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REVISTA EL FEDERALISTA NÚM.18

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FEDERALISMO CUESTIONADO. El Federalista Editores, S.A. de C.V.

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OCTUBRE 2014ELFE

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EN ESTE NÚMEROCONSEJO EDITORIAL

Lic. José Luis Medina AguiarPresidente

Miembros Ex officio Sen. Martín Orozco Sandoval

Presidente de la Comisión de FederalismoSen. René Juárez Cisneros

Presidente de la Comisión de Desarrollo RegionalGobernador José Francisco Olvera RuizCoordinador de la Comisión de Desarrollo

Metropolitano de la CONagOLic. Antonio González Curi

Coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (Segob)

Lic. Javier Pérez TorresDirector general del Instituto para el

Desarrollo Técnico de las Haciendas Públicas

Expertos en FederalismoJosé alberto aguilar IñárrituEduardo andrade Sánchez

Juan José Bañuelos guardadoÁngel Buendía TiradoCésar Camacho Quiroz

Porfirio Camarena CastroJesús alberto Cano Vélez

Diódoro Carrasco altamiranoJosé R. Castelazo

José Luis Flores HernándezHéctor Flores Santana

Mario Luis Fuentes alcaláJosé Francisco guerra y Rullán

Javier guerrero garcíaJosé Trinidad Lanz CárdenasÓscar López Velarde Vega

arturo Núñez JiménezManuel Olimón NolascoMariano Palacios alcocerÓscar Pimentel gonzález

Luis Robles MiajaEugenio Ruiz OrozcoJavier Treviño Cantú

Diego ValadésMauricio Valdés Rodríguez

José guillermo Vallarta PlataJulio Zamora Bátiz

José Luis Medina AguiarDirector general

Daniel E. Medina MartínezDirector Ejecutivo

José Núñez RamosDirector Editorial

Ignacio Sachman TorresDirector Editorial

Nancy Elizabeth Morales MuñizDirectora de arte y DiseñoAlfredo Reyes Rendón

WebmasterRoberto Meléndez FrancoDirector de administración

César Rojas Zitlalpopocatladministración

asesores del Consejo EditorialJavier Lozada León

asesor del Director generalJuan Manuel Álvarez Navarro

asesor Lázaro Santillán Ubilla

asesor

Seminario “Encuentro por la Federación y la Unidad Nacional”

EL FEDERALISTA, Año IV, No 18, Octubre de 2014, es una publicación mensual editada y distribuida por El Federalista Editores, S.A. de C.V. Viaducto Río Becerra 461, interior 1, Colonia Ampliación Nápoles, CP 03840, México, Distrito Federal, teléfono (55) 9000 0378, www.elfederalista.mx, [email protected]. Editor responsable: Ing. Roberto Meléndez Franco. Certificado de Reserva de Derechos al Uso Exclusivo 04-2010-022609573500-102 otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. ISSN 2007-4328. Certificado de Licitud de Título y Contenido 15446 otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Registrado en el Padrón Nacional de Medios Impresos. Impresa por Talleres del Grupo Milenio, Avena No. 17, Col. Granjas Esmeralda, C.P. 09810, México, D.F. Todos los derechos reservados.

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OCTUBRE 2014ELFE

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SUMARIO OCTUBRE 2014

PRESENTACIÓN

ARTICULISTAS

PORTADA / Título: Tianguis del Sol / Autor: Efraín Becerra Castañeda

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23

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5460

66

72

76

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EL FEDERALISTA IMPULSA A LOS PINTORES MEXICANOSMéxico es cuna de grandes artistas en todas las épocas y en los últimos años se ha registrado un renuevo en las diferentes manifestaciones, de manera particular entre los pintores. Es por ello que EL FEDERALISTA, consciente de esa brillante realidad, desea impulsar a esos nuevos artistas del color y del pincel.

Una forma de promocionar a los nuevos talentos y también a los consagrados de la plástica mexicana, es difundiendo sus obras para que sean conocidas y apreciadas. En las páginas de nuestra revista, dichas pinturas engalanan los contenidos. Seguiremos impulsando a estos valores de todas las regiones de México, como corresponde a una publicación federalista.

Agradecemos especialmente al pintor Jorge Cárdenas Aceves, Director General del Portal de Pintores Mexicanos Contemporáneos www.pintoresmexicanos.com

José Luis Medina Aguiar

FEDERALISMO CUESTIONADOJosé Núñez Ramos

EN EL SENADO DE LA REPÚBLICA SE DIO UNA EXPRESIÓN HISTÓRICADEL FEDERALISMOIgnacio Sachman Torres

EL EJECUTIVO, POR UN FEDERALISMO QUE SIGNIFIQUE NODESACUERDO, SINO FUERTE COLABORACIÓNMiguel Ángel Osorio Chong

REFRENDA LA CONAGO SU COMPROMISO CON EL FEDERALISMOCarlos Lozano de la Torre

“NUESTRO FEDERALISMO TIENE FUERTES RAíCES HISTÓRICAS, JURíDICAS y SOCIALES”Miguel Barbosa Huerta

PARA EL PRESIDENTE DE LA CORTE, EL FEDERALISMO ES DECISIÓN FUNDAMENTAL DE LA CONSTITUCIÓNJuan N. Silva Meza

IMPERIOSO EN MéXICO IMPULSAR UNA NUEVA CONSTITUCIÓNPorfirio Muñoz Ledo

MéXICO ES EL ESTADO FEDERAL MÁS CENTRALIzADO DEL MUNDOJavier Hurtado González

HACIA LA SUPERACIÓN DE LA NUEVA CRISIS DEL FEDERALISMO MEXICANOJ. Alberto Aguilar Iñárritu

FEDERALISMO y DEMOCRACIA yA NO SON ALIADOS EN MéXICOAgustín Basave Benítez

REFORMA POLíTICA DE LOS ESTADOS DESDE LOS ESTADOSDaniel Barceló Rojas

UN TRAJE A LA MEDIDA DEL PAíS ENTRE DESCENTRALIzACIÓN E INTEGRACIÓNJosé María Serna de la Garza

INDISPENSABLE REDISEñAR EL SISTEMA MUNICIPALISTALucero Saldaña Pérez

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EfraínBecerra Castañeda

Título:Descanso azul / Autor: Efraín Becerra Castañeda

Toma cursos de dibujo desde la infancia. Incursiona en el arte histriónico apoyando a jóvenes con vocación plásti-ca impartiendo cursos de dibujo en el teatro José Recek.En 2004 es “Concejero ciudadano para el desarrollo cultural del municipio de Puebla”.

Colabora como asistente en restauración de pintura de ca-ballete con el maestro Ángel D´ Márquez Calderón, funda-dor de la Nova escuela poblana, durante 11 años.Participa en diversas exposiciones como CORAZOLES, orga-nizado por el voluntariado México Alemán A.C. 2010, que recorre el mundo y se exhibe en sedes como el Museo Vati-cano, por mencionar alguno.

En 2013 exposición individual “Tierra Mágica” patrocinada por la empresa francesa Suez, en diversas facultades de la BUAP (Benemérita Universidad Autónoma de Puebla).

Noviembre 2013: Exposición colectiva “El circo y su gente” en la Universidad Mesoamericana, dentro del primer festival uni-versitario de circo.

La universidad mesoamericana le encarga el retrato del pri-mer actor mexicano Héctor Suárez dentro del reconocimien-to como doctor honoris causa para celebrar su trayectoria.

Febrero 2014: Exposición individual “cosmovisión de mi pueblo” Bazar Galeria, San Germain. Los Sapos Puebla.

Marzo 2014: Exposición colectiva “El agua que mueve a México” San Pedro Museo de Arte.

También se le encarga el retrato de Salvador Sánchez Cerén, Jefe de Estado de la República de El Salvador.Agosto-Septiembre: Exposición colectiva “Desnudo Inte-rior” en Galeria Goya México, DF.

Octubre 2014: Exposición individual “TIERRA MISTICA” Octu-bre-Noviembre, invitado por el gobierno de Cuetzalan, Puebla.

Próxima exposición en Chicago Illinois en Diciembre 2014 invitado por el Fomento Cultural México y la Asociación Mexicana de Turismo Cultura “PRESENCIA DE ARTE MEXI-CANO”.En su obra destaca el colorido, manejo de texturas, plasticidad y figura.

Ha tomado varios cursos especializados y estudiado con pintores como el Mtro. Fernando Castellanos Centurión, José Lazcarro, Fidel García, Ramón Almela, entre otros.

Actualmente es considerado un valor plástico de Puebla y México.

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l Senado de la República convocó a un Seminario

con el nombre “Encuentro por la Federación y la

Unidad Nacional”. En El Federalista recibimos con

júbilo la iniciativa de la Cámara Federal depositaria

del Pacto Federal, como muchos le decimos al Sena-

do de la República.

Si bien el evento pasó por una controversia entre grupos

parlamentarios y la inauguración se llevó a cabo sin la anun-

ciada presencia del Presidente de la República, Enrique Peña

Nieto y sin la participación, tampoco, de los Senadores del Par-

tido Acción Nacional ni del Partido del Trabajo, conviene des-

tacar que todos los actores mencionados habían coincidido en

la importancia del tema y la absoluta necesidad de analizar a

profundidad el camino federalista a seguir, tal y como se dijo

en la convocatoria firmada por el Presidente de la Mesa Directi-

va del Senado, Miguel Barbosa Huerta.

Los expertos que participaron tuvieron el punto de coin-

cidencia en lo fundamental: se requiere de una revisión de la

estructura federal, especialmente en ciertos temas de la mayor

JOSé LUIS MEDINA AGUIAR

relevancia, tales como lo fiscal, el gasto público, transparencia,

seguridad, medio ambiente, desarrollo urbano, entre otros.

Por ello, en El Federalista decidimos dedicar el número de

octubre a difundir los resultados del evento. En números poste-

riores, tomaremos a fondo el análisis de lo dicho, para replan-

tear y perfeccionar la propuesta de Agenda Federalista, a vistas

del proceso electoral del año próximo.

Así, en los próximos números tendremos algunas entrevis-

tas con los principales actores del Seminario, para detallar sus

visiones de la problemática y de las opciones de solución.

A pesar de las circunstancias de desencuentro político en

la forma del evento, lo que debe prevalecer es el propósito de

fondo: analizar y retomar la estructura federalista del Estado

Mexicano, para definir y actuar sobre una agenda que corrija

las inercias históricas negativas y permita facilitar el tránsito

político, económico y social que enfrentaremos, a raíz de las re-

formas estructurales logradas en los dos primeros años de este

gobierno. El Federalista buscará siempre contribuir constructi-

vamente en este propósito.

PRESIDENTE DEL CONSEJO EDITORIaL DE EL FEDERaLISTa

ETítulo: El encuentro / Autor: Efraín Becerra Castañeda

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Seminario “Encuentro por la Federación y la Unidad Nacional”

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OCTUBRE 2014

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OCTUBRE 2014ELFE

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Título: Soplo vital

Autor:Efraín Becerra Castañeda

FederalismoCuestionado

Actores y académicos señalaron debilidades, fortalezas, incongruencias; formularon cuestionamientos y aportaron sugerencias para fortalecer al Federalismo Mexicano

JOSÉ NÚÑEZ RAMOS

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10 años de que se

cumpla el bicente-

nario del estableci-

miento formal de

la República (4 de

octubre de 1824) con

la promulgación de

la Constitución Federal de los Estados

Unidos Mexicanos, el Federalismo

en nuestro país es motivo permanen-

te de estudio, reflexión, críticas y

propuestas.

La más reciente revisión histórica

se registró hace pocos días durante

el Seminario Encuentro por la Federación

y la Unidad Nacional, organizado por

el Senado, donde actores y expertos

federalistas señalaron debilidades,

reconocieron fortalezas, formularon

cuestionamientos y aportaron suge-

rencias, con el fin de actualizarlo y

fortalecerlo por el bien del país y de los

mexicanos.

Lo que sería una versión actualiza-

da, democrática, abierta y diferente

de las reuniones lopezportillistas de

“La República está reunida” (mismas

que terminaron hace 32 años), la frac-

ción del PAN, secundada por la del PT,

protestaron la víspera de la inaugura-

ción por la asistencia del Presidente

Enrique Peña Nieto, bajo el argumen-

to de que era rendirle pleitesía al Jefe

del Ejecutivo. Además, los panistas

intentaron modificar el formato, con

el propósito de cuestionar directamen-

te al Presidente. Total, ni panistas ni

petistas asistieron al foro, y lo mismo

hizo Peña Nieto, quien evitó la con-

frontación y envió como su represen-

tante al Secretario de Gobernación,

Miguel Ángel Osorio Chong.

Durante la reunión inaugural, los

representantes de los Tres Poderes de

la Unión, desde sus diferentes posi-

ciones y trincheras, coincidieron en

la necesidad de consolidar y fortalecer

el Federalismo en México, mediante

acuerdos y reformas legislativas que

actualicen y modernicen las atribu-

ciones de los diferentes órdenes de

gobierno, al tiempo que entre ellos

se incremente la coordinación y la

concertación.

Así, el Presidente de la Mesa

Directiva del Senado, Miguel Barbosa

Huerta, afirmó que es momento de

consolidar el Federalismo mexicano

para evitar disparidades regionales y

los desequilibrios entre el Norte y Sur,

porque la desigual recaudación fiscal

y asignación anual del Presupuesto no

favorece nuestro sistema federal.

Luego, el Secretario de Goberna-

ción, Miguel Ángel Osorio Chong, en

representación del Poder Ejecutivo Fe-

deral, aseguró que desde el Gobierno

de la República se impulsa un Federa-

lismo con pleno respeto a la sobera-

nía de los estados, a fin de articular

esfuerzos y potenciar capacidades.

Indicó que a partir del diálogo, la

búsqueda de coincidencias y la gene-

ración de acuerdos entre las principa-

les fuerzas políticas, entre el Congreso

de la Unión y el Gobierno de la Repú-

blica, México vive un momento histó-

rico de transformación nacional que

ha implicado modernizar y reformar

las estructuras fundamentales del

país para detonar todo el potencial.

Fue entonces que advirtió: “Para

que los cambios tengan resultados

duraderos de fondo, deben de venir

acompañados de transformaciones

locales, de la modernización de insti-

tuciones y la generación de mayores

capacidades en todos los órdenes de

gobierno”. Ello, decimos nosotros,

implica modernizar y fortalecer la

doctrina federalista.

En su turno, el Presidente de

la Suprema Corte de Justicia de la

Nación, Juan Silva Meza, destacó que

la Constitución de 1917 estableció cla-

ramente que la nuestra es una Nación

Federal constituida con la unión de es-

tados libres y soberanos que cedieron,

parcialmente, su independencia y

autonomía, en búsqueda de un mejor

futuro común.

Al referirse implícitamente a

un Federalismo Judicial, formuló el

siguiente exhorto: “En este sentido,

la institución federal de amparo exige

desde su origen que ninguna autori-

dad del país, en ninguna de sus regio-

nes, ni siquiera en el más alejado de

los rincones de nuestra geografía, esté

exenta de comportarse con respeto

absoluto al Estado de derecho”.

El último orador de la sesión in-

augural fue el Presidente en turno de

la Conferencia Nacional de Goberna-

dores (CONAGO), Carlos Lozano de la

Torre, quien sostuvo que el fortaleci-

miento del Federalismo de ninguna

manera significa anular las compe-

tencias constitucionales, ni renunciar

a las responsabilidades señaladas por

la Carta Magna para los diferentes

órdenes de gobierno.

Por el contrario, asentó el también

Gobernador de Aguascalientes, se trata

de hacer más eficiente, transparente

y eficaz el cumplimiento de nuestra

responsabilidad constitucional en la

atención de las necesidades más apre-

miantes de la población. La división

republicana de poderes, acotó, no

significa segmentación sino unidad

nacional en el respeto y la autonomía.

Lozano de la Torre, refrendó el com-

promiso irrenunciable de la CONAGO

con el fortalecimiento del Federalismo,

a fin de que las reformas estructurales

puedan cumplir con su propósito de

transformar al país. Los mexicanos,

afirmó, hemos demostrado que pode-

mos alcanzar acuerdos fundamentales

que se han convertido en reformas de

profundo contenido social y que alien-

tan un nuevo Federalismo en México.

Ahora, es tiempo de mantener esa

unidad para pasar a las transformacio-

nes, porque los cambios no ocurrirán

por sí solos.

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OCTUBRE 2014ELFE

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A la sesión inaugural asistie-

ron todos los gobernadores y

el Jefe de Gobierno del Distrito

Federal, senadores, diputados

federales, presidentes de los

Congresos Locales, presidentes

de los Tribunales Superiores de

Justicia, alcaldes, académicos y

expertos federalistas.

Durante tres días, legislado-

res, presidentes de tribunales,

académicos y expertos en el

ramo, expusieron su posición

en torno a las diferentes facetas

de la doctrina federalista a

través de las mesas siguien-

tes: Federalismo en Crisis, Las

Fronteras Norte y Sur, Cien años

de Municipalismo y Tendencias

Culturales y Regionales del

Federalismo.

En la Mesa del Federalismo

en Crisis, los cuatro ponentes

realizaron análisis profundos y

críticos sobre el tema y cues-

tionaron con cierta severidad los

vaivenes federalistas registrados en

los últimos 14 años.

Por un lado, el doctor en derecho

Daniel Barceló Rojas, del Instituto de

Investigaciones Jurídicas de la UNAM,

cuestionó que en los últimos años

se haya democratizado el llamado

‘sistema político mexicano’, cuan-

do “en realidad únicamente se ha

experimentado una alternancia en el

poder, pero sin que variara la forma

autoritaria en que se ejerce el poder en

los estados federados”.

Agregó que la democracia repre-

sentativa en los estados de nuestro

país es de baja calidad, “tan de baja

calidad en algunos de ellos, que no

pasa de ser una democracia electoral

que sólo es capaz de garantizar la

ganancia en el poder”.

Aclaró que el desarrollo político

de la República Federal Mexicana, va

en dos velocidades: mientras que en

estados pobres, al sostener que “el

Federalismo es hoy una forma de

convivencia entre regiones distan-

tes, a través del sacrificio de una

parte de su libertad para construir

una gran entidad que les represen-

ta y organiza a todos”.

Advirtió que uno de los peligros

que tiene en la actualidad nuestro

Federalismo, se deriva de los cri-

terios ocupados en la dosificación

de las participaciones de financia-

miento a los estados y municipios

que actualmente rebasa en la

capacidad tributaria de cada una

de las entidades federativas y busca

premiar a quienes aplican mejores

programas de recaudación.

Por ello, concluyo: “Es necesa-

rio replantear nuestro Federalismo

en materia tributaria”.

En su oportunidad, José

Alberto Aguilar Iñárritu, experto

en Federalismo, Reforma del Es-

tado y consejero para la Reforma

Política del Distrito Federal, afirmó que

el Federalismo Mexicano tiene en la ac-

tualidad una de las crisis que a lo largo

de su historia ha presentado, en virtud

de que en los 12 años posteriores a la

llegada de la alternancia política y que

se ha profundizado a lo largo de este

siglo, donde “hay una suerte de abdica-

ción del papel del gobierno central, en

lo federal y se genera lo que yo llamo –lo

voy a decir aquí– “El Confederacionismo

Centralista”.

Asimismo, reconoció los acuerdos

recientes entre los poderes Legislativo

y Ejecutivo que propició el Pacto por

México. Sin embargo, puntualizó: “Pero

en Federalismo estamos peor: ni hemos

construido la nueva institucionalidad

que reclama su crisis; ni tampoco las

fórmulas intermedias o temporales que

permitan mejorar su situación. Este

Seminario es una oportunidad para

buscarlas”.

Explicó: “Como el doctor Barragán,

el ámbito nacional avanza hacia su

democratización, y el respeto y promo-

ción de los derechos humanos se ha

fijado como objetivo; en varios estados

de la República pervive el sistema au-

toritario, y puede aún decirse que se ha

recrudecido después del año 2000.

La estrategia, explicó, parece

ser que los sistemas políticos de

los estados dejarán de ser sistemas

autoritarios por el vaciamiento de

sus potestades. Se opta por la cen-

tralización de las competencias que

han sido ejercidas incorrectamente

por las autoridades de los estados,

órganos constitucionales autóno-

mos incluidos, y se depositan en

los poderes y órganos autónomos

nacionales.

El magistrado Juan Manuel Menes

Llaguno, Presidente del Tribunal

Superior de Justicia del Estado de

Hidalgo, aseguró que existe una crisis

del Federalismo en relación con los

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asumimos que el Federalismo es una for-

ma de gobierno, no de Estado, es una téc-

nica para organizar los poderes públicos,

por eso hablo de régimen de gobierno,

que resuelve el debate de la coexistencia

entre dos soberanías: la federal y la local,

pero subrayamos que esta forma exige la

actuación coordinada y corresponsable

de sus partes; sin ello, deja de ser eficaz

y fenece. Esa es la crisis que estamos

viviendo ahora”.

Aguilar Iñárritu hizo notar que no

es posible tener un Federalismo actuan-

te y vigoroso, sin contar con un firme

sistema de pesos y contrapesos que

module la relación entre la Federación y

los estados, y la haga operar poniendo en

práctica los principios de subsidiaridad,

coordinación, compensación y trans-

parencia, inherentes de esta forma de

gobierno; tampoco se puede hablar de un

Federalismo robusto, si la relación entre

los gobiernos estatales y los municipales

carece de esos equilibrios y no está funda-

da, tampoco, en la plena positividad de

los mencionados principios.

“Lo que se requiere es un Estado fuer-

te, y éste resulta del reparto equitativo y

sustentable de las competencias. Las so-

luciones efectivas requieren el concurso

de todos”, postuló.

Concluyó su disertación señalando

que “avanzar a una democracia de

resultados exige un nuevo equilibrio

en materia de relaciones interguber-

namentales y “atender el Federalismo,

es atender el problema de la goberna-

bilidad, o de la ingobernabilidad ahí

donde se da”.

El último ponente fue el doctor Javier

Hurtado González, Director General del

Instituto de Estudios del Federalismo

de Jalisco “Prisciliano Sánchez”, quien

considero que el Federalismo no está en

crisis. Lo que está en crisis es un modelo

de Federalismo en México.

¿Y cuál es ese modelo de Federalis-

mo que está en crisis?, preguntó. Él

mismo dio la respuesta: El modelo de

Federalismo descoordinado y también

que va acompañado últimamente del

Federalismo centralizado; del Federa-

lismo con preminencia del Ejecutivo

Federal.

No estoy diciendo un sinsentido,

¿eh?, porque no necesariamente Federa-

lismo es sinónimo de descentralización,

como tampoco Sistema Unitario es sinó-

nimo de descentralización. Hay sistemas

unitarios más descentralizados que los

federales y hay sistemas federales más

centralizados que los unitarios.

Puntualizó con un severo cuestiona-

miento: “México es un caso paradigmá-

tico. Creo yo que México es, sin lugar a

dudas, el Estado Federal más centraliza-

do de los 26 Estados Federales del mundo.

Y eso desde hace años, no de ahora;

siempre hemos sido”.

Para resolver la problemática del

Federalismo en nuestro país, Hurtado

González propuso la creación de un

Consejo para la Coordinación Intergu-

bernamental, el cual sería el ámbito

en el que se analizarían las capacidades

institucionales que dispone cada orden

de gobierno para hacer frente a las de-

mandas y necesidades sociales y, de ser

necesario, acordar una acción coordina-

da. Dicho organismo, agregó, podría ser

integrado por los 31 gobernadores y el Jefe

de Gobierno del Distrito Federal.

Otras voces críticas fueron las si-

guientes:

El político y analista Agustín Basave

Benítez, afirmó que existe una ola cen-

tralizadora a partir de que el PRI recuperó

la Presidencia de la República.

El doctor José de Jesús Covarrubias

Dueñas, Director de la Facultad de

Derecho de la Universidad de Guadala-

jara, propuso la creación de un tribunal

constitucional que vele por los valores y

principios de la República.

La senadora Lucero Saldaña Pérez,

urgió el rediseño del Sistema Munici-

palista.

Octavio Acosta Arévalo, en nombre

de la Asociación de Autoridades Loca-

les de México (AALMAC), también se

pronunció por rediseñar el municipio

en México, ya que dijo que se encuentra

abandonado.

Ricardo Baptista González, ex alcalde

de Tula, Hidalgo, señaló que el Fede-

ralismo está incompleto, por lo cual es

necesario modificarlo y fortalecerlo.

Otros ponentes, en diversos tonos

y con sus respectivos matices, conclu-

yeron en la necesidad de modificar el

Federalismo, a fin de evitar posiciones

centralistas, lograr un mayor equili-

brio entre los tres órdenes de gobierno

y fortalecer la unidad de los Poderes de

la Unión.

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OCTUBRE 2014ELFE

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Título: Hueyna sanando

Autor:Efraín Becerra Castañeda

En el Senado de la República se dio una

IgNAcIO SAchMAN tORRES

expresión históricadel federalismo

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15

on la presencia, testi-

monio y participación

de gobernadores, el Jefe

de Gobierno del Distrito

Federal, representantes

de órganos autónomos,

presidentes de los con-

gresos estatales, presidentes de los

tribunales superiores de los esta-

dos, y representantes de los medios

de comunicación, en el Senado de

la República tuvo lugar un evento

considerado como expresión singular

e histórica de Federalismo y parti-

cipación republicana: el Seminario

Encuentro por la Federación y Unidad

Nacional.

Miguel Barbosa Huerta, Pre-

sidente de la Mesa Directiva de la

Cámara de Senadores, y anfitrión de

este encuentro, precisó que es mo-

mento de consolidar el Federalismo

mexicano para evitar disparidades

regionales y los desequilibrios entre

el Norte y Sur, porque la desigual

recaudación fiscal y asignación

anual del Presupuesto no favorece

nuestro sistema federal. Aseguró

que el Seminario sobre Federalismo

es un encuentro republicano, donde

lo importante es nunca perder la

capacidad de establecer un sano

ejercicio de comunicación y diálogo

entre Poderes. “Esta es una obliga-

ción que nos exige la sociedad; quien

no sea capaz de comprenderla, más

tarde que temprano acabará en la

marginación política”.

