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Submarinos extranjeros en la Patagonia argentina. Por Mariano Pablo Sciaroni y Pablo Castro www.elSnorkel.com 2013 © Todos los derechos Reservados

Submarinos extranjeros en la Patagonia Argentina

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Submarinos extranjeros en la Patagonia argentina.

Un análisis a 50 años de los hechos.

I.- Contactos submarinos.

El 21 y 22 de mayo de 1958 se vivió

una situación inusitada en el Golfo

Nuevo (Provincia de Chubut), cuando

un grupo de navíos de la Armada

Argentina, en ejercitaciones, detectó

un contacto submarino, el que fue

atacado en repetidas ocasiones por

medios de superficie, así como aéreos

que se sumaron ulteriormente.

Más de un año más tarde, entre el 20

y 29 de octubre de 1959 fue detectado

otro submarino en Comodoro Riva-

davia por la fragata ARA Heroína,

hostigándose el mismo incluso con

los recién llegados aviones Neptune

de la Aviación Naval.

Sin embargo, la cacería más memora-

ble de uno o varios misteriosos sub-

marinos en aguas territoriales argenti-

nas fue la que se vivió del 30 de enero

al 26 de febrero de 1960, también en

el Golfo Nuevo, siendo su primera

detección fortuita por unidades nava-

les que se encontraban en ejercicios.

Inclusive expertos de la U.S. Navy se

sumaron a la misma, así como esta

fuerza aportó elementos de detección

y torpedos aéreos inteligentes: armas

modernas contra un submarino, su-

puestamente, moderno.

En los tres casos se consideró que los

contactos resultaban, sin dudas, sub-

marinos. Pero nunca se pudo determi-

nar a qué país pertenecían, ni que

actividad realizaban en aguas territo-

riales argentinas. Habiendo pasado

más de 50 años desde los contactos /

ataques por parte de la Armada Ar-

gentina, ningún país ha realizado

tampoco reconocimiento alguno.

II.- Operación “Golfo Nuevo II”. En tanto se mantuvo contacto durante

un tiempo prolongado con los subma-

rinos en el Golfo Nuevo en 1960,

buena información ha llegado de

dichas operaciones hasta nosotros,

que se ve reflejada y complementada

por la aparecida en el libro "Testimo-

nios de Tiempos Difíciles" de Ben-

jamín Cosentino (Editorial Dunken,

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Buenos Aires – el capítulo que co-

rresponde a este período se encuentra

en Internet en:

http://www.histarmar.com.ar/InfHisto

rica-4/SubmDescenGolfoNuevo.htm )

El libro de mención, manifiesta la

existencia de cuatro fases, transcri-

biendo literalmente lo que de allí

surge:

Primera Fase: Inicial El día 30 de enero de 1960 a las 0910

los patrulleros de la Escuadrilla de

Instrucción detectan un submarino

desconocido, en "aguas interiores" del

Golfo Nuevo, cerca de su boca. Pese a

los esfuerzos realizados para comuni-

carse y los pedidos de identificación

no hubo respuesta alguna. Autorizada

su persecución es atacado por los dos

patrulleros: ARA MURATURE y

ARA KING. La acción se desarrolla

hacia fuera del golfo, dando la impre-

sión de que facilitaba el contacto,

aunque mostraba superioridad de

maniobra y velocidad, tratando de

arrastrar a sus atacantes mar afuera.

Esto llevo a sus perseguidores más

allá de las 12 millas de la costa.

Al salir el submarino fuera de nuestro

mar territorial, las autoridades navales

ordenaron suspender la persecución y

regresar al Golfo. Esa noche del 30 de

enero, reanudada la navegación hacia

Puerto Madrid, obtienen un nuevo

contacto en el interior del golfo,

haciendo sospechar que se trataría de

otro submarino. Se suceden varios

ataques con intervención de un avión

Neptune, enviado a apoyar los patru-

lleros. Aparentemente el blanco sufre

una disminución de su capacidad de

evasión, presumiblemente por algún

daño anterior o durante su persecu-

ción. En ningún momento utilizo sus

armas ni intento identificarse. Perdido

el contacto, la escuadrilla retorno a

patrullar la boca del golfo durante la

noche, con el apoyo de un avión

Martin Mariner enviado en su apoyo.

Ali se produjeron nuevos contactos y

ataques, que dieron lugar a la siguien-

te fase.

