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El 21 y 22 de mayo de 1958 se vivió una situación inusitada en el Golfo Nuevo (Provincia de Chubut), cuan-do un grupo de navíos de la Armada Argentina, en ejercitaciones, detectó un contacto submarino, el que fue atacado en repetidas ocasiones por medios de superficie, así como aé-reos que se sumaron ulteriormente.
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Submarinos extranjeros en la Patagonia argentina. Por Mariano Pablo Sciaroni y Pablo Castro
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Submarinos extranjeros en la Patagonia argentina.
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Submarinos extranjeros en la Patagonia argentina.
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Submarinos extranjeros en la Patagonia argentina.
Un análisis a 50 años de los hechos.
I.- Contactos submarinos.
El 21 y 22 de mayo de 1958 se vivió
una situación inusitada en el Golfo
Nuevo (Provincia de Chubut), cuando
un grupo de navíos de la Armada
Argentina, en ejercitaciones, detectó
un contacto submarino, el que fue
atacado en repetidas ocasiones por
medios de superficie, así como aéreos
que se sumaron ulteriormente.
Más de un año más tarde, entre el 20
y 29 de octubre de 1959 fue detectado
otro submarino en Comodoro Riva-
davia por la fragata ARA Heroína,
hostigándose el mismo incluso con
los recién llegados aviones Neptune
de la Aviación Naval.
Sin embargo, la cacería más memora-
ble de uno o varios misteriosos sub-
marinos en aguas territoriales argenti-
nas fue la que se vivió del 30 de enero
al 26 de febrero de 1960, también en
el Golfo Nuevo, siendo su primera
detección fortuita por unidades nava-
les que se encontraban en ejercicios.
Inclusive expertos de la U.S. Navy se
sumaron a la misma, así como esta
fuerza aportó elementos de detección
y torpedos aéreos inteligentes: armas
modernas contra un submarino, su-
puestamente, moderno.
En los tres casos se consideró que los
contactos resultaban, sin dudas, sub-
marinos. Pero nunca se pudo determi-
nar a qué país pertenecían, ni que
actividad realizaban en aguas territo-
riales argentinas. Habiendo pasado
más de 50 años desde los contactos /
ataques por parte de la Armada Ar-
gentina, ningún país ha realizado
tampoco reconocimiento alguno.
II.- Operación “Golfo Nuevo II”. En tanto se mantuvo contacto durante
un tiempo prolongado con los subma-
rinos en el Golfo Nuevo en 1960,
buena información ha llegado de
dichas operaciones hasta nosotros,
que se ve reflejada y complementada
por la aparecida en el libro "Testimo-
nios de Tiempos Difíciles" de Ben-
jamín Cosentino (Editorial Dunken,
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Buenos Aires – el capítulo que co-
rresponde a este período se encuentra
en Internet en:
http://www.histarmar.com.ar/InfHisto
rica-4/SubmDescenGolfoNuevo.htm )
El libro de mención, manifiesta la
existencia de cuatro fases, transcri-
biendo literalmente lo que de allí
surge:
Primera Fase: Inicial El día 30 de enero de 1960 a las 0910
los patrulleros de la Escuadrilla de
Instrucción detectan un submarino
desconocido, en "aguas interiores" del
Golfo Nuevo, cerca de su boca. Pese a
los esfuerzos realizados para comuni-
carse y los pedidos de identificación
no hubo respuesta alguna. Autorizada
su persecución es atacado por los dos
patrulleros: ARA MURATURE y
ARA KING. La acción se desarrolla
hacia fuera del golfo, dando la impre-
sión de que facilitaba el contacto,
aunque mostraba superioridad de
maniobra y velocidad, tratando de
arrastrar a sus atacantes mar afuera.
Esto llevo a sus perseguidores más
allá de las 12 millas de la costa.
Al salir el submarino fuera de nuestro
mar territorial, las autoridades navales
ordenaron suspender la persecución y
regresar al Golfo. Esa noche del 30 de
enero, reanudada la navegación hacia
Puerto Madrid, obtienen un nuevo
contacto en el interior del golfo,
haciendo sospechar que se trataría de
otro submarino. Se suceden varios
ataques con intervención de un avión
Neptune, enviado a apoyar los patru-
lleros. Aparentemente el blanco sufre
una disminución de su capacidad de
evasión, presumiblemente por algún
daño anterior o durante su persecu-
ción. En ningún momento utilizo sus
armas ni intento identificarse. Perdido
el contacto, la escuadrilla retorno a
patrullar la boca del golfo durante la
noche, con el apoyo de un avión
Martin Mariner enviado en su apoyo.
