Saint Martin - Cuadro Natural

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  • 8/3/2019 Saint Martin - Cuadro Natural

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    Este texto es una de las mejores introducciones al pensamiento de Louis- Claude de Saint-Martin. Resume en una sntesis notable los principales ideas fundamentales de su sistema

    teosfico. Fue publicado por primera vez en 1782, o sea siete aos despus de "de los Errores y dela Verdad", y en la primera mitad de la carrera literaria del Filsofo desconocido.

    CUADRO NATURAL DE LOS RELACIONES QUE EXISTEN

    ENTRE DIOS, EL HOMBRE Y EL UNIVERSOLouis Claude de Saint-Martin

    El universo no existe sino por las facultades creadoras, invisibles; estas facultades creadorastienen una independencia necesaria e independiente del Universo, como mis facultades visiblesexisten necesaria e independientemente de mis obras materiales.

    Independientemente de las facultades creadoras universales de la naturaleza sensible,existen tambin fuera del hombre, las facultades intelectuales y pensantes, anlogas a su ser , y queproducen en l los pensamientos; ya que los mviles de su pensar no son en absoluto de l, no los

    puede encontrar ms que una fuente inteligente, que tiene una relacin con su ser; sin eso, estosmviles no podran tener accin sobre l, el germen de su pensar permanecera sin reaccin y porconsecuencia sin efecto.

    Sin embargo, aunque l sea pasivo en sus ideas sensibles, permanece siempre el privilegiode examinar los pensamientos que se le presentan, de juzgarlos, de adoptarlos, de rechazarlos, deactuar a continuacin conforme a su eleccin y de esperar, en medio de una marcha atenta ycontinuada, de atender un da el disfrute invariable del pensamiento puro: toda cosa que derivanaturalmente del uso de la libertad.

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    La LibertadComo en el principio, la libertad es la verdadera fuente de determinacin, es esa facultad

    que est en nosotros de seguir la ley, que nos es impuesta, o de actuar en oposicin a esta ley; esfinalmente la facultad de permanecer fiel a la luz que sin cesar se nos presenta. Esta libertad semanifiesta al principio en el hombre, de la misma forma que cuando se hace esclavo de lasinfluencias a su ley. Entonces se le ve an, antes de su determinacin, comparar entre ellas losdistintos impulsos que le dominan, oponer sus prcticas y sus pasiones las unas a los otras y elegirfinalmente la que es ms atractiva para l.

    Considerada como efecto, la libertad se dirige solamente despus de la ley otorgada anuestra naturaleza intelectual; entonces, ella supone la independencia, la exencin completa de todaaccin, fuerza o influencia contraria a esta ley, exencin que pocos hombres conocieron. Bajo este

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    punto de vista, en que el hombre no admita ningn otro motivo de su ley, todas susdeterminaciones, todos sus actos son el efecto de esta ley que los gua, y es solamente entonces quel es realmente libre, no ser nunca desviado por ningn impulso extrao de lo que le conviene asu ser.

    DiosEn cuanto al ser del principio, esta fuerza pensante universal, superior al hombre, la cual no

    podemos superar ni evitar la accin, y donde la existencia est demostrada por el estado pasivodonde nosotros somos lo opuesto a ella, relativo a nuestros pensamientos, este ltimo Principiotiene tambin una libertad que difiere esencialmente de los otros seres; ya que siendo el mismo supropia ley, no puede nunca apartarse y su libertad no es expuesta a ningn obstculo u impulsoextrao. As pues, l no es esa facultad funesta por la que el hombre pueda actuar contra el objetivode su existencia. Lo que demuestra la superioridad infinita de este Principio universal y Creador detoda ley.

    Este Principio supremo, fuente de todas las potencias, sea de las que vivifican delpensamiento en el hombre, sea de las que generan las obras invisibles de la naturaleza material, eseser necesario a todos los otros seres, germen de todas las existencias: ese trmino final hacia el cual

    tienden, como por un esfuerzo irresistible, porque todas buscan la vida; ese ser, digo yo es el que loshombres llaman generalmente DIOS.

    La NaturalezaEl Universo no puede influir sobre los facultades activas y creadoras a las cuales debe la

    existencia, y no hay relacin ms directa y ms necesaria con Dios, a quin pertenecen estasfacultades, que nuestras obras materiales tienen con nosotros. El Universo es, por decirlo as, un seraparte; es extrao a la divinidad, aunque no le es ni desconocido, ni indiferente... No tiene laesencia divina, aunque Dios se ocupa de su cuidado, su manutencin y su gobierno. As noparticipa de la perfeccin, que sabemos pertenece a la Divinidad; no forma unidad con l; por lotanto no est incluido en la simplicidad de las leyes esenciales y particulares de la NaturalezaDivina.

    Por eso se percibe por todas partes en el Universo los caracteres del desorden y de ladeformidad; este es un montaje violento de simpatas y de antipatas, de similitudes y diferencias,que fuerzan a los seres a vivir en una continua agitacin, para acercarse a lo que les conviene, ypara huir lo que les es contrario: tendiendo sin cesar a un estado ms tranquilo, tendiendo a launidad de donde todo sali.

    La imperfeccin atada a las cosas temporales, prueba que no son ni iguales ni coeternascon Dios, y demuestra al mismo tiempo que no pueden ser permanentes como l: ya que susnaturalezas imperfectas no tienen la esencia de Dios, a la cual solamente pertenece la perfeccin yla Vida, debe poder perder la vida o el movimiento que ha podido recibir: porque el verdaderoderecho que Dios hace de no cesar de ser, es el de no tener que comenzar.

    En orden intelectual, es lo superior que nutre lo inferior; es el principio de toda existenciaque mantiene en todos los seres la vida que les ha donado; es la fuente primera de la verdad, que elhombre intelectual recoge diariamente en sus pensamientos y la luz que le ilumina. Ahora bien esteprincipio superior no aguarda a su vida, ni es el sostn de ninguna de sus producciones, recibiendotodo de l mismo, nunca le da albergue a la privacin, la escasez y la muerte.

    Al contrario, dentro de todas las clases del orden fsico, es lo inferior que nutre y alimentalo superior Es esta la imagen ms sorprendente de su impotencia y la prueba ms certera de lanecesidad de su destruccin; ya que no pudiendo conservar su virtud generatriz y su existencia, sino por la ayuda de sus propias producciones, no sabra la creencia de lo imperecedero, sin su

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    reconocimiento, como en Dios, la facultad esencial y sin lmites de engendrar; y entonces no veraen ella ni esterilidad, ni sequedad.

