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Pontificia Universidad Javeriana
Sociolingüística y Etnolingüística
Sociología
Juliana Castro Londoño y Sabina Bernal
Sechehaye, A. Bally, C. (1945). Curso de lingüística general. Buenos Aires: Losada.
Ferdinand de Saussure (Ginebra 18571913) fue un lingüista suizo de mediados del siglo XIX
y principios del XX. Es considerado el padre de la teoría de la lingüística y la semiología
modernas. Sus ideas rompieron con el esquema historicista de la lingüística anterior a él. Estas
fueron recogidas en el libro titulado Curso de lingüística general, una recopilación de los tres
cursos impartidos por Saussure en la universidad de Ginebra durante los años 1906 a 1911
(Sechehaye, Bally, 1945). Fue hecho por Charles Bally y Albert Sechehaye a partir de la
compilación de los apuntes de sus estudiantes, ya que Saussure no guardaba sus borradores para
las clases y, de hecho, los destruía (Sechehaye, Bally, 1945).
Respecto a la primera parte de Curso de lingüística general, Principios generales, Saussure
plantea tres temas de especial importancia: la naturaleza del signo lingüístico, y dentro de ella la
dualidad entre significado y significante; la mutabilidad e inmutabilidad del signo, y la
lingüística estática y la evolutiva o lingüística sincrónica y diacrónica, como son más
corrientemente mencionadas en el texto (Sechehaye, Belly, 1945). Estos términos serán
explicados a lo largo de la reseña.
En el capítulo uno, Saussure plantea la unidad lingüística, también llamada signo, como la
unión entre el significado y el significante, respectivamente (Sechehaye, Bally, 1945). El
significado es entendido como el concepto, es decir como la abstracción mental que se tiene de
un objeto. En cuanto al significante, está asociado a una imagen acústica, de tal forma que
cuando se escuchan unos fonemas específicos (de una lengua particular) se relacionan
inmediatamente con la imagen correspondiente a los mismos en la lengua del hablante. La
relación entre ambos términos es puramente mental: se vinculan psíquicamente en nuestro
cerebro sin implicar una relación física directa con el objeto del que se habla (Sechehaye, Bally,
1945). Es importante resaltar que el signo siempre es arbitrario pues no hay una relación lógica
entre el significado y el significante, porque un significante nunca tendrá exacta correspondencia
con el significado. Sobre esto, Saussure afirma: «El significado “buey” tiene por significante
bwéi a un lado de la frontera francoespañola y böf (boeuf) al otro, y al otro lado de la frontera
francogermana es oks (Ochs)» (Sechehaye, Bally, 1945, p. 130).
En el capítulo 2, Saussure propone dos conceptos contrarios entre sí: la inmutabilidad y la
mutabilidad del signo. La inmutabilidad es aquella condición de la lengua que le impide
modificarse de manera general o súbita (Sechehaye, Bally, 1945). Esto es debido, básicamente, a
que la lengua, como institución de la sociedad, responde a tradiciones sociales e históricas que
pesan más que cualquier acción voluntaria de cambio. Además, Saussure afirma que la
arbitrariedad del signo es uno de los motivos por los cuales la lengua es inmutable: para rebatir
una institución social, esta debe regirse bajo una«norma razonable» (Sechehaye, Bally, 1945, p.
137), «pero en cuanto a la lengua, sistema de signos arbitrarios, esa base falta, y con ella
desaparece todo terreno sólido de discusión; no hay motivo alguno para preferirsoeur asister a
hermana, Ochs a boeuf o a buey, etcétera» (Sechehaye, Bally, 1945, p. 138). Por otro lado, sin
mencionar la gran complejidad del sistema lingüístico o la gran cantidad de símbolos en este, «la
lengua es una cosa de que todos los individuos se sirven a lo largo del día entero» (Sechehaye,
Bally, 1945, p. 138), así, pues, el uso incesante de ella la convierte en tradición, por lo tanto, «un
factor de conservación» (Sechehaye, Bally, 1945, p. 139) que permite pocas modificaciones.
En cuanto a la mutabilidad, Saussure afirma que «el tiempo, que asegura la continuidad de la
lengua, tiene otro efecto, en apariencia contradictorio al primero: el de alterar más o menos
rápidamente los signos lingüísticos…» (Sechehaye, Bally, 1945, p. 140). Es importante hacer la
salvedad de que estas alteraciones en el tiempo son involuntarias, y que en todas ocurre «un
desplazamiento de la relación entre el significado y el significante» (Sechehaye, Bally, 1945, p
140).
