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TEORÍAS SOBRE EL ORIGEN DE LA VIDA
CREACIONISMO
Atribuye la existencia de la vida a una “fuerza creadora” desconocida. Esta idea surgió
quizá del hombre primitivo y se reforzó
en las primeras culturas, como la
egipcia o la mesopotámica. La teoría
creacionista considera que la vida, al
igual que todo el Cosmos, se originó
por la voluntad creadora de un “ser
divino”.
La idea creacionista coincidió con la hipótesis del ”fijismo”, que apoya la inmutabilidad de
las especies (éstas no cambian), que fue promovida por grandes filósofos de la Edad
Antigua como Platón y Aristóteles, y que perduró hasta incluso el siglo XIX. La iglesia
católica aceptó de buen grado la idea de la generación espontánea (que seguía siendo
creacionista), cambiándole el nombre por el de “vitalismo”.
GENERACIÓN ESPONTÁNEA
Se basa en que la vida surge de lo no vivo.
Máximo exponente: Aristóteles
Ejemplo: para los antiguos griegos, los sapos surgen de los elementos no vivos de
una charca.
Esta teoría dominó hasta el siglo XIX.
Durante el renacimiento se realizaron experimentos con conclusiones erróneas.
Evolución histórica de la microbiología.
Platón o Aristóteles creyeron en la generación espontánea, y aceptaron la aparición de
formas inferiores de vida a partir de “materia no viva”. Se basaban en la observación
natural de la carne en descomposición, de la que al cabo de unos días, surgían gusanos e
insectos.
Francesco Redí (1626-1698 ) fue un médico italiano que se opuso a la teoría de la
generación espontánea y demostró que en realidad esos gusanos que aparecían, eran las
larvas de moscas que habían depositado sus huevos previamente. Para demostrar su
teoría, en 1668 diseñó unos sencillos experimentos, que consistieron en colocar
pequeños trozos de carne dentro de recipientes cubiertos con gasa y otros trozos en
recipientes descubiertos, para que sirvieran como “testigo”. Unos días después, la carne
que quedó al descubierto tenía gusanos, mientras que la carne protegida no los tenía.
Además, sobre la gasa que cubría los frascos se encontraron los huevecillos de las
moscas, que no pudieron atravesarla.
En la misma época, Anton Van Leeuwenhoek (1632-1723), un comerciante holandés
con una gran afición por pulir lentes, estaba construyendo los mejores microscopios de su
época, y realizó las primeras observaciones reconocidas de microorganismos, a los que él
denominaba “animáculos”.
En 1745, el clérigo inglés
John T. Needham
(1713-1781), un
investigador vitalista
intentó, a pesar de los
resultados obtenidos por
Redi, demostrar la
veracidad de la
generación espontánea.
Para ello realizó unos
experimentos que
consistieron en hervir caldos nutritivos durante dos minutos, para destruir los
microorganismos que en ellos hubiera (ese tiempo de ebullición no es suficiente para
matar a todos los microorganismos). A los pocos días volvían a aparecer pequeños
microorganismos que, por tanto, debían haberse creado “espontáneamente”.
Lázaro Spallanzani (1726-1799), un naturalista italiano, no aceptó las conclusiones de
Needham. En 1765 preparó”caldos” en distintas vasijas de cristal con boca alargada
(similar a un matraz aforado) y los sometió a ebullición prolongada. Unas vasijas las dejó
abiertas, mientras que otras las tapó herméticamente. Cuando calentaba un caldo en un
frasco abierto, se observaba que al cabo de un tiempo aparecían microorganismos,
mientras que cuando lo hacía en frascos cerrados, éstos no aparecían.
Los resultados de Spallanzani no convencieron a Needham y sus partidarios, quienes
alegaron que el calor excesivo destruía la vida y que los resultados de Spallanzani,
únicamente demostraban que la vida se encontraba en el aire y que sin él no podía surgir
(en los experimentos de Needham, los matraces estaban abiertos). Spallanzani repitió el
experimento, hirviendo durante dos horas sus caldos, pero cometió el error de dejarlos
semi-tapados como Needham acostumbraba a hacer, por lo que al observarlos después
de unos días encontró que todos los caldos se habían contaminado con microorganismos
que procedían del aire. Al considerarse que las pruebas no eran concluyentes, el
problema quedo sin decidirse otros 100 años, en los que la controversia continuó, hasta
que en 1859, la “Academia francesa de Ciencias” ofreció un premio a quien pudiera
demostrar, con suficientes pruebas, si existía o no la generación espontánea.
TEORÍA DE LA BIOGÉNESIS
El premio lo ganó Louis Pasteur (1822-1895) quien a pesar de su juventud, en aquella
época ya era un reconocido químico-biólogo. Mediante una serie de serie de sencillos
pero ingeniosos experimentos, obtuvo unos resultados irrefutables, que derrumbaron una
idea (la “generación espontánea") que había durado casi 2.500 años. A partir de entonces
se considera indiscutible que todo ser vivo procede de otro (Omne vivum ex vivo), un
principio científico que sentó las bases de la teoría germinal de las enfermedades y que
significó un cambio conceptual sobre los seres vivos y el inicio de la Bacteriología
moderna.
EXPERIMENTO DE PASTEUR
TEORÍA COSMOZOICA (S. XX)
Svante Arrhenius, en 1908
Conocida como Panspermia
Plantea que la vida del planeta
vino importada desde otro punto
del universo
Esta forma de vida fue
principalmente bacterias viajando
en meteoritos.
Una objeción a esta teoría es el hecho de que difícilmente las bacterias podrían resistir
las condiciones de temperatura y presión cuando un meteorito entrara a la atmósfera.
