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374 FMC. 2014;21(6):374-7 Correo de los lectores Epistaxis en la enfermedad de Rendu-Osler-Weber Sr. Director: La epistaxis es el síntoma más frecuente de la enfermedad que co- nocemos como de Rendu-Osler-Weber, y la malformación arteriove- nosa es el sustrato anatomopatológico que nos permite comprender este síntoma, y los demás, y los riesgos de esta enfermedad, también llamada telangiectasia hemorrágica hereditaria (THH). La considera- mos una entidad rara, o al menos poco frecuente, aunque tal vez no lo sea tanto. Por otra parte, consideramos que las epistaxis, en gene- ral, son más o menos habituales en nuestra práctica diaria. En este contexto, nos proponemos recordar, a partir de la lección aprendida por un caso clínico concreto, que se debe considerar el diagnóstico de THH en todos los pacientes que presenten epistaxis repetidas o importantes, puesto que este puede ser el síntoma que en ese pacien- te conduzca al diagnóstico de esta enfermedad. Es potencialmente grave, tiende a progresar. El diagnóstico es fácil, pero la enfermedad es esquiva, puede ser polimorfa, por lo tanto, es necesario mantener alto el nivel de sospecha y la capacidad de observar al paciente y de interpretar su historia clínica. No es un síntoma constante en todos los pacientes con THH, pe- ro sí que es harto frecuente (90-95%). Se trata de episodios repeti- dos de epistaxis que tienden a hacerse más frecuentes y más inten- sos conforme pasan los años. Los episodios graves de epistaxis, de coerción difícil, incluso que requieren transfusión de sangre, no son excepcionales en la historia clínica de los pacientes con THH. La literatura registra algún caso mortal 1 . Las otras características dis- tintivas de esta enfermedad son las telangiectasias y las malforma- ciones vasculares en la boca (labios, lengua) y en el lecho pulmo- nar, gastrointestinal, hepático y cerebral. El trastorno es autosómico dominante, con penetrancia variable 2 . Alrededor de la mitad de los pacientes presentan antecedentes familiares de epistaxis repetidas o hemorragia gastrointestinal. Las epistaxis suelen comenzar durante la infancia, en general antes de hacerse evidentes las anomalías cutáneas y mucosas; estas suelen aparecer en la pubertad, y pueden ser numerosas. Las lesiones mu- cocutáneas son máculas, pápulas o arañas vasculares de 1 a 4 mm, bien delimitadas, de color rojo-violáceo y formadas por una red densa de vasos sanguíneos tortuosos 3 . Dichas lesiones deben bus- carse en el paciente con epistaxis porque son uno de los criterios de Curaçao 4  para el diagnóstico de la enfermedad (tabla 1), aunque es- tos no están del todo validados 5 . Téngase presente que en la THH no se detectan trastornos de la coagulación, y que la ferropenia es frecuente a causa de las epistaxis repetidas. También debe tenerse presente que no todas las epistaxis motivan una consulta médica, sino solo aquellas cuya magnitud preocupe al paciente, y bien sabe- mos que esta inquietud depende de factores tan diversos como co- nocidos. La paciente que hemos tenido ocasión de observar es una mujer que ahora tiene 63 años. Desde al menos los 55 años recibió aten- ción médica frecuente a causa de episodios de epistaxis, y de ane- mia ferropénica que se recuperaban con llamativa lentitud pese a un correcto tratamiento con hierro oral. La posibilidad de hemorra- gia gastrointestinal y de enfermedad celíaca fueron descartadas me- diante los estudios correspondientes. La paciente recordaba epis- taxis en su infancia (y también las recordaba durante los años infantiles de su hija); la posibilidad de una coagulopatía fue