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LA REVISTA DONDE CONFLUYEN TODAS LAS MÚSICAS BLUR, THE BREW, IAN CURTIS, EDI CLAVO, IRON MAIDEN, JOHN LYDON, DOBLE ESFERA, FM, EUROPE, ALVIN STARDUST, LOS SECRETOS, TOPO, MAKALA, THERAPY?, NELSON LA REVISTA DONDE CONFLUYEN TODAS LAS MÚSICAS ROBIN BECK Y la noche se trufó de elegante rock melódico BRIAN WILSON PAT BENATAR MIGUEL RÍOS JIM PETERIK LITTLE HURRICANE THE EXCITEMENTS MUSE ROSA NEGRA JULIO 2015

Renacer Eléctrico Music Magazine. Julio 2015

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Renacer Eléctrico Music Magazine, fundado en 2001, está dedicado al mundo de la música (tratando del rock o el glam al jazz o el sinfónico, pasando por el country, el pop, el soul, el heavy metal, el r&b, la new wave, la electrónica, el ska o la world music, entre otros) y a todas las manifestaciones culturales de interés relacionadas con esta disciplina artística, apuestas que se ven reflejadas en artículos de fondo, análisis, reportajes, crónicas y demás textos totalmente documentados y minuciosos. Renacer Eléctrico Music Magazine es el punto donde confluyen todas las músicas, y estas ediciones trimestrales son la representación en papel y en eBook de la revista digital especializada.

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Page 1: Renacer Eléctrico Music Magazine. Julio 2015

LA REVISTA DONDE CONFLUYEN TODAS LAS MÚSICAS

BLUR, THE BREW, IAN CURTIS, EDI CLAVO, IRON MAIDEN, JOHN LYDON, DOBLE ESFERA,FM, EUROPE, ALVIN STARDUST, LOS SECRETOS, TOPO, MAKALA, THERAPY?, NELSON

LA REVISTA DONDE CONFLUYEN TODAS LAS MÚSICAS

ROBIN BECKY la noche se trufó de elegante rock melódico

BRIAN WILSONPAT BENATARMIGUEL RÍOS

JIM PETERIKLITTLE HURRICANETHE EXCITEMENTS

MUSEROSA NEGRA

JULIO 2015

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GRAN cONCURSOcon

Los miembros de CROMÁTICA PISTONA nos han cedido dos paquetes en los que se contiene toda su discografía, es decir, las copias originales en CD de su PORKA TROIKA

y su EP CASTA BRAVA, para que las regalemos en Renacer Eléctrico Music Magazine. Así que, si queréis entrar en el sorteo para llevaros dos de los más originales trabajos del

swing/ska/jazz nacional de este nuevo milenio, sólo tenéis que enviarnos un mail a [email protected] (con el asunto “CONCURSO CROMÁTICA PISTONA”)

contestándonos a la siguiente pregunta:

¿Qué agrupación popularizó en los 60 el tema “Midnight In Moscow” que versiona la banda en su último trabajo?

En el próximo número de agosto daremos el nombre de los ganadores.

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06. CRÍTICAS DE DISCOS.

19. CINE MUSICAL. THIS IS SPINAL TAP.

21. ENTREVISTA. FM.

23. CARRER DEL TALLERS. UNA HISTORIA VERDADERA.

26. ENTREVISTA. JIM PETERIK.

30. ENTREVISTA. LA GRAN ESPERANZA BLANCA.

32. BRIAN WILSON Y SMILE.

34. LIBROS MUSICALES.

39. ALVIN STARDUST. TUPÉ, PATILLAS, ALZAS Y POP AND ROLL

40. CRÓNICAS DE CONCIERTOS. DUO KIE, TOPO, THE EXCITEMENTS,

LITTLE HURRICANE, THE BREW, DOCTOR DIVAGO, ROBIN BECK,

LUKE WINSLOW-KING, TRACK DOGS, ARIEL ROT, LITTLE CAESAR.

56. MATRÍCULAS DE HONOR. PAT BENATAR, MIGUEL RÍOS.

58. ENTREVISTA. EL SEVILLA.

59. QUIÉN TE HA VISTO... Y QUIÉN TE VE: JOHN MILES.

60. ENTREVISTA. ROSA NEGRA.

63. GRAM PARSONS Y THE FLYING BURRITO BROS. ARCHIVES VOL. 1

Dirección: Sergio Guillén Redacción: Andrés Puente, Sergio Guillén, Fat Professor, María Manuela Cortinas y Julio L. Tecglen

Fotografía: África Paredes Diseño y maquetación: Sergio Guillén y África Paredes

Encargado Facebook: Sergio Guillén / Encargada Twitter: África ParedesContacto: [email protected] / Edita: Bubok Publishing S.L.

Foto portada: África ParedesRENACER ELÉCTRICO MUSIC MAGAZINE no se hace responsable de ls opiniones vertidas por su colaboradores

y anunciantes ni se identifi ca, necesariamente, con las mismas.

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Julio de 2015

SUMARIO

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Los reyes del metal se van de campamento

LA ENTRADA

El verano era posiblemente el momento del año más ansiado por cualquier escolar, la etapa del descanso lec� vo, del cerrar los libros y arrinco-narlos en lo más re-cóndito de nuestras habitaciones, va-

ciando nuestra cabeza de cualquier cosa que no tu-viese que ver con la diversión infan� l-juvenil pura y dura. Sin embargo, ahí estaban, los cuadernillos de Vacaciones San� llana –y demás sucedáneos–; ahí se erigían, inquebrantables, encima de la mesa del comedor o sobre la nocturna mesilla, en nuestro propio cuarto, como diciéndonos: «A mí no te me escapas. Mañana rendiremos cuentas y refrescare-mos la lección». Para muchos la idea de que les en-viasen sus padres a un campamento de verano era en parte una salvación, pues ya les podían dar bien dado a aquellos rijosos cuadernillos. Pero a algunos, con la cosa del “a aprender inglés, que es de gran porvenir”, como cantaban los nacionales Topo, nos montaban en un autocar y, ¡venga!, derechitos a un campamento de idiomas –y eso que en mi caso no bajaba del sobresaliente o el notable alto en esta asignatura a lo largo del año–. A mí, durante unos cuantos veranos, me tocó asis� r a varios de ellos, todos pertenecientes a la organización King’s Colle-ge. No negaré que me costaba horrores meterme en estos fregados, ante todo por la vergüenza que sen� a y por el poco gusto que le tengo a los cam-bios en mi vida –aunque en ella, al fi nal, siempre se terminen produciendo los más insospechados... y casi siempre para bien–. Luego sí, cuando pasa-da la primera semana me hacía con el si� o, con los compañeros de cuarto, con los profesores y demás, regresaba a casa con una sonrisa de sa� sfacción. Y es que, más allá de lo que se pueda pensar, aque-llos eran campamentos de verano para hacer de-porte, estar al aire libre, convivir con otros chavales y chavalas –dejando al fi n descansar unas sema-nas a los sufridos padres, no nos engañemos–; por lo que, aunque había sus horarios de clase, todo

se intentaba llevar a puerto fi rme cual un juego, como ac� vidades entretenidas (por lo general). Pero no hablo de esto para hacer loa o chanza de este � po de ins� tuciones. Mi obje� vo es revivir un recuerdo musical, el momento en el que descubrí una agrupación que me ha hecho disfru-tar durante años. Me estoy refi riendo al cuarteto de heavy metal norteamericano Manowar. Pongá-monos en situación: es 1994, en un campamento sito a la afueras de un pueblecito turís� co de la Costa Brava. Acababa de cumplir los quince años y era la úl� ma posibilidad de regresar a dichos recin-tos, pues llegado a los dieciséis te tenías que apun-tar a los cursillos que el King’s College ofrecía en Madrid ya en unas ofi cinas acondicionadas para las clases mondas y lirondas. Regresando al “summer camp” y a sus lecciones de la lengua de Shakes-peare, sinceramente, en aquellos días lo que más me interesaba del inglés era conocerlo únicamente para poder entender todas mis canciones preferi-das de Led Zeppelin, Deep Purple o AC/DC; tanto es así que a la menor les daba la chapa con insisten-cia a los profesores más jovencitos y liberales para que en los descansos entre clase y clase me echa-sen una mano en las traducciones de piezas como “Dirty Deeds Done Dirt Cheap” o “Whole Lo" a Love”. Como decía, mis compañeros, más allá del día a día veraniego de toda chavalería con ganas de desfogarse, me trataban con veneración por la edad, excesiva diría yo, ya que en ocasiones ejercía más como paño de lágrimas o consejero amoroso-sen� mental que otra cosa –llámenme pagafantas si lo prefi eren... aunque no me tocase pagar nin-guna–. Sin embargo, entre tanto estudiante-vera-neante conocí a una chica que me introduciría de lleno en el mundo de esos cuatro � pos yanquis me-taleros. No, no hablo de romances playeros en plan el arranque del fi lme Grease; el asunto era mucho más prosaico. Aquella adolescente era algo así como el personaje de Ally Sheedy en la película El Club De

Los Cinco –ya hablaré largo y tendido sobre los lar-gometrajes del cineasta John Hughes y de la ma-nera en la que marcaron a toda una generación es-

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nombre de pila: Louis Marullo).

Desde el primer momento caí hechizado por la música que facturaban aquellos � pos, tan-to cuando sonaba más hard & heavy como cuando casi rozaban el speed metal; incluso al llegar el re-lato “The Warriors Prayer”, un cuento de bárbaros, espadas, sangre y honor peliculero de unos cinco minutos de duración, fui incapaz de pasarlo, de sal-tármelo. A los pocos días ya me lo había aprendido y pasaba el rato recitándolo para mis adentros.

Al regresar a Madrid tras las dos semanas de campamento, lo primero que hice fue acercar-me al centro, a la Gran Vía y sus aledaños, en bus-ca de aquel disco, de aquella compilación que me terminé comprando en formato casete –pues por esos días la prioridad era dar de comer a mi walk-

man con material original–, no sé bien si en Madrid Rock o en Hard Vinyl. Lo curioso del tema es que, una vez me puse a adquirir sus discos ofi ciales, mi acercamiento fue precisamente por el que menos se parecía a lo que ya había escuchado en The Hell

Of Steel, es decir, el elepé Ba! le Hymns. Lo adquirí el primero pues, no teniendo ninguna preferencia en mente, y con la intención de poco a poco hacer-me con toda su discogra" a editada hasta la fecha, lo que primaba eran las ofertas, y el disco compac-to de Ba! le Hymns resultó el que menos pesetas me obligaba a pagar al pasar por caja.

Los que conozcáis la obra de Manowar, os podréis imaginar mi sorpresa al escuchar el arran-que de rock duro troglodita, cervecero, incluso mal producido, que era “Death Tone”; me quedé frío: «Estos � pos no pueden ser los mismos que tengo en la casete recopilatoria». Y es que, qué tenía que ver “Metal Daze” con, por ejemplo, “Black Wind, Fire And Steel”; con todo y con eso, el citado tra-bajo, su debut discográfi co, con sus carencias (y sus aciertos, pues posee momentos memorables, mágicos), se terminaría quedando anclado entre mis favoritos... y hasta pude disfrutarlo íntegro en directo en la gira del cuarteto de 2011.

Sergio Guillén

(Director)

pañola... aunque por estas � erras poco o nada se viviesen las historias que él retrataba; pero, a fi n de cuentas, tampoco por los States, no se crean–; eso sí, con mucha más personalidad y mucho menos introver� da. A lo largo de mi periplo “campamen-# s� co”, y con el paso de los años, había hallado a verdaderos forofos “monomusicales”, faná� cos in-quebrantables de ar� stas o grupos concretos: uno que se sabía hasta la úl� ma letra de Joaquín Sabi-na, otro que mataba por El Úl� mo De La Fila, aquel compañero de cuarto que día sí y día también po-nía en el radiocasete una desgastadísima cinta de Sopa De Cabra o el cargado de abalorios de pega, con gorra calada a la inversa, que inyectaba en nuestros oídos a los Snap! más tralleros con su cóc-tel de house y eurodance –lo del eurodance pegaba con fuerza en los primeros 90, y hasta a un servidor, haciendo de disc-jockey en una fi esta del campa-mento, le tocó pinchar repe� das veces el “Saturday Night” de Whigfi eld para que los allí congregados se pegasen el bailecito de marras–.

En aquel verano en Costa Brava mi recuer-do se centra en una casete recopilatoria, un trabajo de compilación � tulado The Hell Of Steel, y cuyas canciones pertenecían a una banda de logo� po con letras pun� agudas, rojas y regias; un disco fi rma-do por unos tal Manowar. Aquella chica, al verme hablar constantemente de grupos rockeros –aun-que tampoco hiciese ascos a las melodías vocales de formaciones de r&b o pop, por ejemplo, y las tararease casi de forma inconsciente–, se decidió a mostrarme su secreto; y no, que los más calentu-rientos no empiecen a dejar volar su imaginación, pues no � ene nada que ver con las películas del italiano Jaimito o con el destete de las andanzas de Pajares y Esteso. Ella puso en mi mano aquella cinta de casete y me animó a que le echase una escucha, algo a lo que pasé en la hora siguiente. Encajé aquel artefacto en mi walkman, que por en-tonces me acompañaba a todas partes, y le di a la tecla del “play”. Empezó a sonar el hard rock me-tálico de “Figh� ng The World”, con sus andanadas vocales eufóricas, un estruendo de guerreros de la carretera –algo así como si la pandilla de The Hu-mungus, el malo-malísimo de Mad Max 2, alzase su desesperado grito de batalla al cielo–. Era algo emocionante, al igual que la voz de su vocalista, el neoyorquino Eric Adams (aunque, a la hora de comer, y en la mesa familiar, le llamasen bajo su

LA ENTRADA

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CRÍTICAS DE DISCOS

«Siempre nos ha gustado hacer algo diferente, con es� lo propio y mucha personalidad. Procuramos hacer canciones que enganchen, que sean pegadi-zas, pero que al mismo � empo nos permitan de-sarrollar nuestra habilidad musical y explorar diferentes campos», me re-conocía Antonio Elzaurdia, guitarrista de Doble Esfera, en la entrevista que en noviembre de 2013 le hice en re-lación a su elepé Mi Universo. Ahora, ya en 2015, y nuevamente de la mano de Santo Grial, el cuarteto sigue fi el a esa libre norma que subrayaba An-tonio. Los cuatro cortes que componen el EP � tulado El Baile De Los Necios nos traen a unos Do-ble Esfera tan personales como en su obra anterior, aunque tal vez algo más concisos en su manera de materializar la corriente metálica. La defi nición de

su sonido es admirable, además de lograr esa per-sonalidad que muchos otros ansían y jamás logran. Si has escuchado alguna vez a Doble Esfera no te será di" cil reconocerles en cualquier otra canción

que tengan compuesta. “El Baile De Los Necios”, “2030” y “Noches De Fuego” capturan en sus letras origi-nales formas de escribir este � po de tonadas, unos textos que no son pre-cisamente el sota, caballo y rey que para otros es religión. Incluso en “Ladrillo De Hormigón”, homenaje al murciano bar El Ladrillo, consigue Elzaurdia un retrato dife-rente de la # pica noche de música en

directo y bebidas alcohólicas a gogó. Doble Esfera siguen fi rmes en el camino, sin la menor duda. por Sergio Guillén

DUERMEVELA

(Xebi SF, Doneu-li Records)

Xebi Salvatella es un bandautor (término que de-fi ende el propio Xebi SF) que, tras formar parte de la banda Sàvats, publica su debut en solitario: Duer-

mevela. Para dar forma a estas canciones –can-ciones que, en palabras de su autor, están «escritas entre el consciente y el inconsciente, entre el despertar y el no poder dormir»– este músico de Girona decidió alquilar una furgo-neta, instalar en ella un colchón y un equipo de grabación, liarse la manta a la cabeza y echarse a la carretera du-rante 19 días, recorriendo 4000 kiló-metros a lo largo y ancho de la Penín-sula Ibérica; no en vano el sub# tulo de este disco reza “grabado en ruta viajando en libertad...”. Xebi SF nos ofrece en Duermevela un repertorio bilingüe castellano-catalán en el que predominan

composiciones introspec� vas en la línea de un Na-cho Vegas, que gozan de una total libertad crea� va muy a lo Very Pomelo y que se mueven en un ima-ginario onírico y surrealista digno de Adrià Pun# .

Entre estas creaciones encontramos desde historias costumbristas como las que se nos cuentan en “La Abue-la” y “En Mi Pueblo”, pasando por la sorprendente “Llepadesagranota” y hasta un instrumental de # tulo an-tológico como es “You Hit Just A Girl! Where Are You From? From New Jer-sey?”. “En La Sala De Espera” se reve-la como un tema especialmente inspi-rado mientras “Submergit O Volant” (sumergido o volando), por su parte,

sirve para dar nombre al vídeo documental que re-coge el tes� monio de la grabación de esta valiente propuesta en forma de álbum que no puede más que merecer nuestros elogios, por la calidad del

EL BAILE DE LOS NECIOS

(Doble Esfera, Santo Grial)

EL BAILE DE LOS NECIOS

(Doble Esfera, Santo Grial)

DUERMEVELA

(Xebi SF, Doneu-li Records)

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CRÍTICAS DE DISCOS

trabajo y por la osadía que demuestra su hacedor. A pesar de tratarse de un disco en solitario Xebi SF no ha estado, ni mucho menos, solo en este via-je pues ha contado con las colaboraciones de una docena de músicos con los que ha ido dando en su camino, músicos como Adrià Bauzó (The New Raemon), Esteban Perles (Bigo� ), Albert Dondarza (La Banda del Surdo), Joan Colomo o Paco Loco. En unos � empos en los que cualquier músico opta por

montarse su propio estudio de grabación en casa, Xebi SF dobla la apuesta y se monta un estudio so-bre ruedas en el que poder capturar sus canciones en cualquier escenario que se le antoje; cual Ke-rouac contemporáneo ha logrado plasmar en los surcos de este disco las vivencias de tan par� cular viaje, sin el cual estas mismas canciones habrían sonado, sin duda, dis� ntas. por Fat Professor

RECORDANDO A ELLA FITZGERALD Y JOE PASS

(Ángela Cervantes y Chema Saiz, Youkali Music)

Sin duda, Ella Fitzgerald fue una cantante reputa-da, excepcional, que se salía de cualquier gráfi ca y que recibió, y sigue recibiendo tras su muerte, una importante can� dad de homenajes y tributos. Sin embargo, y por desgracia, al virtuoso Joe Pass no se le recuerda tanto, a no ser que se mire en círculos de instru-men� stas o charlas de amantes del jazz. Pero no hay que olvidar jamás de Pass fue uno de lo más elegantes y evolu� vos guitarristas de las seis cuerdas jazz. Nacido en 1929 en New Brunswick, Nueva Jersey, este hijo de padre siciliano comenzó a tocar la guitarra con nueve años, para a los catorce estar ya me� do en la escena de bandas. En las siguientes décadas grabaría con los mejores sellos del género y acompañaría con su Gibson ES-175 a decenas y decenas de ar� stas con-sagrados. Joe nos dejó en 1994, dos años antes que Ella. Este Recordando A Ella Fitzgerald & Joe Pass trae a nues-tra memoria aquellas piezas inolvidables que gra-

baron juntos y que habían compuesto talentos de la talla de George e Ira Gershwin, Benny Goodman, Duke Ellington o Antonio Carlos Jobim; pero las trae en las versiones que plantea el dueto confor-

mado por la vocal Ángela Cervantes y el guitarrista Chema Saiz, dos muy capacitados ar� stas que juntos han hallado esa misma magia que Pass y Fitzgerald podían llegar a generar so-bre un escenario. Eso sí, no estamos ante unas revisio-nes siguiendo al pie de la letra los ori-ginales. Estas son creaciones que cada intérprete debe sen� r, debe dar vida, así que no valen copias. La química

entre la cantante y las cuerdas de Saiz deben en-contrar su par� cular espacio –y lo hacen, doy fe–. Escuchar el scat de Ángela doblado por los apuntes elegan" simos de Chema es una autén� ca delicia, creando en nuestros oídos un cambiante laberinto del que siempre salen airosos. Suprema grabación. por Sergio Guillén

POLSAGUERA

(Virgen, Rock Estatal Records)

Tengan por seguro que cuando un grupo apuesta por realizar algo diferente � ene toda mi atención. Esto es lo que me ha ocurrido con Virgen, un quin-teto radicado en la comarca de la Vega Baja del Se-gura (Alicante) que en estos días nos presenta su

segundo álbum. Polsaguera se convierte un disco de lo más enigmá-� co desde que uno le echa un vistazo a su daliniana portada. Es en ese instante cuando uno comienza

POLSAGUERA

(Virgen, Rock Estatal Records)

RECORDANDO A ELLA FITZGERALD Y JOE PASS

(Ángela Cervantes y Chema Saiz, Youkali Music)

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CRÍTICAS DE DISCOS

a imaginar y se pregunta a qué demonios sonará la grabación contenida en dicho envoltorio. Quizá el mayor referente de este álbum sea The Mars Volta, aunque tampoco es cierto que este trabajo conceptual (y que realmente funcio-na así, como una unidad en la que se va encadenando un tema con el siguiente) rinda una pleitesía total e incondicional a tan relevante for-mación estadounidense. El es� lo de Virgen es di� cil de defi nir, lo cual no quiere decir necesariamente que la banda se pierda en retruécanos y la-berintos musicales. Más o menos po-demos emparejar al grupo con el lla-mado post-hardcore, aunque el disco bascula entre el rock y el metal con ciertas ínfulas experimentales, enhebrando todo ello con un sen-� do del humor de lo más par� cular. En este sen� -

do, es imposible soslayar un tema como “La Casa De Las Conchas” en el que uno de los componentes del grupo habla con una señora que afi rma que la música de Virgen “no está bien” y que es “música

de porreros”. Hacía � empo que no me llevaba a los oídos un disco tan alejado de lo habitual en el rock español. No sólo el concepto es surrealista a la par que cachondo (escúchense temas como “Ojos De Arcasil” o “El Capullo Gana”), sino que el álbum está bien tocado, los temas son buenos y se ha puesto un cuidado notable en todo lo que rodea a este trabajo. Hay que

aplaudir a estos muchachos, no queda otra. por Andrés Puente

XAKE!

