S1Bourdieu, Pierre y otros (2004) El oficio de Sociólogo 'La Ruptura

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    ELOFICIO-DE SOCIOLOGOPie rre Bourd ieu ,Jean-C lau de Ch amboredo ny Jean-C laude Passeron

    )J((1 s i g 1 ovei1tiunoeditores 13a. edicion

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    Eloficiode soci61ogoPresupuestos epistemo16gicos

    porPierre BourdieuJean-Claude ChamboredonJean-Claude Passeron

    )l(]~tiunoedtoresMEX ICOESPAr>4AARGENTINACO lOMBIA

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    siglo veintiuno editores, sa de cvCEARO DEL AGUA 248. DELEGACION OOYOACAJ-. I. 04310 MExICO. D.Fsiglo veintiuno de espana editores, saCALLE PLAZA 5. 28043 MADRID. ESPANAsiglo veintiuno argentina editoressigloveintiuno editores de colombia, ItdaCARRERA 14 NUM 8() .44. BOGOTA. D.E . COLOMBIA

    portada de maria luisa martinez passargeprirnera edicion en espaiiol, 1975decimotercera cdicion en espafiol, 1990 siglo XXI editores, s.a. de c.v.ISBN 96823-0272-2 (ediciones anteriores)ISBN 968-23-1601-4en coedicion consigto xxi de espana editores, s.a,l2.!imeraedicion en frances 1973(Q 1973 ecole pratique des hautes etudes(visection) and mouton y co.titulo original: Ie metier de sociologuederechos reservados conforme a la leyimpreso y hecho en mexico/printed and made in mexico

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    I:\1ERA PARTERUPTURA

    EL HECHO SE CONQUISTA CONTRA LA ILUSION DEL SABERINMEDIATOvigilancia epistemo16gica se impone particularmente en el casoe las ciencias del hombre, en las que la separaci6n entre la opi-..ion comun y 1discurso cientifico es mas imprecisa que en otrosasos. Aceptando con demasiada facilidad que la preocupaci6n dea reforma politica y moral de Ia sociedad arrastro a los sociologosel siglo XIX a abandonar a menudo 1a neutralidad cientifica, ybien que la sociologia del siglo xx pudo renunciar a las ambi-. nes de la filosofia social sin precaverse empero de las contam i-ziaciones ideol6gicas de otro orden, con frecuencia se deja deonocer, a fin de extraer de ello todas las consecuencias, que lafamiliaridad con el universo social constituye el obstaculo episte-logico por excelencia para el sociologo, porque produce conti-amente concepciones 0 sistematizaciones ficticias, al mismopo que sus condiciones de credibilidad. El sociologo no haldado cuentas con la sociologia espontanea y debe iroponersea polernica ininterrumpida con las enceguecedoras evidenciase presentan, a bajo precio, las ilusiones del saber inmediato yriqueza insuperable. Le es igualmente dificil establecer laparacion entre la percepcion y la ciencia -que, en el caso del.co, se expresa en una acentuada oposicion entre el laboratorioa vida cotidiana- como encontrar en su herencia teorica losstrumentos que Ie permitan rechazar radicalmente el lenguajeun y las nociones comunes.

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    28 EL OFICIO DE ~)CIOLOGO

    1-1. Prenociones r tecnicas de rupturaComo tienen por funci6n reconciliar a todo precio la conci nciacornun consigo rnisrna, proponiendo explicacione , aun contradic-torias, de un rnismo hecho, las opiniones pr irneras sobre los hechesociales se presentan como una coleccion falsamerite sistematizadade juicios de uso alternative. Estas pr nocio-ies, "representacionesesquernaticas y surnar'ias" que se "fcrrnari por la practica y paraella", como 10 observa Durkheiln, reciben su videncia y "auto-ridad" de las furrciories sociales que curnpleri [E. Durkheirn, texton94].La influencia de las nociones comunes es tan fuerte que todaslas tecnicas de obj ti racion deben ser aplicadas para realizarefectivamente una ruptura, mas a menudo anunciada que eec-tuada. Asi los resultados de Ia rnedicion e tadisti a pueden, por10 menos, tener la virtud negativa de desconcertar las pr imerasixnpresiones. De la misma forma, aun no se ha considerado sufi-cientemente la funcion de ruptura que Durkheinl atribuia a ladefinicion previa del objeto como construccion tecrica "provisoria"destii ada, ante todo, a "sustituir las nociones del senti do COInUnpor una primera riocion cientifi a" 1 M. Mauss, texto n9 5]. Enfecto, en la medida en que el1enguaj cormm y ciertos usos espe-cializados de las palabras comunes oristitu yen el principalvehiculo de las representacion s comunes de la sociedad unacritica logica y lexicologica del lenguaje cornu surge como Ipaso previo mas indisp nsable para Ia elaboracion controlada delas no cion s cierrtif'icas ll.H. Goldthorpe et D. Lockwood, texton6J.COnlOdurante la observacion y Ia exper imentacion el socio-logo establece una relaci6n con su objeto que, en tanto r'elacionsocial, nunca es de puro conocirnierrto, los datos se Ie presentanCOnlOconfiguraciones vivas, singulare y, en una palabra, dema-

    .1 P. Fauconnet y 1\11. auss articulo "Sociologie" en Grande Encyclo-pedie Francoise, t. cxx P i-is, 1901, p. 173. No es casual idad si los que quierenencontrar en Durk heirn, Y nlSS precisarnente en su teor-ia de 1a definicion ydel indicador (d. pOT ej., It. K. Merton, Elements de theorie et de methodesociologique [trad. H. Mendras], 2~ edic. aumenrada, PIon, Paris, 1965, p. 61),el origen y garantia del "operacionalismo" dcsconocen la fun ion de rupturaque Durkheim confer ia a Is definicion: en fecto, numerosas definicion s llama-das "operator'ias" no son otra cosa que una puesta en forma, Iogicamentecontrolada 0 formalizada, de las ideas del sentido carotin.

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    siado humanas, que tienden a imponersele como estructuras dejeto. Al desmontar las totalidades concretas y evidentes que seresentan la mtuicion, para sustituirlas por el conjunto deiteraos abstractos que las definen socio16gicamente -profesi6~ingresos, nivel de educacion, etc.-, al proscribir las induccionesespontaneas que, por efecto de halo, predisponen a extender sobre

    toda una clase los r sgos sobresalientes de los individuos mas'tipicos" en apariencia, en resumen, al desgarrar la trama derelaciones que se entreteje continuamente en 1a experiencia, elanalisis estadistico contribuye a hacer posible la construe cion derelaciones nuevas, capaees, por SU caracter insolito, de imponera busqueda de relaciones de un orden superior que den raz6nde e te o

    Asi, el deseubrimiento no se reduce nunea a una simpleectura de 10 real, aun del mas desconcertante, puesto que su-pone siempre la ruptura con 10 real y las configuraciones que estepropone a la percepcion. Si se insiste demasiado sobre el papel d 1azar en el descubrimiento cientifico, como 10haee Robert K. Mer-ton en su analisis del serendipity, se corre el riesgo de suscitar lasrepresentaciones mas ingenuas del descubrimiento, resumidas enel paradigma de la manzana de ewton: Ia captaci6n de un hechoinesperad supone, a1 menos, la decision de pres tar un atenci6nmet6dica a 10 inesperado, y u ropiedad heuristic a depende de 1apertineneia y de Ia coherencia del sistema de cuestiones que poneen discusi6n. ~Es sabido que el acto de deseubrir que conduc Iaso1uei6n d un problema sen orio-motor 0 abstracto debe romperlas relaciones mas aparent ,que son las mas familiares, parahaeer surgir e1 nuevo sistema de relaciones entre los elementos.En sociologia, como en otros campos, "una inve tigaci6n seriaconduce a reunir 10 que v-ulgarmente se separa 0 a distinguir 10que vulgarmente se confunde". 31-2. La ilusion de la transparencia y el principiade Lano-cortcienciaTodas las tecnicas de ruptura, critica logica de las nociones some-tid as a la pru ba stadistica de las fal a vidcncias, impugnaci6n