Ali se produjeron nuevos contactos y
ataques, que dieron lugar a la siguien-
te fase.
Segunda Fase: Evasiva. Se caracteriza por el aumento de
unidades de superficie y aéreas. Se
produjeron una gran cantidad de
contactos de relativa corta duración,
en apariencia con dos submarinos.
Uno de ellos presumiblemente ave-
riado que trata por todos los medios
de lograr la pérdida del contacto; el
otro parecía actuar con maniobras de
diversión para aliviar la presión sobre
el primero. Axial lo interpretaron los
comandantes de los patrulleros. Fue
una fase típicamente evasiva proba-
blemente tendiente a recuperar un
submarino que posiblemente se en-
contraba averiado, o trataba de per-
manecer en las aguas protegidas del
golfo con el mínimo de daño, hasta
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decidir su escape. En esta fase el
submarino emerge parcialmente
varias veces en superficie quedando
clasificado como POSITIVO.
Tercera Fase: Escape. Se caracteriza por una serie de accio-
nes fuera de la zona preferentemente
utilizada durante la Segunda fase. Se
podría tratar del escape del incursor.
Cuarta Fase: Ausencia. Es un período de pocos o ningún
contacto, dudosos e indeterminados y
un prolijo rastrillaje, que permite
evaluar la ausencia de submarinos en
el golfo.
El submarino (o los submarinos) que
participaron de dicho evento fueron
observados en reiteradas oportunida-
des, así como se estableció que pose-
ían ciertas características, tales como:
Era del tipo diesel / eléctrico
Poseía snorkel para recargar baterías
en inmersión
Llegaba a una velocidad en inmer-
sión de alrededor de 16 a 20 nudos
Tenía buen sistema de sonares
Contaba con un moderno sistema
MAE (Medidas de Apoyo Electróni-
cas)
Poseía la necesidad de aflorar la
vela o parte de ella por ciertos perío-
dos
Con ello, y contando con los croquis
de los avistamientos (realizados por
personal naval inmediatamente luego
de los hechos), trataremos de encon-
trar una solución al enigma de la
identidad o, por lo menos, plantear
una teoría razonada.
Sin embargo, sin perjuicio que nos
centraremos en la “Operación Golfo
Nuevo II” antes debemos ver que
submarinos operaban en el Atlántico
Sur, desde 1958 a 1960.
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III.- Submarinos en el Atlánti-co Sur, fines de los `50 a ini-cios de los `60.
Los soviéticos. A partir de 1953 con la introducción
en servicio de los submarinos diesel /
eléctricos del Proyecto 611 (Clase
Zulu para la OTAN), la marina sovié-
tica contó con un buque con la sufi-
ciente autonomía para poder adentrar-
se en aguas que le resultaban ajenas.
La clase Zulu había sido diseñada
desde el inicio como un submarino
oceánico de largo alcance. Con un
desplazamiento de 1900/2350 tonela-
das, el sistema de propulsión die-
sel/eléctrico permitía una velocidad
máxima en inmersión de 16 nudos. A
partir de 1956 se desmontó todo el
armamento externo (cañones) aumen-
tando la velocidad máxima en inmer-
sión. Así, sin modificaciones especia-
les podían operar por más de 60 días
sin reabastecerse y su empleo opera-
cional incluía el reconocimiento
lejano, ataques a puertos estadouni-
denses con torpedos nucleares y/o
interdicción a las líneas de transporte
marítimo en el Atlántico.
Ni los submarinos medianos clase
Whiskey (Proyecto 613) o Romeo
(Proyecto 633) ni mucho menos los
minúsculos clase Quebec (Proyecto
615) serían adecuados para realizar
misiones de muy largo alcance. Y,
para aquel entonces, los más moder-
nos submarinos oceánicos clase Fox-
trot (Proyecto 941) recién estaban
entrando en servicio. De hecho el B-
94, primero de la serie, se incorporar-
ía a la flota del norte en enero de
1960.
Por otro lado, hacia fines de los años
50s los submarinos nucleares (SSN),
mucho más aptos para misiones de
largo aliento, recién estaban en fase
de desarrollo: el primer SSN soviético
fue el K-3 de clase November (Pro-
jecto 627) que entraría en servicio en
1958, presentando una gran cantidad
de problemas técnicos propios de un
prototipo. Por ende, es muy poco
probable que fuera empeñado en una
misión de exploración al Atlántico
Sur en fechas tan tempranas de su
desarrollo.
