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m* UMU EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. - DOMINGO 23 DE OCTUBRE DE 1938. Un libro interesante Por Luis O'Neill de Milán - La* letra» latinoamericanas adi- cionan un titulo al fichero da li- bros . discutido»: "Pueblo, Gólgota del Espíritu", por Pedro Juan La- . barthe. Es «1 libro de Labarthe de loa qus jaben Imponerse. Agarra la atención y ae hace leer hasta «l final. Pocos alcanzan tale» triun- fos. Es de los elegidos. Libro de Intuición, libro de fruición, libro de acierto. Tiene una fuerza podero- sa que lo impulsa: la espontanei- dad. Es un autorretrato psicológico traspasado al papel. Es como si di- jéramos la película de. una vida interesante, cargada de emoción, que sarta las páginas para su- bir al proyector, y pasa ante nos- otro» con todo el colorido de la realidad, unido a lo desconcertan- te de lo excéntrico transformado tn ambiente natural para el pro- tagonista. En cierto mode el libro no es una creación, sino una re- flexión. Se necesitaba de la vida de Pedro Juan para producir e»te libro. Pero le hemos llamado llhro de intuición, y en efecto asi. Porque la habilidad que lo distingue: ha- cer de cada página una gárrula que sujeta la atención del lector Imprimiéndole el de«eo vivo de rer qué ocurre luego, nn es cosa qué se deja aprender. Demorar la percepción del cuadro que se va devalando a nueatr» vista, es en este libro, que no se adhiere a es- cuela alguna, simple y sencilla- mente el resultado de una intuición que parece haber tomado la mano del autor para hacerle decir lo que dice y cómo lo dice en esta obra da -valor múltiple y positivo que Vivirá-hoy y mañana, porque lle- va en «i misma la esencia que la aparta de la corriente tumultuosa He esa» toneladas de papel entin- tado que tienen por destino inevi- table la silenciosa muerte del ol- vido. A más de ser el logrado y au- téntico relato de una vida acciden- tada y novelesca, con todos los de- talles y matices que la hacen sur- gir de nuevo ante el lector, el li- bro de Pedro Juan es un estudio de costumbres interesantísimo y útil por la lección que ofrece a lo» que Heva a la caricatura viva de sus página». A veces diriase que el au- tor ha soltado de Intento la pluma, -casi siempre de suyo fantaseante, para dejarle paso a la cámara fo- tográfica de Información escueta que copia del natural. Contiene el libro descripciones detalladas de sitio» famosos, espe- cialmente de España, Francia, Bél- gica y Alemania, que pueden ser- vir de gula a la» personas que In- tenten visitar eios palie». Se ve que ti autor no viajó como fardo, y no» da an cite volumen el fruto da su experiencia an la presenta- ción y comentarlo» de sitios histó- rico» cuyo conocimiento constituye deleita del espíritu y. positivo acervo cultural. Y, aunque no escapando al pro- verbial decir "no son todos los qua están, ni están todos los qua son", el libro ofrece una relación y a ve- ces vistas panorámicas da la inte- lectualidad portorriqueña que ha- brá de despertar Interés en el cam- po de la erudición entre propios y extraños. En cuanto a 'la críala psíquica que palpita an aus páginas es defi- nitiva la narración del viaje a Pon- oa en que el chauffeur ataca a Pe- dro Juan en su presencia afirman- do su» juicios con el testimonio, diz que de su conocimiento perso- nal del autor, quien se une en la arremetida contra el aupuesto au- sente, evidenciando fuera de toda duda lg fslsedad del conductor-ma- sa, que jamás llevó en su carro, ni acaso viera ante» de e»e momen- to, la cara de au interlocutor. . Otro aspecto del libro son sus versos, que en estilo siguen la es- cuela de previas producciones. Pedro Juan ha recibido alientos que 'le firman el visa a la aerena corte del Parnaso: "Versos llenos de emotivo ensue- ño" —Juana de Ibarbourou, Uru- guay. "El fino poeta del amor"—María Raquel Adler, Argentina. "Tienen sus poemas una ternura incomparable y una aencillez que llega al corazón"—El Conde de Keyserllng, Alemania. "Sus poemas son muy inspirados y bellos"—Alfonso Reye», Méjico. Todo esto se ha dicho respecto de Labarthe con motivo de la pu- blicación de su libro "Estrías de Sueños. Y entre otras cosa», lo que si- gue: "He dejado 1 dejo de lado —con mi afecto cada vez más sincero—, las "estrías" o lineas de estilo cor- tado que son los verso» ultra-mo- dernlitaa i quedóme entra la niebla azul y rosa de sus "sueños" o sea del aroma de bella poesía que de ellos emerge". —Federico Henrlquez 1 Carvajal, Santo Domingo. v otras palabras, para don Fe- derico, Labarthe un poeta cu- yos versos, para gustarlos, hay que hallarles el alma, porque, pese a la forma, tienen néctar de flor. Y acaso sea por eso, por su va- ciar de molde, que la lectura de su» versos oculta con frecuencia al poeta, aunque el alma ferviente de tu* cantos proyecte colorido o emo- ción. Rafael Menéndez Ramos y su ideario de hombre de acción y corazón Tiempo* de colegial, cuando hilvanaba lonetot «imple* a la gloría de los ojos amados.-El poeta agrónomo ya a las centrales...—De químico analista a superintendente general en Boca Chica.— Y luego, .Cuba y Santo Domingo...—Del Departamento de Agricultura a la Mansión Ejecutiva.— Los .días tormentosos del izquierdismp violento.—Habilidad, buen juicio y certera visión en el-ma- nejo de los destinos de la Isla de Puerto Rico. Por J. Arnaldo Meynera ESTE DELICIOSO PRODUCTO DE QUESO DARÁ VARIEDAD INCITANTE A SUS COMIDAS / 1 •Haga tta rica aaiaa de Va/. veerapera ade- rase da imps- redados de pan rearado. La» da un Babor ea» eu/é/fo. 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EL MUNDO Cuando estreché la mano vigorosa y cordial del viejo amito Rafael Menéndez Ramos en el recinto, casi santuario, de au despacho de Rector del Coléalo de Atrículura y Artes Mecánicas de Mayagüez vino a mi la tentación irresistible de hacer un paréntesis en mi inactividad de pe- riodista* para trazar unas lineas so- bre la figura plena interés de un portorriqueño ilustre que en plena juventud, aln haber doblado todavía el cabo de las tormentas, ha hecho brillar ya con fulgores de prestigio el nombre de su pais aquí y en 'el extranjero. . Uno de esos vaivenes de la vida que siempre consideraré afortuna, do me trajo cerca de este hombre vibrante y batallador en quien se hace con carne y con alma una de las más extrañas amalgamas que pueda producir en arcilla humana. Combativo y dinámico, es a la ves sentimental y piadoso. Lo que hay en él de acción no eclipsa lo que hay en él de corazón. Ama los in- quietantes laberintos de la ciencia, con sus misterios y sus potenciali- dades, y a la vez se deleita ante la gracia leve y ondulante de los versos. Sabe reir ante lo grotesco y ante lo cómico y sabe sentir pro- fundamente los altruistas impulsos de lo que es generosamente Ideal. El colegial que en sus tiempos no muy remotos de la Escuela Superior de MayagUez suspiraba al paso de la adolescente cargada de libros y de Inocencias gustaba con la mis- ma devoción, de cambiar puñeta- zos en épicos arranques con sus con- discípulos o de hilvanar sonetos simples a la gloria de los ojos ama- dos. Es severo ante lo infructífero y a la vez toza con fruición, des- deñando todo ademán