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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
ESTUDIO DIACRÓNICO DE LOS VERBOS
SEUDO-IMPERSONALES DEL ESPAÑOL
(ESTATIVOS DE EXISTENCIA)
T E S I S
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE
MAESTRA EN LINGÜÍSTICA HISPÁNICA
PRESENTA
ANA PAULA HERNÁNDEZ CARO
DIRECCIÓN DE TESIS:
DRA. CHANTAL MELIS VAN EEDEWEGH
MÉXICO, 2007
UNAM – Dirección General de Bibliotecas
Tesis Digitales
Restricciones de uso
DERECHOS RESERVADOS ©
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México).
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor.
A mi Fabien, por su gran amor.
A Zoé, por su compañía.
A Chantal, por su tiempo, dedicación y ejemplo.
ÍNDICE
Capítulo I. Introducción
4
Capítulo II. Caracterización semántica
11
Capítulo III. Verbos que expresan demasía con respecto a la norma
3.1 El verbo sobrar
24
Capítulo IV. Verbos que expresan adecuación con respecto a la norma
4.1 El verbo bastar
35
4.2 El verbo alcanzar
44
4.3 El verbo caber
56
Capítulo V. Verbos que expresan carencia con respecto a la norma
5.1 El verbo faltar
69
5.2 El verbo quedar
81
Capítulo VI. El argumento “tema”
92
Capítulo VII. El segundo argumento
105
Capítulo VIII. Conclusiones
120
Referencias bibliográficas
124
4
INTRODUCCIÓN
En español, existe un grupo de verbos que ha sido objeto de acercamiento por parte de
los gramáticos debido a que muestra un comportamiento peculiar, en el ámbito
sintáctico y semántico, con respecto a los verbos transitivos canónicos1. Se trata de
verbos de dos argumentos que seleccionan, en la mayoría de sus usos, sujetos que
reciben el papel temático de tema y que nombran entidades inanimadas o situaciones,
razón por la cual han sido catalogados como impersonales (Nebrija, [1492] 1989)2 o
seudo-impersonales (Alcina y Blecua, 1975)3. Además, están posibilitados para
combinarse con un objeto preferentemente de referencia humana que se codifica como
indirecto, lo que sugiere que son verbos biactanciales de naturaleza intransitiva
(Vázquez Rozas 1995; Gutiérrez Ordóñez 1999). Finalmente, con regularidad, forman
construcciones sintácticas siguiendo un patrón OI-V-S, de forma tal que es el dativo y
no el sujeto quien ocupa la posición inicial en la oración.
En un trabajo reciente (Melis y Flores, en prensa), se propone la descripción y
delimitación de la clase de estos verbos y se identifica los miembros, así como tres
rasgos definitorios del conjunto: 1) poseen una semántica especializada para expresar
significados modales y existenciales, 2) seleccionan con facilidad un sujeto oracional y
3) toman como complemento un dativo. Las autoras reivindican el nombre de seudo-
impersonales asignado por Alcina y Blecua (1975) y proponen una división en tres
subclases. La primera subclase corresponde a los verbos modales con sentido
1 Consideramos los verbos transitivos canónicos como aquellos que forman construcciones sintácticas
siguiendo el patrón S-V-O y que semánticamente expresan la acción de un agente sobre un paciente, el
cual resulta fuertemente afectado. 2 Ejemplos de las construcciones que Nebrija registra son pláceme leer; pésame escribir; acontéceme oír;
conviéneme dormir; agrádame enseñar; embástiame comer; desagrádame vivir; desplázeme beber;
pertenéceme correr; conténtame pasear; cáleme huir. 3 Alcina y Blecua (1975: § 7.4.2) adviertieron la exitencia de una clase de verbos cuya característica
común en el plano sintáctico reside en que “toman como sujeto un nombre inanimado que
semánticamente puede ser complemento directo”, a la cual pertenecen, entre otras, las unidades bastar,
caber, convenir, disgustar, divertir, encontrar, faltar, gustar, importar, impresionar, interesar, ocurrir,
ofender, pasar, sobrar.
5
epistémico y deóntico. La segunda subclase está conformada por verbos pertenecientes
al campo de la “afectación psíquica” o “actitud afectiva”. La tercera subclase
comprende verbos cuyo significado remite a una noción de existencia, los cuales se
dividen en verbos dinámicos o de suceso, es decir, verbos que denotan un evento que
cobra existencia, y verbos estativos, esto es, verbos que presentan un estado de cosas
existente e indican permanencia en un estado o en una situación4. La subclase de los
verbos estativos de existencia, integrada por las formas faltar, quedar, alcanzar, bastar,
caber y sobrar, constituye el objeto de análisis del presente estudio. A continuación
ilustramos el uso seudo-impersonal de los seis verbos con ejemplos tomados del español
actual:
(1) a. Traté de sobornarlos, por poco lo consigo: me faltaron dos pesos con
cincuenta centavos para llegarles al precio (Eutanasia, apud M. Davies)
b. Por eso, mañana clausuraré todas las ventanas que me quedan por tapiar aquí
en la casa. Ahora es imposible abrir ninguna. Las he ido tapiando con tanto
cuidado que ni siquiera se nota que alguna vez existieron (El obsceno pájaro
de la noche, apud CORDE)
c. Según sus cálculos, ese fondo le alcanzaba para los estudios, así que sólo
quedaba pendiente el valor del pasaje de regreso (Cien años de soledad,
apud M. Davies)
d. Mis ganas de retratar a Emilia no se agotaron. Basta mirarla para desechar el
temor de repeticiones. Porque Emilia es un modelo infinito, siempre estoy
descubriendo en su fisonomía o en su cuerpo (El lado de la sombra, apud M.
Davies)
4 Los verbos estativos, en contraste con los dinámicos, expresan un evento que no ocurre si no que se da
de forma homogénea, es decir, que no manifiestan un cambio o progreso en el tiempo (Miguel, 1999: §
46.3.2).
6
e. A ratos me lanzaba una rápida ojeada, como para verificar si yo estaba
realmente ahí, y en sus ojos se podía leer clarísimo que todavía no le cabía
en la cabeza que la hubiera besado (La tía Julia y el escribidor, apud M.
Davies)
f. Era de piel muy blanca y le sobraba carne para esta época donde la ley era
ser flaca y había que conseguir el color de bronce para ser bella (Con el alma
en la piel, apud, M. Davies)
Desde el punto de vista de su significado, los seis verbos estativos de existencia
poseen, como el resto de los seudo-impersonales, una semántica especializada que les
permite expresar significados existenciales y modales5. Estos dos valores ya han sido
identificados por estudiosos de nuestra lengua. Mendikoetxea (1999: § 25.3.1.1),
Soriano y Táboas (1999: § 27.3.5) y Fernández Soriano (1998) llaman la atención sobre
el valor existencial de verbos como faltar o sobrar al advertir que denotan un “estado de
las cosas”. Por su parte, Delbeque y Lamiroy (1999: § 32.2.1.2) y Gutiérrez Ordóñez
(1999: § 30.5.2.2.), reconocen que algunos verbos incluidos en la subclase estativa de
existencia contienen un cierto valor modal: para Delbeque y Lamiroy, los verbos como
caber, bastar, faltar (además de otros existenciales como constar, convenir o importar)
no sólo introducen un evento o estado de cosas “sino que lo categorizan como entidad
de tercer orden, por lo cual se asemejan semánticamente a los verbos de actitud
proposicional”; para Gutiérrez Ordóñez, los verbos bastar y sobrar tienen un sentido de
adecuación, en virtud de que muestran un ajuste entre las necesidades de la entidad
5 Melis y Flores (en prensa) sostienen que los verbos seudo-impersonales son una herramienta que la
lengua ofrece para enunciar significados altamente especializados, pues a diferencia de los verbos
“comunes” que tienden a expresar acciones o cambios de estado, éstos presentan eventos o indican
actitudes subjetivas. Es en este sentido que poseen una semántica especializada para denotar significados
existenciales y modales.
7
inanimada expresada por el sujeto y un ser animado representado por el dativo que se
agrega a la construcción.
Tomando como base los valores existencial y modal que se asignan a los verbos que
nos interesan, hemos establecido, como mostraremos en el desarrollo de este estudio,
que la especialización de los verbos estativos de existencia involucra tres rasgos de
significado definitorios: un rasgo de existencia, un rasgo de juicio modal y un rasgo de
escala cuantitativa vinculado con el juicio modal. Así pues, este subgrupo de verbos
seudo-impersonales, además de emplearse en la presentación de entidades y
situaciones6, como se hace con los verbos existenciales, contiene en su base semántica
una evaluación de tipo cuantitativo, la cual consiste en un juicio que hace el hablante
sobre la cantidad “suficiente” o “adecuada” de la entidad o situación en relación con una
medida que tiene en mente.
Ahora bien, desde el punto de vista diacrónico, resulta que los seis verbos tienen
orígenes distintos. Como se verá, faltar desciende de fallere “engañar, equivocarse”,
quedar lo hace de “aquietar, apaciguar o hace callar”, alcanzar proviene de *incalciare
“pisar los talones”, bastar de *bastare “abastecer”, caber de capěre “coger, asir’”, en
tanto que sobrar deriva de superare “poner encima”. La pregunta que debe plantearse,
entonces, es cómo estos verbos desarrollaron los tres rasgos de significado que les
permitieron integrarse en una misma subclase léxica. El objetivo central de este trabajo
es intentar dar respuesta a esta interrogante.
Con este fin, proponemos una caracterización, en el eje del tiempo, del
comportamiento de los verbos que componen esta subclase, con especial interés en el
desarrollo del significado seudo-impersonal y en el valor semántico de los argumentos
6 A partir de aquí, usaremos “entidad” para referirnos frases nominales que nombran entidades concretas
como personas, animales y cosas, entidades abstractas como suerte, vida, fuerza y acontecimientos
codificados como nominales como batalla, concierto, conferencia. Por su parte, “situación” se empleará
para designar el contenido de un enunciado verbal que denote situaciones, eventos o procesos.
8
que seleccionan los verbos. Así, trazaremos la evolución de los seis verbos para
determinar si desde las primeras documentaciones del español contienen los tres rasgos
de significado y, en consecuencia, funcionan como seudo-impersonales, o bien, si
manifiestan valores y comportamientos diversos.
Para explicar la extensión semántica y el cambio en la distribución de los seis
verbos, partimos del análisis de un corpus diacrónico que contempla dos momentos de
la historia del español: el periodo medieval y el periodo clásico. El corpus está
compuesto por 2640 contextos de documentos pertenecientes a distintos géneros
textuales que se registraron de manera electrónica en el corpus histórico de la Real
Academia Española y en el corpus del español de Mark Davies. De este total, 1770
ejemplos conforman el corpus del la Edad Media que agrupa los siglos XII, XIII y XIV,
puesto que en estos siglos los verbos no exhiben alteraciones notorias en su significado
ni en su distribución. Los restantes 870 ejemplos integran el corpus del siglo XVII
(aproximadamente 150 por cada verbo), con los cuales se pudo hacer un contraste con
los datos del español medieval.
Para el análisis semántico, se tomó como punto de partida el origen latino de cada
verbo y se trató de ver, en los contextos del español, qué significados se conservan y
qué nuevas acepciones se desarrollan en el camino. Nuestra atención estuvo centrada en
deslindar el uso seudo-impersonal de otros significados. De esta forma, fue posible
advertir cómo los cambios que se registran con respecto al sentido primitivo facilitan la
incorporación, en cada uno de los verbos, de los rasgos necesarios en la formación del
valor seudo-impersonal.
Como señalaremos, en los periodos que comprende el análisis, los verbos exponen
estados distintos en su desarrollo semántico. Veremos que desde las primeras
documentaciones, los verbos bastar, faltar y caber están especializados en el valor
9
seudo-impersonal. Para ellos, la forma en que adquieren este significado se hace por
inferencias comparando la etimología con el significado seudo-impersonal y buscando
en otros pocos usos con acepciones distintas pistas para reconstruir el camino que
pudieron seguir. Los otros tres verbos, esto es, sobrar, quedar y alcanzar, registran en
la Edad Media numerosas acepciones, entre las cuales se documenta el significado
seudo-impersonal, aunque apenas de manera emergente. En estos casos, se comparan
varios contextos de uso y los rasgos específicos que muestran los verbos en dichos
contextos, lo cual manifiesta el desarrollo paulatino del significado seudo-impersonal.
Además de la caracterización semántica que presentaremos, llamaremos la atención
sobre el comportamiento sintáctico que se correlaciona con el valor seudo-impersonal.
Así, veremos que los verbos estativos de existencia se combinan con sujetos de
referente inanimado que designan entidades físicas y concretas, a la vez que ofrecen la
posibilidad de seleccionar sujetos oracionales que denotan situaciones. En este sentido,
observaremos que los verbos más avanzados, es decir, los que desde un principio están
especializados para denotar un significado seudo-impersonal, toman con mayor
frecuencia temas inusuales, esto es, codificados como oraciones o como frases
prepositivas, lo cual pone de manifiesto su carácter seudo-impersonal. Explicaremos,
asimismo, de dónde viene el dativo y cómo se fue relacionando con el argumento
espacio-temporal que estos verbos de existencia encierran en su valencia. Propondremos
que, en algunos casos, el dativo aparece como el sustituto metafórico de un dominio
locativo implícito en el significado existencial, mientras que en otros, constituye la
situación hacia la cual se dirige el juicio valorativo incluido en los verbos. Como
veremos, este doble origen se debe a que, en su uso seudo-impersonal, los verbos
designan eventos relacionados con la existencia y la modalidad.
10
El trabajo está conformado por ocho capítulos. El primer capítulo corresponde a esta
introducción. El segundo capítulo está destinado a definir los rasgos que caracterizan a
los verbos seudo-impersonales de la subclase estativa de existencia, en términos
generales, las propiedades de los verbos como predicados existenciales y como verbos
modales. Se discute, también, el tipo de modalidad que encierran en su significado. Los
capítulos tres, cuatro y cinco están dedicados a mostrar los cambios semánticos que
registra cada uno de los verbos a partir del análisis del corpus diacrónico, con particular
interés en la extensión del significado básico hacia el uso seudo-impersonal. En el
capítulo seis, nos ocuparemos de analizar las propiedades del argumento-tema, punto
importante de este trabajo pues los verbos seudo-impersonales se distinguen por
seleccionar con facilidad sujetos oracionales. Por esta razón, veremos qué tipo de
sujetos rigen y si la distribución de éstos hace que algunos verbos sean representantes
más prototípicos de la subclase. En el capítulo siete, nos dedicaremos a analizar el
dativo que aparece en las construcciones formadas por los seudo-impersonales estativos
de existencia, para lo cual mostraremos si se trata de un argumento regido y la función
que desempeña en el enunciado. Finalmente, en el capítulo ocho se encuentran las
conclusiones de esta investigación.
11
CAPÍTULO II
CARACTERIZACIÓN SEMÁNTICA
Los verbos alcanzar, bastar, caber, faltar, sobrar, quedar en su uso seudo-impersonal
forman una subclase léxica que por sus propiedades semánticas se ha nombrado estativa
de existencia (Melis y Flores, en prensa). Como señalamos en la introducción, desde el
punto de vista de su significado, lo que tienen en común estos seis verbos es que
integran en su base tres rasgos semánticos: un rasgo de existencia, un rasgo de juicio
modal y un rasgo de escala cuantitativa.
En los estudios dedicados a estos verbos, se ha hecho énfasis en su carácter
existencial y se ha llamado la atención sobre el valor modal que expresan. Así pues, se
ha dicho que los seis verbos están integrados en la clase de los predicados existenciales
por las propiedades semánticas que encierran y por el comportamiento sintáctico que
exhiben. En efecto, en el ámbito semántico los seis verbos objeto de este análisis se
emplean en la presentación de entidades o situaciones como lo hacen otros verbos que
denotan existencia y en el ámbito sintáctico muestran un comportamiento similar a
verbos existenciales. En este sentido, para Fernández Soriano y Táboas (1999: §27.3.5)
los verbos plenos sobrar y faltar, al igual que los auxiliares ser y estar seguidos de los
adjetivos bastante o suficiente1 (además de verbos como ocurrir, suceder y pasar)
muestran una construcción similar a la del verbo haber existencial: al igual que éste,
requieren la presencia implícita o explícita de un argumento espacio-temporal (debido a
que su significación está ligada a una localización), por ejemplo aquí sobra/falta
dinero2; y en cuanto a la concordancia, también presentan alternancia entre sintagmas
1 Estas construcciones tienen un significado análogo a los verbos que aquí tratamos puesto que también
comunican una evaluación cuantitativa. 2 Este ejemplo y los dos siguientes son de Fernández Soriano y Táboas (1999: §27.3.5)
12
con preposición, como sobra con tres pesetas, y sintagmas nominales que determinan el
número del verbo, como sobran tres pesetas.
Además de la similitud en la construcción, los seis verbos estativos de existencia
seleccionan sujetos con propiedades especiales, como hacen otros verbos existenciales.
Esto es, admiten con frecuencia sintagmas nominales no específicos3, es decir, con
artículo indeterminado o bien sin determinante (sobró tiempo); sintagmas nominales
precedidos de numerales y cuantificadores indefinidos (falta mucho); así como
sintagmas con interpretación partitiva (quedó del pastel). Esta naturaleza no específica
de los sintagmas nominales que funcionan como sujeto permite que los verbos sean el
antecedente de una construcción de relativo con infinitivo (véase infra, ejemplo 1c),
construcción que en español está sujeta a una serie de condiciones para su buena
formación (Hernanz, 1999: § 36.3.3.1)4.
Por último, contrariamente al orden que toman otros intransitivos en español (cf.
Bentivoglio, 1985), los verbos objeto de nuestro estudio, así como los otros predicados
existenciales, tienden a colocar el sujeto en posición posverbal como orden no marcado,
como aquí parece sobrar algo frente a #algo parece sobrar aquí5.
Los enunciados que se presentan a continuación ilustran algunas de las propiedades
sintácticas que hemos enunciado: en (1a) y (1b) se enseña, respectivamente, que el
sujeto puede aparecer expresado en una frase nominal sin determinante y como una
frase cuantificada; en tanto que en (1c) se advierte que el sujeto puede funcionar como
3 Las oraciones con predicados existenciales están sometidas a un “efecto de definitud” que limita en
ciertos contextos la presencia de una frase nominal definida (Fernández Soriano y Táboas, 1999 27.3.4).
Este efecto es claro con verbos como existir (*existe la duda) pero no es así con los verbos que estamos
estudiando pues permiten sintagmas nominales con artículo definido (no bastan las crónicas, le sobra el
sufrimiento) A pesar de que los verbos ofrecen esta posibilidad, en el corpus de análisis aparecen con más
frecuencia sintagmas nominales indefinidos que definidos. 4 Como explica Hernanz (1999: § 36.3.3.1) las subordinadas de infinitivo muestran más restricciones que
las relativas con verbo finito. Una de estas restricciones está relacionada con la naturaleza no específica
del antecedente del relativo que se vincula directamente con las características del verbo de la oración
principal: éste debe pertenecer a una clase semántica restringida de predicados, entre los cuales están los
existenciales. 5 Este ejemplo también es de Fernández Soriano y Táboas (1999: §27.3.5)
13
antecedente de infinitivo. Asimismo, los tres enunciados demuestran que el sujeto ocupa
la posición posverbal como orden no marcado.
(1) a. con que no bastó remedio humano, ni le tuvo la medicina para volverle en
su acuerdo para que siquiera se confesara (La niña de los embustes, Teresa
de Manzanares, 1692, apud CORDE)
b. E en algunos lugares de aquellos nudos fincaua algun vacuo. E en otros
lugares sobraua algund poco que non se pudo labrar por la dureza suya
(Visión delectable, XV, apud M.Davies)
c. Ahorro de prosa, porque me falta mucho que examinar y digo que según
leo en la Cronología reformada del padre Ricciolo no tengo aquí a la mano
otro libro con qué acotar (Libra astronómica y filosófica, 1690, apud
CORDE)
Además del rasgo de existencia que, como hemos visto, determina el significado y
el comportamiento sintáctico de los verbos alcanzar, bastar, caber, faltar, sobrar,
quedar, estos verbos incluyen un rasgo de modalidad que ha sido destacado en Melis y
Flores (en prensa). De acuerdo con las autoras, los verbos de la subclase estativa de
existencia se acercan a los verbos modales, en particular a los deónticos, porque
manifiestan un juicio subjetivo que se hace con respecto a un sistema de normas. En los
verbos que expresan un evaluación deóntica, estas normas son de tipo moral, legal o
social (Dik, 1989); en el caso de los verbos estativos de existencia, en cambio, la
valoración está vinculada con una norma de carácter cuantitativo que involucra una
noción de “suficiencia”. En este sentido, Melis y Flores (en prensa) explican que los
verbos estativos de existencia expresan un juicio sobre la cantidad suficiente de una
entidad o una situación en relación con una norma cuantitativa que el hablante tiene en
mente. Esto es, el hablante toma una medida (establece una norma cuantitativa) que
14
corresponde con una cantidad esperada, hace una comparación entre la norma y la
entidad o situación existente y finalmente emite un juicio sobre la insuficiencia,
suficiencia o demasía de dicha entidad o situación.
Así pues, cuando el hablante emplea el verbo sobrar expresa la existencia de una
entidad o una situación y al mismo tiempo señala que, con respecto a la norma
cuantitativa, la entidad o la situación excede el valor justo o esperado como se expone
en (2):
(2) y tal galan abia que se estaua sin ninguna y alguno abia que le sobrauan tres o
quatro (mujeres) pues que fortuna seria de aquel triste a quyen ninguna
requestase estauase corrido con las razones de los otros (Triunfo de amor, XV,
apud M. DAVIES)
Por otra parte, cuando emplea los verbos bastar y alcanzar expresa que la entidad o
la situación es suficiente o adecuada para llegar a la norma, como se enseña en (3) y (4):
(3) que los dos muchachos mis camaradas y compañeros bastaban para hacerme
compañía (El cautiverio feliz, 1673, apud CORDE)
(4) e la gente de la tierra de poca moneda, que no alcanza para comprar una vara de
paño (Derrotero de del viaje y navegación, S. XVII, apud M. Davies)
Finalmente, cuando el hablante usa los verbos faltar y quedar señala la insuficiencia
o carencia del tema6 de su predicación, es decir, que la entidad o el evento no llega a la
norma cuantitativa, como se exhibe en (5) y (6)7:
6 A partir de aquí, usaremos el término “tema” para referirnos al papel temático, es decir, a la entidad que
se sitúa o cambia de lugar. 7 El verbo quedar puede predicar la existencia de cierta porción con respecto a una dimensión entera,
como quedó una rebanada de pastel, por lo cual se acerca al significado del verbos sobrar. En su
acepción seudo-impersonal, no obstante, se asemeja al valor del verbo faltar pues indica que no se ha
llegado a la norma de suficiencia, como en el siguiente ejemplo: “Por eso, mañana clausuraré todas las
ventanas que me quedan por tapiar aquí en la Casa”. (El obsceno pájaro de la noche, 1970, apud CORDE)
15
(5) Y de estos dos navíos que faltan para ser seis, es menester sean de çiento e
veinte toneles cada uno (Textos y documentos completos de Cristóbal Colón, S.
XV, apud M. Davies)
(6) sabien ellos muy bien en como el ynfante don Felipe yva alli, e quedauan avn
quatro dias del plazo que non avian de acoger a ningund ome por rrico que fuese
ni poderoso ninguno (Gran crónica de Alfonso XI, 1348-1379, apud CORDE)
El verbo caber, por su parte, manifiesta un sentido de adecuación cuantitativa tal
como lo hacen bastar y alcanzar; con este verbo, sin embargo, la evaluación no se
establece en virtud de una norma subjetiva8 sino por razón de la dimensión de una
entidad, el contenedor, para que otra, el contenido, sea incluida adecuadamente en ella,
como vemos en este ejemplo:
(7) Et quier tanto dezir commo fforado rredondo, ffecho por manera por do quepa
el dedo, e éste ha de sser de metal del meior que puedan auer, assí commo oro, e
rredondo en derredor (Setenario, 1252-1270, apud CORDE)
Es importante señalar que el concepto de modalidad que se está tomando en cuenta
para el análisis de los verbos estativos de existencia no se refiere a una categoría
lingüística, ni al significado de verbos modales como deber, poder o tener mediante los
cuales el hablante expresa que la acción es vista como posible, necesaria, deseada,
permitida, obligatoria, etc. (Palmer, 1979). La modalidad es vista aquí en sentido amplio
como un dominio semántico que cubre un amplio rango de matices de significado cuyo
común denominador es aportar un suplemento al valor semántico neutro de una
proposición (Bybee y Fleishman 1995: 2). En otras palabras, la modalidad que nos
interesa tiene que ver con la expresión de los juicios valorativos del hablante que se
agregan al significado básico de los verbos y que proporcionan un matiz semántico.
8 Es decir, una norma que el hablante establece de acuerdo con su criterio sobre lo que es la cantidad
suficiente o adecuada de una entidad, como vemos en los otros verbos.
16
Entendida en este sentido, gran parte de los trabajos sobre modalidad (véase Bybee,
J. & Fleischman 1995, entre otros) se han centrado en analizar la expresión gramatical
de los juicios modales, en especial los vinculados con el compromiso del hablante con
respecto a la verdad de la proposición (modalidad epistémica), así como los que
pertenecen a un sistema de reglas relacionadas con lo obligatorio, lo prohibido o lo
permitido (modalidad deóntica). Reconocemos en este trabajo otra categoría modal que,
como ejemplificamos en (5), (6) y (7), consiste en la expresión de un juicio cuantitativo
que está contenido en el significado léxico de los verbos y que específicamente
comunica la carencia, adecuación o demasía de una entidad o una situación en relación
con una norma o una dimensión (en el caso del verbo caber) que el hablante tiene en
mente.
Así pues, en la definición de modalidad que estamos considerando subyace el
concepto de subjetividad entendido en términos de Traugott (1989) puesto que hace
referencia a la introducción de las valoraciones del hablante en una proposición. Así,
como señala Palmer (1979), las modalidades epistémica y deóntica son subjetivas, pues
la primera se relaciona con una inferencia del hablante a la luz de lo que él sabe,
mientras que la segunda lo es en cuanto a que el hablante es quien obliga, permite o
prohíbe. De igual forma, la modalidad a la cual aluden los seis verbos objeto de este
análisis es subjetiva por el hecho de que en ellos se observa la valoración que realiza un
hablante, concretamente, sobre el estado de una entidad o una situación existente en
relación con una norma cuantitativa de suficiencia.
