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Maracay, Sábado 13 de abril de 2013 Crónicas del Olvido ALBERTO HERNÁNDEZ Bolívar y Cristo en el diván (Donde la majadería de El Quijote es más terrenal) ** De aquel caballero quedan las proclamas y las imágenes que consagran una nacionali- dad, pero también están los despojos de su tristeza, la verba de su desagrado por lo que ha hecho la historia con su nombre. De aquel caballero quedan sus pequeñas botas en Caracas, como el recuerdo del rocín de Don Quijote en La Mancha 1.- U n psiquiatra es un tras tornado que tiene en la locura su mejor insu- mo. Revela la inextricable vo- ciferación del extravío y hasta llega a ser parte de esa trave- sía. Los personajes de carne y hueso, esos que la historia dejó atrás en cuerpo mas no en alma (Pancho Herrera Luque respi- ra), tienen en algunos contem- poráneos aliados ineficaces. Por ejemplo, Simón José An- tonio de la Santísima Trinidad, que no se quedó fuera de la imaginación, ha sido conver- tido en un tipo muy serio. Suer- te de santón para algunos que, por su condición de mundano, fue trocado en intocable. A menos que me concentre en su mundanalidad, no me queda otra salida que alternar con su memoria o desmemo- ria. A Simón Antonio le gus- taban las mujeres bonitas, el buen vivir, las juergas y el bon vino. Escribió sobre guerras y política y logró lo que ya todos sabemos. Fue un libe- rador, un libertador. Un día dijo -con la soberbia de su lengua- que él, Cristo y el Quijote eran los más gran- des majaderos de la historia. Cierto, si no aparecen otros mucho más que ellos tres. Ese Bolívar, el que registraba tra- vesuras y creaba imágenes en las que aparecía como prota- gonista, cae muy bien porque muestra al verdadero ser hu- mano. No al de las proclamas. Porque se pone ampuloso, arrogante, marcial. Con razón cuando las leen en voz alta apa- rece un locutor romántico y casi en trance. Cualquiera es- cribe una proclama. El Bolívar de Manuelita es un tipazo. El tuberculoso, porque entendió que la muerte abriría un com- pás nuevo en la tierra que sus enemigos dividieron. El Bolí- var de aquel romanticismo tardío de siempre en América. La fiebre de la gloria. 2.- El Bolívar que conocemos es el de las estatuas, sucio de desechos de palomas y asolea- do. Es el mismo que nos ofre- cen en la escuela, el mismo que recibe flores y coronas de muertos. Majadero, como Cristo y Don Quijote, Simón Bolívar ha sido llevado al diván de los psiquiatras. Herrera Luque lo analizó en carne y hueso y lo descubrió en sus fantasmas y miserias, virtudes y belleza interior. Llevado al consulto- rio, ese Bolívar, el que ama- mos y negamos a veces, nece- sita ser confrontado con su obra, no con la que los que se avienen a ser los tutores de lo que hizo, porque así se siente. Los hombres que han alcan- zado el poder, de alguna ma- nera, creen que Bolívar ambu- la por los pasillos del país. Es decir, el pequeño gran hom- bre de Caracas y San Mateo, el grande de América, no tuvo -a juicio de ciertos cronistas del despilfarro- conciencia ciudadana, no tuvo civilidad. Se olvidan del hombre, del verdadero, del que se recono- cía perturbado por sus nacio- nales civiles, por sus sueños truncados, por la falta de feli- cidad de sus pueblos. Hoy, es necesario desvestir- lo, verle sus enfermedades, sus errores, sus virtudes. 3.- Hoy, digo, Cristo, el Jesús hijo del carpintero, es coloca- do como parte de la osadía de los más antiguos procederes humanos. Esta contradicción es propia de quienes se sacu- den el polvo de los sepulcros. Los majaderos como Cristo, Bolívar y Don Quijote perte- necen a otro espacio. Deshuesar a Bolívar, desde su carnalización, debe ser par- te de la labor de los venezola- nos. Desnudarlo para saberlo nuestro. No hacerlo un tótem, como siempre lo hemos criti- cado. Ese Bolívar se torna odioso, el convertido en culto broncíneo. Y digo esto porque Bolívar murió quejándose de los crímenes de algunos de sus compatriotas. Pidió la unidad de su pueblo. Colocarlo a él y a Cristo en un diván representa el símil de la locura de quienes lo empu- jan a vivir en un eterno mani- comio. Don Quijote no nos al- tera porque su majadería esta- ba muy cerca de la alucinación, de una demencia deliciosa sólo prescrita por Sancho. ¿Qué habría pasado si Sucre no es asesinado? Probablemente ha- bría montado el borrico del compañero de Quijano. A Bo- lívar le faltó más realidad, me- nos Chimborazo, menos aluci- nación. El Jesús que hablaba con Dios era asaltado por la luminosidad, por esa locura celestial que hombre alguno conocido haya experimentado con tanto gozo y dolor. Y Bolí- var, tan de carne y hueso, fue atrapado por una enfermedad cínica: la eternidad. He allí par- te de la porfía de la historia.

