Santa Maria Faustina Kowalska DIARIO

Embed Size (px)

DESCRIPTION

El Diario relata todas ls enseñanzas dadas por nuestro maestro Jesucristo a toda la humanidad; así como los entendimientos y profundas reflexiones vertidas por la Santa en estas páginas. Es un invalorable manual de vida interior.

Citation preview

aa1

123


Santa Maria Faustina Kowalska DIARIO La Divina Misericordia en mi alma

Editorial de los Padres Marianos de la Inmaculada Concepcin de la Santsima Virgen Maria Edicin cuarta autorizada Stockbridge, Massachussets 2001

PROLOGO DE LA PRIMERA EDICION Al dar a conocer el Diario en castellano nos sentimos muy felices de haber podid o satisfacer, con la gracia de Dios, el anhelo de muchas almas que deseaban cono cer este testimonio espiritual y mstico sobre la Divina Misericordia.

Su autora, la beata (santa) Maria Faustina del Santsimo Sacramento, de la Congreg acin de la Madre de Dios de la Misericordia, de Cracovia, Polonia, lo escribi por orden de su Director Espiritual, el rev. P. Miguel Popocko, queriendo adems cumpl ir y obedecer la voluntad de Jess: Hija Ma, se diligente en apuntar cada frase qu e te digo sobre Mi misericordia porque estn destinadas para un gran numero de alm as que sacaran provecho de ellas (Diario, 1142). Su misin era transmitir lo que quera Nuestro Seor, es decir que todo el mundo conoc iera la Misericordia de Dios. Su Diario es un impresionante relato de las ascen siones y de la oscuridad del alma, es un testimonio de una fe difcil e inquebrant able. Es, ante todo, un testimonio de la confianza total s la infinita miserico rdia de Cristo. El Diario est contenido en seis cuadernos. Sor Faustina escriba como pensaba y co mo hablaba. Cada frase es una fuente de conocimiento divino. En 1980, el Santo Padre Juan Pablo II, dedic a la Divina Misericordia su segunda encclica: Rico En misericordia. Sera muy de desear su estudio detallado para in dicar los puntos de contacto entre el Diario de Sor Faustina y la mencionada encc lica. Los puntos de contacto son seguramente numerosos porque se inspiran en la misma fuente, es decir, la revelacin de Dios y las enseanzas de Cristo. Ahora un poco de la historia de la devocin a la Divina Misericordia. Sor Faustin a en su Diario escribi: Oh Dios mo, Amor mo, porque s que en el momento de la muert e empezar mi misin (#1729). Pues, as fue. Despus de su muerte, el 5 de octubre de 1 938, la devocin a la Divina Misericordia, aunque con muchas dificultades, se ha p ropagado por todo el mundo como un incendio. La confianza a la Divina Misericordi a fue transmitida a los Estados Unidos por el rev. P. Jos Jarzebowski, de la Cong regacin de los Padres marianos de la Inmaculada Concepcin de la Santsima Virgen Mar ia. El supo del Mensaje de la Divina Misericordia gracias al confesor de Sor Fa ustina, el Rev. P. Miguel Sopocko. Despus de su milagrosa liberacin de manos de l os hitlerianos y los rusos, pasando por el Lejano Oriente, en 1941 vino a los Es tados Unidos. El Rev. P. Jos anim a sus hermanos de la futura Provincia de San Es tanislao Kostka, a propagar el Mensaje de la Divina Misericordia. En poco tiemp o, la devocin a la Divina Misericordia lleg a Mxico junto con el Rev. P. Jarzebowsk i. Para nosotros es una satisfaccin muy especial el presentar el Diario de la beata (santa) Faustina Kowalska, a toda la poblacin de habla hispana, a todas las nacio nes del mundo que no lo posean en esta versin, y que seguramente apreciarn su valor incuestionable y lo extraordinario de las enseanzas teolgicas contenidas en el mi smo, despertando en el lector un mejor conocimiento de la Misericordia de Dios, de manera que Jess sea mejor conocido y ms tiernamente amado como Rey de la Miseri cordia. La presente primera edicin es autorizada. La Editorial de los Padres Marianos, d eseando participar espiritualmente en este importante acto, entrega a manos de l os lectores el Diario de la beata (santa) Faustina. Esperamos que adems de ser u na expresin de veneracin y de memoria, indicar tambin cmo amar, escuchar y suplicar a Dios Misericordioso. Padre Estanislao Serafn Michalenko, M.I.C. Vicepostulador de la causa de canonizacin de la beata Sor Faustina. Stockbridge Eden Hill, 5 de octubre de 1996

INTRODUCCION A LA PRIMERA EDICION EN POLACO Al presentar esta edicin del Diario de Sor Faustina Kowalska, estoy plenamente co nsciente de ofrecer un documento de la mstica catlica de un valor excepcional no sl o para mstica catlica de un valor excepcional no slo para la Iglesia en Polonia, si no tambin para la Iglesia Universal. Es una edicin critica y fidedigna, preparada por la Postulacin ( = en el proceso informativo) de Sor Faustina, bajo la superv isin de la Arquidicesis de Cracovia, rgano competente en este terreno. El Diario cuyo tema es la devocin a la Divina Misericordia, ltimamente se hizo muy actual por dos razones: Primero, la Congregacin para la Enseanza de la fe, con su declaracin de hace dos aos , revoc definitivamente los reparos presentados anteriormente por la Congregacin d el Santo Oficio, acerca de los escritos de Sor Faustina. La revocacin de la Notif icacin hizo que la devocin a la Divina Misericordia, presentada en el mencionado Di ario, ha cobrado una nueva vitalidad en todos los continentes, de lo que dan pru eba numerosos testimonios que llegan continuamente a la Postulacin y a la Congreg acin a la que Sor Faustina perteneci. Segundo, la encclica ltimamente publicada Dives in misericordia del Papa Juan Pabl o II ha enfocado, felizmente, la mirada de la Iglesia y tambin la del mundo laico hacia este admirable atributo de Dios, y, al mismo tiempo, este extraordinario aspecto de la economa de la salvacin, que es la misericordia de Dios.

Sera oportuno presentar un detallado estudio para indicar la convergencia entre e l Diario de Sor Faustina y la citada encclica. Estos puntos de contacto segurame nte son numerosos, ya que toman la inspiracin de la misma fuente, es decir de la revelacin de Dios y de la enseanza de Cristo. Adems nacieron en el mismo ambiente espiritual de Cracovia, ciudad done, segn s, est la ms antigua iglesia dedicada al c ulto de la Divina Misericordia. Cabe subrayar tambin que fue el propio cardenal Carol Wajtyla, el entonces arzobispo de Cracovia, quien empez trmites para abrir e l proceso de beatificacin de Sor Faustina Kowalska y di inicio a este proceso. A la luz de lo dicho, el Diario de Sor Faustina ha cobrado una enorme importanci a para la espiritualidad catlica y de all la necesidad de preparar su edicin fidedi gna para evitar la deformacin del texto por personas que, tal vez acten de buena f e, sin embargo estn suficientemente preparadas para ello. De este modo se evitarn ediciones que difieran entre s, e incluso contengan contradicciones, tal y como fue con el diario espiritual de santa Teresa del Nio Jess, Historia de un Alma. Durante una lectura superficial del Diario llama la atencin la sencillez del leng uaje e incluso las faltas gramaticales y estilsticas. Pero el lector debe tener presente que la autora del Diario tena apenas una formacin bsica, no completa. Las enseanzas teolgicas expuestas en el Dia rio no dejan en el lector la menor duda de que son de carcter extraordinario. Ya este contraste entre la formacin de Sor Faustina y lo sublime que es su enseanza teolgica indica la influencia especial de la gracia de Dios. Deseo recordar aqu mi encuentro con la bien conocida alma mstica de nuestr os, Sor Speranza, que en Colle Valenza, cerca de Todi, Italia, dio inicio al san tuario Amore Misericordioso, lugar de numerosas peregrinaciones. Le pregunt a So r Speranza si conoca los escritos de Sor Faustina y qu pensaba de ellos. Me conte st con sencillez: Los escritos contienen una enseanza maravillosa, pero durante su lectura hay que tener presente que Dios habla a los filsofos con el lenguaje de filsofos y a las almas sencillas con lenguaje sencillo, y que slo a estas ltimas re vela las verdades ocultas para los sabios y los sensatos de este mundo. Antes de terminar esta introduccin, me permito citar un recuerdo personal ms. En 1952, asist por primera vez a una solemne beatificacin en la baslica de San Pedro. Despus de la ceremonia unas personas que tambin haban participado en ella, me preguntaron: Quin era el beatificado o la beatificada? La pregunta me produjo gran confusin, porque en aquel momento ni siquiera me recordaba quienes eran eso s beatificados, aunque me daba cuenta de que el sentido de una beatificacin consi ste, realmente, en proporcionar al pueblo de Dios un modelo de vida para contemp lar e imitar. Entre los beatos y candidatos a subir a los altares, figuran dos polacos . Todo el mundo los conoce y sabe quienes han sido, que han hecho durante sus v idas y que mensaje nos han trado. Son: el beato (santo) Maximiliano Kolbe, mrtir del amor y Sor (santa) Faustina Kowalska, apstol de la Divina Misericordia. Andrzej M. Deskur Arzobispo Titular de Tene Roma, 20 de diciembre de 1980

INTRODUCCION 1. Santa Mara Faustina Kowalska, apstol de la divina Misericordia, conocida actualmente en el mundo entero, ha sido incluida por los telogos entre los destac ados msticos de la Iglesia. Naci como la tercera hija entre diez hermanos de una pobre y piadosa fami lia campesina de la aldea de Glogowiec. En el santo bautizo, celebrado en la ig lesia parroquial de Swinice Warckie, se le impuso el nombre de Elena. Desde peq uea se destac por la piedad, el amor a la oracin, la laboriosidad y la obediencia, y por una gran sensibilidad ante la pobreza humana. Su educacin escolar no dur ni siquiera tres aos: al cumplir 14 aos abandon la casa familiar para trabajar de si rviente en Aleksandrw y Lodz, y mantenerse a s misma y ayudar a sus padres.

