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TECNOLOGÍA EN
EL MUNDO
TEMAS:
*Al borde de la
decepción, Google
reflota sus gafas
inteligentes
*Facebook lanza una
versión empresarial
Al borde de la decepción, Google
reflota sus gafas inteligentes
Pusieron un término en boca de todos, los wearables, la
tecnología para vestir. Tres años después del anuncio
inicial, las Google Glass, las primeras gafas inteligentes,
saldrán al mercado con un panorama muy distinto al
planteado. Google ha decidido dar de baja el programa
actual de Exploradores, como llamaban a los
desarrolladores de aplicaciones con derecho a prueba previo
pago de 1.500 dólares. El 19 de junio el modelo actual será
historia. Este jueves se dio el último movimiento, un golpe
de timón, para reflotar o hundir definitivamente el
proyecto. Glass dejaba de formar parte de Google X, su
laboratorio de experimentación, para tener entidad propia.
Al frente estará su diseñador estrella, Tony Fadell, para
crear una nueva división que saque definitivamente su
gadget al mercado de consumo. Google, previo pago de
2.000 millones de dólares, quiere comenzar su conquista del
hogar y, al mismo tiempo, hacerse con un poco de la magia
de Apple, para lo que tendrá el apoyo de Ivy Ross, una
reputada creadora de joyas que fichó por Google en mayo.
La renovación del proyecto no es solo humana. Contará
también con un nuevo procesador, el Intel de Edison, y la
colaboración con Luxottica, fabricante de las gafas Rayban,
Oakley y Arnette, para buscar nueva molduras y
materiales que hagan de este prototipo un objeto de deseo.
Víctor Sánchez, fundador de MashmeTv, una empresa
dedicada a diversos tipos de videoconferencias, forma parte
del grupo de exploradores desde que nació la idea y
reconoce que el diseño actual no es el más adecuado: “Son
cosas de ingenieros. A veces somos demasiado simplistas,
basta con que funcione para que nos parezca bien, pero no
es algo para todos los públicos”.
Julián Beltrán, responsable de Droiders, una empresa que
colabora con Google, ve Glass como la gran esperanza para
hacer crecer su negocio. Ade más de una aplicación para el
Banco Sabadell, pensada para cobrar cheques con solo
mirarlos y hacer un gesto, ha publicado otra, junto a la
universidad de Stanford, que lleva la realidad aumentada
al quirófano. “Sirve para emitir en tiempo real lo que ves,
mientras se opera, pero también para tener instrucciones
sobreimpresas y comprobar datos”, expone. Sánchez ve
grandes posibilidades en el ámbito educativo y en el del
turismo: “Contar algo en primera persona es un paso
adelante. Poder ir paso a paso mientras te guían, también".
Lo que no queda tan claro es que sea un dispositivo para
todos los públicos. Scott Amyx, director de la consultora
Amyx McKinsey, especializada en tecnología de vestir e
Internet de las cosas, apunta tres factores para su
adopción: “Que resuelva el problema de la mensajería en
tiempo real, sin fricción; que tenga un diseño atractivo, y
que el cambio de comportamiento que implica su uso,
compense con la satisfacción que genera. En resumen, que
no pesen más que unas gafas normales y que se adapten al
cuerpo, que se puedan sentir en la piel como algo natural,
parte de nuestra vestimenta”.
Precisamente, el nacimiento inicial de Glass quiso jugar
con esa cercanía, con integrarlo en el día a día. Sergey Brin,
cofundador de Google y autor intelectual de esta aventura
recurrió a lo que se entiende por educación y buenas
costumbres, para indicar la necesidad de usar las gafas.
“No se puede estar sacando todo el tiempo el móvil en la
mesa o en una reunión para ver si ha llegado un correo”,
insistía. Era 2012, el reloj inteligente todavía no era una
realidad. Ahora que una decena de modelos que funcionan
con Android Wear y que cuestan entre 170 y 300 euros -200
y 350 dólares-, son capaces de manejar las notificaciones de
noticias, correos, tuits y redes sociales con discreción,
parece que esa función de las gafas ha perdido algo de su
sentido.
En su promoción inicial, se apelaba también al corazón y a
los valores familiares: “¿Quién no quiere inmortalizar para
siempre los primeros pasos de su hijo?”. Paradójicamente,
las gafas le han cost ado su matrimonio y han tambaleado
el equilibrio de Android. Amanda Rosenberg, una de las
jóvenes responsables de márketing de Glass pasó a ocupar
su corazón.
Entre las incógnitas que tendrán que resolver, ya sea el
modelo de pruebas o el definitivo, está la privacidad. El
rechazo es tal que en San Francisco a los exploradores se
les llama glassholes, un juego de palabras entre las gafas y
assholes, un insulto, en inglés.
“La sociedad tiene que aceptar los nuevos usos, igual que
aceptaron las llamadas desde el móvil en locales o los
mensajes durante las comidas. Ahora bien, si no
encuentran encaje social no tendrá sentido relanzar las
gafas, quedarán como un instrumento para tareas
profesionales, muy especializadas”, concluye Amyx.
Facebook lanza una versión
empresarial
quiere entrar en las oficinas. Lo mal visto que está entrar en la red social en horas de trabajo es lo que pretende cambiar la compañía de Mark Zuckerberg. El pasado miércoles empezó, con unos “socios piloto”, las pruebas de la nueva red social Facebook at work ("Facebook en el trabajo"), que funcionará de forma opaca para el resto de la original. Los empleados que se apunten a la red tendrán un nuevo perfil interno a su empresa no conectado con el Facebook social. “Sabemos que las compañías nos usan para conectar y colaborar. De la misma manera que conectamos gente, queremos conectar a los trabajadores. Internamente, Facebook lleva usando nuestro producto desde hace años y ahora estamos listos para testar Facebook at work con unos cuantos socios”, ha afirmado la compañía a este periódico. La red social afirma que, aunque el proyecto se encuentra aún en sus primeras fases de prueba, el lanzamiento definitivo se producirá en este 2015.
Este Facebook paralelo para las empresas tendrá
unas posibilidades muy similares al convencional.
Un feed de noticias, y la posibilidad de organizar
grupos, eventos y de mandar mensajes privados
también estarán incluidas. Pero todo funcionará solo
para los empleados de esa empresa con su Facebook
particular. La compañía aún no tiene claro qué
modelo de negocio adoptará: “De momento no
estamos cobrando. Solo estamos empezando, así que
es demasiado pronto para discutir planes futuros”.
La compañía ha lanzado ya un breve tutorial en el que se explica su
funcionamiento básico. Por ejemplo, al postear, un empleado puede
elegir si quiere compartir esas líneas con toda su empresa u optar
porque no aparezca en el feed de noticias y lo haga solo en su perfil (esta
opción se denomina Only Me). Pero la red social recuerda: “La gente que
gestione el Facebook at work de tu compañía puede acceder a cualquier
cosa que hayas compartido desde tu cuenta de empleado”. La aplicación
tendrá también versión para el móvil y usará el mismo modelo de
seguridad que protege el Facebook social