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Terapia a Traves de La Expresion Literaria

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Laura Rico Caballo. Publicado en Encuentros con la Expresin Revista de Arte-terapia y Artes. Vol.II 2009. Valle Ricote (Universidad de Murcia). slo mediante el arte podemos salir de nosotros mismos, saber lo que ve otro de ese universo que no es el mismo que el nuestro, y cuyos paisajes nos seran tan desconocidos como los mundos que pueda haber en la Luna. Gracias al arte, en vez de ver un solo mundo, el nuestro, lo vemos multiplicarse, y tenemos a nuestra disposicin tantos mundos como artistas originales hay, unos mundos ms diferentes unos de otros que los que giran en el infinito. Proust La Terapia a travs de la Escritura Literaria y la Lectoterapia (algo diferente de los textos informativos), no se han desarrollado aun en Espaa como intervenciones especficas, sino slo como herramientas a utilizar de paso, dentro del marco de la terapia habitual y con distintos tipos de intervencin segn la escuela psicolgica en la que se enmarque. El trabajo con texto literario, sin embargo, puede adquirir una estructura suficientemente flexible y a la vez compleja como para desarrollar, a travs de ella, toda una terapia para determinados clientes. Esto requiere de una formacin especfica y un bagaje en el manejo de escritos y textos literarios. El Master de Arteterapia de la Universidad Complutense de Madrid entiende la literatura como una disciplina artstica ms e incluye en su programa el desarrollo del tema. Aun con la progresiva aceptacin y el reconocimiento son todava pocos los terapeutas que la utilizan en nuestro pas. Escribir y la relacin con la vida. Nunca ms negar la parte oscura de m mismo. Dejar hablar al cuerpo y al entorno. Dejar que todo eso que soy, y que me trasciende, se diga a s mismo. Supongo, pues, que ste va a ser un ejercicio exploratorio y automtico, la tan trada catarsis, desbloquear la mismidad, salir del ego amurallado, ejercicio de autocrtica, autoanlisis o, mejor, transanlisis, revisin de mi aparato terico. Toda mi vida ha necesitado teora. Porque toda teora conducida hasta su lmite es experiencia. Y viceversa. Pniker Hacer terapia significa conocer y adems someter el conocimiento de la realidad del paciente a profundizacin y correccin. Uno de los medios de los que se puede servir a este respecto es la escritura. La escritura libera emotividad, ofrece excelente material analizable, acelera el insight y estimula el desarrollo del proceso teraputico. Mediante cuentos, novelas que, a travs de la metfora, distancian al paciente del conflicto lo necesario, o con autobiografas, diarios o reflexiones personales acerca de las sesiones, el material escrito es una valiosa fuente de elaboraciones y, una excelente manera de aumentar el rendimiento de las sesiones y disminuir el tiempo.

Un escritor prolfico, Freud , hoy estudiado tambin como literato, tuvo una amplia correspondencia personal, por ejemplo, con muchos de sus pacientes y/o amigos, lo que sin duda era una intervencin que modificaba por las dos partes estructuras cognitivas. Su extensa correspondencia con Fliess, la comunicacin epistolar mantenida con el padre del pequeo Hans, la que mantuviera con Marie Bonaparte son algunos ejemplos. Freud destac la importancia de la escritura en la terapia; y la us, por ejemplo, para las asociaciones escritas en torno a los sueos. Jung , orienta la escritura en la misma direccin del desarrollo personal, la creatividad y la integracin. Otros como Pers , Hafferline, Goldman y tantos otros, han sabido ver en el acto de escribir un mtodo excelente para la mejor comprensin de los problemas, las crisis o los disturbios emocionales. Sobre la narracin del dolor humano se han distinguido tres tipos de escritura: Testimonial: cmo dar cuenta del dolor que ha sucedido, la memoria ficcionalizada; en ocasiones las imgenes pueden testimoniar por los que no tienen la habilidad de escribir. Autoficcin: lo escrito se hace la vida, es escribir en el momento el momento. Novela: cuando para escribir lo inenarrable necesito la ficcin. Pueden distinguirse tres modelos en la narracin de la vivencia del dolor o el placer: El modelo pico o heroico subraya el valor intrnseco del dolor. El sujeto tiene una imagen idealizada de si mismo en la que es capaz de superarlo y vencerlo. Es interesante pensar qu relacin tiene la actual forma de afrontar el dolor y el hecho de que en nuestra sociedad est en crisis lo pico. En el modelo pattico o victimista se dibuja la imagen sacrificial de uno mismo. Sujeto destinado a padecer. En el modelo esttico el dolor es la materia de creacin. La tica como esttica de la existencia. Aunque los temas sobre los que podemos escribir parecen infinitos, la clarividencia de Borges los reduce a cuatro: Un hombre y una mujer, el tringulo amoroso, la lucha por el poder y el viaje. Y no slo en la ficcin, sino en cada una de nuestras vidas, los cuatro temas se hallan presentes La ficcin y la escritura personal. Lo vivido es la fuente que irriga las ficciones. Vargas Llosa. La expresin literaria de conflictos puede tomar forma de obra de ficcin o de autobiografa y la diferencia es difcil de determinar. Los escritores confiesan escribir como una necesidad psicolgica vital que une la obra literaria de ficcin con la autobiografa. Los talleres de escritura convocan cursos de escritura autobiogrfica con la idea de que es un paso sencillo para aprender a relatar y crear personajes de ficcin. Para nuestros fines

