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Resistencia India Organizada El Caso de Perú

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Resistencia india

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  • RESISTENCIA INDIA ORGANIZADAEL CASO DE PER

  • RESISTENCIA INDIA ORGANIZADAEL CASO DE PER

    LUISA ABAD GONZLEZ

  • RESISTENCIA INDIA ORGANIZADA: EL CASO DE PERLUISA ABAD GONZLEZ

    1a. Edicin Ediciones Abya- YalaAv. 12 de octubre 14-30 y WilsonCasilla 17-12-719Telef: 2506-267/ 2506-251Fax: (593 2) 2506-267E-mail: [email protected]//:www.abayayala.org

    Diagramacin: Ediciones Abya - YalaQuito-Ecuador

    ISBN: 9978-22-588-9

    Impresin: Producciones digitalesAbya-Yala

    Impreso en Quito Ecuador, 2006

  • Quisiera dedicar este libro a todas las organizaciones que inte-gran AIDESEP (la Asociacin Intertnica de Desarrollo de la Selva Pe-ruana), pues a travs de ellos pude conocer la verdadera realidad de lospueblos Indgenas de la Amazona peruana y ellos son los que me hanbrindado una gran parte de los conocimientos que hoy atesoro.

    Especialmente quiero hacer mencin a todas las Comunidadesque integran la Federacin Ijunbau Chapi Shiwag en el Distrito deManseriche, Provincia de Alto Amazonas, pues con ellos fue con quienms tiempo conviv y quienes me tuvieron que aguantar mi inmadu-rez, inexperiencia y falta de desenvolvimiento en el medio selvtico. Enparticular quiero mencionar a los habitantes de la Comunidad de San-ta Rosa, Sinchi Roca, Yanayaku y, muy significativamente a los de Nue-vo Israel.

    Tambin quiero mencionar a las Comunidades del Alto Mara-n por donde pas, ya fuera aprendiendo, ya acompaando a algndirigente o recogiendo informes. Estas son: Comunidad Nazareth, Na-puruka, Huampami y Kus-Pagat por un lado y, por otro, Santa Marade Nieva, Japaime y las Comunidades que componen el territorio deChamikar.

    Este libro pretende no slo recoger una parte de la historia delpueblo Aguaruna pasada y presente, sino quiere ser un sencillo home-naje a todos aquellos hombres y mujeres que han ido poniendo su gra-nito de arena en favor de la construccin y consolidacin del movi-miento indgena. Protagonistas de ello no son exclusivamente los diri-gentes, aquellos a quienes ms conocemos por su trayectoria en el m-

    AGRADECIMIENTOS

  • bito nacional o internacional, sino todos los comuneros y comunerasannimos que apoyan diariamente la labor de sus representantes y su-fren directamente las violaciones de los derechos de que son objeto es-tos pueblos.

    Debo hacer mencin a tres personas que influenciaron enorme-mente mi trayectoria. El primero el Dr. Guillermo Ozonas Sard queconvivi durante aos con los Aguaruna del Alto Maran en calidadde mdico y compaero; el segundo, el abogado espaol Pedro GarcaHierro, hombre ejemplar y luchador donde los haya, y que lleva toda suvida comprometido con los pueblos Indgenas. El tercero, mi maestroen antropologa el Dr. Carlos M Caravantes Garca, que confi desdeel primer momento en m y me dio libertad para hacer una antropolo-ga distinta. A todos ellos gracias.

    Por otra parte, agradezco a la familia del Dr. Teodoro AguirreGarca, especialmente a su hija Patricia, su acogida y hospitalidad cuan-do llegu por primera vez a Lima, pues gracias a ellos mi choque cultu-ral fue mnimo y mi convivencia con ellos me permiti comprendermejor cules eran los estereotipos y las ideas que de los pueblos Indge-nas tenan una gran mayora de los habitantes de la ciudad.

    Agradezco al C.A.A.A.P. (Centro Amaznico de Antropologa yAplicacin Prctica) la oportunidad de haber trabajado con ellos en unproyecto de la envergadura de la pre-implementacin de la DefensoraEspecial para Comunidades Nativas adjunta a la Defensora del Pueblo.Esta experiencia magnfica me sirvi para seguir apoyando iniciativasen la defensa de los derechos de los pueblos indgenas y para conocerotras perspectivas ideolgicas que complementan y enriquecen cual-quier anlisis.

    Por ltimo, agradezco a mis padres su constante cario, apoyo,paciencia y financiamiento de mis sucesivas estancias en el Per. Y es-pero que me perdonen algn da el desasosiego, incertidumbre e in-tranquilidad que les caus durante mis diferentes estancias en la selva.

    6 LUISA ABAD CONZLEZ

  • Introduccin ............................................................................................. 9

    1. Cronologa de la investigacin........................................................... 17

    2. Antecedentes ....................................................................................... 21

    3. El territorio amaznico ...................................................................... 353.1. El territorio para el pueblo Aguaruna y otros

    pueblos amaznicos................................................................ 30

    4. Los Aguaruna ...................................................................................... 494.1. El pueblo Aguaruna visto a travs de cronistas e

    historiadores............................................................................ 50

    5. El etnocidio en la zona Aguaruna...................................................... 675.1. Intereses militares y polticos ................................................. 69

    5.1.1. Conquista no pacfica y colonizacin.......................... 695.1.2. La neocolonizacin ....................................................... 785.1.3. Los conflictos fronterizos y el terrorismo.................... 88

    5.2. Intereses religiosos: la conquista pacfica .............................. 975.2.1. Las misiones. ................................................................. 985.2.2. Las sectas religiosas ....................................................... 1125.2.3. Jesuitas versus evanglicos: la lucha por eldominio de la educacin bilinge.......................................... 116

    5.3. Intereses econmicos .............................................................. 122

    NDICE

  • 5.3.1. Los comerciantes y la esclavitud .................................. 1225.3.2. Las compaas petroleras y extractoras ....................... 1305.3.3. El narcotrfico ............................................................... 139

    5.4. Intereses culturales.................................................................. 1425.4.1. Los antroplogos........................................................... 1425.4.2. La propiedad intelectual ............................................... 148

    6. Las Organizaciones Indgenas: una respuesta al etnocidio .............. 163

    6.1. Orgenes y caractersticas ....................................................... 1636.2. Organizaciones de la Amazona peruana .............................. 1746.3. Otros modelos en Amrica Latina ......................................... 176

    7. La cooperacin al desarrollo: ltimo mecanismo de controlsobre pueblos indios? ......................................................................... 183

    7.1. Definiciones y conceptos ........................................................ 1837.1. La cooperacin gubernamental.............................................. 1887.2. La cooperacin no gubernamental ........................................ 1937.3. Cooperacin y pueblos indios................................................ 202

    8. Conclusiones generales....................................................................... 225

    8.1. ltimas reflexiones ................................................................. 2258.2. Conclusiones ........................................................................... 232

    9. Bibliografa .......................................................................................... 237

    9.1. Direcciones de inters en Internet ......................................... 255

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  • He de confesar que he pertenecido a ese escuadrn de antrop-logos entusiastas que se han entregado a su trabajo sobre la base de unperfil bastante sesgado y estereotipado de lo que era el mundo indge-na. Compartiendo la opinin de Judith Friedlander en su libro Ser in-dio en Hueyapn1, me permito tambin interrogarme:

    Quin se beneficia con nuestra investigacin y quin podra resultarperjudicado por ella? Pese a que la mayora de nosotros nos dedicamosa la antropologa a partir de nuestro sincero inters por conocer a pue-blos distintos de nosotros mismos, muchos hemos llegado a darnoscuenta de que nuestro inocente entusiasmo necesita ser revisado. Ade-ms hemos descubierto, horrorizados, que contamos, entre nuestras fi-las, con individuos que abiertamente participan en las actividades an-ti-subversivas patrocinadas por nuestros gobiernos. (Friedlander,1977:244).

    Mi primer contacto con el mundo indgena fue en la oficina deAIDESEP en Lima en el mes de mayo de 1988. Conoc casual y extraor-dinariamente a Grimaldo Pintayo Campos, un joven indgena Ash-ninka que haba quedado ciego a consecuencia de los golpes y mache-tazos propinados por su patrn Oshiro Ochoa en un fundo de la reginamaznica de Atalaya en Per.

    Algunos meses ms tarde tuve la oportunidad de conocer bien aDamin Tibijm, lder del Pueblo Aguaruna que haba sido hecho pre-so por defender su territorio comunal de la invasin que, tutelada porel ejrcito, se estaba llevando a cabo por parte de colonos mestizos. Unao ms tarde aproximadamente, Damin sera asesinado de un tiro de

    INTRODUCCIN

  • escopeta porque, supuestamente, estorbaba a los intereses polticos deuna Organizacin indgena rival.

    Entretanto, yo haba sido nombrada asesora de una Organiza-cin Indgena de base Ijunbau Chapi Shiwag, y llegu a ella despusde haber pasado un perodo de prueba y aprendizaje con Organiza-ciones Indgenas amaznicas de escala nacional e internacional.

    Comenc a ver entonces cmo trabajaban las Organizaciones In-dgenas, cules eran sus problemticas, sus caractersticas, sus alterna-tivas, sus estrategias, su estructura, etc. Fue cuando se present ante muna interesante unidad de observacin: Las Organizaciones No Guber-namentales (ONGs) y dems entidades financieras que sustentan a es-tas Organizaciones.

    Despus de haber pasado con las Organizaciones Indgenas elperodo de mayo a noviembre de 1988 y de junio a noviembre de1989, a mi regreso a Espaa busqu financiamiento para un proyec-to sobre asistencia primaria de salud en comunidades Aguarunas, elcual me haba sido entregado en la oficina de la Organizacin en Li-ma. En 1990 consegu que el proyecto fuera aceptado por una Orga-nizacin No Gubernamental espaola para su posterior financia-miento y puesta en marcha, circunstancia que tuvo lugar en enero de1991. El proyecto fue llamado Programa de Asistencia Primaria de Sa-lud Manseriche-Per y su zona de accin era el distrito de Manseri-che, Provincia de Alto Amazonas, Departamento de Loreto, abarcan-do 9 comunidades indgenas Aguarunas afiliadas a la Organizacinlocal o de base ya mencionada anteriormente Ijunbau Chapi Shi-wag. El tiempo de duracin previsto para el desarrollo del proyectofue de dos aos a partir de esa fecha. Mi labor en el proyecto fue la deCoordinadora de Programa o responsable de proyecto, sirviendode enlace entre la ONG y la Organizacin Indgena y, a su vez, si-guiendo con la labor de asesora que ya haba estado llevando a cabotiempo atrs.

    El desarrollo de este programa me permiti ser, adems de ob-servadora, parte activa e integrante de todo lo acontecido y, por su-puesto, responsable de muchos de los conflictos internos que se sus-citaron2. Esa circunstancia hizo que, no entonces, sino un par de aosdespus, pudiera entender el por qu de muchos de esos conflictos,analizar por qu se dieron ciertas situaciones y, sobre todo: analizarpor qu fracas el programa y por qu fracasan muchos programas

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  • de cooperacin por regla general3. Fui ahondando en el estudio de lacooperacin al desarrollo e intent atar los cabos que iban quedan-do sueltos, algunos de los cuales venan de pocas muy anteriores ala actual.

