Tiempo de valientes - WordPress.com · 2013-04-04 · Tiempo de valientes HISTORIAS PERSONALES DE LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD MADRID 2011 Madrid, 16-21 de agosto 2011 Coordinadora

Tiempo de valientes

HISTORIAS PERSONALES DE LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

MADRID 2011

Madrid, 16-21 de agosto 2011

Coordinadora María Brunet Álvarez de Sotomayor

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ÍNDICE

ÍNDICE ................................................................................................ 3

PRÓLOGO (del Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela)

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INTRODUCCIÓN ................................................................................. 6

TESTIMONIOS .................................................................................... 7

EPÍLOGO.........................................................................................167

APÉNDICE FOTOGRÁFICO .............................................................168

CRÉDITOS.......................................................................................206

COMPARTIR....................................................................................207

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PRÓLOGO

Del 16 al 21 de agosto de 2011, Madrid fue la capital del mundo joven, por la celebración de esa gran fiesta de la fe que fue la Jorna-da Mundial de la Juventud.

En su primer discurso en nuestra ciudad, Benedicto XVI les dijo: “Hay palabras que solamente sirven para entretener, y pasan como el viento; otras, instruyen la mente en algunos aspectos; las de Jesús, en cambio, han de llegar al corazón, arraigar en él y fraguar toda la vida”.

Y ¿qué es lo que vinieron a escuchar jóvenes procedentes de los cinco continentes a Madrid? Esas palabras de las que habla el Papa: las que cambian la vida.

Y así se refleja en las decenas de testimonios de este libro. Son 70 historias de jóvenes que participaron en la JMJ de Madrid, y a quienes esa semana de agosto les transformó por dentro. Son úni-camente unas cuantas de las miles y miles de historias que en esos inolvidables días protagonizaron los jóvenes que participaron en esa Jornada Mundial.

Pero son historias memorables porque esos 70 jóvenes no volvie-ron a sus casas del mismo modo, sino transformados. Y con una mi-sión clara: ser apóstoles del siglo XXI.

El lema de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid fue “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe”, porque el secreto de la felicidad es una relación personal con Jesús dentro del alma. Con Dios en el corazón y en la inteligencia, se siente la llamada a di-fundir el tesoro de la fe. Y por eso el lema elegido por el Papa para la JMJ de Río de Janeiro 2013 ha sido “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación”.

La tarea no es nada fácil: los enemigos de dentro y de fuera se opondrán a que la Palabra de Cristo nos haga verdaderamente libres. Por eso ahora es el tiempo de los valientes. Porque el Santo Padre nos enseñó que la fe no es una teoría, sino una relación con Jesucris-to, el Amigo que nunca defrauda.

Así Benedicto XVI se hizo eco de nuestro queridísimo Juan Pablo II, el “fundador” de las JMJ, y nos alentó: “No tengáis miedo al mun-do, ni al futuro, ni a vuestra debilidad. El Señor os ha otorgado vivir en este momento de la historia, para que gracias a vuestra fe siga resonando su Nombre en toda la tierra”.

Ojalá estas historias, querido lector, te recuerden que lo que nos dijo el Papa en Madrid (el Evangelio) es para cada uno de nosotros, su ejemplo te persuada de que es posible ser amigo de Jesús allí

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donde estás, y su alegría te anime a seguir la aventura apasionante de la vida cristiana. La nueva evangelización a la que nos llama el Papa está en tus manos.

† Antonio Mª Rouco Varela Cardenal-Arzobispo de Madrid

Presidente del Comité Organizador Local de la JMJ Madrid 2011

P. D. Después de haber conocido la renuncia de Su Santidad el Papa Benedicto XVI al ministerio petrino, me apresuro a expresar al Santo Padre mi más profunda gratitud por el impagable servicio pres-tado a la Santa Iglesia en estos intensos años de pontificado. Enco-mendad, jóvenes, al Señor la persona tan querida del Papa Benedic-to XVI, y pedid para que el proceso de elección del Sumo Pontífice sea guiado e iluminado por la fuerza del Espíritu Santo.

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INTRODUCCIÓN

Este es sobre todo un libro de agradecimiento: 70 testimonios de la JMJ en gratitud a Benedicto XVI. Gracias Santo Padre por tu persona, por tu vida, y por todas las cosas que nos dijiste en Madrid y que hemos considerado durante todo este tiempo.

Este libro surgió pasados unos meses de la Jornada Mundial 2011, cuando muchos nos preguntábamos entonces ¿y ahora qué? Creíamos que habíamos tenido el tiempo suficien-te para reflexionar e interiorizar todo lo vivido en esos mágicos días en los que la Iglesia viva despertó y la fuerza de la juventud entusiasmó. No nos podíamos dormir ahora, había que mantener vivo el fuego del Espíritu Santo. Necesitábamos comunicar todo lo vivido hasta ahora.

Por eso varios voluntarios crearon un blog en enero 2012 para invitar a todos a compar-tir su testimonio: http://shareyourexperiencewyd.com. En menos de cuatro meses se reci-bieron cerca de un centenar de testimonios de todo el mundo (Alemania, Croacia, Filipinas, Argentina, Italia o Japón) y en varios idiomas. Con mucha ilusión seleccionamos esas histo-rias de jóvenes que participaron en la JMJ presentándolos en formato e-book. Están orde-nados alfabéticamente por sus nombres.

Todos coinciden en que fueron unos días inolvidables: había miles de banderas, se es-cuchaba todo tipo de idiomas, pero no para separar sino para unir. Como expone Khu Be-larmino –que hasta compuso una canción–, con Dios la lengua no es una barrera. “Can-tamos, bailamos, rezamos y reímos juntos porque el Espíritu Santo nos guía, Dios quiere que seamos uno. Y Él nos hace capaces de participar en la obra de la evangelización y la difusión de su mensaje de amor a los demás”.

Otros peregrinos de la JMJ de Madrid destacan su experiencia en los días previos en las Diócesis, donde los peregrinos fueron acogidos por las familias con tanto cariño, compar-tiendo la fe y las vivencias con los voluntarios y con personas de distintos países, antes de llegar a la capital.

Ya en Madrid muchos se hacen eco de la sabiduría y ternura de Benedicto XVI, de su profunda paternidad. Y de su firmeza y su deseo intenso de comunicarnos su mensaje.

Y lo que más mencionan fue el Vía Crucis y la experiencia de la Vigilia en Cuatro Vientos. La tormenta que se desencadenó, y cómo tras un Padrenuestro para que dejara de llover, la lluvia amainó pudiendo comenzar la impresionante adoración al Santísimo Sacramento con la famosa Custodia de Arfe. Ese silencio… casi dos millones de personas guardando silencio y “poniendo de rodillas su corazón”.

Confiamos que los testimonios aquí recogidos sirvan de recuerdos imborrables de tan magna experiencia y aviven los deseos de muchos jóvenes de vivir de acuerdo con todos aquellos mensajes que Benedicto XVI nos transmitió y de participar en la próxima Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro el próximo mes de julio.

¡Gracias Santo Padre! ¡Gracias Benedicto por haber querido vivir junto a nosotros una aventura inolvidable!

María Brunet Coordinadora del libro

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TESTIMONIOS

• El amor es una forma de vida......................................................................................10

• La alegría de la JMJ ......................................................................................................12

• Be the Change!..............................................................................................................14

¡Sé el cambio! .............................................................................................................16

• These Feelings...............................................................................................................19

Estos sentimientos.....................................................................................................20

• Oración + trabajo arduo = derroche de amor ............................................................22

• Vuelta a Cuatro Vientos ................................................................................................24

• Todo en la vida pasa por algo ......................................................................................25

• Vive la vida al máximo: tienes mucho que aportar al mundo .................................27

• Una fe y pasión sin fronteras .......................................................................................29

• Sydney, Madrid, Río de Janeiro....................................................................................30

• Mi vida ha cambiado después de esta JMJ ..............................................................32

• Seis meses después.....................................................................................................33

• El encuentro más grande del mundo: el Papa y los jóvenes con el Señor ............35

• La promesa de amor con la que Jesús me conquistó...............................................37

• Esta Jornada en Madrid fue lo mejor..........................................................................40

• Mi peregrinar en la JMJ ................................................................................................41

• ¡La alegría de vivir en la JMJ! .......................................................................................43

• ¡Una gran fiesta, JMJ! ...................................................................................................45

• El voluntariado en la JMJ..............................................................................................46

• Argentina arraigada y edificada en Cristo, firme en la Fe.........................................48

• Varios testimonios desde Croacia ...............................................................................50

• E assim se cumpre um sonho… ..................................................................................52

Y así se cumple un sueño….......................................................................................53

• Attratti dalla bellezza del suo amore...........................................................................55

Atraídos por la belleza de su amor...........................................................................56

• Lo mejor de mí me lo ha dado Él.................................................................................58

• Respondamos con valentía, como lo hace un corazón joven arraigado en Cristo60

• Mi experiencia en la JMJ ..............................................................................................62

• Un empujón hasta la fe ................................................................................................64

• JMJ: familia joven universal .........................................................................................66

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• Una experiencia que fortalece la fe ............................................................................68

• Cinco días de fe. Dos millones de jóvenes católicos.................................................70

• Wir sollten immer alle einen Schritt aufeinander zu gehen! ...................................73

¡Deberíamos dar siempre un paso hacia delante!.................................................. 74

• Excited to be a part of WYD Madrid ............................................................................75

Contenta de ser parte de la JMJ en Madrid.............................................................76

• La JMJ me hizo disfrutar del amor de Dios en medio del mundo............................77

• “Hemos vivido una aventura juntos” ..........................................................................80

• Zwischen Plaza del sol und Cuatro Vientos - Glauben teilen....................................83

Entre la Puerta del Sol y Cuatro Vientos - Compartiendo la fe ..............................84

• Del otro lado del mundo, juntos por el amor de Dios................................................86

• Mi JMJ:Jerez-Madrid-Jerez............................................................................................87

• En Madrid encontré la respuesta a todas mis preguntas ........................................89

• Un verdadero regalo de Dios .......................................................................................91

• La rinascita alla fede ....................................................................................................93

El renacimiento de la fe .............................................................................................94

• Il vero spirito della GMG ...............................................................................................96

El verdadero espíritu de la JMJ .................................................................................97

• “Y estas señales acompañarán a los que creen…” (Mc 16) ...................................98

• La recompensa de la entrega al prójimo................................................................. 100

• A “Juan de la Cruz” story ........................................................................................... 102

Una historia de “Juan de la Cruz” .......................................................................... 103

• Ser peregrino.............................................................................................................. 105

• Una GMG raccontata in musica ................................................................................107

Una JMJ contada en música .................................................................................. 112

• Mi primer viaje en avión ............................................................................................ 116

• Luwalhating Kasiyahan ang makasapi bilang Perigrino ........................................ 118

El verdadero sentimiento de alegría de un peregrino ......................................... 119

• “Voi siete la luce del mondo”.................................................................................... 121

“Vosotros sois la luz del mundo” ........................................................................... 122

• Mi Camino hacia la JMJ no fue camino sin Jesús a mi lado.................................. 124

• La juventud del Papa................................................................................................. 125

• Mi fe y la de los demás.............................................................................................. 127

• Sinfonía de fe, verdad y belleza................................................................................ 128

• Más entrega, más caridad, más esfuerzo… ser de Cristo .................................... 131

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• Noche de fe, de recuerdos y de vientos .................................................................. 133

• La Jornada que me encaminó a descubrir mi vocación al servicio ...................... 135

• Instituto San José....................................................................................................... 137

• The summer of my life ............................................................................................... 139

El verano de mi vida................................................................................................ 140

• Uma experiência inesquecível! ................................................................................. 142

¡Una experiencia inolvidable! ................................................................................. 143

• Weltjugendtag 2011 Madrid..................................................................................... 145

Jornada Mundial de la Juventud 2011 ................................................................. 146

• Experiencias de la fe, junto a jóvenes de todo el mundo ...................................... 148

• JMJ, una experiencia que cambió mi vida............................................................... 150

• My WYD experience ................................................................................................... 152

Mi experiencia en la JMJ......................................................................................... 153

• A hundred fold ............................................................................................................ 155

Cien veces................................................................................................................ 156

• Abrid vuestro corazón al Señor................................................................................. 158

• Un diario de la JMJ..................................................................................................... 159

• Unconditional love: the kindness of the Spanish people....................................... 164

Amor incondicional: la amabilidad de los españoles .......................................... 165

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El amor es una forma de vida

Rafael Álvarez

Guatemala, 26 años

Estuve unos días acogido en la Diócesis de Cádiz, la gente nos brindaba su respeto y amor, es una ciudad muy bella no sólo por su cultura, la belleza natural y arquitectura, sino principalmente por su gente.

Muchas veces fui a retiros espirituales, participé en varios eventos de este tipo, pero siempre me quedé con ganas de más, toda vez que siempre quise tener mucha intimidad con DIOS. Debo reconocer que en un evento tan grande como “la JMJ” no creí que pudiera tener esta intimidad, siendo éste un evento en el que participan millones de fieles.

Mi función dentro del grupo de peregrinos al que pertenecía era liderar, sin embargo, sentí la necesidad de dejar en manos de alguien más la responsabilidad, porque me sentía llamado a algo que no se podía combinar con esas funciones, ese llamado era de interiori-zar, sí… interiorizar, aunque parezca fuera de serie, tomando en cuenta la cantidad de nue-vas amistades con las cuales poder relacionarme, pero sentí el llamado, el silencio se apo-deró de mi boca.

Luego, con la llegada del Papa llegó también mucha luz a mi corazón, empezó ese sen-timiento tan agradable, el sentirme muy lleno de fe; DIOS se manifestó en mí, encontré en Madrid lo que siempre anduve buscando. Desde ese día hasta hoy puede decirse que no he sido más feliz que cuando DIOS inflamó mi corazón con su Presencia.

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Si bien es cierto que ahora soy un hombre con muchos defectos, los mismos que co-metía antes de la JMJ, también es cierto que mi fe me mostró el camino verdadero y de qué manera tengo que dejarme moldear y aplicar los Evangelios a mi vida.

Mi vida es otra, ahora soy conocedor de lo que tengo que hacer.

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La alegría de la JMJ

Josecho Basanta Vázquez

Pontevedra (España), 14 años

Participé en la JMJ2011MADRID y fue la experiencia de mi vida, es mi primera JMJ. Sentí la universalidad de la Iglesia, fue muy bonito ver gente de Líbano, Siria, USA, UK, Chi-na, Italia, España, Francia, etc. y que todos sean católicos. También sentí que la Iglesia es cosa de jóvenes. El momento que más me tocó el corazón fue cuando el sábado 20, en Cuatro Vientos, después de la tormenta y el vendaval, cuando comenzó a subir la custodia de Arfe con el Santísimo, todos nos recogimos en oración, en silencio, 2 millones de perso-nas. Si me pidieran que describiera con una frase el ambiente de Madrid en la JMJ diría: La alegría de saberse amado por el Amor.

Llegué el miércoles 17 de agosto a Madrid, nos alojamos, yo y mis amigos, en el colegio “Las Tablas Valverde” en el madrileño barrio de Las Tablas. El jueves 18 recibimos al Santo Padre en Cibeles. Cuando pasó junto a mí sentí que me miraba, a mí. No miraba a los jóve-nes en general sino a todos y a cada una en particular.

El viernes 19 por la mañana nos dimos un paseo por Madrid, bailando con brasileños y firmando camisetas e intercambiando cosas con polacas. Por la tarde participamos en el preciosísimo Vía Crucis en Recoletos, donde se hizo Semana Santa en pleno agosto.

El sábado… ¡A Cuatro Vientos! El metro estaba a rebosar, lleno de gente cantando y gri-

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tando: “¡Esta es la juventud del Papa!, ¡Viva el Papa! ¡Viva!”, etc. ¡Cuánta alegría, cuánta ilusión! Después de un día esperando bajo el sol Benedicto XVI llega a Cuatro Vientos y la alegría se desborda. La lluvia nos da igual y entonces empieza a alzarse el Altísimo y todos nos postramos en silencio orante, silencio, sobre todo silencio.

El domingo es el gran día, celebramos la Santa Misa con Benedicto XXI y nos envió al mundo a predicar y poner en obras lo vivido en Madrid.

Ahora a dar frutos y a ver si podemos repetir en Río de Janeiro.

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Be the Change!

Kuh Belarmino

Missionary CFC Singles for Family and Life, Filipinas, 25 años

Privileged and Blessed! That’s how I Feel after attending the World Youth Day in Madrid, Spain.

My prayer before going to Madrid is for the Lord to speak to me powerfully. After that wonderful and life-changing experience in Madrid, everything seems different. The Lord hears every prayer for sure, because He planted a seed of hope inside my very heart.

Beyond Words if you’ll asked me to describe the World Youth Day. It was unbelievable!

From wishing to attend, waiting for the processing of documents and actually sitting with the other delegates from all over the world it was overwhelming and a dream come true. What seems impossible becomes possible!

Our stay in Sierra de Fuentes has been very memorable to me. I love everything about it, especially the people living in this humble municipality. At first it felt really weird to adapt in a new culture, the time difference, the food, the language and of course their way of life.

How can you survive in a Spanish land when the only words you’re confident to speak are “Hola, Gracias, de nada, Siesta and Sí!” This might sound funny but in reality that is how it is. You need to connect with the locals even if you don’t speak their language and you know what, God made everything happened. I cannot explain how broken my Spanish was or how little they converse in English but the most amazing thing that was present in the scene is God. With Him language is not a barrier at all. We sing, we dance, we pray and we laugh together because the Holy Spirit is at work, God wants all of us to be one.

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I love the Youth. Being able to bond and get to know them make it difficult to part ways. They were very accommodating and warm to accept us. They are very dear to me especially my good friends: Ivan, Aurora, Nadia, Irene, Montana, Asier, Juan Carlos and the rest of the jóvenes of Sierra de Fuentes. Their vibrant personalities shine brighter than the sun. They are loved.

And how can you not cry upon leaving the area when you need to bid goodbye to a great and loving priest in the likes of Padre Jesus Moreno. He exudes a man of faith and always desires for what is good for the youth. Padre Jesus swims, eats, walks, waits and looks after us every single day. We love you Padre! You will always have a special place in our hearts. Days in the Diocese of Sierra de Fuentes are worth remembering.

The World Youth Day had taught me a lot of things:

La Gracia Ilimitada de Dios.

It was God’s Unlimited Grace – nothing else.

He had planned this way before I actually had the desire to go.

I always look for the Vertical limit but I found nothing.

God has a limitless grace!

And He proved that when he brought us to Spain.

Be bold to Evangelize!

The first thing you need to know to survive in a foreign land is to learn the language.

Well at least the most important ones.

I love greeting “Hola!” to every people we see in the streets but when conversation time comes no words came out from my mouth.

The good thing is that God gave us the privilege to be with the locals from the area and He reminded me that I have something to say! Though I cannot fluently speak in Spanish but I have God living inside of me, then there is this urge to speak about Him to this people. And no matter how broken my Spanish is the important thing is that I was able to connect with them especially the youth.

Stronger!

World Youth Day brought me out of my comforts and really pushed me to my limit. My physical strength and patience have been tested. The long walk under the scorching heat of the sun is a challenge for me. But keeping in mind that we are in a pilgrimage and not a vacation really helped me to go on. Offering to the Lord whatever pain I’m feeling because at the end of every single day in Spain all we can exclaim was “Vale la pena” It’s all worth it!

Take that step

God has been so good in my life! And He makes us able to participate in His work of evangelization and spreading His message of love to other people regardless of what na-tion, language and culture. He will use each and every one of us.

I was blessed to have the opportunity to sing during our last mass in Sierra de Fuentes celebrated by our beloved Padre Jesus. I was very nervous to sing in front because the song is in Spanish, I was afraid to make a mistake because the listeners are all locals.

And when I finally sing “Te Doy Mi Corazon” something weird happened to me. The song become personal to me, I realized that it was indeed the prayer that I have inside my very heart. This heart belongs to God and I am willing to give up everything for His sake. And so

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now I pray to Him asking for His will to become my will and to purify me more while I’m ser-ving.

My one desire (Mi único deseo) right now is to be used by God to serve His people to the ends of the earth. Allowing me to see and be inspired by His Unlimited Grace, to be Bold enough to evangelize and to have that courage to take the next step.

Father, let me “Be the Change!”

I composed a song, here is the link in Youtube:

http://www.youtube.com/watch?v=2IW3Kz08FLk

and the link for my WYD Madrid Sharing as well:

http://alterna-chic.blogspot.com/2011/09/se-el-cambio-be-change.html

TRADUCCIÓN ESPAÑOLA

¡Sé el cambio!

¡Privilegiada y bendecida! Estos dos adjetivos definen cómo me siento después de haber participado en la Jornada Mundial de la Juventud, en Madrid, España.

Mi oración antes de ir a Madrid era que el Señor me hablase de manera clara. Después de esa experiencia maravillosa que ha cambiado mi vida, todo parece ser diferente. El Se-ñor escucha cada oración sin duda alguna porque Él ha plantado una semilla de esperanza en mi corazón.

Describir la Jornada Mundial de la Juventud va más allá de las palabras. La JMJ fue in-creíble. Desde los deseos de asistir, esperar el proceso de trámite de documentos hasta sentarme junto al resto de delegados de todo el mundo, fue una experiencia conmovedora y un sueño hecho realidad. Lo que parece ser imposible se hace posible.

Nuestro alojamiento en Sierra de Fuentes fue muy memorable para mí. Me encantó to-do – especialmente la gente que vive en esta humilde municipalidad. En un principio era extraño adaptarse a una cultura nueva, la diferencia de horario, la comida, el idioma y por supuesto el estilo de vida.

Cómo se puede sobrevivir en tierra española cuando las únicas palabras que sabes pronunciar con seguridad son Hola, Gracias, de nada, Siesta y Sí! Esto puede parecer gra-cioso pero en realidad es así. Es necesario estar en sintonía con la gente local aun cuando no hablas su idioma, pero Dios hace todo posible. No puedo explicar lo malo que era mi español o lo poco que ellos conversaban en inglés, pero la cosa más maravillosa presente en la escena es Dios. Con Él, el idioma no es una barrera. Cantamos, bailamos, rezamos y reímos juntos porque el Espírito Santo está entre nosotros, Dios quiere que todos seamos uno solo.

Me encanta la juventud. Ser capaz de sintonizar con ellos y conocerles hace que la despedida sea muy difícil. Ellos eran muy amables y cálidos en aceptarnos. Todos ellos son muy especiales para mí, en especial mis buenos amigos: Iván, Aurora, Nadia, Irene, Mon-tana, Asier, Juan Carlos y el resto de jóvenes de Sierra de Fuentes. Sus vibrantes personali-dades irradian más que el sol. Ellos son amados.

Y cómo evitar no llorar al momento de la partida cuando tienes que decir adiós a per-

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sonas extraordinarias y amadas como el Padre Jesús Moreno. Él es la representación de un hombre de fe que desea siempre todo lo mejor para los jóvenes. Padre Jesús nada, ca-mina, come, espera y nos cuida cada día. ¡Lo amamos Padre! Siempre tendrá un lugar es-pecial en nuestros corazones. Vale la pena recordar los días en las diócesis de Sierra de Fuentes.

La Jornada Mundial de la Juventud me ha enseñado muchas cosas:

La Gracia Ilimitada de Dios.

Fue la gracia ilimitada de Dios. –Nada más.

Él lo había planeado en este modo aun antes de que yo tuviese el deseo de participar.

Siempre busqué el Vertical limitado pero no encontré ninguno.

Dios tiene una gracia sin límites.

Y Él lo demostró cuando nos trajo a España.

Ser valiente para Evangelizar!