cualquier relato, ya se presente como ficcin o como real, ser entendido como expresin del yo. En ocasiones ser positivo asumir la primera persona (diario, autobiografa, correspondencia,) y en otras la tercera voz ser ideal para distanciarnos del escenario. La primera persona fue tempranamente utilizada en la historia. En la Roma clsica, heredado de Grecia, se llevaban registros diarios, anotando detalles o pensamientos que haban ido formando aprendizajes o conocimientos en el transcurso del da. La oscuridad de la Edad Media priv al comn de los mortales de la expresin escrita. La cultura qued remitida a los monasterios, como las ciencias mdicas. El filsofo-cannigo Pedro Abelardo , a quien se castr por seducir a su alumna adolescente, Elosa, tuvo intensa correspondencia, que hoy es un clsico literario, con su antigua amada convertida en abadesa del convento del Paracleto y recluida all por sus amores con Abelardo. Cuando la sexualidad se hizo imposible las cartas se convirtieron en el vnculo que salvaba distancias y alejaba melancolas: Sneca, en un pasaje de las cartas a Lucilio, analiza la alegra que se experimenta al recibir una carta de un amigo ausente. Os agradezco dice por escribirme con frecuencia. Vos os mostris a m as, de la nica manera que os es posible. Cuando recibo una de vuestras cartas de inmediato estamos reunidos. Si los retratos de nuestros amigos nos son queridos, si renuevan su recuerdo y calman, con un vano y engaoso consuelo, la tristeza de la ausencia, las cartas son todava ms dulces, pues nos aportan una imagen viviente. Gracias a Dios ninguno de tus enemigos podr impedirte entregarnos por este medio tu presencia; ningn obstculo material se opone a ello. Te lo suplico que no falten por negligencia Esta correspondencia les mantuvo unidos y cuerdos, y ambos tuvieron una vida intensa y productiva, a pensar del intenso dolor de la distancia y del trauma. Es de destacar que Abelardo tuvo prohibido por el papa Inocencio II ensear o escribir. Para destacar el valor de la correspondencia ntima remitimos a Pedro Salinas , Defensa de la carta misiva y de la correspondencia epistolar, que en sus cartas a Catherine Whitmore , fragu lo mejor de su poesa que luego daba lugar a publicaciones en las que el verdadero objeto de amor quedaba en el secreto. En el siglo XVII, con el aumento de la burguesa y la consiguiente alfabetizacin de un mayor nmero de ciudadanos, la escritura personal empez a aumentar, ya en forma de cartas, ya de diarios o memorias. En el XVIII y XIX, tanto ilustrados como romnticos, y por distintas razones, son devotos de la escritura personal, unos con ideas de alcanzar la claridad mental y otros con la de volcar emociones. Las mujeres entran en estos siglos con fuerza y aunque, como en otros siglos, a su literatura se le hace poco caso, nos han dejado valiosos documentos para reescribir la literatura, la historia o las costumbres y usos de su poca en una visin distinta a la masculina publicada.

Todo escritor opta, en principio, al iniciar su obra, entre lo personal o lo no personal (no siempre coincide con invencin o no invencin). Cuando se inicia una escritura personal decidimos si esta se escribe para ser oda o para ser ocultada. Muchos diaristas famosos no escriban en la intimidad, ni en la reserva, sobre todo en el caso de los varones ilustres, su intencin era dar al mundo la muestra del anlisis de su propia persona. En Rousseau el diario nace con ambicin de abarcar todo su ser de una forma ms completa de lo que aparentemente se puede percibir con la observacin de su persona: Emprendo una tarea que no tiene precedentes y que no tendr seguramente imitadores. Quiero mostrar a mis semejantes un hombre con toda la verdad de la naturaleza, y ese hombre ser yo. Yo solamente. Conozco a los hombres y yo me siento a mi mismo: no soy como ninguno de cuantos existen. Si no valgo ms que otro, al menos soy distinto . Para otros como Amiel , diarista famoso, sus hojas no estn escritas para ser ledas; estn escritas para calmarme y hacerme recordar y son un retrato parcial de su verdadero ser. Los franceses suelen negar con irona este tipo de afirmaciones insinuando que en todo diarista hay un exhibicionista oculto. Pero esto no es entendido como un rasgo narcisista a ocultar sino como algo lcito a lo que el ser humano tiene derecho: derecho a contarse su historia y trasmitir a los otros su versin de la misma, aunque sea con el literario truco de les contar lo que a un amigo le sucedi o los frgiles intentos de ocultacin de la obra que desembocan en algo similar a los famosos robados-pactados de la prensa del corazn. En el siglo XX, con la democratizacin de la enseanza, escribir es algo que est al alcance de cualquier ciudadano del primer mundo. Quin ms, quin menos, escribi un diario, se carte con un amigo o decidi participar en uno de los muchos talleres de escritura creativa. Otros empiezan en solitario sus novelas en sus casas, sin idea de publicar o difundirse, pero rellenando con gran placer los huecos de la vida. Cuando las personas llegan al terapeuta cmo no utilizar ese valioso material para entrar en el mundo del paciente? y por qu no dar un anexo al despacho del terapeuta en ese rincn ntimo donde el paciente fantasea o vuelca sus inquietudes sobre el papel en el periodo intersesiones? Juan Jos Mills, con humor y pensamiento divergente, dice estar explorando, en los ltimos aos la relacin entre la literatura y la vida y el juego de los espejos: Los escritores escribimos para saber. Porque cuando empezamos no sabemos lo que va a pasar. Como en la vida. Novela y biografa son paralelos. Si transcribimos lo que una persona nos cuenta en un tren o en un parque, aquella informacin sobre una vida de la que se han quitado los detalles que se han considerado poco relevantes, queda una estructura narrativa, la de una novela. Segn l, cuando pasamos la vida al libro construimos una cadena de manera que parece que aquello est articulado. La vida est desarticulada, es decir nosotros lo articulamos. La