(Makala Jazz Funk Band, Orrua Diskak)

Mi primer acercamiento a la música de Mikel Unzu-rrunzaga Schmitz fue por medio de su trabajo Unex-

pected Tapas, un álbum perfecto para disfrutar al calor del verano, con el agua mojándote los tobi-llos. Este DJ ya tenía algunos discos publicados con anterioridad fi rmados bajo su nombre de guerra, Makala, pero para mí fueron esas sónicas ta-pas inesperadas las que me abrieron a su forma de concebir la música. Oído lo oído en aquel trabajo –al que le seguiría el totalmente recomenda-ble Global Funk Remixes 2004-2014–, era más que normal que Mikel pusie-se en marcha una banda completa y real para poder desarrollar su pasión por el funk, una pasión totalmente abierta a roces de jazz, r&b o soul conviviendo con el día a día del barrio la� no neoyorquino. Pero no, Makala Jazz Funk Band no nace en La Gran Manzana sino en Zarautz; pero eso no es impedimento o barrera para que Mikel Maka-la y sus compañeros, al acercarse a tres homena-jes, el trío de versiones que con� ene este Xake!, no puedan saltar el charco para soñar con Los Ángeles (ese “Hector” original de The Village Callers), ate-

rrizar en infl uencias en el Chicago de “Wack Wack”

o incluso cambiar de dirección, poner el morro de

su imaginario avión enfi lando hacia Ghana para re-

visar el afro-funk de “Karam Bani” (Sidiku Buari).

La labor instrumental en la totalidad

del elepé es excelente, sonando suel-

tos, ligeros, en ocasiones muy vitami-

nados –en “Orrua” la base rítmica pa-

reciese la de aquellos Archie Bell And

The Drells revisitando el “Knock On

Wood” de Eddie Floyd y Steve Crop-

per–. Además me gusta la tesitura

vocal que aporta el registro de Oihan

Lopetegi, cantante que se aleja de ese

habitual que parece ya norma de que

las féminas que canten música de raíces negras de-

ban sonar con una enjundia y unas subidas extre-

mas –no tengo nada en contra de ello, siempre que

lo pida el grupo y la música que el mismo facture–.

Oihan posee una voz más suave, aunque no exenta

de reconocible personalidad, lo que ayuda a que el

fl uir del combo no se ralen� ce.

por Sergio Guillén

XAKE!

(Makala Jazz Funk Band, Orrua Diskak)

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CRÍTICAS DE DISCOS

THE MAGIC WHIP

(Blur, Parlophone)

Una de las frases más manidas en el campo de la crí� ca musical es aquella que se les endilga a ban-das que han crecido en la industria y que viene a decir más o menos lo siguiente: «Este es su disco más maduro» o «Se puede escuchar un sonido más maduro en sus can-ciones». La madurez en ocasiones se u� liza como piedra de toque sinóni-mo de letras más profundas o cambio esté� co; sin embargo, hay ocasiones en las que el músico ha madurado como melómano, como recolector de infl uencias, como aprendiz de oí-

dos abiertos. Y ese es el caso de los

Blur que han grabado este The Magic

Whip.

No hay que olvidar que Damon Albarn, tras sus

días de éxito con Blur, fundó el proyecto Gorillaz,

colaboró con todo aquel que le pidiese un empu-

joncito e incluso militó en el supergrupo The Good,

The Bad & The Queen. Y qué decir del guitarrista

Graham Coxon, músico inquieto que no se quedó

tampoco parado y cuya discogra! a en solitario es

más que extensa. En The Magic Whip los Blur trans-

forman su pop en una materia oscura,

elegantemente rara, misteriosa, llena

de recovecos. En defi ni� va, sonidos

no aptos para los que no puedan ver

más allá de “Girls & Boys” o “Char-

mless Man”.

Pero que no se en� endan sus nuevas

canciones como ejercicios de auto-

complacencia y de tedioso transitar. Si

seguiste la evolución de Blur, un disco

como el que nos trae este regreso te

parecerá la pieza idónea que le faltaba al rompeca-

bezas, el movimiento que se habían dejado por ha-

cer y que ahora materializan con profundo garbo.

por Sergio Guillén

DISQUIET

(Therapy?, Amazing Records Co.)

A estas alturas de la película es probable que no

haya mucha gente que recuerde al trío norirlan-

dés Therapy?. Tremendamente populares en su

momento y liderados por el vocalista y guitarrista

Andy Cairns, tuvieron su etapa de glo-

ria en la década de los 90, cuando se

convir� eron en punta de lanza del lla-

mado rock alterna� vo en Europa.

Seguramente muchos piensen que

esta es la # pica reunión de un grupo

mí� co, pero la verdad es que la banda

no ha parado de editar discos desde

que iniciara su carrera en 1989. De

hecho, este es el sép� mo álbum que

publican en el siglo XXI, y su música

sigue siendo tan vital y potente como antaño. Rock

de guitarras duras, con querencias metaleras e in-

cluso hardcorianas; y, por encima de todo, el gusto

por las melodías vocales que se convir� ó en común

moneda de cambio en la llamada era del grunge.

Pudiera parecer un anacronismo lo que ofrecen

Therapy? en pleno 2015, aunque lejos de sen� rse

como tal, obtenemos un disco con

once canciones dinámicas y total-

mente sa� sfactorias que supondrán

un vendaval de aire fresco para cual-

quiera que disfrute con este � po de

sonidos.

Quizá haya oyentes que despachen

Disquiet como mero ejercicio de nos-

talgia, pero hay que reconocer que en

este disco hay mucho material de cali-

dad que hará las delicias de los aman-

tes del power pop y el rock duro en general. Hay

que romper una lanza por este trío porque sacar un

álbum así en el momento actual � ene mucho mé-

DISQUIET

(Therapy?, Amazing Records Co.)

THE MAGIC WHIP

(Blur, Parlophone)

Page 10: Renacer Eléctrico Music Magazine. Julio 2015

CRÍTICAS DE DISCOS

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rito; y es que mantenerse en ac� vo durante to-dos estos años editando material nuevo, cuan-do casi todos te catalogan como un nombre del pasado y cuando lo fácil habría sido vivir de las

glorias pretéritas... es una tarea digna de � tanes. por Andrés Puente

THE SWEET PRETTY THINGS

(The Pretty Things, Repertoire)

Con un sugerente y sensual ! tulo regresan los bri-

tánicos The Pre" y Things, autén� ca ins� tución de

la música inglesa. Y además lo hacen manteniendo

su núcleo duro intacto, ese tándem formado por

el vocalista Phil May y el guitarrista

Dick Taylor. Tanto el uno como el otro

levantaron la banda en sus primeros

días de r&b penetrante, ácido, de

cuerpo electrizante. Sin embargo, a

par� r de su obra cumbre conceptual

S.F. Sorrow, Taylor decidió distanciar-

se del proyecto abandonando sus fi -

las. Pasarían algunos álbumes orien-

tados hacia el classic rock con � ntes

de rock musculado hasta que Dick

volviese a su verdadero hogar, justo

para la grabación del muy power pop Cross Talk

(1980).

En cualquier caso, y aunque aquel elepé tenía la

sufi ciente calidad como para comerse a lo más gra-

nado de la nueva ola de aquellos días, The Pre" y

Things dejó de grabar álbumes de estudio hasta los

años 90; de hecho, no sería hasta su ...Rage Before

Beauty (1999) el momento en el que volveríamos

a saber de ellos. Luego, otros casi diez años hasta

Balboa Island (2007) y un siguiente parón en edi-

ciones nuevas hasta este 2015. Es cierto que entre

medias se han editado compilaciones y discos en

directo, pero es The Sweet Pre! y Things (Are In Bed

Now, Of Course...) el autén� co pan recién salido del

horno. Un pan, todo sea dicho, de una masa madre

deliciosa y perfectamente elaborada.

En la banda, además de May y Taylor, y del ya fi jo

desde hace muchos años Frank Holland –otro au-

tén� co veterano–, podemos encon-

trar a los más jóvenes George Woosey

y Jack Greenwood, músicos de plena

confi anza para los capitostes de tan

legendaria agrupación y a los que se

les ha permi� do en todo momento

par� cipar del trabajo crea� vo (Geor-

ge aparece en los créditos de cuatro

canciones y Jack en los de una). To-

dos los temas nuevos casan con ese

r&b psicodélico y áspero que tan

bien manejaba –y sigue haciéndolo–

este combo. La rotunda “The Same Sun”, el árido

blues “And I Do”, la beat revival “Turn My Head”,

la monumental “Dark Days”, el ejercicio baterís� co

de “Greenwood Tree”, el carácter un tanto folk de

“Hell, Here And Nowhere”, la muy rítmica en su at-

mósferas ácidas “In The South” o esa “Dirty Song”

que parece sacada de los primeros días de Pink Flo-

yd, son en su totalidad un ejercicio de maestría y

conocimiento del terreno. Sin olvidar, por supues-

to, las dos versiones apabullantes: el “Renaissance

Fair” de The Byrds y aquel “You Took Me By Surpri-

se” que Sky Saxon fi rmó para sus The Seeds. Disco

del año incues� onable.

por Sergio Guillén

CITY OF HEROES

(Kiske/Somerville, Frontiers Records)

Desde el centro de operaciones de Fron� ers Re-

cords se suele animar a sus ar� stas a realizar re-

uniones y proyectos musicales con otros pupilos

o futuros fi chajes. Cualquiera que conozca el sello

estará más que al corriente de todo este � po de

apuestas en formato de tándem, fi rmadas por los

THE SWEET PRETTY THINGS

(The Pretty Things, Repertoire)

CITY OF HEROES

(Kiske/Somerville, Frontiers Records)

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CRÍTICAS DE DISCOS

apellidos de los instrumen� stas, compositores o vocalistas implicados. Kiske/Somerville fue una idea que el sello puso sobre la mesa en 2009 y que tanto Michael Kiske como Amanda Somerville aceptaron de buena gana. Cada uno de sus miembros llegó al 2010, año de edición del primer ál-bum homónimo, desde diferentes puntos o estadios de sus carreras profesionales. Michael, tras forjar le-yenda como voz de los germanos He-lloween, había sido un invitado recu-rrente en los primeros trece años del nuevo siglo dentro del supergrupo Avantasia parido por Tobias Sammet. Por otra parte, intentó crear su propia banda con SupaRed, una apuesta que no funcionó demasia-do bien por más promoción que se le quiso hacer. Sin embargo, ya como Place Vendome, y junto a la gente de Fron� ers, se ha establecido, sin dejar por ello de ser cabeza visible en proyectos como Uni-sonic (con su amigo Kai Hansen) o estos Kiske/So-merville, fundados precisamente dos años antes de que Unisonic fuese una realidad. Amanda, que se labró una buena carrera como solista, se ha puesto al servicio cual colaborado de apuestas como Aina,

Epica, Edguy, Avantasia o A� er Forever. Y una vez

ya establecido el primer paso de Kiske/Somerville,

incluso amor� zaría el � empo en el mismo sello

dentro de la banda relámpago Trillium.

Ahora, en City Of Heroes, el segun-

do disco de este tándem –quinteto

en realidad, con Mat Sinner en sus

fi las–, ambos vocalistas salen fortale-

cidos; renacidos, si se prefi ere. Frases

como «elevándome, como un Fénix

desde las llamas. Te lo he dicho, rom-

peré estas cadenas», de “Rising Up”,

no parecen precisamente ser meras

casualidades (por mucho que sea Sin-

ner y Magnus Karlsson los que fi rman

la canción en su totalidad). Estamos ante un disco

muy efec� vo, de buenos estribillos, con una ban-

da ejecutando un metal sin demasiadas fl orituras,

que va al grano y que no olvida un muy agradecido

toque melódico en sus arreglos vocales. Todo nota-

blemente tocado e interpretado, producido con el

acierto que pone Mat Sinner a todo trabajo en el

que se involucra.

por Sergio Guillén

EL HOMBRE ORQUESTA!

(Candy Caramelo, Warner Music)

Me viene a la memoria cómo, en marzo de 2009,

Candy Caramelo presentaba en directo en la sala

Costello de Madrid el que era su disco debut en so-

litario Por Amar No Hay Que Pagar; y recuerdo que

lo hacía rodeado de buenos amigos

como José “El Niño” Bruno, Julián Ka-

nevsky, Jaime Urru� a, Andy Chango o

Ariel Rot.

Ahora Caramelo publica un nuevo tra-

bajo en solitario en el que se pone el

traje de hombre orquesta que reza el

" tulo para tocar él mismo todos los

instrumentos en un disco en el que –a

pesar de la aparente contradicción–

no se encuentra solo, ¡ni mucho me-

nos!, pues las alargadas sombras de numerosos co-

legas de aventuras musicales se ciernen sobre sus

surcos.

Fijándonos en las canciones de este disco, en él en-

contramos textos con las fi rmas de Lichis o Sergio

Makaroff , otros autoría del propio Ca-

ramelo (en solitario o junto a Emilio

Cid), uno escrito codo con codo junto

a Andrés Calamaro y otro compuesto

a seis manos con los antes menciona-

dos Rot y Chango. Pero es en el plano

instrumental donde reside su mayor

baza; mezclado y masterizado por

José Nortes, el sonido resultante es

cien por cien Caramelo, un Caramelo

a veces dulce pero también picante,

un Caramelo que se deshace en tu

boca a ratos y otros en los que lo has de morder

con los dientes. Caramelo nunca ha disimulado su

EL HOMBRE ORQUESTA!

(Candy Caramelo, Warner Music)

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CRÍTICAS DE DISCOS

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querencia por el sonido y la esté� ca de los años 50, así pues, es lógico que encontremos aquí mucho swing, rock and roll y rockabilly, persiguiendo siempre la esencia de ese sonido analógico que está volviendo en plena era digital y logrando aquel sabor añejo de los instrumentos grabados en directo en el estudio. El Hombre Orquesta! es un gusto –un gusto cocina-do a fuego lento en casa, con esmero, dedicación y con sus propias manos de principio a fi n– que se

ha dado este experimentado productor, compo-sitor y músico que ha colaborado con algunos de los más relevantes nombres del rock en castellano. Caramelo quiere saciar nuestra hambre de rock

and roll clásico y demás es� los afi nes ofreciéndo-nos un es� mulante y delicioso plato musical sazo-nado con buen criterio, elegancia y saber hacer.

por Fat Professor

ROBOT CALÓ

(Achilifunk Sound System, Wah Wah Records)

Achilifunk es mucho más que una serie de publica-ciones discográfi cas. Achilifunk es mucho más que un pinchadiscos embebido por la rumba. Achilifunk es mucho más que un simple trabajo de inves� ga-ción. En los úl� mos diez años Txarly Brown, sin duda uno de los mayores expertos en la rumba, sus maridajes y las infl uencias dejadas por dicha co-

rriente –o los mil y un vericuetos por

los que él, al contrario que muchos

otros, ha transitado compilando, es-

tudiando y divulgando tanto arte, pa-

taita, farol y duende escondido–, ha

hecho historia. Tal vez ni él se diese

cuenta, pero así es.

Carles “Txarly Brown” Closa no sólo ha editado

discos, pinchado en salas, coleccionado vinilos, di-

fundido la palabra de la rumba a todo aquel que le

quisiese escuchar o escrito la autén� ca Biblia so-

bre este género (esa maravilla � tulada Achilibook

y publicada por la Editorial Milenio en 2013), pues

este ar� sta inquieto, aglu� nador igualmente de ta-

lentos, lanza este 2015 una verdadera joya � tulada

Robot Caló, la cual fi rma con un autén� co super-

grupo denominado Achilifunk Sound System, una

suerte de Fania All-Stars catalana con igual impulso

y sabor.

En las pistas fi nales se toca, se interpreta y se mez-

cla tomando pizcas de aquí y de allí, retales de una

historia de la música rítmica y con salero. Así hacen

viajar a Chipén hasta Jamaica o ponen a Los Amaya

a marcar el danzón tropical de los Ra-

dio Futura más mes� zos; al igual que

Peret es rememorado con un respe-

to y una enjundia inusitados. Y de tal

manera, paso a paso, y con total ca-

riño y conocimiento de causa, toman

la ver� cal cosas como “Hawayano”,

“Mala Suerte”, “Ruega”, “El Barón”

o “Raskayú”, así hasta completar dos

caras –efec� vamente, este trabajo

sólo se edita en vinilo– con cinco pie-

zas cada una. Y aunque entre los invi-

tados que amplían esta gran familia de amigos se

encuentran nombres tan admirados como Makala,

Sr. Wilson o Miguelito Superstar, por citar tres ar-

� stas de una extensa lista, son Sam Mosketón, Lalo

López, Rambo, Jack Chakataga y el propio Brown el

autén� co quinteto residente. Cinco � pos que no es

que hagan caminar la música, es que directamente

la transportan a una nueva dimensión, convir� en-

do al oyente en sorprendido a la par que sa� sfecho

astronauta del sonido.

por Sergio Guillén

LOS TIKI PHANTOMS Y EL MISTERIO DEL TALISMÁN

(Los Tiki Phantoms, Discmedi Blau)

Catalogar a Los Tiki Phantoms como grupo de surf

instrumental es simplifi car demasiado. Cierto es

que el surf es la base de su sonido, pero probable-

mente lo más correcto es defi nir su música como

ROBOT CALÓ

(Achilifunk Sound System, Wah Wah Records)

LOS TIKI PHANTOMS Y EL MISTERIO DEL TALISMÁN

(Los Tiki Phantoms, Discmedi Blau)

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CRÍTICAS DE DISCOS

como rock instrumental. Y a par! r de ese tron-co, trace usted todas las ramas que se le ocu-rran, que seguramente sus puntas toquen unas y otras tendencias dentro de este género. Los Tiki Phantoms Y El Misterio Del Talismán es el cuarto disco de larga duración de este grupo barcelonés, y además marca el décimo aniver-sario de la banda. Así lo desvela esa portada que bascula entre el cine de serie B y la esté! ca del vinilo clá-sico, y que guarda en su interior el tarro de las esencias que es este ál-bum. Como decía, el actual cuarteto (formado por El Bravo, El Dorado, El Jíbaro y El Caníbal) rinde pleitesía a grandes ico-nos culturales como el spaghe western (“Saca De Oro”, “No Viniste A Mi Funeral”), el psychobilly

(“Espiral Cósmica”), el power pop (“El Hombre De Las Tabernas”) o, por supuesto, el surf de los 60, en temas como “C’mon” o “La Bella De Hamburgo”.

Sin embargo, y esto es muy atrac! vo, tampoco es que Los Tiki Phantoms pa-rezcan muy interesados en replicar el sonido de grupos como The Ventures, The Surfaris o The Chantays, sino que ofrecen su visión actualizada del mis-mo, adaptándolo a las apetencias del rockero del siglo XXI. Así, no es infre-cuente verles inmersos en muros de guitarras más propios del punk o del hard rock. Pura energía y amor por la tradición se dan, por consiguiente, la

mano en este notable álbum.

por Andrés Puente

BUMPING INTO NOTHING

(The High Line Riders, Blue Rose Records Records)

Dieciocho años han tenido que transcurrir para que The High Line Riders editen un nuevo disco desde que publicaran el anterior, Somewhere South Of

Here, con el que precisamente debutaron allá por 1997. Ed Pe" ersen, músico inquieto neoyorquino con raíces noruegas, es el líder de esta banda a la que ha deci-dido reunir de nuevo para brindarnos este Bumping Into Nothing, un traba-jo que él mismo se ha encargado de producir.

Si bien es cierto que el sonido de The High Line Riders muestra una que-rencia por el rock con infl uencias del Americana, no es menos cierto que su propuesta es cien por cien neoyorquina, emparen-tándola –valga como ejemplo– con un Willie Nile y todos esos ar! stas que con sólo rasgar un acorde o pronunciar un primer verso dejan bien patente que son carne del asfalto de las humeantes calles de NYC. Aunque grabado en Nashville, todo el dis-co rezuma aires de la Gran Manzana; guitarras y acordes que inmediatamente te transportan a ori-llas del East River, tal como si nos encontrásemos a bordo del vehículo desde el que está tomada la ins-

tantánea que ilustra la portada del álbum cruzando sus aguas a través del Puente de Brooklyn, con el Puente de Manha" an y el inconfundible skyline de la ciudad como telón de fondo mientras sus cortes

suenan a todo volumen sobrevolando el salpicadero. Una docena de canciones directas, guitarreras y de letras pegadizas que encuentran el contrapunto en unos teclados y un pedal steel que les otor-ga ese cierto aire country, sin dejar de sonar por ello a rock and roll de la vie-ja escuela. Pe" ersen ha tocado duran-te su carrera todos los palos, desde el folk al jazz, pasando por el power pop

o la electrónica; y ahora ha decidido que es ! em-po de rock, un rock cristalino que en este trabajo ha sido mezclado y masterizado por Bob Olhsonn (un histórico que ha trabajado con Stevie Wonder, Marvin Gaye o Grateful Dead) y que cuenta, ade-más, con la colaboración de numerosos colegas de ambos lados del Atlán! co, estableciendo así un puente musical entre Noruega y Norteamérica.

por Fat Professor

BUMPING INTO NOTHING

(The High Line Riders, Blue Rose Records Records)

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CRÍTICAS DE DISCOS

PEACE OUT

(Nelson, Frontiers Records)

The Nelsons no era más que una apuesta pop per-didamente ochentas cuando falleció el cantante Ricky Nelson en 1985. Él, uno de los nombres re-cordados con cariño de la escena del rock & roll

en las décadas de los 50 y 60, ar! sta que popularizase el single de Gene Pitney “Hello Mary Lou”, había visto cómo sus vástagos formaban aquella bagatela que llevaba su apellido, ejer-cicio de entrenamiento que sus hijos Gunnar y Ma" hew cambiarían tras la muerte del progenitor por un tándem con mayor peso en las guitarras. Así termina pisando la calle Nelson y un disco ! tulado A! er The Rain (1990), pieza puntal del adult oriented rock norteamericano que alcanzaría el doble pla! no. Tras rifi rrafes con el sello Geff en, la creación de Stone Canyon Records, la publicación con! nuada de discos (uno al año desde 1995 hasta 2000) y la posterior desaparición, los hermanos Nelson re-gresaron en 2010 para volver a poner en marcha la máquina de hacer rock melódico. Sin embar-go, tras Lightning Strikes Twice, Before The Rain y Perfect Storm. A! er the Rain World Tour 1991 (el primero, la autén! ca vuelta con nuevo material, y los otros dos lanzamientos extensiones de todo lo que rodeaba a A! er The Rain, tanto sus maquetas como las giras de presentación de dicho elepé), to-dos puestos a la venta en 2010, hemos tenido que esperar unos cuantos años más para que llegase Peace Out.