circunspecto, de las reuniones banales donde la tente baila y liba y hace frases In- sulsas por aquello de hacer un pa- réntesis a las cosas serias del vivir. Siendo un devoto de la acción y de la producción no pesa sobre él abrumadoramente el plomo de las preocupaciones porque entiende, sin querer desentrañarlo, el jeroglifico de un más allá que, por ser igno- rado, tiene iodo el encanto de una aventura. Victorioso en la brega de la vida jamás le vi desdeñar a los fracasados y su mano sincera estuvo siempre presta a tenderse a la del caldo y a hacer la caridad, más trascendente a veces que la del dinero, de un apretón .efusivo y cordial. Dadivoso sin afectación,] siempre hubo en su bolsillo unos dólares para quien llegó a pedirlos, y si sospechó el engaño de un cuen- to triste en labios de un truhán, tuvo de todos modos el testo dadi- voso, pensando que el pecado de la truhanería tenia ya su sanción en el sonrojo de pedir. Valiente sin arronganc-ia y sin altanería no pes- tañeó jamás en los momentos más duros y difíciles de la brega polí- tica y cuando otros, temblorosos y amilanados, rehuían su responsabili- dad, él acudió siempre a lo más re- cio del combate, arriesgándolo to- do por un sentido de lealtad a su Idearlo y a su deber. Cúpome la suerte de trabajar a su lado y de ser su secretario ca- da vez que las ausencias del Eje- cutivo en propiedad le traían a él a desempeñar las funciones de la primera autoridad da la Isla. Aquí pude observarle y comprenderle. Su orden primera fué siempre: "todo el que quiera verme que entre"; y asi, mientras en otraa esferas del Gobierno habla jefeclllos de nego- ciado, hinchados de pedantetla, a quienes los castigados por el infor- tunio no podían llegar ni por ¿ele- fono, en el sobrio despacho del Eje- cutivo se hacia el contraste de los lamentables andrajos de los pobres y los trágicos tacones torcidos y trajes remendados de lo» cesantes. A veces, tras del nombramiento, vq- nfa el préstamo que nunca era ne- gado ni su devolución esperada, y siempre, adema» del pan que habla de llevar la dicha a un hogar en aombras, se llevaba también el soli- citante la sonrisa afectuosa, la pa- labra optim|sta, la frase cortés, todo eso, en fin, que por ser oro del alma, tiene más contenido cristiano que las cosas maternales en si. * a He aquí, brillantemente delineado por él mismo el ideario de un hom- bre de acción y de corazón: "He deseado aubir alempre a fuer- za de trabajo y a base de servicio; pero, naturalmente, que subir para mi no significa sencillamente la ocupación de "altos puestos" en el Gobierno o en la vida privada. Subir para mi significa colocarme en si- tuación estratégica desde la cual pueda rendir, más eficiente y fe- cundo trabajo. Es por eso que gozo tanto atendiendo a mi trabajo dia- rlo; porque hallo verdadera satis* facción y alegría sencillamente con la realización de que estoy hacien- do algo valioso, constructivo y fe- cundo. Que los beneficios sean pa- ra mi o para los demás, siempre me ha importado muy poco. Por esa razón quizás, es que el trabajo físico y mental raras veces me abu- rre el espíritu o me estropea el cuerpo. Trabajando con placer y en- tusiasmo las horas se me pasan rá- pidamente y sin sentirlas a la ma- nera del atleta de bríos, que va go- zando mientras dura el empeño de la carrera. Con la misma vehemen- cia que trabajo, me divierto y Jue- go. De ese modo la vida me resulta .—»- - ..- ~-. . chas de las debilidades y algunas de las virtudes de mi raza, y asi lo admito candidamente. Me gustan los deportes, la música, la literatu- ra y la poesía. Me gusta el campo abierto, las montañas. Me gustan los caballea de paso fino, los gallos de pelea, los perros de pura raza y las mujeres bonitas. Me encanta la música, las reuniones con tente ale- gre y amiga y el baile criollo de danza, rumba y bolero. Leo mucho y con mucha rapidez, autores espa- ñoles e inglese*. Me encanta Shakes- peare, Byron, Kelly y Klnds, y en español los antiguos del Siglo de '•r-t Don Rafael Menéndez Ramos, actualmente decano del Colegio de-Agrl- enltura de Mayag-Uea, excomiaionado de Agricultura, y quien, en dlatlntae ocasiones, ocupó ef cargo de Gobernador Interino de la Isla mientras Aturó en el Gabinete del tobernador YVlnshlp. tan activa, que no tengo tiempo ni para cansarme ni para entristecer- me. Podría entender yo bien el reti- ro de Agrícola y las fastuosidades de Epicuro. En otras palabras, pues- to que vivir habernos, vivamos fruc- tífera y alegremente. Creo que esa es la mejor fórmula para conser- var la Juventud del cuerpo y la frescura de espíritu. Por eso re- cuerdo siempre el versecito aquel de Samanlego: Caballito que corres Uncido al carro, Dlme, para que brille Tu pelo tanto i Cómo te las compones? ¿Cómo?... Sudando. Sudor físico, intelectual y espiri- tual es para mi la mejor fuente de entusiasmo y Juventud. Que este entusiasmo y brio para afrontar valientemente y alegre- mente las responsabilidades de la vida, puedan hacerme útil a mi pais y a mis seres queridos; ahi esté mi aspiración. Tal concepto de una vi- da útil y fecunda, me ha hecho pre- ferir la tranquilidad laboriosa de este Colegio, a la algazara relum- brante de un puesto en el Gabinete o de las gobernaciones interinas. El relumbrón de la notoriedad tempo- rera no me sedujo nunca; no pre- cisamente porque a veces dejara de halagarme, sino por la convicción de lo falso y lo efímero de todo ello. Los que nos ocupamos de bus- car la razón de las cosas, nos da- mos cuenta de la manera como, mientras más subimos, más se en- cona contra nosotros i la envidia, la calumnia y la mentira. Entonce» es que salen a ladrarnos los perros blancos y negros de marras. Mi ma- yor aspiración, pues, seria que cuan- do se escriba la historia de mi pais pueda decirse justamente de mi: fué un hombre justo, trabajador, valien- te y humilde que se esforzó por vivir una vida fructífera y fecun- da, gozando de las alegrías como un epicúreo y soportando-los dolo- res como un estoico; que no se dejó nunca seducir por el halago ni amedrentar por la amenaza; que no fué nunca honrado a medias, ni hombre a medias. £» la mía una filosofía de tra- bajo, de esfuerzo, de sudor, de hon- radez, de franqueza, de idealidad, de ensueño y de alegría. Tengo mu- Oro, ya casi olvidados, y más tar- de Bécquer, Rueda, Villaespesa, Ma- chado, etc., y de la América His- pana, Chocano y Rubén. Para la pro- sa escogerla a Ingenieros o a José Enrique Rodó sin que por ello de- jen de encantarme algunas come- dias ligeras de los Quintero y los dramas sentimentalmente filosóficos de don Jacinto Benavente. Soy un poeta agrónomo más que un agró- nomo poeta. Reconoeido como un experto de agricultura de caña de azúcar, nunca he sembrado para mi la rica gramínea. Por ese camino hubiera encontrado la riqueza. Me he enfrascado, sin embargo, en la lucha por el café de Puerto Rico, la industria pobre, abandonada y casi sin esperanza de salvación. No si he tenido éxito o no en la vida; pues ello depende de la vara de medir que se utilice. Como llevo la felicidad y la alegría dentro de mi mismo, probablemente yo sea un mal juez tanto de mis éxitos como de mis derrotas. Me he preocupado siempre de salir de ambas con el corazón