Segunda Fase: Evasiva. Se caracteriza por el aumento de

unidades de superficie y aéreas. Se

produjeron una gran cantidad de

contactos de relativa corta duración,

en apariencia con dos submarinos.

Uno de ellos presumiblemente ave-

riado que trata por todos los medios

de lograr la pérdida del contacto; el

otro parecía actuar con maniobras de

diversión para aliviar la presión sobre

el primero. Axial lo interpretaron los

comandantes de los patrulleros. Fue

una fase típicamente evasiva proba-

blemente tendiente a recuperar un

submarino que posiblemente se en-

contraba averiado, o trataba de per-

manecer en las aguas protegidas del

golfo con el mínimo de daño, hasta

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decidir su escape. En esta fase el

submarino emerge parcialmente

varias veces en superficie quedando

clasificado como POSITIVO.

Tercera Fase: Escape. Se caracteriza por una serie de accio-

nes fuera de la zona preferentemente

utilizada durante la Segunda fase. Se

podría tratar del escape del incursor.

Cuarta Fase: Ausencia. Es un período de pocos o ningún

contacto, dudosos e indeterminados y

un prolijo rastrillaje, que permite

evaluar la ausencia de submarinos en

el golfo.

El submarino (o los submarinos) que

participaron de dicho evento fueron

observados en reiteradas oportunida-

des, así como se estableció que pose-

ían ciertas características, tales como:

Era del tipo diesel / eléctrico

Poseía snorkel para recargar baterías

en inmersión

Llegaba a una velocidad en inmer-

sión de alrededor de 16 a 20 nudos

Tenía buen sistema de sonares

Contaba con un moderno sistema

MAE (Medidas de Apoyo Electróni-

cas)

Poseía la necesidad de aflorar la

vela o parte de ella por ciertos perío-

dos

Con ello, y contando con los croquis

de los avistamientos (realizados por

personal naval inmediatamente luego

de los hechos), trataremos de encon-

trar una solución al enigma de la

identidad o, por lo menos, plantear

una teoría razonada.

Sin embargo, sin perjuicio que nos

centraremos en la “Operación Golfo

Nuevo II” antes debemos ver que

submarinos operaban en el Atlántico

Sur, desde 1958 a 1960.

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III.- Submarinos en el Atlánti-co Sur, fines de los `50 a ini-cios de los `60.

Los soviéticos. A partir de 1953 con la introducción

en servicio de los submarinos diesel /

eléctricos del Proyecto 611 (Clase

Zulu para la OTAN), la marina sovié-

tica contó con un buque con la sufi-

ciente autonomía para poder adentrar-

se en aguas que le resultaban ajenas.

La clase Zulu había sido diseñada

desde el inicio como un submarino

oceánico de largo alcance. Con un

desplazamiento de 1900/2350 tonela-

das, el sistema de propulsión die-

sel/eléctrico permitía una velocidad

máxima en inmersión de 16 nudos. A

partir de 1956 se desmontó todo el

armamento externo (cañones) aumen-

tando la velocidad máxima en inmer-

sión. Así, sin modificaciones especia-

les podían operar por más de 60 días

sin reabastecerse y su empleo opera-

cional incluía el reconocimiento

lejano, ataques a puertos estadouni-

denses con torpedos nucleares y/o

interdicción a las líneas de transporte

marítimo en el Atlántico.

Ni los submarinos medianos clase

Whiskey (Proyecto 613) o Romeo

(Proyecto 633) ni mucho menos los

minúsculos clase Quebec (Proyecto

615) serían adecuados para realizar

misiones de muy largo alcance. Y,

para aquel entonces, los más moder-

nos submarinos oceánicos clase Fox-

trot (Proyecto 941) recién estaban

entrando en servicio. De hecho el B-

94, primero de la serie, se incorporar-

ía a la flota del norte en enero de

1960.

Por otro lado, hacia fines de los años

50s los submarinos nucleares (SSN),

mucho más aptos para misiones de

largo aliento, recién estaban en fase

de desarrollo: el primer SSN soviético

fue el K-3 de clase November (Pro-

jecto 627) que entraría en servicio en

1958, presentando una gran cantidad

de problemas técnicos propios de un

prototipo. Por ende, es muy poco

probable que fuera empeñado en una

misión de exploración al Atlántico

Sur en fechas tan tempranas de su

desarrollo.