EJEcUtIvO FEdERAlEn representación del Poder

Ejecutivo Federal, el Secretario de

Gobernación, Miguel Ángel Oso-

rio Chong, aseguró que desde el

Gobierno de la República se impulsa

un Federalismo con pleno respeto

a la soberanía de los estados, a fin

de articular esfuerzos y potenciar

capacidades.

Se trata de generar condiciones de

corresponsabilidad que permitan

entregar mejores resultados a los

ciudadanos; de abrir espacios para

la toma de decisiones e impulsar

con estrategias y líneas de acción

concretas la participación de los tres

órdenes de gobierno. “Estamos con-

vencidos de que la democracia y el

bienestar de la población comienza

en cada región y en cada localidad.

Es ahí donde se concretan los logros

que, entre todos, estamos alcanzan-

do”, señaló.

Osorio Chong indicó que a partir

del diálogo, la búsqueda de coinci-

dencias y la generación de acuer-

dos entre las principales fuerzas

políticas, el Congreso de la Unión y

el Gobierno de la República, México

vive un momento histórico de trans-

formación nacional que ha implica-

do modernizar y reformar las estruc-

turas fundamentales del país para

detonar todo el potencial.

Para que los cambios tengan re-

sultados duraderos de fondo, deben

de venir acompañados de transfor-

maciones locales, de la moderniza-

ción de instituciones y la generación

de mayores capacidades en todos los

órdenes de gobierno, sostuvo el se-

cretario de Gobernación. Y dijo que

“las reformas estructurales nunca

han pertenecido a un orden de go-

bierno en particular o a un poder en

específico, sino a la labor conjunta

de todos, para así generar mejores

resultados para los mexicanos”.

POdER JUdIcIAlEn su turno, el Presidente de

la Suprema Corte de Justicia de la

Nación, Juan N. Silva Meza, destacó

que la Constitución de 1917 estable-

ció claramente que la nuestra es

una Nación Federal constituida con

la unión de estados libres y sobera-

nos que cedieron, parcialmente, su

independencia y autonomía, en bús-

queda de un mejor futuro común.

Esa figura, agregó, fue la res-

puesta histórica a la mutilación te-

rritorial, sufrida por el país frente a

potencias extranjeras y a la mutila-

ción moral, derivada de las guerras

civiles que consumieron gran parte

de la segunda mitad de nuestro siglo

XIX y casi una década del XX.

En este sentido, la institución

federal de amparo exige desde su

origen que ninguna autoridad del

país, en ninguna de sus regiones,

ni siquiera en el más alejado de los

rincones de nuestra geografía, esté

exenta de comportarse con respeto

absoluto al estado de derecho.

c

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OCTUBRE 2014ELFE

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cONAgOCarlos Lozano de la Torre, Pre-

sidente en turno de la Conferencia

Nacional de Gobernadores (Cona-

go), enfatizó que el fortalecimiento

del Federalismo de ninguna manera

significa anular las competencias

constitucionales, ni renunciar a

las responsabilidades señaladas por

la Carta Magna para los diferentes

órdenes de gobierno. Por el con-

trario, asentó el también goberna-

dor de Aguascalientes, se trata de

hacer más eficiente, transparente y

eficaz el cumplimiento de nuestra

responsabilidad constitucional en

la atención de las necesidades más

apremiantes de la población. La

división republicana de poderes,

acotó, no significa segmentación

sino unidad nacional en el respeto y

la autonomía.

Lozano de la Torre refrendó el

compromiso irrenunciable de la

Conago con el fortalecimiento del Fe-

deralismo, a fin de que las reformas

estructurales puedan cumplir con su

propósito de transformar al país.

En la puesta en marcha del

Seminario Encuentro por la Fede-

ración y Unidad Nacional se develó

una placa alusiva al evento, en lo

que es, ahora, el Patio del Federa-

lismo.. El Presidente del Senado

dijo que esto fortalece y reafirma el

Pacto Federal.

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NuestroFederalismo,con raíces históricas, jurídicas y sociales: Miguel Barbosa

a vocación federalista de Miguel Barbosa Huer-

ta es evidente. El político poblano, Presidente

de la Mesa Directiva del Senado de la Repúbli-

ca, líder social de la izquierda y pionero por

impulsar el tema de la transparencia y acceso a

la información pública, ahora retoma el tema

de El Federalismo, específicamente con motivo

del Seminario Encuentro por la Federación y la

Unidad Nacional. No ha sido sólo en este evento histórico.

Él tiene en su agenda estratégica para el año de conduc-

ción del Senado de la República, reforzar la coadyuvancia

del Gobierno Federal, en materia de Federalismo Demo-

crático, la política exterior del Estado, la armonización

de los órganos del Senado y la transparencia. Al poner en

marcha el Seminario que nos ocupa, por consiguiente, se

manifestó así:

Bienvenidos al Senado de la República, a todas y a to-

dos los que asisten a este evento inauguratorio del Semi-

nario sobre Federalismo y Unidad Nacional.

La unidad nacional está representada por el Pacto Fede-

ral. Ni más ni menos, hoy en el Senado se reúne la Repú-

blica, los Tres Poderes de la Unión y los gobiernos estatales.

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Saludo la presencia del Ministro Juan

Silva Meza, Presidente de la Suprema

Corte de Justicia;

Del licenciado Miguel Ángel

Osorio Chong, Secretario de Gober-

nación, que asiste en representa-

ción del Presidente de los Estados

Unidos Mexicanos, licenciado

Enrique Peña Nieto;

De los gobernadores de los

estados, acompañados por los presi-

dentes o presidentas de los tribu-

nales superiores de justicia y de los

congresos locales. De los represen-

tantes Presidentes de organismos

Constitucionales Autónomos.

De senadoras y senadores.

Diputadas y diputados federales.

Del Jefe de Gobierno del Distrito

Federal. De representantes de la

sociedad.

Representantes de medios de

información y desde luego de los

medios de información que dan

cobertura a este evento.

Se trata, éste, de un encuentro

republicano. En democracia no

existen unanimidades.

La organización, convocatoria y

participantes en este seminario, lo

representa de manera muy clara.

En democracia, aparecen diver-

gencias que se expresan libremen-

te. Cada parte asume sus decisiones

y responsabilidades.

Lo importante es que nunca

perdamos la capacidad de establecer

un sano ejercicio de comunicación y

diálogo entre Poderes.

Esta es una obligación que nos

exige la sociedad.

Quien no sea capaz de compren-

derla, más tarde que temprano aca-

bará en la marginación política.

Los recintos parlamentarios son el

reflejo de una sociedad democrática.

En éstos, la arquitectura tiene

componentes simbólicos y expresan

un concepto de unidad.

Winston Churchill, cuando explicó

la reconstrucción de la Cámara de

Debates del Parlamento, luego de su

destrucción parcial durante los bom-

bardeos nazis de la Segunda Guerra

Mundial, acuñó una frase:

“Nosotros damos forma a nues-

tros edificios, pero luego ellos nos

moldean a nosotros”.

Estamos en la inauguración de un

seminario que constituye una aporta-

ción del Senado al fortalecimiento de

nuestro Federalismo.

No es un punto de llegada, sino

el punto de partida de una reflexión

colectiva, a favor de una de las de-

cisiones fundamentales del Estado

Mexicano.

Iniciamos este Seminario con un

acto sencillo. Así fue pensado siem-

pre, pero de gran simbolismo, el cual

consiste en declarar este sitio, con la

República reunida, por medio de la

develación de una placa, como El Patio

del Federalismo.

De hoy en adelante, en este Recin-

to, este espacio se conocerá como El

Patio del Federalismo.

El Senado, es el garante del Pacto

Federal, y la Mesa Directiva quiere

expresarlo en este espacio, teniendo

presente nuestra Bandera Nacional y

los Escudos de los Estados y del Distri-

to Federal.

Desde Aguascalientes hasta Zaca-

tecas. La Federación, presente por

medio de sus Escudos.

Se trata de una Iniciativa que nació

en la anterior Mesa Directiva y que

hoy presentamos de manera oficial.

Saludo la presencia del senador

con licencia, Raúl Cervantes Andrade,

Presidente de la Mesa Directiva en el

anterior año de ejercicio y con quien

compartimos esta idea.

En la historia y en la política, exis-

ten definiciones y acciones que expre-

san las aspiraciones de una sociedad o

de un pueblo.

Cuando afirmamos que México

es una República representativa,

democrática, laica y federal, com-

puesta de Estados libres y soberanos,

tal como puede leerse en nuestra

Constitución, no estamos refiriendo

a una realidad y a un reto.

Nuestro Federalismo, tiene

fuertes raíces históricas, jurídicas y

sociales.

La idea de una República Federal

obedece a la visión estratégica de los

hombres y mujeres que han forjado

nuestro país.

Cuando México comenzó su vida

independiente, en aquellos convul-

sos años, cuando a sangre y fuego se

forjó el sentido de nuestra nacio-

nalidad; el territorio mexicano era

vasto: más del doble del que actual-

mente lo integra.

La Constitución de 1824 estable-

ció que la nación mexicana adop-

tada para su gobierno la forma de

República Representativa Popular y

Federal. Un poco más de una década

después, en 1835, los cimientos de la

nación se tambalearon.

Las visiones conservadores,

como las que lamentablemente aún

persisten, asumieron el poder para

establecer un sistema centralista;

desaparecieron los estados y nacie-

ron los departamentos.

Esta visión centralista provocó

inestabilidad por los continuos con-

flictos entre el centro y las regiones

que habían nacido como estados

soberanos.

Siguieron guerras, inter-

venciones armadas, pérdida de

territorio, luchas entre concepcio-

nes de nación y finalmente, una

generación de ilustres mexicanos,

encabezados por Juárez, restauró

el sistema federal.

La Constitución de 1857 expresó

con claridad el carácter federal de

nuestro país; el cual, se reafirmó

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y fortaleció en la Constitución de

1917, que se promulgó cuando nos

encontrábamos inmersos en el mo-

vimiento militar, social y político

más importante del siglo XX: la

Revolución Mexicana.

No ha sido fácil lograr que nues-

tro país sea una República Federal.

Es el momento de consolidar nues-

tro Federalismo, las disparidades re-

gionales, los desequilibrios entre el

norte y el sur, la intensa concentra-

ción en un puñado de metrópolis,

como la Ciudad de México, Monte-

rrey, Guadalajara, y recientemente

Puebla, Tijuana y Cancún; así como

los desequilibrios en la aportación

al Producto Interno Brut0, la recau-

dación fiscal y la asignación anual

de recursos presupuestales, no favo-

recen a nuestro Sistema Federal.

Percibo en los titulares de los

Poderes de la Unión, entre los

gobernadores y poderes estatales;

la voluntad de abordar el tema del

Federalismo desde una perspectiva

amplia y de cara al futuro.

Este Seminario constituye una

revisión necesaria para poder deto-

nar el desarrollo, asegurar la justi-

cia y el bienestar para la población

en todos los rincones del país.

Queremos ser un Senado útil y

atento al acontecer de nuestro país.

Por esta razón, expresamos nuestra

preocupación y exigimos el esclare-

cimiento de los hechos violentos en

el estado de Guerrero, sobre muer-

tes y desapariciones.

El Estado Mexicano debe ser ca-

paz de mantener el orden y al mismo

tiempo, garantizar la vigencia de los

derechos humanos. Esto incluye de

forma clara, frente a la sociedad, el

respeto de las fuerzas del orden y de

las Fuerzas Armadas. El caso Tlatlaya

debe quedar esclarecido.

El Senado está atento al acon-

tecer de nuestra sociedad, por eso

expresa la necesidad de que se

escuchen las opiniones y se escu-

chen de manera muy atenta, los

planteamientos de los estudiantes

del Instituto Politécnico Nacional.

Nunca más, condiciones de con-

frontación con estudiantes, como

en 1968 y 1971.

La Cámara de Senadores, en un

ambiente de pluralidad y respeto,

desea contribuir a este esfuerzo por el

bien de la sociedad y la República.

Nuevamente agradezco, en nom-

bre del Senado de la República, en

nombre de los coordinadores parla-

mentarios Emilio Gamboa y Jorge

Emilio González, la presencia de la

República en este recinto.

Bienvenidos. Esta es la casa de las

mexicanas y de los mexicanos.

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El Ejecutivo,por un Federalismo que signifique no desacuerdo, sino fuerte colaboración

iguel Ángel Osorio Chong, Secretario de

Gobernación, estuvo en el Senado de la

República como representante del Poder

Ejecutivo Federal, en la puesta en marcha

del Seminario Federalismo y Unidad Na-

cional. El responsable de la política inter-

na del país habló de lo que significa para

la administración de Enrique Peña Nieto el tema trascen-

dental de El Federalismo. Hizo un balance de éste y de las

perspectivas que se contemplan para su fortalecimiento

en el régimen nacional que vivimos. Así lo planteó:

Acudo con la representación del Presidente de la Repú-

blica, licenciado Enrique Peña Nieto, quien les envía un

respetuoso y reconocimiento permanente

Felicito a las y a los senadores de la República, por

la convocatoria a este evento. En lo particular, saludo y

nuestro reconocimiento al senador Presidente de la Mesa

Directiva, Miguel Barbosa, por el impulso al mismo, pen-

sando más allá de partidos, pensando en el fortalecimien-

to de nuestro Federalismo; pensando en la unidad de to-

dos los mexicanos.

Muchas felicidades.

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Señoras y señores, el Federalismo

Mexicano es testigo y resultado de

casi dos siglos de vida como nación

independiente, pero, sobre todo, es

reflejo de nuestra diversidad territorial

y pluralidad política.

El Senado de la República es

un espacio ideal para continuar

la discusión en torno a sus retos y

fortalezas actuales, ya que aquí se

expresa por igual todas las voces de

nuestro Pacto Federal.

Es aquí donde las aportaciones

y esfuerzos de las entidades se con-

jugan en beneficio de la unidad del

país. Así lo simboliza la placa que

hoy debelamos, con los 32 escudos

que representan a los Estados Unidos

Mexicanos.

No hay duda de que nuestra

riqueza se encuentra en cada muni-

cipio, entidad y en cada región; pero

también es cierto que se consolida y

potencia gracias a que todos ellos se

integran en una federación.

El Presidente de la República se

comprometió desde el primer día de

su gobierno a sumar visiones para

encontrar juntos soluciones a los

retos que enfrentamos, pues son los

propios estados y municipios quienes

viven esos desafíos con mayor pre-

cisión. De ahí que impulsamos un

federalismo donde la autonomía no

significa desacuerdo obligado, sino

fuente de colaboración.

Ya desde 1917 el constituyente tuvo

claro que garantizar el desarrollo na-

cional desde lo local requería la par-

ticipación conjunta de los órdenes de

gobierno, razón por la cual existen

facultades concurrentes.

A partir de los años 80’s, tuvo lu-

gar un proceso de descentralización

que dio un nuevo impulso a la auto-

nomía de las entidades y trasladó a

los estados y municipios muchas de

las funciones y servicios que ante-

riormente solamente realizaba el

Gobierno Federal.

Sin embargo, las nuevas respon-

sabilidades constitucionales y lega-

les no siempre fueron acompañadas

del fortalecimiento de las institucio-

nes locales que permitieran su total

cumplimiento, ni se generaron los

mecanismos efectivos de coordina-

ción. Esto resultaba, muchas veces,

entidades locales con facultades

amplias, pero con capacidad de

actuar limitada. En ayuntamientos

que en el papel sí podían atender a

las necesidades de sus habitantes,

pero en la práctica carecían de los

recursos y el conocimiento compar-

tido para hacerlo.

Por eso, la instrucción del Pre-

sidente ha sido impulsar un fede-

ralismo que, con pleno respeto a la

soberanía de los estados, articule

esfuerzos y potencie capacidades.

Se trata de generar condiciones

de corresponsabilidad que permita

entregar mejores resultados a los

ciudadanos; de contar con un meca-

nismo de coordinación más efectivos

para dar respuestas a las deman-

das de toda la población; de abrir

espacios para la toma de decisiones e

impulsar con estrategias y líneas de

acción concretas la participación de

los tres órdenes de gobierno.

Estamos convencidos de que

la democracia y el bienestar de la

población comienza en cada región

y en cada localidad. Es ahí donde se

concretan los logros que, entre todos,

estamos alcanzando.

Hoy, a partir del diálogo, la bús-

queda de coincidencias y la genera-

ción de acuerdos entre las principales

fuerzas políticas, el Congreso de la

Unión y el Gobierno de la República,

México vive un momento histórico de

transformación nacional. Un proceso

que ha implicado modernizar y refor-

mar las estructuras fundamentales

del país para que, con ello, generar

las condiciones que nos permitan

detonar todo nuestro potencial

Pero para que estos cambios

tengan resultados duraderos de

fondo, deben de venir acompañados

de transformaciones locales, de la

modernización de instituciones y la

generación de mayores capacidades

en todos los órdenes de gobierno

Aprovechar al máximo la opor-

tunidad del momento que atraviesa

México, requiere necesariamente re-

flexionar sobre nuestro federalismo,

ya que en cada municipio y entidad,

donde las reformas y los cambios

deben cobrar sentido, con economías

locales más sólidas que ofrezcan más

oportunidades de empleo para sus ha-

bitantes y se traduzcan en una mejor

calidad de vida para los mexicanos

Es ahí, en cada localidad, donde

los esfuerzos conjuntos se deben de

ver reflejados. En un Sistema de Justi-

cia más expedito, en mayor igualdad

entre hombres y mujeres, en más

oportunidades para que la ciudadanía

forme parte de las decisiones públicas

y en la generación de mayores capa-

cidades y aptitudes para competir en

un mundo global.

Por eso, las reformas estructurales

nunca han pertenecido a un orden de

gobierno en particular o a un poder

en específico, sino a la labor conjunta

de todos, para así generar mejores

resultados para los mexicanos.

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Se trata de una colaboración sin

traspasar responsabilidades, de una

coordinación sin infringir compe-

tencias, porque lo más importante

es que la ruta de prosperidad que

hemos trazado juntos para este país,

sea una a la que todo mexicano tenga

acceso, sin importar su origen ni su

circunstancia.

Señoras y señores, la sobera-

nía de nuestra nación se sustenta

en la soberanía de cada una de las

entidades que la integran, al tiempo

que la unidad entre los mexicanos se

refleja en la unidad que significa el

Pacto Federal.

El trabajo en conjunto no pide

que seamos iguales, sino que actue-

mos en igualdad. Por eso el gobierno

de la República trabaja decididamen-

te para que la colaboración se traduz-

ca en un pacto social más justo y más

equitativo.

Por eso la instrucción del Pre-

sidente a toda la administración

pública federal ha sido clara: pasar

de los esfuerzos aislados a la suma

de los esfuerzos. Así lo exige el

momento de definición que vive

México, que ni la división de pode-

res ni la competencia de órdenes

de gobierno sean barreras para su

desarrollo, sino herramientas de

colaboración que impulsen su trans-

formación.

Hemos avanzado juntos en

caminos que se creyeron alguna

vez imposibles. Hoy es hora de dar

muestra una vez más de la grandeza

de nuestro país, este país que tiene

una fortaleza en su federalismo, que

da origen a una diversidad que no

genera competencias, que no genera

disputa, sino que da una unidad que

todos debemos de entender:

La unidad que es respeto, la uni-

dad que es tolerancia, la unidad que

es suma de voluntades a favor de los

mexicanos.

Como lo ha señalado el Presi-

dente de la República, la meta sí es

detonar el crecimiento económico,

pero hacerlo de una manera que

impulse todas las regiones del país

por igual.

Un crecimiento en el que ser del

norte o del sur, vivir en el campo

o vivir en la ciudad no signifi-

que oportunidades de desarrollo

distintas y es en el marco del Pacto

Federal que debemos asegurar que

los estados y municipios histórica-

mente rezagados caminen por la

vía del desarrollo y el crecimiento

sustentable.

Porque un federalismo que fun-

ciona es un federalismo solidario

en el que avanzamos juntos. Un

federalismo eficaz no es aquél que

se limita por las fronteras entre

órdenes de gobierno, sino aquél que

en pleno respeto de las competen-

cias promueve su articulación.

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Título: Mística Tierra

Autor:Efraín Becerra Castañeda

Para el Presidente de la corte, el Federalismoes decisión fundamental de la Constitución

MINIStRO JUAN N. SIlvA MEZA

Jurista mexicano, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación desde 2011.

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onstitución Política

de los Estados Unidos

Mexicanos de 1917 es-

tableció claramente

que la nuestra es una

Nación Federal cons-

tituida con la unión

de estados libres y soberanos, que

cedieron parcialmente su indepen-

dencia y autonomía en búsqueda

de un mejor futuro común como

nación.

El Federalismo, fue la res-

puesta histórica a la mutilación

territorial sufrida por el país fren-

te a potencias extranjeras, y a la

mutilación moral derivada de las

guerras civiles que consumaron

gran parte de la segunda mitad de

nuestro siglo XIX y casi una déca-

da del XX.

Así, el México de nuestros días

se construyó sobre la aspiración de

ser un país fuerte y unido, bajo el

principio del respeto a los dere-

chos y libertades de las personas

que lo habitan, en línea con lo que

proclama nuestro régimen consti-

tucional desde 1857.

Esta visión que sostiene el te-

jido de la unión nacional, ha sido

reforzada mediante la incorpora-

ción en el Texto Constitucional de

notables reformas, en particular

en nuestro tiempo, en materia de

derechos humanos, de amparo y

justicia penal.

No olvidemos que la tradi-

ción ya asentada entre nosotros,

establece un sistema de revisión

judicial uniforme. Es una de las

piedras angulares de la unidad a

la que aspiramos a la luz del Pacto

Federal.

Por eso, desde el punto de vista

de la impartición de justicia, no

es extraño concebir a la obligación

de todas las jurisdicciones locales,

de someterse a la construcción

jurisprudencial federal, como un

elemento que fortalece la unidad

nacional.

En este sentido, la Institución

Federal de Amparo exige, desde su

origen, que ninguna autoridad del

país, en ninguna de sus regiones,

ni siquiera en el más alejado de

los rincones de nuestra geogra-

fía, esté exenta de comportarse

con respeto absoluto al Estado de

Derecho.

A esta tradición mexicana, se

ha venido ahora a sumar la deci-

sión. Así es ratificada por el Poder

Revisor de la Constitución, de que

los derechos humanos estableci-

dos en ella y en los Tratados Inter-

nacionales firmados y ratificados

por nuestro país, sean también

protegidos y garantizados de ma-

nera invariable, de una región a

otra, de una entidad federativa a

la otra por todas las autoridades.

En virtud de lo que dispone la

Cláusula Federal de nuestro Máxi-

mo Ordenamiento, sabemos que

todas las facultades que no están

expresamente reconocidas a las

autoridades federales, se entende-

rán como exclusivas de las locales.

Es, en este marco, que debe-

mos leer el texto del reciente-

mente modificado artículo 1º y el

mandato que impone su párrafo

III: “Todas las autoridades del

país, están obligadas a regirse

bajo el principio de máximo res-

peto y protección a los derechos

humanos. Frente a la obligación

de cumplir con esta exigencia, no

hay competencia constitucional

que valga”.

Esta es la base de nuestro reno-

vado Sistema Federal.

La Constitución no distin-

gue entre competencias, entre

jurisdicciones, entre autoridades,

cuando se trata de proteger dere-

chos de las personas.

Lo dispuesto en el Artículo Prime-

ro, se ajusta en normas aceptadas

por la comunidad de naciones,

que no pueden cumplirse alegando

razones de derecho interno.

En este contexto, la nueva base

del federalismo mexicano no sólo

es la mejor plataforma para lograr

consolidar el Estado Democrático,

próspero y justo al que todos aspi-

ramos, reforzando el núcleo básico

del Estado de Derecho.

También puede significar hacia

el futuro una gran aportación de

México en el mundo.

Señoras y señores:

A nuestro país le ha venido

bien la organización constitucio-

nal bajo un esquema federal.

El Federalismo es una de las

decisiones políticas fundamenta-

les de nuestra Constitución, uno

de los grandes pilares de nuestra

estructura política, y uno de los

temas en los que, ideológica y

conceptualmente, sin duda, existe

el mayor consenso político.

Hoy, en el México Democrá-

tico, en el que mucho o casi todo

está sujeto a debate, el Federalis-

mo en sí mismo no está a discu-

sión. Las reflexiones en torno a él

están en cómo ser federalistas o

en cómo hacer funcionar mejor el

federalismo, y sobre todo, cómo

profundizamos y hacemos más

eficaz el Federalismo.

México, adoptó la forma de

organización federalista, clara-

mente una fórmula técnica de

distribución de facultades y com-

petencias, pero la empobrecemos

si sólo la entendemos como una

forma de organización; porque el

Federalismo es también un valor

y un principio, es esencialmente

respeto, convivencia y tolerancia a

la diferencia.

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La Federación Mexicana ha vivido

en paz por casi 100 años, bajo un

sistema que apuesta al imperio de

la Constitución y a la vida institu-

cional. Hemos hecho por la Federa-

ción una apuesta de recuperación

moral de los ideales de libertad y

unidad, que dieron origen al país

en la Constitución.

Los impartidores de justicia pen-

samos que el Federalismo puede dar

lugar a un renovado desempeño de fa-

cultades y competencias, que igualan a

todas las instituciones bajo el mandato

expreso de protección de derechos, en

particular, de derechos humanos.

El potencial innovador del modelo

federalista, genera hoy condiciones

constitucionales para, en la unidad,

desarrollar al México de derechos

al que la Constitución aspira desde

cada localidad, desde cada región,

desde cada entidad federativa o desde

la Federación misma. Hoy, nuestra

Constitución configura un Estado

Federal en el que todas las autorida-

des trabajan todos los días para hacer

valer los derechos de las personas.

En el Poder Judicial de la Federa-

ción, en la Suprema Corte de Justicia

de la Nación, que ha podido atesti-

guar por casi 150 años la capacidad

unificadora de la vida federal;

estamos seguros de que en nuestro

país puede ser mediante la pro-

tección efectiva de los derechos

de todos, un referente mundial de

solución de problemas comunes a

todas las naciones, consolidándose

como un país de prosperidad y de

justicia; como un país de leyes e

instituciones al que todos aspira-

mos; donde el respeto, la certeza y

la seguridad jurídica se garanticen

por el intachable desempeño de

sus jueces.