limpio y la conciencia tran- quila. Por eso, quizás. Dios me ha permitdio mantener siempre conmi- go la alegría y el optimismo." Menéndez Ramos nació en Caguas. Con la emoción, suave que llena el espíritu cuando se recuerdan las Incidencias infantiles evoca aquellos tiempos: "Ful desde niño verdadero admi- rador de la Naturaleza. Me crié en los campos de Caguas en el barrio "Turabo" en una finca de mi abue- io, don Regís Ramos, colindante con ei Rio Turabo, que por alli cerca des- emboca en el Rio Loiza. Mi primer esfuerzo literario es precisamente un romance sobre la vida de un ca- cique indio antes y después de la Conquista. El poema se titulaba "Ahahuaca". El primer canto "El Rio", describe cómo deberla ser la cuenca de dicho rio en tiempos pre- colombinos. Recuerdo que la Intro- ducción dice asi: Por entre fértiles vegas Y entre redondas montañas Cubiertas eternamente Con ropaje de esmeraldas; Bajo un cielo siempre hermoso Dónde flotan nubes blancas Como ilusiones nacidas En el fondo de las almas; Por esa región divina LE INVITAMOS CORDIALMENTE a visitar la exhibición de los valioso» lervicio» que rinda al HYDRO - GAS SYSTEM « ! »n Avenida Ponce de León Núm. 241, Parada 24ü, Sanrurce, P. P. Diariamente manos los domingos. Dt 2:00 a 5:00 P. M. Da 7:00 a 9:00 P. M. Criamos que usted y todos aquellos qua estén interesados en el progreso de Puerto Rica, consideraren HYDRO-GAS (*) una contribución definitiva al modernismo y mayor comodidad da vida M aquellos hogares y negocios donde fas actuólas com- pañías eléctricas y da gas no extienden sus servicios. C) MYDMO-QA8 es ira sai taso, no eeneneao, At eran, inttnxutod salar, ti SEGURO. Di&NO DM CONFIANZA y ECONÓMICO Provee $ervieio U pat INDIVIDUAL a hogaru y attableefsstaasa» eomereínU* en sones mroJai o tv*vr*»nnf pee» c«***«rr, ahmaror, ca- lentar, refrtjrerar y pera sfste eeHeftte*. De los campos de mi patria. Corre lento y rumoroso Con aguas limpias y claras El Rio Grande de Loiza, El de los "charcos" más hondos Y las arenas doradas... Me -gradué de Químico Agrónomo en el Pennsylvania State Gollete en el año 1915, cuando apenas conta- ba 21 años. Me gradué a la cabeza de mi clase. En el año 191* obtuve el titulo de Master en Ciencias en Atricutura en el mismo colegio. Soy miembro de las siguientes frater- nidades: Honoraria de Excelencia Académica, Phi Kappa Phi; de Ex- celencia en Investigaciones, (re- search) Slgma Xi; Honoraria de Agricultura, Gamma Sigma Delta; Honoraria de Química, Phi Lambda Upullon. A llegar a Puerto Rico co- mencé a enseñar ciencias (química y biolotia) en la Escuela Superior de MayagUez; pero al comenzar la zafra del mismo año acepté un pues- to como químico analista en la Cen- tral Boca Chica, entonces bajo la administración de don Manuel León Parra, hoy presidente de la Comi- sión Industrial. Don Manuel León podrá darle informes muy pintores- cos sobre mis cinco años de activi- dades en aquella central. Empecé ganando $100 mensuales, trabajando a veces dieciocho horas de día y de noche. Can mi acostumbrada ac- tividad me propuse a aprender el proceso de fabricación de azúcar del cual, naturalmente, no se me en- señó nada en la Universidad. Antes de terminar la primera zafra cono- cía completamente el proceso y el manejos de los aparatos de fabri- cación. Al terminarse la zafra ful contratado como jefe químico para la próxima molienda y, al fallecer inesperadamente el jefe de fabrica- ción que andaba de paseo por Cuba yo me hice cargo de la central co- mo superintendente de fabricación. Las tres zafras las hice en capacidad de superintendente general con un sueldo de $5,000 al año. Durante el año de 1920-21, mientras se venti- laba un pleito entre los condueños de la central ful nombrado admi- nistrador judicial de dicha central, puesto que renuncié a mediados del 1921 para aceptar el puesto de di- rector de la Estación Experimental Insular de Rio Piedras. En la Es- tación Experimental de Rio Piedras estuve hasta principios de 1925 cuan- do me trasladé a Cuba paca acep- tar el puesto de director del De- partamento de Agricultura de la "Cuban Dominlcan Sugar Corpor- ation", propietaria de siete centra- les azucareras en la Provincia de Oriente, en Cuba y de cinco centra- les la República Dominicana. Mis trabajos consistían en viajar conti- nuamente entre estos Ingenias, ins- peccionando los trabajos de agricul- tura sobre los cuales tenia, tanto la dirección técnica como el control de los trabajos a efectuarse. En mis viajes entre Cuba y Santo Domingo utilicé mucho los primeros aeropla- nos de los que ahora, vuelan por cuenta de la "Pan American Air- Line". Llevé a Cuba y a Santo Domingo más de una docena de portorriqueños expertos en el culti- vo de la caña, muchos de los cua- les hicieron por allá carrera y for- tuna y allá permanecen todavía. In- troduje en Cuba las nuevas varie- dades de caña a que han sido un gran factor para la salvación de la In- dustria de aquel pais, especialmen- te de los colonos. Meporas introdu- cidas por mi en métodos de culti- var han rido reconocidas también como factor de gran Importancia en el desarrollo y mejoramiento de la agricultura de caña en Cuba. Lo» éxitos obtenidos en mis trabajos de la Provincia de Oriente me trajeron otros contratos como Agrónomo Consultor con otras compañías azu- careras, y para el año 1927 ya tenia bajo mi dirección técnica los traba- jos de agricultura de las cinco cen- trales de la "General Sugar Co." en las provincias de CamagUey, San- ta Clara y Pinar del Rio, y tam- bién la central Tánamo de la "At- lantic Fruit and Sugar Company" en la Provincia de Oriente. Entre las cinco centrales de la "General Sugar Company" se encuentran las centrales Vertientes y Agromon- tes que son de las más grandes y mejores de Cuba. Vertientes, por ejemplo, tiene más área que Guá- nica y Agulrre juntas, y ha hecho un millón de sacos de 350 libras en cinco meses de molienda. Para esta época mi sueldo era de $15,000 al año más casa y gastos de viaje. El trabajo que tenia era realmente tremendo y rara era la semana en la cual no me pasaba tres* o cuatro días montado a caballo siete u ocho horas diarias. Para viajar entre es- VOZ SOLEMNE Por LtlS VILLARONCA En las horas avanzadas de *la noch, grato es oír lejanat voces emitas que vienen a acariciar el oído. Acallados por el sueño el es- trépito da las calles, la vocingle- ría de las plazas, el rumor de en- jambre de las casas, suena en el aire de la noche la voz magna y solemne de la Naturaleza. Allá, en :* montaña, acodados an la ventana, olmo», en el ml»te- rio de las horas oscuras, la vos cascada del rio qu« corre junto al pueblo. Acá, eif la costa, cuando paseamos por las galerías, toman- do el fresco de la noche estrella- da, olmos la voi estruendosa de ls« aguas del mar. ¡Cuan imponente* suenan esas voces en el silencio de esta» horas! De dlap-cuando hay ruido en tor- no nuestro y en el alma preocu- paciones, no hemos oido nunca es- tos acentos solemnes y través. Y es que la Naturaleza se inhibe cuando el hombre habla. El Hom- bre es el eterno contradictor de la Naturaleza. El Hombre, seducido por las añagazas y coqueterías de la Civilización, abandonó las es- tancias serenas y claras de la Na- turaleza. El