    2 R. K. Merton, Elements de theorie et de methode sociologique; op. cit.,pp. 47-51.

    3 "Por ejemplo, la ciencia de las raligiones reunio en un mismo genero

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    30 EL OFICIO DE SOCr6LOGOdecisoria y rnetodica de las apariencias, son sin embargo impo-tentes en tanto Ia sociologia espontanea no es atacada en su propioprincipio, es decir en Ia filosofia del conocimiento de 10 social ~de la accion humana que Ia so tiene. La sociologia no puede cons-tituirse como ciencia efectivam.ente separada del sentido comunsino bajo Ia condici6n de oponer a las pretensiones sistematicas deIa so iologia espontanea la resistencia organizada de una teoriadel conocimiento de 10 social cuyos principios contradigan, puntopor punto, los supuestos de 1a filosofia primera de 10 social. Sintal teoria, el sociologo puede rechazar ostensiblemente las preno-clones, construyendo 1a apariencia de un discurso cientifico sobrelos presupuestos inconscientemente asumidos, a partir de los cua-les Ia sociologia espontanea engendra esas prenociones. El artificia-lismo, representaciori ilusoria de la genesis de los hechos socialessegun Ia cual el cientifico podria comprender y explicar estoshechos "mediante el solo esfuerzo de su reflexi6n personal", des-cansa, en ultima instancia, sobre el presupuesto de la ciencia infusaque, arraigado en el sentimiento de familiaridad, funda tambienla filosofia esporitanea del conocimiento del mundo social: lapolemic a de Durkheim contra el artificialismo, el psicologismo 0el moralismo no es sino el reves del postulado segun el cual loshechos sociales "tienen una manera de ser constante, una natu-raleza que no depende de la arbitrariedad individual y de dondederivan las relaciones riecesarias" [E. Durkheim, texto n~ 7J.Marx no afirmaba otra cosa cuando sostenia que "en la producci6nsocial de su existencia, los hombres traban relaciones determina-das, necesarias, independientes de su voluntad", y tambien Weber10 afirmaba cuando proscribia la reducci6n del sentido culturalde las acciones a las intenciones subjetivas de los actores. Durk-heim, que exige del sociologo que penetre en el mundo social comoen un mundo desconocido, reconocia a Marx el merito de haberroto con la ilusi6n de la transparencia. "Creemos fecunda la ideade que Ia vida social debe explicarse, no por la concepcion que sehacen los que en ella participan, sino por las causas profundasque escapan a la conciencia"" [E. Durkheirn, texto n~ 8].a los tabues de impureza y los de pureza, puesto que son todos tabues; por elcontra rio. distingui6 cuidadosamente los ritos funerarios y el culto de los ante-pasados" (P. Faueonnet y M. Mauss, "Sociologie", loco cit., p. 173).

    4 E. Durkheim, informe de A. Labriola, "Essais sur la conception ma-terialiste de l'hi toire", en Revue Philosophiaue, die. 1897, vol. XLIV,22do. afio,p.648.

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    LA RUPTURA 31Tal convergencia se explica facilmerrte: 5 10 que podria deno-

    minarse principio de la no-conciencia, concebido como condicionsine qua non de Ia constitucion de la ciencia sociologica, no es sinola reformulacion del principio del determinismo metodologicoen la 16gica de esta ciencia, del cual ninguna ciencia puede rene-gar sin negarse como tal. 6Es 10 que se oculta cuando se expresa el principio de Ia no-conciencia en el vocabulario de 10 inconsciente, transformandoseasi un postulado metodologico en tesis antropologica, ya se terminesustantivando Ia substancia 0 que se permita Ia polisemia deltermino para reconciliar Ia aficion a los misterios de la inte-rioridad con los im.perativos del distanciamiento" [L. Wittgenstein,texto nP . 9 J . De hecho, el principio de la no-conciencia no tieneotra funci6n que apartar Ia ilusi6n de que la antropologia puedaconstituirse como ciencia reflex iva y definir, simultaneamente, lascondiciones metodo16gicas en las cuales puede convertirse en cien-

    6 La acusaci6n de sincretismo que podria provocar la comparaci6n detextos de Marx, Weber y Durkheim descansaria en la confusi6n entre Ia teo-ria del conocimiento de 10 social como condici6n de posibilidad de un dis-curso socio16gico verdaderamente cientiico y la teoria del sistema social(sobre este punto vease pp. 15, 16 y pp. 48-50, e infra, G. Bachelard texton92, pp. 121-124). En caso de que no se nos concediera esta distinci6n, habriaque exam.inar todavia si Ia apariencia disparatada no se mantiene porque sepermanece fiel a Ia representaci6n tradicional de una pluralidad de tradicioneste6ricas, representaci6n que impugna precisamente el "eclecticismo apacible"de Ia teoria del conocimiento socio16gioo, rechazando, a partir de Ia experien-cia practice sociologies, ciertas oposiciones consideradas rituales por otra prac-tica, Ia de Ia enseitanza de 18 filosofia.

    6 "Si, COmoescribe C. Bernard, un fen6meno se presentara en una expe-riencia con una apariencia tan contradictoria, que no se ligars de una maneranecesaria a condiciones de existencia deterrniriades, Ia raz6n deberia rechazar elhecho como un hecho no cientifico [ ... ]. porque admitir un hecho sin causa,es decir, indeterminable en sus condiciones de existencia, no es ni mas ni menosque Ia negacion de Ia ciencia" (C. Bernard, Introduction a l'etude de la m e-decine experimentale, J. B. Baillere e Hijos, Paris, 1865, cap. rr, paragrafo 7).

    7 Aunque permaneci6 encerrad~ en la problematic a de 18 canciencia colec-1iva por los instrumentos conceptuales propios de las ciencias humanas de suepoca, Durkheim se esforzO en distinguir el principio por el cual en el so-ci61ogo surgen a la existencia regularidades no-conscientes de Ia afirrnacionde un "inconsciente" dotado de caracteres especificos. Refiriendose a 18 relaci6nentre las representaciones individuales y las colectivas escribe: "Todo 10 que sa-bernos, en efecto, es que haY,fen6menos que se suceden en nosotros, que noobstante ser de orden psiquico no son conocidos por el yo que somos. Encuanto a saber si son percibidos por algun yo desconocido 0 10que pudiera

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    cia experimental [E. Durkheirn, texto nP 10; F. Simiand, textonP 11].Si Ia sociologia espontanea renace instintivamente y bajodisfraees tan diferentes en la sociologia cientifica, es sin dudaporque los sociologos que buscan conciliar el proyecto cientificocon la afirmacion de los derechos de la persona --derecho a Ialibre actividad y a la clara conciencia de la actividad- 0 que,sencillamente, e itan someter su practica a los principios funda-mentales de la teoria del conoeimiento sociologico, tropiezan inevi-tablemente con la Iilosofia ingenua de la accion y de la relaei6ndel sujeto con la aeci6n, que obligan a defender, en su sociologiaespontimea de los sujetos so iales, Ia verdad vi ida de su expe-riencia de la aeci6n ocial. La resi tencia que provoca la sociologiaeuando pretende separar la experieneia inmediata de su privilegiognoseo16gico se basa en la misma filosofia humanista- de la aeei6nhuman a de eierta sociologia que, empleando conceptos como el de"motivacion " por ejemplo, 0Iimitandose por predileccion a cues-tiones de decision-marking, realiza, a su manera, la ingenua pro-mesa de todo sujeto social; cr yendo ser duefio y propietario de S Imismo y de su propia verdad, no queriendo eonocer otro determi-nismo que el de sus propias determinaciones (inc1uso si las con-sidera inconsdentes), el humanismo ingenuo que existe en todohombre opera como una reduccion "sociologista" 0 'materialista"

    ser fuera de toda captacion, no nos importa. Concedasenos s610 que la vidarepresentativa se extiende mas alia de nuestra conciencia actual" (E. Durk-heim, "Representations individuelles et representations colectives", Revue deMetaphysique et de Morale, IV, mayo 1898, reproducido en Sociologie et Philo-sophie, F. Alean, Paris, 1924; citado de acuerdo con la 3\1.edic, PUP, Paris,1967, p. 25 [hayed. esp.]).