duda es si cuando uno hace esto ha hecho una construccin o era as la cosa. Si ha hecho una construccin ha hecho el mismo tipo de construccin que hacemos todos los das nosotros con esta vida, que es poner nuestros datos al servicio del sentido y decimos: a m ya de pequeo me gustaba escribir, dicen los escritores, como si realmente hubiera un destino anterior, que puede ser, pero cada uno se lo monta de algn modo de manera que cuando alguien te cuenta su vida, no te la cuenta como si fueran fragmentos que no se relacionan entre s, te la cuenta como si fuera un todo, como si fuera algo unitario y que tiene sentido . En Dos mujeres en Praga una viuda busca la ayuda de un taller literario para escribir su biografa como parte de una terapia para salir del duelo. Con frecuencia los escritores han planteado la posibilidad de escribir, de utilizar el escribir la narrativa de ficcin, como un escape para poder reordenar la experiencia cuando en la realidad esta experiencia se muestra como algo muy resistente al cambio y muy difcil de ordenar y controlar. En relacin a esto los alemanes han desarrollado una interesante iniciativa: Decir lo indecible es un proyecto sobre los testimonios escritos por los supervivientes de los campos nazis. El departamento de filologa romnica de la Universidad de Salzburgo estudia los testimonios escritos por supervivientes espaoles, italianos y franceses del campo de concentracin de Mauthausen y sus campos anexos. Bajo la direccin de Peter Kuon, catedrtico de filologa romnica y comparativa, se va analizando el corpus sistemticamente y con un enfoque que relaciona cuestiones de la literatura, como la autobiografa, con las de los cultural studies, como son los estudios sobre la memoria. El anlisis de los textos -fundado histricamente por la colaboracin con historiadores internacionales- abre un campo de investigacin descuidado. Los autores de semejantes textos se ven enfrentados a la dificultad de tener que reconstruir sus vivencias desde la distancia temporal. El impulso de redactar las experiencias es la necesidad de dar testimonio con el fin de impedir que lo sucedido sea olvidado y para comprender el propio sobrevivir. Pero el escribirlo plantea el problema de la decibilidad de lo indecible porque lo acontecido, en su atrocidad, parece inabarcable a la verbalizacin y al entendimiento. El proyecto pretende analizar el sentido y los valores emocionales y tener como apoyo de este anlisis el lenguaje, estilo narrativo, estrategias de literarizacin, intertextualidad, etc. en relacin con la edad, el sexo, el nivel cultural, la procedencia y la profesin de los autores/as. Beneficios teraputicos de la escritura La pintura es una poesa que no se ve y no se oye, y la poesa, una pintura que se oye y no se ve. Leonardo da Vinci Fisiologa del cerebro