La primera cosa que se necesita para sobrevivir en una tierra extranjera es aprender el idioma. O al menos lo más importante. Me encanta usar la expresión de saludo “Hola!” con todas las personas que encontrábamos por las calles, pero al momento de la conversación, ninguna palabra salía de mi boca. Lo bueno en todo esto es que Dios nos dio el privilegio de estar con la gente local de la zona y Él me recordó que yo tenía algo que decir! A pesar de no poder hablar el español de manera fluida, tenía a Dios dentro de mí, por lo tanto existía la necesidad de hablar de Él a estas personas. Y sin importar cuan limitado era mi español, lo importante es que fui capaz de conectar con ellos, en especial con los jóvenes.

¡Fuerte!

La Jornada Mundial de la Juventud me impulsó fuera de mi zona de comodidad, hacia mis límites. Mi fuerza física y mi paciencia fueron sometidas a prueba. La gran caminata bajo el fuerte calor del sol fue un reto para mí. El ser consciente que estábamos en una peregrinación y no de vacaciones me ayudó a continuar. Ofrecer al Señor cada uno de mis sufrimientos porque al final de cada día en España lo que podíamos exclamar era “Vale la pena”.

Dar ese paso

¡Dios ha sido muy bondadoso en mi vida! Y Él nos hace partícipes de sus obras de evangelización dando a conocer su mensaje de amor entre la gente sin importar nación, lenguaje, y cultura. Él usara todos y cada uno de nosotros.

Tuve la gran bendición de poder cantar durante nuestra última Misa en Sierra de Fuen-tes, celebrada por nuestro querido Padre Jesús. Estaba nerviosa de cantar frente a todos porque la canción era en español, temía cometer un error porque la audiencia eran todos locales.

Y finalmente cuando canté “Te doy mi corazón” algo extraño ocurrió en mí. La canción se transformó en algo personal para mí, me doy cuenta que ésta era la oración que tenía en mi corazón. Este corazón pertenece a Dios y estoy dispuesta a darlo todo por Él. Por lo cual ahora le pido que su voluntad sea mi voluntad y de purificarme aun más mientras le sirvo.

Mi único deseo ahora es que Dios me utilice para servir a su gente hasta los confines de la tierra. Que me permita ver y ser inspirada por su inmensa gracia, ser valiente para evangelizar y tener el valor de dar ese próximo paso.

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Padre, ¡permíteme ser ese cambio!

Compuse una canción, éste es el enlace en Youtube:

http://www.youtube.com/watch?v=2IW3Kz08FLk

y también el enlace de lo que compartí en Madrid:

http://alterna-chic.blogspot.com/2011/09/se-el-cambio-be-change.html.

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These Feelings

Rebekka Bolz

Alemania, 21 años

Hitze, diese unerträgliche Hitze. Cuatro Vientos? Von nur einem kleinsten Windhauch spürt man hier nichts! 50 Grad im Schatten, doch kein Schatten weit und breit. Auch die gelben Schirme, die uns das Erzbistum geboten hat, reichen kaum aus. Staub in der Luft. Auf dem Weg zu den Sanitäranlagen darf man nicht zu tief einatmen. Kein Platz. Immer mehr Menschen kommen auf das Feld und die Italiener hinter uns breiten sich ganz schön aus! Zum Sitzen hat man noch genug Platz, doch schlaFen wird wohl unmöglich sein!

Und dann Angst. Ganz langsam kommt Angst auf. Die letzten Tage waren wundervoll und man hat Menschenmassen und Hitze wohl überstanden. Allen geht es gut. Aber jetzt kommt es hoch. Die Angst. Wie kommen wir an Trinkwasser, wenn doch jetzt schon sieben Anlagen ausgefallen sind!? Und das bei der Hitze, in der wir Wasser so dringend nötig haben. Wie kommen wir mit so vielen Pilgern am nächsten Tag nach der Abschlussmesse runter vom Feld?! Die Geschehnisse der Loveparade 2010 in nächster Nähe sind noch lan-ge nicht vergessen. Ob es allen so geht, oder wir aus NRW besonders vorbelastet sind? Angst!

Doch dann sind da auf einmal ganz andere Gefühle;

Gemeinschaft; ein Gefühl, dass alle durchdringt. Nicht erst am heutigen Tag, sondern bereits seit der Ankunft in Spanien. Direkt neben uns ein Überlebenskünstler, der aus Stöcken und Rettungsdecken versucht, ein kühles Plätzchen zu schafFen. Nicht nur für sich, sondern auch für uns! Im LauFe der Nacht wird er seinen Bau zu einem Unterstand vor Regen und zu einem Zelt zum SchlaFen umfunktionieren; es wird gesungen, gelacht, getanzt, man freut sich so sehr, dass es langsam Abend wird und die Vigil naht! “Firmes en la Fe!” ertönt es immer wieder. Nicht nur einmal verleiht der Gesang tausender Menschen

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ein Gänsehautgefühl. Ein fröhliches Lied, voller Elan gesungen, das unserer Freude gerecht wird!

Innere Stille; müde von den anstrengenden Stunden, dem Weg hin zum Platz, berührt von den letzten Tagen, besinnt darauf, sich auf das Ende des Weltjugendtags vorzuberei-ten, kehrt Ruhe in jedem von uns ein; langsam wird es still auf dem Feld. Kaum vorstellbar, bei Millionen von Feiernden. Alle sind nun angekommen. Körperlich angekommen auf dem FlughaFengelände, innerlich angekommen in der Begegnung mit Jesus Christus. Bereit für das, was uns in den letzten Stunden noch erwartet!

Freude; der Papst ist da, für uns gekommen! Es ist ein tolles Gefühl zu spüren, wie be-rührt dieser Mensch davon ist, von uns Pilgern geFeiert zu werden. Lieder erklingen, es wird gemeinsam gebetet. Dann wieder sind alle still, um den Worten des Heiligen Vaters zu lauschen. Worte von Benedikt XVI. an uns Deutsche, die berühren und uns zum Nachden-ken anregen! “Tief in unserem Herzen sehnen wir uns nach dem Großen und Schönen im Leben. Lasst eure Wünsche und Sehnsüchte nicht ins Leere lauFen, sondern macht sie Fest in Jesus Christus. Er selber ist der Grund, der trägt, und der sichere Bezugspunkt für ein erfülltes Leben!” Worte, die die Erlebnisse in Spanien gut zusammenfassen, Worte, mit denen man gerne nach Hause kehrt, Worte, die auch noch im Danke-Gottesdienst in unse-rer Heimatgemeinde zur Sprache kommen.

Erlösung; am Nachmittag sah man es schon kommen, der Himmel nahm eine immer dunkler werdende Farbe an. Und nun, wie durch ein Wunder, in einem Moment, in dem es erst ganz unpassend erscheint, öffnet er sich und Regen fällt. Die riesige Staubwolke, die noch vor ein paar Stunden auf dem Feld lag, legt sich und wir tanzen und freuen uns über das erfrischende Nass! Nicht mehr Angst, sondern nur noch pure Begeisterung!

Ein Fest! Beglückende Tage und eine Bereicherung unseres Glaubens!


Estos sentimientos

Calor, este insoportable calor. Cuatro Vientos??? Ni siquiera se siente una pequeña bri-sa…50 grados a la sombra y ni siquiera una sombra a lo largo y ancho..Ni siquiera los pa-raguas amarillos que nos proporcionó la archidiócesis son suficientes. Polvo en el aire. En el camino que lleva a las instalaciones sanitarias no se podía respirar. Ni un sitio… Cada vez llegaba más gente a la explanada y los italianos que estaban detrás nuestro se desple-gaban más y más. Para sentarse aún quedaba algo de sitio pero para dormir será imposi-ble…!! Y entonces, miedo… Poco a poco llegó el miedo…Los últimos días fueron maravillo-sos y sobrellevamos bien el calor y la multitud. A todos les va bien.`… pero llega el miedo… ¿cómo llegar al agua potable cuando han fallado 7 instalaciones? Con estos calores en el que el agua es imprescindible. ¿Cómo salimos monte abajo con tantos peregrinos mañana al finalizar la misa? El evento de la Loveparade 2010 todavía no está olvidado. Miedo ¡!

Pero entonces de pronto, vienen otros sentimientos:

Comunidad… Un sentimiento que prevalece… no sólo en el día de hoy sino desde la lle-gada a España. Junto a nosotros un superviviente que entre palos y mantas buscaba un lugar fresquito., no sólo para él sino también para nosotros… A lo largo de la noche y debi-do a la lluvia se le fastidió la tienda de campaña que fabricó… Cantamos, bailamos, y nos alegramos de que poco a poco se va haciendo de noche y llega el momento de la vigilia.

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“Firmes en la fe” suena constantemente. No sólo una vez se nos pone la piel de gallina cuando oímos las canciones… Canciones alegres cantadas con ímpetu reparan nuestra alegría.

Silencio interior, cansancio ante las horas de nervios, vuelta a tu sitio, jaleada por los últimos días, llena de sentimientos, nos vamos preparando para el final de la JM, entra el silencio en nuestro interior y poco a poco llega el silencio a la explanada…Casi inimagina-ble, millones de celebrantes. Todos han venido, en cuerpo al aeropuerto, en alma al en-cuentro con Cristo.

Preparados para ver lo que nos espera en las últimas horas…!!

Alegría… el Papa ha llegado, ha venido por nosotros!! Es maravilloso el sentimiento de ver cómo este hombre se ve celebrado por tantos peregrinos. Suenan canciones, se reza en comunidad. De pronto un gran silencio para poder escuchar con atención las palabras del Santo Padre. Palabras de Benedicto XVII a nosotros los alemanes… que nos hacen pen-sar…

“Con profundidad en nuestros corazones anhelamos lo grande y bonito de la vida. De-jad que vuestros deseos y vuestros anhelos no se vacíen sino que se afirmen en Cristo. Él mismo es el fundamento que os conduce a una vida llena”.

Estas palabras conjugan perfectamente los sentimientos vividos en España. Con estas palabras volvemos a casa felices. Palabras que adquieren sentido y valor en nuestra misa de acción de gracias.

Salvación, por la tarde se veía venir… el cielo se volvió oscuro… y de pronto como un mi-lagro se abrió el cielo y comenzó a llover…La enorme nube de polvo que hace unas horas estaba en la explanada, se disolvió y todos bailamos de alegría y nos alegramos de la lluvia refrescante.

No más miedo…sino puro entusiasmo…

Una fiesta… días felices y fortalecimiento de nuestra fe…

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Oración + trabajo arduo = derroche de amor

Alba Bowen

Panamá, 29 años

Soy Alba Bowen, de Panamá, tengo 29 años y pertenezco al Camino Neocatecumenal y desde la JMJ en Colonia Alemania sentí el deseo de asistir a este encuentro, sin embargo siempre me desanimaba en el camino…

Para la JMJ de Madrid, les puedo decir que mi peregrinación inició en octubre de 2009 junto a otros jóvenes de mi parroquia. Desde que se nos anunció la peregrinación comen-zamos a realizar actividades para recaudar los fondos, porque como en otras ocasiones muchos jóvenes nos animamos al llamado del Papa, pero al final sólo iban uno o dos. Y QUERÍAMOS que ésta fuera la excepción.

En esta ocasión al Señor le pareció bien que yo, junto a otros hermanos, –los mayores en edad– coordináramos las actividades del grupo, éramos como 18 jóvenes inicialmente y yo sentía la responsabilidad de que todos pudiésemos vivir lo hermoso de este encuentro. Trasnochaba para tener toda la organización en orden, intentaba dar el máximo, pero como veía que otros no hacían lo mismo, me enojaba en ocasiones, pero seguíamos adelante apoyándonos en la oración, la comunicación y el consejo. Trabajábamos muy fuerte para obtener los ingresos, había donaciones pero pasaba el tiempo y veíamos que aún estába-mos lejos de completar todo el dinero necesario. Sin embargo, Dios, en su infinita miseri-cordia, nos regalaba acontecimientos donde veíamos su gloria, nos daba fuerzas para con-tinuar y nos animaba a dar nuestras vidas por los hermanos del grupo, y eso me hizo ver que yo no era quien llevaba esta empresa, sino que Él era quien se encargaba de llevarnos a Madrid, y así fue que quienes perseveraron en la peregrinación (13 chicos) pudimos dis-frutar de aquella maravillosa fiesta mundial. Al final, fuimos un total de 18 hermanos de la

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parroquia.

Estoy convencida que la oración individual, en grupo y solicitada a quien podíamos, jun-to con la humillación de pedir dinero a gente que en mi vida había visto, fue lo que me permitió vivir 15 días en el cielo, sí en el cielo, así me sentí durante mi estadía en Europa.

Y les cuento, para mayor gloria de Dios, Él me permitió ver su misericordia en medio de mis pecados, porque tuve la oportunidad de viajar antes y conocer otros lugares, y durante esa pre-pre-jornada, el Señor me permitió vivir milagros y conocer personas que jamás ol-vidaré aunque es muy probable que jamás volveré a ver, pero que me hicieron sentir el amor de Dios a través de la caridad. Pude realmente sentirme como peregrina, me dieron hospedaje y alimento gratis cuando literalmente no tenía donde pasar la noche, el Señor envió ángeles (un hombre bondadoso) para llevarme a una estación de tren sin un alma de Dios, en el momento preciso, además el tren sólo pasaba una vez al día; y muchísimas otras experiencias que si las cuento todas no termino.

Además, con mi grupo de peregrinación de Panamá, también pude visitar hermosos lu-gares santos como el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, el Templo Expiatorio del Sagrado Corazón y el Santuario de Nuestra Señora de Montserrat en Barcelona; en Zara-goza visitamos el Templo de la Virgen del Pilar, la Iglesia de San Bartolomé de Calatorao, la Parroquia Santa María de los Sagrados Corporales de Daroca, y lo que más me impresionó, las Criptas de los Mártires Claretianos y la vida de Pelé, el Santo de los Gitanos en Barbas-tro; y en Madrid La Catedral de Santa María la Real de la Almudena.

Y por fin… La Jornada con su Santidad Benedicto XVI, momentos en que verdaderamen-te pude apreciar la gracia de Dios, primero, al ver cómo en su ancianidad, el Papa nos acompañó y dio aliento a tantos jóvenes reunidos en nombre de Jesucristo a pesar de las circunstancias climáticas y, segundo, que después de un calor atormentador durante la tarde –que nos era sofocada con agua que la gente tiraba desde sus casas en el camino o de camiones cisternas– se nos regaló la lluvia, para mí, maravillosa, refrescante, aunque días después, camino a casa, estaba durmiendo en un aeropuerto… con fiebre.

Para mí TODO, –la comida, de la que muchos de mi grupo renegaban por ser la misma todo el tiempo y algo extraña en ocasiones por las diferencias culturales– era realmente dones de Dios porque la verdad no tenía dinero para sustentarme, y puedo decir que en ningún momento me faltó la comida (al contrario, sobró), y muchísimo menos la alegría para alabar a Dios en cada lugar que visitábamos, íbamos cantando y danzando, dando testimonio de que Cristo está edificándome y arraigándome cada día más para estar FIR-ME EN LA FE, durante mi peregrinación en esta tierra.

Ahora, si Dios lo quiere, espero poder Ir a hacer discípulos a Río el próximo año.

Que Dios te bendiga y te permita realmente sentirte amado por Él, es lo mejor, abrazos desde Panamá!!!

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Vuelta a Cuatro Vientos

Mª Dolores Bueno López

Voluntaria española, 23 años

Hola, soy una joven de 23 años que me apunté como voluntaria a la JMJ, porque me parecía lo mínimo que podía hacer viniendo el Santo Padre a mi país. Recuerdo que antes de emprender el viaje, nos transmitieron lo que el Papa esperaba de los jóvenes en la JMJ: que la Iglesia estaba viva, y que esos días tenían que ser un encuentro personal con Cristo. A lo largo de la semana que pasé en Madrid descubrí que mi encuentro con Cristo era en la Cruz, aún no lo sabía pero unos días más tarde iba a renunciar a mis planes de futuro por una enfermedad de la que empezaban a aparecer los síntomas ya en verano.

En realidad, apenas pude ser voluntaria, porque el esfuerzo físico y el calor me super-aron por completo, y tuve que dejar de ser voluntaria. Pero, aunque no estuviera en condi-ciones de servir a los demás, no quise perderme Cuatro Vientos. La última vez que estuve allí tenía 14 años y me pasé el día esperando a Juan Pablo II. Después de quemarme en aquel mayo de 2003, tuve la suerte de ver de lejos el papamóvil. La gente a mi alrededor corría hacia las vallas para ver más de cerca al Papa. Yo no pude porque al verle me para-licé. Hasta entonces le había visto en la tele y nunca me imaginé que le vería tan de cerca. Su mirada (miraba en nuestra dirección) y su saludo me conmovieron profundamente y decidí entregarme a Dios donde Él quisiera. Las palabras que nos dirigió a los jóvenes, sa-biendo él y nosotros que sería su última visita a España, cuando le aclamamos gritando: ¡El Papa es joven!, y él nos contestó que sí, que era un joven de ochenta y tantos…, oírle hablar en mi lengua de entrega y de que vale la pena, y que nos llevaba a todos en su co-razón, son alguna de las cosas que llevaba por dentro entonces y también, de otra manera, este verano. Poco después pedí ser del Opus Dei, y creo que buena parte de mi vocación se la debo a Juan Pablo II, a su oración y al ofrecimiento a Dios de su enfermedad.

Así que Cuatro Vientos y el calor de Madrid eran recuerdos muy vivos y tenía ganas de repetir. Ver a Benedicto XVI volcándose con nosotros los jóvenes, el silencio en la adoración eucarística, la confianza del Papa en los jóvenes y en nuestra acción en el mundo… Son cosas que hay que vivirlas. Por eso, ¡muchas gracias Santo Padre! ¡Muchas gracias a todas las personas que colaboraron con su trabajo o voluntariado en esos días!

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Todo en la vida pasa por algo

Angela Mª Bustamante

Colombia, 30 años

Cómo empezar a contar esta hermosa bendición que Dios me dio de tener la oportuni-dad de haber asistido a la JMJ Madrid 2011. Antes de asistir a la peregrinación sentía que mi vida era completa y que no me faltaba nada, que Dios sólo era algo espiritual, y que la vida se encargaba de dar a cada uno de acuerdo a sus propias acciones. El momento es-perado llegó, mis expectativas al viajar a Madrid eran tan diferentes a las que pensé… El día que marcó mi viaje fue la vigilia pero nunca sabría que el significado del sufrimiento y el no perder la fe tendría que vivirlo en carne propia días después de regresar de la peregri-nación.

Meses después de dar mi testimonio, del hermoso regalo que Dios me dio de conocer tantos jóvenes de diferentes edades, culturas y sobre todo ese amor a Dios que profesan, Dios me salvó de dejar esta tierra. Por cosas de la vida sufrí un grave accidente. Recordé la frase del Santo Padre, que nos decía: “Jóvenes, la fe no se opone a vuestros ideales más altos, al contrario, los exalta y perfecciona”. Yo perdí la fe por momentos, porque no me di cuenta que Dios me había dado una segunda oportunidad, que no importa los golpes físi-cos que hoy perduran, porque entiendes que si estás con Dios y pones todo en sus manos Él te ayuda. A pesar de que en momentos de nuestras vidas nos dispersamos por diferen-tes caminos, que a veces nos gana el rencor, el egoísmo y nos dejamos llevar por un mun-do ciego de cosas materiales, de falsas amistades sin darnos cuenta que son vacíos y frus-traciones en nuestras vidas.

Hoy lo que me aconteció lo veo como una oportunidad que Dios me dio para hacer un examen de mi vida, que el sufrimiento es necesario en nuestras vidas, es como la huella que te enseña a ser fuerte y me doy cuenta que soy un regalo de Dios, Él me enseñó el

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valor del perdón y a ver lo hermoso del mundo a través de la humildad para practicar la frase de la Jornada que llevaré grabada por siempre en mi vida y buscando la vocación que Dios me tiene destinada: “ARRAIGADOS Y CIMENTADOS EN CRISTO, FIRMES EN LA FE”.

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Vive la vida al máximo: tienes mucho que aportar al mundo

Edward Campos

Parroquia San Antonio de Padua, El Valle, Caracas (Venezuela), 26 años

Desde un principio, en mi caminar pastoral las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) han formado parte de mi formación, con las catequesis y demás mensajes afines de auto-formación y reflexión que brotaban de los corazones jóvenes de Venezuela y el mundo.

No fue hasta hace año y medio que decidí iniciar la aventura de viajar a un encuentro con hermanos que aunque desconocidos nos amábamos por el simple hecho de ser uno en Cristo e hijos de un mismo Padre. La distancia era una de las limitaciones a vencer, na-da que 9 horas de vuelo no pudiera superar, para ello muchos jóvenes de Venezuela deci-dimos estar “Arraigados y edificados en Cristo firmes en la fe”.

Muchas personas decían tú… ¿ir a Madrid?, ¡es muy costoso!, pero con la fe en Cristo todo se puede, en mi parroquia me ayudaron con rifas y unos que otros donativos y/o préstamos; por mi parte me esforcé en buscar un empleo que me diera los recursos económicos para lograr cancelar mi boleto aéreo que era lo más costoso. A mediados del mes junio ya contaba con pasaje en mano y unido a la buena organización de mi zona pas-toral y de mi Equipo Arciprestal de Pastoral Juvenil (EarcPJ) sin dejar de agradecer al Padre Armelin de Sousa, Hermanas Catequistas de Lourdes, Coro Jesús de la Misericordia y Feli-greses de mi parroquia.

Los días en las diócesis fueron base fundamental para el éxito de la JMJ; en estos días compartimos con jóvenes de varias partes del mundo –en mi caso de Australia y Brasil–, claro está y de España. Mi estadía fue en un pequeño pueblo llamado Sonseca, en la Dió-cesis de Toledo, que permitió abrir mi corazón en primera instancia a Jesucristo por medio

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de la oración, la meditación y la Santa Eucaristía, por otra parte a mi familia de acogida (familia Blas) y a las diferentes familias que permitieron hacer de estos días un pueblo de oración y de alegría en las diferentes actividades, rumbo a la gran cita en la ciudad de Ma-drid.

Ya en Madrid, la emoción era de esperarse jóvenes de todas las nacionalidades, está-bamos juntos en oración por la Iglesia universal de Cristo, colocando en manos de Dios las inquietudes y necesidades particulares en las diferentes catequesis y espacios de oración, así como en los Festivales vocacionales y de música Católica y el tan sentido Vía Crucis. Las calles de Madrid recibieron a los peregrinos con gran alegría a pesar de tantas dificul-tades por las que atraviesa esta nación y a opositores que maniFestaban su desacuerdo con la JMJ y la Iglesia Católica.

En mi sentir, la JMJ fue y seguirá siendo mi primera experiencia de este tipo, en donde pude discernir, en un profundo momento de oración, mi opción preferencial por los jóve-nes, definir que sigo siendo un bloque para la tan anhelada construcción de la CIVILIZA-CION DEL AMOR, centinela del ayer, del hoy y del mañana, un agente de pastoral Juvenil comprometido con mi Arquidiócesis y con mi país de la mano con la única iglesia de Cristo, sin importar fronteras y teniendo siempre presente el servicio en cualquier espacio que se me designe, siempre y cuando tenga la idoneidad que radique en la humildad y la capaci-tación.

Para un momento culmen de esta Jornada las palabras de su Santidad Benedicto XVI en cuatro vientos después de la gran lluvia que azotó la pernoctación de centenares de jóvenes llegaron a mí sentir:

Queridos jóvenes: “He pensado mucho en vosotros en estas horas que no nos hemos visto. Espero que hayáis podido dormir un poco, a pesar de las inclemencias del tiempo. Seguro que en esta madrugada habréis levantado los ojos al cielo más de una vez, y no sólo los ojos, también el corazón, y esto os habrá permitido rezar. Dios saca bienes de to-do. Con esta confianza, y sabiendo que el Señor nunca nos abandona, comenzamos nues-tra celebración”.