Nosotros, hoy, solamente cum-

plamos con ella.

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Refrenda laconagosu compromiso con el Federalismo

arlos Lozano de la Torre, Gobernador

constitucional de Aguascalientes y

Presidente de la Conferencia Nacio-

nal de Gobernadores (CONAGO), en

su intervención al ponerse en mar-

cha el Encuentro por la Federación y

la Unidad Nacional, ratificó que esa

Asamblea refrenda su compromiso con el Federalis-

mo. Así lo refirió:

En un marco de respeto a la división republicana

de poderes, la Conferencia Nacional de Gobernadores

hace un reconocimiento al Senado de la República

por la realización de este encuentro histórico que en

el diálogo, el acuerdo y el entendimiento, marca un

precedente en la construcción de un nuevo Federalis-

mo en México.

Asimismo, la CONAGO expresa un reconocimien-

to a los tres Poderes de la Unión por su presencia en

este Foro; pero sobre todo, porque el cumplimiento de

su responsabilidad constitucional están fortaleciendo

a nuestro país en sus leyes e instituciones.

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Saludo al señor secretario de Gober-

nación, Miguel Ángel Osorio Chong,

y en su persona, la CONAGO envía un

reconocimiento al Presidente de la

República por su voluntad política para

impulsar la transformación de México,

de la mano con los tres órdenes y

poderes de Gobierno, con las distintas

fuerzas políticas y la sociedad, para

que las reformas estructurales puedan

traducirse en cambios necesarios,

profundos y permanentes.

Saludo al senador Miguel Bar-

bosa Huerta, Presidente de la Mesa

Directiva del Senado de la Repú-

blica; al Ministro Juan Silva Mesa,

Presidente de la Suprema Corte de

Justicia de la Nación.

De igual manera a los señores sena-

dores y diputados del Congreso de la

Unión, a los ministros del Poder Judi-

cial, a mis compañeros gobernadores y

al Jefe de Gobierno del Distrito Federal;

a los presidentes de los Congresos

Estatales y de la Asamblea del Dis-

trito Federal; a los presidentes de los

Tribunales Superiores de Justicia de los

estados y a los señores secretarios de

estados que están aquí con nosotros. A

los académicos, especialistas, medios

de comunicación y a los demás invi-

tados especiales que nos acompañan:

muchas gracias.

Señores representantes de los tres

órdenes y poderes del gobierno del

Estado Mexicano, señoras y señores:

El nacimiento de México como

nación independiente significó para

nuestro país apropiarse de su propio

destino y buscar el establecimiento de

un régimen que permitiera a la orga-

nización territorial, social y económica

de la nueva nación.

Particularmente en el Federalismo

hemos encontrado el camino para con-

figurar un Estado laico, democrático

y moderno, con una división republi-

cana de poderes y el reconocimiento

de los derechos humanos, sociales y

políticos de todos los mexicanos.

La Constitución Política de 1917,

define con claridad que nuestro actual

Sistema Federal es el resultado de la

voluntad del pueblo mexicano, con

estados libres y soberanos, pero unidos

en una federación bajo los principios

de nuestra Carta Magna. Por eso el

federalismo jamás será un asunto de

partidos, sino resultado de la voluntad,

unidad, coordinación y compromiso de

los tres órdenes y poderes del gobierno

para caminar junto con la sociedad en

la consolidación de una democracia

efectiva del Estado de Derecho y de un

bienestar social sin exclusiones, por-

que la división republicana de poderes

no significa segmentación, significa

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33

unidad nacional en el respeto y la

autonomía.

El Pacto por México que convocó e

integran las propuestas de las princi-

pales fuerzas políticas de nuestro país,

nos ha permitido sacar adelante en el

consenso y en el acuerdo las grandes

reformas que buscan descentralizar

sus beneficios económicos y sociales a

todas las regiones y estados de nuestro

país en el marco de un federalismo

más articulado pero, sobre todo, más

equitativo.

Los mexicanos hemos demostrado

que podemos alcanzar acuerdos fun-

damentales que se han convertido en

reformas de profundo contenido social

y que alientan un nuevo federalismo

en nuestro país.

Ahora es tiempo de mantener esa

unidad para pasar de las reformas a las

transformaciones, porque los cambios

no ocurrirán por sí solos, ni un federa-

lismo auténtico se alcanza por decreto

En un clima de respeto, coordina-

ción y entendimiento, y por encima

de orígenes partidistas, la Conferencia

Nacional de Gobernadores ha podido

construir con el Presidente de la Repú-

blica y el Gobierno Federal para avanzar

en los grandes temas nacionales en el

marco de una planeación regional que

es construida junto con las entidades

federativas. Sobre todo, porque el gran

reto de las reformas estructurales es

lograr el equilibrio en el desarrollo de

las regiones para que no convivan en

un mismo territorio tres Méxicos dis-

tintos: el norte, el centro y el sur, sino

para que México sea uno solo, con todo

su potencial de crecimiento económi-

co, competitividad y bienestar social,

porque una sola es nuestra bandera.

De manera particular, comparti-

mos el desafío de hacer que la edu-

cación sea la gran fuerza de cambio

social en todo nuestro país, porque es

el instrumento más eficaz de preven-

ción y la mejor herramienta con la que

contaremos los mexicanos para lograr

la gran transformación de México en la

unidad nacional.

Por eso, el fortalecimiento del fe-

deralismo en nuestro país de ninguna

manera significa anular las compe-

tencias constitucionales ni renunciar

a las responsabilidades señaladas por

nuestra Constitución Política para los

diferentes órdenes de gobierno. Por el

contrario, significa ser más eficiente,

transparente y eficaz el cumplimiento

de nuestra responsabilidad constitu-

cional en la atención de las necesidades

más apremiantes de la población

Señoras y señores:

En este encuentro histórico que ha

reunido la sede del Senado de la Repú-

blica a los diferentes órdenes y poderes

del Estado Mexicano, la Conferencia

Nacional de Gobernadores refrenda

su compromiso irrenunciable con el

fortalecimiento del federalismo, para

que las reformas estructurales puedan

cumplir con su propósito de transfor-

mar nuestro país.

Asimismo reiteramos nuestro reco-

nocimiento al Senado de la Republica

por esta convocatoria republicana,

que es inédita en nuestra historia para

establecer un diálogo permanente por

un federalismo que represente más

oportunidades de bienestar a todos los

mexicanos, sobre todo porque el Sena-

do de la República es la cuna histórica

del federalismo mexicano, donde

convergen la unidad y la participación

equitativa de las entidades federativas.

De manera muy personal deseo

expresar mi respeto y aprecio por el

Senado de la República, al que siempre

guardare un recuerdo muy especial,

porque como senador fortalecí mi

deseo de servir a México, al lado de

muchos amigos que en la actualidad

continúan desempeñando una labor

legislativa o responsabilidades como

gobernadores o secretarios de Estado

y con quienes tuve la oportunidad de

construir propuestas que se convir-

tieron en leyes a favor de todos los

mexicanos.

Al mismo tiempo, desde este recin-

to, la CONAGO expresa su respaldo al

Presidente de la República para que

este federalismo más articulado siga

consolidándose con una visión com-

partida del desarrollo, más coordinado

y corresponsable, en un clima de res-

peto, cordialidad y vinculación perma-

nente. En este momento crucial para

México la unidad de todos los mexica-

nos y de los tres órdenes y poderes de

gobierno, es una responsabilidad que

no podemos soslayar.

Ha llegado el tiempo de asumir

nuestro compromiso de mirar hacia

adelante y de seguir fortaleciendo

nuestra voluntad y capacidad de diálo-

go, acuerdo y consenso, porque toda-

vía tenemos muchos retos por resolver

en todos los rubros del desarrollo,

pero no en el aislamiento, sino en la

unidad para acelerar los cambios que

se requieren en las distintas regiones y

estados de nuestro país.

Hace cien años, en el estado de

Aguascalientes la soberana Conven-

ción Revolucionaria del 14 fue capaz

de reunir distintas facciones que an-

tepusieron sus lealtades y objetivos

al interés superior de la nación.

El legado de la soberana conven-

ción se mantiene más vivo que nun-

ca en el presente, porque si aquella

generación de mexicanos buscó

transitar de las armas a las normas,

en el Siglo XXI debemos transitar de

las reformas a las transformaciones,

en un dialogo plural y en el que na-

die está ni debe sentirse excluido.

Porque México es un proyecto

que necesita del compromiso y del

esfuerzo de todos para que siga

avanzando por la vía de un federalis-

mo moderno, más equitativo y que

sea un instrumento de unidad para

todos los mexicanos.

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uego de advertir que México vive un federalismo que en realidad es-

conde un centralismo, Porfirio Muñoz Ledo -político e intelectual de

enorme trayectoria y experto en la especialidad-, urgió por reformas

que pugnen por repartir mejor el poder en la geografía nacional, e

indicó que el asunto es tan complejo que la sola revisión del tema

federalista impulsa a la elaboración de una nueva Constitución.

En el marco del Seminario organizado por el Senado sobre Fede-

ralismo y la Unidad Nacional, Muñoz Ledo destacó que lo primero por estable-

cer en una renovada arquitectura Constitucional es definir qué le corresponde

a cada quien entre Federación, estados y municipios, en tanto criticó que no

tengamos en el país -por falta de cultura política- una idea clara de lo que es el

Federalismo.

l

Imperioso enMéxico impulsarla creación de una nuevaConstitución: Muñoz Ledo

Conferencia Magistral El Federalismo Mexicano que presentó en el Seminario Encuentro por la Federación y la Unidad Nacional del Senado de la República

Javier Lozada León

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Ex Secretario del Trabajo y Educación

Pública, ex senador de la República,

ex diputado federal, ex embajador en

la ONU y ante la Unión Europea, el

especialista señaló que la Constitu-

ción de 1917, por efectos de la Revolu-

ción, formuló normas enormemente

centralistas que provocaron excesos

de la Federación.

Y detalló:

“El Federalismo mexicano nació

mal: las participaciones a estados y

municipios no son una distribución

equitativa de los fondos públicos

sino una limosna pública, mientras

el Municipio ejerce tan sólo potes-

tades derivadas del control de los

gobernadores…”

Versión estenográfica de su par-

ticipación:

Hoy, dentro del Seminario Encuentro

por la Federación y la Unidad Nacio-

nal, tendremos una conferencia ma-

gistral que será dictada por el maestro

Porfirio Muñoz Ledo y Lazo de la Vega.

Para hacer la presentación formal

de nuestro destacado y distinguido

visitante, así como de la conferencia

que dictará, tiene el uso de la pala-

bra el maestro Alejandro Encinas

Nájera, Director General de Estudios

Estratégicos del Instituto Belisario

Domínguez, del Senado Mexicano

MAESTRO ALEJANDRO ENCINAS

NÁJERA: Muy buenas tardes.

Para mí es un honor haber recibido la

invitación de la Mesa Directiva para

moderar esta conferencia magistral,

impartida por Porfirio Muñoz Ledo.

Tomaría muchísimo tiempo

dar cuenta de la trayectoria de este

distinguido político, por lo que me

limitaría a decir que si hay un hom-

bre que desde el ámbito intelectual y

político ha estudiado de manera sis-

temática el Federalismo en México,

y desde una perspectiva de estadista,

es Porfirio Muñoz Ledo.

Así que, sin mayor preámbulo

le cedo la palabra. Escuchémoslo

atentamente.

MAESTRO PORFIRIO MUÑOZ

LEDO: Muy buenos días. Agradez-

co la gentil invitación del Senado

en este Seminario sobre Federalis-

mo en México.

Esta es una de las grandes refor-

mas pendientes de la Constitución.

Pero la verdad es también que el

asunto es tan prolijo y tan comple-

jo, que la sola revisión del tema fe-

deralista nos obliga a la elaboración

de una nueva Constitución.

Si por ejemplo, para estas refor-

mas llamadas estructurales hubo

modificación a 20 o más artículos de

la Constitución; si para la prime-

ra reforma electoral en serio, que

hicimos en ’76, donde metimos lo

del Distrito Federal, se reformaron

16 artículos, imagínense lo que

significará en todo lo largo y ancho

de la Constitución volverle a dar una

forma federal.

Debo decirles que el tema se ha

discutido a lo largo de toda la vida,

de todas las legislaturas. Estadísti-

camente, el artículo de la Constitu-

ción que más iniciativas de reforma

formales ha recibido es el artículo 73

de la Constitución. Van más de 90. El

artículo 73 es aquel que determina las

facultades de la Cámara de Diputa-

dos; por lo tanto, son facultades fe-

derales, son facultades federales las

del Ejecutivo, las del Judicial y las del

Legislativo; y se ha venido haciendo

grande a través de los años y tiene Bis

y Bis y Bis y Bis. Y eso ha mermado

las facultades de los estados.

El otro tema es que los munici-

pios no cuentan en esta danza. Son

los hermanos menores del Sistema

Federalista Mexicano. Se ha llega-

do al colmo de que el título V de la

Constitución reza: de la Federación,

los estados y el Distrito Federal, y los

municipios no existen; se van den-

tro de este título el artículo 115

Pero, ¿cuál es en México –y es el

tema por el que voy a entrar– la na-

turaleza jurídica de los municipios?

Porque me interesa ver la Federación

en su conjunto.

Primero, diré que me agrada so-

bremanera que haya titulado a esta

parte del ciclo “La visión descentrali-

zada del Estado” o algo semejante.

Yo sostengo que el Estado

nacional puede revisarse transver-

salmente, desde grandes enfoques.

Uno, por ejemplo, es el de los dere-

chos humanos. Vamos a peinar la

Constitución a la luz de los derechos

humanos.

Lo otro que ha estado muy en boga

y al que se le llama genéricamente

“Reforma del Estado”: es la reforma,

Page 39: REVISTA EL FEDERALISTA NÚM.18

37

el cambio de la forma de gobierno,

incluso de la forma de Estado. Vamos

a hacer un presidencialismo, parla-

mentarismo, un semiparlamentaris-

mo, o a cambiar la forma de Estado y

nos convertimos en una monarquía.

Ese ha sido el tema que he llamado las

“candilejas”.

Otro es el de transparencia y

papel de la sociedad en las activida-

des públicas y Régimen de Medios

de Comunicación, pero en fin. Todos

estos documentos que aquí trai-

go, que corresponden a 10 años de

esfuerzo que han hecho las organiza-

ciones de municipalistas en México,

sobre todo, lo que nos aportan es una

visión descentralizada del Estado.

Dentro de esta óptica, lo que

más nos interesa es repartir el poder

en el territorio nacional. Esta no es

cuestión de broma. Y los que lean

curiosamente los periódicos les

habrá llamado la atención: yo hice

un artículo, se los recomiendo, hace

15 días en el Universal, que se llama

“Escocia, una consulta”.

La gente cree que los Estados-

naciones existen para siempre. Se les

olvida que hay naciones dentro de los

propios Estados; lo que se descubrió

dramáticamente en Europa con la

implosión de la Unión Soviética y

de Yugoslavia. Actualmente hay 48

países en el Consejo de Europa. Per-

dieron por una nariz los escoceses,

pero quizá ganen por una nariz los

catalanes, sí.

El mundo está en movimiento y

hay que saber que el poder original

viene de las comunidades; comuni-

dades, cualquier nombre que hayan

recibido, que ahora le llamamos

“comunidades tribales”, que ahora

llamamos “pueblos antiguos” que se

van conformando en civilizaciones

por agregación, por conquistas, por

matrimonios, por supeditaciones de

otro tipo.

Esto es, primero son las uni-

dades políticas locales que luego

se van enlazando unas con otras

hasta formar los estados naciona-

les. Del siglo XVII, del siglo XVIII

al siglo XIX, al siglo XX, lo que más

importó fue la constitución de los

Estados Nacionales. Pero con el

propósito, en muchas ocasiones,

de que dieran espacios a las unida-

des previas a ella, que habían cons-

tituido el poder original –y no me

extiendo más–. Mi amigo, recién

fallecido, Arnaldo Córdova, solía

decir que primero fue la soberanía

de los pueblos y luego la soberanía

nacional.

Los pueblos primero fueron

soberanos y se defendieron frente a

los ataques e intentos de vasallaje.

Ahí está la historia literaria de Es-

paña como Fuente Ovejuna: venía

el Comendador y no volvía a salir,

y se sabía quién lo había matado,

pero llevaba la culpa toda la comu-

nidad en su conjunto. Ahí el origen

del poder político comunitario: es

lo primero que es.

Voy a entrar al primer término.

Estoy haciendo aquí la síntesis que

ya hice verbalmente.

Vivimos un Federalismo que

en realidad esconde un centralis-

mo. La complejidad de los asuntos

nacionales y la propia globalización

han orillado al fortalecimiento

formal del Estado Nación, en detri-

mento de sus partes.

Difícilmente encontrarán uste-

des en el mapa universal de las con-

tribuciones fiscales, un país en el

cual el poder central cobre más del

80 por ciento de los impuestos, sin

contar las participaciones de PEMEX

que llegan al cien por ciento.

No hay ningún país que yo haya re-

conocido -y debo decirles que trabajé

muy de cerca, porque me interesó

el tema-, con las comunidades

territoriales de Europa que perciban

menos del tres por ciento de todo lo

que se recauda en el país.

Entonces este país, como decía

críticamente Lucas Alamán, es

feudalista, es rentista, vive de sus

rentas y es limosnero abajo. Lo que

las participaciones significan no son

una distribución equitativa de los

fondos públicos; son una limosna

pública, en algunos casos.

Nosotros pensamos que en

virtud de lo estipulado en el artículo

39, la soberanía pertenece a todos.

La soberanía es un fenómeno que

abarca a la nación en su conjunto.

Lo que nunca me he explicado ni

puedo entender es que en la defini-

ción de la federación mexicana apa-

rezca, en el artículo 41 (yo desafío al

que tenga una Constitución vigen-

te), que el poder nacional se ejerce

en la escala de sus competencias, se

reparte entre el gobierno federal y

los gobiernos de los estados, quie-

nes integran o quienes representan

a la soberanía nacional y se convier-

ten en estados.

Entonces, una pregunta que me

hago hace mucho tiempo es: ¿y qué

son los municipios? -Son expresión

de soberanía, la gente va a votar, sí,

eligiendo un alcalde y un regidor,

aparte de la distribución federal de

competencias. Entonces, ¿es una

elección de sociedad de alumnos,

por decir algo, o es parte constituti-

va del Estado Mexicano?

No cabe duda que es lo último.

Lo que se ha reclamado en este país

es la soberanía a partir de los pue-

blos, siempre. Primero comenzó la

idea de la soberanía de los munici-

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pios, de los que existían entonces,

respecto del todo nacional. Fue

Primo de Verdad, en 1808, cuando

el Rey estaba cautivo y él reclamó

la soberanía para los municipios y

para los pueblos de este país.

No me extiendo en los antece-

dentes históricos. Simplemente

digo que la naturaleza del munici-

pio implica una parte del ejercicio

de la soberanía: el reconocimiento

de la porción de soberanía que le

corresponde al municipio. Este es el

principio de una reorganización del

sistema federal del país.

Léete el Artículo 41, por favor;

segundo párrafo.

MAESTRO ALEJANDRO ENCINAS

NÁJERA: Me pide nuestro ponente

que lea el Artículo 41:

“El pueblo ejerce su soberanía

por medio de los Poderes de la Unión

en los casos de la competencia de

éstos y por los de los estados. En lo

que toca a sus regímenes interiores,

en los términos respectivamente

establecidos por la presente Consti-

tución Federal y las particulares de

los Estados, las que en ningún caso

podrán contravenir las estipulacio-

nes del Pacto Federal”.

MAESTRO PORFIRIO MUÑOZ

LEDO: ¿Si la soberanía la ejercen los

estados y la Federación, qué ejerce el

municipio? -Esa es la gran pregunta.

Ejerce potestades derivadas, deri-

vadas del control de los gobernadores.

La mayor parte de las ponencias

que constan en esa Iniciativa de Re-

forma Federalista, abarcaron los más

diversos, los más complejos, asuntos

que estaban a consideración.

Se recibieron más de 760 ponen-

cias, de las cuales 15 provenían de

universidades y 32 de organizacio-

nes políticas, incluso de partidos

políticos.

Lo primero que hay que definir en

una nueva arquitectura consti-

tucional, es qué le corresponde a

cada quién; qué le corresponde a

la Federación, a los Estados y a los

Municipios.

Aquí voy a decir una blasfe-

mia: el ataque frontal que se hizo

al recientemente creado Instituto

Nacional Electoral, no tuvo funda-

mentos claros.

Se dijo que se está violentan-

do el Federalismo. Yo no estoy de

acuerdo.

La facultad, el derecho nacio-

nal, por lo tanto federal, es partici-

par en las elecciones nacionales, y

así debe estar en el Artículo 36 de la

Constitución.

No dice si el órgano que va a

contar los votos es nacional, fede-

ral, estatal o municipal. No lo dice.

El derecho es votar y ser votado.

En los Estados Unidos de Améri-

ca, por un sistema que arrastra del

Siglo XIX muy curioso, con prima-

rias, todo lo que ustedes conocen,

permaneció hasta hoy el privilegio

de los municipios de contar los vo-

tos de las elecciones presidenciales.

Es un ejemplo; hay muchos otros.

En México puede prevalecer;

puede prevalecer el que sea una

sola entidad nacional, sí, la que

cuente los votos y desarrolle el

proceso y tenga incluso la instancia

judicial; no necesitan organizarlo,

ni a nivel de Estado ni a nivel de

municipio.

Lo que pasa es que –y voy a ex-

plicarlo– no tenemos, por falta de

cultura política, una idea clara de

lo que es el Federalismo. El Federa-

lismo no es el régimen político más

extendido en la tierra; hay muchas

otras formas de descentralización

política, que son más eficaces.

Voy brevemente a la historia.

Cuando México nace como nación

independiente, hay un solo Federa-

lismo, el de los Estados Unidos, el

de la Constitución de Filadelfia, que

se formó de modo natural porque se

rebelaron las 13 provincias en con-

tra del dominio inglés y se pusieron

a gobernarse a sí mismas; tardó 17

años en elaborarse la Constitución.

No querían nombrar Presidente de

la República ni Banco Central. Fue

realmente un conjunto de provin-

cias, con sus facultades propias,

las que se fueron sumando a una

Federación.

Pero nosotros no teníamos un

modelo y, se dice, que algún cons-

tituyente encontró por ahí perdi-

do, en una librería de Puebla, una

mala traducción de la Constitución

americana, y esa la tomaron como

modelo.

Debo decir, con plena concien-

cia, que otra cosa hubiera pasado

si los constituyentes de ‘24, que

habían estado en Cádiz como

diputados americanos, hubieran

tomado también lineamientos de

la Constitución de Cádiz. Claro que

España no era un Estado Federati-

vo, claro que en Europa no había

estados federativos pero había,

desde la Edad Media, estados que se

regían por otro tipo de arreglos en-

tre principados, ducados, etcétera,

y funcionaban como estados: como

Estados-Nación.

Entonces, la Constitución de

Cádiz había avanzado en la multi-

plicación de los municipios, en las

diputaciones provinciales y en el

reparto o descentralización de pode-

res hacia las provincias y hacia las

regiones, eso es muy importante.

Pero no era un modelo federal sino

un modelo monárquico y era Espa-

Page 41: REVISTA EL FEDERALISTA NÚM.18

39

ña, finalmente la potencia contra la

que habían luchado los mexicanos.

Entonces, ¿qué es lo que se está

planteando?, y lo voy a dejar a gran-

des trazos y espero que se entienda,

porque es complejo el tema central

del municipio ya lo toqué.

Ahora voy a tocar el tema cen-

tral de la relación entre el Gobier-

no Federal y los gobiernos de los

estados.

Si leemos el artículo 73 –al que ya

me referí– veremos que es un artí-

culo kilométrico que, salvo algunas

facultades que el Estado debe com-

partir, que el Gobierno Federal debe

compartir con los estados, casi todo

está atribuido al Gobierno Federal.

Si ustedes leen la fracción 27 del

123, se refiere a las contribuciones,

es una lista inmensa de contribu-

ciones que corresponden al Estado

Federal; y se quedan muy poqui-

tas –el predial, etcétera– para la

Federación.

Este es un sistema que vive del

préstamo. El dinero es de la Federa-

ción y lo presta, mediante partici-

paciones, a los estados, que van con

carácter mendicante a la Cámara de

Diputados a que les den lo que han

recaudado.

Lo primero, es una reforma com-

petencial y fiscal de la federación.

El artículo 124 dice, por una par-

te, que las facultades originales son

de los estados y solamente las que

queden serán de la federación.

Desde que comenzaron los

estados federales las concedieron

a la federación porque, si no, no se

hubieran podido constituir la políti-

ca Exterior ni el Ejército, ¿verdad?,

esas facultades que protegían al

conjunto. Pero nunca se les ocurrió

pasarle un chorizo de facultades a

la federación para que las fuera a

implementar dentro de los estados

a través de delegados.

¿Por qué se hizo esto? Porque el

federalismo mexicano nació mal.

Fue un federalismo en taparrabos.

Lean los libros de Josefina Zorai-

da del Colegio de México sobre la

primera parte de la Independencia

de México.

Eran elites muy distinguidas en

Guadalajara, en Mérida, donde se

quisiera, pero una miseria absoluta,

un analfabetismo absoluto y falta de

recursos, falta de actividades. Las

minas que explotaron los españoles,

se volvió jurisdicción federal, obvia-

mente, e incluso las encomiendas,

que era la distribución de los indios

para labrar la tierra y sus evoluciones

se convirtieron el poder federal.

Lo primero que nosotros tendría-

mos que hacer en un federalismo serio

es cambiar y decir, así como dice el

artículo 124 que las facultades son con-

feridas a la federación, que solamente

las conferidas a la federación son las

excepcionalmente no cubiertas por

los estados. Darle pocas atribuciones

al Poder Federal, muy importantes, y

redistribuir. Para allá va el federalis-

mo mexicano. Me tocará verlo a mí, le

tocará verlo a ustedes, porque así van

todos los países del mundo. Se ocupan

de cosas fundamentales.

