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*rBXjXOr3TBOA N DE EM enAD DE' 'ENCIAS DEL LEVIATAN ^ Arturo Santülana Andraca Por consiguienie, cualquier cualidad que hace a un Itoinbre amado o temido de otros, o la reputación de tal cualidad, es el poder, porque coruíUitye un medio de tener la asistencia y servicio de varios. lliomas Hobbes Resumen A In luz de Hobbes presentamos al Estado como la síntesis de un sistema lUostffico, construido a manera de siloasmo. cuva totalidad culmina en el poderabsoluto del soberano. ¿Se puede fundanieniar-ialy como lo intenta Hobbes-la tegitimidad del sobemao a partir de la entrega voluntaria de la voluntad? La vohuuad, sostenemcs, no es enajenable. 1^ voluntad sjntetíza la subjetividad de cada ser humano cuya esencia no se puede vulnerar sin desganar por completo el espíritu de quien ia detenta. Es distinto pensar que el poder político, ejercido por la fuerza sobre los seres humanos, niegue ta voluntad, al pensar que se puede auionegar. Negar la propia voluntad es un ocio voluntario, lo cual acaba siendo ejercicio de ta voluntad, no negación de la misma. Abstract According to Hobbes iheory. we present the siaie like a ¡^osophica! ^siem synthesis, buiit suiA os a syllogísm, which loially ends in the soveríng absoluie powa. Can be cstablíshed -as well as Hobbes tries- the legiiúnacy of the sovcieign through the volumory dclivcry of the will? The will, we sustain, is imi aücnaied. The wili synthcsises the sub- jcclívily ofcach human being. which es.sence can noibe transgressed without tearing alai! Ihespiiit of whoowrts ii. Ii i.s diffetvni to üiink ihat the política] power, performed by forcé over the human beings. deny the will; froni thinking thai itcan beselfdenied. Denyingself will isavoluntaryaction, which ends bcing cxercise of the will and noi denial ofilseif. La obra cumbre de Thomas Hobbes (1588-1679), Leviatán, tiene una gran virtud para quien se inicia en su filosofía: el desentrañamiento de la esencia de todo Estado como relación social de dominio y subordina- £iaiiAa< Pattóaa. aaa. 9. Nuev* Époci. ocnihtCHOcieBitBe. 199S.

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*rBXjXOr3TBOA

N DE EMenAD DE' 'ENCIASDEL LEVIATAN ^

Arturo Santülana Andraca

Por consiguienie, cualquier cualidad que hace a un Itoinbreamado o temido de otros, o la reputación de tal cualidad, esel poder, porque coruíUitye un medio de tener la asistencia yservicio de varios.

lliomas Hobbes

Resumen

A In luz de Hobbes presentamos al Estado como la síntesis de un sistema lUostffico, construido amanera de siloasmo. cuva totalidad culmina en el poderabsoluto del soberano.

¿Se puede fundanieniar-ialy como lo intenta Hobbes-la tegitimidad del sobemao a partir dela entrega voluntaria de la voluntad? La vohuuad, sostenemcs, no es enajenable. 1^ voluntadsjntetíza la subjetividad de cada ser humano cuya esencia no se puede vulnerar sin desganar porcompleto el espíritu de quien ia detenta.

Es distinto pensar que el poder político, ejercido por la fuerza sobre los seres humanos, niegueta voluntad, al pensar que se puede auionegar. Negar la propia voluntad es un ocio voluntario, locual acaba siendo ejercicio de ta voluntad, no negación de la misma.

Abstract

According to Hobbes iheory. we present the siaie like a ¡^osophica! ̂siem synthesis, buiit suiAos a syllogísm, which loially ends in the soveríng absoluie powa.

Can be cstablíshed -as well as Hobbes tries- the legiiúnacy of the sovcieign through thevolumory dclivcry of the will? The will, we sustain, is imi aücnaied. The wili synthcsises the sub-jcclívily ofcach human being. which es.sence can noibe transgressed without tearing alai! Ihespiiitof whoowrts ii.

Ii i.s diffetvni to üiink ihat the política] power, performed by forcé over the human beings. denythe will; froni thinking thai itcan beselfdenied. Denyingself will isavoluntaryaction, which endsbcing cxercise of the will and noi denial ofilseif.

La obra cumbre de Thomas Hobbes (1588-1679), Leviatán, tiene unagran virtud para quien se inicia en su filosofía: el desentrañamiento dela esencia de todo Estado como relación social de dominio y subordina-

£iaiiAa< Pattóaa. aaa. 9. Nuev* Époci. ocnihtCHOcieBitBe. 199S.