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Maracay, Sábado 13de abril de 2013

Crónicas del Olvido

ALBERTO HERNÁNDEZ

Bolívar y Cristo en el diván(Donde la majadería de El Quijote es más terrenal)

** De aquel caballero quedanlas proclamas y las imágenesque consagran una nacionali-dad, pero también están losdespojos de su tristeza, la verbade su desagrado por lo que hahecho la historia con su nombre.De aquel caballero quedan suspequeñas botas en Caracas,como el recuerdo del rocín deDon Quijote en La Mancha

1.-

Un psiquiatra es un trastornado que tiene en lalocura su mejor insu-

mo. Revela la inextricable vo-ciferación del extravío y hastallega a ser parte de esa trave-sía. Los personajes de carne yhueso, esos que la historia dejóatrás en cuerpo mas no en alma(Pancho Herrera Luque respi-ra), tienen en algunos contem-poráneos aliados ineficaces.Por ejemplo, Simón José An-tonio de la Santísima Trinidad,que no se quedó fuera de laimaginación, ha sido conver-tido en un tipo muy serio. Suer-te de santón para algunos que,por su condición de mundano,fue trocado en intocable.

A menos que me concentreen su mundanalidad, no mequeda otra salida que alternarcon su memoria o desmemo-ria. A Simón Antonio le gus-taban las mujeres bonitas, elbuen vivir, las juergas y el bonvino. Escribió sobre guerrasy política y logró lo que yatodos sabemos. Fue un libe-rador, un libertador.

Un día dijo -con la soberbiade su lengua- que él, Cristo yel Quijote eran los más gran-des majaderos de la historia.Cierto, si no aparecen otrosmucho más que ellos tres. EseBolívar, el que registraba tra-vesuras y creaba imágenes enlas que aparecía como prota-gonista, cae muy bien porque

muestra al verdadero ser hu-mano. No al de las proclamas.Porque se pone ampuloso,arrogante, marcial. Con razóncuando las leen en voz alta apa-rece un locutor romántico ycasi en trance. Cualquiera es-cribe una proclama. El Bolívarde Manuelita es un tipazo. Eltuberculoso, porque entendióque la muerte abriría un com-pás nuevo en la tierra que susenemigos dividieron. El Bolí-var de aquel romanticismotardío de siempre en América.La fiebre de la gloria.

2.-El Bolívar que conocemos

es el de las estatuas, sucio dedesechos de palomas y asolea-do. Es el mismo que nos ofre-cen en la escuela, el mismoque recibe flores y coronas demuertos.

Majadero, como Cristo yDon Quijote, Simón Bolívar ha

sido llevado al diván de lospsiquiatras. Herrera Luque loanalizó en carne y hueso y lodescubrió en sus fantasmas ymiserias, virtudes y bellezainterior. Llevado al consulto-rio, ese Bolívar, el que ama-mos y negamos a veces, nece-sita ser confrontado con suobra, no con la que los que seavienen a ser los tutores de loque hizo, porque así se siente.Los hombres que han alcan-zado el poder, de alguna ma-nera, creen que Bolívar ambu-la por los pasillos del país. Esdecir, el pequeño gran hom-bre de Caracas y San Mateo,el grande de América, no tuvo-a juicio de ciertos cronistasdel despilfarro- concienciaciudadana, no tuvo civilidad.Se olvidan del hombre, delverdadero, del que se recono-cía perturbado por sus nacio-nales civiles, por sus sueñostruncados, por la falta de feli-

cidad de sus pueblos.Hoy, es necesario desvestir-

lo, verle sus enfermedades,sus errores, sus virtudes.