divorcio vino como una consecuencia lógica. El Hom- bre comenzó ortia desenfrenada de la Civilización. Y desde entonce» u vida ha sido desordenada, arti- ficial, absurda. Naturaleza, desdeñada, se-reco- gió sobre si misma, y plena de dig- nidad, vivió «u vida, pura y sosa gada, en lo» sitio» apartados, en ios parajes olvidados, bajo la mi- rada azul de los cielos. Su voz só- lo »e escucha en el dejlerto, en la orilla solitaria del mar, en la» es- tancias desoladas de la selva. Siem- pre lejos del Hombre. Únicamente, de tarde en tarde, algún hombre privilegiado, algún espíritu amigo, selecto y discreto, acierta oír, en ia soledad, los acentos armoniosos y graves de la Naturaleza. Y esta voz es d e un valor Incal- culable. Muertos lo» profetas, des- aparecidos los apóstoles y los Ilu- minados, toda comunicación es im- posible ya, entre el cielo y la tie- rra. Rotas están ya, para siem- pre, las antiguas cordiales relacio- nes entre el Hacedor y sus criatu- ras. Ellas y el Bautista han muer- to; Jesús no ha vuelto a la tierra; loa hermanos y amigos nuestro» que se van tampoco vuelven. La escala de Jacob no pende más de los balcones cerrado» del celeste alcázar. Por los horizontes no aso- ma la faz radiante de la Esperan- za. Bajo los cielos anchurosos no suenan ya las cálidas voces de la Inspiración. tas centrales usaba prácticamente todos los medios de transporte, des- de el caballo de silla y el bote de vela a los modernos aeroplanos. Tan enorme trajín, naturalmente, que habla de resultar insoportable, y en el ano 1931 enfermé de cuidado con pulmonía después de haberme Ido rio abajo con caballo y todo mientras inspeccionaba los campos de caña del central Tánamo y tra- taba de cruzar el rio Sagua. Me ful a curar y a reponerme * ]< >* Es- tados Unidos y pronto estaba de vuelta en Cuba frente a mi traba- jo de campo. Además del trabajo ya explicado, establecí en el central Tánamo una Estación Experimental para trabajos de Investigación agrí- cola. Los resultados de dichos tra- bajos han aparecido publicados en varios panfletos de carácter técni- co en artículos en las publicacio- nes azucareras. En el año 1932 re- nuncié mi puesto en Cuba previen- do la revolución contra el general Machado y llegué a Puerto Rico el 4 de julio dejquel año. Descansé en MayagQez alista el mes de septiem- bre cuando embarqué para los Es- tados Unidos donde me fui a estu- diar el doctorado a "The Pennsyl- vania State College". Allí pasé el año académico trabajando por mi doctorado. Empezaba a estudiar la literatura de mi tesis del doctorado, cuando mi amigo Carlos Chardón me escribió ofreciéndome presentar mi nombre a la Junta de Síndicos (Continúa en la pág. 7 rol. 1) ¿Hacia dónde s han de volver sus ojos las almas conturbada»? —Ha- cia allá, hacia las estancias del Si- lencio, hqcla iQs parque» de la So- ledad, donde la Naturaleza deja oír sus voces imponentes y exul- tantes. ¡Ella es ya la única que £ puede hablarnos de Eterrildad! En Jas horas dormlaa» de la no che, acordados en la ventsna, o paseando por la» frescas galerías, escuchamos las viejas sonsta» del mar y del rio. Serenata» son estas de los viejo» amitos leales, el rio y el mar, que suenan eternamen- te en la noche del Tiempo. Eterna es, también, la ansiedad en el co razón de los hombres. Y esta» so- lemnes voces clsniántes en el si- lencio de la Naturaleza, son las únicas que pueden calmar la éter ha ansiedad que reina en el cora- sen de los hombres. Quisiéramos cruzar por ls vida envueltos en un manto de sombrss d, noche, y que sólo llegsran al oído, en silencio» augusto» de tem- plo o de cumbre, voces consolsdas de mar o de rio. - ¡Oh, ésos brazos abiertos! (Soliloquio de la Cruz) Yo era un árbol armonioso que cantaba sobre el monte. Cantaba mi copa sonora inflada por la bri- sa, cantaban las ramas estreme- cidas por. las. caricias del cielo, cantaban la» flores que se abrían como boca» que quisieran besar. Yo era un árbol generoso que so- ñaba sobre el monte. En mi copa opulenta los pájaros fabricaban sus nidos, y en »us nido» dejaban tu» huevos azules y de los huevo» azu- les surgían los rapsodas alados de la» selvas. Bajo mi follaje, desple- gado en el aire luminoso, hallaban sombra los obreros del «ur^o. y juto agridulce de mis fruto» cal- maba la sed de los caminantes y mis cálices floralea se volcaban en amoroso delirio sobre los pecho? fatigados. Era el anhelo de mi vi- da cantar y amar. Cuando a la hora del sin* abría- se sobre el oriente de plata el abs nlco de las luces comenzaba a ele- varse de mi »eno inquieto el him- no sacrosanto del gozo de Dio». Suhi„ «| »ol, aleteaban las aurai, y mi. canción sonaba más fuerte sobre el silencio augusto de los campo». Fué mi triunfo el triunfo de las almas solitarias y encendi- das. Huracán desplegó un día sus ale- tazo» furibundos «obre la-plácida existenHa d<> lo» campo». El mons- truo «uelto en carrera loca destro- el vestido oloroso de la selva y abatió el alzado bosque de lanzas. Yo era un árbol armonioso y ge- neroso que cantaba sobrg el mon- te. Hasta mi retiro en le aérea ga- lería de la cima llegó «1 arrebato destructor de Huracán. En un ver- tiginoso revuelo, de un negro ale- tazo, violó mi túnica soberbia de flores perfumadas, y de otro negro aletazo mutiló el arpa sonora de mi pecho cantor. Después., subido el cuervo sombrío sobre mis rs- mss, se complació en triturarlas con *u* dientes acerados. Yo era un árbol armonioso y ge- neroso que cantaba y amaba sobre el monte. Hoy soy una cruz levan teda sobre un campo de desolación. De mi hermosura «ólo dejó el vo- raz Huracán un tronco alzado y do» desnuda* ramas horizontales. Hoy «oy el símbolo de la Reden- ción y del Amor. A mi pie sa arro- dillan los peregrinos del Dolor y suben hasta mi el incienso y las oraciones de los pechos' fesvoroaos. Yo les doy en nombre de Aquél, que a mi se abrazó en Jerusalén laa prendas más valiosas la vi- da: la esperanza y la pal. Yo soy el árbol generoso que clama sobre el monte con lo» bra- zos abiertos. Yo velo el pato de la Humanidad, fatigada y sudoro«« Y si a la hora postrera ella vacilare, yo, con ios brazos desmesuradamen- te abiertos, me adelantaré a «u caida, y juntos subiremos, haita la» puerta» de oro, hasta los umbrales venturosos de la gloria inmortal. a I A las personas que desean PURGARSE suavemente a Nunca exponga su aparato diges- tivo a la acción contraproducente de purgantes muy violentos que ha- cen efecto rápido y excesivo, debi- litando profundamente sus órganos digestiros. e Siga el consejo de los médico». Porgúese suavemente con Leche de Magnesia de Phillips. Los médicos consideran la Lecha de Magnesia de Phillips como el mis suave, eti- cas y seguro regularizador del aparató digestivo; e La Leche de Magnesia de Phi- llips elimina directamente los ver- daderas causas de los trastornos del aparato digestivo, coq, su com- probada triple acción: 1.—Alcsl iza el contenido del .esto- magó, neutralizando el exceso de acides. 2.-—Limpia suavemente el delicado tubo intestinal. 3.—-Tonifica todo el aparato diges- tivo. - # f 0 ?P rt . r 1 ^ CB » dt Msgnesis, faüje la legitima, la de PHILLIPS. Ahora también en forme de table- tas, bajo el nombre MILMA. I LECHE de MAGNESIA de U <