    S Es 10 que sugiere C. Levi-Strauss cuando distingue el empleo que haceMauss de la nocion de inconsciente de la de inconsciente colectivo de Jung"lleno de simbolos y aun de cosas simbolizadas que forman una especie desubstrai"; y que Ie concede a Mauss el merito "de haber recurrido al incons-ciente como proveedor del caracter comun y especifico de los bechos sociales"(C. Levi-Strauss, 'Introduction", en M. Mauss, Sociologie et Aruhropologie,PUI", Paris 1950, pp. xxx y XXXII [hay ed. esp.]). Es en ese sentido que reco-noce ya en Taylor la afirmacion, sin duda confusa y equivoca, de 10 que haceIa originalidad de la etnologia a saber "Ia naturaleza mconsciente de los feno-menos colectivo .. [ ... ]. "Incluso cuando se encuentran interpretaciones, estastienen siempre el caracter de racionalizaciones 0 de elaboraciones secundarias:no hay ninguna duda de que las razones por las cuales se practica una costum-bre, 0 se comparte una creencia, son muy distintas de las que se invoca parajustiIicarla" (Anthropologie structural, PIon, Paris, 1958, p. 25 [bayed. esp.]).

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    LA RUPTURA 33de todo intento por establecer que el sentido de las accio es maspersonales y rnas "transparentes" no pertenecen al sujeto que lasejecuta sino al sistema total de relaciones en las cuales, y porlas cuales, se realizan. Las falsas profundidades que promete elvocabulario de las "motivaciones" (notablemente diferenciadasde los sirnples "motivos") qiriza tengan por funci6n salvaguardara la filosofia de la elecci6n, adorriandola de prestigios cientificosque se dediquen a la investigaci6n de elecciones inconscientes. Laindagaci6n sup rficial de las fundaciones psicologicas tal comoson vi idas -"razon s" 0 "satisfacciones"- impide a menudo larnves'tigacion de las funciones sociales que las "r'azones" ocultany cuyo cumplinriento proporciona, ademas, las satisfaccionesdirec-tamente exper-irnerrtadas.?Contra este rnetodo arnbiguo que perrnite e1intercambio inde-finido de r laciones entre el sentido cormrn y el sentido cormrncientifico, hay que establecer un segundo principio de la teoriadel conocimiento de 10 social que no es otra cosa que la forrnapositrva del principio de la no-conciencia: las relaciones sociales11.0 podrian reducirse a relacion s entre subjetividades animadas deintenciones 0 "motivaciones" porque elIas se establecen entre con-diciones y posiciones sociales y tienen, al znismo tiempo, rnasrealidad que los sujetos que ligan. Las criticas que Marx efectuabaa Stirner alcanzan a los psicosoci6logosy a los soci6logosque re-ducen las relaciones sociales a Ia representaci6n que de ellas sehacen los sujetos y creen, en nombre de un artificialismo prac-tico, que se pueden trasfonnar las relaciones objetivas trasfor-rnando esa representacion de los sujetos: "Sancho no quiere quedos individuos esten en corrtradiccionx uno contra otro, comoburgues y proletario [ ... J, querria verlos rnantener una relaci6npersonal de individuo a individuo. No considera que, en el marcode la divisi6n del trabajo, las relaciones personales se conviertennecesaria e inevitable1llent en relaciones de clase y como tal secristalizan , asi toda su verborragia se reduce a un voto piadosoque quiere cumplir exhortando a los individuos de esas clases a

    9 Tal es el sentido de la critica que Durkheim hacia de Spencer: "Loshechos sociales no son el simple desarrollo de los hechos psiquicos, sino queestos ulrimos son cn gran parte, Is prolongaci6n de los priIneros n el interiorde la conciencia. ES1.aproposici6n es muy importante ya que el punto de vistacontr-ario expone al sociologo, a cada instante. a que tome la causa por efectoy reciprocamerrte" (De Ladivision du travail social, i 1 J . edic., PUP, Paris, 1960,p. 341 [hayed. esp.]).

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    ' i34 EL OPICIO DE SOCIOLOGOdesechar de su espiritu la idea de sus contradicciones y de suprivilegio particular [ ... J. Para destruir la contradic ion y10 particular, bastaria cambiar Ia opinion y el querer:t".10Iridependientemente de las ideologias de la "participaci6n" y dela "comunicacion" a las que respaldan a menudo, las tecnicasclasicas de Ia psicologia social conducen, en razori de su episte-mologia implicita, a privilegiar a las representaciones de los indi-viduos en detrimento de las relaciones objetivas en las cuales estaninscriptas y que definen 1a "satisfaccion" 0 la "insatisfacci6n"que experimentan, los conflictos que encierran 0 las expectativaso ambiciones que expresan. El principio de la no-conciencia im-pone, pOI'el contrario, que se construya el sistema de relacior esobjetivas en el cuallos individuos se hallan insertos y que se ex-presa mucho mas adecuadam.ente en la economia 0 en la mor-fologia .de los grupos que en las opiniones e intenciones declaradasde los sujetos. El principio explicative del funcionamiento de unaorganizaci6n esta muy lejos de que 10 suministre 1a descripci6nde las actitudes, las opiniones y aspiraciones individuales; en rigor.es Ia captaci6n de la 16gica objetiva de la organizaci6n 10 queproporciona el principio capaz de explicar, precisamente, aquellasactitudes, opiniones y aspiraciones.v- Este objetivismo provisorioque es la condici6n de 1a captacion de la verdad objetivada de lossujetos, es tambien la condici6n de la comprension total de la rela-cion vivida que los sujetos mantienen con su erdad objetivadaen un sistema de relaciones objetivas.v'

    10 K. Marx, Ideologie allemande (trad. J. Molitor), en Oeuvres Philoso-phiques, t. IX, A. Costes,Paris, 1947, p . 94 [hayed. esp.].11 Rsta reducci6n a la p icologia encuentra uno de sus modelos de leccionen el studio de los grupos pequefios, aislados de 18 accion y de Ia interaccicn,abstraidos de Ia sociedad global. No se tienen mas en cuenta las investiga-ciones0 el estudio aislado de los conflietos-psicologicos entre sectore , sustituidospor el analisis de las relaciones objetivas entre las fuerzas sociales.

    12 Si fuera necesario, por las necesidades .de la tarea pedag6gica, ponerfuertemente el acento sobre Ia objetivacion previa que se impon a todoestudiosociologico, cuando quiere romper con la sociologia espontanea, no podriareducirse la tar a de Ia explicaci6n sociol6giea a las dimensiones de un obie-tivismo: "La sociologia supone, por su misma existencia, la superaci6n de laoposicion ficticia que subjetivistas y objetivistas hacen surgir arbitrariamente.Si 18 sociolog'iaes posible como ciencia objetiva es porque existen relacionesexteriores, necesarias mdependientes de las voluntades individuales y, si equiere, inconscientes (en el sentido de que no son obieto de la simple refle-xion), que no pueden ser captedas ino por los rodeos de la observacion y de lae: perimentaci6n objetivas. [ ... ] Pero, a diferencia de las ciencias naturales,