La formacin reticular La formacin reticular es una estructura cerebral que, en forma de huevo, se extiende desde la mdula espinal hasta el tlamo. Constituye una red de neuronas que ayudan a controlar la excitacin y la atencin. Con la colaboracin de la corteza cerebral, la formacin reticular puede permitir que, mientras leemos o escribimos, los estmulos de alrededor parezcan menos intensos hacindonos menos sensibles a ellos, lo que permite incrementar nuestra concentracin en el asunto que tratamos. No obstante, en ese estado de concentracin podemos discriminar entre un estmulo importante y significativo y otro que no lo sea, ya que s estamos procesando toda la informacin ambiental aunque de un modo no consciente. De esta forma reaccionamos ante nuestro nombre o ante el llanto lejano de nuestro hijo aunque estemos muy concentrados, dormidos o distrados. Al sentarnos a escribir sobre nuestra vida, sobre nuestro problema, ya sea su sentido, causas o, sobre todo, soluciones, propsitos o decisiones, la formacin reticular va a facilitar que esto se convierta en un trabajo intenso y relevante al tiempo que va a permitir que lo iluminado en ese tiempo de trabajo sea un reclamo para nuestra atencin aun despus de acabada la tarea. Por ejemplo, si yo reflexiono, mientras escribo, sobre las tres cosas que mejoraron mi nimo en la semana y anoto: Reunin de amigos, piscina y concierto, mi atencin a los estmulos que hablen o me recuerden a esas circunstancias en los prximos das se ver incrementada. Centros de la memoria Los trabajos sobre el cerebro de los ltimos aos demuestran con claridad la relacin entre la memoria y los procesos emocionales. La relacin entre la corteza cerebral y el sistema lmbico: hipocampo o estructuras especficas centrales, como la amgdala para los recuerdos del miedo, nos informan sobre una relacin entre almacenamiento y recuperacin de memorias y relaciones con los sentimientos. Una experiencia intensa aterradora puede, por procesos fisiolgicos perfectamente conocidos, provocar una amnesia absoluta o, por el contrario, un hiperrecuerdo que nos obsesione. Tambin conocemos que nuestro cerebro archiva en distintos tipos de memoria, distintos tipos de recuerdos, con distinta profundidad, y que hay ms recuerdos almacenados que aquellos a los que normalmente tenemos acceso. Pero tambin conocemos que no todos nuestros recuerdos se corresponden a almacenamiento de hechos o sucesos realmente acontecidos y que hay procesos por los cuales podemos generar recuerdos equvocos o recordar cosas que en absoluto sucedieron, ya que la memoria humana, con frecuencia, lo que hace es crear y recrear el pasado, produciendo una versin de los hechos que puede no tener que ver con la realidad, que cada vez queda grabada con ms fuerza y que a su vez ya ha sido interpretada durante el proceso de la percepcin que es un proceso de matices distintos en cada individuo. Con frecuencia, cada vez que

recordamos un hecho el proceso de falsificacin se ampla al aadirle datos o arreglarlo para ajustarlo y darle coherencia, tras lo cual lo volvemos a meter en nuestra memoria. Las psiclogas Elizabeth Loftus y Jacqueline Pickrell (Universidad de Washington) experimentaron al respecto, con xito, en implantar recuerdos en la gente de cosas que nunca haban ocurrido. Simplemente presentaron asociados a los participantes en el experimento cuatro sucesos de su infancia, tres ciertos y uno falso de razonable credibilidad. Uno de cada cuatro participantes sostena con insistencia que el cuarto hecho era cierto. Lo anteriormente comentado nos pone en guardia sobre la importancia de lo que se escribe cuando esto se refiere a rememorar, y sobre la posibilidad de manipular para bien o para mal, nuestros recuerdos, y lo importante que en este sentido sera la intencin del ejercicio de recuerdo. Escribiendo insistentemente sobre un recuerdo negativo podemos llegar a perpetuarlo como algo ms amenazante de lo que nunca en realidad fue o como algo mucho ms benigno. Sabemos tambin, y hay mltiples experimentos que lo demuestran, al respecto de los cuales nacieron las terapias de desensibilizacin sistemtica, que la exposicin, graduada, controlada y segura a un estmulo negativo provoca la perdida de intensidad en su significado por habituacin. Por esto, hablar y escribir de los hechos negativos puede suponer un alivio, sobre todo si va acompaado del trabajo previo, posterior o simultneo de reencuadrarlo o reestructurarlo en un contexto ms positivo. Hemisferios cerebrales El proceso de escribir implica de diversa manera a ambos hemisferios, con lo que el trabajo se puede considerar completo, al permitir el aprovechamiento de todas nuestras capacidades. De un lado el hemisferio izquierdo llevar un trabajo analtico-lgico de nuestro pensamiento y de otro lado el hemisferio izquierdo podr encontrar posibilidades de manifestarse desde ngulos con los que habitualmente no se trabaja en la bsqueda de soluciones a los problemas, esto es desde el campo creativo, intuitivo, experiencial e imaginativo. Con la escritura y dependiendo de la personalidad, el momento o las circunstancias podemos pasar con facilidad de un lado a otro, de lo lgico a la revelacin explosiva que aporta sentido sin que podamos comprender como exactamente.

Efectos de la escritura sobre la salud Alzheimer: David Snowden, y varios de sus colaboradores Universidad de Kentuckytenan evidencias para pensar que la educacin y la continua actividad mental eran dos corazas que protegan de la enfermedad de Alzheimer.

