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24 MENSAJERO REPORTAJE C ON este hecho, ya mítico en la historia de la Iglesia, queremos recordar el comienzo de aque- lla gran explosión religiosa, cultural y política, que fue la Reforma. Iniciada por un desconocido fraile agustino, rechazado y condenado, el 3 de ene- ro del año 1521, por la misma Iglesia católica romana con la Bula Decet Ro- manum Pontificen. Sin embargo, al cabo de 500 años, hemos visto con asombro que el papa Francisco participaba en una gran celebración ecuménica en la Ca- tedral Luterana de Lund. ¿No decía- mos que Lutero era un gran hereje? ¿No decíamos que él era el gran res- ponsable de la rotura de la unidad de la Iglesia en el siglo XVI? ¿Qué pasa con Lutero? ¿Hay que condenarle todavía o debemos elevarle a la ca- tegoría de maestro en la fe cristiana? ¿Qué sentido tiene para el ecumenis- mo actual? Para responder a esta pregun- ta, es necesario detenerse y valorar un instante las causas y raíces de la Reforma y, en un segundo momen- to, presentar la vida de Lutero con el sentido profundo de su ingente obra. Por último, podremos valorar si es posible, para iluminar nuestro ecu- menismo, recoger algunas enseñan- zas de aquellos años tan turbulentos y apasionantes. CAUSAS DE LA REFORMA PROTESTANTE Los grandes cambios históricos − políticos, económicos, culturales y reli- giosos− nunca han sucedido por una única causa. En el caso de la Reforma Protestante se han podido constatar multitud de razones, raíces y causas que han contribuido a este gran cam- bio en la Europa del siglo XVI. Dos autores católicos han expues- to esta situación de manera magistral. Me refiero, en primer lugar, a Joseph Lortz, que con su obra Historia de la Reforma I y II (Taurus, Madrid), ha des- crito en forma exhaustiva «la disolu- ción de los principios medievales en todos los terrenos de la vida político- nacional, eclesiástica, religiosa y cien- tífica» (I, pág. 22) y, en segundo lugar, a Ricardo García-Villoslada, SJ, con su lúcida obra Raíces históricas del lutera- nismo (BAC, Madrid). De modo que no es posible refe- rirse a una única causa de la Reforma. García-Villoslada es muy explícito y pre- senta en la obra citada varios capítulos que desarrollan una gran diversidad de causas o raíces: las «raíces de carácter moral y eclesiástico»; las «raíces teo- lógicas»; las «raíces espirituales y reli- giosas»; las «raíces políticas, sociales y psicológicas»; y el «Humanismo». LLuis Duch, monje del monas- terio de Montserrat, en Història de la teología cristiana. Vol II: Prereforma, Reformes, Contrareforma, Facultat de Teologia de Catalunya, Barcelona., si- guiendo a Erwin Iserloh, concreta en tres las causas de la Reforma, en sen- tido estricto. Así, hay que mencionar: Primero, los papas del renaci- miento (Alejandro VI, 1692-1503; Julio II, 1503-1513; León X, 1513- 1521). No tenían la necesaria fuer- za espiritual para hacer frente a los acontecimientos… Segundo, la situación precaria del clero y del pueblo. La búsque- ¿QUÉ PASA CON LUTERO? El 31 de octubre del año 1517, Martín Lutero hacía públicas sus 95 tesis contra la venta de indulgencias en Alemania. Protestaba contra ciertos abusos teológicos y, sobre todo, contra la falsa idea de que la gracia de Dios podía ser adquirida en un auténtico mercadeo público.

¿QUÉ PASA CON LUTERO?

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Page 1: ¿QUÉ PASA CON LUTERO?

24 MENSAJERO

REPORTAJE

CON este hecho, ya mítico en la historia de la Iglesia, queremos recordar el comienzo de aque-

lla gran explosión religiosa, cultural y política, que fue la Reforma. Iniciada por un desconocido fraile agustino, rechazado y condenado, el 3 de ene-ro del año 1521, por la misma Iglesia católica romana con la Bula Decet Ro-manum Pontificen.

Sin embargo, al cabo de 500 años, hemos visto con asombro que el papa Francisco participaba en una gran celebración ecuménica en la Ca-tedral Luterana de Lund. ¿No decía-mos que Lutero era un gran hereje? ¿No decíamos que él era el gran res-ponsable de la rotura de la unidad de la Iglesia en el siglo XVI? ¿Qué pasa con Lutero? ¿Hay que condenarle todavía o debemos elevarle a la ca-tegoría de maestro en la fe cristiana?