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    1-3. Naturaleza r cultura. substanciar sistema de relacionesSi el principio de Ia no-conciencia no es sino el reves del referidoal ambito de relaciones este Ultimo debe conducir al rechazo detodos los intentos por definir 1a verdad de un Ienomeno culturalindependientemente del sistema de relaciones historicas y socialesdel cual es parte. T'arrtas veces condenado, e1concepto de natura-leza humana, 1a mas sencil1ay natural de todas las naturalezas,subsiste sin embargo bajo 1aespecie de conceptos que son monedacorriente, por ejernplo, las "tendencias" 0 las "propensiones" deciertos economistas, las "rnotivaciones" de Ia psicologia social 0las "riecesidades" y los "pre-requisitos" del arialisis funcionalista.La filosofia esencialista, que es la base de 1anoci6n de naturaleza,todavia .sepractica en cierto uso ingenue de los criterios de ana-Ii is como el sexo, 1a edad, la raza 0 las aptitudes mtelectuales, alconsiderarse esas caracteristicas como datos naturales, necesariosy eternos, cuya eficacia podria ser captada independientementede las condiciones hist6ricas y sociales que los constituyen en suespecificidad, por una sociedaddada y en un tiempo determinado.De hecho, el concepto de naturaleza humana esta presentecada vez que se trasgrede e1precepto de Marx que prohibe eter-riizar en 1anaturaleza el producto de Ia historia, 0el precepto deDurkheim que exige que 10 social sea explicado por 10 social : Y 'solo por 10 social [K. Marx, texto n!' 12; Durkheirn, texto n9 13].La formula de Durkheim conserva todo su valor pero a condici6nde que exprese no 1a reivindicacion de un "objeto real", eectiva-mente distinto del de las otras ciencias del hombre, ni la pre-una antropologia total no puede detenerse en una construcci6n de relacionesobjetivas porque la experiencia de las significaciones forma parte de la signi-Iicacion total de la expertencia: la sociologia, aun. la menos sospechosa desubjetivismo, recurre a conceptos intermediarios y mediadores entre 10 subje-tivo y 10 objetivo, como alrenacion, actitud 0 ethos. En efecto, Ie cor-respondeconstruir el sistema de relacioncs que engloba y el senrido objerivo de lascondu tas organizadas segun regul aridades rnensurables y las relaciones singu-lares que los sujetos mantienen con Ia condiciones objetivas de su existencia ycon el sentido objetivo de sus onductas, sentido que los posee porque estandesposeidos de el. Dicho de otro modo, la dcscripci6n d la subjetividad-objeti-vidad remite a Ia descripci6n de Ia rnterior-izacion de 11objetividad" (P. Bour-dieu, Un Art moyen, Paris, Ed. de Minuit, 1970, .2:;1edic., pp. 18-20; 1~dic.1965).

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    36 EL OFICIO DE SOCr6LOGO

    tension sociologists e sociologicamente todos losaspectos de Ia realidad humana, sino la fuerza de Ia decisionmetodologica de no renunciar anticipadamente al derecho de laexplicaci6n sociol6gica0,en otros terrnirros,no recurrir a un prin-cipio de exphcacicn tornado de otras ciencias, ya se trate de labiologia0de Ia psicologia, en tanto que la eficacia de los metodosde explicaci6n propiamente socio16gicosno haya sido completa-mente agotada. Ademas de que, al recurrir a factores que son pordefinicion transhistoricos y transculturales, se corre el riesgo dedar por explicado precisamente 10 que hay que explicar, se con-dena, en el mejor de los casos, a dar cuenta solamente de las seme-janzas de las instituciones, dejando escapar, como dice Levi-Strauss, aquello que determ.ina su especificidad histOrica 0 suoriginalidad cultural: "Una disciplina cuyo primer objetivo, si noel urrico, es analizar e interpretar las diferencias evita toda difi-cultad a1 tener en cuenta riada mas que las semejanzas. Pero, almismo tiempo, pierde toda capacidad para distinguir 10 general, a10 cual aspira, de 10 vulgar con 10 que secontenta" 13 [Max Weber7texto ns 14J.Pero no basta que las caracteristicas atribuidas al hombresocial en su universalidad se presenten como "residues" 0 mva-riantes descubiertas por el analisis de las sociedades concretaspara que sea decisivamente descartada esta filo ofia esencialistaque debe Ia mayor parte de su seduccion al esquema de pen-samiento segun el cual "no hay nada nuevo bajo el sol": de Pa-reto a Ludwig von Mi esno faltan analisis, aparentemente hist6ri-cos, que se Iimitan a senalar con un nombre sociologicoprincipiosexplicativos tan poco socioI6gicoscomo la "tendencia a crear aso-ciaciones", "Ia necesidad de manifestar sentirnientos por actosexteriores", el resentimiento, Ia busqueda de prestigio, la insacia-bi'lidad de la necesidad 0 la libido dorninandi.HNo se compren-

    ~3 Claude Levi-Strauss, Anthropologie structurale, op. cit., p. 19.14 Para probar que Ia actitud critics contra cl capital.ismono estaria ins-pirada sino en el resentimiento propio de individuo frustrados en su ambici6nsocial, von Mises sefiala, independientemente d toda e pecificacion sociologica,Ia propension a Ia autojustificacion, adernas de Ia aspiration al ascenso social.Es porque habrian fracasado en sus posibilidades de ascenso como consecuenciade alguna inferioridad natural ("las cualidades bio16gicas de las cuales estaprovisto un hombre, limitan, muy estrechamente, el campo dentro del cualpuede prestar ervicios a los otros") que mucha gente volverla contra el

    capitalismo el resentimiento nacido de u ambicion frustrada. Resumiendo:como, segun Leibniz, est8 establecido desde tiempos irunemoriales en la esencia

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    LA. RUPTURA 37deria que los soci61ogos puedan con tar ta frecu 1cia r negar desu condici6n de tales proponiendo, sin. otra r'azori, explicacionesque no deber ian utilizar sino como 'Ltirno recurso, si no fuera que1a tentaci6n de 1a explicaci6n por las opiniones d claradas no seencontrar reforzada por Ia seducci6n gerier-ica de 1a explicaci6npor 10 simple, denunciada incansablemente por Bachelard por su"ineficacia epistemologica".

    I-4. La sociologia espontanea r los poderes del lenguajeSi la sociologia es una ciencia como las otras que 610tropieza conuna dificultad particular en ser como ellas, es, fundam.entalmente,en raz6n de la especial relaci6n que se establece entre Ia experien-cia cientifica y la experiencia ingenua del rnundo social y entre lasexpresiones ingenua y cientifica de las mismas. En efecto, no bastacon derrunciar la ilusi6n de la transparencia y poseer 10 principioscapaces de romper con los supuestos de 1 sociologia esporrtarieapara terrninar con las construcciones ilusorias que plantea. "He-rencia de las palabras, herencia de las ideas", segUn Ia sentenciade Brunschvicg, el1enguaje comun qu ,en tanto tal, pasa irradver-tido, encierra en su vocabulario y sintaxis toda una filosofia petri-ficada de 10 social sie.m.pre dispuesta a resurgir en palabras cornu-nes 0 expresiones complejas construidas con palabras comunes quee1 sociologo utiliza inevitablernente. Cuando se pr s ntan ocultasbajo las apariencias de una elaboracion cientifica, las prenocionespueden abrirse camino en el d iscurso sociologico sin perder porello Ia credibilidad que les otorga u origen: las pr cauciones con-tra el contagio de Ia sociologia por Ia sociologia esporrtarrea noserian mas que exorcismos verbales si no se acompafiar an de unesfuerzo por proporcionar a Ia vigifancia epistemologica las annasindispensables para evitar el contagio de las nociones por la pre-nociones. En 1a medida en que es a rnerrudo premature el deseode desechar Ia lengua comun sustituyendola pura y simplementepor una lengua perfecta, en cuanto este totahnente construida yformalizada, corre el peligro de remplazar al analisis, rn a s urgente,de Cesar que habra de pasar el Rubicon, el destino de cada sujeto socialestaria contenido en su naturaleza definida en 10 que ella tiene de psico16gica(y a veces de biolcgice ). El esencialismo Ileva 16gicamen1e a una "sociodicea"(Ludwig von Mises, The Anti-capitalist Mentality, Van Nostrand, Princeton(N.J.), Toronto, Londres, Nueva York, 1956, pp. 1-33).