Por idoneidad o por inexistencia de

otros medios, los submarinos clase

Zulu fueron los elegidos para misio-

nes que se extenderían a todo el globo

y algunas llegarían hasta nuestras

costas.

Así, en el año 1957, el B-66, al co-

mando del Capitán de Segunda Clase

(un grado equivalente al de Capitán

de Fragata) NI Tsarev, fue el primer

submarino de la Voenno-morskoj flot

SSSR (Flota Marítima Militar de la

URSS) en transponer la línea del

Ecuador, llegando hasta la latitud 6º S

en el Océano Pacífico.

Al año siguiente sería el turno de

pagar el tributo a Neptuno en el

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Atlántico, que haría el B-75 de la

Flota del Norte al comando del Ca-

pitán de Segunda Clase MK Malkova,

arribando hasta 1º 50`S.

Vistas de proa y de popa de un submarino clase Zulu

A la tímida visita del B-75 le seguiría

una serie de misiones en el Atlántico

Sur por parte de otros submarinos.

Así, el B-82 (Capitán de 2do Grado

G. N. Shvetsov) tuvo su campaña de

135 días (desde el 15 de noviembre de

1958 al 31 de marzo del año siguien-

te), llegando hasta la altura de Punta

Quilla, para desde allí enfilar hasta el

Cabo de Buena Esperanza y volver al

norte.

Su misión era registrar campos gravi-

tacionales terrestres, así como medi-

ción de salinidad del mar, cotejo de

temperaturas, corrientes marinas y

otros datos que sirvieran para opera-

ciones futuras de submarinos de

misiles balísticos en dicha zona, la

que se consideraba poseía escasas

defensas antisubmarinas.

Es interesante hacer notar que su

comandante obtuvo la Orden de la

Bandera Roja por dicho hecho (la

primera que se otorgaba después de la

llamada Gran Guerra Patriótica), otros

tripulantes diversas condecoraciones

como la Orden de la Estrella Roja así

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como medallas al coraje y, finalmen-

te, toda la tripulación fue enviada, al

regreso, a descansar a un hotel en la

costa de Riga (Capital de Letonia).

Celebración a Neptuno al cruzar el Ecuador,

a bordo del B-82 (28 de diciembre de 1958).

El submarino fue apoyado por el

tanquero Vilyuisk, recibiendo tam-

bién su comandante y su tripulación

altas condecoraciones, tanto del esta-

do soviético como de la armada de

aquel país.

El B-72, concomitantemente al viaje

del B-81, cruzaba el Pasaje de Drake

desde el Pacífico y se aventuraba en

estos mares. Finalmente, el B-71 (del

Capitán I.N.Zavgorodnego), durante

la campaña de 1960-1961, realizaba

la campaña desde Kamchatka hasta la

Antártida.

También es importante remarcar la

presencia de dos submarinos, el B-88

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y el B-90, que apoyados por un buque

tanque y un carguero, circunnavega-

ron África en el mismo período.

Es interesante hacer notar que estas

misiones fueron en su momento

secretas, pero existirían otras con un

grado de clasificación de seguridad

más elevado, que permanecen a la

fecha todavía reservadas, tales como

las destinadas a recobrar un cono de

cohete que fue lanzado, a principios

de 1960, desde Cabo Cañaveral y que

se perdió en el Atlántico Sur. Sin

perjuicio de señalar que también

habrían sido llevadas a cabo por

“Zulues” y no, aparentemente, por

otra clase de submarinos.

Vale indicar que, el único “reconoci-

miento” soviético en estas misiones,

ocurrió a fines de 1959, al anunciar

dicho país que, pocos meses antes, un

submarino “enorme y con ventanas de

observación” (¿?) había completado

una misión científica en el Atlántico

Sur ¿Blanqueo de responsabilidades?

Los norteamericanos. Por su lado, los estadounidenses

aprovechaban militarmente el Atlánti-

co Sur, un escenario que, ciertamente,

no les resultaba desconocido después

de la Segunda Guerra Mundial.

En el año 1958 llevaban a cabo la

“Operación Argus” y lanzaban tres

misiles nucleares que explotaron en la

atmósfera, desde el USS Norton

Sound, situado el buque y su podero-

sa escolta equidistante entre Malvinas

y Ciudad del Cabo. No debe descar-

tarse que esta fuerza, denominada

Task Force 88, estuviera apoyada por

otra fuerza de tareas de submarinos,

operando en las cercanías.