Y ahora, con este CD sonando en el reproductor, el oyente se percata inmediatamente de que el power pop o el pop de traza rockera es el hoy de los Nelson. Gunnar se carga sobre el hombros el hecho

de sacar adelante casi la totalidad del álbum ya que, además de componer él solito el grueso del mismo, igual-mente toca todos los instrumentos que se le ponen a ! ro mientras no deja de ocuparse de la voz principal; Ma" hew, por su parte, se ocupa de tocar bajo y de conjuntar armoniosos coros con su hermano. Únicamente se invita a un colaborador, Neil Zaza, profesional que añade sus solos de guitarra en cinco de los cortes del ál-

bum. El resultado es un disco fresco, actual pero que no reniega de la lógica evolución que venía desa-rrollando este tándem. De hecho, Gunnar ya cata-logaba el trabajo Life del 99 como «un álbum de pop rock que no hace prisioneros», así que no es de extrañar que en Peace Out puedan recordar en más de un caso a Cheap Trick –“Hello, Everybody” parece segunda parte de “Welcome To The World”, pieza que abría el redondo Rockford del cuarteto nombrado–. No supera a Lightnig Strikes Twice

pero se queda muy cerca.

por Sergio Guillén

WAR OF KINGS

(Europe, UDR)

Escuchando este nuevo álbum de Europe me asal-tan sen! mientos encontrados. Recuerdo aquellos años en los que el grupo sueco retornaba a la ac-! vidad con discos que, francamente, a mí no me decían mucho. Me refi ero a trabajos como Start

From The Dark (2004), Secret Society (2006) o Last

Look At Eden (2009), en los que la banda intentaba

ser “moderna” tropezando por el camino. Cierto es que posteriormente se han terminado centrando en un es! lo que casa mucho más con su persona-lidad, pero aun así tengo mis dudas de si a la for-mación que publica War Of Kings se la puede se-guir llamando Europe. El giro hacia el hard rock a lo Deep Purple o Led Zeppelin que vuelven a explotar

PEACE OUT

(Nelson, Frontiers Records)

WAR OF KINGS

(Europe, UDR)

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CRÍTICAS DE DISCOS

en este disco (recordemos su anterior Bag Of Bo-

nes) les sienta bien y ahora sí se les nota cómodos en esta posición. Sin embargo, yo me sigo resis-! endo a iden! fi car este grupo con el que graba-se obras como Wings Of Tomorrow

o The Final Countdown. La diferen-cia es como de la noche al día, si me permiten la comparación. Es cierto que aquí están los músicos de siem-pre, pero la esencia de su sonido ha experimentado un cambio tal que es inevitable pensar que hay otra ban-da detrás de estas once canciones. Ganan en madurez y enjundia, eso es verdad, pero para mi gusto han perdido en chispa y espontaneidad. Y conste que en ningún caso hablo de emplear sus energías en aparentar que siguen siendo jóvenes para intentar atraer a las nuevas generaciones de oyentes, dado que esto ya lo aplicaron en sus pri-meros años de regreso en el siglo XXI y les quedó fatal, en mi opinión. La cues! ón principal es que en War Of Kings hallo buenas canciones pero poca sustancia verdaderamente destacable, giros musi-cales o melodías de esos que te hacen sen! r esca-

lofríos de melómano. Algo que te impulse a volver a reproducir el disco nada más terminar de girar. No es por meterme en la piel del abuelo Cebolleta, pero esto sí lo tenía antes Europe, y a espuertas.

Si cuando escucho “Rainbow Bridge” estoy acordándome de “Perfect Stran-gers” (Deep Purple), es que algo chi-rría. Si cuando llego a “Second Day” me vienen a la mente “No Quarter” o “Kashmir” (Led Zeppelin), algo raro pasa. Me parece lícito que quieran volver a los 70 y concentrarse en el classic rock en lugar de montarse en el Delorean y plantarse de nuevo en los 80, pero entonces no le encuentro

mucho sen! do a seguir u! lizando el nombre de Eu-rope en sus discos de estudio. Y vuelvo a decir que War Of Kings me parece un buen disco, pero aquí falta algo. Han intercambiado emoción visceral por adultez cartesiana, y será el oyente el que decida qué prefi ere.

por Andrés Puente

DRONES

(Muse, Warner Music)

El mundo necesita urgentemente más grupos como Muse. Bandas que consigan reunir seguido-res de toda condición y procedencia, capaces de aglu! nar en sus conciertos mul! tudes variopintas unidas en una pasión común por la música. Son comerciales, pero al mis-mo ! empo emocionantes, interesan-tes, aventureros y, sobre todo, cono-cen a la perfección lo que hacen. De dónde vienen y a dónde van. Una vez más, su nuevo disco supone un acon-tecimiento musical de primer orden. Drones es, como es habitual en el trío, un magnífi co compendio de todas las ver! entes de este grupo. El disco comienza con los singles ya conocidos por todos: “Dead Inside”, “Psycho” y “Mercy”. Dentro de lo accesible y pegadizo de estas canciones (algunos dirán que son temas “fáciles”; nada más lejos de la

realidad), podemos disfrutar del tremendo talen-to crea! vo de esta formación que igual te aluci-na con el pop más directo y preciosista que ! ra a lo hímnico e incluso a esencias cercanas al heavy

metal. Esta es la grandeza de Muse, pero algo incluso mejor está por lle-gar cuando bordeamos el ecuador del álbum.

Ma# hew Bellamy, ya conver! do en uno de los mayores genios del rock

del siglo XXI, sigue siendo el principal ar$ fi ce de la obra de Muse, pero es-toy seguro de que sin Chris Wolsten-holme y Dominic Howard esto no se-ría lo mismo. Ahí tenemos “Reapers”,

una locura controlada que exprime al máximo las capacidades del trío y en la que podemos apreciar en todo su esplendor la excelencia en las labores de producción del mí! co Robert John “Mu# ” Lange.

DRONES

(Muse, Warner Music)

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No conozco a muchos grupos actuales capaces de conjugar la su� leza con la dureza sonora, y Muse lo hacen posible por enésima vez en dos temas como “The Handler” y “Defector”. En esta úl� ma podríamos reconocer a unos Queen futuristas, la extraordinaria confi rmación de que el grupo viene de la tradición rockera sin dormirse en los laureles de la copia cansada y fofa de lo que ya se hizo hace décadas. Una canción maravillosa, de esas que te hacen sen� r escalofríos en los brazos mientras la escuchas. “Revolt” es el retorno a las sonoridades electrónicas tan del gusto de la banda en los úl� -mos trabajos, un tema que muere para resucitar en el tramo más experimental del disco. “A� ermath” es una suerte de balada que evoca tanto a Vange-lis como a Pink Floyd, aunando melancolía y épi-ca. Tras “A� ermath”, la composición � tulada “The Globalist”, el tour de force de Muse en este disco y desde ya uno de los temas más increíbles de su

trayectoria. Comienza como una genufl exión total

ante el spaghe! western y Ennio Morricone, de-

rivará en una explosión de fuerza y terminará con

una adaptación realizada por Bellamy de las “Varia-

ciones Enigma” (el fragmento “Nimrod”, concreta-

mente) del compositor clásico Edward Elgar. “The

Globalist” es una sincera declaración de amor hacia

la música, la plasmación de la absoluta carencia de

prejuicios de este grupo.

Cuando cierras tu disco con una adaptación de

“Sanctus And Benedictus”, un canto religioso de

Giovanni Pierluigi da Palestrina (siglo XVI) bajo el

" tulo de “Drones” es que, sencillamente, los � enes

cuadrados, con perdón de la expresión. Mi deseo

después de escuchar este álbum es claro y simple:

Muse, no lo dejéis nunca.

por Andrés Puente

CRÍTICAS DE DISCOS

LOCATIONS

(Azul Y Negro, Vaso Music)

Aunque para muchos oyentes las canciones de la

catalogada como primera etapa de Azul Y Negro

son las que reconocen y ya resultan parte de su

vida, hay que reconocerle a Carlos Vaso un arrojo

y pericia superla� vos a la hora de re-

cuperar el proyecto y darle un nuevo

sen� do. Desde que en 1997 comienza

la nueva etapa de la apuesta, ya sea

fi rmando Carlos con su nombre y la segunda mitad de su apellido com-puesto (Vaso, de García-Vaso) o re-cuperando fi nalmente la marca Azul Y Negro, es de recibo reconocer el mayor riesgo que plantea la música de este ar� sta. Los días de Joaquín Montoya quedaron atrás, por lo que a par� r de la segunda mitad de los 90 Vaso se atreve a muchas más cosas, más originales en ocasiones, más retro en otras, evolu� vas siempre. De hecho esta citada segunda etapa cuenta con más discos de estudio que la inicial. Hablaba de riesgos tomados y ahí tenemos su Crys-

talline World de 2012, un trabajo en el que, sin ne-cesidad de evocar a aquellos Granada en los que militó en su juventud, regresa al rock experimental.

Pero antes estaba Vision, su elepé de 2010 y uno de los más aplaudidos por haber sabido sinte� zar la esencia ochentas con tanta fi delidad como en su día la viviese el propio Carlos en dicha década. Y tal

vez Loca" ons pudiese ser hermano en planteamientos y reminiscencias de aquel disco de hace cinco años. En este nuevo lanzamiento una vez más Azul Y Negro maneja como tándem –Vaso ha encontrado en Carlos López a su compañero musical perfecto– la ideal mixtura entre piezas instrumen-tales y canciones propiamente dichas, cargadas de esos estribillos imposi-bles de pasar por alto de lo tan neta-mente pop que se desenvuelven.

En este 2015 vamos de Berlín a Atacama, saltando luego a Tailandia, Moscú, Barcelona o París; un i� -nerario que los dos Carlos nos van marcando entre otras composiciones que son igual de coherentes con la idiosincrasia de Azul Y Negro. De el synth

pop de la eró� ca “Cimas Prohibidas” hasta la total-mente evocadora “Rosa De Los Vientos” –en una interesante extended version–, de la marcha berli-nesa del corte que abre el álbum hasta la saltarina

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LOCATIONS

(Azul Y Negro, Vaso Music)

Page 17: Renacer Eléctrico Music Magazine. Julio 2015

CRÍTICAS DE DISCOS

“Tibidabo”; incluso ese “Area 51” que podría ser con� nuación en temá� ca (aunque ésta sin letra) de “Ovnis En El Cielo”. El grueso de este Loca� ons man� ene al grupo en un estado vital y de gran crea� vidad di� cil de alcanzar por otros colegas de

corriente musical. El techno pop nunca estuvo tan vivo.

por Sergio Guillén

ALGO PRESTADO

(Los Secretos, Warner Music)

Álvaro Urquijo se convierte en émulo de Bruce Springsteen en la portada de Algo Prestado, el dis-co de versiones con el que Los Secretos homena-jean a compositores que les han marcado. Pero si el Boss que presidiese aquella carpeta de Born To Run aquí está interpreta-do por Álvaro, ¿quién ocupa el puesto del desaparecido Clarence “Big Man” Clemons? Para qué echarlo a suertes; Ramón Arroyo, Jesús Redondo, San� Fernández y Juanjo Ramos aparecen en la contraportada como ya lo hicie-se en el 75 uno de los saxofonistas más elogiados del rock.

Pero esto es sólo la fachada, el guiño inicial. ¿Qué nos espera en las pistas de este Algo

Prestado? Pues ni más ni menos que unas versiones muy respetuosas, hechas con sen� do y arropándo-las con un poco de su carácter original y otro poco del es� lo reconocible de Los Secretos. Nombres de compositores como Mick Jones y Lou Gramm (las que fuesen piezas clave de la banda de rock me-

lódico Foreigner), Peter Gabriel, Rodney Crowell, Nick Lowe, Gram Parsons o Ron Sexsmith, entre otros, son rememorados con delicadeza y ternura, sacando todo lo bueno de composiciones que ja-

más se perderán en nuestra memoria. El año pasado SantaRosa Records publicaba Han Llovido 15 Años. Ho-

menaje A Enrique Urquijo, disco com-pacto con DVD en el que todo � po de ar� stas, tanto de la quinta de Los Se-cretos como de nuevo cuño, realiza-ban su reverencia musical a las letras del fallecido en 1999 Enrique. Inclu-so su banda de siempre, capitaneada por su hermano, abría aquel recuerdo

con “Hoy La Vi”. Ahora, y también tras encargarse de una de las cabeceras del serial Cuéntame Cómo

Pasó, Los Secretos han conseguido una vez más sorprender a su público.

por Sergio Guillén

PRESENTS OF THE PAST/REQUESTS REVISITED

(Ad Vanderveen, Blue Rose Records)

Ad Vanderveen es un cantautor noruego con más de cuatro décadas de carrera musical a sus es-paldas al que no puedo evitar hermanar con Neil Young (en su música están también presentes Tow-nes Van Zandt o Gordon Ligh! oot), y lo hago por su caracterís� ca voz –no especialmente dotada pero sí capaz transmi� r como pocas–, por sus textos, sus acordes de guitarra y fraseos de armónica; pero, por encima de todo, lo equiparo a Young por su prolífi ca carrera y por poseer un ingente repertorio

en constante crecimiento y evolución. Este nuevo doble álbum es una muestra más de la volcánica crea� vidad de Vanderveen, y es que no nos encontramos ante un doble LP al uso. El primer disco (Presents Of The Past) recoge una decena de nuevas composiciones grabadas en directo en un pequeño teatro, sin audiencia y con una ban-da acús� ca en la que predominan el contrabajo, el banjo, el acordeón, el teclado y el lap steel acom-

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PRESENTS OF THE PAST/REQUESTS REVISITED

(Ad Vanderveen, Blue Rose Records)

ALGO PRESTADO

(Los Secretos, Warner Music)

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pañando la guitarra acús� ca y la ar-mónica de Vanderveen.

El segundo (Requests Revisited) eng-loba otras tantas canciones de esas que los afi cionados le suelen pedir en sus conciertos y que di" cilmente pueden localizarse en sus discos; és-tas han sido grabadas en el estudio con banda eléctrica, con una mayor producción, arreglos de cuerda, un coro de góspel y la par� cipación de numerosos músicos invitados –ahí está un tema escondido de, nada menos, veinte minutos de duración en el que colabora, entre otros muchos, un tal Al Kooper al

Hammond–.

De las dos facetas que nos muestra Vanderveen en este nuevo trabajo es en el primer disco en el que encontra-mos la esencia de sus composiciones en su forma más pura, textos oníricos entre acordes brumosos, sugerentes arreglos instrumentales para unas canciones grabadas de forma que puedes oír la respiración del propio

Vanderveen y puedes, casi, aprehender la música misma entre tus dedos.

por Fat Professor

CRÍTICAS DE DISCOS

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Rock And Roll

(Boder Caballero, Autoeditado)

Si mencionamos el nombre de Harry Palmer podría-mos estar hablando perfectamente de una trama de espionaje protagonizada por Michael Caine; si citamos Border Caballero podríamos estar refi rién-donos a un viejo western en blanco y negro, pero –a pesar de encontrarnos a John Wayne en la portada– en rea-lidad estamos hablando de Rock And

Roll, el EP que fi rma el guitarrista Ha-rry Palmer al frente de la formación Border Caballero. Este sexteto madrileño nos ofrece un trabajo lleno de lo que promete su # -tulo: rock & roll; aunque no sólo, pues por sus pistas se desparrama también el rockabilly, el surf, el r&b y el western rock. Cua-tro � ros repletos de adrenalina y ritmos que te in-citan al baile desde buen principio: desde la inicial “Don’t Leave Me Alone” en la que brillan el saxo y la trompeta, seguida de “I Won’t Believe” con el te-clado y la base de bajo y batería marcando la pau-ta, un tema de aires netamente fronterizos como “Save My Soul” o un corte en el que la guitarra de Palmer echa humo como es el caso de “Stories”.

Como bonus track nos encontramos “Surrender” (una adaptación de la tonada napolitana “Torna A Surriento”) que cuenta con la colaboración especial de Andreu “Lobo” Muntaner, la rugosa voz de los

actuales Trogloditas. En la línea sucesoria de la Casa Real del Rock & Roll irrumpen estos hijos bastardos reclamando el # tulo musi-cal que legí� mamente les correspon-de. Border Caballero son una suerte de combinación entre la fi gura del Duque –John Wayne– y la del Rey –El-vis–, aunando la ac� tud del uno y las maneras del otro, demostrando que por sus venas hierve sangre del color

a juego con sus zapatos de gamuza azul.

por Fat Professor

Rock And Roll

(Boder Caballero, Autoeditado)

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Si había alguien que pudiera insufl ar vida a la plan-ta carnívora esa era la factoría de Jim Henson. Di-cho y hecho, y fi nalmente todo quedaría a pedir de boca, con una Audrey II que lucía en pantalla unos movimientos prác� camente perfectos a los que sólo faltaba acoplar una voz apropiada a tan singu-lar personaje. Los astros se alinearon y Levi Stubbs, miembro de los Four Tops, se ocuparía de dar la pincelada maestra a Audrey II. No sería el único ho-menaje a las agrupaciones negras de los 60, ya que las tres chicas que aparecían insistentemente en los números musicales atendían a los nombres de Rone� e, Crystal y Chiff on (parafraseando los nom-bres de tres de los más conocidos girl groups de aquella década). Con estos ingredientes, no resulta complicado adivinar el sonido que evocaba la fi l-

Para comprender la génesis de esta película musi-cal de culto –lo cual viene a signifi car que en su día no se comió un colín aunque hoy es venerada– es necesario pisar tres escalones. El primero toma for-ma en The Li! le Shop of Horrors, la comedia negra dirigida por Roger Corman en 1960. La segunda pa-rada nos conduce al espectáculo de Broadway con música de Alan Menkes y letras de Howard Ashman basado en aquel fi lm y estrenado con parabienes de crí� ca y público en 1982. El desenlace se concre-ta en La Pequeña Tienda De Los Horrores, la adap-tación al celuloide de la obra teatral.

Llevar a la pantalla grande un musical como el de Menkes y Ashman no fue una tarea sencilla. Se prescindió del reparto original que actuaba en los teatros a excepción de Ellen Greene (Audrey), op-tando por un elenco estelar conformado por mu-chos de los grandes nombres de la comedia ameri-cana en aquellos días. El apocado Rick Moranis se destacó como el más apropiado para dar vida a Se-ymour Krelborn, muchacho de existencia gris que verá cambiar las tornas de su des� no gracias a una descarada planta carnívora procedente del espacio exterior a la que bau� za Audrey II en homenaje a la chica por la que suspira a diario.

Vincent Gardenia se me! a en la piel del cascarra-

bias señor Mushnik, dueño de la � enda donde se ganan los cuartos Seymour y Audrey. Cerrando el triángulo amoroso asomaba Steve Mar� n en su fantás� co papel del den� sta sádico Orin Scrivello, que protagonizaba uno de los números más logra-dos de La Pequeña Tienda De Los Horrores. Sola-mente de espectacular se puede califi car el tema “Den� st” en el que hace su entrada triunfal en la cinta un Mar� n en estado de gracia. No menos mí-� co es el duelo entre Mar� n y Bill Murray, interpre-tando este úl� mo (diálogo totalmente improvisa-do, por cierto) al masoquista Arthur Denton que las goza con las dolorosas artes del doctor.

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LA PEQUEÑA TIENDA DE LOS HORRORES El perfecto terror cómico en clave de musicalpor Andrés Puente

CINE MUSICAL

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mación, de marcado y alegre carácter retro. Sin embargo, todo habría quedado en agua de bo-rrajas sin la mano de un director capaz de plasmar en el celuloide los números musicales que divir� e-ron al respetable en la obra de Broadway. Frank Oz se mostró brillante en su labor, creando planos y movimientos de cámara cargados de dinamismo y vida que conseguían introducir al espectador en el par� cular y alocado universo de La Pequeña Tien-

da De Los Horrores. A pesar de todo, el fi lm ter-minó pasando sin pena ni gloria por las pantallas y logrando una recaudación ligeramente superior al presupuesto inver� do. Los Oscars también se

resis� eron al encanto de la cinta, y ninguna de las dos nominaciones –mejores efectos visuales y me-jor canción original por “Mean Green Mother From Outer Space”– dio la estatuilla deseada. Aliens y Top Gun � enen la culpa.

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Título original: Little Shop Of

Horrors.

Director: Frank Oz.

Intérpretes: Rick Moranis, Ellen

Greene, Vincent Gardenia, Levi

Stubbs, Steve Martin.

Año: 1986.

CINE MUSICAL

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FM “La audiencia española es de las mejores del mundo”por Sergio Guillén

FM es una de las agrupaciones más reputadas del adult oriented rock parido en las Islas Británicas. Fundados en 1984 en plena es-cena londinense, esta banda ha grabado a lo largo de su carrera algunos de los elepés más rememorados y queridos del género. En este nuevo milenio siguen disco a disco reforzando su sonido con arreglos y melodías que ayudan a engrandecer su incuestionable marca. Steve Overland, vocalista del quinteto, viaja con nosotros desde el inicio de FM hasta la actualidad de su último Heroes And Villains.