Rafael Menéndez Ramos y su ideario de hombre de …ufdcimages.uflib.ufl.edu/CA/03/59/90/22/00294/00426.pdfzos en épicos arranques con sus con- discípulos o de hilvanar sonetos simples

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UMU EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. - DOMINGO 23 DE OCTUBRE DE 1938.

Un libro interesante Por Luis O'Neill de Milán

- La* letra» latinoamericanas adi- cionan un titulo al fichero da li- bros . discutido»: "Pueblo, Gólgota del Espíritu", por Pedro Juan La-

. barthe. Es «1 libro de Labarthe de loa

qus jaben Imponerse. Agarra la atención y ae hace leer hasta «l final. Pocos alcanzan tale» triun- fos. Es de los elegidos. Libro de Intuición, libro de fruición, libro de acierto. Tiene una fuerza podero- sa que lo impulsa: la espontanei- dad. Es un autorretrato psicológico traspasado al papel. Es como si di- jéramos la película de. una vida interesante, cargada de emoción, que sarta d« las páginas para su- bir al proyector, y pasa ante nos- otro» con todo el colorido de la realidad, unido a lo desconcertan- te de lo excéntrico transformado tn ambiente natural para el pro- tagonista. En cierto mode el libro no es una creación, sino una re- flexión. Se necesitaba de la vida de Pedro Juan para producir e»te libro.

Pero le hemos llamado llhro de intuición, y en efecto e» asi. Porque la habilidad que lo distingue: ha- cer de cada página una gárrula que sujeta la atención del lector Imprimiéndole el de«eo vivo de rer qué ocurre luego, nn es cosa qué se deja aprender. Demorar la percepción del cuadro que se va devalando a nueatr» vista, es en este libro, que no se adhiere a es- cuela alguna, simple y sencilla- mente el resultado de una intuición que parece haber tomado la mano del autor para hacerle decir lo que dice y cómo lo dice en esta obra da -valor múltiple y positivo que Vivirá-hoy y mañana, porque lle- va en «i misma la esencia que la aparta de la corriente tumultuosa He esa» toneladas de papel entin- tado que tienen por destino inevi- table la silenciosa muerte del ol- vido.

A más de ser el logrado y au- téntico relato de una vida acciden- tada y novelesca, con todos los de- talles y matices que la hacen sur- gir de nuevo ante el lector, el li- bro de Pedro Juan es un estudio de costumbres interesantísimo y útil por la lección que ofrece a lo» que Heva a la caricatura viva de sus página». A veces diriase que el au- tor ha soltado de Intento la pluma,

-casi siempre de suyo fantaseante, para dejarle paso a la cámara fo- tográfica de Información escueta que copia del natural.

Contiene el libro descripciones detalladas de sitio» famosos, espe- cialmente de España, Francia, Bél- gica y Alemania, que pueden ser- vir de gula a la» personas que In- tenten visitar eios palie». Se ve

que ti autor no viajó como fardo, y no» da an cite volumen el fruto da su experiencia an la presenta- ción y comentarlo» de sitios histó- rico» cuyo conocimiento constituye deleita del espíritu y. positivo acervo cultural.

Y, aunque no escapando al pro- verbial decir "no son todos los qua están, ni están todos los qua son", el libro ofrece una relación y a ve- ces vistas panorámicas da la inte- lectualidad portorriqueña que ha- brá de despertar Interés en el cam- po de la erudición entre propios y extraños.

En cuanto a 'la críala psíquica que palpita an aus páginas es defi- nitiva la narración del viaje a Pon- oa en que el chauffeur ataca a Pe- dro Juan en su presencia afirman- do su» juicios con el testimonio, diz que de su conocimiento perso- nal del autor, quien se une en la arremetida contra el aupuesto au- sente, evidenciando fuera de toda duda lg fslsedad del conductor-ma- sa, que jamás llevó en su carro, ni acaso viera ante» de e»e momen- to, la cara de au interlocutor. . Otro aspecto del libro son sus versos, que en estilo siguen la es- cuela de previas producciones.

Pedro Juan ha recibido alientos que 'le firman el visa a la aerena corte del Parnaso:

"Versos llenos de emotivo ensue- ño" —Juana de Ibarbourou, Uru- guay.

"El fino poeta del amor"—María Raquel Adler, Argentina.

"Tienen sus poemas una ternura incomparable y una aencillez que llega al corazón"—El Conde de Keyserllng, Alemania.

"Sus poemas son muy inspirados y bellos"—Alfonso Reye», Méjico.

Todo esto se ha dicho respecto de Labarthe con motivo de la pu- blicación de su libro "Estrías de Sueños.

Y entre otras cosa», lo que si- gue:

"He dejado 1 dejo de lado —con mi afecto cada vez más sincero—, las "estrías" o lineas de estilo cor- tado que son los verso» ultra-mo- dernlitaa i quedóme entra la niebla azul y rosa de sus "sueños" o sea del aroma de bella poesía que de ellos emerge". —Federico Henrlquez 1 Carvajal, Santo Domingo.

v otras palabras, para don Fe- derico, Labarthe e» un poeta cu- yos versos, para gustarlos, hay que hallarles el alma, porque, pese a la forma, tienen néctar de flor.

Y acaso sea por eso, por su va- ciar de molde, que la lectura de su» versos oculta con frecuencia al poeta, aunque el alma ferviente de tu* cantos proyecte colorido o emo- ción.

Rafael Menéndez Ramos y su ideario de hombre de acción y corazón

Tiempo* de colegial, cuando hilvanaba lonetot «imple* a la gloría de los ojos amados.-El poeta agrónomo té ya a las centrales...—De químico analista a superintendente general en Boca Chica.— Y luego, .Cuba y Santo Domingo...—Del Departamento de Agricultura a la Mansión Ejecutiva.— Los .días tormentosos del izquierdismp violento.—Habilidad, buen juicio y certera visión en el-ma-

nejo de los destinos de la Isla de Puerto Rico.