Más interesante aún es el viaje del

USS Triton (SSRN-586), un submari-

no nuclear con misión originaria

como piquete radar, que llevó a cabo

la primera circunnavegación sumergi-

da del globo (“Operación Sandblast”).

USS Triton (SSRN-586)

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El Capitán Edward L. Beach marca la ruta de su submarino,

el USS Triton, en un planisferio.

Este submarino partió el 15 de febrero

de 1960 de su base de operaciones en

New London (Costa Este de EE.UU.)

y para los últimos días de febrero de

1960 estaba investigando cerca del

Golfo Nuevo un supuesto contacto

sumergido, que terminó siendo un

cardumen. El 3 de marzo, cuando

estaba presto a realizar un reconoci-

miento fotográfico de Puerto Stanley

(luego Puerto Argentino), y por dolo-

res en uno de sus tripulantes tuvo que

poner proa rumbo a Montevideo,

donde desembarcó al enfermo, para

proseguir luego el viaje hacia el sur,

bordeando la costa argentina.

Posiblemente hubiera, también, otros

submarinos estadounidenses en el

Atlántico Sur, sean nucleares o diesel

/ eléctricos. Al respecto, no deja de

llamar la atención la similitud de

algunos de los croquis con el USS

Triton o con submarinos clase Guppy

en servicio entonces en la US Navy.

Sin embargo, dichas similitudes

pueden deberse a que dichos croquis

eran una síntesis gráfica que intentaba

resumir el relato de varios testigos en

la figura de un submarino con una

vela y una cubierta sin más detalles,

características estas que coincidían

con la tendencia de diseño hidro-

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dinámico “limpio” de los submarinos

de aquel entonces.

USS Razorback clase Guppy

USS Skate (SSN-578)

Submarinos latinoamericanos y de otros países.

Cabe destacar, asimismo que, de los

países del área, Brasil poseía dos

submarinos clase estadounidense

Gato, recibidos en 1957. La Armada

de Chile (recordando que en fecha tan

temprana como el 6 de abril de 1931

un submarino chileno cruzó el Cabo

de Hornos y se adentró en el Atlánti-

co) estaba en un impasse en lo que

hace a su fuerza de sumergibles, ya

que los clase “H” y clase “O” estaban

desprogramados o con capacidad muy

limitada para fines de la década del

`50.

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Respecto otros países extra-

continentales, lentamente los países

centrales estaban construyendo sub-

marinos con características de avan-

zada, como el snorkel, alta velocidad

en inmersión, sistemas electrónicos

modernos, etc (por ejemplo, la clase

Porpoise en el Reino Unido), pero no

existe constancia que operaran en las

aguas del Atlántico Sur, máxime

cuando se estaban preparando para la

próxima guerra que sucedería en el

Atlántico Norte.

IV.- “Operación Golfo Nuevo II” y los sospechosos de siempre. En primer lugar, en un mundo bipolar

como era el de la llamada Guerra

Fría, el involucramiento de la U.S.

Navy en las operaciones antisubmari-

nas (de manera muy activa, vale

decirlo) prácticamente descartaba la

hipótesis que se tratara de submarinos

del bloque occidental.

Y, por más que el agregado militar de

la URSS en Buenos Aires, Constanti-

ne Kourin, en lo que hace al año

1960, rechazó inmediatamente la idea

de que las naves fueran de su país, y

el Viceprimer ministro Anastas Mi-

koyan, que estaba de visita en Cuba,

realizó una confusa declaración: “lo

único que van a matar es un montón

de peces” un análisis de los diversos

elementos apuntan hacia los soviéti-

cos como los responsables de la

intrusión.

No ayuda mucho a la credibilidad

soviética que, en ocasión de los ata-

ques del año 1958, el embajador de

aquel país informara a la prensa que

“estaba seguro que su país no tenía

submarinos en el Atlántico Sur”,

cuando ello resultaba (como arriba

señalamos) incorrecto.

Los sospechosos resultan, vale decir-

lo, los clase Zulu de la Armada Sovié-

tica: submarinos diesel/eléctricos,

dotados de snorkel, con velocidad en

inmersión de 16 nudos, buenos siste-

mas de detección y, además, necesi-

dad de aflorar la vela. Cumple la clase

con todas las características que

nuestros marinos individualizaron

luego de las operaciones.