En el capítulo 3, Saussure sugiere una división de la lingüística en función del tiempo: la
lingüística diacrónica y la sincrónica. La primera se refiere a todas las relaciones evolutivas e
históricas de una lengua en específico. A propósito de esto, Saussure dice: «En la perspectiva
diacrónica nos ocupamos de fenómenos que no tienen relación alguna con los sistemas, a pesar
de que los condicionan» (Sechehaye, Bally, 1945, p. 155). Debido al distanciamiento entre el
sistema y esta perspectiva, se da una alienación entre la masa hablante de una lengua y la
perspectiva histórica que estudia la misma. Esto se debe a que el diacronismo se aleja de los
hechos de la realidad presentes en la lengua para centrarse en su evolución histórica. Partiendo
de este hecho, Saussure plantea la perspectiva sincrónica, que se basa en la realidad presente de
la lengua y en sus hechos momentáneos. Dentro de ella no se hace un análisis histórico ni
evolutivo de una lengua particular, sino que se hacen comparaciones entre diferentes lenguas
para establecer similitudes. Para la masa hablante el factor sincrónico es esencial ya que este
representa su actualidad.
Es claro en Saussure su inclinación a la lingüística sincrónica al presentarla como la que
prima sobre la diacrónica debido a su alto carácter social, como lo plantea él mismo: «El aspecto
sincrónico prevalece sobre el otro, ya que para la masa hablante es la verdadera y única realidad»
(Sechehaye, Bally, 1945, p. 161). Sin embargo no desdeña la diacronía como una herramienta
importante para la lingüística moderna, y considera su aspecto histórico como necesario para
ampliar el espectro del estudio lingüístico.
Las ideas planteadas por Saussure y recopiladas en el textoCurso de lingüística general nos
permite hacer una reflexión acerca de la importancia de la lingüística sincrónica en el análisis de
la construcción de una sociedad y de su estado moral. Esto lo explicaremos a continuación: como
afirma Saussure, la lengua es una institución social (Sechehaye, Bally, 1945). Es ella la que ha
permitido un desarrollo vertiginoso de las sociedades, principalmente, en la complejización de su
pensamiento abstracto, y en la estimación de su estado moral.
Mientras más compleja se vuelve una sociedad, se espera de la lengua que pueda expresar
significados que en otro tiempo no podrían siquiera concebirse. Por ejemplo, en el libro La era
de las revoluciones, Hobsbawm afirma que durante el tiempo que abarcó la Revolución Francesa
y la Revolución Industrial, surgieron palabras que manifestaban ideas y sentimientos propios de
la época que simplemente no pudieron haberse concebido en otro espacio, tiempo o cultura:
«“industria”...“clase media”...“ideología”...“sociología”...“huelga” ...“capitalismo”»
(Hobsbawm, 2001, p. 11). Así, pues, cuando en una sociedad se cuece un nuevo sentimiento, una
nueva idea o teoría, una innovación tecnológica, la lengua, como institución de la misma, debe
hacerse cargo de traer a palabras lo que no puede nombrarse con las ya existentes.
La lingüística sincrónica permite apreciar, de igual forma, el estado moral de una sociedad, ya
que es en la lengua donde se ven reflejados los problemas que la aquejan y los que son
considerados como relevantes. Por ejemplo, en la sociedad colombiana la palabra
«desplazamiento forzado» es de uso cotidiano, un concepto que denota un suceso natural y
constante en la actualidad colombiana. Durante el año 2012, fueron desplazadas 6122 personas
por la guerra (Unidad para la atención y reparación integral a las víctimas, 2013, p. 17), y aunque
el desplazamiento forzado es considerado un crimen de lesa humanidad desde 1945 (ONU,
1973), es algo tan frecuente en nuestra sociedad que la mención de este ya no genera
sentimientos de repulsión y escándalo en gran parte de ella. Así, pues, hechos como este dejan de
manifiesto los problemas de fondo de un grupo social, así como el nivel de importancia que tiene
la solución del mismo: si una sociedad encuentra natural el desplazamiento forzado, pero le
parece prioritaria la construcción de carreteras, ya podemos hacernos idea del estado moral de
dicha sociedad.
En conclusión, las ideas planteadas en el textoCurso de lingüística general marcan un hito en
la historia de la lingüística, pues no solo permite abordar el estudio lingüístico en función de la
historia, sino que permite un acercamiento a la lengua en su contexto actual, desde la lingüística
sincrónica. Además permite extrapolar este estudio a otras disciplinas para analizar, a partir de
él, determinadas situaciones sociales. Así, pues, podemos afirmar que los conceptos lingüísticos
planteados por Saussure tienen una aplicación para la realidad que permiten entenderla y por lo
tanto, explicarla mejor.
Bibliografía
Hobsbawm, E. (2001). La era de la revolución. En E. Hobsbawm, La era de la revolución.
barcelona: crítica.
ONU. (17 de Febrero de 2015). ohcrh.org. Obtenido de Naciones Unidas, Derechos Humanos:
www.ohcrh.org
Sechehaye, A. B. (1945). principios generales. En A. B. Sechehaye,Curso de lingüística general
(págs. 127172). Buenos Aires: Losada.
Unidad para la atención y reparación integral a las víctimas. (2013). Informe nacional de
desplazamiento forzado en Colombia 1985 a 2012.