¿Qué sentido tiene para el ecumenis-mo actual?

Para responder a esta pregun-ta, es necesario detenerse y valorar un instante las causas y raíces de la Reforma y, en un segundo momen-to, presentar la vida de Lutero con el sentido profundo de su ingente obra. Por último, podremos valorar si es posible, para iluminar nuestro ecu-menismo, recoger algunas enseñan-zas de aquellos años tan turbulentos y apasionantes.

CAUSAS DE LA REFORMA PROTESTANTE

Los grandes cambios históricos −políticos, económicos, culturales y reli-giosos− nunca han sucedido por una única causa. En el caso de la Reforma Protestante se han podido constatar multitud de razones, raíces y causas

que han contribuido a este gran cam-bio en la Europa del siglo XVI.

Dos autores católicos han expues-to esta situación de manera magistral. Me refiero, en primer lugar, a Joseph Lortz, que con su obra Historia de la Reforma I y II (Taurus, Madrid), ha des-crito en forma exhaustiva «la disolu-ción de los principios medievales en todos los terrenos de la vida político-nacional, eclesiástica, religiosa y cien-tífica» (I, pág. 22) y, en segundo lugar, a Ricardo García-Villoslada, SJ, con su lúcida obra Raíces históricas del lutera-nismo (BAC, Madrid).

De modo que no es posible refe-rirse a una única causa de la Reforma. García-Villoslada es muy explícito y pre-senta en la obra citada varios capítulos que desarrollan una gran diversidad de causas o raíces: las «raíces de carácter moral y eclesiástico»; las «raíces teo-lógicas»; las «raíces espirituales y reli-giosas»; las «raíces políticas, sociales y psicológicas»; y el «Humanismo».

LLuis Duch, monje del monas-terio de Montserrat, en Història de la teología cristiana. Vol II: Prereforma, Reformes, Contrareforma, Facultat de Teologia de Catalunya, Barcelona., si-guiendo a Erwin Iserloh, concreta en tres las causas de la Reforma, en sen-tido estricto. Así, hay que mencionar:

Primero, los papas del renaci-miento (Alejandro VI, 1692-1503; Julio II, 1503-1513; León X, 1513-1521). No tenían la necesaria fuer-za espiritual para hacer frente a los acontecimientos…

Segundo, la situación precaria del clero y del pueblo. La búsque-

¿QUÉ PASA CON LUTERO?El 31 de octubre del año 1517, Martín Lutero hacía públicas sus 95 tesis contra la venta de indulgencias en Alemania. Protestaba contra ciertos abusos teológicos y, sobre todo, contra la falsa idea de que la gracia de

Dios podía ser adquirida en un auténtico mercadeo público.

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¿Qué pasa con Lutero?

da de honores y de dinero era una regla general en los estamentos eclesiásticos. Lo cual comportaba el abandono de la cura pastoral del pueblo por parte de los prelados y los sacerdotes.

Y tercero, la falta de claridad dogmática y la perversión de la vida religiosa. El ámbito de la verdad y del error no se encontraba delimi-tado de un modo suficientemente evidente. Así, por ejemplo, Lutero se creía aún en el interior de la Igle-sia cuando trataba al Papa de Anti-cristo. En relación con la eclesiolo-gía, existía un enorme desconcierto doctrinal, provocado por las diver-sas teorías papales y antipapales que habían proliferado a partir de finales del siglo XIV.

Lo mismo se puede decir res-pecto a los sacramentos. La teolo-gía de escuela de los siglos XIV y XV no trató la cuestión de la misa de un modo adecuado. En la doctrina sobre la eucaristía, uno se limitaba a considerar el tema de la transubs-tanciación desde la filosofía de la naturaleza (por ejemplo, la relación entre la sustancia y el accidente de la cuantidad).

De este modo, no es posible re-ferirse a una causa de la Reforma. Es un fenómeno polifacético, que tiene implicaciones en todos los ámbitos de la existencia individual y colectiva del siglo XVI.

Hay que afirmar, con todo, que el factor religioso es el decisivo. Y este «factor» se llama Martín Lutero.

VIDA Y OBRA DE LUTERO

Lutero, nacido en Eisleben (Sajo-nia) el 10 de noviembre de 1483, en-tra como novicio en el convento de los agustinos descalzos de Erfurt el 17 de julio el año 1505. Después, podemos dividir su vida en cuatro etapas signi-ficativas.

1• El exegeta católico (1507 - 31 de octubre de 1517). Lutero, tras su ordenación sacerdotal en 1507, ob-

tiene el doctorado en Teología en la Universidad de Witenberg. Después de explicar la Ética de Aristóteles en 1508, se hace cargo de la cátedra de exégesis, que regentará durante toda su vida.

