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Ciencias de la Tierra y Medioambientales
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TEMA 9. LOS RECURSOS DE LA BIOSFERA: LAS NECESIDADES DE ALIMENTOS
1. Introducción
2. Demografía humana
3. Las necesidades alimenticias de la población
4. Los recursos alimenticios: uso, impactos y gestión
4.1. Pesqueros
4.2. Agrícolas
4.3. Forestales
4.4. Ganaderos
5. ¿Existen alimentos suficientes para la población actual?
1. INTRODUCCIÓN
El hombre es un ser vivo y como tal ocupa su lugar en las redes tróficas y en los
flujos de energía. Este nicho ecológico propio implica su dependencia de ciertos recursos
para su supervivencia y además, que ésta sólo será posible en tanto en cuanto sea capaz
de conservarlos.
Podemos definir los recursos naturales como el conjunto de materiales,
procedentes del medio ambiente, de que dispone la colectividad humana para asegurar su
subsistencia y bienestar. Dentro de ellos, merecen un lugar especial los recursos bióticos,
entendiendo como tales aquellos generados por los seres vivos. Por supuesto, todos ellos
serán renovables, pero con tasas de regeneración muy lentas (en función de la propia
dinámica de las poblaciones en los ecosistemas) y, en la mayoría de los casos, en camino
de ser superadas por las tasas de uso a que los somete el ser humano.
En conjunto los recursos bióticos son tan heterogéneos que su sistematización es
tremendamente complicada. Incluiremos entre ellos todos los alimentos, ya sean de origen
animal o vegetal, ya provengan de ecosistemas terrestres o acuáticos, ya sean capturados
Depto. Biología-Geología. IES. Ceutí.
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del medio natural o cultivados o domesticados para el consumo humano.
Al analizar la problemática asociada al uso de estos recursos, vamos a tratar de
discutir si existen o no alimentos para todos. Para ello desglosaremos esa cuestión como
sigue:
¿Cuántos somos actualmente?, ¿y cuántos vamos a ser en un futuro previsible?.
¿Qué necesidades básicas tenemos cada uno?.
¿Con qué recursos contamos?, ¿qué impactos producimos al obtenerlos?.
En definitiva: ¿Hay alimentos para todos?. ¿A qué se debe el hambre?.
En los próximos capítulos trataremos de dar respuestas a estos interrogantes.
2. DEMOGRAFÍA HUMANA
2.1.- Los humanos, posiblemente, la mayor plaga de la historia
La especie humana tiene en muchos aspectos el comportamiento de una plaga. Es
un hecho frecuente que ciertas especies, en equilibrio hasta un determinado momento
dentro de un ecosistema, se conviertan en plagas al desaparecer los controles o
mecanismos de feed-back que mantenían la población dentro de unos límites definidos. La
tasa de mortalidad de la especie, en buena parte dependiente de la existencia de tales
controles, disminuye bruscamente.
Recordemos brevemente algunos ejemplos de este fenómeno. La eliminación de las
aves rapaces por el hombre, sea por la caza directa o por la destrucción de su hábitat (y
generalmente por ambas razones a la vez), permite la proliferación de ratas, conejos y otros
animales que constituyen peligrosas plagas para los cultivos. En otros casos, una especie
se introduce en un ecosistema nuevo en el que no encuentra controles eficaces. De este
modo, muchas especies, casi siempre introducidas por el hombre, voluntaria o
involuntariamente, se han convertido en plagas. Es el caso del conejo en Australia o del
ciervo en Nueva Zelanda, los cuales al degradar fuertemente la cobertura vegetal, han
contribuido a la erosión de importantes extensiones, con los consiguientes perjuicios, en
parte irreparables, para las posibilidades productivas de las mismas. En la Península Ibérica
los ejemplos serían no menos patéticos: el visón y el cangrejo americanos, el lucio, la
gambusia, el cangrejo de río americano, etc.
Es característico de las plagas un rápido crecimientos de las poblaciones, en
contraposición con el régimen casi estacionario de las especies que viven en equilibrio con
su medio. El crecimiento de las poblaciones de las plagas suele seguir una curva de tipo
exponencial hasta que la limitación del alimento o la entrada en acción de controles
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(depredadores o enfermedades) produce una estabilización, o incluso una brusca
disminución de los efectivos.
El hombre ha eliminado o reducido la eficacia de sus propios controles biológicos
gracias a los progresos de la higiene y la medicina, y la casi total aniquilación de sus
depredadores. A causa de ello, la tasa de mortalidad de nuestra especie ha descendido de
un modo espectacular, y este fenómeno está en la base de la llamada "explosión
demográfica".
2.2.- La historia demográfica de la humanidad
El primer momento clave en nuestra historia demográfica es la denominada
“Revolución de las Herramientas”. Hace unos 600.000 años el ser humano se convierte
en un cazador más eficiente al comenzar a tallar herramientas de piedra que le ayudan a
obtener mayor cantidad de alimento y mejoran sus posibilidades de subsistencia. Eso
provoca una rápida respuesta en forma de incremento poblacional.
Más tarde, hace unos 10.000 años y antes de la aparición de la agricultura,
comienza la historia reflejada en nuestra tabla. La población del mundo era de
aproximadamente cuatro millones de personas y aumentó muy lentamente hasta unos cinco
millones hacia el año 5.000 antes de J.C. Durante unos dos millones de años los seres
humanos habían vivido de la recolección, la conducción de manadas y la caza (cazadores-
recolectores). Después, en el espacio de unos cuantos miles de años surgió una forma de
vida radicalmente distinta basada en una gran alteración de los ecosistemas naturales y
orientada a la producción de cosechas y a la consecución de pasto para los animales.
El desarrollo de la agricultura, que tuvo lugar por separado en el suroeste de Asia,
China y Centroamérica, marcó la transición más importante de la historia humana. Al
conseguir proporcionar cantidades de comida muy superiores, posibilitó la aparición de
sociedades jerárquicas sedentarias y un crecimiento mucho más rápido de la población
humana. La llamada "Revolución Neolítica" desató un crecimiento espectacular de las cifras
de pobladores del planeta: comenzaron a duplicarse cada milenio hasta llegar a los 50
millones hacia el año 1.000 antes de J.C., subiendo a 100 millones en los 500 años
siguientes y a 200 millones hacia el año 200 después de J.C.
En cualquier caso, la agricultura no solucionó el problema de producir alimentos
suficientes para satisfacer las necesidades de la población mundial. Las sociedades
humanas de todo el globo la habían adoptado porque el crecimiento demográfico requería
formas más intensivas de obtención de alimentos. Sin embargo, hasta hace
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aproximadamente doscientos años la práctica totalidad de la población mundial vivía al
borde de la inanición. Esto hizo que el aumento de la población se situase en torno al 0.1%
anual (veinte veces menor que el actual), aunque, dentro de la tendencia al alza, no hubo
un crecimiento constante ni de la población ni de la producción de alimentos que debía
sustentarla. Hubo en cambio intervalos de rápido aumento seguidos por repentinos
parones, y descensos causados por el crecimiento de los niveles demográficos por encima
de los recursos alimentarios o por las secuelas de la guerra y las enfermedades.
Así, hacia 1.300 se alcanzó la cifra de 400 millones de personas, muy cerca de los
límites en los recursos alimentarios. A partir de esta fecha, el hambre y las plagas se
cebaron en una debilitada población y las cifras se redujeron acusadamente, hasta el punto
de que hacia 1.400, cuando ya se había producido una cierta recuperación, apenas había
350 millones de personas. Los dos siglos siguientes vieron el aumento de la población
hasta llegar a los 550 millones. En el siglo siguiente, el deterioro del clima (Pequeña Edad
del Hielo) afectó a la producción de alimentos y restringió el crecimiento. Tras este período
continuó la tendencia al aumento y se alcanzó finalmente la cifra de 1.000 millones de
personas en 1825.
Fig.1. Evolución histórica de la población mundial.