Ya desde los 7 aos Elena sinti en su alma el llamado a la vida religiosa ( dos aos antes de recibir la Primera Comunin), pero sus padres no le dieron el perm iso para que entrara en el convento. Ante la negativa, la nia intent apagar dentr o de s el llamado de Dios; sin embargo, apresurada por la visin de Cristo sufrient e y las palabras de reproche: ?Hasta cundo Me hars sufrir, hasta cundo Me engaars? (D ario, 9) empez a buscar ser aceptada en algn convento. Pero donde llamaba la desp edan. Finalmente, el 1 de agosto de 1925, pas el umbral de la clausura de la casa de la Congregacin de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, en la calle Zytnia, en Varsovia. En su Diario confes: Me pareci que entr en la vida del paraso. De mi corazn brot una sola oracin, la de accin de gracias (Diario, 17). Unas semanas despus sinti una fuerte tentacin de trasladarse a otro convent o donde pudiera tener ms tiempo para rezar. Entonces, el Seor Jess, ensendole su faz desgarrada y martirizada, dijo: T Me causars un dolor semejante, si sales de esta Congregacin. Te he llamado aqu y no a otro lugar, y te tengo preparadas muchas gr acias (Diario, 19). En la Congregacin recibi el nombre de Sor Mara Faustina. El noviciado lo p as en Cracovia, donde en presencia del obispo St. Respond hizo los primeros votos y cinco aos despus los votos perpetuos de castidad, pobreza y obediencia. Trabaj en distintas casas de la Congregacin. Pas los perodos ms largos en Cracovia, Plock y Vilna trabajando como cocinera, jardinera, y portera. Para quien la observara desde fuera nada hubiera delatado su extraordina ria y rica vida mstica. Cumpla sus deberes con fervor, observaba fielmente todas las reglas del convento, era recogida y piadosa, pero a la vez natural, alegre, llena de amor benvolo y desinteresado al prjimo. Toda su vida se concentraba en caminar con constancia a la cada vez ms pl

ena unin con Dios y en una abnegada colaboracin con Jess en la obra de la salvacin d e las almas. Jess mo confes en el Diario T sabes que desde los aos ms tempranos d a ser una gran santa, es decir, deseaba amarte con un amor tan grande como ningu na alma Te am hasta ahora (Diario 1372). El Diario revela la profundidad de su vida espiritual. Una lectura aten te de estos escritos permite conocer un alto grado de unin de su alma con Dios, p ermite conocer hasta qu punto Dios se entreg a su alma y evidencia tambin sus esfue rzos y combates en el camino hacia la perfeccin cristiana. El Seor la colm de much as gracias extraordinarias: los dones de contemplacin y de profundo conocimiento del misterio de la Divina Misericordia, visiones, revelaciones, estigmas oculto s, los dones de profeca, de leer en las almas humanas, y de desposorios msticos. Colmada de tantas gracias, escribi: Ni las gracias ni las revelaciones, ni los xta sis, ni ningn otro don concedido al alma la hacen perfecta, sino la comunin interi or del alma con Dios. () Mi santidad y perfeccin consisten en una estrecha unin d e mi voluntad con la voluntad de Dios (Diario, 1107). El austero modo de vida y los agotadores ayunos que practicaba desde ant es de entrar en el convento, debilitaron tanto su organismo que siendo postulant e, fue enviada al balneario de Skolimw, cerca de Varsovia, para recuperar la salu d. Tras el primer ao de noviciado, le vinieron experiencias msticas sumamente dol orosas; las de la llamada noche oscura, y luego, sufrimientos espirituales y mor ales relacionados con la realizacin de su misin que le fue encomendada por el Seor. Sor Faustina se ofreci como vctima por los pecadores y con este propsito experime nt tambin diversos sufrimientos para, a travs de ellos, salvar las almas de aquello s. En los ltimos aos de su vida aumentaron los sufrimientos interiores, la llamad a noche pasiva del espritu y las dolencias del cuerpo: se desarroll la tuberculos is que atac los pulmones y el sistema digestivo. A causa de ello dos veces fue i nternada en el hospital de Pradnik en Cracovia, por varios meses. Extenuada fsicamente por completo, pero plenamente adulta de espritu y uni da msticamente con Dios, falleci en olor de santidad, el 5 de octubre de 1938, a l os 33 aos, de los que 13 fueron en el convento. Su cuerpo fue sepultado en la tu mba comn, en el cementerio de la Comunidad en Cracovia Lagiewniki, y luego, duran te el proceso informativo en 1966, trasladado a la capilla. A esta sencilla monja, sin grandes estudios, pero valerosa y abandonada totalmente en Dios, el Seor Jess le confi una gran misin: el mensaje de la miserico rdia dirigido a todo el mundo. Te envo dijo a toda la humanidad con Mi misericord ia. No quiero castigar a la humanidad doliente, sino que deseo sanarla, abrazar la a Mi Corazn Misericordioso (Diario, 1588). T eres la secretaria de Mi miseric ordia; te he escogido para este cargo, en sta y en la vida futura (Diario, 1605), () para que des a conocer a las almas la gran misericordia que tengo con ellas, y que las invites a confiar en el abismo de Mi misericordia (Diario, 1567). 2. La misin de Sor Faustina consiste, en resumen, en recordar una verdad de la fe, conocida desde siempre, pero olvidada, sobre el amor misericordioso de Di os al hombre y en transmitir nuevas formas de culto a la Divina Misericordia, cu ya prctica ha de llevar a la renovacin religiosa en el espritu de confianza y miser icordia cristianas. El Diario que Sor Faustina escribi durante los ltimos 4 aos de su vida por un claro mandato del Seor Jess, es una forma de memorial, en el que la autora registraba, al corriente y en retrospectiva, sobre todo los encuentros de su alma con Dios. P ara sacar de estos apuntes la esencia de su misin, fue necesario un anlisis cientfi co. El mismo fue hecho por el conocido y destacado telogo, Padre profesor Ignacy Rzycki. Su extenso anlisis fue resumido en la disertacin titulada La Divina Miseri cordia. Lneas fundamentales de la devocin a la Divina Misericordia. A la luz de e ste trabajo resulta que todas las publicaciones anteriores a l, dedicadas a la de vocin a la Divina Misericordia transmitida por Sor Faustina, contienen solamente

algunos elementos de esta devocin, acentuando a veces cuestiones sin importancia para ella. Por ejemplo, destacan la letana o la novena, haciendo caso omiso a la Hora de la Misericordia. El mismo Padre Rzycki hace referencia a ese aspecto di ciendo: Antes de conocer las formas concretas de la devocin a la Divina Misericor dia, cabe decir que no figuran entre ellas las conocidas y populares novenas ni letanas. La base para distinguir stas y no otras oraciones o prcticas religiosas como nueva s formas de culto a la Divina Misericordia, lo son las concretas promesas que e l Seor Jess prometi cumplir bajo la condicin de confiar en la bondad de Dios y pract icar misericordia para con el prjimo. El Padre Rzycki distingue cinco formas de l a devocin a la Divina Misericordia. a. La imagen de Jess Misericordioso. El esbozo de la imagen le fue revelado a Sor Faustina en la visin del 22 de febrero de 1931 en su celda del convento de Pl ock. Al anochecer, estando yo en mi celda escribe en el Diario v al Seor Jess vest ido con una tnica blanca. Tena una mano levantada para bendecir y con la otra toc aba la tnica sobre el pecho. De la abertura de la tnica en el pecho, salan dos gra ndes rayos: uno rojo y otro plido. ( ) Despus de un momento, Jess me dijo: Pinta una imagen segn el modelo que ves, y firma: Jess, en Ti confo (Diario 47). Quie ro que esta imagen () sea bendecida con solemnidad el primer domingo despus de la Pascua de Resurreccin; ese domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia Diario, 49). El contenido de la imagen se relaciona, pues, muy estrechamente con la l iturgia de ese domingo. Ese da la Iglesia lee el Evangelio segn San Juan sobre la aparicin de Cristo resucitado en el Cenculo y la institucin del sacramento de la p enitencia (Jn 20, 19-29). As, la imagen presenta al Salvador resucitado que trae la paz a la humanidad por medio del perdn de los pecados, a precio de su Pasin y muerte en la cruz. Los rayos de la Sangre y del Agua que brotan del Corazn (invi sible en la imagen) traspasado por la lanza y las seales de los clavos, evocan lo s acontecimientos del Viernes Santo (Jn 19, 17-18, 33-37). As pues, la imagen de Jess Misericordioso une en s estos dos actos evanglicos que hablan con la mayor cl aridad del amor de Dios al hombre. Los elementos ms caractersticos de esta imagen de Cristo son los rayos. E l Seor Jess, preguntado por lo que significaban, explic: El rayo plido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas (.). Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos (Diario, 299) . Purifican el alma los sacramentos del bautismo y de la penitencia, mientras que la alimenta plenamente la Eucarista. Entonces, ambos rayos significan los sa cramentos y todas las gracias del Espritu Santo cuyo smbolo bblico es el agua y tam bin la nueva alianza de Dios con el hombre contrada en la Sangre de Cristo. A la imagen de Jess Misericordioso se le da con frecuencia el nombre de i magen de la divina Misericordia. Es justo porque la Misericordia de Dios hacia el hombre se revel con la mayor plenitud en el misterio pascual de Cristo. La imagen no presenta solamente la Misericordia de dios, sino que tambin es una seal que ha de recordar el deber cristiano de confiar en Dios y amar activ amente al prjimo. En la parte de abajo segn la voluntad de Cristo figura la firma : Jess, en Ti confo. Esta imagen ha de recordar las exigencias de Mi misericordia, porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es intil (Diario, 742). As comprendido el culto a la imagen, a saber, la actitud cristiana de confianza y misericordia, vincul el Seor Jess promesas especiales de: la salvacin eterna, grand es progresos en el camino hacia la perfeccin cristiana, la gracia de una muerte f eliz, y todas las dems gracias que le fueren pedidas con confianza. Por medio de esta imagen colmare a las almas con muchas gracias. Por eso quiero, que cada al ma tenga acceso a ella (Diario, 570).

b. La Fiesta de la Misericordia. De entre todas las formas de la devocin a la Divina Misericordia reveladas por Sor Faustina, sta es la que tiene mayor importa ncia. El Seor Jess habl por primera vez del establecimiento de esta Fiesta en Ploc k en 1931, cuando comunic a Sor Faustina su deseo de que pintara la imagen: Deseo que haya una Fiesta de la Misericordia. Quiero que esta imagen que pintars con el pincel sea bendecida con solemnidad el primer domingo despus de la Pascua de R esurreccin; ese domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia (Diario, 49). La eleccin del primer domingo despus de la Pascua de Resurreccin para la Fiesta de la Misericordia, tiene su profundo sentido teolgico e indica una estrecha relacin entre el misterio pascual de redencin y el misterio de la Divina Misericordia. E sta relacin se ve subrayada aun mas por la novena de coronillas a la Divina Miser icordia que antecede la Fiesta y que empieza el Viernes Santo. La fiesta no es solamente un da de adoracin especial de Dios en el misterio de la misericordia, sino tambin el tiempo en que Dios colma de gracias a todas las pers onas. Deseo dijo el Seor Jess que la Fiesta de la Misericordia sea un refugio y am paro para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores (Diario, 6 99). Las almas mueren a pesar de Mi amarga Pasin. Les ofrezco la ltima tabla de salvacin, es decir, la Fiesta de Mi Misericordia. Si no adoran Mi misericordia m orirn para siempre (Diario, 965). Las promesas extraordinarias que el Seor Jess vinculo a la Fiesta demuestran la gr andeza de la misma. Quien se acerque ese da a la Fuente de Vida dijo Cristo recib ir el perdn total de las culpas y de las penas (Diario, 300). Ese da estn abiertas la s entraas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre aquellas alma s que se acercan al manantial de Mi misericordia; (.) que ningn alma tenga miedo de acercarse a M, aunque sus pecados sean como escarlata (Diario, 699).