Con estas palabras pude experimentar que los jóvenes para la iglesia siempre estamos presentes, sólo basta hacernos escuchar y tener presente los inolvidables discursos de nuestro Beato Juan Pablo II y una de sus frases “No Tengáis Miedo” para decirle al mundo que estamos presentes los JOVENES CON CRISTO y desde la invitación de su Santidad a ser fermento de nuevos cristianos, recordándonos que siempre estamos en sus oraciones y teniendo presente a nuestra Madre de los jóvenes, María Santísima estrella de la nueva evangelización.

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Una fe y pasión sin fronteras

Carla Eslovenia Caravantes

Guatemala, 20 años

Todo empezó al momento de ver los clips de todas la JMJ que se han realizado; ¡me llamó tanto la atención!, se veía que eran experiencias inolvidables y en ese momento pensé que yo también podía ser una de esas personas. Durante mi vida la Iglesia me ha dado mucho, ahora tenía que buscar una manera de devolver todas las bendiciones que Dios me ha dado.

Así fue como empecé a buscar información sobre la JMJ y me inscribí junto con otros jóvenes para así empezar una de las mejores experiencias de mi vida. Cuando llegó el momento de viajar a España fue algo lindo, las personas de Cádiz nos recibieron maravillo-samente, fue en un ambiente muy especial y así empezamos a vivir los días en las Diócesis compartiendo con todos los voluntarios y personas de otros países. Disfrutamos de todo lo que nos prepararon, cada día que pasaba en Cádiz me daba cuenta que Dios era el que estaba conmigo dando la alegría y la fortaleza que necesitaba para seguir adelante.

Pero la experiencia que fue seguramente la más especial y deseada de esos días para mí fue el momento en el que el Santo Padre se presentó ante nosotros. Fue algo inexplica-ble, mi corazón rebosaba de felicidad al sentir su presencia, fue algo hermoso, sentí que nuestro Padre Celestial nos saludaba a través de él en todo momento. Fue el regalo que Dios tenía para nosotros en esos momentos y así luego regresar a nuestra Guatemala para compartir todo lo sucedido y vivido en la Jornada Mundial de la Juventud Madrid2011.

¿Y por qué no revivirla de nuevo en la JMJ Rio? Yo tengo todas las ganas y la fe en que podré asistir y asímismo invitar a más jóvenes a encontrarse con Dios en esta nueva cita que tendremos con el Santo Padre en Brasil en Julio de 2013. Toda esta experiencia me ha hecho aprender mucho sobre la manera de ir a confesarme y a estar en el camino de la espiritualidad.

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Sydney, Madrid, Río de Janeiro

Cristina Castaño Rodríguez

España, 16 años

El primer momento que más me impresionó fue el sábado 13 de agosto, en Barcelona. No había ni un 1/10 de la gente que iba a haber en Madrid. Nos reúnen a todos en el fórum de las culturas para una eucaristía y más tarde un concierto. Simplemente con en-trar por la puerta del fórum y ver todo lleno de gente alzando y ondeando sus banderas ya se me puso la piel de gallina, recuerdo que mis palabras fueron: ¡GUAAU! Impresiona.

Ya sólo con ver esa imagen supe que merecía la pena estar allí. La de gente que había venido de todas partes del mundo sólo y únicamente para ver al Papa y pasar unos días reafirmando su fe. Entrar en esa gran explanada del fórum fue para mí todo un descubri-miento. El concierto de después lo recuerdo perFectamente, fueron sólo momentos felices, no hubo ningún mal rollo, ningún tipo de problema, simplemente una gran fiesta de jóve-nes alegres.

Al ir hacia Madrid mi impresión aumentó en gran medida. Lo que había allí eran masas y masas de gente, todos cantando canciones y alzando banderas. Al salir por la puerta del metro de Sol lo único que se te ocurre es ¡FLIPANTE!

En el Retiro conocí a varias monjitas que nos contaron sus experiencias, en concreto una me llamó la atención, simplemente con mirar sus ojos ya sentías amor en su mirada. Me miraba como una abuela mira a sus nietos, se le notaba realmente feliz de su elección. Su historia no era realmente emocionante, pero ver contar una historia con tal brillo en los

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ojos te acarrea inevitablemente un nudo en la garganta y pelos de punta.

De todas formas la experiencia más grande fue Cuatro Vientos, dos días en mitad de una explanada enorme, en mitad de un aeropuerto, que a pesar del calor insoportable no dejaba de venir gente, todos cogiendo su comida y dirigiéndose a sus zonas correspondien-tes, bomberos con las mangueras mojando y refrescando a todos los que podían. Llegó la tarde y con esto la Vigilia dirigida por el Papa Benedicto XVI. Después de la tarde calurosa, en mitad de la Vigilia comenzó a llover, se inició un fuerte viento pero nadie se movía de su sitio, todos quietos y en silencio esperando las palabras del Papa. Las pantallas se apaga-ron y sólo funcionaban los altavoces, continuaba la lluvia y el viento. Quisieron llevarse al Papa pero al igual que los casi dos millones de personas presentes en Cuatro Vientos no se movió de su sitio, únicamente propuso rezar todos juntos un Padre Nuestro. Fue simple-mente acabar la oración con un AMEN y dejó de llover, estábamos incrédulos al notar que la lluvia había cesado. Me extrañó ver que todos sonreíamos y a mi alrededor todos se da-ban abrazos sin motivo, lo mismo hice yo y, al ponerme de pie, noté que miraba a los ojos de mis amigos con el mismo brillo que el de aquella monjita del Retiro. Tras los abrazos vinieron los cantos y los bailes compartidos con aquellos franceses con los que antes nos habíamos peleado por el sitio, todos con un brillo característico en la mirada. Al ver esto sólo pude ponerme a llorar pero descubrí que no era la única. Aquellas imágenes te hacen correr las lágrimas por las mejillas. Esas imágenes estarán guardadas en mi cerebro du-rante mucho tiempo.

Al continuar la Vigilia pidieron unos momentos de silencio donde continué llorando y re-flexionando, yo estaba en las últimas filas y no había silencio absoluto, pero lo suficiente para impresionarte.

Ésta ha sido mi primera experiencia en una JMJ, tengo muy claro que la historia acaba de comenzar, mi próximo destino es Río de Janeiro 2013 para la decimoséptima Jornada Mundial de la Juventud. Y al igual que aquí se esperaban dos millones de personas, en Brasil se esperan ocho millones de personas.

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Mi vida ha cambiado después de esta JMJ

Alonso Chávarri

España, 15 años

Mi vida ha cambiado después de esta JMJ. Yo antes no estaba seguro de que existiese Dios y cuando vi a una juventud unida me cambió la vida. Me pregunté cómo tanta gente podría creer en Dios.

Yo para ir con mis amigos me apunté como voluntario y cuando en la Vigilia todo el mundo rezaba me quedé impresionado, entonces yo también empecé a rezar, sin saber lo que hacía; de repente pensé: –“Ostras estoy hablando con DIOS”.

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Seis meses después

Hno. Luis Alberto Cruz, Sch.P.

Seminarista Escolapio. Puerto Rico, 26 años

20 de Febrero de 2012

¡Cómo pasa el tiempo! Precisamente esta noche son 6 meses de aquella inolvidable noche en la Vigilia de Cuatro Vientos, en la JMJ Madrid 2011.

Una noche intensa, orando junto a nuestro Santo Padre Benedicto XVI. Una noche de lluvia, viento, noche tempestuosa. Sin embargo, allí permanecimos todos, ¡inclusive el mismo Papa!, a la espera de la calma.

Y así ocurrió. Cuando parecía que la Vigilia sería cancelada, vino la calma, y en medio de la tempestad, vino el Maestro, Cristo, y detuvo la tormenta. Vino literalmente la Paz en medio de la tormenta. Y presenciamos la Hora Santa junto al Papa en calma, adorando al Santísimo Sacramento expuesto en la famosísima custodia de Toledo… ¡Una noche inolvi-dable!

El Señor estuvo con nosotros y estuvimos alegres… Cuando todo parecía perdido… cuando parecía que el Papa se marcharía… ¡No lo hizo! ¡El Papa nos confirmó en la Fe! ¡Esa noche se puso a prueba el lema de la Jornada: “Arraigados en Cristo, firmes en la Fe”!

Ciertamente, luego de la Hora Santa, volvió algo de tormenta, algunas ráfagas y lluvia… pero ya era una experiencia totalmente distinta. ¡Estuvimos junto al Maestro! Por lo que ya no teníamos miedo. Nuestras vidas habían sido transformadas, y ya no nos daban miedo las lluvias ni las ráfagas de viento. ¡Realmente comenzábamos a estar arraigados en Cris-to, firmes en la fe!

La Jornada Mundial de la Juventud seguirá siendo una experiencia que ha marcado mi vida. Que me llevó a comprender realmente, a vivir personalmente, a experimentar la fuer-

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za y vitalidad ¡del Cuerpo Místico de Cristo! ¡La Iglesia de Cristo! ¡La Iglesia Católica! Una Iglesia, que a pesar de todas las difamaciones y calumnias del mundo, es una Iglesia joven y llena de vitalidad.

Pero ahora nos toca preguntarnos: tras estos seis meses después de la JMJ Madrid 2011, ¿sigo arraigado en Cristo, firme en la fe? Vivir de recuerdos bonitos nos podrán lle-nar de cierta alegría, pero nos hace estancarnos en la nostalgia de algo bonito que pasó, pero ahí quedó. Si realmente queremos sacarle el máximo provecho a esta experiencia única, hay que trascender de los recuerdos y ¡hay que seguir dando testimonio de lo que hemos vivido! Tanto de palabras, como de obras.

Arraigados en Cristo, firmes en la fe: al árbol de nuestra vida hay que regarlo con agua, alimentarlo, y podarlo: regarlo con el Agua de la Vida, que sólo proviene de Cristo, alimen-tarlo con la Eucaristía, el mismo Cuerpo de Cristo, y podarlo de todo aquello que nos aparte de Él.

Arraigados en Cristo, firmes en la fe: ¡Seamos testigos de Cristo! Llevemos esa luz que allí se encendió siempre en alto, portadores de Cristo, Luz del Mundo, en medio de las ti-nieblas de la sociedad en que vivimos.

Que el Señor nos siga colmando de bendiciones, para que habiendo sido tocados y transformados por esta experiencia de fe, permanezcamos siempre arraigados en Él. Y de esta manera, que todas nuestras acciones sean siempre “PARA MAYOR GLORIA DE DIOS Y UTILIDAD DEL PRÓJIMO”.

Fraternalmente en Cristo, María y San José de Calasanz.

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El encuentro más grande del mundo: el Papa y los jóvenes con el Señor

Valeria Cruz Alayza

Piura (Perú), 19 años

Yo quise ir a la JMJ porque quería buscar algo… algo que sentía que me faltaba y no sabía qué. Gracias a Dios encontré todo en la JMJ. Como mis papás aceptaron (un viaje a Europa no pasa todos los días), no podía dejar pasar la oportunidad.

Ir a la JMJ fue la experiencia más fuerte de conversión que he tenido en toda mi vida, fui porque quería sentir cómo era ver al Papa en vivo, esa persona que tiene que estar al mando de toda la Iglesia y al cual admiro mucho.

Cuando vi al Papa, me gustó mucho la familiaridad con la que nos trataba, su sabiduría y su ternura. Su deseo intenso por comunicarnos su mensaje: debíamos permanecer fir-mes en la fe y no dejarnos llevar por este mundo que está contaminado de cosas malas. La firmeza con la que hablaba me hacía sentir que no debía defraudarlo… ni a él, ni a Dios.

Fue muy emocionante ver cómo Dios actuaba en cada uno de nosotros cuando está-bamos en las actividades de la JMJ, a pesar que todos rezaban, yo sentía que de verdad me escuchaba y que me quería decir algo.

Cuando regresé me di cuenta que esa Jornada fue mucho más que ver al Papa, pude encontrarme realmente con el Señor, viví la fuerza de la Iglesia junto con jóvenes de todo el mundo. Jamás creí que 2 millones de jóvenes sintieran como yo esa sed del Señor, esa necesidad de ser amados y de buscar la felicidad.

Me di cuenta que ser católico no era aburrido como muchas personas piensan, sino que era lo más divertido que puede haber, es darlo y hacer todo por amor. Ser católico es tener la oportunidad de agradecerle todos los días a Dios la vida que tenemos. Cada día

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hay cosas que el Señor quiere que vivamos, puede no ser un día perfecto, pero si tenemos el amor de Dios, Él nos ayudará en todo.

Encontré muchísimas cosas que me ayudaron en mi vida, cosas que debía mejorar, co-sas que nunca me había puesto a pensar, pero lo más lindo fue que pude abrirle mi co-razón al Señor, dejar de lado esas barreras que le había puesto a mi corazón y escuchar lo que me tenía que decir.

Esta emocionante experiencia me ayudó a contarle al Señor lo que me pasaba, como lo hacen los verdaderos amigos. Realmente necesitaba eso.

Me hizo ver el deseo de Dios sobre la Santidad de todos nosotros, me hizo ver que Él realmente quiere que yo sea santa, que mi enamorado, mi familia y mis amigos sean san-tos.

Me hizo valorar la amistad en el Señor, la amistad verdadera, desear que mis amigos no sean simplemente personas con las que paso el día en la universidad o que me acom-pañan a comprar cosas, sino que mis amigos busquen lo mismo que yo: la Felicidad, que me acompañen en ese camino, que me hagan mejorar y yo a ellos.

Sé que me falta mucho para llegar a ser santa, pero con la ayuda de Dios y de las per-sonas que de verdad me aman, sé que estoy en el camino correcto.

Como me he dado cuenta de todo lo que me ha servido ir a la JMJ Madrid 2011, estoy esperando con ansias la JMJ Rio 2013, no puedo esperar lo que el Señor tiene preparado para mí.

Doy muchas gracias a Jesús y a la Virgen por dejarme tener esta gran oportunidad.

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La promesa de amor con la que Jesús me conquistó

Carmen Mª Cruz Meléndez

El Salvador, 28 años

Un sombrero y una mochila es el distintivo, peregrinos todos… ¿Pero qué mensaje lle-van?

Son muchos, van y vienen, llenan los bares, los restaurantes, las iglesias, los museos y cuanto lugar en el que puedan entrar.

Kilómetros recorren, el calor es muy intenso…

El suelo se ha convertido en la mesa que muchos comparten para comer. No importa que el sol se oculte a altas horas de la tarde, los peregrinos tienen la decisión y convicción de soportarlo todo.

Muchas banderas, muchas diFerencias culturales, muchos sueños, muchas necesida-des.

Emprendí este viaje por la recomendación de una amiga, me parecía propio aprovechar este tiempo para tomar mis vacaciones y hacer un retiro espiritual…la sorpresa no era para quienes me recibían, sino para mí! Trataré de describir lo que he visto, sentido y vivido:

La calidez no tiene colores, edades, razas, idiomas, inclusive creencias. En nuestros primeros días fuimos recibidos en un pequeño pueblo llamado Checa, en la provincia de Guadalajara, cerca de Sigüenza. Un pueblo pobre y rico al mismo tiempo, ahora explico la razón. Fui atendida como una princesa, no recuerdo que un amigo me haya recibido con tanta alegría y con tanta esperanza, sí, esperanza por devolver sonrisas auténticas y jóve-nes a su pueblo. Dos niños sostenían un rótulo dándonos la bienvenida, sus caras son im-

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posibles de olvidar. Más adelante, en la plaza, frente a la iglesia nos esperaban muchos niños y mujeres, todos llenos de curiosidad por conocer al grupo. Había una serie de activi-dades por realizar, turísticas y espirituales, organizadas por el sacerdote. Las palabras no pueden describir la delicadeza y el esmero que el pueblo entero puso para cuidarnos. Du-rante los tiempos de comida la gente llegaba emocionada a saludar al grupo y nosotros, sin duda, albergábamos tanta curiosidad y alegría en nuestros corazones.

La pre jornada se acaban en ese lugar, mágico, místico y hasta misterioso… Es imposi-ble no tener lágrimas en las mejillas al despedirnos, el sacerdote, el cura o Raúl, como todo Checa lo llama, se ha convertido en nuestro guía, nuestro amigo, nuestro anfitrión, nuestro hermano. Dos jóvenes se han ganado nuestro cariño por acompañar cada uno de nuestros pasos, los demás habitantes del pueblo nos han adoptado como familia.

…Sus vestiduras son imponentes, por la noche, majestuosa como la de un rey y por el día resplandeciente como el sol. Impone respeto desde que se espera su llegada y hace callar a miles de personas para escuchar el mensaje que envía Aquel a quien representa. Es Benedicto XVI al que todos quieren ver, al que de toda nación le traen una porra. Al que también unos cuantos odian y por quien arman manifestaciones en las calles principales de Madrid.

He esperado horas para conocerlo, verlo a unos cuantos metros. El sol en Madrid ha si-do intenso, pero lo soporté casi 12 horas para verlo y escuchar el mensaje. A mi alrededor hay una fiesta, es un Festival, hay muchas banderas, pero no para separar sino para unir. Estoy muerta del cansancio, pero cuando ya casi no puedo, anuncian su llegada, espero que verle sea como he imaginado, les cuento que fue mejor. Él representa en la tierra al Dios hecho hombre, el mismo en el que mis papás fueron fundamentales para creer: Jesús. Dios lo ha elegido, no me explico de otra manera que haya podido convocar a milla-res de jóvenes para escuchar su mensaje.

El mensaje es mantenerse firmes en la fe, a pesar de todos los obstáculos y saber que la iglesia está siempre con los jóvenes, quiere estar con los jóvenes. Él trae palabras de esperanza para iluminar el camino de todo aquél que necesite permanecer joven en la fe. El Papa envía saludos a nuestras casas y amigos, haciendo que el momento sea más es-pecial, porque aunque tú no estuvieras físicamente en ese lugar, Dios te hizo presente en mi mente.

La experiencia se convierte en inesperada. Al final todos reciben algo, un regalo perso-nal de Dios.

En mi camino voy entendiendo muchas cosas de mi vida y muchas cosas de la historia de mi iglesia, pero al fin y al cabo, lo más impresionante de todo es que ante un pedacito de pan, que generalmente no valoramos a diario, que representa el Cuerpo y la Sangre de ese Cristo muerto en la Cruz, dos millones de personas logran guardar silencio y poner de rodillas su corazón. Si eso no es Dios actuando, entonces que alguien me lo explique me-jor.

Se ha acabado la jornada espiritual y continúo con el viaje. Mi piel se resiste a oscure-cer, ha hecho su máximo esfuerzo por aguantar, pero ni yo logro notar la diferencia de color por el sol.

Me desconcierta un poco todo lo que he vivido, porque en cada momento he encontra-do lo que yo había buscado, sólo que de diferente forma a la que imaginé.

En Madrid, durante el desarrollo del evento me adopta una señora, muy elegante, muy guapa, pero me marcó sin duda el corazón; tenía en sus abrazos la fuerza y el cariño de

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una verdadera mamá, pero también tenia la tristeza de saber que es marginada por ser una anciana. Espero tener la oportunidad de compensarla con todo el cariño que me ha dado.

El viaje sigue, ahora más como turista, ahora de vacaciones, me impresiona mucho lo que veo, me impresiona mucho lo que ahora aprecio, lo que he dejado en mi país. Los pai-sajes han sido preciosos, las obras de arte impresionantes, y dudo que una foto retrate mi vivencia…

Cumplí el propósito de mi viaje, encontrar una respuesta a mi vida: guardar silencio, porque en el silencio es cuando habla Dios. En lo imperfecto de mi vida y de los demás encuentro la perfección de Dios.

No quiero dejar de compartir que aprendí que la juventud se lleva de la mano con la fe, si me canso es porque he decidido no creer. También, este viaje me enseñó que las distan-cias tan extremas que he recorrido hasta ahora no valen si no son para llevar el mensaje de amor y que muchas veces no hace falta ni tan siquiera dar una docena de pasos para amar a los que siempre están.

Gracias por tomar el tiempo de leer mis vivencias y por ser parte de mi viaje!

Todos estamos llamados a ser denuncia para aquellos que se creen sin fuerzas!

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Esta Jornada en Madrid fue lo mejor

Raquel Dato

Murcia (España), 18 años

Hola, me llamo Raquel, tengo 18 años y soy de España, Murcia. Pues esta Jornada en Madrid fue lo mejor. Antes estuvimos unos días por Palencia para anunciar la Palabra de Dios, allí visitamos muchos conventos, iglesias e incluso un monasterio de monjes. Lo que más me impresionó fue el convento de las Hermanas Clarisas en Lerma. Al verlas, lloré porque yo me decía: tan jóvenes y aquí encerradas, pero se las veía con mucha alegría.

Pero donde mejor me lo pasé fue en Madrid, cuando llegamos a Cuatro Vientos, al ver tanta gente. Luego por la noche, cuando fue la tormenta, la pasé tranquila. Me dio mucha alegría poder haber ido, por eso ahora estoy empezando a ahorrar para ir a Brasil.

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Mi peregrinar en la JMJ

Cris Delgado R.

Venezuela, 37 años

Cuando llegas a participar en una JMJ por primera vez, la semilla sembrada en tu ser queda. Y por ende, te da pie a querer asistir a las próximas (2000-2002-2005-2011). Lo importante es dejarse guiar por Dios y que nuestro norte sea él.

Antes de saber que asistiría, algunos representantes de la Iglesia en Caracas me dieron una misión que realizar y la manera de cómo hacerlo: la misión fue de tomar fotografías y de publicarlas diariamente en un grupo para transmitir nuestras vivencias a todas las per-sonas que no lograron asistir, y así estar en sintonía.

Esta JMJ me invitó a arraigarme en Dios, edificarme en la Iglesia y a mantenerme firme en la fe (aunque la considere poca y pequeña). Esta Fe que Papá Dios, La Virgen y mi Pa-trona Sta. Teresita me han regalado desde hace mucho tiempo. Y que gracias a ellos, con-tinúo recibiendo enseñanzas, aclaratorias y experiencias a través de todos los hermanos que conforman las Comunidades Neocatecumenales del mundo entero.

He experimentado de manera más profunda e íntima mi encuentro con Dios, y que en medio de mi caminar, Dios está conformando a millares de discípulos para formar parte y con alegría de la Iglesia, que tanta falta hace en el mundo. Y esto lo vi reflejado en los días de evangelización por el Centro de Córdoba, Peñarroya, Pueblo Nuevo, Sevilla, Torrehermo-sa, Fuenteovejuna, Tomelloso/ Socuéllanos. En fin, llevar la buena noticia de “que Dios te ama sin intereses ni limitaciones”, es la máxima expresión del amor. Y el ver a tantísimos jóvenes participando es realmente maravilloso.

No existen frases, palabras, agradecimientos suficientes para expresar mi alegría por haber sido acogida por la gente de Córdoba. Ha sido una experiencia magnifica, en donde he degustado la Jerusalén Celeste anticipadamente, el poder sentirme realmente amada por Dios, con gente que se ofreció a abrir sus hogares, a compartir sus comodidades, cul-

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tura, vivencias con personas que ni conocían pero teniendo la certeza de que recibían a un miembro más de la familia y, por ende, al mismo Jesucristo. No hay duda de que han reci-bido y continuarán recibiendo el ciento por uno por parte de Dios.

Recuerdo la misa de envío de los Peregrinos con el Obispo de la Diócesis de Córdoba en el Fontanar, porque nos dieron la sorpresa de contar con la reliquia de San Juan de Ávila (uno de los patronos de la JMJ) antes de partir hacia Madrid.