A partir de aquí comienza la segunda gran transición de la historia humana: la
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explotación de las enormes reservas de combustibles fósiles y la Revolución Industrial
ligada a ella supusieron el inicio de una era de abundancia para la población. Esto ha
convertido al rápido aumento sin precedentes de la población en uno de los mayores
cambios de la historia humana.
La forma más gráfica de expresar la aceleración del índice de crecimiento es
estudiando el tiempo que ha tardado la población en crecer de mil en mil millones hasta
llegar a los casi seis mil actuales. El número total de habitantes del mundo alcanzó los mil
primeros millones alrededor de 1825 como ya hemos dicho, y se había tardado unos dos
millones de años en alcanzar esta cifra. Los mil millones siguientes se consiguieron en sólo
cien años. Los siguientes necesitaron treinta y cinco años para alcanzarse, de 1925 a 1960.
Ya estamos en tres mil millones y sólo quince años después alcanzamos los cuatro mil
millones (hacia 1975). El paso de los cuatro a los cinco mil millones se completó en unos
doce años hacia el final de los ochenta. Las predicciones futuras abren un preocupante
abanico en torno a los 10.000 millones de personas hacia el año 2050.
La aceleración del crecimiento es evidente. Si queréis calcular el tiempo que va a
tardar la población en duplicarse conocidos los habitantes actuales y considerando como
constante la tasa de crecimiento anual, podéis emplear la fórmula:
Nº años para doblar = 70/ tasa de crecimiento anual
2.3.- La situación demográfica actual y las perspectivas de futuro
Para analizar la situación demográfica actual hemos de atender a varios parámetros:
la distribución geográfica de la población.
las tasas de natalidad y mortalidad en función de dicha distribución.
el balance entre dichas tasas (en definitiva, la tasa de crecimiento).
la problemática social implicada.
Con respecto al primero de los problemas, la artificial división del globo en estados
del norte-rico y del sur-pobre, nos resulta extremadamente gráfica. Los países desarrollados
del primer mundo tienen en la actualidad (datos de 2004: 6.364 millones de habitantes)
1326 millones de habitantes (20.8% del total), mientras que en el tercer mundo viven 5037
millones de personas (79.2%).
No es éste el único problema que deben afrontar los países eufemísticamente
llamados en vías de desarrollo. Sus tasas de natalidad son, además claramente superiores
a las de los países desarrollados y, si bien sus tasas de mortalidad son también más altas,
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la introducción de campañas de vacunación, y otras medidas higiénicas y sanitarias han
hecho que se sitúen muy por debajo de las que reflejaban las estadísticas hace unas
décadas. Por tanto, el crecimiento demográfico actual del tercer mundo no se debe tanto a
la subida de las tasas de natalidad, que se mantienen estables hace décadas, sino al
repentino descenso de la tasa de mortalidad, que ha propiciado un notable incremento
poblacional. En palabras del delegado de UNICEF Peter Adamson: "no es que de repente la
gente empezase a multiplicarse como conejos, simplemente, dejaron de morir como
moscas".
En la actualidad es cierto que en la mayoría de los países en vías de desarrollo se
observa una considerable disminución "espontánea" de la tasa de crecimiento, debida a una
disminución de la tasa de natalidad lo bastante importante como para compensar la baja
tasa de mortalidad existente (“Transición Demográfica”). En la tabla que aparece más
abajo podemos ver como se distribuyen estas tasas en diferentes partes del mundo:
Los valores de n van desde 1.54 en Suecia hasta 5.6 en Costa de Marfil; m desde
0.5 en diversos lugares hasta 3.5 en Alto Volta; r desde 0.1 en Bélgica hasta 3.8 en Costa
Rica.
r (%) n (%) m (%) África 2.4 4.6 2.2 Asia 2.0 3.8 1.8 América Norte 1.1 1.8 0.9 América del Sur 2.9 3.9 1.0 Europa 0.8 1.8 1.0 U.R.S.S. 1.0 1.8 0.8 Oceanía 1.3 2.4 1.1 Mundo (media) 1.9 3.4 1.5
Tabla 1. Ejemplos de tasas de natalidad, mortalidad y crecimiento en el planeta.
Los datos actuales sugieren que m seguirá disminuyendo todavía en gran parte del
mundo, y en especial en África y Asia, al mejorar las condiciones sanitarias. Para ello no es
preciso un desarrollo integral de estas áreas, sino que bastará con la introducción de
algunas medidas y la extensión del uso de ciertos medicamentos. El aumento del uso de
antibióticos e insecticidas, por ejemplo, no supone que vaya a producirse un desarrollo
integral, ni mucho menos. En todo caso, las previsiones optimistas de años atrás, deben ser
matizadas, pues el SIDA se ha convertido , sobre todo en África, en un potente mecanismo
de control de las poblaciones, haciendo que las nuevas previsiones sobre el total de
población en algunas zonas del planeta tengan que ser revisadas a la baja.
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Fig.2. Ejemplos de pirámides de población de algunas regiones del planeta. (Terradas, 1971)
En cambio, la disminución de n que se produce en los países desarrollados parece
tener motivos mucho más complejos. El fenómeno no es exclusivo de nuestra especie:
cuánto más organizado y complejo es un sistema, tanto más tiende a estabilizarse,
disminuyendo las tasas de renovación y aumentando la diversidad y la eficiencia. Asimismo,
en la evolución de las especies parece existir una tendencia hacia la disminución del
número de crías y el aumento del cuidado de éstas por los padres, con el consiguiente
aumento de eficacia. El mayor grado de organización de un sistema suele ir ligado a una
menor tasa de renovación de sus elementos.
En definitiva:
la tasa de mortalidad parece claro que seguirá disminuyendo en todo el mundo,
independientemente del grado de desarrollo, durante bastantes años.
la disminución espontánea de la tasa de natalidad sólo se produce en países
bastante desarrollados y de nivel cultural elevado, y parece obedecer a motivaciones
psicológicas complejas.
De lo que se deduce que, para evitar la explosión demográfica, o bien habrá que
esperar a que los países subdesarrollados se desarrollen, o habrá que recurrir a la
planificación familiar a gran escala. La primera alternativa, parece altamente problemática,
por lo menos en un futuro próximo. Razones sociopolíticas aparte, la propia explosión
demográfica constituye un freno al desarrollo. Pensad que países que ya hoy se debaten en
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la miseria, el hambre y la ignorancia, habrán doblado su población dentro de veinte años.
Mientras tanto, los incrementos logrados por estos países en la producción agrícola se
producen a un ritmo que apenas si compensa en conjunto el crecimiento demográfico, y
simultáneamente, los productos agrícolas se desvalorizan en el mercado internacional (a
título de ejemplo, en 1954 se necesitaban 14 sacos de café para comprar un "Jeep" y en
1962 eran precisos ya 39).
2.4.- Distribución por clases de edad de las poblaciones humanas
Una característica importante de las poblaciones es la distribución por edades de los
individuos que las forman. Podemos clasificar a los individuos en clases de edad
comprendidas entre determinados límites: por ejemplo, la clase de los individuos que tienen
entre 0 y 4 años, entre 5 y 9, etc, y representar los datos mediante pirámides de población.
Para la población humana es evidente que dentro de un mismo país puede haber grupos
con estructuras de edad muy dispares. Así, los no-blancos norteamericanos presentan una
estructura más comparable a la de un país subdesarrollado que a la de un país
desarrollado. Veamos unos ejemplos típicos de distribución de edades.
Fig.3. Pirámides de poblaciones jóvenes, estabilizadas y en declive.
En la figura anterior se muestran las pirámides de edad típicas para poblaciones en
expansión, estables y en declinación. Una población que por algún tiempo ha mantenido
una tasa de natalidad elevada, adquiere la estructura de edad correspondiente a la pirámide
A, en la que cada generación resulta mayor que la precedente. Si el índice de crecimiento
poblacional disminuye y se acerca a cero (el tan traído y llevado "crecimiento cero"), se
desarrolla una estructura estable en la que los grupos de edad pre-reproductiva y
reproductiva alcanzan más o menos el mismo tamaño como sucede en la pirámide B. La
declinación de la población se presenta cuando la tasa de natalidad decrece hasta que la
proporción de los segmentos reproductivo y post-reproductivo de la población resultan
mayores que el pre-reproductivo.