Resta, entonces, analizar los croquis y

compararlos con fotografías históricas

y actuales, especialmente algunos

detalles de interés:

El interceptador de proa.

Algunas de las características repor-

tadas en los croquis de avistamiento

podrían atribuirse tanto a los clase

Zulu como Foxtrot. En particular el

“CROQUIS NRO. 1 MURATURE -

ACCIÓN NRO. 28” describe lo que

parece ser la vela de un submarino

junto con otro objeto de menor tama-

ño y de brillo “dorado cobre”.

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Este último objeto bien podría ser el

carenado del interceptador sonar a

proa cuya ventana acústica se dejaba

en color metálico natural. Llama la

atención la similitud de la forma

escalonada del carenado con el que

llevaban los clase Foxtrot.

En la siguiente fotografía de un Foxtrot, tomada desde el periscopio del submarino

Zeehond de la armada holandesa, se pueden apreciar claramente estas características.

Foto de un Foxtrot tomada desde el periscopio del submarino holandés Zeehond)

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Pero estos carenados del interceptador

sonar a proa no eran exclusividad de

los clase Foxtrot. Algunas clase Zulu

también portaban estos sistemas en

sus proas.

Submarino clase Zulu con interceptador sonar a proa

Como se dijo anteriormente, los más

modernos submarinos oceánicos clase

Foxtrot recién estaban entrando en

servicio. En efecto, el primero de

ellos, el B-94, en enero de 1960 esta-

ba realizando pruebas de inmersión a

300 m de profundidad en la bahía de

Kandalaksha en el Mar Blanco. El B-

95, segundo de la serie Foxtrot, y el

B-36 (tercero en ser construido), en

diciembre de 1959 estaban siendo

incorporados a la Flota del Norte en

Polyarny mientras que el B-37 recién

se incorporaría a dicha base en enero

de 1960. El quinto en ser terminado,

el B-133, era incorporado en diciem-

bre de 1959 a la flota del Báltico y

transferido en febrero de 1960 a la

flota del Norte. El último de los Fox-

trot terminado antes de las acciones

del Golfo Nuevo, el B-135, en enero

de 1960 estaba siendo incorporado a

la base Liepaja, Lituania y transferido

al mes siguiente a la Flota del Norte.

De ser veraz esta información históri-

ca, ningún Foxtrot pudo haber parti-

cipado en las acciones del Golfo

Nuevo en enero de 1960.

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Avistamiento de apéndices (radar o

snorkel)

En el “CROQUIS NRO. 4 MURA-

TURE - ACCIÓN NRO. 42” se des-

cribe: "AVISTAJE DE PERISCOPIO

O ANTENA RADAR DESDE BU-

QUE EN SUPERFICIE (ALT.) 0,50

m. distancia: 100 yds. Hora 2137

visibilidad: contra la luna, muy buen

mar color: oscuro NOTA: Se lo vio

girar”

Comparando con los mástiles de un clase Zulu lo observado en aquella ocasión pudo

haber sido la antena del radar o el snorkel (aunque este último no gira).

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Derecha: Periscopio y antena de radar (vista de atrás); izq. Antena radar vista lateral.

Abajo, snorkel. Todos de submarinos clase Zulu.

El submarino en superficie.

Es interesante lo que surge del reporte

de la “ACCIÓN 37” del ARA King,

descripta como “SUBMARINO EN

SUPERFICIE- PUNTA CONSCRIP-

TOS”.

Existe aquí un submarino en superfi-

cie, divisado en horario nocturno, por

lo cual es lógico que no se aprecien

mayores detalles. La forma redondea-

da de la proa en el croquis en princi-

pio parecería ser diferente a la forma

de la proa de los clase Zulu. Pero de

encontrarse el submarino apenas

aflorando su cubierta sólo el extremo

redondeado de la misma sería visible.

Este croquis da lugar a dos grandísi-

mos interrogantes. El primero, es

¿Que hacía el submarino en superfi-

cie, teniendo en cuenta que contaba

con snorkel? (y que su comandante no

podía desconocer el riesgo de la

maniobra). El segundo, ¿De que se

trata la estructura a proa de la vela?

Una buena respuesta a ambos interro-

gantes, puede ser que estuviera tra-

tando de utilizar su sistema de comu-

nicaciones de alta frecuencia. La

antena de dicho sistema se llevaba

plegada al ras de la cubierta y para

poder emplearla se la erguía 90°

asegurándola a un costado de la vela.