Para poder recibir estos grandes dones hay que cumplir las condiciones de la dev ocin a la Divina Misericordia (confiar en la bondad de Dios y amar activamente al prjimo), estar en el estado de gracia santificante (despus de confesarse) y recib ir dignamente la Santa Comunin. No encontrar alma ninguna la justificacin explic Jes hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia y por eso el primer domi ngo despus de la Pascua ha de ser la Fiesta de la Misericordia. Ese da los sacerd otes deben hablar a las almas sobre Mi misericordia infinita (Diario, 570). c. La coronilla a la Divina Misericordia. El Seor Jess dict esta oracin a Sor Faus tina entre el 13 y el 14 de septiembre de 1935 en Vilna, como una oracin para apl acar la ira divina (vea el Diario, 474 476). Las personas que rezan esta coronilla ofrecen a Dios Padre el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Jesucristo como propiciacin de sus pecados, los pecados de sus familiares y los del mundo entero. Al unirse al sacrificio de Jess, apel an a este amor con el que Dios Padre ama a Su Hijo y El a todas las personas. En esta oracin piden tambin misericordia para nosotros y el mundo entero haciendo, d e este modo, un acto de misericordia. Agregando a ello una actitud de confianza y cumpliendo las condiciones que deben caracterizar cada oracin buena (la humild ad, la perseverancia, la sumisin a la voluntad de Dios), los fieles pueden espera r el cumplimiento de las promesas de Cristo que se refieren especialmente a la h ora de la muerte: la gracia de la conversin y una muerte serena. Gozaran de est as gracias no solo las personas que recen esta coronilla, sino tambin los moribun dos por cuya intencin la recen otras personas. Cuando la coronilla es rezada jun to al agonizante dijo el Seor Jess se aplaca la ira divina y la insondable miseric ordia envuelve al alma (Diario, 811). La promesa general es la siguiente: Quien es recen esta coronilla, me complazco en darles todo lo que me pidan (Diario, 15 41, (.) si lo que me pidan est conforme con Mi voluntad (Diario, 1731). Todo lo qu e es contrario a la voluntad de Dios no es bueno para el hombre, particularmente

para su felicidad eterna. Por el rezo de esta coronilla dijo Jess en otra ocasin Me acercas la humanidad (Dia rio, 929). A las almas que recen esta coronilla, Mi misericordia las envolver ( .) de vida y especialmente a la hora de la muerte (Diario, 754). d. La Hora de la Misericordia. En octubre de 1937, en unas circunstancias poco aclaradas por Sor Faustina, el Seor Jess encomend adorar la hora de su muerte: Cuan tas veces oigas el reloj dando las tres, sumrgete en Mi misericordia, adorndola y glorificndola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y, especialmente, par a los pobres pecadores, ya que en ese momento, se abri de par en par para cada al ma (Diario, 1572). El Seor Jess defini bastante claramente los propios modos de orar de esta f orma de culto a la Divina Misericordia. En esa hora dijo a Sor Faustina procura rezar el Va Crucis, en cuanto te lo permitan tus deberes; y si no puedes rezar e l Va Crujir, por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santsimo Sa cramento a Mi Corazn que esta lleno de misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumrgete en oracin all donde ests, aunque sea por un brevsimo instante (Diar io, 1572). El Padre Rzycki habla de tres condiciones para que sean escuchadas las or aciones de esa hora: 1. 2. 3. La oracin ha de ser dirigida a Jess. Ha de ser rezada a las tres de la tarde. Ha de apelar a los valores y meritos de la Pasin del Seor.

En esa hora prometi Jess puedes obtener todo lo que pidas para ti o para los dems. En esa hora se estableci la gracia para el mundo entero: la misericordia triunf s obre la justicia (Diario, 1572). e. La propagacin de la devocin a la Divina Misericordia. Entre las forma s de devocin a la Divina Misericordia, el Padre Rzycki distingue adems la propagacin de la devocin a la Divina Misericordia, porque con ella tambin se relacionan algu nas promesas de Cristo. A las almas que propagan la devocin a Mi misericordia, la s protejo durante toda su vida como una madre cariosa a su nio recin nacido y a la hora de la muerte no ser para ellas el Juez, sino el Salvador Misericordioso (Diar io, 1075). La esencia del culto a la Divina Misericordia consiste en la actitud de confianza hacia Dios y la caridad hacia el prjimo. El Seor Jess exige que sus criat uras confen en El (Diario, 1059) y hagan obras de misericordia: a travs de sus a ctos, sus palabras y su oracin. Debes mostrar misericordia al prjimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo, ni excusarte, ni justificarte (Diario, 742). Cristo desea que sus devotos hagan al da por lo menos un acto de amor hac ia el prjimo. La propagacin de la devocin a la Divina Misericordia no requiere necesariamente mu chas palabras pero s, siempre, una actitud cristiana de fe, de confianza en Dios, y el propsito de ser cada vez ms misericordioso. Un ejemplo de tal apostolado lo dio Sor Faustina durante toda su vida. f. El culto a la Divina Misericordia tiene como fin renovar la vida religiosa e n la Iglesia en el espritu de confianza cristiana y misericordia. En este contex to hay que leer la idea de la nueva Congregacin que encontramos en las pginas del Di ario. En la mente de la propia Sor Faustina este deseo de Cristo madur poco a po co, teniendo cierta evolucin: de la orden estrictamente contemplativa al movimie nto formado tambin por Congregaciones activas, masculinas y femeninas, as como por

un amplio crculo de laicos en el mundo. Esta gran comunidad multinacional de pe rsonas constituye una sola familia unida por Dios en el misterio de su misericor dia, por el deseo de reflejar este atributo de Dios en sus propios corazones y e n sus obras y de reflejar su gloria en todas las almas. Es una comunidad de per sonas de diferentes estados y vocaciones que viven en el espritu evanglico de conf ianza y misericordia, profesan y propagan con sus vidas y sus palabras el inabar cable misterio de la Divina Misericordia e imploran la Divina Misericordia para el mundo entero. La misin de Sor Faustina tiene su profunda justificacin en la Sagrada Escritura y en algunos documentos de la Iglesia. Corresponde plenamente a la encclica Dives in misericordia del Santo Padre Juan Pablo II. Para mayor gloria de la Divina Misericordia! Cracovia Lagiewniki De la Congregacin de las Hermanas De la Madre de Dios de la Misericordia Sor Ma. Elzbieta Siepak

CUADRO CRONOLOGICO DE LA VIDA DE SANTA MARIA FAUSTINA KOWALSKA DE LA CONGREGACION DE LAS HERMANAS DE LA MADRE DE DIOS DE LA MISERICORDIA 25 de agosto de 1905 Sor Faustina nace en la aldea de Glgowiec (actualmente la provincia De Konin). 27 de agosto de 1905 - Es bautizada en la parroquia de San Casimiro en Swinice Warckie (dicesis de Wloclawek), y recibe el nombre de Elena. 1912 - Por primera vez oye en su alma la voz que la l lama a la vida perfecta. 1914 - Recibe la Primera Comunin. Septiembre de 1917 - Comienza la educacin en la escuela primaria. a familia 1919 - Empieza a trabajar en casa de los amigos de l Bryszewski en Aleksandrw Ldzki.

30 de octubre de 1921 - Recibe el Sacramento de la Confirmacin administrado por el obispo Vicente Tymieni ecki en Aleksandrw Ldzki. 1922 s padres el permiso de r entrar en un convento, recibe la nega tiva. Otoo de 1922 Elena va a Ldz. Durante un ao trabaja en la tienda de Marcjanna Sadowska, en la calle Abramo Vuelve a la casa familiar para pedir a lo

wskiego 29 (2 II 1923 1 VII 1924) Julio de 1924 - Sale a Varsovia con la intencin de entrar en un convento. Se presenta en la casa de la Congregacin de la Madre de Dios de la Misericordia, en la calle Zytnia 3/9. La Superio ra promete recibirla, pero antes le encomienda reunir una pequea dote. 1 de agosto de 1925 Despus de un ao de trabajo como sirvienta, Elena Kowa lska vuelve a presentarse a la Superior a del convento en la calle Zytnia. Es admitida al postulant ado. 23 de enero de 1926 - Va a la casa del noviciado en Cracovia. 30 de abril de 1926 - Recibe el hbito y el nombre de Sor Mara Faustina. Marzo abril de 1927 Pasa por el periodo de oscuridad espiritual, que durar un ao y medio. 16 de abril de 1928 la novicia experimentados, conoce con ms claridad lo mucho que Cristo su fri por ella. 30 de abril de 1928 ual de 8 s). 10 de octubre de 1928 e aela Moraczewaska que va a ser la Superiora de Sor Faus tina durante toda la vida. Ser tambin su ayuda y consuelo en los momentos difciles. 31 de octubre de 1928 ytnia, Sale a casa de la Congregacin en Varsovia, en la calleZ para trabajar en la cocina. 21 de febrero Viaja a Vilna para sustituir a una hermana que tie ne su tercera 11 de junio de 1929 probacin. Junio de 1929 cin en la Es mandada a la recin fundada casa de la Congrega calle Hetmanska, en Varsovia. El Captulo General que se celebra en la Congregacin elig como Superiora General a la Madre Mic Al terminar el noviciado y despus del retiro espirit das, hace los primeros votos (temporale El Viernes Santo el ardor del amor divino penetra a sufriente que olvida los sufrimientos

7 de julio de 1929 ra sustituir Octubre de 1929 acin, en Mayo junio de 1930 a

-

Una breve estancia en Kiekrz, cerca de Poznan, pa en la cocina a una hermana enferma.

- Sor Faustina est en la casa varsoviana de la Congreg la Calle Zytnia. - Viene a la casa de la Congregacin en Plock. Trabaja en l panadera, en la cocina y en la tien

da adjunta a la panadera. 22 de febrero de 1931 Noviembre de 1932 in (de de la Congregacin se someten antes de hacer los votos per petuos. Antes de la probacin tiene el retiro espiritual e n Walendw. 18 de abril de 1933 de 8 das, 1 de mayo de 1933 pond 25 de mayo de 1933 2 de enero de 1934 que ha de icordia. 29 de marzo de 1934 ellas la Misericordia de Dios. Junio de 1934 ordia. Sor Faustina llora porque el Seor Jess no es tan bello como ha sido en la visin. 12 de agosto de 1934 dre Miguel o de los enfermos. 13 de agosto de 1934 na. 26 de octubre de 1934 El mejoramiento del estado de salud de Sor Fausti Cuando Sor Faustina, junto con las alumnas, regres - Un fuerte desfallecimiento de Sor Faustina. El Pa Sopocko le administra el sacrament - Queda terminada la imagen de la Divina Miseric - Se ofrece por los pecadores y especialmente por aqu almas que han perdido confianza en - Sale a Cracovia para celebrar el retiro espiritual antes de los votos perpetuos. - Hace los votos perpetuos (el obispo Estanislao Ros preside la ceremonia). - Viaja a Vilna. - Por primera vez visita al pintor E. Kazimirowski pintar la imagen de la Divina Miser Tiene una visin del Seor que le encomienda pintar una imagen segn el modelo que ella ve. Sor Faustina viene a Varsovia para su tercera probac Cinco meses), a la que las hermanas

a del jardn para cenar (a las seis menos diez), ve al Seor Jess encima de la capilla en Vilna tal y como lo vio en Plock, es decir con los rayos plido y rojo. Los rayos envuelven la capilla de la Congregacin, la enfer mera de las alumnas y despus se extienden sobre el mundo entero. 15 de febrero de 1935 adre, y ec. En el camino de regreso a Vilna, se detiene en Va rsovia para ver a la Madre General, Micaela Moraczewska, y a su antiguo maestra, Sor Mara Josefa Brzoza. 19 de octubre de 1935 ritual de 8 8 de enero de 1936 owski, nica que el Seor Jess exige la Fundacin de una Congrega cin nueva. 21 de marzo de 1936 25 de marzo de 1936 ndw. Abril de 1936 Derdy (a 2 Km. 11 de mayo de 1936 ta su 14 de septiembre de 1936 , ita la casa de la Congregacin. 19 de septiembre de 1936 pital 9 de diciembre de 1936 - 27 de marzo de 1937 Un examen en el sanatorio de Pradnik (hoy, el hos Juan Pablo II. La estancia en el hospital de Pradnik. La estancia en el balneario de Rabk Sale de Vilna y viene a Varsovia. Es trasladada a la casa de la Congregacin en Wale Es trasladada a la casa en la localidad de De Walendw). Sale de Derdy y va a Cracovia para estar all has muerte. - Un encuentro con el arzobispo Jalbrzykowski, quien estando de paso Cracovia, vis Sale a Cracovia para participar en el retiro espi das. Hace una visita al arzobispo Romuald Jalbrzyk Metropolitano de Vilna y le comu Recibe la noticia de una grave enfermedad de su m va a la casa familiar en Glogowi

29 de julio

a. - 10 de agosto de 1937 21 de abril de 1938 retorno de Sor Agosto de 1938 la que Sor Faustina pide perdn por las d esobediencias de toda la vida y la que termina con la s palabras: Hasta la vista en el cielo. 25 de agosto de 1938 fermos. 2 de septiembre de 1938 l Padre Sopocko 7 de septiembre de 1938 5 de octubre de 1938 Mara Faustina rimientos soportados con gran paciencia, ha ido a encon trarse con el Seor para recibir la recompensa. 7 de octubre de 1938 en el cementerio de la Comunida d, situado al fondo del jardn de la casa de la Congrega cin de las Hermanas de la Madre de Dios de la Miser icordia en Cracovia Lagiewniki. 21 de octubre de 1965 el proceso atificacin de Sor Faustina. 25 de noviembre de 1966 ustina del de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia en Cracovia Lagiewniki. 20 de septiembre de 1967 Karol inal al proceso informativo diocesano. Las actas d el proceso son enviadas a Roma. Una solemne sesin presidida por el cardenal Wojtyla pone el punto f El traslado de los restos mortales de Sor Fa Cementerio a la capilla En la arquidicesis de Cracovia es iniciado Informativo sobre la be Su cuerpo fue sepultado en la tumba comn, Sor Faustina recibe el sacramento de los en Al visitar a Sor Faustina en el hospital, e la encuentra en xtasis. El regreso del hospital al convento. A las once menos cuarto de la noche, Sor Kowalska, tras largos suf El empeoramiento del estado de salud y el Faustina La ltima carta a la Superiora General en

31 de enero de 1968 ausa de los so de beatificacin de la Sierva

-

Con decreto de la Congregacin para la C Santos se abre el proce de Dios Sor Faustina.