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ción, es decir, de poder político. La vigencia del Leviatán la respiramoscotidianamente al enfrentamos con el monstruo bíblico, omnipotente,que desde siempre ha estado presente en la institucíonalización de la vidapolítica.En el primer apartado de este artículo presentaremos al Estado como

la síntesis de un sistema filosófico, donde se vinculan lógicamente todoslos elementos que el filósofo inglés vierte en su Leviatán. El seguimientode su metodología, nos orientará en la expresión silogística de un Estado,cuya totalidad culmina en el poder absoluto del soberano.En el .segundo apartado estudiaremos la naturaleza del pacto presen

tado por Hobbes. Veremos cómo más que tratarse de un pacto histórico,se trata de un modelo teórico constructo donde discursivamente y siguiendo la ontología inmanente a la metodología tratada, se intentafundamentar la necesidad de un Estado absoluto que dé garantías a laconservación de la vida puesta en peligro en el estado de naturaleza oestado de guerra. El soberano o representante de dicho Estado, poseetodo el poder que en el estado de guerra le pertenecía a los hombres-convertidos en subditos al transitar al Estado civil-; esto implica dotaral Estado de una investidura mística, propia de quien sólo está sujeto ala voluntad divina.

El tercer apartado está dedicado a investigar la naturaleza de lapolíticaen el sistema hobbesiano. No estamos frente a una política sustentada enel ejercicio del poder dialógico, racional, sino frente a una políticavertical cuya razón estratégica se sustenta en la fuerza y legitimidad apriori del contrato.

Analizamos algunas de las premisas sobre las cuales descansa estesistema filosófico para hacer manifiesta la falsedad lógica de un pactodonde los individuos voluntariamente enajenen su voluntad al soberano.Pensamos que no es lo mismo construir una voluntad comunitaria, decarácter procedimental, que dejar la propia voluntad -nuestra sustanciaen tanto seres potencialmente libres- a la deriva del poder soberano. Lavoluntad, sostenemos, no es enajenable. La voluntad sintetiza la subjetividad de cada ser humano cuya esencia no se puede vulnerar sindesgarrar por completo el espíritu de quien la detenta.Es distinto pensar que el poder político, ejercido por la fuerza sobre

los .seres humanos, niegue la voluntad, a pensar que se puede autonegar.Negar la propia voluntad es un acto voluntario, lo cual acaba siendoejercicio de la voluntad no negación de la misma.

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ESWDIOS políticos. NÚM- 9. NUEVA ÉPOCA. OCTUBRE-DIOEMBRE. I»S.

El Estado como totalidad: una aproximaciónal sistema hobbesiano

Sin lugar a dudas, Thomas Hobbes logra crear en su Leviatán un sistemafilosófico propio, si bien menos complejo que el formulado por Kant oHegel, no por ello menos coherente e innovador. Se trata de un sistemaque toma cuerpo sintéticamente en un concepto oncológico cuyos matices y determinaciones se trabajan de manera prácticamente artesanalpara dar explicación a un fenómeno que respiramos a diario; el Leviatán.No en balde, el filósofo inglés dirigió las primeras reflexiones de su

teoría del Estado al método: "La primera causa de las conclusionesabsurdas la adscribo a la falta de método, desde el momento en que nose comienza el raciocinio con las definiciones..."' Y efectivamente, alcomienzo del Leviatán, Hobbes se dedica a defmir todas las categoríasque irá utilizando a lo largo de su obra para evitar contradicciones lógicaso argumentos falsos. A continuación reproduzco parte de la definiciónque nuestro autor atribuye a la ciencia, donde se manifiesta de forma másnítida el significado del método:

La razón no es, como el sentido y la memoria, innata a nosotros, ni adquiridapor la experiencia solamente, como la prudencia, sino alcanzada por elesfuerzo: [...] aplicando un método conecto y razonable, al progresar desdelos elementos, que son los nombres, a las aserciones hechas mediante laconexión de uno de ellos con otro; y luego hasta los silogismos, que sonlas conexiones de una aserción a otra, hasta que llegamos a un conocimientode todas las consecuencias de los nombres relativos al tema considerado; esesto lo que los hombres denominan CIENCIA. [...) La ciencia es el conocimiento de las consecuencias y dependencia de un hecho respecto a otro: [...]cuando vemt» como una cosa adviene, por qué causas y de qué manera...^

Así, consecuentemente como lo plantea en estas líneas, Hobbes emprenderá su estudio del Estado. Comienza por poner su atención en losnombres derivados de las palabras que componen el lenguaje. Laspalabras y el lenguaje adquieren un significado fundamental eo el sistemahobbesiano puesto que permitieron al hombre incursionar los primerosámbitos de la razón donde se procesan los sentimientos. Gracias allenguaje los hombres han podido socializar sus experiencias y han

' Thoimu Hobbes, Uvüuáit a la materia, fanna y poder de una república eclesiástica y cMt.(2a. cd.). México. FCE. 1980, p. 35.