    En ese momento se perfilaron dos lneas de investigacin para-lelas radicalmente opuestas a las que yo, en un principio, llevaba plani-ficadas el estudio de la etnobotnica Aguaruna4. Esas dos lneas fue-ron, por un lado el etnocidio y, por otro, el impacto de la cooperacinal desarrollo en el mundo indgena. Como se ver a lo largo del estu-dio, ambas lneas se van a ir entrecruzando constantemente de mododirecto o indirecto.

    Del mismo modo, durante el transcurso de estos aos he tenidopresente y me ha estado dando demasiadas vueltas la idea de cules se-ran las implicaciones de este estudio. Me permito regresar a Friedlander:

    ...al poner los datos antropolgicos a disposicin del no especialista,sin los adecuados anlisis de fcil acceso, los antroplogos no han he-cho otra cosa que simplemente aumentar la confusin general y fo-mentar las actitudes discriminatorias (1977:245-246).

    Pero el pobre antroplogo no tiene toda la culpa. Son muchosantroplogos (sobre todo americanistas) los que llevan ya varios aospidiendo perdn por sus trabajos:

    ...los investigadores de campo que vuelven a su pas y pretenden escri-bir su renuncia al trabajo de ordenar las relaciones entre el Oeste y susOtros son tan comunes hoy da como lo fueron en otro tiempo los queintentaban escribir su iniciacin en l (Geertz, 1989: 145).

    Ahora el antroplogo no es quien ms fomenta las actitudes dis-criminatorias. Algunas ONGs con su poltica publicitaria paternalista ysensacionalista se llevan la palma y dejan al antroplogo en mejor lugar.

    Es un hecho que los proyectos y programas de desarrollo se fue-ron incrementando notablemente en el Per durante la ltima dcadadel siglo XX, sobre todo alrededor del polmico ao 1992. El caso deEspaa es claro, pues alrededor de ese ao 92 se puso en marcha todauna maquinaria de publicidad abocada al encuentro con los pases la-tinoamericanos y muy especialmente en todo aquello que significarapueblos indios o indgenas. Para ello se cre la figura de un Encarga-do de Asuntos Indios. Entre otras cosas, el citado encargado, lejos de

    RESISTENCIA INDIA ORGANIZADA. EL CASO DE PER 11

  • ser un nexo y apoyo para los pueblos indios, fue un instrumento al ser-vicio de sus amos, obstruyendo todo libre acceso de dirigentes indge-nas a estos, usando ardides inconfesables y llegando a decir de los lde-res indgenas:

    ...la mayora de estos son unos vividores con los que tengo que lidiartodos los das (Puras, 1989:32).

    Fue uno de los personajes que ms lucharon por la desunin delas Organizaciones y pueblos indgenas y quien, desgraciadamente,siendo un personaje necesario para la coyuntura de esos aos, resultuna de las figuras ms impopulares de la poca.

    Fue, en esos momentos cuando comenz a desatarse la fiebrede los proyectos de cooperacin (aunque ya haba empezado unosaos antes), algunos de ellos millonarios; mientras el I.C.I. (Insti-tuto de Cooperacin Iberoamericana) fue poco a poco dejando deaparecer como I.C.I para pasar a constituir la Agencia Espaola deCooperacin Internacional (A.E.C.I.). Surgieron as en las diversasciudades de Espaa, principalmente en Madrid, todo un corolario deONGs que aprovecharon la coyuntura del ao 92 para darse a cono-cer y fortalecerse.

    Dado el estado de extrema necesidad que padecan muchaspoblaciones en el Per, el ao 92 convirti a ste, y a otros pases delmundo andino como Bolivia y Ecuador, en beneficiarios y objetivosprioritarios de los programas y ayudas de cooperacin, situacin queform un caldo de cultivo idneo para el desarrollo de infinidad deONGs de mbito local, quienes viven desde entonces gracias a esacrtica situacin social, del mismo modo que lo hacen sus homlogasde occidente. Es cierto que todos los pases hoy da estn inmersosen una dinmica global; Per en su caso, no slo est inmerso enesa dinmica, sino que lo hace a costa de su economa ambiental y desu cultura.

    Fundamentalmente los objetivos de estos proyectos o programasde desarrollo se podan resumir en los siguientes trminos en lo quecompete a desarrollo rural o de zonas de sierra: conseguir un incre-mento de la produccin y de los ingresos de las familias campesinasms pobres a travs de la introduccin de tecnologas modernas (delCarpio y otros, 1992:19) y mejorar la calidad de vida de estas poblacio-nes desde un punto de vista integral. En los casos de proyectos de desa-

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  • rrollo en zonas de selva, los matices eran bastante diferentes y sernanalizados en el presente estudio.

    Por tanto, Qu haba detrs de los programas de cooperacinen zonas indgenas? Cules eran los intereses verdaderos de estos pro-gramas? Qu papel jugaron las Organizaciones No Gubernamentalesen todo este asunto?

    Este trabajo pretende responder a estas cuestiones desde un en-foque personal bastante crtico autocrtico y, sin temor, a estas altu-ras, a que me califiquen de radical puesto que, a la vista de los proble-mas que soportan actualmente los pueblos amaznicos y, en particular,el Pueblo Aguaruna, no ser radical equivale a mantener una posicinocultadora diplomtica que no se distancia mucho de la hipocresa, yque, sobre todo, se construye para evitar el anlisis real.

    En los ltimos viajes a Per (noviembre de 1995 a abril de1997) pude recoger elementos que me faltaban, tuve oportunidad deconversar nuevamente con representantes del Consejo Aguaruna yHuambisa y con sus colaboradores, recog los ltimos datos que com-prueban mi hiptesis y ya, sobre la base de todo ello, pude marcarmelos siguientes objetivos fundamentales para la exposicin del estudio.Estos son:

    1. Desvelar y analizar la red de manipulacin que existe entre Oc-cidente5 o el NORTE y los pases subdesarrollados en vas dedesarrollo o el SUR, a travs de los programas de cooperacinal desarrollo.

    2. Plasmar una rpida visin histrica del proceso de etnocidio ha-bido en la Amazona peruana.

    3. Analizar la interconexin entre los programas de cooperacin aldesarrollo y el etnocidio.

    4. Describir el caso concreto del Pueblo indgena Aguaruna, sobrela base de los anlisis anteriores, identificando los cambios debi-dos al impacto e incidencia directa de estos programas en sus co-munidades y organizaciones.

    Las unidades de observacin que se analizan en este trabajo son:

    La Organizacin Indgena. La Comunidad Indgena. El grupo tnico o Pueblo Indgena.

    RESISTENCIA INDIA ORGANIZADA. EL CASO DE PER 13

  • Los proyectos de cooperacin al desarrollo. Las Organizaciones No Gubernamentales.

    En cualquier caso, con este trabajo, no se pretende hacer unadescripcin etnogrfica detallada del Pueblo Aguaruna, sino identifi-car, con la mayor claridad posible, una problemtica que consideramosde la mayor importancia para el momento histrico y social que estepueblo est viviendo. A lo ms, me atrevo a decir que este trabajo poneen prctica una antropologa combativa o activista frecuentementecriticada por la antropologa ms academicista:

    ...frente a los gravsimos problemas de subsistencia, salud, derechoshumanos, ecologa, educacin, etc., una tena que plantearse si seguiradelante con la antropologa, tal como se entiende en la Universidad,o pasar al campo de la antropologa del compromiso, la antropolo-ga militante, si es que se puede llamar as. [...] Pienso que hoy en daes muy difcil hacer antropologa de saln cuando las violaciones delos derechos fundamentales de la persona las ests viendo delante detu casa. Me resulta casi imposible preguntarle a mis informantes,que son mis amigos, mis anfitriones, mis compaeros, si sus casas es-tn construidas desde un punto de vista cosmolgico, cuando a lomejor estn inmersos en una lucha con los colonos por defender sustierras y sus recursos; no puedo investigar sus mitos y curacionessimblicas cuando, a lo mejor, en esta comunidad hay una alta tasade mortalidad infantil por falta de vacunas elementales, que sin du-da cualquier persona de ciudad no demorara ni un minuto en po-nrsela a su perro.

    Es entonces cuando una, que es antroploga, tiene que ponerse a tra-bajar no sobre los indios, sino con los indios (Abad, 1989:21).

    Notas

    1 Friedlander, Judith. 1977. Ser Indio en Hueyapn. F.C.E. Mxico.2 Este estudio no pretende estar escrito desde el yo-testifical que Geertz nos define

    (Geertz, 1989:84) pero tengo que confesar que no slo estuve all, sino que fui unode ellos... (Geertz, 1989:32) y del mismo modo confieso que inici los trabajos delprograma de salud con verdadera pasin para que fuera un xito, olvidando en to-do momento lo ms importante y esencial: mi etnocentrismo. No era yo la que te-na que poner pasin y cumplir as mis caprichos, sueos o pensamientos por me-jorar la situacin de los pueblos amaznicos, eran ELLOS, los integrantes de las Co-munidades, los dirigentes de la Organizacin, de los que deba haber partido esa

    14 LUISA ABAD CONZLEZ

  • pasin y ese entusiasmo. Por eso, entre otras cosas no menos importantes, fracasel programa. Me permito entonces, de todos modos, dar un enfoque minimamen-te biogrfico a algunas partes de esta investigacin, pero no con la intencin deprobar que yo valgo ms que lo que escribo tal como dice R. Barthes de aquel au-tor que adopta un fuerte enfoque yo-testifical (Geertz, 1989:100).

    3 La palabra fracaso no es una palabra que me agrade emplear en este momento, pe-ro tampoco me agradan los eufemismos y probablemente sera ms fcil decir queno se llegaron a cumplir los objetivos.

    4 En 1988 consigo el Premio de Investigacin promovido por la Comisin Nacionalpara la Celebracin del V Centenario con el proyecto titulado: Plan de Desarrollode las Federaciones Aguarunas de Chapi Shiwag y ONAPAA que fue publicado alao siguiente y que recoge un estudio-diagnstico de la zona Aguaruna del Distri-to de Manseriche y una descripcin y clasificacin de las principales plantas medi-cinales utilizadas por ese pueblo indgena.

    5 Se emplea el trmino occidente no desde un punto de vista estrictamente geogr-fico sino econmico-social y cultural o simblico en la referencia de la mayora delos pueblos indgenas y de las naciones del Sur.

    RESISTENCIA INDIA ORGANIZADA. EL CASO DE PER 15

  • Llegu a Lima (Per) en mayo de 1988 para colaborar en la ofi-cina de la Asociacin Intertnica de Desarrollo de la Selva Peruana(AIDESEP), una de las Organizaciones Indgenas ms reconocidasdel Per. En el mismo mes estuve invitada a la III Asamblea Ordina-ria de la Coordinadora de Organizaciones Indgenas de la Cuenca Ama-znica (COICA1) que se celebr en Santa Cruz de la Sierra en Bolivia.En julio comenc mi trabajo de campo en pleno territorio indgena,me fue encomendada la tarea de asesora de la Organizacin IjunbauChapi Shiwag por el entonces Presidente de AIDESEP Evaristo Nug-kuag, motivo por el cual viv y recorr varias Comunidades afiliadas ala citada organizacin tales como Santa Rosa entonces sede de la Or-ganizacin, Sinchi Roca y Yanayacu. Form parte, en agosto, en la IReunin de Salud de la regin San Lorenzo, donde participaronmiembros de AIDESEP, representantes del Ministerio de Salud y re-presentantes indgenas de diversas Organizaciones de los ros Moro-na, Pastaza, Cahuapanas, Potro, Apaga y Maran: Aguarunas, Shuar,Chayahuitas, Candoshis y Achuales.