19 de junio de 1981 los Santos, nvestigacin de todos los

-

La Sagrada Congregacin de la Causa de despus de completar la i escritos de la Sierva d

e Dios Sor Faustina, emite un documento declarando qu e nada se interpone para continuar con su causa. 7 de marzo de 1992 egacin de la romulga el decreto de las Virtudes Heroicas media nte el cual la Iglesia reconoce que Sor Faustina practi c todas las virtudes de manera heroica. Como resultad o, ella recibe el ttulo de Venerable Sierva de Dios y se abre el camino para verificar el milagro at ribuido a su intercesin. 21 de diciembre de 1992 lagro como El Santo Padre publica la aceptacin del mi concedido tercesin de Sor Faustina y anuncia la fecha emne beatificacin. 18 de abril de 1993 apa Juan Pablo II en go despus de Pascua (da revelado por Nuestro S eor a Sor Faustina como la Fiesta de la Misericor dia). 30 de abril de 2000 Papa Juan Pablo II ngo despus de Pascua, en la Fiesta de la Misericor dia. Beata Faustina es canonizada por el en Roma el primer domi Sor Faustina es beatificada por el P Roma el primer domin para su sol por la in En presencia del Santo Padre, la Congr Causa de los Santos p

PRIMER CUADERNO

La Divina Misericordia En mi Alma

DIARIO Sor Faustina

(1)* 1 Oh Amor Eterno, mandas pintar Tu Santa Imagen (1) y nos revelas la fuent e inconcebible de la misericordia. Bendices a quien se acerca a Tus rayos,

Y el alma negra se convierte en nieve. Oh dulce Jess, aqu (2) has establecido el trono de Tu misericordia Para dar alegra y ayudar al pecador, De Tu Corazn abierto, como de un manantial puro, Fluye el consuelo para el alma y el corazn contrito. Que el honor y la gloria para esta imagen No dejen de fluir de las almas de los hombres, Que cada corazn glorifique la Divina Misericordia Ahora y por los siglos de los siglos y en cada hora. Oh, Dios mo 2 Cuando miro hacia el futuro, me atemorizo, Pero por qu sumergirse en el futuro? Para mi solamente el momento actual es de gran valor, Ya que quiz el futuro nunca llegue a mi alma. El tiempo que ha pasado no est en mi poder. Cambiar, corregir o agregar, No pudo hacerlo ningn sabio ni profeta, As que debo confiar a Dios lo que pertenece al pasado. Oh momento actual, t me perteneces por completo, Deseo aprovecharte cuanto pueda, Y aunque soy dbil y pequea, Me concedes la gracia de tu omnipotencia. Por eso, confiando en Tu misericordia, Camino por la vida como un nio pequeo Y cada da Te ofrezco mi corazn Inflamado del amor por Tu mayor gloria. ______________________________________________________________________ * La cifra rabe entre parntesis ( ) localizada al principio o dentro del texto, in dica la pagina correspondiente en el manuscrito del Diario. Por otra parte las palabras entre parntesis cuadrado [] han sido agregadas por la Editorial para acl arar pasajes del texto. Las cifras que se encuentran al margen del texto del Diario permiten al lector e ncontrar diferentes temas en el ndice de temas, personas y localidades.

(2) JMJ 3 almas i alma.

+ Dios y las Oh, Rey de Misericordia, gua m Sor M. Fa

ustina Del Santsimo Sacram ento Vilna, 28 VII 1934 4 Oh Jess mo, por la confianza en Ti

Trenzo miles de coronas y s Que todas florecern Y s que florecern cuando las Ilumine el Sol Divino. + Oh gran y Divino Sacramento Que ocultas a mi Dios Jess acompame en cada momento, Y ningn temor invadir mi corazn. (3) + Vilna, 28 VII 1934 JMJ + Primer cuaderno Dios y las almas 5 Seas adorada, oh Santsima Trinidad, ahora y siempre, Seas alabada en toda s Tus Obras y en todas Tus criaturas. Que la grandeza de Tu misericordia, oh Dios, se a Admirada y glorificada. 6 Debo tomar nota [3] de los encuentros de mi alma Contigo, oh Dios, en lo s momentos particulares de Tus visitas. Debo escribir de Ti, oh Inconcebible en la misericordia hacia mi pobre alma. Tu santa voluntad es la vida de mi alma. He recibido este mandato de quien Te sustituye para mi, oh Dios, aqu en la tierr a y que me ensea Tu santa voluntad: Jess Tu ves que difcil es para m escribir, y qu e no s describir claramente lo que siento en el alma. Oh Dios, puede la pluma des cribir cosas para las cuales, a veces, no hay palabras? Pero me mandas escribir , oh Dios, esto me basta. Varsovia, 1 VIII 1925 Ingreso al convento 7 Desde los siete aos senta la suprema llamada de Dios, la gracia de la voca cin a la vida consagrada. A los siete aos por primera vez o la voz de Dios en mi a lma, es decir, la invitacin a una vida ms perfecta. Sin embargo, no siempre obede c la voz de la gracia. No encontr a nadie quien me aclarase esas cosas. 8 El decimoctavo ao de mi vida, insistente pedido a mis padres el permiso para entrar en un convento; una categrica negativa de los padres. Despus de esa negativa me entregu a las vanidades de la vida [4] sin hacer caso alguno a la voz de la gracia, aunque mi alma (4) en nada encontraba satisfaccin. Las conti nuas llamadas de la gracia eran para mi un gran tormento, sin embargo intent apag arlas con distracciones. Evitaba a Dios dentro de mi y con toda mi alm a me inclinaba hacia las criaturas. Pero la gracia divina venci en mi alma. 9 Una vez, junto con una de mis hermanas fuimos a un baile [5]. Cuando to dos se Divertan mucho, mi alma sufra [tormentos] interiores. En el momento en que empec a bailar, de repente vi a Jess junto a m. A Jess martirizado, despojado de

Sus vestiduras, cubierto de heridas, dicindome esas palabras: Hasta cundo Me hars sufrir, hasta cundo Me engaaras? En aquel momento dejaron de sonar los alegres t onos de la msica, desapareci de mis ojos la compaa en que me encontraba, nos quedamo s Jess y yo. Me sent junto a mi querida hermana, disimulando lo que ocurri en mi a lma con un dolor de cabeza. Un momento despus abandon discretamente a la compaa y a mi hermana y fui a la catedral de San Estanislao Kostka. Estaba anocheciendo, haba poca gente en la catedral. Sin hacer caso a lo que pasaba alrededor, me pos tr en cruz delante del Santsimo Sacramento, y ped al Seor que se dignara hacerme con ocer qu haba de hacer en adelante. 10 rias. Como pude, le confes a mi hermana lo que haba ocurrido en mi alma, le dij e que me despidiera de mis padres, y con un solo vestido, sin nada ms, llegu a Var sovia. 11 Cuando baj del tren y vi que cada uno se fue por su camino, me entr miedo: Q u hacer? A dnde dirigirme, si no conoca a nadie? Y dije a la Madre de Dios: Mara, d irgeme, guame. Inmediatamente o en el alma estas palabras: que saliera de la ciud ad a una aldea [6] donde pasara una noche tranquila. As lo hice y encontr todo tal y como la Madre de Dios me haba dicho. 12 Al da siguiente, a primera hora regres a la ciudad y entr en la primera igl esia [7] que encontr y empec a rezar para que siguiera revelndose en m la voluntad de Dios . Las Santas Misas seguan una tras otra. Durante una o estas palabras: Ve a hablar con este sacerdote [8] y dile todo, y l te dir lo que debes hacer en a delante. Terminada la Santa Misa (5) fui a la sacrista y cont todo lo que haba oc urrido en mi alma y ped que me indicara en qu convento deba estar. 13 Al principio el sacerdote se sorprendi, pero me recomend confiar mucho en que Dios lo arreglara. Entretanto yo te mandar [dijo] a casa de una seora piadosa [9], donde tendrs alojamiento hasta que entres en un convento. Cuando me present en su casa, la seora me recibi con gran amabilidad. Empec a buscar un convento, pe ro donde llamaba me despedan [10]. El dolor traspas mi corazn y dije al Seor: Aydame, no me dejes sola. Por fin llam a nuestra puerta [11]. 14 eral . Muy feliz fui a la capilla y pregunt a Jess: Dueo de esta casa, me recibes? Una De las hermanas de esta casa me ha dicho que Te lo pregunte. En seguida o esta voz: Te recibo, ests en Mi Corazn. Cuando regres de la capilla, la Madre Superiora, primero me pregunt: Pues bien, te ha recib ido el Seor? Contest que s. Si el Seor te ha recibido, yo tambin te recibo. 15. Tal fue mi ingreso. Sin embargo, por varias razones, mas de un ao tuve q ue estar en el mundo, en casa de esta piadosa seora [13], pero no volv ya a mi casa. Cuando [sali] a mi encuentro la Madre Superiora [12], la actual Madre Gen Micaela, tras una breve conversacin, me orden ir al Dueo de la casa y preguntarle si me reciba. En seguida comprend que deba preguntar al Seor Jess Entonces o esas palabras: convento. Ve inmediatamente a Varsovia, all entrars en un

Me levant de la oracin, fui a casa y solucion las cosas necesa

En aquella poca tuve que luchar contra muchas dificultades, sin embargo Di os no me escatimaba en su gracia. Mi aoranza de Dios se hacia cada vez ms grande . Esta seora, aunque muy piadosa, no comprenda la felicidad que da la vida Consagrada y en su bondad, empez a proyectarme otros planes de vida, pero yo Senta que tena un corazn tan grande que nada poda llenarlo. 16 Entonces, me dirig a Dios con toda mi alma sedienta de El. Eso [fue] dur ante la Octava de Corpus Cristi [14]. Dios llen mi alma con la luz interior para que lo conociera ms profundamente como el bien y la belleza supremos. Comprend cunto Dios me amaba. Es eterno Su amor hacia m. Eso fue durante las vsperas. Con las palabras sencillas que brotaban del corazn, hice a Dios (6) el voto de ca stidad perpetua. A partir de aquel momento sent una mayor intimidad con Dios, mi Esposo. En aquel momento hice una celdita en mi corazn donde siempre me encontr aba con Jess. 16 Por fin, lleg el momento cuando se abri para m la puerta del convento. Eso fue el primero de agosto [15], al anochecer, en vsperas de la fiesta de la Madre de Dios de los ngeles. Me senta sumamente feliz, me pareci que entre en la vida d el paraso. De mi corazn broto una sola oracin, la de accin de gracias. 17 Sin embargo, tres semanas despus vi que aqu haba muy poco tiempo para la or acin y que muchas otras cosas me empujaban interiormente a entrar en un convento de regla ms estricta. Esta idea se clav en mi alma, pero no haba en ella la volunt ad de Dios. No obstante, la idea, es decir la tentacin, se hacia cada vez mas fu erte hasta que un da decid hablar con la Madre Superiora y salir decididamente. P ero Dios gui las circunstancias de tal modo que no pude hablar con la Madre Super iora [16]. Antes de acostarme, entr en una pequea capilla [17] y ped a Jess la luz en esta cuestin, pero no recib nada en el alma, solo me lleno una extraa inquietud que no llegaba a comprender. A pesar de todo decid que a la maana siguiente, desp us de la Santa Misa, le comunicara a la Madre Superiora de mi decisin.