La actividad del «exegeta católi-co» es asombrosa. Los cursos impar-tidos son: sobre los Salmos (1513-1515), Anotaciones a Pedro Lombar-do (1509-1510), sobre la Carta a los Romanos (1515-1516), sobre la Carta a los Gálatas (1516-1517), sobre la Carta a los Hebreos (1517-1518).

Especial importancia tiene la Con-troversia de Heidelberg, del 27 de abril del año 1518, donde Lutero desarrolla

su Teología de la Cruz, contra la Teolo-gía de la Gloria.

En este tiempo tiene lugar «la ex-periencia de la torre», en que Lutero logra resolver sus dudas, sus escrúpu-los y sus angustias al no encontrar en

su estricta vida religiosa «un Dios favorable», y descubrir la «justicia pasiva» que viene de Dios y nos «justifica por la fe», y no por nues-tras obras. Con ese descubrimiento y esa doctrina Lutero comienza a ser el «reformador» Lutero.

2• El profeta reformador (31 de octubre de 1517 - 1525). El 31 de octubre de 1517 Lutero hace pú-blicas sus 95 Tesis contra las Indul-gencias, con la intención pastoral de clarificar el gran negocio de la venta de las indulgencias. La reacción de Roma es conocida y culmina con la excomunión de Lutero el 3 de enero con la Bula pontificia Decet Roma-num Pontificem.

Desde el punto de vista teoló-gico y reformador es importante el año 1520, cuando Lutero publica sus grandes obras reformadoras: Manifiesto a la nobleza cristiana de la nación alemana; La cautividad babilónica de la Iglesia y La libertad del cristiano.

En estos escritos Lutero propo-ne un programa de reforma a los príncipes (¡laicos!) contra los abu-sos eclesiásticos; defiende el valor del sacerdocio universal de los cris-tianos; reduce los sacramentos en torno al Bautismo y la Eucaristía; y, finalmente, defiende la unión místi-ca nupcial entre Cristo y el alma del creyente como «el admirable inter-

cambio» y «la libertad del cristiano».3• La crisis (1525). Ese año com-

porta dos cambios importantes en las relaciones sociales de Lutero, un cam-bio drástico en su vida personal y la rotura definitiva con Roma.

El primer cambio se refiere al re-chazo absoluto de Lutero respecto a la rebelión campesina, dirigida por Tho-mas Muntzer, derrotado por los prín-cipes en la batalla de Frankenhausen.

Martin Lutero clavando las 95 Tesis, quemando la bula del Papa Leon X y hablando sobre la reforma.

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REPORTAJE

Pero después de 500 años de ro-turas, con su triste historia, debemos afirmar rotundamente como recoge en el mismo libro W. Kasper: «Solo la misericordia divina puede restañar las profundas heridas que la separación ha infligido al cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. La misericordia divina tiene la virtud de transformar y reno-var los corazones, de modo que nos abramos a la conversión, nos volva-mos misericordiosamente unos hacia otros, nos perdonemos mutuamente las ofensas del pasado, nos reconci-liemos y nos pongamos en marcha, para converger con paciencia, paso a paso, en el camino hacia la unidad en la diversidad reconciliada».

Y, por otra parte, de cara al diálo-go ecuménico y a los pasos concretos que nos lleven a la unidad necesita-mos, además, «un ecumenismo es-piritual que se alimente de la lectura conjunta de la Escritura y de la ora-ción en común».

Es decir, necesitamos ir crean-do otra historia fundamentada en el conocimiento común de la Escri-tura y, sobre todo, en la experiencia común de nuestra unidad en la pre-sencia del Espíritu (experiencia litúr-gica y de oración), en el seno de la Iglesia «pueblo de Dios», «cuerpo de Cristo» y «templo del Espíritu Santo».

Finalmente, de acuerdo con el papa Francisco, debemos todos evitar la tentación del «clericalismo», insis-tiendo en la separación entre lo polí-tico y lo religioso, y unirnos todos en el ejercicio de la misión de la Iglesia en el mundo. Es decir, trabajar juntos por la justicia, la paz y la integridad de la creación.

El hombre «justificado por la fe» se manifiesta sobre todo en la caridad ejercida en favor de la humanización de todos los hombres y mujeres. La misión de la Iglesia y la exigencia de su unidad en Cristo está en el interior de nuestro mundo.

Biblia; y las conversaciones de sobre-mesa: Tischreden.