Ahora bien, en los seis verbos que aquí tratamos, el concepto de subjetividad
también puede ser entendido desde la perspectiva cognoscitiva, puesto que en ellos es
posible reconocer el papel del conceptualizador en la escena que él describe (Langacker,
1991). De acuerdo con Langacker, el significado de una expresión no puede reducirse a
17
la caracterización objetiva de una situación descrita, ya que en la construcción del
significado intervienen los propósitos expresivos del conceptualizador9. De este modo,
en los seis verbos que analizamos, la subjetividad consiste en el reconocimiento de la
evaluación cuantitativa que hace el hablante-conceptualizador en la construcción de una
“situación particular” y que está formulada en función de los criterios de suficiencia que
él tiene en mente.
Asimismo, en los enunciados que forman los seis verbos, se identifica paralelamente
al reconocimiento del hablante-conceptualizador el punto de referencia que éste toma en
cuenta para evaluar la situación particular. El concepto de punto de referencia explicado
desde la perspectiva cognoscitiva es una habilidad esquemática básica en la experiencia
mental de los seres humanos. Esta habilidad consiste en invocar la concepción de una
entidad con el propósito de establecer contacto mental con otra (Langacker, 1993). En
los verbos de la subclase estativa de existencia, el punto de referencia es crucial pues
constituye la norma cuantitativa que el hablante-conceptualizador invoca con el fin de
evaluar el estado de las entidades o situaciones de los cuales va a expresar su existencia.
Así por ejemplo, en la oración de (8), el punto de referencia está constituido por el plazo
en el que el rey y la reina debían mantener la castidad, puesto que éste constituye la
norma que el hablante toma en cuenta para señalar que aún faltan por cumplirse ocho
días.
(8) Y el Rey estando en una noble cibdad que se dezía Corimbia, & la Reina, su
muger, con él, & veyendo que no quedava del plazo de que él & la Reina avían
de tener castidad más de ocho días (Libro del cavallero Cifar, 1300-1305, apud
CORDE)
9 Nivel de especificidad de la situación, presupuestos y expectativas, prominencia de las entidades,
perspectiva frente a la escena. (Langacker, 1991)
18
En el ejemplo se enseña que el punto de referencia aparece expresado en la oración.
No obstante, según se sugiere en la gramática cognoscitiva, éste no requiere
codificación morfológica o léxica explícita para ser incorporado como parte del valor
semántico de una construcción (Langacker, 1993). En efecto, en algunas de las
predicaciones formadas por los verbos estativos de existencia, el punto de referencia no
se hace manifiesto pues consiste en una norma completamente subjetiva10
que el
hablante establece según su razonamiento sobre lo que él considera que es una cantidad
suficiente o adecuada de una entidad o una situación Veamos el contraste que se
presenta en las oraciones (9a) y (9b):
(9) a. Diezisiete capítulos faltan aqui en esta Coronica. Son añadidos los que andan
Impresos (Crónica de Alfonso X, 1340-1350, apud CORDE)
b. El Principe mas augusto le sirve solo de susto si la prudencia le falta (Teatro
de las virtudes políticas que constituyen a un príncipe, 1680, apud CORDE)
Los dos ejemplos muestran que el punto de referencia puede ser una entidad
total que el hablante tiene en mente (9a) o una norma subjetiva (9b). En el ejemplo (9a),
el punto de referencia que toma el hablante es una entidad concebida en su totalidad,
esto es, una crónica con cada uno de los capítulos que la componen. Como tal, el punto
de referencia no está presente en el momento de la enunciación pues el hablante no lo
percibe en esa condición, sin embargo lo evoca para comparar y evaluar el estado de las
cosas (la cantidad de capítulos que hay en la crónica). Hablamos de subjetividad en este
tipo de contextos porque es posible reconocer el papel del conceptualizador en la
construcción del evento: él trae algo a su memoria, realiza una verificación del objeto
evocado con la realidad existente y después expresa la insuficiencia de la entidad tema.
10 Como señalamos, una norma cuantitativa establecida subjetivamente no depende de una realidad
existente, como por ejemplo la dimensión de una entidad (un contenedor), sino del criterio del hablante.
19
El ejemplo (9b), por su parte, enseña que el punto de referencia del cual parte el
hablante para establecer “contacto mental” con otra entidad, es una norma subjetiva que
no tiene que ver con la realidad existente, como en el ejemplo (9a), sino con la cantidad
de prudencia que, según él, es adecuada en un príncipe. La subjetivización se ve aquí no
en el proceso evocativo que realiza el hablante y que le permite hacer una comparación
con una entidad imaginada y una percibida, sino como el movimiento construido
subjetivamente11
que el hablante efectúa a través de una escala cuantitativa en cuyos
extremos inferior y superior se ubican, respectivamente, una cantidad nula o escasa y
una cantidad excesiva (en el ejemplo, la escala iría de una cantidad minúscula de
prudencia hasta una cantidad exagerada). En esta dimensión escalar o métrica (Poteets,
1987), el hablante localiza cierto punto donde establece la norma cuantitativa de
suficiencia, es decir, lo que para él es adecuado o suficiente, y realiza un recorrido
mental a través de la escala hasta llegar a la medida o cantidad que representa el estado
actual de las cosas. El área de la escala cuantitativa donde se ubica la entidad evaluada
(el sujeto de su predicación) representa el término del recorrido mental. De este modo,
si “los ojos” del hablante se detienen antes de llegar a la norma de suficiencia, el estado
en el que se encuentra la entidad se expresa con los verbo faltar y quedar, si la mirada
coincide con la norma, se emplean los verbos alcanzar y bastar y si la rebasa, entonces
se usa sobrar.
Lo que interesa resaltar de todo lo hasta aquí expuesto es que los seis verbos
seudo-impersonales estativos de existencia integran en su base semántica tres
componentes de significado que los hacen confluir en una misma subclase léxica. Como
mencionamos al principio y como hemos venido enseñando, estos tres componentes son
11 En la gramática cognoscitiva el movimiento subjetivo se define como la habilidad del hablante para
escanear mentalmente desde un punto a otro en cualquier tipo de representación espacial (Langacker,
1990).
20
un rasgo de existencia, un rasgo de escala cuantitativa y un rasgo de juicio modal. Por el
primer rasgo, los verbos expresan la existencia o el estado de una entidad o una
situación; por el segundo, hacen referencia a la cantidad de dicha entidad o una
situación localizada en cierto punto de la dimensión escalar. Por último, en virtud del
tercer rasgo, los verbos denotan la participación del hablante-conceptualizador en la
construcción del evento y la evaluación que éste emite: él es quien establece en la escala
cuantitativa un punto de referencia, es decir la entidad total que evoca o la norma que
tiene en mente, efectúa el movimiento subjetivo y finalmente evalúa, según su punto de
referencia, si la entidad o la situación existe en cantidad excedente, adecuada o
insuficiente.
Ahora bien, estos componentes, o al menos alguno de ellos, no formaban parte
del significado primitivo de los verbos, sino que paulatinamente se fueron incorporando
a la base semántica. Como advertiremos en el siguiente capítulo, los verbos tienen
orígenes diversos y evolucionan de forma distinta y por procesos semánticos diferentes.
El rumbo evolutivo que van trazando, sin embargo, posibilita que los verbos confluyan
hacia la creación de una subclase verbal al desarrollar los rasgos necesarios en el
significado seudo-impersonal de existencia. Veremos en el siguiente capítulo, por
ejemplo, que la raíz del verbo alcanzar está vinculada con el campo de la locación, la
existencia y la posesión, puesto que designa un evento de movimiento de un tema hacia
el dominio locativo de otra entidad. En este mismo campo semántico se encuentran las
raíces de los verbos caber y bastar, de forma tal que los tres verbos incluyen el rasgo de
existencia en su sentido primitivo, pero no los de escala cuantitativa y juicio modal. En
contraste, la raíz del verbo faltar hace referencia a la transgresión de un principio, una
ley o un estatuto, por lo cual su significado original contiene una noción de juicio,
aunque situado en el campo moral. Este verbo, por lo tanto, tuvo que incorporar a su
21
base el rasgo de existencia y el rasgo de escala cuantitativa que, al combinarse con la
idea de juicio que ya se hallaba en el significado, permitió el uso del verbo en contextos
seudo-impersonales al expresar un juicio de tipo cuantitativo.
De esta suerte, cada verbo tomó un rumbo distinto en la conformación del
significado seudo-impersonal: unos agregaron el significado existencial, algunos la
escala cuantitativa o el juicio y otros, los tres rasgos. Como también se discutirá en los
siguientes tres capítulos, los verbos pudieron desarrollar los rasgos que no poseían en su
sentido básico al experimentar transformaciones en su contenido en respuesta a
procesos semánticos como la generalización de un significado, la metonimia o el
cambio de perspectiva. Así, por ejemplo, el verbo caber añadió a su base la escala
cuantitativa y el juicio modal que no se hallaban incorporados en el significado original
del verbo a partir de un cambio de perspectiva en la construcción del evento. Esto es, en
su sentido primitivo el verbo se empelaba como predicado biargumental para expresar
“contener” o “dar cabida” de manera que el sujeto sintáctico codificaba una entidad
contenedora y el objeto, una entidad contenida. En su uso seudo-impersonal, en
contraste, el verbo expresa “estar contenido” por lo cual el verbo toma como sujeto la
entidad contenida y la entidad contenedora aparece en el predicado como adjunto.
Veremos en el capítulo IV que el cambio que experimentó el verbo caber se originó
cuando la atención del hablante pasó de ver el evento desde el contenedor al contenido,
con seguridad, por un cambio de enfoque hacia las propiedades cuantitativas del tema
en relación con las propiedades dimensionales del contenedor. Esto implicó, a su vez,
una evaluación de las dimensiones del contenido y su contenedor para que aquél sea
incluido adecuadamente en éste.
Ahora bien, aunque los seis verbos objeto de este análisis evolucionaron
tomando caminos y procesos diversos, lo que sí se verá en los capítulos posteriores es
22
que todos ellos muestran algunos patrones afines en la conformación del significado
seudo-impersonal. En este sentido, los verbos que no tienen incorporada la noción de
suficiencia en su significado original, la agregan en contextos con referencia
cuantitativa explícita, como por ejemplo, contextos que designan una relación parte-
todo, en los cuales se aprecia que el todo constituye el punto de referencia que el
hablante toma en cuenta para señalar una parte excedente o faltante. De igual forma,
enseñaremos que el juicio modal que no se halla en el sentido primitivo de la mayoría
de los verbos se desarrolla en contextos de referencia cuantitativa implícita, esto es, en
predicaciones en las cuales no se externa el punto de referencia que se toma en
consideración para evaluar la suficiencia del tema de la predicación. Como dijimos, en
estos casos, el punto de referencia está construido como una norma completamente
subjetiva que no es observable en la realidad objetiva, como por ejemplo el todo de una
parte, sino que el hablante construye mentalmente según su criterio de lo que es una
cantidad suficiente o adecuada de una entidad. Así pues, estas generalidades, al igual
que el comportamiento particular que muestra cada verbo en el desarrollo de los rasgos
necesarios para constituir el significado seudo-impersonal serán presentadas en los
capítulos III, IV y V.
35
CAPÍTULO III
VERBOS QUE EXPRESAN DEMASÍA CON RESPECTO A LA NORMA
El verbo sobrar
Como todos los verbos seudo-impersonales estativos de existencia, el verbo sobrar se
emplea para predicar la existencia de una porción de una entidad entera o un evento en
relación con una escala cuantitativa que el hablante tiene en mente. Concretamente, a
través de este verbo, el hablante no sólo expresa que la entidad sujeto se ubica encima
de la norma de suficiencia situada en la escala cuantitativa, sino que también juzga que
ésta excede el valor justo o necesario esperado, como se hace evidente en el ejemplo
(1):
(1) aquestos conseioron a los suyos qui eran enla cerca que no huuissen sperançade
tomar breuemente los Romanos por fambre a los quales sobraua muy grant
copia de viandas (Strategematon, XV, apud M. Davies)
En este enunciado se ilustra con claridad que sobrar expone el significado seudo-
impersonal “haber más de lo que se necesita” pues predica la existencia de un tema, las
viandas, a la vez que emite un juicio sobre su cantidad excesiva, juicio que se ve
reforzado con la expresión muy grant copia que indica la abundancia del tema. Vemos
también en este ejemplo que, tal como lo hacen los otros verbos de la subclase de
existencia, con este valor sobrar está posibilitado para combinarse con un dativo
formalizado con el pronombre le y que ocupa la posición prominente, de modo que la
construcción adopta el esquema (OI)-V-STEMA.
De los tres rasgos semánticos que incluyen los seis verbos seudo-impersonales
estativos de existencia, es decir la existencia, la escala cuantitativa y el juicio modal,
sobrar heredó los dos primeros del verbo latino superare. El verbo superare, que a su
36
vez deriva de la preposición super “sobre”, en su sentido más básico comunica que una
entidad ocupa, en un eje vertical, una posición física encima o arriba de otra. Como
extensión de este significado, el verbo también se empleó en latín en predicaciones
transitivas e intransitivas para denotar respectivamente “franquear, dominar, sobrepujar”
y “abundar, restar” (Gaffiot, 1934 s.v. supero). Como podemos notar, desde la
expresión del significado básico está incluido en el verbo el rasgo de existencia, pues al
enunciar la localización de una entidad, el tema, en un espacio arriba de otra, también
hace referencia a su existencia. El rasgo de la escala cuantitativa, por su parte, aparece
en el significado “abundar” en el cual “estar arriba” no corresponde a la ubicación
dominante de un tema en un dominio físico, sino en un punto alto de un eje conceptual,
expresando de esta manera una idea de superioridad cuantitativa. En otras palabras, si
en una escala vertical una entidad está encima de otra, implica que ocupa un lugar
superior o dominante en un eje espacial; en el nivel conceptual, en cambio, esta misma
relación significa que la entidad ubicada en el lugar prominente es mayor en cantidad a
la otra1.
Como hemos dicho, la noción básica de superare se extendió en latín para denotar
los sentidos “franquear, dominar, sobrepujar” así como “abundar, restar”. Con el
significado “franquear” el verbo se emplea en predicaciones transitivas para enunciar un
evento de movimiento dirigido. En este evento se describe el desplazamiento de una
entidad hacia una meta que se localiza más allá del sitio donde está emplazada otra
entidad, por ejemplo un monte o una ribera. Este significado incluye principalmente el
rasgo de existencia, como lo hace superare en su sentido básico, pues también denota
una relación locativa entre dos entidades. En la expresión de este significado, sin
embargo, la relación no se establece en un eje vertical como en el sentido original, sino
1 Recordemos la metáfora more is up que discuten Lackoff & Johnson (1980: 15) en relación con la
organización de los conceptos en función de metáforas espaciales.
37
que se traslada a un eje horizontal de manera que superare, en lugar de designar la
posición de una entidad “encima” de otra, denota la localización de ésta enfrente de
otra.
Igualmente, en su uso como predicado transitivo, cuando superare es empleado en
un contexto de dinámica de fuerzas, adopta el sentido de “dominar”, pues expresa que la
entidad tema, el sujeto sintáctico, se localiza encima de otra, codificada como objeto
directo, no en una relación espacial sino en una relación de fuerza física (superare
maximas nationes “vencer a las naciones más poderosas”)
Por otra parte, en contextos donde el verbo se construye con ablativo, el enunciado
no supone un evento en el cual la idea de supremacía de una entidad sobre otra tiene
como trasfondo una dinámica de fuerzas, sino un evento en el cual una entidad excede a
otra en lo que el ablativo designa, por ejemplo, en una cualidad o una condición como
valor, virtud o belleza (virtute nostri milites superabant “nuestros soldados
sobrepujaban/eran superiores por su valentía/valor”). En este caso, el verbo significa
“sobrepujar”. Así, al estar contextos que expresan la supremacía física (dominar) o
cuantitativa (sobrepujar) de una entidad sobre otra, en el significado del verbo latino
superare el rasgo de existencia pasa a segundo plano mientras que el rasgo de
cuantificación se vuelve más prominente.
En su uso como predicado intransitivo, en tanto, superare es usado para denotar que
el participante tema “abunda” (alicui divitiae superant “alguien nada en riquezas/
rebosa de riquezas”), es decir, que existe en gran número o cantidad, o bien que “resta”
cuando la construcción incluye un genitivo que designa el todo del cual se menciona
una parte (si quod superaret pecuniae rettulisses “si hubieras traído lo que sobraba del
dinero”). De acuerdo con Corominas y Pascual (1980, s.v. sobre), este último
significado surgió en el latín tardío.
38
En el paso del latín al romance, el verbo sobrar conservó algunas acepciones del
verbo latino superare, pero dejó codificar otras como “abundar”; asimismo, como
mostraremos más adelante, se empezó a usar para designar el valor seudo-impersonal
“haber más de lo que se necesita”, noción que no se registraba en la forma latina.
En efecto, en el corpus de análisis, advertimos que todavía es posible encontrar
contextos donde sobrar remite a los significados “franquear, dominar y sobrepujar”,
codificados en las construcciones transitivas, como se ilustra respectivamente en los
ejemplos (2), (3) y (4):
(2) a. Et veyendo los sus atreujmjentos peligrosos commo gelos adonauan los
dioses & le sallien todos a bien ouo esperança de sobrar con pequenno naujo
& pasar las ondas dela mar (General estoria V, XIII, apud M. DAVIES)
b. nos puso espanto con los temores del mal passado. empero la noche que se
allegaua nuestro viento se con firmo / sobramos aquella punta muy
furiosa con tanta priessa que dentro vna hora fuemos adelante.xviij. millas
(Viaje siquier peregrinación de la tierra, 1498, apud M. Davies)
(3) a. Dario regno.xi. anyos. Alexandre sobro e ujncio los illirios e los de tracia e
apres priso iherusalem e entrando enel templo de dios e sacrifico hostias
(Crónica, XIV, apud M. Davies)
b. ahi fue la pelea mas dura: que los reyes con sus presencias animauan mucho
mas alos suyos. mas todo lo sobrauan el rey grande y el buen çyd (Crónica
de Aragón, XV, apud M. Davies)
(4) a. Avía entonce un Emperador llamado Titos que a todos los reyes del mundo
en linaje e cortesía sobrava en tal manera que su fama en todo el mundo
volava (Los siete sabios de Roma, XIII, apud M. Davies)
39
b. Del qual porque assi enel arte como enla costa: sobro todos los edificios: &
fue mucho tiempo nombrado entre las siete marauillosas obras del mundo
(De las mujeres ilustres, XV, apud Mark Davies)
En los ejemplos se muestra que tal como en latín, sobrar se usó en el español
antiguo en construcciones transitivas siguiendo el esquema S-V-O, estructura que según
Corominas y Pascula (s.v. sobre) desapareció después de la Edad Media, aunque se
conservó en poesía en el Siglo de Oro. Así pues, en los ejemplos en (2), el verbo sobrar
es usado para expresar que la entidad sujeto, por ejemplo, los navegantes en (2b),
franquea o rebasa a la entidad objeto, la punta muy furiosa, del mismo ejemplo. En los
ejemplos de (3) se exponen oraciones que denotan el significado “dominar”, las cuales,
al igual que el verbo latino superare en contextos de supremacía física, describen una
acción que implica una dinámica de fuerzas entre dos entidades, una formalizada como
sujeto, como Alexandre en (3a), y otra como objeto, como los illirios e los de tracia en
este mismo ejemplo. Los enunciados en (4) exhiben que sobrar, como lo hacía superare
en construcciones con ablativo, se usa para comunicar que la entidad formalizada como
sujeto, como Titos en (4a), sobrepuja o aventaja a otra, todos los reyes, con función
sintáctica de objeto, en el dominio especificado en la frase prepositiva, como en linaje y
cortesía en este mismo ejemplo.
Los datos del corpus también revelan que el español heredó del latín el significado
“restar”, codificado cuando superare aparecía acompañado de un genitivo que designa
un todo a partir del cual se menciona una parte. Los ejemplos en (5) manifiestan el uso
de sobrar con el significado “restar” expresado en las construcciones intransitivas:
(5) a. mesqujna mente murieron E lo que sobro de sus cuerpos las bestias brauas lo
comieron (Caída de príncipes, XV, apud M. Davies)
40
b. dio a comer a cinco mil hombres quanto quisieron de cinco panes de
ceuada: & de dos peces assados & sobraron siete cestos grandes (Gran
conquista de Ultramar, XIII, apud M. Davies)
Al igual que la frase latina con genitivo, la construcción en español indica que el
verbo comunica una relación parte-todo. Específicamente, estos enunciados predican la
subsistencia una porción perteneciente a una entidad total después de que se concluyó
una acción: en el ejemplo (5a) lo que resta es la parte de los cuerpos después de su
descomposición, mientras que en el ejemplo (5b), son los cestos de comida después de
que se consumió lo necesario en la repartición de los cinco panes y los dos peces. Este
significado nos interesa en particular porque, según argumentaremos, es la fuente para
el desarrollo del significado seudo-impersonal.
Pues bien, en los datos del corpus advertimos que los significados expresados en la
forma transitiva “franquear, dominar y sobrepujar” representan en conjunto el 55%
(124/224) de los casos en los siglos que comprenden el periodo medieval. Esta
construcción, con sus diferentes acepciones, desapareció en los datos del español
clásico. Por su parte, el significado “restar”, heredado de la construcción intransitiva,
muestra una frecuencia de aparición de 18% (41/224) en el español medieval y de 25%
(30/148) en el clásico. Los casos restantes, el 27% (59/224) y el 75% (118/148) en el
español medieval y clásico, respectivamente, corresponden al uso seudo-impersonal del
verbo, es decir, al significado “haber más de lo que se necesita”.
Estos datos hacen evidente que no existe en la Edad Media un significado
generalizado, sino que hay variación entre los sentidos “franquear, dominar y
sobrepujar”, “restar” y “haber más de lo que se necesita” que proyecta el verbo, con una
tendencia favorable hacia el significado que expone la forma transitiva. En el español
clásico, por el contrario, las estructuras transitivas dejan de estar en uso y el significado
41
seudo-impersonal se acerca al uso generalizado. Como se recordará, el ejemplo (1)
presentado al inicio de este apartado, y que aquí se repite, ilustra el uso de sobrar con el
sentido seudo-impersonal:
(1) aquestos conseioron a los suyos qui eran enla cerca que no huuissen sperançade
tomar breuemente los Romanos por fambre a los quales sobraua muy grant
copia de viandas (Strategematon, XV, apud M. Davies)
Otros ejemplos que exhiben este mismo uso se muestran en (6):
(6) a. Ca qual delos mortales que coraçon de hombre tiene: puede tolerar: que a
aquellos sobren riquezas para echar las / ençegar la mar: & a llanar las
montañas: & a nosotros lo bienes familiares para las cosas necessarias nos
menguan (Conjuración de Catalina, XV, apud M. Davies)
b. sin experimentar en la pobreza necesidad antes sí mucha abundancia, y quizá
cuanta podían desear, pues deseando nada, les sobraba todo, y gobernando
con imperio sus afectos (De la provincia de San Gregorio Magno en las
Islas Filipinas, 1676, apud CORDE)
Hemos afirmado que las acepciones derivadas directamente del latín, es decir,
“franquear, dominar y sobrepujar”, por un lado, y “restar”, por el otro, contienen en su
base semántica los rasgos de existencia y escala cuantitativa. Estos rasgos también están
incluidos en el significado seudo-impersonal “haber más de lo que se necesita”. Un
indicio de ello es que con este sentido el verbo selecciona frecuentemente sujetos en
forma de frase nominal que expresan nociones cuantitativas, por ejemplo, frases
nominales que incluyen numerales y que determinan cuántas de las entidades
designadas por el sustantivo nombra el hablante, como en (7a), o frases en forma de
cuantificadores indefinidos como mucho, poco, nada o todo, como en (7b):
42
(7) a. deue haber en cadhun dinero de pan cozodo Vi onzas. E sobran al paniceo en
todo el saquo III onzas (Ordinación dada a la ciudad de Zaagoza po el rey
don Fenando, 1414, apud CORDE)
b. sin experimentar en la pobreza necesidad antes sí mucha abundancia, y quizá
cuanta podían desear, pues deseando nada, les sobraba todo, y gobernando
con imperio sus afectos (Crónica de la provincia de San Gregorio Magno en
las Islas Filipinas, 1676, apud CORDE )
A pesar de que los rasgos de escala cuantitativa y existencia se encuentran en
todas las acepciones del verbo, sólo en el significado seudo-impersonal está incorporado
el juicio modal que observamos en los ejemplos (6) y (7). En efecto, en el significado
“restar” hay una clara referencia a un noción cuantitativa debido a que el verbo se
emplea, con esta acepción, para predicar la existencia de una porción o cantidad
sobrante después de haberse empleado lo necesario. En la expresión de este significado,
sin embargo, el hablante emite una observación objetiva sobre el estado de las cosas
pero no formula una valoración cuantitativa mediante la cual manifiesta que existe más
de lo necesario de una cantidad.
Lo que nos interesa, entonces, es entender de qué manera sobrar agregó a su base el
juicio modal que le permitió funcionar como verbo seudo-impersonal de existencia.
Como mostraremos en seguida, el juicio se introduce en el verbo en contextos cercanos
al significado “restar” pero en los cuales sobrar no predica la existencia de una cantidad
residual después de haberse empleado lo necesario, sino de una porción excedente de la
cantidad o el tamaño justo de un todo. Así, desde la época medieval sobrar muestra
usos en los cuales el verbo es empleado en predicados que hacen referencia a un exceso,
es decir, que manifiestan que una entidad sobrepasa el valor esperado, sea éste una
cantidad o un tamaño. Ejemplos de estos enunciados se advierten en (8):
43
(8) a. Fue un de los maestros la madera medir, Por veer que menguaba o que avie
de complir: Vinoli bien complida, maes que solie venir: Sobraba bien un
palmo por a vos non mentir (Milagros de Nuesta Sennora, S. XIII, apud M.
Davies)
b. & en los dos cabos de la linna dell yguador del dia lo que es en la red; ay
unos annadimientos que sobran de mas (Libro del saber de astronomía, S.