2 Ibid.. p. 37.

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podido comunicarse; lo cual, a su vez, ha contribuido a "profesionalizarlo" es decir, se ha vuelto más eficaz -sobre todo desde la perspectivadel poder. Sin lenguaje, dice Hobbes, "no hubiera existido entre loshombres ni gobierno, ni sociedad, ni contrato, ni paz"."* De esta forma,la importancia que el pensador inglés concede al lenguaje -y por endea la comunicación- nos permite aventurar una definición de política queincluya a esta última; lapolítica entendida como la relación Interhutnanacuya comunicación tiene por objeto organizar los asuntos públicos, losasuntos de competencia comunitaria.

Por su parte, a los nombres que dan investidura a las palabras le siguenen orden de importancia las definiciones (aserciones) sin las cuales nopodemos acceder a la mínima objetividad necesaria para imprimir a unconocimiento el carácter científico de la veracidad. De la conexión entre

las aserciones se forman silogismos, los cuales expresan relacionalidadanalítica entre causas y efectos.A pesar de que en su teoría del Estado Hobbes no logra rebasar el

carácter empírico de su sistema -al descansarlo todo en la descripción.fenomenológica de nuestra naturaleza pasional-, es innegable su esfuerzo por desprenderse de las aseveraciones fundadas tan sólo en la experiencia:

Quien ha visto por qué procedimientos y grados un Estado floreciente caeprimero en la guerra civil y luego en la ruina, a la vista de la ruina de cualquierotro Estado inducirá que las causas de ello fueron las mismas guerras y losmismos sucesos. Pero esta conjetura tiene el mismo grado de incerlidumbreque la conjetura del futuro; ambas están basadas solamente sobre ¡a experiencia.^

Lejos de ser un empirismo reductivo, en el que la realidad significa loobservado, Hobbes confía en que la certidumbre se construye mediantela relacionalidad racional de distintas variables que se integran lógicamente en silogismos. Por ello, podemos afirmar que en su sistema hayciaros visos de intenciones constructivistas que caen en la empina porla fuerza de las premisas fundamentales (/a naturaleza humana) de laargumentación. Pues si bien Hobbes intenta defender la idea de un Estadofuerte, absoluto, aguerrido, etcétera, mediante una naturaleza humana

^ "Con ayudü del lenguaje y del método, las mismas facultades pueden ser elevadas a tal alturaque distingan al hombre de todas las demás criaturas vivas". Ibid p 20

^ lbiri..p.22.' Ibid., p. 20 (Las cursivas son raías).

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ESTUDIOS mUnCOS.SÚMM.NUBWA ÉPOCA. OCTUBKt;-DICIEMBRE.IW.

que oscila entre el placer y el temor, tratará, a la vez, en su construcciónteórica de! Estado, solidificar con la fuerza de sus argumentaciones suspropias premisas. De tal modo que resulte inobjetable que ta naturalezahumana (premisa mayor) corresponda a la naturaleza del Estado^ (premisa menor) donde la identidad esencial de ambas conduzca a la consistencia de un soberano (conclusión) cuya fuerza proviene de las determinaciones exacerbadas de ambas naturalezas.

Me explico. El resultado de este sistema es un silogismo donde lavoluntád de poder (dominio, destrucción mutua, etcétera.)que reina entrelos hombres durante el estado de guerra, pone en peligro la conservaciónde sus vidas. Dicho peligro, fundado en la inseguridad e incertidumbre depermanecer vivos para el día siguiente, infunde un temor tal que obligaa los hombres a pactar la paz en la construcción del Estado civil. Incluso,en el estado de paz, la guerra se convierte en una amenaza constante, dedonde .se deriva la coerción que permitirá no vulnerar el pacto establecido. La fuerza que baña de vigorosidad al Leviatán proviene de la sumade voluntades que ios pactantes han delegado en el soberano.En el .soberano se sintetizan todos los elementos que ha trabajado

nuestro autor. Para conceptuar el poder del representante del Estado,Hobbes utilizó puntualmente su metodología y aplicó las definicionesestablecidas. La consistencia del soberano descansa, por ende, en elvirtual manejo de la naturaleza humana, donde las pasiones, inclinaciones y todo lo concerniente a la "espontaneidad del alma" son controladaspor; /) la razón encarnada en la ley civil (donde a su vez se halla implícitala conciencia moral de las leyes naturales); 2) por la fuerza (el ejército ylas milicias) que legítimamente el Soberano controla y con la cualinfunde miedo a todo aquel que pretenda transgredir la investidura de suautoridad y 3) por el apoyo divino que trae consigo al ser Dios la fuentemás podero.sa y más temida de su poderío.Con esto queda demostrado que para Hobbes el Estado es un concepto

ontológico, en tanto abarca toda la existencia, todos los rincones cotidianos de la vida de los seres humanos. El Estado es un monstruo, un

ci7dádi¿üs!csmcnestór. diríamos, no disolvere! Éstnik). íinoha^comoÓKruviK^^,■5 títiientler oerfiíctamenic cuiJ es la naiuralcza humana... Thoraas Hdjbcs. Del ciudadano.Botona Ed Península. I987.p. l91.As/scdemuestraporunladoc!inétodoenvírieodeHobl)e,sauc va de lo Danicutar (lo inniediolo observable) a lo gcnend; porotro lado se comprueba que iraiaráde indagar de la naiunilcai humana la naiuraleza del Estado.