    Igualmente asist a la Asamblea Extraordinaria que celebr laOrganizacin Chapi Shiwag en julio, en la que se debati entre otrosproblemas, la explotacin ilegal de maderas pertenecientes a territorioindgena por parte de madereros mestizos. Se decidi elaborar, por pri-mera vez, un autocenso de poblacin.

    En septiembre del mismo ao recorr el Alto Maran, visitan-do la entonces sede del Consejo Aguaruna y Huambisa ComunidadNapuruka. Recog datos sobre el uso de las plantas medicinales y can-

    1CRONOLOGA DE LA INVESTIGACIN

  • tos mgicos y propiciatorios en la Comunidad de Nazareth. Sal el mis-mo mes hacia el ro Cenepa en direccin a la frontera con Ecuador. Vi-sit y viv en la Comunidad de Huampami, sede de la Alcalda del dis-trito de Cenepa, apoyando en algunas labores al entonces Alcalde elaguaruna Antuash Chigkim Mamaik. Surqu por el ro Cumaina y meestablec, por poco tiempo, en la Comunidad de Kus-Pagat donde medediqu a elaborar un informe de denuncias sobre los malos tratos yviolaciones de los derechos humanos que estaban teniendo lugar en losdestacamentos militares de frontera2.

    Por ltimo, a mi regreso a Lima, particip en la XIII AsambleaOrdinaria de AIDESEP celebrada a finales de septiembre.

    En junio de 1989 regres nuevamente a Per y, tras pasar un bre-ve perodo de colaboracin en las oficinas de AIDESEP y COICA en Li-ma, sal para el Alto Maran permaneciendo en las Comunidades deNapuruka (segua siendo sede del C.A.H), Santa Mara de Nieva, don-de entr en contacto con el entonces Alcalde distrital el AguarunaFrancisco Juwau y, por ltimo, la Comunidad de Tayunts (territoriode Chamikar) donde desde el ao anterior se haba suscitado una gue-rra contra los colonos mestizos invasores de la propiedad comunal ydonde pude elaborar un informe de lo acontecido y entrevistar a losdos dirigentes al cargo de la defensa del territorio: Damin Tibijam(asesinado en 1990) y Tulio Simn Paash.

    Desde esa zona me traslad a la Comunidad de Nuevo Israel,perteneciente a la Organizacin ONAPAA (Organizacin Nativa Agua-runa de la Provincia de Alto Amazonas) y nuevamente entr en contac-to y en colaboracin con la ya conocida organizacin Ijunbau ChapiShiwag. Fue, en estos momentos, cuando surgi la idea de buscar apo-yo econmico para el programa de salud de la organizacin que poste-riormente se llevara a cabo.

    Particip en la II Reunin de la regin San Lorenzo (septiembre),donde acudieron delegados de organizaciones Aguarunas, Huambisas,Achuales, Chayahuitas, Candoshis y Kichwas. El mes siguiente colabo-r en la preparacin de la campaa electoral para la Asamblea Regionalde diputados regionales apoyando a los candidatos indgenas de la Lis-ta Unin Indgena Independiente.

    El tercer viaje a Per en enero de 1991 se caracteriz por sufinalidad de llevar a cabo el Proyecto de Asistencia Primaria de Saludde la Organizacin Chapi Shiwag. Los trabajos duraron un ao y el

    18 LUISA ABAD CONZLEZ

  • proyecto, en su segundo ao de ejecucin, qued enteramente en ma-nos de la Organizacin. Ese mismo ao particip en la V AsambleaOrdinaria de la Coordinadora de las Organizaciones Indgenas de laProvincia de Alto Amazonas; en la XV Asamblea de AIDESEP cele-brada en Iquitos; estuve invitada a las Primeras Jornadas de Encuentro,Intercambio y Coordinacin entre la Embajada de Espaa y el Colecti-vo Espaol vinculado a Programas de Promocin de Desarrollo en elPer (octubre); e invitada por el Instituto de Investigaciones de laAmazona Peruana al Coloquio de Instituciones que trabajaban en laRegin Loreto en Proyectos de Investigacin y Desarrollo (noviembre).

    El 4 (1993), 5 (1994) y 6 viaje (1996) sirvieron para seguir conla toma de contacto con las Organizaciones y para recoger informacinsobre los avances en sus problemticas. En el ltimo ao de estancia enPer (1997) aado una nueva dimensin a este trabajo, gracias a miparticipacin en la puesta en marcha del Programa Especial de Comu-nidades Nativas de la Defensora del Pueblo de Per, a travs del culse realizaron estudios diagnsticos sobre la situacin de los pueblosIndgenas de la Amazona peruana y se tuvieron varios contactos conrepresentantes de Organizaciones indgenas de base.

    Foto 1Asistiendo a una mesa de trabajo durante una Asamblea nacional

    de AIDESEP en la ciudad de Iquitos. 1989

    RESISTENCIA INDIA ORGANIZADA. EL CASO DE PER 19

  • Ha sido necesario dejar pasar todo este tiempo, para poderver los efectos y consecuencias de los trabajos realizados en la zonay para analizar la crisis que, por causa de la injerencia de ciertasONGs y otras instituciones financieras, puso en peligro la estabili-dad de las organizaciones. Lo que es peor, si se sigue en esa lnea, es-tas acciones constituyen una clara amenaza a la supervivencia de es-tos pueblos.

    Notas

    1 La Coordinadora de Organizaciones Indgenas de la Cuenca Amaznica COICArepresenta, en el mbito internacional, a las Organizaciones indgenas de 7 pasesamaznicos: Per, Ecuador, Bolivia, Venezuela, Brasil, Colombia y Surinam.

    2 Vase Abad, 1990a, Pg. 23.

    20 LUISA ABAD CONZLEZ

  • Las Organizaciones Indgenas llevan ya ms de 25 aos de tra-yectoria dentro del proceso de reivindicacin de sus derechos ms fun-damentales, en la bsqueda del espacio territorial perdido y, en el en-frentamiento sostenido en una relacin absolutamente desequilibraday asimtrica entre los pueblos Indgenas y, por otro, grandes intereseseconmicos encabezados por multinacionales compaas petroleras,madereras y extractivas, mafiosos y polticos corruptos que viven delnarcotrfico, la extorsin y la explotacin impune de seres humanos,entre otros.

    Todos estos ltimos, constituyen estructuras avaladas, apoyadas,sostenidas y encubiertas por los estados a travs de sus gobiernos res-pectivos, segn el caso.

    Durante este perodo de tiempo (20-25 aos) los problemas delos pueblos Indgenas han sido y son esencialmente los mismos1. Po-tencialmente, en algunos casos, se podra decir que han sufrido unatransformacin, o bien que han ido subsanndose, pero si estos proble-mas se analizan desde las mismas bases, desde las mismas comunida-des, siguen siendo los mismos.

    Actualmente nuestras sociedades, las occidentales y las que as-piran a serlo, no quieren renunciar a volver la mirada hacia ese gran es-caparate de demostracin que nos ha convertido en ciudadanos con-sumistas y poco ms. Portavoces oficiales, medios (de comunicacin),lderes empresariales e intelectuales, ensean, a una opinin pblicaescasamente crtica y deseosa de autocomplacencia, lo beneficioso queresulta pertenecer a este nuevo marco econmico europeo y, conscien-

    2ANTECEDENTES

  • te o inconscientemente, a travs de las actitudes diarias, cotidianas, do-msticas, seguimos negando las evidencias de la Teora de la dependen-cia (existen pobres, hambre, subdesarrollo, porque existen ricos despil-farrando cada vez ms desenfrenados) y fomentando slidamente elmantenimiento de las multinacionales, que a su vez refuerzan sus posi-ciones gracias a la explotacin irracional de los recursos naturales2 delos pases latinoamericanos y del Tercer Mundo en general:

    ...el objetivo es romper la armona entre el indio y la tierra, puesto queas no podr reproducir ntegramente su cultura al no disponer delmarco que la sustenta y al no subsistir la base de sus reivindicaciones(Barre, 1988:90).

    Posiblemente este comentario pueda parecer exagerado en tr-minos de nuestra sociedad, pero puede citarse como ejemplo, desde laconciencia del sur, la nueva moda que se ha implantado entre los es-pectadores de un partido de ftbol cualquiera, de arrojar cientos de ro-llos de papel higinico a modo de serpentinas, como si fuera confeti, loque supone un gran beneficio para las empresas papeleras que sacan sumateria prima, la pasta de papel, de los bosques tropicales hmedos abajo costo y sin reparar en el dao ecolgico que ello pueda suponer:

    ...la actual crisis medio ambiente-desarrollo proviene de un conflictoentre valores y de la ignorancia acerca de las relaciones entre medioambiente y desarrollo. La forma en que imaginamos o pensamos a lasociedad puede ser determinante para entender el desacuerdo sobre losargumentos de valor en el contexto de los problemas ambientales(Tolmos Saponara, 1993:21).

    Actitudes cotidianas e insensibles como esta se multiplican a dia-rio no slo en el mundo llamado occidental, como se apunt anterior-mente, sino en aquellas sociedades que aspiran a sentirse occidentales.

    Los estados de estos pases consumistas se benefician y, por tan-to, potencian, o, en su defecto, hacen caso omiso de este tipo de actitu-des banales y cotidianas y, como contrapunto, conceden mayores par-tidas presupuestarias destinadas a la cooperacin al desarrollo. Sonmuchos los actos y las campaas diseadas precisamente para hacercreer eso a la opinin pblica, pero, en ningn momento se planteanabordar los problemas de raz. Esto se puede decir de los estados, perolas propias ONGs caen en el juego y participan de la dinmica existen-

    22 LUISA ABAD CONZLEZ

  • te por supuesto ellas lo niegan, aunque son varias las que se planteanuna constante autocrtica y dedican parte de su tiempo y esfuerzo acambiar ciertas directrices que no son las idneas. Con ese espritu sur-gi la idea de crear un encuentro entre pueblos Indgenas y Organiza-ciones No Gubernamentales, el cual se celebr en la ciudad de Vitoria-Gasteiz en el Pas Vasco en noviembre de 19943.

    Hay otro punto a tener en consideracin, muy aparte de lo quesignifica la depredacin que supone el avance del mundo consumis-ta y de libre mercado: es una realidad que los pueblos Indgenas y susOrganizaciones suponen una alternativa y tambin un obstculo a es-te avance mercantilista. La unidad4 mantenida por las distintas Orga-nizaciones Indgenas durante el perodo que rode al V Centenario(consecuencia no buscada por la celebracin espaola) y el xito publi-citario y real de muchas de sus movilizaciones las ms originales y ge-neralizadas movilizaciones populares, en pases con mayoras indge-nas sobre todo: Campaa Continental 500 Aos de Resistencia Indge-na, Negra y Popular, Levantamiento Indgena en Ecuador (1990), Mar-cha por la Dignidad y el Territorio en Bolivia (1990), movimiento in-surreccional zapatista en Chiapas, Mxico (1994) etc., han surgido enel ltimo sexenio de los pueblos Indgenas y han hecho pensar que re-sultara peligroso dejar que avancen y que sigan acaparando espaciospolticos, por ello los esfuerzos que se han ido canalizando desde oc-cidente han ido dirigidos a destruir esa unin. Podra parecer inclusi-ve que los hechos demostrasen lo contrario: por un lado, aumentan lasayudas a programas de desarrollo en zonas indgenas, por otro, se de-clara en la ONU un Ao Internacional de los pueblos Indgenas (1993),se proclama un Decenio Internacional de las Poblaciones Indgenas delMundo (10-XII-94 a 10-XII-2004) y, se le concede a Rigoberta Mench(lder indgena guatemalteca) el Premio Nbel de la Paz (1992). Inclu-so, desde el punto de vista comercial, todo lo indgena est de moda,nos vestimos con motivos tnicos y proliferan tiendas en Madrid quevenden artesana indgena, msica tnica, se proclaman de comerciojusto (constituidas por ONGs)5, etc.