XIII, apud M. Davies)
En los ejemplos del latín con genitivo así como en los mostrados en (5) se
predica que después de un evento, una parte de un todo “resta”. En los ejemplos de (8)
también se alude a una relación parte-todo, sin embargo, lo que expresan estos
enunciados es que del todo existe una porción que sobrepasa una cantidad adecuada. Es
en este sentido que los enunciados (8a) y (8b) incluyen un juicio, con ciertos elementos
de subjetividad, puesto que el hablante expresa la existencia de un excedente a partir del
tamaño o la cantidad que el considera necesaria, adecuada o justa del todo, como el
tamaño del madero en (8a) o la cantidad total de nudos que debe tener una red en (8b).
Nótese además que en los dos ejemplos aparecen reforzadores de la evaluación: en (8a)
se emplea la palabra bien para expresar el cálculo que hace el hablante sobre la cantidad
excedente, mientras que en (8b) aparece después del verbo la expresión de más que de
manera enfática alude a la idea de demasía contenida el verbo.
Ahora bien, en el corpus además encontramos contextos en los cuales la idea de
exceso o superioridad se expresa sin el dominio explícito, esto es, sin relación con una
entidad concebida en su totalidad como sucede en los ejemplos anteriores. Esto se
ilustra en los ejemplos siguientes:
(9) a. Porque do no ay salud: si todas las cosas aya en abundancia & los
bienes sobren y las riquezas excedan todo es poco todo enoja y enfada:
44
de arte que vale mas vn pobrezito con salud que el oro de Midas
(Sevillana medicina XIV, apud M. DAVIES)
b. Pero a quien tiene tu entendimiento, sobran las advertencias: que en los
incendios de amor, las morenas tienen la complexion de las rubias
(CORDE: 1676. Juan Manuel de León Merchante, La picaresca. Cartas
de correspondencia que tuvo con una monja, Ed. de R. Foulché-Delbosc,
París: Revue Hispanique, 1916)
c. En medio de ella, un brasero de plata * sin lumbre, que entre sus flores y
cuadros más parece fuente que brasero. Este estrado no sirve de más que
de dar a entender que sobra (El día de fiesta por la tarde, 1660, apud,
CORDE)
Como los contextos presentados en (8), éstos también incluyen la evaluación del
hablante sobre la adecuación o suficiencia de una entidad o situación. La diferencia
entre los enunciados de (8) y de (9) es que en estos últimos se profundiza la
subjetividad, en el sentido de que no remiten a un punto de referencia visible y
“medible” que está en el texto, como el tamaño existente del madero o de la red, sino a
una visión muy personal del hablante. En otras palabras, el exceso o la demasía se
predica con respecto a un punto de referencia completamente implícito que corresponde
a una norma cuantitativa de suficiencia que el hablante tiene en mente. Así, en el
enunciado (9a), se predica que los bienes sobrepasan la cantidad que el hablante estima
como suficiente, idea que se enfatiza en el enunciado con palabras como abundancia y
exceso. Esta misma evaluación la observamos en los enunciados (9b) y (9c), pues en el
primero se expresa que para una persona con entendimiento están de más las
advertencias, en tanto que en el segundo se menciona que por la presencia de un estrado
se excede la cantidad de muebles que el hablante considera suficiente en la decoración
de una casa.
45
Como hemos visto, el en verbo sobrar están incluidos los rasgos de existencia y
escala cuantitativa desde las distintas acepciones que tomaba la raíz latina superare.
Para funcionar como predicado seudo-impersonal el verbo tuvo que desarrollar el rasgo
de juicio modal, el cual se incluyó en contextos que denotan un sentido parecido a
“restar” pero que aluden a una cantidad excesiva de un todo, no a una cantidad sobrante
después de haber sido empleado lo necesario.
69
CAPÍTULO IV
VERBOS QUE EXPRESAN ADECUACIÓN CON RESPECTO A LA NORMA
4.1 El verbo bastar
El verbo bastar, como todos los verbos seudo-impersonales estativos de existencia,
incluye en su base semántica los rasgos de existencia, escala cuantitativa y juicio modal.
Concretamente, con este verbo el hablante comunica la existencia de un tema a la vez
que externa un juicio por medio del cual manifiesta que el tema coincide o se adecua al
valor esperado en una escala cuantitativa que tiene en mente. Las oraciones a
continuación ilustran el uso seudo-impersonal de bastar:
(1) a. E dexando a ora esta materia de mi os digo señor que esta mi enemiga y
compañera no le basto la ruyn y engañosa compañia que fasta aqui me ha
fecho (Claros varones de Castilla, XV, apud M. Davies)
b. & si aveniese que el mi poderio me fuese quitado bastar me ya estar so
gouernacion & so regimiento de otro capitan (Historia troyana, S XIV,
apud M. Davies)
c. a. Segun que hauemos ya del escripto: viendo que por fuerça no bastaua
de ganar el reyno delos arabes (Peregrinatio in Terram Sanctam, S. XV,
apud, M. Davies)
d. ¿No tienen entendido como christianos el misterio de la Encarnación del
Hijo de Dios y lo concerniente a él? Pues con reconocerlo para recibirle
sacramentado les basta para disponerlos a comulgar (El Marañón y
Amazonas. Historia de los descubrimientos, 1684, apud CORDE)
Estos cuatro ejemplos del español medieval demuestran que, en efecto, bastar
expresa un juicio cuantitativo de adecuación entre la entidad tema y una medida
70
esperada. De igual forma, enseñan que el verbo exhibe el particular comportamiento de
los verbos seudo-impersonales de existencia, esto es, puede regir un dativo en posición
inicial, como en (1a), tiene la capacidad de tomar sujetos oracionales, como en (1b) e
incluso en forma de frase prepositiva, como en (1c) y se construye con un complemento
de finalidad como en (1d).
Los datos del corpus revelan que desde el español más antiguo bastar se emplea
fundamentalmente con el sentido seudo-impersonal “ser suficiente o proporcionado para
algo” (DRAE 1992, s.v. bastar) expuesto en los ejemplos de (1), pues los índices de
aparición en la expresión de este significado representan el 95% de los casos en la Edad
Media y el 97% en el español clásico. Esto significa que desde el periodo medieval el
valor seudo-impersonal constituía el sentido básico bastar y por lo tanto que el verbo ya
estaba especializado para expresar un significado vinculado con la existencia, la
modalidad y la cuantificación. En aquel periodo de la historia del español, sin embargo,
se documentan diversos usos cercanos al origen del verbo entre los cuales destacan
“llevar, sostener” y “abastecer, suministrar”, significados marginales en la Edad Media
y que prácticamente quedaron en desuso en el español del siglo XVII. Aunque escasos
en el corpus, estos usos nos permiten comprender los medios por los cuales bastar
desarrolló los rasgos de significado que le permitieron funcionar como verbo seudo-
impersonal de existencia.
Parece que la raíz de bastar es poco transparente, razón por la cual se han
generado dos hipótesis sobre la etimología. Según Corominas y Pascual (1980, s.v.
bastar), el verbo con su significado “ser bastante” proviene del latín vulgar *bastare y
éste del griego bastizein “llevar, sostener (un peso)”. Estos mismos autores sugieren –
sin ahondar en el punto- que la conexión entre el sentido original del étimo griego y la
acepción “ser bastante” del verbo castellano se da a través de la noción “abastecer”, que
71
tuvo en algún tiempo el propio bastar y que está presente en sus derivados: bastar “ser
bastante, abastecer”, basto “abastecido, provisto” (y luego “grosero” vía el sentido
“grueso”) y bastir (derivado de basto) “abastecer”, “disponer, arreglar” (Corominas y
Pascual, 1980, s.v. bastar y s.v. basto).
La etimología defendida, al parecer, por Meyer-Lübke (véase Corominas y
Pascual, 1980, s.v. bastar), hace remontar el verbo bastar al adjetivo basto “abastecido,
provisto” y “grueso, grosero”, el cual se habría derivado del verbo galicano bastir
“construir” proveniente de la voz germánica *bastjan “tejer, trenzar”. Aquí se aclara que
el significado romance “construir” se explica por el “primitivo procedimiento
germánico de construir casas entretejiendo cortezas de árboles” (Corominas y Pascual,
1980, s.v. bastir).
Si comparamos las dos hipótesis, podemos ver que ubican el origen del verbo
bastar en dos significados muy distintos –el griego “llevar, sostener (un peso)”, por un
lado, y el germánico “tejer, trenzar” y de ahí “construir”, por el otro. No obstante, existe
un punto de contacto entre las dos teorías, pues ambas postulan que la mediación entre
el valor originario y el sentido “ser bastante”, desarrollado por bastar, pasó por una
noción de “abastecimiento”. Lo que no queda claro, ni en un caso ni en el otro, es el
camino por el que los diversos significados llegan a conectarse entre sí
(llevar/sostener>abastecer>ser bastante> o construir>abastecer>ser bastante). No
obstante, se puede asegurar que si el significado “ser suficiente” emergió de
“abastecer”, desde esta acepción bastar contenía el rasgo de existencia esencial en la
formación del significado seudo-impersonal. Esto es, al denotar un evento en el cual una
entidad hace que un tema pase a un dominio de otra entidad (X abastece (a) Y con/de
algo), el verbo bastar con el significado “abastecer” alude a nociones relacionadas con
el campo de la locación, la existencia y la posesión. En este sentido, bastar tuvo que
72
desarrollar los rasgos de ‘escala cuantitativa’ y ‘juicio modal’ para funcionar como
predicado seudo-impersonal de existencia.
Sin duda alguna, el panorama arrojado por las fuentes antiguas en lo que se
refiere al uso y significado de todas esas palabras es muy complejo. Una evidencia a
favor de la hipótesis de que bastar se hubiera derivado del latín vulgar *bastare
proveniente del griego bastazein (llevar, sostener (un peso) emerge en contextos
medievales y del español clásico que describen un evento de dos participantes en el cual
una entidad soporta el peso de otra. Véase los ejemplos en (2):
(2) a Considera quanto puedes bastar & falta donde y pon tal carga a tus cuestas
que la puedas sostener (Visión delectable, S. XV, apud Mark Davies)
b. seguridad para quitar la portada de piedra aziendo sus pilares cuando se
labre al lado de las bentanas y ganbas [sic] de la portada y la portada de
piedra la a de bastar el cantero que no quede por quenta de los maestros
(Visita, memoria y condiciones para llevar a cabo la obra en unas casas
propias del Cavildo, 1663, apud CORDE)
Estos ejemplos podrían demostrar que, en efecto, el verbo bastar tiene como
origen la voz griega bastizein y no el verbo germánico bastjan. Otro testimonio que
podría comprobar la validez de esta hipótesis es el significado que tomó el verbo en
algunas lenguas romances, como por ejemplo en catalán, lengua en la cual bastar
significa únicamente ‘sostener’.
Por otro lado, como vemos en los ejemplos siguientes, en español antiguo
encontramos las palabras basto, bastir y batimento que giran en torno a una noción de
“abastecer” o “suministrar”:
(3) a. quando vino ala fin del sitio, que enla huest auie mil hombres a cauallo et
bien .LX. mil hombres a piet, se trobaua todo quanto auie hombre menester,
73
assi pora enfermos como pora los sanos, como si hombre fuesse enla mas
basta ciudat del regno (Gestas del rey don Jayme de Aragon, 1396, apud
CORDE)
b. Esto ha de fazer el abbat de montaragon al Rey de Nauarra por fuero. Si por
auentura fuesse en huest deuel bastir & aguisar su capeyllan con sus libros
bonos pora dizir todas las sus horas que menester ha & de uestimenta & tres
bestias bonas. (Fuero Navarra.1300 –1330, apud CORDE)
c. E por esto quesieran se yr todos para sus tierras, ca veyen que cada dia
cresçie ayuda los de la villa e tenian muy grant bastimento de vianda e de
todas las otras cosas que les era menester (Historia troyana en prosa y verso,
1270, apud CORDE)
Como se recordará, las posturas difieren en cuanto a cómo estos cognados se
relacionan con bastar. Para Corominas y Pascual, basto “abastecido, provisto” se deriva
de bastar, en el sentido de “abastecer”. Sin embargo, los autores nunca explican cómo
el verbo que proviene de bastizein “llevar, sostener (un peso)”, vía el latín vulgar
*bastare, adquiere la noción de “abastecer”, simplemente afirman que bastar también
tenía este significado y que de bastar “abastecer” ser deriva basto “abastecido”, que a
su vez da origen a bastir “abastecer” (así pues, bastar “abastecer”>basto
“abastecido”>bastir “abastecer”). En cambio, para otros gramáticos, como Meyer-
Lübke, el camino de evolución parte de bastir “construir” del germánico *bastijan
“tejer, trenzar”, que da origen a basto “abastecido”, del cual se deriva luego bastar “ser
bastante” (así pues, bastir “construir”>basto “abastecido”>bastar “ser bastante”). En
este recorrido, sin embargo, también falta la explicación de cómo se pasa del significado
“construir” a la noción de abastecimiento.
74
Ahora bien, al acercarnos a los textos castellanos, entendemos la base de la segunda
propuesta, porque efectivamente bastir en ocasiones significa “construir”. Veamos los
ejemplos en (4):
(4) a. Avié aún Achiles en cabo a morir, ond' avién el cavallo los griegos a
bastir, avién con grant engaño Troya a conquerir, oviéronla por suelo toda
a destroïr (Libro de Alexandre, 1240 – 1250, apud CORDE)
b. id regno anyos XL, el qual empero es dicho que biujo anyos CX. Aquest
aiusto piedra, marmores, fierro, piedras preciosas, oro, argent e arambre de
Corjntio, de las quales cosas fue en apres bastido el templo de dios (Obra
sacada de las crónicas de San Isidoro, de Don Lucas, Obispo de Tuy,
1385-1396, apud CORDE)
Así pues, de la hipótesis de Meyer-Lübke, entre otros, y de la hipótesis de
Corominas y Pascual podemos destacar que ambas concuerdan en que ya sea de la raíz
germánica bastjian “construir” o de la raíz griega bastizein “llevar, sostener”, en un
momento dado el verbo bastar adquirió los sentidos “abastecer” y “ser suficiente”
ambos semánticamente relacionados. Y aunque, como señalamos, ninguna de las dos
propuestas establece el puente semántico entre “construir” o “sostener” con “abastecer”,
ni mucho menos con “ser suficiente”, el sentido básico del verbo desde la Edad Media,
lo que sí demuestran es que en el español medieval, por un lado, existía una familia de
cognados para enunciar el significado “abastecer provisiones” integrada por los verbos
bastar y bastir y bastecer1, los adjetivos basto, bastido y bastecido, así como el
1 Tal como lo demuestra este ejemplo del corpus: “E mientra que el yua a vngria los marineros
bastecieron la flota de viandas & de otras cosas que eran menester: & despues que ouieron tiempo
mouieron de jadres & fueron se para la isla” (Gran Conquista de Ultramar, apud M. Davies)
75
sustantivo bastimento2. Por otro lado, nos demuestran que el verbo bastar era una forma
polisémica que se empleaba para expresar los significados “sostener”, “suministrar” y
“ser suficiente”, significado, éste último, que muestra una frecuencia de uso arriba del
90% de los casos, como apuntamos anteriormente.
A pesar de la falta de claridad sobre el origen del verbo, aquí nos inclinamos por la
propuesta de Corominas y Pascual, es decir, que el verbo bastar proviene de la raíz
bastizein ‘llevar, sostener’. Si reparamos en el significado que expresa el enunciado (5),
notaremos que bastar aparece coordinado con el verbo sostener. Ambos verbos
comparten un mismo referente y por tanto designan un solo evento: tanto bastar como
sostener no expresan la situación de soportar o mantener un objeto físico firme, sino de
proporcionar un sustento o apoyo no físico a una entidad mediante la prestación de
protección o auxilio necesario para su manutención. Así pues, creemos que es más
viable formular una hipótesis vía una metáfora sobre el paso de “sostener” (con el
sentido metafórico de “sustentar”) a “suministrar” que de “construir” a “suministrar”.
(5) en el fueren por su merçed colocados desto le basta voluntad suçitando &
procurando la execuçion de bastar & sostener la escuela desta arte (Arte
cisoria, 1423, apud M. Davies)
Si el cambio semántico de bastar es de “sostener/sustentar” a “abastecer”, desde la
expresión de este sentido el verbo contiene el rasgo de existencia necesario en la
conformación del significado seudo-impersonal “ser suficiente”. Tal como hemos
propuesto, el significado “abastecer” está relacionado con el campo de la locación, la
existencia y la posesión al designar un evento en el cual una entidad hace pasar un tema
2 Recordemos que el adjetivo basto tenía también significaba ‘grueso’, ‘tosco’, ‘sin pulimento’ como en
lanas bastas. Bastimento, en tanto, refería no sólo a ‘provisión’ sino también a ‘barco’ pero como
derivado de bastir en el sentido de ‘construir’
76
a un dominio de otro. Pero ¿cómo se agregaron los otros dos rasgos necesarios para la
conformación del significado seudo-impersonal?
Como se sabe, los cambios semánticos pueden surgir de inferencias individuales de
los hablantes que después se comparten y finalmente se convencionalizan (Traugott
1982, 1989). Así, es posible que los hablantes hayan inferido un rasgo cuantitativo dado
por el contexto y que no estaba en el significado original de bastar. Este rasgo está
vinculado con la noción de adecuación, pues a diferencia de otros eventos de
transferencia, expresados por verbos como dar o transferir, el evento denotado por
‘abastecer’ implica que lo que se hace pasar es adecuado cuantitativamente para
responder a las necesidades de la entidad receptora; en otras palabras, “abastecer” de
manera implícita hace referencia al acto de hacer pasar a un dominio locativo una
entidad cuya cantidad es necesaria o justa. De ser así, el verbo agregó a su base una
noción de cantidad adecuada o suficiente para algo, facilitando, de esta manera, el paso
al significado seudo-impersonal “ser suficiente”.
En el corpus encontramos numeroso contextos de bastar con el sentido “ser
suficiente” que demuestran que, en efecto, con este uso se predica la existencia de una
entidad, pero además se les atribuyen propiedades que refieren a cantidades adecuadas.
Esto se puede ver en los enunciados presentados a continuación: en ellos se predica la
existencia de una entidad, la plaza en (6a) y la harina en (6b), al mismo tiempo que se
hace alusión a las propiedades cuantitativas de éstas, como bien grande en (6a) y una
poca en (6b).
(6) a. Lo que le mandaua muy de grado delante la yglesia del sepulcro bien vn
trecho de piedra hauia vna plaça bien grande que bastaua harto para los
cristianos (Gran conquista de Ultramar, S. XIII, apud M. Davies)
77
b. de manera que non tenian otra cosa de comer. saluo vna poca de farina
que solamente bastaua para fazer della vn pequeño pan (Ysopete
Ystoriado, S.XV, apud M.Davies)
El rasgo de juicio, por su parte, se desarrolló en el verbo por la misma noción de
adecuación inferida del significado “suministrar”. Como acabamos de señalar, con este
significado el verbo enuncia el paso de una cantidad necesaria o justa a un dominio
locativo, de manera tal que el verbo también manifiesta de forma implícita la
adecuación de la entidad en el dominio una vez concluido el evento de suministro. Es
así, entonces, que en el verbo se pudo desarrollar la idea de adecuación vinculada con
una valoración subjetiva, es decir, lo que el hablante considera justo o necesario para la
entidad receptora y que por lo tanto “suficiente” para ella. Vemos, por consiguiente, que
tal como el rasgo de escala cuantitativa, el rasgo de juicio modal se agregó al verbo en
la expresión de “suministrar” no por las propiedades semánticas que ofrece esta
acepción, sino por inferencias de elementos implícitos en ella.
En el significado seudo-impersonal, el juicio que hace el hablante tiene que ver
con la adecuación del tema en relación con un valor esperado. De esta forma, por medio
de la acepción “ser suficiente” se manifiesta la valoración de un hablante quien a partir
de la observación y evaluación sobre la cantidad o dimensión del referente del tema de
su predicación juzga que es adecuada o proporcionada para algo. Y precisamente
porque el significado “suministrar” supone una norma subjetiva en virtud de la cual se
evalúa lo justo o necesario para la entidad receptora, que el verbo, en su uso seudo-
impersonal, se construye con frecuencia con un complemento de finalidad. Como
veremos en el último capítulo, este complemento, al igual que el dativo que se agrega a
los predicados seudo-impersonales estativos de existencia, constituye la entidad o la
situación hacia la cual se dirige el juicio de suficiencia que expresan los seis verbos de
78
esta subclase. Así pues, en los ejemplos (6a) y (6b), citados arriba, se hace,
respectivamente, una evaluación sobre la idoneidad del tamaño de la plaza (nótese que
el enunciado incluye el intensificador enfático bien) en relación con el número de
cristianos y sobre la cantidad de harina para la acción de hacer un pequeño pan.
Como mencionamos al principio, desde el español antiguo el verbo bastar está
especializado para denotar el significado seudo-impersonal “ser suficiente”. A pesar de
la dificultad que presenta reconstruir el origen de este verbo, sabemos que en su
acepción “abastecer” incluye el rasgo de existencia, esencial en la formación del
significado seudo-impersonal. Los rasgos de escala cuantitativa y juicio modal, en
cambio, no forman parte de la base semántica del verbo; éstos se desarrollaron por la
inferencia de que en una situación de abastecimiento está implicada una noción de
adecuación sobre la cantidad que se suministra y sobre lo que se evalúa como justo o
necesario para la entidad receptora. La formación de estos rasgos en la semántica del
verbo facilitó, en consecuencia, el cambio semántico de “suministrar” a “ser suficiente”
4.2 El verbo alcanzar
Este verbo, a diferencia de los otros cinco verbos de la subclase estativa de existencia,
desarrolla el significado seudo-impersonal tardíamente, pues como revela el análisis del
corpus, alcanzar no era empleado con este valor en el español medieval y en el español
clásico sólo aparecen cinco casos. En los datos recopilados en los cuales el alcanzar
expresa un valor seudo-impersonal, observamos que el verbo denota “ser suficiente o
bastante para algún fin” pues predica la existencia de una entidad o una situación y
manifiesta una evaluación sobre la adecuación de dicha entidad o evento con respecto a
una norma subjetiva ubicada en una escala cuantitativa. Obsérvese el ejemplo (1)
extraído del corpus en el cual el verbo externa el uso seudo-impersonal.
79
(1) porque la racion que les dan es tan limitada que apenas alcanza el mes para uno
solo, y del socorro tasadamente pueden mal vestirse (El cautiverio feliz, 1673,
apud CORDE)
Como expone el ejemplo, el verbo expresa el significado especializado que
tienen los verbos estativos de existencia: mediante este verbo se describe el
desplazamiento mental que realiza un hablante por una escala numérica. A través ésta,
el hablante conduce el sujeto tema, el mes, hacia una meta la cual coincide con la norma
de suficiencia. El ejemplo también muestra que el verbo, además poseer una semántica
especializada, forma construcciones biactanciales no canónicas puesto que se combina
con sujetos de referente inanimado, como el mes, que corresponde con el tema de la
predicación, el cual con naturalidad se ubica después del verbo, formando así un
esquema sintáctico (OI)-V-STEMA.
De los tres componentes que contienen los verbos de la subclase existencial, en su
sentido original “llegar a juntarse con el que va adelante” (Corominas y Pascual, 1980
s.v. alcanzar), alcanzar incluía un rasgo de movimiento que lo conectaba con el campo
de la locación, la existencia y la posesión. De este modo, el verbo tuvo que agregar los
rasgos de escala cuantitativa y juicio modal para funcionar como predicado seudo-
impersonal. Como veremos en este apartado, el desarrollo de estos dos rasgos fue
posible ya que el verbo amplió su significado básico para denotar no sólo un
movimiento físico, sino una extensión abstracta, es decir, un desplazamiento subjetivo
trazado por el hablante. Este cambio permitió formar la idea de adecuación con una
norma subjetiva en el cual el dominio hacia donde se traslada el tema, antes una meta
física, se volvió una meta cuantificada implícita.
Pues bien, la raíz del verbo alcanzar es el sustantivo latino calx ‘talón’ del cual se
derivó el verbo calco ‘pisar, caminar sobre algo, pisotear’. Parece que en latín vulgar
80
pudo usarse la forma *in-calciare ‘pisar los talones, perseguir de cerca’ para denotar un
evento de movimiento de dos participantes, en el cual uno se traslada inmediatamente
detrás del otro. Seguramente, la noción de cercanía implícita en el evento que codificaba
el verbo latino fue un rasgo relevante en la conformación del significado del verbo
español, documentado por primera vez en 1129, pues durante el periodo medieval
alcançar, alteración de la voz acalçar, se empleó con el significado de ‘llegar a juntarse
con el que va adelante’ (Corominas y Pascual, 1980 s.v. alcanzar). Los ejemplos (2a) y
(2b) ilustran la expresión de este significado.
(2) a. El conde & benalhange ayuntaron estonçe grandes poderes de moros
& de xristianos & fueron en pos el çid & alcançaron le en touar del
pinar (Crónica de veinte reyes. XIV, apud M. Davies)
b. á la fin su buen huir es el que mas le valia, pues ninguno le alcanzaba
hasta que al fin se metia Entre unas muy grandes rocas (Romances, en
Silva de varios romances [Romancero general], 1693, apud CORDE)
Como se aprecia en los ejemplos del español medieval, alcanzar es empleado
para designar un evento de movimiento en el cual una entidad se junta con otra entidad
o llega a donde ésta se ubica. Es decir, el verbo expresa el traslado en el espacio de una
entidad por un eje horizontal y su cambio de locación hacia el dominio de otra entidad,
de forma tal que, como mencionamos arriba, a través de su significado básico se vincula
con el campo semántico de la locación, la existencia y la posesión. Como también
observamos, este evento tiene como componentes básicos un tema de referencia humana
con características agentivas pues genera su propio movimiento, como el conde &
benalhange en (2a) o ninguno en (2b) y una meta humana en la cual concluye el
81
desplazamiento como el çid (2a). En el nivel sintáctico, ambos componentes reciben la
función de sujeto y de objeto3.
Ahora bien, para que el verbo pudiera quedarse con la noción de extensión abstracta
de un tema hasta un dominio, tuvo que despojarse de las ideas de tema agentivo, meta
humana y movimiento físico que observamos en la expresión de su significado original.