18 Volv a la celda, las hermanas estaban ya acostadas y la luz apagada. No sabia que Hacer [conmigo]. Me tir al suelo y empec a rezar con fervor para conoc er la voluntad de Dios. En todas partes haba un silencio como en el tabernculo. Todas las hermanas como las hostias blancas, descansan encerradas en el cliz de J ess, y solamente desde mi celda Dios oye el gemido de mi alma. No sabia que desp us de las nueve, sin autorizacin no estaba permitido rezar en las celdas [18]. De spus de un momento, en mi celda se hizo luz y en la cortina vi. el rostro muy dol orido del Seor Jess. Haba llagas abiertas en todo el rostro y dos grandes lgrimas c aan en la sobrecama. Sin saber lo que todo eso significaba, pregunte a Jess: Jess , Quin te ha causado tanto dolor? Y Jess contest: T Me vas a herir dolorosamente si sales de este convento. Te llam aqu y no a otro lugar y te tengo preparadas mucha s gracias. Ped perdn al Seor Jess e inmediatamente cambi la decisin que haba tomado. (7) Al da siguiente fue da de confesin. Cont todo lo que haba ocurrido en mi alma , y el confesor [19] me contest que haba en ello una clara voluntad de Dios que de ba quedarme [en] esta Congregacin y que ni siquiera poda pensar en otro convento. A partir de aquel momento me siento siempre feliz y contenta. 19 Poco despus me enferme [20]. La querida Madre Superiora me mando de vaca ciones junto con otras dos hermanas [21] a Skolimw, muy cerquita de Varsovia. En aquel tiempo le pregunt a Jess: Por quien debo rezar todava? Me contest que la noc he siguiente me hara conocer por quien deba rezar. Vi al ngel de la Guarda que me dijo seguirlo. En un momento me encontr en un luga

r nebuloso, lleno de fuego y haba all una multitud de almas sufrientes. Estas alm as estaban orando con gran fervor, pero sin eficacia para ellas mismas, solo nos otros podemos ayudarlas. Las llamas que las quemaban, a mi no me tocaban. Mi ng el de la Guarda no me abandon ni por un solo momento. Pregunt a estas almas Cul era su mayor tormento? Y me contestaron unnimemente que su mayor tormento era la aor anza de Dios, Vi a la Madre de Dios que visitaba a las almas en el Purgatorio, L as almas llaman a Maria La Estrella del Mar. Ella les trae alivio. Deseaba habla r ms con ellas, sin embargo mi ngel de la Guarda me hizo sea de salir. Salimos de esa crcel de sufrimiento. [O una voz interior que me dijo: Mi misericordia no l o desea, pero la justicia lo exige. A partir de aquel momento me uno ms estrech amente a las almas sufrientes. 20 Fin del postulantazo [29 IV 1926]. Las Superioras [22] me mandaron al n oviciado a Cracovia. Una alegra inimaginable reinaba en mi alma. Cuando llegamo s al noviciado [23], la hermana [24] estaba muriendo. Unos das despus vino la her mana .. y me mand ir a la Madre Maestra [25] y decirle que su confesor, Padre Rosp ond [26] celebrara en su intencin una Santa Misa y tres jaculatorias. Al princip io consent, pero al da siguiente pens que no ira a la Madre Maestra, porque no enten da bien si haba sido un sueo o (8) realidad. Y no fue. La noche siguiente se repi ti lo mismo pero ms claramente, no lo dudaba. No obstante a la maana siguiente dec id no decirlo a la Maestra. Se lo dira slo cuando la viera durante el da. Un momen to despus la encontr en el pasillo [a aquella hermana fallecida], me reprochaba [q ue] no haba ido en seguida y mi alma se llen de gran inquietud. Entonces fui inme diatamente a hablar con la Madre Maestra y le cont todo lo que haba sucedido. La Madre dijo que ella lo arreglara. En seguida la paz volvi a mi alma y tres das des pus aquella hermana vino y me dijo: Dios se lo pague. 21 Durante la toma de hbito [27] Dios me dio a conocer lo mucho que iba a su frir. Vi claramente a que me estaba comprometiendo. Fue un minuto de ese sufri miento. Dios volvi a colmar mi alma con muchos consuelos. 22 Al final del primer ao de noviciado, en mi alma empez a oscurecer. No sen ta ningn consuelo en la oracin, la meditacin venia con gran esfuerzo, el miedo empez a apoderarse de m. Penetr ms profundamente en mi interior y lo nico que vi. fue una gran miseria. Vi tambin claramente la gran santidad de Dios, no me atreva a leva ntar los ojos hacia El, pero me postr como polvo a sus pies y mendigu su misericor dia. Pasaron casi seis meses y el estado de mi alma no cambi nada. Nuestra quer ida Madre Maestra [28] me daba nimo [en] esos momentos difciles. Sin embargo este sufrimiento aumentaba cada vez ms y ms. Se acercaba el segundo ao del noviciado. Cuando pensaba que deba hacer los votos, mi alma se estremeca. No entenda lo que lea, no poda meditar. Me pareca que mi oracin no agradaba a Dios. Cuando me acerca ba a los santos sacramentos me pareca que ofenda aun ms a Dios. Sin embargo el con fesor [29] no me permiti omitir ni una sola Santa Comunin. Dios actuaba en mi alm a de modo singular. No entenda absolutamente nada de lo que me deca el confesor. Las sencillas verdades de la fe se hacan incomprensibles, mi alma sufra sin poder encontrar satisfaccin en alguna parte.(9) Hubo un momento en que me vino una fu erte idea de que era rechazada por Dios. Esta terrible idea atraves mi alma por completo. En este sufrimiento mi alma empez a agonizar. Quera morir pero no poda . Me vino la idea de a qu pretender las virtudes? Para qu mortificarme si todo es desagradable a Dios? Al decirlo a la Madre Maestra, recib la siguiente respuesta : Debe saber, hermana, que Dios la destina para una gran santidad. Es una seal que Dios la quiere tener en el cielo, muy cerca de s mismo. Hermana, confi mucho en el Seor Jess. Esta terrible idea de ser rechazados por Dios, es un tormento que en realidad su fren los condenados. Recurra a las heridas de Jess, repeta las palabras de confian za, sin embargo esas palabras se hacan un tormento an ms grande. Me present delant e del Santsimo Sacramento y empec a decir a Jess: Jess, Tu has dicho que antes una m

adre olvide a su nio recin nacido que Dios olvide a su criatura, y aunque ella olv ide, Yo, Dios, no olvidar a Mi criatura. Oyes, Jess, Cmo gime mi alma? Dgnate or los gemidos dolorosos de Tu nia. En Ti confo, oh Dios, porque el cielo y la tierra p asarn, pero Tu Palabra perdura eternamente. No obstante, no encontr alivio ni por un instante. 23 Un da, al despertarme, mientras me pona en la presencia de Dios, empez a in vadirme la desesperacin. La oscuridad total del alma. Luch cuanto pude hasta el medio da. En las horas de la tarde empezaron a apoderarse de m los temores verdad eramente mortales, las fuerzas fsicas empezaron a abandonarme. Entr apresuradamen te en la celda y me puse de rodillas delante del crucifijo y empec a implorar la misericordia. Sin embargo, Jess no oy mis llamamientos. Me sent despojada complet amente de las fuerzas fsicas, ca al suelo, la desesperacin se apoder de toda mi alma , sufr realmente las penas infernales, que no difieren en nada de las del infiern o. En tal estado permanec durante tres cuartos de hora. Quise ir a la Maestra p ero no tuve fuerzas. Quise llamar, la voz me falt, pero, felizmente, en la celda entr una de las hermanas [30]. Al verme en el estado tan extrao, en seguida avis o a la Maestra. La Madre vino en seguida. Al entrar en la celda dijo estas pal abras: En nombre de la santa obediencia [31], levntese del suelo. Inmediatament e alguna fuerza me levant del suelo y me puse de pie junto a la querida Maestra. (10) En una conversacin cordial me explic que era una prueba de Dios, Hermana, t enga una gran confianza, Dios es siempre Padre aunque somete a pruebas. Volv a m is deberes como si me hubiera levantado de la tumba. Los sentidos impregnados d e lo que mi alma haba experimentado. Durante el oficio vespertino mi alma empez a agonizar en una terrible oscuridad; sent que estaba bajo el poder de Dios Justo y que era objeto de su desdn. En esos terribles momentos dije a Dios: Jess que en el Evangelio Te comparas a la ms tierna de las madres, confo en Tus palabras, por que T eres la Verdad y la Vida. Jess confo en Ti contra toda esperanza, contra tod o sentimiento que esta dentro de m y es contrario a la esperanza. Haz conmigo lo que quieras, no me alejare de Ti, porque T eres la fuente de mi vida. Lo terrible que es este tormento del alma, solamente lo puede entender quien experiment momentos semejantes. 24 Durante la noche me visit la Madre de Dios con el Nio Jess en los brazos. La alegra llen mi alma y dije: Mara, Madre ma, sabes cunto sufro? Y la Madre de Dios me contest: Yo s cunto sufres, pero no tengas miedo, porque yo comparto contigo tu sufrimiento y siempre lo compartir. Sonri cordialmente y desapareci. En seguida m i alma se llen de fuerza y de gran valor. Sin embargo eso dur apenas un da. Como si el infierno se hubiera conjurado contra m. Un gran odio empez a irrumpir [en] mi alma, el odio hacia todo lo santo y divino. Me pareca que esos tormentos del alma iban a formar parte de mi existencia por siempre. Me dirig al Santsimo Sacra mento y dije a Jess: Jess, Amado de mi alma, no ves que mi alma est muriendo anhelndo te? Cmo puedes ocultarte tanto a un corazn que Te ama con tanta sinceridad? Perdna me, Jess, que se haga en mi Tu voluntad. Voy a sufrir en silencio como una palom a, sin quejarme. No permitir a mi corazn ni un solo gemido. 25 Final del noviciado. El sufrimiento no disminuy nada. El debilitamiento fsico, exencin de todos los ejercicios espirituales [32], es decir, la sustit ucin de los mismos por jaculatorias [33]. El Viernes Santo [34], Jess lleva mi co razn al ardor mismo del amor. Eso fue durante la adoracin vespertina. De inmedia ta me penetr la presencia de Dios. Me olvid de todo. Jess me hizo conocer cuanto ha sufrido (11) por m. Eso dur muy poco tiempo. Una aoranza tremenda. El deseo d e amar a Dios. 26 Los primeros votos [35]. Un ardiente deseo de anonadarme por Dios media nte el amor activo, pero inadvertido incluso para las hermanas ms cercanas. Despus de los votos, la oscuridad rein en mi alma todava durante casi seis meses. Durante la oracin Jess penetr toda mi alma. La oscuridad cedi. En el alma o esas p alabras: T eres Mi alegra, t eres el deleite de Mi Corazn. A partir de aquel momen

