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EUROPA Y EL TRFICO DE ESCLAVOS Andrs Solz Rada.

Los paradigmas ticos y polticos globales provocan interpretaciones equvocas en

las metrpolis y los pases marginales. Tal el caso de la Declaracin Universal de

los Derechos del Hombre y del Ciudadano, de 1789, fruto de la Revolucin france-

sa, segn la cual "todos los hombres nacen y permanecen libres e iguales en dere-

chos". Lo mismo ocurre con la Declaracin de Independencia de EEUU, de 1776,

que puntualiza: "Sostenemos que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos derechos

estn la vida, la libertad y la bsqueda de la felicidad". Cmo compatibilizar estas

palabras con la prdica del "destino manifiesto" (que postula la superioridad de la

raza blanca), los genocidios y el trfico de esclavos posteriores a esos textos? Si

bien se han sucedido matanzas y actos de barbarie en toda la faz de la tierra, la dis-

tancia entre las palabras y los hechos ha adquirido en Europa y EEUU dimensiones

que asombran. La objetividad de las cifras es elocuente:

La poblacin indgena de Norteamrica que, el ao 1500, alcanzaba a 5 millones de

personas, se redujo a menos de 250.000, en el ao 1900 (1). "El ao 1500, la pobla-

cin global llegaba a 400 millones, de los cuales 80 millones estaban en Amrica.

A mediados del Siglo XVI, de esos 80 millones quedaban 10. Si nos limitamos a

Mxico, en vsperas de la conquista su poblacin era de 25 millones, la que se redu-

jo a un milln, en el ao 1600 Ninguna de las matanzas del Siglo XX puede compararse con semejante hecatombe" (2). Segn Eric Hobsbawm, la cifra de es-

clavos africanos transportados a Amrica bordeaba el milln en el Siglo XVI, tres

millones en el XVII y 7 millones en el XVIII. El filsofo francs Christian Dela-

campagne califica de genocidio slo la matanza de armenios por los turcos, en la

primera guerra mundial, de los judos europeos en la segunda, y de los tutsis por los

hutus, en Ruanda, en 1994 (3). Las matanzas en las colonias y semicolonias suce-

dieron, al parecer, en otro planeta. Los engaos comienzan en el diccionario. El

"Larousse" indica que "escalpar" es cortar la piel del crneo. Luego aade: "Los

pieles rojas escalpaban a sus vctimas". Se oculta que la realeza britnica otorgaba

premios pecuniarios a sus emigrantes por cueros cabelludos de los indios, espe-

cialmente de mujeres y nios, a fin de que su exterminio sea ms rpido. Datos

conservadores relativos a la "Trata Atlntica" de esclavos entre el ao 1500 y me-

diados del Siglo XIX, indican:

EEUU/Norteamrica Britnica: 1.775.000 en el norte y 3.950.000 en las colonias

del sur.

Portugal/Brasil: 4.650.000

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Gran Bretaa: 2.600.000

Espaa: 1.600.000

Francia: 1.250.000

Pases Bajos: 500.000

Dinamarca: 50.000

Otros: 50.000 (4)

Se trata de 17 millones de seres humanos, cifra que debe ser por lo menos duplica-

da por las matanzas que seguan a la persecucin y captura, las muertes en los tras-

lados a los puertos (la inenarrable crueldad de separar a las madres de sus hijos) y

en las travesas martimas, debido a las enfermedades, ya que era ms barato reem-

plazar un esclavo que curarlo. Si bien la esclavitud tiene orgenes lejanos, en los

inicios del Siglo XIX alcanz su mxima intensidad. La exploracin del interior de

frica por los europeos comenz en el Siglo XIX (anteriormente, los esclavistas se

limitaban a capturar esclavos mediante alianzan con pueblos aborgenes). Gracias a

la violencia, las potencias dominaron el continente. Tras la conferencia de Berln de

1885 (96 aos despus de la Revolucin francesa), Francia ocupaba el Magreb,

frica occidental y ecuatorial, Madagascar, Comores y Yibuti; Inglaterra, se apo-

der de Nigeria, Sierra Leona, Gambia, Costa de Oro (hoy Ghana) y en un arco que

va desde Egipto hasta Sudfrica; Alemania de Togo, Camern, Namibia y de la re-

gin de los Grandes Lagos; Blgica del Congo belga; Espaa de Guinea ecuatorial

y Ro de Oro (Sahara occidental); Portugal de Angola, Mozambique, Guinea Bis-

sau, Santo Tom y Prncipe y Cabo Verde; Italia de Libia, Somalia y Eritrea La derrota de Alemania en la primera guerra mundial desmantel su imperio colonial,

que se reparti entre Francia, Inglaterra y Blgica (5).