    Sin embargo, la realidad es muy distinta. Despus del boom del92, lo indgena americano poco a poco va quedando, entre nosotros losespaoles, muy especialmente en el olvido tal y como se vea venir.A principios de 1993, el Director general de la Oficina de Proyectos dela Agencia Espaola de Cooperacin Internacional (A.E.C.I.), del Mi-

    RESISTENCIA INDIA ORGANIZADA. EL CASO DE PER 23

  • nisterio de Asuntos Exteriores, reuni en la Casa de Amrica a las prin-cipales ONGs espaolas con trabajo en zonas indgenas principal-mente americanas para trazar las prioritarias lneas de actuacin enesas zonas durante el Ao Internacional. Contra la opinin de los esca-sos antroplogos presentes, se acord aceptar la ponencia de D. nge-les Ynez (Solidaridad Internacional), que, encargada por el convocan-te, defenda el considerar a los pueblos Indgenas, simplemente como alos dems pobres urbanos, ya que no se contaba con una especializa-cin ni terica ni metodolgica.

    La canalizacin de ayudas al desarrollo da un giro de 90 ponien-do todos instituciones y pblico en general la mira en la antigua Yu-goslavia y en los esquilmados pases de frica. Incluso pases como Pe-r presentan mayor estabilidad econmica (aparente) y un descenso dela inflacin, motivado por la apertura de mercados y el libre comercio,restriccin del gasto pblico y un descenso marcado de la actividad te-rrorista, que pone a ste en una situacin de no prioritario a la hora derecibir ayudas de cooperacin. Es necesario que haya muertos, guerras,clera, epidemias o catstrofes (terremotos, huracanes, volcanes,...) pa-ra que la atencin de occidente regrese a estos pases. Cada vez ms seextiende entre los pases ricos, la idea de eliminar o disminuir drstica-mente las Ayudas al Desarrollo, especialmente las canalizadas a travsde ONGs o sector privado, para concentrar todo en actuaciones esta-tales de Ayuda Humanitaria puntuales (en horrendo neologismo, o ca-si, de nuestros polticos por concretas). Paralelamente, al menos en Pe-r y Bolivia, los gobiernos tratan de obtener el control y parte del fi-nanciamiento de los proyectos de cooperacin que las ONGs del Nor-te establecen en sus pases.

    Esos aos anteriores (1988-1992), caracterizados por haber pa-decido los pases andinos una fuerte proyectitis infectada por lospases desarrollados, dejan como resultado programas inacabados, ex-pectativas creadas no cumplidas, lucha por el poder de un cargo en lasinstituciones u Organizaciones, deficientes y dudosos manejos del di-nero, y, entre otras muchas cosas, descontento, desercin y desunin-/desestructuracin. En el caso de las Organizaciones Indgenas amaz-nicas este efecto secundario va a ser notorio y precisamente las con-secuencias de esa desunin y desestructuracin se fueron dejando veralrededor de 1996 con la entrada masiva de nuevas compaas extrac-tivas, tanto de madera como de minerales y petrleo6, que en los aos

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  • anteriores tenan su freno en la fuerza de las Organizaciones Indgenasy en su cohesin.

    Existe otra realidad que ha sido consecuencia directa de todo es-te proceso que estamos analizando: las rdenes religiosas que siempreestuvieron presentes en Per y resto de pases de Amrica Latina, hoy,gracias a la cooperacin al desarrollo y a las donaciones, son an msfuertes si cabe o igual de fuertes que en el pasado, y siguen controlan-do y manejando estructuras de notable importancia como son la edu-cacin y la salud. No hay manera de romper la dependencia simple-mente porque hay mucha gente que est viviendo a costa de ello y noles interesa. Por ello tambin constatamos y haremos referencia a quela mayora de las ONGs espaolas nacen o han partido de institucionesreligiosas y confesionales, porque hay rdenes religiosas misionerasque han creado ONGs paralelas para captar fondos y seguir mante-niendo su hegemona en estos pases. De esa manera, el Sur seguirsiendo sur porque al Norte no le interesa dejar de ser norte:

    Un desarrollo asentado en los valores vigentes, tiene como meta el lu-cro, la ganancia, el confort; una meta que no tiene sentido humano...(Ander Egg, 1987:23).

    Todo quedara resumido en tres palabras: control del poder.

    Nuestra hiptesis parte de que la mayora de las OrganizacionesNo Gubernamentales, a travs de sus programas de cooperacin al de-sarrollo, por sus caractersticas actuales, son instituciones ejecutoras deuna poltica etnocida no declarada, probablemente involuntaria y posi-blemente no asumida por ellas en ningn momento. Intentamos de-mostrar complementariamente que el eslogan que podra acompaara modo de resumen esta poltica etnocida es divide y vencers, cir-cunscribindose este etnocidio al espritu mismo del Pueblo Indgenacomo es la fuerza humana y moral en su lucha reivindicativa por susderechos canalizada a travs de sus Organizaciones representativas:

    ... ahora que el mundo parece poblado de hipocresas de clase, falsasconciencias y agendas secretas, puede llegar a considerarse como unaideologa (jerrquica) disfrazada de ciencia (desapasionada), una ms-cara que hay que destruir, una impostura que hay que desvelar(Geertz, 1989:152).

    RESISTENCIA INDIA ORGANIZADA. EL CASO DE PER 25

  • Es posible que esta afirmacin resulte un tanto arriesgada y anhasta podra decirse que visceral, pero es, creo, ya un hecho, que las re-des que se tejen desde el mundo occidental para controlar o para aca-bar con cualquier germen de organizacin social alternativa son realesy extremadamente poderosas:

    ...las campaas de pacificacin y la supresin de las rebeliones, tantopor medios militares, como por medio del adoctrinamiento religioso,mediante medidas administrativas, o, como es ms habitual hoy da,mediante intrincadas manipulaciones monetarias y econmicas encu-biertas como ayuda extranjera. No podemos excluir la posibilidad, pordecirlo en trminos discretos, de que la repetida efectuacin de traba-jos de campo, por parte de millares de aspirantes y profesionales de laantropologa, haya formado parte de un continuado esfuerzo por man-tener un determinado tipo de relacin entre el Oeste y sus Otros. (J.Fabian, Time and the other. Pg. 149 en Geertz, 1989:144).

    La cooperacin al desarrollo est de moda. Quin en algn mo-mento no ha estado vinculado a alguna institucin de solidaridad? Aquin no se le ha acercado alguien en la calle, alguna vez, con una hu-cha, para pedir dinero para el Domund o para Critas y quin no ha re-cibido en su casa la publicidad por correo o mailing solicitando su ama-ble donativo para salvar a alguien del llamado tercer mundo? Actual-mente la cosa se sofistica ms gracias a los medios y las nuevas tecno-logas: telemaratones, marketing agresivo, etc.

    Y ya hace muchos aos (ms de 25) que el etnocidio como tr-mino se puso de moda y se plante como tema de estudio. Autores co-mo Jaulin (1973, 1979 y 1984) en La Paz blanca y La Descivilizacin fue-ron dando cuerpo a un concepto que se vena forjando desde 1968,cuando Jean Malaurie le sugiri el trmino, en sustitucin del que es-taba empleando hasta entonces: genocidio cultural. En 1984 se celebren Madrid y acud como asistente al I Encuentro Internacional sobredestruccin cultural y derechos humanos del indgena americano7

    donde se dieron cita todos los sectores comprometidos con la muygrave situacin por la que atraviesa la poblacin indgena de Amrica(Indigenismo, 1986).

    No obstante, la mayora de estas manifestaciones se referan, alu-dan y estudiaban el problema de la destruccin de los pueblos indge-nas desde un punto de vista numrico-folklorista, es decir, se tena a

    26 LUISA ABAD CONZLEZ

  • los pueblos indios como entes humanos a proteger, porque cada vez sunmero es menor, y como unos portadores de costumbres que hay quepreservar y hasta imitar para poder alcanzar as la pureza perdidapor Occidente. Tambin es entendido el trmino como un acto deagresin a un grupo indgena, y son estos trminos los que queremosponer en cierto orden en el tiempo y en el espacio, para as poder am-pliar la idea al tema que nos ocupa en esta investigacin: la injerenciaen las estructuras organizativas y representativas de los pueblos Indge-nas como mecanismo de destruccin cultural y fsica, y como mecanis-mo de asimilacin y alienacin en una sociedad globalizadora de con-ductas humanas. Este sera el aporte de esta investigacin, puesto queno se va a limitar a describir conceptos tericos o a enumerar slo de-nuncias de agresiones, sino que, sobre la base de una amplia experien-cia y participacin con las Organizaciones Indgenas, pretende analizarqu hay detrs de ese etnocidio, quin y con qu intereses se provoca, aquines beneficia tanto en el terreno como fuera de l, etc.

    En cuanto a lo escrito sobre el Pueblo Aguaruna acerca de estetema, Michael Brown en su libro Una Paz Incierta8 pretende acercar allector a la realidad actual de los Aguaruna que viven en la regin del Al-to Mayo en Per, poniendo de manifiesto la amenaza que supone paraellos la rpida colonizacin mestiza promovida por los planes estatalesde desarrollo y, en particular, por los efectos y el impacto de la cons-truccin de una carretera marginal9. Pero Brown parece aprovechar lacoyuntura de esta situacin de cambio para hacer un derroche de etno-grafa al estilo tradicional, dejando insatisfecho al lector que busca, notanto los datos meramente antropolgicos, sino el anlisis de las inci-dencias del publicitado impacto de la carretera marginal.

    En una lnea distinta, Varese10, Uriarte11 y Siverts12 haban incur-sionado anteriormente, mediante sus informes, en los graves proble-mas econmicos y sociales que afectan a los Aguaruna del departamen-to de Amazonas (Alto Maran) en Per, especialmente en lo que serefiere al racismo y a la explotacin econmica.

    El excelente trabajo de David Stoll13 pone al descubierto, de mo-do minucioso, la injerencia, manipulacin e intrigas del Instituto Lin-gstico de Verano en Amrica Latina y, como caso especialmente par-ticular, en la selva peruana. Su lectura me dio pie para ahondar, no enlas acciones del ILV (cosa que ya haba hecho l) sino en las accionesdel otro monopolio religioso que ejerce el control de la Amazona pe-

    RESISTENCIA INDIA ORGANIZADA. EL CASO DE PER 27

  • ruana, que es la iglesia catlica, en especial los jesuitas, quienes, hastahoy, ostentan una hegemona casi soberana que no estn dispuestos aperder (de ah que busquen nuevos mecanismos de captacin tales co-mo la ONG espaola Intermn).

    Stoll nos ofrece datos valiossimos sobre la pugna entre religio-sos Townsend vs Catolicismo y sobre los efectos que esta pugna tra-jo a las Comunidades Aguarunas.