FM editasteis Indiscreet, vuestro elepé de debut,

en 1986. Por aquel entonces girasteis con grupos

como Magnum, Foreigner o Bon Jovi. ¿Cómo des-

cribiríais aquella etapa temprana en la que ya es-

tabais en ruta con nombres tan reconocidos de la

escena rock?

Fueron días fantás� cos, pasamos grandes momen-tos y conocimos a una gente irrepe� ble. Esto ayudó a asentar el legado de la banda en aquellos días y

ENTREVISTA

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ahora somos lo sufi cientemente afortunados para

hacer todo aquello una vez más.

Vosotros trabajasteis en vuestros comienzos –más

en concreto, en el segundo vinilo de FM– con el

compositor Desmond Child. ¿Qué me puedes con-

tar del hecho de tener a un creador tan recono-

cido y admirado colaborando con vuestro grupo?

Resultó una gran experiencia para mí el poder tra-

bajar con Desmond. En aquel momento él ya había

escrito para Bon Jovi y para muchas otras bandas.

Cada uno tenemos una forma diferente de compo-

ner y siempre puedes aprender de otra gente.

Tras la edición de Dead Men’s Shoes en 1995 vues-

tros seguidores se topan con una triste no! cia: la

disolución de FM. ¿Cuáles fueron las razones de

aquel adiós?

La banda había estado unida durante once años y

de hecho teníamos un gran número de seguidores;

aunque lo que se llevaba a cabo en otras tenden-

cias imperantes en aquellos días, como es el caso

del grunge, habría conver! do en irrelevante cual-

quier cosa que estuviésemos haciendo. Así que nos

pareció un buen momento para separarnos.

Sin embargo, tras el Firefest de 2007 FM regresa a

la carga en ofi cialidad. ¿Qué hizo que fi nalmente

os animaseis a reunir a la banda tras algo más de

diez años?

Aquello nos dejó alucinados, no teníamos ni idea

de que aún contábamos con tantos seguidores.

Pensamos que al menos les debíamos un nuevo in-

tento, el hacer otro álbum sin importarnos lo lejos

o no que nos pudiese llevar; y aquí estamos ahora,

cuatro elepés después, pasándolo en grande.

Heroes And Villains es un disco trufado de cancio-

nes muy interesantes, ¿cuáles dirías que son tus

favoritas en estos momentos?

Mis elegidas son “You’re The Best Thing About Me”,

“Incredible” y “Life Is A Highway”.

¿Cómo defi nirías el proceso de composición en

una agrupación como la vuestra? ¿Cómo se traba-

ja en el seno de FM cada canción?

En FM siempre escribimos unas veinte canciones

para cada álbum de las cuales escogemos las que

creemos que mejor darán forma a la obra fi nal. Las

canciones siempre llegan de una idea en crudo, de

un primer boceto que luego la banda coge y trabaja

en él hasta dejar su marca reconocible.

No son pocos los seguidores de FM que llevan

años esperando las remasterizaciones en disco

compacto de vuestros elepés. ¿Existe alguna po-

sibilidad en un futuro próximo?

Por el momento no hay ningún plan concreto a este

respecto; aunque quién sabe lo que deparará el fu-

turo.

FM estuvisteis actuando en Madrid el año pasado.

¿Qué os pareció el recibimiento de vuestro públi-

co español?

Nos abrumó la respuesta de los seguidores espa-

ñoles. Pasamos una jornada estupenda y estamos

deseosos de regresar. La audiencia que tenéis allí

es una de las mejores del mundo.

Vuestra banda está claro que no para. ¿Qué pla-

nes de futuro esperan a FM?

Estamos actualmente de gira y seguiremos dando

conciertos el resto del año, incluidas nuevas fechas

en España. Una vez terminado esto, comenzare-

mos a preparar el nuevo disco con el que espero

nos podamos poner a principios del próximo año.

¿Cómo ves la escena británica actualmente en

cuanto a música se refi ere? ¿Crees que hay un si-

! o para el adult oriented rock?

Pues parece que la cosa va viento en popa y hemos

hallado un apoyo tremendo de las cadenas de ra-

dio y la prensa, logrando incluso que nuestras can-

ciones se emitan en la BBC Radio 2, la emisora más

escuchada del Reino Unido.

Y qué tal funciona el tema de la venta de discos.

Todo está marchando de maravilla y Heroes And Vi-llains ha entrado en el UK Top 40, además de estar

en el sép! mo puesto en las listas de éxitos ofi ciales

en la categoría de álbum de rock. Aun así, la autén-

! ca llave que abre la puerta de la venta de discos

en estos días es estar de gira y nosotros no dejamos

de poner todo nuestro empeño en ello.

ENTREVISTA

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Page 23: Renacer Eléctrico Music Magazine. Julio 2015

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REPORTAJE

Carrer dels Tallers 08001 Barcelona. Una historia verdadera por Fat Professor

Recientemente he cumplido una breve condena en la Modelo de Barcelona por una falta menor sin importancia (sí, yo también te-nía entendido que ya la habían clausurado). A la salida de chirona me estaba esperando Dan Aykroyd, vestido con su traje negro, la corbata estrecha, las gafas de sol y el sombrero; junto a él un viejo coche patrulla que había adquirido en una subasta de los Mossos d’ Esquadra por un módico precio. Le dije que al primer sitio al que me apetecía ir después de pasar una temporada a la sombra era a la calle Tallers.

La calle Tallers, para los que no la conozcan, les diré que es una céntrica calle de Barcelona popular por sus � endas de discos. Para que la visualicen: seguro que en los úl� mos � empos han tenido oportunidad de ver imágenes por televisión en las que un grupo de exaltados y energúmenos destrozan los vidrios

del Burger King situado frente a la fuente de Canale-tas, en Las Ramblas, con mo� vo de las celebraciones de los triunfos futbolís� cos del Barça; pues la calle Tallers empieza justo al lado, hasta desembocar en la Plaça Universitat. En Tallers se ubican algunas de las � endas de discos en las que puedes encontrar

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REPORTAJE

cosas que di� cilmente podrás encontrar en otros lu-

gares de la geogra� a nacional –las ferias de discos

son una buena oportunidad para visitar los stands

que montan exponiendo parte de su “material”– y,

por descontado, que no encontrarás en ningún otro

lugar de la ciudad. Allí también se pueden encon-

trar algunas � endas especializadas en instrumentos

musicales, ropa vintage y otras que te proporcionan

todo lo necesario para el cul� vo de plantas en tu

propio domicilio, dándole un aroma único (de orines

aún recientes de la noche anterior) a una calle, ya de

por sí, estrecha y sombría. Aún y así, hay que decir

que Tallers ya no es lo que era. Apenas quedan unas

pocas � endas abiertas de todas las que se encontra-

ban antaño. Algunas de esas an� guas � endas de dis-

cos ahora lo son de moda de lo más hortera, y otras

simplemente permanecen con la persiana bajada.

Recuerdo la época en la que acudías excitado a

una de sus � endas a comprar una entrada para el

concierto de tu grupo favorito de la época. Ibas al

mostrador, pedías tu entrada, y entonces sacaban

un cajita metálica donde tenían el taco con las en-

tradas para todos los conciertos que se celebrarían

en la ciudad en los próximos meses; te rasgaban la

entrada delante tuyo y te hacían entrega de un una

llave mágica que te daría acceso a un mundo de fan-

tás� cos sonidos. Eran unas entradas de una belleza

sin par (o así me lo parecieron entonces) con los ros-

tros de los miembros de tu grupo de cabecera tor-

pemente impresos en ellas, el nombre de la banda

adornando la composición y unos hologramas que

hacían volar tu imaginación hasta las nubes; enton-

ces, doblabas con cuidado la entrada para que no

se rompiera y te la me� as en el bolsillo deseando

que avanzaran rápido las manecillas del reloj para

que llegara el día que fi guraba en ella impreso y dis-

frutar del que iba a ser, sin ninguna duda, el mejor

concierto de tu vida. Nada que ver con las entradas

que, hoy en día, te escupe tu impresora cuando las

compras por Internet.

También recuerdo con nostalgia mis visitas a Dis-

cos Balada, que era otra � enda de discos situada

a unos pocos metros de allí, en la calle Pelai, para-

lela a Tallers. En Balada podías encontrar infi nidad

de álbumes a precios de saldo; especialmente en la

planta situada en su sótano, con una iluminación ar-

� fi cial que te destrozaba la vista, pero en la que te

podías pasar toda la tarde rebuscando entre discos

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REPORTAJE

de todos los es� los imaginables: de Ber� n Osborne

perpetrando rancheras a las primeras grabaciones

de Gabinete Caligari, de un doble en directo de B.B.

King en el Teatro Apollo a un recopilatorio del fol-

clore musical del Perú, de una película X a una re-

presentación de la Caballé en el Liceu… Estudiantes,

jubilados, heaviatas y yayas remenando discos codo

con codo, en perfecta armonía y con total naturali-

dad. También hace años que desapareció, dejando

huérfanos de discos raros a precios imposibles de

ba� r tanto a la gente del barrio que la visitaba como

a los que hasta allí nos acercábamos.

La calle Tallers y sus aledaños han sido, histórica-

mente, el lugar idóneo para deleitarse contemplan-

do las esté� cas de las dis� ntas tribus urbanas de

Barcelona. An� guamente podías encontrar rockers,

punks, heavies… Por algún mo� vo que no alcanzo a

descifrar, actualmente sólo soy capaz de iden� fi car a los grupos de gó� cos que pasean su blanca palidez y su luto riguroso arriba y abajo. Dentro de diez años contemplaremos otras esté� cas (esté� cas futuristas inimaginables hoy día o, tal vez, la misma ropa que causaba furor en la España de los años 60 rescatada del baúl de los recuerdos) poblando la calle Tallers y, entonces, hablaremos con añoranza de los gó� cos que se paseaban por allá el año 2012. Deshaciendo mis propios pasos volví al inicio de Ta-llers, desembocando en Las Ramblas de nuevo, y allí me encontré con otra tribu urbana, una plaga de

dimensiones bíblicas: los turistas. Turistas con sus ridículos gorritos, su rojo-gamba y sus camaritas de fotos que llevan tomando la ciudad a golpe de Visa y talonario desde hace dos décadas. Me deprimí.

Le pedí a Dan que me llevara al Tibidabo para con-templar desde una de sus laderas la ciudad mien-tras anochecía; desplegándose ante nosotros una panorámica inigualable de una urbe llena de luces parpadeantes, aviones despegando y aterrizando en el horizonte con el mar de fondo y a la que apenas ya reconozco. Siempre he tenido la descacharrante idea de que contemplar Barcelona desde una de las curvas del Tibidabo en plena noche se debe aseme-jar mucho a contemplar L.A. desde una de las co-linas de Mulholland Drive, con la diferencia que el universo de David Lynch me parece mucho más co-herente y racional que muchas de las situaciones y personajes que pueblan la Barcelona de 2012. ¿Qué fue lo que hice para acabar en la Modelo? Nada. Ocurrió que unos amables agentes de la au-toridad me invitaron gen� lmente a que me iden� -fi cara, simplemente por el hecho de que mi piel es ligeramente más morena que la de la mayoría de Jordis, Marcs y Paus; entonces yo mencioné a la Ge-neralitat y al Tercer Reich en la misma frase y, por lo visto, me malinterpretaron. ¡Qué falta de sen� do del humor!

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ENTREVISTA

JIM PETERIK “Marc Scherer es una joya como vocalista que me inspira lo mejor a la hora de escribir”por Sergio Guillén

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Jim, a estas alturas, y tras tantos años de una ex-

cepcional carrera profesional, ya eres considerado

como una verdadera ins� tución en la historia del

rock. ¿Cómo recuerdas tus comienzos profesiona-

les?

Tengo buenos recuerdos de aquellos primeros años en los que me empezaba a baquetear con los Ides Of March. Aquello era el autén� co uno para todos y todos para uno. Nos lo pasamos genial cruzando el país de pueblo en pueblo en nuestras furgonetas gemelas Corvair Greenbriar; en ocasiones incluso dormíamos en la parte de atrás de las mismas junto con el equipo. ¿De qué canciones te sientes más orgulloso de tus

días como miembro de Survivor?

Me sigue encantando “The Search Is Over”. Adoro cantarla en escena, aunque nadie puede cantarla tan bien como lo hacía Jimi. También amo cancio-nes como “Man Against The World”, “Desperate Dreams”, “Silver Girl” y “I Can’t Hold Back”... ah, y “Summer Nights” también. Todas son especiales para mí por dis� ntas razones.

Siempre me han gustado de igual manera las vo-

ces y los registros de Dave Bickler y Jimi Jamison.

Dos grandes vocalistas, muy personales y perfec-

tos para una banda como Survivor. Háblame un

poco de la personalidad de cada uno.

Ellos siempre fueron unos � pos fantás� cos dis-puestos a darlo todo en cada canción. Sin salidas de tono, sin grandes egos. Muy similares en lo que a ello respecta. Jimi tenía un sonido más puro, más bello; mientras que Dave, por su parte, poseía ese toque un tanto rasposo tan de rock clásico... ese sonido tan de Dave que adoraba Stallone. La escena musical perdió el año pasado a una

magnífi ca persona como era Jimi Jamison. Cuén-

tame un inolvidable recuerdo que compar� eses

con él.

Me encantaba salir con Jimi por Sausalito cuando estábamos haciendo aquel Vital Signs; yendo de bares, dando vueltas por ahí, hablando sobre mú-sica, contando chistes malos. También cuando pro-duje su disco en solitario Crossroads Moments, en el que tras realizar un gran trabajo en el estudio solíamos pasarnos por un estupendo restaurante italiano cerca de mi casa y disfrutábamos de una gran comida. Peterik y Sullivan, Sullivan y Peterik... ¡Qué magní-

fi co equipo de compositores! ¿Qué ha signifi cado

para � trabajar con Frankie?

Los resultados hablan por sí solos. Él sacaba lo me-jor de mí y viceversa. Era la persona a la que más deseaba impresionar pues era una audiencia dura de pelar.

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ENTREVISTA

Jim Peterik es un tipo excepcional, uno de esos músicos difíciles de hallar. Fue miembro de una de las más importantes bandas del rock melódico de los años 80, el quinteto Survivor. Junto a ellos no sólo tocó, pues también compuso –ya fuese en tándem con Frankie Sullivan como él solo– algunas de las canciones más impactantes del grupo y que quedaron en la memoria colectiva del género. Es productor, ha trabajado con decenas y decenas de artistas, y en el nuevo siglo puso en pie uno de los nombres clave del resurgir melódico, el proyecto Pride Of Lions, hoy un grupo asentado. Aho-ra que anda envuelto en la promoción de su disco Risk Everything junto a Marc Scherer, en Renacer Eléctrico Music Magazine nos hemos propuesto repasar su muy envidiable carrera profesional.

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Saltando ahora a Pride Of Lions, tú dijiste en una

ocasión sobre este proyecto: «Es mi visión de los

mejores elementos de la gran era del rock meló-

dico, los años 80, aunque actualizada con un so-

nido más moderno en la producción». Llevas más

de diez años grabando con esta apuesta musical.

¿Cuál es actualmente tu visión de vuestro sonido?

Es diver� do pensar que esto comenzó cuando Se-rafi no Perugino de Fron� ers Records me dijo que buscaba un nuevo Vital Signs. Unas semanas des-pués, me aseguraba que lo siguiente que quería era repe� r el es� lo de nuestra puesta de largo en sociedad. Supongo que hemos establecido nuestro propio sonido. Eso me agrada. He leído en el Twi! er ofi cial de Toby Hitchcock que

también es fotógrafo y director de cine. ¿Ha traba-

jado en alguno de los vídeos de Pride Of Lions?

La verdad es que no. Fue Greg Bizarro de Jaff e Films

el que lo hizo. Pero para el próximo disco probare-

mos con Toby, es muy bueno en ello.

Hablemos un poco de tu libro Through The Eye Of

The Tiger. ¿Cuándo decidiste que era el momento

de comenzar a escribir este libro? ¿Cuál fue el pro-

ceso de escritura?

Me llevó unos tres años escribirlo, dedicándole casi

cada mañana en jornadas de tres horas, desde las

seis hasta las nueve. Me encargué de cada palabra

yo mismo, aunque luego he contado con algunos

buenos editores como Lisa Torem.

Ahora estás promocionando Risk Everything, tu

disco junto a Marc Scherer.

Sí, así es. Me gusta el disco que hemos hecho. Las

crí� cas ante todo han sido brillantes. Marc es una joya como vocalista que me inspira lo mejor a la hora de escribir. Su claridad y es� lo hacen que cada tema salte fuera de los altavoces. Me gustan espe-cialmente las canciones “Risk Everything”, “Thee Crescendo” y “Cold Blooded”, el tema que ha salido como sencillo y del que se ha rodado un videoclip. Entonces, ¿es esta banda un nuevo Pride Of Lions

o simplemente un proyecto temporal?

El � empo lo dirá. Nosotros ya estamos planeando un segundo disco. Y en cuanto a poder escuchar este elepé interpre-

tado sobre un escenario, ¿hay posibilidades de un

próxima gira europea?

No actualmente, aunque estamos mirando si existe alguna posibilidad. En fi n, tal vez.

ENTREVISTA

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Durante años, la vida pública y

privada de las estrellas de cine no

coincidió. Los estudios mantenían

una rígida disciplina a la que las

divas se tenían que adaptar. Sin

embargo, y como es lógico, una cosa

es lo que se veía en la gran panta-

lla y otra muy diferente la propia

vida personal de las intérpretes.

En la exposición Garbo, Dietrich...

y Katharine Hepburn cerca de cin-

cuenta artistas dan su visión de

estas mujeres, la reinterpretan o

reflexionan sobre lo que hay detrás

de la exposición mediática. Foto-

grafía, pintura, collage, grabado,

objetos, cerámica, pequeñas insta-

laciones, todo es válido para acer-

carse al universo de las grandes

del cine. Una exposición heterodoxa

y divertida para saludar el verano.

expoGarbo, Dietrich... y Katharine Hepburn

LUGAR:

EL FORO de Pozuelo

(Plaza San Juan, nº 2)

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LA GRAN ESPERANZA BLANCA “Nuestras canciones van sobre emociones”por Sergio Guillén

Curioseando en el apartado de infl uencias que La Gran Esperanza Blanca tiene en su Facebook ofi cial, el interesado se podrá encon-trar una lista que comienza con la siguiente frase: «Bob Dylan es la primera infl uencia, sin lugar a dudas, pero cada miembro del gru-po ha aportado un matiz diferente y la lista se haría interminable». Con Zimmerman en la cabeza, y con más ganas de saber cosas sobre este conjunto que nació décadas atrás pero que ahora está más asentado que nunca, comienzo esta entrevista.

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ENTREVISTA

¿De dónde sale La Gran Esperanza Blanca? ¿Cuál

fue el autén� co punto de par� da del proyecto?

Por empezar rotundamente, diría que salimos de la noche de los � empos. El grupo inició su camino en 1986, durante la mili de Spagnolo Ferocce y de Cisco Fran; luego ya en Valencia fue un proyecto al que se unieron Chuso Al y Chi� Chitez. Si hacemos cuentas, llevamos vein� nueve años vivos.

Antes de entrar en la escucha, el comprador, por lo

que puede ver en el tracklist de este álbum, pron-

to asocia el lanzamiento con el mundo ferroviario,

pues la referencia al tren no se queda sólo en el

! tulo del álbum. Canciones como el tema ! tulo o “Aquí Estoy (En Vía Muerta)” y “El Chico Del Tren” van apareciendo como recuerdo de tal vez el leit-mo� v de la obra. Una vez escuchado, da la sensa-ción de que lo que realmente intentáis plantear es

Page 31: Renacer Eléctrico Music Magazine. Julio 2015

un viaje por medio de narraciones más allá de una posible propuesta conceptual.

Me parece acertada esa forma de verlo. Es más una colección de canciones que viajan por el � empo y que nos llevan a algún lugar, sobre todo por las noches, en la quietud y ensimismamiento de cada cual. En ese momento único de soledad es cuando aparece el Tren Fantasma y convierte nuestra vida en algo que merece la pena.

La escena valenciana ! ene gran ! rón y está vol-

viendo a recuperar el vigor de antaño. ¿Cómo se

siente vuestra apuesta en este circuito? ¿Se nota la

camaradería más allá de los es! los?

No demasiado. Es verdad que hay mucha gente muy joven que está moviéndose muy bien y con menos prejuicios sobre los es� los; no obstante, aún hay bastante sectarismo dentro de esta escena.

Me parece muy acertada la inclusión de May May

Ibáñez y Rafa Adrián Ureña en el disco como cola-

boradores... Me trae recuerdos de la manera en la

que La Frontera se planteó su lista de ar! stas invi-

tados que colaborasen en aquel acús! co Siempre

Hay Algo Que Celebrar, donde Harry C. al violín y

Lucrecia Garx a la voz femenina hacían lo propio al

revisar las canciones de la banda. ¿Conocíais el dis-

co citado? Si es así, ¿os infl uyó de alguna manera?

No. Con todo el respeto hacia La Frontera y sus fans, más allá de ramalazos esté� cos musicales comunes, ellos revisaron la esté� ca del western y eso es algo que no nos interesa nada. Nuestras canciones van sobre emociones.

El grupo mezcla muy bien los ! ntes pop con el rock

es! mulante y el salpimentado que dan las raíces

de la música del terruño, de los aires sudistas nor-

teamericanos. ¿De qué punto nace cada canción y

cuál es su recorrido hasta ver la luz como una com-

posición terminada?

Todo parte de un sen� miento, una imagen o un he-cho puntual; el estado de ánimo que me provoca me conduce a una música, y una vez establecida esa música y melodía, aparece la letra llenando su espa-cio. Es muy mágico e inesperado incluso para quien lo hace. ¿Existe algún disco o discos que creáis que son ins-

piración directa para este Tren Fantasma?

No, aunque es cierto que los gustos personales es-tán ahí. Me hubiera gustado estar infl uenciado por

M. Ward o Conor Oberst, pero creo que al fi nal han pesado mucho más otros ar� stas de Americana como Old Crow Medicine Show o los eternos Neil Young y Dylan. Si La Gran Esperanza Blanca fuese una película

del oeste, ¿sería una de John Ford o de Sam Pec-

kinpah? Y, por supuesto, cuál sería y por qué.