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    38 EL OFICIO DE SOCI6LOCO

    de la l6gica del lenguaje comun: solo este arialisis puede dar a1sociologoel medio de redefinir las palabras comunes dcntro de unsistema de nociones expresamente definidas y metodicamentedepuradas, sometiendo a la critica las categorias, los problemasy esquernas que la lengua cientifica toma de la lengua comun yque siernpre amenazan con rolver a introducirse bajo los dis-fraces de Ia 1 ngua cientifica mas formalizada. "El estudio delempl 0 losricode una palabra -escribe Wittgenstein- nos permi-te escapar de la influencia de ci rta expresioriestipo [ ... ]. Estosarialii uscan apartarnos de los prejui ios que nos incitan acreer que los hecho deben estar d acuerdo con ciertas llnagenesque afloran en nuestra lengua." 15 Por no sorneter el lenguajecornu 1 primer instrumento de la "constcucciori del rmrndo de losobjetos",16a una critica metodica, se esta predispuesto a tomar pordatos, objetospreconstruidos en y por la lengua comun. La preocu-paci6n por Ia definicion riguro a es 'inutil, e .neluso engaiiosa, siel principio unificador de los obj tos sujetos a definicion no sesorneti6 a la critica.>" Como los fil6sofos que se Ianzan a la bus-

    1.6 . Wittgenstein, Le cahier bleu. et le cahier bruri (tr ad. G. Durand),Pads. Gallimard, 1965, p. 89.1-6 Vease Ernst Cassirer, coLe langage et Ia construction du znorrde desobjets", en Journal de psychologie normal et pathologique vol. 30. 1933,pp. 18.44, y "Th liifluence of Language upon the Development of ScientificThought" en The Journal of Philosophy, 01 . 33, 1936, pp. 309327.17 M. Chastaing extieride Is cr.itica que hacla Wittgenstein de los juegosconc ptuale a los cuale Ilevan los juegos de palabras sobre 1a palabra"juego": "Los hombres no juegan ni como sus d corados ni como su institu

    ciones. TO juegan con las palabras como sobre una escena; no con el violincomo una batuta: no con 18 fortuna como el infortunio; no con la armeniad ] val como un adverser-io ; no juegan con un proyectil como juegan a Iapelota, por jemplo, al filtbol. Pueden decir: [ugar- una situaci6n no es jugarotr'a. Deberian decir: jugal' no es jugal' (M. Chastaing. "Jou r n est pasiouer", Journal de psy chologie norrnale et pathologioue nO 3. , julio-setiembre1959, pp. 303.326).La critica Iogica y lingiHstica a Ia cual M. Chastairig somete la palabra"juego" se aplicada casi integrrunenle a la nocion d. "ocio", a los usos quecormrrrmerrte se hacen d 61 y a las d finiciones "es ncia as' que Ie dan cicrtossocioloaos: "sustituid la antigua palabra jue .... POl' el neologismo ocio.Reempl:lces en alsrunas de. cr inciones clasica de los juegos, Ia volun ad dejugar 0 1 8 actividad libre~ del jugador POl' una distracci6n calif'i ada de que-rida 0 tachada de opcion. del indioiduo sin preocuparse del tiempo libre dirigidoy las vacaciones pagadas ni de Ia antigua onosicion, licet-libet. Reemplaceseel placer de juga por el objetiuo hedonistico de las distracciori s cuidandosede caritucrear ombre dimanche dcspues de Le hais les dirnanches. Reernpf a-cese por ultrmo algunos juegos gratuito por distracciones que se desplieaan

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    LA RUPTURA 39queda de una definicion esencial del "juego", con el pretexto deque 1a 1 ngua comun tiene un urrico entido cornun para 'losjuegos infantil los juegos oljrnpicos, los juegos rnatematicos 0los juegos de pala bras", los sociologos que organizau su problema-tica cientifica en torno de terrnirios pura y sirnplernerrte tornadosdel vocabulario farnifiar, e someten al lenguaje de sus objetoscreycndo no tener en cuerrta sino el "dato". La demarcacionesque efectua el vocabulario cormfn no son las unica preconstruc-cione inconscientes e incontroladas que se insinuan en el discursosocio16gico, y esa tecrrica de ruptura que es Ia critica logica deIa ociologia espontanea, encontraria, sin duda, un instrumentoirremplazable en 1a nosografia del lenguaje comun que se pre-senta, por 1 . 0 menos como e bozo, en la obra de Wittgenstein[M. Chastaing, texto nf- 15].1

    Tal critica daria al sociologo el rnedio de disipar el halo se-mantico

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    40 EL OFICIO DE S CrOLO~Oguilhem texto n9 t6J. Asi, un psicoanali is del espiritu socio16gicopodria, sin duda, encontrar en numerosas descripciones del pro-ceso revclucionario, como explo ion que sucede a la opresi6n lUIesquema mecanico, apenas traspuesto. Asimismo, los estudios dedifusi6n cultural recurren, a menudo mas inconsciente que cons-cienternente, al modelo de la rnancha de aceite para intentarexplicar la extension y el ritmo de dispersion de n rasgo cultural.Esto seria contribuir a la purificacion del espiritu cientifico masque a analizar concretamente la logica y las funciones de los es-qucmas como el de "cambio de escala ", por el eual se pe mite trans-ferir al ni el de la soeiedad global 0mundial observaciones 0enun-ciados alidos s610en el rrivel d grupos pequefios; como el de la"manipulacion" 0del "complot" qu ,descansando n definitivesobre la ilusi6n de la transparencia, tiene la falsa profundidad deuna explicacion oculta y proporciona las satisfacciones af ctivasde la denuneia de las criptocracias 0 inclu 0 el de la "accion adistancia" que obliga a pen ar en la acei6n de los medios modernosde comunicacion segUn las categorias del pensamiento magico.s?Como se ve, la mayor parte de estos esqu mas metaforicosson comun s a las palabra ingenuas y al discur 0 cientifieo deheeho aquellos deben a esta doble pertenencia su eficaci seudo-explicativa, Como dice Yvon Belaval, "si nos convene en e porquenos hacen dudarsy oscilar, sin que 10 separnos, entre la im.agen yel pensamiento, entre 10 concreto y 10 abstracto. Aliado de la ima-ginaci6n, ellenguaje trasplanta subrepticiamente 1a verdad de laevidencia sensible a la verdad de la evidencia 16gica".21 Ocultandosu or isr n comun bajo el ornato de la jerga cientifiea, sos esque-mas rnixtos evaden la refutacion, ya sea porque prop onen deimnediato una explicacion global y evocan experi ncias cotidianas(el concepto de "sociedad de rnasas" que puede, por ejemplo, en-contrar su paralelo en la experiencia de los embotellamientos deParis y el terrnino "rnutacion" que refleja a rnenudo s6101a ulgarexperiencia de 10 ins6lito), ya sea porq e remiten a una filosofiaespontariea de Ia historia, como el esquema del retorno ciclicocuando considera solo 1a sucesi6n de las estaciones, 0 como el

    20 oarn Chomsky muestra como el lenguaje de Skinner, que hare unlIS0 mctafor ico d los tcrminos tecnicos, revela su mconsis encia cuando se 10scme e a una -critica Iogica 0 Irngtristica (1 oarn Chomsky in forme de B. F.Skinner, Verbal Behavior Language, vol. 35, 1959, pp. 16-58).

    21 Y. Belaval, Les Philosophes et leur langage; Gall.imard, Paris, 1952,p.23.

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    LA RUPTURA 41esquem f'unciorialista cuando no tiene etro contenido que el "esestudiado por" del finalismo ingenuo, 0 bien porque tropiezan conesquemas cientificos 'a vulgarizados, como el de la comprensioridel sociograma que reproduce, por ejemplo, Ia imagen oculta de losatomos encadenados. Duhern senalaba a prop6sito de Ia isica queel cientifico e expone siempre a hallar en las e idencias del sen-tido comun residuos de teorias anteriores que Ia ciencia ya baabandcnado, dado que todo preclispone a que los conceptos y teo-rias socio16gicaspaseri a1 dorniriio publico el ociologo corre elriesgo, mas que cualquier otro cien rifico, de 'retomar del fondode conocinrientos comunes para volcarlos en Ia ciencia te6riea, loselementos que esta ya habia depositado en llos".~Sin duda que el rigor cientifico 110 impcn que se renunciea todos los esquemas ana16gicos de explica i6n 0 de comprensi6ncomo 10 confirman el uso que la fisica mod rna haee de los para-digmas -incluso mecfmicos- con fines pedag6gicos 0 heuristicos,pero es preciso usarlos cientifica ymet6dicamente. Asi como lasciencia fisicas debieron romper eateg6ricamente con las represen-taciones animistas d Ia materia, y de la acci6n sobre ella, lascieneias soeiales deben efectuar la "ruptura epistemol6gica" quediferencie Ia interpretaci6n cientifiea del funeionamiento socialde aquellas artificialistas 0 antropom6rficas: s6lo a condieion desome er a la experiencia de la explieitaci6n total 2.'3 los esquemasutilizados por la explicaci6n sociologica es como se evitara el con-tagio a1que estan expuestos los esquemas mas depurados, eada vezque presenten una afinidad estruetural con los esquemas eomunes.Baehelard dernuestra que la maquina de eoser se invent6 s610cuando se dej6 de inritar losmovimientos de la costurera: la socio-logia obtendria sin dudas sus mejor frutos de una adecuada re-presentaci6n de la epistemologia de las ciencias de la naturalezasi se atuviera a verificar en cada momento que construye verda-derarnente maquinas de coser, en Iugar de transplantar penosa-mente los movimientos espontaneos de la practica in~enua.