Pero la investigacin con monjas (una muestra especialmente controlada por la homogeneidad de sus vidas en la orden) revel un dato insospechado: las personas que en su juventud escribieron su autobiografa utilizando una estructura gramatical ms simple y reflejaron ideas menos profundas tienen ms probabilidades de desarrollar Alzheimer con la edad, que aquellas cuyas ideas son ms profundas y escriben de forma ms compleja. El material de trabajo fueron las biografas escritas por las 93 monjas cuando stas tenan unos 20 aos. Todas ellas haban nacido antes de 1917. Cuando estas monjas tenan 80 aos cerca de un tercio haba desarrollado Alzheimer (la incidencia de esta enfermedad es similar a la encontrada en la poblacin general). Catorce de estas monjas murieron durante el estudio y en cinco de ellas, la autopsia revel la presencia de la enfermedad. Los expertos destacan que las biografas de estas cinco mujeres estaban redactadas de forma ms simple y menos profunda, mientras que los relatos del resto de las monjas fallecidas eran ms profundos y lingsticamente mejores. Dado que el nmero de monjas fallecidas durante la investigacin fue reducido, los cientficos tuvieron que recurrir a las biografas de otras 11 mujeres de otros conventos que haban muerto. Como dato: el 90% de las diez monjas en las que se confirm la presencia de la enfermedad de Alzheimer haba redactado su propia vida de una forma ms simple, comparadas con un 13% de ellas que no presentaba la enfermedad. Una de las ventajas cientficas que aporta este trabajo es que se ha podido comprobar que, dado que todas las monjas vivieron 60 aos juntas, ni los factores ambientales, ni la dieta, influyeron en el riesgo de estas mujeres de desarrollar Alzheimer. Es ms, el equipo de Snowden, sin saber lo que haba sucedido con todas estas monjas, y contando solamente con los escritos de las mismas, emitieron un diagnstico sobre su estado que fue acertado en un 90% de los casos. Los investigadores destacan tambin que las monjas que haban demostrado, con la forma de redactar su autobiografa, poseer en la juventud unas ideas ms profundas mantenan esta misma profundidad a sus 80 aos. Y este efecto era el mismo a la inversa. Es decir, en las monjas con una escritura ms simplista. Estos resultados publicados en el 2000 parecen confirmar la hiptesis establecida por estudios anteriores que revelan cmo a los 20 aos se pueden encontrar cambios patolgicos caractersticos de la enfermedad de Alzheimer. As, un trabajo alemn anterior que examin 887 cerebros de personas de entre 20 y 104 aos revel que estos cambios estaban presentes ya en personas de veinte aos. Sabemos que hay una interaccin constante entre nuestro tipo de vida y nuestra salud. Una mala salud nos lleva a comportarnos de una forma

determinada pero tambin una forma determinada de comportamiento incrementa notablemente las posibilidades de tener un funcionamiento fisiolgico correcto. En este caso parece ms probable que el hecho de escribir con complejidad nos proteja del Alzheimer que el que una determinada gentica con la que habramos nacido nos induzca a escribir con complejidad y que como consecuencia la incidencia de esta enfermedad disminuya. Asma y artritis El Journal of the American Medical Association (JAMA) public en el 2000 otro estudio segn el cual los pacientes con sntomas suaves o moderados de asma o artritis reumatoide que escriben sobre episodios traumticos de sus vidas, muestran cambios clnicos relevantes a los cuatro meses de iniciar este ejercicio. Las conclusiones se basan en la comparacin de dos grupos de pacientes que, durante 20 minutos al da, en tres jornadas consecutivas a la semana, se encerraron en un cuarto a escribir. . A una seleccin aleatoria de 39 pacientes con asma y 32 con artritis reumatoide, se les indic que eligieran un episodio especialmente traumtico de sus vidas. Las personas del grupo control (22 con asma y 19 con artritis reumatoide) escribieron sobre sus experiencias diarias. Todos los pacientes reciban, adems, un tratamiento mdico convencional. Los voluntarios del grupo experimental seleccionaron, mayoritariamente, tres temas para su ejercicio: la muerte de un ser querido, algn problema grave que afectase a una persona muy cercana o dificultades propias de una relacin sentimental. Ocasionalmente, escribieron sobre un accidente de circulacin. Al finalizar el estudio, estas personas mostraban una mejora evidente respecto a su estado inicial. Por ejemplo, los pacientes con asma obtenan beneficios en el funcionamiento pulmonar, un cambio que no se produjo en los voluntarios del grupo de control. En los pacientes con artritis reumatoide la severidad de los sntomas se redujo en un 28%, una disminucin que tampoco mostraron las personas que escribieron sobre sus vidas. En conjunto, el 47,1% de los pacientes experimentales mostr una mejora clnica significativa, en comparacin con el 24,3% de los del grupo control. Los datos se basaron en pruebas mdicas objetivas, lo que concede mayor validez al estudio. Ahora bien: cmo se explica que la experiencia de revivir a travs del acto de la escritura unos hechos personales traumticos tenga consecuencias