Así pues, en los datos del corpus encontramos contextos medievales en los cuales el
verbo selecciona sujetos no agentivos y metas no humanas, de tal manera que los rasgos
de orientación y movimiento efectivo propios del significado básico se diluyen, tal
como ilustran (3a) y (3b):
(3) a. Los truenos fazen abortar las ovejas que alcançan apartadas, e por esto es
bueno de allegarlas. (General Estoria. Primera parte, 1275, apud
CORDE)
b. Los braços luengos, que tendiéndolos alcançan las rodillas, significan
hombre liberal, osado, soberuio, congoxoso, solícito, flaco, simple, de
poco pensamiento & vanaglorioso. (Traducción del Tratado de la
Phisonomía en breue summa contenida, de Mondino dei Luzzi, 1494, apud
CORDE)
Las oraciones describen, al igual que en el significado original, el movimiento
del tema en un dominio espacial. El tema de la predicación, sin embargo, no es la
entidad animada y agentiva del sentido original: en (3a) es una fuerza natural y en (3b)
un instrumento. Además, la meta que, como vimos, en el uso básico se ubica en un
espacio geográfico delante del tema, en estos ejemplos está localizada en un eje vertical,
esto es, el participante tema, como los truenos en (3a) o los brazos en (3b), se desplaza
desde un espacio situado arriba hacia una meta que está abajo y que corresponde a la
3 Los ejemplos nos muestran asimismo que el argumento-objeto podía alternar entre la forma pronominal
de acusativo o de dativo.
82
locación donde se ubican las ovejas en (3a) o la parte de el cuerpo donde están las
rodillas en (3b). Esto demuestra que el significado conserva la idea de movimiento en el
espacio, pero también se extiende para indicar la progresión del tema sobre un eje
vertical y no sólo horizontal.
En el corpus advertimos que la meta que selecciona el verbo puede también
designar entidades no concretas, como exponen (4a) y (4b):
(4) a. E dixo disputar omne en cosa en que no puede alcanzar la verdad es
necedad. (Bocados de oro, XIII, apud M. DAVIES)
b. Mira un muchacho por la reja de una ventana lo que passa dentro, con
tanta propiedad, que parece se está poniendo de puntillas para alcanzar
mejor a ver (Descripción de San Lorenzo del Escorial, 1657-1698, apud
CORDE)
Los enunciados enseñan que el verbo puede tomar metas abstractas, como la
verdad en (4a) (cf. la razón, el entendimiento y la deshonra, registradas en otros usos del
corpus), así como metas que denotan un estado o evento codificado en forma de
oración, como a ver en (4b) (cf. a oír, a saber y a entender, documentadas en el corpus).
Lo que tienen en común estos ejemplos es que en ellos el verbo no expresa una idea de
progresión o movimiento en el espacio, sino que al emplear metas abstractas o que
denotan estados o eventos, describen un tipo de desplazamiento metafórico proyectado
en el tiempo, por ejemplo, de no ver con claridad y a ver mejor en (4b). De este modo,
en el verbo se manifiesta una pérdida del rasgo de movimiento físico en el eje espacial.
Como hemos insistido, el significado del verbo alcanzar codifica un evento de
movimiento cuyos componentes básicos son un tema y una meta. Este evento se
conceptualiza desde la perspectiva del humano o de una entidad inanimada dinámica
que efectúa un desplazamiento orientado hacia una entidad animada o inanimada
83
estática. El análisis de los datos del corpus reveló, asimismo, que en el español
medieval, el verbo se emplea en contextos en los cuales la entidad humana es la meta y
a la entidad inanimada el tema, tal como enseñan (5a) y (5b):
(5) a. Por que son lugares e yentes que an por cotumbre e por fuero que, quando
el marido acaba omezillo o ladronicio o tal maldat por que aya de perder
todos sus bienes, estonce la muger primera ment saca toda la meatat de
todos los bienes que-l alcançan, e la otra meatat tomen la por las calonnas
(Fuero de Alcaraz, XIII, apud CORDE)
b. & si de las ganançias fizieron pleito quanto deue auer cada vno dellos no
faziendo emiente de las perdidas: entiendese que tanta parte les alcança de
las perdidas quanta deuen auer cada vno de las ganançias. (Siete Partidas
de Alfonso X.1491, apud CORDE)
Vemos que en los ejemplos de (5) que se borra la idea de una entidad humana
moviéndose hacia una meta. En ejemplos como éstos, se manifiesta un cambio de
perspectiva en la construcción del evento, es decir, la escena parte de la entidad
inanimada, los bienes en (5a) y la parte de las pérdidas en (5b), que llega a la meta
humana estática, la mujer en (5a) y los compañeros en (5b). Así pues, en estos
contextos la entidad humana no se dirige hacia una meta, sino que es el dominio donde
el tema aterriza, es decir, es conceptualizada como la entidad receptora. En este caso, el
verbo designa un evento de reparto o distribución que en este corpus sólo
documentamos en el español medieval.
Asociado a la estructura que muestran los ejemplos de (5) donde el tema es una
entidad inanimada y la meta una entidad animada, detectamos en el corpus del siglo
XVII usos en los cuales el verbo adquiere el significado ‘tender, ofrecer, hacer llegar’
(Moliner, s.v. alcanzar). De acuerdo con lo que vimos en los datos del español clásico,
84
el verbo expresa este significado cuando aparece en construcciones de tres participantes
siguiendo el esquema S-V-OD-OI. Véase (6):
(6) Tras que tu Jael me envía los favores que te alcanzo; tras que en tinajas me
lanzo de miedo ¿sacas la daga? (Amar su propia muerte, 1688, apud
CORDE)
Los enunciados como éste manifiestan un fenómeno de causativización sintáctica
(Comrie, 1976), puesto que en ellos se introduce un nuevo argumento en función de
sujeto que designa el causante, quien mueve el tema con dirección a la meta. La
introducción de este nuevo argumento provoca la degradación del sujeto de la
construcción básica a objeto directo, sin embargo, se mantienen los papeles temáticos
que advertimos en los ejemplos de (5): la entidad inanimada no agentiva, los favores en
(6), es el tema y la entidad humana, la persona codificada en el pronombre te en (6),
constituye el receptor, es decir, la meta humana.
Los datos del corpus muestran, igualmente, que el verbo puede denotar el
movimiento de un tema a una meta humana por causación, pero sin necesidad de
manipular la estructura sintáctica. Así, en los datos del español medieval encontramos
usos en los cuales la causación se puede expresar semánticamente a través de una frase
prepositiva, como vemos en el ejemplo (7):
(7) Agamenon & Menalao demandaron licencia a los griegos para se partir la
qual les fue muy graue de aver & a gran pena la alcanzaron de los mayores
de la hueste (Historia troyana. XIV, apud M. Davies)
El causante, que en construcciones como las de (6) se convierte en argumento
nuclear como resultado de una manipulación sintáctica, en éstas es un argumento
periférico que se codifica en forma de frase prepositiva, como de los mayores de la
hueste en el ejemplo de (7). Esta frase prepositiva también agrega a la construcción un
85
participante que funciona como una entidad que induce a que la meta, la licencia en (7),
sea alcanzada por el sujeto-agente, Agamenon y Menelao en este mismo ejemplo.
Pues bien, una vez que alcanzar se vació de dos de sus contenidos referenciales
básicos, el tema agentivo y la meta humana, y extendió, en consecuencia, su significado
a todos los casos que hemos presentado hasta ahora -incluyendo los que exhiben un
cambio de perspectiva y los que agregan una entidad causante-, el verbo puede aparecer
en contextos que no denotan un movimiento físico ni figurativo, sino en contextos que
comunican un movimiento subjetivo (Langacker, 1991), esto es, en los cuales el
movimiento es trazado por la mirada del hablante, quien recorre una distancia entre dos
entidades que se encuentran en posición estática. Veamos estos ejemplos:
(8) a. Et Parnaso quier dezir tanto como egual nariz por dos cabesças que ha en
el eguales como son las narizes & tan altas que alcançan a las Nuues del
cielo (General Estoria. Segunda parte, 1275)
b. En otras religiones son dos provincias distintas, una la del Nuevo Reino y
otra la de Quito; ésta es bien dilatada y pertenece al reino del Perú, que
alcança asta el govierno de Popayán (El Marañón y Amazonas. Historia
de los descubrimientos, 1689)
Estas oraciones exhiben una estructura que sigue el patrón S-V-O, no obstante,
en ellas no se predica el acercamiento de una entidad en movimiento a una entidad
inmóvil, sino una relación estática entre el tema de la predicación y la meta: las narices
y las nubes en (8a), así como la provincia del Nuevo Reino y el gobierno de Popayán en
(8b) se encuentran en una situación estable. El movimiento que refiere el verbo alcanzar
es, más bien, el recorrido que, al conceptualizar la escena, hace el hablante a través de
una trayectoria mental ausente en la realidad objetiva. En los ejemplos observamos que
por esta trayectoria, el hablante transita mentalmente la distancia que ocupa en el
86
espacio la entidad sujeto de su predicación, por ejemplo las narices en (8a), y se detiene
en un punto, las nubes en este mismo ejemplo, que constituye la meta del movimiento.
Las preposiciones direccionales a y hasta que se emplean en estos contextos son un
reflejo de este recorrido mental. En este sentido, vemos que los ejemplos ponen de
manifiesto un fenómeno de subjetivización en términos de Langacker (1999), puesto
que el hablante deja de ser un observador de la escena que describe y se introduce en la
construcción del evento.
Como vemos, al sustraerse los rasgos de tema agentivo, meta humana y
movimiento físico, el verbo alcanzar pudo ampliar su significado para comunicar una
extensión abstracta de un tema hasta un dominio, así como un movimiento subjetivo
trazado a lo largo de una trayectoria construida mentalmente. Esta idea de extensión
abstracta dio paso, a su vez, a una noción de contacto, relación o adecuación entre una
entidad y otra, que observamos en los ejemplos de (8) mostrados arriba.
Ahora bien, como hemos señalado, el sentido original del verbo alcanzar incluye
un rasgo de movimiento que se conecta con el campo de la locación, la posesión y la
existencia, pero carece de los rasgos de escala cuantitativa y juicio modal indispensables
para que el verbo funcione como predicado seudo-impersonal. Así pues, los contextos
estáticos y subjetivos como los presentados arriba son propicios para la introducción de
estos dos rasgos pues, como sugieren los datos del corpus, facilitan la selección de
metas cuantificadas, es decir, metas que expresan cantidades o medidas, como enseñan
(9a), (9b) y (9c):
(9) a. segunt tengo relacion, de pocos anyos aqua, ha diminuydo tanto en sus
redditos, que, de tres o quatro mil libras, que valía cada un anyo, de
presente no alcança a mil libras, de la moneda del principado de
Cathalunya. (Fernando al papa rogándole reduzca los derechos de
vacante de la abadía del monasterio de Santas, XV, apud CORDE)
87
b. Fue ésta una de las grandes fábricas que estas Islas tenían por la fortaleza
tan grande de su baluarte, donde hay el día de hoy tan buenas piezas que
alcanzan seis de ellas dos leguas (Conquistas de las Islas Filipinas, 1698,
apud CORDE)
c. De todo su hecho, luego que le executó, fue el agrado de Dios y sus
acciones y palabras el motibo de estenderse sus possessiones a cuanto
alcançaba por todas partes la vista (El Marañón y Amazonas. Historia de
los descubrimientos, 1689, apud CORDE)
Teniendo como base una meta cuantificada, en español clásico el verbo aparece en
contextos que expresan un desplazamiento abstracto por una trayectoria construida
como una sucesión de valores, como muestra (10):
(10) Jamás se ha podido dilatar ni extender lo virtual de esta tierra, á producir ni
criar otra cosa más de los trigos que en ella se cogen, sea por razón de lo
ocasionada y descubierta que está á los combates é ímpetus del Norte y
hielos, ó porque la flaca y sutil materia de natural terreno, con vigor
debilitado y corto no alcanza á lo productivo de la mayor y más fértil
generación que es necesario para arrojar y alimentar otras más robustas y
crecidas plantas (Historia de Guatemala o recordación florida, 1690, apud
CORDE)
Señalamos con anterioridad que el verbo alcanzar, como todos los seudo-
impersonales de existencia, tiene como componentes semánticos un punto de referencia
que representa la norma que el hablante toma en cuenta para evaluar las entidades o
situaciones de las cuales expresa su existencia. En el ejemplo (10), este punto de
referencia es una especie de valor o norma explícita, es decir, la virtud de producir lo
necesario para realizar una acción. Lo que el enunciado predica es también el recorrido
abstracto que hace el hablante por una trayectoria mental. Pero a diferencia de las
88
oraciones (9a), (9b) y (9c) esta trayectoria está construida en términos de una escala de
valores que van de lo menos productivo hasta más productivo. El hablante conduce el
tema de su enunciación codificada como la materia de natural terreno por esta
trayectoria para evaluar el estado de la entidad en correspondencia con el punto de
referencia. Es así que en contextos como éstos se introduce una evaluación subjetiva en
el sentido de que el hablante hace una valoración en una escala cuantitativa aplicada a
una situación de productividad.
En los contextos seudo-impersonales, la evaluación que hace el hablante en una
escala cuantitativa no toma como punto de referencia una situación particular, como en
el ejemplo (10), sino una norma completamente implícita y subjetiva, como muestra el
siguiente ejemplo:
(11) e la gente de la tierra de poca moneda, que no alcanza para comprar una vara
de paño (Derrotero de del viaje y navegación, S. XVII, apud CORDE)
Advertimos en este ejemplo que el verbo alcanzar expresa el significado seudo-
impersonal “ser suficiente” que no se codifica en ninguno de los ejemplos hasta aquí
mostrados. Como dijimos, en contextos como éste, la meta cuantificada no se hace
explícita. Aunque en los ejemplos de (9) y (10) se describe el movimiento subjetivo a
través de una escala cuantitativa, en este último caso el recorrido va de una cantidad
nula o escasa hasta lo que el hablante considera una cantidad excesiva. En esta
dimensión escalar, el hablante localiza cierta zona que corresponde con un punto de
referencia subjetivo, es decir, una cantidad que él considera suficiente, y extiende el
tema a lo largo de la escala hasta la medida que representa el estado actual de las cosas,
medida que coincide con la norma o el valor esperado. Vemos así, que la meta que
aparecía en todos los contextos anteriores, aquí no encuentra codificación, pues es una
norma de suficiencia implícita y subjetiva.
89
Como hemos podido observar, el verbo alcanzar expresa en su sentido original un
evento de movimiento en el cual una entidad se dirige hacia una meta estática
codificada como objeto. En la expresión de este significado, el verbo contiene el rasgo
de movimiento que está conectado con los campos semánticos de la existencia, la
locación y la posesión, de modo que en el verbo ya se hallaba el rasgo de existencia. Sin
embargo, para funcionar como seudo-impersonal tuvo que desarrollar los otros dos
rasgos: la escala cuantitativa y el juicio modal. El desarrollo de estos dos componentes
de significado fue posible gracias a que desde el español medieval, el significado básico
se extendió para expresar el movimiento abstracto de un tema y apareció en contextos
en los cuales el tema llega a una meta no mediante un movimiento físico, sino por un
movimiento subjetivo trazado por el hablante. El rasgo de escala cuantitativa surgió en
contextos donde la meta de desplazamiento subjetivo es cuantificada, mientras que el
rasgo de juicio modal apareció cuando la meta fue conceptualiza como una norma
implícita establecida en un punto de una trayectoria mental concebida por el hablante
como una dimensión de valores cuantitativos sucesivos.
4.1 El verbo caber
En su uso como predicado seudo-impersonal, el verbo caber proyecta el significado
“poder contenerse una cosa dentro de otra” (DRAE, 1992, s.v, caber) y al igual que los
otros verbos que conforman la subclase estativa de existencia, encierra los rasgos de
existencia, escala cuantitativa y juicio modal. Este verbo, además, contiene en su base
semántica un rasgo de inclusión, ausente en el significado de los demás miembros de la
subclase. Y es por razón de este rasgo, que el verbo demanda en la expresión de su
significado la presencia de dos entidades: una entidad incluida, el contenido, y una
entidad que incluye, el contenedor. Además, por este mismo rasgo, la escala cuantitativa
90
que contiene el significado del verbo tiene que ver específicamente con la cantidad o el
tamaño del contenido y con las dimensiones del contenedor, mientras que el juicio se
hace sobre la relación adecuada de inclusión entre las dos entidades. En las oraciones a
continuación se ilustra el uso seudo-impersonal de caber.
(1) a. non avian y do estar, nos por esto tobiemos por bien e mandamos façer
esta hermita mucho mayor, de manera que la iglesia della es grande en
que pueden caber las gentes que y vienen en romeria (Alfonso XI funda y
presenta el priorazgo, patronazgo y dotación de la iglesia de Santa
María de Guad, 1340, apud CORDE)
b. Et despues el sacerdot Crisis aconsello en secreto a los mayores de la
huest de los griegos que fiziessen fazer en semblança de cauallo hun
cauallo de cobre tan grant que al menos pudiessen caber dentro mil
caualleros (Historia troyana, 1376-1396, apud, CORDE)
Los datos del corpus dejan ver que el verbo se emplea en una buena parte de sus
usos para expresar el sentido seudo-impersonal mostrado en los ejemplos de (1), pues
con este significado aparece en 63% (181/288) de los casos documentados en el español
medieval y en 73% (112/154), en el español clásico, por lo cual no es posible hablar del
momento en que adquirió este valor. No obstante, las propiedades semánticas de la raíz
del verbo así como los otros significados que se hacen presentes en el corpus permiten
inferir qué rasgos semánticos contiene el verbo desde su sentido primitivo y qué rasgos
desarrolló para funcionar como seudo-impersonal de existencia.
Pues bien, caber proviene del latín capěre, voz que se utilizó en latín clásico con
el sentido básico “coger, asir”, pero que también fue empleada con las acepciones “dar
cabida, contener” (Corominas y Pascual, 1980, s.v. caber). Así, desde el significado
primitivo del verbo, al igual que con bastar y alcanzar, se describe un evento
relacionado con el campo semántico de la locación, la existencia y la posesión. De este
91
modo, en capěre se incluye el rasgo de existencia que, junto con los rasgos de escala
cuantitativa y juicio modal, permitirá al verbo castellano caber desarrollar el significado
seudo-impersonal.
El sentido básico de capěre “coger, asir” designa un evento dinámico de
apropiación de un tema; en otras palabras, hace referencia a un evento en el cual una
entidad agentiva, el sujeto sintáctico, hace pasar el tema, el objeto, a su domino, con la
implicación de que una vez concluido el evento, el tema forma parte de un dominio
locativo, es decir, está incluido en él. Esta idea de apropiación implícita en el
significado de capěre explica por qué caber tiene un rasgo de inclusión -además de los
tres rasgos que distinguen a los verbos seudo-impersonales- que no contiene ninguno de
los otros cinco verbos.
Por extensión de “coger, asir” capěre también fue usado en latín clásico para
significar “elegir” o “robar” y, en sentido figurado, para expresar nociones como
“adoptar un consejo, una idea” (Gaffiot, 1934, s.v. capio). Al igual que en su sentido
básico, en la expresión de estos significados el verbo demanda sujetos que designan
entidades caracterizadas por tener los rasgos semánticos de agente y receptor. Sin
embargo, también aparece en contextos cuyos sujetos carecen de rasgos agentivos, de
tal forma que capěre toma el significado de “recibir”. Independientemente de las
propiedades agentivas de la entidad receptora, todos estos significados denotaban un
evento dinámico que involucraba el traslado de una entidad, el tema, hacia una locación
humana.
Como dijimos, desde el latín clásico capěre aparece en enunciados como locus
capit tantos acervos pecuniae (Corominas y Pascual, 1980, s.v. caber) “el lugar
contiene / da cabida a tantas reservas de dinero” en los cuales el verbo adopta el
significado “contener, dar cabida”. Con este significado, el verbo latino enuncia el
92
mismo evento que el denotado en la acepción “coger” pero en la versión estativa: en
lugar de comunicar que efectivamente ocurre el desplazamiento de un tema y como
consecuencia éste cambia de dominio locativo y se incluye en él, como se expresa en el
significado “coger”, con el significado “contener, dar cabida” se describe únicamente la
relación de inclusión entre el dominio locativo, visto como un contenedor, y el tema,
visto como el contenido. El evento de contener designado por capěre, además, no sólo
codifica la inclusión de un tema en el espacio físico, el verbo también era usado en latín
para describir un evento en el dominio mental; en este caso, capěre expresa las nociones
“concebir, comprender” (Gaffiot, 1934, s.v. capio).
En el corpus de análisis advertimos que caber heredó del étimo latino el
significado dinámico no agentivo “recibir” para expresar, específicamente, “tocar algo a
alguien” con matices, en ciertos contextos, de norma o de evento fortuito, es decir, de
evento inesperado y en el cual no hay control. Además, el verbo castellano conservó la
acepción “contener” codificada por capěre en su sentido estativo y siguió denotando el
significado “estar contenido en” surgido en el latín vulgar. En los ejemplos (2a) y (2b)
se expone el uso del caber para expresar el significado “tocar algo a alguien”.
(2) a. Y en espaçio de beynte días que se fazían las talas, cadal día cabía la
guarda del erbaje a vn cavallero de los grandes (Repertorio de
príncipes de España, 1467-1475, apud CORDE)
b. cautivaron un soldado, entre otros muchos, de tierna edad, que
tasadamente tendria quince años, a quien cupo por suerte tener un amo
algo ríspido y mal acondicionado (El cautiverio feliz, 1673, apud
CORDE)
En los ejemplos se muestra que el español manifestó un cambió en la estructura
sintáctica proyectada por el verbo: mientras que la forma capěre toma un esquema
sintáctico S-V-O donde el sujeto es la meta humana que recibe el tema codificado como
93
objeto, caber adopta un esquema OI-V-S que codifica como dativo a la meta humana
que recibe el tema formalizado como sujeto. La asignación de caso dativo a la meta
humana sugiere que hay una dilución de las propiedades semánticas de esta entidad. Si
bien la meta humana seleccionada por el verbo capěre con sentido “recibir” carece de
agentividad, puede ejercer su iniciativa para aceptar o rechazar el tema que aterriza en
su dominio. Este rasgo no se manifiesta en la meta humana que selecciona el verbo
caber, de ahí que en español el verbo comunica con frecuencia un evento casual o
fortuito.
Usado para expresar este valor, el verbo caber también encierra una idea de
correspondencia entre la meta humana y el tema que supone una parte de un todo que se
reparte entre o es común a varias metas. Dicha idea no está incluida en el sentido
“recibir” que adopta la forma latina capěre. Los ejemplos a continuación ponen de
manifiesto que el verbo caber, en cambio, sí se emplea en contextos de repartición, en
los cuales una entidad con función sintáctica de dativo se vincula casualmente o recibe
fortuitamente una parte, como cien lanzas en (3a) o treinta mil victorias en (3b), de un
todo, como trescientas lanzas en (3a) y trescientas mil victorias en (3b).
(3) a. En estos tienpos, Pero Niño hera con el rey e la reyna, e fuele encargada
una capitanía de las tres guardas del rey, e diéronle çien lanças dellas,
que cabían a cada parte, de trezientas que heran todas (El
Victorial,1431-1449, apud, CORDE)
b. Son trescientas mil victorias; pues entre diez mil soldados les caben, si
mal no cuento, a cada cien treinta mil (Amar su propia muerte, 1688,
apud CORDE)
En estos ejemplos vemos que caber se empleó en contextos para expresar que el
tema de la predicación entra en el dominio de la meta humana no volitiva ya sea por
suerte o en situaciones de repartición. Seguramente estos contextos de usos favorecieron
94
la interpretación del significado “tocar parte” que desarrolló el verbo caber como
extensión de la acepción “tocar algo a alguien” Sin embargo, la relación que el tema
establece con una totalidad no es obvia en todos los casos. El tema también puede
designar entidades o situaciones totales, como ilustran los ejemplos (4a) y (4b).
(4) a. Algo de esto toca una carta que referiré del apacible missionero que les
cupo a los indios gayes desde que sucedió la muerte del padre Agustín
Hurtado (El Marañón y Amazonas. Historia de los descubrimientos, 1684,
apud CORDE)
b. Fr. Luis como a hermano Corista le cupieron las acciones serviles, embarcar
la ropa, comprar el matalotage, y demás cosas necessarias para el viage
Crónica Agustina, 1657, apud CORDE)
Aunque la idea de repartición no es explícita en estos contextos, hay una vaga
noción de orden o turno, que también aparece en los verbos tocar y corresponder (Melis
y Flores, en prensa). Por ejemplo, el concepto de “orden” es evidente en el enunciado
(4a) pues en él se expresa que el misionero llegó con los indios gayes sólo después del
deceso del padre Agustín Hurtado. Y al igual que en los caos de tocar y corresponder,
la idea de orden relaciona con el significado de caber una noción oculta de norma
(Melis y Flores, en prensa). Este rasgo modal se acerca al juicio contenido en el
significado seudo-impersonal, pues hace referencia a una norma. En este caso, sin
embargo, el verbo no incluye un rasgo de escala cuantitativa de modo que no expresa la
misma evaluación que caber en su acepción seudo-impersonal.
En cuanto al significado de caber “contener, dar cabida” heredado de la versión
estativa de capěre, en el corpus de análisis encontramos ejemplos como los siguientes:
(5) a. bato es nonbre de vnan medida aque solien asi llamar en ebrayco & el
bato cabe tres moyos & dos mil batos son aeste conto vi. mil moyos
(Biblia Escorial, 1300, apud CORDE)
95
b. con toda la ostillamienta de casa que y es escriuta en esta carta, es a
saber, X cubas chicas e grandes bien complidamente, que caben todas
ensenble trescientos mietros de vino(Condiciones para la cesión de la
villa, 1290, apud, CORDE)
En los ejemplos se enseña que, al igual que el verbo latino, caber se comporta en
estos contextos como un verbo de carácter biargumental que presenta un esquema
sintáctico S-V-O. Los componentes básicos de esta predicación son una locación y un
tema situado en el dominio locativo, los cuales se formalizan respectivamente como
sujeto y objeto. Vemos en estos enunciados que la expresión de los argumentos
derivados del significado “contener, dar cabida” son una locación codificada como
sujeto, como el bato en (5a) o las cubas en (5b), que alude al contenedor y un tema
codificado como objeto, como tres moyos en (5a) o el vino en (5b), que nombra el
contenido. Con este significado, el verbo selecciona preferentemente sujetos y objetos
de referente inanimado y concreto4, pero también está posibilitado para tomar sujetos
animados y objetos abstractos, como en (6):
(6) Por cierto, hombre bueno la bondad más devía caber que la maldad, que la
bondad largamente recibe a los hombres & los tiene en mucha anchura
(Libro del cavallero Cifar, 1300-1305, apud CORDE)
En este ejemplo advertimos que la descripción sobre el estado del contenedor en
relación con su contenido no es observable en el plano de la realidad, como sí ocurre en
cuando la predicación se ocupa de entidades inanimadas y concretas, como en los
ejemplos de (5). Por un lado, el sujeto con referente humano no posee las características
de un contenedor prototípico, por ejemplo, cavidad, profundidad, base, y por otro, el
4 De acuerdo con los datos extraídos del corpus, en el periodo medieval los referentes de sujeto denotan, en esta construcción, entidades inanimadas en 98%(41/42) de los casos y de éstas 98% (40/41) son
concretas.