    En el principio supremo, que ha ordenado la produccin de este Universo, y que mantienela existencia, todo es esencialmente orden, paz, armona; as no se debe asignar jams la confusinque reina en todas las partes de nuestra tenebrosa morada; y ese desorden no puede ser ms que elefecto de una causa inferior y corrompida que no puede actuar si no est separada y fuera del

    Principio del bien: ya que es an ms cierto que ella es nula e impotente, con relacin a la Causaprimera Es imposible que estas dos Causas existan fuera de la clase de las cosas temporales. Desdeque la Causa inferior cesa de estar conforme a la ley de la Causa superior, perdi toda unin y todacomunicacin con ella; porque en tal caso la causa superior, Principio eterno del orden y de laarmona, ha dejado la causa inferior, opuesta a su unidad, cada por ella misma en la oscuridad de sucorrupcin, como nos deja todos los das perder voluntariamente la extensin de nuestrasfacultades, y estrecharlas, por nuestros propios actos, en los terminales de los afectos ms viles, enel punto de nosotros ms alejado de los objetos que convienen a nuestra naturaleza.

    La materia, el mal

    As pues, lejos de que el nacimiento del mal y la creacin limitada, en la que ella ha sidocontenida, han producido, en el orden verdadero, un mayor conjunto de cosas y adicin a lainmensidad, no ha hecho ms que particularizar, lo que por esencia deba ser general; que dividiracciones que deban estar unidas; que contener en un punto lo que tena que ser separado de launiversalidad, y deba circular sin cesar en toda la economa de los seres; que sensibilizarfinalmente bajo formas materiales lo que exista ya en principio inmaterial: ya que, si pudiramosanalizar el Universo e imprimir sus envolturas groseras, encontraramos los grmenes y las fibras deprincipios dispuestas en el mismo orden en donde vemos que son sus frutos y sus producciones; yeste Universo invisible sera as distinto a nuestra inteligencia como el Universo material lo es a losojos de nuestro cuerpo. Esto es en donde los Observadores estn extraviados, al confundir elUniverso invisible y el Universo visible, y anunciar al ltimo, como siendo fijo y verdadero, lo queaparta al Universo invisible y principio.

    Es as como la causa inferior tuvo por lmites la defensa sensible e insuperable de la accininvisible vivificante y pura del gran Principio, delante de la que toda corrupcin ve aniquilada ensus esfuerzos. Esta causa inferior, ejerce su accin en el espacio tenebroso donde ella est reducida,todo aqu est contenido con ella sin excepcin, debe ser expuesta a sus ataques: y que ella nopuede nada sobre la esencia del Universo, puede combatir a los Agentes, poner obstculo alresultado de sus actos, e insinuar su accin desarreglada en los menores trastornos de los seresparticulares, para aumentar an ms el desorden.

    Cmo la Causa inferior puede estar opuesta a la Causa superior? o cmo el principiointeligible puede producir algo que se va a oponer a l mismo?

    Para comprender eso, vamos a buscar cmo es que el mal puede existir en presencia de losfenmenos materiales. El ser creador produce sin cesar los seres fuera de l, como los principios delos cuerpos producen sin cesar fuera de ellos en sus acciones. No se produce nunca los montajes

    puesto que l es Uno, simple en su esencia. Por consecuencia, si, entre las producciones de esteprimer Principio, en este que se puede corromper, no pueden al menos disolverse ni aniquilarse,como las producciones corporales y de compuestos.

    Los seres materialesLa corrupcin, el desorden, el mal finalmente de las producciones materiales, es del cese

    del ser bajo la apariencia de la forma de quin le es propia. La corrupcin de las produccionesinmateriales es del cese del ser bajo la ley que les constituye. Sin embargo, la destruccin de

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    Los seres inmaterialesLos seres inmateriales, por el contrario, no tienen los montajes, no pueden jams ser

    penetrados por ninguna accin extraa; no pueden ser descompuestos, ni aniquilados. As pues, lacorrupcin de estos seres no podra proceder de la misma fuente que la de las produccionesmateriales: puesto que la ley contraria, que acta sobre ellas, no puede actuar sobre los seressimples.

    La corrupcinA quin esta corrupcin debe pues ser atribuida? Ya que las producciones ya sean

    materiales o inmateriales, empujando la vida en una fuente pura, cada una segn su clase, serainjuriar el principio, al admitir la menor mancha en su esencia. De la diferencia extrema que existeentre las producciones inmateriales y las producciones materiales, el resultado es que ellas all sonpasivas, puesto que no son compuestas, no son no los agentes de su corrupcin; no pueden pues serel sujeto, puesto que el desorden viene necesariamente del exterior.

    Al contrario, las producciones inmateriales, en calidad de seres simples, y en su estadoprimitivo y puro, no pueden recibir ni desorden, ni mutilacin, por ninguna fuerza externa; puestoque nada de ellas est expuesto y que ellas contienen toda su existencia y todo su ser en ellasmismas, como formando cada una su unidad: de donde el resultado que si esta se llega a corromper,no solamente ellas no han de estar sujetas a su corrupcin, sino tambin ellas no han de ser elrgano y los agentes: ya que es del todo imposible que la corrupcin les dirija; puesto que ningnser las poda haber tomado sobre ellas; ni desarreglar su ley.

    Un ser que se acerca y que goza de la vista de las virtudes del soberano Principio, puedeencontrar un motivo preponderantemente opuesto a las delicias de este sublime espectculo? Si laparta los ojos de este gran propsito, o si l refirindose a estas producciones puras del infinito,busca, en la contemplacin, un motivo falso y contrario a sus leyes, pueden encontrarlo fuera de smismo, puesto que este motivo es el mal, y que este mal no existe en ninguna parte para l antes deque este pensamiento criminal les haya hecho nada, como nula produccin existe antes de suPrincipio generador.

    El Principio divino no contribuye ni al mal ni al desorden que pueden nacer entre susproducciones porque l es la pureza misma: siendo simple y siendo la ley de su propia esencia y detodas sus obras, es imposible toda accin ajena. El desorden y la corrupcin no se extienden sobrelos Principios primeros.