No lo diga en voz alta

La investigadora norteamericana Susan Back-Morss cita estas palabras del padre

del liberalismo moderno, el filsofo ingls John Locke, de su obra "Dos Tratados

Sobre el Gobierno Civil", de 1690: "La esclavitud es un Estado del Hombre tan vil

y miserable, tan directamente opuesto al generoso temple y coraje de nuestra Na-

cin que apenas puede concebirse que un ingls, mucho menos un Gentleman, pue-

da estar a favor de ella". Sin embargo, el influyente pensador era Accionista de la

Compaa Real Africana, involucrado en la poltica colonial en Carolina (Amrica

del Norte). Fue el autor de la Constitucin Fundamental de Carolina, cuyo texto

dice: "Todo hombre libre de Carolina tendr poder y autoridad absoluta sobre sus

esclavos negros" (6).

El historiador moderno ms sobresaliente de Holanda, Simon Schama, autor de

"The Embarrassment of Riches: An Interpretation of Duch Culture in the Golden

Age" (Nueva York, 1987), sostiene que la formacin de la conciencia nacional de

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los holandeses tuvo lugar en su lucha por la independencia nacional (1570-1609),

contra Espaa que los esclavizaba. Aade que los enormes ingresos del pas hicie-

ron que Holanda corriera el riesgo de caer en la "esclavitud del lujo" y de la "avari-

cia consumista". Felizmente, al centrar su atencin no en el comercio, sino en la

familia, se lleg a construir "la esencia de lo holands". Schama silencia que

Holanda fue, desde mediados del Siglo XVI hasta mediados del Siglo XVII, la pri-

mera potencia esclavista, despus de desplazar a Espaa y Portugal de ese vergon-

zoso sitial. Apenas se refiere a la Compaa Holandesa de la India Occidental, ins-

trumento del trfico de esclavos. No censura la esclavitud de africanos, pero repro-

cha a sus antecesores el haber perseguido a judos, homosexuales, gitanos, vaga-

bundos y prostitutas. Sus distorsiones alcanzan a la cultura visual, ya que su libro

est ilustrado con pinturas del afamado artista holands, Franz Hals, del que han

sido eliminadas las reproducciones de cuadros en las que aparecen esclavos negros

(7).

En marzo de 1685 (104 aos antes de la revolucin francesa), Lus XIV promulg

el "Cdigo Negro", cuyo artculo 44 dice: "Declaramos que los esclavos son bienes

muebles". Su prembulo indica que se lo aprueba a fin de mantener la disciplina de

la Iglesia Catlica y socorrer con prontitud las necesidades de los esclavos (8). En-

tre 1751 y 1772, D'Alembert y Diderot publicaron, en 33 volmenes, "La Enciclo-

pedia", en la que se afirma que "todos los hombres son libres e iguales en virtud de

un derecho natural, idntico para todos". Se hablaba de un hombre universal, que

no es ni mujer, ni indio, ni negro esclavo. Aade que Occidente viol este postula-

do de manera sistemtica (9). Las contradicciones emergen an en la misma perso-

na. Montesquieu, quien conden la esclavitud no porque esta no sea til sino "por-

que quienes la defienden no quisieran sufrirla (10), manifest luego lo siguiente:

"El azcar sera demasiado cara si no trabajaran los esclavos. Dichos esclavos son

negros de los pies a la cabeza y tienen la nariz tan aplastada que es casi imposible

tenerles lstima. Resulta impensable que Dios, que es un ser muy sabio, haya pues-

to un alma, y sobre todo un alma buena, en un cuerpo entera-mente negro" (11).

Joseph Arthur de Gobineau sostuvo que "la belleza humana est encarnada en la

raza blanca" (12), en tanto, Jorge Lus Leclerc, conde Buffon, haba aadido que

"el hombre primitivo fue blanco y todo cambio de color es una degeneracin" (13).