Por otra parte, no importa la raza e idioma, porque compartí con muchos hermanos(as) de la India, Sri Lanka, Pakistán, México y España. Todos hicimos visible la alegría de perte-necer a la Iglesia y de hacer que crezca en cada uno los signos del amor y la unidad, de la misericordia y el perdón.

En cuanto a la lluvia en Cuatro Vientos, comenzó con gotas que más tarde se convirtió en una tormenta y que impidió al Papa continuar con sus palabras, pero a pesar de esto, nadie se movió de su lugar. Y particularmente, la disfrute muchísimo, me pareció que esta-ba cargada de bendiciones. Después de 30 minutos, recuerdo que sus primeras palabras fueron: “Nuestra fe es mayor que la lluvia”. A lo que respondí interiormente: Así sea. Igual-mente, me pareció impresionante el silencio que se produjo cuando se presentó la reliquia del Santísimo. Yo lo veía desde mi cámara, al verlo subir, y observar esto fue muy gratifi-cante.

Las JMJ son un verdadero peregrinar al encuentro con Dios, que llama de mil maneras pero recibe de una sola: con los brazos abiertos y un amor infinito.

Ahora y con la ayuda de Dios me toca animar a los Jóvenes a que participen en las próximas JMJ.

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¡La alegría de vivir en la JMJ!

Yirela Delgado Delgado

Chiclayo (Perú), 23 años

Es una experiencia increíble, antes de viajar estuve muy contenta de formar parte de este gran encuentro, pues al darme cuenta de la necesidad de la Iglesia el tan sólo pensar que nos reuniremos con el Papa Benedicto XVI y miles de jóvenes para esta gran fiesta, una misma misión, unidos en la Fe en Cristo, me llenaba de alegría el vivir por primera vez una JMJ, y especialmente la de Madrid 2011.

He participado de muchas actividades en misiones, jornadas, catequesis, retiros, etc., que ayudan a establecer un encuentro personal con Dios, donde uno aprende a valorar muchas cosas, entre ellas la familia; un cambio radical de vida, la fuerza que Dios te da para que cada día fortalezcas tu fe y puedas dar a Cristo a los demás, pues es así como me siento antes, durante y después de la JMJ.

Muy feliz por la acogida que nos dieron, nuestra gran familia, donde el amor a Dios y al prójimo es pleno, con alegría, sencillez, sobre todo unidad. Alcalá la Real fue aquel lugar que siempre llevaré en el corazón por su espíritu acogedor. Agradezco a Dios infinitamente por poner en mi camino personas tan gratas que me mostraron el rostro de Dios, la gene-rosidad y la caridad, sobre todo la amistad arraigada y edificada en Cristo, firmes en la fe, aquel lema que me llena de fuerza, para seguir luchando en mi vida espiritual y dar a los demás, con ayuda de instrumentos que Dios me da en la dirección espiritual.

Estar en cada actividad de la JMJ fue un ofrecimiento, especialmente en las caminatas, una gran aventura; es aquí donde la amistad cada día iba creciendo más, más y más, un volver a empezar en nuestras vidas, pues esto no termina aquí, la JMJ continúa, en nuestra

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casa, en el trabajo, en la universidad, en el lugar donde estemos, la misión nos espera a cada uno: evangelizar, ayudar a muchos jóvenes en el encuentro con Dios, y ¿por qué no decirlo?, el de ir ya preparándonos desde ahora para la JMJ 2013. ¡Río de Janeiro nos es-pera! La oración nos ayudará a fortalecer más nuestra fe, vencer los obstáculos e ir con confianza, ser discípulos donde Dios nos pone, alegres siempre en Él, guiados por la gracia del Espíritu Santo para nunca perder la esperanza, aceptando la voluntad, porque para Dios no hay nada imposible. Unidos en la oración y en el corazón Inmaculado de la Virgen.

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¡Una gran fiesta, JMJ!

Clariza Delgado de Delgado


Es una gran fiesta la que he vivido; un encuentro con Dios, con miles de jóvenes y el conocer al Papa me llenó de mucha alegría. Estuve muy contenta en Alcalá la Real, una gran familia, personas muy acogedoras, llenos de amor a los demás, generosidad y mucha alegría, unidos a Dios. Siempre los recordaré y estoy muy agradecida por el cariño que nos brindaron, la amistad que siempre permanecerá por medio de la oración. Estar en la JMJ me fortaleció en la fe y edificó en Cristo, firme en Él; es un gozo grande ver a la Iglesia y millones de jóvenes unidos en una sola fe; vivía siempre el tiempo presente, el dar más por amor a Dios; a pesar de que estaba delicada, siempre he tratado de estar en todas las ac-tividades, con alegría y un olvido de mí misma. Dios ve el esfuerzo de cada uno.

Las peregrinaciones, animaciones en la catequesis, Viacrucis, la tormenta en Cuatro Vientos, fueron una gran oportunidad para ofrecerlo especialmente por mi familia, siempre estaba contenta. Estoy muy Feliz de compartir muchas cosas empezando con mi familia, mis hijos, amistades, ayudarles a conocer a Dios, en la oración, en un retiro, haciendo las cosas bien, es hora de aprender a valorar las cosas que Dios nos da. La JMJ, continúa, nunca dejen la vida espiritual, principalmente de participar de la misa, el apostolado, dar a conocer a los demás que Cristo nos necesita, y que siempre va a estar esperándonos, sólo necesita que humildemente lo sigamos por ese camino al que todos estamos llamados, la Santidad. No olvidemos estar en la lucha constante frente a las tentaciones, las pequeñas cruces que vengan, reconfortándonos en Él. La oración nos ayudará a unirnos más a Dios, confiando siempre en nuestra madre, la Virgen.

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El voluntariado en la JMJ

AUGUSTIN DENEY

Voluntario francés, 20 años

Todo empezó hace casi dos años en Paris, Francia. A mil quinientos kilómetros de la capital española me surge la idea de pasar un año en España. Tenía que hacerlo porque era una obligación de mi universidad, pero había que elegir una vía. Objetivo: poner en concordancia mi fe, mi trayectoria profesional y mi deseo de conocer un país y una cultura diferente. Reflexión: En mi vida, la Iglesia me ha dado mucho, tengo que buscar una mane-ra de devolver estos dones. Elección: el voluntariado en la JMJ!

Y es así que llegué en octubre 2010, lleno de esperanza y de impaciencia para disfrutar de este nuevo desafío que me ofrecía el Señor, y la experiencia fue riquísima. El equipo de JMJ estaba compuesto de una mayoría de madrileños, contratados y voluntarios. En este equipo de más de cien personas, tuve la oportunidad de desempeñar los papeles de tra-ductor, de webmaster y de animador de radio.

Ayudé de manera más especial en el departamento de los Días en las Diócesis, que fue el departamento de coordinación de los días previos a la JMJ que se desarrollaban en toda España. Me gustó mucho porque me dio la oportunidad de sentirme útil, de hacer un tra-bajo que fuera importante para los demás y también incluyéndose en un proyecto al servi-cio de la Iglesia. Así tuve contacto por e-mail y teléfono con muchos grupos de todo el mundo y con los responsables de los movimientos de juventud de toda España. Encontré en la sede madrileña gente venida del mundo entero para visitarnos, permitiéndome sentir la universalidad de la Iglesia. Durante los Días en las Diócesis, del 11 al 15 de agosto, es-tuve detrás de mi ordenador, actualizando el blog de los DED en directo con 4 otras perso-nas y acabé mi servicio el 15 por la noche.

Así pude pasar la semana en Madrid como yo quería, animando las catequesis para una radio francesa por la mañana y disfrutando del Festival de la Juventud y de los actos con mis amigos. Me tocó especialmente el Vía Crucis con los cantos, ver toda esta gente reunida en el Paseo de Recoletos rezando en silencio y viviendo con los que llevaban la Cruz la trayectoria de Jesús. Fue un momento muy fuerte.

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Pero la experiencia que fue seguramente la más destacable de esos días para mí fue la confesión con el Santo Padre. Tuve la suerte de haber sido elegido para vivir el Sacramento de la Reconciliación con Benedicto XVI en el Parque del Retiro. Lo supe quince días antes, así, tuve la oportunidad de realizar una verdadera preparación, tomar realmente el tiempo para prepararlo; el hecho de que fuera así previsto me forzó a pensar concienzudamente lo que tenía que decir; eso me ha hecho aprender mucho sobre la manera de ir a confesarse y de estar con las botas puestas para que los frutos espirituales sean numerosos.

Al final, animo a todos los españoles que desean vivir una experiencia comparable, ¿por qué no en Rio? En mi caso, voy a seguir el movimiento, comprometiéndome con Francia para ayudar a los peregrinos franceses que van a unirse a la nueva fiesta de la juventud, a esta nueva gran cita que nos da el Santo Padre en Brasil en julio de 2013.

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Argentina arraigada y edificada en Cristo, firme en la Fe

Mariana Duarte

Banderaló, Buenos Aires (Argentina), 26 años

Queridos amigos: he tenido la posibilidad de compartir con nuestro Santo Padre la Jor-nada Mundial de la Juventud realizada en Madrid. Intentar resumir en palabras lo compar-tido en esos días se me hace verdaderamente difícil, pero representar a mi país en el even-to que reúne a la juventud católica del mundo me llena de alegría.

Durante esos días colmados de la presencia de Cristo en los más de dos millones de jóvenes presentes en la jornada, pudimos reafirmar nuestra fe y decir con orgullo que los jóvenes somos la esperanza.

Nuestro Papa nos hizo crecer en el amor a la Iglesia, para que podamos defenderla como a nuestra familia en estos tiempos difíciles. Nos pidió que recemos por él y por todos los sacerdotes para que sigan confiando y apostando por los jóvenes.

Las palabras del sucesor de Pedro nos hicieron reflexionar sobre todos los Sacramen-tos, para que aprendamos a vivirlos como un verdadero regalo de Dios. Para que nos acer-quemos al Sacramento del Perdón que es lo que nos hace vivir en la gracia plena de Cristo. Sólo si vivimos en la verdad podemos descubrir nuestra misión en la vida y en la iglesia. “Dios no se cansa de perdonar. Todos necesitamos el perdón, nos abre al futuro con espe-ranza”. Benedicto XVI.

La juventud no está perdida, no dejen que esa frase se diga, recen por los jóvenes y confíen en la Santa Providencia del Señor para que podamos crecer en santidad, unos en el matrimonio y otros en la vida consagrada pero fieles en el amor a Cristo.

Tuvimos la gracia de que nuestro querido Benedicto XVI nos consagró al Sagrado Co-razón de Jesús para que arraigados y edificados en Él seamos siempre suyos, en la vida y

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en la muerte y jamás nos apartemos de Él. Impuso sus manos sobre nosotros y bendijo nuestras cruces enviándonos así al mundo entero a anunciar el Evangelio.

Encontrarse con tantos jóvenes que comparten nuestros mismos valores nos hace sa-ber que no estamos solos. El amor de Cristo y por Cristo bastaba para establecer un diálo-go. El “Where are you from?” seguía siempre con algo para intercambiar con otro peregrino.

Recordar el canto “¡Ésta es la juventud del Papa!”, o el profundo silencio que se hizo en el momento de la adoración al Santísimo me llena de emoción. Dios quiera que muchos más jóvenes se animen a seguir a Cristo y que tengan la posibilidad de compartir una ex-periencia tan linda como son las Jornadas Mundiales de la Juventud.

Fue hermoso compartir con nuestro Papa esta aventura, resistir a la lluvia, a las altas temperaturas, nada importaba, sabíamos que estábamos protegidos, nada malo nos podía pasar.

La paz que uno siente al haber compartido con el Papa y con tantos jóvenes la fe de la Iglesia no tiene explicación. Sólo me quedan palabras de agradecimiento para mi familia por haberme trasmitido a Cristo siempre, a toda la gente de Banderaló por acompañarme con sus oraciones y a toda la gente que día a día me hace crecer en la fe.

Sin duda ya nada será igual, nos vemos en Rio de Janeiro en 2013, abrazo en Cristo.

Gracias, jóvenes, porque el regalo de vuestra juventud oxigena al Papa, alienta a la Igle-sia y refresca un mundo sediento de ilusión y coraje.

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Varios testimonios desde Croacia

Viktorja Erjavec, Croacia, 25 años

La Jornada Mundial de la Juventud en Madrid fue mi tercera JMJ. Cada encuentro es especial en su manera. Tuve la oportunidad de ser voluntaria durante un año y medio. Una experiencia muy especial. La JMJ se convirtió en mi pan de cada día. Ayudando en traduc-ciones a mi lengua nativa, que es el croata, y colaborando en la organización a nivel croata, realmente experimenté la JMJ desde diversos ámbitos, no sólo desde el punto de vista de peregrina.

Sandra Špoljariæ, Croacia, 21 años

La Jornada Mundial de la Juventud es un evento que influye o debería tener influencia en el crecimiento de la fe de cada uno. Asimismo le puede ayudar a profundizar su vida de cristiano. Mediante este encuentro, gracias a nuevas amistades y reuniones a las que nos invita Dios, nos sentimos especialmente bendecidos por su parte. Decidí ser voluntaria porque quería dedicarle una parte de mi tiempo a Él así como a la gente que necesitaba de mí durante el encuentro. Hay numerosas anécdotas que contar; en Madrid la respuesta a todo era “mañana”. Lo que más me impresionó fue el papel que se dio a los voluntarios y a todos los que respondieron con un sí a esta invitación. Mi mensaje, después de haber vivi-do el encuentro de esta manera, sería el siguiente: en las situaciones de mucha prisa, y de mucha presión, no merece la pena llorar (la gente que se encontraba a mi lado estos días, sabrá de qué estoy hablando ja.. ja..ja..).

Renata Peharec, Croacia, 22 años

En la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid, lo que más me impresionó fue la faci-lidad de hacer nuevas amistades y de estar rodeada de gente exclusivamente positiva.

Krešimir Šaf, Croacia, 24 años

Para mí, la Jornada Mundial de Juventud representa una estupenda experiencia gracias a la que pude conocer a gente nueva, lo cual al mismo tiempo contribuyó a mi crecimiento espiritual y me dio la posibilidad de pasar unos días en otra ciudad, otro país etc. Decidí participar en el encuentro en Madrid como voluntario porque quise ir a la Jornada Mundial por primera vez y de esta manera contribuir a este encuentro. Hubo muchas anécdotas. Mencionaría una especialmente bonita: intentaba quedar con una chica de Polonia para

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“rantka” lo que en polaco significa “café, salida”. Finalmente, quedamos para tomar el café en el desayuno. El primer día no apareció a la cita, el siguiente tampoco. Ella sintió mucho no haber podido venir ni un solo día y para disculparse puso por el recinto de Ifema (el sitio donde estuvimos alojados), dos o tres carteles en los que puso que lo lamentaba mucho, pidiéndome perdón. Todo el mundo pudo verlo. Ese gesto me pareció tan simpático que decidí hacer lo mismo invitándole a la chica, en público, una vez más a “rantka” mediante las hojas que había dejado por Ifema.

Verdaderamente, hay muchísimas cosas que me tocaron, entre las que mencionaría : el mismo objetivo con el que vinimos todos a este encuentro, el hecho de que no hubo ni un solo incidente; el ambiente, a pesar de carecer de algunas cositas, era excelente, la posibi-lidad de conocer mucha gente nueva. No sé si podría destacar algún mensaje en especial de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid, sin embargo, estos dos me parecen pri-mordiales: “Aférrate bien fuerte a Jesús”. “Todo lo podemos en Él, que nos hace más fuer-tes”.

Marija Radoš, Croacia, 24 años

La Jornada Mundial de la Juventud significa para mí una experiencia que voy a recordar siempre. Este encuentro representa una fraternidad en que todos somos iguales cualquie-ra que sea nuestro color de piel, idioma, cultura u otra cosa. Me decidí a participar en el encuentro como voluntaria a propuesta de una amiga y no me arrepentí para nada. Hubo varios acontecimientos diarios. Cada día, cada momento sucedía algo nuevo y se grababa en la mente. Pero a mí, me impresionó especialmente la amabilidad de la gente así como el hecho de que siempre estaban dispuestos a atendernos en cualquier cosa. El mensaje que me llevo del encuentro es el siguiente: La fe conecta y une verdaderamente a la gente de todo el mundo. Es una experiencia estupenda, una ciudad preciosa, igual que su gente, los voluntarios. Al final, recomendaría a todos que se apunten a participar como voluntarios en la Jornada Mundial de Juventud, tan sólo una vez en la vida, porque trabajando así pue-den contribuir y recibir mucho.»

Petra Abramoviæ, Croacia, 33 años

Esta reunión ha sido una gran escuela para todos nosotros: enseñándonos a ser pa-cientes y fue un gran ejemplo de cómo crecer en nuestra fe. Si hubiera sabido lo que me esperaba en Madrid creo que no hubiera ido. Pero ahora, cuando todo ya ha pasado, pue-do decir totalmente convencido que ha sido la mejor experiencia de fe en toda mi vida. Era mi cuarta JMJ, pero la primera como voluntario y ha sido la mejor.

Martina Pantaler, Croacia, 22 años

Lo mejor de la JMJ en Madrid fue el encuentro con el Papa en IFEMA antes de que se fuera de Madrid. Cuando el Papa estaba llegando a IFEMA y cuando iba pasando, pude ver un brillo en sus ojos cuando vio la bandera croata. Estoy segura que recordaría el encuen-tro en Zagreb y la vigilia con 25.000 jóvenes croatas en la plaza principal de la capital. Fue sólo dos meses antes de la JMJ. Estaba tan orgullosa de poder estar en Madrid y de poder ayudar como voluntaria. Ser una voluntaria de la JMJ 2011 ha sido la mejor experiencia de mi vida.

Sanja Šimatiæ, Croacia, 28 años

Fue maravilloso ser voluntaria y creo que todo el mundo debería repetir esta experien-cia. Algunos de nosotros ya estamos ahorrando para Río.

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E assim se cumpre um sonho…

Marcos Evangelista

Portugal, 29 años

Esta frase simples, pode parecer que não faz muito sentido à partida, mas podem crer, meu amigos, que foi mesmo o cumprir de um objectivo maior. Para mim, que desde os 6 anos ando nestas andanças dos encontros de jovens, chegar aos 28 anos e ter a oportuni-dade de participar nestas jornadas, podem ver o quão importante foi para mim esta ida a Madrid. Não só por ter sido a minha estreia em JMJ, mas porque há muito tempo que o desejava fazer.

Foi uma semana intensa, que está a demorar o seu tempo a digerir, tal como uma boa refeição que se toma e se perde a noção no tempo que dura, foi também assim esta expe-riência. Mas foi uma experiência extremamente positiva, disso tenho a certeza! Posso as-segurar que todos nós vimos mais ricos depois destes dias passados no meio da multidão de jovens que como nós acreditam e estão “firmes na fé”!

Tenho a certeza de que cada um de nós, à sua maneira, traz histórias para contar, tem aquela foto especial, ou conheceu alguém que acabou por marcar estes dias. Também assim foi comigo e estou certo de que me arrependeria para sempre caso não tivesse ido. Creio que é este mesmo o sentimento dominante, pois o calor de Deus e Jesus, são e ser-ão sempre mais intensos do que as altas temperaturas que sofremos esta semana. E to-das as privações, do sol à chuva, das mais simples às mais complicadas, também elas fazem parte desta caminhada que é a nossa vida em partilha e comunidade. E tudo isso fica reduzido perante tamanhas maniFestações de fé, de partilha e calor humano, como as que vivemos nestes dias em Madrid.

Nos dias seguintes, após o meu regresso das Jornadas Mundias da Juventude em Ma-drid, muitas pessoas me questionaram sobre o que se passou por lá, o que vivi e o que aprendi.

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Não sei se convosco se passou o mesmo, mas comigo, aconteceu algo bastante inte-ressante. Perante estas questões eu não sabia o que responder, ficando sempre um pouco tolhido nas palavras. Sentia que as pessoas esperavam que eu desatasse a contar histó-rias que nunca mais acabam, passando-se precisamente o contrário.

Tenho pensado nisto, e tentado perceber este fenómeno, mas até agora chego sempre à mesmo conclusão: as JMJ vivem-se, experienciam-se, não se conta como foi!

Pensando bem, isto até nem faz muito sentido, pois eu até tenho tentado explicar al-gumas das vivências em Madrid, mas se há coisas que não se explicam, uma Jornada Mundial da Juventude é uma delas.

Jesus deu a sua vida por todos nós e o seu legado permanece imutável tanto tempo depois, para que possamos nós estar congregados e com a benção do Santo Padre Bento XVI, que certamente estará contente por cada um de nós que esteve presente e que foi enviado, não só a contar como foi, mas também a viver o testemunho de fé nas nossas comunidades e junto dos que nos são mais queridos e próximos. Se assim for, estas jorna-das terão sido já um marco nas nossas vidas.

Paz e bem!


Y así se cumple un sueño…

Esta frase simple, puede parecer que no tiene mucho sentido para empezar, pero pod-éis creer, mis amigos, que fue la culminación de un objetivo mayor. Para mí, que desde los 6 años estoy metido en estas andanzas de encuentros de jóvenes, llegar a los 28 y tener la oportunidad de participar en estas Jornadas, podéis imaginar cuán importante fue para mí este viaje a Madrid. No solo por haber sido mi estreno en las JMJ, sino porque hace mucho tiempo que lo deseaba hacer.

Fue una semana intensa, que está llevando su tiempo digerir, como una buena comida que se pierde la noción del tiempo que dura, fue también así esta experiencia. ¡Pero fue una experiencia extremamente positiva, de eso estoy seguro! Puedo asegurar que todos volvimos más ricos después de estos días pasados en medio de una multitud de jóvenes que como nosotros, ¡creen y están “firmes en la fe”!

Tengo la certeza de que cada uno de nosotros, a su manera, trae historias para contar, tiene aquella foto especial, o conoció a alguien que le marcó estos días. También ha sido así conmigo y estoy seguro de que me arrepentiría para siempre si no hubiese ido. Creo que éste es el sentimiento dominante, pues el calor de Dios y Jesús, son y serán siempre más intensos que las altas temperaturas que sufrimos esta semana. Y todas las privacio-nes, de sol a lluvia, de las más simples a las más complicadas, también hacen parte de este camino que es nuestra vida compartida y en comunidad. Todo ello queda reducido ante tales manifestaciones de fe, de compartir y de calor humano, como las que vimos estos días en Madrid.

Los días siguientes a mi regreso de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid, mu-chas personas me preguntaban qué pasó allí, qué viví y qué aprendí.

No sé si os pasaría lo mismo a vosotros, pero a mi me paso algo bastante interesante. Ante estas preguntas no sabía qué responder, quedándome siempre un poco falto de pala-

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bras. Sentía que las personas esperaban que me pusiese a contar historias que nunca acaban, pero pasaba justo lo contrario.

He dado muchas vueltas, e intentado entender este fenómeno, pero hasta ahora llego siempre a la misma conclusión: las JMJ se viven, se experimentan, ¡no se cuenta como fue!

Pensándolo bien, esto no tiene mucho sentido, pues hasta he intentado contar algunas experiencias de Madrid, pero hay cosas que no se pueden explicar con palabras, y una Jor-nada Mundial de la Juventud es una de ellas.

Jesús dio su vida por todos nosotros y su legado permanece inmutable tanto tiempo después, para que podamos estar juntos y con la bendición del Santo Padre Benedicto XVI, que seguro está feliz por cada uno de nosotros que estuvimos allí y que fuimos enviados, no sólo a contar como fue, sino a vivir este testimonio de fe en nuestras comunidades y junto a los que nos son más queridos y próximos. Si así fuera, esta Jornada habrá sido ya un hito en nuestras vidas.

Amen!

