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Polis: Investigación y Análisis Sociopolítico y Psicosocial Universidad Autónoma Metropolitana - Iztapalapa [email protected] ISSN (Versión impresa): 1870-2333 ISSN (Versión en línea): 970-654-770-3 MÉXICO 2004 Mark Burton LA PSICOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN: APRENDIENDO DE AMÉRICA LATINA Polis: Investigación y Análisis Sociopolítico y Psicosocial, noviembre, año/vol. 1, número 004 Universidad Autónoma Metropolitana - Iztapalapa Distrito Federal, México pp. 101-124 Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal Universidad Autónoma del Estado de México http://redalyc.uaemex.mx

Psicología Social de La Liberación

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Polis: Investigacin y Anlisis Sociopoltico y PsicosocialUniversidad Autnoma Metropolitana - [email protected] ISSN (Versin impresa): 1870-2333ISSN (Versin en lnea): 970-654-770-3MXICO 2004 Mark Burton LA PSICOLOGA DE LA LIBERACIN: APRENDIENDO DE AMRICA LATINA Polis: Investigacin y Anlisis Sociopoltico y Psicosocial, noviembre, ao/vol. 1, nmero 004 Universidad Autnoma Metropolitana - Iztapalapa Distrito Federal, Mxico pp. 101-124 Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina y el Caribe, Espaa y PortugalUniversidad Autnoma del Estado de Mxicohttp://redalyc.uaemex.mx POLIS 04 volumen UNO, pp. 101-124La psicologa de la liberacin:aprendiendo de Amrica Latina*Mark Burton**ELiberation Social Psychology (psicologa social de la liberacin, PSL) hasido desarrollada por un movimiento de psiclogos en Amrica Latinadurante la ltima dcada, y este artculo explora el contexto en el cualcreci desde los trabajos de Ignacio Martn-Bar y su ulterior estudiopor Maritza Montero, entre otros. En la PSL surgen conceptos claveque incluyen conscientizacin, realismo crtico, desideologizacin, marcosocial, opcin preferencial por las mayoras oprimidas y eclecticismo meto-dolgico. La aplicacin de la PSL se ha dirigido a tres reas. Primero, sesugiere que la psicologa comunitaria practicada en algunos lugaresde Amrica Latina refleja la PSL en su nfasis por la transformacinsocial y el uso de mtodos participativos. Segundo, el trabajo psicosocialcon vctimas de la represin estatal, enfocado en la sociedad, es consi-derado ejemplo paradigmtico de la PSL. Por ltimo, los anlisis poltico-psicosociales de la realidad de los pases latinoamericanos toman en cuenta,de manera diversa, sus principios y conceptos. Para concluir, se discutenalgunos retos que enfrenta la PSL.Palabras clave: psicologa social de la liberacin, opresin, transformacin.La psicologa social de la liberacin**** Traducido por Joel Vzquez Ortega y Mark Burton.** Manchester Learning Disability Partnership, Manchester Metropolitan University, TheUniversity of Northumbria at Newcastle.*** Agradezco a Maritza Montero, Jorge Mario Flores, Bernardo Jimnez, Ignacio Dobles,Joel Vzquez, Tod Sloan e Ian Parker por sus sugerencias y materiales para la realizacin delpresenteartculo.Asimismo,aBernardoJimnez,CarolynKaganyJoel Vzquezporsusn la ltima dcada del siglo XX la psicologa social de la liberacin(PSL) ha surgido como un nuevo campo en Amrica Latina. A pesarde que sus orgenes se ubican en los setenta y ochenta, hasta hace poco lospsiclogos han recurrido a tal trmino para identificar y orientar su trabajo.102MARK BURTONPOLIS 04 volumen UNO, pp. 101-124Asimismo, esta orientacin empieza a tener inters en Europa (Blanco, 1998;Burton, s/f; de la Corte Ibez, 1998, 2001 y s/f ) y en los Estados Unidos(Lykes, 2000; Watts y Serrano-Garca, 2003).La psicologa latinoamericana de la liberacin puede entenderse comoparte de un proyecto ms amplio de teora y prctica liberadora que surgien el contexto del trabajo para y con poblaciones oprimidas en toda Am-rica Latina; tal proyecto ha sido recientemente sintetizado y formalizadopor el filsofo Enrique Dussel (Alcoff y Mendieta, 2000; Dussel, 1997 y1998). Los contextos sociopolticos clave para este trabajo han incluidola represin y la guerra civil en El Salvador (Martn-Bar, Gaborit); las reper-cusiones de las dictaduras en Chile, Argentina y diversos pases (Lira, Becker,Langer y otros); la experiencia de comunidades marginadas o migrato-rias pobres en Venezuela (Montero, Snchez, Weisenfeld y algunos ms),Puerto Rico (Serrano-Garca), Costa Rica (Dobles, Cordero) y Brasil (Maurer,Lane, Quintal de Freitas, etctera). Tambin otras contribuciones se hanllevado a cabo en Mxico (Jimnez, Vzquez, Flores), Estados Unidos (Aron,Corne, Lykes, Sloan, Prilleltensky y Watts), Cuba (Gonzlez Rey, Tovary otros) y Espaa (a travs de comentarios realizados por Blanco y de laCorte Ibez). Adems de estos autores, otros trabajan explcita o impl-citamente dentro de una amplia orientacin denominada psicologa socialde la liberacin (Seedat en frica del Sur; Bishop, Drew, Veno, Thomasy algunos ms en Australia y Nueva Zelandia; Kagan y otros en GranBretaa).Por qu considerar la psicologasocial de la liberacin?Es importante reconocer que la PSL se ha desarrollado en un contexto muydiferente al