¿Sobre cuántas leyes creen ustedes

que se aboca el Congreso Norteamerica-

no? Los grandes temas: la unidad nacio-

nal, sí; la seguridad externa del Estado;

coordinación de seguridad interna del

Estado; relaciones exteriores; cuestio-

nes generales de salud y ya. Y todas las

demás atribuciones se van a los estados.

Ha habido una manumisión

mental y una manumisión consentida

por los estados de la república. Hay es-

tados de la unión –pienso en el Estado

de México, que es el más poblado– que

tiene más extensión territorial que 42

estados nacionales.

El estado de Colima es más grande

que varios estados nacionales. Así estoy

hablando de las islas de El Caribe, así es-

toy hablando de los principados árabes,

hay 42, creo 43 estrados nacionales que

tienen menos de cinco millones de

habitantes, sí.

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Algunos permanecen bajo tutela

colonial, por esa razón. Francia

mantiene la tutela colonial sobre

islas de El Caribe, Holanda ya las está

soltando una por una, Gran Bretaña

lo hizo hace mucho tiempo.

Yo no le voy a sugerir al estado

de Jalisco que tenga ejército propio

y que tenga embajadores propios y

que tenga un gobierno completo,

pero afirmo que puede hacerlo, con

precariedad.

He tratado a embajadores de

Malta, embajadores de Estonia, a

embajadores de Lituania, a emba-

jadores de la República de El Cairo,

pueden ser diplomacias precarias,

pero existen.

Cómo es posible que conglome-

rados humanos con una identidad a

veces muy postiza, sobre todo entre

los países africanos, que en realidad

son una confederación de tribus y

no aludo a ningún partido político

nacional, tiene la fuerza suficiente

para jugar el excedente nacional,

combinados con otros estados.

Así nosotros, y no me voy a ex-

tender, delegaríamos una inmensa

facultad, cantidad de facultades en

los estados y los municipios.

¿Cómo?

Hay tres fórmulas: una que ela-

boró y, debo decirlo, con mucha pre-

cisión, el actual Presidente del PRI,

César Camacho, que me acompañó

a la ciudad de Venecia, donde yo era

observador en una comisión que se

llama Comisión de Democracia y

significa que se alientan, que se estu-

dian proyectos que pueden aumentar

la democracia en un país.

Él planteó no mal, con mucha

coherencia, lo que llamó la doctri-

na canadiense. Los canadienses le

hacen al revés y estoy hablando de la

esencia del federalismo, del cogollo:

los canadienses le dan las faculta-

des expresas, pero muy amplias, a

los miembros de la federación y les

dejan las facultades residuales, sí,

a la confederación en su conjunto,

pero son enormes las competencias

que tienen los estados de Canadá.

Pongo un solo ejemplo: el gas. En

Canadá no han podido cambiar su

padrón de hidrocarburos, porque hay

un Estado que produce la mayor par-

te de los hidrocarburos del mundo.

La Constitución mexicana, por

efecto de la revolución, quiso hacer

normas enormemente centralistas.

Otro de sus grandes pecados, que

se vuelve a poner de moda en una

dimensión ya de locura, es que el

Estado Nación Mexicano considera

que hay recursos de una magnitud

tal que deben ser manejados por la

Federación: las minas, depósitos y

yacimientos de hidrocarburos.

Los concede en 1899 a compañías

extranjeras pero, desde Francisco

I. Madero, empiezan a reclamar la

potestad sobre esos yacimientos que

finalmente conquista el General

Cárdenas.

Hubo quizá excesos de la Federa-

ción. Los hubo en la explotación

del recurso, depredación del medio

ambiente, vicio, desplazamiento del

personal local por personal importa-

do, corrupción, etcétera.

Pero a mí me parece que era lógico

que Petróleos Mexicanos comenzara

por un monopolio sobre los hidrocar-

buros. ¿Y ahora qué va a hacer?

Mejor habérselo dado al munici-

pio de Guadalajara que a la Shell. A lo

mejor hubiera hecho un mejor papel.

Entonces, hay temas más intere-

santes que voy a tratar, no sin antes

decir que la solución constitucional

yo la veo del modo más sencillo:

Que no hay ningún invento, hay

que leer Constituciones: la del Estado

francés, la rusa, la norteamericana.

La República Federativa Mexicana

trata: Las facultades de las autori-

dades de la Federación serán tales y,

después, se van otorgando facultades

a los estados o municipios.

O bien el problema es el Poder

Legislativo. Claro que también hay

que podar facultades del Ejecutivo y

hay que hacer una Reforma Judicial

Page 43: REVISTA EL FEDERALISTA NÚM.18

41

y en profundidad para que haya un

control difuso de la Constitución,

fundamentalmente. Hoy en el Ejecu-

tivo están por acá, por allá, y acullá

las atribuciones. Es decir, el 73 dice

“serán potestad”, etcétera…

En algunos acápites, pienso en

cuestiones de medio ambiente, dice:

Pienso en educación, que se com-

partirá esa facultad con los estados

y con los municipios bajo distintas

fórmulas.

Yo he propuesto no algo muy

extremo: que se quede el Artículo 73

y que diga: son, Apartado “A”, son

facultades expresas de la Federación

5, 6, 7, las que sean; no más.

Son facultades de los estados;

son facultades concurrentes, serán

por la Federación, estados, mu-

nicipios, tales: salud, educación,

caminos, comunicaciones, medio

ambiente. Entonces ahí se comparte

entre los dos.

Y luego, un último, todas las de-

más facultades no comprendidas en

este capítulo, se tendrán reservados

a los estados. A los municipios no

porque no tienen Congreso, en este

caso. Yo creo que esto sería tremen-

damente importante.

Hay una Iniciativa, la del antiguo

senador Alejandro Sobarzo, que está

por ahí perdida, y que es de lo más

interesante.

Nosotros le hemos dado para ade-

lante; nadie está en contra, pero yo

no sé quién tiene miedo a ejecutarla.

Se las voy a explicar, si les intere-

sa. Es Federación, federalismo puro:

El territorio insular de la Federa-

ción, que son las islas.

¿Por qué las islas son de la Federa-

ción y no son de los Estados? Esta es

una muy buena pregunta, ¿no es así?

Hay una sola isla bajo el control

de un Estado, que es la Isla del Car-

men, que está unida a tierra. Todas

las demás son islas administradas

por la Federación.

Yo no le pediría administrar las

Islas Marías, porque debe ser muy la-

toso lidiar todos los días con los presos;

pero las islas, los cayos y los arrecifes

pertenecen a la Federación cuando

podrían, en esta iniciativa, pertenecer

a los estados, a los estados con litoral.

Y aquellas que se encuentren hasta

15 millas náuticas, y aquellas que se

encuentren más lejos, pueden ser

solicitadas por estados sin litoral. Gua-

najuato puede explotar una isla “x”,

donde no interviene la Federación.

Esta es una idea luminosa que se

ha venido echando para atrás. ¿Qué

perdería la Federación con entregar

la jurisdicción de las islas?

Aquí el Gobierno Federal lo hizo

al revés, pero tuvo una buena idea:

en vez de pedir una isla, hizo pisci-

nas artificiales y playas artificiales

en el Distrito Federal.

Todo estado de la República debie-

ra tener acceso a un territorio insular,

¿están ustedes de acuerdo o no?

Porque además, no hay ni un

censo ni un cuidado. Las razones de

carácter militar, que son las que han

predominado, se pueden resolver:

pueden patrullar esas islas el Ejército,

la Marina, que está ahora también,

como patrullan las calles de México.

Es exactamente igual.

Bueno, nosotros le citamos –y voy

a irme más aprisa–: “combatir la asi-

metría que hay en el esquema Federal

Mexicano”, es el segundo tema que

voy a tratar. Y el tercero es el de la

autonomía del Distrito Federal.

Nosotros hemos promovido con

mucha constancia y con ferocidad,

cuando fue necesario, la asociatividad

de los municipios, y ese es el tema

que creo que más importa aquí.

La asociatividad de los municipios,

de los estados, puede ser asociativi-

dad voluntaria o determinada por la

Constitución. Creo que estamos en

una doble situación:

Yo entiendo por asociatividad

dos cosas diferentes. Uno, la capaci-

dad de reunirse, todos los estados y

formar una organización que no sea

el Gobierno Federal. Ya empiezan los

miedos.

CONAGO. Tuve que ver en la

creación de CONAGO, porque a mí,

mi función como representante

de México en Europa me pedía que

tuviera dos organismos paralelos a

los de allá: el Consejo Territorial,

ellos tienen un Consejo Territorial de

Europa; y el Consejo Económico y So-

cial, que nunca se pudo armar aquí.

Lo hicimos por internet y se

escandalizaron. Invitamos a las

organizaciones, profesores que se

interesaran en Europa, y ahí fueron

como cien, con dinero de sus univer-

sidades o de sus bolsillos; ¿Y resultó?

¡Claro que resultó! Muy movido,

resultó como se debía: la gente dijo lo

que quería decir.

Entonces, yo digo: la asimetría

debe terminarse, primero, porque

siendo el Senado el representante –es

muy importante– de la Federación;

porque simbólicamente algunas

facultades concedidas a los estados

pasaron a la Federación. Sobre todas

estas importantes federales que les

dije, Ejército, etcétera, quedaron

controles magros que hay que revisar

también en el estatuto del Senado,

como es analizar la política exterior.

¿Quién quisiera analizarla? Irte a

tu casa y leerla y decirle a tu familia

que no te gustó; vetar o aprobar re-

presentantes diplomáticos o consula-

res; citar a comparecer al Secretario

de Relaciones, no son facultades

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y, la más importante, ratificar los

tratados. Pero ratificar los tratados

merece casi duplicar la cámara o

tener un conjunto de senadores de

amplia formación.

Pasan por aquí por el Senado una

enorme cantidad de tratados que ya

llevan el sello de Relaciones Exte-

riores o que no lo llevan, pero pasan

aquí sin discusión.

En la Cámara de Diputados pasan

ciertos tratados en silencio también.

Aquí en el Senado, ¿cuándo? –Perdón,

si no hay senadores hay asesores que

no me quitarán la verdad– se toca

una campanita, se toca, ahora ha de

ser un timbre ultrasónico, y era que

había llegado el momento de la sesión

secreta –Fíjense qué es la crónica–, en-

tonces los periodistas se iban; sesión

secreta, porque la Constitución dice

que los asuntos de política exterior se

discuten en sesiones secretas.

Imagínense qué sería eso en la

democracia, no digo norteamericana,

venezolana o guatemalteca, que todo

lo que sea acuerdos con el exterior

debe discutirse en secreto.

¿Y qué pasaba? Se iban los senado-

res al café, todos, y se quedaban los

periodistas en la sala de prensa con

las pantallas abiertas. Entonces no

era una sesión secreta, era una sesión

electrónica; estaban más cómodos los

periodistas con las pantallas, oyendo.

A mí se me ocurrió, habiendo

sido embajador, pedirle a líder de la

Cámara que siendo sesión secreta yo

participara, entonces participé en la

discusión de 19 tratados, en los cuales

nadie habló.

Yo hice observaciones. Claro,

no sirvieron para nada, ya estaba la

aplanadora.

Por eso México no tiene buen

sabor de lo que son sus tratados, y

me perdonan, pero no todo mundo

me recibe de buena fe y con conoci-

miento que México haya aceptado

los tratados de derechos humanos

como derecho constitucional, porque

tiene el Tratado de Dolores Hidalgo,

la pérdida del territorio nacional, el

Tratado de la Mesilla, los Acuerdos de

Bucareli, el Tratado Mclane-Ocampo

y, el más ominoso del todos, el Trata-

do Latinoamericano de Libre Comer-

cio llamado NAFTA.

Se tiene que corregir esa asime-

tría de mucho poder a un órgano

del Senado para que vea los tratados

internacionales y, en mi criterio, no

se ofendan, deben pasar a la Cámara

de Diputados.

Hay acuerdos ejecutivos que

no pasan a esta cámara, que son la

mayor parte. Son acuerdos entre los

Estados Unidos u otros países y el

Gobierno de México, sobre temas que

luego se revelan secretos que había

derecho para los dums, o los drums,

que se llaman, que establecieron

derechos sobre presencia de agentes

extranjeros.

El Ejecutivo de la Unión, al mar-

gen del Congreso, hizo una política

de seguridad externa que es lesiva a

la nación.

Ahora, la senadora Rosario Green

se esforzó por una ley que, siendo

moderada, la apoyé en la Cámara de

Diputados con un pliego de reservas:

que el Senado diera todos los acuer-

dos ejecutivos; nosotros propusimos

que los acuerdos ejecutivos desapa-

recieran, porque no están en la ley

de tratados y no obligan a los estados

nacionales, que desaparecían o que

se convertían en tratados.

Que así le hacen los americanos.

El Tratado de Libre Comercio en Mé-

xico ¿Qué es? Un tratado que obliga

a todas las partes de la federación.

¿Qué es en los Estados Unidos? Un

acuerdo, no obliga a nadie, se resuel-

ven los conflictos en un panel, es un

tratado terriblemente asimétrico.

Este es el fortalecimiento del

Senado en lo que hace a la política

interna, también debe ser revisado.

Existe un artículo 76, fracción quin-

ta, sobre desaparición de poderes,

que luego de una decisión de la ley

reglamentaria, que está muy bien

hecha, es una ley elaborada por el

licenciado Jesús Reyes Heroles, no sé

si como diputado o como Secretario

de Gobernación.

No es una ilegalidad, contiene

las causales por las cuales no garan-

tiza un gobierno, la gobernabilidad

de un Estado, y no por razones ideo-

lógicas, sino fáusticas.

Yo estuve anteayer en Michoacán

y con todo respeto por el señor go-

bernador, dije: pero qué hace aquí,

por qué no se siguió el camino legal,

no, es que queremos que esté el se-

ñor Castillo. Y les digo, bueno, pero

hasta las elecciones ¿no? después de

las elecciones ya no, ya éste era un

virrey permanente.

Pero, dije, no pudo haber el Estado

Federal y sus municipios en el Senado

aplicar, creo que es la fracción dos del

artículo tres, de la Ley Reglamentaria

del artículo quinto, del artículo sép-

timo de la Constitución, diciendo por

ingobernabilidad, por incapacidad de

conducir, de mantener la paz pública

y conducir los asuntos ordinarios del

estado, alguna cosa así.

Pues claro que en ese caso estaba

Michoacán, se hace una desaparición

de poderes y se hace un gobierno ad

hoc, pero los intereses personales,

las grillas, los partidos, y vivimos

una situación anómala; tenemos un

virrey ahí y tenemos un gobernador

que acaban de sacar interino, que no

tiene ninguna fuerza.

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43

¿A quién es atribuible la responsabi-

lidad pública?

No quiero extenderme, pero hay

muchos problemas ahí.

Por último, creo en la asocia-

tividad propiamente dicha. Estoy

a favor, quiero decirlo, de que

CONAGO sea un ente constitucio-

nal, es otra visión del federalismo.

Hay los senadores que representan

a los estados y hay los estados que

se representan a sí mismos, sobre

todo con los senadores de lista, que

no son electos.

Creo que la bandera, porque ya

vi el folleto, de CONAGO es muy

justa, constitucional CONAGO.

Pienso en la constitucionalización

de las asociaciones municipales.

Ahí ustedes tienen una decisión.

La primera vez que funcio-

nó CONAGO fue en el Puerto de

Veracruz, bajo la Presidencia del

licenciado Miguel Alemán Valdés,

tuve el honor de ser invitado a dar

una ponencia sobre lo que era una

confederación de estados; y dije:

“en un país federalista debe de ser

un órgano de la Federación”. Pien-

sen, no implica el Senado, tiene

otras funciones.

El organizador suponía que yo

sabía más de organizaciones territo-

riales de gobernadores en estados

federales, y hablé.

Pero cuál no sería mi sorpresa

que en la mesa de los gobernadores,

mi sorpresa agradable, estuvieron los

tres, tres representantes de los muni-

cipios, entre ellos Ricardo Bautista,

estaba uno por el PAN, que son dos, y

uno por el PRI, que es muy activo.

Me pareció muy bien. Presenté

un proyecto de Reforma del Estado,

que lo tomara CONAGO, ya que no

lo tomó el Gobierno Federal, y Fox

lo tiró, lo dio a CONAGO y digan:

hagan ustedes el proyecto de la nue-

va Constitución.

Váyanse todos a Guerrero, al

Congreso de la Anáhuac, y ahí

júntense todas las legislaturas en el

Congreso de la Anáhuac, yo los ayu-

do, ya tenemos lugar, ya tenemos

bonito alojamiento.

¿Qué pasa? Que ustedes señores,

no ustedes gobernadores; ustedes,

Poderes Legislativos del Estado, no

han enviado ninguna ley al Congre-

so. Esto es espantoso. Así como digo

que no había habido un solo Tratado

discutido por los senadores.

Conocía la biblioteca que estaba

junto a mi oficina y dije: a ver, bus-

ca la Carta de las Naciones Unidas,

qué comentarios tiene, qué discusio-

nes. ¡Ninguna!

La Carta Interamericana: a ver,

quiénes hablaron y qué dijeron.

¡Nadie!

A ver, la Convención Internacional

de Derechos Humanos. ¡Nadie!

Empezaron a hablar nuestros

legisladores en la Esfera Internacio-

nal, comenzaron a salir y fueron a

importantes congresos y dieron su

punto de vista.

Pero no se reflejó eso en el voto de

la Cámara. Fue allá en la Asamblea que

hizo el instrumento internacional.

Entonces yo propongo la participa-

ción de los senadores en el orden inter-

nacional, y desde luego está propuesta

la participación de todos los gobiernos,

a través del Consejo de la Cooperación,

en donde va a estar CONAGO, en las

acciones de cooperación con los esta-

dos de otros países.

Por último. Tenemos que tocar un

tema que es muy delicado:

Primero. ¿Estarían dispuestos,

los gobernadores y las autoridades

políticas de los estados, a dar ingreso,

con un método adecuado, a la Cámara

de Diputados, a la suscripción de

tratados?

Yo fui Presidente de la Comisión

de Relaciones Exteriores de la Cámara

de Diputados, y sí lo pude hacer, con

mucho cuidado, con algunos tropie-

zos, pero lo hicimos.

Compartir la revisión de los trata-

dos internacionales con el Senado. Hay

razones, ¿por qué?

Si la soberanía es nacional, perte-

nece a todos, no debe ser monopoliza-

da por una elite. Y vale mucho la pena

que la Cámara intervenga.

Otro tema: el de la integración.

Acatamiento de los principios inter-

nacionales en materia básica para los

estados y la federación.

El tema del subsuelo desde el

punto de vista del sentido común es

del que posee la tierra. El área en zonas

sujetas a tutela –según una expresión

que reza todavía en la Carta de Nacio-

nes Unidas– también tenían arreglos,

pero las tierras no eran nacionales,

eran de particulares.

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Poco a poco los extranjeros fueron

sustituidos por los jeques, ahora

deben hablar mita y mita, pero en la

época de los jeques ellos concedían

la explotación del subsuelo en los

territorios de su país, y era el tres por

ciento para todo lo recaudado; todo.

Su tres por ciento sobre las ganancias,

que eran fortunas al principio.

Si aquí se descubre un manto

petrolero importante aquí, los sena-

dores pondrán el grito en el cielo si

ven llegar las excavadoras y los postes

de PEMEX. Si esto ocurriera frente al

Palacio de las Artes también, en una

zona urbana.

Sin embargo, en zonas no urbanas

o alejadas, PEMEX ha explorado y ha

explotado donde cree conveniente.

Según el 169 de la OIT tienen juris-

dicción sobre el subsuelo los pueblos

indios y hay tres cosas que tienen que

hacer: uno, la consulta, informar;

dos, el permiso y, tres, la explotación y

el tanto, tienen derecho a un tanto;

pueden cobrar lo que sale de la tierra,

es parte de su patrimonio. Entonces,

está claramente estipulado.

Yo hice un discurso en Chicoa-

sén donde, con cifras en la mano,

dije qué porcentaje de hidrocarbu-

ros salía de Chiapas y qué porcenta-

je de fuerza eléctrica, era notable,

porcentajes muy altos, por el 40,

por el 60 por ciento.

Dije que con que le hubieran

dado un derecho al tanto, ya Chia-

pas tendría las mejores universida-

des del mundo y no sólo un gober-

nador viajero, algo más que eso.

Entonces ese es un tema fundamen-

tal de la nación, porque tiene que

ver el municipio.

Hay más: Le voy a mandar a

quien le interese, convenciones so-

bre municipios; pero sobre pueblos

indios y pueblos originarios, son

categóricos y son definitivas en los

procesos de descolonización.

Termino: el pecado mayor -que

me perdonen todos los liberales

revolucionarios y nacionales revolu-

cionarios-, es que el artículo 27 de la

Constitución dice, fracción prime-

ra, que la tierra y los suelos son pro-

piedad de la nación; segundo, ter-

cero, cuarto, ya están todos, aguas,

submarinos y el cuarto comienza

diciendo: para los efectos anteriores

el Ejecutivo de la Unión dictará los

decretos, dará las concesiones.

Entonces en el artículo 27 Pastor

Rouaix, que es el autor, poblano,

un gran ingeniero, transcribe los

derechos de la corona española,

porque la corona española vivía en

pleito constante con los criollos,

cuando Hernán Cortes se quería lle-

var todo, dijo “a mí me das el quin-

to para el Rey y el resto o explotas”.

Entonces, el control que la corona de

España tuvo sobre los explotadores

de los yacimientos fue tremendo. Es

natural que la independencia los tra-

ta de conservar, igual que el control

que la Colonia tiene sobre la Iglesia y

son grandes pleitos porque, del Siglo

XIX y sobre todo el final.

Entonces, digo: debe haber una

distribución equitativa en la última

iniciativa que envió la Comisión

respectiva a la Cámara de Diputados

sobre Pueblos Indios. Me permití

introducir las reformas al Artículo

27 Constitucional, que establece

las relaciones de los pueblos indios

con la territorialidad y con la sub

territorialidad.

Finalmente, me han pedido que

hable del tema del Distrito Federal.

Dos categorías de mexicanos,

ciudadanos, estuvieron tradicio-

nalmente excluidos del derecho al

voto: los mexicanos residentes en

el extranjero y los habitantes del

Distrito Federal.

En 1976 logramos revertir estas

dos tendencias y llegar a acuerdos.

Desgraciadamente los acuer-

dos en materia de mexicanos en el

exterior, fueron filtrados por una

trama de distancias que termina-

ron en un voto por corresponden-

cia, cuyo costo es infinitamente

superior a los resultados prácticos

que dan.

Yo los invito a volver sobre

el tema de los mexicanos en el

extranjero. Ya se les pasó el tiempo

electoral para ahora, pero queda el

2018. Hay un proyecto completo,

un proyecto de reformas que daría

acceso a todos los ciudadanos mexi-

canos, al voto.

El otro tema, era que los habi-

tantes del Distrito Federal, siendo

ciudadanos a carta cabal, no tenían

derecho a nombrar a sus autoridades.

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45

No lo tenían sobre todo desde que

los municipios que existieron desde

1852, cuando se funda el municipio

de Coyoacán, hasta el año de 1928,

en que fueron suprimidos con la

reelección de Álvaro Obregón, la

Ciudad tuvo municipios, pocos,

muchos, regulares, pobres, aisla-

dos, de todo tipo, cambiantes.

En todos, por ejemplo, está

Xochimilco; no lo pudieron dejar,

Milpa Alta y Tláhuac, menos; Álva-

ro Obregón fue muy posterior; ade-

más, fue un tributo que rendimos

al que cerró los municipios, que es

una de las grandes contradicciones

de México: que haya una Delega-

ción Álvaro Obregón en honor del

señor que tomó la decisión de supri-

mir los municipios.

Bueno, contradicciones, sabe-

mos, hay por todos lados. Entonces,

tenemos una situación absoluta-

mente desproporcionada respecto

de los derechos que, conforme a los

tratados internacionales, tienen los

pueblos indios.

Porque no se trata sólo de poder

hablar su lengua, su lengua en las

escuelas o de que tengan tribunales

propios. En el movimiento auto-

nomista de los indígenas, que es lo

que en México se ha soslayado, está

presente el problema de la territo-

rialidad. Son movimientos ecológi-

cos, son movimientos en protección

de la naturaleza.

Ahora, dentro de esta lógica

aparece lo del DF. Lo del Distrito

Federal está muy claramente ex-

puesto, porque hay en un momen-

to al cual llegamos al máximo de

concentración en 28: había un re-

gente de la Ciudad de México, con

unas 16 delegaciones que fueron

del año ‘70, con el que se clienteli-

zaba la Ciudad.

La Reforma del Distrito Federal im-

plica cambiar este esquema, porque

el Jefe de Gobierno ya no tendría de-

pendencia alguna del Gobierno Fede-

ral. Las facultades que quedan como

ratificar al Procurador y ratificar al

Jefe de Seguridad Pública, desapare-

cerá. Eso ya está acordado.

Les voy a decir lo que está en

principio acordado, aunque del plato

a la boca se cae la sopa. Está acor-

dado, acordado, que sea autónomo

completamente del Gobierno Federal

en sus decisiones.

Está acordado que siga siendo

capital federal. Está acordado que

tenga una Constitución propia. Nos

regimos por un estatuto de gobierno

que expidió el Congreso de la Unión;

esos estatutos se llamaban “Cartas

Reales”, en la antigüedad: eran las

cartas de autonomía que daban los

reyes para esperar a que crecieran.

Eran primeros permisos; pero prove-

nían de la autoridad.

Se trata de que sea una Consti-

tución elaborada exclusivamente

por personal electo en el Distrito Fe-

deral. Subsiste una diferencia, que

se zanjará en breve si es la próxima

Asamblea del DF la que cumple el

papel de Constituyente o si, como

algunos pensamos, debiera haber un

Constituyente ad hoc.

Hay muchas tendencias hacia

la primera, porque simplifica las

cosas y siempre la simplificación es

buscada por quienes tienen arduas

negociaciones, que se prolongan en

el tiempo.