Por J. Arnaldo Meynera

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EL MUNDO

Cuando estreché la mano vigorosa y cordial del viejo amito Rafael Menéndez Ramos en el recinto, casi santuario, de au despacho de Rector del Coléalo de Atrículura y Artes Mecánicas de Mayagüez vino a mi la tentación irresistible de hacer un paréntesis en mi inactividad de pe- riodista* para trazar unas lineas so- bre la figura plena dé interés de un portorriqueño ilustre que en plena juventud, aln haber doblado todavía el cabo de las tormentas, ha hecho brillar ya con fulgores de prestigio el nombre de su pais aquí y en 'el extranjero. . Uno de esos vaivenes de la vida que siempre consideraré afortuna, do me trajo cerca de este hombre vibrante y batallador en quien se hace con carne y con alma una de las más extrañas amalgamas que pueda producir en arcilla humana. Combativo y dinámico, es a la ves sentimental y piadoso. Lo que hay en él de acción no eclipsa lo que hay en él de corazón. Ama los in- quietantes laberintos de la ciencia, con sus misterios y sus potenciali- dades, y a la vez se deleita ante la gracia leve y ondulante de los versos. Sabe reir ante lo grotesco y ante lo cómico y sabe sentir pro- fundamente los altruistas impulsos de lo que es generosamente Ideal. El colegial que en sus tiempos no muy remotos de la Escuela Superior de MayagUez suspiraba al paso de la adolescente cargada de libros y de Inocencias gustaba con la mis- ma devoción, de cambiar puñeta- zos en épicos arranques con sus con- discípulos o de hilvanar sonetos simples a la gloria de los ojos ama- dos. Es severo ante lo infructífero y a la vez toza con fruición, des- deñando todo ademán circunspecto, de las reuniones banales donde la tente baila y liba y hace frases In- sulsas por aquello de hacer un pa- réntesis a las cosas serias del vivir. Siendo un devoto de la acción y de la producción no pesa sobre él abrumadoramente el plomo de las preocupaciones porque entiende, sin querer desentrañarlo, el jeroglifico de un más allá que, por ser igno- rado, tiene iodo el encanto de una aventura. Victorioso en la brega de la vida jamás le vi desdeñar a los fracasados y su mano sincera estuvo siempre presta a tenderse a la del caldo y a hacer la caridad, más trascendente a veces que la del dinero, de un apretón .efusivo y cordial. Dadivoso sin afectación,] siempre hubo en su bolsillo unos dólares para quien llegó a pedirlos, y si sospechó el engaño de un cuen- to triste en labios de un truhán, tuvo de todos modos el testo dadi- voso, pensando que el pecado de la truhanería tenia ya su sanción en el sonrojo de pedir. Valiente sin arronganc-ia y sin altanería no pes- tañeó jamás en los momentos más duros y difíciles de la brega polí- tica y cuando otros, temblorosos y amilanados, rehuían su responsabili- dad, él acudió siempre a lo más re- cio del combate, arriesgándolo to- do por un sentido de lealtad a su Idearlo y a su deber.

Cúpome la suerte de trabajar a su lado y de ser su secretario ca- da vez que las ausencias del Eje- cutivo en propiedad le traían a él a desempeñar las funciones de la primera autoridad da la Isla. Aquí pude observarle y comprenderle. Su orden primera fué siempre: "todo el que quiera verme que entre"; y asi, mientras en otraa esferas del Gobierno habla jefeclllos de nego- ciado, hinchados de pedantetla, a quienes los castigados por el infor- tunio no podían llegar ni por ¿ele- fono, en el sobrio despacho del Eje- cutivo se hacia el contraste de los lamentables andrajos de los pobres y los trágicos tacones torcidos y trajes remendados de lo» cesantes. A veces, tras del nombramiento, vq- nfa el préstamo que nunca era ne- gado ni su devolución esperada, y siempre, adema» del pan que habla de llevar la dicha a un hogar en aombras, se llevaba también el soli- citante la sonrisa afectuosa, la pa- labra optim|sta, la frase cortés, todo eso, en fin, que por ser oro del alma, tiene más contenido cristiano que las cosas maternales en si.

* a • He aquí, brillantemente delineado

por él mismo el ideario de un hom- bre de acción y de corazón:

"He deseado aubir alempre a fuer- za de trabajo y a base de servicio; pero, naturalmente, que subir para mi no significa sencillamente la ocupación de "altos puestos" en el Gobierno o en la vida privada. Subir para mi significa colocarme en si- tuación estratégica desde la cual pueda rendir, más eficiente y fe- cundo trabajo. Es por eso que gozo tanto atendiendo a mi trabajo dia- rlo; porque hallo verdadera satis* facción y alegría sencillamente con

la realización de que estoy hacien- do algo valioso, constructivo y fe- cundo. Que los beneficios sean pa- ra mi o para los demás, siempre me ha importado muy poco. Por esa razón quizás, es que el trabajo físico y mental raras veces me abu- rre el espíritu o me estropea el cuerpo. Trabajando con placer y en- tusiasmo las horas se me pasan rá- pidamente y sin sentirlas a la ma- nera del atleta de bríos, que va go- zando mientras dura el empeño de la carrera. Con la misma vehemen- cia que trabajo, me divierto y Jue- go. De ese modo la vida me resulta

.—»- - ..- ~-. .

chas de las debilidades y algunas de las virtudes de mi raza, y asi lo admito candidamente. Me gustan los deportes, la música, la literatu- ra y la poesía. Me gusta el campo abierto, las montañas. Me gustan los caballea de paso fino, los gallos de pelea, los perros de pura raza y las mujeres bonitas. Me encanta la música, las reuniones con tente ale- gre y amiga y el baile criollo de danza, rumba y bolero. Leo mucho y con mucha rapidez, autores espa- ñoles e inglese*. Me encanta Shakes- peare, Byron, Kelly y Klnds, y en español los antiguos del Siglo de

'•r-t

Don Rafael Menéndez Ramos, actualmente decano del Colegio de-Agrl- enltura de Mayag-Uea, excomiaionado de Agricultura, y quien, en dlatlntae ocasiones, ocupó ef cargo de Gobernador Interino de la Isla mientras

Aturó en el Gabinete del tobernador YVlnshlp. tan activa, que no tengo tiempo ni para cansarme ni para entristecer- me. Podría entender yo bien el reti- ro de Agrícola y las fastuosidades de Epicuro. En otras palabras, pues- to que vivir habernos, vivamos fruc- tífera y alegremente. Creo que esa es la mejor fórmula para conser- var la Juventud del cuerpo y la frescura de espíritu. Por eso re- cuerdo siempre el versecito aquel de Samanlego:

Caballito que corres Uncido al carro, Dlme, para que brille Tu pelo tanto i Cómo te las compones? ¿Cómo?... Sudando.

Sudor físico, intelectual y espiri- tual es para mi la mejor fuente de entusiasmo y Juventud.

Que este entusiasmo y brio para afrontar valientemente y alegre- mente las responsabilidades de la vida, puedan hacerme útil a mi pais y a mis seres queridos; ahi esté mi aspiración. Tal concepto de una vi- da útil y fecunda, me ha hecho pre- ferir la tranquilidad laboriosa de este Colegio, a la algazara relum- brante de un puesto en el Gabinete o de las gobernaciones interinas. El relumbrón de la notoriedad tempo- rera no me sedujo nunca; no pre- cisamente porque a veces dejara de halagarme, sino por la convicción de lo falso y lo efímero de todo ello. Los que nos ocupamos de bus- car la razón de las cosas, nos da- mos cuenta de la manera como, mientras más subimos, más se en- cona contra nosotros i la envidia, la calumnia y la mentira. Entonce» es que salen a ladrarnos los perros blancos y negros de marras. Mi ma- yor aspiración, pues, seria que cuan- do se escriba la historia de mi pais pueda decirse justamente de mi: fué un hombre justo, trabajador, valien- te y humilde que se esforzó por vivir una vida fructífera y fecun- da, gozando de las alegrías como un epicúreo y soportando-los dolo- res como un estoico; que no se dejó nunca seducir por el halago ni amedrentar por la amenaza; que no fué nunca honrado a medias, ni hombre a medias.