    Aunque los seres libres son distintos del gran Principio, pueden apartarse de las influenciasintelectuales que descienden continuamente sobre ellos; aunque estas influencias intelectualesreciben quiz en sus cursos alguna contraccin que desve los efectos, el que les enva estospresentes saludables no cierra nunca su mano benefactora. Tiene siempre la misma actividad. Essiempre igualmente fuerte, igualmente potente, igualmente puro, igualmente impasible hacia losextravos de sus producciones libres, que pueden hundirse ellas mismas en el crimen, y parir el malpor los nicos derechos de su voluntad. Sera pues absurdo admitir alguna participacin de lo divinoen el desorden de los seres libres, y de lo que resulta en el Universo; en una palabra, Dios y el malno pueden nunca tener la menor relacin.

    Seran tambin pocos los fundamentos que asignaran el mal a otros seres materiales,puesto que no pueden nada por ellos mismos, y toda su accin viene de su principio individual, elcual es todava dirigido o reaccionado por una fuerza separada de l. Ahora bien, tenemos tresclases de seres: Dios, los seres intelectuales y la Naturaleza fsica: si no se puede encontrar el origen

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    del mal en el primero, que es exclusivamente la fuente de muy bien; ni en el ltimo, que no es nilibre, ni pensante; y que sin embargo la existencia del mal es innegable; es necesariamente forzosoatribuir al hombre, o a todo otro ser, tenindolos como un rango intermediario.

    El mal procede de los Seres intermediariosEl hombre acta tanto hacia el bien como hacia el mal; se dice que tanto l siga las leyes

    fundamentales de su ser, tanto l se desviar. Cuando hace bien, marcha dentro del lmite de la luzy la ayuda de la inteligencia; y cuando hace el mal, no se puede atribuir ms que a l, y no a lainteligencia, que es la nica va, la nica gua del bien, y por la cual slo el hombre y todos los otrosseres pueden bien hacer.

    No podemos conocer la naturaleza esencial del mal ya que para comprenderlo, seranecesario que fuera verdadero, y entonces cesara de ser mal, puesto que la verdad y el bien son lamisma cosa. Comprender, es percibir la relacin de un objeto dentro del orden y la armona dondetenemos la regla en nosotros mismos. Si el mal no se relaciona con este orden y que l es precisamente lo opuesto, cmo podra percibirse entre ellos alguna analoga; cmo porconsecuencia podramos comprenderle?

    El mal tiene sin embargo su peso, su nmero y su medida, como el bien: y se puede tambin

    saber en que relacin estn aqu abajo el peso, el nmero y la medida del mal, y sobre eso lacantidad, la intensidad y la duracin. Ya que la relacin del mal y el bien en cantidad es de nueve auno, en intensidad de cero a uno y en duracin de siete a uno.

    El objetivo del hombre: el retorno a la UnidadEn el momento que un hombre produce una obra cualquiera, no hace ms que pintar y

    volver visible el plan del pensamiento o la intencin que ha formado. l se aade a dar a esta copiatanta conformidad como es posible con el original, para que su pensamiento sea mejor entendido.

    Si los hombres de los cuales el hombre quiere hacerse entender, pudieran leer supensamiento, no habra ninguna necesidad de las seales sensibles para ser comprendido: todo loque concibiera sera asido por ellos, as prontamente y con entendimiento para s mismo.

    l no emplea entonces todos estos medios fsicos, ni produce todas estas obras materialessino que para anunciar su pensamiento a sus similares, a los otros seres distintos de l, deasimilarlos a una imagen de l mismo, y en esforzarse para su desarrollo en la unidad de los queestn separados.

    Todos los hombres no tienen ni tendrn nunca por meta otra que el de hacer adquirir a suspensamientos, el privilegio de la universalidad, de la unidad. Esta es la misma ley universal dereunin que produce la actividad general, y esta es la voracidad que tenemos remarcada en laNaturaleza fsica: ya que se ve una atraccin recproca entre todos los cuerpos, por la cual, alacercarse, se sustentan y se nutren los unos a los otros; es por la necesidad de esta comunicacin,que todos los individuos se esfuerzan de vincularse a ellos, los seres que los rodean de la confusinen ellos y de la absorcin en su propia unidad, para que las subdivisiones vengan a desaparecer, loque est separado se rene; lo que est en la circunferencia retorna a la luz, y que por la armona yel orden superan la confusin que tiene, todos los seres en trabajo.

    Cuando Dios recurre a seales visibles, como el Universo, para comunicar su pensamiento,no puede emplearlas sino a favor de los seres separados de l. Ya que si los todos los serespermanecieran en su unidad, no seran necesarios estos medios para comprender. De ah entoncesnosotros reconocemos que estos seres corruptos separados voluntariamente de la causa primera, ysujetos a las leyes de su justicia en el recinto visible del Universo, son todava el objeto de su amor,porque l acta sin cesar pues por hacer desaparecer esta separacin tan contraria a su felicidad.

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    La ley de tendencia a la UnidadLa ley de tendencia a la Unidad se aplica a todas las clases y a todos los seres, el resultado

    del menor de los individuos es la misma que la meta dentro de su especie: es decir, que losprincipios universales, generales y particulares se manifiestan cada uno en las producciones que aellos le son propios, con el fin de volver por sus virtudes visibles a los seres distintos de ellos, queestando destinados a recibir la comunicacin y las ayudas de estas virtudes, no lo podran sin estemedio.

    As pues, todas las producciones, todos los individuos de la Creacin general y particular,no son ms, cada uno en su especie, que la expresin visible, el cuadro representativo de laspropiedades del principio sea general, sea particular que acta en ellos. Deben llevar todos en elloslas marcas evidentes de este principio que los constituye. Deben anunciar claramente la clase y lasvirtudes, por las acciones y los hechos que ellos operan. En una palabra, deben en la sealcaracterstica, y, por as decir, la imagen sensible y viviente

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    El error de las teoras evolucionistasLas teoras evolucionistas que suponen la naturaleza de cosas perfectibles que pueden

    sucesivamente llevar las clases y los especies de las ms inferiores a los primeros rangos deelevacin en la cadena de los seres. Esta conjetura es dicha por error ya que todo est regulado, todoest determinado dentro de las especies, e igual forma en los individuos. Hay por todo lo que existeuna ley fija, un nmero inmutable, un carcter indeleble, como el del ser principio quien preside lasleyes, todos los nmeros, todos los caracteres. Cada clase, cada familia tiene su barrera cuya nulafuerza podr jams cruzar.