nuestro, al europeo. Las sociedades de Amrica Latina tienenuna identidad especfica, caracterizada por una gran extensin de la po-breza y por una exclusin social endmica. En muchos casos esto afecta acomentarios crticos al texto. La versin original fue escrita para una audiencia angloparlanteya que no haba mucha discusin de este movimiento en la literatura en ingls. Como se tratade una sntesis general del campo, a los lectores hispanoparlantes les hago la advertencia deque el presente artculo se realiz fuera de Amrica Latina y su realidad, inevitablemente, atravs de un lente determinado.103POLIS 04 volumen UNO, pp. 101-124LA PSICOLOGA DE LA LIBERACIN: APRENDIENDO DE AMRICA LATINAla mayora de la poblacin y es resultado de la dependencia de sus economas.Por eso, en todos los pases hay desigualdades severas (Snchez y Wiesenfeld,1991). Si bien tienen relativamente pequeos sectores formales de ser-vicios de salud y bienestar social, el hecho es que las actividades realizadaspor los psiclogos a menudo se centran en las universidades o en el sectorprivado. Asimismo, los intelectuales se integran menos a los sistemas delEstadoqueenEuropa,locualconfrecuencialeshapermitidociertalibertaddedesarrollarlosenfoquesautnomosquenosondeinterspara el Estado ni para las oligarquas locales (Jimnez, 1990). Las tradi-ciones intelectuales en la psicologa y en las ciencias sociales son distintasa las de los pases anglosajones, siendo en gran parte ms cercanas a las de laEuropa continental, pero con sus propios elementos distintivos. A pesarde las diferencias, por varias razones es necesario considerar este corpuslatinoamericano de trabajos.Como una respuesta a las crticasde la psicologa tradicionalMucho del trabajo de la PSL se elabor en respuesta a la crisis de la psicologasocial de los aos setenta, la cual se experiment en Gran Bretaa y en losEstados Unidos (Armistead, 1974; Parker, 1989), pero tambin aguda-mente en Amrica Latina. Este periodo puede resumirse (por ejemplo, dela Corte Ibez, s/f ) en funcin de tres problemas:1. Lafaltaderelevanciasocial.Lapsicologasocialnoparecaestarproduciendo conocimiento dirigido a los problemas sociales, ni enlas sociedades en que se desarrollaba, ni en otros lugares.2. Un contexto de descubrimiento localista, combinado con una pretensinde validez universal. La psicologa social dependa de investigacionescon poblaciones selectivas en escenarios artificiales (especialmente conestudiantes de licenciatura en experimentos formales). No obstante,intentaba sugerir principios generales de la psicologa social que pu-dieran aplicarse a cualquier ser humano en todo contexto.3. La imitacin de la neutralidad cientfica signific una negacin de ladimensin moral: Los psiclogos sociales comienzan a sentir un in-tenso malestar en relacin con las condiciones en que realizan su trabajo,104MARK BURTONPOLIS 04 volumen UNO, pp. 101-124en relacin con las orientaciones que lo inspiran y, sobre todo, enrelacin con su utilidad y efectos. Comienzan a preguntarse a quinsirve y para qu sirve su quehacer, y han acumulado ya suficienteexperiencia como para haber constatado que ciertas explicacionestericasasumidascomoelmodoapropiadodecomprenderyaprehender la realidad no producen respuestas, o bien las que danson irrelevantes, o simplemente no funcionan, no sirven. (Montero,1994, cit. en de la Corte Ibez, 1998).Sin embargo, el camino seguido por la PSL ha sido distinto al de los pasescentro, en los cuales el campo acadmico se ha asentado en una coexistencia,ampliamente pacfica, entre construccionistas sociales y empiricistas, conun pequeo efecto en la psicologa aplicada; mucho del esfuerzo crtico haquedado dentro de la comunidad acadmica en un nivel sumamente te-rico (Burton, 2004; Burton y Kagan, 2003). Aunque discutible, la PSLpuede actuar como un correctivo a la parlisis y a los juegos intelectualesposmodernistas de la psicologa crtica (al menos en la versin vigente enGran Bretaa), al asumir una orientacin clara de la accin que no slohace las denuncias del uso de la psicologa para oprimir sino adems pro-pone una praxis alternativa.Como un modelo de trabajocon grupos oprimidosLa PSL se desarroll especficamente con relacin al problema de las ma-yoras populares, las masas oprimidas, marginadas y excluidas en AmricaLatina. En Europa tambin existen este tipo de poblaciones, las cuales sonmarginadas a causa de la manera en la que nuestra sociedad discriminapor la discapacidad, la incapacidad, la vejez, la enfermedad, la nacionalidad,la apariencia, el gnero, la sexualidad y la pobreza. La psicologa, en sutotalidad, ha descuidado este hecho de la exclusin, y apenas hace unaentrada en la literatura formal (Burton y Kagan, 2004). Las condiciones enAmrica Latina, especialmente el terror estatal y paramilitar en muchospases, han hecho que la PSL sea un recurso valioso para nuestro contextoeuropeo, ya sea en el trabajo con los refugiados que huyen de la persecuciny la tortura, o en ayudar a reunir a las comunidades fragmentadas.105POLIS 04 volumen UNO, pp. 101-124LA PSICOLOGA DE LA LIBERACIN: APRENDIENDO