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Attratti dalla bellezza del suo amore

Mirko Farina

Italia, 23 años

Non è facile dire in poche parole quanto di bello, insieme, abbiamo vissuto nei giorni a Madrid. Son partito, assieme a gruppo di universitari e a qualche ragazzo più giovane, alla volta della capitale spagnola, da un piccolo paese della Valtellina. Ognuno di noi aveva pro-prie aspettative, richieste, timori. Ciascuno partiva con il desiderio di “qualcosa di grande nella vita, qualcosa che dia pienezza e felicità” (Benedetto XVI). Ognuno di noi desiderava sempre più capire quale è la Certezza vera, che non svanisce e su cui puntare l’intera pro-pria vita. Tutto ciò in un mondo in cui “il relativismo diffuso, secondo il quale tutto si equiva-le e non esiste alcuna verità, né alcun punto di riferimento assoluto, non genera la vera libertà, ma instabilità, smarrimento” (B.XVI).

All’inizio non avrei saputo come definire il mio, il nostro, percorso in poche parole, ma, alla luce di quanto è successo, posso dire, ora, che è stato un percorso alla ricerca della Bellezza. In questo ci siam fatti aiutare anche dall’opera dell’uomo, visitando varie bellezze artistiche spagnole. E poi, nei giorni a Madrid, abbiamo potuto scoprire l’uomo come via per la Bellezza suprema. Abbiamo potuto sperimentare la cattolicità: è stato bello vedere che eravamo così numerosi, così allegri. Ciò che contava per noi però non era soltanto es-sere in tanti, ma sentirci parte della Chiesa, sentirci Popolo e non massa. Ciascuno era di-verso, aveva tradizioni diverse, pensieri diversi, modi di esprimersi diversi, eppure c’era un unico desiderio di ricerca della Bellezza. Tutti avevam provato la fatica di quei giorni, il caldo torrido, l’acquazzone della veglia, ma ciascuno era lì gioioso. Una gioia non effimera, ma piena, che sapeva bene dove aveva le sue radici, nell’unica certezza: “Dio ci ama. Questa è la grande verità della nostra vita e che da senso a tutto il resto” (B.XVI). Ed è stato bello allora, in tanti, sentirsi Chiesa. “Seguire Gesù nella fede è camminare con Lui nella comu-

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nione della Chiesa” (B.XVI).

Dalla bellezza dell’esperienza vissuta nasce allora la certezza di come Cristo sia “la for-za che mi sostiene, la gioia che mai mi abbandona” (B.XVI). Da qui origina lo slancio nuovo che ci è servito, e ci continua e continuerà a servire, nella vita di tutti i giorni, nello studio, nel lavoro, nelle fatiche, ma ricchi di una gioia piena che non può passare. “Se rimarrete nell’amore di Cristo, radicati nella fede, incontrerete, anche in mezzo a contrarietà e sofFe-renze, la fonte della gioia e dell’allegria” (B.XVI).

È passato del tempo e posso dire con certezza: è vero. Poi tante volte siamo distratti, non ci accorgiamo, ci scoraggiamo, ci sentiamo un po’ smarriti, ma è allora, quando rivo-gliamo capire il senso del nostro fare e del nostro vivere, che veniamo “attratti dalla bellez-za del suo amore”, di nuovo. Perché solo così riusciamo a vivere una vita ricca di una pie-nezza e intensità che non avremmo neppure osato immaginare. L’esperienza di Madrid me lo ricorda sempre fortemente.


Atraídos por la belleza de su amor

No es fácil decir en pocas palabras la gran experiencia que vivimos juntos durante los días en Madrid. Me fui junto al grupo de universitarios y otros chicos más jóvenes hacia la capital española desde un pequeño pueblo de Valtellina. Cada uno de nosotros tenía sus expectativas, dudas y temores. Cada uno iba con su deseo de “algo grande en la vida, algo que da plenitud y felicidad” (Benedicto XVI). Cada uno de nosotros quería cada vez enten-der más cual es la Certeza verdadera, que no desvanece y sobre la que apoyarse toda la vida. Todo esto en un mundo en el que “el relativismo generalizado, que sostiene que todo es igual y no hay verdad, ni un punto de referencia absoluto, no genera verdadera libertad, sino inestabilidad, pérdida” (B. XVI)

Al principio yo no sabía ni como definir mi, nuestro, camino en pocas palabras, pero a la luz de todo lo que ha sucedido, puedo decir ahora que ha sido un camino en búsqueda de la Belleza. En esto nos ayudaron también las obras del ser humano, visitando varias belle-zas artísticas españolas. Y después, durante los días en Madrid, pudimos descubrir al hombre como camino para la Belleza suprema. Pudimos descubrir la catolicidad: fue muy bonito ver que éramos muchas personas, alegres. Lo que contaba para nosotros no era sólo el hecho de ser tantos, sino sentirnos parte de la Iglesia, sentirnos Pueblo y no masa. Cada uno era diferente, con tradiciones diferentes, modos de pensar diversos, pero sólo había un único deseo de búsqueda de la Belleza.

Todos sufrimos el cansancio de aquellos días, el calor, la lluvia durante la vigilia, pero todos estábamos con alegría. Una alegría no efímera sino completa, que sabía dónde tenía sus raíces, en la única certeza: “Dios nos ama. Ésta es la gran verdad de nuestra vida y que da sentido a todo lo demás” (B.XVI). Y fue muy bonito poder sentirse Iglesia. “Seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia” (B.XVI).

De la belleza de la experiencia vivida nace la certeza de cómo Cristo tiene “la fuerza que me sostiene, la alegría que nunca me abandona” (B. XVI). De aquí nace el impulso nuevo y original que nos ha servido, continúa y seguirá sirviendo en la vida de cada día, en el estudio, en el trabajo, en el trabajo, pero lleno de una plenitud de gozo que no puede pasar. “Si permanecéis en el amor de Cristo, arraigados en la fe, encontrareis, incluso en

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medio de la contrariedad y los sufrimientos, la fuente de la alegría y el gozo” (B.XVI).

El tiempo ha pasado y puedo decir con certeza: es cierto. Y muchas veces estamos dis-traídos, no nos damos cuenta, nos desanimamos, nos sentimos un poco perdidos, pero cuando volvemos a entender el significado de nuestras acciones y de nuestra vida, somos “atraídos por la belleza de su amor” de nuevo. Porque sólo así podemos vivir una vida de tal plenitud e intensidad que nunca hemos llegado a imaginar. La experiencia de Madrid me lo recuerda siempre fuertemente.

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Lo mejor de mí me lo ha dado Él

Elena Fernández de la Puebla

Córdoba (España), 21 años

Soy Elena, tengo 21 años y para mí las Jornadas Mundiales de la Juventud han sido días para volver a decirle un Sí alto y claro a Cristo.

Mi JMJ no empezó el 16 de Agosto, ni el 15, ni siquiera en agosto. No comenzó cuando llegó la cruz de los jóvenes a Córdoba, ni tampoco en los días de la diócesis en Córdoba. Mi JMJ comenzó hace algo más tiempo, cuando algo dentro de mí me decía que no podía de-jar pasar esta oportunidad, que ésta era una ocasión que tenían que aprovechar y vivir todos los que estaban a mi alrededor. Tenía que contarlo, no me lo podía quedar dentro y no tardé en comentárselo a mi novio: “Quiero ir a la JMJ”

Somos responsables de un grupo scout católico en Córdoba, el Grupo Scout La Salle y pronto nos vimos envueltos, casi sin querer, en un plan del que nosotros no éramos los verdaderos artífices, sino Otro; nos fuimos ilusionando con lo que iba a ser un gran proyec-to: proponer a un grupo de chicos de entre 14 y 17 años ir a Madrid a ver al Papa y a dejar-nos seducir por el atractivo de Cristo

Pero no iba a ser fácil, “Dicen que no es moda toda esta historia del amor a la cruz y a Jesús…”, lo sabíamos; y llegó el gran desafío: ¿Qué nos hacía pensar que este encuentro iba a ser una cosa positiva en la vida de estos chicos? ¿Por qué se lo ofrecíamos? ¿y ten-íamos nosotros claro de verdad que es Cristo el que salva nuestras vidas? ¿Qué queríamos conseguir con nuestra visita a Madrid?

Pero sí, echando la vista atrás era Él el que había cumplido nuestras vidas hasta enton-ces, el que nos lo daba todo ahora y el que quería seguir siendo nuestra compañía en el futuro. Estábamos decididos, queríamos seguir adelante con esto. Pedimos porque así fue-ra y porque éstos fueran unos días grandes para todos.

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Una vez allí fueron muchos los encuentros que lograron tocar y despertar hasta a los corazones más adormecidos:

Ver a tantas personas en las calles de Madrid, con esa alegría y ese entusiasmo nos ha hecho despertar. Miradas y encuentros que te hacía estar allí de otra manera, de una for-ma nueva. ¡¡Cristo seguía vivo entre nosotros!!

Todos recordaremos siempre pequeños gestos como la sonrisa de una chica que con tanto sólo 16 años y un brillo en la mirada de los que no se olvidan, dijo que ésta era su primera y última JMJ. En dos meses, ¡iba a entrar en un convento de clausura! Verla allí y así, era todo un testimonio de nuevo de que se puede vivir así y Él seguía entre nosotros.

Fueron muchos momentos compartidos de alegría, canciones, libertad, silencio, ora-ción, como si siempre hubiésemos sido uno, como si siempre nos hubiésemos conocido.

Otro de los hechos que nos hizo tener una mirada nueva sobre las cosas y sobre lo que estaba sucediendo a nuestro alrededor fue nuestro despertar por las mañanas. Dormía-mos en un campamento al aire libre con muchos scouts más y a las 7am, todos los días, nos ponían una canción con un motor y un potencial capaz de mover con alegría hasta a los corazones más duros. Fue el hilo conductor de todos nuestros días allí. Además, tuvi-mos la suerte de conocer a las hermanas autoras de la canción y poder cantarla-rezarla con ellas.

Sin duda, el Señor nos hizo ver que estábamos allí por una razón que salva la vida, se veía en nuestra alegría y sobre todo sentimos que debemos permanecer juntos, que es necesario una comunidad donde poder vivir nuestra fe, porque en ella ésta se hace fuerte y resistente; que necesitamos ser abrazados y acompañados por otros constantemente. Y con este deseo volvimos a Córdoba. Mucho más llenos de todo, pero sobre todo de Él.

“…Y digo sí, es posible si tu horizonte va mas allá de ti. Lo mejor de mí me lo ha dado Él. Por eso grita conmigo que Jesús es tu amigo que su amor tu camino hoy, No dudes y sígue-le”.

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Respondamos con valentía, como lo hace un corazón joven arraigado en Cristo

Joselyn Finol

Maracaibo (Venezuela), 20 años

La JMJ Madrid 2011 fue para mí la mejor experiencia que un joven puede vivir, ¡el en-cuentro con Cristo! Caminar por las calles de Madrid era arriesgarse, dejarse conquistar, tener una misma pasión y un mismo sentir, vivir la aventura más grande de la vida, ser lla-mados y responder a ese llamado de Cristo.

La experiencia de la jornada comenzó un año antes de ella. En la arquidiócesis decidi-mos peregrinar a Madrid y comenzamos a organizar todo. ¡Qué animados estábamos! pero las piedras de tropiezo estaban por todos lados, mucho sudor y lagrimas. Luchamos mucho para ir. Entonces nos pusimos en las manos de Dios, que hasta me consiguió el trabajo que tanto le había pedido para poder reunir el dinero. Gracias Señor, no se han agotado ni se agotarán tus bondades conmigo.

Luego llegó el gran día, 9 de agosto de 2011, salimos hacia Madrid! Ese día nos levan-tamos super temprano (4 am), es más, ni dormimos de la emoción y yo me pregunto: aca-so no fue obra de Dios poder cubrir un viaje tan costoso…

Los días en la diócesis de Toledo (Torrijos) fueron toda una acogida y hasta puedo llegar a decir que nos atendieron como si fuésemos Cristo. ¡Qué atentos todos! No olvidaré el sacerdote del pueblo… a todos nos despidió personalmente, a mí me dio un abrazo y re-afirmó mi esperanza diciendo: ¡Nos vemos en el cielo! Salvar mi alma y salvar también más almas para Cristo. En medio de alegrías, abrazos y lágrimas nos despedimos y partimos a Madrid.

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¡LO MÁS ESPERADO!… ¡Madrid! Todos juntos en una misma fe, un mismo sentir, un mismo espíritu, una misma madre la Santa Iglesia y un mismo fin: Cristo. Yo me sentía en el corazón de la Iglesia; en las entrañas de una Iglesia viva en donde se desbordaba la gra-cia. En donde todos éramos sólo uno, en la sonrisa de un alemán, en las miradas cruzadas en el metro entre los de Filipinas, los españoles o brasileños “llamados a vivir la esperanza en Dios con una convicción profunda y un compromiso concreto de caminar juntos por el triunfo de amor”.

El 17 dormimos junto a 40 o 50 jóvenes en la plaza de Cibeles para esperar la llegada del Papa al día siguiente 18 a las 8 pm; qué día tan intenso, con mucho calor, con tantas ansias; ¡el corazón nos ardía!

La mirada amorosa del Santo Padre con la cual quedé profundamente conmovida me pareció un hermoso regalo, como la mirada que le da un padre a su hijo más pequeñito al que ama con toda la ternura. Las palabras del Santo Padre marcaron mi corazón y mi vida: “Hay palabras que solamente sirven para entretener, y pasan como el viento; otras instru-yen la mente en algunos aspectos; las de Jesús, en cambio, han de llegar al corazón, arrai-gar en él y fraguar toda la vida” (B. XVI). ¿No fue acaso el mismo Cristo con el que estuvi-mos en Madrid? Yo creo que fue así y que debemos responderle con generosidad, como lo hace un corazón joven lleno de alegría que desea ir más allá, de ir más alto, de explorar ese “algo más” que resuena en nuestro corazones como un eco. Sólo esto nos dará un futuro cierto, el responder con valentía desde nuestra juventud en lo que hacemos y en lo que estamos llamados a ser.

No importa dormir en el piso, levantarnos temprano, bañarnos con agua fría, caminar 1000 kilómetros, que se nos seque la garganta. correr si es necesario, que nos piquen las hormigas, que nos caiga la lluvia; si es por Jesús hay que darlo todo y esto es sólo respon-derle con el mismo amor que él nos ha dado.

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Mi experiencia en la JMJ

Jesús García Costa

Voluntario español, 43 años

Un día recibo una llamada de un amigo, preguntándome si quería entrar a trabajar co-mo técnico informático en la JMJ. Yo en ese momento estaba en paro, y aunque ni siquiera sabía que era eso de la JMJ dije que sí.

Desde el primer momento que me incorporo a trabajar, lo primero que me llama la atención es la diligencia con la que trabajaban todos allí y el hecho de que todo el mundo me sonreía al pasar.

Al llegar al departamento de sistemas, la verdad es que me dio un poco de miedo, al comprobar que mi perfil como informático no se acomodaba exactamente a lo que allí se necesitaba, ya que mi especialidad es el hardware y lo que allí se demandaba era sobre todo sistemas y redes.

Sea como fuere, desde el primer momento, me sorprendió muy gratamente la ayuda recibida de mis compañeros. Como en todos los trabajos del mundo, había una jerarquía de mando, y yo, al ser el último en incorporarme suponía que me tocaría hacer los típicos trabajos incómodos que se suelen dejar al “nuevo”. Muy al contrario, el ambiente de traba-jo que se generó fue sencillamente inmejorable, y desde luego, la mejor experiencia laboral que he tenido en mi vida, gracias a los compañeros de trabajo. Os aseguro que incluso en jornadas interminables, nadie mandaba a nadie y todos sabíamos exactamente qué ten-íamos que hacer, como si lleváramos trabajando juntos años, y no solo eso, sino que además, como si hubiéramos sido amigos desde siempre.

Es más, desde el primer día me gustó una chica, hasta el punto de enamorarme de ella,

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y todos los compañeros me animaban a que me declarara, pero yo, al no albergar ninguna esperanza de éxito con ella, no me decidía. Esta chica, sin ella saberlo, se convirtió en “la chica de sistemas” y siempre que alguno de mis compañeros tenía oportunidad, le habla-ban muy bien de mi. Pero dejemos esta historia de momento.

Otra de las cosas que me sorprendió era que todos los días a las 2 de la tarde, la gente se levantaba de sus puestos de trabajo y se iban a oír misa en una pequeña capilla que había montada detrás de la oficina.

La verdad es que yo me asombraba de que la gente lo hiciera. Ir a misa los domingos lo podía entender, pero que a diario la gente fuera para mí era insólito.

Poco a poco me fui impregnando del ambiente que allí se respiraba, lleno de gente buena, de valores espirituales, de armonía y de ilusión ante la llegaba del Papa. Tanto es así, que un buen día, y después de más de 20 años, me acerqué a la capilla, me confesé y comulgué.

No podría explicar muy bien por qué lo hice, pero lo que sí os puedo decir es que me hizo sentir muy bien. Poco a poco me estaba dando cuenta que aquello no estaba siendo un simple trabajo, sino que estaba cambiando mi vida. La Iglesia y Dios habían entrado en mi corazón, y hasta mi experiencia en la JMJ, mi interés por la Iglesia había sido la misma que tienen las vacas al ver pasar el tren.

Es por ello que, actualmente, me siento inmensamente dichoso del cambio que la JMJ ha producido en mí.

Finalmente, y para cerrar mi historia, os contaré que un día me llené de valor y me de-claré a esta chica. Empecé a salir con ella, y aunque a los dos meses ella decidiera dejarlo, fueron los dos meses más felices de mi vida.

Todos los amigos y compañeros de la JMJ temían que, ante el desengaño final con esta chica, me volviera a alejar de la Iglesia. Pues bien, lejos de ello, y a pesar del dolor que to-davía me causa su abandono, me siento inmensamente feliz de haberme acercado al Se-ñor y mi fe es más fuerte que nunca.

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Un empujón hasta la fe

Rocío García Villamor

Medina de Pomar (Burgos, España), 17 años

Yo me enteré de la salida a Madrid a través de Sergio, el cura de la parroquia. Él nos animo a apuntarnos pero como aun quedaba mucho tiempo no le dimos importancia. Según se aceraba la fecha nos fuimos echando para atrás, hasta que confirmamos que no íbamos a ir.

Más tarde, fuimos 4 días al Camino de Santiago; Sergio seguía insistiendo en que iba a ser una experiencia genial pero no acababa de convencernos. Durante el Camino conocí a un cura italiano y me dijo que después de terminar el Camino iba a ir a Madrid. Le empecé a dar vueltas y pensé que si una persona después de acabar el Camino con el cansancio que eso supone aún le quedan fuerzas para ir hasta Madrid, tenía que ser una experiencia que merecía la pena y de esta manera me animé a apuntarme.

Cuando llegaron los italianos viajamos con ellos a Burgos para acudir a las misas en la catedral, ver tantas personas de diferentes países allí reunidas daba muchísimo animo. Nos integramos completamente con los italianos y cuando se fueron, sólo pensábamos en verles en Madrid. Los días antes de ir sabíamos que la experiencia de Burgos sólo había sido un “calentamiento” de lo que iba a ser la JMJ.

El día 19 viernes, nos levantamos a las 7 de la mañana mandándonos mensajes que ponían: “Sí, sí, sí nos vamos a Madrid!!” Cuando llegamos al autobús de Briviesca eran las 8 de la mañana pero, aun así, no dejamos a nadie dormir y fuimos todo el viaje cantando!

Al llegar a Madrid nos instalamos en el colegio, fuimos al Vía Crucis y… conseguimos ver al Papa! Le vi muy mal y muy lejos pero al pasar todo el mundo se puso en pie y empezaron

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a saltar y a gritar y fue una sensación muy emocionante.

El sábado fuimos a Cuatro Vientos, el calor era insoportable, el agua se calentaba al momento y la espera se hacía eterna. Bien entrada la tarde el ánimo parecía que iba en aumento y la gente empezaba a cantar y a bailar a pesar del cansancio. El tiempo empe-zaba a empeorar y se comenzaban a divisar unas nubes nada “motivadoras”, entonces el Papa llegó a Cuatro Vientos, yo sólo podía verle en una pantalla pero todo el mundo se emocionaba al oírle hablar y el ambiente era muy muy bueno. Entonces empezó a llover, solo teníamos esterillas para taparnos y acabamos empapados, las pantallas se estropea-ban y los altavoces se oían fatal, por un momento nos vinimos abajo, pero Sergio empezó a cantar y el Papa dijo que estaba impresionado de la fortaleza con la que habíamos supera-do la tormenta y que estaba orgulloso de nosotros, eso nos motivó y aun nos quedaron ganas de quedarnos allí a dormir.

A pesar de las colas para el baño y la fuente para beber agua, el domingo empezó con buen pie, nos despertaron con la canción de Firmes en la fe y ya empezamos a cantar… La misa fue un momento muy silencioso y noté un gran respeto, algo difícil de imaginar con tantísimas personas, la gente escuchaba con devoción y sólo se oía la voz del Papa en todo Cuatro Vientos.

Resumiendo todo esto, creo que de esta experiencia no sólo he conseguido fortalecer mi Fe sino también nos hemos llevado muy buenas amistades, tanto españoles como ita-lianos que espero no se pierdan nunca. Ha sido una experiencia realmente inolvidable que no olvidaré fácilmente y en el 2013…nos vamos a Brasil!

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JMJ: familia joven universal

Alberto Gata Tocón

Badajoz (España), 23 años

Ha sido la primera vez que asisto a una JMJ.Soy militante de la JEC (Juventud Estudian-te Católica), un movimiento juvenil de Acción Católica especializado en la evangelización del medio estudiantil, es decir, institutos y universidades. Mi experiencia comienza justo después de la JMJ Sydney 2008, cuando el Papa anunció que la Próxima JMJ se celebraría en Madrid. Desde entonces quise asistir a ese evento. Deseaba tanto asistir a la JMJ de Madrid que rezaba mucho a Dios suplicándole que me concediera la gracia de ir. Durante los años anteriores al evento me estuve esforzando en mis estudios para tener así una posibilidad de permitirme ir a Madrid en verano del 2011.

Finalmente lo conseguí gracias a mi madre y a unos amigos de la JEC: los jóvenes y el cura de Fuente del Maestre, un pueblo de la provincia de Badajoz donde está presente mi movimiento. Me apunté con ellos directamente.

Al llegar el día 15 de agosto me reuní con mi grupo en Mérida desde donde salimos con otros jóvenes de la diócesis y también de Zimbabwe, India, México, EE.UU. y Filipinas. Cuando llegamos a Madrid nos establecimos en un colegio público de la ciudad. Durante los primeros tres días fuimos a las catequesis. El jueves 18 vimos desde la Parroquia de San Roque la llegada del Papa. El viernes me confesé en el Parque de El Retiro y por la tar-de fuimos a la Nunciatura Apostólica donde vimos salir al Papa. Lo vi sólo unos instantes pero me emocionó muchísimo. Después, el sábado nos fuimos a Cuatro Vientos donde pasamos finalmente la noche de vigilia con el Papa y con la tremenda lluvia que cayó en-tonces. Lo pasé mal con esa lluvia porque no traje nada para protegerme. Al día siguiente

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escuchamos la misa final y así acabó todo. Durante toda la semana del evento hacía mu-cho calor.

El mejor recuerdo que llevo de ese evento ha sido ver con mis propios ojos la universa-lidad joven de la Iglesia. Allá por donde íbamos por Madrid siempre había jóvenes de otros países gritando “Esta es la juventud del Papa”, “Benedicto”. Había jóvenes de todo el mun-do, de razas, culturas, idiomas y de países diferentes y, sin embargo, todos estábamos uni-dos bajo una misma familia universal: la Iglesia Católica. Estuvieron jóvenes de Francia, Bélgica, Argentina, Italia, México, de países africanos e incluso de países donde los católi-cos son una clara minoría como Egipto o Taiwán. Recuerdo también a los jóvenes zimba-buenses que nos acompañaron durante todo el evento, en especial a uno que me cogió mucho cariño y a quién le recuerdo muy bien.