positivas en la salud? Los autores del estudio, dirigido por el doctor Joshua M. Smyth, del Departamento de Psicologa de la Universidad del Estado de Dakota del Norte, en Fargo (EEUU), ofrecen varias hiptesis. La observacin de los pacientes durante el ejercicio de la escritura muestra que stos experimentan un desequilibrio emocional considerable. Tambin sufren alteraciones objetivas, medibles a travs de la frecuencia cardiaca o la presin sangunea. Varios estudios anteriores han mostrado, adems, que, despus de escribir, se produce una modificacin del funcionamiento del sistema inmune. Todas estas circunstancias podran explicar los resultados del estudio, pero la cuestin no est todava resuelta. Estos datos estn demostrados para un periodo de cuatro meses, investigaciones posteriores podrn informarnos sobre una permanencia o no de la mejora a ms largo plazo y si esta ha de ir acompaada de qu tipo de ejercicios escritos. En la investigacin presente se sugieren 20 minutos al da, tres veces a la semana, escribiendo sobre las experiencias de su vida que ms tensin les han provocado. Escribir seguido, sin pausas, y evitar cualquier elemento que impida concentrarse en la escritura, como la sintaxis o la gramtica. Los resultados no se podran generalizar a los pacientes con una patologa que no sea asma o artritis reumatoide sin investigacin especfica. Dolor En el dolor oncolgico y post operatorio hay estudios, aunque no son concluyentes bien porque las muestras son pequeas, bien porque hay dificultades en las cualidades de los instrumentos de evaluacin que los hacen cuantificables. En los ltimos aos la UCM llev a cabo investigaciones en hospitales. Algunos de los trabajos se realizaron con escritura y se tomaron medidas sobre dolor, aunque sigue pendiente una exploracin ms exhaustiva . Es tradicin secular el que los enfermos en cama postrados en el lecho del dolor, reciban como ayuda un cuaderno para escribir. Afamados escritores hicieron sus obras en estas circunstancias y muchos otros, annimos, escribieron vivencias, biografas o libros de pensamiento ntimo. Insomnio Segn la Sociedad Britnica del Sueo y el Dr. Chris Idzikowski , la escritura puede ser un til aliado contra el insomnio. El afectado puede usar esta tcnica de diferentes formas. Por un lado, el llevar un diario sobre las incidencias del da, ejercicio, alimentacin, horarios o inquietudes y el tiempo diario de sueo, puede ayudarle a reflexionar sobre los orgenes del problema y los mejores remedios personales para su caso con independencia del tratamiento mdico. De otro lado, la escritura puede servir para rebajar la ansiedad que a los enfermos con esta alteracin suele producir el hecho de no dormir y pasar las horas infructuosamente.

Efectos de la escritura sobre el pensamiento y la salud mental A mucha gente cuando se jubila o tiene ms tiempo libre del habitual, le apetece escribir la novela de su vida no se trata slo de escribir bien, sino de seleccionar y articular materiales. En realidad, escribir una biografa es muy parecido a escribir una novela que luego puede regalarse a los hijos o a los nietos. Constituye una forma de permanecer del mismo modo que se permanece en un lbum de fotos familiar no?. Juan Jos Mills . La escritura ha actuado como forma de terapia, desde que es conocida. Muchos escritores han hablado de esa relacin teraputica entre ellos y la escritura. Esta relacin ha sido ms frecuentemente entendida as en el caso de las mujeres escritoras que, con frecuencia, escaparon de sus amarguras a travs de la escritura, en obras en ocasiones secretas o publicadas con seudnimos y, con mayor frecuencia, en los diarios personales que hoy son una valiosa fuente de anlisis histrico, sociolgico y psicolgico. Los kana o letras de mujeres coinciden con la etapa en que el papel de la mujer fue ms relevante, la etapa Heian (794-1185). Los alojamientos de las mujeres en los palacios se convirtieron en centros de poder y decisin. El chino no se adaptaba a la expresividad japonesa, especialmente a la de las mujeres, a las cuales no se les reconoca la capacidad para dominar este arte. As surgi el silabario japons kana, como un medio ms sencillo de expresin en lengua japonesa. En principio, los kana eran despectivamente letras de mujeres, pero les abrieron las puertas a la literatura, y son hoy una joya por el hecho de que sus contenidos y forma son excepcionales, llegando a producir un nuevo gnero literario en idioma japons, con el anlisis detallado de la vida cotidiana. En el Genji Monogatari, escrito por una dama de la corte, Murasaki Shikibu (c. 975-1031) se describen la juventud y madurez de Genji, y el mundo despus de su muerte, prestando especial atencin a su hijo Kaoru. Otra escritora, y tambin dama de la corte, fue Sei Shonagon, autora de Makura no soshi (El libro de almohada, 1002 aprox.), recopilacin de ensayos, escritos de manera viva y con agudeza, sobre las relaciones humanas. El amor y la belleza son los temas predominantes en el texto, pero evitando el tono trgico y ofreciendo una visin realista, satrica y, por encima de todo, divertida de la vida de sus contemporneos. Pero Murasaki Shikibu y Sei Shonagon no fueron las nicas escritoras de la poca, ya que la prosa del periodo Heian est marcada por la preponderancia de mujeres. Las mujeres nobles de este periodo se especializaron en el gnero de los diarios. Hay numerosas explicaciones, desde las distintas corrientes de la psicologa, que pueden apoyar la utilidad de la escritura como un