96
objeto al ser una entidad abstracta como la bondad no goza de las propiedades físicas
para poder ser comprendida o encerrada por un contenedor. A partir de estos usos que
hacen referencia a una inclusión o posesión metafórica, caber desarrolló el significado
“aceptar, aprobar” como una extensión de “contener, dar cabida”, acepción que pese a
ser escasa en los datos de nuestro corpus fue usual en el español antiguo, según señalan
Corominas y Pascual (1980, s.v. caber).
Como dijimos, además de los significados “tocar algo a alguien” y “contener”, el
verbo caber es empleado en contextos que significan “estar contenido en” y que ilustran
el significado seudo-impersonal presentado al principio de este apartado. En (7a) y (7b)
mostramos nuevamente este uso:
(7) a. Por ende, mucho mejor es con virtudes fazerse fermoso que non nasçer
fermoso; que en chica casa grand onbre cabe e en chico cuerpo grand
coraçón e virtud abyta (Corbacho, 1438, apud CORDE)
b. fincara la fendedura abierta de guisa que quepan en ella dos dedos o tres e
tomaran vn uaso bueno a tal como escudiella ancha e alcadus grande e
foradenle en el fondon vn forado (Tratado de Agricultura de Ibn Bassal,
1300, apud CORDE)
La noción “estar contenido en”’ que se ilustra en estos ejemplos se registra en el
latín vulgar, como señalamos arriba. Con este significado el verbo latino es empleado en
oraciones como sermo meus non capit in vobis “mi sermón/discurso no cabe en usted”
(Corominas y Pascual, 1980, s.v. caber). Sin duda, este valor está estrechamente
relacionado con el sentido “contener o dar cabida” expresado en la forma transitiva,
puesto que también hace referencia a una relación de inclusión entre una locación, el
contenedor, y un tema, el contenido. Sin embargo, el evento que describe el verbo en su
acepción “estar contenido en” se construye desde la perspectiva del tema, lo cual
97
repercute en la codificación sintáctica de los papeles temáticos. Esto es, el tema, es
decir, la entidad a la que se da cabida, como gran hombre en (7a) o dos dedos o tres en
(7b), aparece formalizado como sujeto y el antiguo sujeto que designaba la locación, se
expone como complemento de carácter oblicuo como en chica casa en (7a) o en ella (la
hendidura) en (7b).
En el corpus el verbo también aparece en contextos parecidos a los presentados en
(7), esto es, asociado con el valor “estar contenido en”, si bien aquí caber hace
referencia a una inclusión de tipo metafórico, de modo que el significado verbal se
desliza hacia la noción de “ser posible algo”, como en (8a), o bien hacia la de
“participan en una situación”, como en (8b):
(8) a. En el qual ovo tantas virtudes que no cabe espresallas, pues que
bastaron a santo fazello. (Árbol de batallas, de Honoré Bouvet, 1440-
1460, apud CORDE)
b. mandó dar el alcaydía a su mayordomo Andrés de Cabrera, por donde
començó a sobir en estado e llegó después a ser gran señor, porque desde
allí adelante cabía en los más secretos consejos del rrey e del maestre
(Crónica de Enrique IV, 1481-1502, apud CORDE)
Estos ejemplos, aunque sugieren otro sentido, son extensiones del significado
“estar contenido en”. Así, cuando el tema alude a una situación espacio-temporal, como
espresallas en (8a), el verbo no indica una relación de inclusión en el plano de la
realidad sino en un dominio abstracto, de modo que expresa “ser posible”. El enunciado
(8b), por su parte, también encierra la noción de “estar contenido” y muestra la misma
estructura sintáctica, es decir, el tema, su mayordomo Andrés de Cabrera, se codifica
como sujeto y la locación, en los más secretos consejos del rrey, como oblicuo. El matiz
que diferencia los usos como éstos de los anteriores es que el tema codificado como
98
sujeto es siempre una entidad animada que se sitúa en un dominio locativo abstracto,
por ejemplo, la traición, la ira, la sentencia o el testimonio, de manera que el verbo
toma el significado “participar en o de una situación” que indicamos arriba. En los datos
del periodo clásico ya no encontramos este tipo de contextos, lo cual sugiere que este
significado, poco usual en los datos del español más antiguo, desapareció o se volvió
muy marginal después de la Edad Media.
Es importante observar que los rasgos de escala cuantitativa y juicio modal
surgen en los contextos donde caber tiene el significado “estar contenido”,
independientemente si la relación de inclusión es física, como en (7) o metafórica, como
en (8). Como mencionamos anteriormente, el cambio semántico de “contener, dar
cabida” a “estar contenido” fue el resultado de un cambio de punto de vista en la
construcción del evento, en el cual la atención del hablante pasó de enfocar la entidad
locativa que contiene a la entidad que designa el contenido. Es posible que el cambio de
perspectiva en la construcción haya sido el efecto de un cambio de enfoque hacia las
propiedades dimensionales o cuantitativas del tema y la locación donde éste se ubica, de
manera tal que junto con este cambio de punto de vista, se agregó al verbo un rasgo
cuantitativo sobre las dimensiones del contenedor y del contenido.
En este sentido, observamos en los datos del corpus que los contextos donde caber
expresa el significado “estar contenido”, hay casi siempre una referencia al tamaño o la
cantidad tanto del contenedor como del contenido, que puede expresarse de diversas
maneras. En los datos del corpus advertimos que se hace mediante adjetivos (9a),
numerales (9b), así como a través de relativos cuantitativos (9c).
(9) a. E fizieron por ende un estrumento de vimbres texidos, tan grand e tan
ancho que el niño pudiesse ý caber bien a anchura. (General Estoria.
Primera parte, 1275, apud CORDE)
99
b. Et la Cueua era(n) tan grande en que podian caber bien mj(n)ll omes /o
mas (Crónica de 1344, 1344, apud CORDE)
c. Vejete calvo, vejete zurdo, vejete con giba, vejete tuerto, vejete cojo,
vejete con tiña, vejete sucio, vejete zambo, vejete potrilla que en mi
juicio es todo cuanto cabe en la vejetería (El más divino remedio y
Aurora de san Ginés, 1682, apud CORDE)
Ahora bien, junto con el rasgo de escala cuantitativa que denotan estos
enunciados, en el verbo se agregó el rasgo de juicio modal, puesto que los argumentos
cuantificados sugieren una evaluación sobre el tamaño justo que pone de manifiesto una
relación adecuada de inclusión entre el tema y locación, específicamente relacionada
con la suficiencia de las dimensiones del contenedor o del contenido para que éste se
ajuste en aquél. El verbo no expresa, entonces, que una entidad está contenida en una
locación, sino que está contenida adecuadamente.
El ejemplo (9a) ilustra de manera representativa la evaluación cuantitativa que
implican todos estos usos de caber con el valor “estar contenido”. En dicho ejemplo es
claro que caber expresa la evaluación que hace el hablante sobre la medida del
contenedor, el instrumento, en relación con el tamaño del contenido, el niño: el hablante
construye su predicación en forma de oración consecutiva empleando cuantificadores
intensivos para valorar las dimensiones del contenedor, tan grande y tan ancho. A partir
de la observación de estas propiedades, enuncia, como resultado, que el contenido entra
en el contenedor de manera adecuada y satisfactoria, para lo cual recurre al adverbio de
modo bien.
Así, aunque “contener” y “estar contenido” expresan un evento de inclusión, es
en la segunda acepción que proyecta el verbo donde se agrega un juicio modal, en el
sentido de que el hablante hace una evaluación de las dimensiones para que el tema-
100
contenido sea incluido adecuadamente en la locación-contenedor. El juicio valorativo
que incluye caber, en consecuencia, no se establece a partir de la comparación de una
entidad o una situación en relación con una norma que se ubica en una escala mental,
como lo hacen los otros cinco verbos seudo-impersonales de existencia, sino sobre la
suficiencia o adecuación de las dimensiones del contenedor y del contenido.
En el corpus de análisis advertimos que en los contextos que demuestran el uso
seudo-impersonal de caber, el predicado incluye con frecuencia un elemento que
comunica la evaluación sobre la adecuación o inadecuación de las dimensiones, tanto
del tema como de la locación, y que comprueba si aquél se ajusta en éste. Esta
valoración se expresa formalmente mediante diversos adverbios como bien que
enseñamos en el enunciado (9a) así como en estos otros ejemplos:
(10) a. Mis casas son pequeñas, e non podrán caber estos vinos e panes, que
tengo de coger; mas he pensado ál: que quiero yo fazer otras casas más
grades para tan grant auer (Rimado de Palacio, 1378-1406, apud
CORDE)
b. En lo alto del frontero qu'está 'n frente dela frente, cámara y camarero,
cera, y plata, y repostero, cupieron folgadamente (Cancionero de obras
de burlas provocantes a risa, 1445-1519, apud CORDE)
c. y en lo interior tenía uno como oratorio muy aseado y curioso; pero tan
estrecho, que apenas cabía un hombre echado (Crónica de la provincia
de San Gregorio Magno en las Islas Filipinas, 1676, apud CORDE)
Como apuntamos en este apartado, el origen de caber es el verbo latino capere
que se empleó con el sentido básico “coger, asir”, del cual se derivó “dar cabida,
contener”. En la expresión de este significado se incluye el rasgo de existencia, pues al
denotar un evento de apropiación, el verbo se ubicaba en el campo de la locación,
101
posesión y existencia. Por su parte, los rasgos de escala cuantitativa y de juicio modal
que permitieron el desarrollo del significado seudo-impersonal se agregaron a la base
verbal cuando el verbo cambió de codificar “contener” a “estar contenido”. Esta
extensión semántica fue el resultado de un cambio de punto de vista en la construcción
del evento, en el cual la atención del hablante pasó de focalizar la entidad locativa
contenedora contiene a la entidad contenida. Junto con este cambio de punto de vista, se
agregaron en el verbo un rasgo cuantitativo y una evaluación sobre las propiedades
cuantitativas o dimensionales del tema o la locación para expresar qué tanto se ajusta
uno al otro.
69
CAPÍTULO V
VERBOS QUE EXPRESAN CARENCIA CON RESPECTO A LA NORMA
5.1 El verbo faltar
En su uso como predicado seudo-impersonal el verbo faltar se emplea para expresar la
existencia nula o insuficiente de una entidad lo cual impide llegar a una norma
cuantitativa que establece el hablante, de manera que el verbo toma los significados “no
existir una cosa” y “haber de una cosa menos de lo que debe haber” (Moliner, 1998 s.v.
faltar), como es posible observar en los ejemplos (1) y (2) respectivamente:
(1) & siracon assi mesmo fizo contar su gente & hallo que faltauan mil &
dozientos caualleros (Gran conquista de Ultramar, S. XIII, apud M. Davies)
(2) porque ya, para los continuos trabajos en que nos veíamos, nos faltaban
fuerzas, con circunstancia de que los bastimentos eran muy pocos
(Infortunios de Alonso Ramírez, 1690, apud CORDE)
El origen de faltar es el verbo latino fallere. Este verbo, en su forma transitiva
significaba básicamente “engañar” y en su forma reflexiva proyectaba el significado
“equivocarse” (Gaffiot, 1934, s.v. fallo). Por extensión, en distintos contextos fallere
tomaba matices asociados con ideas de “frustrar” (por ejemplo, las esperanzas), “violar”
(por ejemplo, un acuerdo) y “traicionar” (por ejemplo, su palabra). Como puede verse,
en estas definiciones subyace la noción de trasgresión de un principio, una ley, un
estatuto, de tal forma que en el verbo estaba incluida una idea de juicio situado en el
campo moral o mental.
70
Según documenta Nebrija (apud Corominas y Pascual, 1980, s.v. faltar), en el paso
del latín al español, el verbo castellano faltar conservó el significado “incumplir”1 -
relacionado con el las acepciones designadas por fallere- y también se empleó para
hacer referencia a “menguar” Para Corominas y Pascual (1980, s.v. faltar) la evolución
semántica de fallere a faltar se dio vía la derivación del sustantivo castellano falta2 que
tenía los sentidos de defecto, trasgresión, error, carencia, ausencia. Este nominal
proviene del latín vulgar *fallita, el cual derivó, según señalan Corominas y Pascual, de
*fallitus, el participio del verbo fallere. En esta hipótesis, sin embargo, no queda claro
cuál es el puente que vincula las nociones “engañar” y “culpar” con “meguar”
Los usos medievales que registramos en el corpus dejan ver que el verbo faltar, en
efecto, se usaba desde el español medieval para expresar los dos sentidos “incumplir” y
“menguar” que registró Nebrija, el primero cercano a las acepciones “frustrar, violar y
traicionar”, denotadas por fallere y el segundo correspondiente al uso seudo-impersonal
del verbo castellano. En los ejemplos (3) y (4) se ilustra respectivamente el uso de faltar
en la codificación de “incumplir” y “menguar”, este último significado expuesto
también en los ejemplos (1) y (2) mostrados arriba.
(3) por que me fuéssedes obligado de servir e aviéndome fecho juramento &
omenaje de me guardar verdad & lealtad, assí como buen vassallo deve
hazer & servir a su señor, & faltástesme en todo (Libro del cavallero Cifar,
1300-1305, apud CORDE)
(4) todos pensaron morir de hambre & que les entrarian la villa por fuerça
porque les faltaron las viandas & no les venia de ningun cabo (Gran
conquista de Ultramar, S. XIII, apud M. Davies)
1 Nebrija se refiere en particular al sustantivo culpa para definir uno de los significados del verbo faltar.
Este sustantivo en realidad provendría de la imputación que se da a una entidad como consecuencia del
incumplimiento a un deber o de la falta en la cual incurrió. 2 Aunque los autores se muestran dudosos sobre el camino de la derivación (pues el verbo faltar también
pudo tener como etimología el verbo *fallitare), para ellos es más plausible el origen denominal del verbo
por razones de fecha y porque en francés existe el sustantivo faute que provienen de la misma raíz que
faltar pero no el verbo.
71
De estos dos significados, el análisis del corpus revela que “incumplir” exhibe una
frecuencia de uso baja desde el periodo medieval y va perdiendo terreno en el español
clásico: en el español antiguo representa el 19% (55/299) de los casos documentados y
en el español clásico disminuye cinco puntos porcentuales, constituyendo el 14%
(21/148) de los casos. El significado “menguar”, en contraste, exhibe prácticamente un
uso generalizado, pues desde el español antiguo aparece en 81% (244/299) de los casos
y en español clásico en 86% (127/148). Estos datos prueban que en la Edad Media
faltar ya se había especializado para denotar el significado seudo-impersonal que aquí
nos interesa. En este periodo, sin embargo, todavía es posible encontrar diferentes usos
del verbo que nos permiten inferir de qué manera faltar desarrolló los rasgos de
significado que necesita para funcionar como verbo seudo-impersonal de existencia.
Como dijimos, la acepción “incumplir” mostrada en (3) se aproxima a las nociones
“frustrar, violar, traicionar” expresadas por fallere. La semejanza se debe a que todas
estas acepciones, la codificada por la forma castellana y las expresadas en la forma
latina, refieren a un evento que encierra un juicio de orden moral relacionado con el
quebranto de un precepto, una ley o un principio. Así pues, la forma castellana conservó
la noción de juicio moral implicado en la forma latina, puesto que con este significado,
faltar se empleó para designar un evento en el cual una entidad comete una falta, es
decir, que incurrir en una infracción o error, o bien contraviene una obligación como
guardar la verdad y lealtad y servir al señor en el ejemplo (3) presentado arriba.
En las construcciones que forma el verbo faltar para denotar este sentido, el
dominio del error, es decir, la obligación, el precepto o el principio, donde se incumple
o comete la falta, puede designar una entidad de orden abstracto o una situación
72
espacio-temporal y se formaliza como una frase prepositiva introducida por las
preposiciones en (6a), de (6b), a (6c) o con (6d):
(5) a. Y mandó a los de la tierra que lo rescibiesen por señor, assí como de nuevo,
ca los de la tierra no lo avían de recebir sin mandado del Emperador, pues
errado le avía y le faltara en la verdad que le deviera guardar (Libro del
cavallero Cifar, 1300-1305, apud CORDE)
b. Porque vos faltastes de la verdad al Rey de Mentón, mi señor, y mentístesle
con servicio que le avíades de fazer &, siendo su vasallo & no vos
despidiendo dél ni vos el faltando, corréisle la tierra. & por ende, moriréis
aquí como aquel que no guarda verdad ni lealtad (Libro del cavallero Cifar,
1300-1305, apud CORDE)
c. Vean si cumplen con el precepto de confesar y comulgar cada año por la
cuaresma; y asimismo los que faltan al precepto de oír misa los dias de
fiesta, y á la doctrina cristiana, puedan corregirles y amonestarles á su
obligacion (Constituciones sinodales de Venezuela hechas por don Diego de
Baños y Sotomayor, 1687, apud CORDE)
d. Como eran muchachos de nueve años hasta doce faltaban con el jornal, por
estar divertidos en travesuras propias de su pueril edad (Historia de
Guatemala o recordación florida, 1690, apud CORDE).
Como se advierte, en estos contextos es claro que el verbo faltar denota el
quebranto de un principio, sea éste una exigencia moral, como la verdad en (6a) y (6b),
un mandato que se debe observar, como oír misa los días de fiesta en (5c) o una tarea
que se debe desempeñar, como el jornal, es decir, el trabajo hecho en un día, en (5d).
En la expresión de este significado, además del dominio del error, es posible agregar
un participante con función sintáctica de dativo, que nombra la entidad que recibe el
73
perjuicio de la acción de agente3. Vemos en el ejemplo (6) que el emperador, expresado
bajo la forma del clítico le, es la entidad que resulta perjudicada por el incumplimiento
de las promesas hechas por sus súbditos.
(6) Ellos quando esto oyeron prometieronle que lo harian de alli adelante de otra
manera: mas no fue assi antes le faltaron: & muchas vezes fue el emperador
por su persona a buscar los a sus tiendas por ver si los podria meter en buena
carrera: mas era embalde (Gran conquista de Ultramar, S. XIII, apud M.
Davies)
Lo que interesa resaltar de todo esto es que el significado “incumplir” es crucial para
entender la conexión semántica entre el verbo latino y el verbo castellano, pues pone de
manifiesto que en el paso del latín al romance, faltar dejó de manifestar el juicio mental
expresado en la raíz latina (cf. engañar y equivocarse), pero conservó la idea de juicio
moral relacionado con una trasgresión. Esto significa, entonces, que desde los inicios de
su uso español, el verbo faltar incluía en su base semántica el rasgo de juicio,
indispensable en la conformación del significado seudo-impersonal, y que, por
consiguiente, tuvo que desarrollar los otros dos rasgos, la existencia y la escala
cuantitativa, para funcionar como predicado seudo-impersonal de existencia.
Hemos dicho hasta aquí que cuando el verbo faltar toma el significado “incumplir”
alude a un evento en el cual una entidad agentiva comete una falta en un dominio, sea
éste una obligación, un precepto, un principio, que hemos llamado dominio del error.
También hemos mencionado que este significado contiene un rasgo de juicio heredado
del latín fallere concerniente a una trasgresión de tipo moral. Como veremos en seguida,
este significado deriva en la idea de incumplimiento por inasistencia o ausencia, en
contextos donde el dominio del error no aparece codificado. Específicamente, en el
enunciado se expresa que la entidad sujeto incumple, no en un dominio específico, sino
3 En la gramática tradicional (Alcina y Blecua, 1975: §7.2.1.3) se le conoce como dativo de interés.
74
porque no está presente donde es requerida. En estos enunciados, el verbo encuentra el
contexto propicio para agregar el rasgo de existencia que no manifestaba en los casos
mostrados arriba, puesto que al sugerir que una entidad no está donde es requerida,
predica, por lo tanto, la ausencia de ésta, esto es, su existencia negativa. Los enunciados
de (7) ejemplifican contextos en los cuales el verbo faltar se utiliza en con acepción
“incumplir” sin el dominio del error expreso:
(7) a. Qvando murio el rey Tranquer dexo dos hijas: & ala reyna faltaron le todos
sus amigos despues que el rey fino cada vno delos ricos hombres del reyno
no miraua sino por si mesmo (Gran conquista de Ultramar, S. XIII, apud M.
Davies)
b. Partido dellos, llegó al Rey, y díxole: - Señor, nuevas os trayo * con que
seréis ledo, que allí viene vuestro vassallo y amigo don Galaor, que vos
nunca faltó en el tiempo del menester, * y el otro es el rey Cildadán. (Amadís
de Gaula, 1482-1492, apud CORDE)
c. Mas encargale (...) que requiera dessa passada al illustre duque luys que se
dexe dela empresa de Napoles: que suya es la querella y que no puede faltar
ala reyna que le ha requerido como dama sin abrigo y tan desanparada que
por lo que deue a caualleria que es defender pubildos y viudas que la
defienda de sus contrarios (Crónica de Aragón, 1499, apud M. Davies)
En estos enunciados es claro que faltar encierra el mismo sentido que
manifiestan los contextos de (3), (5) y (6) presentados arriba porque el verbo comunica
una idea de “incumplimiento”, además de que se combina con una dativo que denota a
una entidad perjudicada por la acción de agente en forma de dativo. Ahora bien, al
observar con detenimiento el ejemplo (7a), advertimos que el incumplimiento de los
amigos de la reina se debe a que estuvieron ausentes cuando ella necesitaba su auxilio
después de la muerte del rey. Los ejemplos (7b) y (7b), en cambio, expresan
75
cumplimiento por presencia, en razón de que el verbo aparece en un contexto negativo.
Así, en (7b), se menciona que don Galaor no transgredió sus deberes con el rey, puesto
que estuvo presente en el tiempo del menester, en tanto que en (7c), se enuncia que el
duque Luys debe acudir donde está la reina para cumplir con las peticiones de ésta.
En la teoría del cambio semántico se sugiere que los nuevos significados surgen
frecuentemente de la influencia de significados existentes (Geeraerts: 1997). Lo que
ocurrió con el verbo faltar, entonces, es que los contextos que no incluyen un
complemento prepositivo que hace referencia al dominio del error, como los
presentados en (7), son favorables para que el hablante cargue el mensaje con
información no explícita, es decir, para que asocie el “incumplimiento” expresado por el
verbo con el valor de ausencia de una entidad en un momento o una situación donde es
requerida. Así pues, la omisión del dominio donde el sujeto incumple o yerra originó
una nueva interpretación del verbo faltar derivada de “incumplir”, en la cual el
“incumplimiento” se relacionó con la noción de ausencia. Como resultado de un
proceso metonímico que, como se apunta en las teorías del cambio semántico, es un
proceso de origen inferencial en el cual el hablante asocia elementos adyacentes en el
contexto (Sweetser 1990; Traugott y Köning 1991; Barcelona 2002; Sirven y Pörings,
2003) faltar empezó a denotar un significado proveniente del sentido “incumplir” pero
concerniente a la ausencia. Cuando se volvió convencional la inferencia de que
“incumplimiento” es equivalente a “no estar”, faltar agregó a su base un nuevo rasgo
que no se encontraba en el sentido original del verbo castellano. Como dijimos, este
rasgo fue el de existencia, específicamente, de existencia negativa.
Ahora bien, una vez que el verbo agregó a su base el rasgo de existencia negativa,
pudo aparecer en contextos que no refieren al incumplimiento de un agente, sino
únicamente a la ausencia de un tema, sea éste una entidad animada o inanimada, ambas
76
carentes de rasgos agentivos. Como se observa en los ejemplos siguientes, el verbo
faltar denota la existencia negativa o la ausencia absoluta del tema, pues expresa que el
referente de éste no figura en un espacio y por lo tanto está completamente omitido de
las escenas que describen los enunciados, como Santo Tomás en (8a) y el braço en (8b).
(8) a. Mas en esta aparicion faltava Santo tomas y dudo por creer mas con fe de
mas perfección (Cancionero, S. XV, apud M. Davies)
b. dixole persio porque no pague tu vida porla falsedad de tu lengua deues te
desdezir. el qual respondio haz lo que as de hazer que avn que me falta el
braço para defender no me fallece coraçon para morir (Cárcel de amor,
1492 apud M. Davies)
Como también se muestra en los enunciados (8a) y (8b), el verbo faltar no se limita
a predicar la no existencia de una entidad –como ocurre, por ejemplo, en oraciones
construidas con los verbos no haber o no estar- sino que implica la ausencia de un tema
donde se supone debe estar. Por consiguiente, los contextos como (8a) y (8b) predican
la ausencia de una entidad a partir de la conceptualización de un todo visualizado como
una norma a la cual se debe llegar. Así, en el enunciado (8a), el todo que el hablante
evoca son los doce apóstoles que acompañaban a Jesucristo, de manera tal que cuando
enuncia que en esta aparicion faltava Santo tomas, expresa que la entidad codificada
como sujeto, Santo Tomás, está ausente donde debería estar, y por lo tanto, que la
ausencia provoca que no se llegue a la norma preestablecida, es decir, a los doce
apóstoles. Lo mismo sucede en el ejemplo (8b), en el cual el hablante toma como punto
de referencia el cuerpo humano en su integridad y al manifestar que avn que me falta el
braço para defender no me fallece coraçon para morir, no sólo señala la no existencia
del brazo sino su ausencia en el lugar que le corresponde.
77
En los enunciados (9a) y (9b) se ofrecen otros contextos que ilustran este
significado: en (9a) la ausencia del pauilo se establece en virtud de una entidad
concebida en su totalidad, una vela, y en (9a) la ausencia de los niños se predica en
función de la evocación que el hablante hace del conjunto de niños que nadaban.
(9) a. Loores y gracias te do yo señor que enciendes candela do falta el pauilo
(Sumario de la medicina, S. XV, apud M. Davies)
b. ca pensaron que aquella bestia comja los njños que faltavan quando ende
nadavan (Esopete ystoriado, S XV, apud M. Davies)
Por lo tanto, es a partir de la idea de existencia negativa manifestada en
contextos como los de (8) y (9) que el verbo toma el sentido de inferioridad sobre una
escala cuantitativa, construida en estos enunciados como un todo o un conjunto a partir
del cual se enuncia la ausencia de una parte o de un miembro. Estos contextos, entonces,
posibilitan que el verbo añada a su base el rasgo de escala cuantitativa.