£» la mía una filosofía de tra- bajo, de esfuerzo, de sudor, de hon- radez, de franqueza, de idealidad, de ensueño y de alegría. Tengo mu-

Oro, ya casi olvidados, y más tar- de Bécquer, Rueda, Villaespesa, Ma- chado, etc., y de la América His- pana, Chocano y Rubén. Para la pro- sa escogerla a Ingenieros o a José Enrique Rodó sin que por ello de- jen de encantarme algunas come- dias ligeras de los Quintero y los dramas sentimentalmente filosóficos de don Jacinto Benavente. Soy un poeta agrónomo más que un agró- nomo poeta. Reconoeido como un experto de agricultura de caña de azúcar, nunca he sembrado para mi la rica gramínea. Por ese camino hubiera encontrado la riqueza. Me he enfrascado, sin embargo, en la lucha por el café de Puerto Rico, la industria pobre, abandonada y casi sin esperanza de salvación. No sé si he tenido éxito o no en la vida; pues ello depende de la vara de medir que se utilice. Como llevo la felicidad y la alegría dentro de mi mismo, probablemente yo sea un mal juez tanto de mis éxitos como de mis derrotas. Me he preocupado siempre de salir de ambas con el corazón limpio y la conciencia tran- quila. Por eso, quizás. Dios me ha permitdio mantener siempre conmi- go la alegría y el optimismo."

Menéndez Ramos nació en Caguas. Con la emoción, suave que llena el espíritu cuando se recuerdan las Incidencias infantiles evoca aquellos tiempos:

"Ful desde niño verdadero admi- rador de la Naturaleza. Me crié en los campos de Caguas en el barrio "Turabo" en una finca de mi abue- io, don Regís Ramos, colindante con ei Rio Turabo, que por alli cerca des- emboca en el Rio Loiza. Mi primer esfuerzo literario es precisamente un romance sobre la vida de un ca- cique indio antes y después de la Conquista. El poema se titulaba "Ahahuaca". El primer canto "El Rio", describe cómo deberla ser la cuenca de dicho rio en tiempos pre- colombinos. Recuerdo que la Intro- ducción dice asi:

Por entre fértiles vegas Y entre redondas montañas Cubiertas eternamente Con ropaje de esmeraldas; Bajo un cielo siempre hermoso Dónde flotan nubes blancas Como ilusiones nacidas En el fondo de las almas; Por esa región divina

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De los campos de mi patria. Corre lento y rumoroso Con aguas limpias y claras El Rio Grande de Loiza, El de los "charcos" más hondos Y las arenas doradas... Me -gradué de Químico Agrónomo

en el Pennsylvania State Gollete en el año 1915, cuando apenas conta- ba 21 años. Me gradué a la cabeza de mi clase. En el año 191* obtuve el titulo de Master en Ciencias en Atricutura en el mismo colegio. Soy miembro de las siguientes frater- nidades: Honoraria de Excelencia Académica, Phi Kappa Phi; de Ex- celencia en Investigaciones, (re- search) Slgma Xi; Honoraria de Agricultura, Gamma Sigma Delta; Honoraria de Química, Phi Lambda Upullon. A llegar a Puerto Rico co- mencé a enseñar ciencias (química y biolotia) en la Escuela Superior de MayagUez; pero al comenzar la zafra del mismo año acepté un pues- to como químico analista en la Cen- tral Boca Chica, entonces bajo la administración de don Manuel León Parra, hoy presidente de la Comi- sión Industrial. Don Manuel León podrá darle informes muy pintores- cos sobre mis cinco años de activi- dades en aquella central. Empecé ganando $100 mensuales, trabajando a veces dieciocho horas de día y de noche. Can mi acostumbrada ac- tividad me propuse a aprender el proceso de fabricación de azúcar del cual, naturalmente, no se me en- señó nada en la Universidad. Antes de terminar la primera zafra cono- cía completamente el proceso y el manejos de los aparatos de fabri- cación. Al terminarse la zafra ful contratado como jefe químico para la próxima molienda y, al fallecer inesperadamente el jefe de fabrica- ción que andaba de paseo por Cuba yo me hice cargo de la central co- mo superintendente de fabricación. Las tres zafras las hice en capacidad de superintendente general con un sueldo de $5,000 al año. Durante el año de 1920-21, mientras se venti- laba un pleito entre los condueños de la central ful nombrado admi- nistrador judicial de dicha central, puesto que renuncié a mediados del 1921 para aceptar el puesto de di- rector de la Estación Experimental Insular de Rio Piedras. En la Es- tación Experimental de Rio Piedras estuve hasta principios de 1925 cuan- do me trasladé a Cuba paca acep- tar el puesto de director del De- partamento de Agricultura de la "Cuban Dominlcan Sugar Corpor- ation", propietaria de siete centra- les azucareras en la Provincia de Oriente, en Cuba y de cinco centra- les eñ la República Dominicana. Mis trabajos consistían en viajar conti- nuamente entre estos Ingenias, ins- peccionando los trabajos de agricul- tura sobre los cuales tenia, tanto la dirección técnica como el control de los trabajos a efectuarse. En mis viajes entre Cuba y Santo Domingo utilicé mucho los primeros aeropla- nos de los que ahora, vuelan por cuenta de la "Pan American Air- Line". Llevé a Cuba y a Santo Domingo más de una docena de portorriqueños expertos en el culti- vo de la caña, muchos de los cua- les hicieron por allá carrera y for- tuna y allá permanecen todavía. In- troduje en Cuba las nuevas varie- dades de cañaaque han sido un gran factor para la salvación de la In- dustria de aquel pais, especialmen- te de los colonos. Meporas introdu- cidas por mi en métodos de culti- var han rido reconocidas también como factor de gran Importancia en el desarrollo y mejoramiento de la agricultura de caña en Cuba. Lo» éxitos obtenidos en mis trabajos de la Provincia de Oriente me trajeron otros contratos como Agrónomo Consultor con otras compañías azu- careras, y para el año 1927 ya tenia bajo mi dirección técnica los traba- jos de agricultura de las cinco cen- trales de la "General Sugar Co." en las provincias de CamagUey, San- ta Clara y Pinar del Rio, y tam- bién la central Tánamo de la "At- lantic Fruit and Sugar Company" en la Provincia de Oriente. Entre las cinco centrales de la "General Sugar Company" se encuentran las centrales Vertientes y Agromon- tes que son de las más grandes y mejores de Cuba. Vertientes, por ejemplo, tiene más área que Guá- nica y Agulrre juntas, y ha hecho un millón de sacos de 350 libras en cinco meses de molienda. Para esta época mi sueldo era de $15,000 al año más casa y gastos de viaje. El trabajo que tenia era realmente tremendo y rara era la semana en la cual no me pasaba tres* o cuatro días montado a caballo siete u ocho horas diarias. Para viajar entre es-

VOZ SOLEMNE — Por LtlS VILLARONCA

En las horas avanzadas de *la noch, grato es oír lejanat voces emitas que vienen a acariciar el oído. Acallados por el sueño el es- trépito da las calles, la vocingle- ría de las plazas, el rumor de en- jambre de las casas, suena en el aire de la noche la voz magna y solemne de la Naturaleza.

Allá, en :* montaña, acodados an la ventana, olmo», en el ml»te- rio de las horas oscuras, la vos cascada del rio qu« corre junto al pueblo. Acá, eif la costa, cuando paseamos por las galerías, toman- do el fresco de la noche estrella- da, olmos la voi estruendosa de ls« aguas del mar. ¡Cuan imponente* suenan esas voces en el silencio de esta» horas!

De dlap-cuando hay ruido en tor- no nuestro y en el alma preocu- paciones, no hemos oido nunca es- tos acentos solemnes y través. Y es que la Naturaleza se inhibe cuando el hombre habla. El Hom- bre es el eterno contradictor de la Naturaleza. El Hombre, seducido por las añagazas y coqueterías de la Civilización, abandonó las es- tancias serenas y claras de la Na- turaleza. El divorcio vino como una consecuencia lógica. El Hom- bre comenzó l» ortia desenfrenada de la Civilización. Y desde entonce» ■u vida ha sido desordenada, arti- ficial, absurda.