A raíz de esta experiencia he aprendido algunas lecciones de la vida y del Evangelio: He aprendido a cargar con la cruz de mi carrera universitaria y de las contrariedades del día a día, aprendí a confiar más en Dios y en su amorosa providencia, entendí mejor que antes el sentido y el valor del sacrificio de mis propios gustos y se fortaleció mi Fe. De todas formas, todavía tengo que seguir madurando y creciendo como persona y como cristiano y estoy convencido de que Cristo me ayudará en ello. Yo espero algún día volver a repetir la misma experiencia que viví en Madrid.

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Una experiencia que fortalece la fe

Miriam Guardia

Zaragoza (España), 18 años

Una fe compartida, es una fe fuerte. Y eso es lo que hicimos los más de novecientos mil jóvenes reunidos en la JMJ 2011, compartir nuestra fe.

Una experiencia grande, única y difícil de olvidar. Era la primera vez que asistía a una JMJ. Nunca había visto a tantas personas reunidas en un mismo sitio, por una misma razón, Cristo. Gente de todos los rincones del mundo. No me podía creer que jóvenes des-de Australia o Filipinas hubieran venido hasta Madrid para compartir su fe. Pero sí, era ver-dad. Veía banderas por la calle que ni siquiera conocía. Las calles, el metro, todo estaba abarrotado de gente, de jóvenes gritando y cantando. Todos nos saludábamos y todos éramos hermanos.

Yo pasé los días alojada en el colegio Agustiniano, con toda una gran familia, las Juven-tudes Agustino Recoletas. Casi 600 jóvenes venidos desde Filipinas, China, España, USA, México, Guatemala, Panamá, Colombia, Venezuela, Brasil, Argentina, Chile, etc. Grandes personas, entre las cuales encontré a grandes amigos que nunca olvidaré.

Al llegar el gran día, nos desplazamos hacia Cuatro Vientos para recibir a Benedicto XVI. Hacía un calor intenso en pleno mes de agosto y por eso era recomendable ir bien equipa-do, con sombrillas, pulverizadores de agua, esterillas para pasar la noche y provisiones de comida. (Agradezco desde aquí a todos aquellas personas que desde sus casas nos tiraron cubos enteros de agua por el camino para refrescarnos). La espera se hizo larga y caluro-sa, pero el gran momento se acercaba, el Papa llegaba al velódromo, y a mí se me ponían los pelos de punta sólo de pensar en la cantidad de personas que habíamos unido nues-tros corazones para recibir al Papa. A pesar de la tormenta que se presentó por sorpresa

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esa misma noche, nuestra ilusión y nuestra alegría no se apagaron. Acabamos emPAPAdos de fe.

Una experiencia que no me arrepiento de haber vivido, todo lo contrario, repetiría una y otra vez, todas las siguientes Jornadas Mundiales de Juventud. Y si algo puedo recomenda-ros es “Que la llama del amor de Cristo nunca se apague en vuestro corazones.”

Quiero terminar dedicándoles las últimas líneas a todos aquellos jóvenes y no tan jóve-nes que, aunque deseaban asistir a esta Jornada, no pudieron estar por cualquier tipo de razón. Pero estoy segura de que el amor de Cristo llegó a todos los lugares del mundo.

Nos vemos en Río.

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Cinco días de fe. Dos millones de jóvenes católicos

Alvaro Herrero de Béthencourt

Las Palmas de Gran Canaria (España), 22 años

Ahora que han pasado unos meses de la JMJ y puedo ver con perspectiva esta expe-riencia vivida, puedo afirmar que sin duda ha sido la mejor de toda mi vida. Un antes y un después en el modo de afrontar la vida y en la actitud con el prójimo.

El jueves 18 después de ir a IFEMA a por nuestras mochilas de peregrinos, nos dirigi-mos hacia la calle Serrano para coger sitio, pues el Santo Padre pasaría por allí 5 horas después!! Y qué 5 horas!! Hasta que no estuvimos empapados del ambiente no fuimos conscientes de la gran fiesta de fe de la que estábamos siendo partícipes, cánticos, inter-cambios de banderas, sonrisas, alegría y sobro todo la presencia de Dios en todos y cada uno de los rostros que veías y que te dirigían palabras amables. Los 10 segundos en los que tuvimos al Santo Padre delante y nos bendijo bien valieron las 5 horas de pie con un calor sofocante, y es que… ¡¡¡Nos había bendecido Benedicto XVI, el sucesor de Pedro!!!! Tras escucharle en Cibeles nos fuimos a descansar, había acabado la primera jornada de la JMJ y había empezado el resto de mi vida.

Y amaneció el Viernes 19, este día lo esperaba de forma especial. Era el día del Vía Crucis. Vuelta al calor sofocante y a coger buen sitio horas antes del comienzo. La cantidad de gente que había era conmovedora, se te encogía el corazón de felicidad. Muchas veces como joven católico te asalta la sensación de soledad en tu día a día, pero al verte con tantísimos cientos de miles de jóvenes iguales que tú, venidos de todas partes del mundo a ver al Papa y a una fiesta de fe te reconfortaba. El Vía Crucis transcurrió con mucha emo-ción, especialmente el momento de la saeta, impresionante. Y cuando pensaba que lo me-

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jor ya había pasado, ocurrió algo. Se me acercó un chico y me preguntó si yo era Álvaro. Increíble, allí estaba mi mejor amigo de la infancia (Pablito,crack! ) que llevaba sin ver 10 años y nos encontramos entre 2 millones de personas allí mismo, en plena JMJ.

Acabado el Vía Crucis decidimos dar un paseo por el Retiro, un amigo de nuestro grupo iba a encontrarse con su tía, la cual era monja y había venido desde Méjico con un grupo de niños de 15 años, ¡Hacia 5 años que mi amigo y su tía no se veían! El reencuentro fue especialmente emotivo, y el regalo que yo me llevé al conocer el testimonio de esa monja y de los niños que te hablaban desbordados de Felicidad y de fe significó mucho para mí, realmente me dieron una lección de vida.

Tras ir a cenar y reponer fuerzas llegó la culminación a otra jornada inolvidable, los pa-sos de Semana Santa que habían participado en el Vía Crucis iban a salir en procesión de vuelta a las parroquias que los acogían. Ver al Cristo de los Legionarios a las 3.00 de la madrugada por las calles de Madrid, mientras suena el himno de la legión y retumban los “Vivas!” en el cielo es algo que no se puede explicar, la devoción que notas en lo más pro-fundo de tu corazón te provocan una sonrisa instantánea y que se agolpen lagrimas en los ojos de emoción. A dormir que quedan pocas horas para tener que salir hacía Cuatro Vien-tos. Esto empieza a acabarse, ¡¡¡Que rápido pasa lo bueno!!!

Sábado 20, muchas prisas por ir hacia Cuatro Vientos. Veíamos las imágenes en la TV y ya estábamos bastante agobiados, así que partimos con lo que creímos que era tiempo de sobra. En el metro ya era rutina la fiesta y los cánticos de días anteriores pero no dejaba de impresionarte la amabilidad de la gente aun estando embutidos como sardinas en los va-gones. Y ya llegamos por fin a Cuatro Vientos (previa caminata bastante larga porque la estación estaba cerrada por seguridad y nos paraba en la anterior). Fuimos hasta el acceso que correspondía a nuestra zona y vino el primer susto del día. Había muchísima gente en el acceso y la cosa no avanzaba. Tras intercambiar impresiones con gente allí y gracias a las redes sociales nos enteramos que las previsiones de la organización se habían visto desbordadas y que por seguridad se cerraba el acceso. Imaginaos, ir desde Gran Canaria hasta Madrid a ver al Santo Padre y que al acto más especial de todos que era la Vigilia te lo fueras a perder… Pues sí, estaba fastidiado. Pero ahora imaginaos a alguien que ha ve-nido de Australia, Siria, Irán, China o Cuba… (y muchas más nacionalidades que conocí ) ¿ Estaríais enfadados, verdad? Pues la actuación que tuvimos como colectivo social fue ejemplarizante. Nos sentamos todos para no provocar avalanchas y algunos rezábamos el Rosario, otros leían, otros conocían gente nueva. Lo que teníamos claro es que de allí no nos movíamos, a pesar de otear en el horizonte unos rayos que presagiaban un tormenta-zo.

Y es que la paciencia y la fe dan resultados amigos, la policía nos dijo que iban a abrir los accesos porque habían habilitado más zonas y empezamos a entrar todos. Fue pisar el propio aeropuerto de Cuatro Vientos y desatarse la tormenta más fuerte que he experimen-tado en carne propia hasta el momento, la lluvia caía a cantaros y los rayos eran constan-tes. Fuimos corriendo hasta nuestra zona como pudimos y ahí que nos refugiamos con las esterillas encima de la cabeza y justo delante de una pantalla gigante por la que ver al San-to Padre.

Y algo en el ambiente nos hacía sentir que Dios estaba allí con nosotros. El Santo Padre se negó a irse del escenario y estuvo con nosotros en todo momento aguantando la tor-menta y nos pidió que rezáramos para que la tormenta pasara y pudiéramos hacer la ado-ración a la custodia. Dicho y hecho, la gente en círculos se puso a rezar y para mi asombro la lluvia y los rayos cesaron instantáneamente!! Y es que el humor de Dios es finísimo, ¿No os quejáis del calor? ¡¡Pues ahí tenéis hijos míos, refrescaos!! Estoy convencido que esa lluvia nos acompañará el resto de nuestra vida como símbolo de bendición.

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Una vez reanudado el acto comenzó la adoración a la custodia, 2 millones de personas en silencio absoluto durante 10 minutos. Pero era un silencio muy ruidoso, ¿Sabéis que retumbaba verdad? Pues sí, tenéis razón. Ese ruido que tronaba en un silencio perfecto era fe, era Dios y era el Espíritu Santo. Sin duda 10 minutos que tendré grabados a fuego en mi memoria para siempre.

Terminado el acto y desplegados los sacos de dormir, unos decidieron dormir para estar frescos en la misa de clausura y otros hacer oración de Vigilia hasta la mañana. Sentía que había que aprovechar la ocasión que me brindaba Dios de poder haber ido a estas Jorna-das, así que decidí pasar toda la noche en diferentes capillas que habían habilitado rezan-do el Rosario, leyendo libros que venían en la mochila del peregrino y hablando con gente. Me impresionó tremendamente hablar con un sacerdote ligeramente más mayor que yo (yo 21, el sacerdote 24). La reacción normal de la gente al conocer que un chico es sacerdote muy joven o una chica se ha hecho monja suele ser chocante, con expresiones del tipo: “¿Que pena no?”. Pues os aseguro que jamás vi tanta felicidad en un rostro como en el de aquel chico de 24 años que transmitía paz y serenidad por los cuatro costados. A modo de anécdota y para finalizar la noche, a las 6.00 de la mañana tuve la inesperada visita de la televisión que me grabó para el telediario.

Y llegamos así al domingo 21 y a la misa de clausura final, cafecito para desayunar y despejar el sueño y a recoger las cosas para escuchar la misa. Llegó el Santo Padre y dio comienzo la celebración que transcurrió con muchísimo calor, pero seguíamos aguantando lo que hiciera falta para escuchar las palabras de Benedicto XVI. Me volví a emocionar en el momento de la paz, todos los jóvenes de todas las nacionalidades dándonos la mano y sonriéndonos como sólo puede sonreír alguien que tiene a Dios consigo mismo. La misa terminó con el anuncio de la próxima JMJ en Rio de Janeiro en 2013 ( Nos vemos allí!!! ) y los peregrinos comenzábamos a desfilar en fila hacia las salidas. En mi cabeza no dejaba de darle vueltas al mismo pensamiento: “No me puedo creer que esto haya acabado ya”. Pero era un error porque no sólo no terminaba, sino que empezaba!!! El Santo Padre nos dijo que cuando volviéramos a nuestras ciudades y nos preguntaran nuestros amigos que por qué estábamos tan felices, les teníamos que contar todo lo que habíamos visto, oído y vivido. Y así trato de hacerlo, realizando apostolado a través de la narración de estas Jor-nadas que me han cambiado la vida.

Sólo tengo palabras de agradecimiento para la organización, para los voluntarios, para todas esas personas que se cruzaron en mi camino y de cuyas caras no me olvidaré y, so-bre todo, a Dios y al Santo Padre. Ahora, un mes después están empezando a surgir un montón de vocaciones, voluntarios y de nuevos carismas que tanta falta le hacen a la Igle-sia, por todo esto MUCHAS GRACIAS!!!

Como jóvenes que somos, estamos en la mejor edad para ser voluntarios y dar ejemplo con nuestros actos. Os aseguro que la satisfacción personal que se siente ayudando al prójimo no la puede igualar ni todas las posesiones materiales que podamos adquirir.

Y para finalizar y como teresiano me quedo con una frase de Santa Teresa de Jesús: “Dios está entre los pucheros”. Y con esto os quiero decir que no hace falta ser sacerdote o monja para poder ser santo. Si sois estudiantes, estudiad como el que más; Si sois hijos, quered muchísimo a vuestros padres; Si tenéis hermanos, quered inmensamente a vues-tros hermanos.

Dios está cada día, en cada momento, estemos estudiando, trabajando o jugando al fútbol. Por eso, como nos enseñó San Josemaría Escrivá, debemos encontrarle en esos momentos del día a día y ofrecerle aquello que más nos cueste.

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Wir sollten immer alle einen Schritt aufeinander zu gehen!

Susanne Heyer van Heeck

Alemania, 45 años

Hallo,

Wir haben uns mit einer gemischten Gruppe bestehend aus 11 Deutschen und 3 Aus-tralier auf dem Weg gemacht. unsere Australischen Freunde haben wir 2008 in der Ge-meinde Parks kennengelernt, sie waren für einige von uns die Gast Eltern.

In Madrid angekommen war es wie auf den voran gegangen Weltjugendtagen mitrei-send und begeisternd für alle. Wie immer lernt man eine ganze Menge Menschen aller Na-tionalitäten kennen und tauscht sich aus.Ziemlich bewegend empfand ich Persönlich diese Stille während der Vigil.So viele Menschen und dann diese Stille man hörte nur den Wind.Es war tief beeindruckend.

Da konnte selbst das Unwetter keinen Abbruch tun.In der Nacht rutschen wir alle egal welcher Nationalität zusammen und teilten die trocken geblieben Decken.So wie man am Vortag auch das verbliebene Wasser geteilt hat.Mit Fremden…in unserer heutigen Zeit nicht so alltäglich.Es könnte alles so viel einfacher sein im Leben wenn wir alle einen Schritt au-feinander zu gehen würden.

Nun lauFen die Vorbereitungen für Brasilien.Mal sehen wie viele sich dann wieder auf den Weg machen wenn es wieder heißt,: Der Papst lädt uns ein,ein Fest des Glaubens zu feiern.

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¡Deberíamos dar siempre un paso hacia delante!

¡Hola!

Por el camino hemos nos hemos juntado a un grupo formado por 11 alemanes y 3 aus-tralianos. A nuestros amigos australianos los conocimos en el 2008 en una comunidad y fueron ellos nuestros padres de acogida.

Llegar a Madrid los días anteriores a la Jornada Mundial de la Juventud fue para noso-tros conmovedor. Como siempre, conocimos una gran cantidad de gente de distintas na-cionalidades con los que nos mezclamos. Tremendamente conmovedor sentí personalmen-te ese silencio que se produjo durante la Vigilia… Tantísima gente y en ese silencio inmenso sólo se oía el viento… Era profundamente impresionante… Ni siquiera la tormenta que llegó produjo un solo quebranto…

Durante la noche nos juntamos gente de distintas nacionalidades y pudimos compartir la pocas mantas secas que quedaron de la misma forma que el día anterior pudimos com-partir el agua potable de la que se pudo disponer… Todo esto con desconocidos, extraños… en nuestro tiempo actual, algo nada corriente…

Podría ser todo mucho más sencillo si todos, como en esta ocasión, diéramos un paso hacia delante por los demás…

Ahora vienen los preparativos para Brasil… Veremos a ver los que se ponen de nuevo en camino cuando se comunique: … “el Papa nos invita a celebrar la Fiesta de la Fe”…

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Excited to be a part of WYD Madrid

Ai Hongo

Japón, 45 años

My name is Ai Hongo. I am not exactly a youth but was very excited to be a part of WYD Madrid. I was a volunteer working as a member of SNS team as a translator for the official facebook page and twitter in Japanese.

I would not be in WYD Madrid if all these God's planning come together as other pil-grims. I am a mother of a 10-year-old boy in Japan. I had to travel far and find someone to take care of my boy while I work as a volunteer.

I happened to know WYD long after I passed the youth target age. I found a group in Ja-panese social network which was started by a young man who went to WYD and had life changing experience.

I was very excited to find out that there are international gatherings for Catholic youth. I was deeply moved by that young man's mission. That is to promote world youth day to Ja-panese youth. He met Jesus in WYD and the experience changed his life.

By helping him to promote WYD, I learn more about WYD. I strongly believe it is a life ti-me opportunity to meet Jesus invited by our Pope.

When I read Mark 2:1, Jesus heals paralyzed man, it hit me that I want to be one of four men who carried the paralyzed man to Jesus knowing He will heal his friend. Those four men believed Jesus and planned and worked hard for his friend.

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I prayed that my work as a translator sharing WYD information would carry Japanese youths to WYD to meet Jesus in Madrid. And I knew for sure that I would meet Jesus there and witness Him.

My prayer was heard in Madrid and I was filled with joy that God loves me just as myself and use me for him that brings deep joy in my heart. My experience in Madrid made me think that I would like to serve him more and growing to be a good person would lead me to help him more. So I pray every morning that I thank God for the bran new day and let me be an instrument of his love.


Contenta de ser parte de la JMJ en Madrid

Mi nombre es Ai Hongo. No soy preciosamente una jovencita, pero estoy contenta de haber sido parte de la JMJ en Madrid. Trabajé como voluntaria, asistiendo el equipo de SNS traduciendo la página oficial de Facebook y Twitter en Japonés.

No hubiese sido parte de la JMJ de Madrid si Dios no hubiese tenido un plan. Soy ma-dre de un niño de 10 años en Japón. Aparte de emprender un largo viaje tuve que encon-trar alguien que pudiese cuidar de mi hijo mientras efectuaba mis servicios de voluntaria.

Descubrí la JMJ mucho tiempo después de mi juventud. Encontré un grupo de redes sociales en Japón, el cual había sido iniciado por un joven que había participado en una JMJ anteriormente y su vida había cambiado.

Me llenó de alegría descubrir que había encuentros internacionales para jóvenes católi-cos. Y me había tocado mucho conocer la misión que ese joven católico había iniciado, de promover la JMJ entre jóvenes japoneses. Él había conocido Jesús en una JMJ y esa expe-riencia cambió su vida.

Ayudándole a promover la JMJ, aprendí más sobre lo que es una JMJ. Creo firmemente que conocer a Jesús a través de la invitación del Papa es una experiencia única en la vida.

Al leer en el Evangelio de San Marcos, 2, 1, que Jesús sana a un hombre paralizado, me doy cuenta que yo quiero ser uno de esos cuatro hombres que cargan al hombre paralizado hacia Jesús sabiendo que Él sanará a su amigo. Esos cuatro hombres creyeron en Jesús y trabajaron duro por ese amigo.

Recé mucho para que mi trabajo como traductora de información de la JMJ llevase mu-chos jóvenes japoneses a ese encuentro en Madrid y encontrasen a Jesús. Y estaba segura de que conocería y presenciaría a Jesús en Madrid.

Mi oración fue escuchada y fui colmada de alegría al saber que Dios me ama tal y como soy. El saber que Él me ha usado para Él, produce una inmensa alegría en mi corazón. Mi experiencia en Madrid me hizo reflexionar y darme cuenta que me gustaría servirle más y sé que el crecer más como buena persona me conducirá a ayudarle aun más. Por lo tanto, cada mañana rezo con el propósito de dar gracias a Dios por un nuevo día y permitirme ser un instrumento de su Amor.

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La JMJ me hizo disfrutar del amor de Dios en medio del mundo

José Manuel Jiménez Palenzuela

Pinto (Madrid, España), 21 años

–¿Cómo estás viviendo esta Jornada Mundial de la Juventud?

–Pues es muy emocionante porque ves cómo tu ciudad se va llenando de jóvenes de todo el mundo y que llevan en el corazón lo mismo que tienes tú, y el sentimiento de poder compartirlo con todos ellos es algo muy bonito y te llena.

–¿Volverías a repetir?

–¡Sí!

–¿Y qué le dirías a aquellos jóvenes que por lo que sea no están muy de acuerdo o que no se deciden a participar en una Jornada como ésta?

–Bueno, yo les diría que miren a su alrededor, que piensen de verdad qué es lo que les hace felices, que es un evento que te llena el corazón y que es algo que no te puedes per-der, tienes que vivirlo.

Así contestaba a una pequeña entrevista que me hicieron de camino a Cuatro Vientos para culminar la JMJ Madrid 2011 con todos los jóvenes del mundo. Llenos de alegría nos dirigíamos a aquel lugar para escuchar las palabras del Papa y compartir con todos la fe de la Iglesia.

La alegría nos asaltó en el año 2008, cuando el Papa anunció que la próxima Jornada

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Mundial de la Juventud sería en Madrid en el año 2011, a partir de ahí todo transcurrió como un gran adviento. Empezamos a preparar el camino y la Iglesia de España puso a funcionar toda su maquinaria: oraciones, catequesis, eucaristías, exposiciones del Santí-simo, recorrido de la Cruz de los Jóvenes y del Icono de la Virgen por todos los rincones de España, alojamientos, alimentos, voluntarios y todo el material necesario para recibir a una multitud de peregrinos que llenarían nuestra ciudad durante siete días. Cristo no sólo nos visitaba a través de la persona del Papa sino a través de cada una de las personas que peregrinaban a nuestra ciudad y teníamos que estar a la altura de lo que el Señor nos ped-ía: “Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, era foraste-ro y me acogisteis”. “Os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pe-queños, a mí me lo hicisteis”. Y así lo hicimos.

Llegaba el momento y en Pinto dábamos los últimos retoques, todo estaba preparado. Empiezan a llegar los autobuses: ¡¡Ahí viene uno, ahí viene otro, y otro, y otro!! Así hasta 4.200 peregrinos que se alojaron en nuestro pueblo, la mayoría italianos: ¡¡Benvenuti a Pinto!! Fue emocionante estar en la puerta de los polideportivos e ir recibiéndoles a todos como si del mismo Cristo se tratase. Conocimos a gente maravillosa y hasta aprendimos un poco de italiano, y ellos un poco de español. Las calles de Pinto y de todo Madrid se llenaron de una alegría sorprendente, mi madre me decía: “Nunca había visto tanta alegría por la calle, ¡les he cambiado una bandera de España por una de Italia!”. Y es que era Jesús el que iba en el corazón.

Recuerdo el primer día esperando la llegada de Benedicto XVI en la Plaza de Cibeles, el calor no conseguía aplastarnos y cada vez que nos decían que se aproximaba, saltábamos y cantábamos con más energía. Todos corríamos de un lado para otro intentando buscar un hueco para poder verle más de cerca, ¡como aquellos que se agolpaban para ver de cerca a Jesús! En el Vía Crucis conseguí un buen sitio en primera fila, deseando poder cru-zar mi mirada con la del Papa. Cuando pasó, puede verle a unos dos metros de distancia, extendí mis brazos como si quisiera alcanzarle, nos miró y en ese momento pude sentir esa llamada de: ¡Ven y sígueme! Era la mirada de Jesús invitándome a seguirle, fue algo pre-cioso.