La escala cuantitativa es clara cuando se expresa en contextos, que aparecen con
frecuencia en el corpus, en los cuales la entidad tema se codifica mediante
cuantificadores tales como poco, mucho, nada o a través de frases nominales que
denotan cantidades, como enseñan los ejemplos de (10):
(10) a. Era tan corredor que ningun caullo no se le yua por pies ni otro lo podía
alcancar: & sin todo aquesto era tan hermoso que muy poco le faltaua
para que la meytad del cuerpo en largo no fuesse tan blanco como la nieue:
& la otra meytad negra (Gran conquista de Ultramar, XIII, apud M.
Davies)
b. Mucho faltó en sola aquella vida; pero desde que goza, como se espera, de
Dios, parece atenderá mejor a fomentar aquel campo (El Marañón y
Amazonas. Historia de los descubrimientos, 1684, apud CORDE)
78
c. Y de estos dos navíos que faltan para ser seis, es menester sean de çiento e
veinte toneles cada uno (Textos y documentos completos de Cristóbal
Colón, S. XV, apud M. Davies)
Con el rasgo de escala cuantitativa integrado a su base semántica, faltar puede
aparecer en contextos que no denotan la ausencia de una tema en relación con un todo o
un conjunto, sino en relación con una norma subjetiva, es decir, con lo que el hablante
considera una cantidad necesaria o justa. De esta forma, el verbo no expresa que el
referente del tema no está donde debería estar sino que alude a la ausencia relativa de
éste, en otras palabras, indica que está presente, pero en cantidad inferior de la que debe
haber. En los ejemplos de (11) se ilustra el uso de faltar para denotar una ausencia
relativa:
(11) a. pasaron cosas mucho de notar en especial para mi que sabia lo que entre
ellos estaua al vno le sobraua turbacion al otro le faltaua color ni el sabie
que dezir ni ella que responder que tanta fuerça tienen las pasiones
enamoradas que sienpre traen el seso y discreción (Cárcel de amor, 1492,
apud M. Davies)
b. si yo tuuiera el clarín de la fama bocinglera, entonces hiciera juycio de tus
glorias mi trompeta, pero, pues me falta aliento para decir tus proesas
(Vejamen al doctor Antonio Coronel, 1685, apud CORDE)
En estos casos, la cuantificación se combina con el juicio que estaba incluido desde
el origen del verbo, puesto que, como señalamos, el verbo expresa la insuficiencia de
una entidad con respecto a una norma completamente subjetiva. Así, cuando el hablante
enuncia en el ejemplo (11a) que al otro le faltaua color expresa una evaluación
cuantitativa con respecto a una norma que él mismo establece y que no aparece
explícitamente en su enunciación, como podría ser el color de piel que tiene una persona
79
saludable, lozana y sin turbaciones. Empleando el verbo faltar, el hablante no sólo
expresa la ausencia de color en el rostro de la mujer sino su insuficiencia (por eso
denota una ausencia relativa) según la norma que él visualiza mentalmente. Esta misma
evaluación se pronuncia en el ejemplo (11b), pues cuando el hablante menciona me falta
aliento no pretende decir que carece completamente de éste, sino que no tiene la
cantidad que él considera necesaria o suficiente para decir tus proesas.
Además de los enunciados que proyectan los significados seudo-impersonales “‘no
existir una cosa”, como en (8) y (9) y “haber de una cosa menos de lo que debe haber”
como en (11), en el corpus del español clásico encontramos algunos contextos en los
cuales el verbo se emplea para significar “estar algo pendiente de que se haga”, cuando
se usa la expresión faltar + infinitivo, como ilustra el enunciado (12)
(12) zeloso desatino el sueño me ha de impedir. An. A las doze es el partir
forçoso. Lu. Y tu no reposas? An. No, Lucrecia, que mil cosas me faltan por
preuenir. (Las paredes oyen, 1610, apud M. DAVIES)
Con este significado, faltar toma como sujeto una frase nominal que expresa la
entidad “en espera” (en este caso mil cosas) y antes del infinitivo agrega la preposición
por que proyecta la idea de un evento futuro. Puede admitir, asimismo, al infinitivo
como sujeto y a la entidad “en espera” como objeto directo del infinitivo, como vemos
en (13).
(13) Aora sólo nos falta, para cerrar este artículo, responder a una proposición del
Padre Camargo, a mi parecer no bien fundada en la historia (Theatro de los
theatros de los passados y presentes siglos, 1689-1690, apud CORDE)
Al igual que el valor denotado en las oraciones (8), (9), (10) y (11) presentadas
arriba, estas dos construcciones expresan un significado seudo-impersonal, pero se
diferencian de aquéllas en que la norma con la cual se evalúa la “insuficiencia” está en
80
función de la conclusión de un evento visualizado en futuro. Por ejemplo, en (13), el
evento futuro consiste en la conclusión del artículo con respecto al cual el sujeto de la
enunciación expresa que aún falta que responda a una proposición del Padre Camargo.
Todo lo anterior enseña que el verbo faltar pasó de un significado que describe una
situación externa y objetiva, esto es, el incumplimiento de una entidad donde es
requerida, a uno que refleja aspectos evaluativos del hablante, es decir, a un significado
en el cual el hablante predica la ausencia absoluta o relativa de un tema que impide
llegar a una norma de suficiencia establecida por él. Como señalamos al principio de
este apartado, desde el español antiguo faltar ya se había especializado para expresar
este significado subjetivo, que al igual que el resto de los verbos seudo-impersonales
estativos de existencia, incluye tres rasgos: la existencia, la escala cuantitativa y el
juicio modal. De estos tres rasgos, el juicio estaba integrado desde la raíz latina, el rasgo
de existencia se agregó cuando en el significado “incumplir” se añadió la idea de
“incumplimiento por ausencia o inasistencia”, en contextos donde no se expresaba el
dominio del error. Por último, el rasgo de escala cuantitativa se desarrolló a partir de la
idea de existencia negativa, ya que fue ésta la que le permitió al verbo pasar a significar
la inferioridad sobre una escala cuantitativa proyectada a partir de un todo existente o
una norma construida subjetivamente.
5.2 El verbo quedar
Como todos los verbos seudo-impersonales de existencia, el verbo quedar se emplea
para predicar la existencia de una entidad o una situación y para expresar una
evaluación en términos cuantitativos. Pero a diferencia de los otros miembros de la
subclase, quedar tiene un significado neutro, esto es, en el significado de este verbo no
81
está incorporada una idea de adecuación entre el tema y el dominio como en los verbos
bastar y alcanzar, ni una noción de existencia negativa como en faltar, ni una idea de
superioridad o exceso como en el verbo sobrar. Esta peculiaridad se debe a que el
sentido que heredó el verbo del latín desgina la existencia de una entidad en un dominio
locativo, sin especificación alguna sobre la posición de esta entidad en el dominio. Por
esta razón, el verbo puede denotar la permanencia de una porción con respecto a la
dimensión entera, aproximándose de este modo a sobrar en su acepción ‘restar’4, o bien
expresar que no se llega a una norma de suficiencia cuando el contexto señala que resta
o está pendiente lo que el tema denota. Como ilustra los ejemplos (1a) y (1b), este
último sentido manifiesta el valor seudo-impersonal de quedar asemejándose a la
noción que denota faltar en su acepción seudo-impersonal.
(1) a. tamar no queriendo jamas casar en vna pobre casylla se aparto onde biujo
commo enparedada todos los dias que le quedauan de vida syn jamas otro
varon conosçer. a marian profetisa hermana de moyssen (Tratado en
defensa de virtuossas mujeres, 1445, apud CORDE)
b. que se iban catequizando, siempre bolvía los ojos a la mucha mies que
quedaba por recoger y a las naciones restantes para su conquista (El
Marañón y Amazonas. Historia de los descubrimientos, 1684, apud
CORDE)
Los ejemplos muestran que en su acepción seudo-impersonal quedar expresa la
evaluación que el hablante hace de una entidad o una situación tomando como punto de
referencia la conclusión de un acontecimiento visualizado en el futuro, de tal forma que
el verbo toma el significado “estar algo pendiente de que se haga”, como denota faltar
en algunos contextos. Así, (1a) y (1b) predican la existencia de un tema codificado
como sujeto que nombra la entidad en espera antes de la conclusión de un suceso futuro
4 Recordemos que el significado seudo-impersonal de sobrar es únicamente ‘haber más de lo que se
necesita’
82
expresado en el infinitivo: el ejemplo (1a) comunica todos los días que “faltan” de vida;
mientras que en la construcción quedar + infinitivo de (2b) el tema designa la cantidad
de mies, la preposición por proyecta la idea de acontecimiento futuro y el infinitivo
señala la actividad inacabada, es decir, recoger. Es en este sentido que el verbo expresa
un significado seudo-impersonal pues predica la existencia insuficiente de una entidad o
una situación que impide llegar a una norma construida como la conclusión de un
suceso futuro.
El origen de quedar es el latín tardío quietare, que a su vez derivó del adjetivo
quiētus “quieto, apacible, tranquilo”, participio pasado de quiescĕre “descansar”
(Corominas y Pascual, 1980, s.v quedo). Quietare era en latín un verbo transitivo pleno
que se empleaba para describir un evento en el cual una entidad codificada como sujeto
“aquieta apacigua, o hace callar” (Gaffiot, 1934, s.v. quiescĕre) a otra entidad expresada
como objeto. Así pues, el evento expresado por quiescĕre estaba relacionado con el
campo mental emocional o afectivo, de modo que este verbo latino no contenía en su
base semántica ninguno de los tres rasgos presentes en el significado seudo-impersonal,
a diferencia de las raíces de los otros verbos de esta subclase que incluían uno u otro.
Como veremos más adelante, esto implica que en sus diferentes usos quedar tuvo que
desarrollar los rasgos de existencia, escala cuantitativa y juicio modal que posibilitaron
el empleo del verbo para expresar un significado seudo-impersonal.
Ahora bien, en contraste con el solo significado que denotaba el latín quietare,
desde el español antiguo quedar exhibe usos en los cuales manifiesta las nociones
“tranquilizar”, “cesar”, “permanecer”, “restar parte” y el significado seudo-impersonal
83
que mostramos en los ejemplos de (1)5. El significado ‘apaciguar, tranquilizar’ heredado
del latín quietare se conservó en algunas lenguas romances como el italiano chitare o el
portugués quedar y, como revela el corpus de análisis, en el español antiguo todavía es
posible encontrar, aunque de manera marginal, contextos en los cuales el verbo quedar
expresa un sentido muy próximo a esta noción. Como ilustra el ejemplo (2), el verbo se
emplea para indicar una acción en la cual la entidad sujeto apacigua o calma las
alteraciones de ánimo de la entidad objeto.
(2) E quando se vido cargado d'ellas, dixo a la muger: - ¡Confóndate Dios que
esto por el tu consejo se fizo! E dixo ella: - ¿Aún non te quedan dos
oraçiones? (Sendebar, 1253, apud CORDE)
Los datos del corpus del español medieval también demuestran que en el paso del
latín al español el verbo generalizó el significado emocional. Esta generalización, un
proceso común en el cambio semántico (Geeraerts, 1997), significó que el verbo
castellano no sólo fuera empleado para indicar el paro de una alteración anímica como
en latín, sino la interrupción de una acción en general. Los ejemplos siguientes exponen
el uso de quedar para expresar “cesar, parar”:
(3) a. El esfuerço en palabra puede omne con él quedar la saña e amatar el
fuego de la ira, e puede llegar con él ant'el rey, e ante señores e ante omes
buenos (Libro de los cien capítulos, 1285, apud CORDE)
b. & diz que auien en Egypto en custumbre de cerrar los tiemplos. & quedar
los lauores. & los otros mesteres en las muertes de los reys fasta que
ouiessen Rey de cabo (General Estoria. Cuarta parte, 1280, apud
CORDE)
5 En español actual el verbo es una forma altamente polisémica pues expresa sentidos diversos como
‘detenerse, cesar’, ‘estar situado’,‘subsistir, restar parte de algo’, ‘permanecer en su estado o pasar a otro’.
‘pasar a tener posesión de algo’, ‘convenir, acordar’, ‘estar pendiente’ (DRAE s.v. quedar).
84
(4) a. E dixo-les Alixandre: 'Aquel que echare su arma en tierra sea seguro.' E
echaron luego sus armas en tierra e quedó la lid (Bocados de oro, 1250,
apud CORDE)
b. Fueron de Dios oídos de lo que demandavan, soltáronse los braços que
contrechos estavan, quedaron los dolores que mucho lo quexavan, los que
li seyén cerca muy afirmes ploravan (Vida de Santo Domingo de Silos,
1236, apud CORDE)
Como se advierte en estos ejemplos, el verbo generalizó su significado al dejar
de designar exclusivamente un evento situado en el campo mental y tomó el sentido
más extenso de reposo, al manifestar el paso de un movimiento o una acción a la
inmovilidad o inacción. Ejemplos tales como los de (3), que en nuestro corpus sólo se
presentan en los datos del español medieval, comunican un evento causativo expresado
en una estructura sintáctica de dos participantes, un causante y un tema. El causante es
la entidad humana o inanimada, por ejemplo omne en (3a), que interrumpe la acción y el
tema, la saña en (3a), es la entidad en movimiento que se detiene. Ambos componentes
reciben en el nivel sintáctico las funciones respectivas de sujeto y objeto. Por su parte,
los ejemplos (4a) y (4b) demuestran que el verbo también se empleó en construcciones
intransitivas, donde la entidad causante no se manifiesta explícitamente y, por lo tanto,
el tema de la predicación, la lid en (4a) y los dolores en (4b), pasa a sujeto6.
El corpus de análisis manifiesta que en la expresión del significado “cesar, parar” en
su uso intransitivo, quedar atrae con frecuencia un complemento introducido por la
preposición de más un sustantivo (5a) o más un infinitivo (5b), complemento que
codifica el dominio en el cual el referente del tema deja de actuar, es decir, la acción
6 De acuerdo con Corominas y Pascual (1980, s.v. quedo), fue a partir del sentido transitivo de quedar que
se desarrolló la forma pronominal quedarse para expresar ‘cesar, desistir, dejar’, así como ‘mantenerse
quieto’ que dio lugar, por su parte, a quedar intransitivo.
85
donde el tema se detiene. Al igual que los predicados transitivos, este tipo de oraciones
sólo están presentes en los datos del español medieval de nuestro corpus.
(5) a. Acabados los cielos e la tierra e todas las aposturas d'ellos cumplió Dios en
el seteno día toda la su obra que fiziera. E en esse seteno día quedó otrossí
de toda la obra que acabara. (General Estoria. Primera parte, 1275,
apud CORDE)
b. Sennor ihesu xpristo fiio de dios. sepas que no quedare de orar & de
ayunar; fasta que me tu fagas entender la uision que me mostreste por sant
Siluestre (Estoria de Espanna que fizo el muy noble rey don Alfonsso, fijo
del rey don Fernando et de la reyna apud CORDE)
Como hemos dicho, el paso de la alteración anímica a la estabilidad o tranquilidad
que codificaba el verbo quietare, en español se generalizó a la transición de movimiento
o acción al reposo o inacción. A partir de esta noción de reposo o inacción que
presentamos en los ejemplos (4) y (5), se desprende en el verbo quedar otro significado
relacionado con la permanencia en una locación, pues si el verbo predica la inmovilidad
de una entidad, también puede comunicar la existencia continua de ésta en un dominio
locativo. Véase los ejemplos (6) que ilustran el uso de quedar con el sentido
“permanecer”:
(6) a. E sson ssabroso; que alegra los tristes e esffuerça los desmayados e
espierta los durmientes que yazen durmiendo en peccado, e adurmeçe por
ssuenno sabroso los que uelan mucho en vanidades. Punto es llamado con
grant derecho; ca en él quedan todas las cosas de guisa que non han
después mouimiento (Setenario, 1251-1270, apud CORDE)
b. Amigas, yo no quiero ser de ninguno conoscido, y hasta que venga el
cavallero a la batalla quedaré aquí en algún lugar encubierto; embiad
conmigo un donzel destos que sepa de mí y me llame cuando tiempo será
(Amadís de Gaula, libros I y II, 1482- 1492, apud CORDE)
86
Estas oraciones muestran que el significado “permanecer” lleva consigo la idea
de existencia continua de un tema en un dominio. Por ejemplo, en el enunciado (6a), se
sugiere la persistencia del tema, todas las cosas, en el estado de la inmovilidad en la
locación, Dios, y por lo tanto su continuación en dicha locación, no han después
movimiento. El enunciado (6b), por su parte, expone que el tema, yo, continuará en un
estado de inacción en un dominio locativo hasta que ocurra el acontecimiento que lo
mantiene en espera, hasta que venga el cavallero a la batalla. En consecuencia, en
contextos que expresan esta idea de permanencia, el verbo quedar adquirió un
significado existencial que le permitió agregar a su base semántica el rasgo de
existencia, necesario en la conformación del significado seudo-impersonal.
La acepción “permanecer” codificada por quedar representa el mayor número de
ocurrencias documentadas para los dos periodos de análisis. Con este significado el
verbo proyecta un esquema sintáctico STEMA-V-(OBLLOC) en el cual el tema de la
predicación puede referir a entidades animadas e inanimadas, caso este último en el cual
verbo toma el sentido “estar situado”7. Por su parte, el dominio locativo donde
permanece el tema, si se hace explícito, aparece en forma de adverbio o de frase
preposicional con las preposiciones en o con y puede indicar tanto una locación física
como una metafórica, como dejan ver los ejemplos de (7):
(7) a. Por Dios, yo no quedaré aquí -dixo el enano-, que he gran miedo, que me
conosce Arcaláus y sabe que yo puno de le fazer matar. (Amadís de
Gaula, libros I y II, 1482- 1492, apud, CORDE)
7 Por ejemplo una oración como la casa queda en la colina cuyo sujeto es una entidad inanimada, puede
ser parafraseada por la casa está situada en la colina sin grandes variaciones en el significado. En
cambio, una oración con sujeto animado como yo me quedo en mi casa, no es tan fácilmente sustituible
por yo me sitúo en mi casa.
87
b. es el de pensar que este gran pueblo de Goathemala fuese allí, en el mismo
sitio donde quedó la ciudad vieja, que hoy está habitada de indios
Tlaxcaltecos, Mexicanos y Cholulecos (Historia de Guatemala o
recordación florida, 1690, apud CORDE)
c. y encontrando con ellas en medio de la casa, las dije, que se quedasen con
Dios, que ya se habia llegado el plazo de mi partida (El cautiverio feliz,
1663, apud CORDE)
Esta noción de “permanencia”, a su vez, dio lugar al empleo del verbo como un
auxiliar en una perífrasis verbal con participio. La función de quedar en esta perífrasis
es proporcionar un matiz semántico de duración derivado del valor de continuidad
implícito en el significado léxico de “permanecer” y el predicativo8. Véase (8):
(8) Dende a XX días pelearon açerca de Sant Miguel de Linares reziamente e
fueron vençidos los de Traslaviña; e quedaron allí muertos en poder d'ellos
(Istoria de las bienandanzas e fortunas, 1471-1476, apud CORDE)
Hemos mencionado hasta aquí que el verbo quedar desarrolló el rasgo de existencia
en los contextos que hacen alusión a la permanencia de un tema en una locación o un
estado de inmovilidad o inacción. Relacionado con esta misma noción, encontramos en
el corpus que quedar también se emplea para comunicar la permanencia de una parte o
porción con respecto a un todo, de forma tal que proyecta el significado “subsistir, restar
parte de algo”. Y tal como vimos en el apartado dedicado al verbo sobrar, estos
8 No resulta extraño el desarrollo del valor aspectual de este verbo si se toma en cuenta que
tipológicamente las proposiciones locativas del tipo ‘X está en Y’, que también podría verse en la
construcción con el verbo quedar ‘X queda en Y,’ dan lugar a diferentes estructuras gramaticales, por
ejemplo para expresar aspecto o modo (Heine, Urlike y Hünnenmeyer, 1991: 153). Este valor durativo
que tomó quedar en función de auxiliar no sólo se muestra en perífrasis de participio, sino también en
enunciados en los cuales quedar se combina con un complemento prepositivo como en “et está siempre
fanbriento con miedo que le fallesçerá la tierra et que quedará sin vito” (Calila e Dimna, 1251, apud CORDE), un adjetivo, como en “la Emperatriz con sus dueñas y donzellas quedaron tristes & muy desconsoladas” (Libro del cavallero Cifar, 1300-1305, apud CORDE) o un adverbio, como “en Alfonso murio el infante don Ferrnando su fijo primero heredero, e asy quedaron los dichos sus fijos e el infante don Sancho su tio” (Cortes de Segovia, 1386, apud CORDE).
88
contextos facilitaron que el verbo agregara el rasgo de escala cuantitativa que le
permitió funcionar como predicado seudo-impersonal. Algunos ejemplos del corpus que
enseñan la codificación del significado “restar parte” aparecen en seguida:
(9) a. Dizen que este rey moro tenía muy gran tesoro & hizo guarda dél a un su
criado en quien él se fiava. & mandó que tomasse una dobla cada día para
su despensa e, porque no le cumplía, tomava él dos doblas cada día & lo
que quedava de más de su despensa guardávalo (Libro del cavallero
Cifar, 1300-1305, apud CORDE)
b. Cierto, fijo -dixo el padre-, siquiera mejor es el enemigo muerto que bivo
& mejor es cocho y asado que crudo y la mejor vengança que hombre
puede aver dél es ésta: comerlo todo, de guisa que no dél resto ninguno, ca
si algo queda del enemigo, allí queda la mala voluntad. (Libro del
cavallero Cifar, 1300-1305, apud CORDE)
c. e firiéronse los unos a los otros, de manera que quedaron muy pocos de
los unos e de los otros que no fuesen muertos o feridos (Crónica de los
Reyes Católicos, 1480-1484, apud CORDE)
En la expresión del sentido “restar parte”, el verbo quedar incluye en su significado
las nociones de existencia y escala cuantitativa, pues, por un lado, presenta el estado de
una entidad, y por otro, comunica la permanencia de una cantidad o porción de la
entidad en relación con la dimensión entera. En este sentido, la escala cuantitativa que
desarrolla el verbo está en función de la correspondencia parte-todo donde el tema es la
parte o porción que permanece, como lo que en (9a), algo en (9b) o muy poco en (9c) y
el todo, codificado como frase prepositiva -de su despensa en (9a), del enemigo en (9b)
o de los uno y de los otros en (9c)- es la dimensión total a partir de la cual se expresa la
89
subsistencia de una porción9. No obstante, puede ser que en el enunciado no aparezca la
frase prepositiva que exterioriza la dimensión total como muestra el ejemplo (10):
(10) Dizen de dos burgeses e un rrustico que yvan a Meca en rromeria e fueron
compañeros en el comer fasta que llegaron açerca de Meca. E estonçes
fallescioles la vianda e la provision que llevavan que non les quedo cosa
salvo un poco de farina de que podrian fazer un pan. (Libro de los exemplos
por A. B. C., 1400-1421, apud, CORDE)
En casos como éste, sin embargo, es evidente que existe una entidad que representa
la dimensión total a partir de la cual se predica que permanece una porción. Pero a
diferencia de los contextos en los cuales sí se expresa la frase prepositiva como los de
(9), en este caso el punto de referencia que toma el hablante es una cantidad o
dimensión que él tiene en mente: la totalidad de provisiones llevadas para la
peregrinación.
Ninguno de estos contextos, aunque incluyen los rasgos de existencia y escala
cuantitativa, exteriorizan un juicio modal, puesto que la comparación que emite el
hablante acerca del estado que muestra el referente del tema se hace sobre una base
objetiva. Por el contrario, en enunciados como el de (11), en los cuales el verbo aparece
en construcciones que incluyen un verbo en infinitivo introducido por una preposición
generalmente por o de, el todo no corresponde a una dimensión objetiva que sirve para
predicar la subsistencia de una parte o porción, sino que representa un suceso futuro que
se toma como referencia para comparar la entidad o la situación presente en el momento
de la enunciación. Es en estos contextos donde se integra en el verbo una idea de juicio.
(11) a. Plugome mucho que la bulla para Barchinona sia atorgada, ordenada y
scrita; y pues no quedaua por fazer, sino obtener el mandamiento de
nuestro muy Sancto Padre (Fernando al doctor de Medina tratando de
9 Nótese además que en el enunciado (9a) se agrega la expresión de más para referir a una cantidad de
más de un todo.
90
diversos asuntos [Documentos sobre relaciones internacional, 1487, apud
CORDE)
En ejemplos como éste, el verbo toma un significado semejante a “restar parte”
que exhiben las oraciones (9) y (10), pero se diferencian de aquellos contextos porque el
tema, la acción expresada por él, permanece en el presente de la enunciación como
pendiente para el futuro. Así pues, el evento futuro es el punto de referencia que el
hablante toma en consideración para hacer una evaluación sobre el estado actual de las
cosas. De este modo, al indicar que algo está pendiente evalúa que no se ha llegado a la
norma establecida por él (la culminación del acontecimiento futuro), denotando así un
significado afín a faltar. Por ejemplo, en (11), el tema, obtener el mandamiento de
nuestro muy Sancto Padre, es la situación que falta para completar el suceso futuro, esto
es, que la bulla […] sia atorgada, ordenada y scrita.
Hemos señalado en este apartado que el origen de quedar, el latín quietare,
significaba “hacer callar, aquietar”, de tal forma que la acción se situaba en el campo
mental. En el paso del latín al español, el verbo se generalizó para expresar no solo la
acción de sosegar o apaciguar el estado de ánimo de una entidad, sino la interrupción
del movimiento o la acción. Del significado que denota inmovilidad también fue posible
el desarrollo de otro sentido relacionado con la permanencia de una entidad, pues si una
entidad se mantiene inmóvil entonces se deduce que permanece en un espacio físico o
en un estado. En este significado expresado por el verbo se agregó el rasgo de
existencia. El rasgo de escala cuantitativa se desarrolló en contextos en los cuales el
verbo expresa la permanencia de una porción con respecto a una dimensión entera,
mientras que el juicio se añadió en contextos en los cuales el hablante hace una
evaluación de una entidad o una situación tomando como punto de referencia un
91
acontecimiento futuro construido como un todo, indicando de esta forma que algo está
pendiente para que el suceso llegue a su conclusión.