Naturaleza, desdeñada, se-reco- gió sobre si misma, y plena de dig- nidad, vivió «u vida, pura y sosa gada, en lo» sitio» apartados, en ios parajes olvidados, bajo la mi- rada azul de los cielos. Su voz só- lo »e escucha en el dejlerto, en la orilla solitaria del mar, en la» es- tancias desoladas de la selva. Siem- pre lejos del Hombre. Únicamente, de tarde en tarde, algún hombre privilegiado, algún espíritu amigo, selecto y discreto, acierta oír, en ia soledad, los acentos armoniosos y graves de la Naturaleza.

Y esta voz es de un valor Incal- culable. Muertos lo» profetas, des- aparecidos los apóstoles y los Ilu- minados, toda comunicación es im- posible ya, entre el cielo y la tie- rra. Rotas están ya, para siem- pre, las antiguas cordiales relacio- nes entre el Hacedor y sus criatu- ras. Ellas y el Bautista han muer- to; Jesús no ha vuelto a la tierra; loa hermanos y amigos nuestro» que se van tampoco vuelven. La escala de Jacob no pende más de los balcones cerrado» del celeste alcázar. Por los horizontes no aso- ma la faz radiante de la Esperan- za. Bajo los cielos anchurosos no suenan ya las cálidas voces de la Inspiración.

tas centrales usaba prácticamente todos los medios de transporte, des- de el caballo de silla y el bote de vela a los modernos aeroplanos. Tan enorme trajín, naturalmente, que habla de resultar insoportable, y en el ano 1931 enfermé de cuidado con pulmonía después de haberme Ido rio abajo con caballo y todo mientras inspeccionaba los campos de caña del central Tánamo y tra- taba de cruzar el rio Sagua. Me ful a curar y a reponerme * ]<■>* Es- tados Unidos y pronto estaba de vuelta en Cuba frente a mi traba- jo de campo. Además del trabajo ya explicado, establecí en el central Tánamo una Estación Experimental para trabajos de Investigación agrí- cola. Los resultados de dichos tra- bajos han aparecido publicados en varios panfletos de carácter técni- co en artículos en las publicacio- nes azucareras. En el año 1932 re- nuncié mi puesto en Cuba previen- do la revolución contra el general Machado y llegué a Puerto Rico el 4 de julio dejquel año. Descansé en MayagQez alista el mes de septiem- bre cuando embarqué para los Es- tados Unidos donde me fui a estu- diar el doctorado a "The Pennsyl- vania State College". Allí pasé el año académico trabajando por mi doctorado. Empezaba a estudiar la literatura de mi tesis del doctorado,

cuando mi amigo Carlos Chardón me escribió ofreciéndome presentar mi nombre a la Junta de Síndicos

(Continúa en la pág. 7 rol. 1)

¿Hacia dóndeshan de volver sus ojos las almas conturbada»? —Ha- cia allá, hacia las estancias del Si- lencio, hqcla iQs parque» de la So- ledad, donde la Naturaleza deja oír sus voces imponentes y exul- tantes. ¡Ella es ya la única que £ puede hablarnos de Eterrildad!

En Jas horas dormlaa» de la no che, acordados en la ventsna, o paseando por la» frescas galerías, escuchamos las viejas sonsta» del mar y del rio. Serenata» son estas de los viejo» amitos leales, el rio y el mar, que suenan eternamen- te en la noche del Tiempo. Eterna es, también, la ansiedad en el co razón de los hombres. Y esta» so- lemnes voces clsniántes en el si- lencio de la Naturaleza, son las únicas que pueden calmar la éter ha ansiedad que reina en el cora- sen de los hombres.

Quisiéramos cruzar por ls vida envueltos en un manto de sombrss d, noche, y que sólo llegsran al oído, en silencio» augusto» de tem- plo o de cumbre, voces consolsdas de mar o de rio. • • - •

¡Oh, ésos brazos abiertos! (Soliloquio de la Cruz)

Yo era un árbol armonioso que cantaba sobre el monte. Cantaba mi copa sonora inflada por la bri- sa, cantaban las ramas estreme- cidas por. las. caricias del cielo, cantaban la» flores que se abrían como boca» que quisieran besar.

Yo era un árbol generoso que so- ñaba sobre el monte. En mi copa opulenta los pájaros fabricaban sus nidos, y en »us nido» dejaban tu» huevos azules y de los huevo» azu- les surgían los rapsodas alados de la» selvas. Bajo mi follaje, desple- gado en el aire luminoso, hallaban sombra los obreros del «ur^o. y juto agridulce de mis fruto» cal- maba la sed de los caminantes y mis cálices floralea se volcaban en amoroso delirio sobre los pecho? fatigados. Era el anhelo de mi vi- da cantar y amar.

Cuando a la hora del sin* abría- se sobre el oriente de plata el abs nlco de las luces comenzaba a ele- varse de mi »eno inquieto el him- no sacrosanto del gozo de Dio».

Suhi„ «| »ol, aleteaban las aurai, y mi. canción sonaba más fuerte sobre el silencio augusto de los campo». Fué mi triunfo el triunfo de las almas solitarias y encendi- das.

Huracán desplegó un día sus ale- tazo» furibundos «obre la-plácida existenHa d<> lo» campo». El mons- truo «uelto en carrera loca destro- zó el vestido oloroso de la selva y abatió el alzado bosque de lanzas.

Yo era un árbol armonioso y ge- neroso que cantaba sobrg el mon- te. Hasta mi retiro en le aérea ga- lería de la cima llegó «1 arrebato destructor de Huracán. En un ver- tiginoso revuelo, de un negro ale- tazo, violó mi túnica soberbia de flores perfumadas, y de otro negro aletazo mutiló el arpa sonora de mi pecho cantor. Después., subido el cuervo sombrío sobre mis rs- mss, se complació en triturarlas con *u* dientes acerados.

Yo era un árbol armonioso y ge- neroso que cantaba y amaba sobre el monte. Hoy soy una cruz levan teda sobre un campo de desolación. De mi hermosura «ólo dejó el vo- raz Huracán un tronco alzado y do» desnuda* ramas horizontales. Hoy «oy el símbolo de la Reden- ción y del Amor. A mi pie sa arro- dillan los peregrinos del Dolor y suben hasta mi el incienso y las oraciones de los pechos' fesvoroaos. Yo les doy en nombre de Aquél, que a mi se abrazó en Jerusalén laa prendas más valiosas d« la vi- da: la esperanza y la pal.

Yo soy el árbol generoso que clama sobre el monte con lo» bra- zos abiertos. Yo velo el pato de la Humanidad, fatigada y sudoro«« Y si a la hora postrera ella vacilare, yo, con ios brazos desmesuradamen- te abiertos, me adelantaré a «u caida, y juntos subiremos, haita la» puerta» de oro, hasta los umbrales venturosos de la gloria inmortal.

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a Nunca exponga su aparato diges- tivo a la acción contraproducente de purgantes muy violentos que ha- cen efecto rápido y excesivo, debi- litando profundamente sus órganos digestiros. e Siga el consejo de los médico». Porgúese suavemente con Leche de Magnesia de Phillips. Los médicos consideran la Lecha de Magnesia de Phillips como el mis suave, eti- cas y seguro regularizador del aparató digestivo; e La Leche de Magnesia de Phi- llips elimina directamente los ver-

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