Se vio sin su pierna, siempre solo, y con la sensación de que había desperdiciado su vida. Yo pensé: “¡Tierra trágame! ¿Qué puedo aportar a un hombre que ha perdi-do todo?”. Solo supe ser lo condes-cendiente que se suele ser en estos casos: “No te preocupes, todo se arreglará, etc.”. Me fui a casa triste y auto-denunciado. Quería haberle ha-blado de Dios, pero mi fe, de primera comunión, se había quedado como el traje: pequeña. No hice nada. Tuve vergüenza. Empecé a preguntarme si sería ético hablarle de Dios como per-sonal sanitario.

Había intentado ayudar a aquel hombre desde el plano meramen-te humano. Y, humanamente, aquel hombre había fracasado. Físicamente estaba enfermo, y mucho. Le queda-ba por delante una vida de sufrimien-to. Además, moriría pronto. Psicoló-

gicamente había fracasado también. Esa situación lo superaba. No lo en-tendía. Vivía en un puro sinsentido. Socialmente era un desastre absoluto. Destruidos los vínculos familiares, y sin amigos, nadie le quería.

En casa me puse a rezar. Abrí la Biblia y leí el evangelio del ciego de nacimiento: “Ni el pecó ni sus padres, es para que se manifiesten en él las obras de Dios”. Cuando fui a verlo al día siguiente le pregunté: “¿Algo de lo que has hecho en tu vida te ha ayudado a pasar este trance? ¿Tie-nes algún recurso con el que puedas afrontar esta situación?” Sé que pa-recían preguntas un poco raras, pero él las entendió perfectamente, y me dijo: “No”. Así es que le urgí: “¡Pues prueba algo nuevo! ¿Quieres hablar con el cura?” Me contestó que sí, que quería confesarse. Reconociendo mi limitada fe, le mandé al capellán del hospital. Dionisio finalmente tuvo paz.

Esto me ocurrió hace muchos años. Desde entonces mi fe ha creci-do. He tenido un encuentro personal con Jesucristo. Especialmente en el sufrimiento. También he sido testigo de la muerte de personas cercanas; he visto a hermanos cristianos tener un tránsito en paz con el Señor. Así que hoy puedo decir que la fe ayuda de manera real a la flaqueza huma-na. El sufrimiento, la enfermedad, el dolor y la muerte no son lo mismo con fe que sin ella. La muerte sin fe es el fracaso de la vida, que se acaba en la cruz. En cambio, con ella, es la puerta de la resurrección, de la vida eterna. Sólo Dios puede dar sentido completo al sufrimiento.

Por nuestra profesión nos co-rresponde estar cerca de los pacien-tes en momentos de fragilidad, en-fermedad, dolor y muerte. Sabemos que esta cruz es gloriosa sólo con la iluminación de la fe; sin esta luz, la cruz es el infierno. Necesitamos tener una experiencia personal de fe profunda para poder acercarnos a nuestro hermano enfermo como el “Buen Samaritano”. ∞

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Bilbao: Atención a los Servicios Religiosos de los Hospitales

La Delegación presta una gran atención a la formación de los ca-pellanes y agentes de pastoral del

los hospitales de la diócesis. Nuestro deseo es ir respondiendo a las necesi-dades formativas tanto para capellanes como para personas idóneas. Quere-mos abordar los temas de la Campaña de Reflexión sobre los Servicios de Asis-tencia Religiosa Católica Hospitalaria.

En la reunión mensual –los terceros martes– vamos abordando un temario que hemos seleccionado en función de las necesidades. En este curso va-mos a tratar: La dimensión vocacional de nuestra tarea. El trabajo en equipo, que no siempre es fácil. La escucha y la empatía. Cómo hacer una interven-ción adecuada con personas que no están más que dos o tres días. Nos va-lemos de unas fichas que se preparan previamente. Invitamos a especialistas en la materia, que nos ayudan a pro-fundizar.

Hay este año una novedad esperan-zadora: se han incorporado 20 sacer-

dotes al Servicio Religioso del Hospital de Cruces, para hacer las noches. En el Hospital de Basurto, desde hace cuatro años, un grupo de 18 sacerdotes ha-cen las noches y algunas tardes... En el Hospital de Galdacao funcionamos con un grupito menor de sacerdotes... La colaboración de los sacerdotes es una realidad que nos llena de satisfac-ción y vemos que ellos también están descubriendo dimensiones nuevas de la pastoral.