Estas contradictorias posiciones hicieron que la Escuela de Frankfurt, a travs de

Adorno y Horkheimer, sostuviera que el nazismo era una filial de la Ilustracin y

no una ruptura con esa corriente de pensamiento" (14). Ninguna encclica papal ha

condenado el trfico de esclavos, pero el Nuevo Testamento admite la esclavitud

(Epstola de San Pablo a Filemn) y la social democracia europea no destaca la

contribucin del trfico de esclavos a la acumulacin originaria del capitalismo,

analizada en "El Capital", de Carlos Marx (15).

frica hoy

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La expoliacin de las semicolonias en general y del frica en particular contina

hasta el presente. El Banco Mundial, en aos previos a la independencia de Zaire,

ex Congo Belga (1971), donde las matanzas prosiguen con demencial violencia,

desembols prstamos a compaas belgas, francesas y britnicas que explotaban

estao, diamantes, oro, cobre y radio del pas africano. La obligacin contrada por

las transnacionales fue transferida a la nueva Repblica, cuya deuda externa creci

de 1400 millones de dlares, en 1973, a 12.000 millones de dlares, cuatro aos

ms tarde (16). En la dcada de los sesenta, frica era un exportador neto de ali-

mentos. El valor promedio de sus exportaciones fue de 1.3 millones de toneladas

anuales entre 1966 y 1970. Hoy importa el 25 % de sus productos alimenticios. Las

hambrunas se incrementan. Slo en los tres ltimos aos, se han producido emer-

gencias alimenticias en el Cuerno de frica, el Sahel, frica del sur y frica cen-

tral. El impacto negativo de los programas de ajuste se agrav con prcticas comer-

ciales injustas por parte de la Unin Europea y EEUU. La produccin de biocom-

bustibles exacerb an ms la crisis alimenticia de la regin (17). Las hambrunas

hicieron recrudecer las migraciones africanas a las metrpolis, lo que motiv que el

presidente francs Nicols Sarkpzy advirtiera que "Europa no puede recibir a toda

la miseria del mundo" (18).

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Citas bibliogrficas:

1.- Sophie Bessis: "Occidente y los Otros". "Historia de una Supremaca" Alianza

Editorial. Madrid-Espaa, 2002. Pgina 27

2.- Tzvetan Todorov: "La Conquista de Amrica. El problema del Otro". Siglo XXI

Editores. Mxico, 1994. Pgina 144.

3.- "La Esclavitud en la Antigedad". WIKIPEDIA.ORG/wiki/esclavismo.

4.- Wikipedia.0rg/wiki/esclavismo

5.- Damin Millet: "Africa sin Deuda". Icaria Editorial. Barcelona-Espaa, No-

viembre 2002. Pgina 27.

6.- Susan Back-Morss: "Hegel y Hait". Editorial "Norma". Buenos Aires - Argen-

tina. Febrero de 2005. Pginas 20 y 21.

7.- Susan Back-Morss (Ob. Cit.) Pginas 12 a 17.

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8.- La versin completa del Cdigo Negro est en Web

9.- Sophie Bessis (Ob. Cit.). Pginas 36 a 39.

10.- Todorov (Ob. Cit.). Pgina 418

11.- "Clase contra Clase". Peridico 64. 15-II-04. Seccin Internacional. La Rebe-

lin en Hait.

12.- Todorov (Ob. Cit.). Pgina 286

13.- Todorov: "Nosotros y los Otros". Editores Siglo XXI. Mxico. Primera edicin

en espaol, 1991. Pgina 130.

14.- Sophie Bessis (Ob. Cit.). Pginas 72 y 73

15.- Carlos Marx: "El Capital". Editorial "Pueblo y Educacin" Cuarta reimpresin,

1983. La Habana-Cuba. Tomo I.- Captulo XXIV: "La llamada acumulacin origi-

naria del capital". 6.- "Gnesis del capitalista industrial". Pginas 687 a 697.

16.- PAT M. Congo Tribune: "La Deuda Externa de la Repblica Democrtica del

Congo". Rebelin.org, 17-05-08.

17.- Walden Bello: "Destruyendo la agricultura africana". Rebelin.org, 24-06-08.

18.- Peridico "La Prensa". La Paz - Bolivia, 2-02-08

Andrs Solis Rada, poltico e intelectual boliviano.