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Museo Arqueológico Nacional Departamento de Difusión Serrano, 13. 28001 Madrid. Tel.: 915 777 912; Fax: 914 316 840 http://man.mcu.es MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL BIBLIOGRAFÍA: • GARCIA y BELLIDO, A. (1949): Esculturas romanas de España y Portugal, V. I-II. C.S.I.C. Madrid. • GIRAUD, F. (1997): La legenda d’Orestes sur les sarcophages romaines. Scenographie. Latomus. Revue d’étu- des latines, 56. • HARD, R. (2008): El gran libro de la Mitología griega. Ed. La Esfera de los Libros. Madrid. • PRIEUR, J. (1991): La morte nell’antica Roma. Ed. Genova. • VV. AA. (1995): Creencias y ritos funerarios. (Guías Didácticas. Museo Arqueológico Nacional, 1. Coordinación García Blanco) · PRIEUR, J. (1991): La morte nell’antica Roma. Ed. Genova. • VV. AA. (2001): El sarcófago romano: contribuciones al estudio de su tipología, iconografía y centros de producción. (Universidad de Murcia, 8-17, mayo, 2000). Texto original: Mª Ángeles Sánchez, octubre 2009 Revisión del texto: Ángela García Blanco y Dori Fernández (Dpto. de Difusión) NIPO: 551-09-006-X SARCÓFAGO romano de Husillos Hispania romana Tesoro a tesoro: descúbrelos

SARCÓFAGO romano de Husillos · 2019. 12. 9. · Este magnífico sarcófago de mármol blanco, bellamente decorado con esce-nas pertenecientes al mito de Orestes, es uno de los mejores

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  • Museo Arqueológico NacionalDepartamento de DifusiónSerrano, 13. 28001 Madrid.

    Tel.: 915 777 912; Fax: 914 316 840http://man.mcu.es

    MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL

    BIBLIOGRAFÍA:• GARCIA y BELLIDO, A. (1949): Esculturas romanas de España y Portugal, V. I-II. C.S.I.C. Madrid.

    • GIRAUD, F. (1997): La legenda d’Orestes sur les sarcophages romaines. Scenographie. Latomus. Revue d’étu-

    des latines, 56.

    • HARD, R. (2008): El gran libro de la Mitología griega. Ed. La Esfera de los Libros. Madrid.

    • PRIEUR, J. (1991): La morte nell’antica Roma. Ed. Genova.

    • VV. AA. (1995): Creencias y ritos funerarios. (Guías Didácticas. Museo Arqueológico Nacional, 1. Coordinación

    García Blanco) · PRIEUR, J. (1991): La morte nell’antica Roma. Ed. Genova.

    • VV. AA. (2001): El sarcófago romano: contribuciones al estudio de su tipología, iconografía y centros de producción. (Universidad

    de Murcia, 8-17, mayo, 2000).

    Texto original: Mª Ángeles Sánchez, octubre 2009 Revisión del texto: Ángela García Blanco y Dori Fernández (Dpto. de Difusión)

    NIPO: 551-09-006-X

    SARCÓFAGOromano de Husillos

    Hispania romana

    Tesoro a tesoro: descúbrelos

  • Este magnífico sarcófago de mármolblanco, bellamente decorado con esce-nas pertenecientes al mito de Orestes,es uno de los mejores y más antiguossarcófagos romanos de los que se hanhallado en España. Seguramente formóparte del mausoleo familiar de un des-tacado personaje de alguna ciudad his-pano–romana de la meseta y, posterior-mente, parece que fue reutilizado en elsiglo X para enterrar en la Colegiata deSanta María de Husillos (Monzón,Palencia), a su fundador Don FernandoAnsúrez. Allí permaneció hasta suingreso en el Museo en 1870.

    La Venganza de Orestes esculpida en piedraLas escenas representadas en relievecontinuo pertenecen, en concreto, almito de la Venganza de Orestes. En el cen-tro, Orestes, hijo de Agamenón, rey deMecenas, y de Clitemnestra, aparecedesnudo y con la espada en la mano trasdar muerte a su madre y al amante deésta, Egisto, culpables del asesinato deAgamenón, recién regresado de laGuerra de Troya. Los cuerpos aparecencaídos en el suelo: Egisto, desplomadohacia atrás de su asiento, con la bocaentreabierta y los brazos inertes, yClitemnestra con el torso desnudo.Junto a Orestes, su fiel amigo Pílades,armado y sujetando el manto de Egisto,mira hacia la anciana nodriza quehorrorizada se vuelve cubriéndose elrostro con la mano.