Hay un acuerdo sobre que se

establecerá por Ley Federal un Esta-

tuto Metropolitano. Hay tres ideas:

una, o hay una disposición sobre

zonas metropolitanas y conurbadas

en todo el país, si hay dos variantes:

las que están en todo el país, dentro

de un solo estado o las que rebasan

un estado.

No es lo mismo la zona conurbada

de Monterrey, de Guadalajara, que

son plenamente neolonesas y tapa-

tías; Tlaquepaque es parte de una

zona conurbada que, por ejemplo, la

zona conurbada de La Laguna, que

tiene tendencias separatistas claras.

Se piensa –es mi pensamiento– que

cada una de esas realidades que son

distintas deben tener su propia ley

federal o acuerdo particular. Se está

decantando, está en iniciativa la idea

de que haya una ley. Tiene que ser

federal, porque abarca tanto Hidalgo,

como el Estado de México, como la

Ciudad de México. Hay muy buen am-

biente, incluso ya hay pasos adelante.

Habrá un estatuto de capitalidad

de la Ciudad de México con el Gobier-

no Federal, lentamente, porque va a

tardar mucho tiempo en entenderse.

Lentamente se va a ir entendiendo

que el propietario del terreno somos

nosotros y que nuestros inquilinos

son los poderes federales. Esto no se

le puede haber dicho a Hernán Cor-

tés, los hubiera matado, a Antonio

López de Santa Anna, a Porfirio Díaz,

a Álvaro Obregón. Tú eres el inquili-

no, bueno, va a ser el inquilino.

Porque es sede de los poderes

federales, es capital de la República,

es simbólica y sede de los poderes

federales, pero no está establecido del

todo el territorio del Distrito Federal.

En Cuajimalpa no hay instituciones

federales, las que las haya las vamos a

censar; vamos a tener un censo de ins-

tituciones federales y sedes diplomáti-

cas para saber cuál es el cuidado de las

mismas y atenderlas. Pero, a cambio,

la federación nos lo va a pagar, como

cualquier buen inquilino, lo que

hagamos para el mejoramiento de los

edificios federales.

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Cambia –no lo digan muy fuerte–

cambia el concepto. Incluso yo estuve

insistiendo, no quedó así en donde se

asientan los poderes federales. Yo de-

cía, la Capital de la República alberga

los poderes federales; alberga –esa era

mi fórmula– los poderes federales y es

Capital de la República.

Nombre de la capital, se eligió

la idea de Estado Nación, dicho en

términos internacionales. Estado no,

porque nos obliga a aplicar todo el 114 y

todo el 115 y el tema municipal es muy

complicado.

¿A qué voy a ir ahora? Será Ciudad

de México, va a ser el nombre. Ya

ven ustedes que la propaganda es

CDMEX, va a ser Ciudad de México.

No sé si a algunos les duela, dejamos

de ser defeños, se acabó el D.F., el

D.F. porque no es un Distrito de la

Federación, es una ciudad.

Todas las líneas aéreas del mundo

dicen: “Se viaja Tokio-México”; “se

viaja Buenos Aires-México” y México

es el nombre de la capital.

En principio, salvo lo que de-

cidan los legisladores, se llamará

Ciudad de México.

Esas son las modificaciones funda-

mentales.

Queda una, que es la más discuti-

ble, y es la que se refiere a la división

territorial del Distrito Federal; a varias

organizaciones les hubiera gustado,

a mí también, que las delegaciones

actuales se tuvieran por municipios.

Le puedes llamar municipio, pero

ya no es municipio. Entonces, se tiene

que buscar un tipo de unidad política

en el Distrito Federal que equilibre con

el gobierno de la ciudad, que tenga

autoridad y recursos suficientes para

resolver los problemas, sí, y que no

rompa la articulación urbana.

Y para terminar diré que debe-

rá haber acuerdos en el número de

alcaldías. No se sabe, los partidos andan

diciendo que entre 24 y 26. A mí me

pareció poco; a Arnaldo Córdoba le pa-

recía poquísimo, él decía que había que

hablar de 80 o 90 como en París, bueno,

corresponde a la necesidad demográfica.

Tomando en cuenta el promedio

de los municipios del país, tendríamos

unos 40 ó 45 ó 50. Entonces, yo no tengo

intervención en esto, va a haber plebisci-

tos, van a opinar los delegados. Para mí

una cifra cercana a los 30, 35, sería muy

adecuado.

De otra manera y estoy hablando,

perdón, quizá no tenga todo el público

el mismo interés en el tema o tal vez

sí, estoy hablando con los actores del

Distrito Federal, digo: si no son regula-

res de tamaño las alcaldías, pues deben

tener un nivel de gobierno abajo.

Desde los aztecas este país tiene barrios,

luego tuvo colonias, tiene comunidades,

por qué no reconocer la personalidad,

si no todos son subdelegados, ya no son

delegados, pero sí se necesitará que se

elabore una constitución propia, no

tiene por qué decirse.

Soy muy partidario de que estén

subdivididas las delegaciones en enti-

dades más pequeñas, sí; yo soy de la

Colonia Del Valle, pues me gustaría ver

la Colonia del Valle figurando en algún

lado, junto con sus vecinos, con la

Narvarte y con órganos de participación

democrática.

En dado caso el proyecto es notable

y quiero decirles por qué la conferencia

se ha prolongado en exceso, que sería

la primea constitución democrática,

la primera constitución actualizada

de América Latina en este siglo, y no

sé si del mundo. A ver cómo sale, si el

pueblo nos aprueba.

Muchas gracias

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Título: Culto a las ánimas

Autor:Efraín Becerra Castañeda

JAvIER hURtAdO gONZálEZ

Doctor en Ciencia Política y Director general del Instituto de Estudios del Federalismo “Prisciliano Sánchez.

(Ponencia presentada en el Seminario “Encuentro por la Federación y la Unidad Nacional”, organizado por el Senado de la República).

México es el EstadoFederalmás centralizado del mundo

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oy a tratar de dividir

mi intervención en

tres grandes aparta-

dos: primeramente,

quisiera fijar una pri-

mera reflexión o posi-

cionamiento respecto

al asunto del centralismo, federa-

lismo y democracia; esto, porque lo

que he escuchado el día de hoy, lo

que escuché también en la televisión

en la noche, en un programa de tele-

visión. En segundo lugar, haré cinco

breves reflexiones sobre la situación

actual del Federalismo en México,

para concluir si se encuentra o no

en crisis. Y finalmente, propondré

a ustedes, al Senado, aquí por el

digno conducto del senador Zoé,

cinco propuestas muy sencillas,

muy claras, muy concretas de cómo

podríamos hacer funcionar mejor el

Federalismo.

Entonces, si ustedes me lo per-

miten, iniciaría:

Miren ustedes, yo no puedo venir

a hablar a un Foro de Federalismo,

a favor del Centralismo, ni por más

que trate de asociarlo con la demo-

cracia. A mí me parece que ahí, en

esa asociación, hay una confusión

conceptual:

Para mí, el concepto de demo-

cracia tiene que ver con el sistema

político. Es un concepto que nos

remite a los análisis de los sistemas

políticos: el sistema político demo-

crático, el sistema político autorita-

rio, el sistema político totalitario,

de partido único, teocrático, lo que

quieran ustedes.

Federalismo nos remite al

sistema de organización política,

y aquí voy a diferir un poco con mi

estimado amigo Alberto Aguilar. Y

entonces, sistema de organización

política quiere decir: federalismo

o centralismo o estados unitarios,

autonomías o confederaciones.

Y sistema de gobierno quiere decir:

parlamentarismo, presidencialismo

y semipresidencialismo.

De tal manera que yo no pue-

do mezclar las cosas, yo no puedo

asociar centralismo con democra-

cia; como tampoco federalismo con

democracia, son variables indepen-

dientes, no tiene nada que ver una

con la otra.

A mí no se me olvida que en

una campaña; y no quiero citar al

que llegó a ser Presidente, y luego

andaba en campaña en esa época,

dijo: “Vamos a terminar en México

con el viejo presidencialismo, para

instaurar el auténtico federalismo”.

“¡Qué es eso!”, dije yo.

Lo correcto es decir: “Vamos

a terminar en México con el viejo

presidencialismo, para implan-

tar un parlamentarismo” o bien:

“vamos a terminar en México con

el centralismo, para implantar el

federalismo”. Eso sí.

Entonces, no confundamos las

cosas y no hagamos depender una

cosa de la otra; porque no quisiera que

detrás de eso haya un objetivo insano.

Si yo les dije que no puedo venir

a hablar a nombre del Centralismo,

tampoco vengo a decirles a ustedes

que el Federalismo es un sistema

de organización política cualitati-

vamente superior al Centralismo,

a las comunidades autonómicas y

que es el que mejor se relaciona con

la democracia. No, no voy a hacer

eso tampoco.

Para mí, el Federalismo es otro

sistema de organización política,

con las mismas cualidades y defec-

tos que tiene el sistema unitario.

Ninguno es jerárquica ni cualitati-

vamente superior al otro.

Pero de la misma manera, y eso

tampoco se puede aceptar, yo puedo

decir: “la democracia sólo puede

existir en el Centralismo”; porque

en este país ha habido un fracaso

y un abandono de las responsabi-

lidades del Gobierno Federal o del

gobierno central, y eso ha permitido

que en los estados existan autócra-

tas, señores de horca y cuchillo, y

que sean los reductos del tradiciona-

lismo en México.

Yo no puedo aceptar eso. Quizá

soy muy provinciano y no vengo

muy seguido al Distrito Federal, voy

a venir más seguido para nutrirme

de cuáles son esas obsolescencias

que existen en los estados; porque yo

vengo de un estado y observo, claro,

algunos problemas, ¿no?, en los con-

troles, en el sistema de distribución

de competencias y todo esto.

También observo problemas de

falta de eficacia democrática, de

incapacidad de los gobernadores

de poder tomar decisiones porque

tienen un gobierno dividido. Hoy en

día, en 20 estados de la República

existen gobernadores que su partido

no tiene mayoría absoluta en el

Congreso; entonces yo no sé cómo

pueden hacer y aplicar la ley del

chicharronero, definitivamente no

me lo explico.

Ahora, si me dicen: “Es que hay

gobernadores que se las arreglan

para que no obstante eso, imponer su

voluntad”; bueno, señores, entonces

ese es un asunto del proceso político

y de las aptitudes o incapacidades y

cualidades o capacidades personales

de los políticos. Pero no se la acha-

quemos ni al diseño del sistema de

Gobierno ni al Federalismo como

sistema de organización política.

Para terminar esta reflexión,

que me parece importante, yo me

pregunto: ¿por qué, entonces, si

fuera cierto, cómo era que entonces

en la época del partido hegemónico

existía partido hegemónico o siste-

ma autoritario con democracia en

los estados? No me lo explico.

v

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O bien, tampoco me cabe cómo

es posible, aceptando que hay dos

Méxicos –el México de los estados y

el México de la ciudad de México,

llámese Distrito Federal y Gobierno

Federal–, en donde es una situación

de una locomotora que va adelante en

la democratización y en la moderni-

zación del país; y sin embargo pervive

en esta realidad, reductos ultratradi-

cionalistas como los del siglo XIX. No

me checa, sinceramente se los digo.

¿A qué atribuyo eso? Eso lo atri-

buyo a que hay una confusión de los

conceptos, son cosas distintas.

Entonces, para terminar con

esta reflexión, el problema es que en

esto ha habido una argumentación

a modo; una argumentación a modo

porque de eso se ha valido el Gobier-

no Federal para que entonces, en vez

de buscar salidas institucionales y

constitucionales que puedan permitir

la ampliación de las esferas democrá-

ticas en las entidades federativas y

la eficiencia administrativa y guber-

namental en las autoridades locales;

entonces llega y dice: “Vénganse para

acá, ustedes son incapaces de hacer

todo y ahora el que lo voy a hacer soy

yo, a través de la expedición de leyes

generales”. ¡Qué bonito!, ¿no?

Porque si en verdad hubiera con-

gruencia, por qué no dice entonces –si

en realidad ese es el problema de Mé-

xico– que ahí parece muy interesante.

Yo creo que ese es el quid del asunto

actualmente desde el punto de vista

político en el país.

Esta situación –digámoslo– esquizoi-

de, esta situación bipolar, las dos rea-

lidades, ¿no? El sistema democrático y

moderno en valor del federal y el sistema

tradicional y atrasado en las estructuras

locales. Ese es el asunto fundamental.

Bueno, y si eso fuera cierto o

como dicen los abogados, aceptando

sin conceder, bueno, entonces manos

a la obra.

¿Y por qué entonces la situación es

unilateral? Porque esto se resuelve a

través de la preminencia del Go-

bierno Federal y la expedición de las

leyes generales a través de lo cual se

está modificando drásticamente el

esquema competencial previsto por el

constituyente de 1917. ¿Y la Suprema

Corte? Bien, gracias.

Insisto, creo que vale la pena

repensar esto del tradicionalismo

en los estados. Para concluir, nada

más quisiera recordarles a ustedes,

muchos de los avances en este país se

dieron en los estados y voy a mencio-

nar algunos:

La primera alternancia se dio en

un estado; el primer gobierno dividi-

do se dio en un estado; la Credencial

para Votar con Fotografía surgió en

un estado; la segunda vuelta electoral

se aplicó en un estado, y aquí todavía

no se aplica a nivel federal; las figuras

de democracia directa nacieron en los

estados; las fiscalías, las figuras de

las fiscalías nacieron en los estados:

Chihuahua, Durango y ahora Jalisco,

y ahora la va a copiar la federación.

Más aún. En febrero de este año,

2014, en la adecuación o armoniza-

ción en la legislación local electoral

con la federal y la constitucional,

Aguascalientes ya estableció y creó

el gobierno de coalición. Y a nivel

federal todavía no existe.

¿Quién es el que está por detrás,

la federación o los estados?

¿A quién o a qué conviene afirmar

esto?

Yo no vengo a defender a ningún

gobernador ni a los gobernadores,

que se defiendan solos, pero no me

parece a mí correcto afirmar cuestio-

nes que lógicamente no checan y que

la evidencia impide corroborarlo.

Dicho lo anterior, paso a hacer las

siguientes cinco reflexiones breves

e importantes. Creo que son la parte

que sigue.

Yo creo que los problemas que pre-

senta actualmente el Federalismo son

producto de cinco cuestiones básicas,

rapidísimo. Miren, es mi convicción

que en los últimos 37 años México se

ha dedicado a discutir desde 1977 las

reglas de acceso al poder, no hemos

discutido nunca para nada las reglas

del ejercicio de la distribución del po-

der y queremos más o menos entrarle

a las reglas del control del poder.

De tal manera que la asignatura

pendiente en este país –y aquí Alberto

Page 53: REVISTA EL FEDERALISTA NÚM.18

51

Aguilar no me dejará mentir– desde

que empezaron con las discusiones

de la reforma del Estado, siempre la

que se les olvida en los procesos, la

llamada “Reforma del Estado”, es la

modificación y el análisis del análisis

del esquema competencial mexicano.

Tibia y tímidamente hemos

avanzado un poco en las relaciones

Ejecutivo-Ejecutivo, pero sin resolver

los problemas.

Yo creo que ya ha llegado el

momento de que se avance en esta

materia, México se ponga al tiempo,

salde esa deuda que tiene con los

procesos de modernización política,

acompasar los progresos que han

existido en el artículo 2º, donde se ha

definido a la nación mexicana como

única e indivisible, pero sustentada

en la pluriculturalidad de sus comu-

nidades y hace falta reconocer la plu-

ralidad política que también México

es un país que tiene un sistema de

gobierno “ta, ta, ta” y un Sistema de

Evaluación Política, sí, pero también

está sustentado en la pluralidad polí-

tica de sus ciudadanos.

Y también continuar con el 141

constitucional, para establecer

también algunos principios, no sólo

que tengan que ver a los principios

que deben de guiar a los procesos

electorales, sino también los princi-

pios que deben de guiar las relacio-

nes entre órdenes de gobierno. Y

menciono el 141 constitucional porque

ahí dice que México se organiza bajo

un Sistema Federal y de acuerdo con

los principios del Pacto Federal. Esos

principios no están establecidos en la

Constitución, ni los sabemos ni los

conocemos. Se tratan de deducir con

dificultades.

Segundo, rápido. En este vacío de

que no se han discutido los esque-

mas de las reglas del acceso al poder,

del ejercicio del poder y del control

del poder, se da en el contexto de

la complejización de las demandas

sociales y de la complejización de la

gobernabilidad.

En el contexto, eso por lo que tie-

ne que ver ahí con la cuestión social

y el Sistema de Evaluación Política,

en el contexto de un Sistema Presi-

dencial de Gobierno con gobierno

dividido que hemos tenido en este

país de manera reiterada desde 1997,

¿sí?, y que por decreto está ahí en

la Constitución y que va a seguir

existiendo.

Y ya no solamente eso, hago

paréntesis, ahora ya por virtud de

la reforma constitucional aprobada

para 2014, ahora ya por decreto en

todos los estados de la República, yo

pienso que por esta visión de que hay

que someter a los gobernadores, ya se

van a crear por decreto en los estados

gobiernos divididos; porque el prin-

cipio es establecido en la fracción V

del 54 constitucional, de que ningún

partido puede tener más del ocho por

ciento de la sobre representación, ya

está aplicable en todos los estados.

Así es que si ahora tenemos 20

gobiernos divididos, después del

2015 van a ser 31 entidades con go-

biernos divididos, y espero que ahí

no sigan diciendo: “Es que los gober-

nadores hacen de las suyas”. Entonces,

no sé qué es lo que se quiera.

Eso se ha dado en el contexto de un

gobierno dividido y de una compleji-

dad de las demandas y de la goberna-

bilidad.

Esto ha traído, a su vez, como conse-

cuencia que exista como evidencia una

ausencia de dispositivos institucionales

y constitucionales para la coordinación

gubernamental y, por lo tanto, una

debilidad y parálisis o ineficacia de los

tres órdenes de gobierno. Son los tres

órdenes de gobierno, están en la misma

situación, porque no existen salidas

institucionales y constitucionales, ni si-

quiera para acordar la coordinación gu-

bernamental entre órdenes de gobierno,

ni mucho menos tampoco para superar

una situación de gobierno dividido.

Tercero. Para resolver esto se inventó

el Pacto por México, pero el Pacto por

México orientado esencialmente a

establecer acuerdos entre el Ejecutivo

y el Legislativo con una débil o nula

participación de los demás órdenes de

gobierno. Consecuencia de todo ello:

expedición en lo que va de este periodo

gubernamental federal del Ejecutivo en

turno, van ocho leyes generales que se

expiden y están ahí en el tintero anun-

ciadas ya, otras ocho más en transito-

rios de las reformas constitucionales o

en la fracción P del 73 constitucional, de

la fracción XXIX. Ahí están anunciadas

las leyes generales; todo, todo. Esto no

funciona, expides una ley general.

Esta situación, cuarta reflexión, se

ha dado también en el contexto de una

ausencia de espacios o instituciones

para la concertación y la coordinación y

de vacíos para las reformas constitucio-

nales, lo cual ha traído como conse-

cuencia la dificultad del control de la

constitucionalidad de las reformas cons-

titucionales, e incluso si esto se refiriera

solamente a su procedimiento, lo que de

alguna manera se ha dificultado.

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Quinta reflexión y última. Pese a lo

anterior, yo considero que el federa-

lismo no está en crisis. Lo que está

en crisis es un modelo de federalis-

mo en México.

¿Y cuál es ese modelo de federa-

lismo que está en crisis? El modelo

de federalismo descoordinado y

también que va acompañado última-

mente del federalismo centralizado;

del federalismo con preminencia del

Ejecutivo Federal.

No estoy diciendo un sinsentido,

¿eh?, porque no necesariamente

Federalismo es sinónimo de descen-

tralización, como tampoco Sistema

Unitario es sinónimo de descentrali-

zación. Hay sistemas unitarios más

descentralizados que los federales y

hay sistemas federales más centrali-

zados que los unitarios.

México es un caso paradigmático.

Creo yo que México es, sin lugar a

dudas, el Estado Federal más centra-

lizado de los 26 Estados Federales del

mundo. Y eso desde hace años, no de

ahora; siempre hemos sido.

¿Qué es lo que propongo?

Rapidísimo, si me lo permiten,

en primer lugar, al felicitarlos por

esta iniciativa, señor senador, y a

la Mesa Directiva y al Senado de la

República, en primer lugar, institu-

cionalizar este encuentro, pero que

este encuentro no esté sujeto a volun-

tades, a condiciones o a coyunturas

políticas ni mucho menos que haya

fuerzas políticas que no lleguen, por-

que no sé qué razones tuvieron para

no hacerlo.

Este encuentro transformarlo

en un consejo para la coordinación

intergubernamental. No quiero

decir un consejo federal, porque eso

sonaría como una instancia nueva,

pero sí hace falta un Consejo para

la Coordinación Intergubernamen-

tal, que obligatoriamente debería

reunirse al menos una vez al año y

su atribución sería conocer, discutir,

concertar y arreglar problemas y

necesidades que se presenten en los

distintos ámbitos del territorio na-

cional para, de manera consensua-

da, buscar alternativas de solución

que involucren a dos o más órdenes

de gobierno.

Este consejo gubernamental se-

ría el ámbito en el que se analizarían

las capacidades institucionales que

dispone cada orden de gobierno para

hacer frente a las demandas y nece-

sidades sociales y, de ser necesario,

acordar una acción coordinada.

De ello se podría derivar un

acuerdo de coordinación y/o coope-

ración gubernamental o bien una

reforma legal o constitucional a

presentarse ante el Congreso de la

Unión.

Rápidamente, este consejo gu-

bernamental, considero, no es una

receta, pero es una reflexión, una

propuesta, podrían integrarlo los 31

gobernadores y el jefe de gobierno

del Distrito Federal.

Ya no sería la CONAGO, porque

entonces aquí entrarían los presi-

dentes de las 31 legislaturas locales y

el de la Asamblea de Representantes

del Distrito Federal, que me parce a

mí que son muy importantes.

Por favor, si no reconocen eso, me

parecería más importante una reunión

de legisladores locales con los legisla-

dores federales, que una reunión de

la CONAGO. Yo no sé un gobernador,

cuando no tenga mayoría, pues en

realidad qué gobierna.

Luego, 32 senadores por cada enti-

dad federativa y el Distrito Federal de-

signados por la Junta de Coordinación

Política del Senado; cinco representan-

tes del Ejecutivo federal designados por

el titular; cinco diputados federales y

32 presidentes municipales de los mu-

nicipios más poblados del país, a razón

de uno por cada entidad federativa.

Este consejo debería reunirse al

menos una vez al año, en el mes de

septiembre. Podrá también reunirse

cuando sea necesario a convoca-

toria expresa del Presidente de la

República, por la mayoría absoluta

de los integrante de la Cámara de

Senadores, por la mayoría de los

gobernadores, más la mayoría de

los congresos locales o bien los dos

juntos o bien la mayoría de los pre-

sidentes municipales.

Segunda propuesta: adicionar

al 71 constitucional para estable-

cer que toda iniciativa de reforma

constitucional que tenga que ver con

la modificación de competencias

entre órdenes de gobierno, tenga que

ser presentada ante el Senado de la

República, como cámara de origen y

que una vez presentada ésta, previo

a su discusión y votación en el propio

Senado, debería ésta remitirse a las

legislaturas locales para que en un

plazo perentorio, las legislaturas lo-

cales establezcan su posicionamien-

to, no significa votación, simplemen-

te posicionamiento.

Es una especie como la moción

constructiva de censura que existe en

el sistema alemán para la moción de

censura al canciller, mismo posicio-

namiento que debería ser tomado en

cuenta en las deliberaciones del Con-

greso de la Unión al respecto, pero

integren a las legislaturas locales a

que se expresen, por favor, díganles

de qué se trata.

Tercero: reformar al 135 constitu-

cional para establecer que la votación

necesaria para considerar una refor-

ma constitucional aprobada por una

legislatura local debe ser por las dos

terceras partes de sus integrantes.

No puede seguir estando la cosa

como está actualmente, de manera

imprecisa. Ya la Corte se ha pronun-

ciado sobre esta situación, no hay

acuerdo al respecto.

Page 55: REVISTA EL FEDERALISTA NÚM.18

53

No puede ser que en un criterio se fije

el Congreso de la Unión dos terceras

partes y la de las legislaturas locales

no se diga qué tipo de mayoría se

requiere.

Es evidente que se requiere, es

evidente que deberían existir las dos

terceras partes. Como no está explíci-

to en la Constitución, creo que sería

muy importante que se estableciera

esto y creo que eso vendría a poner

una suerte como de garantía o de sal-

vaguarda, para que no se estuvieran

haciendo tantas reformas constitucio-

nales al vapor, que en el fondo vienen

a modificar drásticamente la distribu-

ción de competencias y el propio 124

constitucional.

Cuarta –y ya casi termino–: co-

rrespondencia con Albero, coincido,

agregar una fracción décima al 116

constitucional, la capacidad de aso-

ciación entre estados circunvecinos,

al menos para asuntos de seguridad,

de turismo, de promoción económi-

ca, de lo que ustedes quieran, sin

transgredir los principios del Pacto

Federal.

Esta discusión estuvo presente

desde el constituyente de 1857 y el

diputado Ignacio Ramírez se pre-

guntaba y planteaba la necesidad de

que se permitiera la asociación entre

estados, sin que significara la trans-

gresión del Pacto Federal.

Creo que esto es muy importante

y necesario, es más, es un atavismo

ahora que existen zonas metropoli-

tanas interestatales, cómo es posible

que existan zonas metropolitanas

interestatales y se prohíba la asocia-

ción entre estados, por favor.

Y quinto, finalmente termino,

introducir en el artículo 40 constitu-

cional la cláusula de lealtad federal,

en la que se establezcan los princi-

pios de solidaridad, subsidiariedad,

responsabilidad, confianza recíproca

y respeto mutuo en el marco de un

federalismo cooperativo y de concer-

tación, para asumir una conducta

leal que tome en cuenta los intereses

del conjunto, para alcanzar coope-

rativamente la funcionalidad de la

estructura federal.