La estructura de edad de una población es importante si se desean predecir las
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futuras tendencias de la población. Las proyecciones que se basen exclusivamente en las
tasas brutas de crecimiento pueden resultar bastante desorientadoras. Por ejemplo, han
aparecido recientemente opiniones ingenuas y optimistas sobre el fin de la explosión
demográfica en EE.UU. La base de ese optimismo lo constituye la reducción constante de
la tasa de natalidad. Pero es preciso preguntarse si esa disminución corresponde
primordialmente a un número menor de mujeres en edad de procreación (15 a 45 años) o,
por el contrario, a que cada una de ellas tiene un menor número de hijos.
Parecidas conclusiones pueden sacarse del estudio de las estadísticas sobre
porcentaje de habitantes de menos de 15 años en las diferentes partes del mundo. En
líneas generales, grado de desarrollo y crecimiento demográfico no son independientes.
África 43% Asia 40% América del Norte 30% Porcentaje de individuos de menos América del Sur 43% de 15 años en la población. Europa 25% Oceanía 30%
Al interpretar las tasas de mortalidad de los diferentes países, es importante tener en
cuenta la distribución por clases de edad respectiva. Un país subdesarrollado con una
población muy joven puede presentar, gracias a esta juventud, una m más baja que la de un
país desarrollado.
El estudio de la distribución por clases de edad permite efectuar algunas previsiones
sobre la evolución posterior de las poblaciones. Si las clases de edad más jóvenes son muy
grandes, y dado que la mortalidad disminuye, es posible ver que las clases de edad que van
alcanzando sucesivamente la época de reproducción son cada vez más grandes. Las
estimaciones demográficas para el futuro se hacen sobre este tipo de datos.
3. LAS NECESIDADES ALIMENTICIAS
3.1.- Las necesidades dietéticas
Una vez que conocemos cuántos somos en el planeta, nuestro siguiente paso,
siempre pensando en concluir si hay recursos para todos o no, será saber las necesidades
de cada uno de nosotros.
Los principios básicos de la nutrición son:
cantidad: debe servir para satisfacer las necesidades energéticas, estructurales y
funcionales de cada individuo.
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calidad: la dieta debe proporcionar todos los nutrientes esenciales.
equilibrio: la ingesta de cada nutriente debe guardar una proporción con los demás
para evitar que se produzcan carencias o excesos.
adecuación: edad, talla, sexo, peso, actividad diaria o situaciones específicas
(embarazo, lactancia, enfermedad, ...) son factores a tomar en consideración a la
hora de ajustar la dieta a cada persona concreta.
Como vemos, a la hora de decidir nuestras necesidades dietéticas, la cosa anda
lejos de ser uniforme y más lejos todavía de resolverse sólo con “cantidad” de ingesta. En
general, podemos decir que las necesidades medias diarias se aproximan a las que
aparecen en la tabla siguiente:
Calorías 2.905 Vitamina A 750 mcg
Proteínas totales 99 g Vitamina B 1,6 mg
Proteínas animales 40 g Vitamina B 1,5 mg
Proteínas vegetales 59 g Niacina 13,7 mg
Calcio 18,2 mg Vitamina C 112 mg
Hierro 10 mg
Tabla 2. Resumen principales necesidades nutricionales.
3.2.- La malnutrición
Existen dos formas de malnutrición en nuestro mundo. Mientras decenas de millones
de personas mueren literalmente de hambre al año en los países en desarrollo, las
estadísticas de los países desarrollados revelan un aumento en la incidencia de
enfermedades causadas por un exceso de comida. El habitante medio de un país en
desarrollo "disfruta" de algo menos de las dos terceras partes de las calorías y de tan sólo la
mitad de las proteínas animales que consume un habitante medio del mundo desarrollado.
Incluso en el mundo industrializado hay profundas diferencias en el consumo de
alimentos. Aunque el americano medio come un 50% más que un habitante medio del
Tercer Mundo, esto oculta la existencia de diferencias muy reales dentro de la sociedad
americana; alrededor de 15 millones de personas no ganan lo suficiente para consumir una
dieta equilibrada, y otros 15 millones pasan hambre constantemente (un total de más del
15% de la población).
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Según la FAO y el Banco Mundial, casi 500 millones de personas (más de uno de
cada diez habitantes del planeta), consume de modo habitual una cantidad de alimentos
inferior a la dieta crítica mínima necesaria para conservar la salud y el peso corporal, incluso
en ausencia de actividad física.
Por decirlo de forma simple, los habitantes de los países industrializados consumen
la mitad de los alimentos mundiales aunque sólo constituyen una cuarta parte de la
población mundial. Se envía más comida del Tercer Mundo a los países industrializados
que en sentido inverso; una gran proporción de este comercio está orientado a proporcionar
una mayor variedad a la dieta de quienes ya están bien alimentados (café, té, cacao, frutas
tropicales,...).
Los países industrializados también han hecho un uso muy poco eficaz de los
alimentos de que disponen. En el mundo industrializado, una cuarta parte del total de la
producción mundial de cereales se destina a alimentar a los animales para convertirlos en
carne, aunque se podrían utilizar de forma mucho más eficaz como cereales para consumo
humano. Se ha calculado también que una cuarta parte de todos los alimentos producidos
en Estados Unidos se desperdicia en un punto u otro de la cadena de producción,
distribución y consumo.
PROPORCIÓN DE POBLACIÓN EN LOS DISTINTOS NIVELES DE NUTRICIÓN
25% Suficientemente alimentados o sobrealimentados (Europa, América del Norte, Japón, minorías privilegiadas del Tercer Mundo).
15% Alimentación cuantitativamente suficiente (2500-2600 Kcal/día) pero escasa en proteínas animales (20-30 g/día)
20% Alimentación en límite cuantitativo (2500 Kcal/día) y baja en proteínas animales (10-20 g/día)
30% Subalimentación neta (2000-2500 Kcal/día y 5-10 g/día de proteínas animales)
10% Hambre crónica (menos de 2000 Kcal/día y muy pocas proteínas animales)
Tabla 3. Proporción de población por niveles de nutrición..
4. LOS RECURSOS ALIMENTICIOS
4.1.- La "gestión" tradicional de los recursos
El hombre ha considerado desde siempre y particularmente con el advenimiento y la
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predominancia de la civilización judeocristiana, la totalidad de los recursos naturales como
elementos inagotables a explotar. El resultado de ello es una especial forma de relación con
su medio ambiente, del que se saca el máximo beneficio con las miras puestas
exclusivamente a corto plazo, sin analizar las consecuencias que, tanto para las
generaciones venideras, como para la biosfera en general, pueden derivarse de esta
intensa depredación.
En las actividades correspondientes vamos a ver algunos ejemplos de esta
tradicional relación hombre-medio.
4.2.- Los recursos del Océano
La producción primaria de los océanos no es uniforme a lo largo del planeta, y esto
puede observarse claramente utilizando como dato la productividad pesquera. Mientras que
en las costas mediterráneas españolas se desembarcan unos 40 kilos de peces por metro
lineal de litoral, en las costas atlánticas la relación sube hasta 300. Al igual que ocurre en
tierra, la vida está desigualmente repartida en los océanos, el mundo marino tiene sus
equivalentes a los desiertos y a los bosques húmedos.
En ciertos sectores los fondos marinos están cubiertos por extensas superficies de
arena que, si bien sustentan tanta vida como el Sahara, son territorios claramente
empobrecidos con respecto a otras áreas del océano. En el extremo opuesto se sitúan
zonas donde la productividad es comparable a la de los bosques tropicales: zonas de
afloramiento, donde las corrientes ascendentes surten de aguas ricas en nutrientes al
fitoplancton (banco sahariano y sudafricano en el O. Atlántico; peruano y californiano en el
Pacífico), zonas costeras sobre plataformas continentales bien iluminadas, estuarios con
grandes aportes de nutrientes procedentes de la escorrentía continental (como el banco
egipcio antes de la construcción de la presa de Asuán o los deltas del Ebro o el Danubio
también en el Mediterráneo) y los arrecifes coralinos.
