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La Red Todos los tratados de la Antigüedad muestran la obsesión de clasificar: la retórica se presenta abiertamente como una clasificación (de materiales, de reglas, de partes, de géneros, de estilos). La exposición de la Retórica se ha hecho esencialmente según tres puntos de partida diferentes. En primer lugar, el lugar Aristotélico pone como cabecera de línea a la tejné (institución especulativa de un poder de producir lo que puede o no ser). Ésta genera cuatro tipos de operaciones que son las partes constitutivas del arte retórico: pisteis (establecimiento de las pruebas), taxis (ubicación de estas pruebas), Lexis (composición verbal), hypocrisis (puesta en escena del discurso total por un orador). Este punto de vista pone en primer plano la estructuración (operación activa) del discurso y relega al segundo plano su estructura (producto). Para Cicerón, en cambio, la cabecera de línea es el doctrina dicendi , que genera: una energía (un trabajo de que dependen las operaciones previstas), un producto y un tema. Para Quintiliano, quien combina a ambos, la cabecera es también la tejné, pero no será especulativa sino práctica, y alinea: las operaciones, el operador y la obra misma. Lo que tiene aquí sentido para la retórica es el lugar del lugar, de la dispositio. O bien se considera al plan como una puesta en orden o bien es una distribución de materiales. En una palabra, lo que se discute aquí es si el orden es activo o pasivo. En nuestra opinión, la línea de partida estará constituida por las diferentes operaciones-madre de la tejné. Estas son: inventio (encontrar qué decir), dispositio (ordenar lo que se ha encontrado), elocutio (agregar el adorno a las palabras), actio (representar el discurso como un actor, gestos y dicción), memoria (recurrir a la memoria). Nuestro árbol comprenderá solo las primeras tres, ya que las dos últimas fueron rápidamente sacrificadas desde el momento en que la Retórica no tiene alcance sólo sobre los discursos orales sino también sobre obras escritas.

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La Red

Todos los tratados de la Antigüedad muestran la obsesión de clasificar: la retórica se presenta abiertamente como una clasificación (de materiales, de reglas, de partes, de géneros, de estilos).

La exposición de la Retórica se ha hecho esencialmente según tres puntos de partida diferentes. En primer lugar, el lugar Aristotélico pone como cabecera de línea a la tejné (institución especulativa de un poder de producir lo que puede o no ser). Ésta genera cuatro tipos de operaciones que son las partes constitutivas del arte retórico: pisteis (establecimiento de las pruebas), taxis (ubicación de estas pruebas), Lexis (composición verbal), hypocrisis (puesta en escena del discurso total por un orador). Este punto de vista pone en primer plano la estructuración (operación activa) del discurso y relega al segundo plano su estructura (producto). Para Cicerón, en cambio, la cabecera de línea es el doctrina dicendi, que genera: una energía (un trabajo de que dependen las operaciones previstas), un producto y un tema. Para Quintiliano, quien combina a ambos, la cabecera es también la tejné, pero no será especulativa sino práctica, y alinea: las operaciones, el operador y la obra misma.

Lo que tiene aquí sentido para la retórica es el lugar del lugar, de la dispositio. O bien se considera al plan como una puesta en orden o bien es una distribución de materiales. En una palabra, lo que se discute aquí es si el orden es activo o pasivo.

En nuestra opinión, la línea de partida estará constituida por las diferentes operaciones-madre de la tejné. Estas son: inventio (encontrar qué decir), dispositio (ordenar lo que se ha encontrado), elocutio (agregar el adorno a las palabras), actio (representar el discurso como un actor, gestos y dicción), memoria (recurrir a la memoria). Nuestro árbol comprenderá solo las primeras tres, ya que las dos últimas fueron rápidamente sacrificadas desde el momento en que la Retórica no tiene alcance sólo sobre los discursos orales sino también sobre obras escritas.

La inventioremite menos a una invención que a un descubrimiento: todo existe ya, sólo hace falta encontrarlo. Se trata entonces de una noción más “extractiva” que “creativa”. El lugar de donde se extraen los argumentos se denomina Tópica. ¿Qué es la Tópica? Podemos encontrar tres definiciones: la tópica es o ha sido 1. Un método (que nos ponga en condiciones, ante cualquier tema propuesto, de ofrecer conclusiones sacadas o razones verosímiles). 2. Una red de formas vacías (una vez dado un tema al orador, el mismo pasea su tema a lo largo de una red de formas vacías donde los argumentos se esconden y hay que encontrarlos). 3. Una reserva de formas llenas (una reserva de estereotipos, de temas consagrados, de “fragmentos” enteros que se incluían casi obligatoriamente en el tratamiento de cualquier tema).

La quaestio es la forma de la especialidad del discurso: el contenido, el punto a debatir. Hay dos grandes tipos de quaestio: la tesis y la hipótesis, que en la retórica tienen significados distintos a los que conocemos tradicionalmente. La tesises una pregunta general, abstracta, pero sin embargo precisa, referida sin ningún tipo de parámetro (Ejemplo: ¿Hay que casarse?). La hipótesises una

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pregunta particular que implica hechos, circunstancias, o personas (Ejemplo: ¿X debe casarse?).

La dispositiose puede definir como el arreglo de las grandes partes del discurso. Aristóteles define cuatro de ellas.

El exordiocomprende dos momentos. En primer lugar el intento de seducción del auditorio, y en segundo, anunciar las divisiones que se harán, el plan que se seguirá para exponer.

La narratio es el relato de los hechos intervinientes en la causa, pero este relato está concebido únicamente desde el punto de vista de la prueba, es “la exposición persuasiva que se ha hecho o se pretende que se ha hecho”. No es un relato per se sino una prótasis argumentativa. Presenta dos características: su desnudez (nada de argumentación directa, solo debe ser clara y breve) y su funcionalidad (es una preparación para la argumentación).

La confirmatio es la exposición de los argumentos: es aquí donde se enuncian las pruebas elaboradas en el curso de la inventio. Puede incluir tres elementos: la propositio (definición concentrada de la causa), la argumentatio, que es la exposición de las razones probatorias (se recomienda empezar por las razones fuertes, continuar con las débiles y terminar con algunas muy fuertes), y el altercatio, un diálogo muy corto con el abogado de la otra parte o con un testigo.

El epílogo, tan arbitrario como el comienzo es el signo del final. Este signo ha sido racionalizado con la coartada del placer y Aristóteles lo ha señalado como una frase agradable. Presenta dos niveles: 1) el nivel de la cosas, donde se trata de retomar y resumir. 2) el nivel de los sentimientos (gran ocasión para el teatro).

Una vez encontrados los argumentos y repartidos por grandes grupos en las partes del discurso queda la tarea de “ponerles palabras”. Es la función de esta tercera parte que es la elocutio.

La oposición más simple que parece definir a la elocutio es la del paradigma y el sintagma: 1) elegir las palabras. 2) reunirlas.