Creo que Sam Peckinpah se nos ajusta mejor. La balada de Cable Hogue me parece que sería la que mejor se ajustaría. Esa socarronería del personaje, un verdadero vividor, y la pugna, casi marital, entre lo tradicional y lo moderno, es algo que creo que se puede dejar traslucir en nuestra música.

ENTREVISTA

el nuevo disco de estudio de uno de los nombres puntales del rock nacional

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REPORTAJE

Brian Wilson y SMiLE: La odisea de la ópera pop de bolsillo por Sergio Guillén

El año era 1966 y el grupo dispuesto a la mutación evolutiva no podían ser otros que los miembros de The Beach Boys. Ellos no re-negarían jamás de su pasado, aunque había llegado el momento de exclamar aquello de renovarse o morir. Los ritmos frenéticos de guitarra impuestos por Dick Dale And His Del-Tones no sonarían a dinero eternamente, al igual que la caída en el olvido de muchos de sus contemporáneos en hazañas del rock and roll playero resul-taban un aviso que no debían pasar por alto. También las huestes de los hermanos familia Wilson terminarían pasando por el aro de lo moderno, de la última moda.

Ellos, quinteto que a principios de los 60 se alzaron como la enorme cabeza del movimiento surf vocal estadounidense, parecían estar dispuestos a mudar de piel de una forma casi radical. Aunque el ar! fi ce

del truco no fue otro que el genio del proyecto Brian Wilson, uno de los compositores más destacados de la cultura pop norteamericana. Él había parido la idea de su Pet Sounds (1966), un salto cualita# -

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vo que hasta llegó a avivar las llamas del ingenio de los británicos intocables The Beatles. The Beach Boys estaban en racha y no era momento de desper-diciar el viento para adentrarse en los océanos de la música experimental. Juntando pop con psicodelia y algo del aún en pañales sonido progresivo británi-co, Brian y el letrista-compositor Van Dyke Parks se prepararon para poner en marcha una obra a la que � tularían SMiLE. El disco nacía con la intención de conver� rse en una opereta para la década del cam-bio.

Al fi nal el cas� llo de naipes se derrumbó y el LP no apareció en las � endas, aunque Los Chicos de la Playa salvaron los muebles editando Smiley Smile (1967), un álbum que con� núa con las ansias de cre-cer en la psicodelia, aunque lejano al portentoso Pet Sounds. Los pasajes recortados, demasiado abstrac-tos y sin chispa terminarían por apagar el fuego de una hoguera que desaparecía por momentos. Wild Honey se editaría en el mismo año, aunque con un resultado bastante similar. El es� lo deja algo de lo psicodélico aunque con un carácter netamente ac-cesible. Un ritmo que ya no podía seguir la cabeza pensante del quinteto, un Brian saturado por su pro-pio mundo de pesadillas, hizo que el grueso de la banda par� cipase más ac� vamente, mostrando con claridad que poco les quedaba por innovar. Entre Pet Sounds y Smiley Smile sucedería algo elec-trizante. El 11 de julio de 1966 Capitol Records edita el sencillo “Wouldn’t Be Nice” de The Beach Boys, un precioso medio � empo cuya cara B no era otra que la magnífi ca balada “God Only Knows”. La pieza de la cara A llegaría al puesto número 8 de las listas de éxitos norteamericana, algo que no le pasaría a su siguiente “Good Vibra� ons”. Esta composición ya no pertenecía a Pet Sounds, era algo nuevo, excitan-te, tan fresco y psicodélico como pop, un invento que atraparía el primer puesto tanto en su país de origen como en Inglaterra o Australia.

Brian Wilson había llevado al límite su concepción de las grabaciones detallistas. Tomando cada parte de los arreglos e instrumentación, incluyendo pistas de voces, como capítulos inicialmente estancos que luego sí se fundirían o ensamblarían en la traca fi nal, Wilson graba en ese insuperable single su mirada al futuro, a los sonidos del cambio. Sinfonía de bolsillo que pertenecería a una ópera en miniatura para el Verano del Amor, una época que se perdió a la pos-tre aquel LP jamás editado, aquel SMiLE.

REPORTAJE

Brian Wilson declaró en octubre del 66 que estaba dando vida a una sinfonía adolescente para Dios. Y para poder ofrecerle textos apropiados a tamaña hazaña, superando en su intención los logros de Pet Sounds, necesitaba de un nuevo camarada en el es-tudio. Van Dyke Parks sería el escogido, un talentoso joven que cual compositor se ocuparía de las letras que fi nalmente completarían las músicas y arreglos salidos del cerebro de Brian. Los experimentos psí-quicos que Wilson provocó por medio de intensas sesiones con LSD marcaron de manera incues� o-nable la estructura que seguiría la obra SMiLE. Un mundo de texturas, detalles, guiños al oyente con tablas y bromas privadas que se comenzó a grabar en agosto de 1966. De una manera poco constante el impulso crea� vo se mantuvo en marcha hasta los primeros meses del año siguiente. Los retrasos, las dudas, la falta de comprensión ante una obra tan re-levante y futurista en métodos, hicieron que tras du-ros rifi rrafes de Brian con su psique y con muchos de los que le rodeaban, el asunto quedase aparcado. No sería hasta 2011 el momento en el que los se-guidores de la banda hallarían publicado de manera ofi cial un álbum ingeniado para cambiar la escena musical poniéndola patas arriba. Nunca es tarde.

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LIBROS MUSICALES

IRON MAIDEN. DECONSTRUCCIÓN

(Juanjo Ordás, Editorial Milenio)

El escritor madrileño Juanjo Ordás plantea este libro como un trabajo totalmente dis� nto a lo que se ha venido editando en los úl� mos años en lo que a un grupo como Iron Mai-den se refi ere. El reto no es sencillo, y ya sólo por ello hay que agradecer el esfuerzo que ha realizado este au-tor para llevar a cabo dicha tarea. Sin embargo, fi nalmente tampoco resulta algo tan extremadamente innovador como pueda parecer, al menos para alguien que venga siguiendo la anda-dura de este grupo durante décadas. Iron Maiden. Deconstrucción relata la historia de la banda británica desde su nacimiento hasta prác� -camente el momento de edición del libro. Pero esto no es lo más importante. Lo relevante de esta obra es que Ordás ofrece su visión crí� ca sobre la trayec-toria de la formación, deteniéndose en completos análisis de sus discos (canción a canción), sus giras de conciertos e incluso los proyectos paralelos o personales de sus componentes (ASAP, Psycho Mo-tel, Bruce Dickinson en solitario, Primal Rock Rebe-llion y el álbum Bri! sh Lion), los cuales aparecen perfectamente explicados y desmenuzados. Aquí

es donde se encuentra la sustancia y la verdadera razón de ser de este trabajo, porque es cierto que la parte biográfi ca se de� ene demasiado en tópicos y cosas harto conocidas por los grandes fans de la banda. Los aná-lisis y comentarios crí� cos de Juanjo Ordás son precisos, incisivos y ponen a disposición del lector un panora-ma bastante acertado de lo que Iron Maiden ha supuesto para la historia de la música, moviendo al seguidor a seguir inves� gando en los discos y temas de la banda.

Como decía, siempre es digno de alabanza que un autor se moje a la hora de opinar, y más cuando lo uno lo hace con una de las vacas sagradas de un género como el heavy metal. Aunque esto, inevi-tablemente, provoque discrepancias entre lo que uno lee y lo que uno piensa, pero siempre está bien conocer otros puntos de vista bien desarrollados y argumentados como lo hace Ordás en su libro. Cu-rioso ensayo del cual los seguidores del grupo po-drán sacar mucho provecho.

por Andrés Puente

YONQUI

(Paco Gómez Escribano, Editorial Erein)

“Este Madrid” de Leño sonando junto al Made In Japan de Deep Purple en un billar, una camiseta de los Ramo-nes a juego con unas zapa� llas Yumas mientras echas una par� da al futbo-lín y un Renault 5 aparcado junto a un Citroen GS frente al SEPU. Es 1978 y estamos en Madrid, o mejor dicho, nos encontramos en Canillejas. El Bo-tas, un adolescente desorientado en el mundo que concentra todo su uni-verso en el barrio, es el protagonista de esta historia que transcurre en una época reciente de este país en la que

las drogas echaron a perder a toda una generación de jóvenes detrás de cada una de las esquinas que dobla-ban las calles de nuestras ciudades; y el rock urbano, ¡cómo no!, ejerciendo de banda sonora en esta odisea urba-nita. Como muy bien se encarga de acla-rarnos el propio Paco Gómez Escriba-no en la introducción, en esta novela ha optado porque sea el propio pro-tagonista el que nos narre los acon-tecimientos, en primera persona, em-

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LIBROS MUSICALES

pleando sus propias palabras y haciendo uso de la jerga natural de la época y del entorno en el que se mueve nuestro héroe (al que como todo héroe que se precie acompaña su heroína). El resultado es un tes� monio que pretende transmi� r veracidad, en un tono casi documental –como si ahora le propor-cionaras a un chaval una cámara digital para que él mismo se fi lmara un día cualquiera de su existencia durante vein� cuatro horas– del día a día de aque-llos adolescentes a los que les tocó vivir los prime-ros años de una recién estrenada “democracia” en los suburbios de la gran ciudad, en ambientes marginales donde el desarraigo y la falta de pers-pec� vas de futuro era todo lo que oteaban en su horizonte. Los estragos que las drogas causaron en gran parte de estos jóvenes y la música como única vía de escapatoria � enen un papel predominante en una novela que te sumerge en una vorágine de

alucinaciones estupefacientes, violencia callejera, vacíos existenciales, sueños rotos y esperanzas en forma de canciones.

Yonqui es el primer � tulo de una serie de tres no-velas –la “Trilogía de Canillejas”– que el autor � ene ya completadas, un libro para situar en la estante-ría junto a tus vinilos y casetes de Leño y Asfalto, y al lado de tus cintas Beta y VHS de películas como ¿Qué hace una chica como tú en un si� o como éste? de Fernando Colomo o Navajeros de Eloy de la Iglesia. Si � enes que consultar tu smartphone para saber qué es eso de Beta y VHS, es que no lo vas a entender. «Ah, no, sin vivir en Madrid no lo entenderás», que cantaba Toño.

por Fat Professor

IAN CURTIS: EN CUERPO Y ALMA

(Deborah Curtis y Jon Savage, Malpaso Editorial)

Ian Cur� s, cantante y líder de Joy Di-vision, es sin duda uno de los perso-najes malditos por antonomasia de la historia de la música pop. Su legado, muy breve en el � empo aunque con-siderable en infl uencia y trascenden-

cia, abarca cuarenta y tres canciones

que, con el paso de los años, se anto-

jan cruciales en la transición entre el

punk rock y la new wave, movimien-

tos que marcarían el devenir de la

música popular en el Reino Unido en

las décadas de los 70 y los 80.

Cur� s, acosado desde hacía � empo

por el fantasma de la epilepsia y otras clases de de-

monios personales, terminaría suicidándose antes

de cumplir los vein� cuatro años. Leyendo este li-

bro (� tulado originalmente Love Will Tear Us Apart, con seguridad la canción que permi� ó a su grupo

pasar a los libros de historia) uno puede llegar a

comprender, con las lógicas reservas que un tra-

bajo de este � po puede plantear en el lector, las

interioridades de una personalidad compleja como

la de Ian Cur� s. A través de documentos exclusivos

como los textos manuscritos por el propio vocalista

para cada una de las canciones de Joy Division (con

escasas excepciones que no se pudieron localizar),

ensayos biográfi cos de quien fuera su pareja Deborah y el autor Jon Savage, un análisis de sus libros predilectos e incluso correspondencia privada en-tre Cur� s y sus fans, podemos sen� r-nos tes� gos privilegiados del proceso crea� vo de Ian y llegar a a� sbar las aristas de un atribulado ser huma-no, más aún si atendemos a la juven-tud del mismo en el momento de su muerte. Es este un libro para leer y releer, so-bre todo si uno es seguidor de Joy Di-vision. Como es habitual en Malpaso,

la edición es una verdadera gozada, y la posibilidad de acceder a los manuscritos originales traducidos (con sus respec� vas enmiendas y versiones alter-na� vas) cons� tuye sin duda un plus de interés que ninguno de los fans de la banda debería pasar por alto. Y ya si se complementa con el visionado de dos películas fundamentales como 24 Hour Party People (2002) y Control (2007), podemos hacernos una idea bastante fi dedigna de lo que se cocía en el Manchester del cambio de década.

por Andrés Puente

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LIBROS MUSICALES

ELECTRICIDAD REVISITADA

(Edi Clavo, Editorial Milenio)

Seguramente no son pocos los que, tras escuchar que el libro que Edi Cla-vo ha publicado con la Editorial Mile-no no es otra cosa que un ensayo, se han planteado las más variadas pre-guntas. ¿Será esta una biogra� a sui

géneris de Gabinete Caligari? ¿Será

esta Electricidad Revisitada un estu-

dio sobre la historia de la música es-

pañola? ¿Será acaso un tratado sobre

el mundo de los bateristas?

Lo cierto es que este trabajo de Clavo

es un campo abierto para el recuerdo,

un recuerdo que le lleva a versar su

historia como músico profesional de fama, al igual

que a tratar tanto sus inicios, etapas anteriores a

Gabinete Caligari y proyectos posteriores. De la

misma manera, Edi es diestro y muy detallista en

su análisis de la escena nacional y en su evolución

desde los 70 hasta la actualidad. U� lizando como

excusa diferentes conciertos a los que ha asis� do

de público a lo largo de su vida, Edi Clavo retrocede

con su memoria a situaciones, hechos, anécdotas y

curiosidades acaecidas en los años

colindantes con las actuaciones selec-

cionadas. Además, de cada interpre-

tación de cada ar� sta de los que ha-

bla (incluidas las de los conjuntos de

los que ha sido parte), el autor gusta

de analizar técnica, es� lo y equipo

(baterías, guitarras, amplifi cadores, etcétera) con los que se crea la mú-sica. Electricidad Revisitada es una obra fantás� ca de un muy entretenido escritor, un baterista y Licenciado en Historia del Arte al que se le nota

adorar la inves� gación de la iconogra� a del rock.

Además, se muestra todo un caballero en sus co-

mentarios a an� guos conocidos o camaradas que

a día de hoy ya no lo son; jamás busca la vende� a fácil, jamás escupe bilis, Clavo prefi ere narrar con sen� do, elegancia y ritmo los momentos vividos, momentos que son ya historia de nuestra música.

por Sergio Guillén

¡GRITÉ UNA NOCHE!

(Gabriel Abril, Editorial Milenio)

Gabriel Abril u� liza muy acertada-mente el ! tulo de uno de los éxitos de los madrileños Nacha Pop para dar nombre a su nueva obra, un libro en el que ahondar en una comple! sima lista de los álbumes más relevantes o curiosos que se han grabado sobre las tablas en nuestro país. Una antología de discos en directo que viaja a lo lar-go de cincuenta años para poner en su si� o y analizar lanzamientos de lo más variopinto.

Y es que si algo hay que agradecerle al autor, ade-más de su buen es� lo escribiendo y una gran capa-cidad de síntesis (sin por ello perder por el camino

ni un ápice de información), es la apertura con la que se acerca a un género como el pop-rock, una mira-da viva que mete en el saco cualquier expresión musical que no tema, des-de esta corriente, fusionar los es� los más insospechados –y viceversa–. Por lo tanto, aquí el lector puede leer la reseña del Úl mo Concierto de 091 y unas páginas más adelante hacer pa-rada en el Directo A Los Cojones de La Banda Trapera Del Río, el En Concierto

de Hilario Camacho o ese En Directe de las leyen-das catalanas Iceberg. Este quinto libro de la colección Vinilomanía de la

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LIBROS MUSICALES

de la Editorial Milenio, que aparece casi dos años después de aquel Achilibook. Biogra� a Gráfi ca De

La Rumba En España 1961-1995 de Txarly Brown, es un maravilloso cajón de sastre por el que per-derse y en el que poder ir dando saltos por orden

alfabé! co para repasar cinco décadas de música capturada en ese suspiro cargado de emociones que es una actuación en directo.

por Sergio Guillén

LA IRA ES ENERGÍA. MEMORIAS SIN CENSURA

(John Lydon, Malpaso Editorial)

En estas memorias de John Lydon el vocalista se lamenta en varias ocasio-nes de la escena punk nacida tras los pasos de los Sex Pistols y demás con-temporáneos. Incluso suelta mensa-jes directos a los seguidores del punk que no han sabido entender ni a su banda posterior, los PiL, ni a su gusto por los cambios: «No hay que imitar, repe! r, duplicar. Avanzas o desestruc-turas o haces lo que haya que hacer para adaptar el viaje al contenido».

La Ira Es Energía resulta un libro apasionante para ir mucho más allá de lo que signifi caron los Sex Pistols, incluso para profundizar aún más metros y metros tras la ima-gen reconocible de esos locos mutantes en pos de la experimentación que son PiL; esta edición nos muestra a un Lydon que sigue siendo Ro# en pero que igualmente ha aprendido con la edad, ha sabi-do refl exionar sobre su vida, su familia, sus amigos, la música, y todo le ha llevado a poder afrontar esta obra por medio de análisis bien desarrollados, en-tretenidos y buscando explicaciones o lógicas a las diferentes etapas de su existencia-carrera.

Se mofa de tanta leyenda urbana so-bre su persona, ya fuese en sus días como Pistol como en lo que vendría después; aunque eso no quita para que valore con insistencia en diferen-tes capítulos lo que signifi caron las Pistolas Del Sexo en le escena musical de su ! empo y en la de los venideros. Aun así, llega a puntos un tanto extre-mos cuando pone de vuelta y media a casi la totalidad del resto de bandas de la escena punk que crecieron al mismo ! empo que su grupo (empe-zando por The Clash).

Un extenso viaje de más de seiscientas páginas en el que desplazarnos desde su infancia hasta sus diferentes proyectos musicales y los programas te-levisivos por los que ha pasado o ha presentado. Excepcional documento de un ar! sta cargado de humanidad –así se nos muestra ahora John– mil veces copiado pero nunca igualado.

por Sergio Guillén

SERAPIO GUITART, YEYÉ DE CHAMBERÍ

(Antonio Perales, Artgerust)

Cuando se publicó la novela Serapio Guitart, Un

Yeyé En El Franquismo no fueron pocos los lectores que quedaron prendados con la fi gura de su pro-tagonista. Ese héroe tan an! héroe, ese joven ca-nalla, ese quijotesco chaval que se enfrenta a los gigantes con forma de molinos que representan la represión, la censura, la España gris para un mu-

chacho que siente que hay otra vida por vivir. Un yeyé en toda regla que necesitaba de más páginas para con! nuar sus andanzas. Y aquí llega de nuevo Serapio, acompañado por su amigo-escudero Goros! za, siempre implacable en pos de la canción británica pop de moda, siempre

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LIBROS MUSICALES

prendado de The Beatles, siempre an-helando el contacto femenino, siempre buscando el ser aceptado por la pan-dilla más enrollada de Madrid. En Se-rapio Guitart, Yeyé De Chamberí le ve-mos ocupando su si! o junto a la panda hippie del “niño bien” Máximo Glande; el comprador conocerá así las nuevas correrías de este fi gura que ya juega en otra liga gracias a ser aceptado en un círculo más selecto. Eso no pervier-te, eso sí, la pasta de la que está hecha Guitart, siempre pensando –además de en la música y las chicas– en las pro-mesas de amistad hechas a Goros! za y en los lazos de camaradas que los unen más allá de modas y encrucijadas adversas.

Antonio Perales se man! ene en el empeño de hacer una suerte de saga con las vivencias de tan curioso, ico-noclasta e interesante yeyé, y de hecho el postre de esta nueva no-vela –que se lee en un pis pas– deja a nuestro Serapio a las puertas del desvirgue, con una propuesta de dos rombos que de seguro no rechazará.

Pero eso, claro está, queda para la tercera entrega que esperemos no se demore mucho en ofrecernos Pera-les.

por Sergio Guillén

EN TIERRA DE NADIE. 25 AÑOS DE DOCTOR DIVAGO

(Mario López Torregrosa, Carena Editors)

Vein! cinco años haciendo música bajo un mismo nombre no es algo de lo que muchos se puedan enorgu-llecer. El camino es pedregoso, más todavía cuando uno no trabaja a fa-vor de las modas o debe reinver! r lo ganado haciendo música para hacer más, para ir más allá, para con! nuar grabando, dando conciertos, luchan-do. Y si encima tu es! lo disfruta de esa poco oída personalidad que te hace único pero que igualmente te pone en contra a todos aquellos que necesitan de pega! nas es! lís! cas para saber si les gusta o no una can-ción, la cosa es ya digna de una epopeya. Por lo tanto, En Tierra De Nadie es un # tulo per-fecto para un libro que versa sobre una agrupación nacional única, un conjunto de instrumen! stas que canción a canción, disco a disco, han creado una forma fresca de amalgamar, fundir, agitar o sumar corrientes musicales sacando a la postre un sonido perfectamente reconocible. Y es que ya debemos hablar con propiedad de un “sonido Divago”. Eso no quiere decir que siempre suenen igual, que to-das sus canciones se parezcan; sin embargo, sí es cierto que cuando escuchas una composición de este grupo, ! re por el palo que ! re, siempre acier-

tas a reconocerles. La armónica explosiva de Antonio Chumillas, el toque preciso a los par-ches de Asensio Ros (el inigualable Wally) y el arte, la guitarra y la voz de Manolo Bertrán –además del imagi-nario personalísimo que habita en sus textos– han sido y son el núcleo duro de una banda por la que han pasado un número más que considerable de musicazos, completando el quinteto desde hace ya bastantes años David Vie y Edu Cerdá, dos autén! cos ge-nios. Este libro repasa, analiza y des-

cribe minuciosamente una vida profesional que pocos nombres de nuestro panorama se han tra-bajado con tanto empeño como los Divago. Gra-cias por tanto a la labor enciclopédica de Mariano López Torregrosa, que se ha entrevistado con todo aquel que es o ha sido alguien en el universo Di-vago para dar mayor realidad a esta obra, y a los apuntes fi nales de Bertrán comentando sus propias letras. Un libro indispensable.

por Sergio Guillén

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Alvin Stardust podría casar perfectamente con aquel � tulo que pusiese The Kinks a uno de sus

mayores éxitos: “Dedicated Follower Of Fashion”,

aunque Bernard William Jewry, nombre de pila de

este adalid glam, en el campo musical. En su ado-

lescencia jugó a ser un clon de The Shadows en una

banda lista para los jóvenes menos preparados.