Con los profesionales sanitarios, queremos seguir la misma dinámica del curso pasado. La elaboración del folle-to “La experiencia de Dios en el trabajo” parece que va a ser realidad.. Seguire-mos ofertándoles el mismo programa formativo que a los agentes de pastoral de la salud.

Hace dos años hacíamos la apuesta con los profesionales jóvenes con un resultado humilde. Vamos a seguir en ello. Asume la tarea el que coordina a los profesionales, pero con la supervi-sión de Responsable de la pastoral de la salud....

Seguiremos compartiendo esta mi-sión que nos llena de verdad. ∞

José Ángel Egiguren

Fráter España

La Fraternidad Cristiana de Per-sonas con Discapacidad es un Movimiento especializado de

Acción Católica de personas que ex-perimentan la enfermedad y/o disca-pacidad física o sensorial, llamadas a anunciar el evangelio de Jesús en medio de su realidad personal, social y eclesial. Está en 41 diócesis de Es-paña.

Nace en Verdún (Francia), en el año 1945, de la intuición de un sa-cerdote francés, el padre François, enfermo desde joven, con frecuen-tes hospitalizaciones, que le hacen descubrir la importancia de la rela-ción personal entre los enfermos que comparten una habitación de hospi-tal, y los lazos de relación y amistad que se establecían entre ellos y que duraban.

Partiendo de su experiencia y la afirmación de Cardinj, fundador de la JOC, que decía que los “obreros de-ben ser apóstoles de los obreros”, él intenta transmitir desde el principio a la Fráter esta misma idea: “los enfer-mos deben ser apóstoles de los otros enfermos”.

Delegaciones de Pastoral de la Salud y Profesionales Sanitarios

Ofrecemos en esta sección el trabajo de las Delegaciones Diocesanas de Pastoral de la Salud, sobre todo, en el sector de los profesionales sanitarios.

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El pasaje fundacional de la Fráter es la curación de Cristo al paralítico (Mc 2, 1-11), en que le dice “Levánta-te, coge tu camilla y anda”, que po-demos actualizar a día de hoy, diri-gido a las personas enfermas y con discapacidad, de la siguiente manera: “Asume tu propia realidad, acéptate y quiérete a ti mismo como eres, y ca-mina. No te dejes caer al borde del camino. Confía en tus capacidades, que superan tus limitaciones y con-fía en ti mismo y en tus hermanos. Y sobre todo confía en Dios, que no abandona a sus hijos, camina con ellos en medio de las alegrías y las dificultades y, unido a otros herma-nos/as como tú, busca caminos de renovación y presencia activa en la sociedad y en la Iglesia”.

Aspectos que potencia la Fráter

Alegría. Es un aspecto que suele llamar la atención a las personas que se encuentran por primera vez con un grupo de Fráter. Es la alegría de ser y sentirnos queridos y de ayudar a los hermanos. “La alegría mayor que po-demos dar a los demás, no hay que olvidarlo, es ayudarles a actuar, a darse ellos mismos. Si nos acostumbramos a sembrar alegría a nuestro alrededor, sin exigir nada a cambio, instalaremos la alegría en nuestra vida, como la sal en el pan, la salsa en la carne, el azúcar en la naranja. (P. François”).

Contactos personales. Relación personal de los que pasan por la misma situación, no para dejarse envolver por un lamento común de su situación de

carencia, tan frecuente, sino de alien-to y ánimo. Contactos personales, que les ayuden a ser personas que viven alegremente la fe en Jesús, a ampliar horizontes vitales, a luchar contra las li-mitaciones de la enfermedad y discapa-cidad, a saber vivir con alegría y energía en medio de ellas.

Protagonismo de la persona con enfermedad y/o discapacidad. Esta persona pasa de ser receptora pasiva de cuidados y atenciones a ser “prota-gonista” de su propio desarrollo inte-gral y sujeto evangelizador activo en la comunidad de los discípulos de Jesús. Los propios enfermos y discapacitados gestionan el Movimiento, que se es-tructura en varios campos de acción que llamamos Funciones: Presidencia, Animación de la Fe, Formación, Acción Social, Misionera-difusión, Secretaría-Economía, y Ocio y Tiempo Libre.