    22 P. Duhem, La theorie physique, son objet sa structure, M. Riviere,Paris, 1954. 2~ edic. revisada yaumentada p. 397.~ En esta tarea de control semimtico Ia sociologia puede armarse nosolo de 10que Bachelard designaba como psicoanalisi del conocimiento 0 de unacritica puramentc logics y lingUistics. sino tam bien de una sociologia del usosocial df' los esquemas de interpretacion de 10 social.

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    1-5. La tentacion de projetisrnoActualmente la sociologia tiende a mantener con el publico, nunc acircunscripto al grupo de pares una relacio 1. opaca que siemprecorr el riesgo de ncontrar su lOgi a en Ia relacion entre el 'autorexitoso y su publico, 0 inc1uso a veces ntre el profeta y su audi-torio, ello en r'azon de que tiene mas dificultades que cualqui erotra ci neia en desprenderse de-Ia i1usi6n d Ia transparencia yrealizar irre rersiblemente Ia ruptura con las prenocione porquea menudo se Ie asigna, uoleri nolen ~ la tare a de responder a losrnterrogantes ulfimos sobre e1por-verrir de la civihzacion. El soci6-logo esta expuesto, mucho mas que cualquiera de los otros espe-cialistas, al eradicto arnbiguo y amhivalente de los no especialistasque se creen autorizados a dar eredito a los analisis propuestos, noobstante estos descubran los supuesto de su sociologia espori-tanea, pero que por e 0mismo son inducidos a impugnar Ia validezde una ciencia que no aprueban sino en la rnedida en que se repitaen el buen sen tido. De heche, uando el sociologo se hace cargo delos objetos de reflexi6n del scntido cormrn y de la reflex ion orrrunsobre sos objetos, no tiene nada que oponer a Ia certeza cormm delderecho que tiene todo hombre de hablar de todo 10que es hurnanoy juzgar todo discurso, incluso cientifico, sobre 10 que es Iru-mano. iC6mo no sentirse un poco sociologo cuando los analisis del"sociologo" concuerdan perfectamente con las palabras de Ia charlacotidiana y el discurso del analista y las palabras analizadas estanseparadas nada r n a que por la fr

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    LA RUPTURA 43de aeu rdo con los requerimientos de su publico, y prese nta a laantropologia como un sistema de respuestas totales a los inte:rro-cantes ul'timos sobre el hombre y S1.1 destine, el sociologo se vuelveprofeta, aun si el estilo y la ternatica de su mensaje varian segurique -como "pequeno p ofeta acreditado por el estado"- res-ponda, cual si fuera duefio de la sabiduria, a las inquietud s de Iaalvaciori intelectual, cultural 0politica de un auditorio de estu-diantes 0 que practicando la politica te6rica que Wright Millsconcede a los "estaclistas" de la ciencia, se esfuerce en uniicar alpequefio re:ino de conceptos sobrc los cuales y por los cuales creereinar 0, mas aun, que, COlTIO pequefto profeta marginal, contri-buy a a forjar en el publico en generalla ilusi6n de acceder a losUltimos secretos de las cicncias del hombre [Max Weber, B. M.Berger, textos nOS. 17y 18].

    El lenguaje socio16gico que, incluso en sus usos mas corrtro-Iados, recurre siempre a palabra dell 'xico comun tomadas en unaacepci6n rigurosa y sistematica, y que, por este hecho, e vuelveequivoco en cuanto deja de dirigirse solo a los specialistas, sepresta, mas que cualquier otro, a utilizaciones falsas: los juegosde la polisemia, permitidos por la secreta afinidad de los conc ptosmas depurados con los esquemas comunes, contribuyen al doblesignificado y a los m.alentendidos que aseguran, al doble juegoprofetico, su auditorios multiples y a veces contradictorios. Si,como dice Bachelard, "todo quirnico debe Iuchar contra el alqui-rnista que tiene dentro", todo sociologo debe ahogar en si rnismoel profeta social que el publico Ie pide enearnar. La elaboraci6n,aparentemente cierrtifica, de las evidencias que son las que mejorconstruidas estari para encontrar un publico porque son videnciaspublicas, y 1a ufilizacion de una lengua de multiples registros queyuxtapone las palabras com.unes y las tecriicas destinadas a ser-virles de gararrtia, proporciona al sociologo su m jor disfraz cuan-do ree, a pesar de todo, desalentar a aquellos cuyas expectativasatisface dando una grandiosa orquestaci6n a sus temas favoritosy ofreciendoles un discurso cuya apariencia de esoterismo reflejaen realidad las funciones esoterrcas de una emprcsa profetica. Lasociologia profetica opera, por supuesto, con la Iogica, serrun Ia cualel entido cornun construye sus explrcaciones cuando se contentacon sisternatiznr Ialsamente las re puestas que Ia sociologia espon-tanea da a los problemas xistericiales que Ia experiencia corrrunencuentra en uri orden disperse: de todas las explicaciones serici-lIas, las explicaciones par 10 sencillo y por Ia gente sencilla son las

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    44 EL OFICIO DE SOC16LOGOmas frecuentemente esgrimidas por los sociologosprofeticos queven en fen6m nos tan familiares como la televisi6n el principioexp'licativo de los "cambios mundiales". Toda verdad -deciaNietzsche- es encilla: lno es esto una doblementira? Relacionaralgo desconocido con alzo conocido ali ia, tranquiliza 1 espirituy ademas da cierta s nsaci6n de poder. Primer principio. una ex-plicaci6n cualquiera e .preferible a una falta de explicaci6n. Comoen rigor, de 10 que se trata es de deshacerse de las representacionesarigustiosas, no nos exigimos demasiado para hallar medios dealcanzarla: la primera representaci6n por la cual 10 d sconocidose declara conocidohace tanto bien que se Ia tiene por verdadera."Que ste recUISOa las explicaciones por 10 sencillo tenga porfunci6n tranquilizar 0 inquietar, que haga uso de los paralelisrnosa la manera pars pro toto, de sistematizaciones por alusi6n 0 elip-sis 0 de los poderes de la analogia e pontanea, es porque el resorteexplicative reside siempre en sus profundas afinidades con la so-ciologia espontanea. Ya 10 decia larx: "Semejantes frases litera-rias, que, con arrezlo a una analogia cualquiera clasifican tododentro de todo, pueden hasta parecer ingeniosas cuando son dichaspor primera vez, y tanto nuts cuanto mas identifiquen cosas con-trad:ictorias entre S 1 . Repetidas, e incluso con presunci6n, comoapotegmas de valor cientifico, son tout bonnement (Ilanamente)necias. S610 buenas para candidos literatos y charlatanes vi-sionarios, que enchastran todas las ciencias con su ernpalagosamierda." 25

    1-6. Teoria r tradicion. teoricaAI colocar su epistemologia bajo el signo del "lPor que no?" y Iahistoria de la raz6 cientifica bajo el de la discontinuidad 0, mejor,de Ia ruptura continuada, Bachelard niega a la ciencia la segu-ridad del saber definitive para recordarle que .no puede progresarsi no es cuestionando constantemente los pr'incipios mismos desus propias construcciones. Pero para que una experiencia comola de Michelson y Morley pueda desembocar en un cuestiona-miento radical de los postulados fundam.entales de Ia tcoria, tiene

    2~ Karl Marx, Fondements de la Critique de P1};conomie politique, t. I(trad. R DangeviUe), Anthropos, Paris, 1967, p. 240 [hayed. esp.: Elementos[undamentales para la critica de la economia politico, t. 1, Buenos Aires, Si-g10 XXI, 1971, p. 233].