3.-Hoy, digo, Cristo, el Jesús

hijo del carpintero, es coloca-do como parte de la osadía delos más antiguos procedereshumanos. Esta contradicciónes propia de quienes se sacu-den el polvo de los sepulcros.Los majaderos como Cristo,Bolívar y Don Quijote perte-necen a otro espacio.

Deshuesar a Bolívar, desdesu carnalización, debe ser par-te de la labor de los venezola-nos. Desnudarlo para saberlonuestro. No hacerlo un tótem,como siempre lo hemos criti-cado. Ese Bolívar se tornaodioso, el convertido en cultobroncíneo. Y digo esto porqueBolívar murió quejándose delos crímenes de algunos de sus

compatriotas. Pidió la unidadde su pueblo.

Colocarlo a él y a Cristo enun diván representa el símil dela locura de quienes lo empu-jan a vivir en un eterno mani-comio. Don Quijote no nos al-tera porque su majadería esta-ba muy cerca de la alucinación,de una demencia deliciosa sóloprescrita por Sancho. ¿Quéhabría pasado si Sucre no esasesinado? Probablemente ha-bría montado el borrico delcompañero de Quijano. A Bo-lívar le faltó más realidad, me-nos Chimborazo, menos aluci-nación. El Jesús que hablabacon Dios era asaltado por laluminosidad, por esa locuracelestial que hombre algunoconocido haya experimentadocon tanto gozo y dolor. Y Bolí-var, tan de carne y hueso, fueatrapado por una enfermedadcínica: la eternidad. He allí par-te de la porfía de la historia.

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Testimonios de un narrador americano

Contenido Maracay, Sábado 13 de abril de 201310

LEONARDO MAICÁN

Para los antiguos co-frades Manuel Cabesay Rafael Ortega

Quiero dejar testimonioacerca de una verdad irre-futable: Yo no he partici-

pado jamás en un taller litera-rio, en el sentido epistemológicode lo que es un taller literario.Eso, a pesar de unos poemas míosincluidos en la antología del ta-ller literario Los moradores. Porcierto, poemas escritos y publi-cados en Contenido en 1992, ochoaños antes de que iniciara el ta-ller. Esto lo digo porque hay quie-nes creen que yo soy un escritor"made in taller". ¡Santos demo-nios! ¡Que no se ponga uno a tra-gar libros como un chivo a ver siva a hornear buen pan! ¡No tepongas tú a darle julepe al lápiza ver si te van a salir juanetillosen los dedos! El único taller al quehe asistido es al taller de la vida,en el que he ejercido los más disí-miles oficios: obrero, vigilante,corrector, mamonero, ayudantede albañilería, limpiador detumbas, paracaidista, profesor,etc. Así, el mirar la ciudad desdearriba, desde un paracaídas, mepermitió más tarde, al asumir laescritura como oficio, a tener unamirada panóptica mucho máslimpia al momento de narrar odescribir ciertas situaciones.

A pesar de mi título universi-tario en lengua y literatura conmención magna cum laude, meconsidero con toda franqueza un

autodidacta. Como ha señaladomi amigo Manuel Cabesa: "Leo-nardo Maicán tiene la virtud deser un escritor que se ha hecho así mismo" (revista Pie de Página,febrero de 2009). No niego queen una que otra ocasión asomémis narices en uno que otro ta-ller, ya por camaradería o porsolidaridad etílica, más pendien-te de la curda de final de tallerque del evento en sí. Y aun mehe arrimado al taller de GloriaDolande, excondiscípula mía delPedagógico, para compartir im-presiones con sus talleristas.Todo esto viene a cuento, porquequiero homenajear a dos impor-tantes talleres que han florecidoen Maracay.