DE AMRICA LATINAEn el contexto globalLos psiclogos que trabajan con una orientacin liberadora se ven comoparte de un movimiento ms amplio para la justicia social y econmica.reas clave que la PSL problematiza incluyen el compromiso, la ideologa,lasubjetividadylaidentidad.stassonfundamentalesparacualquieraccin colectiva, sobre todo la que enfatiza la unidad en la diversidad. Lareciente movilizacin masiva de personas contra la coalicin e intervencinde Gran Bretaa en las guerras de los neoconservadores estadounidenses y lalucha progresiva por la proteccin de los servicios pblicos constituyendos aspectos de la resistencia a la expansin capitalista en su fase globalizadaneoliberal, donde las herramientas de la PSL pueden ser recursos tiles.Su contextoDebe entenderse entonces a la PSL como parte de un movimiento intelec-tual y poltico ms amplio, que empez en Amrica Latina en los aossesenta y setenta y contina con vigor renovado hasta hoy da. Todas lascorrientes han estado enfocadas a repensar y reconstruir sus propias disci-plinas (educacin, teologa, psicologa, sociologa, filosofa) desde la pers-pectiva de los pobres, los excluidos, los marginados, los oprimidos, por ydesde el compromiso y la solidaridad con ellos. Han enfatizado a las ma-yoras populares de Amrica Latina y en general al mundo de los dosterceros. Los elementos clave han incluido la teora econmica de la de-pendencia (Cardoso y Faletto, 1979); la pedagoga popular de Paulo Freire(vase Freire, 1972); la sociologa militante y la investigacin accin par-ticipativa de Orlando Fals Borda y del grupo de La Rosca (Fals Borda,1988; Fals Borda y Rahman, 1991); la teologa de la liberacin de Gutirrez,Ellacura, Romero, Boff, Sobrino, Betto y otros (vase Batstone et al., 1997;Gutirrez, 1973), y la filosofa de la liberacin de Franz Hinkelammert yEnrique Dussel (Dussel, 1997 y 1998).Ideas centralesEs bastante difcil caracterizar todo el trabajo psicolgico que tiene unaorientacin libertaria en Amrica Latina. No todos los que se encuentran106MARK BURTONPOLIS 04 volumen UNO, pp. 101-124dentro de esta tradicin tienen inters en emplear dicho ttulo, incluso,es poco probable que alguien reclame ser un psiclogo de la liberacin, taldenominacin sonara pomposa e implicara una forma de auto evaluacinantes de los resultados e implicaciones de un trabajo. Un problema adi-cional (Flores, 2003, comunicacin personal) es que mucho de lo realizadoen esta rea es indito, ms an, donde no hay una articulacin fuertecon las universidades. Por consiguiente, en el trabajo publicado hay unatendencia hacia las contribuciones ms tericas y una falta de documenta-cin de gran parte de la prctica innovadora en el campo. Adems, no esfcil obtener la literatura publicada en Amrica Latina, pues mucha apareceen libros de poca circulacin y no en revistas (Gastaldo et al., 2002).Sin embargo, varios temas unen el trabajo realizado por quienes se hanorganizadobajoestabandera(losseiscongresosinternacionalesdepsicologa social de la liberacin realizados anualmente desde 1998 hasta2003 son un ejemplo) o algunas contribuciones que pueden ubicarse eneste paradigma.Porotraparte,parecequeeltrminopsicologadelaliberacinfueutilizado por primera vez por Caparrs y Caparrs (1976), aunque enun sentido ms cercano al trabajo de Lucien Sev (1972) de construir unametateoradelapsicologanoindividualista.Noobstante,eltrminofue formulado y difundido por dos autores primordiales, Ignacio Martn-Bar y Maritza Montero. El primero, sacerdote jesuita y acadmico sobre-saliente en la Universidad Centroamericana Jos Simen Caas en SanSalvador, fue un autor y pensador fundamental para la PSL: us por primeravez dicho trmino en 1986 (Martn-Bar, 1986), aunque sus escritos yprcticas antes y despus de esta fecha constituyen una aportacin de la psi-cologa social desde la realidad latinoamericana (en concreto de la cen-troamericana), con un nfasis explcitamente libertario. Martn-Bar fue unode los seis jesuitas asesinado en 1989 por una brigada elite del ejrcito sal-vadoreo financiada y entrenada por los Estados Unidos (Galeano, 1998;Toomey, 2001), en gran parte debido a su compromiso con la realidadque sufra la sociedad salvadorea en el contexto del levantamiento revolu-cionario y la guerra civil (de la Corte Ibez, 1998; Sobrino, 1990). Porsu lado, Maritza Montero, psicloga social venezolana, utiliz el trminoa partir de 1991, a pesar de que haba trabajado con una perspectiva ex-plcitamente libertaria desde antes, sobre todo en el mbito de la psicolo-ga poltica. En un texto publicado en ingls, Hollander (1997) empleel trmino formulado por Martn-Bar para caracterizar el trabajo, en gran107POLIS 04 volumen UNO, pp. 101-124LA PSICOLOGA DE LA LIBERACIN: APRENDIENDO DE AMRICA LATINAmedida psicoanaltico, realizado con las vctimas de las dictaduras militaresde los pases del cono sur, aunque es necesario sealar que ste no es el usogeneralmente aceptado. En el 2003 apareci una edicin especial de larevista estadounidense American Journal of Community Psychology, en ellase incluyeron principalmente trabajos elaborados