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REFLEXIÓN DE LAS HABILIDADES ADQUIRIDAS HASTA AHORA QUE INCIDEN POSITIVAMENTE EN LAS HABILIDADES DOCENTES A lo largo de mis años de formación con diferentes cursos, he ido aprendiendo y asimilando no solo una parte teórica de contenidos importantes sino también vivenciando todo aquello con prácticas y trabajo tanto remunerado como no remunerado. Cada uno me ha aportado enfoques y teorías muy enriquecedoras en relación con el entendimiento humano pero sin duda la que más poso me ha dejado respecto a las habilidades que se pueden trasvasar al campo docente ha sido esta última, la de psicomotricista, por lo que me centraré más en ella. La Práctica Psicomotriz educativa Aucouturier es un modelo de intervención educativa, no directiva que acompaña al niño en su crecimiento madurativo y abarca de los 0 a los 7 años de edad. Parte de su expresividad motriz, su forma de ser y estar (única en cada individuo) y se desarrolla en un dispositivo espacio-temporal donde los niños evolucionan desde la pulsión y la emoción hacia la descentración y el pensamiento. Es un cambio en la mirada hacia el niño. Nuestro deber es conocerle, no solo con bases teóricas sino también de forma particular mediante la escucha y la observación para poder ofrecerle lo mejor como profesionales. El sistema de actitudes del psicomotricista se basa en las siguientes: La escucha del cuerpo del niño, de la expresividad, de su mundo interno, de su deseo inconsciente, de sus demandas y su forma de comunicarse así como la escucha grupal. Por otra parte esta la seguridad/ley, es decir, una autoridad clara, que garantice la seguridad de todos para que la expresividad sea posible.

Reflexión de Las Habilidades del docente

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Opinión personal de las habilidades del docente en base a experiencia propia

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Page 1: Reflexión de Las Habilidades del docente

REFLEXIÓN DE LAS HABILIDADES ADQUIRIDAS HASTA AHORA QUE INCIDEN POSITIVAMENTE EN LAS HABILIDADES DOCENTES

A lo largo de mis años de formación con diferentes cursos, he ido aprendiendo y asimilando no solo una parte teórica de contenidos importantes sino también vivenciando todo aquello con prácticas y trabajo tanto remunerado como no remunerado.

Cada uno me ha aportado enfoques y teorías muy enriquecedoras en relación con el entendimiento humano pero sin duda la que más poso me ha dejado respecto a las habilidades que se pueden trasvasar al campo docente ha sido esta última, la de psicomotricista, por lo que me centraré más en ella.

La Práctica Psicomotriz educativa Aucouturier es un modelo de intervención educativa, no directiva que acompaña al niño en su crecimiento madurativo y abarca de los 0 a los 7 años de edad. Parte de su expresividad motriz, su forma de ser y estar (única en cada individuo) y se desarrolla en un dispositivo espacio-temporal donde los niños evolucionan desde la pulsión y la emoción hacia la descentración y el pensamiento.

Es un cambio en la mirada hacia el niño. Nuestro deber es conocerle, no solo con bases teóricas sino también de forma particular mediante la escucha y la observación para poder ofrecerle lo mejor como profesionales.

El sistema de actitudes del psicomotricista se basa en las siguientes:

La escucha del cuerpo del niño, de la expresividad, de su mundo interno, de su deseo inconsciente, de sus demandas y su forma de comunicarse así como la escucha grupal.

Por otra parte esta la seguridad/ley, es decir, una autoridad clara, que garantice la seguridad de todos para que la expresividad sea posible.

Y finalmente la dismetría, que es el ajuste a la situación que se vive, es decir, hacer igual o distinto a lo que hace el niño según convenga en un momento u otro.

Toda esta disposición de actitudes son muy válidas y útiles para llevarlas al aula, de modo que nos ayudarán en nuestras habilidades como docentes, ya que el bienestar que se da en el ser/estar de ambos es bidireccional mejorando el ambiente escolar.

Esta formación como psicomotricista, tiene una parte importante de trabajo personal vivenciado, el cual me resultó muy valioso e interesante. Se indaga en el conocimiento de uno mismo, nuestros miedos, limitaciones, trayectoria personal, familiar etc. Y es que, cuanto más sepamos cómo somos más podremos diferenciar qué nos pertenece a nosotros y que corresponde a los niños y por tanto, más pura será la intervención

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educativa. De este modo, habrá un mayor espacio para el verdadero crecimiento de la esencia del niño. Algo que a día de hoy me parece vital en las escuelas.

Cuando realicé las prácticas como psicomotricista, pude ser consciente de la dificultad de llevar a la práctica toda la teoría. El saber estar en la sala, y canalizar todas las emociones tanto de uno mismo como de los niños.

Personalmente, me hizo enfrentarme a una de mis debilidades, la resolución de conflictos. Comencé un largo proceso. Ver qué fallaba, cuánto había de mi problemática personal y cómo ajustarme mejor a cada tipo de conflicto con su correspondiente diálogo. Algo muy importante dentro de las habilidades del docente y más en los tiempos que corren.

Así mismo, fue un descubrimiento el dar seguridad usando toda mi disposición tónica-emocional. De modo, que la misma presencia desde el cariño y respeto creara un ambiente de seguridad afectivo. También fue consciente de mi debilidad a la hora de poner límites, y lo importante que son. Todo ello vital también en el aula.

Desde mi punto de vista esta formación fue un enriquecimiento personal y profesional que abre una nueva puerta a la conexión con el niño, su mundo y a dar los mejor de nosotros mismos tanto en sala como en clase.

Por otra parte, remitiéndome a un tiempo más cercano, estuve en un Congreso de Educación que me hizo reflexionar una vez más sobre el valor de estar conectados con nuestra esencia y las diferentes técnicas que hay a nuestra disposición como puede ser la relajación y la meditación.

No olvidemos que dicha conexión es la base de nuestra motivación hacia un cambio educativo. Todo ello desde el positivismo y la confianza en nosotros mismos y en nuestro hacer.

Permitámonos regar y ver florecer no solo a nuestro adulto sino a nuestro niño interior que nos aporta esa espontaneidad, frescura, curiosidad y amor por la vida misma sin necesidad de más. Otra educación es posible.