to sent en el corazn, es decir dentro de m, a la Santsima Trinidad. De modo sensibl e, me senta inundada por la luz divina. Desde aquel momento mi alma est en la com unin con Dios, como el nio con su querido padre. 28 En algn momento Jess me dijo: Ve a la Madre Superiora [36] y dile que te perm ita llevar el cilicio [37] durante siete das, y durante la noche te levantars una vez y vendrs a la capilla. Contest que s, pero tuve cierta dificultad en hablar c on la Superiora. Por la noche Jess me pregunt: Hasta cuando lo vas a aplazar? D ecid decirlo a la Madre Superiora durante el primer encuentro. Al da siguiente, a ntes del medio da, vi. que la Madre Superiora iba al refectorio y como la cocina, el refectorio y la habitacin de Sor Luisa estn casi contiguas, entonces invite a la Madre Superiora a la habitacin de Sor Luisa y le comunique lo que el Seor Jess s olicitaba. La Madre Superiora me contest: No le permito llevar ningn cilicio. En absoluto. Si el Seor Jess le da la fuerza de un gigante, yo le permitir estas m ortificaciones. Me disculp con la Madre por haberle ocupado el tiempo y sal de la habitacin. Entonces vi. al Seor Jess en la puerta de la cocina y dije al Seor: Me mandas ir a pedir estas mortificaciones y la Madre Superiora no quiere permitrme las. Entonces Jess me dijo: Estuve aqu durante la conversacin con la Superiora y s todo. No exijo tus mortificaciones, sino la obediencia. Con ella Me das una gran gloria y adquieres mritos para ti. 29 Al saber una de las Madres, de mi relacin tan estrecha con el Seor Jess, di jo que era una ilusa. Me dijo: Jess mantiene esas relaciones con los santos y no con las almas pecadoras como la suya, hermana. (12) Desde aquel momento era c omo si yo desconfiara de Jess. Durante una conversacin matutina dije a Jess: Jess, n o eres Tu una ilusin? Jess me contesto: Mi amor no desilusiona a nadie. 30 Una vez, estaba yo reflexionando sobre la Santsima Trinidad, sobre la es encia divina. Quera penetrar y conocer necesariamente, quin era este Dios En un i nstante mi espritu fue llevado como al otro mundo, vi un resplandor inaccesible y en l como tres fuentes de claridad que no llegaba a comprender. De este resplan dor salan palabras en formas de rayos y rodeaban el cielo y la tierra. No enten d nada de ello, me entristec mucho. De repente del mar del resplandor inaccesible , sali nuestro amado Salvador de una belleza inconcebible, con las llagas resplan decientes. Y de aquel resplandor se oy la voz: Quin es Dios en su esencia, nadie lo sabr, ni una mente anglica ni humana. Jess me dijo: Trata de conocer a Dios a t ravs de meditar sus atributos. Tras un instante, Jess traz con la mano la seal de la cruz y desapareci. 31 + Una vez vi. una multitud de gente en nuestra capilla y delante de ella , y en la calle por no caber dentro [38]. La capilla estaba adornaba para una s olemnidad. Cerca del altar haba muchos eclesisticos, adems de nuestras hermanas y las de muchas otras Congregaciones. Todos estaban esperando a la persona que de ba ocupar lugar en el alter. De repente o una voz de que era yo quien iba a ocupa r lugar en el altar. Pero en cuanto Sal de la habitacin, es decir del pasillo, pa ra cruzar el patio e ir a la capilla siguiendo la voz que me llamaba, todas las p4rsonas empezaron a tirar contra m lo que podan: lodo, piedras, arena, escobas. Al primer momento vacil si avanzar o no, pero la voz me llamaba aun con ms fuerza y a pesar de todo comenc a avanzar con valor. Cuando cruc el umbral de la capilla , las Superioras, las hermanas y las alumnas [39] e incluso los Padres empezaron a golpearme con lo que podan, as que, queriendo o no, tuve que subir rpido al luga r destinado en el altar. En cuanto ocup el lugar destinado, (13) la misma gente y las alumnas, y las herma nas, y las Superioras, y los Padres, todos empezaron a alargar las manos y a ped ir gracias. Yo no les guardaba resentimiento por haber arrojado contra m todas e sas cosas, y al contrario tena un amor especial a las personas que me obligaron a subir con ms prisa al lugar del destino. En aquel momento una felicidad inconce bible inund mi alma y o esas palabras: Haz lo que quieras, distribuye gracias como quieras, a quien quieras y cuando quieras. La visin desapareci enseguida.

32 Una vez o estas palabras: Ve a la Superiora y pide que te permita hacer todos los das una hora de adoracin durante 9 das; [en] esta adora cin intenta unir tu oracin con Mi Madre. Reza con todo corazn en unin con Mara, tamb in trata de hacer el Va Crucis en este tiempo. Recib el permiso, pero no para una hora entera, sino para el tiempo que me permitan los deberes. 33 Deba hacer aquella noven por intencin de mi patria. En el sptimo da de la novena vi a la Madre de Dios entre el cielo y la tierra, con una tnica clara. R ezaba con las manos junto al pecho, mirando hacia el cielo. De su corazn salan ra yos de fuego, algunos se dirigan al cielo y otros cubran nuestra tierra. 34 Cuando cont algunas de estas cosas al confesor [40], me dijo que podan ven ir verdaderamente de Dios, pero tambin podan ser ilusiones. Como se trasladaba a menudo, no tena a un confesor permanente, adems tena una dificultad increble [en] ex plicar estas cosas. Rezaba con ardor que Dios me diera esta enorme gracia de te ner al director espiritual. La recib solo despus de los votos perpetuos, cuando f ui a Vilna. Es el Padre Sopocko [41]. Dios me permiti conocerlo primero interio rmente, antes de venir a Vilna [42]. 35 Oh, si hubiera tenido al director espiritual desde el principio, no hub iera malgastado tantas gracias de Dios. El confesor puede ayudar mucho al alma, pero tambin puede destruir mucho. Oh, como los confesores deben prestar atencin a la actuacin de la gracia de Dios en las almas de sus penitentes. Es una cuestin de gran importancia. De las gracias que hay en el alma se puede conocer su est recha relacin con Dios. 36 (14) Una vez fui llamada al juicio de Dios. Me present delante del Seor, a solas. Jess se vea como durante la Pasin. Despus de un momento, estas heridas de saparecieron y quedaron slo cinco: en las manos, en los pies y en el costado. In mediatamente vi. todo el estado de mi alma tal y como Dios la ve. Vi claramente todo lo que no agrada a Dios. No saba que hay que rendir cuentas ante el Seor, i ncluso de las faltas ms pequeas. Que momento! Quin podr describirlo? Presentarse de lante del tres veces Santo, Jess me pregunt: Quin eres? Contest: Soy Tu sierva, Seor . Tienes la deuda de un da de fuego en el Purgatorio. Quise arrojarme inmediat amente a las llamas del fuego del Purgatorio, pero Jess me detuvo y dijo: Qu prefi eres, sufrir ahora durante un da o durante un breve tiempo en la tierra? Contest: Jess, quiero sufrir en el Purgatorio y quiero sufrir en la tierra los ms grande s tormentos aunque sea hasta el fin del mundo. Jess dijo: Es suficiente una cos a. Bajars a la tierra y sufrirs mucho, pero durante poco tiempo y cumplirs Mi volu ntad y Mis deseos. Un fiel siervo Mo te ayudar a cumplirla. Ahora, pon la cabeza sobre Mi pecho, sobre Mi Corazn y de l toma fuerza y fortalez a para todos los sufrimientos, porque no encontrars alivio ni ayuda ni consuelo e n ninguna otra parte. Debes saber, que vas a sufrir mucho, mucho, pero que esto no te asuste. Yo estoy contigo. 37 Poco despus de ese [suceso] me enferm [43]. Las dolencias fsicas fueron pa ra m una escuela de paciencia. Slo Jess sabe cuantos esfuerzos de voluntad tuve qu e hacer para cumplir los deberes [44]. 38 Jess, cuando quiere purificar un alma, utiliza los instrumentos que l quie re. Mi alma se siente completamente abandonada por las criaturas. A veces la i ntencin ms pura es interpretada mal por las hermanas [45]. Este sufrimiento es mu y doloroso, pero Dios lo admite y hay que aceptarlo, ya que a travs de ellos nos hacemos ms semejantes a Jess. Durante mucho tiempo no pude [comprender] una cosa, a saber, por qu Jess me mando informar de todo a las Superioras? Y las Superioras no crean en mis palabras, manifestndome compasin como si estuviera bajo la influe ncia de la ilusin o la imaginacin. Debido a que [tema] que estaba en ilusin, decid evitar a Dios dentro de m, temiendo las ilusiones. (15) Sin embargo la gracia de Dios me persegua a cada paso. Y c

uando menos lo esperaba, Dios me hablaba. 39 + Un da Jess me dijo que iba a castigar una ciudad, que es la mas bonita d e nuestra patria. El castigo iba a ser igual a aquel con el cual Dios castig a S odoma y Gomorra. Vi la gran ira de Dios y un escalofri traspas mi corazn. Rogu en silencio. Un momento despus Jess me dijo: Nia Ma, durante el sacrificio, nete estrec hamente Conmigo y ofrece al Padre Celestial Mi Sangre y Mis Llagas como propicia cin de los pecados de esta ciudad. Reptelo ininterrumpidamente durante toda la Sa nta Misa. Hazlo durante siete das. Al sptimo da vi. a Jess en una nube clara y me puse a pedir que Jess mirara aquella ciudad y todo nuestro pas. Jess mir con bondad . Al ver la benevolencia de Jess empec a rogarle por la bendicin. De repente Jess dijo: Por ti bendigo al pas entero. Y con la mano hizo una gran seal de la cruz e ncima de nuestra patria. Al ver la bondad de Dios, una gran alegra llen mi alma. 40 +El ao 1929. Una vez durante la Santa Misa sent la cercana de Dios de un m odo muy particular, a pesar de que me defenda de Dios y le daba la espalda. A ve ces rehua de Dios porque no quera ser victima del espritu maligno, dado que ms de un a vez me haban dicho que lo era. Esta incertidumbre dur mucho tiempo. Durante la Santa Misa, antes de la Santa Comunin, tuvo lugar la renovacin de los votos [46]. Al levantarnos de los reclinatorios empezamos a repetir la formula de los voto s y de repente, el Seor Jess se puso a mi lado, vestido con una tnica blanca, ceido con un cinturn de oro y me dijo: Te concedo el amor eterno para que tu pureza sea intacta y para confirmar que nunca experimentaras tentaciones impuras. Jess se quit el cinturn de oro y ci con l mis caderas. Desde entonces no experimento ninguna s turbaciones contrarias a la virtud, ni en el corazn ni en la mente. Despus comp rend que era una de las gracias ms grandes que la Santsima Virgen Maria obtuvo para m, ya que durante muchos aos le haba suplicado recibirla. A partir de aquel momen to tengo mayor devocin a la Madre de Dios. Ella me ha enseado a amar interiorment e a Dios y cmo cumplir su santa voluntad en todo. Maria, Tu eres la alegra, porqu e por medio de Ti, Dios descendi a la tierra [y] a mi corazn. 41 (16) Una vez vi. a un siervo de Dios en el peligro del pecado grave que iba a ser cometido un momento despus. Empec a pedir a Dios que me cargara con tod os los tormentos del infierno, todos los sufrimientos que quisiera, pero que lib erase a ese sacerdote y lo alejara del peligro de cometer el pecado. Jess escuch mi splica y en un momento sent en la cabeza la corona de espinas. Las espinas de la corona penetraron hasta mi cerebro. Esto dur tres horas. El siervo de Dios f ue liberado de aquel pecado y Dios fortaleci su alma con una gracia especial. 42 + En un momento, el da de la Navidad, siento que me envuelve la omnipoten cia, la presencia de Dios. Otra vez evito dentro de m el encuentro con el Seor. Ped a la Madre Superiora el permiso de ir a Jzefinek [47], [para] visitar a las herm anas. La Madre Superiora nos di el permiso y una vez terminado el almuerzo, empe zamos a prepararnos. Las hermanas ya me estaban esperando en la puerta. Fui co rriendo a la celda a buscar la capita, en el umbral vi. al Seor Jess quien me dijo estas palabras: Ve, pero Yo Me tomo tu corazn. De pronto sent que no tena corazn el pecho. Como las hermanas me llamaron la atencin de que deba darme prisa porque ya era tarde, en seguida me fui con ellas. Pero un gran descontento empez a mol estarme. Una aoranza penetr mi alma, sin embargo, nadie, excepto Dios, saba lo que haba pasado en mi alma. Tras pasar apenas un momento en Jzefinek, dije a las hermanas: Volvamos a casa. L as hermanas pidieron un pequeo descanso, sin embargo mi espritu no llegaba a calma rse. Les expliqu que tenamos que volver a casa antes de que oscureciera y haba un buen trecho de camino por hacer, y regresamos a casa en seguida. Cuando la Madr e Superiora nos encontr en el pasillo, me pregunt: No han salido todava o ya estn d e vuelta? Contest que ya habamos regresado porque no quera volver de noche. Me qu it la capita e inmediatamente fui a la capilla. En cuanto entr, Jess me dijo: Ve a decir a la Madre Superiora que no has vuelto para estar en casa antes del anoch ecer, sino porque te he quitado el corazn. Aunque me cost mucho, fui (17) a ver a la Madre Superiora y le expliqu sinceramente el motivo por el cual haba vuelto ta n pronto y ped perdn al Seor por todo lo que no le agrada. En aquel momento Jess in und mi alma de gran alegra. Entend que no hay satisfaccin fuera de Dios.