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Submarino clase Zulu, en el puerto de Ámsterdam. La fotografía es interesante en tanto

está tomada en condiciones de mala visibilidad, y guarda similitud con el croquis arriba

referenciado.

Los submarinos soviéticos del perío-

do necesitaban salir a la superficie, o

al menos aflorar la cubierta principal,

para que el aislador de la antena de

alta frecuencia quedara fuera del agua

al ser rotada a la posición de erguida.

Es que, si el aislador no quedaba

fuera del contacto con el mar, la

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energía de la transmisión podía hacer

que el acoplador de la antena hiciera

cortocircuito, con riesgo de explosión.

Submarino clase Zulu con la antena de comunicaciones en posición vertical.

Este problema no era compartido por

sus homólogos occidentales, por lo

cual resulta otro indicio más de que se

trataba de un submarino soviético.

Una característica de los Zulu de

ataque que no se observa en los cro-

quis es la vela escalonada. Pese a

esto, al contrario de lo que indica Don

Benjamín Cosentino, habría que

descartar la participación de los Zulu

modificados para investigación –que

no poseían el escalón en la vela-

“Proyecto AB611K” (serían en total

cuatro submarinos convertidos, que

llevarían los nombres de Vega, Marte,

Orión y Lira) ya que estos se modifi-

carían recién a finales de los años 60

y principio de los 70. Sin embargo, la

ausencia del escalón de la vela en los

croquis no debe sorprender ya que las

observaciones se realizaron en horario

nocturno y en medio de la acción. Por

otro lado el escalón no es siempre

evidente, menos aún cuando se obser-

va la vela de los Zulu desde un ángu-

lo.

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V.- A modo de conclusión, una hipótesis.

No existe una conclusión cierta sobre

qué submarino fue el atacado en el

año 1960 por fuerzas argentinas

asesoradas, en la última parte de la

operación, por la armada de los Esta-

dos Unidos.

La hipótesis más razonable, según

surge de la información colectada y,

también, por ausencia de otras más

plausibles, es que se tratara de un o

unos submarinos soviéticos clase

Zulu los involucrados en los aconte-

cimientos que tuvieron en vilo a la

nación.

Más allá de la confiabilidad de la

hipótesis, la guerra fría, como más de

una vez dijimos, estaba más cerca de

lo que siempre creímos.

Un clase Zulu y otro clase Whiskey (el más cercano a la cámara) dejando puerto.

En horas nocturnas, hubiera sido muy difícil distinguir cualquier escalón en la vela.

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Autores:

Mariano Pablo Sciaroni

Abogado y Magister en estrategia y geopolítica. Escribió “Malvinas – Tras

los Submarinos Ingleses así como numerosos artículos sobre temas navales

y de Malvinas en revistas especializadas y páginas de Internet.

Dr. Pablo A. Castro, Colaborador de elSnorkel.com.

Investigador en ciencias químicas que luego de desempeñarse en institucio-

nes científicas y tecnológicas de la Argentina y el exterior, continúa con sus

actividades en el ámbito privado.

Bibliografía:

-“Viajes autónomos de submarinos diesel de la Flota del Norte desde

1957 a 1966”, C. T. Celin, capitán de 2do rango, retirado.

http://www.podlodka.su/news_otd.php?id=6&cat=a (original en ru-

so)

-"Testimonios de Tiempos Dificiles", por Benjamin Cosentino, ed.

Dunken (capítulo “SUBMARINO DESCONOCIDO EN GOLFO

NUEVO” en http://www.histarmar.com.ar/InfHistorica-

4/SubmDescenGolfoNuevo.htm)

-Cold War Submarines: The Design and Construction of U.S. and

Soviet Submarines, 1945-2001, Norman Polmar y K. J. Moore, Po-

tomac Books Inc. (Septiembre de 2003)

-U.S. Submarines Since 1945: An Illustrated Design History, Nor-

man Friedman, US Naval Institute Press; (Agusto de 1994)

-Project Azorian: The CIA and the Raising of K-129 Norman Pol-

mar y Michael White, Naval Institute Press (Octuber de 2010)

-Diversos artículos del sitio dedicado a la historia de los submarinos

rusos: http://www.deepstorm.ru/ (en ruso)