92
CAPÍTULO VI
EL ARGUMENTO TEMA
Como hemos visto en los capítulos anteriores, los verbos seudo-impersonales denotan
significados altamente especializados. En el caso de los verbos estativos de existencia,
la especialización semántica consiste en que no solamente están involucrados en la
presentación de entidades o situaciones sino que también incluyen un juicio modal de
tipo cuantitativo. Además de las particularidades semánticas que manifiestan todos los
verbos seudo-impersonales, en el plano sintáctico muestran un comportamiento
peculiar, el cual radica, por un lado, en la atipicidad de los temas de predicación que
seleccionan en cuanto a sus propiedades referenciales y semánticas, y por otro, en la
rección de un dativo que, con frecuencia, se ubica en posición inicial de la oración. El
punto central que desarrollaremos en las siguientes páginas tiene que ver, entonces, con
la caracterización del argumento tema en los verbos seudo-impersonales estativos de
existencia que parte del análisis detallado de nuestro corpus diacrónico.
Pues bien, contrariamente al comportamiento que exhiben los verbos
biactanciales canónicos, los cuales con regularidad denotan acciones cuyo sujeto es una
entidad agentiva que actúa sobre otra entidad con papel temático de paciente, los verbos
seudo-impersonales forman predicados biactanciales atípicos que, como todos los
verbos estativos, denotan estados o eventos no agentivos. La atipicidad de los seudo-
impersonales se refleja, principalmente, en el hecho de que toman, en la mayoría de los
casos, sujetos de referente inanimado, que corresponden al participante del cual se
predica su estado o existencia y que recibe el papel semántico de tema. Es precisamente
por las características semánticas y referenciales de los sujetos sintácticos que
93
seleccionan estos verbos que han sido incluidos en el grupo de los verbos inacusativos
del español (Mendikoetxea 1999: 25.2.3.2 y 25.3.1)1
Como reconocen Melis y Flores (en prensa), los verbos seudo-impersonales,
además de seleccionar con frecuencia sujetos inanimados codificados en forma de frase
nominal, aceptan con facilidad sujetos oracionales que denotan situaciones, eventos o
procesos. Como hemos señalado (véase supra capítulo 1), esta posibilidad que ofrecen
algunos verbos del español ha llamado la atención de los gramáticos de nuestra lengua
desde Nebrija (1942: 220) quien consideró que los verbos que se construyen con otros
verbos en infinitivo forman predicados impersonales. Así pues, aunque en español no
resulta extraño que ciertos verbos admitan una oración en función de sujeto, en las
lenguas del mundo la facultad de tomar un sujeto en formato oracional representa una
rareza (Foley y Van Valin 1984; Givón, 1984).
El corpus diacrónico del cual parte este análisis manifiesta que, efectivamente, los
verbos seudo-impersonales de existencia que aquí nos ocupan seleccionan en menor
medida sujetos humanos animados que sujetos de referencia inanimada. El ejemplo (1)
que se presenta a continuación, además, enseña que cuando el sujeto nombra una
entidad humana, ésta no tiene propiedades agentivas, tales como control o volición, sino
que designa un tema del cual se predica un juicio cuantitativo de suficiencia o
adecuación:
(1) Ejemplo con sujeto animado Ya no nos falta sino un cavallero para el
complimiento de los ciento. Don Grumedán dixo: Antes entiendo, señor que
vos sobran (caballeros), que Beltenebros bien vale por cinco (Amadís de
Gaula, 1482-1492, apud CORDE)
1 Para Mendikoetxea, los inacusativos del español se dividen en verbos de existencia, aparición y
desaparición, ejemplificados con las formas existir, vivir, permanecer, sobrar, constar, residir,
predominar, durar, persistir, seguir, faltar, escasear, aparecer, ocurrir, pasar, suceder, acaecer.
94
En los datos advertimos que, de todos los casos documentados tanto en el español
medieval como en el español clásico, el verbo que expone más usos con sujetos de
referencia animada es caber, el cual alcanza 40 puntos porcentuales (73/181) en el
periodo medieval. Aunque este verbo muestra una tendencia más o menos equilibrada
en la selección de sujetos animados e inanimados en los datos de la Edad Media, los
sujetos animados en los otros verbos no rebasan en 25% de aparición. A continuación se
presenta un cuadro que ilustra la frecuencia con la cual los seis verbos que nos interesan
toman sujetos de carácter animado y que demuestra los bajos índices de selección de
este tipo de sujeto.
Tabla 1. Distribución del sujeto de referencia animada en el español medieval (EM) y en el clásico (EC)
Bastar Faltar Caber
EM EC EM EC EM EC
10% 25% 10% 17% 40% 21%
(26/263) (35/142) (24/243) (22/127) (73/181) (24/112)
Sobrar Quedar Alcanzar
EM EC EM EC EM EC
8% 5% 18 0% 0% 0%
(5/59) (6/118) (4/22) (0/5) (0/0) (0/5)
Como mencionamos, los verbos estativos de existencia se emplean en la
presentación de estados y entidades pues pertenecen a la clase de los verbos
existenciales. En este sentido, lo que domina en los datos del corpus, en términos
cuantitativos, es la presencia de sujetos en forma de frase nominal con referente
inanimado; es decir, el argumento-tema del que se predica el juicio de suficiencia es
normalmente una entidad que carece de rasgos agentivos. Así, en los contextos
95
extraídos del corpus observamos que el referente del sujeto puede ser una entidad
inanimada concreta, una entidad abstracta e incluso un acontecimiento codificado como
nominal, tal como ilustran los ejemplos (2a), (2b) y (2c), respectivamente:
(2) a. Enfadadio a comer a cinco mil hombres quanto quisieron de cinco panes
de ceuada: & de dos peces assados & sobraron siete cestos grandes
(Gran conquista de Ultramar, XIII, apud M. Davies)
b. Amadís vio a su señora a la lumbre de las candelas, paresciéndole tanto
de bien, que no ay persona que creyesse que tal fermosura en ninguna
muger del mundo podría caber (Amadís de Gaula, libros I y II, 1482-
1492, apud CORDE)
c. Y diciendo esto, se acercó de un salto a la cama, y sacando la daga, le dió
tres o cuatro puñaladas, o las que bastaron a que llegase más presto la
muerte (Desengaños amorosos, 1647-1649, apud CORDE)
Los verbos de esta subclase no sólo toman temas que denotan entidades. En el
corpus de análisis reparamos que se combinan en ocasiones con sujetos inanimados que
indican cantidades o que aluden a una porción de una entidad total. Como dejan ver los
ejemplos siguientes, la cantidad puede ser expresada mediante relativos cuantitativos
(3a), cuantificadores indefinidos (3b), o bien relativos asociados con la mención de una
parte o porción de otra cantidad mayor (3c):
(3) a. Vejete calvo, vejete zurdo, vejete con giba, vejete tuerto, vejete cojo,
vejete con tiña, vejete sucio, vejete zambo, vejete potrilla que en mi juicio
es todo cuanto cabe en la vejetería (El más divino remedio y Aurora de
san Ginés, 1682, apud CORDE)
b. sin experimentar en la pobreza necesidad antes sí mucha abundancia, y
quizá cuanta podían desear, pues deseando nada, les sobraba todo, y
96
gobernando con imperio sus afectos (Crónica de la provincia de San
Gregorio Magno en las Islas Filipinas, 1676, apud CORDE )
c. Dizen que este rey moro tenía muy gran tesoro & hizo guarda dél a un su
criado en quien él se fiava. & mandó que tomasse una dobla cada día para
su despensa e, porque no le cumplía, tomava él dos doblas cada día & lo
que quedava de más de su despensa guardávalo (Libro del cavallero Cifar,
1300-1305, apud CORDE)
La peculiaridad que tienen estos verbos de seleccionar sujetos con interpretación
cuantitativa se debe a que, como apuntamos en los capítulos anteriores, encierran en su
base semántica una evaluación relacionada con el concepto de suficiencia, es decir, una
valoración de tipo cuantitativa. De esta suerte, los verbos tienen la capacidad de
predicar la existencia de una entidad, pero también la existencia de una cantidad o de
una porción perteneciente a una entidad total que el hablante toma como punto de
referencia para emitir su evaluación. Y aunque en términos numéricos los sujetos que
denotan cantidades son relativamente pocos en nuestros datos, estos sujetos ofrecen
usos reveladores porque, como vimos, desempeñan un papel importante en el desarrollo
del significado seudo-impersonal al posibilitar, en algunos casos, que los verbos
agreguen a su base el rasgo de escala cuantitativa.
En la tabla 2, mostramos el índice de aparición de sujetos nominales de
referencia inanimada, agrupando en los porcentajes los que refieren a entidades físicas,
entidades abstractas, acontecimientos y cantidades2.
Tabla 2. Distribución del sujeto de referencia inanimada
2 Recordemos que el verbo alcanzar empezó a desarrollar su uso seudo-impersonal en el español clásico.
De los cinco casos documentados, todos toman como sujeto frases nominales de referencia inanimada
concreta, de modo que este verbo representaría el porcentaje más alto de todos los verbos al seleccionar
un sujeto inanimado en el 100% (5/5) de los casos. Sin embargo, no lo consideramos en la tabla
precisamente por su carácter emergente.
97
en el español medieval (EM) y en el clásico (EC)
Bastar Faltar Caber
EM EC EM EC EM EC
53% 50% 71% 65% 55% 61%
(139/263) (69/142) (172/243) (83/127) (100/181) (68/112)
Sobrar Quedar Alcanzar
EM EC EM EC
86% 84% 73% 80%
(51/59) (99/118) (16/22) (4/5)
Lo que deja ver la tabla 2 es que, ciertamente, los verbos estativos de existencia
se especializan en la presentación de entidades inanimadas no agentivas puesto que en
todos ellos la selección de sujetos inanimados manifiesta un uso casi generalizado al
superar el 50% de los casos. Resulta claro, entonces, que en los periodos examinados
los seis verbos tienen una preferencia marcada por temas codificados como frases
nominales inanimadas y, por lo tanto, que no forman construcciones biactanciales
prototípicas, las cuales toman como sujeto entidades humanas agentivas que actúan
sobre entidades de tipo paciente.
Ahora bien, mencionamos que el argumento-tema nombra entidades inanimadas
que comprenden cuatro subclases de referentes: entidades concretas como la sangre, las
tierras, la medicina, la embarcación; entidades abstractas como la paciencia, el ánimo,
la envidia, la locura; acontecimientos en forma de frase nominal como la soba, las
puñaladas, las conquistas, los ruegos, así como cantidades como poco, nada, mucho,
todo. Los datos revelan que la distribución entre estas cuatro subclases muestra
variación según los verbos. Así, los más avanzados bastar, faltar y caber3, es decir, los
3 Como señalamos en el capítulo anterior, desde el periodo medieval el uso seudo-impersonal de bastar,
faltar y caber rebasaba, respectivamente el 95%, el 80% y el 70% de los casos documentados.
98
que desde la Edad Media están especializados para expresar un valor existencial y
modal, son más propensos a seleccionar entidades de referente imaginario así como
acontecimientos o sucesos. Los menos avanzados sobrar, quedar y alcanzar, esto es,
los que en los periodos de estudio tienen, en su significado, menos desarrollado el juicio
valorativo, seleccionan durante la etapa medieval en menor medida entidades abstractas
y situaciones y prefieren objetos concretos o cantidades pertenecientes a la realidad
observable y tangible. Sin embargo, en el español clásico, muestran un aumento
considerable en la selección de sujetos abstractos (salvo alcanzar pues el significado
seudo-impersonal está en emergencia en el siglo XVII). Esto se ve en la tabla 3.
99
Tabla 3. Propiedades referenciales de los temas de predicación en el español medieval (EM) y en el clásico (EC)
Concreto abstracto situacional Cuantitativo
EM EC EM EC EM EC EM EC
40% 42% 42% 25% 16% 33% 2% 0% Bastar
(55/139) (29/69) (59/139) (17/69) (22/139) (23/69) (3/139) (0/69)
43% 34% 34% 41% 9% 7% 14% 18% Faltar
(74/172) (28/83) (58/172) (34/83) (15/172) (6/83) (25/172) (15/83)
54% 44% 32% 29% 5% 18% 9% 9% Caber
(54/100) (30/68) (32/100) (20/68) (5/100) (12/68) (9/100) (6/68)
59% 43% 10% 44% 0% 2% 31% 11% Sobrar
(30/51) (42/99) (5/51) (44/99) (0/51) (2/99) (16/51) (11/99)
63% 75% 6% 25% 6% 0% 25% 0% Quedar
(10/16) (3/4) (1/16) (1/4) (1/16) (0/4) (4/16) (0/4)
0% 100% 0% 0% 0% 0% 0% 0% Alcanzar
(0/0) (5/5) (0/0) (0/0) (0/0) (0/0) (0/0) (0/0)
Además de los sujetos codificados como frase nominal, aparecen en los datos de
nuestro corpus sujetos que toman la forma de los pronombres neutros eso, esto, aquello,
como enseñan los ejemplos (4a) y (4b):
(4) a. aquello ni mucho más que el Gran Capitán le dixo bastó para mudalle de su
propósito (Crónica de los Reyes Católicos, 1491-1516, apud CORDE)
b. La nao Gallega, aunque no se perdiera en la mar, apodreçiera en tierra,
porque avía menester muy gran adovio. No crea V. Al. que todo esto nos
falta por diligençia ni por ingenio ni porque no se faze áspero y dulze y con
mill artes (Textos y documentos completos de Cristóbal Colón, S. XV, apud
M. Davies)
100
Los pronombres neutros no designan entidades, sino que siempre refieren a
situaciones como se hace evidente en los ejemplos. En el corpus encontramos otras
palabras que también codifican situaciones, pues remiten a un antecedente oracional,
tales como el pronombre algo o el sustantivo cosa. Los enunciados de (5a) y (5b)
ejemplifican contextos en los cuales la palabra cosa denota una situación:
(5) a. La Princesa de Melito está muy mala y con gran peligro de la vida, que no es
niña, y ahí cualquiera cosa le puede bastar para dar con ella en el otro
mundo (Barrionuevo, Jerónimo de, 1654-1658, apud CORDE)
b. y fraguó una cosa la más mal pensada y peor ejecutada de cuantas pueden
caber en entendimiento humano (Noticias de la corte, 1659-1664, apud
CORDE)
Numéricamente, los pronombres neutros así como las frases nominales que
designan acontecimientos no representan en conjunto un porcentaje destacado en los
datos del corpus, puesto que en el mejor de los casos muestran índices de aparición que
no superan el 10%. El uso de pronombres neutros, sin embargo, también es significativo
ya que constituye una codificación intermedia entre lo nominal y lo oracional: su forma
se aproxima a las frases nominales, pero el concepto que codifican está relacionado, en
la mayoría de los contextos, con la referencia que designan los sujetos oracionales, es
decir, situaciones, eventos o procesos. En este sentido, observamos en los datos que los
verbos más avanzados, estos es, bastar, faltar y caber, son los que emplean más
pronombres neutros.
Por último, los datos del corpus descubren que los verbos seudo-impersonales de
existencia también ofrecen la posibilidad de combinarse con sujetos oracionales que
expresan situaciones. Estos sujetos se presentan en el enunciado en forma de oración
subordinada introducida por el nexo que, como en (6):
101
(6) a Que me consuela con decirme que no son de las que corren, y para
ausentarme sobra que sean de las que andan. (La picaresca. Cartas de
correspondencia que tuvo con una monja, 1676, apud CORDE)
b. Porque aunque todavía le quedase que hacer, como se temía, pero como
consideraba de su parte el favor del Cielo, que con repetidas providencias y
disposiciones misteriosas le había asistido en lances tan apretados (Crónica
de la provincia de San Gregorio Magno en las Islas Filipinas, 1676, apud
CORDE)
Asimismo, se presentan en el enunciado en forma de oración con infinitivo, tal
como exponen los ejemplos de (7):
(7) a. dize que otra cosa no falta salvo saber la lengua y mandarles, porque todo
lo que se les mandare harán sin contradiçión alguna (Textos y documentos
completos de Cristóbal Colón, S. XV, apud M. Davies)
b. Tenía entrañas piadosas y tiernas y no cabía en él ver desconsolado á un
enfermo, pudiendo consolarle, aunque costase lo que costase (Crónica de la
provincia de San Gregorio Magno en las Islas Filipinas, 1676, apud
CORDE)
El corpus mostró, igualmente, que desde el español antiguo los hablantes acudían a
diversos recursos para predicar sobre sujetos que denotan situaciones. Vemos en los
ejemplos de (8) que uno de estos medios consiste en presentar los acontecimientos en
una estructura de sintagma nominal mediante la sustantivación de un infinitivo:
(8) a. Reducir por justicia el mundo á lo perfecto, es una máxima política muy
errada, pues en él no cabe el obligar las naciones ni á los ministros que
asisten en aquellas partes á esta última y estrecha regla (Desagravios de los
indios y reglas precisamente necesarias para jueces y ministros, 1685,
apud CORDE)
102
b. Si en caso de adulterio el marido no podía probar con testigos su agravio,
porque los cogió en el monte ó en parte donde no había con quién
atestiguar, bastaba, para convencer al adúltero ante el juez, el quitarle
alguna prenda (Historia de Guatemala o recordación florida, 1690, apud
CORDE)
Ahora bien, el análisis del corpus nos permitió notar que desde el periodo
medieval, algunos miembros de la subclase estativa de existencia seleccionan con
mayor facilidad que otros un sujeto oracional. Nuevamente, los verbos que en la Edad
Media se emplean, en esencia, para expresar un significado seudo-impersonal son los
que muestran una tendencia más favorable a aceptar temas que comunican situaciones.
En este caso, sin embargo, sólo bastar y faltar, y no caber, son los dos verbos que
ofrecen el mayor porcentaje. Por su parte, los verbos caber, sobrar y quedar, si bien
toman en escasos contextos sujetos oracionales durante el periodo medieval,
manifiestan un avance hacia el desarrollo de esta habilidad en la época clásica: los
sujetos oracionales con el verbo sobrar crecen exiguamente, pero con los verbos caber
y quedar hay un incremento de 16 puntos porcentuales, aumento que los acerca a los
porcentajes expuestos en el siglo XVII por bastar y faltar. En la tabla 4 enseñamos la
distribución de los sujetos oracionales en los datos de los periodos de estudio:
Tabla 4. Distribución del sujeto oracional en el español medieval (EM) y en el clásico (EC)
Bastar Faltar Caber
EM EC EM EC EM EC
28% 20% 9% 16% 3% 13%
(73/263) (28/142) (23/243) (20/127) (6/181) (15/112)
103
Sobrar Quedar Alcanzar
EM EC EM EC EM EC
0% 2% 4% 20% 0% 0%
(0/59) (3/118) (1/22) (1/5) (0/0) (0/5)
Cabe señalar que bastar y faltar, además de exhibir un porcentaje mayor de sujetos
oracionales que el resto de las unidades verbales de esta subclase, son los únicos verbos
que en ocasiones codifican el tema oracional bajo la forma de un sintagma prepositivo
introducido por las preposiciones de o con4. Véase (9):
(9) a. E assi non falta alos muertos de que se duelan: & alos viuos de que teman
(Ysopete ystoriado, S. XV, apud M. Davies)
b. No tienen entendido como christianos el misterio de la Encarnación del Hijo
de Dios y lo concerniente a él? Pues con reconocerlo para recibirle
sacramentado les basta para disponerlos a comulgar (El Marañón y
Amazonas, 1684, apud CORDE)
Como se aprecia en estos ejemplos, los verbos forman predicados que carecen de
un auténtico sujeto gramatical. Así pues, la posibilidad que ofrecen estos verbos de
combinarse con sujetos prepositivos contribuye a resaltar el carácter impersonal que les
atribuía Nebrija.
A lo largo de este capítulo vimos que los seis verbos seudo-impersonales
estativos de existencia, a diferencia de los verbos biactanciales canónicos, no denotan
eventos agentivos y, por lo tanto, raras veces seleccionan sujetos animados. En cambio,
toman con frecuencia sujetos inanimados que pueden nombrar entidades concretas,
entidades abstractas, cantidades o situaciones codificadas en forma de frase nominal o
4 Las frases prepositivas en función de sujeto no siempre denotan situaciones, como por ejemplo en el
enunciado ¡Basta de tonterías! En los datos del corpus, sin embargo, sólo encontramos frases
prepositivas que tienen un contenido verbal.
104
en formato oracional. De todos estos referentes de sujeto, lo que domina,
cuantitativamente hablando, son las frases nominales que nombran objetos físicos y
abstractos así como cantidades. En cuanto a los sujetos oracionales, vimos que la
subclase en su conjunto expone una propensión hacia la incorporación cada vez mayor
de temas que denotan situaciones. Los porcentajes en aumento del sujeto oracional
registrados en el español clásico nos dicen que en el periodo que comprende este
estudio, los verbos están iniciando recorrido para formar una subclase léxica pues están
expandiendo las posibilidades combinatorias que ésta ofrece. Este proceso de
integración, no obstante, es gradual pues muestra distintas fases de avance dependiendo
de los verbos. Así, en un estado de mayor desarrollo se encuentran los verbos bastar,
faltar y caber, mientras que sobrar, quedar y alcanzar se hallan más rezagados.
105
CAPÍTULO VII
El SEGUNDO ARGUMENTO
Como hemos venido señalando en los capítulos anteriores, los verbos seudo-
impersonales han sido objeto de acercamiento por parte de los gramáticos debido a que
muestran un comportamiento peculiar con respecto a los verbos biactanciales
prototípicos. En el ámbito sintáctico, estas particularidades tienen que ver, por un lado,
con las propiedades del argumento-tema con que se combinan y, por otro, con la
atracción de un argumento-objeto marcado como indirecto que se sitúa con frecuencia
en posición topical.
En el capítulo anterior analizamos el argumento-tema de los verbos seudo-
impersonales de existencia. En congruencia con lo señalado por algunos gramáticos del
español, demostramos que los verbos de esta subclase predican la existencia de una
entidad, por lo regular de referencia inanimada baja en agentividad. En las
construcciones que forman los verbos, esta entidad puede realizarse en diversas formas:
como una frase nominal, como un cuantificador, como un pronombre neutro, como un
verbo en infinitivo o una oración subordinada, e incluso, con algunos verbos, como una
frase prepositiva.
En lo que respecta al dativo, éste constituye uno de los rasgos definitorios de la
clase seudo-impersonal. Como han señalado Melis y Flores (en prensa), el dativo, por
un lado, separa a los verbos de esta clase de los verbos transitivos que alternan entre la
expresión acusativa o dativa de su objeto1, y por el otro, en el caso de las unidades que
conforman la subclase de existencia, opone a los seudo-impersonales frente a otros
1 Así, los verbos seudo-impersonales de afección psíquica –tales como gustar, placer, encantar- se separan de los causativos de emoción -tales como aterrar, atraer, avergonzar- que permiten la alternancia entre lo/la y le.
106
predicados existenciales que no admiten dativo2. Algunos ejemplos obtenidos de
nuestro corpus que exhiben la combinación de los seudo-impersonales estativos de
existencia con un dativo se presentan a continuación:
(1) a. la profundidad de este río es grande y en partes tal que no se halla fondo;
desde la voca asta el río Negro, que es espacio de seiscientas leguas, nunca
le faltan treinta o cuarenta braças de altura o profundidad en la canal
principal (El Marañón y Amazonas. Historia de los descubrimientos, 1684,
apud CORDE)
b. La vegada deues escoger los enxiertos que sean firmes & rrezios &
rredondos de ojos & de nudos. E a cada vn enxierto bastan .iij. nudos
(Libro Palladio, 1380-1385, apud, CORDE)
c. Aquellos cuyas obras parecian mucho de loar: cayeron a lo baxo: e los que
comian pan de angeles: vi delectar se en comer lo que sobraua a los
puercos (Imitación de Cristo, XV, apud, M. DAVIES)
La caracterización del segundo argumento que seleccionan los verbos seudo-
impersonales resulta más problemática que la identificación de las peculiaridades del
argumento-tema, ya que conlleva el planteamiento de dos cuestiones: por un lado,
implica preguntar si este dativo cumple una función argumental en la construcción, y
por otro, lleva a profundizar en el valor semántico que posee. De hecho, cuando se
revisan los estudios dedicados a estos verbos, resulta claro que no existe un acuerdo en
cuanto a su naturaleza biactancial. Por ejemplo, Nebrija los clasifica como verbos
“impersonales”, centrándose en el infinitivo que los acompaña, sin hablar del otro
argumento, a pesar de que sus ejemplos incluyen un dativo. Alcina y Blecua (1975: §
2 Como existir, haber, perdurar que nunca se construyen con dativo, por ejemplo *nos existe una duda, *a Pedro le perduran los problemas (cf. Melis y Flores, en prensa).
107
17.4.2), por su parte, mencionan que los verbos suelen combinarse con un dativo, pero
no se pronuncian acerca del carácter valencial de éste.
Recientemente, se han hecho propuestas más contundentes sobre la naturaleza
biactancial de los verbos que nos ocupan, aunque los enfoques y los análisis difieren.
Existen básicamente dos propuestas. Por un lado, hay gramáticos que se centran en el
dativo y parecen sugerir que está previsto en la valencia de los verbos seudo-
impersonales de existencia. Por el otro, algunos autores parten del significado
existencial de estos verbos para proponer que el argumento que rigen es de tipo espacio-
temporal, el cual a veces se sustituye por un dativo.
Entre los defensores de la primera propuesta está, por ejemplo, Vázquez Rozas
(1995), a quien le interesa en particular la baja transitividad que manifiestan estos
verbos biactanciales y quien señala que esta propiedad semántica es la responsable de la
presencia del dativo en las construcciones que forman (en lugar del esperado
acustativo). Delbecque y Lamiroy (1996), por su parte, proporcionan una
caracterización semántica del dativo, pues clasifican a este complemento como
experimentante o beneficiario al analizarlo como un participante no agentivo en el cual
“se ajusta” el evento o que es afectado por éste3. Gutiérrez Ordóñez (1999: § 30.5.2.2)
no le atribuye una función específica, aunque sugiere un análisis parecido al de
Delbecque y Lamiroy, ya que propone que las formas verbales como bastar y sobrar
que toman un dativo deben ser analizadas como “verbos de adecuación”, pues muestran
la adecuación entre las necesidades de un ser animado representado por el dativo y la
entidad inanimada expresada por el sujeto.