En Madrid todo era una fiesta, en la superficie y en lo subterráneo. La ciudad se llenaba de júbilo, los cánticos y los bailes alegraban cualquier rincón, y banderas de todo el mundo la engalanaban. Era precioso poder compartir todo aquello con personas de toda lengua, pueblo y nación. En el metro podías estar aplastado que no pasaba nada, todos aguantá-bamos y con eso seguíamos cantando con más fuerza. El parque del Retiro y la fiesta del perdón, en la que podías ver a montones de personas que acudían al sacramento de la confesión, y allí, junto a los demás jóvenes de todo el mundo, yo también me confesé. Una vez más me abrazaba con fuerza al Señor. Laicos y religiosos caminaban de un lado para otro con una sonrisa de oreja a oreja, todo parecía mostrar la alegría del cielo.

Fueron unos días de mucho calor y el Señor, atento a todo, nos dio todo lo que nece-sitábamos, ni el calor ni el cansancio pudieron impedir que sintiéramos su amor infinito. Con su amor nos aliviaba y custodiaba y hasta reconfortaba a aquéllos que después de días agotadores terminaban desmayándose. Cuando veía a todas esas personas caminan-do hacia Cuatro Vientos podía imaginarme a toda esa multitud de gente que andaba y an-daba para acampar junto a Jesús y escuchar atentamente su palabra, era impresionante. Llegó la Vigilia y con la noche, llegó la lluvia y la lluvia aumentó nuestra fuerza, ¡un poco de fresquito no venía mal! Fue emocionante ver a un millón y medio de personas saltando bajo la lluvia. Y tras la alegría llegó el silencio y todos nos pusimos de rodillas ante el Santí-simo, allí Cristo nos habló al corazón. Al día siguiente. la Misa de despedida y una foto para el recuerdo: Gracias Señor por esta JMJ.

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Seguro que el Señor ha sacado grandes frutos de esta maravillosa acampada y de mí puedo decir que ha sacado muchísimos, porque sólo se puede vivir plenamente si perma-necemos arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe.

Súbete al tren, próxima parada: JMJ Brasil 2013. ¡¡Ánimo!!

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“Hemos vivido una aventura juntos”

Sebastián Jiménez Reséndiz

México, 25 años

No contaré una bitácora de actividades sobre la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid este mes de agosto… más bien te platicaré una serie de milagros, bendiciones, aprendizajes y providencias que unas 2.000.000 de almas jóvenes de todo el planeta vi-vimos por una semana.

Sin saber lo que me esperaba realmente en Madrid, emprendí el viaje un domingo sa-liendo de guardia del hospital dónde hago la especialidad… en ese momento era más el cansancio y la espera por dormir durante todo el viaje. No sin antes recordar el cambio providencial que hubo en las fechas de mis vacaciones, ya que de no ser por esto, no hubiera vivido esta experiencia… desde aquí sentía que Él me quería en Madrid.

El viaje lo hice solo, me uní a un grupo de la ciudad de León Guanajuato al llegar a Ma-drid, no sin antes llegar a un lugar equivocado y ser auxiliado por voluntarios muy amables de la Jornada. Aún recuerdo a África, una linda señora que ama a nuestro México y fue la que me guió hasta el lugar del hospedaje… (Coincidencia??… uno de mis sueños es ayudar un año como Médico en África).

Nos quedamos en una escuela, donde dormíamos cobijados por la luz de la luna en el caluroso Pozuelo de Alarcón, en compañía de cientos de italianos y franceses. La barrera del idioma se rompió de inmediato; la oración, el canto y una que otra señal de bienvenida nos invitaba a convivir. “Viva México… Vive la France…Italiano batti le mani” eran los gritos que nos identificaban, sin incluir los sombreros, imágenes de la Guadalupana, entre otros menesteres patrios!!!

Nadie se imaginaba la magnitud de la Jornada hasta que bajamos a Madrid donde mi-

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les y miles de jóvenes colapsamos a una de las ciudades más organizadas del mundo, ya que doblamos el número de población promedio, y los servicios de transporte no daban para más. Es ahí, en el metro, donde empezaba a cimbrar la tierra con cantos, porras y risas que compartíamos a diario. Un vagón le contestaba a otro vagón el canto que se aprendía en otro idioma, hasta ocasión hubo de mover el mismísimo tren con el baile.

Durante la semana se vivió una gran alegría, nadie estaba de mal humor, todos nos ayudábamos, éramos solidarios, caminabas por la calle y podías sonreírle a cualquier per-sona independientemente del país o el idioma y eras correspondido… sin problemas pod-ías establecer un dialogo con otra persona sin tener prejuicios o dudas. Todos confiábamos en todos… lo que nos hizo recordar a una amiga polaca y a mí a los Hechos de los apósto-les. “mirad cómo se aman”. Como bien dice mi amiga… somos una gran Familia.

Nadie tenía miedo de expresar sus creencias y convicciones, nadie escondía el crucifijo o tenía temor a pronunciar la palabra “DIOS”. Esto nos lo reafirmó Su Santidad unos días después: “Os invito a que deis un audaz testimonio de vida cristiana ante los demás. Así seréis fermento de nuevos cristianos y haréis que la Iglesia despunte con pujanza en el corazón de muchos.”

Aprendimos a ser firmes en nuestra fe y ser esa luz que ilumine a más y más jóvenes… “Queridos jóvenes, escuchad de verdad las palabras del Señor para que sean en vosotros “espíritu y vida” (Jn 6, 63), raíces que alimentan vuestro ser, pautas de conducta que nos asemejen a la persona de Cristo, siendo pobres de espíritu, hambrientos de justicia, mise-ricordiosos, limpios de corazón, amantes de la paz” (Fiesta de acogida de los jóvenes en la Plaza de Cibeles: discurso).

Hay, en verdad, cosas que uno no puede explicarse… desde la llegada del Santo Padre a Cibeles y verlo a dos metros de distancia es… es… algo que no puedo escribir, ya que me quedaría limitado a lo que realmente es. Pero te toca el corazón escuchar a muchos jóve-nes decir con lágrimas en las mejillas: “Yo creí que el Papa era muy rígido… y me sonrió”. Es esa sensación de estar entre millones de personas y tener la firme convicción que Él te mira a los ojos y desprende para ti una bella sonrisa.

La Providencia se vivió al máximo en la Vigilia en Cuatro Vientos. Desde el inicio fue el calor más apabullante de todos, a más de 40 grados y caminar más de 5 Km desde el lu-gar donde nos hospedábamos. Ahí iniciamos un sacrificio, unidos varios países en el can-sancio y el dolor.

Ya en el recinto, tuvimos que esperar durante varias horas hasta que comenzara el evento. Mientras, jugabas al futbol con los de Zambia, Argentina e Italia, corrías para no ser devorado por los millones de hormigas del lugar, compartías tu comida y en especial el agua con aquél que se sentía morir, perseguías al camión de bomberos para ser rociado con agua y hacer que el alma retornara al cuerpo… hasta que… llegó su Santidad y co-menzó a llover como nunca en esa semana, con vientos que hacían volar las carpas y letre-ros… Hubo un momento de silencio, pero de inmediato se escuchó el grito de los jóvenes hacia el Papa “Esta es… la Juventud del Papa, Esta es… la Juventud del Papa” nadie se fue, todos brincamos y bailamos bajo la lluvia.

El Papa tuvo que interrumpir por unos instantes su discurso, pero se quedó, mojándose con nosotros. Recuerdo las palabras del Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio María Rou-co Varela: “Me han dicho que habéis querido un poco de agua…” y qué decir de las pala-bras de Benedicto XVI “Queridos amigos: Gracias por vuestra alegría y resistencia. Vuestra fuerza es mayor que la lluvia. Gracias. El Señor con la lluvia nos ha mandado muchas ben-diciones. También con esto sois un ejemplo”.

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Al reiniciar su discurso nos pidió lo siguiente: “os invito a pedir a Dios que os ayude a descubrir vuestra vocación en la sociedad y en la Iglesia y a perseverar en ella con alegría y fidelidad. Vale la pena acoger en nuestro interior la llamada de Cristo y seguir con valentía y generosidad el camino que él nos proponga… para descubrir y seguir fielmente la forma de vida a la que el Señor os llame a cada uno, es indispensable permanecer en su amor como amigos”. En particular, estas palabras nos pueden abrir la mente y descubrir que nuestra vocación de universitarios, y en su momento de profesionales, no es en sentido contrario a nuestra fe, más bien, es el mejor complemento. El llamado que todos escuchamos en esa noche fue el de reincorporar a Dios en nuestras actividades diarias y así contagiar a los demás con su Amor.

Si me preguntaran cuál fue la enseñanza de la Jornada, sería como dice su lema: estar firme en la fe y descubrir que en cualquier momento del día podemos dar testimonio, y que no es difícil renacer a la civilización del amor, ya que por una semana… FUIMOS UNA GRAN FAMILIA. “Al volver ahora a vuestra vida ordinaria, os animo a que guardéis en vuestro co-razón esta gozosa experiencia y a que crezcáis cada día más en la entrega de vosotros mismos a Dios y a los hombres” (Benedicto XVI, Cuatro Vientos).

Faltarían hojas y hojas para contar cada una de las vivencias en Madrid, habría más de 2.000.000 de Bestseller en el mundo, pero creo que no hay nada mejor que compartirlo con nuestras acciones y oración, recemos por él ya que el siempre reza por nosotros.

Muchas Gracias!!!

“Queridos amigos, que ninguna adversidad os paralice. No tengáis miedo al mundo, ni al futuro, ni a vuestra debilidad. El Señor os ha otorgado vivir en este momento de la histo-ria, para que gracias a vuestra fe siga resonando su Nombre en toda la tierra.” (SS. Bene-dicto XVI Vigilia de oración con los jóvenes, Aeródromo de Cuatrovientos).

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Zwischen Plaza del sol und Cuatro Vientos - Glauben teilen

Juliane Keller

Alemania, 18 años

“26 Stunden Busfahrt, Massenunterkünfte, Massenspeisung, null Komfort…Wir müs-sen verrückt sein, dass wir das mitmachen”. Meint Björn Fischer in seiner Predigt bei unse-rer Messe in der Kirche St. Christo Rey (Christkönig) im Stadtkern von Madrid. Und tatsäch-lich bin ich mir in den letzten Tagen durchaus hin und wieder verrückt vorgekommen. “Die Gruppe aus der und der Gemeinde ist geflogen“. Wird erzählt; oder: “Mein Cousin hat mir gerade aus seinem Hotel geschrieben”. So etwas hört man dann, während man seinen Schlafsack in die Hülle quetscht oder sich sein Lunchpaket abholt.

Meine Reise zum Weltjugendtag (WJT) 2011 war trotz dieser Umstände, vielleicht aber auch gerade deswegen, eine der besten, die ich je gemacht habe. Vielleicht haben gerade die einfachen Unterbringungen in Klassenräumen und Turnhallen und die verhältnismäßig sparsame Lebensweise geholfen, sich mal wieder auf das Wesentliche, auf das beim WJT wirklich Wichtige zu konzentrieren. Auch die Anreise per Bus ähnelt doch eher einer Pilger-fahrt als die Anreise im Flieger. Auch, wenn man nicht – wie bei einer Pilgerreise üblich – vorwiegend die Füße bewegt, so scharrt man doch auf Dauer mit ihnen, weil man nicht mehr sitzen kann.

Die Predigt von Björn Fischer hat uns genau daran erinnert, warum wir uns für diese Re-ise angemeldet haben. Komfort stand definitiv nicht im Vordergrund. Wer ist “wir”? “Wir” heißt die Gruppe, die sich aus rund 20 Jugendlichen aus den Gemeinden St.-Petri-Hüsten, Hl. Geist Hüsten und St. Johannes Sundern zusammensetzt. Zusammen haben wir uns auf diese Reise vorbereitet, zusammen haben wir sie erlebt und teilen jetzt die Erinnerungen.

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Als wir am Abend des 1. August endlich am Ziel ankamen, hatten wir den eigentlichen WJT noch gar nicht erreicht, sondern die “Tage der Begegnung” in Pamplona. In diesen Ta-gen konnten wir neue Kontakte knüpFen und bekamen in Morgengebeten und Glaubens-gesprächen erste Impulse. Ein Höhepunkt war ein abendlicher Kreuzweg, der durch aut-hentisch gestaltete Kreuzwegfiguren und Kerzenlicht zu einem emotionalen Erlebnis wurde.

Von Pamplona ging es dann nach 5 Tagen nach Madrid. In der Kleinstadt Torréjon nahe der spanischen Hauptstadt wurden wir – was allgemein erst mal einen ziemlichen Schock auslöste – mit 1300 Pilgern in einer Turnhalle untergebracht.

Ein besonders schönes Erlebnis war die Willkommensfeier für den Papst, für die sich überall in der Stadt Gläubige am Straßenrand oder auf größeren Plätzen versammelt hat-ten. Zuvor hatte es noch Gegendemonstrationen gegen den Papstbesuch gegeben. Währenddessen war die Atmosphäre nervös und angespannt gewesen. Was ist, wenn plötzlich ein Demonstrant ausrastet? Oder, wenn jemand randaliert? Von daher war die Stimmung entspannt und gelöst, als Benedikt XVI., begleitet von Jubelrufen und der Hymne “Firmes en la fe” (dt.: Halte am Glauben fest) durch das Ancalá-Tor auf der Plaza de la In-dependencia (Platz der Unabhängigkeit) schritt. Ein weiteres, spezielles Ereignis war die Papstmesse, an der wir aufgrund eines sehr heftigen Unwetters, das wenige Minuten nach Anfang der Vigilfeier mit dem Papst begann, nicht teilnehmen konnten. Aus dem ehemals staubtrockenen feld wurde innerhalb von Minuten eine regelrechte Seenplatte. Damit stand die Rückkehr in die Unterkunft fest und unsere Ankunft dort erfolgte erst sehr spät. Umso “unerfreulicher war es daher, am nächsten Morgen um sieben Uhr geweckt zu werden, mit der Aufforderung, die Halle sofort zu verlassen. Ein Grund wurde zunächst nicht genannt. Erst peu à peusickerte zu uns durch, dass die Polizei die Turnhalle durchkämmte, da eine Bombendrohung vorlag. Nach drei Stunden Warten gab es schließlich Entwarnung.

Während des WJTs gab es einige schöne Begegnungen, die oftmals durch das “Taus-chen” zustande kamen. Beim Tauschen von selbstfabrizierten Deutschlandarmbändern kam es zu Gesprächen über Gott und die Welt und über das Leben mit dem Glauben in z.B Ecuador. Diese Tauschobjekte sind eine schöne Erinnerung, weil hinterm jedem eine Be-gegnung steckt.

Am Ende seiner Messe mit den rund zwei Millionen Pilgern gab Benedikt XVI. den Ort des nächsten WJTs bekannt: Rio de Janeiro in Südafrika. Wer weiß? Vielleicht sind ja auch 2013 wieder welche von uns dabei?


Entre la Puerta del Sol y Cuatro Vientos - Compartiendo la fe

“26 horas viajando en autobús, multitud de alojamientos, multitud de alimentos, cero confort… debíamos estar locos por participar en esto…” opina el Padre Björn Fischer en su homilía de la misa en la Iglesia Cristo Rey en el centro de Madrid. … Y, efectivamente, así comentaba…: “El grupo ése de la comunidad ha volado a Madrid…” o bien “Mi prima me acaba de escribir desde su hotel…” Todo esto lo oíamos mientras guardábamos nuestro saco de dormir en su funda o recogíamos nuestro paquete de comida.

A pesar de todos los inconvenientes, y quizá también gracias a ellos, este viaje a la JMJ

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de Madrid ha sido uno de los mejores que he hecho. Ha sido justamente el vivir en estos “alojamientos”, aulas y gimnasios así como la forma de vida relativamente sencilla lo que me han hecho valorar y concentrarme en lo esencial y verdadero de la JMJ… La llegada a Madrid en autobús también se parecía a esas antiguas peregrinaciones…

La prédica del Padre Björn Fischer nos ha recordado el porqué de nuestro viaje. Por su-puesto que la comodidad no era el motivo fundamental. Quienes somos nosotros?? Noso-tros somos un grupo de 20 jóvenes que venimos de la comunidad de St. Petri-Hüsten y St. Johannes Sundern… Juntos nos hemos preparado para este viaje y juntos lo hemos vivido y compartimos los recuerdos.

Cuando finalmente llegamos a la meta, la noche del 1 de Agosto, todavía no había co-menzado la JMJ sino que eran los días de encuentro en Pamplona. En estos días pudimos iniciar nuestros contactos y recibimos en las Oraciones de la mañana y en las charlas so-bre fe los primeros impulsos. Lo máximo fue el Viacrucis nocturno que se hizo con figuras reales y luces de velas, fue una vivencia excepcional.

Después de 5 días en Pamplona nos fuimos hacia Madrid. Estuvimos alojados, con gran asombro, junto a 1300 peregrinos en un gimnasio en Torrejón, una pequeña ciudad junto a Madrid.

Fue especial la vivencia que tuvimos el día de la fiesta de bienvenida al Papa… por to-dos los lugares de la ciudad había creyentes reunidos en las plazas y calles.

También hubo alguna que otra manifestación en contra del Papa por lo que en algún momento esto produjo alguna incomodidad y nerviosismo. ¿Qué puede pasar si en algún momento algún manifestante hace algo raro?… A pesar de ello, ese mal ambiente se disipó cuando Benedicto XVI pasó por la Puerta de Alcalá y por la Plaza de la Independencia ro-deado de gente cantando y gritando “Firmes en la fe”.

Otro acontecimiento inolvidable fue la Vigilia con el Papa, en la que cayó una gran tor-menta que luego paró unos minutos antes de la Adoración, en la que no pudimos tomar parte. Aquel campo de polvo seco se convirtió en un momento en una zona pantanosa… Después llegó nuestra vuelta al alojamiento fijado, el madrugón del día después con la obligación de desalojar rápidamente el gimnasio. Supimos que hubo una amenaza de bomba y la policía tuvo que entrar rápidamente para supervisarlo, quedando el tema solu-cionado en 3 horas.

Durante la JMJ hubo realmente un bonito encuentro que se consiguió gracias a que nos intercambiamos cosas… A través del cambio de bandas hechas por nosotros, llegamos a conversaciones sobre Dios y la fe, por ejemplo, con gente de Ecuador. Estos “objetos de intercambio” son un bonito recuerdo porque detrás de cada uno de ellos está el recuerdo de un encuentro.

Después de la Misa del domingo, en la que hubo alrededor de 2 millones de peregrinos, el Papa Benedicto XVI dio a conocer el lugar dónde sería el siguiente encuentro de la JMJ : Rio de Janeiro… Quién sabe… Quizá en el 2013 estemos algunos de nosotros allí…

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Del otro lado del mundo, juntos por el amor de Dios

Paty Landeros

San Nicolás de la Garza (México), 21 años

La Jornada Mundial de la Juventud 2011, desgraciadamente, no pude vivirla en Madrid pero sí en mi comunidad, en velada nocturna con chicos de mi Estado. Allí pude participar como staff así que estuve desde muy adentro en lo que fue la planeación de este gran evento, el estar recibiendo a chicos y chicas que tienen el mismo propósito que yo, SERVIR A DIOS. Fue una experiencia que quedará marcada para toda mi vida, la cual siempre re-cordaré, y fue una más de las razones, un motor que me ayuda a seguir sirviendo a Dios por medio de mi trabajo. La JMJ Madrid me sirvió como un gran aprendizaje tanto espiritual como de vida, y sin duda un motivo más para seguir adelante con mi apostolado. Fue un YO TE AMO que escuché de Dios en esta hermosa experiencia.

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Mi JMJ:Jerez-Madrid-Jerez

Miguel Ezequiel Lloret Erdozain

Jerez de la Frontera (España), 31 años

Han transcurrido poco más de 24h desde que salí en este peregrinaje relámpago desde Jerez a Madrid. Me quedé sin batería en el móvil nada más llegar a la Villa y Corte, y ya no hubo posibilidad, ni tiempo material de recargarla. Por lo tanto, no he podido guardar en tarjeta, aunque sí en mis retinas y en mi corazón, esos intensos momentos vividos en un viaje que fue tan rocambolesco como ilusionante, y que culminó al filo de las 4:15 con la recogida del Moreno en la Colegiata de San Isidro. Por medio, las vicisitudes de las averías e incomodidades del autobús, y la gloria y honor de portar por tan emblemáticas calles de la capital del Reino al Rey de mi corazón. Momentos que me gustaría haber compartido con mi familia, pero que la maldita crisis me escamoteó y Dios todopoderoso me reservó en la más recóndita de las posibilidades de asistir a la JMJ.

Han sido un torbellino de sensaciones. Desde la llegada a Atocha y el cruce con los “in-dignados anticatólicos”, la visión de tanta gente de dispares orígenes abrazando un mismo símbolo: La Cruz y escuchando desparramados aunque en total silencio a Su Santidad en los jardines y parterres de La Castellana, hasta la llegada a Recoletos “burlando” el magní-fico cordón de seguridad. Todo por llegar a Sus Plantas, mirarlo y decirle: Señor, aquí estoy, sólo he venido yo. Pero rezaré y trabajaré por todos los míos para ayudarte a repartir Tu Misericordia al mundo, que en definitiva está aquí representado.

Y comenzó el Vía Crucis de la JMJ con la Hermandad de la Candelaria de Jerez, una co-fradía “de barrio” dentro del maremágnum de destacadas hermandades de toda España. Viendo y sintiendo las diferentes sensibilidades y tradiciones de esta maravillosa España para con Dios. Devolviendo con aplausos de corazón cada vez que se detenía un paso fren-

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te a “mi Jesús”. Hasta que llegó la hora y entonces era Él quien recibía ese cariño al pasar por las restantes estaciones, ¡¡y vaya si lo recibió!! La gente se volcó con nuestro Moreno de La Plata y aplaudía y cantaba vítores a Él, a España, a Andalucía y Jerez. Para nosotros era una novedad tantísimo silencio y respeto sólo roto por un estallido de aplausos al an-dar “de jerezanas maneras” y contestábamos aplaudiendo al público dándole así las gra-cias por continuar allí siendo más de medianoche.

Para ellos también era novedad esa forma de ayudarlo a portar la Cruz de nuestros pe-cados. Aunque no para todos… todavía me emocionó al recordar un señor en Sol que se acercó preguntando si aquel Jesús era el mismo que salía de Santa Ana, su acento aunque ya castellano, afloraba cariño sureño. Confirmándome después en la charla su cariño y amor Platense hacia ese barrio, que hacía muchos años que abandonó “buscando las habichuelas” en Madrid y que seguía queriendo aun cuando hacía ya más de veinte años que no lo pisaba… Ese momento, el de llevar un soplo de aire fresco primaveral de Jerez y Andalucía a esos que poblaban las aceras y que dejaron la tierra que les vio nacer, com-pensó en plenitud el no haber podido ver al Santo Padre de cerca y comprendí entonces que aquellos peregrinos, al igual que ese paisano que dejó su tierra, abandonaron la suya para buscar el alimento del espíritu que es Cristo y Su Palabra. Y aun multiplicado por mil, los problemas de un viaje épico hacía el corazón de la Cristiandad que es estos días Ma-drid, nada podrá cambiar ya ese deseo de repartir urbi et orbi la Misericordia de Dios en mi corazón y espero que también en el de mis hermanos candelarios…

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En Madrid encontré la respuesta a todas mis preguntas

José Manuel Lucerón

Campo de Criptana (España), 21 años

Después de los Días en la Diócesis en los que durante una semana acogimos y convi-vimos con venezolanos y eslovenos aquí en mi pueblo, y como colofón la multitudinaria misa del 14 de agosto en la sierra de Los Molinos, nos pusimos rumbo a Madrid.