    Si la existencia de todas las producciones de la Naturaleza no tuviera un carcter fijo,cmo se podra reconocer el objeto y las propiedades? Cmo se cumpliran las intenciones delgran Principio que, al desplegar esta Naturaleza a los ojos de los seres separados de l, quiso presentarles los ndices estables y regulares, por los cuales pudieran restablecer con l sucorrespondencia y sus relaciones? Si estos ndices materiales fueran variables; si su ley, su marcha,su forma misma no fuera determinada, la obra de este Pintor no sera ms que un cuadro sucesivode objetos confusos, sobre los que la inteligencia no encontrara descanso, y que no podra nuncamostrar el objetivo del gran ser. Finalmente este mismo gran ser anunciara la impotencia y ladebilidad, en que sera propuesto un plan que l no podra cumplir.

    Cada produccin de la Naturaleza tiene su carcter determinado; esto es solamente por queella puede ser la expresin evidente su principio; a su sola vista, un ojo ejercitado debe poderdecidir de qu agente tal produccin manifiesta las facultades. El hombre no puede pues existirtambin sino por esta ley general.

    En qu difiere el hombre de las otras producciones de la

    Naturaleza?Para conocer al hombre, es necesario buscar en l las seales de un Principio de otro orden

    que el principio que anima la materia. Si uno observa atentamente las obras del hombre, percibirque ellas no solamente son las expresiones de sus pensamientos; sino tambin, que l busca, ascomo l pueda, pintarse a s mismo en sus obras. No cesa de multiplicar su propia imagen por laPintura y la Escultura, y en miles de producciones de las Artes ms frvolas; por ltimo, da a losedificios que eleva, las proporciones relativas a las de su cuerpo. Verdad profunda, que podrdescubrir un espacio inmenso a sus ojos inteligentes; ya que esta inclinacin tan activa a multiplicaras su imagen, y de encontrar la belleza que est all y produce beneficio, debe distinguir al hombrede todos los seres particulares de este Universo.

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    Contrariamente a los animales que tienen comportamientos idnticos en cada una de lasespecies, el hombre tiene diferencias y oposiciones. Cada hombre es similar a un soberano en suImperio. No solamente el hombre difiere de su semejantes, tambin en todo instante difiere de smismo. Quiere y no quiere; odia y ama; l toma y rechaza casi al mismo tiempo el mismo objeto;casi al mismo tiempo seduce y se hasta. Bien ms, huye a veces lo que a l le agrada; se acerca a loque le repugna; va delante de los males, de los dolores y de la muerte. As se puede decir que en

    sus tinieblas, como en su luz, el hombre manifiesta un principio total a hacer distinto de l lo queopera y que mantiene el juego de sus rganos.

    Esta es un desprecio imperdonable de concluir los diferentes ejemplos particulares, de unaley general para la especie humana. El hombre tiene en s los grmenes de todas las virtudes; estntodos en su naturaleza, aunque l los manifiesta parcialmente, de lo que sigue a menudo, en elmomento que l parece desconocer las virtudes naturales, no hace ms que sustituir las unas con lasotras.

    Si es verdad que el hombre no tiene una sola idea de l; y que sin embargo la idea de talpoder y de tal luz sea, por as decirlo, universal, todo puede ser degradado en la ciencia y la marchatenebrosa de los hombres, pero todo no es falso. Esto anuncia pues que hay en ellos algunaanaloga, algunas relaciones con la accin suprema, y algunos vestigios de sus propios derechos;como hemos de encontrar en la inteligencia humana, las relaciones evidentes con la inteligencia

    infinita y con sus virtudes.Si cada uno de los seres de la Naturaleza es la expresin de virtudes temporales de lasabidura, el hombre es la seal o la expresin visible de la Divinidad misma; de lo contrario si lasemejanza no es perfecta, el modelo podra ser desconocido.

    Los elementos intermediarios: los nmerosAntes de que las cosas temporales puedan haber tenido la existencia que nos las hacen

    sensibles, fueron necesarios los elementos primitivos e intermediarios entre ellas y las facultadescreadoras de las cuales descienden, las que son de una naturaleza muy diferente para poder existirjuntos sin intermediario; stas que nos son fsicamente representadas por el azufre y el oro, por elmercurio y la tierra, las que no se pueden unir sino por la ley de una sustancia intermediaria.

    Todo lo que existe en la naturaleza corporal, todas las formas, las menores caractersticas,no son y no pueden ser sino reuniones, combinaciones, o divisiones de las seales primitivas queson los nmeros. Nada aparece entre las cosas sensibles que no estn escritas por ellos, que nodesciendan de ellos y que no les pertenezcan, como todas las figuras posibles de la Geometraestarn siempre compuestas de puntos, de lneas, de crculos o de tringulos.

    El hombre mismo, en sus obras materiales, que son obras secundarias para relacionarse a lasobras de la Naturaleza, est ligado, al igual que otros seres a estas seales primitivas; no puedejams elevar, jams trazar, jams construir; no puede imaginar ninguna forma, ejecutar un solomovimiento voluntario e involuntario, que no tengan estos modelos exclusivos, que todo lo que semueve, todo lo que vive en la Naturaleza, no es ms que el fruto de su representacin. Si fuera deotro modo, el hombre sera creador de otra Naturaleza y de otro orden de cosas, que no perteneceraal Principio productor y modelo de todo lo que existe sensiblemente para nosotros.

    El no estara pues en nada en el hombre corporal, ni en sus producciones, que no sean,aunque tres de forma secundaria, la expresin de la accin creadora universal, que todo ser corporalrepresenta, desde que existe y acta.

    La palabra y la escrituraLos sonidos y los caracteres alfabticos, que sirven de instrumentos fundamentales a todos

    las palabras que empleamos para manifestar nuestras ideas, deben sostenerse en estos signos y

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    sonidos primitivos que les sirven de base; y esta verdad profunda nos es trazada desde la antigedaden el fragmento de Sanchoniaton, donde l representa a Toth que extrae el retrato de los Diosespara hacer los caracteres sacros de las letras; 10, emblema sublime y de una fecundidad inmensa, yaque l se agarra de la fuente misma de donde el hombre debera siempre beber.