instrumento de trabajo que el paciente/cliente puede manejar para acelerar el proceso de cura y para mantener despus un trabajo teraputico propio e ntimo que permite la progresiva separacin e independencia del terapeuta. Nos parecen especialmente relevantes los siguientes enfoques: La escritura y la mejora de la comunicacin. La escritura como vlvula de escape emocional. La escritura como actividad creativa que trae asociados todos los beneficios vitales que el aumento de la creatividad contiene: autoestima, actividad, aspectos ldicos, nuevas formas de expresin y relacin con el mundo, visiones alternativas de la realidad. La escritura y los mtodos de solucin de problemas. La escritura y las teoras del Flow y la experiencia ptima y la psicologa positiva. Relacin entre la escritura y las terapias con arte. Arteterapia por escritura. La escritura como narrativa personal y forma de construccin de la historia (modelos cognitivo narrativo-constructivistas). El lenguaje y su construccin como elemento de diagnstico y cambio teraputico. Dependiendo de en cual de los anteriores enfoques no apoyemos, los ejercicios de propuesta pueden variar. En nuestra preferencia por el trabajo integral arteteraputico sugerimos siempre la posibilidad de un trabajo en el que se mezclen escritura y artes plsticas, dibujos anotados, textos ilustrados, interaccin entre texto y fotografa o collage compuestos por parte de imagen y parte verbal . No obstante, algunas personas expresan claramente su predileccin por la palabra y la imagen y los que desean expresarse a travs de la literatura caben dentro de los principios de la terapia por el arte perfectamente. Los ejercicios pueden ser tan simples como: Colcate en una situacin cmoda, rebaja la luz, busca una msica, relajante de fondo, cierra los ojos y deja que la mente vague. Deja que viaje y localice una experiencia en el conjunto de tu vida o de la vida de otro que te llame la atencin, que te provoque curiosidad o sentimientos intensos, o de perplejidad, o inquietud puedes usar la metfora o la ficcin en tu relato. Empieza a narrarlo por cualquier punto del suceso. No te preocupes por el orden de la narracin, la ortografa o la objetividad busca slo el volcar lo que vas sintiendo y pensando, podrs analizar ms tarde si lo deseas. Djate llevar por los pensamientos ms ntimos y las emociones, quizs esas cosas que no te atreveras a decir en alto cmo te sientes? Por qu crees que sucede? y cuando lo relees cmo lo ves?

Puedes lerselo a una o dos personas de confianza si lo deseas, Si deseas cambiarlo puedes hacer cualquier otro da una nueva versin. Quizs quieras guardarlo en un sitio especial e incluso llevarlo a algn lugar lejano y dejarlo perdido o depositado en algn escondrijo. Antiguas civilizaciones tenan un ritual interesante que quizs quieras seguir: escriban los sucesos negativos, desagradables, los miedos, en un papel y despus, en una ceremonia secreta, quemaban lo escrito y depositaban las cenizas en una planta de la que luego ingeran los frutos. Puedes comprar una pequea planta de menta, verter las cenizas e ir haciendo infusiones con las hojas en los meses siguientes en una especie de ritual de conversin e integracin. Nos interesar saber, despus del ejercicio, qu sentimientos, estado de nimo y perspectivas se tuvieron antes del trabajo, durante, una hora despus y en el transcurso de la semana. En qu grado lo que se escribi resulta novedoso para el autor Si se haba retrado de contarlo a otras personas, qu piensa ahora sobre ello Ha habido mejora en el estado nimo o fsico tras la prctica habitual del ejercicio de escribir tres veces en semana, por ejemplo? Si la escritura se hace en el entorno de una terapia el responsable estar interesado en cmo hacer til el material que se le presenta. Si son relatos metafricos se preguntar cmo hacer el paso de ese lenguaje analgico al lgico (o del hemisferio derecho al izquierdo). Si retrata directamente vivencias, querr explorar la estructura del texto, sus constantes y sus novedades, los factores de continuidad y coherencia con la historia vital del paciente, la compatibilidad de esa narrativa con la salud, o el camino que el paciente ha indicado que desea seguir. EPLOGO: Imaginemos polos opuestos de una lnea continua que tiene en un extremo la ficcin y en otro la realidad. Hemos hablado de la literatura de ficcin y la narracin aparentemente personal, y, de forma discutible, una estara ms cerca de lo no real y la otra de la realidad, pero aun as, ninguna de las dos, deslizndose a lo largo de esa lnea continua, tocar nunca ni la ficcin completa ni la realidad llamada objetiva. La posibilidad de movimiento en esa lnea hace que consideremos posibles tambin los pequeos cambios progresivos e incluso los saltos de una narrativa a otra. En cierto modo cabe la posibilidad de escoger la historia que nos vamos a contar. La realidad, si existe, no es rgida ni unitaria. Hay historias que nos convienen ms que otras? Y si no queremos aceptar una historia ms conveniente, o si preferimos una historia que nos considera culpables a una historia que nos mira benvolamente? Resultar siempre el escribir igual de teraputico?