Se trata, señoras y señores, de

pasar del juego de suma cero, que ha

caracterizado la relaciones entre el

gobierno del federalismo mexicano,

es decir, en donde lo que gana un

orden de gobierno tiene que ser a

costa de lo que pierda el otro, para

establecer un juego se suma positiva,

en donde se privilegie el fortaleci-

miento de la estructura federal, no

del gobierno federal.

Lo anterior, que es muy senci-

llo, en síntesis implicaría iniciar

una nueva etapa en la evolución del

federalismo mexicano, la etapa del

federalismo coordinado que deman-

da ya la nación mexicana.

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Título: “El Sitial de los Quetzales o Reyna del Huipil

Autor:Efraín Becerra Castañeda

J. AlbERtO AgUIlAR IÑáRRItU

Consejero para la Reforma Política del Distrito Federal y miembro del Consejo Editorial de El Federalista

hacia la superación de la nueva crisis del Federalismo mexicano

Page 57: REVISTA EL FEDERALISTA NÚM.18

55

nir sin fusionar y dife-

renciar sin dividir, fue

el principio que es-

tableció el dictamen

que emitió Senado el

27 de abril de 2006 con

el objeto de realizar

varias reformas constitucionales en

materia de federalismo1. Una feliz

manera de expresar un propósito pro-

gresista para gobernar y desarrollar

el territorio de la nación mexicana.

Porque el Federalismo en Méxi-

co, además de ser una posición ideo-

lógica libertaria y progresista que

acepta la posibilidad de la unidad en

la diversidad, ha sido la fórmula his-

tórica que nos permitió constituir-

nos en nación y mantener unidas

sus partes con el todo, y cuando lo

olvidamos, sufrir la amputación del

territorio nacional.

Desde su nacimiento, el Federa-

lismo dista mucho de haber tenido

una historia lineal, lo constatan

varias irrupciones centralistas que,

en nombre de la urgencia, hicieron a

un lado lo importante al cancelar esa

forma de gobierno. Otras veces, las

más frecuentes, se proclama el fede-

ralismo, pero se actúa con sustancia

centralista. Esto no sólo a lo largo de

las muy conocidas luchas del siglo

XIX, sino durante el siglo XX y ahora

de nuevo, en las primeras décadas

del siglo XXI.

1 Ver: Dictamen de las comisiones de Puntos Constitucionales, de Federalismo y Desarrollo Municipal, de Salud y Seguridad Social, de Estu-dios Legislativos, de Estudios Legislativos Prim-era y de Estudios Legislativos Segunda, sobre reformas constitucionales en materia de feder-alismo. entre otros intervinieron los Senadores: Cesar Camacho Quiroz, por las comisiones, para fundamentar el dictamen, quien presento propuestas de modificación. Cesar Jáuregui Robles, PAN. David Jiménez González, PRI. Raymundo Cárdenas Hernández, PRD. Jesús Galván Muñoz, PAN. Juan José Rodríguez Prats, PAN. Manuel Bartlett Díaz, PRI. Carlos Madrazo Limón, PAN. Dulce Maria Sauri RIancho, PRI. Oscar Luebbert Gutiérrez, PRI. Alfredo Reyes Velázquez, PAN. Juan José Rodríguez Prats, PAN. Jorge Zermeño infante, PAN. Jueves 27 de Abril de 2006. Tercer Año de Ejercicio. Se-gundo Período Ordinario

Sí, las crisis del Federalismo mexica-

no han sido varias y variadas, entre

las más recientes destaca aquella

que al colapso del régimen de la

Revolución en 1982 puso de mani-

fiesto el agotamiento de esa forma

de federalismo unitario que dominó el

siglo XX, bajo el supuesto de tener

una soberanía superior a la suma de

los estados, y que llevó a reformar

el artículo 115 en 1983, -dando lugar

a una serie reformas posteriores al

mismo-, con el objeto de refundar

desde la base la gobernabilidad del

territorio lastimada por la crisis. La

secuelas del sismo de 1985 en la Ciu-

dad de México, pusieron también

de manifiesto el agotamiento de

esa forma de gobernar el territorio,

dando inicio al debate sobre la auto-

nomía de gobierno de la Ciudad que

estamos muy cerca de concluir.

La siguiente crisis del Federa-

lismo se comienza a observar con

el advenimiento de la alternancia,

y se profundizaría en lo que va del

siglo XXI, cuando los esfuerzos del

llamado Nuevo Federalismo, que se pro-

movieron durante los últimos años

del siglo pasado para descentralizar

autoridad y recursos, culmina-

ron por un lado, en el paulatino

abandono desde el gobierno federal

de políticas de desarrollo regional,

urbano, agrario e industrial, y sus

correlativas como la educación y la

tecnología, concertadas con los es-

tados y municipios, y por otro lado,

con el progresivo retiro de gobierno

federal, en el impulso al desarro-

llo político de la democracia en el

ámbito de los gobiernos estatales y

municipales.

La Federación fue perdiendo el

diálogo entre sus partes para ceder

esos espacios de responsabilidad

compartida, a una suerte de centra-

lismo-confederacionista, minima-

lista, opaco y dilapidador, donde las

agendas del Gobierno Federal y de

los gobiernos de los estados comen-

zaron a padecer de autismo. Duran-

te una docena de años, en particular

durante los últimos seis, cada quien

caminaba por su lado, encontrándo-

se en el reparto de las participacio-

nes federales derivadas del petróleo

y confrontándose en lo electoral, en

materia de seguridad, y cuando no,

en la retención de los recursos pre-

supuestales y en los debates sobre

el ritmo del endeudamiento local.

Tuvieron, los estados y los munici-

pios, que reencontrar en sus propios

ámbitos, la CONAGO y las distintas

organizaciones que agrupan a los

municipios, los espacios de la deli-

beración federativa perdida.

Se repartieron recursos desorde-

nadamente y a manos llenas, no hay

que olvidar que entre 2000 y 2012

los gobiernos federales recibieron

recursos por concepto de petróleo

el equivalente a más de dos veces y

media el Plan Marshall.2 Sólo el Ins-

tituto Mexicano para la competiti-

vidad (IMCO) calculó que entre 2006

y 2008 todas las transferencias a las

entidades de la República sumaron

2 De 2000 a 2011, el valor de las exportacio-nes petroleras le permitió a los gobiernos del presidente Fox y del presidente Calderón, in-gresar cerca de 326, 044 mil millones usd, (Fox: 133,772.252 mil millones usd y Calderón hasta 2011: 192,271.717 mil millones usd). En 2011 el precio por barril de la mezcla mexicana fue de 101.00 usd y 2012 rondó 116.00 usd y más. Si traemos a valor presente los 13 mil millones usd aplicados a partir de 1947 durante cuatro años fiscales, por el denominado Plan Marshall (Programa de Recuperación Europea, ERP), para la reconstrucción de 17 países europeos devas-tados por la segunda guerra mundial, conside-rando que la capacidad de compra de un dólar de 1948 equivaldría en 2011 a lo que se podía adquirir con 9.33 dólares, significa que en ese último año todo el Programa de Recuperación Europea equivaldría a 121,336.390 mil millones de usd. Luego entonces, se puede concluir que los gobiernos del PAN recibieron hasta 2011 por concepto de petróleo más de dos veces y media los recursos que permitieron que Europa Occi-dental se reconstruyera después de la Segunda Guerra Mundial, y sólo el presidente Calderón, una vez y media los mismos. Ver ¿Cómo Sanar la Columna Vertebral del Estado? José Alberto Aguilar Iñárritu. p.24. El Federalista. Noviembre-Diciembre 2012. Año 2. Núm. 3.

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2.4 millones de millones de pesos,

equivalentes a 33% más dinero que

el plan de ayuda para reconstruir

Europa.3

Es decir, al final se repartía

dinero sin control, al tiempo que

se cancelaba la política y, lo más

grave, se olvidaba que autonomía

no significa autarquía y que ser

gobierno federal implica no des-

entenderse de la conducción de la

nación en todas sus partes.

Es muy claro que en esta materia

como en casi todas las relativas al régi-

men de gobierno, la democracia no ha

podido terminar de constituir las insti-

tuciones que reclama esta nueva época

de la República. El complicado diálogo

entre el Legislativo y el Ejecutivo de

los últimos años, dio lugar al Pacto por

México para poder avanzar superando

las restricciones que impone nuestra

actual forma constitucional, pero su

indiscutible éxito no implica que la ta-

rea esté concluida. En el federalismo

estamos peor, no hemos construido ni

la nueva institucionalidad que recla-

ma su crisis, ni tampoco las fórmulas

intermedias y temporales que permi-

tan mejorar su situación.

Con el Doctor Barragán4 asumi-

mos que el Federalismo es una forma de

gobierno, no de Estado, es una técnica para

organizar los poderes públicos que resuelve

el debate de la coexistencia entre dos

soberanías, la federal y la local, pero

subrayamos que esta forma exige de la

actuación coordinada y corresponsable

de sus partes, sin la cual deja de ser

eficaz y fenece.

3 Ver El Plan Marshall Mexicano equivale a 1.6 millones de millones de pesos. La suma de todas las transferencias a las entidades de la República, entre 2006 y 2008, sumaron 2.4 millones de millones de pesos. Nuestros gober-nadores y alcaldes gastaron en 3 años, 33% más dinero del plan de ayuda para reconstruir Europa. Instituto Mexicano para la competi-tividad (IMCO) http://elmensajeenlabotella.typepad.com/blog/presupuesto/4 El federalismo mexicano. Visión histórico constitucional . Barragán Barragán, José. ISBN 970-32-4421-8. Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. 2007

Así como no es posible tener un

federalismo actuante y vigoroso sin

contar con un firme sistema de pesos

y contrapesos que module la relación

entre la Federación y los estados, y la

haga operar poniendo en práctica los

principios de subsidiaridad, coordi-

nación, compensación y trasparen-

cia, inherentes a esta forma de go-

bierno, tampoco se puede hablar de

un federalismo robusto si la relación

entre los gobiernos estatales y muni-

cipales carece de esos equilibrios y no

está fundada en la plena positividad

de los mencionados principios. Ahí

radica buena parte del problema

actual en este campo, y no se solu-

ciona convirtiendo la emergencia en

normalidad, al sustituir funciones

locales con estructuras federales o

acotando la autonomía de las enti-

dades federativas y los municipios;

ambas son apuestas riesgosas por la

eficacia, que terminan por perder

sustentación.

Ejemplos de lo anterior hay varios

y amenazan con multiplicarse. En lo

electoral se han querido solucionar

problemas inherentes al insuficiente

desarrollo de la división de poderes

en los estados, engordando al IFE

para crear el INE y poniendo en ries-

go su certeza. En seguridad donde es

obligado optimizar la permanencia

de la fuerza federal sustituta, com-

pensando esa acción con la re-ex-

presión y el desarrollo de las fuerzas

locales, el progreso local se observa

insuficiente. En materia presupues-

tal la inaplazable exigencia de tras-

parencia y rendición de cuentas y de

una mayor participación en el esfuer-

zo recaudador federal de los estados

y municipios, tiene poco avance y se

ha preferido limitar las atribuciones

locales para endeudarse.

En fin, ha llegado el momento

de proponernos superar esa cons-

tante centralista en nuestra his-

toria que atrofia el Federalismo

al mantener la preeminencia del

gobierno federal sobre los estata-

les y de estos con respecto a los

municipales, a partir hacer de la

corresponsabilidad una hoja de

ruta trazada con el concurso de

la República re-unida, es decir,

vuelta a unir.

Así hemos cursado del fede-

ralismo fundacional de 1824, al

liberal de 1857 y de ahí, a partir

de 1917, al federalismo unitario,

y ahora al confederacionismo-

centralista de los últimos doce

años. El actual gobierno tiene por

delante la posibilidad de construir

el federalismo democrático y co-

rresponsable que reclama el siglo

XXI, esta reunión que convoca a

dos poderes es testimonio de esa

voluntad de cambio.

Es momento de regresarle al

artículo 124 constitucional su

sentido original, dejando sin

efecto la mudanza interpretativa

denominada cláusula residual,

que invirtió 180 grados su sentido

original al acompasar la creciente

supremacía federal sobre lo local

y paternalistamente subordinar

e irresponsabilizar a los estados

y a los municipios respecto de su

quehacer fundante en este pacto

federal.

El artículo 124 constitucional

consigna que: “Las facultades que

no están expresamente concedidas por

esta Constitución a los funcionarios

federales, se entienden reservadas a

los Estados”.

La esencia de esta norma se

remonta al voto particular de Ma-

riano Otero en el Acta de Reformas

del 21 de mayo de 1847, donde esta-

blecía que: “Los Poderes de la Unión

derivan todos de la Constitución, y se

limitan sólo al ejercicio de las faculta-

des expresamente designadas en ella

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57

misma, sin que se entiendan permitidas

otras por falta de expresa restricción”5.

Su base es que la soberanía deviene

del pueblo que habita el territorio

que conforma a los municipios y los

estados, a quienes otorga la titularidad

de los derechos de su representación,

pero conserva sus prerrogativas en la

ampliación de los mismos, y les ordena

unirse en el Pacto Federal. Lo cual im-

plica dotar a la Federación de atribucio-

nes exclusivas y limitadas a través de la

Constitución General de la República,

al tiempo que mantener, -en una suerte de

libertad negativa-, la titularidad de todas

lo demás, vigentes o futuras, para su

propio ejercicio y disfrute.

En la obra citada, el Dr. José Barra-

gán6 con razón especifica que no hay

habitantes federales, sino comunida-

des originarias, ni tampoco territorio

originalmente federal, sino el otorga-

do por los Estados para el asentamien-

to de los poderes de la unión. Asunto

de particular importancia ante los

debates actuales sobre la plena auto-

nomía de la Ciudad de México.

México no necesita de un go-

bierno central imponente que a

final achica no sólo el tamaño y el

potencial del país, sino su viabilidad

misma. Lo que se requiere es un Esta-

do fuerte y este resulta del reparto

equitativo y sustentable de atribucio-

nes y competencias entre sus partes.

5 Una inteligente fórmula que rescataba las posiciones que diferentes diputaciones provin-ciales, -como las de Jalisco, Yucatán, Veracruz y Querétaro-, defendieron en los debates de 1824 y que en 1847 nació con el fin de regular la ex-cesiva gravitación del Congreso de la Unión de entonces sobre los gobiernos estatales. Su virtud fue establecer con precisión las reglas de la co-existencia del mandato soberano que el pueblo otorga a dos instancias de gobierno: la federal y la estatal, y por extensión a la municipal. Ver: Dic-tamen de las comisiones de puntos constitucio-nales, de federalismo y desarrollo municipal, de salud y seguridad social, de estudios legislativos, de estudios legislativos primera y de estudios legislativos segunda, sobre reformas constitucio-nales en materia de federalismo. Jueves 27 de Abril de 2006. Tercer Año de Ejercicio. Segundo Período Ordinario6 Ídem Dr. José Barragán.

Las soluciones nacionales efectivas

requieren el concurso de la mayoría

de los mexicanos.

Lo deseable es que bajo el

principio de máxima proximidad

del ciudadano con la autoridad,

en el nivel local se atiendan los

asuntos locales con plena flexibi-

lidad y sin más restricciones que

las explícitamente pactadas en el

acuerdo federalista, para alcanzar

un diseño competencial equitativo,

cooperativo e incluyente, a partir de

siete criterios básicos: Subsidiaridad,

coordinación, compensación, cooperación,

transparencia, rendición de cuentas y parti-

cipación ciudadana.

Avanzar hacia una democracia de

resultados, demanda hoy un nuevo

equilibrio en materia de relaciones

intergubernamentales. Su óptima

funcionalidad requiere estimular la

cooperación y la coordinación como

fórmula de la relación entre el gobier-

no nacional y cada gobierno local; y

también para hacer lo propio entre

los gobiernos locales, de manera

horizontal.

Hoy en un mundo global, donde

la asociación regional es un eje del

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progreso, el Federalismo mexicano

del siglo XXI debe abrir la puerta a la

interacción de políticas regionales y a la

creación de un cuarto nivel de gobierno

para gestionar adecuadamente, poten-

ciar y aprovechar las ventajas compe-

titivas de las cuencas regionales, áreas

metropolitanas y comarcales del país, a

nivel del mercado interno y global

Permitir las alianzas o asociacio-

nes entre estados y entre municipios,

aspecto vital para desarrollar a México

desde sus regiones y desarrollar hori-

zontalmente su potencial claramente

desperdiciado.

Explorar con racionalidad las fa-

cultades concurrentes de las entida-

des federativas, particularmente en

el ámbito fiscal, y asumir de manera

compartida y responsable el esfuerzo

por el desarrollo nacional a partir

del regional, entre todos los miem-

bros del Pacto Federal.

También, avanzar hacia el fede-

ralismo democrático, es apoyar de

manera decidida la edificación de la

Ciudad de México, entidad federa-

tiva, capital federal, cuya constitu-

ción cercana a la celebración del cen-

tenario de la general de la República

contribuirá a ensanchar las avenidas

por las que transite nuestro nuevo

diseño federalista.

Trabajar desde una metodología

federalista la necesidad de estable-

cer criterios de homogeneidad en

áreas como la fiscal, seguridad o

el ámbito electoral, con vistas a la

creación de instituciones y elabo-

ración normas generales que mejor

tutelen los derechos consagrados.

En síntesis, se trata de asumir que

los problemas del federalismo se

resuelven profundizando el pro-

pio Federalismo, no impulsando

acciones centralistas bajo prome-

sas de eficacia, supuestos ahorros

o mejores tutelas, que al final no

sólo incumplen su oferta, sino que

dañan el pacto federal y con ello la

funcionalidad de lo que se quería

solucionar.

El nombre del juego es hacer

política de Estado para reorganizar

el sistema federal del país y con

ese nuevo sistema competencial,

transitar decididamente hacia la

edificación del régimen de gobier-

no que exige nuestra democracia.

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Título: Xóchitl (retrato de niña)

Autor:Efraín Becerra Castañeda

Federalismo ydemocracia ya no son aliadosen méxico

AgUStíN bASAvE bENítEZ

Conferencia Magistral, en el marco del Seminario por la Federación y la Unidad Nacional, organizado por el Senado de la República

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61

o voy a hablar sobre el

Federalismo desde el

punto de vista histórico

y político

Lo que quiero plati-

carles es la evolución del

Federalismo de jure y el

Centralismo de facto en este país,

que se han ido entreverando desde

nuestros orígenes, desde la Inde-

pendencia de este México nuestro. Y

cómo eso nos ha llevado a la situa-

ción actual que voy a explicar en un

momento más.

En 1824, México era un país evi-

dentemente grande, el territorio na-

cional era mucho más extenso que el

actual: diverso, incomunicado. Desde

el punto de vista geográfico, etnoló-

gico, cabía la sensatez de crear un sis-

tema federal. Era muy difícil pensar

que un país de esas dimensiones y de

esa diversidad, fuese centralista.

Pero desde el punto de vista po-

lítico, de una República en ciernes,

que acababa de obtener su indepen-

dencia un par de años atrás –estoy

pensando ya en el constituyente del

‘24–; con esa dispersión demográfica,

con esa falta de comunicación y –si

me valen la expresión– de control

político, era muy difícil pensar en Fe-

deralismo. Todo apuntaba a tener un

orden, si no centralista, sí un poco

más concentrado en la capital.

Así lo pensó mi ilustre paisano,

Fray Servando Teresa de Mier, quien

en el constituyente del ’24 se erigió

en el líder –digamos– de los antife-

deralistas. No era un centralista,

eso no es verdad, Fray Servando no

era un centralista; pero sí era una

persona que México se tenía que ir

descentralizando gradualmente.

Y se oponía a su amigo Ramos

Arizpe, que estaba del otro lado

como líder del grupo, de la fracción

–si me valen la expresión– federa-

lista, se oponía a la idea de hacer

lo que Fray Servando llamaba “una

imitación extra lógica”.

Él decía: “Estamos copiando el

modelo norteamericano, el mode-

lo de Estados Unidos y lo estamos

copiando además equivocadamen-

te, porque allá –decía él– fueron

13 colonias que se independizaron

del imperio británico, cada una

por su lado, y después se unieron y

firmaron un pacto federal y consti-

tuyeron una federación”. Y él decía:

“La Nueva España, ahora México, es

un todo que vamos a fragmentar ar-

tificialmente creando estados libres

y soberanos para crear una federa-

ción”. Eso es a lo que se refería Mier

cuando hablaba de una imitación

extra lógica.

Él decía que en México deberían

irse descentralizando los poderes

gradualmente, en la medida en la

que se avanzara en términos socia-

les o de la sociedad políticamente

organizada que, en buena tesis, es

el Estado, y que soltar las amarras,

soltar los hilos del poder, de forma

inmediata, como lo proponía Ramos

Arizpe, iba a provocar un caos, iba a

provocar turbulencias y, por tanto,

iba a tener consecuencias negativas

para el país

De hecho, él, de alguna manera,

predice que vamos a perder parte

del territorio nacional a manos de

Estados Unidos. Su discurso se le

conoce como “El discurso de las

profecías”, por eso. Sabemos que los

federalistas dicen lo contario, que

no perdimos a Texas ni el resto del

territorio que nos robó Estados Uni-

dos, porque hubiese sido México fe-

deralista, sino al contrario, porque

en 1836 Santana impulsó las siete

leyes y el centralismo, y entonces se

independizó Texas. Casualmente 10

años fue república independiente

y después se anexó a la federación

norteamericana.

Pero ese debate entre Fray Servando

y Ramos Arizpe fue un debate mara-

villoso. Yo creo que vale la pena, se

los recomiendo ampliamente a quie-

nes no lo hayan leído, que lo lean,

porque ahí, entre otras cosas, hay lo

que yo llamo “el primer –y quizás el

último– discurso antidemagógico de

un legislador mexicano”.

Fray Servando, en el debate con

Ramos Arizpe, hubo un momento

en que Ramos Arizpe dice: “No dis-

cutamos más, el pueblo de México

quiere el federalismo”, y entonces

Fray Servando subió a la tribuna y

le dice: “Perdóname, diputado, ¿el

pueblo de México quiere el federalis-

mo? –dice– Paremos, detengamos a

la primer persona que vaya pasando

afuera del Congreso, preguntémosle

qué es federalismo y doy mi pescue-

zo si no dice que qué clase de animal

raro es ese. El pueblo ni sabe qué es

el federalismo, ni le interesa. Nos

eligió a nosotros, hombres de gran-

des luces –dice Fray Servando, con

esa megalomanía que lo caracteriza–

para que, acuciando nuestra inteli-

gencia y nuestra cultura, decidamos

lo que es mejor para el pueblo. So-

mos sus árbitros y compromisarios,

no sus mandaderos”, dice Mier.

El debate, a mi juicio, lo gana

Fray Servando y, sin embargo, la

votación la gana Ramos Arizpe y Mé-

xico se convierte en una República

Federal.

Pero ya sabemos lo que pasó.

Lo que pasó en esa primera mitad

del siglo XIX es que fue una etapa

de grandes turbulencias sociales,

políticas, de enorme inestabilidad,

de cuartelazos, sazonadas, golpes

de Estado, cambios de régimen,

etcétera, y que no fue sino hasta que

llega al poder, después de la reforma

y después del imperio de Maximilia-

no, Benito Juárez, que empieza él a

jalar uno a uno los hilos del poder y

Y

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a concentrarlos en la Presidencia de

la República. Es decir, a expensas,

tanto de los otros dos órdenes de go-

bierno como de los otros dos poderes

de la unión.

Juárez concentra en la Presidencia

de la República el poder necesario para

que políticamente el país fuera viable,

digamos, manejable. Y después viene

Porfirio Díaz y, lo que Juárez empezó,

lo culmina con creces. Y, si bien la

Constitución, tanto la del 24 como la

de 1857 siguen diciendo que México es

un país federal, una República Federal

y siguen existiendo estas tesis fede-

ralistas de estados libres y soberanos,

pues en la praxis lo que teníamos era

un centralismo de facto, en donde

el Presidente de la República no sólo

controlaba a los otros dos poderes de

la unión, sino también controlaba a

gobernadores y alcaldes.

Se logró la Pax Porfiriana, el con-

trol político del país. Nadie se tomó

la molestia de modificar la Consti-

tución, porque en este país tenemos

una tradición –ya muy vieja– de poner

la norma muy lejos de la realidad, en

la cual nos preocupa muy poco si la

norma es inalcanzable, inaplicable,

porque pareciera que la norma no

tiene como propósito guiar o encau-

sar el comportamiento cotidiano de

la sociedad, sino aspirar algún día a

llegar a ser algún tipo de país que no

somos ahora.

Seguíamos siendo en teoría una

federación y en la praxis un país tre-

mendamente centralista.

Cuando llega la revolución, los

ideólogos y los políticos también,

revolucionarios, juzgan pertinente

cambiar muchas cosas, pero no el

centralismo de facto de México.

Más allá de los poderes de por sí

extensos que la Constitución de 1917 le

daba al Presidente de la República, se

crearon estos que Carpizo llamó “los

poderes metaconstitucionales”. Es de-

cir, había una serie de reglas no escri-

tas –que son las que guían, por cierto,

a este país desde sus inicios. Cuando

la norma está tan lejos de la reali-

dad, esa brecha siempre se llena con

códigos de reglas no escritas, que son

los que realmente se aplican– decía,

había reglas no escritas, que además

de esas facultades constitucionales le

daba otras al presidente para tener un

poder inmenso y prácticamente sin

contrapesos.

Así funcionó México más o menos

de 1929, sobre todo en 1938, porque

fue el Cardenismo el que realmente

forjó el presidencialismo mexicano.

Digamos, de 1938 al año 2000, aunque

con eficacia menguante ya al final.

Pero es otra vez ese centralismo

en la praxis no se preocupó nunca

por cambiar o adecuar las normas a

la realidad. Dejó el país como lo que

es, jurídicamente era una República

Federal. Funcionó como una Repúbli-

ca Imperial, totalmente concentrado

el poder en ese cruce de vertical y

horizontal, en esa cruz con la que se

crucificó a México, en buena medida,

del Presidente hacia abajo, contro-

lando a gobernadores y a alcaldes y

hacia los lados controlando a la Su-

prema Corte de Justicia y al Congreso

de la Unión.