    Puesto que la ley que sirve de rgano a la suprema Sabidura establece para todo un orden yuna regularidad, debe haber determinado, para la expresin de los pensamientos que ella nos enva,

    seales invariables, como ha establecido para la produccin de sus hechos materiales.Los sonidos y los caracteres primitivos son los verdaderos signos sensibles de nuestros

    pensamientos, deben ser las seales sensibles de la unidad pensante ya que l es el nico principiode todas las cosas.

    As las producciones ms desfiguradas, que nosotros podemos manifestar por la palabra ypor la escritura, llevan siempre de forma secundaria la impresin de estas seales primitivas; y porconsecuencia stas de aqulla nica idea, o de la unidad pensante: as el hombre no puede proferiruna sola palabra, trazar un solo carcter, que no manifieste la facultad pensante del Agentesupremo; como no puede producir un nico acto corporal, un nico movimiento, sin manifestar lasfacultades creadoras.

    El hombre est destinado a ser el signo y la expresin parlante de facultades universales delPrincipio supremo, de donde l ha emanado; como todos los otros seres particulares son, cada uno

    dentro de su clase, el signo visible del principio particular que les ha comunicado la vida.

    La emanacinLa emanacin divina debe ser incluida en tanto que el Principio creador no aprob ni

    separacin, ni divisin, ni ninguna alteracin dentro de su esencia. Para comprender bien estetrmino, procederemos por analoga. Cuando produzco exteriormente algn acto intelectual, cuandocomunico a uno de mis semejantes el ms profundo de mis pensamientos, este mvil que llevo enmi ser, que va a hacerme actuar puedo darle una virtud: este mvil, aunque salido de mi, el quesiendo, por decirlo as, un extracto de mi mismo y de mi propia imagen, no me priva de la facultadde producir similares. Yo tengo siempre en mi el mismo germen de pensamientos, la misma

    voluntad, la misma accin; y sin embargo yo he de algn modo conferido una nueva vida a estehombre, comunicndole una idea, una potencia que no tena nada para l, antes de que yo lo hicieraen su favor, la especie de emanacin que soy susceptible. Nosotros acordndonos no obstante, queno hay ms que un solo Autor y creador de todas las cosas, se ver porqu slo comunico atisbospasajeros; en lugar de que este Autor universal comunica la existencia, y la vida imperecedera.

    Pero, si en la operacin que me es comn con todos los hombres, se sabe evidentemente quela emanacin de mis pensamientos, voluntades y acciones, no alterarn en nada mi esencia; segn lams fuerte razn la vida divina puede comunicarse por las emanaciones: puede producir sin nmeroy sin final, los signos y las expresiones de ella misma, y nunca cesar de ser el hogar de la vida.

    La reminiscencia

    Si somos emanaciones de una fuente universal de verdad, ninguna verdad nos debe parecernueva y recprocamente, si ninguna verdad nos parece nueva, aunque no percibimos el recuerdo o larepresentacin de lo que est oculto en nosotros, debemos haber nacido en la fuente universal de laverdad.

    El hombre intelectual, por su primitiva existencia, tiene su merecido segn la ley universalde los seres que provienen de su rbol generador. l es, por decirlo as, el testigo de todo lo queexista en su atmsfera: y como esta atmsfera es la misma sobre la que vivimos, que lo intelectualest sobre lo material, los hechos de los cuales el hombre participaba, siendo incomparablementesuperiores a los hechos del orden elementario: y la diferencia de unos y otros, es la que hay entre la

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    realidad de los seres que tienen una existencia verdadera e indeleble, y la apariencia de aquellos quetienen una vida independiente y secundaria. As pues, el hombre estando ligado a la verdad,participaba, aunque pasivamente, de todos los hechos de la verdad. Despus de haber sido separadodel rbol universal, que es su rbol generador, el hombre se encontr precipitado en una regininferior para all probar una vegetacin intelectual, si l llega a adquirir las luces y manifiesta lasvirtudes y las facultades anlogas a su verdadera naturaleza, l no hace ms que representar para s

    mismo lo que su Principio haba ya mostrado a sus ojos: no hace ms que recuperar la vista de unapartida de los objetos que haba ya de estar en su presencia; que reunirse a los seres con los cualeshaba ya habitado; por ltimo, que descubrir de nuevo, de una manera ms intuitiva, ms activa, delas cosas que haba ya existido para l, en l y en torno a l.

    He aqu porque no puede decir del avance de todos los seres creados y emanados en laregin temporal, y el hombre por consecuencia, trabaja en la misma obra, que es recuperar susemejanza con el Principio, es decir, de crecer sin cesar hasta que ellos vienen a punto de producirsus frutos, como produjo los nuestros en ellos.

    El hombre no est para probar a todos los seres que hay un Dios necesario, luminoso,bueno, justo, santo, potente, eterno, fuerte, siempre presto a revivificar a aqullos que le aman,siempre terrible para los que quieren combatirlo o desconocerlo. Dichoso el hombre, si l jamsanuncia a Dios manifestar sus potencias y nos las usurpa! El hombre no puede sobrepasar a su

    Creador puesto que todas las producciones son inferiores a su Principio generador, puesto que slosomos la expresin de las Facultades divinas y del Nmero divino, y no la naturaleza misma deestas facultades y de este nmero que es la caracterstica propia y distintiva de la Divinidad.

    A cualquier punto que ascendamos, l estar eternamente e infinitamente sobre nosotros,como sobre todos los seres. Eso mismo honra y ennoblece as nuestra propia esencia; porquenosotros no podemos elevarnos a un grado que nos eleve al mismo tiempo a una relacin cudruple;puesto que toda accin, como todo movimiento, toda progresin es cuaternaria, y que no podamosmovernos sino segn la inmutabilidad de sus leyes.

    Por ltimo, si descendemos de la Divinidad, si ella es el principio inmediato de nuestraexistencia, ms nos acercamos, y ms nos engrandecemos a los ojos de los todos los seres; puestoque entonces nosotros hacemos salir de tanto ms de los fragmentos de sus potencias y de su

    superioridad.Dios debe ser nuestro trmino de comparacin si queremos preservarnos de todas lasilusiones y de los esbozos de orgullo por los cules el hombre est a menudo reducido.