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    LA RUPTURA 45que existir una teoria capaz de provocar tal experiencia y darlugar a un desacuerdo tan sutil como el que hace surgir esta ex-periencia. a siruacion de la sociologiano es tan fa 'orable a esasproezas teo...cas que, llevando la riegacion en el corazon rnismode un teoria ci ntifica apar nt mente acabada, hicieron posibleslas geometrias no-euclidianas 0Ia fisica no-newtoniana; el ocio-logo esta limitado a los oscuros esfuerzos que exigen las rupturassiempre repetida y a las incitaciones del sentido cornuri, ingenuoo cientifico: en ef cto, cuando se vuelve hacia el pasado teoricode su di ciplina, se enfrenta no con una teoria ci ntifica corrsti-tuida sino con una tradicion: Tal situacion contribuye a dividir endosel campo epistemologico,manteniendo ambos una relaci6n con-trapuesta con una misma represerrtacion d la teoria: igualmenteincapaces de oponer a la imagen tradicional de la teoria otra quesea propiamente cientifica 0, por 10 menos, una teoria cientificade Ia teoria cierrtifida unos se 1.anzana cuerpo descubierto a unapractice que busca encontrar en si rnisrna su propio fundamentoteorico, otros siguen manteniendo con la tradicion Ia tipica rela-ci6n que las comunidades de literatos e tan acostumbrados a con-servar con un corpus en que los prmcipios que se proclamandisimulan los supuestos tanto mas inconscientes cuanto mas esen-ciales son y en que la coherencia sernarrtica 0 Iogica pueden noser otra cosa que la expresion manifiesta de la ultima selecci6nbasada n una f'ilosofia del hombre y de la historia mas bien queen una axiornatica conscientemente construida.

    Los que se afanan en hacer el compendio de las contribucio-nes teoricas heredadas de los "padres fundadores" de la sociologia,,no acometen una empresa analogs a la de los teologos0canonis-tas de la Edad Media, que reunian en sus enormes Surnrnas elconjunto de los argumentos y asuntos legados por las "autorida-des", textos can6nicos 0 Padres de Ia Iglesia? 26 Los "teor'icos"

    26 Esta clasica relaci6n a una tradici6n se observa siempre en los primerosmomentos de la historia de una ciencia. Bachelard senala que ha ,en los Iibroscientificos del siglo xV]:u una erudicion parasite que refleja todavia la desor-ganizaci6n y dependencia de la fortaleza cientifica en relaci6n a Ia sociedadmundana. Si "el Baron de Marivetz y Goussier, al tratar sobre el' fuego en sucelebre Physique du Monde (Paris, 1870), se obligaron y honraron de exarni-nar cuarenta y seis teorias diferentes antes de proponer una buena. Ia suya",es porque su ciencia no rompi6 con su pasado, ineluso el mas balbuceante, por10 que, carente de una organizacion propia y de normas autonomas, 'Ia discu-sion cientifica esta siempre I concebida sobre el modelo de Ia conversaci6nmun~~na (La formation q . e l'esprit scientiiique [vease ewe. esp.: La [orrnacion

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    corrternporarieos de Ia sociologiaestarian indudablemente de acuer-do con Whitehead en que "una ciencia debe olvidar a sus funda-dores '; esas sintesis difieren rnenos de 10 que parece de lascompilaciones medieva1es: el imperativo de la "acumulaci6n", a1que manifiestam.ente se consagran, les otra cosa, a rnerrudo, quela reinterpretacion, con referencia a otra tradici6n inte1ectual, delimperativo escolastico de la conciliaci6n de los contrarios? Como10 sefiala E. Panofsky, los escolasticos "no podian de'ar de advertirque las autoridades, y aun los diferentes pasajes de Ia Biblia, es a-ban frecuentemente en contradicci6n. 0les quedaba otra cosa,entonces, que adm.itirlas a pesar de todo e interpretarlas y reinter-pretar1as sin cesar hasta que estu....iesen reconciliadas. Pues estoes 10 que hacen los teologos desde siempre".27Tal es, en esencia, Ia16gicade una "teoria" que, como Ia de Talcott Parsons no es masque 'Ia reelaboraci6n indefinida de los elementos te6ricos artificial-mente extraidos de un cuerpo escogido de autoridades.P 0 bienla 16gica de un corpus doctrinal, como Ia obra de Georges Gur-vitch, que presenta, tanto en su t6pica como en su procedimiento,todos los rasgos de las recolecciones canonistas medievales; vastasconfrontaciones de autoridades contradictorias coronadas por lasconcordantiae uiolerues de las sintesis ina1es.29Nada se oponemas totahnente a la raz6n arquitect6nica de las grandes teoriassocio16gicas,que abarcan todas las teorias, todas las criticas teo-ricas e incluso odas los empirias, como la raz6n polemica, Ia que"por sus dialecti as y sus criticas" condujo a las teorias modernasde 1afisica, y en consecuencia, todo separa el "sobre-objeto"; "re-sultado de una objetividad que rioconserva del objeto sino 10 queha criticado", del sub-objeto, nacido de las concesiones y cornpro-del espirius cientifico, Buenos Aires, Siglo XXI, 1972), Coruribution a uriepsychanabyse de la conriaissance objetiue, edic., Vrm, Paris, 1965, p. 27).CIl'. infra, G. Bachelard, texto n43, p. 327.27E. Panofsky, Architecture gothiaue et pensee scolastique (trad. P. Bour-dieu), Edic. Minuit, Pads, 1967, p. 118.

    2S 0 es el aspecto menos artificial de una obra como The Structure ofSocial Action de T. Parsons el tratamiento que hace de las doctrinas clasicaspara hacerlas confesar su acumulaci6n. .29 EI tradicionalismo te6rico quid, sobreviva por la oposici6n que en-cuentra en los practicistas mas positivistas, incluso en 10 que les oponen: ,hayque recorder, con Politzer, que "no se puede, sea cual fuere la sinceridad dela intenci6n y la voluntad de precisi6n, transformar Ia fisica de Arist6telesen fisica experrmental?" (G. Politzer, Critique des [ondernerus de La psycho-

    logie, Rieder, Paris, 1928 p. 6 [hayed. esp.j ).

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    misos en virtud de los cuales surgen los grandes irnperios de lasteorias conpretensiones universalistas [G. Bachelard; texto nfl19J.Dado que la naturaleza de las obras que la comunidad desoci6logosreconoce como te6ricas r sobre todo Ia forma de relaci6na esas teorias que favoreee la Iogica de su transmisi6n (freeuen-temente inseparable de la logica de su produccion) , la rupturacon las teorias tradicionales y la tipica relaci6n can las mismas, noesmas que un casoparticular de la ruptura con la soeiologiaespon-tanea: en efecto, eada sociologod be tener en cuenta los supuestoscientificos que amenazan con imponerle sus problematicas, sus'ternaticas, Y sus esquemas de pensamiento. Asi, por ejemplo, hayproblemas que los sociologosomiten plantear porque Ia tradici6nprofesional no los reconoce dignos de ser tenidos en cuenta, noofrece los mstruInentos coneeptuales 0las tecriicas que permitiriantratarlos can6nicarnente; inYersarnente, hay problemas que seexigen plantear porque oeupan un lugar destaeado en la jerarquiaconsagrada de los texnas de investigaci6n. Asirnismo, no hay de-nun ia ritual de las prenoeiones comunes que no termine rebajan-dose a una InUYbien heeha prenoci6n escolar para desplazar delcuestionamiento las prenociones cientificas.Si es preciso emplear contra Ia teoria tradicional las rnismasannes que contra la sociologia esporrtariea, es porque las cons-true iones mas complejas toman de la Iogica del sentido COInUnno s610 sus esquemas de pensamiento sino tambien su proyectofundamental: como en efecto 10 sefiala Bachelard, no han efec-tuado la "ruptura", que caracteriza "al verdadero espiritu cienti-fico moderno", con "Ia sirnple idea de orden y clasificaci6n".Cuando Whitehead sefiala que la logica clasificatoria, que se situaa rnitad de camino entre la descripci6n del objeto concreto y Iaexplicaci6n sisternatica que proporciona la teoria aeabada, procedesiempre de una "abstracci6n mcompleta","? caracteriza correcta-mente las teorias de la acci6n social de aspiraciones universalesque, como Ia de Parsons, no eonsiguen presentar las aparienciasde generalidad y exhaustividad sino en la medida que utilizanesquemas "abstractos-concretos" totalmente analogos en su empleoY funcionamiento a los generos y especies de una clasificacionaristotelica. Y Robert K. Merton, con su teoria de la "teoria delaleance medic", puede renunciar a las ambiciones, insostenibles

    ao A. N. Whitehead Science and the Modern World, Mentor Book, NuevaYork, 1925, p. 340 .