Cuando se viene la transición demo-

crática y no me voy a meter aquí a

discutir cuándo empieza la transición

democrática, porque todavía no nos

hemos puesto de acuerdo los politó-

logos, pero cuando ya México entra

a finales del Siglo pasado, en la tran-

sición democrática de lleno y se da la

alternancia, un poquito antes de la

alternancia, tres años antes, en 1997,

se cambia la correlación de fuerzas en

el congreso y el congreso empieza a

constituirse en un verdadero contra-

peso al Presidente de la República.

Pero cuando llega la alternancia,

el entonces Presidente Fox decide que

lo que hay que hacer no es cambiar

al Estado Mexicano, no es hacer

una gran reforma del Estado, como

muchos proponíamos, sino aplicar

la ley, como dice el lugar común, el

cliché mexicano: en este país no hay

que crear nuevas leyes, hay que apli-

car la ley, pero el problema es que la

ley no está hecha para aplicarse, hay

que cambiar la ley.

Y el Presidente Fox dijo: hay que

aplicar la ley y entonces, si le suman

esa decisión política al hecho de que

desaparecía el único contrapeso que

habían tenido en México durante

todo el Siglo XX prácticamente los

gobernadores, que era el propio

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63

Presidente de la República, pues lo que

tuvimos fue la recreación a escala del

presidencialismo discrecional en cada

uno de los estados.

Si antes el Presidente de la Repú-

blica por sí mismo, por interpósita

persona, por el Secretario de Hacienda,

por el de Gobernación, pudiera dar un

manotazo en la mesa, jalarle las orejas

al gobernador, ponerlo en orden, ya no

podía hacerlo, el Presidente ya no era

del PRI, era del PAN.

La mayoría de los gobernadores,

la gran mayoría eran del PRI y por

lo tanto la correa de transmisión del

presidencialismo mexicano, que era el

partido, se había roto y los gobernado-

res entonces se erigían en lo que son

a la fecha: señores feudales, que no

tienen contrapesos internos reales.

Por siempre he dicho que en Méxi-

co no tenemos en realidad federalismo

sino “feuderalismo”.

Los gobernadores entonces empe-

zaron a hacer y deshacer, porque ¿cuál

era la razón principal por la cual los

gobernadores le obedecían al Presiden-

te en los tiempos del viejo régimen, del

antiguo régimen?

Pues era simple y sencillamente

que el Presidente de la República era

el jefe del PRI, jefe máximo de ese

partido, y los gobernadores eran,

primero todos y luego en su inmensa

mayoría, del PRI.

Si el Presidente les sugería, les

insinuaba o les ordenaba una línea

de acción y no la seguían, pues su

futuro político se veía seriamente

comprometido.

Pero cuando el Presidente es del

PAN y la mayoría de los gobernadores

son del PRI, esa manera de contro-

larlos desaparece y los gobernadores

adquieren un poder incontrastable en

sus entidades federativas.

No puedo generalizar, sería

simplista, reduccionista de mi parte,

no puedo hablar como si todos los

gobernadores y todos los gobiernos de

los estados se comportaran igual, no es

así, pero sí puedo decir que cuando hay

un gobernador con la suficiente astu-

cia, sagacidad y fuerza política, tiene la

capacidad, los recursos, están dadas las

condiciones para que controle su estado

de manera prácticamente absoluta.

No sucede en todos los casos, pero

está la potencial estructura política

para que se pueda hacer. ¿Por qué?

Porque un gobernador avezado, se las

puede ingeniar para controlar su con-

greso local aún y cuando su partido no

tenga mayoría, aún en esos casos.

Se las puede ingeniar para controlar

a su Tribunal Superior de Justicia, para

controlar a sus órganos autónomos, el

Instituto de Transparencia, el órgano

electoral, ahora se llaman OPLES, que

ya están ahí semi separados, pero son

prioritarios; a la prensa local en buena

medida y salvo honrosas excepciones.

Estoy hablando en todos los casos,

no quiero estar repitiendo esta frase

como si fuera mantra, “salvo honro-

sas excepciones”, porque así es, por

supuesto que hay legisladores locales,

diputados locales, que son de oposición

y que ejercen su papel de oposición

contra sus gobernadores, con gran

dignidad y gran valentía; por supuesto

que hay jueces que asumen su papel

autónomo y no se dejan controlar y no

se dejan manipular por el gobernador.

Por supuesto que hay periódicos

locales que se le rebelan al gobernador;

por supuesto que hay órganos elec-

torales o miembros de esos órganos

autónomos que también asumen su

papel, pero todos estos son honrosas,

honrosísimas excepciones, porque la

regla general, por desgracia, es que el

gobernador controla prácticamente

todo en su estado.

¿Qué ha pasado entonces?

Lo que ha pasado es muy intere-

sante, es que dos conceptos que antes

eran hermanos, digámoslo así, y que

avanzaban de la mano uno del otro,

democracia y federalismo, demo-

cratización y federalización real, se

volvieron de aliados a enemigos y llegó

el momento y eso es lo que estamos

viviendo hoy en México, en el cual

federalizar, en el sentido de otorgar

más poderes a los estados, empezando

por el ejecutivo estatal, peor podría ser

incluso a cualquier otro órgano, que a

fin de cuentas los controla el ejecutivo

estatal, federalizar es ir en contra de la

transición democrática en los estados.

Esa es la realidad que estamos

viviendo en México: federalismo y

democracia ya no son aliados en México

y esta realidad está provocando una

oleada centralizadora, pero ahora ya no

de facto sino de jure.

Estamos viendo una serie de ini-

ciativas que algunas de ellas ya se han

convertido en leyes, que recogen otra

vez el poder y lo vuelven a depositar en

el centro. Eso es lo que estamos viendo.

Pero esto que estamos viendo tiene

una explicación política, no es casuali-

dad, no es capricho de nadie quitarle o

tratar de quitarle poder a los goberna-

dores, es un imperativo de viabilidad

política del país, es evitar esa balcani-

zación política que estamos viendo con

esos señoríos feudales a los que hacía

referencia: hay algunos que hablan de

los virreyes pero no, el virrey le reporta-

ba al rey y él no le reporta a nadie.

Ahora los gobernadores del PRI

vuelven poco a poco a reportar al Presi-

dente porque otra vez es del PRI, y este

es un fenómeno que vamos a empezar a

ver. Se va a reconstruir ese presidencia-

lismo vertical.

Pero lo que vemos hoy por hoy son

gobernadores que no tienen realmente

contrapesos dentro de sus entidades.

Eso es lo que estamos viendo.

Y esa oleada, esa resaca de normas

que le empiezan a quitar poder a los

Estados, es resultado de ello.

En eso se inscribe la idea de crear

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normas de transparencia nacionales,

federales, una ley electoral nacional,

federal, un Código Penal Único.

Todo eso se inscribe en el mismo

contexto político, que es quitarles po-

der a los gobernadores, controlar ese

poderío irrefrenable de los gobernado-

res. Esa es la realidad política.

Lo que pasó en México fue muy

sencillo: cuando creíamos que ya

había culminado la transición de-

mocrática nos dimos cuenta que nos

faltaban 31 “transicionsitos democráti-

cos” y que lo que se había dado a nivel

nacional, que por cierto a mi juicio no

está culminado, o sea, si hay deba-

te sobre cuándo inició la transición

democrática en México es menos, lo

es menos o hay menos discusión en

torno a que no ha terminado.

Por lo menos esa es mi opinión: la

transición democrática en México no

ha culminado.

Porque la transición democrática,

una transición democrática presupone

pasar de un régimen excluyente a un

régimen incluyente, de un régimen

que excluye a unos o a varios actores

políticos, pero se incluye a todos.

Y en México pasamos de un régi-

men que excluía a todos los partidos

políticos, menos al PRI, a uno que

incluye a todos pero que no acaba de

incluir cabalmente a la izquierda. Eso

es lo que estamos viendo.

Y para mí, toda transición política

termina en un nuevo acuerdo en lo

fundamental.

Así ha pasado en prácticamente

todos los países, y aquí no.

Pero bueno, decía: nos dimos

cuenta de que nos faltaban 31 transi-

ciones democráticas.

Y que la manera en la que a nivel

nacional, federal, aquí en la Ciudad

de México empezamos a ver prensa,

una prensa más crítica, medios más

críticos, empezamos a ver después

partidos más fuertes, que contrapesa-

ban al PRI –estoy hablando del Siglo

XX–, que empezaron a contrapesar

gradualmente al PRI, empezamos a

ver un Poder Judicial Federal cada vez

más fuerte, más autónomo.

Empezamos a ver un Congreso

cada vez más plural, sobre todo a

partir del 97 y por lo tanto menos

manipulable.

Eso que vimos aquí en la Ciudad

de México, eso no se ha visto en los Es-

tados de la República. Otra vez, salvo

honrosas excepciones.

Entonces, la lógica política –y esa

es una lógica inconfesable, nadie se

las va a decir–, no creo que venga aquí

ningún político nacional a decirles:

“la verdad, es que estamos centrali-

zando al país; estamos centralizando

normativamente a México porque

queremos quitarle fuero a los gober-

nadores”. Es muy difícil decir eso,

pero esa es la realidad.

Ahora, ese poder que se les está

quitando a los gobernadores, ¿a

quién se le está otorgando? -Pues

al Congreso de la Unión en buena

medida; a la partidocracia también

en buena medida.

Pero se les está quitando a los

gobernadores porque se tomó una

decisión política, tácita, que es: -Entre

federalizar y democratizar, vamos a

democratizar.

Es una decisión teórica, implícita,

decía, pero se tomó esa decisión.

El federalismo fiscal es otra cosa.

Ahí no me voy a meter, porque no es

mi tema y es un terreno, un suelo muy

pantanoso para un politólogo como

yo. No me voy a meter en el federalis-

mo fiscal. Esa es harina de otro costal.

Pero el federalismo político, si me

valen la expresión, está muy claro. Es:

o se aplica la norma federalista y se le

da más fuero a los gobernadores, que

no van a actuar a favor de la demo-

cracia en sus estados, o se empieza a

revertir esa norma descentralizadora,

y se empieza a concentrar el Poder otra

vez en el Ejecutivo Federal, o en México

porque muchas veces no es en el Eje-

cutivo Federal, es en el Congreso de la

Unión, por ejemplo.

O en órganos autónomos, por

ejemplo, esto que pasó en el INE, en

el Instituto Nacional Electoral, pues

esa es la idea. No le vamos a quitar el

Poder a los gobernadores de nombrar

a sus consejeros de sus institutos

locales electorales, para dárselo al

Presidente; ni siquiera al Congreso.

Se lo vamos a dar al INE, al Instituto

Nacional Electoral.

Ah, bueno, en el INE actúa la parti-

docracia también, pero lo va a tener el

INE. No importa a quién se le dé.

El consenso político en este país

es, no importa a quién se le concedan

atribuciones que se les quita a los

gobernadores; lo que importa es que

se les quite.

Y en esas estamos. En esas estamos

porque seguimos entercados en que no

podemos, por ejemplo, hacer una nue-

va Constitución en este país. Seguimos

con que de 1917 al 2017, con motivo del

Centenario de nuestra Constitución,

no es una buena idea crear una nueva

Constitución, o al menos una nueva

constitucionalidad.

Seguimos aferrados a eso y por ello

hacemos reformas, parches, otra vez

más parches a la Constitución.

Es que tenemos este fenómeno

de centralización casuística, si me

permiten otra vez la expresión, de

tomar una ley y decir: “bueno, cada

Estado tiene una ley diferente en esto;

lo vamos a homologar, vamos a crear

una Legislación Nacional Única en

diversos ámbitos”.

Es la realidad de esa balcanización

política, de ese Poder incontrastable de

los gobernadores la que está llevando a

esa centralización inequitativa.

Yo soy federalista, yo soy regio-

montano, y como buen regiomontano

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65soy federalista porque allá padecimos el

centralismo, en esa época, en tiempos

mozos.

Pero también soy realista y estoy

consciente de que mantener esa descen-

tralización política de México, es atentar

en contra de la democracia, es permitir

que gobernadores de los Estados –y hablo

de todos los partidos políticos, ¿eh?--;

yo hablaba del Siglo XX del PRI por ser

el Partido hegemónico, pero hoy en los

gobernadores, cuando hablo de gober-

nadores que pueden controlar todos los

estados; hablo de gobernadores del PRI,

del PAN, y del PRD, de todos. No es un

problema de un Partido Político, es un

problema de estructura.

Entonces, decía, esa realidad me

hace aceptar a regañadientes ese reflujo,

esa resaca centralizadora que estamos

viviendo.

Que quizá sea temporal, porque lo

ideal sería no amarrar a los gobernado-

res desde el centro; sino amarrarlos allá,

en sus estados, y que esos contrapesos

que más o menos empiezan a funcio-

nar acá, a nivel nacional, empiezan a

funcionar allá. Y que realmente los Con-

gresos contrapesen a sus gobernadores

y que realmente los poderes judiciales,

estatales, contrapesen a los gobernado-

res; y que realmente toda la sociedad,

sobre todo la sociedad civil, actúe y

pueda criticar al gobernador, enfren-

tarse al gobernador si es necesario, sin

temor a represalias o a que se acabe o

pierda su trabajo, incluso su vida.

Eso es a lo que debemos aspirar.

Deberíamos aspirar a que esa transi-

ción democrática que se viene mane-

jando, se dé en los estados, y que no

sea necesario centralizar legislativa-

mente a México. Pero eso, eso no está

cerca; esa es una aspiración que nos

queda todavía muy lejos.

Por eso digo que pese a ser fede-

ralista y pese a haber padecido los

efectos del centralismo en tiempos,

en etapas todavía como habitante

de la ciudad de Monterrey, acepto a

regañadientes el centralismo, ahora sí

de jure, que estamos viendo nacer en

México.

Porque yo también, si me obligan

a escoger entre Federalismo y Demo-

cracia, ojalá que pudieran estar las

dos; pero si me obligan escoger, escojo

la Democracia.

dR. AgUStíN bASAvE bENítEZ

Agustín Basave, es doctor en

Ciencias Políticas por la Universidad de

Oxford, Inglaterra. Maestro en Admi-

nistración Pública y Políticas Públicas,

en la Universidad de Purdue, Estados

Unidos y, también, Licenciado en Siste-

mas de Computación Administrativa,

del Tecnológico de Monterrey.

Ha sido profesor de la Facultad

de Ciencias Políticas y Sociales de la

Universidad Nacional Autónoma de

México, Investigador del Instituto de

Investigaciones Sociales de la UNAM y

Director fundador del Departamento de

Ciencia Política del Tecnológico de Mon-

terrey, campus Ciudad de México.

Director de Posgrado de la Universi-

dad Iberoamericana y jefe de la Oficina

de Vinculación y Relaciones Externas,

de esa Universidad.

Ha sido articulista de diversos

medios impresos y ha colaborado como

analista en numerosos programas

de opinión, tanto en radio como en

televisión.

En el sector público, fue diputado

por Nuevo León en la Quincuagésima

Quinta Legislatura del Congreso de la

Unión. Secretario Ejecutivo de la Confe-

rencia Permanente de Partidos Políticos

de América Latina y el Caribe. Presiden-

te Nacional de la Fundación Colosio, así

como embajador de México en Irlanda,

entre otras actividades.

El doctor Basave es autor de diversos

libros. entre ellos“El México mestizo”,

“Historia silenciosa”, “Soñar no cuesta

nada”, “El sueño es vida”, “Antología

de Andrés Molina Enríquez, con la

Revolución a cuestas”, “El Nacionalis-

mo” y “Mexicanidad y esquizofrenia”, al

tiempo que ha participado con diversos

artículos y en obras colectivas.

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OCTUBRE 2014ELFE

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Título: Liturgia a Tláloc

Autor:Efraín Becerra Castañeda

Reforma política de los estadosdesde los estados

dANIEl bARcEló ROJAS

Doctor en Derecho y académico del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNaM.

Page 69: REVISTA EL FEDERALISTA NÚM.18

67

aré una aproximación

desde la perspectiva

de los estados, porque

ese ha sido mi campo

de estudio y actual-

mente en eso estoy

trabajando en la Re-

forma Política de los estados desde

los estados.

Mi exposición la voy a dividir en

cuatro partes: en primer término,

voy a hacer un comentario sobre

las condiciones de la democracia

representativa en los estados. En

segundo lugar, voy a hablar sobre

las respuestas al problema de la per-

manencia y aun en algunos casos,

del recrudecimiento de los sistemas

autoritarios en los estados, del año

2000 a la fecha. En tercer lugar,

hablaré de las causas constitucio-

nales que facilitan la pervivencia de

sistemas demoautoritarios en los

estados. Y en cuarto término, habla-

ré de las soluciones constitucionales

de las que venimos hablando en el

Instituto de Investigaciones Jurídi-

cas de la UNAM, tanto en el texto

constitucional federal, como en las

constituciones de los estados.

Bien, empiezo pues, con el

comentario sobre las condiciones de

la democracia representativa en los

estados:

Y cito a Gustavo Madero, presi-

dente del Partido Acción Nacional,

que ocupó la Presidencia –como

todos sabemos– de la República

durante dos sexenios consecutivos;

y ha gobernado varios estados desde

1989, en que se produce la primera

alternancia en el ámbito estatal en

Baja California. Dijo recientemen-

te, en una entrevista concedida al

diario español El País, a pregunta

del reportero:

La pregunta es: “¿Y qué queda

del legado de su tío abuelo, Francis-

co I. Madero?”. Y dice Gustavo Made-

ro: “Queda la democracia pendiente

que falta en México. El autoritarismo

se ha refugiado en los gobiernos de

los estados; ahí falta la competencia,

la transparencia, la rendición de

cuentas, el respeto al voto”.

Yo comparto, desde luego, el

diagnóstico del señor Madero,

pero con algún matiz. Si bien con

significativas diferencias entre

estados –esto lo enfatizo mucho–,

puede señalarse que la democracia

representativa en los estados de la

República Mexicana, es actualmen-

te de baja calidad.

Tan de baja calidad en algunos

de ellos, que no pasa de ser una de-

mocracia electoral que sólo es capaz

de garantizar la alternancia en el

poder; pero no el ejercicio del poder

político sujeto a derecho por parte

de las autoridades locales. Son sis-

temas políticos demoautoritarios,

según la definición que hace Karl

Loewenstein del sistema político

demoautoritario.

Es posible otorgar tal califica-

ción a los sistemas políticos de los

estados, tanto por la forma en que

se ejerce el poder en los estados que

permite arbitrariedad, y su sínto-

ma más ostensible, la corrupción

ímpleme; como por sus resultados

sociales de pobreza y desigualdad

social por el pobre desempeño de los

gobiernos estatales.

No es por tanto casualidad que

el “latinobarómetro” refleje un

desencanto de la ciudadanía mexi-

cana, con lo que impropiamente se

ha llamado “democratización del

sistema político estatal mexicano”;

cuando en realidad únicamente se

ha experimentado una alternancia

en el poder, pero sin que variara la

forma autoritaria en que se ejerce el

poder en los estados federados.

Hoy en día, 37 por ciento de los

mexicanos apoya sin reservas el

sistema democrático; pero el 54 por

ciento expresa dudas sobre el mismo

y apoyaría un sistema autoritario.

Esto es lo que dicen encuestas.

Al respecto, cabe hacer la acla-

ración que el desarrollo político de

la República Federal Mexicana, va

en dos velocidades: mientras que

en el ámbito nacional avanza hacia

su democratización, y el respeto y

promoción de los derechos humanos

se ha fijado como objetivo; en varios

estados de la República pervive el

sistema autoritario, y puede aun de-

cirse que se ha recrudecido después

del año 2000.

¿Cuáles han sido las respuestas al

problema del que vengo hablando, el

recrudecimiento del sistema político

autoritario de los estados, del año

2000 a la fecha?

En primer lugar, ha habido

respuestas locales. La democratiza-

ción del sistema político mexicano

en el ámbito Federal, tuvo su primer

impulso desde los estados y munici-

pios en los años 80’s. Tal estrategia

aún persiste actualmente. El estado

de Tabasco, por ejemplo, intenta

impulsar la democratización del sis-

tema político por medio de lo que se

ha llamado localmente “El Acuerdo

Político por Tabasco” al que convocó

el gobernador Arturo Núñez Jiménez.

Esto también, desde luego, en el

Distrito Federal se viene haciendo

un ejercicio muy similar y otros es-

tados también han emprendido esta

ruta. Sin embargo, tiene el incon-

veniente de que quienes participan

ahí, especialmente los legisladores

locales, tienen un horizonte de sólo

tres años y eso les hace cambiar sus

intereses de corto plazo por los inte-

reses de mediano y largo plazo de la

ciudadanía.

Bien, ahora comento cuáles han

sido las respuestas federales. Y aquí

debemos dividir el liderazgo presiden-

h

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68

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cial del PAN del 2000 al 2012 –incluso

se podría hacer una diferenciación,

desde luego– cómo atendió este tema

Vicente Fox y cómo lo atendió, por su

parte, Felipe Calderón, y luego el lide-

razgo del Presidente Peña Nieto y del

Pacto por México del 2012 a la fecha.

Del liderazgo presidencial del

2000 al 2012. En sustitución del sis-

tema metaconstitucional centralista

que se vino abajo con la alternancia

en el Poder Ejecutivo Federal en el

año 2000, se debió de haber esta-

blecido un sistema constitucional

en los estados de corte federalista,

tal y como lo indica la Constitución

Federal en el artículo 40 y 41. Es de-

cir, se debió establecer de hecho y de

derecho la Constitución estatal como

norma suprema local, con su respec-

tivo sistema de controles y equili-

brios estatales; pero no se actuó en

este sentido y se dejó que el sistema

político de los estados evolucionara

sin una debida planificación, porque

quienes llegaron al poder en el 2000

y gobernaron hasta el 2012, conside-

raban que con la mera alternancia en

el Poder Ejecutivo de los estados sería

suficiente para transformar el Siste-

ma Político en el ámbito subnacional.

En el sexenio de Calderón, habría

que añadir a ello que la forma en que

llega al poder presidencial, recorde-

mos, sumamente cuestionado por

una de las fuerzas políticas princi-

pales, impide que haya acuerdos

concretamente con el PRD y eso

bloquea esa posibilidad. Sigue esta

inercia que deja a los estados actuar

por sí mismos.

¿Qué pasa posteriormente en el

año 2012 cuando cambia la Presi-

dencia? Vuelve el PRI, y desde la

Presidencia se impulsa un Pacto por

México. El titular del Poder Ejecutivo

impulsa este Pacto por México con los

dirigentes de los principales partidos

políticos nacionales de oposición.

En este periodo, el objetivo priorita-

rio ha sido la gobernabilidad de los

estados sobre pautas establecidas

desde la Ciudad de México. Se recurre

al cambio político de los estados

impulsando reformas a la Cons-

titución Federal o mediante leyes

federales por medio de las cuales se

reduce el espacio constitucional de

los estados. El INE es su ejemplo más

reciente, pero también se pueden

citar los ejemplos del IFAI o la CNDH,

que se han dirigido como órganos

de apelación nacional de los órganos

homólogos locales, y muchos otros

ejemplos más.

La estrategia parece ser que los

sistemas políticos de los estados

dejarán de ser sistemas autoritarios

por el vaciamiento de sus potesta-

des. Se opta por la centralización

de las competencias que han sido

ejercidas incorrectamente por las

autoridades de los estados, órganos

constitucionales autónomos inclui-

dos, y se depositan en los poderes y

órganos autónomos nacionales.

No se ha seguido la estrategia

adoptada por otras federaciones del

mundo que, ante problemas pareci-

dos de patologías en los sistemas de

los estados, han optado por correc-

tivos que son consecuentes con el

Sistema Federal. Ahí cito y dirijo a

quienes estén interesados en este

tema, una obra del doctor Alan Tarr,

que precisamente habla sobre cómo

cambian los sistemas federales.

Desde la perspectiva de los aca-

démicos que valoramos altamente

el federalismo como un doble siste-

ma de control del poder horizontal

y vertical, estimamos que la estra-

tegia de centralización de compe-

tencias tiene grandes riesgos, para

suprimir autoritarismos locales se

puede estar construyendo las bases

de un autoritarismo infinitamen-

te más potente: El autoritarismo

nacional.

Señalar este peligro no es nuevo

en la Teoría Constitucional. El peli-

gro de la implantación de un sistema

autoritario centralista se debatió

hace más de 200 años en los Estados

Unidos y remito la lectura del fede-

ralista que es justamente esto, un

esquema de lo que hoy llamaríamos

“transición democrática” pensando

en la posibilidad de que el Presidente

se pudiera constituir como una figu-

ra autoritaria. Y a esto dirigen sus

esfuerzos los constituyentes nortea-

mericanos para reducir ese peligro.

Hay que señalar que hace 200

años en México también se discutió

la forma de evitar la instauración de

un régimen unipersonal autoritario

en los albores de nuestro constitu-

cionalismo, y por ello se dividió el

ejercicio del poder presidencial en

tres personas en la Constitución de

Page 71: REVISTA EL FEDERALISTA NÚM.18

69

Apatzingán. Se estableció que los

representantes de las provincias,

de manera igualitaria, elegirían al

supremo, y como por horario del sis-

tema de control del poder, la Consti-

tución de Apatzingán, que el próximo

22 de octubre cumple 200 años,

separó tajantemente la competencia

del poder constituyente para hacer

y reformar constituciones de los

poderes constituidos, especialmente

del Poder Legislativo, que sólo podía

hacer leyes, pero no una constitu-

ción y tampoco podía reformarla sin

consulta directa al pueblo.

Con diferencias de diseño

constitucional, pero con la misma

inquietud del autoritarismo central,

las constituciones federales de 1824

y 1857 establecieron al federalis-

mo como salvaguarda del Sistema

Democrático y del control de poder

presidencial.

Hay, sin embargo –debo decir-

lo–, académicos que valoran más el

Sistema Centralista y que refutarían

punto por punto lo que acabo de decir,

pero, insisto, yo estoy defendiendo la

postura federalista en la Casa del Fe-

deralismo del Senado de la República.

En tercer término podemos ver

una respuesta interamericana a las

funciones autoritarias en los estados

mexicanos.