Por último, contamos con los fondos abisales, oscuros y fríos, pero no totalmente
desprovistos de vida ya que las primeras estimaciones hablan de hasta 2000 especies
diferentes de peces y un número equivalente de invertebrados como pobladores de estas
inhóspitas regiones.
Otra consideración más antes de entrar a analizar los recursos oceánicos. El océano
es tridimensional y su riqueza vegetal no está fija; así pues se trata de una ecosfera
fundamentalmente distinta a la terrestre y, con todo, tan fértil que sustenta casi la mitad de
la biomasa del planeta. En el presente cosechamos menos del 0.2% de la producción
marina: está claro que podríamos sacar mucho más partido a la abundancia del océano si
Ciencias de la Tierra y Medioambientales
293
observáramos estrictamente ciertas reglas que después analizaremos.
4.2.1.- Producción y capturas
La producción primaria total de los océanos mundiales se estima en unos 500.000
millones de toneladas de plancton vegetal. Si consideramos que la producción animal
utilizable podría ser el uno por mil de esta cifra, la cantidad de peces teóricamente
disponibles sería de 500 millones de toneladas por año, 400 millones más de lo que
pescamos actualmente. ¿Cuál es entonces el problema?.
Si analizamos detenidamente la tabla anterior, vemos como en cuatro décadas, en el
período que sigue a la II Guerra Mundial y el presente, hemos quintuplicado la cosecha
mundial hasta alcanzar los 99.5 millones de toneladas (la F.A.O. considera que el máximo
sostenible de capturas está en torno a los 100 millones de toneladas).
En 1950 se pescaron 20 millones de toneladas, durante las dos décadas siguientes
las capturas crecieron al vertiginoso ritmo de un 6-7% anual debido principalmente a la
mayor explotación de las pesquerías existentes, al descubrimiento de nuevos caladeros y al
desarrollo de la tecnología pesquera. Pero el crecimiento no iba a durar mucho. Después de
1970 el ritmo de crecimiento anual descendió al 1-2%. Desde 1979 el ritmo se volvió a
incrementar (gracias al incremento de las poblaciones de anchoa peruana y sardina
sudamericana cuyas poblaciones son muy variables).
Finalmente, en 1982, las capturas descendieron a 82.5 millones de toneladas lo que,
para la F.A.O., confirma la sobreexplotación de los recursos pesqueros del planeta.
Fig.4. Evolución de las capturas pesqueras mundiales, totales y per capita
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No sería correcto del todo analizar tan sólo la evolución de las capturas sin tener en
cuenta que, paralelamente, se ha producido un espectacular avance en las dimensiones de
la flota pesquera mundial. La idea de la sobreexplotación se afianza más todavía si cabe al
considerar que hoy tenemos muchos más barcos, más rápidos, más potentes, con mayor
capacidad de captura y almacenamiento y, sin embargo, las capturas no sólo no ascienden
sino que incluso están comenzando un nítido declive.
El principal problema reside en que sólo consumimos unas pocas especies (valga
como ejemplo que en los caladeros de merluza de Namibia, hasta hace relativamente poco
tiempo, se descartaba hasta el 30% de la pesca). Cosechamos cinco grupos principales de
especies. En primer lugar, peces procedentes de aguas profundas como el bacalao, el
abadejo, el lenguado, la raya y la acedía, habitantes todos ellos de los fondos oceánicos. El
segundo grupo lo constituyen los peces pelágicos, incluyendo el arenque, la caballa, la
anchoa, el atún y el salmón. En conjunto estos dos grupos representan algo más de 72
millones de toneladas al año en capturas. Los crustáceos, tales como langostas, gambas y
otros mariscos, constituyen el tercer grupo y alcanzan más de 4 millones de toneladas. 2.5
millones de toneladas de cefalópodos, particularmente pulpo, calamar y sepia, constituyen
el cuarto grupo. El último está constituido por los mamíferos marinos cuyo potencial se ha
dilapidado y constituye hoy una fracción diminuta del que podría haber sido su potencial con
una gestión racional.
Fig.5. Grupos de especies capturadas.
De cualquier modo, el hecho de que sólo se exploten comercialmente el reducido
grupo de especies citadas, no significa que sean éstas las únicas especies castigadas. El
empleo de artes poco o nada selectivas conlleva que, al mismo tiempo que las
comercializables, también quede atrapada en las redes una gran cantidad de peces y
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especies afines imposibles de vender en el supermercado. Esto hace que, según
Greenpeace, más de un tercio de las capturas mundiales de pescado acaben convertidas
en fertilizantes, aceites y harinas. Más grave todavía, muchas de estas "malas hierbas"
oceánicas se emplean para alimento del ganado y peces de piscifactorías. De este modo,
para conseguir un kilo de carne de cerdo, pueden ser necesarios hasta 100 kilos de
pescado fresco. Un desperdicio proteínico sin parangón que, encima, podría causar graves
problemas ecológicos.
Otro problema es el hecho de que, en función de la dinámica circulatoria oceánica,
los grandes bancos de peces están muy localizados en ciertas áreas del planeta. Esto ha
originado que 13 de los 17 caladeros más importantes estén agotados, mientras que de los
280 que controla la FAO, sólo 25 se consideran apenas moderadamente explotados y todo
en función de la rentabilidad de las faenas pesqueras. Además, puesto que todos los
bancos afectados por la sobreexplotación se sitúan sobre las plataformas continentales, se
enfrentan no sólo al desgaste, sino también a la creciente degradación y contaminación
provocadas por la acción antrópica, cuya presión es, en estas áreas próximas a los
asentamientos, mucho mayor que en mar abierto.
Fig.6. Artes de pesca.
4.2.2.- La necesaria gestión de los recursos pesqueros
El océano está asediado por crisis ecológicas y políticas, y aunque los intentos de
llevar a cabo una gestión racional tienen tras de sí una larga historia, existen relativamente
pocos intentos coronados por el éxito. Afortunadamente, existen indicios de que empieza a
apuntar un nuevo enfoque. La planificación de pesquerías es cada vez más precisa, y están
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ya en marcha nuevos movimientos en busca del control de la contaminación y la protección
de los medios marinos. Se están articulando una serie de convenciones y tratados, y el
concepto de herencia común sigue aún vivo, si bien algo menos robusto de lo que se
esperaba en un principio, en la nueva Ley del Mar.
¿Cómo lograr mejores resultados en nuestro intento de obtener una cosecha
sostenible del mar?. Hasta el momento, se ha empleado un enfoque similar al que los
cazadores-recolectores tienen de la agricultura; se han explotado las criaturas silvestres de
un modo descontrolado, con resultados predecibles.
Se puede dar un gran paso hacia delante inmediatamente aplicando una serie de
medidas que se saben válidas hace ya largo tiempo. Se pueden alcanzar acuerdos acerca
de cuotas de capturas realistas basándose, por ejemplo, en una auténtica comprensión de
la dinámica de poblaciones de las pesquerías y vigilando su estricto cumplimiento. Se
pueden imponer moratorias sobre la pesca de determinadas especies, antes de que queden
destruidas y no esperar a que sea demasiado tarde. Se han de establecer tamaños
mínimos de malla para las redes a fin de que los ejemplares inmaduros se desarrollen. Se
habrán de instituir leyes para proteger las comunidades oceánicas.
Probablemente, las dos medidas más importantes que se pueden tomar, a pesar de
todo, sean reducir nuestra presión sobre los recursos del océano y adoptar una estrategia
pesquera fundamentalmente diferente. Hasta el momento se ha tendido a concentrar las
capturas en especies concretas invocando el concepto de rendimiento máximo. De cara al
futuro, se habrán de tener presentes las interacciones ecológicas existentes en una
comunidad oceánica y aplicar una estrategia de gestión multiespecífica.