A Harry Almela lo conocí en1992, cuando asistí a una de susreuniones. Empleaba el poeta unmétodo poco pedagógico: Una vezpor semana, un participante secomprometía a llevar al taller untexto de su creación. Texto foto-copiado tantas veces de acuerdo

con el número de participantes.Luego cada uno de los talleristas,previa lectura del material, de-bía hacer las respectivas críticasy recomendaciones. Muchas delas críticas lanzadas por los "con-tertulios" eran ácidas, zahirien-tes. Lo triste era que la "víctima"no podía defenderse, pues segúnlo convenido, debía permanecersentada, muda, oyendo las críti-cas (buenas o malas). La semanapróxima era el turno de otro par-ticipante, y quien ayer fue vícti-ma mañana sería verdugo. Ra-fael Ortega me contó el caso deuna chica que era "verduga" contodo el mundo, y cuando le tocósu turno de traer su texto, la crí-tica fue tan despiadada que la po-bre muchacha rompió a llorar.Aun los más talentosos recibíansu buena dosis de cicuta. Yo, queera un genio en ascenso, dejé lapeluca el primer día. Esa fue miprimera incursión en la Repúbli-ca de Almela. Volví a sus prediosuna década después. Para enton-ces, la pedagogía empleada porHarry era más flexible. Pero estasegunda incursión mía tampocoduró mucho: una noche Harryme corrió de su taller porque pre-ferí irme a beber caña con Ma-nuel y con Juancho antes queoírlo a él. No le guardo rencor aAlmela, a quien considero uno delos poetas más cultos de su gene-ración. Poeta cuyo taller marcóépoca en los 90 y primeros añosdel siglo 21.

La llegada de Manuel Cabesaa Maracay coincidió con la pu-blicación de mi libro Duelo deases, en 1995. Hombre de inteli-gente conversa, en primera ins-tancia Manuel se nos presentócomo poeta, pero pronto sacó arelucir sus dotes de narrador: En

1996 se ganó una Mención Ho-norífica en el V Concurso Litera-rio Semana de la Juventud, con-curso donde tuve el honor de par-ticipar como miembro del jura-do junto a Rosana Hernández yÁngel Gustavo Infante. Era laépoca en que Rafael Ortega, Ma-nuel Cabesa y yo nos la pasába-mos saltando de bar en licorería.Aparte de las espumosas, nosunía un interés superior: las le-tras. En cada "parada etílica" nohacíamos sino hablar de Borges,Cortázar, Gallegos, Fuentes, Rul-fo, etc. ¡Sin darnos cuenta, está-bamos haciendo taller literariocallejero! Esta etapa "pretallerís-tica", que va del 95 al 99, la hellamado "codolingus", pues a lostres nos gustaba empinar el codoy darle a la lengua.

Contrario a la creencia gene-ral, el taller no comenzó en 1999,sino en el 2000. Imposible quehaya sido en el 99, pues yo (quetenía entonces 32 años) ingreséal Pedagógico en octubre de1999, y para esa época el tallerno había arrancado. Doy por se-guro que fue en el 2000, lo re-cuerdo porque ese año fue la ba-talla electoral entre Chávez yArias Cárdenas. Además: Guar-do viejos papeles en mi baúl queavalan mis palabras, pero porahorrar espacio no voy a citar-los. En fin, alrededor del núcleofundador (Rafael, Manuel y yo)fueron integrándose otras voces,sobre todo, compañeras mías delPedagógico. El taller, que enton-ces carecía de nombre, lo llamá-bamos de manera informal laCofradía, en honor a una cofra-día juvenil que aparece en la no-vela Juegos bajo la luna, de Car-los Noguera, que recién habíaleído. Era común escuchar entre

nosotros: "Hoy se reúne la Cofra-día". Yo, fiel a mi espíritu "sudis-ta", un día me separé de la confe-deración tripartita, o "cuatri-partita", si nos atenemos a laspalabras de Manuel: "Recuerdolas alegres discusiones quemanteníamos en aquellos díasRafael Ortega, Leonardo Mai-cán, Alejandro Ramírez y quienesto suscribe" (contraportada deLos moradores).

Mención aparte merece Con-tenido, ese espacio para el dis-frute de las artes y las letras quedesde hace más de dos décadascoordina el poeta Alberto Her-nández, antiguo profesor mío deCastellano en el año liceísta1982-83. Contenido, tribunadonde publiqué mi primer cuen-to, Fantasma vespertino, en la yalejana fecha del domingo 7 dejulio de 1991. Y es que sin ser untaller literario, Contenido hasido ventana, y escuela, paramuchos escritores de nuestraregión, y de más allá. La histo-ria de la literatura te recompen-sará, maestro, y mi mente re-volotea como un turpial en lossiglos por venir, y allí veo a Con-tenido, brillando cual faro deAlejandría en el árbol del tiem-po, a cuya sombra el viejo Vir-gilio sigue cantándonos sus églo-gas al viento.