fuera de Amrica Latina,que tenan una intencin liberadora (Watts y Serrano-Garca, 2003).La praxis liberadora de Amrica LatinaUn tema clave en el pensamiento de la liberacin consiste en que la liberacinno es una cosa y no puede ser localizada en un momento determinado.Tampoco se trata de una concesin, sino es un movimiento y una seriede procesos (Montero, 2000). Tiene sus orgenes en la interaccin entre dostipos de agentes o activistas:1. Los agentes catalticos externos (que puede incluir a psiclogos co-munitarios).2. Los propios grupos oprimidos.Esta nocin latinoamericana de la liberacin propone una alianza estra-tgica entre estos dos sectores. Una idea central es el concepto de la cons-cientizacin utilizado por Freire (1972). En la que tal vez es la explicacinms clara hecha por Martn-Bar (1985), identifica tres aspectos:1. El ser humano se transforma al ir cambiando su realidad porun proceso activo el dilogo.2. Mediante la paulatina decodificacin de su mundo, la persona captalos mecanismos que le oprimen y deshumanizan se abre el hori-zonte a nuevas posibilidades de accin.3. El nuevo saber de la persona sobre su realidad circundante le llevaa un nuevo saber sobre s misma y sobre su identidad social... lepermite no slo descubrir las races de lo que es, sino el horizontede lo que puede llegar a ser. As, la recuperacin de su memoria hist-rica ofrece la base para una determinacin ms autnoma de su futuro.Freire tena cuidado de no proporcionar recetas para este proceso, porquecada situacin es diferente, y el riesgo es que el trabajador cometa el error108MARK BURTONPOLIS 04 volumen UNO, pp. 101-124de utilizar un modelo concreto desde un contexto a otro, mientras quelas particularidades son diferentes en cada caso.Dussel (1998), en un trabajo panormico citado con frecuencia por losque trabajan en la perspectiva de la PSL, ha resumido lo anterior, as comolos modelos y experiencias relacionados en trminos ms generales. Postulauna llamada (o interpelacin) por parte de las vctimas (que conscientesde su opresin dentro de un sistema o excluidas de ste) hacen a los otros,quienes dentro del sistema mismo tienen una conciencia tica (los intelec-tuales orgnicos en el sentido gramsciano). Ambos sectores trabajan juntosdenunciando lo injusto y construyendo una realidad social alternativa,es decir, colaboran en un proyecto de liberacin compartido. Como Martn-Bar y Montero han destacado, esto finalmente implicara la liberacinde los opresores.Realismo crticoMartn-Bar estableci un planteamiento distinto sobre el rol de la teora,el cual han seguido quienes trabajan dentro de este paradigma:no sean los conceptos los que convoquen a la realidad, sino la realidad la quebusque a los conceptos; que no sean las teoras que definan los problemas denuestra situacin sino que sean esos problemas los que reclamen y, por as de-cirlo, elijan su propia teorizacin. Se trata de cambiar nuestro tradicional idea-lismo metodolgico en un realismo crtico (Martn-Bar, 1998: 314).Por lo tanto, la teora tiene ms un papel de soporte (que objetivo),como una especie de andamiaje para guiar la accin. Su realismo no essimplista: de qu ndole sea la realidad social puede ser difcil de compren-der, no slo por la gente, sino para la propia psicologa. Por eso es necesariodesideologizar la realidad, quitando capas de la ideologa (para Martn-Bar constituye el ejercicio disfrazado del poder) que hacen individual ynaturalizan fenmenos como el fatalismo en las sociedades latinoameri-canas (Martn-Bar, 1987).EstadireccindeviajeseparecealosenfoquesdeGrounded Theory(teorafundamentada),formadeinvestigacincualitativa(StraussyCorbin, 1990), donde la teora se construye meticulosamente desde el suelode informacin por parte del investigador. Las diferencias radican en una109POLIS 04 volumen UNO, pp. 101-124LA PSICOLOGA DE LA LIBERACIN: APRENDIENDO DE AMRICA LATINArelacin dialctica entre la realidad y la teora; en este sentido, de acuerdocon Martn-Bar, hay ciertas metasuposiciones tericas que anteceden laelaboracin de la teora, adems de que idealmente la teora acta recpro-camente por la accin con la realidad. En segundo lugar, la teora tieneun papel desideologizador de la realidad, tal empuje crtico se pierde porlo general en orientaciones fenomenolgicas tipos Grounded Theory o FourthGeneration Evaluation (Guba y Lincoln, 1989; vase, Montero, 2000).Hay ciertas diferencias de enfoque entre quienes se adscriben a la PSL.Algunos trabajan, por ejemplo, con una orientacin ms fenomenolgicadeconstruccionismosocial(vase,Serrano-GarcayLpezSnchez,1994). Sin embargo, aun cuando se reivindique una aproximacin cons-truccionista, normalmente ste se enfoca a la realidad vivida por las per-sonas en estrecha relacin con las ideologas que la estructuran (Estraday Botero, 2000; Varas-Daz y Serrano Garca, 2003).Una orientacin socialEn el trabajo de quienes utilizan la PSL como una perspectiva que los guahay una crtica total al individualismo predominante en casi toda la psico-loga estadounidense (ciertamente tambin en la psicologa inglesa). Losdos libros con el