Experiencia de equipo. El curso pasado presentamos en las distintas Fraternidades el Itinerario de incorpo-ración y Formación en Fráter, que se desarrolla en pequeños equipos de vida y formación con un plan de formación sistemática. “La acción aislada es meri-toria, cierto, y a veces la única posible, pero todo lo que se hace unidos es mejor. La aportación de valores entre varios lleva a la luz. Como mejor se rea-liza la acción fraternal es por la puesta en común de ideas y la búsqueda en común de la verdad. Además, unidos es más fácil mantenerse en la acción” (P. François).

Compromiso-Militancia cristiana. El objetivo final de Fráter es la evangeliza-ción. Lo expresa con claridad el art. 15 de los Estatutos: “La principal tarea de los fraternos, y a la que todos tienen que sentirse comprometidos, es la Evangeli-zación de la persona, en particular de la enferma crónica y discapacitada física y sensorial. Esto incluye la tarea transfor-madora de la persona, del entorno y de las estructuras, de su desarrollo íntegro, a través de los contactos personales y comunitarios y mediante la vida en equi-po; el cambio del mundo, trabajando por la venida de una sociedad nueva, fundada en la dignidad del ser humano, así como la transformación evangélica de la Iglesia, en camino hacia la fraterni-dad universal. ∞

Basilisa MartínPresidenta

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No sé como os ha ido a vosotros, pero para mí ha sido un final de curso pesado e intenso, más bien, casi todo un curso largo

e intenso, cansado. Demasiadas clases, demasiadas actividades, demasiado de todo.

Estos últimos tiempos me resuena continuamente un párrafo del evangelio: “estás inquieta y preocupada por muchas cosas, pero solo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará”.

Siento una profunda añoranza de María. De María la que de todas las co-sas sabe que solo una es necesaria. ¡Me siento tan Marta! Y además enfadada por no llegar a todo, ¡irritada! Y también enfa-dada por no tener tiempo para estar a los pies de Jesús. Porque cuando una llega a cierta edad ya sabe que solo una cosa es necesaria...; bueno, yo lo sé, o más que saberlo lo siento desde el fondo del co-razón, pero cuesta tanto en el día a día.

Son tantos y tantos los compromisos, y es curioso que muchos de ellos los has elegido como opción de fe. Y esas mismas opciones pueden alejarte de lo nuclear, el sentarte a los pies de Jesús y simplemen-te escucharlo. Porque sin escucharle a Él, nada de lo demás tiene sentido...

Evidentemente has intentado buscar tus momentos, cada día, para la oración, pero la oración requiere tiempo no solo dedicación, para serenarse, para hacer si-lencio interior.

Yo lo hago a veces por la mañana, pero si mis hijos me oyen pronto los ten-go alrededor; en el coche, esta opción se

acabó después de algún “sustillo” y pue-do llegar a la conclusión científicamente demostrada que el estado mental para orar es incompatible con la conducción; también por la noche pero en lugar del silencio muchas veces oyes el cansan-cio; a mediodía sí tengo la posibilidad. ¿Cómo lo conseguís? Porque yo en el día a día sigo añorando a María...

Por ello, en vacaciones intentamos “regalarnos” algún tiempo especial, y si puede ser en familia, mejor. Cada dos años en verano vamos a Taizé, pues a las familias solo nos quieren cada dos años. En otro GPS+J os explicaré la experiencia. Como este verano no nos tocaba, deci-dimos hacer el Camino de Santiago, con nuestros hijos y un grupito de amigos (seis adultos y ocho niños entre 8-12 años).

Fueron 120 Km, desde un poco an-tes de Sarría hasta Santiago. Unos días mágicos, con mucho sol, muchas risas, guerras de agua y también de oración, en las pequeñas capillas del Camino, ante al-guna de las cruces, ante Santiago…

Las quejas de los primeros días (‘¿Cuándo llegamos?’, ¡tengo una piedra en la bota’, ‘tengo una ampolla’, ‘tengo sed’, ‘tengo hambre’, ‘¿dónde hay un la-vabo?’, ‘estoy cansado’), desaparecieron y aceptamos nuestras limitaciones, nues-tro malhumor, nos abrimos a la gente que encontramos, escuchamos sus his-torias, vivimos con muy poco,…

Pero con ocho niños a nuestro lado seguía añorando un poco de silencio, momentos robados de paz. Quizás así sean los caminos de la vida, añorando mientras vivimos y mientras caminamos.