Cito la Sentencia Radilla y, parti-

cularmente, la de Campo Algodonero,

emitida por la Corte Interamericana

de Derechos Humanos, que puede

ser considerada como una respuesta

–como señalé– contra las funciones

autoritarias de los estados mexicanos.

A esta, yo particularmente le tengo

una enorme confianza, pues implica

el establecimiento del control difuso

de constitucionalidad y de convencio-

nalidad a cargo de los jueces locales.

Ello obligará a que hagamos una tarea

que debimos haber hecho desde hace

muchos años, que es fortalecer los

poderes judiciales de los estados.

En mi opinión, los efectos de

la Sentencia Radilla y de Campo

Algodonero, pueden llegar a ser

tan profundos en México como la

Reforma Política de 1977, que cambió

el panorama en los congresos de los

estados.

Paso ahora al tercer apartado de mi

exposición, a las causas constituciona-

les que facilitan la pervivencia de los

sistemas autoritarios en los estados.

La primera causa de problemas

de diseño en las constituciones de los

estados es que existe un diseño cons-

titucional presidencialista. Esto es,

de un presidencialismo exacerbado

hiperpresidencialismo. Y sus carac-

terísticas es, en primer lugar, que

hay un Poder Ejecutivo sin control

intraorgánico.

En segundo lugar, hay un Poder

Ejecutivo sin control fuerte de legali-

dad administrativa. Y también aquí

incluyo a los ayuntamientos.

Y en tercer lugar, hay un Poder

Ejecutivo sin control de constitu-

cionalidad local en buena parte de

los estados y esto se debe porque las

constituciones de la revolución siguie-

ron el esquema que a nivel federal

impulsó Venustiano Carranza, orien-

tado por las disquisiciones de Emilio

Rabasa y este esquema básicamente

pugnaba por fortalecer al Presidente

de la República, en demérito del Poder

Legislativo, de las potestades de con-

trol del Poder Legislativo.

Rabasa hacía el diagnóstico de

que el problema de la inestabilidad

política de México en el Siglo XIX se

explicaba en buena medida por lo que

él llamaba el exceso de competencias

de control del control del Poder Legis-

lativo sobre el Presidente y entonces

eso le lleva a sugerirle a Carranza y

Carranza desde luego adopta este

sistema de un presidencialismo

blindado contra el control del Poder

Legislativo y es básicamente el que

tenemos y que ahora se ha estado

desmontando mediante diferentes

medidas, que se han tomado justa-

mente en esta legislatura.

Además de estos, en los estados

hay un Poder Judicial menguado y

esta no es ninguna casualidad. Hay

un profesor de la Universidad de

Chicago, Tom Ginsburg, que se dedica

a estudiar cuál es la función de los po-

deres judiciales en los sistemas auto-

ritarios y él dice que están diseñados

para no tener dientes, son como tigres

vegetarianos, porque no se les otorga

competencias constitucionales.

Y precisamente en la Constitu-

ción es donde están los derechos polí-

ticos de los ciudadanos y los controles

sobre el Poder Ejecutivo por parte del

Congreso y el propio Poder Judicial,

de tal manera que hacer los tribuna-

les de legalidad, simple y sencilla-

mente por una vía bastante, digamos

que sólo los especialistas en Derecho

pueden percibir con toda claridad, se

desapodera al Poder Judicial y se le

deja siendo un poder inocuo.

Sin embargo, parece ser que

hay un Estado de Derecho, pero en

realidad no hay cómo someter a los

gobernadores.

La segunda causa del problema

constitucional y ésta a nivel central,

es el centralismo judicial atribuible

a la legislación federal de control

constitucional y de amparo y aquí

hay mucho por hacer por el Senado

de la República.

En primer lugar hay un control

constitucional concentrado y esto

hace que se pudran algunos proble-

mas políticos de los estados, proble-

mas políticos muy importantes y

no es problema de la Suprema Corte

de Justicia de la Nación, sino lo que

sucede es que se le ha recargado con

los problemas políticos de todos los

estados y de los municipios y cuando

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llegan problemas políticos de los

estados, lo que hace la Suprema Corte,

como hace cualquier otro tribunal, es

que los pone a la cola.

Entonces va a atenderlos, en

promedio, cuatro años después de que

llegaron, cuando ya no es la misma

legislatura o cuando los ayuntamientos

ya cambiaron, en fin y cuando el pro-

blema político que eso generó ya escaló

y se salió de cauce.

Entonces, este es uno de los proble-

mas que tenemos.

El otro es el amparo, el exceso, el

abuso al que puede conducir el amparo,

cuando jueces federales, con funda-

mento y con la intención de proteger

derechos fundamentales, invaden com-

petencias de los estados.

La tercera causa es una falla de

diseño en la garantía política de la

democracia en el estado federal. En el

origen, como les dije, el sistema federal

norteamericano lo que hizo fue construir

una garantía política de la democracia y

estableció la intervención reconstructiva

de los poderes federales sobre los estados,

cuando existe un colapso de la democra-

cia en un estado, cuando un estado no es

capaz de defender los derechos humanos

y de mantener la democracia en su esta-

do, hay un colapso y entonces los poderes

federales pueden intervenir.

Es, por ejemplo, hoy podríamos pen-

sar en el caso de Michoacán, un colapso

que ha habido ahí. El problema de este

diseño es que sigue siendo muy váli-

do, el problema es que este diseño sólo

estableció como escenario el colapso total

constitucional de un estado y no cuando

va bajando de calidad poco a poco, que es

lo que viene sucediendo precisamente en

México, pero que ha pasado también en

los Estados Unidos, incluso en la Unión

Europea, es decir, no son problemas

privativos nuestros.

Ahora hablaré sobre las soluciones

constitucionales y me referiré al texto

constitucional federal y a las constitu-

ciones de los estados y con esto voy a

concluir.

Es posible sugerir un diseño institu-

cional para ensanchar los contrapesos

a los ejecutivos locales, de equilibrio

de poderes y el empoderamiento de

los ciudadanos, que pasa por reformas

profundas a las constituciones de los

estados.

Pero antes de mencionarlas debo

señalar tres cuestiones previas al diseño

constitucional estatal, que dependen

del texto constitucional federal o de le-

yes federales, es decir, no todo depende

del diseño constitucional de los estados

para promover en clave federalista la

democratización y el fortalecimiento

del Estado de Derecho en el ámbito

nacional.

Primera cuestión que ha de resolver-

se desde la federación es la conducción

de la operación del control difuso de

constitucionalidad y de convencionali-

dad, es decir, de reconstruir el federalis-

mo judicial en México, que depende en

buena medida de la política judicial de la

Suprema Corte de Justicia de la Nación,

que en este ´punto está dividida entre

seis y cinco ministros.

En 2015 se eligen dos nuevos

ministros de la Suprema Corte, lo que

redundará en mayor centralización o

mayor descentralización, según a los

ministros que se elijan y ahí desde

luego el Senado de la República tiene

la palabra.

La segunda cuestión a resolver es la

reforma del sistema electoral del federa-

lismo. Progresivamente, desde 1977 se ha

alterado la forma en que se elige el poder

revisor de la Constitución. Los estados

dejaron de ser la unidad básica de la geo-

grafía electoral para elegir a los miem-

bros del poder revisor de la Constitución

y esto ha tenido como efecto reformas

constitucionales centralizadoras.

No es casualidad que el artículo más

reformado de la Constitución Federal sea

el 73 precisamente, por medio del cual se

centralizan competencias a los poderes

federales. Por la misma razón tampoco

es casualidad que para el cambio políti-

co en los estados se entienda siempre en

clave centralista.

Tercera cuestión, la reforma del

procedimiento de reforma de la Consti-

tución Federal.

La llave para reformar la Consti-

tución Federal debe encontrarse en

los ciudadanos mediante referéndum

obligatorio o potestativo. Ello evitará

que para la reforma constitucional

federal, un partido político, llámese

PRI, PAN, Partido verde, PRD, Morena,

el que quieran, a través de sus miem-

bros integrantes del poder revisor de la

Constitución, pueda ejercer disciplina

de voto horizontal y verticalmente, es

decir, pueda exigir disciplina de voto en

la cámaras de Congreso de la Unión y en

las legislaturas de los estados.

El ejemplo es Suiza, allí se ha enten-

dido que la única forma de evitar que

la democracia de partidos termine por

controlar el proceso de cambio constitu-

cional, es la consulta directa al pueblo,

que no necesariamente milita o es sim-

patizante de algún partido político.

Finalmente me referiré al diseño

constitucional de los estados telegrá-

ficamente y este diseño debe buscar el

requerido de poderes y el empodera-

miento de los ciudadanos, hacer de la

constitución estatal norma suprema,

es el objetivo.

En primer lugar se debe fortalecer

el control intraorgánico del Poder

Ejecutivo, y para ello se requiere

establecer el gabinete y las potestades

constitucionales del gabinete en la

Constitución de los estados.

Entre otras, una decisión que

debería de hacerse de manera colegia-

da, es la elaboración y aprobación del

programa de Gobierno y desde luego del

presupuesto de egresos en los estados.

La segunda cuestión es que hay que

fortalecer cuantitativa y cualitativa-

Page 73: REVISTA EL FEDERALISTA NÚM.18

71

mente el control del Congreso sobre el

Ejecutivo. Y aquí en este punto, vale

decir que no es igual y no debemos de

tomar a pie de puntillas lo que se dis-

cute como un buen modelo de diseño

constitucional federal y replicarlo en

los estados.

Doy, por ejemplo, la conformación

del número de integrantes de las Cá-

maras del Congreso de la Unión.

Yo no comparto personalmente

que se reduzca el nivel de diputados

federales.

Pero el problema es que este debate

se ha repetido en los estados y resulta

que estados como Baja California Sur,

o como Coahuila, que ya tenían pocos

diputados, han reducido, o al menos

en Coahuila, han reducido más el

número de diputados.

¿Y cuál es el problema de esto? El

problema es que el que controla al Po-

der Ejecutivo es el Poder Legislativo.

Y en todas las democracias el que

controla al gobernador en turno y a

los miembros de su Gabinete, son los

diputados de oposición.

De ahí que tenga que haber un

número suficiente de diputados de

oposición al Partido en el Gobierno

para que se pueda ejercer un control

sobre el Gobernador y sobre los miem-

bros de su Gabinete.

Si no existe un número suficiente

de diputados, entonces nadie controla

al Poder Ejecutivo.

También hay que establecer como

una medida para fortalecer el Congre-

so de los Estados, elevar el estatus del

presupuesto a ley.

No debe de ser temido, como

actualmente es, como un endeble acto

administrativo que pueden cambiar al

día siguiente, que es aprobado por el

Congreso. Debe tener estatus de ley.

De tal manera que cualquier modifi-

cación al presupuesto, a la ley de Presu-

puestos de Egresos, pueda y tenga que

ir nuevamente al Congreso del Estado.

Desde luego aquí puede haber la

Iniciativa Preferente. Eso, vamos,

está muy explorado en el derecho

comparado.

Finalmente, también aquí in-

troducir un servicio de carrera en los

congresos de los estados.

También, una medida para el

requerido poder es fortalecer al Poder

Judicial.

Establecer competencias de control

constitucional local y fortalecer el con-

trol de legalidad administrativa.

Entre otras cosas, aunque ya

algunos estados lo han hecho, hay que

pasar el Tribunal de lo Contencioso

Administrativo al Poder Judicial de los

Estados.

En todas las democracias del

mundo, el tribunal más importante,

después del Tribunal Constitucio-

nal –al menos en las europeas--, es el

Tribunal de lo Contencioso Adminis-

trativo.

Y aquí realmente le hemos puesto

poca atención y ese es

precisamente el que

controla los excesos

de autoridad, de los

miembros del Poder

Ejecutivo o de los

Ayuntamientos, de

manera tal que hay

que fortalecerlo.

También, había

que reformar el gobier-

no municipal. Y una

de las cuestiones que

se ha dejado siempre

de lado en las discusio-

nes que ha habido en

las Cámaras del Con-

greso de la Unión, es la

reforma del Municipio,

del ayuntamiento, de

la forma de gobierno

municipal. Aquí hay

que ponerle mucha

atención.

Igualmente al control de desempeño

institucional de los órganos constitu-

cionales autónomos.

Hay que fortalecer el control

intra orgánico e inter orgánico de los

órganos constitucionales autónomos.

Y aquí habría que decir no sólo a nivel

estatal sino también a nivel nacional.

Las universidades públicas no pue-

den dejar de ser contempladas en los

procesos de cambio político en los es-

tados porque muchas de ellas han sido

enclaves de los sistemas autoritarios.

Y, finalmente, el proceso de Re-

forma Constitucional en los Estados,

que tiene que estar, como ya decía yo

antes, radicado en el pueblo vía refe-

réndum obligatorio o potestativo.

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OCTUBRE 2014ELFE

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Título: Color, luz y contraste

Autor:Efraín Becerra Castañeda

Un traje a la medida del país,entre descentralización e integración

JOSÉ MARíA SERNA

Page 75: REVISTA EL FEDERALISTA NÚM.18

73

oy a hacer un comentario

muy breve. Básicamente

es decir lo que dijo el doc-

tor Basave, pero en clave

normativa. Y el punto de

partida es el mismo, he-

mos tenido, tenemos un

sistema federal muy centralizado.

En clave normativa hay dos

manifestaciones principales: uno,

que el artículo 73 constitucional, que

es de los artículos más extensos de la

Constitución, es de los más reforma-

dos. Muchas de esas reformas han

significado absorción de competencias

por parte de la Federación en manos

del Congreso de la Unión.

La otra manifestación normativa

de esa centralización es el Sistema Na-

cional de Coordinación Fiscal, como lo

acaba de mencionar el licenciado.

Ese sistema surgió o se fue for-

mando a partir de la Constitución de

1917. El sistema político que surgió a

después de la Revolución, que tenía de

suyo una lógica centralizadora.

Ya desde el sistema político, el

Sistema de Partido Hegemónico tenía

una lógica centralizadora. Impregnó

al Sistema Federal su funcionamien-

to; y no nada más su funcionamiento,

sino también su diseño normativo e

institucional.

Ese sistema de partido hegemó-

nico ya no existe. Hoy tenemos un

sistema multipartidista, tenemos

gobiernos divididos, tenemos gober-

nadores que tienen poder, influencia

real, como lo mencionaba el doctor

Basave, y esto ha llevado a una serie

de debates desde hace por lo menos 20

años, acerca de cómo rehacer o cómo

repensar el diseño institucional de

nuestro sistema federal.

Menciono muy rápidamente al-

gunos programas que ya han existido

de reforma o intentos de reforma de

nuestro sistema federal y los mencio-

no porque siempre un seminario va a

avanzar hacia una posible reformu-

lación de nuestro sistema federal.

Habría que tomar en cuenta todos los

documentos y programas que ya exis-

ten, no podemos empezar de cero.

Programa para un nuevo federalis-

mo 1995-2000 del Presidente Zedillo,

ahí se hablaba de la necesidad de

impulsar una redistribución de facul-

tades, funciones, responsabilidades,

recursos del Gobierno Federal hacia

estados y municipios.

Los distintos documentos que ha

producido la Conferencia Nacional de

Gobernadores, desde la Declaración

de Mazatlán, de 2001, que fue un

antecedente de la propia CONAGO,

hasta la Declaración de Cuatro Ciéne-

gas de 2003, en donde el Presidente

de la República y los gobernadores

acordaron construir un nuevo sistema

federal sustentado en el principio

cooperativo, diferencial, gradual, par-

ticipativo, equitativo, corresponsable,

solidario y subsidiario.

Acordaron también ahí convocar a

una Convención Nacional Hacendaria

en donde se revisara el esquema de

federalismo fiscal. Esa Convención

Nacional Hacendaria se reunió entre

febrero y agosto de 2004 y produjo una

serie de documentos y de diagnósticos

increíbles, en términos cuantitativos

y cualitativos.

En temas grandes de gasto públi-

co, ingreso, deuda pública, patrimo-

nio público, modernización de la ad-

ministración tributaria, colaboración

y coordinación intergubernamen-

tales, transparencia, fiscalización y

rendición de cuentas. Esa informa-

ción está ahí y no derivó en una gran

reforma de nuestro federalismo fiscal.

Está también el Programa Especial

para un Auténtico Federalismo 2002-

2006, en donde otra vez se planteó la

necesidad de transferencia de facul-

tades, funciones, responsabilidades,

recursos de la federación a los estados.

Hay una agenda o en esos años se

conformó lo que se denominó Agenda

desde lo Local, un programa cuyo

objetivo fue promover el desarrollo

integral de los municipios a través del

fortalecimiento de sus capacidades de

gestión.

En 2007 se expidió la Ley para la

Reforma del Estado, cuyo objeto fue

establecer los mecanismos para el

análisis, negociación y construcción

de acuerdos para la concreción del

proceso de reforma del Estado.

Hubo cinco temas, uno de los

temas fue federalismo. Ahí están

los foros y los diagnósticos que se

realizaron en el marco de esta Ley para

la Reforma del Estado, que no llegó a

una revisión fundamental de nuestro

sistema federal.

Hay iniciativas de reforma consti-

tucional de legisladores federales en lo

particular; está la de César Camacho

Quiroz, la de Ramón Galindo, la de

Melquiades Morales; desde la perspec-

tiva metropolitana está la de Demetrio

Sodi de la Tijera y la de la Comisión

de Desarrollo Metropolitano de la

Cámara de Diputados en la legislatura

pasada, propuesta que encabezó la di-

putada Alma Carolina Llano Austria.

Y aparte de todos esos documen-

tos, que podrían ser muy útiles para

la reflexión actual, hay una serie de

institutos y universidades que desde

hace tiempo vienen trabajando estos

temas. Uno de ellos es el Instituto de

Investigaciones Jurídicas, el Centro de

Investigación y Docencia Económica;

también esa red de académicos que

se llama Red de Investigadores en

Gobiernos Locales Mexicanos, mejor

conocido por sus siglas IGLOM, que

tiene sus propias propuestas acerca de

una posible reestructuración de nues-

tro sistema federal.

Termino con una última reflexión:

en todos estos documentos que acabo

de mencionar hay dos temas domi-

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nantes, la reforma hacendaria y la

necesidad de descentralizar, la idea de

evolución.

Sin embargo, existe un desfase –y

aquí me conecto con lo que decía el

doctor– entre lo que dicen todos esos

planes que van por el lado de la lógica

de la descentralización del sistema

federal y lo que ha ocurrido en la

realidad.

Lo que ha ocurrido en la realidad

de las Reformas Constitucionales que

ha habido en los últimos 30 años y

que de alguna manera han afectado al

sistema federal.

¿Dónde está el desfase? En todo sis-

tema federal hay una atención entre

dos lógicas: la lógica de la descentrali-

zación y la lógica que puede llamarse

de la integración.

La lógica de la descentralización

tiene sus propias técnicas de organi-

zación jurídica. Nos lleva a fórmulas

como la del Artículo 124 Constitucio-

nal, o a mecanismos como los conve-

nios de conferencias de facultades.

La lógica de la integración tiene

también sus propias técnicas de

organización jurídica. Nos lleva no a

la idea de devolución o de descentra-

lización, sino a la idea de armoniza-

ción, homologación, colaboración,

coordinación.

Si uno se pregunta: ¿las Reformas

Constitucionales de los últimos 30

años que han afectado al sistema fede-

ral, qué lógica han seguido?

Sin duda, es la lógica de la inte-

gración. Es decir, de la armonización,

de la homologación, de la unifica-

ción. Podría incluso decirse de la

centralización.

¿Qué resúmenes son los que se han

producido a través de esas Reformas

Constitucionales? Son los bien cono-

cidos regímenes de bases de coordi-

nación, de facultades concurrentes, o

regímenes híbridos de facultades con-

currentes y de coordinación, la creación

de sistemas nacionales integradores

de órganos a nivel nacional, e incluso

la federalización de materias, o el es-

tablecimiento de estándares mínimos

nacionales en determinadas materias.

Termino simplemente diciendo

que si queremos avanzar en el tema

federal hay que revisar toda esa ex-

periencia y toda esa discusión que se

viene dando en el país desde hace por

lo menos 30 años, ahí están todos esos

documentos.

Y hay que pensar en un traje a la

medida, en un traje a la medida del

país, que resuelva el tema de cuál debe

ser el punto de equilibrio adecuado

entre descentralización e integración.

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ucero Saldaña Pérez, Secretaria de la Mesa Directiva del Senado de la

República, representantes de autoridades locales, especialistas y aca-

démicos, coincidieron en que es necesario fortalecer y rediseñar al

municipio.

Al encabezar la Mesa: “100 Años de Municipalismo” del Seminario

Encuentro por la Federación y la Unidad Nacional, la legisladora po-

blana Saldaña Pérez sostuvo que el país requiere de un nuevo estilo de

gobierno o de gobernanza, en el que se le dé su lugar al municipio y éste a su vez

logre la equidad de género.

La senadora del PRI resaltó que de los 2 mil 441 municipios del país, sólo el 6.8

por ciento de éstos, son gobernados actualmente por una mujer. Cuestionó en

consecuencia que si es este el gobierno más antiguo de México, por qué hay tan

pocas presidentas municipales e incluso resaltó el hecho de que Baja California y

Quintana Roo no cuentan con una Alcaldesa.

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Por rediseñar el sistema municipal,la Senadora LuceroSaldaña Pérez

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Conocedora profunda del municipalis-

mo y del Federalismo, Lucero Saldaña

Pérez cuenta con una amplia expe-

riencia y participación en la toma de

decisiones, desde que fue Presidenta de

la Fundación Colosio, Puebla. Promoto-

ra de programas de desarrollo comuni-

tario en beneficio de la familia campe-

sina, cooperativas y organizaciones de

avicultura, horticultura, porcicultura,

agroindustria, reforestación y uso nacio-

nal de leña combustible.

De 2001 a 2006 fue Senadora en

las LVIII y LIX Legislaturas; secretaria

de la Mesa Directiva, presidente de

la Comisión Especial Encargada de la

Conmemoración del Quincuagésimo

Aniversario del Voto de la Mujer en

México, secretaria de la Comisión de

Relaciones Exteriores - Europa y África,

integrante de las Comisión de Comercio

y Fomento Industrial.

Citar esta trayectoria política es ne-

cesario por la importancia de su partici-

pación en el Encuentro por la Federación

y la Unidad Nacional. En la Mesa que

encabezó “100 Años de Municipalismo”,

indicó que sólo el 27.6 de quienes ocupan

el cargo síndico son mujeres y se tiene

una proporción de 38.2 por ciento de re-

gidoras, por lo que subrayó que existen

dos retos en el Federalismo: el de asegu-

rar la participación y la corresponsabili-

dad de la sociedad civil en las decisiones

fundamentales de los municipios, así

como transitar a la paridad política,

toda vez que sólo el 7 por ciento de los

municipios son presididos por mujeres;

enfatizó que éstos se encuentran muy

lejanos a alcanzar dicha igualdad. Su

planteamiento fue contundente: redise-

ñar el sistema municipalista.

En el Encuentro por la Federación y

la Unidad Nacional del Senado de la Re-

pública, hubo varias mesas de análisis

y discusión sobre los temas específicos

que se habían acordado y que tuvieron

su eje central en el Federalismo. La Mesa

“100 Años de Municipalismo” logró

un impacto relevante. Además de la

tesis de la senadora Lucero Saldaña

Pérez, hubo otras participaciones

destacadas, como la de Octavio Acosta

Arévalo, de la Asociación Autoridades

Locales de México.

Él consideró que se necesita redise-

ñar el municipio, modificar la cultura

partidista, fortalecer la organización

ciudadana y vigorizar la capacidad eco-

nómica de los gobiernos locales. Si no

hay capacidad económica, las condicio-

nes para el desarrollo de este orden de

gobierno van a ser limitadas, necesita-

mos marcos jurídicos adecuados.

Comentó que actualmente

autoridades, funcionarios estatales

y federales y gobernadores siguen

pensando que el municipio es una

especie de subordinado, que debe obe-

decer al estado y al Gobierno Federal,

lo que implica, dijo, ciertamente una

subordinación, “pero el Federalismo

determina no una subordinación,

sino una coordinación”.

Ricardo Baptista González, ex pre-

sidente municipal de Tula de Allende,

Hidalgo, consideró que el Federalismo

está incompleto, por lo que es tiempo,

dijo, que el Senado de la República reto-

me el asunto y rediseñe el municipio.

Sostuvo que el municipio mexicano

es el gran olvidado del Federalismo, y

el ciudadano es el que no ha recibido los

beneficios de un Federalismo que lo ha

excluido del desarrollo por no formar

parte del Pacto Federal.

Los municipios no estamos pe-

leados con los gobernadores; nadie

ve al orden de gobierno estatal como

adversario, pero queremos una coor-

dinación y articulación que es nece-

saria y obligatoria y, sobre todo, que

la gente viva mejor. Así que el Se-

nado tiene un gran compromiso: la

revisión del Federalismo Mexicano

pero, sobre todo, que al municipio

se le dé el lugar y competencia que

le corresponde para mejorar al país.

En la Mesa: “¿Está en crisis el muni-

cipio?”, el Presidente de la Asociación

de Autoridades Locales de México,

Sergio Luna Cortés, aseguró que se ha

establecido un modelo de Federalismo

centralizado, el cual se ha caracteriza-

do por tener un centralismo político y

económico en el que hay inequidad de

la distribución del presupuesto y de las

facultades municipales.

No puede haber un país fuerte si

sus localidades no lo son, y el Federa-

lismo no consideró a los municipios,

sino que los pone en desventaja. Por

ello es necesario tomar alternativas

distintas a fin de cambiar y fortalecer

la situación del sistema municipalis-

ta, puntualizó.

En representación de la Aso-

ciación de Municipios de México,

Guillermo González Martínez afirmó

que los municipios no están en crisis,

sino el modelo de régimen muni-

cipal, pues se creó hace 100 años y

claramente está agotado.

Dijo que no se ha tenido la capaci-

dad política para desarrollar reformas

que renueven el modelo, pero que

es indispensable a fin de respetar y

clarificar la dignidad de las localidades,

porque las normas y políticas actuales

representan una camisa de fuerza que

les impide cumplir con sus objetivos.

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Título: Fertilidad / Autor: Efreín Becerra Castañeda

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