Aquellos polluelos musicales llamados Shane Fen-

ton And The Fentones perdieron a su vocal, líder

que daba nombre a la banda (aunque realmente

se llamaba Johnny Theakstone), a causa de unas

fi ebres reumá" cas que segaron su vida a los dieci-

siete años. Bernard terminaría frente al micro tras

pedirles la madre del fallecido a The Fentones que

con" nuasen en marcha en honor al hijo perdido.

Los sencillos no se les dieron mal en el Reino Unido,

aunque el cambio de década y la llegada de unos

70 cambiantes llamarían al reinventarse o morir.

Michael Levy de Magnet Records ya sabía de esta

necesidad, así que no tardó en engatusar al bueno

de Jewry para que pasase a ser el extraño Alvin Star-

dust. Y es que, aunque la mona se vista de seda...

El nuevo Alvin resulta algo así como un seudo Elvis

un tanto macarrónico en maneras, pa" llas picudas

e interminables a lo Curro Jiménez y una falta de

ac" tud que le llevan a no rechazar campañas por

la seguridad vial. Es así como, todavía grabando

canastas de tres puntos cual “My Coo-Ca-Choo” o

“Jealous Mind”, el público británico le guarda en la

re" na para los restos por ser el pimpollo que alec-

cionaba a dos infantas de cómo cruzar la calzada

tras mirar bien a izquierda y derecha, derecha e iz-

quierda. Tanto monta, monta tanto, en inglés como

en esperanto (y más si nos referimos a una inicia" -

va por el Green Cross Code que enarbolaba lemas

para el recuerdo como “you must be out of your ! ny minds” o “be smart, be safe”, la úl" ma de las

dos le dio a Stardust hasta para una tonada). Esto

le ganó amistades con todos los escolares empollo-

nes de clase, aunque le quitó credibilidad ante la

parroquia más macarra y barrial del glam agresivo

o rebelde.

Hasta el 77 editó LPs con bastante intención, a la

par que ideaba prontas compilaciones que le ayu-

daron a vivir en los 80 de fi nal mutación a niño bue-

no de jersey y sonrisa. The Untouchable Alvin Star-

dust, Alvin Stardust o Rock With Alvin son ejemplos

fehacientes de que la industria de aquella década

no se libro de este Presley por el márke" ng.

ARTÍCULO

Alvin Stardust.Tupé, patillas, alzas y pop and roll por Sergio Guillén

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DUO KIESala Arena, Madrid, 10/04/2015

«Bailad para mí, bailad para mí», «esta noche sere-mos estrellas» u «hoy no nos pueden parar, pode-mos volar» son algunas de las frases que aparecen a lo largo del texto del tema “Sonríe Y Que Se Jodan”, canción de Duo Kie con la que este tándem comen-zó la noche y palabras que eran una afi rmación de

lo que pasaría aquella jornada en Madrid dentro

de la sala Arena. Locus y Nerviozzo, los componen-

tes de tan excepcional apuesta, se han ido convir-

� endo desde fi nales de los 90 hasta la actualidad

en uno de los duetos más resolu� vos en la escena

hip hop nacional. “Mátalos A Todos”, “Yeah!” –en la que Nerviozzo canto algunas estrofas al oído de una de las chicas de la primera fi la–, la muy crí� ca

“Sembrando Balas”, “Madriz” o “Las De Perder” se

fueron sucediendo con muy acertados incisos del

dúo en los que se sen" a el gran compañerismo que hay entre ambos y lo bien que conocen el ! ming

de su parlamento, siempre marcado por el humor, la sorna y esa acertada forma de meter al público en su juego. Tan especial noche, acompañados para la ocasión los dos MCs y el DJ Yulian por el bajo de Mey Alean, la batería de Carlos Mirat y la guitarra de Richie Pa-

lacin, nos entregó curiosidades como ese “Fuerte”, en la que Locus se emocionó viendo a su madre sentada entre el público; unas “Bon Voyage”, “No-sotros Lo Hicimos” y “¿Quién Se Apunta?” que en-loquecieron a los asistentes, el scratch del ya citado Yulian sobre canciones de The Knack, Twisted Sis-ter, Survivor y Gotye o ese estallido fi nal que resul-

tó escuchar el texto de “Charlie Sheen” cantado so-

bre la base instrumental del “Seven Na� on Army”

(The White Stripes), ejecutada para la ocasión por

el trío Alean/Palacin/Mirat. Por cierto, este úl� mo

no decepcionó y, al igual que le hemos visto ha-

cer junto a Obús, mezcló sus partes de batería con

constantes malabarismos, giros y trucos con sus

baquetas. Carlos también milita junto a Mey en la

banda Labelle, de ahí el buen rollo que desprendía

la base rítmica aquel viernes. Un comienzo de fi n

de semana dis� nto, un concierto único –o, al me-

nos, eso explicaron Locus y Nerviozzo diciendo que

seguramente sería la úl� ma vez que tocarían con

banda eléctrica sobre el escenario–, una cita per-

fecta. Y es que ya lo dijeron ellos en 2008: «Duo Kie

da la patada y � ra la puerta».

por Sergio Guillén

CRÓNICAS DE CONCIERTOS

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TOPOSala Paddock, Madrid, 11/04/2015

Presenciar el nuevo concierto de una banda que

te gusta, de la que te sabes al dedillo sus discos,

de la que has visto un gran número de conciertos

suyos a lo largo de tu vida, suele ser di# cil pues

puedes llegar al mismo con ideas preconcebidas

y con el listón alto –muy alto, en el caso de Topo,

siempre excelentes sobre un escenario–. La razón

de esa aparición en la madrileña sala Paddock era

la presentación de un disco que, como decía en mi

reseña, les ha rejuvenecido todavía más que Pro-

hibido Mirar Atrás pues en El Ritmo De La Calle se

puede hallar el tuétano de cada época de la banda

en el total de las canciones que lo componen. Es-

cucharles comenzar apostando fuerte por esa du-

pla que hacen de “Los Chicos Están Mal” y “Marea

Negra”, con José Luis Jiménez con su eterna cara

de felicidad por encontrarse ante su público y sus

movimientos vivaces de adolescente con el bajo en

en ristre, ya avisaba de otra noche de buenas notas

en las califi caciones fi nales. Pero fue en el “Blues

Del Dandy”, tras presentar dos piezas de su recién

editado elepé (“El Ritmo De La Calle” y “La Máqui-

na Del Tiempo”), cuando comprendí que la garra

que habían traído las baquetas y el tempo de José

Martos al grupo había resultado jarabe rejuvene-

cedor. Acababan de pasar cuatro canciones como

si de un suspiro se tratase, por lo que escuchar en-

tonces cantar a Lele Laina ese blues encarnado a la

par que socarrón y percatarse toda la sala de que

aquella noche el guitarrista y vocal había regresado

a los veinte años, fue todo uno; menuda forma de

afrontar los textos y menuda garra a la hora inter-

pretar sus partes de guitarra más bravas.

Sonaron de seguido “Autorretrato” y “Abélica”

como homenaje a los rincones más experimentales

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Lele Laina (Topo)

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del primer elepé, algo que ya se escuchó en la Revi-rock en 2011 y en la Ego Live hace dos años (cuan-do presentaron a Martos como nuevo miembro). Y nombraba al baterista que ha sus� tuido a Miguel A. Bullido, e incluso creo que debe tomarse muy en cuenta su entrada en la banda; aunque con es-� lo diferente al de Terry Barrios, me dio la impre-sión de que es el músico que más se ha acercado al empuje y el ritmo que movía a Topo en sus días de despegue. La locomotora Martos inyecta con su dura pegada y sus arreglos la necesidad de sonar canción tras canción con mayor vigor. Igualmente, reverenciar la técnica de Luis Cruz, que con las seis cuerdas de su guitarra incluso doblaba las notas de teclado de las primeras canciones que grabó el grupo en sus comienzos. “Vallecas 1996”, “El Perió-dico”, “Policías Y Ladrones”, “Ciudad De Músicos”, “Después Del Concierto”, y tantas y tantas otras que enmarcaban una carrera sobresaliente de un

grupo inolvidable. Momentos tan emocionantes y signifi ca� vos como esos segundos tras tocar “Tar-zán (J.W. El Único Tarzán)”, ya en los úl� mos mi-nutos de los bises, cuando a José Martos le dio un pequeño acaloramiento o mareo; Jiménez se acer-ca a ver que le pasa a su compañero, agachada su cabeza sobre el ven� lador situado en el lateral del puesto del baterista. Lele pide un momento y Cruz también mira para el fondo de la escena; y cuando todos comenzamos a preocuparnos, Martos, ha-ciendo de tripas corazón y sacando fuerzas de lo más profundo, se arranca a marcar el ritmo de “Mis Amigos Dónde Estarán”, proeza que llenó de júbilo a los allí reunidos y que demostró una vez más que la veteranía es un grado. Cuando un grupo lo hace de matrícula de honor hay que decirlo.

por Sergio Guillénfotos por África Paredes

THE EXCITEMENTS + THE LIMBOOSSala Caracol, Madrid, 25/04/2015

Mes de abril de 2015. Se rebasan las nueve de la noche de un lluvioso sábado madrileño. Fuera de la sala Caracol está el destemple, el escalofrío hú-medo; dentro el recinto atesora el calor, un calor nacido de la música con enjundia y alma. Un mo-mento. Para la concatenación de tonadas de espe-ra y, todavía cerrado el telón de escena, comienzan a sonar por los amplifi cadores las primeras notas de “Early In The Morning”, canción perteneciente al elepé Space Mambo del cuarteto The Limboos. En esta ocasión Daniela Kennedy, Roi Fontoira, Ser-gio Alarcón y Marcos Mascato se hacen acompañar por un quinto componente que ponga vientos en las vibrantes interpretaciones de la banda. Suenan en pocos minutos “Not A Soul Around”, “Rockin’”, “What I’m Saying”, “Up The Line” o “Brownie”, con Daniela sacando rítmicos tempos de su set de batería, poniendo a bailar la estructura total que completa junto al resto de sus compañeros. Mar-cos echa un vistazo de vez en cuando a su espalda, buscando la mirada cómplice de Kennedy en una nota concreta o en una entrada o cambio preciso, mientras Roi se acerca y se separa del micrófono punteando con su guitarra, moviendo los pies al compás en una danza corta pero vivaz. The Lim-boos presentan tema nuevo (inspirados por el so-nido de The James Hunter Six, tras haber sido sus teloneros), no olvidan piezas fundamentales de su

espectáculo, como ya son “Space Mam-bo” y el single “Big Chef”, y cierran por me-dio de la electrizante “Jambalaya Walk” –la cual se sin� ó más revolucionada y de presta palpitación que en la grabación en estudio–. La Penniman Records R&B Revue, parte de las ac-� vidades ofi ciales del madrileño Fes� mad 2015, cruzaba el ecuador de la velada cuando se sube al escenario la totalidad del combo The Excitements. Bueno, la totalidad no, ya que falta alguien frente al micrófono principal. El amplio y completo conjun-to, todo trajeado como es norma en una apuesta de estas caracterís� cas, se adentran en la noche con su perfectamente engrasado sonido y con un Daniel Segura que ya desde el minuto uno destaca por su nervio excepcional dirigiendo la base rítmica desde el bajo. Adrià Gual se acerca entonces a un micrófono lateral y, a pleno pulmón, rememoran-do aquellas presentaciones que caracterizaban a la entrada de James Brown a escena, avisa a propios y extraños de que Koko-Jean Davis va a hacer acto de presencia sobre la tarima. Y allí aparece ella, deci-dida, con paso fi rme a la par que ligero, luciendo un breve ves� do de raja a un lado ideado con un único fi n: poder moverse y interpretar a su antojo cada tema, pegar patadas al aire, balancearse, girar o bai-lar con soltura –algo que no paró de hacer a lo largo

CRÓNICAS DE CONCIERTOS

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Koko-Jean Davis (The Excitements)

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CRÓNICAS DE CONCIERTOS

del concierto de la agrupación a la que pertenece–. Era ver a Koko-Jean Davis desenvolverse con tesón y desparpajo en canciones como “Don’t You Dare Tell Her”, “Some� mes To Much Ain’t Enough”, “I Need You Baby” o “Keep Your Hands Off ” y reme-

morar aquellas actuaciones que a principios de la

década de los 70 ofreció Tina Turner junto a Ike y

su banda en el programa germano Beat-Club –aun-

que aquí sin coristas femeninas, al contrario que en

las actuaciones de Ike y Tina–. “Ha, Ha, Ha” es casi

una segunda parte del “Respect” de O� s Reding en la voz de Aretha Franklin; Koko-Jean la imprime de ese orgullo, esa personalidad y ese juego entre ca-

dencia r&b y voz soul. “I’ve Bet And I’ve Lost Again”, la balada preferida de la cantante, sonó estremece-dora y totalmente ín� ma, en contraposición de la energía jovial de “Fishing Pole”; ambas � ros acer-tados, como todo el repertorio de esta magnífi ca apuesta musical. Ya me esperaba buenos resulta-dos sabiendo de los dos grupos sobresalientes que conformarían el evento, pero al fi nal Penniman Re-cords R&B Revue superó cualquier expecta� va y se convir� ó en una cita imborrable en la memoria.

por Sergio Guillénfotos por África Paredes

LITTLE HURRICANELa Boite Live, Madrid, 26/04/2015

Unos delicados pies femeninos descalzos que lucen uñas cuidadosamente pintadas reposan sobre los pedales del bombo y pla� llos del charles de la ba-tería respec� vamente. Unas botas masculinas pi-san sobre los múl� ples pedales de efectos sonoros de una guitarra. Los pies de ella son los de Celeste “C.C.” Spina, las botas de él pertenecen a Anthony “Tone” Catalano; juntos forman el dúo afi ncado en San Diego Li! le Hurricane que está de gira por vez

primera en España desplegando su irrefutable re-

pertorio repleto de dirty blues –de hecho el con-

cierto que ofrecen en la madrileña sala La Boite es

apenas la segunda actuación que dan en Europa

en toda su carrera musical después de haber par-

� cipado ya en reconocidos fes� vales musicales allá

en su país–. La aparente fragilidad que desprende

la esbelta fi gura de C.C. Spina envuelta en un ele-

gante ves� do de noche se desvanece cuando ésta

asesta el primer golpe de baqueta; desde ese pre-

ciso instante, Tone Catalano manejará con maestría

los infi nitos pedales de su guitarra eléctrica para

sacarle el máximo par� do posible a su instrumen-

to mientras establece un constante diálogo con su

compañera; un diálogo lleno de miradas cómplices

y juegos vocales e instrumentales. Li! le Hurricane

hacen gala de un blues sucio y arrastrado pero con

amplitud de miras, abierto a otros es� los musicales.

La guitarra de Catalano sangra acordes cenagosos

y solos rugosos mientras la batería de Spina dirige

con mano fi rme tanto los ritmos más cadenciosos

como los más salvajes, en ocasiones marcando el

ritmo con un porte marcial digno de una marcha

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militar y convir� endo el escenario en un par� cu-

lar campo de batalla sonoro. A lo largo de la noche

habrá � empo para que Spina combine la batería

con la mandolina mientras Catalano toca el slide en

la guitarra que reposa horizontalmente dispuesta

para tal efecto a la vez que canta empleando un mi-

crófono vintage que otorga al conjunto ese sonido

añejo que caracteriza su úl� mo disco Gold Fever.

Este dúo deja bien patente que en directo le sobran

los recursos y que no necesitan de nadie más para

comerse el escenario ellos solitos.

En Madrid, Li! le Hurricane presentaron los temas

de su más reciente álbum y repasaron otros per-

tenecientes a su debut discográfi co Homewrecker,

ofreciendo un extenso paisaje sonoro; un paisaje

en el que retrataron todos esos escenarios que con-

forman el camino que media entre los pantanos del

Sur Profundo y las áridas � erras de los desiertos de

California. En el recorrido de uno de sus directos

hay � empo para hacer un alto en el camino paran-

do a comer algo en un Taco Bell –momento idóneo

para escuchar “Hold Me Back”, tema que alcanzó

notoriedad al dejarse oír en una campaña publici-

taria de dicha franquicia– o para, incluso, sintoni-

zar en la radio del salpicadero el “Money” de Pink

Floyd. Esperemos que esta sea la primera visita a

nuestro país de las muchas que este súper dúo nos

ofrezcan en el futuro. Una cita imprescindible para

los amantes del blues más visceral y enraizado.

por Fat Professor

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Es curioso que pasando en tantas ocasiones por Cádiz, dedicando tantas jornadas a tan bella ciu-dad, aún no hubiese visitado la Supersonic; pero qué mejor que un concierto de la talla de los que ofrece la formación británica The Brew para desvir-garse con dicha sala. Este trío no es precisamente una banda desconocida para el que esto escribe, como ya he remarcado con anterioridad en este medio, pero seguramente sea en el local gaditano

citado donde los he podido disfrutar más de cerca. Y es que una vez montada la batería, de la parte frontal del bombo al borde de la baja tarima –no más alta de mi rodilla– había escasamente dos palmos; así que, situado en primerísima fi la, no

fueron pocas las veces que tuve que esquivar el

clavijero de bajo de Tim Smith. Eso te hacía estar

totalmente dentro del show, muy similar a la sen-

sación que se vive en la madrileña La Boite. Ade-

THE BREWSala Supersonic, Cádiz, 03/05/2015

CRÓNICAS DE CONCIERTOS

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Jason Barwick (The Brew)

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más, si a ello añadimos el empuje y fi ereza con la

que tocan todos los componentes de The Brew, es-

tamos entonces ante un terremoto que revolucio-

naría aquella noche de domingo la Tacita de Plata.

Desde “Repeat” hasta “Shuffl e”, pasando por

“Mute”, “Pause” o “Skip” de su úl� mo Control, arreme� eron con fl uidez y seguridad, conociendo al dedillo el camino que siguen. “KAM” se presen-tó precedida por un introducción en clave de jam totalmente embriagadora, mientras “Every Gig Has A Neighbour” resultó tan convincente como lo viene siendo desde que la presentaran por pri-mera vez sobre un escenario. En “Six Dead” Jason Barwick agarró el arco de violín que siempre � ene a mano en escena para frotar y golpear las cuerdas

de su guitarra, tan a lo Jimmy Page como siempre.

Tras el completo solo de Kur� s Smith a la batería, los tres ofrecieron un buena tanda de versiones un tanto recortadas a modo casi de popurrí –un poco de The Doors por aquí, algo de Led Zeppelin por allá–; aunque está a tal nivel y su material propio es tan bueno, que me atrevería a decir que la ban-da podría sus� tuir perfectamente estas versiones por cosas como “Imogen Molly”, “Postcode Hero” o “Sirens Of War”. Tremebundos, como no podía ser de otra manera viniendo de ellos.

por Sergio Guillénfoto por África Paredes

CRÓNICAS DE CONCIERTOS

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DOCTOR DIVAGO + ANGRY SAINTSSala Wurlitzer, Madrid, 23/5/2015

Precedidos por el cuarteto Angry Saints y esa pe-netrante mixtura rock que dan a su sonido un bri-tánico, un australiano y dos españoles, Doctor Di-vago regresaban a Madrid para abrir el tarro de las esencias, en esta ocasión con la forma de esa olla express que ilustra la portada de su trabajo compi-latorio Especial De La Casa con el que el conjunto valenciano está celebrando sus vein� cinco años de historia. Pero estos instrumen� stas no son de los que se ciñen a guiones preestablecidos y el hecho de que viajasen a la Sala Wurlitzer no era necesa-riamente sinónimo de sen� rse en la obligación de presentar un setlist ajustado únicamente a las can-ciones reunidas en el citado recopilatorio. No hay que olvidar que de la discogra! a de los Divago uno

puede sacar canciones memorables a paladas, fue-

sen o no singles en su momento; y que si no apa-

recen más en Especial De La Casa es por falta de

espacio en el disco compacto, no por carecer de

material brillante y excepcional. Por lo tanto, “Sólo

La Mitad De La Mitad De Mí”, “El Asesino Tocaba La

Armónica”, “En Otra Vida”, “La Deriva Con� nental”

o la estupenda versión que hacen del “Voy Buscan-

do” de Nino Bravo, igualmente encontraron su po-

sición y momento.