    A la derecha, tras los cortinajes, lasErinias o Furias, terribles diosas venga-doras que atormentan y acosan a losparricidas, persiguen a Orestes que girala cabeza y retrocede espantado ante laserpiente que le acerca al rostro una deellas, a la que sigue otra portando unaantorcha. Debajo, un sirviente agazapa-do y atemorizado, esconde el rostro trasun escabel. A la izquierda de esta escenaaparece Orestes de pie, dormido y apo-

    yado en una roca, vencido por la fatigay los propios remordimientos que no leabandonan ni durante el sueño. A sualrededor, descansan las Furias agotadaspor la constante persecución. A la dere-cha, el joven, después de consultar sudestino al Oráculo del templo deApolo, en Delfos, sortea cuidadosa-menta a una de ellas dormida en elsuelo.

    En el lado lateral izquierdo del sarcófa-go, la escena se refiere al juicio delAreópago de Atenas y al momento enque la diosa Atenea deposita en la urnasu voto favorable, gracias al cual el jovenhéroe será absuelto. En el lado derecho,se desarrolla uno de los episodios fina-les de sus desventuras: Orestes y Píladesson hechos prisioneros y condenados amuerte en Táuride.

    El significado funerario del mito de OrestesEl significado funerario de este mito sederiva de su representación, precisa-mente, en un sarcófago. La utilizaciónde los sarcófagos se debe a un cambio enel ritual funerario romano, que haciaprincipios del siglo II d.C., y más con-cretamente desde la época del empera-dor Adriano (117-138), por influenciade las prácticas y religiones orientales,irá pasando de la incineración del cadá-ver y la posterior recogida de sus cenizasen una urna, a la inhumación. Con eluso de los sarcófagos surge la posibili-dad de decorar su frente y laterales conescenas de significados escatológicos, esdecir, referidas al más allá.

    El tema de esta gran tragedia familiar,ligada a la muerte vengadora y al arre-pentimiento posterior, aparece confrecuencia en los sarcófagos romanoscon un significado funerario difícil dedeterminar. Quizás a través de esta trá-gica historia se quiera expresar, ademásde la tristeza por la pérdida de un ser

    querido, el deseo de perdurar en lamemoria de los vivos y acceder a lainmortalidad como lo hicieron aquellosmíticos héroes griegos o, simplemente,resaltar la idea de que se puede conse-guir que el difunto sea purificado porlos dioses.

    Las familias aristocráticas fueron lasprimeras en adoptar el empleo del sar-cófago y aprovechar las posibilidadesdecorativas que ofrecía. A lo largo de lossiglos, los sarcófagos tuvieron unavariada tipología y temática decorativa,reflejo de las modas y de la adopción denuevas creencias religiosas, como elcristianismo. El cliente elegía entre elrepertorio básico de modelos existentesen el taller de producción aquél quepor tema y coste se ajustaba más a suscreencias, gustos, edad, sexo, profe-sión, posición social y poder adquisiti-vo.

    El romano y la muerte La muerte en el mundo romano era unhecho cotidiano y cercano, pero elprincipal temor era no tener unosfunerales apropiados y una sepulturadigna, por ello, la gente modesta se aso-ciaba en colegios o corporaciones ypagaba una pequeña cuota para, llegadoel momento final, ver cumplido su últi-mo anhelo.

    En torno a la muerte se desarrollabanuna serie de rituales para honrar aldifunto y apaciguar su espíritu. Cuandouna persona moría, una vez preparadoel cadáver y antes de exponerlo en elatrio, se sacaba un molde de cera delrostro, sobre todo si pertenecía a laclase alta, y se le introducía en la bocauna moneda para pagar a Caronte sutravesía al más allá. Para el entierro, elcadáver era depositado en un lecho olitera, y un cortejo fúnebre encabezadopor músicos, mimos y plañideras segui-dos por los familiares, amigos y escla-

    vos, acompañaba al difunto hasta suúltima morada. Si se trataba de un des-tacado personaje se hacía un alto en unlugar público, como el Foro, para pro-nunciar el elogio fúnebre.

    La procesión funeraria era una ocasiónpara manifestar la clase social del difun-to: cuanto más poderosa y adineradafuera la familia mas opulenta y lujosasería la ceremonia. Llegados al cemen-terio, el cuerpo se colocaba en una fosa,sobre una pira de leña, para ser incine-rado; posteriormente, los restos que-mados se introducían en una urna queera depositada en un monumentofunerario o enterrada en el suelo. Sipor el contrario se inhumaba al difuntoy éste pertenecía a la clase adinerada, sele introducía, vestido con sus mejoresgalas, en un sarcófago de piedra que secolocaba en el mausoleo familiar, de locontrario, su última morada era mássencilla y modesta. En época romana,las tumbas se situaban fuera de la ciu-dad, en los márgenes de las vías y calza-das.

    Los ritos fúnebres eran muy importan-tes ya que además de proporcionar unlugar de reposo al difunto, servían tam-bién para proteger a los vivos del conta-gio sacro, pues para el romano la muer-te contaminaba y tras el entierro eranecesario purificar la casa y a la familiamediante una serie de rituales.