Por idoneidad o por inexistencia de
otros medios, los submarinos clase
Zulu fueron los elegidos para misio-
nes que se extenderían a todo el globo
y algunas llegarían hasta nuestras
costas.
Así, en el año 1957, el B-66, al co-
mando del Capitán de Segunda Clase
(un grado equivalente al de Capitán
de Fragata) NI Tsarev, fue el primer
submarino de la Voenno-morskoj flot
SSSR (Flota Marítima Militar de la
URSS) en transponer la línea del
Ecuador, llegando hasta la latitud 6º S
en el Océano Pacífico.
Al año siguiente sería el turno de
pagar el tributo a Neptuno en el
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Atlántico, que haría el B-75 de la
Flota del Norte al comando del Ca-
pitán de Segunda Clase MK Malkova,
arribando hasta 1º 50`S.
Vistas de proa y de popa de un submarino clase Zulu
A la tímida visita del B-75 le seguiría
una serie de misiones en el Atlántico
Sur por parte de otros submarinos.
Así, el B-82 (Capitán de 2do Grado
G. N. Shvetsov) tuvo su campaña de
135 días (desde el 15 de noviembre de
1958 al 31 de marzo del año siguien-
te), llegando hasta la altura de Punta
Quilla, para desde allí enfilar hasta el
Cabo de Buena Esperanza y volver al
norte.
Su misión era registrar campos gravi-
tacionales terrestres, así como medi-
ción de salinidad del mar, cotejo de
temperaturas, corrientes marinas y
otros datos que sirvieran para opera-
ciones futuras de submarinos de
misiles balísticos en dicha zona, la
que se consideraba poseía escasas
defensas antisubmarinas.
Es interesante hacer notar que su
comandante obtuvo la Orden de la
Bandera Roja por dicho hecho (la
primera que se otorgaba después de la
llamada Gran Guerra Patriótica), otros
tripulantes diversas condecoraciones
como la Orden de la Estrella Roja así
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como medallas al coraje y, finalmen-
te, toda la tripulación fue enviada, al
regreso, a descansar a un hotel en la
costa de Riga (Capital de Letonia).
Celebración a Neptuno al cruzar el Ecuador,
a bordo del B-82 (28 de diciembre de 1958).
El submarino fue apoyado por el
tanquero Vilyuisk, recibiendo tam-
bién su comandante y su tripulación
altas condecoraciones, tanto del esta-
do soviético como de la armada de
aquel país.
El B-72, concomitantemente al viaje
del B-81, cruzaba el Pasaje de Drake
desde el Pacífico y se aventuraba en
estos mares. Finalmente, el B-71 (del
Capitán I.N.Zavgorodnego), durante
la campaña de 1960-1961, realizaba
la campaña desde Kamchatka hasta la
Antártida.
También es importante remarcar la
presencia de dos submarinos, el B-88
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y el B-90, que apoyados por un buque
tanque y un carguero, circunnavega-
ron África en el mismo período.
Es interesante hacer notar que estas
misiones fueron en su momento
secretas, pero existirían otras con un
grado de clasificación de seguridad
más elevado, que permanecen a la
fecha todavía reservadas, tales como
las destinadas a recobrar un cono de
cohete que fue lanzado, a principios
de 1960, desde Cabo Cañaveral y que
se perdió en el Atlántico Sur. Sin
perjuicio de señalar que también
habrían sido llevadas a cabo por
“Zulues” y no, aparentemente, por
otra clase de submarinos.
Vale indicar que, el único “reconoci-
miento” soviético en estas misiones,
ocurrió a fines de 1959, al anunciar
dicho país que, pocos meses antes, un
submarino “enorme y con ventanas de
observación” (¿?) había completado
una misión científica en el Atlántico
Sur ¿Blanqueo de responsabilidades?
Los norteamericanos. Por su lado, los estadounidenses
aprovechaban militarmente el Atlánti-
co Sur, un escenario que, ciertamente,
no les resultaba desconocido después
de la Segunda Guerra Mundial.