Me place saber que la Cofradía(llamado hoy Los moradores) hayalogrado mantenerse en el tiempo.No quiero despedirme de mis lecto-res sin antes decir que el soldadoparacaidista de la foto soy yo, mi-nutos antes de subirme al aviónpara saltar. En el reverso de la foto,escribí: "Recuerdo de mi último sal-to. Base Aérea de Palo Negro, 17-3-88". ¡Antiguos cofrades, este anísva por ustedes! ¡Salud!

MANUEL CABESA

Freddy Borges: "Animal de presa"

Una frase perentoria de Er-nesto Sabato dice: "al levantarnos sobre las dos

patas traseras hemos abando-nado la felicidad zoológica e in-augurado la infelicidad metafí-sica". No he dejado de pensar eneste aforismo mientras leía Ani-mal de presa (Fundación Edito-rial El Perro y La Rana, 2011)de Freddy Borges. Se trata deun poemario que realiza una re-quisitoria de la existencia hu-mana, desde lo primigenio ani-mal, para Borges pareciera quelo humano no fuera una formade trascendencia sino una invo-

lución hacia ciertos instintos de-predadores con que nos gustacaracterizar a las fieras: Sacu-diéndome las entrañas me ocul-to en los matorrales, allí donde eltigre ataca al venado y el coyoteatrapa la liebre./ Donde el hal-cón rapaz clava las garras dan-do muerte a la serpiente y el noc-támbulo búho acecha al roedor./Ahí donde se escuchan los acor-des del animal, perseguidor yperseguido por el ocio de sentir-se víctima.

Debo acotar que aunque setrata de la primera publicaciónde Freddy en forma de libro, nose trata de una escritura pri-meriza. En estos poemas hayuna marcada meditación de laforma que incide en la formaoracular de la expresión. Las

dos primeras partes del poema-rio: "El animal" y "La presa"concatenan de forma coheren-te creando un discurso que es ala vez narración y reflexiónsobre las contradicciones de lavida: Qué olor a jaula tiene elaire de la vida. Este mudo espa-cio que desgarra la piel. / No mevas a creer, anoche soñé queuna gran lluvia de hongos mecubría el cuerpo./ Cuando des-perté, la cama estaba llena depájaros muertos.

La utilización del verso lar-go, cercano a la prosa acerca anuestro poeta a los hallazgosque en esta materia realizaranalgunos poetas de la vanguar-dia latinoamericana de los 60,Rodolfo Hinostroza, ErnestoCardenal o Enrique Lihn, por

nombrar sólo algunos. Se tratade una dicción salmodica querefleja aún más la vertiente deangustia existencial con quefueron redactados cada uno delos textos que integran estas dosprimeras partes: El hombre re-tiene en la presa/ el animal que aveces desconoce.

Cierra el libro una terceraparte titulada "Mudanzas", quea pesar que se aleja un poco dela sintaxis que el poeta veníatrabajando, termina por sinte-tizar el discurso que desde elprincipio ha sido la constantedel poemario. Se trata de ver-sos breves, cercanos a la tradi-ción japonesa del haiku: El es-pejo te devuelve/ a la víctima/ ya veces te reconoce.

Donde, como vemos, el poe-

ta se desdobla para mirarsedesde el espejo de la escrituraabriendo paso a la reflexión so-bre el oficio, a la búsqueda dealguna trascendencia, puescomo asevera el ya citado Ernes-to Sabato: "el arte contribuye ala elevación de la criatura hu-mana desde su simple condiciónzoológica para permitirle el ac-ceso a las cumbres de la reali-dad espiritual. Esas cumbresque ella, y únicamente ella,puede alcanzar aun en medio delas más horribles miserias físi-cas y morales." Aunque no siem-pre Freddy Borges esté comple-tamente de acuerdo con esta afir-mación y a veces hasta dude desu condición de poeta: Que si es-cribo / no lo sé./ Digamos quesufro / con mis intentos.