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Leviatán que se alimenta de la voluntad y la sumisión de los subditos. ElEstado es la voluntad, es la ley, es la razón, es en smtesis el Poden

De la incertídumbre guerrera a la vida institucionalizada

La naturaleza del pacto

Para dilucidar la naturaleza del pacto que los hombres establecen paradar vida al Leviatán, tomaremos en consideración las características delpacto, sus medios y sus fines.

El pacto mediante el cual se constituye el estado civil no tiene en laobra de Hobbes un carácter histórico. Jamás se hace referencia a fecha

alguna en que los hombres hayan acordado la entrega de sus respectivasvoluntades al Soberano. Esto nos hace pensar que se trata en todo casode un modelo teórico, lógicamente formulado, para fundamentar constructivamente la necesidad de un Estado absoluto, omnipotente, soberano.

El pacto descansa en una necesidad. Para el autor del Leviatán, lanecesidad "es la madre de todas las invenciones"."' Se trata en este caso

de la necesidad de transitar de un estado de guerra, donde los hombresgozan de plena libertad para satisfacer sus deseos, ya sea por la fuerza oel ingenio, sin enfrentar impedimento alguno.® En este estado "el hombrees el lobo del hombre" y no existe razón que aminore el egoísmo, laambición, la soberbia y todos los "bajos" instintos que ponen en peligrola vida de los seres humanos. En tal estado, sobreviven los más aptos,los más fuertes y astutos, pero siempre bajo el supuesto necesario delsacrificio del resto. Por este temor que los hombres se guardan entre sí,deciden pactar la conservación de su vida y abren una puerta a la razón:la búsqueda de la paz. De la necesidad de conservar su vida los hombreserigen al Estado civil.

El Estado civil se convierte, entonces en la institucionalizaciónde la propia vida. Por fin, la vida de los hombres encuentra garantías, pero bajo el costo de la renuncia al propio poder' y a la propia

' Hobbes, Leviaián, p. 23.® tbid: p. 171.' "U causa principal de la inseguridad es la ausencia de un poder común. La única manera deconstituir un poder común « que lodos conscicnian en renunciar ai propio poder y en transferirlo auna sola persona (sea ésta una persona Rsica o una persona jurídica, como por ejemplo una

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Em/DIOS POÜnCOS.SVM. 9. nueva época.OCrUBRE-OICIEMBIia IW>.

voluntad.'^ La libertad que en Hobbes adquiere un significado meramente negativo, como "ausencia de impedimentos extemos", tambiénla pierde el hombre al convertirse en subdito. Pues las leyes civilesemanadas de la voluntad del soberano (que es a su vez la voluntad delos subditos mismos), se convertirán en obstáculos para el devenirpasional de los subditos. Gracias al pacto, el soberano queda revestidopor la fuerza de todos los subditos juntos; por la facultad de dictar lasleyes civiles y de aplicarlas; por la capacidad de disponer de todas las fuerzas del Estado para hacer cumplir las leyes.

En síntesis, el soberano concentra todos los poderes de los que estácompuesta una República: el poder ejecutivo, el legislativo y el judicial.El poder del soberano, dice Hobbes. "es tan grande, como los hombresson capaces de hacerlo"." Lo que equivale a decir que el poder de luisoberano es tan grande como su voluntad decida, porque la capacidad delos hombres en el seno de un Estado civil, se concentra en las manos deltambién denominado representante del Estado.

La naturaleza constructiva del Leviatán

Por modelo constructo entendemos el camino teórico interpretativo queel sujeto cognoscenie recorre para explicarse al fenómeno, a manera deextraer los elementos empíricos pertinentes -las determinaciones del serde la cosa- ubicándolos en el ámbito del deber ser donde aguarda unaalternativa conceptual, es decir. conU-aída racionalmente y que funcionacomo modelo alternativo a la realidad inmediatamente existente.