El tercer aspecto se refiere la pro-gresiva organización de la nueva Igle-sia, con diversos escritos para orientar las «visitas pastorales» a las parroquias y la progresiva institucionalización de una nueva jerarquía «reformada».

Hay que tener en cuenta, ade-más, como horizonte religioso-político de los últimos años de Lutero el co-mienzo del Concilio de Trento (1545). Es decir, un año antes de la muerte de Lutero. El inicio de la guerra de Esmal-calda, el 1546-1547 y, finalmente, en 1555 la de Augsburgo, que proclama la paz religiosa en Alemania.

LUTERO Y NUESTRA SITUACIÓN

ECUMÉNICA

Lutero no pretendía crear una nueva Iglesia. Buscaba su purificación, su reforma que era como hemos visto en «las causas y raíces de la Reforma», necesaria y urgente.

La respuesta de Lutero radicaba, según Walter Kasper en «una origina-ria concentración en el evangelio de la gracia y la misericordia de Dios y en el llamamiento a la conversión. Veamos Martín Lutero. Una perspectiva ecu-ménica (Sal Terrae, 2016, p. 73).

La consecuencia fue el acercamiento progresivo de Lutero a los príncipes alemanes, cada vez más partidarios de las consecuencias políticas de la Refor-ma (Liga de Esmalcalda).

El segundo cambio importante fue la rotura violenta con el príncipe del humanismo europeo Erasmo de Rotterdam.

Erasmo había escrito un libro sobre la libertad -De libero arbitrio (sep. 1524), en donde defiende la colaboración del hombre con Dios en el tema de la justificación. Lute-ro reaccionó violentamente con un libro largo y muy pensado -De servo arbitrio (dic.1525)-, que supuso la rotura de la Re forma con el Huma-nismo renacentista.

El 13 de junio Lutero se casa de manera inesperada y casi con preci-pitación con la ex-novicia cisterciense Katharina von Bora. Lutero tenía 42 años y Katharina 26. Lutero se encar-ga de decir que esta boda supone el rompimiento definitivo con la antigua Iglesia del Papa. No hay vuelta atrás.

4• El hombre de Iglesia (1525-1546). Después de este crítico año, la vida de Lutero se orienta en tres direc-ciones complementarias.

La primera será organizar su vida matrimonial. Puede decirse que fue ejemplar. El matrimonio tendrá seis hijos: Juan, Elisabeth, Magdalena, Martín, Paz y Margarita. Y el hogar de Lutero se transforma en el mode-lo de la casa del nuevo pastor de la nueva iglesia, favoreciendo de modo especial la vida cultural y religiosa de los nuevos fieles.

El segundo aspecto a tener en cuenta es el ritmo de las publicacio-nes de Lutero. Hay que señalar va-rias: la redacción del texto de la Misa Alemana (1526); el Gran catecismo y el Pequeño catecismo (1529); La Disputa de Magdeburgo (1529), con la afirmación de la presencia real de Cristo en la Eucaristía; La afirmación confesional del texto de la Confes-sio Augustana (1530); la edición en lengua alemana de la totalidad de la

El Papa y el presidente de la Federación Luterana Mundial durante la celebración de los 500 años de la reforma luterana.

HÉCTOR VALL, SJ

[email protected] 447 03 58 - www.gcloyola.com

Me acostumbro deprisa a los horrores, he tenido una buena escuela.

Además, tengo un pequeño objetivo: una hoja y cualquier cosa que me sirva

para escribir estas palabras. Mañana iré en busca de fantasmas y de comida.

Y luego decidiré si sigo adelante o regreso.Dondequiera que estés,

haré lo que haga falta para reunirme contigo.

Por las noches, Best se despertaba y miraba la ventana.

El rayo de luz pasaba veloz, afilado como una cuchilla.

Best lo miraba. «¡Está allí!», pensaba.

14 90

€’

14 90

€’

Ganador del PremioANDERSEN 2015

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[email protected] 447 03 58 - www.gcloyola.com

Me acostumbro deprisa a los horrores, he tenido una buena escuela.

Además, tengo un pequeño objetivo: una hoja y cualquier cosa que me sirva

para escribir estas palabras. Mañana iré en busca de fantasmas y de comida.

Y luego decidiré si sigo adelante o regreso.Dondequiera que estés,

haré lo que haga falta para reunirme contigo.

Por las noches, Best se despertaba y miraba la ventana.

El rayo de luz pasaba veloz, afilado como una cuchilla.

Best lo miraba. «¡Está allí!», pensaba.

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Ganador del PremioANDERSEN 2015