Pero como la búsqueda no cesa, aho-ra añoro a María y añoro hacer el Camino en silencio y paz. Y he soñado con hacer el Camino con profesionales sanitarios jó-venes, desde Sarría a Santiago, en 4-5 días, unos 20-25 km por día… Lo iremos ma-durando, idlo pensando, id añorando,… ∞

GPS+J del verano.

Añorando a María Monserrat Esquerda

Descubrir a Cristo en los enfermos terminales cambió mi vida María del Mar Sanchís Portales, enfermera, Hija de la Caridad. Zaragoza

prosacjoven

Soy Hija de la Caridad y el servicio en el que intento entregarme a los demás todos los días lo desarrollo

en el Hospital de la Defensa de Zara-goza. Colaboro también, como educa-dora sanitaria, en un proyecto de “pisos puente” inserto en la Obra Social San Vicente de Paul que tiene 5 proyectos para la inserción de las personas en riesgo de exclusión social.

Mi vida dio un cambio cuando hice las prácticas de la ca-rrera de Enfermería en la Unidad Hospitalaria a Domicilio de Cuidados Paliativos. Descubrí allí la dignidad de la per-sona, la capacidad de amar, de compren-der, de vivir con paz en esas situaciones tan críticas, como es la de enfrentarse a la muerte propia o de un ser muy querido.

Descubrí también allí que Cristo estaba esperándome para aliviar esa soledad y sufrimiento y angustia. Podía ser portadora de Cristo con una pala-bra, con un gesto, o simplemente con la escucha. Desde entonces me plan-teé que atendería y trataría a las per-sonas que me encontrase como si del mismo Jesucristo se tratara, aunque a veces, a causa de mi limitación, no he sido capaz.

Encontrarme con Cristo cambió mi vida. Me sentí llamada por Él y le abrí mi corazón a lo que Él quisiera. Fue enton-ces cuando conocí a las Hijas de la Ca-ridad que trabajaban en un proyecto de convalecientes sin hogar. Pude palpar no solo esa falta de salud sino también la falta de recursos, problemas y caren-cias. Me interpeló la entrega de las her-manas a los más necesitados, su gene-rosidad y el amor con que los servían. Todo estaba dando respuesta a lo que yo sentía y no sabía ponerle palabras. Entregaban su vida a Dios sirviéndolo en la persona de los pobres, viendo en ellos el rostro de Cristo e intentando llevarles a Cristo: su amor, su misericor-dia, su compasión. Me mostraron que el Señor se vale de nosotros para llegar a los hermanos, para trasmitirnos todo el amor que nos tiene. ∞

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1. Educación para la salud. El acceso sencillo y gratuito a las prestaciones sanitarias hace pensar a los ciudada-nos que tienen derecho a exigir una asistencia de excelencia, gratuita y sin limitaciones.

2. Universalidad de la asistencia. En relación con el tema anterior, se realiza un uso excesivo, muchas veces multipli-cado, de los servicios que presta el siste-ma sanitario. Interesa conocer si los ser-vicios deben ser gratuitos para todo el mundo o si, dependiendo de aspectos como la renta, debería haber determina-dos procesos en que no existiera la gra-tuidad, y si serían convenientes sistemas de retribución o de copago.

3. Accesibilidad. Probablemente, dis-tintas poblaciones tengan distinta po-sibilidad de acceso a los servicios mé-dicos, sobre todo cuando se precisan unidades punteras de tratamiento. In-teresa conocer en qué medida existen estas dificultades de acceso a los servi-cios de salud y en qué modo podrían paliarse. Por el contrario, es probable que determinadas actuaciones médi-cas debieran realizarse exclusivamente en centros cualificados, con la jerarqui-zación de la asistencia. Interesa cono-cer si esa jerarquización es adecuada o hay zonas que quedan desatendidas.