Una actuación pletórica, tan llena de encanto, ga-

nas y tablas, que no la ensombreció el escaso afo-

ro –escaso, sí, pero totalmente entregado a cada

canción–. Y yo me pregunto, siendo Doctor Divago

la banda que es, con la carrera impoluta que se han

labrado durante tan" simos años, con los instru-men� stas sobresalientes con los que cuenta y con el que es para mí uno de los mejores letristas que hemos tenido en nuestro país, ¿qué narices hacía la gente apalancada en su sillón casero sin salir a aba-rrotar la Wurlitzer? Qué pasa, ¿que todo el mundo estaba pegado a la pantalla de la televisión para ver si Edurne pasaba o no de los puestos de cola en las votaciones de Eurovisión? Es llama� vo que en una ciudad en la que se alardea de cultura, en la que hemos conseguido con nuestros votos situar a Manuela Carmena donde está, no seamos capaces de valorar conciertos de este calibre. Y compren-do que no todos los que quisieron asis� r pudieron, siempre surgen contra� empos, ¡pero los Divago se merecían una sala llena, hombre ya!

por Sergio Guillén

ROBIN BECK + PHASE II PHASESala Caracol, Madrid, 26/05/2015

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James Christian (Robin Beck)

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CRÓNICAS DE CONCIERTOS

Tras actuar por primera vez en nuestro país el pa-sado año, Robin Beck y su banda volvían a Madrid para nuevamente repasar sus éxitos del ayer y sus más recientes grabaciones. Y decía banda pero bien podría catalogarlos de familia –la propia Robin así lo hace– pues, como es norma, al bajo la acom-paña su marido, el House Of Lords James Chris� an; y como remate, y para cerrar los parentescos san-guíneos, la hija de ambos, Olivia Deicicchi, se había unido a este viaje para conocer mundo con mommy y daddy. Mientras llegaba el momento de la aparición del grupo de Beck, en el que se encuentra el talento na-cional de las seis cuerdas Jorge Salán, Phase II Pha-se, el proyecto de hard melódico que lidera frente al micrófono Zalo López tomó la tarima. El conjunto encontró poco público frente al escenario, aunque eso no quitó para que se arropasen en los aplausos de sus conocidos y que esto les ayudase a desarro-llar una actuación bien estructurada. Entre canción y canción hablaban con los asistentes, ganándose a muchos con su cercanía. Era una di! cil papeleta la

que les había tocado, pero se subieron al escenario

de la Caracol con intención de presentar su mate-

rial, sus creaciones, y así lo hicieron, destacando en

sus ejecuciones la labor a la batería del joven ins-

trumen� sta Stelian Cotet.

La actuación de Robin Beck, por su parte, comenzó

con toda su agrupación sobre el escenario mientras

se escuchaba un grabación de los coros de “If You

Where A Woman And I Was A Man”, para acto se-

guido aparecer Robin en el escenario, tomar el cen-

tro del mismo y arrancar con la letra de tan reme-

morada canción de su elepé Trouble Or Nothing de

1989. Tanta es la importancia que sigue teniendo

aquel álbum en la carrera de esta vocalista que en

directo toca siete de las diez piezas que lo compo-

nían –y estamos hablando de un setlist que en Ma-

drid llegó a las trece canciones–. Beck no defraudó

y, bien secundada por su siempre resolu� vo es-

poso James –dedicándose comentarios familiares

muy emo� vos– y por unos músicos de matrícula

de honor, ofreció unas interpretaciones pletóricas,

incluso ganando su voz cada vez que la subía en las

partes más altas y forzadas.

Más allá de composiciones inolvidables como

“Don’t Lose Any Sleep”, “Hold Back The Night” o

“Save Up All Your Tears”, que el combo interpretó

con gran fi delidad, Robin se centró en varios temas

de sus dos úl� mos larga duración, obviando inex-

plicablemente los dos discos compactos que pu-

blicó junto a Fron� ers Records –y en los que hay,

todo sea dicho, muchos mejores temas que en The Great Escape y Underneath–. Y aunque el concierto

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Olivia Deicicchi, Robin Beck y James Christian

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CRÓNICAS DE CONCIERTOS

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no llegó a los ochenta minutos de duración, en la actuación se encontró espacio para un muy explo-sivo solo de batería y un homenaje a B.B. King en el que Salán tomó la voz cantante para recuperar la versión del “The Thrill Is Gone” que este año ha aparecido en su trabajo Madrid/Texas. Al principio de la crónica hablaba de Olivia Deicicchi, la cual, aunque no forma parte de la banda en esta gira, sí salió un par de veces al escenario: una para que sus orgullosos padres la pudiesen presentar y otra para que cantase “First Time” en un dueto con su

madre, tándem que no le quedó nada mal pero que se escuchó poco compensado por problemas con el micrófono de Olivia. La noche se cerro con todo el público asistente coreando emocionado junto a Beck la siempre animada “Hide Your Heart” de Kiss, que también apareció en su día en el vinilo del 89 de Robin. Así, un año más, la noche se trufó de ele-gante rock melódico.

por Sergio Guillénfotos por África Paredes

LUKE WINSLOW-KINGEl Sol, Madrid, 10/06/2015

–allí no había ningún piano pero se respiraba en el ambiente el espíritu del Professor Longhair–. Winslow-King alternó durante la hora y media de concierto hasta cuatro guitarras diferentes –una acús! ca, una eléctrica, otra semi-acús! ca y un do-bro electrifi cado– y, a pesar de ser un miércoles de junio, convir! ó la pista de la sala en una cele-bración digna del Mardi Gras al ritmo de “Swing That Thing”, quizá el más reconocible de sus nue-vo temas y que incitó al público presente a bailar y cantar; a fi n de cuentas, de eso trata la música de Nueva Orleans, por encima de todas las tristezas y pesares.

Hubo en la noche un momento de receso en el que Winslow-King se quedó a solas en el escenario acompañándose únicamente de su vieja guitarra acús! ca y su armónica para compar! r unos minu-tos de ín! ma complicidad con los asistentes; ahí quedó para el recuerdo su interpretación del clási-co “San Francisco Bay Blues”. La música de Nueva Orleans (y el blues en su con-junto) es tradición, herencia y cultura. Luke Wins-low-King es uno de esos jóvenes músicos que se ha apropiado de ella, se la ha hecho suya y la ha sabi-do asimilar para reinterpretarla y reinvidicarla allá donde fuere; así es que, qué mejor forma de cerrar una noche de celebración y exaltación de una de las más ricas tradiciones musicales del mundo que revisitando el imperecedero “Kokomo Blues”.

por Fat Professor

Luke Winslow-King era un muchacho de diecinue-ve años, oriundo de Michigan, que recorría Estados Unidos tocando canciones de Woody Guthrie con su banda, cuando le robaron el coche y todos sus instrumentos a su paso por Luisiana; se quedó en-tonces dos semanas en Nueva Orleans y ese ! em-po fue sufi ciente para que le atrapara la ciudad y su música, decidiendo instalarse allí. La providencia quiso que tres meses antes de que el huracán Ka-trina azotara la ciudad, Winslow-King se mudara a Nueva York, al barrio de Harlem. Superado el pri-mer impacto que supuso tamaño desastre regresó a la Ciudad Creciente donde se dedicó a tocar du-rante tres años por sus calles, empezó a grabar dis-cos y ya no la ha abandonado excepto para hacer llegar su rico legado cultural y musical a todos los rincones del planeta a través de sus actuaciones. Enmarcada dentro de la gira española de presen-tación de su úl! mo disco Everlas ng Arms, para la cita madrileña en la sala El Sol Winslow-King se hizo acompañar de un trío formado por el bajista de De-troit Brennan Andes, el baterista de Nueva Orleans Benji Bohannon y el guitarrista Roberto Lu! , fan-tás! co músico italiano (de Livorno) con el que coin-cidió durante los años en los que ambos se gana-ban la vida tocando por la calles del Barrio Francés.

Temas como “Travelin’ Myself”, “Tell Me You Love Me” o “No More Crying Today” sirvieron para po-ner un trocito de Luisiana a nuestros pies, un gum-bo sonoro en el que se mezclaron el blues del Delta del Misisipí con el jazz de Nueva Orleans, el rag! me con el swing, el folk con el boogie y en el que se vivieron momentos de pura New Orleans Rhumba

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El Twanguero

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CRÓNICAS DE CONCIERTOS

TRACK DOGS + MISS GIEl Sol, Madrid, 13/06/2015

tados desde la primera nota, por lo que al llegar una pieza ya bandera de la agrupación como es “La Banda”, la sala al completo cantaba desinhibida el estribillo de la misma. Además, y como bien expli-có Garre� Wall –muy dicharachero, acertado y en-tretenido en sus comentarios entre tema y tema–, Track Dogs aprovechaban esa noche para presentar nuevas creaciones, composiciones que en algunos casos ya se podían escuchar en su Facebook y en otras redes sociales o portales ofi ciales de tan me-ritoria formación. Así sonó “Whatever Happens”, de la que ya � enen hasta videoclip en Youtube, o la perfecta “Bon Sco� , He Rocked”, con historia ochentera de Garre� sobre su amor por la música de AC/DC y sus vivencias de adolescente –que caló profundo en todos los que adoramos el rock and roll de tan excepcional y longevo quinteto–. Y, como ya se puede adivinar por mis comentarios, no son precisamente estos Track Dogs unos músi-cos que se ciñan una y otra vez al mismo guión. El sábado en El Sol subieron a Miss Gi para que pu-

Cada vez que uno acude a ver al cuarteto Track Dogs sabe de antemano que terminará la noche en un estado de placentera sorpresa, pues estos músi-cos son de esos extraños magos que de lo poco ha-cen mucho, de los que aunando detalles y arreglos variopintos consiguen redondear canciones que no se escapan de tu memoria. En su úl� mo concierto en la sala El Sol sucedió eso mismo. Les había ante-cedido la actuación profunda y minimalista de Miss Gi que, mientras hipno� zaba con su teclado a la audiencia por medio de canciones apetecibles, se dejaba mecer por las percusiones que Juan Manuel Padilla sacaba por medio de sus baquetas sobre un mínimo kit consistente en un tom y el socorrido hi-hat. Cuando fi nalmente Track Dogs tomaron el esce-nario y sonaron “Blindspot”, “Watching You Fall”, “Play It My Way” y “Dust Devil”, el público asis-tente de inmediato se embebió del ímpetu, ale-gría y compañerismo de los cuatro. Garre� , Dave, Howard y Robbie sonaron perfectamente conjun-

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Garrett Wall (Track Dogs)

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CRÓNICAS DE CONCIERTOS

siese la voz principal en una de las versiones de la noche, ese “Happy” que Pharrell Williams cantó hasta la extenuación el pasado 2014 desde su ele-pé G I R L. Y no sería ésta la única revisión al mate-rial de otros compositores o ar! stas. El Twangue-ro, otro de los invitados de la velada, extendió sus minutos sobre la tarima para hacer varios temas, entre ellos la pieza que grabó con Garre" en su día

para la película Buried (“In The Lap Of The Moun-

tain”) y una vitaminada reinterpretación del “Mys-

tery Train”, original de Junior Parker y versionada

por nombres dorados como el de Elvis Presley o

The Band. Y precisamente de estos canadienses hay

que hablar si me tengo que referir a uno de los mo-

mentos que pusieron la carne de gallina al respeta-

ble: “The Weight” o Track Dogs conver! dos en Rick Danko, Levon Helm, Garth Hudson, Richard Manuel y Robbie Robertson. Cerraron el show por todo lo alto, y para eso únicamente tenían que bajarse del escenario, dejar atrás los micrófonos y compar! r a pecho descubierto con sus seguidores las dos úl-! mas canciones de la noche. Si todavía no los co-noces –que ya es delito–, apúntate el nombre de este grupo y no te pierdas sus próximas andanzas.

por Sergio Guillénfoto por África Paredes

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ARIEL ROTEl Sol, Madrid, 20/06/2015

El madrileño Ariel Rot –sí, madrileño nacido en Buenos Aires– no precisa de presentación alguna. Poseedor de una extensa trayectoria musical en solitario y fundador de bandas imprescindibles del rock en lengua castellana como Tequila y Los Rodrí-guez... pero, ¡basta! ¿No hemos acordado que eran innecesarias las presentaciones? Ariel Rot, decía, impar! ó una clase magistral de cómo se puede ha-cer rock con gusto, clase y elegancia; alejándose de ese otro rock dominado por las campañas publicita-rias y lleno de estridencias superfl uas. Enmarcada dentro de su gira Solo, Rot se presentó en solitario sobre el escenario de la sala El Sol, en Madrid, en una cita en la que todo el peso de la actuación reca-yó sobre sus hombros y que nos deparó un esplén-dido show estructurado en tres partes claramente diferenciadas. En la primera parte del concierto fue la guitarra eléctrica (primero una Gretsch y después la reco-nocible Gibson SG de Rot) la que tomó el protago-nismo en un set que se abrió con los temas “Debajo Del Puente”, “Lo Siento, Frank” y “Baile De Ilusio-nes”, y que incluyó otros como “Viridiana” o “Los Tipos Duros No Bailan” –aquí con guiño incluido a “¿Qué Hace Una Chica Como Tú En Un Si! o Como Éste?”–. Que Rot es un excelente guitarrista no lo duda nadie, pero en este set eléctrico demostró una vez más el buen gusto que posee para pulsar las seis cuerdas y dosifi car a la perfección la elec-tricidad de su instrumento. Por momentos la gui-tarra resultaba prác! camente impercep! ble como su! l acompañamiento de su voz, instantes en los

que los asistentes contenían el aliento en silencio, y en otros su instrumento derrochaba adrenalina por doquier, entonces aquí el público coreaba y se agitaba con deleite. Con el segundo tercio del show llegó el momento Ray Charles de la noche –en boca del propio Rot y entre risas– cuando se sentó frente al piano eléctri-co. Ante el teclado fue donde Rot se sin! ó más libre para improvisar melodías y “deconstruir” el reper-torio a su antojo; temas como “Dos De Corazones”, “Una Casa Con Tres Balcones” (con una picada de ojo a la siempre agradecida “Salta”) o una sublime interpretación de “La Mirada Del Adiós” demostra-ron el dominio que Rot posee a las teclas y cómo reformular las canciones para dotarlas de una exis-tencia, paralela a las grabaciones de los discos y a las ejecuciones con banda, pero completamente nueva e inédita hasta el momento. En este punto de la noche ya hubo quien, a pie de pista, se había encargado de recordar al siempre añorado Julián Infante, pero Rot no quiso dejar pasar la oportuni-dad de homenajear desde el escenario la fi gura del también desaparecido Norberto Pappo Napolitano e interpretar un fragmento de su blues “Descon& o”. La tercera y úl! ma parte del concierto consis! ó en un set acús! co en el que Rot, con su guitarra Mar! n, interpretó temas como “Muñeca Rota” (incluyendo un sorprendente pasaje instrumental tomado prestado de “El Manisero”), el estreno en directo sin el acompañamiento de la banda de una canción como “Adiós Carnaval” o una casi irrecono-

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CRÓNICAS DE CONCIERTOS

cible “Mucho Mejor”, completamente alejada de la versión eléctrica que tan popular se hizo en su día, y que sirvió para cerrar el show. Llegado el momen-to de los bises de rigor, Rot se situó de nuevo frente al piano para obsequiarnos “Cenizas En El Aire” y la infalible “Milonga Del Marinero Y El Capitán”, ins-tante suspendido en el aire que se convir� ó en el de máxima comunión entre todos los allí presentes y un fi n de fi esta perfecto para una velada memorable. Tocar en casa (en la ciudad que sientes como pro-pia) permite que un ar� sta se sincere con su público y haga algunas pequeñas confesiones. Una canción como “Bar Soledad” dio pie a Rot para rememorar cómo llegó a España en el año 1976 y cuáles fueron sus primeras impresiones de un país que, por enton-

ces, le era todavía ajeno. Con “Geishas En Madrid” tuvo la oportunidad de revivir aquellos excitantes años 80 que se dieron en Madrid, a nivel cultural y musical, y de los que él fue un tes� go de excepción (a la par que protagonista); y con una composición como “Pólvora Mojada” nos reveló que, con el paso de los años, se ha vuelto un poco más escép� -co con toda la parafernalia que envuelve el mundo del rock pero que, no por ello, ha perdido un ápice de emoción a la hora de tocar en directo, extremo del que puedo dar fe tras la magistral actuación que nos ofreció en una noche tan especial, una noche en la que la in� midad y complicidad entre el ar� sta y su audiencia fueron las protagonistas.

por Fat Professor

LITTLE CAESARLa Boite Live, Madrid, 30/06/2015

bien y les dio ánimos para enfrentarse con su defi -ni� vo American Dream. Y es que este quinteto vio truncada su carrera en un momento en el que todo va� cinaba un despegue inmediato. Se dice que Ron

Tener a Li! le Caesar por nuestro país es algo ex-

cepcional, tan poco predecible como muy recon-

fortante; al igual que lo fue su regreso discográfi co de 2009 Redemp! on, larga duración que funcionó

Ron Young (Little Caesar)

Page 54: Renacer Eléctrico Music Magazine. Julio 2015

Young pasó en los años 80 de trabajar como porte-ro de un club nocturno a conver� rse en el funda-dor de Li� le Caesar, autén� ca banda de culto del

hard rock hecho desde las entrañas y el corazón.

Cuando en 1989 editan para Restless Records su EP

Name Your Poison las cosas se disparan: aparecen

en una compilación de grupos emergentes realiza-

da por Metal Blade, fi chan por una subsidiaria de

Geff en Records, John Kalodner se encarga de hacer

de A&R para el grupo y el mismísimo Bob Rock les

produce su primer elepé homónimo.

Tanto aquel primer larga duración como el siguien-

te Infl uence se convir� eron en obras sagradas para

todo aquel que había visto en la banda un arrojo

y una pasión inusitada para facturar rock emocio-

nante. El problema es que Infl uence no funcionó

bien en cuanto a ventas se refi ere, algo a lo que el cambio de modas y es� los en la década de los 90 no ayudó mucho. Parecía que la cosa se terminaba antes de empezar. Ahora el conjunto, con un núcleo duro en el que siguen estando el baterista Tom Mo-rris, el guitarrista Loren Molinare y el cantante Ron Young, ofrece un setlist de directo bastante comple-to en el que no olvidan ni su pasado ni su presente.

Por supuesto, y como es lógico sabiendo del valor

composi� vo que se concentra en los surcos de su primer vinilo, Li" le Caesar es del álbum del que más canciones se extraen para ser interpretadas en directo: “Rock And Roll State Of Mind”, “Hard Times”, “Down-N-Dirty”, “In Your Arms”, esa subli-me versión que es “Chain Of Fools” –aunque en gira sin coros femeninos, lógicamente–, “I Wish It Would Rain”, “Drive It Home” o “Wrong Side Of The Tracks” sonaron intercaladas a lo largo de un actua-ción que llegó a las dos horas de duración, disco del que sí se echó a faltar “From The Start”, con uno de los mejores estribillos de su generación. La noche se abrió con “Dirty Water” (American Dream) para cerrarse con dos gruesos bises en los que se inclu-yeron unas cinco composiciones más, extra jugoso a una cita que no se presentó corta en canciones. Se dio la bienvenida al nuevo material (“Crushed Velvet”) y se cantó como si fuese ya parte de la vida de Li� le Caesar el cover de “Every Picture Tells A

Story” que compusiesen a pachas en su día Rod

Stewart y Ronnie Wood. Espectacular muestra de

que estos músicos están en perfecto estado de re-

vista y listos para poner ahora en pie la merecida

carrera que el pasado les negó.

por Sergio Guillénfoto por África Paredes

CRÓNICAS DE CONCIERTOS

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Tom Morris (Little Caesar)

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Ron Young (Little Caesar)

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Tal fue el impacto causado por esta vocalista en Es-tados Unidos, que durante la década ochentas se convir� ó en un verdadero icono a seguir, quedando las adolescentes prendadas por sus es� lismos –que copiaban sin reparo– y apareciendo su nombre ci-tado en películas juveniles de la época. Pero si algo consiguió Pat Benatar fue abrir un camino para mu-chas cantantes que vendrían después en la escena del rock melódico. Get Nervous, el cuarto disco de la ar� sta con su banda, marcaría un punto de infl exión

más que subrayable: es el primero de sus elepés en

los que no se puede encontrar ninguna versión, al

igual que en este vinilo se presenta a los teclados

Charlie Giordano (hasta entonces era Giraldo el que

compaginaba las partes de guitarra solista con las

de teclista); igualmente se pierde, por su par� da del

seno del grupo, la segunda guitarra que aportaba

Sco" St. Clair Sheets.

Estamos por tanto ante un disco revelador, carga-

do de creaciones musicales de alto nivel, perfectas

para sonar en la frecuencia modulada pero con el

empaque y peso sufi ciente como para perdurar;

“Shadows Of The Night”, “Anxiety (Get Nervous)”,

“Li" le Too Late”, “I’ll Do It” o la dramá� ca power ba-llad “Fight It Out” son claros ejemplos de lo dicho.

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PAT BENATARGet Nervous(Chrysalis, 1982)

Mientras el paso de Cher por el adult oriented rock fue totalmente circunstancial,

un hecho puntual traducido en unos pocos discos de estudio con los que estar a

la moda en la segunda mitad de los años 80, el de Pat Benatar, por el contrario,

resultó totalmente relevante. De hecho, ella marcó un antes y un después con su

forma de entender la mixtura del rock con el pop. Secundada por su mano dere-

cha, el guitarrista y compositor Neil Giraldo –que terminaría siendo su esposo–,

Benatar cierra un quinteto con el que desde 1979 editar álbumes de pegada in-

cues� onable y una rendida dedicación a los estribillos imperdible, de esos que no

te puedes sacar de la cabeza.

por Sergio Guillén

MATRÍCULAS DE HONOR

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A fi nales de 1972 Miguel Ríos termina, merced a una redada an� droga, con sus

huesos en la cárcel de Carabanchel. Este período de � empo de casi un mes, unido

a un viaje emprendido por el ar� sta a Estados Unidos tras su liberación (donde

conoce a quien se conver� ría en su mujer Margaret Wa� y), le hace refl exionar so-

bre su próximos pasos musicales. La decisión fi nal pasa por hacer girar su sonido

hacia terrenos más experimentales y sinfónicos, al mismo � empo que llevar sus

letras a un mayor compromiso social. Consecuencia de todo esto es el LP Memo-rias De Un Ser Humano.

por Andrés Puente

MIGUEL RÍOSMemorias De Un Ser Humano

(Hispavox, 1974)

En este disco Miguel Ríos toma lo aprendido junto

a Waldo de los Ríos en el famoso “Himno A La Ale-

gría”, conduciendo su propuesta a un nuevo nivel. El

primer trío de canciones es revelador a este respec-

to. “Vivirás Tanto... (Como Ganas Tengas De Vivir)”

contrasta con “El Juglar” y éste, a su vez, con “La

Mina”. El primero se apoya en un sonido preciosis-

ta y casi bucólico, eminentemente acús� co, para

construir un canto al op� mismo escogido. En “El

Juglar”, en cambio, Miguel Ríos plantea una ácida

metáfora donde eleva su crí� ca hacia la censura del

momento y quienes se terminaban plegando a ella.