Al aplicar dicho modelo al sistema hobbesiano, bien se puede objetarque lejos de versar sobre el metafísicó deberser, el Leviatán es un estudiosobre lo que es, sobre lo que sucede real e inmediatamente con el Estadoy con la naturaleza de los seres humanos, explícitamente manifiesta ensus conductas más descifrables. No obstante, recordemos que cuaiidoaparece la primera edición del Leviatán en 1651, Carlos J ya había sidodecapitado en la guillotina de Oliverio Cromwell. El soberano, omnipo-

asamblca). que de ahí en adelante tendrá lamo poder como sea necesario pan» impedir oJ Individuoque ejercite su propio poder con daño para ios demás". Norbeno Bobbio. Thomai HtAbes, (2a. ed.).Mdxico.FCE.1992.p.50.

los pacio.s establecidos reciprocamente por mucnos individuos, ha de reunir las voiuestos individuos; por loque puede servuse de los Tuerzas y de los habetes de las inipaz y la defensa coiiiijir. (De cive. v. 9) Citado por Norbeno Bobbio. tbid.. p. 52.' I Hobbes. ¡j!\iiiu¡n, p- 169.

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tente y absoluto trastocaba su realidad de antaño en horizonte fantasioso,en una tierra donde el Parlamento había cuestionado las atribuciones

divinas y totalitarias del representante del Estado. En su contexto histórico, el Leviatán se convertía así, en un deber ser, en un horizonteretrospectivo donde se añoraba vivir como los cangrejos: caminandohacia atrás.

Por la imperiosa necesidad de rescatar el poder de un régimen quetendía a disolverse ante una burguesía emergente, la filosofía política denuestro autor contiene fines sumamente pragmáticos:

estos escritos míos caerán en manos de un soberano que los examinará porsí mismo [...] sin la ayuda de ningún intérprete interesado o envidioso: queejercitando la plena soberanía, y protegiendo la enseñanza pública de talesprincipios, convertirá esta verdad de la especulación en utilidad de la prácti-

Del modelo constructivo de Hobbes, se deduce que para encontrar unaalternativa inmediata al orden establecido, se requería quitar el poder alos republicanos. Sólo así, se lograría mantener la conservación delorden. Para ello nuestro autor se ve orillado a sostener teóricamente quedicha alternativa es posible. Así, recurre al estudio empírico de nuestranaturaleza con el fin de obtener el status político que más le acomode.Por ello, toda la defensa pasional-racional del Estado absoluto, si bienes empírica no por ello deja de ser lógica. Es por lo tanto un modeloconstructo.

A diferencia de Rousseau, el filósofo inglés no reconoce en los"pactantes" ninguna autoridad para que corrijan, mediante la deliberación en asamblea, las hipotéticas "arbitrariedades" del soberano. Elsoberano es dueño absoluto de las voluntades que los individuos lelegaron, pero esto de ninguna manera le obliga a consultar decisiónalguna. Veamos cómo se puede comportar el monarca (una de lasposibles encamaciones políticas del soberano):

la opinión de que cada monarca recibe su poder del pacto, es decir, de modocondicional, procede de la falta de comprensión de esta verdad obvia, segúnla cual no siendo ios pactos otra cosa que palabras y aliento, no tienen fuerzapara obligar, contener, constreñir o proteger a cualquier hombre, sino la queresultade la fuerza pública; es decir, de la libertad de acción que aquel hombreo asamblea de hombres que ejercen la soberanía, y cuyas acciones son

Hobbes, l^viaiún, p. 304.

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fírmemente mantenidas por todos ellos, y sustentadas por la fuerza de cuántosen ella están unidos.'^

Esta es una forma discursiva de legitimar teóricamente el poderabsoluto del soberano encamado en el monarca.

Por último, veamos un pasaje más donde aparece explícitamente el'enunciado del pacto y cerciorémonos del carácter constructo de éste.

Esto es algo (hace referencia al pacto) más que consentimiento o concordia;es una unidad real de todo eíloen una y la misma persona, instituida por pactode cada hombre con los demás, en forma tai como si cada uno dijera a todos:autorizo y transfiero a este hombre o asamblea de hombres mi derecho agobernarme a m( mismo, con la condición de que vosotros transferiréis a élvuestro derecho, y autorizaréis lodos sus actos de la misma manera.'*

La forma como está redactado no deja dudas sobre el carácter hipotético y no hi.stóricode! pacto social. Pongamos atención en el como si queHobbes utiliza para anunciarlo. Si el filósofo inglés hubiese tenido laconciencia de que dicho pacto se llevó a cabo alguna vez en la historia,además de recurrir a otra redacción habría intentado otra evidencia.

El mito del soberano

El soberano o representante del Estado es la figura física que encamatodas las instituciones, todas las facultades, en suma, todos los poderesinmersos en el Estado.

Su carácter místico se desprende del significado mismo que paranuestro autor tiene el Leviaián. El nombre es recuperado de la Biblia yde.scnto en el libro de Job:

cuando Dios, habiendo establecido el gran poder del Leviaián, le denominarey de la arrogancia. Nada existe -dice- sobre ¡a tierra, que pueda compararse con él. Está hechopara no sentir el miedo. Menosprecia todas las cosasaltas, y es rey de todas las criaturas soberbias."