Por otro lado, se sabe de esporas que podrían resistir, inclusive las condiciones de
vacío.
Además, hay que asumir que la Tierra no tenía vida al momento del impacto del
meteorito
TEORÍA QUIMIOSINTÉTICA
Teoría más aceptada
Se basa en la presunción de
unas condiciones que
debería tener el planeta al
momento de su formación.
Estas serían: precencia de
metano, amoniaco,
Hidrógeno y agua; actividad
eléctrica de la atmósfera y
ausencia total o casi total de
Oxígeno
En los mares, las moléculas empezaron a reaccionar para formar los primeros
compuestos orgánicos.
Para Oparín, los primeros organismos fueron unicelulares.
Mediante las reglas de compartir o donar electrones se forman las primeras
moléculas orgánicas.
Miller llevó las condiciones mencionadas por Oparín al laboratorio y encontró
formación de moléculas tales como aminoácidos, DNA, RNA, carbohidratos.
LA EVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES
ORIGEN DE LA VIDA
Según el criterio evolucionista, la vida debió iniciarse en las aguas primitivas hace
más de 3.000 millones de años, en un medio abundante en metano, hidrógeno,
amoníaco y agua, y con descargas eléctricas frecuentes, gracias a las cuales se
pudieron formar los compuestos orgánicos base de la materia viva, fenómenos
que se han repetido experimentalmente en los últimos tiempos. Durante millones
de años, las reacciones continuaron hasta producir sustancias capaces de
autoduplicarse (ácidos desoxirribonucleicos), y cuando esas sustancias
“aprendieron” a elaborar, seleccionar e incorporar proteínas, fue cuando pudo
iniciarse la formación de los organismos vivos más sencillos. Es claro que la
disponibilidad de tiempo fue enorme y que se debieron producir incontables
reacciones ineficaces, hasta que les llegó el turno a las reacciones “adecuadas y
fructíferas”.
TEORÍA DE LAMARCK
Lamarck (1744-1829) fue un
prestigioso naturalista
francés. Fue uno de los
primeros científicos que
aceptaron la evolución y que
empezó a formular teorías
sobre los mecanismos por los
cuales los organismos van
transformándose. Basó su
teoría básicamente en los
siguientes principios:
La existencia, en los organismos, de un impulso interno hacia la perfección.
La capacidad de los organismos para adaptarse a las circunstancias (el
clima...)
La generación espontánea, es decir, que en un determinado medio pueden
formarse organismos.
La herencia de los caracteres adquiridos.
La función crea el órgano, es decir, las adaptaciones surgen en los seres vivos
como respuesta a las necesidades que les impone el medio ambiente.
La teoría de Lamarck está prácticamente desechada en la actualidad ya que se
ha comprobado que los caracteres adquiridos durante la vida de los individuos
no se trasmiten a su descendencia, y que la función no crea al órgano.
EVOLUCIÓN SEGÚN DARWIN Y WALLACE
La teoría de la evolución por
selección natural fue sugerida
por dos científicos
independientes el uno del otro.
Cuando Charles Darwin
escribió el origen de las
especies a mediados del siglo
XIX, sus ideas crearon una gran
polémica. Simultáneamente,
Alfred Wallace, otro gran
naturalista inglés, anunciaba
también una teoría de la
evolución con ideas muy
parecidas a las de Darwin. La teoría de la evolución por selección natural se
basaba en las siguientes ideas:
Los organismos producen mucha descendencia.
En cada generación hay mucha variedad en los caracteres que presenta la
descendencia.
Algunas variaciones son heredables.
El ambiente condiciona las posibilidades de supervivencia (y por tanto las de
dejar descendencia) de los organismos.
Para explicar que haya organismos que mueren y otros que sobreviven, se
habla de la supervivencia del más apto. En realidad, la aptitud de un organismo
dependerá de la adecuación de sus caracteres biológicos en el ambiente en el
que vive. Si los organismos más aptos sobreviven y lo que les hace más aptos
es heredable, está claro que este carácter puede pasar a la descendencia.
LA TEORÍA NEODARVINISTA
La teoría neodarvinista surgió hace unos 50 años e intenta explicar cómo se
producen los cambios en la descendencia y cómo se transmiten de generación en
generación. Según el neodarvinismo, la variedad en la descendencia se explica
así:
Los cambios de caracteres en un individuo se producen por modificaciones
de su ADN. Estas alteraciones del ADN reciben el nombre de mutaciones.
Las mutaciones se producen siempre al azar.
Como el ADN contiene la información genética, estos cambios producidos
al azar se transmiten hereditariamente.
Las mutaciones pueden ser favorables, desfavorables o indiferentes.
Favorables: los individuos que la poseen están mejor adaptados al medio
y, por la selección natural, tienden a consolidarse en perjuicio de los que no
poseen tal mutación.
Indiferentes: las mutaciones indiferentes hacen que cambien algunos
caracteres de los individuos, pero no favorecen ni perjudican su adaptación
al medio.
Desfavorables: perjudican al individuo que las posean y puede incluso
provocar su muerte.
PRUEBAS DE LA EVOLUCIÓN
La mayor parte de las especies actuales no vivían en el pasado, y es probable que
el número de especies existentes en el planeta haya sido muy diferente en las
diferentes eras geológicas. Estas son las pruebas de la evolución de las especies:
Los fósiles (pruebas paleontológicas)
La anatomía (pruebas anatómicas)
Órganos Homólogos y Órganos Análogos
La distribución de los organismos (pruebas biogeográficas)
El desarrollo embrionario ( pruebas embriológicas)
Composición de los seres vivos (pruebas bioquímicas)