En lo musical, dicho tema es todo un prodigio art rock que desemboca en la tremendamente rockera “La Mina”, de nuevo portadora de una letra comba-

� va. En la bonita “Buenos Días” Miguel Ríos retoma

un enfoque lírico –potenciado por los instrumentos

clásicos de cuerda, una constante en este álbum–

que se endurece ligeramente en “Por Si Necesitas”,

adornada por los inconfundibles teclados de Teddy

Bau� sta. “Sweet California”, por otra parte, es re-

sultado de la colaboración de Miguel con Margaret

Wa� y, obteniendo el vocalista conveniente réplica

de su excelente banda de acompañamiento en su

faceta más rockera.

Para la recta fi nal quedan “Desde Mi Ventana”, in-

confundiblemente compuesta por José María Guz-

mán, y el tema que da ! tulo al disco. “Memorias De Un Ser Humano” comienza con una sobria aunque sen� mental introducción de piano para ir avanzan-do hacia terrenos sinfónicos y rematar cerrando el círculo con un nuevo fragmento de piano que se di-solverá en el silencio.

MATRÍCULAS DE HONOR

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Page 58: Renacer Eléctrico Music Magazine. Julio 2015

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ENTREVISTA

EL SEVILLA “Soy un gran seguidor y lector de El Jueves”por Sergio Guillén

Selfi , Bragas Y Rocanró es el título del nuevo trabajo discográfi co de los Mojinos Escozíos. Renacer Eléctrico Music Magazine pilla por banda a El Sevilla para hacer un repaso a un estilo tan característi-co como el que factura su grupo, al igual que para tratar diferentes aspectos de la cultura en los que ha estado o está involucrado este vocalista.

En cada disco os superáis, vais un paso más allá. Haciendo rock en el que se mezcla el humor en oca-siones puede el propio creador llegar a estancarse y ! rar de los mismos clichés una y otra vez. Sin em-

bargo, en Mojinos siempre lográis alejaros de lo es-

perado y sorprender. ¿Cómo consigues zafarte del

sota, caballo y rey para conseguir una vez tras otra

textos frescos y con ese gancho tan vuestro?

Te aseguro que no es fácil y que cada disco nos lo trabajamos como si fuese el primero pero adaptán-donos a los � empos que corren; pero no es fácil.

De este nuevo trabajo, ¿qué crees que más va a sor-

prender al oyente habitual de Mojinos Escozíos?

Hemos intentado hacer un disco contundente y sen-cillo de componer, con canciones directas y no muy di! ciles de tocar, por lo que esperamos que entre de

la misma manera, de forma sencilla y directa. Tal vez

sea eso lo que sorprenda, que a la primera escucha

guste.

Escribiste durante unos cuantos años para la re-

vista El Jueves, un autén! co referente de la sá! ra

nacional. ¿Cómo fue tu experiencia en dicha publi-

cación?

Posiblemente sea el si� o donde más feliz he estado

como colaborador, pues desde hace muchos años

hasta nuestros días he sido y soy un gran seguidor y

lector de El Jueves.

¿Te han ofrecido en los úl! mos ! empos algún pro-

yecto realmente interesante para la pequeña pan-

talla? ¿Qué conclusiones has sacado de tu paso por

televisión?

Este año he estado en dos programas diferentes de

La Sexta: con Buenafuente hasta enero y en El Úl� -mo Mono de Manu Sánchez desde abril; y si he esta-

do, es porque realmente me han parecido proyectos

interesantes. La conclusión es que tengo la suerte

de que me siguen llamando para programas en los

que me apetece mucho estar.

¿Has escuchado a bandas como El Reno Renardo o

Monóxido? ¿Cómo ves su forma de abordar el hu-

mor y la crí! ca en sus canciones?

Claro que sí. Me encanta que haya savia nueva en

esto de la música y el humor. Con el Reno Renardo,

que coincidimos en Villena, me llevé una gran im-

presión; me gustaron y mucho.

Hace unos años, en una entrevista con un diario

nacional, cuando te decía el periodista que Moji-

nos Escozíos hacíais “canciones chiste”, tú le espe-

taste entre otras cosas lo siguiente: «Quiero dejar

claro que no hemos inventado nada, grupos como

Pata Negra o No Me Pises Que Llevo Chanclas ya

lo hacían antes. Nosotros hemos añadido el toque

rockero a esas letras de humor». ¿Qué grupos del

pasado que tuviesen muy presente el humor ácido

en sus letras te han marcado, ya sea para confor-

mar Mojinos o para disfrutar de sus discogra" as?

Con escuchar a Frank Zappa y traducir sus letras, se

en� enden muchas de las cosas que hemos hecho

Mojinos a lo largo de nuestra historia.

Page 59: Renacer Eléctrico Music Magazine. Julio 2015

Quién te ha visto...

... Y quién te ve 59

En 1976 el británico John Miles edita Rebel, primer trabajo discográfi co bajo su nombre y el que le da-

ría la fama mundial, aunque su posterior Stranger In The City (1977) quedase en un mejor puesto dentro

del Billboard Album 200. El bajista Bob Marshall so-

lía ser pieza clave a la hora de afrontar las nuevas

composiciones de este vocal, teclista y guitarrista,

pero para “Music”, el imponente sencillo del LP Re-

bel, Miles busca su propio camino. Así queda la defi -

ni! va canción, una epopeya musical de seis minutos

que roza el art rock y el pop más imagina! vo. Una

tonada para echarse a dormir esperando cobrar de

por vida los derechos de autor. Casi un one-hit won-der. No sería así, pero cerca estuvo. Melody Maker

le pondría por las nubes aquel 76, pero pronto el pú-

blico se olvidaría de su talento. Tan es así que para

mediados de la década de los 80 no tenía mayores

seguidores de sus nuevas obras que su parroquia

fi ja en la escena inglesa.

El ímpetu de Miles no decayó, por lo que, una vez

comenzada la época de las vacas fl acas, pronto supo

enrolarse como colaborador en otro proyectos. Giró

con Tina Turner en esa segunda juventud que fue-

ron para ella los años 80, cuando el reconocimiento

a su es! lo y a la forma en la que orientaba su pop de ínfulas rock era incues! onable. Se sin! ó parte de The Alan Parsons Project en más de una ocasión, al igual que par! cipó en una de las obras de rock más interesantes de 1988: Outrider. Este lanzamiento, fi rmado en solitario por Jimmy Page, no sólo contó

con el tacto musical de John Miles, pues el bajista

Tony Franklin, el vocal Chris Farlowe o el mismísimo

compañero de Page en Led Zeppelin, Robert Plant,

fueron algunos de los que se pasaron por las se-

siones de grabación. En los 90 Joe Cocker también

contó con sus servicios, en esta ocasión al órgano

Hammond. Además, y como miembro de una larga

lista de estrellas, este ar! sta par! ciparía en alguna

de las ediciones del Night Of The Proms, gran even-

to ru! lante que mezcla la escena pop con la música

clásica. En 2007 el creador de “Music” aterrizaba en

España para par! cipar en el evento que dicho año

tenía montado la organización, compar! endo vela-

da con Mike Oldfi eld, Tears For Fears, Chico & The

Gypsies o nuestra Ana Torroja (Mecano).

JOHN MILES23 de abril de 1949

Jarrow, Tyne & Wear, (Reino Unido)

QUIÉN TE HA VISTO... Y QUIÉN TE VE

Page 60: Renacer Eléctrico Music Magazine. Julio 2015

60

ROSA NEGRA “Volver ha sido todo un cúmulo de circunstancias”por Sergio Guillén

ENTREVISTA

Ha sido una de las grandes noticias del año. Rosa Negra regresa a la actualidad discográfi ca con un nuevo elepé de estudio. Uno de los puntales del hard rock nacional de los 80, desaparecidos por décadas pero nunca olvidados por sus incondicionales, vuelven a publicar un álbum con el que dar continuidad a sus larga duración Rosa Negra del 84 y El Beso De Judas del 86. Nos entrevistamos con Tony León, voz y uno de los dos guitarristas del cuarteto, para hacer un poco de historia, a la par que enterarnos de toda la actualidad de tan fundamental agrupación.

Este nuevo disco de Rosa Negra comienza con un

instrumental de muy signifi ca� vo � tulo, “1973”, el

año en el que tu hermano Jorge y tú formáis vues-

tro primer proyecto musical juntos. Era Pioneers,

¿verdad? ¿De qué manera os tomabais la música

en aquellos días? ¿Enfocabais vuestros ensayos

pensando ya en la profesionalidad o era inicial-

mente una toma de contacto?

Sí, 1973 es el año en el que actuamos por prime-

Page 61: Renacer Eléctrico Music Magazine. Julio 2015

ra vez como profesionales; Nico, Jorge y yo descar-gamos todo nuestro repertorio preparado durante dos años a base de temas de nuestros ídolos (Grand Funk, Trapeze...) y algunas composiciones propias. El grupo, como bien dices, se llamó Pionneers y fui-mos conocidos en Mallorca por “brusquets”, ruido-sos rockeros. Creíamos en nosotros y nos veíamos en los grandes escenarios del mundo actuando jun-to a nuestros consagrados. A pesar de trabajar en horario comercial, dedicábamos el resto del ! empo a la música. Desde aquellos Pioneers a Rosa Negra qué cosas

pasan en vuestras vidas a nivel musical.

Mallorca se queda pequeña para una banda que quiere compe! r por lo más grande. El salto a Ma-drid en 1976/77 fue drás! co; arrastramos a la fami-lia en pos de un sueño, mi madre encabezaba esta cruzada. Fue llegar, tocar en la sala M&M de Madrid y los Lyon Bros ya fueron bau! zados como “Rock de Mallorca”, sonido espectacular e innovador ante un público profesional perplejo. Ya se tocaban, en in-glés, temas que aparecerían más tarde como Rosa Negra: “Lose” (“Noche De Esclavos”), “Only You” (“Apocalipsis”), “Do It’n V” (“Paranoicos”)... No en-contramos compañía que editara nuestra música hasta 1983. Durante esos años grabamos muchos discos para otros ar! stas como músicos de sesión. En 1984 Rosa Negra toca en la Casa de Campo de

Madrid, en las fi estas del PCE, frente a unas ciento

treinta mil personas. Un reto de los que hielan la

sangre. ¿Qué fue para vosotros presentar vuestro

primer elepé en un espacio como aquel?

La imagen que queda incrustada en la re! na es otear una masa ingente de cabezas hasta el infi nito, cantando al unísono el “Madre” o “Espejo del Agu-jero”, no habiéndose editado aún el disco. ¡Espeluz-nante! Pasados unos eternos segundos tras arrancar con “Kamikazes”, la galopante presión castradora del momento se convir! ó en pura energía, ácida y limpia que nos permi! ó cerrar un concierto épico. Frases como «Rosa Negra son perros viejos que sa-ben lo que hacen» eran las crí! cas del día siguiente. ¿Qué recuerdas de las bandas que tocaron aquel

año en dichas fi estas? ¿Cómo os trataron, hubo ca-

maradería?

Ya nos conocíamos por dis! ntas historias; había

buen rollo con Barón, Banzai (compar$ amos mána-ger: Jesús Caja), Asfalto y Topo. En apenas tres años, entre 1984 y 1986, publicáis

dos singles y dos álbumes de estudio. Sin embargo,

tras esto, Rosa Negra deja de editar. ¿Fue una de-

cisión vuestra? ¿No encontrasteis el debido apoyo

de una discográfi ca que entendiese vuestra apues-

ta? Desde que entramos en contacto con las compañías en el 79 ya descubrimos cómo funcionaban, y CBS no iba a ser de otra manera. El primer disco lo apo-yaron y la promoción funcionó pero con grandes la-gunas: no hubo tele, ni vídeo, etcétera. La compañía nos contrató porque tenía un buen proyecto de rock nacional entre manos pero no le salió bien. Y el se-gundo disco pasó sin pena ni gloria por sus manos; hicimos algún programa de televisión pero sin apo-yos. No tenían intención de seguir con el proyecto de rock y además ya no iban a editar el tercer disco que estábamos preparando. Ni nos apoyaban ni nos soltaban. Había dos opciones: salir de la compañía, cambiar el nombre del grupo y volver a empezar (como hicieron otros: Coz-Barón Rojo); o esperar a que pasaran los años del contrato que nos ataba a la discográfi ca. Muy quemados, optamos por la segun-da opción. Esperamos, nos relajamos, nos sen! mos liberados y cada uno fue optando poco a poco por respirar otros aires después de trece intensos años de cruzada. ¿Qué os parece la remasterización con temas extra

que publicó Leyenda Records de vuestros dos pri-

meros larga duración? ¿Colaborasteis con ellos en

la elaboración de ese lanzamiento en 2012?

Claro. Alfonso, de Leyenda Records, llevaba muchos años buscando alguna pista de la banda para poder remasterizar los discos grabados. Cuando nos con-tactó fue muy di% cil encontrar un material en con-diciones. Jorge buscó en sus recuerdos y encontró algunas cintas de 71/2 todavía en buen uso y pudi-mos recuperar el material en un estado sufi ciente como para remasterizar los dos discos, incluyendo además cuatro temas que se grabaron pero que no se publicaron en los elepés. Dos de ellos completa-mente inéditos. Tanto tu hermano Jorge como Nico Mar" n o tú

mismo estáis en este regreso de Rosa Negra; sin

embargo, es Cachorro (Miguel A. López) el que se

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ENTREVISTA

Page 62: Renacer Eléctrico Music Magazine. Julio 2015

encarga de la otra guitarra. ¿Cuándo contactáis con

él? ¿En qué momento entra de forma fi ja en el con-

junto?

Volver Rosa Negra a escena ha sido todo un cúmulo de circunstancias. Yo estuve viviendo fuera de Espa-ña, en China, durante once años. Cuando regresé en 2009 hubo tres encuentros fundamentales que más tarde haría que reuniese la banda y volviéramos para grabar otro disco. El primero fue integrarme en un proyecto (Harakiri) de Miguel A. López para cantar y grabar un disco, más un videoclip (entre 2011 y 2012); el segundo, remasterizar los dos ele-pés (2012): y el tercero el ser invitados a actuar en el macroconcierto del Leyendas del Rock 2012, úl-� ma banda legendaria de los 80 que quedaba por hacer acto de presencia en este fes� val. A par� r de conocer a fondo a Cachorro, tanto en el estudio de grabación como en directo, además de confesarse fi el seguidor de Rosa Negra desde que � ene uso de razón, la buena energía entre ambos es completa. Tras el infructuoso intento de que Daniel Henestro-sa pudiese volver de Suecia e incorporarse de nuevo a la banda, Cachorro me pidió que contara con él si algún día formaba de nuevo el grupo. Fue fácil. Él se conocía todo los temas, sólo fue dar el paso. De hecho, Cachorro ha compuesto con! go uno de

los temas, ese “Mala Vida”. ¿Cómo ha sido trabajar

con él a la hora de crear una nueva canción cuando

el resto del elepé está compuesto únicamente por

! ?

Antes de decidir volver a resucitar los fantasmas de Rosa Negra, me puse a componer a destajo. Hacía vein� siete años que editamos El Beso De Judas; te-nía que fabricar una historia completa de la supues-ta trayectoria y posible evolución del grupo a través de esa larga ausencia, en lo que toca a las composi-ciones musicales. Medio año 2013 lo dediqué al reto de igualar o mejorar los dos discos y pico que se co-nocían de la banda. Compuse vein� trés temazos. Y hablé con los componentes del grupo. Sólo Jorge es-taba en condiciones de poder integrar este proyec-to al cien por cien. Daniel, enraizado en Suecia, no. Con Nico asentado en Mallorca podría contar para la grabación del disco y para algunas actuaciones; es decir, Nico se integra en un cincuenta por ciento. Con Miguel A. cuento desde el inicio del proyecto. Se integra también Jose L. Aragón, bajista magistral con una trayectoria impresionante, gran admirador y seguidor de Rosa Negra también. El proyecto del

nuevo disco se inicia a fi nales de octubre 2013 y se acaba la grabación y master a primeros de 2014. Los vein� trés temas se reducen a catorce, los más signi-fi ca� vos, los que expresan mejor el sonido Rosa Ne-gra y su supuesta evolución a través de unas déca-das de ausencia. “Mala Vida” es uno de esos temas que nos recuerdan a nuestros grandes ídolos: Grand Funk Railroad. En el proceso de preparar los nuevos temas surge una idea de Miguel con unos riff s por-tentosos; a todos nos llega el fulgor de nuestra mí-� ca banda y trabajando mano a mano con Cachorro el tema se monta solo. Este nuevo trabajo está dividido en dos partes con

sus correspondientes introducciones. Háblame un

poco sobre esta idea.

Es fácil y deducible adivinar el origen del ! tulo del álbum RN19732015. Rosa Negra, 1973 año de na-cimiento, 2015 año de renacimiento. Pero el ! tulo � ene otra connotación más profunda y es aplicable a una crí� ca a las discográfi cas de aquellos � empos en los que los grupos y ar� stas éramos para ellos una simple referencia. El RN19732015 es una refe-rencia de letras y números, sí, pero detrás hay per-sonas que dan su vida, su corazón, su alma y sus ilusiones por algo que sienten y que les ha costado mucho trabajo, muchos sacrifi cios y mucha entereza para poder transmi� r lo que sale de su imaginación y de sus instrumentos. La compañía sólo conocía a los ar� stas por una referencia de letras y números. Queríamos haber hecho un doble álbum con todos los temas, pero preferimos reducirlo, compactarlo y hacer un disco con dos partes resultantes. Una primera más ochentera, potente, desgarrada, de un hard rock que con� nuara la línea de Rosa Negra de la época; y otra más alterna� va, más en presente. La primera la comanda “1973”, una intro para abrir la caja de Pandora. Los temas a con� nuación, muy roc-

keros, duros y cargantes, también � enen una evolu-ción en el � empo. La segunda parte, en la mitad del disco, parodiando el efecto vinilo, el de tener que cambiar el disco para seguir escuchando, también la comanda una intro: “2015”. Mismo tema, mismo engranaje, evolución al canto, dureza, pegada, pero más armonías, más instrumentación... Más Rosa Negra actualizada. Los temas que siguen con� núan las raíces primarias llaneando en � empo futuro. Abanico abierto a tendencias de otra época, actual, futura, retro-avanzado. El grupo está contento con el resultado. Un disco con la calidad que se merece. Amén.

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ENTREVISTA

Page 63: Renacer Eléctrico Music Magazine. Julio 2015

Gram Parsons con The Flying Burrito Bros. Archives Vol. 1por Sergio Guillén

En los úl� mos tres años de la década de los 60 el rock sufrió un shock evolu� vo excitante. El sonido ácido de la psicodelia capturó el espíritu de gran can� dad de propuestas listas para dar un paso al frente y adscribirse a la nueva panacea. Pero no to-dos los grupos californianos apostaban de manera tan decisiva por la corriente de vanguardia como lo hicieron It’s A Beau� ful Day o The United States Of America. Otros preferían mirar hacia atrás y remon-tarse a las raíces de la música popular de los Estados Unidos. Entre ellos se encontraban los Flying Burri-to Bros. de Gram Parsons y Chris Hillman, quienes decidieron tras su marcha de The Byrds con� nuar en la línea country rock lograda con su anterior ban-da. Para ello reclutaron al guitarrista “Sneaky” Pete Kleinow y al bajista Chris Ethridge. El puesto de ba-terista sería ocupado en un principio por músicos de sesión, y con esa formación grabarían su álbum de debut The Gilded Palace Of Sin (1969). Su primer LP, pese a ser un gran trabajo, no atrajo a un elevado número de compradores aunque sí des-plegó una infl uencia palpable entre grupos como

The Eagles. Poco � empo después de la publicación

del disco, Parsons comenzó a perder el interés en

The Flying Burrito Bros. (parece ser que algo tuvo

que ver en ello su amistad con Keith Richards) aun-

que fi nalmente par� cipó en la grabación de Burrito Deluxe (1970), registrado ya con una base rítmica nueva, ahora compuesta por Bernie Leadon (bajo) y Michael Clarke (batería, otro ex The Byrds). Burrito Deluxe mantenía un nivel de calidad considerable, aunque no llegaba a las cotas de The Gilded Palace Of Sin, el gran clásico de The Flying Burrito Bros. Poco � empo después Gram Parsons dejaría la banda para posteriormente iniciar una carrera en solitario que produciría únicamente dos discos, ya que en 1973 moriría de una sobredosis de morfi na y tequi-la. Por su parte, los Flying Burrito Bros. con� nuarían

durante esos años liderados por el también califor-niano Rick Roberts, llegando únicamente a publicar un álbum en estudio (The Flying Burrito Brothers, en 1971) y un LP en directo � tulado The Last Of The Red Hot Burritos (1972). Tras su gira por Europa en 1973, The Flying Burrito Bros. dejarían de exis� r. Archives Volume One: Live At The Avalon Ballroom 1969 recuperaba a unos Burrito llenos de ilusión y energía en unos espectáculos de apertura para sen-dos colofones de velada con esos Grateful Dead que ya eran considerados cual capitostes del rock psi-codélico. Los temas de la agrupación se emparejan con versiones aceleradas y totalmente fronterizas de un, por ejemplo, “Dream Baby (How Long Must I Dream)” compuesto por Cindy Walker –al que Roy Orbison le otorgó con los años un peso especial– o ese “Lucille” de vena rock and roll. De la misma manera homenajean a Hank Williams recuperando “You Win Again”. Dos discos compactos, dos conciertos, dos fechas de aquel abril de 1969. A pocos meses del concierto de los conciertos, un fes� val de Woodstock que cam-biaría la forma de concebir un sarao mul� tudinario, Gram y sus Flying Burrito Bros. se retratan sin saber-lo en un punto clave de su corta pero apasionante carrera.

ARTÍCULO

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Page 64: Renacer Eléctrico Music Magazine. Julio 2015

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