4. Autonomía del profesional. Re-lación entre profesionales de distinto nivel. Existe una queja en algunos ám-bitos de asistencia de la escasa autono-mía del profesional en cuanto a la ges-tión de su propia actividad. Asimismo, hay dificultades con la relación de otros profesionales de la sanidad, como en-fermeras y matronas, con las que no existe la debida comunicación para conseguir la racionalización del trabajo.

5. Coordinación entre los profesio-nales de los diversos niveles sanita-rios. Un tema que se ha repetido con profusión es la dificultad en la relación entre los médicos de atención primaria con los de atención especialitzada y, en estos últimos, de la relación de profe-sionales de ambulatorio con otros de hospital, e incluso entre los de hospi-tales de distintos niveles. Este déficit de coordinación perjudica a los pacientes, a los propios profesionales y a la efica-cia, efectividad y eficiencia de su trabajo.

6. Exigencias mínimas de medios y personal. Conocer si en cada nivel de asistencia existen tanto los medios como el personal que se consideran imprescindibles para realizar la mínima actividad exigible.

7. Tiempo de asistencia. Es lógico pen-sar que existe un tiempo mínimo con el que deben contar los profesionales para atender a cada paciente. Interesa conocer cuál piensan los profesionales que debería ser este tiempo mínimo, si disponen de él y quién debe delimitarlo.

8. Satisfacción del profesional. Un profesional motivado, satisfecho con su autonomía y con su trabajo, conse-

guirá unas mejores cotas de efectividad y eficiencia, lo que redundará en bene-ficios para sus pacientes y para el siste-ma en general.

9. Medicina basada en la evidencia. Conocer si las unidades poseen proto-colos, documentos de consenso, etc., que ayuden al profesional a realizar una medicina de calidad que se ajuste a los parámetros científicamente contrasta-dos.

10. Medicina defensiva. Tema que tiene difícil solución en el momento ac-tual. Influye en gran medida en las ac-tuaciones médicas y condiciona su efi-ciencia. Interesa conocer en qué modo se podrían introducir algunas medidas cuando menos paliativas. Interesa sa-ber si los profesionales consideran que perjudica la calidad de la medicina rea-lizada. También habría que valorar su impacto en las consideraciones éticas de cada profesional.

11. Cartera de servicios. Conocer si cada unidad asistencial posee una car-tera de servicios y cómo se puede or-ganizar para que no exista una injusta distribución de los recursos.

12. Listas de espera. Un tema casi inevitable en una sanidad de las carac-terísticas de la de nuestro país. Intere-sa conocer cómo deben gestionarse, si por urgencias vitales o por tiempos concretos, quién debe gestionarlas y quién debe determinar cuáles son las preferencias.

13. Aspectos especiales. Valorar si hay temas que deben considerarse al margen de la sanidad pública, con dis-tintos criterios, como la reproducción, tanto en su vertiente de infertilidad como de anticoncepción. Conocer si los cuidados paliativos del enfermo ter-minal deben también tratarse de forma distinta que otros procesos agudos o crónicos.

14. Auditorías. Plantear si existen au-ditorías de calidad de los distintos nive-les de asistencia. Conocer si se consi-dera que deben existir o no. ∞

Criterios sobre la sostenibilidad del Sistema SanitarioOfrecemos los criterios –publicados por el P. Abel y sus colaboradores– sobre

la sostenibilidad del sistema sanitario, partiendo de la premisa fundamental de

que todos, gestores y profesionales, consideremos al paciente como un fin.

puntodevista

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Torralba F, Creyentes y no creyentes en tierra de nadie, PPC, Madrid 2013

El libro –una especie de va-demécum para el diálogo entre creyentes y no creyen-tes– rezuma una experiencia vivida, el resultado de innu-merables lecturas y del con-tacto personal con personas que no creen. El profesor Torralba usa la imagen elo-cuente de la tierra de nadie, la frontera, el confín, donde creyente y no creyente se encuentran en la búsqueda del sentido último de las co-sas. Este encuentro cuando se retira el manto gris de la indiferencia y la superficia-lidad que sepulta el anhelo profundo de búsqueda y, en cambio, se revelan las razones profundas de la es-peranza del creyente y la es-pera del agnóstico.