    As como el libro de Stoll es referencia obligada para cualquier es-tudioso de los procesos sociales en Amazona, otro libro que debe con-siderarse tanto como un manual, o como obra de referencia permanen-te, es el de Chirif, Garca y Smith, El Indgena y su territorio son uno so-lo14, pues en l se recogen las experiencias de varios aos de difcil y du-ro trabajo en la Amazona poniendo en prctica y en marcha programasde Defensa Legal de los territorios. Nos describen estructuras organiza-tivas indgenas y se dan las pautas para la lucha, no slo contra la expan-sin territorial incontrolada sino para la recuperacin del espacio terri-torial perdido, no abriendo una brecha de odio o resentimiento entre lospueblos Indgenas, por un lado, y los desheredados campesinos serra-nos que componen el frente de colonos que avanza hacia la selva enbusca de su supervivencia por otro. En definitiva, resume las estrategias,victorias, avances, fracasos y errores cometidos por las OrganizacionesIndgenas de la Amazona en sus luchas de los ltimos aos.

    Sin duda el que quiz se haya arriesgado ms y haya planteadonuevas denominaciones a estos viejos temas del etnocidio en AmricaLatina sea Vctor Bretn Solo de Zaldivar a travs de sus estudios reali-zados en Ecuador15. Bretn abandona el trmino clsico de etnocidioel cual nosotros s mantenemos para aportar otro con unos maticesverdaderamente interesantes: el neo-indigenismo etnfago. En susobras pone de manifiesto cmo la proliferacin de ONGs ha propicia-do a su vez la proliferacin de Organizaciones indgenas de segundogrado que actan sobre las organizaciones indgenas de base como ver-daderos cacicazgos de nuevo cuo, actuando de modo automtico es-tos mecanismos de la etnofagia que lo que hacen es deteriorar la estruc-tura y las relaciones sociales intertnicas e intratnicas de las comuni-dades estudiadas. Se trata de una investigacin muy paralela a la nues-tra, que llega a conclusiones muy similares y que es digna de tener enconsideracin para que se puedan hacer con ms tiempo posterioresanlisis del tema.

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  • Quiero tomar tambin en consideracin el trabajo de Josep Ma-ria Fericgla16 quien, dedicndose por entero al estudio de las vivenciascon los alucingenos y las prcticas chamansticas de los Shuar delEcuador, no pierde la oportunidad de poner de manifiesto su opininsobre los defectos y virtudes de las Organizaciones Indgenas, en sucaso, la Federacin Indgena de Centros Shuar y Achuara, y sobre elpapel de las Organizaciones No Gubernamentales. Tambin su relato esmuy interesante para comprender qu est cambiando en el Shuar an-te el avance del lmite de la selva.

    Aunque no comparto mucho el estilo que Fericgla tiene de aden-trarse en la convivencia con los pueblos indgenas17, su anlisis es sin-cero, manifiesta sus opiniones claramente y sin tapujos, lo que me ha-ce vincularme a l aunque slo sea en este aspecto.

    La historia y conocimiento del Pueblo Aguaruna se nos facilitabastante con los libros del Padre Guallart, especialmente el publicado en1990. No obstante, es una historia Aguaruna contada por un No-Agua-runa18. Hay datos que aporta que no es posible contrastar con otra bi-bliografa, el lector debe suponer o supone que son testimonios obteni-dos de informantes Aguarunas, pero en la obra ese aporte no se especi-fica. An as, es una de las monografas conocidas ms completas.

    Mercier y Villenueve19 ambos religiosos a travs de sus escri-tos, suponen una respuesta y confirmacin de mi hiptesis. As comoGuillermo Townsend teja sus redes por la selva amaznica utilizandoa sus inofensivos lingistas, veremos cmo la iglesia catlica, a travsde sus misioneros y educadores, han ido tejiendo otro tipo de redes nomenos efectivas y slidas. El ttulo Amazona liberacin o esclavitud?resulta un tanto paradjico y, sin lugar a dudas, es pieza clave de todoeste estudio.

    El tema del desarrollo y subdesarrollo ha sido ampliamente tra-tado por varios autores con una clara diversidad de tendencias, comosucede con el caso de Ruiz Garca20 Lacoste21 o Ander-Egg22 por un la-do, con ideas combativas y progresistas (mucho ms marcadas en An-der-Egg) y, por otro, tenemos a Chesnais23 al que se le puede conside-rar fascista.

    Lacoste y Ander-Egg abordan el tema, desde un primer momen-to, desvelando cules son las verdaderas causas de la miseria en las po-blaciones y qu intereses neoimperialistas se mueven detrs del mante-nimiento de dicha situacin o situaciones de extrema precariedad. La-

    RESISTENCIA INDIA ORGANIZADA. EL CASO DE PER 29

  • coste ataca la persistencia del fenmeno colonial enmascarado en la ac-tualidad como poltica de cooperacin:

    ...la ayuda crediticia de los pases desarrollados es una tapadera defructuosos negocios de grandes firmas (Lacoste, 1982:44).

    Ander-Egg, aade una parcela importante como es el aprovecha-miento individual del cientfico social y otro tipo de profesionales(normalmente de la esfera del Norte), de la pobreza y situaciones de ne-cesidad en los llamados pases en vas de desarrollo:

    ...desde que el desarrollo comenz a pasar al primer plano de la ac-tualidad, hace de esto casi 25 aos, ha servido para proveer de exqui-sito tema a las organizaciones internacionales, coloquios cientficos yconferencias culturales [...] Si bien algunos profesores han consagradogenerosamente parte de sus vidas a tales pases, otros, mucho ms nu-merosos, propicios al viaje y poco frtiles en publicaciones, han en-contrado en ellos pretexto para una enseanza turstica a buen pre-cio. (1987:18-19).

    Ambos analizan tambin el fenmeno del xodo rural, el cual esy ha sido el ncleo de las grandes olas migratorias y campaas de colo-nizacin de los territorios de selva. Ahora, la moda ha cambiado, ya nose habla de xodo rural sino que los especialistas prefieren calificarlocomo fenmeno de redistribucin de la poblacin24 y, en esta lnea, seencuentran los estudios de Hurtado y otros25 y Barclay, Santos y otros26.

    Hemos querido adentrarnos en el mundo tanto de la coopera-cin entre Amrica Latina y la Comunidad Europea como de las ONGsde la mano de Granda, Mat y Moreno27 y Granda y Lutz28. Estos auto-res forman parte de un colectivo de profesionales europeos y latinoa-mericanos dedicados exclusivamente al estudio de estos temas. Suaporte ha sido de gran utilidad para conocer en lneas generales cul esel entramado de la cooperacin internacional y qu papel han jugado yjuegan las ONGs dentro de ese entramado.

    Los guas fundamentales para entrar en la dinmica de creacinde las Organizaciones y Movimientos Indios han sido, indudablemen-te, Marie-Chantal Barre29 que no slo es un claro antecedente de estetrabajo sino que trata exhaustivamente el tema del indigenismo y el im-pacto de ste sobre las poblaciones Indgenas; y, Bonfil Batalla30, graciasa cuyos textos y compilacin hemos podido analizar y acercarnos al

    30 LUISA ABAD CONZLEZ

  • discurso de los primeros indianistas y a una descripcin de las Orga-nizaciones Indgenas de pueblos de la selva existente hasta esa fecha.

    Como complemento a ambos libros estaran todos los Docu-mentos extrados de los diversos Congresos y Asambleas de Organiza-ciones Indgenas a las que he tenido la oportunidad de asistir, los cua-les han constituido el eje bsico para comprender y analizar el discur-so alternativo utilizado por estas Organizaciones y tener noticia direc-ta de las diversas problemticas que estn en su prioridad de actuacin.Detallar todos los documentos nos parecera demasiado extenso, sinembargo, quiero destacar por su amplio contenido en problemticas,alternativas y soluciones propuestas el documento recogido en las Ac-tas de la III Asamblea de Organizaciones Indgenas de La Cuenca Ama-znica celebrado en 1988 en Santa Cruz de la Sierra en Bolivia, que diopaso a una serie de iniciativas comunes en todos los pases amaznicosy sent las bases para la poltica que se seguira posteriormente con lacontracelebracin del V Centenario.

    Notas

    1 Fundamentalmente seran: Derecho a la tierra, salud, educacin bilinge, recu-peracin histrico-cultural; lucha contra el narcotrfico, terrorismo, sectas reli-giosas; situacin constante de indefensin legal, violaciones de los derechos hu-manos, etctera.

    2 Los recursos naturales son los bienes fsicos que estn presentes en la naturalezay a los que el hombre concede un valor econmico. Aunque el trmino econmi-co remite primeramente al intercambio de bienes entre personas a travs de unmercado o del trueque, no excluye la referencia a una economa directa, no mone-taria, que satisfaga sin intermediaciones sociales (institucionales) las necesidadesde las personas, en el sentido ms amplio. (Marticorena, 1993:7).

    3 Al citado encuentro asistieron por los pueblos indios: un representante del Conse-jo Aguaruna y Huambisa y miembro tambin de la Coordinadora de Organizacio-nes Indgenas de la Cuenca Amaznica (Per); un representante del Pueblo Kuna-Asociacin Napguana (Panam); una representante del Comit de Unidad Campe-sina (Guatemala); el representante de Aukin Wallmapu Ngulam/Consejo de Todaslas Tierras (Chile) y el representante del Consejo Regional Indgena del Cauca (Co-lombia). Al finalizar el encuentro se elabor (con bastante dificultad) una Declara-cin que supona iba a sentar las bases y las nuevas pautas a seguir en todo aquelproyecto de cooperacin que se hiciese conjuntamente con pueblos indios. Desgra-ciadamente la difusin de esta declaracin fue prcticamente minoritaria, (excep-tuando el hecho de que todo el contenido del Encuentro se ha recogido en el libro:pueblos Indgenas. Nuestra visin del desarrollo publicado por la ONG Mugarik Ga-be en la editorial Icaria).

    RESISTENCIA INDIA ORGANIZADA. EL CASO DE PER 31

  • 4 Se pone el trmino unidad entre comillas no porque se dude de tal unidad sinoporque, de hecho, entre las diversas Organizaciones Indgenas no todas las accionesson unitarias ni las relaciones son de absoluto hermanamiento, debido la mayorade las veces a la diversidad de culturas y orgenes de estas organizaciones, pero s esun hecho que sus objetivos son comunes y todos luchan por la defensa de su terri-torio y autodeterminacin.

    5 Las llamadas tiendas de comercio justo pretenden establecer vnculos comercia-les directos y equitativos entre productores del Sur y consumidores del Norte conel objeto de impulsar prcticas comerciales solidarias. El comercio justo se consi-dera una accin o proyecto ms de desarrollo.

    6 En esos tiempos, entr a perforar por todo el ro Maran la Quintana MineralsCorporation, compaa transnacional que fue comprada por la Compaa estatalArgentina de petrleo y que son a su vez filial de la Maxus Petroleum. Establecie-ron una base en Puerto Saramiriza, poblado mestizo ribereo que se encuentra enpleno territorio Aguaruna. Por otra parte, el Ministerio de Transportes del Per diocarta blanca para la mejora y asfaltado de la carretera marginal del oleoducto norperuano, que va desde Corral Quemado hasta Saramiriza (el presupuesto slo es-taba aprobado para mejorar la carretera desde Corral Quemado hasta Santa Marade Nieva).