"ibid.p. 144,I4i.

" Hiiit.,p. 262.

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La investidura divina del soberano no es gratuita. Sirve de parangónpara expresar el inmenso poder que lo acompaña. El soberano sólo lerinde cuentas a Dios pues el resto de los mortales no son más quesubditos. El poder en tanto indivisible no se comparte. Existe, diceHobbes, "una sexta doctrina directa y llanamente contraría a la esenciade un Estado: según ella el soberano puede ser dividido. Ahora bien,dividir el poder de un Estado no es otra cosa que disolverlo, porque lospoderes divididos se destruyen mutuamente uno a uno".'^

El estado de guerra donde cada uno de los hombres actuaba conformea su propio poder, provocó desastres. Incluso Hobbes, quien distingueconceptualmente el Estado del gobierno (soberano), se inclina porqueeste último sea ejercido por una sola persona. Esta preferencia no esgratuita: el monarca es la forma que reviste el soberano a través de lacual .se. puede recuperar la mayor parte de los elementos del sistemahobbesianp, tales como: su punto de partida presentado en el individuo;la indivisibilidad del poder sobre todo a la hora de las decisiones,etcétera.

Hobbes reconoce tres formas de gobierno: la monarquía', la democracia, donde todo el pueblo gobierna en asamblea y la aristocracia dondeparte del pueblo gobierna mediante asamblea electiva. De estas tresformas nuestro autor, consecuente a la defensa que hace de la indivisibilidad del poder, se inclina por la monarquía, el gobierno de un solohombre.

Los gobiernos mixtos en realidad no existen ya que, por ejemplo, enla monarquía limitada por un parlamento, la soberanía recae en esteúltimo órgano, no en el monarca. El poder lo ejerce una o la otra parte,mas no es mixto. Así pues, tanto la democracia como la aristocraciadeben constituir asambleas electivas, pues si no se atraviesa por procesos electorales, nos enfrentamos a una monarquía pero de caráctercolectivo."

Para defender la superíorídad de la monarquía frente a las demásformas de gobierno utiliza algunos de los siguientes argumentos:- El monarca al representar al pueblo, representa a su vez su propia

persona que de manera natural es individuo.^^- Se parte de la idea de que los hombres constantemente se dejan

conducir por sus pasiones. Si esto es así, resulta que la pasión del monarca

'®/Wd:.p.267."/Wrf.,p. 158.'®/Wd.p. 153.

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ESTUDIOS POÜnCOS. NÜM. 41, NUEVA ÉPOCA. OCTUBR&DiaEWBRE. I«S.

se halla en preocuparse más por sus asuntos privados que por lospúblicos, de aquí que el silogismo concluya en que es mejor la monarquíapor mantener una relación más estrecha entre los asuntos públicos y losprivados."- Otro argumento de poco peso por no estar debidamente fundamen

tado es que en laasamblea -sea popular o aristocrática-, no se encuentranhombres instruidos en la materia del poder y la cultura, sino personas"más bien versadas en la adquisición de la riqueza que del conocimien-lo"?°

- Mientras en las asambleas, por su natural composición, se tienenque discutir las decisiones a tomar entre los distintos miembros, en lamonarquía no es necesario. Esto permite mayor rapidez (la cual setraducirá en eficacia) en la toma de decisiones.- Una de las determinaciones más importantes del poderes su perpe

tuidad. Cuestión más apropiada para la monarquía ya que otras formasde gobierno electivas por misma naturaleza tienden a interrumpir dichaperpetuidad.-'

Hobbes, tal vez sin pretenderlo, sienta una de las bases necesarias quedará pie a las más acabadas teorías liberales: el individualismo como lafuente más fidedigna del poder. El poder indivisible sólo puede proliferarahí, donde existe la competencia y, a su vez, sólo puede haber competencia donde la sociedad se halla atomizada en pequeñas entidades cuyaunión se da de forma artifícíal. No olvidemos que para el filósofo inglésel Estado es un hombre artificial. "Del mismo modo que los hombres,para alcanzar la paz y, con ella, ta conservación de sí mismos, han creadoun hombre artificial que podemos llamar Estado, así tenemos tambiénque han hecho cadenas artificiales llamadas leyes civiles..."^ El mismomisticismo del soberano se reafirma en el reconocimiento de sus artifi

cios.

Concebir al Estado como un hombre artificial no choca con los

preceptos liberales de su filosofía. De ahí que la libertad negativa, mismaque reivindicarán constantemente las banderas liberales, sea exclusivadel estado de guerra. El Estado civil, al igual que sus leyes, es artificialpuesto que no encaja con la naturaleza egoísta y ambiciosa de los

" Ibidem.^Ibid.p. 154.

Ibid.p. 158.^Ibid.p. 173.