Gómez Serrano PJ, ¿Qué ha sido de… los laicos?, Desclée de Brouwer, 2013

¿Qué podemos aportar los laicos en la Iglesia y mundo actuales? Manifestar con na-turalidad lo que son allí don-de viven, sin pretensiones ni camuflajes. Han de ser alter-nativos, pero no anacrónicos ni raros, viviendo alegre, com-prometida y apasionadamen-te como seguidores de Jesús una experiencia que nos hace mejores y que aporta sentido a nuestras vidas.

Joseph Ratzinger, Hans Urs von Balthasar, ¿Por qué soy todavía cristiano? ¿Por qué permanezco en la Iglesia? Sígueme, Salamanca, 2013

Ser cristiano y pertenecer a la Iglesia no es algo evidente y natural. Muchos tratan de llevar una vida digna sin una fe religiosa. Sin embargo, a pesar de esto existen perso-nas que se plantean el pro-blema de la posibilidad de una existencia religiosa y de la necesidad de formar parte de una Iglesia. Hans Urs von Balthasar, respondiendo al interrogante «¿Por qué soy todavía cristiano?», expone las motivaciones más pro-fundas del fenómeno cristia-no. Joseph Ratzinger, por su parte, reflexionando sobre el tema «¿Por qué permanez-co en la Iglesia?», examina las razones objetivas y sub-jetivas y analiza críticamen-te los desarrollos eclesiales contemporáneos.

Olegario González de Cardedal, Dios en la ciudad. Ciudadanía y cristianía, Sígueme, 2013

Este libro se pregunta por el lugar y tiempo de Dios. En esta nueva fase de la historia de occidente, resulta urgen-te conjugar adecuadamente la condición de ciudadano y la condición de creyente. Creyente es aquel que, en medio de su indigencia y pesadumbre, se sabe agra-ciado con el gozo y gloria de Dios, urgido a dar razón y

testimonio de Él, y compro-metido en la asunción de responsabilidades históricas junto a todos sus contem-poráneos. Dios es bendición para el hombre cuando éste se abre a Él y cuando se convierte, a su vez, en ben-dición para su prójimo.

Belda R Mª, Gestión con corazón. El corazón de la gestión, Sal Terrae, 2012

La autora parte de su expe-riencia de dirección y pene-tra en el corazón de la ges-tión. Propone un itinerario de reflexión y de propuestas para los líderes y aprendices de tales. Y desde el corazón que siente y piensa te invita a recuperar los sueños e idea-les poniendo más humani-dad en tus manos de gestor.

Raúl Romero, El gozo de creer en Jesús, Verbo Divi-no, Estella, 2013

Los cristianos del siglo XXI estamos acostumbrados a estudiar a Jesús, trabajar por Jesús, sufrir por Jesús... Pero no estamos acostumbrados a disfrutar con Jesús. Sin em-bargo, los evangelistas nos invitan constantemente a la alegría, al gozo, a la fiesta. La Resurrección de Cristo nos ha abierto una puerta que ya nadie puede cerrar (Ap 3, 8); es la puerta de la esperanza, de la alegría, del entusiasmo, de la ilusión por la vida.

Pangrazzi A, Sufrimiento y esperanza. Acompañar al enfermo, Sal Terrae, 2012

Este libro es un viaje al in-terior de cuantos se ven afectados por distintas vulnerabilidades físicas, psíquicas y espirituales. Cada capítulo es un viaje al mundo de una fragili-dad concreta y propone los mapas necesarios para quien pretende ser com-pañero en el camino.

Valentín Rodil Gavala, Los ritos y el duelo. Vivir tras la pérdida, Sal Terrae, 2013

La dimensión espiritual de la persona es accesible desde el rito. Los seres hu-manos solemos conectar, tanto en lo cotidiano como en lo extraordinario, con esa dimensión humana profun-da que llamamos «espiritua-lidad» desde el mundo de lo simbólico y, por tanto, des-de el rito. Este trabajo pre-tende hacer muy cercana la realidad del rito y el símbo-lo para que sirva de ayuda a quienes están en duelo y, sobre todo, para dar pistas de acompañamiento, de comprensión y de su utiliza-ción en la relación de ayu-da, tanto en el nivel grupal como individual ∞

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El tema de la Campaña del Enfermo 2014 es Fe y caridad. Nos acer-camos a ella desde el

cine que nos ofrece en imá-genes lo que significa creer, encontrar a Dios en la fe y mostrarlo en la caridad a los hermanos..