43 Una vez vi a dos hermanas que iban a entrar en el infierno. Un dolor in expresable me rasg el alma; ped a Dios por ellas, y Jess me dijo: Ve a decir a la M adre Superiora que estas dos hermanas estn en ocasin de cometer un pecado grave. Al da siguiente se lo dije a la Superiora. Una de ellas ya se haba arrepentido y se encontraba en estado de fervor y la otra aun estaba [en] un gran combate. 44 Un da Jess me dijo: Abandonar esta casa .. porque hay cosas que no Me gusta n en ella. Y la Hostia del tabernculo y descans en mis manos y yo [con] alegra L a coloqu en el tabernculo. Eso se repiti otra vez y yo hice con Ella lo mismo, sin embargo [eso] se repiti la tercera vez y la Hostia se transform en el Seor Jess viv o, y Jess me dijo: No Me quedar aqu ms tiempo. De repente, en mi alma se despert un inmenso amor a Jess y dije: Yo no Te dejar ir de esta casa Jess. Y Jess desapareci nuevamente y la Hostia descans en mis manos. Otra vez La puse en el cliz y La enc err en el tabernculo. Y Jess se qued con nosotras. Durante tres das trate de hacer la adoracin reparadora. 45 Una vez me dijo Jess: Dile a La Madre General que en esta casa sucede ta l cosa que no Me gusta y que Me ofende mucho. No le dije inmediatamente, pero l a inquietud que Dios me infundi no me permiti esperar mas y no tard nada en escribi r a la Madre General y la paz entr en mi alma. 46 A menudo sent la Pasin del Seor Jess en mi cuerpo; aunque esto fue invisibl e, me alegro de eso, porque Jess quiere que sea as. Eso dur muy poco tiempo. Esto s sufrimientos incendiaban mi alma con un fuego de amor hacia Dios y hacia las a lmas inmortales. El amor soportar todo, el amor continuar despus de la muerte, el amor no teme nada. (18) + 1931, 22 de febrero 47 Al anochecer, estando en mi celda, vi al Seor Jess vestido con una tnica bl anca. Tena una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la tnica sobre e l pecho. De la abertura de la tnica en el pecho, salan dos grandes rayos: uno roj o y otro plido. En silencio, atentamente miraba al Seor, mi alma estaba llena del temor, pero tambin de una gran alegra. Despus de un momento, Jess me dijo: Pinta una imagen segn el modelo que vez, y firma*: Jess, en Ti confo. Deseo que esta ima gen sea venerada primero en su capilla y [luego] en el mundo entero. 48 Prometo que el alma que venera esta imagen no perecer. Tambin prometo, ya aqu en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte. Yo Mismo la defender como Mi gloria. 49 Cuando le dije al confesor [48] recib como respuesta que eso se refera a mi alma. Me dijo: Pinta la imagen de Dios en tu alma. Cuando sal del confesion ario, o nuevamente estas palabras: Mi imagen est en tu alma. Deseo que haya una Fiesta de la Misericordia. Quiero que esta imagen que pintars con el pincel, sea bendecida con solemnidad el primer domingo despus de la Pascua de Resurreccin; es e domingo deber ser la Fiesta de la Misericordia. 50 + Deseo que los sacerdotes proclamen esta gran misericordia que tengo a las almas pecadoras. Que el pecador no tenga miedo de acercase a Mi. Me quema n las llamas de la misericordia, deseo derramarlas sobre las almas humanas. Jess se quej conmigo con estas palabras: La desconfianza de las almas desgarra Mi s entraas. An mas Me duele la desconfianza de las almas elegidas; a pesar de Mi a mor inagotable no confan en M. Ni siquiera Mi muerte ha sido suficiente para ella s. Ay de las almas que abusen de ella! 51 (19) Cuando dije a la Madre Superiora [49] lo que Dios me peda, me conte st que Jess deba explicarlo ms claramente a travs de alguna seal. Cuando ped al Seor Jess alguna seal como prueba de que verdaderamente l era Dios y Seo r mo y de que de l venan estas peticiones, entonces dentro de m o esta voz: Lo har co nocer a las Superioras a travs de las gracias que conceder por medio de esta image

n. 52 Cuando quise liberarme de estas inspiraciones, Dios me dijo que en el da del juicio exigira de m un gran nmero de almas. Una vez, cansadsima por las mltiples dificultades que tenia por el hecho de que Je ss me hablaba y exiga que fuese pintada la imagen, decid firmemente, antes de los v otos perpetuos, pedir al Padre Andrasz [50] que me dispensara de estas inspiraci ones interiores y de la obligacin de pintar la imagen. Al escuchar la confesin, e l Padre Andrasz me dio la siguiente respuesta: No la dispenso de nada, hermana y no le est permitido sustraerse a estas inspiraciones interiores, sino que debe d ecir todo al confesor, eso es necesario, absolutamente necesario, porque de lo c ontrario se desviar a pesar de estas grandes gracias del Seor. De momento usted s e confiesa conmigo, pero ha de saber que debe tener un confesor permanente, es d ecir un director espiritual. * Jess exiga que la imagen llevase, como firma, y no como inscripcin estas palabras : Jess, en Ti confo. 53 el tormento de no tener al confesor permanente. Si durante algn tiempo me confieso [con alguno], no puedo descubrir mi alma delante de l en cuanto a las g racias; es la causa de un dolor inexpresable. Le pido a Jess que conceda estas gr acias a otra persona, porque yo no s aprovecharlas y solamente las malgasto. Jess, t en compasin de mi, no me encomiendes cosas tan grandes, ves que soy un puad o de polvo intil. Sin embargo, la bondad de Jess no tiene lmites, me prometi u na ayuda visible en la tierra y [la] recib poco despus (20) en Vilna. En e l Padre Sopocko reconoc esa ayuda de Dios. Le haba conocido en una visin interio r Antes de llegar a Vilna. Un da lo vi. en nuestra capilla entre el alta r y el confesionario. De repente en mi alma o una voz: He aqu la ayuda visibl e para ti en la tierra. l te ayudar cumplir Mi voluntad en la tierra. 54 y toda Clase de fantasmas. Si eres mi Seor, Te pido, bendceme. De repente, Jess hizo Una gran seal de la cruz encima de mi, y yo me santig. Cuando ped perdn a Jess por haberle hecho esa pregunta, Jess contesto que con esta pregunta no le Caus ningn disgusto y el Seor me dijo que mi confianza la agradaba mucho. 55 sino que 1933.+ Consejos espirituales que me dio el Padre Andrasz, S.J. Primero: Hermana, usted no debe evitar estas inspiraciones interiores, + Un da cansada de esas incertidumbres, pregunte a Jess: Jess, eres T mi Dios o eres un fantasma? Las Superioras me dicen que existen ilusiones Me aflig muchsimo. Pensaba poder liberarme de todo y haba pasado todo lo Contrario: una orden clara de seguir las demandas de Jess. Y otra vez

Debe decir siempre todo al confesor. Si usted reconoce que estas inspi raciones Interiores ataen, es decir son provechosas para su alma o para otras alm as, sgalas y no las descuide, sino que consltelas siempre con su confesor. Segundo: Si estas inspiraciones no concuerdan con la fe y con el esprit u de la Iglesia, se deben rechazar inmediatamente, porque vienen del espritu mal igno. Tercero: Si estas inspiraciones no se refieren a las almas en general, ni a su bien en Particular, no se preocupe mucho por ellas, hermana, y no les haga cas o en Absoluto. No obstante, no decida por s sola en esta materia, en este sentido o en otro, porque Puede desviarse a pesar de estas grandes gracias del Seor. Humildad, h umildad y Siempre humildad porque por nosotros mismos no podemos hacer nada. To do esto es solamente la gracia de Dios. Me dice que Dios exige mucha confianza de las almas, pues sea la prime ra en Mostrar esa confianza. Una palabra ms: Acepte todo esto con serenidad . (21) Las palabras de uno de los confesores [51]: Hermana, Dios est pre parndole muchas gracias especiales, pero procure que su vida sea pura como las lagrimas delante del Seor sin hacer caso a lo que puedan pensar de usted. Que l e baste Dios, Solo l. Al final del noviciado el confesor [52] me dijo estas palabras: Camin e por la vida Haciendo el bien para que yo pueda escribir en las pginas de su vida: Vivi Haciendo el bien; que Dios realice esto en usted, hermana. En otra oportunidad el confesor me dijo: Prtese delante del Seor como la viuda Del Evangelio que puso en la alcanca una monedita de poco valor; pero para Dios, sta pes mas que las grandes ofrendas de los dems. El otro da recib esta enseanza: Procure que quien trate con usted, se aleje feliz. Difunda a su alrededor la fragancia de la felicidad porque de Dios ha recibido mucho y por eso sea generosa con los dems. Que todos puedan alejarse de usted felices aunque hayan apenas rozado el borde de su tnica [53]. Recuerde bien las palabras que le estoy diciendo ahora. Otra vez me dijo estas palabras: Permita que el Seor empuje la barca de su vida a la profundidad insondable de la vida interior. Algunas palabras del coloquio con la Madre Maestra al final del noviciad o: Que su alma, hermana, se distinga particularmente por la sencillez y la humi ldad. Camine por la vida como una nia, siempre confiada, siempre llena de sencil lez y humildad, contenta de todo, feliz de todo. All donde otras almas se asuste n usted, hermana, pasa tranquilamente gracias a la sencillez y la humildad. Rec

uerde para toda la vida que como las aguas descienden de las montaas a los valles , las gracias del Seor descienden slo sobre las almas humildes. 56 Oh Dios mi, entiendo bien que exiges de mi la infancia espiritual, p orque me la Pides continuamente a travs de Tus representantes. (22) Los sufrimientos y contrariedades al inicio de la vida religiosa me haban