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TEOKÍA

hombres. En este sentido el Estado es un mal necesario. Un mal porquecontraviene nuestra naturaleza misma, designio de Dios.

El poder es indiferente a lo justo y lo injusto.^ Por ello el Soberanono se ve sometido a las leyes civiles que él mismo crea. Cuestionesrelativas a los asuntos públicos como la obediencia que los subditosdeben guardar al soberano, o de índole privada como la propiedad,contratos de compraventa, etcétera, son reguladas por dichas leyes. Elrepresentante del Estado no sólo las crea, también las aplica y las vigila.

Como el fm de esta institución es la paz y la defensa de todos, y como quientiene derecho al fin lo tiene también a los medios, corresponde de derecho acualquier hombre o asamblea que tiene la soberanía, ser juez, a un mismotiempo, de los medios de paz y de defensa, y juzgar también acerca de losobstáculos e impedimentos que se oponen a los mismos.^**

El misticismo del soberano aparece con mayor claridad cuando leaplicamos a la relación soberano-subdito la dialéctica hegeliana del amoy el esclavo, donde el poder del amo depende por completo de la sumisiónde unos esclavos que aventajan al primero en tanto cuentan con lasposibilidades de emanciparse y seguir siendo hombres. El poder, entonces, no es un fenómeno solipsistaque nace y muere en el individuo, sinouna relación social de dominación y subordinación. El soberano deHobbes es místico por la imposibilidad real de terrenalizar un poder quesólo hipotéticamente se le atribuye a Dios. En síntesis, el soberano esmístico por sostenerse en premisas falsas: en la entrega voluntaria de lavoluntad.

De la política como pasión

El poder sintetiza la naturaleza humana. En este enunciado se sintetiza,a mi juicio, la antropología inherente al Leviatán. El poder es quiencomanda nuestras pasiones, nuestros deleites pero también nuestrosvicios y aversiones.

Las pasiones que más que nada causan las diferencias de talento son, prin-

"No atiera el caso del tionor el hecho de que una acción (por grande y difícil que sea y, aunquepor consiguiente, revele un gran poder) sea justa o injusta: porque el honor consiste solamente ciila opinión de poder", ¡hid., p. 75.

2"* tbid., p. 145.

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ESTUDIOS EOLÍTICOS. NÚM.9. NUEVA ÉPOCA.OCTUBRE.DiaEMBRE, 199S.

cipalmente, un mayor o menor des«> de poder, riquezas, de conocimientos yde honores, todo lo cual puede ser reducido a lo primero, es decir: al afán depoder. Porque las riquezas, el conocimiento y el honor no son sino diferentesespecies de poder.^

Desde la perspectiva del poder, el hombre sólo alcanza respirosaitificiales. El Estado representa la totalidad de esos respiros. El poderes^ elemento que en.Ja.humanidad equivale al fuego en eí mundonetamente natural. Pues como bien decía Heráclito, el fiiego -y tambiénel poder- es el elemento dialéctico por excelencia: para vivir tiene quematar. El poder actúa de la misma forma. Sólo tiene expectativas en laaniquilación. Por esto el poder expresa perfectamente lo que el filósofoinglés vio en nuestra naturaleza. El egoísmo, la soberbia, la competenciason su alimento. Quien carece de poder es hombre muerto, por esoHobbes se ve obligado a aniquilar a los subditos para dar vida al Estado.He denominado a esta última parte del ensayo "De la política como

pasión" puesto que trataré de mostrar que para nuestro autor, la políticano se genera en la expresión más racional de los individuos, como porejemplo en el diálogo o la deliberación pública, sino por el contrario, ennuestra casi irracional e instintiva búsqueda del poder. Esto que es unresultado sumamente coherente y desarrollado en todo el sistema hcb-besiano, es, a la vez, su "talón de Aquiles".

La libertad involuntaria

Libertad y voluntad son dos conceptos que resultan fundamentales en laconstrucción filosófica de la política.

Hobbes sujeta el ejercicio de la voluntad a la condición libre delhombre que a su vez se halla sujeta a la carencia de obstáculos. La libertadno es, entonces, como para Kant. ejercicio de la voluntad buena expresada en la ley moral, que bajo la forma del imperativo categórico hacede una máxima -principio práctico subjetivo- una ley universal. De ahíque la ley fundamental de la razón pura práctica sea enunciada por Kantcomo puramente formal: "Obra de tal modo, que la máxima de tuvoluntad pueda valer siempre, al mismo tiempo, como principio de unalegislación universal".^

25 tbid.. p. 59.251 Kani Crítica de la nuda prdctica. Buenos Aires. El Ateneo, 1951, p. 35.