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Maracay, Sábado 13 de abril de 2013 Contenido 31

Toque al fondo del abismo

TULIO RAFAEL DURÁN VEGAS

con la cabeza entre las piernas

Pedro Anticipación, así lollama la imaginación.Este era y es un persona-

je desvencijado o desconcer-tado cuya realidad huidiza einasible y anodina, por sermuy simple, estaba súper car-gada de un gran fuego interiorsin vestigios de una pizca desombra. Tenía la costumbre-casi siempre- de mirar la ven-tana que se abre al asomarseel romanticismo acuñado porla vanguardia, el modernismo,el criollismo con su realismonativista. Jamás en sus re-flexiones monologadas, decara a la modernidad, se pa-seó que esa moneda tenía otrorostro con su cara de luz y desombra como debe ser la na-turaleza. Por mucho tiempo,con su gran fuego interior, suficción, y su barroquismo ex-cesivo no lo hizo mirar losaciertos y desaciertos del maluso de la tecnología y las abe-rraciones gubernamentales;para él todo era una gran su-bida progresiva hacia la civi-lización, hacia la luz, que ja-más lo traerían de regreso ode bajada. Quizás, en algúncaso, por obra del azar. O, enotro, por las circunstancias dela barbarie.

Pero un buen día los acon-tecimientos que rodearon suentorno lo llevaron a sentir elpeso de un gobierno tiránicoy despótico que, luego, sevendría abajo para ser reem-plazado por un demócrata quepor su creciente impopulari-dad y su enfrentamiento conlas fuerzas progresistas setransformó en otro tirano dis-frazado de demócrata que lodecepcionaron, pero sucedióque, en ese preciso momento,arribaron los revolucionariosde una Isla que ofrecían El Pa-raíso terrenal y esto lo hizocambiar de plano.

Exactamente, al llegar delinterior de su país a la ciu-dad capital, después de estu-diar derecho, reunirse conun grupo de estudiosos de li-teratura, conformar una re-vista denominada Sardio yun grupo con el mismo nom-bre, cuya tónica literaria nopasaba de lo formal a lo este-tizante; lo encandiló aquel

acontecimiento de la revolu-ción, que lo llevó a pasar a laetapa de la beligerancia, eldesenfado (o sin enfado) acomprometerse política-mente como lo demuestra suboutade (o chistes) de humornegro (con esa capacidadque poseen los que descu-bren lo trágico en la comici-dad) con su ironía y sus jue-gos de imaginación y fundócon el mismo grupo "El te-cho de la ballena".

Era, sin lugar a equívoco,un defensor a ultranza de lamodernidad; tanto que, pornada del mundo, dejó de lu-char contra toda suerte de os-curantismo autoritario, sinbuscar nada a cambio. Hizofrente con valentía a toda for-ma de gobierno opresor. Conestas herramientas y la media-ción del símil, la metáfora, dela alusión ambivalente, la am-bigüedad y el recurso del datodiferido para producir el de-bido suspenso, detecta la otrafisonomía de la moneda.

Estos son los mundos deBuñuel, escrito por VíctorFuentes en Google:"Con estehumor negro que caracterizaal latino, que, en casi todoslos casos, nos sirve para libe-rarnos con regocijo cuandomediante su uso provocamosla ira o la indignación- connuestras sátiras- del que nosafecta y le sacamos la risa allector o al que nos escuchapronunciarla.

"Es una especie de desdra-matización dice Annie Le Bru,

del drama que nace del en-frentamiento del yo y lasfuerzas restrictivas de laexistencia. (2)

En el cine mexicano de Bu-ñuel incluye toda esta pano-plia (o armadura del drama)siendo su objetivo destruirtodos los muros contra losque no entienden que la ple-nitud de la vida siempre estáamenazada de estrellarse.

1) Google.2) Ob.cit.Es de este modo en que el

escritor Adriano GonzálezLeón, le da luz a Pedro Anti-cipación quien se anticipa atodo lo que sucederá en elporvenir y, por adelantado,utiliza la alternancia de losplanos tempororeospaciales,entre los más usados el polí-tico, que permitirá trascen-der del mundo real al imagi-nario-mágico y, a veces, so-brenatural, que lo ubican enlos requerimientos estéticosde las tendencias literariashispanoamericanas conoci-das como realismo mágico oreal maravilloso. Esta, más laalternancia de los planos,más la constancia de los ejestemáticos, tales como elamor, el olvido, la muerte yla resurrección van más alláde lo conflictivo y cotidianopara reforzar el poder de su-gerencia en la historia a tra-vés de la polivalencia se-mántica de la trama y de lossímbolos basados en la am-bigüedad como tema recu-

rrente que se repite siemprepor causa de los que com-prendemos qué enseña laposmodernidad. Estos ele-mentos se hallan reforzadosen todas sus creaciones lite-rarias. Un ejemplo, para fa-cilitar al lector el entendi-miento, lo tenemos en sucuento: "El enviado".