Por su parte, la FAO recomienda reducir el tamaño de las flotas pesqueras, así
como utilizar artes más selectivas. También un mayor impulso de la acuicultura podría
ayudar a paliar la situación. En la actualidad los cultivos en estanques y jaulas costeras
producen entre 12 y 14 millones de toneladas de peces, crustáceos, moluscos y bivalvos.
Las Naciones Unidas estiman que al actual ritmo de crecimiento la piscicultura producirá a
fin de siglo 18 millones de toneladas. Aunque deberá responder también a ciertos
problemas como respetar los enclaves naturales a la hora de construir las instalaciones e
invertir en el cultivo de aquellas especies situadas en la base de la pirámide trófica marina.
4.3.- Recursos agrícolas
Los primeros grandes desarrollos en la agricultura tuvieron lugar hace unos diez mil
años, en las cuencas fluviales de los ríos Nilo, Eúfrates/Tigris, Ganges/Brahmaputra y
Ciencias de la Tierra y Medioambientales
297
Yangtse. En todas estas áreas tropicales, con clima cálido durante todo el año y abundancia
de agua, las correspondientes civilizaciones explotaron las fértiles planicies aluviales,
embarcándose en una empresa que significó un gran paso adelante para la humanidad,
crucial para la supervivencia básica de la especie.
Desde este primer embrión de agricultura, el hombre ha roturado y puesto en cultivo
un total de 1.500 millones de hectáreas (por comparación, la superficie de EE.UU. es algo
inferior a 1.000 millones de hectáreas). Esto supone alrededor del 11% de la superficie no
cubierta por los hielos del planeta. Algunos expertos cifran en un 24% el máximo de
superficie que, no sin gastos considerables y sin un alto coste ambiental, podría ser
cultivado.
Las áreas más productivas hasta la fecha han sido las tierras de zonas templadas.
La calidez del clima de los trópicos va muy bien para las plantas que se cultivan, pero
también le va muy bien a las malas hierbas, las plagas y las enfermedades. Es más,
muchos de los suelos de las zonas templadas son naturalmente fértiles, mientras que gran
parte de los suelos tropicales han perdido sus nutrientes a causa del lavado.
Simultáneamente, los agricultores de la zona templada, al ser miembros del mundo
opulento, pueden permitirse conservar la fertilidad de sus suelos por medio de aportaciones
cada vez mayores de fertilizadores sintéticos, además de inversiones en maquinaria. En
definitiva, los agricultores de zonas templadas pueden desarrollar ahora una agricultura
industrializada, opción inexistente en el tercer mundo.
Desde mediados del presente siglo, el crecimiento de la población humana y los
modelos económicos dominantes han obligado a concentrar los esfuerzos de las naciones
en sólo algunas variedades de plantas de alto rendimiento como fuente de nuestras
necesidades dietéticas básicas. Especialmente trigo, arroz, maíz y patata. Durante el
período 1950-80 se crearon nuevos territorios para cultivar estas cosechas: las áreas de
cultivo de grano, que en la actualidad ocupan un 70% de las tierras de cultivo, crecieron en
un 25%.
4.3.1.- Principales cultivos
Entre las variedades más cultivadas por el hombre cabe destacar:
1. Trigo: es el cereal más importante en términos de producción mundial de alimentos, y
representa la base alimentaria para más de un tercio de la población mundial. Se
cultiva fundamentalmente en climas templados y también en algunas regiones
subtropicales. Su contenido en proteínas va del 8 al 15%.
Depto. Biología-Geología. IES. Ceutí.
298
2. Arroz: es la principal cosecha tropical de Asia. El cultivo en tierras encharcadas permite
cosechas continuadas, por lo que sustenta a grandes densidades de población. Desde
el punto de vista nutritivo es un alimento excelente con un contenido en proteínas de 8-
9%.
3. Maíz: el contenido medio en proteínas es del 10%, siendo una cosecha básica para la
alimentación humana en Sudamérica y África. En EE.UU. la mayor parte de la cosecha
se usa para alimentar al ganado, lo que, desde el punto de vista ecológico, es
totalmente ineficiente.
Fig.7. Principales cultivos de la humanidad.
4. Patata: crecen bien en regiones húmedas, frescas y templadas, y son una fuente de
carbohidratos básica en muchos países desarrollados.
5. Cebada: es el cuarto cereal más importante, se emplea fundamentalmente para
alimentación de animales y para la elaboración de cerveza y whisky. En algunas zonas
de Asia y Etiopia sigue siendo una importante fuente de alimento.
6. Batatas: cultivadas normalmente en regiones tropicales más húmedas, se emplean
como alimento secundario, no básico. Su valor alimentario fundamental es el almidón.
Ciencias de la Tierra y Medioambientales
299
7. Mandioca: es un cultivo muy importante en África, ya que es muy resistente a la
sequía. Tiene un contenido muy bajo en proteínas y debería ser suplementado con
otros alimentos de alto contenido proteico.
8. Sorgo (y mijo): este cereal tropical es una cosecha básico en las áreas más secas de
África y Asia. El grano carece de gluten, y no puede emplearse para hacer pan.
9. Avena y centeno: estas dos plantas prefieren los climas templados y húmedos. La
primera se cultiva fundamentalmente para alimentar al ganado y el centeno para hacer
harina de pan.
10. Soja: en las regiones más pobres la soja puede constituir la principal fuente de
proteínas de la dieta, ya que posee entre el 30 y el 50% de prótidos.
4.3.2.- La superficie cultivada
No todos los suelos que cubren la superficie terrestre libre de hielos son adecuados
para el cultivo. De hecho, tan sólo un 11% del total no presenta obstáculos serios a la
agricultura. El resto es, o bien demasiado seco, o demasiado húmedo, o demasiado pobre
en nutrientes, o demasiado profundo, o demasiado frío. Hasta un 28% de la superficie del
planeta padece sequias (sólo el Sahara ocupa casi 1.000 millones de hectáreas). Los
suelos pobres representan otro 23%. Los suelos demasiado superficiales para ser usados
cubren un 22%, mientras que los suelos encharcados cubren un 10%. Los suelos de
permafrost cubren un 6% (sin incluir Groenlandia y la Antártida).
Vamos a analizar esta problemática repartiendo el globo en ocho áreas
homogéneas:
1. Norte y Centroamérica: los suelos aptos para el cultivo representan un 22% de la
superficie total, pero tan sólo un 13% se emplea, de hecho, para el cultivo. El problema
más alarmante es la cantidad de tierras que se pierden bajo el asfalto: entre 1945 y
1975 se perdieron 30 millones de hectáreas, de las cuales, la mitad eran cultivables.
2. Sudamérica: su principal factor limitante es la carencia de minerales en los suelos por
el intenso lavado que producen las precipitaciones, siendo las áreas afectadas
normalmente grandes extensiones de bosques. Se emplean para cultivo menos de la
mitad de los suelos fértiles.
3. Europa: a pesar de ser un continente relativamente pequeño, posee una gran cantidad
de suelos fértiles, rondando el 36% de su superficie. Casi la totalidad de estos suelos,
alrededor del 31% de la superficie, se explota y un tercio padece deficiencias
Depto. Biología-Geología. IES. Ceutí.
300
minerales.
4. Sur de Asia: menos del 20% de la superficie es adecuada para el cultivo, y sin embargo
se emplea el 24%. Esto indica que se trabaja en suelos inapropiados (la irrigación
ayuda en esta tareas) y refleja las necesidades de una población gigantesca.
5. Sudeste Asiático: el 14% de la tierra es fértil, pero, al igual que en el caso anterior, se
cultiva el 17%. La proporción de suelos forestales tropicales hace que el 60% de los
suelos sean pobres en nutrientes.
6. Norte y Centro de Asia: se trata de una tierra pobre en la que sólo el 10% de una
superficie inmensa es cultivable sin grandes obstáculos. Más de un 50% de la
superficie de esta zona es demasiado fría o presenta suelos superficiales.