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Por el contrario, para el autor del Leviatán la libertad no está precedidapor los imperativos categóricos inmersos a priori en la razón práctica;pues el ejercicio de la misma está en función de lo que nos depare elmundo hostil y desgarrado en cuyo seno deviene invariablemente el individuo. Mientras Kant parte de la conciencia moral para dilucidar elejercicio de la voluntad buena -y por tanto de la libertad- el filósofoinglés parte de los obstáculos inmediatos al hombre. Mientras Kant sesitúa en el terreno trascendental de la metafísica, Hobbes arranca delterreno concreto, fáctico.

Indudablemente Kant tiene un concepto de libertad positivo definidocomo la facultad de hacer el bien; mientras Hobbes formula un conceptodtílibertad negativo, esto es, vencer obstáculos, derribar el mal para luegointentar, artificialmente, hacer el bien conforme a la razón en los ámbitosdel Estado. Pero de esta última concepción, se desprenderán algunoserrores de carácter metodológico, que repercutirán a lo largo de todo elsistema hobbesiano y por tanto en la conceptuación del Estado. Dichoerror estriba en considerar como obstáculos aspectos puramente externos, y no las mociones internas provenientes de la pasión.'Temor y libertad -dice Hobbes- son cosas coherentes; por ejemplo,

cuando un hombre arroja sus mercancías al mar por temor de que el barcose hunda, lo hace, sin embargo, voluntariamente, y puede abstenerse dehacerlo si quiere"." Pero aquí Hobbes no considera que el temor, esdecir, la moción interna que nos orilla a tomar una u otra decisión, esproducido por un elemento extemo (en su ejemplo la alta marea u otrofactor externo que lo conduce a pensar en la posibilidad de que el barcose hunda), que se presenta como un obstáculo para ejercer la voluntad(en el último ejemplo la decisión de arrojar o no la mercancía al mar). Yel error metodológico se encuentra en atribuir por naturales e inmanentesa la naturaleza del individuo, pasiones que si bien existen en su interior,están a la vez mediadas por el mundo exterior, esto es, medidas social-mente. Así, por poner un ejemplo, encontramos que el temor, si bien esuna moción que los hombres llevamos dentro, sólo entra en acción entanto nos relacionamos con objetos que la provoquen. De la misma formael temor en los hombres, es provocado por la forma como ellos serelacionan entre sí.

Sin dar explicación a las causas que provocan nuestras mociones,Hobbes las convierte en el basamento del Estado. A su vez, no encuentraotra origen de las mociones más que Dios:

Hobbes. Leviaiün. p. 172.

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eSTUQ/CUfOiynCOS.NÚM. V.NUEVA ÉPOCA. OCTVBRE-OICIEMBRE. IWS.

Cada acto de la voluntad humana y cada deseo e inclinación proceden dealguna causa, y ésta de otra, en una continua cadena (cuyo primer eslabón sehalla en la mano de Dios, la primera de todas las causas), proceden de lanecesidad.

Aunque los hombres hacen muchas cosas que Dios no ordena ni es. porconsiguiente, el autor de ellas, sin embargo, no pueden tener pasión ni apetitopor ninguna cosa, cuya causa no sea la voluntad de Dios.^

Veamos con otro ejemplo como repercute su idea de libertad respecto'a las mociones, en la construcción conceptual del Estado: "Generalmentetodos los actos que los hombres realizan en los Estados, por temor a laley. son actos cuyos agentes tenían libertad para dejar de hacerlos". Conlo cual queda demostrado, que el pacto de sumisión mediante el cual lossubditos delegan su voluntad en el Estado, no puede ser voluntario. Elsolo hecho de pensar en entregar voluntariamente la voluntad, resulta uncontrasentido. Pareciera que Hobbes no se percata de que la voluntad noes enajenable. La voluntad es al poder lo que el oxígeno al fuego. El poder no nace y muere por sí mismo en cada individuo, sino por el contrario,es una relación social donde la voluntad es la primera carta en apostarse.

El dominio (proveniente del latín dominium, dueño de) que un hombreejerce sobre otro no es la apropiación, sino la negación de su voluntad.Un hombre no puede tener bajo su dominio solamente la voluntad de otrohombre como si ésta fuera una cosa enajenable, pues si tiene la voluntadtiene al hombre todo. Se trata del mismo fenómeno que Marx desentrañóal realizar su crítica al capital. El empresario que compra la fuerza detrabajo, la única mercancía disponible de un obrero para ingresar a tadinámica del mercado, no ocupa sólo la capacidad de trabajo del empleado. sino también su vida toda, su voluntad. De esto resulta que el pactomediante el cual Hobbes intenta bañar de legitimidad al Estado, parte depremisas falsas, por ejemplo: la entrega libremente voluntaria de lavoluntad. El Leviatán, entonces, no es un pacto sino una imposición. Paradecirlo con Hegel, el ejercicio del poder en sí y para sí.

M/Wti.p. 172.