Asustado, me haban quitado el valor. Por eso rogaba continuamente que Jess me hic iera ms fuerte y me concediera el vigor de su Santo Espritu para poder cumplir en todo su santa voluntad ya que desde el comienzo conoca y conozco mi debilidad. S bien lo que soy por mi misma, porque Jess descubri a los ojos de mi alma todo el a bismo de mi miseria y por lo tanto me doy cuenta perfectamente que todo lo que h ay de bueno en mi alma es slo su santa gracia. El conocimiento de mi miseria me permite conocer al mismo tiempo el abismo de Tu misericordia. En mi vida interi or, con un ojo miro hacia el abismo de miseria y de bajeza que soy yo, y con el otro hacia el abismo de Tu misericordia, oh Dios. 57 Oh, mi Jess, Tu eres la vida de mi vida, Tu sabes bien que lo nico que des eo es la gloria de Tu nombre y que las almas conozcan Tu bondad. Por qu las almas Te evitan, oh Jess?, no lo entiendo. Oh si pudiera dividir mi corazn en partculas mnimas y ofrecerte, oh Jess, cada partcula como un corazn entero para compensarte, aunque parcialmente, por los corazones que no Te aman. Te amo, Jess, con cada go ta de mi sangre y la derramara voluntariamente por Ti para darte la prueba de mi amor sincero. Oh Dios, cuanto ms Te conozco tanto menos Te puedo entender, pero esa incapacidad de comprenderte me permite conocer lo grande que eres, oh Dios. Y esa incapacidad de comprenderte incendia mi corazn hacia Ti como una nueva lla ma, oh Seor. Desde el momento en que permitiste, oh Jess, sumergir la mirada de m i alma en Ti, descanso y no deseo nada ms. He encontrado mi destino en el moment o en que mi alma se sumergi en Ti, en el nico objeto de mi amor. Todo es nada en comparacin Contigo. Los sufrimientos, las contrariedades, las humillaciones, los fracasos, las sospechas que enfrento, son espinas que incendian mi amor hacia T i, Jess. Locos e irrealizables son mis anhelos. Deseo ocultarte que estoy sufriendo. No quiero ser recompensada jams por (23) mis esfuerzos y mis buenas obras. Oh Jess, Tu Mismo eres mi recompensa. Tu me bastas, oh Tesoro de mi corazn. Deseo compa rtir los sufrimientos del prjimo, esconder mis sufrimientos en mi corazn no solo a nte el prjimo, sino tambin ante Ti, oh Jess. El sufrimiento es una gran gracia. A travs del sufrimiento el alma se hace semej ante al Salvador, el amor se cristaliza en el sufrimiento. Cuanto ms grande es e l sufrimiento, tanto mas puro se hace el amor. 58 + Una noche vino a visitarme una de nuestras hermanas que haba muerto hac ia dos meses antes. Era una de las hermanas del primer coro. La vi en un estad o terrible. Toda en llamas, la cara dolorosamente torcida. [La visin] dur un bre ve instante y desapareci. Un escalofri traspas mi alma y aunque no sabia donde suf ra, en el purgatorio o en el infierno, no obstante redobl mis plegarias por ella. La noche siguiente vino de nuevo, pero la vi. en un estado aun ms espantoso, ent re llamas mas terribles, en su cara se notaba la desesperacin. Me sorprend mucho que despus de las plegarias que haba ofrecido por ella la vi. en un estado ms espan toso y pregunt: No te han ayudado nada mis rezos? Me contest que no le ayudaron na da mis rezos y que no le iban a ayudar. Pregunt: Y las oraciones que toda la Cong regacin ofreci por ti, tampoco te han ayudado? Me contest que nada. Aquellas orac iones fueron en provecho de otras almas. Y le dije: Si mis plegarias no te ayud an nada, hermana, te ruego que no vengas a verme. Y desapareci inmediatamente. Sin embargo yo no dej de rezar. Despus de algn tiempo volvi a visitarme de noche, p ero en un estado distinto. No estaba entre llamas como antes y su rostro era ra

diante, los ojos brillaban de alegra y me dijo que yo tenia el amor verdadero al prjimo, que muchas almas se aprovecharon de mis plegarias y me anim a no dejar de [interceder] por las almas que sufran en el purgatorio y me dijo que ella no iba a permanecer ya por mucho tiempo en el purgatorio. Los juicios de Dios son verda deramente misteriosos! 59 (24) 1933. Una vez o en mi alma esta voz: Haz una novena por la patria. La novena consistir en las letanas de todos los santos. Pide el permiso al con fesor. Durante la confesin siguiente obtuve el permiso y a la noche empec en seguida la n ovena. 60 Terminando las letanas vi. una gran claridad y en ella a Dios Padre. Ent re la luz y la Tierra vi a Jess clavado en la cruz de tal forma que Dios, deseando mirar hacia l a tierra, tenia que mirar a travs de las heridas de Jess. Y entend que Dios bendeca la tierra en consideracin a Jess. 61 Jess, Te agradezco por esta gran gracia, es decir por el confesor que Tu Mismo Te Dignaste elegirme y que me hiciste ver primero en una visin, antes de conocerlo [ personalmente] [54]. Cuando haba ido a confesarme con el Padre Andrasz, pensaba que iba a ser liberada de estas inspiraciones interiores. El Padre me contesto que no poda liberarme de ellas, y dijo: Ruegue hermana para [obtener] un director espiritual. Despus de una breve y ferviente plegaria vi. de nuevo al Padre Sopocko en nuestra capilla, entre el confesionario y el altar. En aquel tiempo me encontraba en C racovia. Fueron estas dos visiones que me fortalecieron en el espritu, tanto mas que lo encontr tal cual lo haba visto en las visiones, tanto en Varsovia durante la tercera probacin [55], como en Cracovia. Te agradezco, Jess, por esta gran gr acia. Ahora tiemblo cuando oigo, a veces, a un alma diciendo que no tiene confesor, es decir director espiritual, porque s que graves daos tuve yo cuando no tena esta ay uda. Sin el director espiritual es fcil desviarse del camino. 62 Oh vida gris y montona, cuantos tesoros encierras! Ninguna hora se parece a la otra, pues la tristeza y la monotona desaparecen cuando miro todo con los o jos de la fe. La gracia que hay para m en esta hora no se repetir en la hora sigu iente. Me ser dada en la hora siguiente, pero no ser ya la misma. El tiempo pasa y no vuelve nunca. Lo que contiene en si, no cambiaria jams; lo sella con el se llo para la eternidad. 63 (25) + El Padre Sopocko debe ser muy amado por el Seor. Lo digo porque pude comprobar cuanto Dios se preocupa por l en ciertos momentos; al ver esto es toy enormemente contenta de que el Seor tenga tales elegidos. 1928. Excursin a Kalwaria [56].

64 Haba venido a Vilna por dos meses para sustituir a una hermana [57] que haba ido a la tercera probacin, pero permanec algo ms de dos meses. Un da la Madre Superiora [58], deseando complacerme, me dio el permiso de ir, en compaa de otra h ermana [59], a Kalwaria para hacer el llamado paseo de los caminitos.Me alegr mucho . Debamos ir en barco, a pesar de que estaba tan cerca, pero tal fue el deseo de la Madre Superiora. Por la noche me dijo Jess: Yo deseo que te quedes en casa. Contest: Jess, ya todo esta preparado, debemos salir por la maana, Qu voy a hacer ahora? Y el Seor me contest: Esta excursin causara dao a tu alma. Contest a Jess: T puedes siempre remediarlo, dispn las circunstancias de tal forma que se haga Tu v oluntad. En ese momento se oy la campanilla para el descanso. Con una mirada sa lud a Jess y fui a la celda.

Por la maana haca un da hermoso, mi compaera se alegraba [pensando] que tendramos una gran satisfaccin, que podramos visitar todo, pero yo estaba seguro de que no sald ramos, aunque hasta el momento no haba ningn obstculo que nos lo impidiera. Primero debamos recibir la Santa Comunin y salir en seguida despus del agradecimien to. De repente, durante la Santa Comunin, la esplendida maana que hacia, cambi com pletamente. Sin saber de donde, vinieron las nubes y cubrieron todo el cielo, y empez una lluvia torrencial. Todos se extraaban, ya que en un da tan bello Quin poda esperar la lluvia, y que cambiara as en tan poco tiempo? (26) La Madre Superiora me dice: Cuanto siento que ustedes, hermanas, no pue den ir. Contest: Querida Madre, no importa que no podamos ir, la voluntad de Di os es que nos quedemos en casa. Sin embargo nadie saba que era un claro deseo de Jess que me quedara en casa. Pas todo el da en el recogimiento y la meditacin; agr adec al Seor por haberme hecho quedar en casa. En aquel da Dios me concedi muchas c onsolaciones celestiales. 65 Un da en el noviciado, cuando la Madre Maestra me haba destinado a la coci na de las nias, me aflig mucho por no estar en condiciones de cargar con las ollas que eran enormes. Lo mas difcil para mi era escurrir las papas, a veces caa la m itad de ellas. Cuando lo dije a la Madre Maestra me contest que poco a poco me a costumbrara y adquirira prctica. No obstante esta dificultad no desapareca ya que m is fuerzas iban disminuyendo cada da y debido a la falta de fuerzas me apartaba c uando venia el momento de escurrir las papas. Las hermanas se dieron cuenta de que evitaba ese trabajo y se extraaban muchsimo; no saban que no poda ayudarles a pe sar de empearme con todo fervor y sin ningn cuidado para mi misma. Al medioda, dur ante el examen de conciencia me quej al Seor por la falta de fuerzas. De repente o en el alma estas palabras: A partir de hoy te resultar muy fcil. Aumentar tus fu erzas. Por la noche, cuando vino el momento de escurrir las papas corr la prime ra, confiada en las palabras del Seor. Cog la olla con facilidad y las escurr bast ante bien. Pero cuando quit la tapadera para hacer salir el vapor, en vez de pap as vi en la olla ramilletes de rosas rojas, tan bellas que es difcil describirlas . Jams haba visto semejantes. Me qued sorprendida sin entender su significado, pe ro en aquel momento o una voz en mi alma: Tu pesado trabajo lo transformo en ram illetes de las flores ms bellas y su perfume sube hasta Mi trono. Desde ese mom ento trate de escurrir las papas no solamente durante la semana (27) asignada a m en la cocina [60] sino que trataba de sustituir en este trabajo a otras hermana s durante su turno. Pero no solamente [en] este trabajo, sino en cada trabajo p esado trataba de ser la primera en ayudar, porque haba experimentado cuanto eso a gradaba a Dios. 66 Oh tesoro inagotable de la pureza de la intencin que haces perfectas y t an agradables a Dios todas nuestras acciones! Oh Jess, T sabes que dbil soy, por eso qudate siempre conmigo, gua mis acciones, todo mi ser. T, mi mejor Maestro. De verdad, oh Jess, me invade el miedo cuando veo mi miseria, pero a la vez me tranquilizo viendo Tu misericordia insondable que e s ms grande que mi miseria desde toda una eternidad. Y esta disposicin de nimo me reviste de Tu poder. Oh gozo que se deriva del conocimiento de mi misma, Oh ver dad inmutable. Eterna es Tu firmeza. 67 Cuando, poco tiempo despus de mis primeros votos, me enferm [61] y a pesar del Cordial y carioso cuidado de las Superioras, a pesar de los tratamientos mdicos, n o estaba ni mejor ni peor, entonces empezaron a llegarme voces de que finga. Y a s comenz mi sufrimiento, se duplic y duro un tiempo bastante largo. Un da me quej an te Jess que yo era una carga para las hermanas. Me contest Jess: No vives para ti , sino para las almas. Otras almas se beneficiarn de tus sufrimientos. Tus pro longados sufrimientos les darn luz y fuerza para aceptar mi Voluntad.

68 mis

El sufrimiento mas grande para mi era la impresin de que mis oraciones y buenas obras no agradaban al Seor. No me atreva a mira

r hacia el cielo. Eso me produca un sufrimiento tan grande que cuando estaba en la capilla para los ejercicios espirituales comunitarios, terminados aquellos, la Ma dre Superiora [62] me llamaba y me deca: Pida