Una mujer vierte agua ben-dita en una habitación mien-tras llora. Aplica incienso porlos rincones de la casa en me-dio de olores rancios e imáge-nes de santos. Luego, en lacara y el desasosiego o la in-quietud de un hombre demo-níaco, ve en él la imagen deSan Juan el Bautista que lahace sentir perturbada.

En este momento el narra-dor del cuento se traslada a lasituación final para diferir laexpectativa del lector, al rom-per la hilaridad de la historia,dejando al lector en suspen-so. En otras palabras se va porlas ramas al retardar la infor-mación hasta que cree conve-niente atar los cabos sueltosdel cuento.

La mujer se llama Salvia yel hombre Simón Soler. (3)

Este es un cazador de co-nejos o conejas y retocadorde santos y santas en unaIglesia pueblerina. Aquí vie-ne la metáfora, ella se obse-siona con él cuando cae entrance y delirio por la cazade la coneja y le ruega el bau-tismo. En ese instante, ellarecibe el eco de los MisteriosGozosos. Después el terrible

ora pro nobis al convertirseen receptáculo del vino sa-grado que la hará construiranimalitos con esperma.Desde que nació aquel deseoextraño, su angustia, su acer-camiento y su amor poraquella imagen de San JuanBautista que le sonreía com-placiente al extremo de con-fundirse con la erecta figurade San Antonio que la invita-ba a tocar el segundo parainiciar el ritual con el toquedel tercero. Ella complacida,lo acaricia cuando apareciódulce, sin barba, resplande-ciente y, en fracciones de se-gundo sintió el tercer toqueque la perdía al fondo delabismo.

Un buen día ella iba di-ciéndole a su madre: -Vieja,vieja, que no me dejas bailary esta le respondió: Tienes eldiablo metido en el cuerpo,muchacha.

Haciendo caso omiso se fuenuevamente al templo y escu-chó una voz que clamaba enel desierto. Ella, por supues-to, se llenó de deseos desde lospies hasta la cabeza y comen-zó a bailar frente a la sonrisade San Juan que la redimíacada vez que sentía aquel fue-go demoníaco que la elevabay la bajaba bajo los arpegiosacelerados de aquella cañasonora que la hacían gemircomo una bestia enloquecidaen el desierto.

En fin, en este ritual circu-lar, Pedro anticipación se diocuenta de que, a cada muer-te de San Juan Bautista, ellale ofrecía flores que lo con-minaban a la redencióncuando él agitada su cañacon el viento y con palabrasy verdades dulces la volvía aenvolver en su manto dementiras y de verdades amar-gas con engaños, hasta el díaque ella tomó el cuchillo dela mesa y la sangre corrió,gomosa, como esperma de lacabeza del santero. Ahoraestá invadida por el resplan-dor, cegada de visiones, sola;y llorando agua bendita, conla cabeza de San Juan entresus piernas. Tal vez el mundoestará así siempre con la ca-beza abajo sin pensar en elporvenir sino en lo pasional.

(3) Adriano González león:"Uno y otros cuentos"

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Maracay, Sábado 13 de abril de 201332 Contenido

Diez poetas contemporáneos de JapónANA MARÍA RAMÍREZ

Ser

Kazuko ShiraishiKazuko ShiraishiKazuko ShiraishiKazuko ShiraishiKazuko Shiraishihubo algo parecido en unacuesta amazónicay en las selvas indonesiasvoló ligeramente sobre sus alasdesvaneciéndose como vértigodespués del segundo (viajeseparadospero existió realmentecomo luz y sombra en cópulasúbitaestremeciendo levemente elaire silencioso.

El cielo de la nevera(fragmento)

Ruriko MizunoUn bocadillo de invierno en unplatoen cuyo extremosin cesarestá nevando.(El mundo es mítico.)Una noche así,en un rincón del cielo,agoniza un gigante,como un campo de cultivomanchado de sangre…Una noche así,en el envés de las estrellasel sol del ocaso burbujeasusurrante,mientras la madre difunta da aluz un bebésobre la sábana ondulante colorrosado.