7. África: el 44% del continente se ve afectado por la sequía. Aún así, se considera fértil
un 16% de la superficie y tan sólo se cultiva un 6%.
8. Australia: al igual que en el caso de África, la principal limitación agrícola es la sequía,
que afecta al 55% de su superficie. Y, también a semejanza de África, del 15% de
terreno cultivable, sólo se emplea la tercera parte.
Tabla 4. Porcentajes de tierras cultivadas y degradadas por áreas del planeta.
4.3.3.- Problemática y futuro de la Agricultura
La revolución verde es uno de los adelantos más notables jamás visto en la
agricultura. La producción anual de alimentos por persona se incrementó desde 141 a 209
Kg en tan sólo tres décadas a partir de los años cincuenta, y las importaciones netas de
alimentos quedaron cortadas de forma drástica.
Pero esta revolución ha tenido su precio y, claramente, está perdiendo ímpetu en los
últimos tiempos: tras duplicar nuestra producción de alimentos entre 1950 y 1980, en la
década siguiente tan sólo se produjo un aumento de una quinta parte. Veamos cuales son
los problemas a que se enfrenta el modelo agrícola al uso.
En las últimas décadas la producción de las explotaciones agrícolas industrializadas
Ciencias de la Tierra y Medioambientales
301
ha sido realmente espectacular. El modelo agrícola estadounidense ha sido copiado hasta
la saciedad por su alta productividad: siendo tan sólo el 2% de la población americana, los
agricultores no sólo dan de comer a todos sus compatriotas, sino que suministran más de la
mitad de los productos agrícolas a los mercados internacionales. Ellos solos producen el
15% del trigo mundial, el 36% del sorgo y el 46% del maíz, en tan sólo el 11% del total de
tierras cultivadas del globo.
Pero las perspectivas de que estos éxitos continúen son sólo una ilusión. La
agricultura industrial es tremendamente productiva, pero también enormemente destructiva.
Podemos analizar los costes de estas prácticas del siguiente modo:
1. Pérdida de suelos: el problema más grave de las prácticas agrícolas modernas es la
pérdida de suelos como resultado de los cultivos intensivos. Tan sólo en los EE.UU.
una superficie de 80 millones de hectáreas ha dejado de ser productiva. Este país ha
perdido al menos una tercera parte de sus suelos más productivos y las tasas de
erosión son ahora mayores que nunca, unas 1.000 millones de toneladas por año.
2. Otro problema, no menos grave, es la generalización de la irrigación, que representa
en la actualidad un 73% de la demanda mundial de agua. El empleo de granos de alta
producción es consustancial a los gastos de las enormes cantidades de agua que estos
granos exigen.
3. La extensión de los monocultivos es también un aspecto preocupante. En aras del
incremento en la productividad se plantan enormes extensiones con cepas idénticas,
todas ellas vulnerables a los mismos elementos patógenos.
Esto se traduce en dos nuevas vertientes del problema. Por un lado se incrementan
las necesidades de pesticidas de síntesis química para erradicar estas plagas
(destructoras de más de un tercio de las cosechas anualmente), con resultados apenas
momentáneos, los organismos mutantes y resistentes van siempre por delante en la
carrera por la explotación del medio que el hombre les facilita. Por otro lado, las
variedades de cultivo tradicional, menos productivas, son arrasadas y sustituidas por
los nuevos híbridos, a pesar de contener material genético de vital importancia. El
empobrecimiento de la biodiversidad y la pérdida del patrimonio genético son dos
problemas que afectarán gravemente a la biosfera en un futuro no muy lejano.
4. El consumo energético. Si todos los campesinos del planeta gastaran en sus
plantaciones la misma cantidad de petróleo que los agricultores americanos, las
reservas actuales de crudo se agotarían en una docena de años.
5. Adición de fertilizantes y eutrofización de las aguas. La pérdida de fertilidad de los
Depto. Biología-Geología. IES. Ceutí.
302
suelos se ve artificialmente compensada por la adición de abonos sintéticos (27 Kg de
fertilizante por persona en 1990). Estos son los responsables de la contaminación y
eutrofización de gran parte de las aguas superficiales y subterráneas del globo.
6. Dietas de derroche. Casi el 40% del grano obtenido se utiliza para alimentar al ganado
que luego se consume en la dieta rica en carne de los habitantes del norte. De modo
paralelo, se están produciendo enormes excedentes en la CEE y en EE.UU. que no
encuentran salida en los mercados. Estos excedentes costaron mas de 53.000 millones
de dólares en 1983.
Fig.8. La revolución verde en la balanza.
7. Investigación y desarrollo sesgados. La investigación en torno a la revolución verde
ha tendido a ignorar los cultivos tradicionales de los pequeños agricultores de América
Latina, Asia y África, como el sorgo, el mijo o la mandioca.
8. Problemática social. La concentración de la tierra en manos de grandes
terratenientes, la sustitución de cultivos de supervivencia por cultivos para la
exportación en zonas del tercer mundo con la consiguiente dependencia de los
Ciencias de la Tierra y Medioambientales
303
mercados externos y la disminución de la producción de alimentos por persona en los
países del tercer mundo son sólo algunos de los problemas sociales que el actual
modelo agrícola está generando.
4.3.4.- La necesaria gestión de los recursos agrícolas
Vistos los numerosos problemas del modelo y dado que es muy difícil incrementar
tanto la superficie cultivada como la productividad de los cultivos o el número de cosechas
por año; se hace evidente que necesitamos una nueva revolución en la agricultura, lo
mismo en el orden científico que en el social. Afortunadamente, en el terreno científico hay
fundadas esperanzas de mejoras, entre las que cabe destacar la siguientes:
1. Cultivo "conservacionista". En los EE.UU., ante el problema ya comentado de la
alarmante pérdida de suelo, se están implantando labores de roturado mínimo, que ya
ocupan 40 millones de hectáreas y cuyo uso está creciendo a un alto ritmo. Consisten
básicamente en dejar sobre la tierra los residuos de las cosechas y los abrojos, que
retienen los nutrientes e impiden la erosión, las labores para la nueva cosecha se llevan
a cabo en surcos poco profundos y restringidos o, mejor todavía, se siembra en orificios
sin voltear el suelo. En áreas tropicales este tipo de cultivos puede llegar a ser de gran
utilidad.
2. Empleo de variedades de plantas resistentes. El cambio de perspectiva más drástico
será en las variedades cultivadas. En lugar de las variedades superproductivas que
exigen grandes cantidades de agua, fertilizantes, herbicidas y pesticidas, se habrán de
cultivar plantas autosuficientes: plantas del desierto como la yoyoba, nuevos cultivos de
zonas áridas como la judía de morama o la calabaza búfalo; incluso cepas de trigo,
cebada y tomates que resisten la irrigación con agua marina. Ejemplos destacables son
el "yeheb", un arbusto de origen somalí con semillas nutritivas del tamaño de un
cacahuete capaz de crecer en zonas muy áridas; la patata peluda silvestre, que imita el
olor de alarma de los áfidos y de este modo consigue mantenerlos a raya; la Spirulina,
rica en proteínas y que ya se explota en lagos de México y El Chad o, por último, la
judía alada, originaria de Nueva Guinea y que ya se cultiva en más de 50 países.
3. Control de plagas. El control integrado de plagas está teniendo un enorme éxito, al
menos en los laboratorios de experimentación. Ya no se pretende exterminar la plaga,
sólo mantenerla dentro de un nivel tolerable aplicando toda una gama de restricciones
naturales. Plantaciones mixtas, eliminación de lugares de cría (aguas estancadas),
introducción de depredadores naturales, empleo de cebos, liberación de machos
Depto. Biología-Geología. IES. Ceutí.
304
estériles, incluso utilización de hormonas para interferir la maduración de las larvas.