Si hay escritores que defienden la escritura como la fuente de su vida y su salud mental (Isabel Allende, Ana M Matute), igualmente hay escritores locos, drogadictos o delincuentes en los que la literatura aparentemente no ha tenido un efecto, al menos, lo suficientemente positivo (Poe, Maupassant y Nietzsche) Cul es la diferencia entre ellos? Quizs un dato importante es de dnde parte el creador. Poe , hijo de padres enfermos y hurfano prematuro, recuerda su infancia como vinculada a una inmensa y vaga casona isabelina, en un brumoso villorrio de Inglaterra, donde haba una cantidad enorme de rboles gigantescos y retorcidos, y donde todas las casas eran demasiado antiguas. Meses despus de conocer a su primer amor, Jane Stanard, sta morira loca y tuberculosa. Entre drogas: alcohol, opio, ludano; y desnutricin, Poe cuenta que intenta huir de los recuerdos que lo torturaban, de la insoportable soledad, del temor de alguna desgracia inminente. Es difcil que una historia as se resuelva slo con la vlvula de escape de una escritura igualmente escalofriante y torturada. Prohibir la escritura, como ciertos mdicos de la poca aconsejaban ante los excesos intelectuales, probablemente no hubiera mejorado las cosas. Ante problemas gigantescos no hay soluciones mgicas ni sencillas y, mucho menos, que ataquen slo un lado del problema. Nadie pretenda que escribiendo resolver una psicosis o una depresin profunda. Pero un tratamiento adecuado, combinado con una escritura orientada, compartida y encuadrada en el tratamiento de un equipo de profesionales ser sin duda un complemento acertado. Sucede a veces que, en un momento de gran felicidad, alguien decide hacer arte. No obstante, en esos momentos, los ms suelen preferir disfrutar del exterior a atrincherarse en el taller, aunque ms tarde ese disfrute externo puede ser llevado al interior en un movimiento muy productivo para el desarrollo personal. En cambio, ante los problemas, ese taller es como una cueva maternal donde refugiarse e intentar sacar de las profundidades hacia afuera la bola que asfixia. Cuando se consigue, e incluso en el proceso, se alcanzan momentos intenssimos. Cierto que a veces los problemas desbordantes producen un bloqueo creativo que impide se lleve a cabo el deseo de crear, o el golpe es tan profundo que todos los deseos quedan dormidos. En general al ser humano, en su momento creativo, suele no satisfacerle la realidad, y eso lo empuja a buscar nuevos conceptos. Para otros creadores el mundo ofrece tanta novedad, amplitud de datos y contradicciones que precisan poner orden en el aparente caos del mundo, procesando la realidad por un medio alternativo: el arte, donde cabe lo no lgico e incluso lo delirante. Puede haber con frecuencia en el arte un auxilio para los problemas o para la angustia de lo no comprensible. El arte es, as, instrumento que acerca a la homeostasis, al equilibrio, que permite vivir en lo real. Un analgsico o una dosis baja o discontinua de un medicamento adecuado, no calma todos los dolores ni cura el mal, e incluso personas que no acusan los beneficios

de la medicacin, en cambio s cargan con todos los efectos secundarios. El arte tambin tiene sus indicaciones, sus posologas y sus excepciones. Y el arte puede tener efectos secundarios. Uno de ellos es que puede proporcionarnos una realidad alternativa de la que no queramos o podamos salir. Puede darnos un lenguaje secreto y privado que haga que perdamos la capacidad de comunicarnos con el lenguaje estndar de los otros. Puede aislarnos e incluso comernos. El arte, y en este caso la escritura, no es la panacea. El estado psquico de base del artista, su historia personal, la naturaleza de sus problemas y otros tantos accidentes harn que funcione de una manera en unos y de otra en otros. Por esto consideramos que aunque eventualmente la escritura pueda devolvernos la estabilidad y facilitar el conocimiento para tener la certeza de que eso es as, su uso como terapia debe tener unas bases profesionales que incluyan conocimientos de salud, entre otros. Adaptar los ejercicios al individuo concreto, sus problemas y sus dinmicas o supervisar lo que va sucediendo, de modo que se pueda orientar, reconducir o contener, es algo bsico. La forma de intervencin del terapeuta con escritura literaria dentro de las arteterapias dista mucho de estar desarrollada, estandarizada mnimamente o acompaada de un cuerpo terico slido. Los profesionales debemos cubrir esos huecos y aumentar la divulgacin y las publicaciones e investigaciones al respecto. BIBLIOGRAFA. Abelardo y Eloisa. Cartas de Abelardo y Elosa-Historia Calamitatum, Olaeta, Palma de Mallorca (1982) y Libro de Bolsillo, Alianza Editorial (1983). Amiel, H. F. (1976): Journal Lausanne: L`Age d`Homme. Csikszentmihalyi, M. (1975a). Beyond boredom and anxiety. San Francisco: Jossey-Bass. Csikszentmihalyi, M. (1975b). Play and intrinsic rewards. Journal of Hu manistic Psychology, 15(3), 41-63. Csikszentmihalyi, M. (1991). Flow. The psychology of optimal experience. Nueva York: Harper Periennial [Orig. 1990]. David C. Rubin (edit.) Remembering our past: Studies in autobiographical memory. Cambridge University Press, 1996. Demetrio, D. Escribirse. La autobiografa como curacin de uno mismo, Paids. 1999. Elizabeth F. Loftus & Katherine Ketcham The Myth of Repressed Memory.. St. Martins Press, 1994.

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