La frase prohibida TTTTTorikorikorikorikoriko To To To To Takakakakakarabearabearabearabearabe

No mires el pozo profundo,que aquí siempre está muerta lahermana pequeña.No te despiertes al amanecer,que escucharás el eco delos disparos y los retumbos delas orugas.En el mundo aún copian aquellaépoca."La vida no tiene sentido":Al escribir esta frase,originará una carcajada a mihermana difunta (por primeravez."Claro, no tiene ningún sentido",sigue escribiendo la poeta conénfasis (…)

El deseoYYYYYutakutakutakutakutaka Hosonoa Hosonoa Hosonoa Hosonoa Hosono

En el abdomen y hacia la espina,en línea horizontal,hay un mar desteñido.Mi hijo ahí desarmado, amedianoche,hecho un montón de palilloschamuscados,

llueve como tortugas.Las bombas incendiarias.Las lápidas sepulcrales en elarenal.Con un brazo arrancado al niño,La mujer viene corriendo.Los cabellos se mecen en elfondo de la cuneta.La ascensión al cielo de lanovia.El joven aferrado al recuerdocomo si abrazara aquellaspiernas blancas,desea aplastar el trasero de laabejaporque la imagen no estridimensionalpor mucho que se proyecte en lapantalla (…)

¿Por qué el cabello delas bellas suecascambia de rubio a verde?

TTTTTeeeeetsuo Naktsuo Naktsuo Naktsuo Naktsuo NakagamiagamiagamiagamiagamiCuando cae la lluvia áciday se infiltra en la tierra,las aguas subterráneas sevuelven ácidas,y con estolas aguas de la llave tambiénlógicamentese velven ácidas. Y

con las aguas ácidasse derrite el cobre de los tubospara mezclarse con las aguas.Por lo tanto,el cabello de las bellas suecas(y de las no tan bellas)al lavarse con las aguas mezcla-das de cobrecambia de rubioa azul.¿Me entendiste?

El Tren Chuei Y Chuei Y Chuei Y Chuei Y Chuei Yagiagiagiagiagi

El tren sigue corriendo hacia elcabo de la penínsulaSumidagawa Arakawa.Sin-nakagawa Edogawa hacruzado ya cuatro ríos. Delantede la joven de -abrigo rojo sentada al lado deuna puerta, hay un hombre a unpaso de la -vejez, borracho, se mantiene depie a duras penas, estátambaleando aga-rrándose al pasamano. Yotambién estoy bastante borra-cho. Esta noche no -le he pasado tan mal (…)

A Rimbaud Shoichiro AizawaShoichiro AizawaShoichiro AizawaShoichiro AizawaShoichiro Aizawa

Me despierto a medianoche y lapantalla del televisor estáasaltada por unatormenta de arena -sin darmecuenta debí caerme en unabrecha del tiempo.Mis uñas están rascando elmundo y producen ruido.Rimbaud, tú desde el de-Sierto -"el lugar más aburrido"-mandaste a tu familia unautorretrato vestidoComo si fuera un convicto,escribiendo "todo se haemblanquecido". (…)

Catorce mil seiscientasnoches

Masaki IkeiMasaki IkeiMasaki IkeiMasaki IkeiMasaki Ikeidesde hace algún tiempoaunque le dijerande todos modosya no me acuerdodesde hacetiempoalrededor de catorce mil seis-cientos díasestuve ausente de mi casa (…)

Urara (ha llegado laprimavera)

TTTTToshikoshikoshikoshikoshiko Hiratao Hiratao Hiratao Hiratao HirataAunque vaya al dentista laprimavera es alegreLa primavera es alegre aunquesea dentistaAunque florezca la primavera esalgreLa primavera s alegre aunquereverdezcaAunque me suba a un autobús laprimavera es alegreLa primave ra es alegre aunquese me suba un autobús. (…)

El espacio del TankaMasayo KoikeMasayo KoikeMasayo KoikeMasayo KoikeMasayo Koike

Would you please, read, it,twice, again?-Léalos dos veces,desde la sala alguien me lo pidióy yo repetí dos veces cada unode los poemasEn un festival de poesía deMelbourne recordéEn la tribuna el juego de naipesHyakunin isshu,Que jugábamos en los añosnuevos (…)