El cine, como todo arte, es una recreación de la vida, de lo que vemos, sentimos, creemos o esperamos. Cuen-ta historias que nos hacen reflexionar porque abordan con hondura las grandes ex-periencias del hombre como el amor, la libertad, el perdón, la fidelidad, el reconocimiento del otro, la muerte y el sentido de la vida, la bondad y la lucha contra el mal y la injusticia. El cine actual nos ofrece tres for-mas para encontrarnos con la trascendencia: el héroe solita-rio, el buen samaritano anóni-mo y los nuevos modelos de familia.

Presentamos la película “Giuseppe Moscati, el médico de los pobres” (200 min.) de Giacomo Campiotti (2009) que nos acerca a la trascen-dencia, desde la fe y la caridad.

El argumento es la biogra-fía de Giuseppe Moscati, en la ciudad de Nápoles, a princi-pios del siglo XX, un médico con un brillante futuro que consigue plaza en uno de los mejores hospitales de la re-gión: “el hospital de los incura-bles”. Moscati dedicará toda su vida al cuidado y la atención de los enfermos, en especial de los más pobres. En su ca-mino se cruzará la joven aris-

tócrata Elena, que hará replan-tearse a Giuseppe su futuro. Su fama en lo personal y en lo profesional hizo de Giuseppe Moscati una de las personas más queridas de Nápoles.

Veamos cómo van apare-ciendo a lo largo del film los rasgos apuntados. Moscati aparece como un héroe soli-tario, por ser un hombre que va contracorriente del mundo, de la sociedad y del posiciona-miento social de la época. Es muy marcada la diferencia de los estamentos sociales entre los que cabalga nuestro prota-gonista: su amigo aristócrata y compañero de facultad siente aflorar una especie de envidia al ver a Mocatti desechar la cátedra de la facultad y de-dicarse a los enfermos más desasistidos. Cabe destacar el hermoso diálogo al final de la película entre los dos amigos. En la actualidad, nuestro mun-do necesita y exige referentes heróicos que estimulen y ha-gan salir de la mediocridad en la que está instalada nuestra sociedad y cultura actuales.

El segundo tema que se refleja en la película, es la pre-sentación del personaje como un buen samaritano. Nuestra sociedad y cultura está ávida de lo que se ha dado en lla-mar “cultura samaritana”. Esta cultura surge del deseo de complementar y acompañar realidades que en el horizon-te de las lógicas sociales y de mercado actuales son inexis-tentes, y, que a su vez, requie-ren la adopción de compor-tamientos más concretos de

atención, solidaridad, cercanía y empatía. Toda la película está repleta de momentos “samaritanos” (Aniro, Elena, el profesor de la facultad, el acciden-tado, los diferentes enfermos del hospital de los incurables, etc.). Son de agradecer los mensajes trasmitidos en cada uno de ellos, que nos invitan a re-cuperar la esperanza, el optimismo en el ser humano, y que demuestran que aún queda lugar para la bondad y la solidari-dad en el mundo.

El tercer elemento, la nue-va manera de ver la institución familiar, que en la película queda reflejada por el cho-que de situación y de posi-cionamiento social: familias aristocráticas, con una alegría exterior, pero no con una ple-nitud, con las familias de los barrios más desfavorecidos y marginales. La infelicidad que causa el dinero y la falta de valores que conviven entre los más pudientes, la alegría que ofrece el no tener nada ma-terial: el pequeño Antonio, la sufrida hermana de Moscati, el profesor de la facultad en el momento de su muerte, la fe-licidad plena de Moscati ante la pérdida de los enseres más queridos de su patrimonio fa-miliar, en aras de la felicidad que le proporciona el darlo por los más frágiles y vulne-rables. Esta película puede ser también un buen motivo para ver los nuevos modos de integración social de las pare-jas en este momento social y cultural.