    7 Fue el I Encuentro y el ltimo, y tuvo lugar en la sede del entonces Instituto de Coo-peracin Iberoamericana, con la participacin de antroplogos, juristas y 2 indge-nas: Antonio Antileo mapuche y Ramiro Reynaga dirigente del MITKA (Movi-miento indio Tupaj Katari) . Entre los antroplogos presentes cabe destacar lapresencia de Robert Jaulin, Carlos M Caravantes, Julio Alvar, Manuel Ballesteros yAntonio Prez.

    8 Brown, Michael. Una paz incierta. Historia y cultura de las Comunidades Aguarunasfrente al impacto de la carretera marginal. CAAAP. Lima, 1984.

    9 Producto de la poltica de Belande Terry, que fue presidente en funciones en esosaos desde julio de 1980. Puso en marcha grandes proyectos gubernamentales dedesarrollo y abri las puertas al capital extranjero. Por este motivo, la colonizacinse acentu en las regiones amaznicas.

    10 Varese, Stefano. 1970. Estudio sondeo de las Comunidades Aguarunas del Alto Mara-n. Ministerio de Agricultura. Lima.

    11 Uriarte, Luis. 1971. Situacin de genocidio, etnocidio e injusticia entre las tribusAguaruna y Huambisa del Alto Maran. Cuadernos de Documentacin 2: Justicia,un clamor en la selva. Comisin Episcopal de Accin Social. Lima.

    12 Siverts, Henning. 1972. Tribal survival in the Alto Maraon: The Aguaruna case. In-ternational Work Group for Indigenous Affairs (IWGIA). Document n 10, Copen-hagen.

    13 Stoll, David. 1982. Pescadores de hombres o fundadores de imperio? El Instituto Lin-gstico de Verano en Amrica Latina. Desco. Centro de Estudios y Promocin delDesarrollo. Lima.

    14 Chirif, Alberto; Pedro Garca y Richard Chase Smith. 1991. El indgena y su territo-rio son uno solo. Oxfam America-COICA, Lima.

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  • 15 Vctor Bretn Solo de Zaldivar. 2001. Cooperacin al desarrollo y demandas tnicasen los andes ecuatorianos: ensayos sobre indigenismo, desarrollo rural y neoindigenis-mo. FLACSO. Quito.

    16 Fericgla, Josep M. 1994. Los Jbaros, cazadores de sueos. Integral, Barcelona.17 Durante el relato de su estancia en Ecuador, Fericgla no oculta (o se le escapa) de-

    cir que va a visitar al Presidente de la Federacin Shuar y Achuara porque convie-ne estar a buenas con las autoridades indgenas.

    18 Curiosamente, Guallart emplea la primera persona de plural como si l mismo setratara de un Aguaruna: nosotros nos llamamos siempre, y con orgullo, ii ants,los hombres, los verdaderos hombres, suponemos que en un intento de darle ma-yor veracidad a su obra y de sentirse tan identificado con los Aguaruna que sesiente uno de ellos. Pero este modo de escribir, no es sino una manera ms de ro-bar la voz y la palabra a los Aguaruna que, hasta ahora, no pueden escribir su pro-pia historia a su manera, aunque ya han habido varios intentos para ello. El pre-sente libro, con amplias referencias de carcter histrico, tambin supone un robode la palabra, por lo que, de antemano, pido mis disculpas al pueblo Aguaruna.

    19 Mercier, Juan Marcos y Gastn Villenueve. 1974. Amazonia Liberacin o esclavi-tud? Ediciones Paulinas, Lima.

    20 Ruiz Garca, Enrique. 1973. Subdesarrollo y liberacin. Alianza editorial, Madrid.21 Lacoste, Yves. Geografa del subdesarrollo. 1982. Ariel Geografa. Ed. Ariel, Barcelona.22 Ander-Egg, Ezequiel. 1987. Metodologa y prctica del desarrollo de la Comunidad.

    Ed. Humanitas, Buenos Aires.23 Chesnais, Jean Claude. 1988. La revancha del Tercer Mundo. Editorial Planeta, Bar-

    celona.24 La idea es que los ...bajos niveles de densidad poblacional de estas provincias con

    un potencial agrcola, pecuario y minero an poco explotado [...] constituyen tam-bin un factor de atraccin para la colonizacin y ocupacin de dichos espacios.(Hurtado y otros, 1993:43).

    25 Hurtado, Isabel y otros. 1993. xodo o redistribucin? Centro de estudios Regiona-les Andinos Bartolom de Las Casas, Cusco.

    26 Barclay, Flica; Fernando Santos y otros. 1991. Amazona 1940-1990. El extravo deuna ilusin. Terra Nuova-CISEPA PUPC, Lima.

    27 Granda, Germn; Vctor Mate y Mario Moreno. 1988 a. La cooperacin entre Am-rica Latina y Europa. CIDEAL, Madrid.. 1988 b. La cooperacin para el desarrollo de la Comunidad Europea. CIDEAL,Madrid.

    28 Granda, Germn y Mara Olga Lutz. 1988. Las Organizaciones No Gubernamenta-les en la cooperacin para el desarrollo. CIDEAL, Madrid,

    29 Barre, Marie-Chantal. 1988. Ideologas Indigenistas y Movimientos Indios. Siglo XXIeditores, Mxico.

    30 Bonfil Batalla, Guillermo. 1981. Utopa y revolucin. El pensamiento poltico con-temporneo de los indios en Amrica Latina. Editorial Nueva imagen, Mxico. Laobra completa de Bonfil Batalla ha sido publicada en 4 volmenes en 1995 comohomenaje pstumo.

    RESISTENCIA INDIA ORGANIZADA. EL CASO DE PER 33

  • Recientemente se ha sabido el lugar exacto del nacimiento delfabuloso ro Amazonas. Parece ser que inicia su recorrido desde el ne-vado Mismi situado en la cordillera de los Andes en el Per. Este ha-llazgo se debi a una expedicin patrocinada por la National Geo-graphic que fue dirigida por el cientfico polaco Andrew Pietowski yque cont con 22 integrantes de varias nacionalidades, entre ellas al-gunos espaoles. El posicionamiento exacto de las fuentes del Ama-zonas se ha logrado gracias a sofisticados mtodos de deteccin porsatlite.

    El territorio que compone la Amazona peruana lo forman prin-cipalmente los Departamentos de Loreto, Ucayali, Madre de Dios, SanMartn y Amazonas, los cuales suponen el 37,2% del territorio total delpas, con una extensin de 479.856.650 Km2.

    La Amazona peruana es una zona homognea de bosque tropi-cal hmedo drenada principalmente por los ros Putumayo, Napo, Ya-var, Maran y Ucayali, los cuales desembocan en el Amazonas.

    Las provincias en las que se sitan las reas de poblacin indge-na a las que hace referencia la presente investigacin son las de AltoAmazonas, Ucayali y Condorcanqui.

    3EL TERRITORIO AMAZNICO

  • Mapa1Grupos tnicos de la Amazona peruana

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  • El bosque tropical hmedo, inmerso en el medio climtico ecua-torial, dispone de las condiciones ms ptimas para el desarrollo de lavida vegetal. La Amazona supone la extensin de selva ms grande delplaneta Tierra y, por esa razn, es considerado el pulmn de la huma-nidad. Los pueblos indios son los nicos que durante siglos han sabi-do aprovechar la biodiversidad amaznica sin daarla y han respetadolos ciclos necesarios para la regeneracin de los terrenos. La mezcla quese da entre la variedad de especies vegetales, la abundancia de insectosms o menos dainos, y de otras especies animales y, unas condicionesclimticas de extrema humedad, hacen de la Amazona un territorioextremadamente hostil incluso para el habitante de la selva, tanto mspara aquellos forasteros que se atreven a incursionar por esos parajes.

    El Amazonas peruano y sus afluentes son el eje de toda actividadeconmica y social en la regin. Sus aguas constituyen la va ms im-portante de comunicacin. Por ellas navegan constantemente, como side una autopista se tratara, vapores de gran tonelaje, lanchas, motores,canoas, balsas y toda clase de embarcaciones con las que se hace el true-que de mercaderas manufacturadas con materias extradas de la selva1.En sus riberas se desarrolla la mayor parte de la agricultura, industriay comercio de Loreto y en ellas se aglomera la poblacin formando ciu-dades tales como Iquitos.

    Foto 2Ofidio amaznico

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  • Mapa 2Mapa dibujado a mano alzada por el dirigente de la Organizacin Ijunbau

    Chapi Shiwag. Con un crculo se seala la zona de influencia de laorganizacin. En rojo, la carretera marginal del Oleoducto nor-peruano

    3.1. El territorio para el Pueblo Aguaruna y otros pueblosamaznicos.

    Primero que nada es la tierra. Un indgena sin tierra es unindio sin esperanza, porque no sabe cul va a ser su desti-no, dnde va a vivir2.

    En primer lugar, debemos dejar claro cul es el concepto de tierrapara un indgena Aguaruna:

    El territorio abarca toda la actividad de los comuneros; no slo es unachacra para manutencin diaria sino es el espacio para la construccinde la vivienda, el mbito para sacar medicinas y otros productos paraintercambio comercial a pequea escala, etc. En s, la palabra territorioabarca la expresin espiritual de los indgenas3.

    Parcelar la tierra supondra limitar esta expresin y peligrara laintegridad fsica del pueblo y sus recursos.

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  • Los indgenas, mientras no tengamos tierras, no habr educacin, nisalud, ni habr vida. Las Comunidades estn actualmente parceladas,aqu estn los recursos naturales, nosotros estamos aqu en las comu-nidades nativas, pero si el Estado no nos da esta tierra es lo mismo quesi furamos inmigrantes y, en cualquier momento, el Estado nos pue-de decir que tenemos que salir de aqu, ya sea porque tienen que hacerun trabajo, ya sea para mandar colonos porque, para ellos, los indge-nas son haraganes y por el hecho de que no estamos talando rboles yabriendo enormes chacras, ya ven eso como un factor negativo. Sin latierra no existe la garanta de la existencia de las poblaciones indgenas.

    Para hablar de salud, para hablar de educacin, para hablar de produc-tos agrcolas, todo se hace dentro de un techo, de una casa; para hablarde estos asuntos estamos bajo un techo, para estar en este techo tenemosque tener un terreno donde construir, por eso, para los indgenas, pri-mero es garantizar el terreno donde vamos a vivir y, de ah en adelante,todo lo que venga: los planes, salud, educacin, etc. ya lo tenemos ga-rantizado porque nadie nos va a sacar de nuestra tierra. Y cuando mo-rimos, nuestros hijos van a continuar porque el terreno es nuestro4.

    Alberto Chirif, R. C. Smith y Pedro Garca recogen la siguientedefinicin de territorio:

    Los montes, valles, ros y lagunas que se identifican con la existenciade un pueblo indgena y que le han provisto de sus medios de vida; lariqueza heredada de sus antepasados y el legado que estn obligados aentregar a sus descendientes; un espacio en el que cada pequea parte,cada manifestacin de la vida, cada expresin de la naturaleza es sagra-da en la memoria y en la experiencia colectiva de ese pueblo y que secomparte en ntima interrelacin con el resto de los seres vivos respe-tando su natural evolucin como nica garanta del mutuo desenvol-vimiento; el mbito de libertad sobre el que dicho pueblo ejerce su do-minio permitindole desarrollar sus elementos nacionales esenciales ypor cuya defensa o reivindicacin estar dispuesto a derramar su san-gre cada miembro de ese pueblo, antes que soportar la vergenza de te-ner que mirarse en los ojos de su pueblo despojado (1991:27-28).

    Como se puede observar, la tierra y los problemas de la tierrason la prioridad, no slo de los Aguaruna, sino en general de todos lospueblos Indgenas de Amrica.