enton- ces descartada. Las epistaxis reaparecieron años después, ya en la vida adulta, al principio de manera ocasional, pero luego de forma repetida y algunas de importante magnitud. Una vez requirió una transfusión de concentrado de hematíes. El diagnóstico de enferme- dad de Rendu-Osler-Weber se hizo más probable cuando se le ob- servaron, a los 60 años, telangiectasias en la lengua. La angiotomo- grafía demostró la existencia de malformaciones vasculares en el lóbulo superior de ambos pulmones y fístulas arteriovenosas en la língula, y de una lesión que se consideró hemangioma en el VIII segmento hepático. Estos hallazgos se mantienen asintomáticos. Según los criterios de Curaçao, el diagnóstico puede considerarse de certeza. Actualmente, recibe atención médica especializada en la Unidad de THH del Hospital de Bellvitge (Barcelona). Con escle- roterapia de las fístulas arteriovenosas de la nariz, los episodios de epistaxis son ahora ocasionales y de menor magnitud, aunque no han desaparecido por completo. Se sabe que no son pocos los pacientes de esta enfermedad que tienen malformaciones vasculares en el lecho visceral, tal vez la mitad, pero son menos los que presentan síntomas derivados de es- tas malformaciones. Este hecho obliga a completar los estudios y a ser precavidos, porque no se puede excluir la posibilidad de sínto- mas más importantes derivados, sobre todo, del compromiso pul- monar (hipoxia, disnea, hemoptisis, policitemia, cianosis) ni tam- poco se puede excluir la posibilidad, menos frecuente, de un grave compromiso encefálico 6 . Entonces, cabe una reflexión, o un recor- datorio: las epistaxis de la infancia ya no serán tan intrascendentes si se presentan en un contexto de otros familiares con epistaxis, y las de la vida adulta obligan a una exhaustiva historia clínica. Gabriel Martín a , Ester Arnau a  y Jorge Bello b, * a Centro de Atención Primaria Navás. Navás. Barcelona. España. b Centro de Atención Primaria Santa Clara. Girona. España. *Correo electrónico: jordibell@gmail.com Bibliografía 1. Gómez Tejada RA, Gené RJ, Faure C, Rossi S, Vollberg V, Rébora K. Enfermedad de Rendu-Osler-Weber. Fístulas arteriovenosas. Arch Bron- coneumol. 2002;38:599-602. 2. Raimondi A, Blanco I, Pomares X, Barberà JA. Hipertensión arterial pulmonar en un paciente con telangiectasia hemorrágica hereditaria. Arch Bronconeumol. 2013;49:119-21. 3. Behrman R, Kliegman R, Jenson H (eds.). Nelson: tratado de pediatría. Madrid: Elsevier; 2006. p. 1547, 2171. 4. Shovlin CL, Guttmacher AE, Buscarini E, Faughnan ME, Hyland RH, Westermann CJ, et al. Diagnostic criteria for hereditary hemorrhagic te- langiectasia (Rendu-Osler-Weber syndrome). Am J Med Genet. 2000;91:66-7. 5. V an Gent MW, V elthuis S, Post MC , Snijder RJ, Westermann CJ, Lette- boer TG, et al. Hereditary hemorrhagic telangiectasia: how accurate are the clinical criteria? Am J Med Genet A. 2013;161A:461-6. 6. Sánchez Cordón B. Telangiectasia hemorrágica hereditaria (enfermedad de Rendu-Osler-Weber): malformaciones arteriovenosas pulmonares y absceso cerebral como complicación. Radiología. 2007;49:448. TABLA 1. Criterios de Curaçao (1999)* 1. Epistaxis: episodios espontáneos y recurrentes 2. Telangiectasias múltiples en labios, cavidad oral, nariz, dedos 3. Lesiones viscerales: telangiectasias gastrointestina les (con o sin sangrado), o malformacio nes arteriovenosas pulmonares, hepáticas, cerebrales, espinales 4. Antecedentes familiares: diagnósti co de la enfermedad en un pariente de primer grado *El diagnóstico se considera definitivo si se cumplen 3 o más criterios; posible si se cumplen 2; y poco probable si el paciente solo cumple uno 4,5 .