4. La ayuda de la Ingeniería Genética. Desde hace largo tiempo venimos utilizando
legumbres para dar descanso al suelo, gracias a la fijación de nitrógeno atmosférico por
parte de sus bacterias simbiontes, ahora se pretende transferir esta capacidad a otras
plantas y se cree factible conseguirlo antes de fin de siglo, Esto permitiría evitar una
parte del creciente coste, económico y ambiental del nitrógeno sintético.
Otro camino de investigación es el desarrollo de cepas de cultivo con resistencia
natural a las plagas, o seleccionar adaptaciones genéticas que permiten a las plantas
efectuar la fotosíntesis de modo más eficiente y, por tanto, crecer más rápidamente.
Obtener los genes que proporcionan estas y otras ventajas e incorporarlos al genoma
de otros organismos (transgénicos) abre nuevas vías a la agricultura tradicional.
Además, los bancos de genes permitirán conservar en frío la diversidad de los cultivos,
facilitando a los agricultores la elección de las variedades que den solución a
problemas concretos de cada zona.
5. Irrigación por goteo. Las nuevas técnicas de riego por goteo, permiten un
considerable ahorro de agua y disminuyen el riesgo de salinización de los suelos por
evaporación.
También en el ámbito social son posibles las mejoras, aunque es necesario un
cambio brusco de orientación. En el sur habrá que poner énfasis en los cultivos para
abastecimiento local y abandonar los cultivos para la exportación, sustituyendo, de paso, las
grandes plantaciones con monocultivos por pequeñas propiedades autosuficientes. (China
alimenta hoy al 22% de la población con sólo el 7% de las tierras cultivadas del mundo).
Aunque negros nubarrones se extienden sobre algunos países en vías de desarrollo por
distintas causas; algunos como Bangladesh carecen de reservas de suelo fértil y de agua,
lo que unido a su escasa renta provoca una grave dependencia externa al tener que
comprar sus alimentos en el mercado internacional. Otros como Ruanda, Burundi, Etiopía,
Sudán o Zaire deben su malnutrición a las guerras fratricidas y a la "gestión" de sus
sucesivos gobiernos dictatoriales.
En el norte, la cura tampoco es agradable, los suelos necesitan más descanso, el
consumo de combustibles fósiles debe racionalizarse y reducirse y la dieta necesita un
cambio saludable hacia menores consumos de carne y hacia el incremento de la eficiencia
en el consumo. Noruega es la pionera en este campo, con campañas de educación pública
al respecto e incentivos a los agricultores.
Ciencias de la Tierra y Medioambientales
305
Otros caminos hacia el futuro de la agricultura pasan por reducir las pérdidas por
almacenamiento y distribución de los excedentes de algunas regiones. Excedentes que hoy
son gestionados en función de los intereses del mercado y que contribuyen a abrir aún más
el abismo norte-sur, y que, en el futuro, habrán de ser gestionados con vistas a eliminar
estas diferencias.
4.3.5.- Recursos forestales
Los podemos definir como todos aquellos elementos de las zonas forestales o
boscosas que posean valor para el ser humano (útil y escaso como cualquier otro recurso).
Se suelen dividir como:
• Beneficios forestales directos:
Zonas de ocio.
Elementos comerciales (madera, alimentos, medicinas, derivados como resinas,
gomas, corcho, caza, pesca, plantas aromáticas,...)
• Beneficios indirectos:
Relaciones bosque-clima: amortiguación temperaturas extremas; mantenimiento
humedad ambiental, barrera contra los vientos y favorece infiltración del agua
evitando las escorrentías superficiales.
Relaciones bosque-atmósfera: intervención en el ciclo BGQ de C y O2 (evita
efecto invernadero) y fijación polvo atmosférico.
Relaciones bosque-suelo: protección del suelo frente a la erosión y aporte de
materia orgánica que favorece la permeabilidad y con ello la fertilidad.
Relaciones bosque-catástrofes naturales: evita corrimientos de tierra en las
laderas, impide el arrastre de sedimentos a los embalses, disminución efecto de
las inundaciones.
Podemos considerar los bosques como grandes abastecedores y productores.
Mantienen la diversidad ecológica, salvaguardan las cuencas fluviales, protegen el suelo de
la erosión, suministran combustible para alrededor de la mitad de la población mundial,
suministran madera para la fabricación de papel y maderas industriales. Y, a pesar de todo,
están desapareciendo a una velocidad alarmante.
Tras haber aumentado en más de un 50% desde 1965, la cosecha mundial de
madera llega ahora hasta 3.400 millones de metros cúbicos (datos de 1988), unos 4.000
millones de toneladas al año. De ellos, el 55% corresponde a árboles de hoja ancha
Depto. Biología-Geología. IES. Ceutí.
306
(maderas duras en general) y el resto a coníferas (madera blanda). El 48% de esta madera
se destina a usos industriales (se reparten un 37% los países desarrollados y un 11% los
países en vías de desarrollo), y un 52% se destina a combustible (invirtiéndose entonces la
tendencia, los países desarrollados se llevan tan sólo un 8% y los que están en vías de
desarrollo consumen el restante 44%).
Fig. 9. Recursos forestales.
En el mundo desarrollado se utiliza una gran cantidad de madera para la producción
de papel, alrededor de 200 millones de toneladas de pulpa al año (un sólo habitante
consume 150 kilos de papel al año), mientras que los países en desarrollo apenas
consumen 25 millones de toneladas (5 kilos por habitante y año). Lógicamente, se esperan
aumentos significativos en este consumo, los cálculos menos optimistas hablan de
multiplicar por tres el consumo de los países en desarrollo y algo menor en los
desarrollados.
En definitiva, los productos forestales representan una parte importante del total de
todas las exportaciones agrícolas. Cifrada en 1980 en el 19% y con una clara tendencia al
alza ya que representa una fuente de enormes beneficios para países en vías de desarrollo.
Ciencias de la Tierra y Medioambientales
307
4.4.- La ganadería
El inicio de la domesticación de animales por los humanos debió correr paralelo al
de la agricultura o poco más tarde, allá por el Neolítico. Probablemente comenzara con los
perros, empleándolos para la caza a cambio de un suministro regular de alimento. Después,
una vez dominadas las técnicas agrícolas, se hizo más conveniente controlar los rebaños
de herbívoros salvajes y encerrarlos cerca de sus aposentamientos, que ahora se habían
convertido en permanentes.
Las especies domesticadas pertenecen, preferentemente, a los mamíferos y las
aves, separándose éstas en un apartado exclusivo para ellas, bajo la denominación de
Avicultura. De los animales domésticos obtenemos un suministro de proteínas de alta
calidad, ya sea en forma de leche, huevos o carne; pieles, lanas y otros materiales; incluso
su importancia como fuente de energía para el arrastre es de vital importancia: sólo en la
India hay más de 80 millones de animales de tiro que despliegan una potencia de 30.000
megavatios anuales.
4.4.1.- Los recursos ganaderos
A pesar de nuestro apetito por la carne y la leche, el número de especies animales
que hemos domesticado es muy inferior al de plantas. Nueve tipos de animales representan
prácticamente toda la producción:
1. Vacuno: la cabaña ganadera de vacuno alcanza los 1200 millones de cabezas, siendo
Europa (incluye la antigua URSS), el sur de Asia y Sudamérica, por ese orden, los
principales productores con 260, 260 y 220 millones de cabezas respectivamente. La
cría de estos animales, salvo contados casos especiales (toreo), se dedica bien a la
obtención de carne, bien a la de leche, bien a ambas.
2. Búfalos: existen unos 100 millones de cabezas de estos animales tan sólo en la India,
donde se utilizan como medio de transporte, de carga y como medio de tracción para
las labores agrícolas.
3. Porcino: existen en la actualidad más de 850 millones de cerdos, de los que China
posee dos de cada cinco. Su producción se destina al aprovechamiento de la carne,
utilizándose la practica totalidad del cuerpo del animal para la obtención de diversos
tipos de productos: jamón, embutidos,...
4. Ovino: la cabaña de ganado ovino es casi tan numerosa como la de vacuno,
superándose de largo los 1000 millones de cabezas. Europa y Australia se sitúan a la
cabeza de este tipo de explotación ganadera.