subttulo Psicologa social desde Centroamrica de Martn-Bar el primero publicado en 1983 y el segundo en 1989 pueden serla crtica ms sostenida, completa y comprometida. Esta orientacin social(o mejor societal) tambin es histrica, con un sentido constante de cmolas cosas llegaron a ser lo que son, y cmo lo histrico est siempre pre-sente en la subjetividad de las personas. Tambin se ha echado mano devarios recursos en este anlisis, desde el psicoanlisis, en especial la tradicinargentina de la teora psicoanaltica marxista (Hollander, 1997), hasta eltrabajo cultural histrico de Vygotsky (Gonzlez Rey, 2002; Tovar, 2001).Pero la orientacin social no es slo un asunto de la teora. La PSL es unproyecto moral, lo que la distingue de los enfoques del nuevo paradigmade los ochenta, al igual que de la psicologa crtica de los noventa. El com-promiso es a fin de cuentas con la liberacin. Esta versin completamentesocial de la psicologa tiene varios aspectos. Antes que nada, el recono-cimiento de la naturaleza conflictiva de la sociedad y la omnipresenciadel poder es fundamental. Martn-Bar (desde una perspectiva sociolgicaestructural que debe mucho tanto a Marx como a Weber) reconoce que hay110MARK BURTONPOLIS 04 volumen UNO, pp. 101-124intereses sociales claros que conducen al conflicto. El poder debe ser enten-dido no slo en el sentido interpersonal, tambin en trminos de su organi-zacin en la sociedad. El conflicto y el poder tienen dimensiones econmicase ideolgicas (Blanco, 1993). La ideologa no es complementaria al podersino una manifestacin de ello: la mediacin psquica del ejercicio dis-frazado del poder (de la Corte Ibez, s/f ). En segundo lugar, la dimensinsocial de la liberacin tiene por lo general la prioridad sobre la de lo indi-vidual. La psicologa en el molde norteamericano y europeo ha privilegiadola emancipacin individual; por el contrario, en el contexto latinoame-ricano la liberacin se asume como una dimensin primordialmente social,se trata de una liberacin colectiva antes que individual (Martn-Bar,1986). En tercer lugar, reflejando el realismo crtico, la verdad prctica tieneuna prioridad sobre la verdad terica. Martn-Bar propone una preguntaepistemolgica: cules deben ser los criterios que nos permiten determinarla verdad histrica de nuestros conocimientos psicolgicos sobre las realidadesque vivimos en Latinoamrica? (Martn-Bar, 1998: 325). Retomada direc-tamente de la teologa de la liberacin, se trata de la opcin preferente delas mayoras oprimidas (originalmente la opcin preferente de los pobres).La psicologa tiene que renunciar a su obsesin (idolatra) con sus proble-mas internos para centrarse en la atencin a las necesidades de las mayoraspopulares, lo cual debe ser el objeto primario de la atencin de los psic-logos latinoamericanos, pues de ello depende la liberacin de tales mayorasde las estructuras sociales que las mantienen oprimidas. Por tanto, a esto sedeben enfocar el inters y los esfuerzos de la psicologa (Martn-Bar, 1986).Eclecticismo metodolgicoLos psiclogos con una orientacin derivada de la PSL combinan las tc-nicas tradicionales (las encuestas, el uso de mtodos estadsticos, entre otros)con enfoques del nuevo paradigma (p. e., las representaciones sociales,investigacin cualitativa, la fotografa cooperativa y el drama), la crticade la ideologa (que utiliza posiciones foucaultianas) o diversas concepcionesrelacionadas.Noobstante,hayunnfasisenelcompromisofreireanocon el mtodo de reflexin-accin-reflexin y la investigacin accin par-ticipativa. Esto implica otro contraste con una buena parte de la psicologacrtica europea.111POLIS 04 volumen UNO, pp. 101-124LA PSICOLOGA DE LA LIBERACIN: APRENDIENDO DE AMRICA LATINACmo se aplica la perspectiva de la liberacinen la prctica de la psicologa?Podra decirse que la PSL se aplica a tres campos principales. stos, sinembargo, se superponen considerablemente; por ejemplo, un trabajo ubi-cado como psicologa comunitaria quizs tambin puede tener implica-ciones concernientes a la violencia del Estado, la impunidad o a un anlisissociopoltico ms amplio (Cordero, 1997; Dobles, 1994).Psicologa social comunitariaLa psicologa comunitaria en Amrica Latina ha sido distinta de la que sehace en la otra Amrica (Martn, 1998; Montero, 1994, 1996 y 1998;Quintal de Freitas, 2000; Riviera Medina y Serrano-Garca, 1990; Snchezy Wiesenfeld, 1991; Tovar, 2001). Sus races estn en la psicologa social,con un nfasis menor en la tradicin clnica y de la salud mental (precisa-mente una de las races estadounidenses de la disciplina). Hay una orien-tacin para estudiar comunidades marginadas en escenarios tan diversoscomo los barrios pobres de Caracas, San Juan o Sao Paulo, o en los asenta-mientos rurales en Costa Rica o Mxico. El nfasis vara pero, en general,el psiclogo es considerado un recurso para la comunidad al ofrecer su expe-riencia en la investigacin, la comprensin del liderazgo, la organizacin,la dinmica del grupo y el conocimiento del sistema (por ejemplo, cuandose trata de la obtencin de los recursos). El inters por los procesos de cons-cientizacin (Freire) y el uso de los mtodos investigativos de la ciencia social(vase, Fals Borda, 1988; Fals Borda y Rahman, 1991) son tpicos, comolo es tambin el esfuerzo por entender lo local y lo particular de la lucha y laautoliberacin dentro de una perspectiva ms amplia, esto es, social y global.Montero (1991) sugiere que esta psicologa social comunitaria propor-ciona una base metodolgica y emprica para la psicologa de la liberacin,mientras que la investigacin accin participativa, la teora de la depen-dencia y la educacin popular, junto con la revisin crtica de la psicologatradicional, brindan el soporte terico.Lapsicologasocialcomunitariaseimparteysepracticaenalgunasuniversidades de Venezuela, Mxico, Colombia, Puerto Rico, Cuba, CostaRica, Brasil, Chile, Per y Argentina, abordando una variedad de asuntossociales que incluyen la promocin de la salud; el desarrollo econmico112MARK BURTONPOLIS 04 volumen UNO, pp. 101-124y los programas contra la pobreza; vivienda; desarrollo del liderazgo en elnivel de la comunidad; desarrollo comunitario; los derechos humanos yel desarrollo del apoyo y de la intervencin comunitaria en los camposde la discapacidad, la salud mental y el uso de la droga (Martn, 1998;Montero, 1997).En general se aspira a un enfoque transformativo. Muchas veces existeel riesgo de perder la especificidad psicolgica, aun si se ha examinadoesta cuestin del campo disciplinario (vase, Quintal de Freitas, 1994).Trabajo con vctimas de la represin del Estado(desapariciones, tortura, genocidio)Amrica Latina ha estado marcada por regmenes opresivos, conflictosarmados y la represin a movimientos de liberacin. Hoy siguen escuchn-dose noticias de asesinatos de activistas (pinsese en Mxico, Guatemala,Brasil y especialmente Colombia), de desalojos de sus tierras a campesinos(Colombia) y otros abusos. La experiencia ha sido diversa en escala e inten-sidad, pero las experiencias psicosociales en pases tan diferentes comolos del cono sur, los andinos y los de Centroamrica han sido semejantesen muchos aspectos. Para tener cierta idea de la magnitud del trauma,veamos los siguientes ejemplos: unos 20 000 asesinatos por la junta militarargentina, 2 000 en Chile y alrededor de 200 000 en Guatemala. Se handesarrollado varias lneas de trabajo con sobrevivientes y personas relacionadascon las vctimas de la tortura, la desaparicin y el asesinato. El Institu-to Latinoamericano de Salud Mental y Derechos Humanos (ILAS) (Aggery Buus Jensen, 1996; ILAS, 2003)1 es una organizacin no gubernamental(ONG) que trabaja por la salud mental de personas afectadas directamentepor violencias sistemticas a los derechos humanos durante el rgimenmilitar en Chile, en el periodo 1973-1990 (ILAS, 2003).2 Ha realizadouna extensa investigacin sobre este asunto, documentando las violacionesa los derechos humanos, sus efectos en la gente afectada y en la sociedaden general. Adems, este organismo se ha mantenido activo nacional einternacionalmente en la generacin y supervisin de otros equipos desalud mental, los cuales trabajan con personas que han vivido situaciones1 Disponible en http://www.ilas.cl/presenta.htm2 Ibdem.113POLIS 04 volumen UNO, pp. 101-124LA PSICOLOGA DE LA LIBERACIN: APRENDIENDO DE AMRICA LATINAde violencia poltica (por ejemplo, en Angola). Asimismo, ha desarrolladomltiples actividades de investigacin tanto en la dimensin clnica comoen la psicosocial, tratando de relacionar los problemas individuales con larealidad macrosocial, es decir, articulando los dos aspectos. Mientras tanto, enChile, las discusiones sobre las implicaciones sociales, subjetivas y polticasde los diecisiete aos de gobierno autoritario todava continan. La repa-racin social a las vctimas sigue siendo un aspecto importante; la cuestinde la unidad y la reconstruccin nacional es un tema en la salud mentalchilena con una dimensin poltica y pblica. Desde los primeros sea-lamientos acerca de los efectos psicolgicos, familiares y sociales, el trabajodel ILAS ha incluido la denuncia pblica de los agentes del rgimen mi-litar y se convirtieron en el testimonio de lo que el pas ha experimentado.Al mismo tiempo, se han desarrollado modelos de tratamiento dirigidosen especial a aliviar el sufrimiento de los afectados directamente por larepresin poltica. A pesar de la urgencia de tal desafo, la reflexin socio-poltica siempre ha formado parte del trabajo y ha sido el sustento de laaccin, sin el cual no hubiera sido capaz de entender todas las dimensionesdel sufrimiento padecido por aquellos con quienes ha trabajado el ILAS,asumiendo al mismo tiempo el compromiso de publicar, desarrollar y man-tener los vnculos con colegas chilenos e internacionales (ILAS, 2003).3En la labor del ILAS y otros, como el equipo de apoyo psicosocial de lasMadres de la Plaza de Mayo en Buenos Aires (Hollander, 1997) o la organi-zacin AVRE en Colombia (Castao y Lpez, 1994), el nfasis es convertirel sufrimiento (anteriormente un dolor secreto) en algo social, compartido, afin de volver a jugar los papeles sociales activos. En el curso de su trabajo, elgrupo de Buenos Aires