    El crimen del hombrePuesto que el ser divino es el nico Principio de la luz y de verdad: porque l solamente

    posee las facultades fijas y positivas, en las que reside exclusivamente la vida real y por esencia: lasque el hombre ha buscado estas facultades en otro ser, ha debido necesariamente perderlas de vista,y no encontrar sino el simulacro de todas estas virtudes.

    As pues, el hombre habiendo cesado de leer en la verdad, no ha podido encontrar en tornoa l sino la incertidumbre y el error. Habiendo abandonado la sola permanencia de lo que es fijo y

    real, ha debido entrar en una regin nueva, que, por sus ilusiones y su nulidad, hace toda oposicina esa que l vena a dejar. Fue necesario esta regin nueva para la multiplicacin de sus leyes y desus acciones, le mostr aparentemente otra unidad que la de los seres simples, y de otra verdad quela suya.. Por ltimo, fue necesario que el nuevo apoyo sobre el cual est descansando, le presentun cuadro ficticio de todas las facultades, de todos las propiedades de este ser simple, y sin embargono ser ninguno

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    Los nmeros 4 y 9El hombre est perdido yendo de cuatro a nueve; es decir, que l ha quitado el centro de las

    verdades fijas y positivas, que se encuentran en el nmero cuatro como siendo la fuente y lacorrespondencia de todo lo que existe; como es todava, en nuestra degradacin, el nmerouniversal de nuestras medidas, y de la marcha de los Astros.

    El hombre est unido al nmero nueve de las cosas pasajeras y sensibles, donde la nada y lavida estn escritas sobre la forma circular o novenario, que le es asignada, y que tiene al hombrecomo en el prestigio.

    Los seres sensiblesEn la regin temporal, el hombre est condenado a captar por los sentidos solamente los

    seres compuestos ya que l no tiene la misma relacin que tienen los seres de la misma naturaleza.El hombre est pues reducido, permaneciendo en esta regin temporal sin percibir ms que

    las unidades aparentes: es decir que no puede conocer hoy da ms que pesos, medidas y nmerosrelativos, en vez de los pesos, medidas y nmeros fijos que empleaba en su medio natal

    No obstante, las cosas sensibles, que no son aparentes y nulas para el espritu del hombre,tienen una realidad anloga a su ser sensible y material. La sabidura es as tan fecunda, queestablece las proporciones en las virtudes y en las realidades, relativo a cada clase de susproducciones.

    La muerteLas cosas corporales y sensibles no son nada para el ser intelectual del hombre, se ve cmo

    deben apreciarse a esa que llama la muerte, y cuya impresin puede producir sobre el hombresensible, quin no es identificado con las ilusiones de estas sustancias corruptibles. Ya que elcuerpo del hombre, aunque verdad para los otros cuerpos, no es, como para ellos, ninguna realidadpara la inteligencia, y la pena debido a ella se percibe en que se separa: en efecto como lo deja, nodeja ms que una apariencia, o para decirlo mejor, no deja nada.

    Al contrario, todo nos anuncia que debe ganar ms que perder; ya que, con un poco deatencin, nosotros no podemos penetrar por respeto por los que su ley libera estos obstculoscorporales, puesto que entonces hay una ilusin de menos entre ellos y la verdad.

    El primer crimen del hombreEl crimen del hombre fue haber abusado del conocimiento que l tena de la unin del

    principio del Universo con el Universo. La privacin de este conocimiento es la pena de estecrimen: sufrimos todos este irrevocable castigo, por la ignorancia donde estamos sobre los vnculosque ligan a nuestro ser intelectual a la materia.

    La prueba manifiesta que este conocimiento no nos puede ser perfectamente rendidodurante nuestro pasar por sobre la Tierra, es que no estamos en este bajo Mundo sino que para

    sufrir la privacin de la luz que habramos dejado escapar, si podemos recobrar plenamente esta luz,no estaramos ms en privacin y por consecuencia no estaramos ms en este bajo Mundo.

    La luzLas leyes de la luz elemental son similares a las leyes de la luz intelectual. Adems de la

    necesidad de un Principio primordial y generador, hace a uno y al otro base, una reaccin y unaclase de seres susceptibles de ser los trminos y participar de sus efectos: lo que anuncia que la luzsensible y la luz intelectual no activan, no proceden y no manifiestan sino que por un cuaternario.

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    Hay seres inteligentes que estn totalmente separados de la luz intelectual, no pueden allestar ms separados, ms que no participan sino por sus efectos exteriores; all tienen que recibirinteriormente los rayos, ms estn en una ignorancia absoluta de las vas por las cules se propagan;all no estn pues los que son admitidos en su consejo, o donde la misma ciencia de ellos de dondetodo desciende, que puede recuperar este conocimiento primitivo, porque no hay de donde ellospuedan recibir la luz, verla, gozarla y comprender finalmente que es donde se despliegan con una

    eficacia superior todos los poderes del gran cuaternario porque en esta clase suprema residen todoslos tipos de los cuatro puntos cardinales del mundo elemental.

    El hombre no ha sabido conservar este sublime goce el que fue su atributo antes, quisotransponer el orden de estos cuatro puntos fundamentales de toda luz y toda verdad ; ahora bientransponerlos, es confundirlos, y confundirlos, es perderlos y privarse de ellos.

    El tiempoEl hombre, por una consecuencia de la corrupcin de su voluntad hacia las cosas mixtas de

    la regin aparente y relativa, est sujeto a la accin los diferentes principios que lo constituyen, y lade los diferentes agentes propios para sostenerlos, y para presidir en la defensa de su ley: y estascosas mixtas se producen slo por sus montajes de fenmenos temporales, lentos y sucesivos, en el

    resultado que el tiempo es el primordial instrumento de los sufrimientos del hombre, y el poderosoobstculo que lo tiene alejado de su Principio: el tiempo es el veneno que le corroe, mientras queesto era lo que deba purificar y disolver el tiempo: el tiempo finalmente, o la regin que sirve deprisin al hombre, es similar al agua donde est el poder de todo desorden, de alterar ms o menosrpido la forma de todos los cuerpos, y en que no se puede hundir los que estn sin y son privadosde la decimonona parte de su peso; fenmeno que segn clculos ntegros representan a nuestranaturaleza, nuestra verdadera degradacin.

    En efecto, el tiempo no es ms que el intervalo de dos acciones: esa que es una contracciny la que es una suspensin en la accin de las facultades de un ser. Por ello, cada ao, cada mes,cada semana, cada da, cada hora, cada momento, el principio superior quita y devuelve laspotencias a los seres, y esta es la alternancia que forma el tiempo.