Desde la segunda perspectiva, los autores se enfocan en el valor existencial de
los verbos que estamos analizando. Parten del presupuesto de que la existencia de algo
3 Delbeque y Lamiroy analizan los predicados intransitivos con dativo como el movimiento metafórico del tema (N1) hacia el dominio del dativo (N2) que cumple la función de beneficiario.
108
implica siempre su existencia en algún lugar y hacen notar, por lo tanto, que estos
verbos exigen, como parte de su significado, un argumento espacio-temporal
(Mendikoetxea, 1999: § 25.3.1.1, Soriano y Táboas, 1999: § 27.3.5). Este argumento a
veces aparece explícitamente en el enunciado, bajo la forma de adverbios o sintagmas
prepositivos con sentido locativo/temporal, y otras veces no se realiza en la superficie,
pero se sobreentiende. Los lingüistas que sostienen este análisis aclaran que en lugar del
argumento locativo/temporal se emplea un dativo, el cual constituye el sustituto
metafórico del “dominio locativo” implicado en el significado existencial de los
verbos4. Ésta es también la propuesta de Melis y Flores (en prensa).
Resulta claro, pues, que la naturaleza específica del segundo argumento con el
que se combinan los seudo-impersonales estativos de existencia sigue siendo objeto de
debate y nos parece necesario replantear la caracterización del segundo argumento a la
luz de la evidencia diacrónica arrojada por los datos de nuestro corpus. Lo que
argumentaremos en este capítulo es que los verbos que nos conciernen son, en efecto,
biactanciales, y que debido a su naturaleza existencial y modal, es decir, en virtud de
que combinan en su significado una noción de existencia con un valor modal
cuantitativo, el segundo argumento tiene un doble origen: como locativo y como entidad
o situación a la cual se orienta el juicio de suficiencia.
En otras palabras, tal como lo demostramos en capítulos anteriores, los verbos
seudo-impersonales estativos de existencia pertenecen a la clase de los verbos
existenciales, puesto que se especializan en la presentación de entidades, estados o
eventos, pero a la vez incluyen en su base semántica un juicio modal cuantitativo que
los enlaza con la modalidad. En consecuencia, la interpretación de estos verbos puede
4 Se ha propuesto incluso que el argumento locativo/dativo es el sujeto lógico de las oraciones existenciales (Fernández Soriano, 1998). Nuestra interpretación es diferente pues consideramos que el sujeto sintáctico es el argumento-tema que aparece en la superficie y que concuerda con el núcleo verbal cuando se manifiesta en forma de frase nominal.
109
tender hacia una lectura existencial o hacia una lectura modal, dependiendo de la
prominencia que tome el valor existencial o el modal en el significado del enunciado.
Así, cuando el evento denotado por el verbo se vincula más con una entidad existente y
con la descripción objetiva de la realidad, el enunciado contribuye a poner en perfil el
valor existencial, de modo que el dativo proporciona una lectura locativa. Pero cuando
en el significado de la construcción predomina el juicio cuantitativo (pasando a segundo
plano el valor existencial), es decir, cuando toma mayor relieve la evaluación subjetiva
que hace el hablante, sugerimos, siguiendo a Van Hoecke (1996), que el dativo puede
ser visto como un “polo de orientación” que, como indica el término, representa a la
entidad hacia la cual se dirige el juicio de suficiencia.
Pues bien, lo primero que hay que señalar es que, efectivamente, los seis verbos
objeto de este análisis en ocasiones se combinan con un argumento locativo, tal como
hacen esperar los estudios que enfatizan el valor existencial de estos verbos. Esto ocurre
en contextos donde la idea del juicio subjetivo no es prominente, esto es, cuando los
verbos se limitan a expresar la existencia cuantificada del tema sobre la base de una
observación objetiva. En (2) mostramos algunos ejemplos del corpus que manifiestan
este valor:
(2) a. de aquella greda hacen unos espesos atolladeros y cenagosos pantanos, en
que no bastan á hacer firme y seguro su tránsito las empalizadas (Historia
de Guatemala o recordación florida, 1690, apud CORDE)
b. E finalmente todos dieron este cargo Archiles, en(e)tendiendo que en él
cabía esfuerço e ardimiento e arte para lo acabar (Istoria de las
bienandanzas e fortunas, 1471-1476, apud, CORDE)
c. Mas en esta aparicion faltava Santo Tomas y dudo por creer mas con fe
de mas perfecion (Cancionero, S. XV, apud M. Davies)
110
Los ejemplos ilustran que la locación puede designar un espacio geográfico,
como cenagosos pantanos en (2a), a una entidad animada como Arhiles en (2b), así
como a una situación, como en esta aparición en (3c). Además, estos ejemplos dejan
ver que los verbos se inclinan hacia una interpretación existencial cuando se acercan a la
descripción de una realidad física y denotan un estado de cosas existente en una
locación. La locación, entonces, funciona como el dominio donde se sitúa el tema y se
predica la carencia, suficiencia o demasía de éste a partir de una observación objetiva.
Por ejemplo, como observamos en (2c), el enunciado expresa la ausencia de una
entidad, Santo Tomas, en relación con un punto de referencia objetivo que son los doce
apóstoles.
Los datos del corpus revelaron, sin embargo, que la posibilidad que exhiben los
verbos para llevar un argumento que exterioriza una idea de locación no es
predominante ni en el español antiguo ni en el español clásico. Como es posible notar
en la tabla 1, las construcciones en las cuales el verbo aparece acompañado de un
locativo representan un mínimo porcentaje de los casos documentados en los dos
momentos de la historia del español analizados aquí.
Tabla 1. Construcción con locativo en español medieval (EM) y en español clásico (EC)
Faltar Sobrar Bastar
EM EC EM EC EM EC
15% 15% 14% 15% 7% 3%
(36/243) (18/124) (14/100) (23/149) (16/243) (4/114)
Quedar Alcanzar Caber
111
EM EC EM EC EM EC
0% 2% 0% 0% 94% 91%
(0/50) (1/46) (0/0) (0/5) (163/173) (97/107)
Los datos de la tabla son significativos, pues, como advertimos, el porcentaje de
aparición del locativo es muy bajo con la mayoría de los seis verbos: alcanzar no
presenta un solo contexto acompañado de un elemento espacio-temporal; quedar exhibe
apenas un caso en el español clásico; bastar no supera el 10% en el español antiguo ni
en el español clásico; faltar y sobrar, por su parte, muestran índices más altos que
alcanzar, quedar y bastar, y aún así éstos no llegan al 20% de los casos.
Como puede verse, caber es la excepción, pues muestra un comportamiento muy
distinto de los otros cinco verbos ya que el índice de aparición del verbo con un locativo
se ubica arriba del 90% de los casos en los dos periodos de estudio. La atracción que
ejerce el verbo sobre un argumento de carácter espacial se debe, como hemos dicho
(véase supra capítulo 2), a que caber, a diferencia de los otros cinco verbos, contiene en
su base semántica un rasgo de inclusión por medio del cual se establece una relación
semántica estrecha entre el contenido y el contenedor, es decir, entre el argumento-tema
y la locación donde éste se sitúa. Este rasgo hace que el verbo se construya, aun con
significado valorativo, con un locativo y por tanto que no se comporte de la misma
manera que los otros verbos de la subclase.
Así pues, aunque los verbos estativos de existencia no demandan la presencia de
un elemento espacio-temporal, al menos en el nivel sintáctico, esto no significa que en
los periodos de análisis muestren en menor medida un valor existencial que modal.
Como hemos apuntado, también es posible tener una interpretación existencial en los
enunciados formados por alcanzar, bastar, caber, faltar, sobrar y quedar cuando
agregan un dativo que funciona como sustituto metafórico del complemento locativo
112
que toman los verbos. En los ejemplos de (3) presentamos algunos contextos que
sugieren esta lectura:
(3) a. Aquellos cuyas obras parecian mucho de loar: cayeron a lo baxo: e los que
comian pan de angeles: vi delectar se en comer lo que sobraua a los
puercos (Imitación de Cristo, XV, apud M. Davies)
b. E el aldeano dizia entresi. aeste pescado non falta salsa alguna (Ysopete
ystoriado, S. XV, apud M. Davies)
En contextos como éstos el valor semántico del dativo puede sentirse como una
locación, puesto que también funciona como el “dominio” donde se ubica el tema para
enunciar la carencia, suficiencia o demasía de éste. Así, en el ejemplo (3a), aunque la
cantidad sobrante no es una parte de los puercos sino su alimento, éstos pueden ser
considerados como locaciones, ya que la ración excedente de comida forma parte de su
dominio al estar en su ámbito de posesión. En el ejemplo (3b), por su parte, vemos que
el dativo igualmente designa una locación, porque podría ser sustituido por un
complemento de carácter locativo sin que la oración perdiera sentido: en este pescado
no falta salsa alguna. Estos enunciados ponen en perfil el valor existencial de los
verbos, de tal forma que el dativo que se agrega a la construcción es, como anotamos
arriba, un “dominio” metafórico.
Es importante señalar que en el caso de caber, el dativo que aparece en la
predicación nombra a la entidad poseedora del argumento locativo. Los ejemplos (4a) y
(4b) exponen el uso del verbo con dativo.
(4) a. Cobrir la poridat es nobleza del alma. Quando la tu poridat non te cabe
en tu coraçón, menos caberá en el coraçón de otro. (Bocados de oro,
1250, apud CORDE)
113
b. Habíale crecido tanto el ojo, que no le cabía en la cara. Tenía ya entre sí
condenadas a barras de oro las sartenes, asadores, calderos y candiles (La
Hora de todos y la Fortuna con seso, 1612, apud M. Davies)
Como hemos dicho, por el vínculo que se establece entre el contenido y el
contenedor, caber exige más que los otros verbos la presencia de un complemento de
carácter locativo. Pero como vemos en los ejemplos de (4), en algunos casos el verbo
también aparece acompañado de un dativo que, de acuerdo con nuestros datos, siempre
coocurre con un locativo. En estos enunciados, caber expresa una relación de posesión
entre el dativo, que codifica a una entidad humana, y el locativo, cuyo referente es una
parte del cuerpo. Es posible, entonces, caracterizar al dativo que agrega caber como un
posesivo (Delbecque y Lamiroy, 1999) cuya función es indicar una relación de
pertenencia entre la entidad referida por éste y la referida por el locativo.
Ahora bien, si consideramos la relación cercana entre la existencia y la locación con
base en la idea mencionada arriba de que todo lo que existe está en un lugar, entonces es
seguro que a nivel conceptual los verbos seudo-impersonales estativos de existencia
suponen una locación donde existe el tema. No obstante, el significado existencial no es
prominente en todos los casos documentados en el corpus pues, como indicamos, los
verbos, en correspondencia con su naturaleza existencial y modal, pueden dar mayor
relieve al valor modal que al existencial, como enseña el ejemplo a continuación:
(5) a vna glljna que cria pollos basta al dia dos puños de çeuada. (Libro
Palladio, 1380-1385, apud CORDE)
Vemos en el ejemplo (6) que la idea de juicio domina sobre el valor existencial,
debido a que el enunciado, más allá de predicar la existencia de un tema con base en una
observación objetiva de la realidad, muestra la evaluación que hace el hablante sobre la
suficiencia o adecuación del tema a partir de una norma cuantitativa que tiene en mente,
114
por ejemplo la cantidad de alimento necesaria para alimentar a una gallina. Por lo tanto,
en contextos como éste el dativo, como a una gallina en el ejemplo (6), más que
funcionar como sustituto de un “dominio”, toma un valor que, como veremos más
adelante, está relacionado con el juicio de suficiencia contenido en el verbo.
Otra evidencia que demuestra que el dativo no siempre remplaza a un “dominio” la
encontramos en contextos donde coocurren ambos complementos. Véase (6):
(6) a. Que si es así, en el castillo no me ha de quedar almena que en átomos
no desfaga y que no aniquile en piezas. (El hidalgo de la Mancha,
jornada primera, 1673, apud CORDE)
b. Cuando en casa de mis padres me sobraba el regalo siempre viví
enfermo; pero así que se enseñó el cuerpo a miserias y mal pasar, me
sobró la salud (Las tarascas de Madrid, 1665, apud CORDE)
Como observan Melis y Flores (en prensa), estas construcciones pueden ser
analizadas identificando al locativo con el argumento regido y al dativo como elemento
que no tiene carácter actancial o al contrario, al dativo como argumento verbal y al
locativo como adjunto. Pero independientemente de cuál sea el análisis por el que se
opte, los ejemplos enseñan que no es factible analizar este dativo como el elemento
locativo donde está situado el tema pues, por ejemplo, en (6a), es claro que es el castillo
y no la entidad humana codificada como dativo que ostenta la almena, es decir, el tema
de la predicación.
Así pues, aunque todos los verbos seudo-impersonales estativos de existencia
expresan de algún modo la existencia de un tema y un juicio modal cuantitativo, en
contextos como los mostrados en (5) y (6) el valor de juicio pasa a primer plano y el
existencial se queda en el fondo de la predicación: en ellos se comunica, de manera
115
predominante, la evaluación que hace el hablante sobre la ausencia, suficiencia o exceso
de una entidad en relación con una norma cuantitativa que tiene en mente.
Este juicio de tipo cuantitativo, por su parte, supone una situación para la cual el
tema es suficiente o adecuado. En otras palabras, cuando se expresa que algo es
suficiente se presume que lo es para otra cosa, debido a que la suficiencia es una noción
relacional que obliga a buscar una entidad para la cual es válido el juicio enunciado. De
hecho, la palabra suficiente es de los pocos adjetivos del español que subcategorizan un
complemento, en este caso introducido por la preposición para (Gutiérrez Ordóñez,
1999: § 30.6.4.3)5. Analizada de esta manera, la situación hacia donde se dirige la
valoración que contienen los estativos de existencia participa en el evento como “un
polo de orientación” (Van Hoecke, 1996), pues hacia ella se oriente el juicio de
suficiencia. Como veremos en seguida, el polo de orientación se codifica como oración
introducida por para o como dativo.
Cuando en la codificación sintáctica el polo de orientación se expresa como una
oración final, se hace explícita toda la situación hacia la cual se dirige el juicio, como se
muestra en los ejemplos de (7):
(7) a. porque ya, para los continuos trabajos en que nos veíamos, nos
faltaban fuerzas, con circunstancia de que los bastimentos eran muy
pocos (Infortunios de Alonso Ramírez, 1690, apud CORDE)
b. Y pudiera suceder bien, y a fauor de el discurso, si qualquiera golpe de
mar irritado de vracanes, no bastara para rebentar los odres, y arrancarlos
de los bordos; quando le sobran fuerças para desvaratar popas, y
arrassar nauios (Historia de Mindanao y Joló, 1667, apud CORDE)
5 Por esta razón, aunque parezca un oblicuo debe ser considerado como un argumento porque se halla semánticamente ligado al adjetivo.
116
Como se expone en los ejemplos, la descripción completa del evento comprende
una situación hacia la cual se dirige la evaluación cuantitativa que realiza el hablante
sobre la mengua o el exceso del participante tema. Así, en (7a), cuando el hablante
enuncia que faltaban fuerzas, hace esta evaluación en relación con la finalidad de
realizar los continuos trabajos en que nos veíamos, en tanto que en el enunciado de (7b)
el hablante expresa que sobran fuerzas con el objeto de devastar popas y arrasar
navíos.
En estos dos ejemplos, la situación hacia la cual se dirige el juicio se hace explícita
en forma de oración final introducida por las preposiciones para o a6. La situación
también puede codificarse como una frase nominal a manera de síntesis del evento,
como vemos en el enunciado (8), en el cual la frase nominal para su armada hace
referencia a la situación de conformar la armada de los moros, propósito para el cual es
suficiente o adecuada la cantidad de quince mil cristianos.
(8) desde ahi entran en tierra de moros a robar: saltear y catiuar moros. y
quando alla no fallan saltean los caminos: y roban fasta los cristianos. destos
le vinieron trenta mil y tomo delos mas escogidos obra de quinze mil: que
bastauan para suarmada (Crónica de Aragón, 1499, apud CORDE)
El polo de orientación no forzosamente se expresa en el enunciado como oración
final o como frase nominal, como vimos en los ejemplos (7) y (8). En algunos casos, la
situación hacia la cual se orienta el juicio no se explicita, pero se reconstruye del
contexto, como en el ejemplo (9), en el cual se entiende que la sangre es suficiente para
cumplir el propósito de “purificarse de los pecados”.
6 Como en este ejemplo extraído del corpus: Car despuiando la ciudat et la yglesia de todos ornamentos preciosos et vaxella con todas las despulas et fuesen en Cecilia. Et apres aquesto fue tanta pestilencia en Ytalia que los hombres no bastauan a ssoterrar los cuerpos (Traducción de Breviarium ab urbe condita, de Eutropio, 1377 – 1399, apud CORDE)
117
(9) que el nuevo testamento tuvo principio en su sangre, porque en el antiguo,
cuando se dió la lei, bastó la sangre de los animales sin razon, mas ahora la
del Verbo divino (El cautiverio feliz, 1673, apud CORDE)
Ahora bien, para entender cómo el dativo viene a funcionar como polo de
orientación, hay que observar que en las situaciones a las que se dirige el juicio es muy
común que se incluya una entidad animada involucrada como protagonista. Veamos el
ejemplo (10):
(10) y commo quier que harto bastaua esta espiriençia para prouar el marques
la bondat de su muger (Castigos y doctrinas que un sabio daba a sus hijas,
S. XV, apud Mark Davies
En este ejemplo vemos que el polo de orientación hacia el cual se dirige la
suficiencia del tema, es decir, la experiencia, es una oración final cuyo núcleo probar
toma dos argumentos formalizados como el marqués y la bondad. En este enunciado, el
marqués se muestra en la superficie como sujeto de la forma no flexionada en la oración
subordinada, fenómeno que sería agramatical en el español actual. Teniendo este
ejemplo en mente, veamos ahora lo que pasa en (11):
(11) a. dize Columella grant philosofo griego que avn toro bastan çinco vacas
para enpreñyar (Libro Pallidio 1380-1385, apud CORDE)
b. & ouieron nueuas los xpistianos que saladin queria cercar a halapa que
aquella cibdad & castillos y a quantos de alderredor le faltauan para
hauer ganado todo el reyno de noradin (Gran conquista de Ultramar.
S. XIII, apud M. Davies)
Lo que advertimos en estos ejemplos es que la oración subordinada que codifica el
polo de orientación, como para empreñar en (11a) o para ganar el reino de Noradín en
(11b), tiene un sujeto tácito que, en la constucción, es también nombrado por el dativo,
118
como el toro en (11a) o Saladín en (11b). Así pues, en contextos como éstos, el polo de
orientación aparece desdoblado entre el complemento de finalidad y el dativo, el cual
designa al participante del evento secundario expresado en el complemento y funciona
como el antecedente del sujeto del infinitivo en la oración final.7.
Finalmente, en el corpus observamos que en la expresión del significado modal
aparece también un dativo, pero sin la compañía de una oración final, como en (12).
(12) E dio assi a entender a los enemjgos que viandas les sobraban por las cuales
sostendrjian luengo sitio (Strategematon, XV, apud M. Davies)
En estos casos, el dativo no debe ser visto como el sustituto metafórico del elemento
espacial, sino como el polo de orientación hacia el cual el hablante dirige el juicio
cuantitativo, pues éste es el último término hacia el cual se dirige la predicación o
algunos de sus elementos constitutivos (Van Hoecke, 1996). Por ejemplo, la oración
(12) expresa que la cantidad de viandas, el tema de la predicación, excede el punto de
referencia que constituye la norma de suficiencia, esto es, la cantidad necesaria para
resistir el sitio a la ciudad. En este evento, el dativo expresado con el clítico les que
designa los habitantes de la ciudad puede ser analizado como polo de orientación en el
sentido de que son estos habitantes hacia quienes se dirigen algunos elementos de la
predicación, es decir, hacia quienes está encauzado el juicio, pues son ellos quienes
aprovecharán del exceso de viandas.
Como vimos a lo largo de este apartado, la caracterización del argumento-objeto que
rigen los verbos seudo-impersonales es más problemática que la definición de las
propiedades del argumento-tema. Esta dificultad se debe en parte a que los verbos que
analizamos son complejos, pues combinan la existencia con la modalidad cuantitativa. 7 De acuerdo con Hernanz (1999: § 36.2.3) se trata de un fenómeno sintáctico a distancia denominado “fenómeno de control” por medio del cual uno de los argumentos del predicado regente (el sujeto o sus complementos) es el “controlador” del sujeto tácito de la forma no flexionada. Como lo muestran nuestros ejemplos, este elemento controlador coincide con el dativo.
119
Y es precisamente por esta naturaleza que proponemos que el dativo que acompaña a
los seis verbos estativos de existencia tiene un doble origen. Por un lado, funciona como
un sustituto metafórico del dominio locativo donde se sitúa el tema de la predicación,
por el otro, funciona como un polo de orientación hacia el cual se orienta el juicio de
suficiencia. Una y otra interpretación resulta del valor que predomine en los enunciados:
el primer sentido se expresa cuando el enunciado contribuye a poner en perfil el valor
existencial, en tanto que el segundo se manifiesta cuando pasa a primer plano el valor
modal.
120
CAPÍTULO VIII
CONCLUSIONES
Hemos visto a lo largo de esta investigación que los verbos seudo-impersonales
integrados en la subclase estativa de existencia se caracterizan porque denotan un
significado especializado y porque, en el ámbito sintáctico, exhiben un comportamiento
particular con respecto a los verbos biactanciales canónicos. Como señalamos en el
capítulo dos, los seis verbos objeto de este análisis, en su uso seudo-impersonal, están
involucrados en la presentación de entidades o situaciones, de tal forma que se incluyen
en el grupo de verbos existenciales del español, pero también contienen un juicio modal
que los vincula con la modalidad. En el caso de estos seis verbos, el juicio modal
consiste en una valoración que emite el hablante sobre la suficiencia de una entidad o
una situación en relación con norma cuantitativa. Como apuntamos, en la definición de
modalidad subyace el concepto de subjetividad, pues los verbos reflejan la evaluación
del hablante sobre el estado de las cosas. Asimismo, en ellos es posible reconocer el
papel del conceptualizador en la construcción de la escena puesto que él integra su
perspectiva al hacer una evaluación cuantitativa formulada en función de los criterios de
suficiencia que tiene en mente. Es en este sentido que, como hemos afirmado, los seis
verbos seudo-impersonales estativos de existencia integran en su base semántica tres
rasgos de significado que los hacen concurrir en una misma subclase léxica: la
existencia, la escala cuantitativa y el juicio modal.
En los capítulos tres, cuatro y cinco mostramos que estos tres componentes de
significado, o al menos alguno de ellos, no estaban integrados en los étimos latinos, sino
que se incorporaron progresivamente a la base semántica de los verbos castellanos por
rutas diversas. También expusimos que, desde el punto de vista diacrónico, los seis
121
verbos tienen orígenes disímiles, a pesar de lo cual trazaron un camino evolutivo que
posibilitó el desarrollo de rasgos semánticos comunes y, por tanto, la creación de una
subclase verbal. Así, enseñamos que las raíces de los verbos bastar, alcanzar y caber,
pese a que denotan sentidos distintos, incluyen en su significado el rasgo de existencia
puesto que expresan eventos relacionados con el campo de la locación, la posesión y la
existencia. Los tres verbos, para funcionar como seudo-impersonal, tuvieron que
desarrollar los rasgos de escala cuantitativa y juicio modal, aunque cada uno por
procesos y caminos particulares. Mostramos que el rasgo de existencia también está
incluido en la raíz del verbo sobrar ya que el verbo latino designa un evento situado en
el campo de la existencia. Además, en las distintas acepciones que tomaba la forma
latina superare, incluye el rasgo de escala cuantitativa; de este modo, el verbo
castellano, para funcionar como predicado seudo-impersonal, sólo tuvo que agregar el
rasgo de juicio modal en contextos designan una cantidad excesiva de un todo. En
cuanto al verbo quedar, expusimos que su etimología se sitúa en el campo mental al
denotar “hacer callar, aquietar”, de tal forma que en ella no se encuentra ninguno de los
tres rasgos del significado seudo-impersonal. Sin embargo, en el paso del latín al
castellano, quedar se generalizó para expresar el cese de un movimiento o acción y la
permanencia en un espacio físico o en un estado, significados que facilitaron el
desarrollo del rasgo de existencia. Los otros dos rasgos se agregaron en contextos de
referencia cuantitativa y en aquellos en los cuales el hablante hace una evaluación de
una entidad o una situación tomando como punto de referencia un acontecimiento
futuro.
Los capítulos seis y siete estuvieron dedicados a la descripción del
comportamiento sintáctico que exhiben los verbos. En el capítulo seis llamamos la
atención sobre las propiedades del argumento-tema que seleccionan los verbos. Vimos
122
que los seis verbos seudo-impersonales estativos de existencia, a diferencia de los
verbos biactanciales prototípicos, no denotan eventos agentivos por lo cual toman con
escasa frecuencia sujetos de referencia animada. En cambio, en la mayoría de los
contextos en que aparecen se combinan con sujetos inanimados que nombran entidades
concretas, entidades abstractas, cantidades o situaciones codificadas en forma de frase
nominal o en formato oracional. Enseñamos que, en términos cuantitativos, lo que
domina son las frases nominales que nombran objetos físicos y abstractos así como
cantidades. Mostramos, de igual forma, que la subclase en su conjunto expone una
propensión hacia la incorporación cada vez mayor de temas que denotan situaciones
codificadas como oración, aunque algunos verbos, como bastar, faltar y caber, ofrecen
esta posibilidad de manera más notoria.
Finalmente, en el capítulo cinco afirmamos, en consideración con los datos del
corpus, que los verbos seudo-impersonales de existencia son biactanciales y que por
tanto, el dativo que se añade a la construcción tiene carácter argumental. Dijimos que,
debido a la doble naturaleza de los seis verbos, es decir, a que combinan la existencia
con la modalidad cuantitativa, este segundo argumento tiene un doble origen: como
locativo y como polo de orientación. En los contextos donde predomina el significado
existencial, es decir, en los cuales el hablante hace una descripción del estado de una
entidad o un evento basada en la observación objetiva, el dativo funciona claramente
como un sustituto de un dominio locativo. Pero cuando en los contextos el significado
existencial pasa a segundo planto y el valor modal se perfila, el dativo codifica la
entidad hacia la cual se dirige el juicio de suficiencia.
124
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