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    48 EL OFICIO DE SOCIOLOGOen la actualidad, de una teoria general del sistema social, sin porello cuestionar los supuestos 16gicosde esas empresas de clasifi-caci6n y esclarecinriento conceptual basadas en fines mas bienpedagogicos que cientificos: el proceso de cruzamiento -de ele-vado titulo: "substrucci6n del espacio de atributos"- es sin dudatan frecuente en la sociologia universitaria (piensese en Ia tipo-logia mertoniana de la anomia 0 en las diversas tipologias de mul-tiples dimensiones de la sociologia de Gurvitch) que hace posibleIa interfecundaci6n indefinida de gran parte de la descendenciade los conceptos escolares. Querer sumar todos los conceptos here-dados por Ia tradici6n y todas las teorias consagradas, 0pretenderresumir todo 10 que existe en una suerte de casuistica de 10 reala costa de esos ejercicios didacticos de taxonomia universal que,como dice Jevons, son caracteristicas de Ia edad aristotelica de laciencia social, "estan condenadas a derrmnbarse en cuanto apare-cen las similitudes ocultas que encubren los fen6menos",31es des-conocer que la verdadera acumulacion supone rupturas, que elprogreso te6rico i:mplica Ia integraci6n de nuevos datos a costa deun enjuiciamiento critico de los fundamentos de la teoria queaquellos ponen a prueba. En otros terrrrinos, si es cierto que todateoria cientifica se atiene a 10 dado como a un c6digo histories-mente constituido y provisorio que se erige para una epoca en elprincipio soberano de una distinci6n inequivoca entre 10 verdaderoy10falso, Ia historia'de una ciencia es siempre discontinua porqueel refinamiento de la clave de desciframiento no continua nuncahasta el infinito sino que concluye siempre en Ia sustituci6n puray simple de una clave por otra.

    1-7. T'eoria del conocimierzto sociol6gicor teoria del sistema socialUna teoria no es ni el mas grande comun denominador de todaslas grandes teorias del pasado rri, a fortiori, esa parte del discursosociol6gicoque se opone a la em.piria escapando pura y sencilla-mente al control experim.ental; ya no es mas la galeria de lasteorias canonicas en que estas se reducen a Ia historia de la teoria,III un sistema de conceptos que, al no reconocer otro criterio decientificidad que el de Ia coherencia semantica, se refiere a S 1

    31 W. S. Jevons, The Principles of Science, Mathuen, London, 1892, p. 691.

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    mismo en lugar de medirse en los hechos, ni tampoco esa sum.ade peque:iios hechos verdaderos 0 de relaciones demostradas acay alla por unos u otros de modo disperso, que no es otra cosa quela reinterpretaci6n positivista del ideal tradicional de la Summasociologica. 32 La representaci6n tradicional de la teorla y Ia repre-sentaci6n positivista, que no asigna a 1a teorla otra funci6n quela de representar tan completa, sencilla y exactarnerrte como seaposib1e un conjunto de leyes experimenta1es, tienen en comun eldespojar a la teoria de su funci6n primordial, que es la de ase-gurar la ruptura epistemo16gica y concluir en e1 principio que ex-plique las contradicciones, incoherencias 0 lagunas y que 5610elhace surgir en el sistema de leyes establecido.

    Pero las precauciones contra 1a renuncia te6rica del empi-rismo no podrian sin embargo legitimar 1a intimaci6n terroristade los te6ricos que, al excluir la posibilidad de teorias regionales,ahogan la rrrvestigaciorr en la alternativa tipo todo 0nada, delhiperempirismo puntillista 0 de la teoria universal y generaldel sistema social. Bajo Ia invocaci6n de la urgencia de una teoriasocio16gica se confunden, en efecto, la insostenible exigencia deuna teoria universal y general de las formaciones sociales con lainexorable demand a de una teoria del conocim.iento sociologico,Hay que disipar esta confusion que las doctrinas socio16gicas delsiglo XIX fomentan, para reconocer Ia convergencia, evitando caeren el eclecticismo 0el sincretismo de la tradici6n te6rica, de losprincipios fundamentales que determinan la teoria del conoci-miento socio16gico de las grandes teorias clasicas como el funda-m.ento de teorias parciales, Iimitadas a un orden definido de hechos.En las primeras frases de su introducci6n a los Cambridge &0-nomic Handbooks, Keynes escribia: "La teoria economica noproporciona un cuerpo de conclusiones establecidas y de mme-

    32 La comparecion de las proposiciones consideradas como establecidas,presents un mteres evidente si se trata de proporcionar un medio c6modo demovilizar la infonnacion adquirida (efr. B. Berelson y G. A. Steiner, HumanBehavior: An irsuentory of Scientific Findings, Harcourt. Brace &World, Nue-va York, 1964). Pero ante este tipo de comprlacion "mecanicamente empirica"de datos descontextualizados no podria ser presentado sin usurpaci6n, segUnse 10 hace a veces, como una teoria 0 como fragmento de UD8 teorta futura,cuya realizaci6n esta de hecho abandonada a las investigaciones tambien futu-ras, Asimismo el trabajo teor-ico que consiste en probar Ia coherencia de un'stem a de conceptos, incluso sin referencias a las investigaciones empizicas,aene una funcion positive, a condicion, sin embargo, de que no se presente como. . construccion misma de la teoria cientifica.

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    50 EL OFlCIO DE SOCl6LOGOdiato aplicables. Es un metodo mas que una doctrina, un instru-mento de Ia mente, una tecnica de pensamiento que a /uda aquien este dispuesto a sacar conclusiones correctas". La taoria elconocimiento sociol6gico, como sistema de normas que regulanla produccion de todos los actos y de todos los discursos sociolo-gicos posibles, y s610 de estos, s el principio generador de lascliferentes teorias parciales de 10 social (ya se trate, por ejemplo,de Ia teoria de los mtercambios matrimoniales 0 de Ia teoria uni-taria de Ia difusion cultural), y por ello el principio unificador deldiscurso propiamente sociologico que bay que cuidarse de confun-dir con una teoria unitaria de 10social.S3 Como 10 sefiala MichaelPolanyi, "si se considera a la ciencia de la naturaleza como unconocimiento de cosas y se diferencia Ia ciencia del conocimientode la ciencia, es decir la metaciencia, se desem.boca en Ia distin-cion de tres niveles Iogicos: los objetos de la ciencia, la cienciamisma y Ia metaciencia, que incluye la Iogica y Ia epistemologiade la ciencia".34 Confundir Ia teoria del conocim.iento sociologicoque es del orden de la metaeiencia, con las teorias parciales de 10social que im.plican a los principios de la metaciencia sociologiesen la organizacion sistematica de un conjunto de relaciones y deprineipios explicativos de esas relaciones, es condenarse, ya seaa la renuncia a haeer ciencia, esperando una teoria de la me-taciencia que rem.place a la ciencia, ya sea a considerar una sintesisnecesariamente vacia de teorias generales (0 incluso de teoriasparciales) de 10 social por metaciencia, que es la condicion de todoconocimiento cientifico posible.

    as La definici6n social de las relaciones entre la teoria y la practice, quetiene efinidades con la oposici6n tradicional entre las tareas nobles del cienti-fico y la minuciosa paciericia del artesano y, por 10 menos en Francia, con laoposici6n escolar entre el brillante y el serio, se refleja tanto en la reticenciaen reconocer 18 teoria cuando se encarna en una investigaci6n parcial como enIa dificultad de actualizarla en la investigaci6n.04 M. Polanyi, Personal Knoioledge, Routledge and Kegan Paul, London.1958, p. 344.