    La extensin prueba igualmente esta alternativa, ella est sujeta a la misma progresin que

    el tiempo: lo que supone que el tiempo y el espacio son proporcionales.La accin del hombre siendo extraa a esta regin terrestre, esta accin es perpetuamente

    suspendida y divisada en l. l no puede dudar que la verdadera accin del hombre nunca es hechapor un ser sujeto de la regin sensible; puesto que la luz hizo progreso para comunicarse con l, unamedida en que la accin sensible la abandon y que l la ha despojado; y puesto que lejos l debeatender todos sus sentidos, l no tiene nada cuando estn calmos y en una especie de nada para suinteligencia. Percibiendo tanto la belleza en las producciones de los seres fsicos, cuya ley no es jams desordenada, podemos pues formarnos una idea de las maravillas que el hombre haraeclosionar en l, si l siguiera la ley de su verdadera naturaleza, y que la imagen de la mano que haformado, l se esfuerza, en todas las circunstancias de su vida, de ser ms grande de lo que l hahecho.

    Su ser intelectual llegara al ltimo trmino de su carrera temporal, con la misma pureza que

    tena al comenzar el curso. Se lo vera en la vejez unir los frutos de la experiencia con la inocenciade su primera edad. Todos los pasos de su vida habran hecho descubrir, en l la luz, la ciencia, lasimplicidad, el candor, porque todas estas cosas son de su esencia. Por ltimo, el germen que leanima sera extendido, sin alterarlo; y volvera a entrar con la calma de la virtud, en la mano que leforma, porque en l se representa sin ninguna alteracin, el mismo carcter y el mismo sello quehaba reunido, reconocera an su impresin y vera siempre su imagen.

    La cantidad de tiempo que el hombre debe sufrir para realizar su obra, es proporcional a lacantidad de grados, bajo los cuales es descendido; ya que, cuanto ms el punto de una fuerzaelevada es cado, cuanto ms le es necesario el tiempo y el esfuerzo para remontar. El hombre debe

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    formarse, durante su periplo sobre tierra, un conjunto de luces y conocimientos que abarcaban unasuerte de unidad.

    Pero el complemento de los verdaderos goces no puede ser obtenido ya que no nosapartamos del orden terrestre: el hombre no puede asir ms que un esbozo y representacin de estasluces.

    "Que el hombre inteligente medite aqu sobre las leyes del Astro lunar, que nos representa,bajo miles de caras, nuestra privacin; que l examine porqu este Astro slo nos es visible durantesus das de materia; y porqu lo perdemos de vista al vigsimo octavo da de su curso, despus delcual se eleva igualmente sobre nuestro horizonte."

    Todo se rene para probar al hombre que despus de haber recorrido laboriosamente estasuperficie, es necesario que l alcance los grados ms fijos y ms positivos, que tenga ms deanaloga con las verdades simples y fundamentales donde el germen est en su naturaleza. Porltimo, es necesario que a la muerte, realice el conocimiento de los objetos, donde l no ha podidopercibir ms que la apariencia.

    Las lenguas superiores"Puedo convenir que estos conocimientos superiores consisten en la inteligencia y el uso de

    dos lenguas comunes y vulgares, puesto que ellas tienen los disfrutes primitivos del hombre. Laprimera tiene por objeto las cosas Divinas y no hay sino cuatro Letras para todo el alfabeto; lasegunda tiene veintids y se aplica a las producciones, sean intelectuales, sean temporales del granPrincipio: el mismo crimen ha privado al hombre de estas dos lenguas. Hubo una nuevaprevaricacin, se formara para ella una tercera lengua que tendra ochenta y ocho Letras, y que loretrocedera ms an de su trmino."

    La rehabilitacin del hombre no puede recorrer las regiones fijas y reales de purificacin,sin adquirir una existencia ms activa, ms extendida y ms libre; es decir sin respirar un aire mspuro y descubrir un horizonte ms vasto, a medida que l se acerca a la cumbre deseada: comovemos que cuanto ms los principios de los cuerpos se simplifican, ms adquieren virtudes: y como

    el aire grueso, que liberan las sustancias materiales, llenan un espacio tan extraordinariamenterelativo al que ocupaba en los cuerpos, que la imaginacin es casi horrorizada.

    "Es de esta clase intelectual e invisible como de la simple fsica elemental; toda laNaturaleza es voltil, y no tiende sino a evaporarse; lo hara en un momento, si el fijo que locontiene le perteneciera; pero este fijo no es de ella, l est fuera de ella, con lo que actaviolentamente sobre ella; y sta no forma nunca una alianza con l, que ella no comienza por unadisolucin, hay por eso varios grados de alianzas y de amalgamas."

    As pues, similares a estos glbulos de aire y de fuego que se escapan de las sustanciascorporales en disolucin, y que se elevan con mayor o menor velocidad; segn el grado de supureza y la extensin de su accin; no podemos dudar que a su muerte, los hombres que no handejado su propia esencia con su vivienda terrestre, no se aproximan rpidamente a su regin natal,

    para brillar, como los Astros, de un esplendor resplandeciente; que los que habrn hecho decualquier mezcolanza de ellos mismos con las ilusiones de este tenebroso permanecer, no cruzancon ms lentitud el espacio que les separa de la regin de la vida; y que los que sern identificadoscon las deshonras de las cuales estamos rodeados, ni permanecen enterrados en las tinieblas y en laobscuridad, hasta que la menor de estas sustancias corruptas est disuelta, y que haga detener conella una corrupcin que no puede cesar en tanto no se terminen a si mismas.

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    La cada del hombreEl hombre no ha recuperado el ser sino que para ejercer su accin sobre la universalidad de

    las cosas temporales, y l no ha querido ejercer sino sobre una parte; deba actuar para lo intelectualcontra lo sensible, y ha querido actuar para lo sensible contra lo intelectual: por ltimo, l debareinar sobre el Universo; pero, en vez de velar la conservacin de su Imperio, l se ha degradado as mismo, y el Universo se ha derrumbado sobre el ser potente que deba administrarle y sostenerlo.