En el año 1958 llevaban a cabo la
“Operación Argus” y lanzaban tres
misiles nucleares que explotaron en la
atmósfera, desde el USS Norton
Sound, situado el buque y su podero-
sa escolta equidistante entre Malvinas
y Ciudad del Cabo. No debe descar-
tarse que esta fuerza, denominada
Task Force 88, estuviera apoyada por
otra fuerza de tareas de submarinos,
operando en las cercanías.
Más interesante aún es el viaje del
USS Triton (SSRN-586), un submari-
no nuclear con misión originaria
como piquete radar, que llevó a cabo
la primera circunnavegación sumergi-
da del globo (“Operación Sandblast”).
USS Triton (SSRN-586)
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El Capitán Edward L. Beach marca la ruta de su submarino,
el USS Triton, en un planisferio.
Este submarino partió el 15 de febrero
de 1960 de su base de operaciones en
New London (Costa Este de EE.UU.)
y para los últimos días de febrero de
1960 estaba investigando cerca del
Golfo Nuevo un supuesto contacto
sumergido, que terminó siendo un
cardumen. El 3 de marzo, cuando
estaba presto a realizar un reconoci-
miento fotográfico de Puerto Stanley
(luego Puerto Argentino), y por dolo-
res en uno de sus tripulantes tuvo que
poner proa rumbo a Montevideo,
donde desembarcó al enfermo, para
proseguir luego el viaje hacia el sur,
bordeando la costa argentina.
Posiblemente hubiera, también, otros
submarinos estadounidenses en el
Atlántico Sur, sean nucleares o diesel
/ eléctricos. Al respecto, no deja de
llamar la atención la similitud de
algunos de los croquis con el USS
Triton o con submarinos clase Guppy
en servicio entonces en la US Navy.
Sin embargo, dichas similitudes
pueden deberse a que dichos croquis
eran una síntesis gráfica que intentaba
resumir el relato de varios testigos en
la figura de un submarino con una
vela y una cubierta sin más detalles,
características estas que coincidían
con la tendencia de diseño hidro-
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dinámico “limpio” de los submarinos
de aquel entonces.
USS Razorback clase Guppy
USS Skate (SSN-578)
Submarinos latinoamericanos y de otros países.
Cabe destacar, asimismo que, de los
países del área, Brasil poseía dos
submarinos clase estadounidense
Gato, recibidos en 1957. La Armada
de Chile (recordando que en fecha tan
temprana como el 6 de abril de 1931
un submarino chileno cruzó el Cabo
de Hornos y se adentró en el Atlánti-
co) estaba en un impasse en lo que
hace a su fuerza de sumergibles, ya
que los clase “H” y clase “O” estaban
desprogramados o con capacidad muy
limitada para fines de la década del
`50.
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Respecto otros países extra-
continentales, lentamente los países
centrales estaban construyendo sub-
marinos con características de avan-
zada, como el snorkel, alta velocidad
en inmersión, sistemas electrónicos
modernos, etc (por ejemplo, la clase
Porpoise en el Reino Unido), pero no
existe constancia que operaran en las
aguas del Atlántico Sur, máxime
cuando se estaban preparando para la
próxima guerra que sucedería en el
Atlántico Norte.
IV.- “Operación Golfo Nuevo II” y los sospechosos de siempre. En primer lugar, en un mundo bipolar
como era el de la llamada Guerra
Fría, el involucramiento de la U.S.
Navy en las operaciones antisubmari-
nas (de manera muy activa, vale
decirlo) prácticamente descartaba la
hipótesis que se tratara de submarinos
del bloque occidental.
Y, por más que el agregado militar de
la URSS en Buenos Aires, Constanti-
ne Kourin, en lo que hace al año
1960, rechazó inmediatamente la idea
de que las naves fueran de su país, y
el Viceprimer ministro Anastas Mi-
koyan, que estaba de visita en Cuba,
realizó una confusa declaración: “lo
único que van a matar es un montón
de peces” un análisis de los diversos
elementos apuntan hacia los soviéti-
cos como los responsables de la
intrusión.
No ayuda mucho a la credibilidad
soviética que, en ocasión de los ata-
ques del año 1958, el embajador de
aquel país informara a la prensa que
“estaba seguro que su país no tenía
submarinos en el Atlántico Sur”,
cuando ello resultaba (como arriba
señalamos) incorrecto.
Los sospechosos resultan, vale decir-
lo, los clase Zulu de la Armada Sovié-
tica: submarinos diesel/eléctricos,
dotados de snorkel, con velocidad en
inmersión de 16 nudos, buenos siste-
mas de detección y, además, necesi-
dad de aflorar la vela. Cumple la clase
con todas las características que
nuestros marinos individualizaron
luego de las operaciones.