Uno los obstáculos para la nueva evangelización es la au-sencia de alegría y de esperan-za en nuestro mundo. Son tan fuertes que influyen en nues-

tras mismas comunidades cristianas. La nueva evange-lización se presenta en estos contextos no como un deber, o como un peso que hay que soportar, sino más bien como una medicina capaz de dar nuevamente alegría y vida a realidades prisioneras de sus propios miedos.

La nueva encíclica de papa Francisco nos habla de la luz de la fe que ilumina nuestra vida. Hay que conjugar fe y ca-ridad, caridad y fe. La fe lleva a la caridad y ésta a su vez nutre la fe. La luz de la fe ayuda a ver en el necesitado el rostro de Cristo resucitado y ofrece a la caridad el motivo fundamen-tal para actuar como corres-ponde a los cristianos: reco-nocer en el prójimo el rostro de Cristo. Éste es el fruto de la fe y si falta nuestra caridad se queda en mera filantropía. Es la fe con obras y las obras de la fe, las que fortalecen la esperanza. Las tres virtudes teologales armonizadas en la vida tanto humana como pro-fesional –creyendo, amando y esperando– ofrecerán un nuevo horizonte a la Pastoral de la Salud, como así le ocu-rrió a Giusseppe Moscati, el médico de los pobres. ∞

prosaccine

Fe y caridad en el cine. Moscati, el médico de los pobres Juan Manuel Bajo Llauradó. Coordinador del SIPS-Cataluña

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Nueva Web de la Asociaciónwww.sanitarioscristianos.com

Desde el 1 de noviembre está activa la nueva web de la Asociación PROSAC.

Es de fácil acceso y manejo y en ella ofrecemos:

∞ Noticias de interés.

∞ Referencia de libros actuales.

∞ Recursos mutimedia y viñetas de humor sano y saludable.

∞ Testimonios de profesionales sanitarios, enfermos y familiares.

∞ La identidad, fines, historia y organización de la Asociación y los rasgos de la espiritualidad que cultiva.

∞ El mundo donde nos movemos: humanización, pastoral de la salud, bioética, atención a los enfermos más desasistidos, y profesionales sanitarios jóvenes.

∞ Las actividades de la Asociación: Jornadas Nacionales, Encuentros de Responsables, Seminarios de Bioética y Reuniones.

∞ Documentos agrupados en grandes áreas temáticas: sanidad y profesionales, normativa sanitaria, bioética, pastoral de la salud, etc.

∞ La Biblioteca PROSAC con amplia y selecta bibliografía sobre diversos temas.

∞ El Punto de Vista del Magisterio y de la Asociación y las opiniones profesionales, entorno a temas que nos atañen.

∞ El Boletín PROSAC, publicación oficial de la Asociación

∞ La revista Dolentium hominum que edita el Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud.

∞ Más de cien enlaces de organismos de Iglesia, sanidad, asociaciones católicas, pastoral de la salud, bioética y humanidades, cine, etc.

Os invitamos a entrar en ella, utilizarla, difundirla y a darnos ideas para mejorarla. ∞

13 Encuentro de Responsables Diocesanos de PROSACSe celebrará en Madrid, los días 1 y 2 de febrero de 2014. ∞

Niño Dios que en un pesebre

desnudo, aterido y solo

naces, vida de mi vida,

dejando el cielo entre abrojos.

¿Qué vienes a darme ahora

si ya me lo has dado todo?

Dueño y causa de mi ser

de cuanto ansío y dispongo

desde el aire que respiro

a la fe con que te adoro.

¿Qué más amor me regalas

si ya me lo has dado todo?

Pan del Cielo en un establo,

sol que yaces en el polvo

candelilla del Adviento

que eres lumbre de mis ojos.

¿Qué otra nueva luz me traes

si ya me lo has dado todo?

Abba, Abba, Niño tierno

que del cielo a lo más hondo

de mi humanidad te abajas

siendo Tú tan poderoso.

¿Qué más bien en mi alma cabe

si ya me lo has dado todo?

Buena Nueva que a los pobres

cantan ángeles a coro

anunciando a medianoche

que Dios está con vosotros.

¿Qué más quieres para mí

si ya me lo has dado todo?

José María Rubio

Villancico al Niño Dios

¡Feliz Navidad 2013!