    Todas las virtudes sensibles del Universo son derrumbadas sobre l, le han comprimido contoda su fuerza y todo su poder; las virtudes intelectuales con las cuales el hombre deba actuarconcertadamente se han separado de l y se ha encerrado cada una en su esfera y en su regin. Loque es simple para l devino mltiple y subdivido; este que est subdivido y mltiple, se haconglomerado y le ha aplastado con su peso; es decir por l que lo sensible sustituy a lointelectual, y lo intelectual lo de lo sensible.

    El nacimiento del hombreEl cuerpo del hombre, antes de su formacin individual, es vertido en toda la forma del

    padre; y es unido a todos los poderes que estn en su principio generador. Cuando el momento delnacimiento llega, el germen corporal se derrama en la forma universal del padre concentrado, serene en un punto. Entonces l se exilia y se oculta en el seno tenebroso de la mujer en donde semezcla son los fluidos impuros y desarrolla mil barreras, l no tiene ms el goce del aire donde susrganos los ms perfectos son de funcin y donde no recoge la vida y las ayudas de los elementossino por un punto pasivo mientras que el destino del hombre era el de corresponder activamente contoda la Naturaleza.

    En este estado, los primeros movimientos del hombre han sido los de retirarse de estasmasas extraas que le agobian; esto ha sido el separar penosamente sus propias virtudes de todasesas materias impuras con las cules ellas estn confundidas; finalmente esto ha sido reunir todassus fuerzas para salir de debajo de los escombros del Universo. Pero las leyes positivas se oponen aque un ser pueda aliarse con lo que le es contrario sin llevar la huella y los rastros de su amalgama,fue imposible al primer hombre salir de su cloaca con la misma pureza, la misma agilidad que ltena antes de su cada; y he aqu porqu el hombre particular despus de haber permanecido en elseno de la mujer, luego ha ejercido la accin de la cual es entonces susceptible para dimitir sugermen sensible de todos los vnculos y los obstculos que lo estrechan para al da de hoy encerradoen una forma ms opaca que el fluido sutil que envolva su propio germen.

    Despus que el hombre primitivo haya remontado este obstculo, a l le resta un paso muyconsiderable por hacer; es el de unir sucesivamente las fuerzas de los distintos elementos queactan dentro de su atmsfera; tal es asimismo la mcula del hombre particular quien, despus dehaber sido admitido en la luz elemental, languidece an mucho tiempo antes de acostumbrar susojos a su resplandor, sus cuerpos a las impresiones del aire y sus rganos a las diferentes leyesestablecidas para las formas corporales. Lo mismo, que al recibir el nacimiento, el hombre esconsiderado a tener que juntar en s sus virtudes fsicas y particulares, con las que puede llegar aparticipar en las fuerzas universales de la atmsfera, de las que se ha salido y que son exteriores al; igual el hombre intelectual, liberado de su primera prisin, y admitido con su forma materialsobre la tierra debe trabajar para recuperar sucesivamente sus propias fuerzas y sus propias virtudesintelectuales, con las cuales puede tender a recuperar aquellas de las que ha estado separado por elcrimen.

    Pero lo que el hombre fsico hizo de una manera pasiva y ciega en lo corporal, el hombreintelectual debe hacerlo por los esfuerzos constantes y libres de su voluntad. El hombre intelectual,que est reducido voluntariamente a una clase inferior y limitada, debe generalizar su ser, yescuchar las virtudes hasta todas las extremidades de su recinto particular, si l quiere alcanzar esterecinto universal y sagrado del cual est proscrito.

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    Por ltimo, la voluntad siendo hasta cierto punto la sangre del hombre intelectual y de todoser libre; siendo el agente por el cual solo pueden borrar en ellos y alrededor de ellos los rastros delerror y del crimen, la reactivacin de la voluntad es la principal tarea de todos los seres criminales:y realmente, esta es en si una gran obra, en que todas las potencias trabajan desde el origen de lascosas, sin an haber podido operarla en forma general.

    El trabajo del hombreDespus de haber recibido en un lugar tenebroso una cscara grosera, despus de haber

    reunido en l las fuerzas intelectuales que le son propias, el hombre tiene an que multiplicar estasmismas fuerzas; en la reunin de aqullas que son externas a l, tiene que recoger las virtudes detodos los reinos terrestres; tiene que distinguir todas las especies de cada reino, y de la misma formalos caracteres particulares de cada individuo; tiene finalmente que explorar hasta las entraas de laTierra, para aprender a conocer los desrdenes de quines hacen el horror y la vergenza de nuestratriste residencia, los cuales son indicados sea por los metales que no son de aceite, sea por la furiade volcanes, sea por el gran nmero de insectos y de animales malficos y venenosos, que sonrechazados de arriba de la tierra, y se ocultan en sus pozos sin fondo, como si el da les fueraprohibido.

    Lo que hace los trabajos tan imponentes, es que el hombre deja pasar en vano la cantidad detiempo necesario para realizarlos, y a l le es necesario una segunda cantidad de tiempo msconsiderable, ms pesado que el primero atendido a que l entonces ha adquirido la primera y lasegunda fuerza. Si durante esta segunda cantidad de tiempo, este infeliz hombre no realiza mejor sutarea que no hea hecho en la primera, se hace necesario un tercero an ms riguroso que los otrosdos, y as sucesivamente, sin que se pueda fijar otros trminos a sus males, que los que l mismofije, sacrificando todas las virtudes que estn en l.

    La vida terrestre del hombre es la matriz del hombre futuro, en efecto, ste llevar en otratierra, el plan, la estructura, la manera de ser a la cual ser fijado en su estancia aqu abajo.

    .

    La cada del hombre repercute en todo el UniversoEl hombre elegido por la Sabidura suprema para la seal de su potencia, deba estrechar el

    mal en sus lmites, y trabajar sin descanso para volver la paz al Universo. Y su sublime destinosupone bastante cules deben sus virtudes puesto que l solo debe poseer todas las fuerzasrepartidas entre todos los seres rebeldes.

    Pero, si l deja corromper su virtud activa; si en vez de subyugar el desorden, hace alianzacon l, este desorden aumenta y se consolida, en vez de aniquilarse. Lo que debe hacer concebircmo los todos los seres de la regin sensible pueden estar hoy en da en un mayor padecimiento, oun mayor trabajo, que lo que estaban antes del crimen del hombre. Adems, el crimen del hombrellega a repercutir hasta en esferas inteligibles, sobre los Ministros de la Sabidura divina.

    Traduccin del franc por Prometeo, Noviembre de 2005

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