    Haciendo un repaso de cmo han estado las relaciones legales en-tre el Indio y la Tierra, y las relaciones entre el Estado y las Comunida-

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  • des Indgenas vemos que en la poca colonial exista una relacin ambi-gua: por un lado haba despojo y por otro, leyes proteccionistas5.

    En el perodo que se inicia con la Independencia podemos ha-blar de varias etapas: Una primera etapa de liberalismo que llega conlos decretos de Simn Bolvar; le sigue un mercado de tierras que Bol-var proclama con su poltica de liquidacin de tierras comunales. Pos-teriormente esta situacin, ms la heredada de la poca colonial, fo-mentan la existencia, entre otras cosas, del gamonalismo, es decir, per-mitir que grandes posesiones de tierras estn en pocas manos. En 1853,lvarez Ortiz, Gobernador Poltico y Militar del Departamento de Lo-reto pronuncia el 6 de diciembre que las posesiones de los indgenas,ya sean en el campo, ya en las poblaciones que ellos han formado, nopueden ser arrebatadas por ninguna persona ni poder sin que ellos, es-pontnea y libremente quieran venderla o cederla a otros (Guallart,1990:134).

    1898 trae a Nicols de Pirola con su pronunciamiento del 21 dediciembre en el que se dice:

    ...las tierras de montaa que no hayan sido adquiridas conforme alCdigo Civil, son propiedades del Estado (Guallart, 1990:135).

    El Presidente Augusto B. Legua especificar en 1909:

    ...para los efectos de esta ley, se consideran Tierras de Montaa las que,estando situadas en las zonas fluviales de la Repblica, constituyen laregin de los bosques. (aparte) Las tierras de montaa que hasta la fe-cha no hayan sido legtimamente adquiridas conforme al Cdigo Civilo con arreglo a las disposiciones de la Ley de 21 de diciembre de 1898,son propiedad del estado y slo podrn pasar a dominio de los parti-culares en conformidad con la presente ley (Guallart,1990:135).

    Sin embargo, en 1919 se elabora la Constitucin (promulgada en1920 por el Presidente Legua). En ella el estado protege a las comuni-dades6, dndoles un reconocimiento estatal (se les otorga existencia le-gal), y aparece la figura de las dos ies: las comunidades sern imper-ceptibles e inalienables. La Constitucin de 1933 reforzar la protec-cin a los indios.

    En la segunda etapa, aparece la figura de las tres ies: las Comu-nidades indgenas sern imperceptibles, inalienables e inembargables.En 1968 el General Velasco Alvarado toma el poder mediante un golpe

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  • de estado que haba sido precedido de un perodo de disturbios en losque se haba dado ocupacin violenta de latifundios con el objeto derecuperar la tierra y tambin surgieron focos de guerrilla inspirados enla experiencia de la Revolucin cubana. El 25 de junio de 1969 se pro-clama la Ley de Reforma Agraria 17716 que hace referencia en sus ar-tculos 115-126 a las comunidades indgenas calificndolas de comu-nidades campesinas, se imponen los modelos cooperativos. Esta deno-minacin no abarcar a las comunidades de selva, que fueron tomadasen consideracin como comunidades nativas7.

    Con el Presidente Alan Garca naci la Ley General de Comu-nidades Campesinas y Nativas donde en su artculo 10 se deca: elEstado defender la propiedad de todo el territorio de las Comunida-des Nativas. Tambin levantar el plano de la Comunidad y entregarlos ttulos de propiedad8.

    Con el Presidente Alberto Fujimori, las cosas van a tomar otromatiz. En la Constitucin de 1993 todava se protega a las comunida-des porque los congresistas teman que, de no ser as, se diera inicio auna nueva ola migratoria que colapsara Lima (ms de lo que lo esta-ba). Con su nueva Ley de Tierras de julio de 1995, se rompa definiti-vamente la idea de proteccin a las comunidades. Esta ley fue produc-to de la poltica de auge neoliberal que estaba llevando a cabo Fujimo-ri bailando al comps de las directrices establecidas por el Fondo Mo-netario Internacional y Banco Mundial9. Del mismo modo esta polti-ca tena la intencin, desde el punto de vista agrario, de retirar al esta-do del agro; con el libre mercado cada cual se las compone como pue-de y el estado queda como un simple y mero director de orquesta. In-cluso, por las caractersticas de la nueva ley, vemos que ni siquiera erapro-agraria sino que pretenda sacar de la tierra un valor comercial yno de uso agrcola.

    Esta nueva ley de Fujimori, merece unas consideraciones espe-ciales, porque, al ser aprobada por el Congreso, supondra, no slo unnuevo atentado a la libertad y supervivencia de los pueblos indgenastanto de la sierra como de la costa y, por supuesto, de la selva, sino unavuelta atrs en la historia del Per10.

    Se trata del Reglamento de Ley de tierras 26505 de julio de1995. Con respecto a las leyes anteriores esta ley supone una serie decambios fundamentales y preocupantes: En primer lugar, con ella sefomenta la expropiacin de tierras: esto quiere decir que las tierras fo-

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  • restales, si no han sido aprovechadas11 sern puestas a subasta por elestado porque automticamente revierten a l. Para el gobierno de Fu-jimori aprovechamiento implica o es, desde la perspectiva emic delos pueblos Indgenas, sinnimo de tala de bosques. Existe un intersabsolutamente mercantilista dirigido a la rama de la construccin, lamadera y los minerales. No se tiene en cuenta en absoluto el aprovecha-miento diario y racional que del bosque hacen los pueblos indgenas12.

    Por otra parte, en selva existen tierras clasificadas como tales,que estn tituladas, son de propiedad comunal y de las cuales 5.000 Ha.se consideran tierras ganaderas y forestales.

    Las comunidades que no estuvieran tituladas seran responsabi-lidad del estado, eso mismo las hara quedar como tierras de libre dis-ponibilidad y venta y, en ese caso, las mismas comunidades indgenastendran que pagar por su propia tierra como compradores.

    En el caso de comunidades en la zona de costa, las tierras noaprovechadas no se quieren para talar los bosques sino para urbanizar,dando paso a la ms feroz de las especulaciones.

    En segundo lugar hay que hablar de parcelacin. En el caso de lastierras de costa el reglamento detalla cmo proceder a la parcelacin:simplemente sustituir los ttulos comunales por ttulos individuales. Sepretende anular la autoridad comunal, finalidad que se podra aplicar alas comunidades indgenas del Per en general.

    En tercer lugar estara la conversin a Sociedades Annimas delas Comunidades: Figura aplicable en la personera jurdica que tiene laComunidad. Si una comunidad quiere hacer negocios, pedir crditos,etc., debe tener una personera jurdica empresarial distinta de la ac-tual personera jurdica comunal. Por tanto se est dando lugar a lacreacin de una nueva forma jurdica: ya la comunidad no va a ser pro-pietaria sino que varios parceleros (entes individuales) sern los pro-pietarios. Se pretende convertir a las Comunidades Indgenas en em-presas, se pretende separar la tierra del legtimo propietario, y, de esemodo, romper la unidad comunal.

    El Convenio 169 OIT ira en contra de esta ley 26505, el cual fueratificado por el Per13. Este convenio 169 reconoce a los pueblos ind-genas como pueblos y no como individuos, como grupos aislados, etc.El mayor derecho reconocido en este convenio es la tenencia de la tie-rra y la ley 26505 viola el citado convenio. En ningn momento se haconsultado con los interesados (requisito establecido en el 169), se vio-

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  • la el derecho a la tenencia de tierras y se violan las estrechas relacionesde los pueblos con sus tierras en el mbito colectivo y cultural.

    Sin caer en una afirmacin no veraz, se podra decir que el esta-do peruano estara violando el convenio y podra ser denunciado porello. Es un hecho y es de comn acuerdo, que existe una necesidad depromover un desarrollo real, pero este tipo de desarrollo y estos meca-nismos de desarrollo lo que llevan es a la destruccin de las comunida-des. Se tiende al individualismo. Con esta ley, adems, se promueve lainvasin de colonos, una vez ms, al poner a subasta las tierras. Y todoresulta un engao y una falsa expectativa porque, actualmente, los co-lonos que cultivan en zona de selva no pueden sacar sus productos almercado, porque la mayora de las veces se trata de zonas muy alejadasy los productos se estropean o se encarece demasiado su transporte, noconsiguiendo el colono recuperar lo que ha invertido en ello debido alos mseros precios que pagan en los mercados. Por el contrario, este ti-po de cultivos que realizan los colonos acaba alterando considerable-mente el equilibrio ecolgico de la zona:

    Es interesante resaltar que la revaloracin de la ceja de selva y selva seproduce a pesar de que no se ha logrado todava vencer los problemasde insalubridad: las poblaciones de la sierra no dudan en enfrentar en-fermedades e infecciones con tal de conseguir ocupacin e ingresos.Sin embargo, la insalubridad contribuye a que muchos migrantes de-jen la selva despus de unos aos, lo que hace que estos pobladoresinestables tengan poco cuidado con su medio de vida y no se interesenen la gestin del espacio local (Hurtado y otros, 1993:64).

    Por parte de las comunidades indgenas se requiere actualmenterevisar y hacer una ampliacin de las comunidades tituladas hace aosporque hoy da no quedan prcticamente tierras viables para hacerchacras.

    En las comunidades indgenas del Per (sobre todo las de la sie-rra/andinas) siempre hubo un intercambio de tierras y un mercado detierras, pero esto estaba siempre apoyado bajo las relaciones de paren-tesco consanguneo o ritual, el llamado compadrazgo.

    Respecto a esta ley, un problema bsico es entender en poder dequin est la informacin. Las Organizaciones Indgenas conocen elcontenido del nuevo reglamento, pero las comunidades de base (aque-llas que estn en los confines de la selva y que, probablemente, estn

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  • sentadas sobre el codiciado petrleo o los minerales) no conocen suexistencia y, sin embargo, s la conocen los grandes especuladores. Sinlugar a equivocarnos se la puede calificar como ley de colonizacin.

    Al estado parece no preocuparle la brecha abierta en las relacio-nes con las comunidades. Parece no importarle el hecho de que esta leyecha por la borda todos los derechos fundamentales de los indgenas14.Parece, incluso, increble, que nuevamente el viejo trmino integra-cin salga a la luz con tanta fuerza, porque esta ley pretende integraral indio a la nueva sociedad de libre comercio, a la sociedad del boomempresarial segn los modelos que se aplican en Korea, Hong Kong oJapn:

    Ni el dogma retrgrado de la pureza cultural, pretendiendo conservarsolamente lo tradicional, ni el dogma de la modernidad feliz de las vi-trinas tecnolgicas sirven para construir el mundo andino para las ge-neraciones que vienen. (Marticorena, 1993:14).

    Fujimori comete el inmenso error de tratar a toda la poblacindel Per bajo un mismo rasero:

    No se puede plantear el problema del desarrollo, como si el pas se tra-tase de una realidad homognea en cuanto a sectores, grupos y clases.(Ander-Egg, 1987:22).

    Esta ley favorecer y potenciar el latifundismo (el dinero man-da) y la explotacin intensiva. En ningn momento se contemplan va-lores ecolgicos ni la relacin hombre/tierra; por otra parte se ignora yomite la rica agrodiversidad y biodiversidad que tiene el Per. No slose obvia el concepto de territorio sino que se niega el territorio indge-na tal y como anteriormente ha quedado definido. El campesino y elindgena quedan desasistidos y sin apoyo.