Resta, entonces, analizar los croquis y
compararlos con fotografías históricas
y actuales, especialmente algunos
detalles de interés:
El interceptador de proa.
Algunas de las características repor-
tadas en los croquis de avistamiento
podrían atribuirse tanto a los clase
Zulu como Foxtrot. En particular el
“CROQUIS NRO. 1 MURATURE -
ACCIÓN NRO. 28” describe lo que
parece ser la vela de un submarino
junto con otro objeto de menor tama-
ño y de brillo “dorado cobre”.
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Este último objeto bien podría ser el
carenado del interceptador sonar a
proa cuya ventana acústica se dejaba
en color metálico natural. Llama la
atención la similitud de la forma
escalonada del carenado con el que
llevaban los clase Foxtrot.
En la siguiente fotografía de un Foxtrot, tomada desde el periscopio del submarino
Zeehond de la armada holandesa, se pueden apreciar claramente estas características.
Foto de un Foxtrot tomada desde el periscopio del submarino holandés Zeehond)
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Pero estos carenados del interceptador
sonar a proa no eran exclusividad de
los clase Foxtrot. Algunas clase Zulu
también portaban estos sistemas en
sus proas.
Submarino clase Zulu con interceptador sonar a proa
Como se dijo anteriormente, los más
modernos submarinos oceánicos clase
Foxtrot recién estaban entrando en
servicio. En efecto, el primero de
ellos, el B-94, en enero de 1960 esta-
ba realizando pruebas de inmersión a
300 m de profundidad en la bahía de
Kandalaksha en el Mar Blanco. El B-
95, segundo de la serie Foxtrot, y el
B-36 (tercero en ser construido), en
diciembre de 1959 estaban siendo
incorporados a la Flota del Norte en
Polyarny mientras que el B-37 recién
se incorporaría a dicha base en enero
de 1960. El quinto en ser terminado,
el B-133, era incorporado en diciem-
bre de 1959 a la flota del Báltico y
transferido en febrero de 1960 a la
flota del Norte. El último de los Fox-
trot terminado antes de las acciones
del Golfo Nuevo, el B-135, en enero
de 1960 estaba siendo incorporado a
la base Liepaja, Lituania y transferido
al mes siguiente a la Flota del Norte.
De ser veraz esta información históri-
ca, ningún Foxtrot pudo haber parti-
cipado en las acciones del Golfo
Nuevo en enero de 1960.
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Avistamiento de apéndices (radar o
snorkel)
En el “CROQUIS NRO. 4 MURA-
TURE - ACCIÓN NRO. 42” se des-
cribe: "AVISTAJE DE PERISCOPIO
O ANTENA RADAR DESDE BU-
QUE EN SUPERFICIE (ALT.) 0,50
m. distancia: 100 yds. Hora 2137
visibilidad: contra la luna, muy buen
mar color: oscuro NOTA: Se lo vio
girar”
Comparando con los mástiles de un clase Zulu lo observado en aquella ocasión pudo
haber sido la antena del radar o el snorkel (aunque este último no gira).
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Derecha: Periscopio y antena de radar (vista de atrás); izq. Antena radar vista lateral.
Abajo, snorkel. Todos de submarinos clase Zulu.
El submarino en superficie.
Es interesante lo que surge del reporte
de la “ACCIÓN 37” del ARA King,
descripta como “SUBMARINO EN
SUPERFICIE- PUNTA CONSCRIP-
TOS”.
Existe aquí un submarino en superfi-
cie, divisado en horario nocturno, por
lo cual es lógico que no se aprecien
mayores detalles. La forma redondea-
da de la proa en el croquis en princi-
pio parecería ser diferente a la forma
de la proa de los clase Zulu. Pero de
encontrarse el submarino apenas
aflorando su cubierta sólo el extremo
redondeado de la misma sería visible.
Este croquis da lugar a dos grandísi-
mos interrogantes. El primero, es
¿Que hacía el submarino en superfi-
cie, teniendo en cuenta que contaba
con snorkel? (y que su comandante no
podía desconocer el riesgo de la
maniobra). El segundo, ¿De que se
trata la estructura a proa de la vela?