ha producido la evidencia del poder curativo a travsdel activismo poltico (vase, Hollander, 1997).Lira y Weinstein (1990) definen su modelo teraputico en trminos denueve objetivos:1. Catarsis y reconstitucin de la experiencia traumtica.2. Alivio de lo sintomtico.3. Elaboracin emocional de la experiencia traumtica.4. Vinculacin de la experiencia traumtica en los significados existen-ciales en la vida del sujeto.5. Recuperacin de su rol como ser social.3 Ibdem.114MARK BURTONPOLIS 04 volumen UNO, pp. 101-1246. Reubicacin de la experiencia traumtica en el contexto de la expe-riencia vital del sujeto.7. Reestructuracin del proyecto existencial: continuidad entre pasado,presente y futuro.8. Recuperacin de vnculos colectivos.9. Enfrentamiento de los problemas de parejas o familiares producidospor la experiencia de la tortura.Nuestro enfoque teraputico otorga importancia decisiva a la reestruc-turacin del proyecto existencial que se halla asociada directamente a larecuperacin, por parte del individuo, de un rol activo como ser social.La psicoterapia debe ir acompaada, entonces, de condiciones que ayudana que el sujeto recupere el sentido de su vida anterior a la experiencia, o quepermitan que ste, en paradjica contradiccin con las intenciones deltorturador, favorezca el crecimiento y el desarrollo personal de quien fuesu vctima (Lira y Weinstein, 1990: 387).Estos autores tambin destacan la necesidad de que el terapeuta sea capazde interpretar las experiencias de manera sociopoltica, para que el afectadopueda contestar las preguntas: por qu torturan? y por qu a m?, yasdescubrirlaracionalidadenunasituacintancaracterizadaporlaarbitrariedad y la confusin.El tema de recuperar la memoria de lo que sucedi, de los que han sidodetenidos o desaparecidos es una clave comn en estos trabajos. Esto es im-portante en trminos del nfasis general en la praxis libertaria del papelde la memoria colectiva, en tanto recurso poltico y social, pero adems acausa de la negacin oficialmente asumida (o sancionada) de lo que pas.En Guatemala, desenterrar a los asesinados, identificarlos y conmemorarlo ocurrido, a travs de ceremonias tradicionales mayas, es muy significa-tivo y existen varios proyectos interdisciplinarios en desarrollo (Flores etal., 2002).Una dimensin adicional a todo lo anterior lo constituye la labor paraprocesar y terminar con la impunidad de los responsables. Los psiclogosestn recurriendo como recursos a abogados, arquelogos forenses y miem-bros de las propias comunidades afectadas (Flores et al., 2002; Reza, s/f ).Los congresos internacionales de PSL han sido fundamentales para inter-cambiar las experiencias (por ejemplo, entre los que trabajan en El SalvadoryGuatemala).Elenfoqueteraputicoseencuentraconlapsicologa115POLIS 04 volumen UNO, pp. 101-124LA PSICOLOGA DE LA LIBERACIN: APRENDIENDO DE AMRICA LATINAcomunitaria en trabajos que entregan la intervencin efectiva a las comuni-dades que, la mayora de las veces, no tienen acceso a profesionales de lasalud mental (Sveaass, 2000).Anlisis socialDado el nfasis en un punto de vista macrosocial ntimamente ligado a lasubjetividad humana, no es una sorpresa que los psiclogos que trabajandesde el enfoque de la PSL hayan explorado el anlisis social con ms amplitud.El trabajo sobre la opinin pblicade Martn-Bar y el IUDOPUna parte importante del trabajo de Martn-Bar se centraba en la opininpblica salvadorea (Martn-Bar, 1989a). Aunque empleaba mtodosconvencionales, el propsito consista en hacer explcito lo que las personaspiensan, tanto para ellos mismos como para aquellos que estn fuera delpas. En este sentido, era una forma de contrapropaganda, que socavamuchos de los argumentos utilizados para justificar un respaldo continuopara el gobierno salvadoreo en los aos de conflicto armado. Tambinconstituye una fuente independiente de informacin para activistas a favorde la paz fuera del pas, especialmente en los Estados Unidos. El InstitutoUniversitario de la Opinin Pblica (IUDOP), establecido por Martn Bar,hoy da sigue funcionando y contina su labor: para que los ciudadanosse vean a s mismos y generen los cambios que siguen siendo necesarios enuna sociedad dividida por la pobreza y la violencia (IUDOP, 2003).4El trabajo sociopsicolgico sobre la realidadsocial de los pases latinoamericanosLos psiclogos con la perspectiva de la PSL han realizado varios anlisispsicolgicos y sociopolticos de las realidades sociales que enfrentan susnaciones. En el Congreso Internacional de Psicologa Social de la Liberacin4 Disponible en http://www.uca.edu.sv/publica/iudop/principal.htm116MARK BURTONPOLIS 04 volumen UNO, pp. 101-124celebrado en el 2002, se presentaron estudios sobre el uso del terror porparte de los paramilitares colombianos y sus efectos en la vida de la familiay la subjetividad (Estrada, 2002); la guerra psicolgica de la contrainsur-gencia y el genocidio guatemalteco (Flores, 2002) y el uso del rgimen deBush de la propaganda, despus del atentado contra las torres gemelas(Snchez, 2002). Otros trabajos se han centrado en asuntos como el desa-rrollo de