Rendu Osler

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7/17/2019 Rendu Osler

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374  FMC. 2014;21(6):374-7

Correode los lectores

Epistaxis en la enfermedad de

Rendu-Osler-Weber

Sr. Director:

La epistaxis es el síntoma más frecuente de la enfermedad que co-nocemos como de Rendu-Osler-Weber, y la malformación arteriove-nosa es el sustrato anatomopatológico que nos permite comprendereste síntoma, y los demás, y los riesgos de esta enfermedad, tambiénllamada telangiectasia hemorrágica hereditaria (THH). La considera-mos una entidad rara, o al menos poco frecuente, aunque tal vez nolo sea tanto. Por otra parte, consideramos que las epistaxis, en gene-ral, son más o menos habituales en nuestra práctica diaria. En estecontexto, nos proponemos recordar, a partir de la lección aprendidapor un caso clínico concreto, que se debe considerar el diagnósticode THH en todos los pacientes que presenten epistaxis repetidas oimportantes, puesto que este puede ser el síntoma que en ese pacien-te conduzca al diagnóstico de esta enfermedad. Es potencialmente

grave, tiende a progresar. El diagnóstico es fácil, pero la enfermedades esquiva, puede ser polimorfa, por lo tanto, es necesario manteneralto el nivel de sospecha y la capacidad de observar al paciente y deinterpretar su historia clínica.

No es un síntoma constante en todos los pacientes con THH, pe-ro sí que es harto frecuente (90-95%). Se trata de episodios repeti-dos de epistaxis que tienden a hacerse más frecuentes y más inten-sos conforme pasan los años. Los episodios graves de epistaxis, decoerción difícil, incluso que requieren transfusión de sangre, no sonexcepcionales en la historia clínica de los pacientes con THH. Laliteratura registra algún caso mortal1. Las otras características dis-tintivas de esta enfermedad son las telangiectasias y las malforma-ciones vasculares en la boca (labios, lengua) y en el lecho pulmo-nar, gastrointestinal, hepático y cerebral. El trastorno es autosómicodominante, con penetrancia variable2.

Alrededor de la mitad de los pacientes presentan antecedentesfamiliares de epistaxis repetidas o hemorragia gastrointestinal. Lasepistaxis suelen comenzar durante la infancia, en general antes dehacerse evidentes las anomalías cutáneas y mucosas; estas suelenaparecer en la pubertad, y pueden ser numerosas. Las lesiones mu-cocutáneas son máculas, pápulas o arañas vasculares de 1 a 4 mm,bien delimitadas, de color rojo-violáceo y formadas por una reddensa de vasos sanguíneos tortuosos3. Dichas lesiones deben bus-carse en el paciente con epistaxis porque son uno de los criterios deCuraçao4 para el diagnóstico de la enfermedad (tabla 1), aunque es-tos no están del todo validados5. Téngase presente que en la THHno se detectan trastornos de la coagulación, y que la ferropenia esfrecuente a causa de las epistaxis repetidas. También debe tenersepresente que no todas las epistaxis motivan una consulta médica,sino solo aquellas cuya magnitud preocupe al paciente, y bien sabe-

mos que esta inquietud depende de factores tan diversos como co-nocidos.

La paciente que hemos tenido ocasión de observar es una mujerque ahora tiene 63 años. Desde al menos los 55 años recibió aten-ción médica frecuente a causa de episodios de epistaxis, y de ane-mia ferropénica que se recuperaban con llamativa lentitud pese aun correcto tratamiento con hierro oral. La posibilidad de hemorra-gia gastrointestinal y de enfermedad celíaca fueron descartadas me-diante los estudios correspondientes. La paciente recordaba epis-taxis en su infancia (y también las recordaba durante los añosinfantiles de su hija); la posibilidad de una coagulopatía fue enton-ces descartada. Las epistaxis reaparecieron años después, ya en lavida adulta, al principio de manera ocasional, pero luego de formarepetida y algunas de importante magnitud. Una vez requirió unatransfusión de concentrado de hematíes. El diagnóstico de enferme-