Una buena respuesta a ambos interro-
gantes, puede ser que estuviera tra-
tando de utilizar su sistema de comu-
nicaciones de alta frecuencia. La
antena de dicho sistema se llevaba
plegada al ras de la cubierta y para
poder emplearla se la erguía 90°
asegurándola a un costado de la vela.
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Submarino clase Zulu, en el puerto de Ámsterdam. La fotografía es interesante en tanto
está tomada en condiciones de mala visibilidad, y guarda similitud con el croquis arriba
referenciado.
Los submarinos soviéticos del perío-
do necesitaban salir a la superficie, o
al menos aflorar la cubierta principal,
para que el aislador de la antena de
alta frecuencia quedara fuera del agua
al ser rotada a la posición de erguida.
Es que, si el aislador no quedaba
fuera del contacto con el mar, la
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energía de la transmisión podía hacer
que el acoplador de la antena hiciera
cortocircuito, con riesgo de explosión.
Submarino clase Zulu con la antena de comunicaciones en posición vertical.
Este problema no era compartido por
sus homólogos occidentales, por lo
cual resulta otro indicio más de que se
trataba de un submarino soviético.
Una característica de los Zulu de
ataque que no se observa en los cro-
quis es la vela escalonada. Pese a
esto, al contrario de lo que indica Don
Benjamín Cosentino, habría que
descartar la participación de los Zulu
modificados para investigación –que
no poseían el escalón en la vela-
“Proyecto AB611K” (serían en total
cuatro submarinos convertidos, que
llevarían los nombres de Vega, Marte,
Orión y Lira) ya que estos se modifi-
carían recién a finales de los años 60
y principio de los 70. Sin embargo, la
ausencia del escalón de la vela en los
croquis no debe sorprender ya que las
observaciones se realizaron en horario
nocturno y en medio de la acción. Por
otro lado el escalón no es siempre
evidente, menos aún cuando se obser-
va la vela de los Zulu desde un ángu-
lo.
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V.- A modo de conclusión, una hipótesis.
No existe una conclusión cierta sobre
qué submarino fue el atacado en el
año 1960 por fuerzas argentinas
asesoradas, en la última parte de la
operación, por la armada de los Esta-
dos Unidos.
La hipótesis más razonable, según
surge de la información colectada y,
también, por ausencia de otras más
plausibles, es que se tratara de un o
unos submarinos soviéticos clase
Zulu los involucrados en los aconte-
cimientos que tuvieron en vilo a la
nación.
Más allá de la confiabilidad de la
hipótesis, la guerra fría, como más de
una vez dijimos, estaba más cerca de
lo que siempre creímos.
Un clase Zulu y otro clase Whiskey (el más cercano a la cámara) dejando puerto.
En horas nocturnas, hubiera sido muy difícil distinguir cualquier escalón en la vela.
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Autores:
Mariano Pablo Sciaroni
Abogado y Magister en estrategia y geopolítica. Escribió “Malvinas – Tras
los Submarinos Ingleses así como numerosos artículos sobre temas navales
y de Malvinas en revistas especializadas y páginas de Internet.
Dr. Pablo A. Castro, Colaborador de elSnorkel.com.
Investigador en ciencias químicas que luego de desempeñarse en institucio-
nes científicas y tecnológicas de la Argentina y el exterior, continúa con sus
actividades en el ámbito privado.
Bibliografía:
-“Viajes autónomos de submarinos diesel de la Flota del Norte desde
1957 a 1966”, C. T. Celin, capitán de 2do rango, retirado.
http://www.podlodka.su/news_otd.php?id=6&cat=a (original en ru-
so)
-"Testimonios de Tiempos Dificiles", por Benjamin Cosentino, ed.
Dunken (capítulo “SUBMARINO DESCONOCIDO EN GOLFO
NUEVO” en http://www.histarmar.com.ar/InfHistorica-
4/SubmDescenGolfoNuevo.htm)
-Cold War Submarines: The Design and Construction of U.S. and
Soviet Submarines, 1945-2001, Norman Polmar y K. J. Moore, Po-
tomac Books Inc. (Septiembre de 2003)
-U.S. Submarines Since 1945: An Illustrated Design History, Nor-
man Friedman, US Naval Institute Press; (Agusto de 1994)
-Project Azorian: The CIA and the Raising of K-129 Norman Pol-
mar y Michael White, Naval Institute Press (Octuber de 2010)
-Diversos artículos del sitio dedicado a la historia de los submarinos
rusos: http://www.deepstorm.ru/ (en ruso)