la niez bajo condiciones de violencia institucionalizada (Gaborit,s/f ), el proceso de urbanizacin (Jimnez, 2002), los asuntos rurales (Cor-dero, 1997), la situacin de los derechos humanos (Vzquez, 2002) y losnuevos movimientos sociales en Latinoamrica (Vzquez, 2000). Se vivenacontecimientos recientes en la regin, tales como la disminucin de laimpunidad (Argentina, Chile), la eleccin de gobiernos progresivos (Vene-zuela, Brasil) o al menos de un aumento de parlamentos progresistas (Ecuador,Bolivia, Chile, El Salvador, Uruguay), junto con la intensificacin de laintervencin econmica y militar de Washington (el Plan Puebla-Panamen Mxico y Centroamrica, el Plan Colombia, la Comisin de Ayuda auna Cuba Libre). Todo ello quiz conduzca a un inters cada vez mayorpara construir comentarios y anlisis, al igual que a la bsqueda de nuevosmedios para intervenir en la esfera pblica (Dobles, 2003).Es claro que no hay un enfoque unificado que pueda llamarse psicologasocial de la liberacin, pero existe una familia de enfoques que caen bajoese ttulo y denotan suficientemente un uso y desarrollo de tales ideas paraadscribirse a esta perspectiva.DesafosA pesar de su amplia aplicabilidad al trabajo para y con poblaciones margi-nadas, y al grado de compromiso de sus autores, la psicologa social de laliberacin se conoce muy poco fuera de Amrica Latina, donde, incluso,es una tendencia minoritaria. Se insiste otra vez en exponer su enfoquedistintivo en lugar de generar un desarrollo adicional. Al mismo tiempo,persiste lo que Montero (2002, comunicacin personal) ha identificadocomo el riesgo continuo de caer en un mero activismo, o tambin al uso deldiscurso libertario para encubrir prcticas repetitivas poco crticas, dondeel abuso y la explotacin regresan o se justifican. Finalmente, como cual-quier movimiento social progresista, en realidad enfrenta tareas enormes,por ejemplo, contribuir a la oposicin, al imperio de la explotacin y la117POLIS 04 volumen UNO, pp. 101-124LA PSICOLOGA DE LA LIBERACIN: APRENDIENDO DE AMRICA LATINAdominacin capitalistas, construir sistemas viables de apoyo para la propiaPSL con y para los marginados y oprimidos. sta, entonces, representa uninters minoritario con credibilidad slo en ciertos lugares.Los congresos internacionales de psicologa social de la liberacin hastaahora realizados han convocado nicamente a unos cientos de interesados,siendo en su mayora de los propios pases donde se han llevado a cabo,debido a que los costos del viaje son prohibitivos para que haya asistentes deotros lugares. Adems, existe poca continuidad de la red entre cada unode los encuentros, aunque ya se ha tomado en cuenta este problema, pueshay una pequea red de entusiastas y algunos tienen una posicin respetadaen la disciplina. La calidad del debate es alta, sin embargo, no se presentamucho trabajo original. El psiclogo crtico norteamericano Tod Sloanexpresa una comparacin con la psicologa crtica europea:En general, los acadmicos latinoamericanos tienen pocos recursos y tiempopara actualizarse, como s ocurre con los britnicos progresistas. En el Reino Unido,a menudo parece haber demasiada teora, mientras que en Amrica Latina, encambio, parece que no hay suficiente (2002, comunicacin personal).A pesar de haber aperturas esperanzadoras en Latinoamrica, tambinhay enormes fuerzas en contra de iniciativas como stas. Los constantesproblemas econmicos de la regin (casi todas las economas se han cadoa partir de 2002) y la dominacin e interferencia continuas por parte deun imperio que neutraliza cualquier amenaza a sus intereses econmicos(por ende, polticos), constituyen un lmite real para la liberacin de los ex-cluidos de la fiesta del capitalismo.Los intereses de los acadmicos y profesionales no son siempre igualesa los de los sectores oprimidos, y la vinculacin entre los psiclogos socia-les progresistas y otros movimientos alternativos no es muy fuerte. En cuantoal Congreso Internacional de Psicologa Social de la Liberacin realizado enGuatemala (2001), hubo un intento excelente de involucrar a los movi-mientos sociales populares, tanto a los de Guatemala como a los de otroslugares, proporcionndole una crtica urgente al encuentro. Horacio Mar-tins de Carvalho, asesor del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST)de Brasil, dict un impresionante discurso que abord la naturaleza de lalucha para la justicia social, las ocupaciones de la tierra y las comunidadesdemocrticas de reciente aparicin, junto con las prcticas culturales quehan evolucionado para sostener la lucha. El congreso encuadr efectiva-mente la problemtica de: en qu puede contribuir la psicologa? y qu118MARK BURTONPOLIS 04 volumen UNO, pp. 101-124tipo de conocimiento psicolgico es apropiado? Pero las diferencias objetivasentre la clase media profesionista y los excluidos son un desafo nada fcilde superar algo no exclusivo de Amrica Latina (Stewart, 2000).BibliografaAgger, I., y S. Buus Jensen1996 Trauma and Healing under State Terrorism, Zed, Londres.Alcoff, L., y E. 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