Depto. Biología-Geología. IES. Ceutí.
308
5. Equino: Contamos con unos 70 millones de cabezas tan sólo de caballos, destinados
al tiro, monta, carrera o para su aprovechamiento cárnico. Su domesticación, iniciada
en Asia, continuó en Europa durante la edad del bronce a partir de dos formas
euroasiáticas ya extinguidas, el tarpán habitante de las estepas de Mongolia y Europa
oriental y el caballo de Przewalski, extendido por Mongolia y China del que sobreviven
en cautividad algunos ejemplares de dudosa pureza.
6. Mulas y Asnos: menos abundantes que los anteriores, la cabaña consta de unos 45
millones de cabezas empleados principalmente como animales de tiro.
7. Caprino: de los aproximadamente 500 millones de cabezas que componen la cabaña
caprina mundial, la mitad se crían en diversas zonas del continente asiático. Su
explotación se dirige al aprovechamiento de la leche, la carne o mixto, siendo un animal
de gran importancia en las economías de zonas de montaña.
8. Camellos: merecen su lugar aquí dado que, aunque sólo existen alrededor de 10
millones de cabezas, su papel en la economía de zonas desérticas del continente
africano es crucial. De él se obtiene carne, leche, piel y transporte.
9. Avicultura: nos referimos aquí a la explotación de todo tipo de aves domésticas
(gallinas, pollos, pavos, gansos, ocas, patos, etc...). En la actualidad se trata de la
mayor cabaña de todas las estudiadas con casi 1000 millones de individuos de los que
se obtiene, según la variedad, carne y/o huevos.
10. Acuicultura: el cultivo de organismos acuáticos puede ser un complemento a la
ganadería y pesca tradicionales. Sin embargo, en la actualidad no representa un
porcentaje significativo de la producción de proteínas a escala mundial. Las limitaciones
tecnológicas y el excesivo coste de producción (alimentación de los peces muy
especializada y costosa) hacen que sólo sea rentable el cultivo de especies de alto
valor económico (lubinas, doradas, lechas, rodaballo, etc). Aunque la acuicultura tiene
grandes posibilidades de desarrollo en el futuro.
4.4.2.- Impactos de la ganadería
A la hora de hablar de impactos es conveniente separar la ganadería tradicional de
las explotaciones estabuladas. En la ganadería tradicional los impactos más graves están
asociados a la pérdida de cubierta vegetal. El sobrepastoreo provoca una excesiva presión
sobre la vegetación, sustituyendo bosques y arbustos leñosos por plantas herbáceas.
Además, en los países en vías de desarrollo se queman y talan grandes extensiones de
bosques para obtener pastizales para el ganado. Paradójicamente, éstas reses no
Ciencias de la Tierra y Medioambientales
309
alimentarán a los nativos. (Ver texto de actividad 19). Un problema adicional del
sobrepastoreo es la compactación del suelo producida por el pisoteo de los animales; esto
dificulta la aireación del suelo y conduce a una pérdida de fertilidad.
Fig.10. La cabaña ganadera.
En el caso del ganado estabulado los impactos no son tan evidentes; todos ellos
derivan de dos aspectos fundamentales; por un lado los vertidos al medio de los productos
de deshecho de la explotación (purines), y por otro, la escasa eficiencia energética del
sistema de cría. En el caso de los animales alimentados con grano (pollos, vacas, cerdos...)
una caloría de carne de estos animales representa diez gastadas en su producción, una
forma absurda e ineficiente de alimentarnos si además añadimos los costes generados por
la explotación (energía, construcción, mantenimiento, etc...). Debemos recordar que
aproximadamente el 40% de la producción mundial de cereales se dedica a la alimentación
del ganado (en los países ricos como EE.UU. sube hasta el 70%). Esto no ocurre en la cría
tradicional de ganado, puesto que la mayoría de animales forrajean plantas que no suponen
sustento alguno para el hombre. Cuando incluimos los pastos remotos, los bosques y otros
territorios que sustentan rebaños, los animales domésticos hacen uso de 6.000 millones de
hectáreas de tierra, de este modo movilizan gran cantidad de materia vegetal en nuestro
beneficio y lo hacen sin consecuencias adversas para el entorno (excepto en caso de
sobrepastoreo).
Depto. Biología-Geología. IES. Ceutí.
310
4.4.3.- Gestión de la ganadería
En la actualidad la ganadería es un sistema muy poco eficaz de producción de
alimentos, no obstante, la carne así obtenida es una fuente de proteínas de alta calidad que
sería muy difícil obtener de otra manera.
Para mejorar la eficacia de los sistemas de cría de ganado sería necesario, en
primer lugar, ampliar el espectro de especies domésticas, prestando especial atención a las
explotaciones de animales de crecimiento más eficaz (mejillón, carpas...); y encontrar
nuevos usos para organismos muy abundantes, considerados hasta ahora tan solo como
plagas (algunas estrellas de mar que podrían ser usadas para producir piensos; langostas
terrestres, ya usadas en ciertas zonas como alimento, etc.).
Otro aspecto importante de la gestión, sería sustituir el grano utilizado para el
engorde del ganado por material vegetal no utilizable para el consumo humano, liberando
de este modo enormes cantidades de grano que así se destinarían a dicho consumo.
¿EXISTEN ALIMENTOS PARA LA POBLACIÓN ACTUAL? La actual distribución de los alimentos es el reflejo de la situación mundial respecto
al control de los recursos. La tierra produce alimentos suficientes para toda la población
mundial. Si no hay para todos es debido a la desigual e injusta distribución. Mientras el 30%
más rico de la población mundial dispone del 75% de la producción alimentaria, el 70% más
pobre de la población mundial sólo dispone del 25% de la producción. Incluso los animales
domésticos que poseen los habitantes de los países ricos, comen más que las personas de
los países pobres.
Las causas de este desequilibrio son muy diversas. Por una parte hemos de hablar
de motivos ambientales, en algunos casos imprevisibles, como es el caso de las catástrofes
naturales y en otros casos por la alteración del ambiente por parte de la humanidad, lo cual
ha causado profundos desequilibrios ecológicos, provocando cambios climáticos, erosión
del suelo,...
El hambre es, también, el resultado de un fenómeno estructural, es decir el resultado
de unos determinados procesos económicos, sociales y políticos que podemos concretar
en:
el desmesurado crecimiento demográfico de la humanidad.
las agresiones humanas a ecosistemas especialmente vulnerables que han visto
reducida o incluso anulada su capacidad productiva.
Ciencias de la Tierra y Medioambientales
311
el reparto injusto e inadecuado de la tierra cultivable.
las decisiones gubernamentales que conceden libertad de acción a los grandes
propietarios privados y a las compañías multinacionales.
Fig.11. Posibilidades de alimentación de la población. (Myers, 1993)
el éxodo rural hacia la ciudad.
los vicios alimentarios y consumistas provocados por la occidentalización.
el paso de la diversificada agricultura de supervivencia a la agricultura de
exportación y la estructura social que se desarrolla en torno a estos monocultivos.
la escasa diversificación de la producción, con la consiguiente dependencia de
solamente uno o dos productos.
las alteraciones, con frecuencia provocadas, en el mercado internacional de
cereales.
la elevada tasa de paro y subocupación.
las desigualdades en la distribución de ingresos.
la falta de capital para las inversiones agrícolas.
el progresivo endeudamiento exterior de las economías nacionales.
la brusca transición de la agricultura de subsistencia a la industria, que ha
ocasionado el agotamiento de muchas tierras.
Depto. Biología-Geología. IES. Ceutí.
312
No obstante, lo que hoy es un problema de mala distribución de los recursos, puede
transformarse en pocas décadas en un problema de falta de ellos. El crecimiento
poblacional, la alteración de los suelos, la sobreexplotación de los caladeros, el
sobrepastoreo, la contaminación del agua y el aire y, en definitiva, la alteración de los
ecosistemas que nos sustentan, pueden incidir negativamente en la obtención de alimentos.