dad de Rendu-Osler-Weber se hizo más probable cuando se le ob-servaron, a los 60 años, telangiectasias en la lengua. La angiotomo-grafía demostró la existencia de malformaciones vasculares en ellóbulo superior de ambos pulmones y fístulas arteriovenosas en la

língula, y de una lesión que se consideró hemangioma en el VIIIsegmento hepático. Estos hallazgos se mantienen asintomáticos.Según los criterios de Curaçao, el diagnóstico puede considerarsede certeza. Actualmente, recibe atención médica especializada en laUnidad de THH del Hospital de Bellvitge (Barcelona). Con escle-roterapia de las fístulas arteriovenosas de la nariz, los episodios deepistaxis son ahora ocasionales y de menor magnitud, aunque nohan desaparecido por completo.

Se sabe que no son pocos los pacientes de esta enfermedad quetienen malformaciones vasculares en el lecho visceral, tal vez lamitad, pero son menos los que presentan síntomas derivados de es-tas malformaciones. Este hecho obliga a completar los estudios y aser precavidos, porque no se puede excluir la posibilidad de sínto-mas más importantes derivados, sobre todo, del compromiso pul-monar (hipoxia, disnea, hemoptisis, policitemia, cianosis) ni tam-poco se puede excluir la posibilidad, menos frecuente, de un gravecompromiso encefálico6. Entonces, cabe una reflexión, o un recor-datorio: las epistaxis de la infancia ya no serán tan intrascendentessi se presentan en un contexto de otros familiares con epistaxis, ylas de la vida adulta obligan a una exhaustiva historia clínica.

Gabriel Martína, Ester Arnaua y Jorge Bellob,*aCentro de Atención Primaria Navás. Navás. Barcelona. España.bCentro de Atención Primaria Santa Clara. Girona. España.

*Correo electrónico: [email protected]

Bibliografía1. Gómez Tejada RA, Gené RJ, Faure C, Rossi S, Vollberg V, Rébora K.

Enfermedad de Rendu-Osler-Weber. Fístulas arteriovenosas. Arch Bron-

coneumol. 2002;38:599-602.

2. Raimondi A, Blanco I, Pomares X, Barberà JA. Hipertensión arterialpulmonar en un paciente con telangiectasia hemorrágica hereditaria.Arch Bronconeumol. 2013;49:119-21.

3. Behrman R, Kliegman R, Jenson H (eds.). Nelson: tratado de pediatría.Madrid: Elsevier; 2006. p. 1547, 2171.

4. Shovlin CL, Guttmacher AE, Buscarini E, Faughnan ME, Hyland RH,Westermann CJ, et al. Diagnostic criteria for hereditary hemorrhagic te-langiectasia (Rendu-Osler-Weber syndrome). Am J Med Genet.2000;91:66-7.

5. Van Gent MW, Velthuis S, Post MC, Snijder RJ, Westermann CJ, Lette-boer TG, et al. Hereditary hemorrhagic telangiectasia: how accurate arethe clinical criteria? Am J Med Genet A. 2013;161A:461-6.

6. Sánchez Cordón B. Telangiectasia hemorrágica hereditaria (enfermedadde Rendu-Osler-Weber): malformaciones arteriovenosas pulmonares yabsceso cerebral como complicación. Radiología. 2007;49:448.

TABLA 1. Criterios de Curaçao (1999)*

1. Epistaxis: episodios espontáneos y recurrentes

2. Telangiectasias múltiples en labios, cavidad oral, nariz, dedos

3. Lesiones viscerales: telangiectasias gastrointestinales (con o sinsangrado), o malformaciones arteriovenosas pulmonares,hepáticas, cerebrales, espinales

4. Antecedentes familiares: diagnóstico de la enfermedad en unpariente de primer grado

*El diagnóstico se considera definitivo si se cumplen 3 o más criterios; posible

si se cumplen 2; y poco probable si el paciente solo cumple uno4,5.