    Por otra parte, tambin han existido y existen problemas de tie-rras entre los propios comuneros, consecuencia de las sucesivas linde-raciones de los territorios comunales:

    Antes, la tierra era de los nativos, de los Aguarunas, de los Candoshi, delos Shapras, nos perteneca toda la tierra de lo que hoy es el Departa-mento de Loreto hasta Amazonas, pero, sin embargo, el Ministerio deAgricultura nos ha repartido pedazo por pedazo. Por decir, en tiemposde Velasco Alvarado cuando entr la Reforma Agraria, vino con unaidea de favorecer y en una parte favoreci creando la Ley de Comunida-

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  • des Nativas y dndonos existencia legal, pero linderar la tierra es comodividir una casa en un montn de habitaciones que al final quedan pe-queas, porque es una realidad que existe avance poblacional entre losnativos, y entre nosotros mismos nos mezquinamos la tierra y origina-mos pugnas entre hermanos. Esa es la verdadera mira que han tenidolas autoridades y, nosotros, como no sabamos, creamos que las cosasiban a ser buenas, pero hoy en la prctica conocemos la problemtica.Si ahora entre hermanos se pelean por la tierra, qu ser diez aos des-pus? Ah va a haber muerte y sangre, derrame de sangre por la tierra.Quien tiene la culpa es el gobierno por haber linderado las tierras, peronosotros estamos aqu mucho antes que Alan Garca, antes que nacieraBelande, estamos aqu desde los tiempos de Bikut y hemos sido due-os mucho antes de que lleguen los explotadores a esta zona15.

    Foto 3Carretera de Iberia a Puerto Maldonado

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  • Notas

    1 Lo habitual para viajar por el Maran es utilizar las lanchas de pasajeros, que a suvez, transportan todo tipo de mercancas animadas e inanimadas; por ello es coti-diano surcar (es decir, ir ro arriba) con la embarcacin llena de gente en su inte-rior que viaja da y noche colgando de sus hamacas, hace sus necesidades en una le-trina comn de nulas condiciones higinicas y se baan cogiendo agua del ro conun cubo atado a una cuerda. Las bodegas de la lancha en ese momento van llenasde productos manufacturados destinados al comercio: cajas de cerveza, gaseosas,comestibles enlatados, huevos, azcar, sal, piezas para reparar maquinaria de todotipo, motores fuera borda, medicamentos, etc. Es entonces cuando los piratassuelen abordar este tipo de naves aprovechando la noche.Cuando la lancha viaja de bajada, su interior es una mezcla de gente y animales, es-pecialmente vacas o toros, cerdos, gallinas y patos. Suele durar el trayecto unos 4das y ya la primera noche es una pesadilla dado que a los animales no se les da decomer apenas y se atacan unos a otros (sobre todo los cerdos) profiriendo grui-dos y mugidos continuos e incluso matndose entre ellos. Se aade a esto que la sa-lubridad en estas lanchas deja mucho que desear dado que el pasaje comparte el es-pacio con los animales y estos constantemente lo llenan todo de excrementos.Los propietarios de estas lanchas se aprovechan de los pequeos productores de laselva comprando sus materias primas a bajsimo coste, incluso a cambio del preciode los pasajes y vendindolas despus en Iquitos a precios muy superiores, conti-nuando as con una desgraciada tradicin de explotacin en trminos absolutospropia del siglo pasado.

    2 Palabras de Evaristo Nugkuag Ikann dirigente Aguaruna (agosto de 1988) en laI reunin de Salud de la Regin San Lorenzo, cuando era Presidente de la Asocia-cin Intertnica de Desarrollo de la Selva Peruana.

    3 Comunicacin personal de Shapin Noningo, lder del Pueblo Aguaruna, en la reu-nin sobre el debate de la nueva Ley de Tierras que quiere aprobar el Gobierno delPresidente Fujimori, que se llev a cabo en la sede del Consejo de Desarrollo Alter-nativo en febrero del ao 1996.

    4 Discurso del Presidente del Consejo Aguaruna y Huambisa, Evaristo Nugkuag Ika-nan en la I Reunin de Salud de la Regin San Lorenzo en agosto de 1988.

    5 En esta poca nos referimos principalmente a Comunidades indgenas de la sierray costa que fueron las primeras conquistadas.

    6 Debemos entender aqu como comunidades no el conjunto global de las poblacio-nes indgenas sino slo aquellas que viven en la sierra andina, dejando completa-mente al margen y dando un trato legal muy diferente a los habitantes de la selva,como se ve en la Ley de 1909. Esta Ley la Ley 1220 estuvo vigente hasta la prime-ra ley de Reforma Agraria que dio el Presidente Belande y que converta oficial-mente a los nativos en precarios dentro de sus propias tierras (Guallart, 1990:135)

    7 En el Decreto Ley 20653, Ley de Comunidades Nativas y de Promocin Agrope-cuaria de Regiones de Selva y Ceja de Selva, en el artculo sexto: el estado recono-ce la existencia legal y la personalidad jurdica de las comunidades nativas. En suartculo 11 se considera a su propiedad territorial como inalienable, imprescindi-

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  • ble e inembargable. En 1978, el Decreto 20653 queda anulado con la promulgacindel nuevo Decreto Ley 22175 titulado Ley de Comunidades Nativas y de Desarro-llo Agrario de la Selva y Ceja de Selva. El Gobierno de Morales Bermdez derogaesta ley creada por Velasco Alvarado y da paso a una poltica muy concreta de ex-pansin capitalista en territorio amaznico.

    8 Extrado de la Ley de Comunidades Nativas publicada por el Fondo de Publicacio-nes Aguaruna-Huambisa en 1980.

    9 Estos seran los pilares del patrn de desarrollo latinoamericano:1. La venta de los recursos naturales.2. Un desequilibrio presupuestal (generador de inflacin).3. El endeudamiento externo.Todo esto conllevara tener que llevar un plan de ajuste segn el modelo del Fon-do Monetario Internacional: con reduccin de gastos por parte del estado. privatizacin de empresas pblicas. reforma tributaria y duras penas al fraude fiscal. desregulacin general de las actividades econmicas (libre comercio).La puesta en marcha de estos puntos anteriores hace suponer que va a descenderla inflacin y la deuda externa. Ese es el motor del auge neoliberal. Sin embargo, enPer, por ahora los resultados son: Aumento del desempleo. Aumento de los espacios de frustracin. Aumento de brotes de violencia/delincuencia.Veamos unas cifras aportadas por el periodista peruano Pepe Meja: En 1985, 42 de cada 100 peruanos vivan en condiciones de pobreza, ahora son

    50 de cada 100: 11.500.000 peruanos. En 10 aos, el porcentaje de pobres aument del 41,6 % de 1985 a un 49,6%

    en 1994. Tradicionalmente, en el campo ha residido los ms pobres dentro delos pobres. En 1985, 54 de cada 100 campesinos eran pobres, actualmente lle-gan a 68 de cada 100.

    En Lima, el 37,5% de los hogares en pobreza extrema est dirigido por muje-res, una de cada tres tiene sus partos sin asistencia mdica.

    La mitad de los nios peruanos de cuatro aos de edad -uno de cada dos- es-tn desnutridos.

    Un caso particularmente grave son los menores que trabajan en los lavaderosde oro de Madre de Dios regin amaznica cercana a Bolivia algunos de loscuales son propiedad de espaoles. Alrededor de 6.000 nios trabajan en con-diciones inhumanas en dichos lavaderos. Muchos de ellos mueren sin que setenga claro ni siquiera su identidad, siendo enterrados en fosas comunes (Me-ja, 1995).

    10 En este sentido, la nueva ley de Fujimori no se diferencia mucho de las que dieronPirola y Legua a principios de siglo.

    11 Quin se supone que puede juzgar si una tierra amaznica est o no aprovecha-da? Qu criterios emplearn los agentes estatales para decidir semejante calificati-vo? Esos agentes estatales, sern personas que vivan y conozcan la regin amaz-

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  • nica o sern seores procedentes de la ciudad? No sern los propios habitantes dela selva amaznica, que llevan generacin tras generacin viviendo y aprovechan-do al mximo los recursos que les brinda la naturaleza, los que mejor puedan juz-gar si una tierra est aprovechada o no? La Ley no responde ninguna de estas pre-guntas.

    12 Nos referimos al uso y explotacin de sus chacras, frutos, races, ros y pequeo co-mercio interregional.

    13 El Per ratifica el Convenio 169 OIT mediante el Decreto Legislativo 26253 de fe-cha 2 de Diciembre de 1993. Realiz el depsito de registro ante la OIT el 2 de fe-brero de 1994.

    14 Se procede a la creacin del Fondo de Desarrollo para los pueblos Indgenas deAmrica Latina y Caribe, nacido de la 1 y 2 Cumbre Iberoamericana de Presiden-tes y Jefes de Estado (1991-1992). Se da la ratificacin del Convenio Constitutivodel Fondo Indgena en 1993. Se participa en la revisin de la Convencin de Ptz-cuaro (1940) en Managua-Noviembre 1993 con el objetivo de reorganizar y forta-lecer el I.I.I. La Agenda 21 fue suscrita por Per en la Conferencia Mundial sobremedio ambiente y desarrollo, Ro de Janeiro, junio 1992. Tambin suscribi el Con-venio sobre biodiversidad. El Per es miembro del Tratado de Cooperacin Ama-znica, es sede de la Secretara Pro-tempore de este tratado y participa en la CEAIA(Comisin Especial de Asuntos Indgenas) donde acuden delegados gubernamen-tales e indgenas de los pases miembros. Se tiene conocimiento oficial de la Decla-racin Universal de Derechos de los pueblos Indgenas del Mundo, remitida a la co-misin de la ONU en agosto 1994 y no aprobada todava.

    15 Extracto de una entrevista realizada al Presidente de la Organizacin local IjunbauChapi Shiwag en agosto de 1989, en la Comunidad Aguaruna de Nuevo Israel, en elterritorio fronterizo con Condorcanqui.

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  • Antes de pasar a detallar cul ha sido el proceso histrico delPueblo Aguaruna segn los cronistas e historiadores no-indgenas,creo oportuno hacer referencia a los diversos viajes y expediciones enrelacin con el descubrimiento del ro Amazonas:

    1.- Orellana, 1540: baja por el Coca hasta el Napo y de ah hastael Amazonas, en donde emprenden una navegacin de supervivencia,en la que el objetivo no es buscar la canela o el oro sino salir como seaal mar. Este descenso les cuesta ocho meses.

    2.- Pedro de Ursa, 1560: expedicin que tiene por mito impul-sor la bsqueda de El Dorado, se ve manchada de sangre y desgraciapor la figura del vasco Lope de Aguirre, quien se subleva y ejecuta a susuperior. Aguirre desciende por el Amazonas y descubre el canal natu-ral que une el ro Orinoco con el Negro. Desde aqu navegan hasta laisla Margarita en donde su llegada reviste el mismo tono de violencia,cuyo clmax se alcanza en Tierra Firme, cuando Aguirre llega a matar asu propia hija, y slo concluye en Barquisimeto el 27 de octubre de1561 con su propia muerte (Rafael Daz Maderuelo en: Carvajal, Al-mesto y Rojas, 1986:32).

    3.- Pedro de Texeira, 1637: sucede en el tiempo al viaje de los le-gos franciscanos (1635-1636)1. Esta vez, en vez de descenso, realizar laascensin de