Lo que viví en Madrid es difícil de explicar en unas cuantas líneas: cada gesto, cada ac-ción, cada momento, etc. Fueron días muy emotivos en los que me ayudaron a madurar como persona y como cristiano, a sentirme más arraigado en Cristo y firme en la fe. Tam-bién fueron días de compañerismo, reflexión, recogimiento, etc.

Lo que más me emocionó fue el ver las calles de Madrid atestadas de jóvenes, jóvenes seguidores de Cristo, jóvenes que abandonaron su tierra unos días para estar cerca del Santo Padre, representante de Cristo en la tierra, escuchar sus enseñanzas, vivir la fe en comunión con otros miles y miles de personas igual que yo, con alegría, esperanza, sabe-dores de que un mundo mejor es posible si convertimos a Dios en guía y conductor de nuestras vidas.

En Madrid viví tanto buenas como malas experiencias. Entre las buenas están por ejemplo la misa de Cuatro Vientos que fue una total y absoluta manifestación de fe y unión con Dios, las diferentes catequesis que teníamos todas las mañanas, la alegría y felicidad de los jóvenes cantando y bailando por las calles de Madrid y, sobre todo, el haber vivido intensamente la JMJ con personas a las que aprecio y valoro.

Y cómo olvidar el Viacrucis y la posterior procesión, una muestra de lo más florido del

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patrimonio artístico-religioso español, una exposición de arte y de fe que pudimos vivir gra-cias a la accesibilidad de las cofradías a participar en el mismo.

Entre las malas he de destacar el clima de intolerancia que inundó Madrid esos días ya que distintos grupos extremo-laicistas intentaron, sin éxito, boicotear algunos actos de la JMJ llegando incluso a enfrentarse con jóvenes cristianos cuyo delito era el vivir su fe y manifestarla libremente. Sin embargo, estos episodios de fanatismo e intolerancia no im-pidieron el transcurso normal de la JMJ y gracias a Dios todo salió según lo previsto. Yo viví en primera persona uno de esos episodios.

Por todo ello el vivir la JMJ con jóvenes de todas las partes del globo me ha transmitido alegría, vitalidad, optimismo y desde entonces me he convencido de que es necesaria una nueva evangelización, llevar la palabra de Cristo a este mundo que progresivamente se aleja de Dios y no quiere o no sabe entender su mensaje. Los jóvenes jugamos un papel destacado en esta re-evangelización ya que somos los apóstoles del siglo XXI y debemos cumplir con la misión que tanto Cristo y el papa Benedicto más recientemente nos enco-mendaron: “ID Y HACED DISCÍPULOS A TODOS LOS PUEBLOS”.

“Si se quedan los jóvenes aquí a pesar de la que está cayendo ¿cómo voy a marcharme yo?” palabras de Benedicto XVI durante el chaparrón que cayó aquella tarde-noche del 20 de agosto en Cuatro Vientos, una tarde-noche inolvidable para todos los que estuvimos allí.

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Un verdadero regalo de Dios

Victoria Maggia,

Montevideo (Uruguay), 16 años

Para mí, la Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011 comenzó en el año 2009, cuando junto a los hermanos de mi Comunidad comenzamos a trabajar para juntar el dine-ro para cubrir los pasajes, gastos, etc… En total debíamos conseguir US$10000, al princi-pio nos parecía misión imposible, pero siempre nos apoyamos en Dios, sabiendo que El iba a proveer las formas de conseguir todo el dinero.

Así fue como nos reuníamos para rezar el rosario juntos una vez a la semana y poner en común ideas para este fin.

Durante los 2 años que quedaban hasta la JMJ fuimos a diferentes lugares a vender los productos que ofrecíamos, como velas pintadas artesanalmente con el logo de la JMJ y la virgen de los 33 orientales, marcadores para biblias, rosarios, realizamos un Festival de la Familia, y varias ventas económicas. Así de a poco fuimos llegando a la meta que era todo ese dinero, pero más aún poder viajar a Madrid para estar junto al Santo Padre.

Personalmente, ese tiempo de preparación y trabajo me ayudaron mucho en el punto de vista personal, y en la fe.

Saltándome mucho de lo que viví paso a contarles puntualmente mi experiencia en la Jornada.

Para mí fue una bendición que Dios me diera la oportunidad de ir, porque estaba pa-sando por un momento muy complicado en mi vida, y necesitaba mucho discernimiento y fe… sobre todo eso. Tenía un conflicto conmigo misma, no sabía para qué vivía, cual era mi fin en la tierra, y menos entendía por qué estaba yendo a este encuentro mundial tan her-moso. donde nos encontramos tantos jóvenes en la misma o peores situaciones que la mía, buscando una respuesta para su vida.

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¡Tantos regalos me dio el Señor que no podría nombrarlos todos!! Sinceramente, nunca había experimentado cosa igual, sentir ese fuego que rebosa el corazón, esa alegría que no se puede explicar con palabras, esa SED DE DIOS que mi alma anhelaba, sabiendo que allí encontraría seguramente una respuesta para cada una de mis preguntas.

Una de las cosas que más me conmovía y lo sigue haciendo hasta este momento fue evangelizar la palabra de Dios, el Amor de Dios, y su infinita misericordia por diferentes lugares de Madrid. Otra de las cosas que más me movieron internamente era ver cuanta alegría había en todos los rostros de los jóvenes que se veían día y noche por las calles de Madrid, y ese espíritu de hermandad, comunión y unidad que se sentía por todos lados, es totalmente INEXPLICABLE!

Finalmente, el Señor me dio una de las mayores bendiciones que fue darme el llamado para ser solamente suya.

Sinceramente no esperaba volver de tal manera a mi país, lejos de toda la alegría de la Jornada Mundial de la Juventud 2011, en Madrid.

Fue sin dudas la ¡MAYOR EXPERIENCIA EN MI VIDA! y espero que el Señor les dé la gra-cia de poder sentirse queridos como lo descubrí yo.

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La rinascita alla fede

M. Dalma Mangiapia e Maurizio Altomare

Italia, 23 años

Siamo 2 ragazzi della diocesi di Pozzuoli, fidanzati da 3 anni. Veniamo da esperienze di fede molto diverse: uno accostatosi alla Chiesa solo da poco tempo, l’altra presente fin da piccola nella vita parrocchiale. La GMG aveva perciò un significato completamente diverso in entrambi: un sogno da realizzare dopo aver visto tante volte in televisione le folle dei gio-vani partecipanti, e un qualcosa di sconosciuto da scoprire.

Era la nostra prima GMG e i dubbi erano tanti: zaino, scarpe, sacco a pelo, torcia… co-s’altro serviva? Avremmo fatto amicizia? Partivamo senza conoscere in nostri compagni di viaggio, facendo parte di una parrocchia un po’ isolata nella diocesi e dove far decollare i giovani resta ancora un’impresa…insomma era tutto una scoperta fin dal viaggio verso la Spagna!

Subito abbiamo capito che sarebbe stata un’avventura meravigliosa. Il sacco a pelo, le docce fredde delle 2 di notte all’aperto, il mangiare cose assurde a orari assurdi e le cam-minate non ci hanno dato solo stanchezza fisica ma ci hanno unito ai nostri compagni di viaggio in maniera indissolubile, diventando veri e propri fratelli, con un legame che nient’altro al mondo avrebbe potuto regalarci e che dura ancora quando ci rivediamo dal vivo.

A Madrid la differenza di esperienze non solo si è azzerata, ma si è addirittura invertita. Sotto la pioggia di Cuatro Vientos abbiamo sentito forte che nulla era come lo immagina-vamo, non solo per il fango sotto i piedi dopo il calore opprimente del pomeriggio, ma so-prattutto per il silenzio che ha accompagnato l’Adorazione del Santissimo. Quello è stato il momento più toccante, perché era come se nascessimo solo allora ad una nuova vita e una nuova fede. Dalla TV non si capisce, bisognava sentire quel silenzio per capire che non

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importa quali esperienze tu abbia fatto, il Signore lì ci stava chiamando ad essere suoi tes-timoni.

Tornare a casa con questa consapevolezza è stato difficile, perché nelle nostre città non trovi per strada ragazzi che salutano col sorriso. L’indifferenza delle persone blocca, la su-perficialità delle loro vite deprime, l’incomprensione verso il tuo entusiasmo quasi spegne la piccola fiamma accesa a Madrid. Spesso nelle nostre stesse parrocchie non si trova spa-zio o persone con cui condividere la gioia.

Ma l’immagine viva dei 2 milioni di ragazzi riesce a riaccendere tutto, quando guardia-mo le foto, i video di quei giorni ritorniamo lì e riacquistiamo la voglia di combattere per portare più giovani nelle nostre chiese. Tutte le volte che sentiamo il peso della difficoltà del testimoniare pensiamo a quei 2 milioni e li immaginiamo con noi. Quando i media ci propongono giovani senza speranza, pensiamo ai ragazzi conosciuti in metropolitana che accompagnavano altri ragazzi, ciechi, che ci accarezzavano il viso per ricordarsi meglio di noi. Quando si dice che i giovani si annoiano in chiesa, pensiamo ai giovani frati che per le strade correvano con i pattini indossati sotto il saio e ai canti che si sentivano per le strade. Quando sentiamo che i giovani non sanno pregare, pensiamo a chi nella confusione di voci aprivano la Bibbia o

recitavano il Rosario. Quando ci chiamano pazzi, o persone senza cervello, pensiamo a chi si è convertito guardandoci. Non conosciamo i loro nomi, i volti col tempo vengono di-menticati, ma in quel momento erano lì con noi e come noi.

Questo ci basta per non sentirci più “extraterrestri” credenti del 2012, ma ci sentiamo giovani testimoni non solo di un’esperienza che cambia la vita, ma di un Amore che cambia la vita.


El renacimiento de la fe

Somos dos chicos de la diócesis de Pozzuoli, novios desde hace tres años. Venimos de experiencias de fe muy diferentes: él se acercó a la Iglesia hace poco tiempo, ella ha fre-cuentado desde la infancia la vida parroquial. La JMJ tenía, por lo tanto, un significado completamente diferente para ambos: un sueño a realizar después de haber visto muchas veces en la televisión multitudes de jóvenes participando, y algo desconocido por descu-brir.

Fue nuestra primera Jornada Mundial de la Juventud y las dudas eran muchas: mochila, zapatos, saco de dormir, linterna… ¿Qué más necesitábamos? ¿Conoceremos a gente nue-va? Salimos sin conocer a nuestros compañeros de viaje, siendo parte de una parroquia un poco aislada en la diócesis y donde involucrar a los jóvenes es algo complicado… resu-miendo, ¡todo fueron novedades durante el viaje a España!

Muy pronto nos dimos cuenta de que iba a ser una maravillosa aventura. El saco de dormir, ducharse con agua fría a las dos de la noche al aire libre, el comer cosas extrañas y a horarios absurdos y paseos que no nos dieron sólo un cansancio físico sino que también nos unieron a nuestros compañeros de viaje de una manera indisoluble, convirtiéndose en verdaderos hermanos con una unión que nada en el mundo podría romper y que todavía dura cuando volvemos a encontrarnos.

En Madrid, no notamos más diferencias. Bajo la lluvia de Cuatro Vientos entendimos

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que nada era como nos lo habíamos imaginado, no sólo por el barro en los pies después del calor sofocante de todo el día, sino sobre todo por el silencio que acompañó la Adora-ción del Santísimo. Ése fue el momento más fuerte, porque era como si naciésemos a una nueva vida y a una nueva fe. Por la televisión no se puede entender, es necesario sentir ese silencio para comprender que no importa las experiencias que has tenido en la vida, el Señor estaba allí, nos llamaba a ser sus testigos.

Volver a casa con esta conciencia ha sido difícil porque en nuestras ciudades no en-cuentras a gente por la calle que te saludan con una sonrisa. La indiferencia de las perso-nas te bloquea, la superficialidad de sus vidas deprime, la incomprensión hacia tu entu-siasmo casi apaga la pequeña llama encendida en Madrid. A menudo, en nuestras parro-quias no encontramos el espacio o las personas con las que compartir la alegría.

Sin embargo, la imagen viva de los 2 millones de jóvenes puede encender todo de nue-vo, cuando miramos las fotos, los vídeos de estos dos días, volvemos allí y recuperamos ganas de luchar para traer más jóvenes a nuestras iglesias. Todas las veces que sentimos el peso de la dificultad al testimoniar, pensamos en aquellos dos millones y los sentimos con nosotros. Cuando los medios de comunicación nos ofrecen los jóvenes sin esperanza, pensamos en los chicos conocidos en el metro que acompañaban a otros jóvenes, ciegos, que acariciaban nuestra cara para acordarse mejor de nosotros.

Cuando se dice que los jóvenes se aburren en la iglesia, pensamos en los frailes jóve-nes que corrían por las calles con patines bajo sus hábitos y en los cantos que se escucha-ban por las calles. Cuando escuchamos que los jóvenes no saben orar, pensamos en quien durante momentos de ruido abrió la Biblia o rezaba el Rosario. Cuando nos llaman locos o gente sin cerebro, pensamos en quien se ha convertido a través de nuestro ejemplo. No sabemos sus nombres, las caras se olvidan con el tiempo, pero en aquel momento esta-ban allí con nosotros y como nosotros.

Esto es suficiente para que no nos sintamos más “extraterrestres” creyentes del 2012, sino sentirnos jóvenes testigos no sólo de una experiencia que te cambia la vida, sino de un Amor que te cambia la vida.

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Il vero spirito della GMG

Andrea Mangione

Italia, 27 años

Questa per me è stata, in assoluto, la mia prima GMG. In queste casi si parte principal-mente con tanta curiosità, perché, per quanto altri amcii possano darti delle indicazioni, non sai mai cosa aspettarti esattamente.

Per questo motivo sono state tante le cose che, per un motivo o per un altro,mi hanno colpito particolarmente ma, se le volessi raccontare tutte, non basterebbe un libro intero.

Penso però, che se proprio dovessi scegliere alcune cose, punterei immediatamente sul viaggio assieme ai miei compagni, sulla S.Messa celebrata a un tavolino in un autogrill francese, con alcune persone che ci guardavano stranite e altre che si facevano comunque il segno della Croce.

Penso che punterei inoltre sull’incontro nella palestra che ci ha ospitato con i giovani della Bolivia e del Nicaragua, sulle partite giocate a carte con loro e con il gusto di spiegarci a vicenda le regole dei vari giochi.

Parlerei poi dell’accoglienza riservata a noi italiani e del coro classico “italiano batti le mani”, che noi tutti sentivamo e penso che, logicamente, ricorderei i due giorni a Cuatro Vientos. Non tanto magari nei meravigliosi momenti di preghiera, quanto nell’aver trovato nuove amicizie, nell’aver condiviso con loro un telo per coprirsi dal diluvio notturno o un qualcosa per coprire la testa dal gran caldo, nell’aver ballato con loro e nell’aver con loro gioito nel momento dell’arrivo dei bomberos che ci rinfrescavano o nell’esser riuscito a ca-pirli malgrado, in alcuni momenti, ognuno parlasse un inglese approssimato o addirittura la propria lingua.

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Penso infine che parlerei del come abbia continuato a sentirli tramite i vari social net-work al termine della GMG e come mi sia incontrato con alcuni di loro dal vivo.

Insomma, se qualcuno mi dovesse chiedere quale possa essere il vero spirito della GMG o se mi chiedessero di proporre una mia testimonianza penso che starei a raccontare a lungo dell’atmosfera di amicizia e di unione che abbiamo potuto vivere assieme, fianco a fianco, e di come questa cosa mi abbia permesso di conoscere nuove culture, tradizioni e persone.

Perchè questo, secondo me, è il vero spirito di una GMG…


El verdadero espíritu de la JMJ

Ésta ha sido mi primera JMJ. En estos casos se parte principalmente con mucha curio-sidad, porque, por mucho que tus amigos puedan darte indicaciones, nunca sabes qué esperar.

Por este motivo han sido muchas las cosas que, por una razón u otra, me han llenado particularmente pero, si quisiera contarlas todas, un libro entero no sería suficiente.

Pienso, sin embargo, que si tuviese que eligir entre todas las cosas, destacaría sin duda el viaje juntos con mis compañeros, la Santa Misa celebrada sobre una mesita preparada improvisadamente en un área de servicio francesa, con algunas personas que nos miraban de un modo extraño y otras que se hacían el signo de la Cruz.

Pienso que elegiría también el encuentro en el gimnasio que nos acogió junto con los jóvenes de Bolivia y Nicaragua, las partidas de cartas con ellos, con el gusto de explicarles a los otros las reglas de los juegos.

Hablaría también sobre la buena acogida a los italianos y el coro clásico “italiano batti le mani”, que todos nosotros escuchábamos y pienso que, lógicamente, recordaría los dos días en Cuatro Vientos. Tal vez no tanto por los maravillosos momentos de oración, sino por haber encontrado nuevas amistades, haber compartido con ellos una tela para cubrirse de la lluvia fuerte de la noche o algo para cubrirse la cabeza del calor asfixiante, el haber bai-lado con ellos y habernos alegrado en el momento de la llegada de los bomberos que nos refrescaban y haber llegado a entenderles incluso cuando hablaban con un inglés “malo” u otros idiomas que desconocíamos.

Para concluir, también mencionaría el hecho de poder después de la JMJ seguir estan-do en contacto con algunos a través de varias redes sociales y haber podido quedar con algunos de ellos.

Sin embargo, si alguien me tuviese que preguntar cual es el espíritu verdadero de la JMJ o si me propusieran hacer un testimonio, pienso que me basaría en detallar sobre la atmósfera de amistad y unión que hemos podido vivir juntos, y de como esto me ha permi-tido conocer nuevas culturas, tradiciones y personas.

Porque esto, en mi opinión, es el espíritu verdadero de una JMJ…

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“Y estas señales acompañarán a los que creen…” (Mc 16)

Mari Carmen Martín Astorga

Archidona (Málaga, España), 17 años

Nunca hubiera podido imaginar que viviría la experiencia más bonita de mi juventud. Para mí fue una verdadera señal la que inició mi interés por la Jornada Mundial de la Ju-ventud: “¿Participas en portar la cruz e icono de la virgen de la JMJ?” “¿Qué es la JMJ?” A partir de de ese momento todo comenzó ya que si esa señal no hubiera llegado, hoy no hubiera podido compartir mi experiencia con vosotros.

Cada día doy gracias al Señor por haberme dado la oportunidad de vivir esta Jornada, que sin duda, siempre recordaré. Unos días donde el amor, la fraternidad, la humildad, el respeto, el perdón… fluían por las calles madrileñas. Un sinfín de firmes valores que han hecho que me enriqueciera como persona y que cada día crezca más mi fe en el Señor: “La fe es la raíz que nos nutre con la savia de la Palabra de Dios (…), la roca que guía nuestra vida” (Cardenal Stanis³aw Ry³ko).

En cada paso de mi vida están presentes los inolvidables recuerdos de la JMJ: el espec-tacular silencio que incitó a un ambiente de profunda oración en Cuatro Vientos, un abrazo cargado de fraternidad de una joven francesa, la alegría, ilusión, júbilo de millones de jóve-nes peregrinos que no fue turbada ni por la gran tormenta que iluminó la noche en la base aérea… Pero el recuerdo más bonito fue cuando todos los jóvenes que se hallaban junto a mí nos cogimos de la mano y rezamos el Padrenuestro. Cada uno lo rezaba en su respecti-vo idioma, pero el mensaje era el mismo: “Mi alma sólo descansa en Dios, mi salvación viene de él; Él solamente es mi roca y mi salvación. Él es mi fortaleza; no resbalaré” (Salmo 62). Todos estos recuerdos hicieron que la emoción se apoderara de mí al término de la JMJ.

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Quiero dar gracias a mi madre por haberme acompañado en esta inolvidable aventura y al Señor, por sentir una serie de experiencias que nunca se volverán a repetir:

Sin saber donde estás te miro,

Sin saber donde estás te alabo,

Gracias Señor,

Por todo lo que me has dado.

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La recompensa de la entrega al prójimo

Ángel Martínez Jiménez

Voluntario español, 38 años

Es difícil resumir en unas pocas frases todas las vivencias, sentimientos y emociones que hemos vivido los voluntarios de la JMJ este mes de agosto. Y digo bien agosto porque la implicación y el nivel de servicio de todos los voluntarios no se ha limitado a la semana en la que los peregrinos han estado con nosotros, sino que ha requerido de una implica-ción anterior y posterior a la presencia de los mismos.

Un servicio que hemos realizado encantados y que no ha podido ser más gratificante. A pesar de todos los inconvenientes y piedrecitas en el camino que hemos ido encontrando, ha sido una JMJ llena de historias hermosas y vivencias positivas.

El esfuerzo que todos hemos realizado ha merecido la pena. Desde el primer hasta el último día. La verdad es que la realidad superó con creces las expectativas. Todo lo que esperábamos durante nuestra formación para hacer nuestra tarea correctamente fue am-pliamente superado. El recibir a la comunidad de jóvenes de todo el mundo con la que compartíamos nuestra fe pero, sobre todo, nuestras ganas de vivir y vivir en Dios, nos llenó a todos de ilusión y de alegría.

Cada momento ha sido especial y único. Desde la sonrisa y el agradecimiento por un simple vaso de agua que les dábamos, a incluso la limpieza diaria que los voluntarios llevábamos a cabo en los lugares de alojamiento. El saber que lo hacíamos para que nues-tros hermanos se sintieran cómodos, y notar que lo estaban era todo lo que necesitába-mos.

Yo ya había participado como peregrino en la JMJ de Czestochowa en 1991, cuando era un poquitín más joven, y poco se parece aquel pueblecito a cuya Virgen tenía especial de-voción el Beato Juan Pablo II a Madrid. Pero la ilusión que había en mi corazón sí era pare-

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cida. Y esa ilusión no ha sido defraudada, como todo lo que se hace por y para Jesús, a través de nuestros hermanos.

Como digo siempre, si mañana hubiera que embarcarse en otra JMJ me subiría con los ojos cerrados. Y estoy seguro de que no me equivoco al decir que este sentimiento es com-partido por todos los voluntarios, porque todos hemos disfrutado sirviendo a los demás y haciendo la peregrinación de nuestros hermanos un poco menos difícil.

Sólo me queda dar gracias a Dios por habernos permitido disfrutar de esta experiencia tan maravillosa, que además ha servido para que se haya creado un lazo especial entre los voluntarios de la Parroquia, a los que conozco y amo ahora mucho más.

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A “Juan de la Cruz” story

Niño Molina

Filipinas, 20 años

“Juan de la Cruz” is the generic name of the typical Filipino. I present this “Juan de la Cruz” story not just because I am a Filipino, but because of my WYD experience which was quite similar to an episode in the life of San Juan de la Cruz, one of WYD 2011’s Patrons. In this story, I would like to highlight that episode.

I went to WYD after finishing University and before starting a job. As I said to myself, the event will be a “turning point” in my life. I expected it to be something really big, based on the testimonies I heard from those who also had a WYD experience.

My first week in Spain was spent in Toledo, where we had our Days in the Diocese. I sta-yed in the house of an elderly Spanish couple in the Parish of Burguillos. We were told that it was the Spain which brought Christianity to our country, and now we Filipinos are bringing it back to their country.

During my first day in Madrid, my foot began to swell because of the long walks. But despite this, I continued to join my group in the catechesis and joined in fellowship with Filipinos who went to Spain to find a better living. Because of this, the condition of my foot worsened, and I was told to rest.

I rebelled against this. I did not go from the Philippines to Spain just to stay in the apartment while my groupmates are enjoying the WYD activities! I thought that money had been wasted, and I became sad because things did not go as I expected.

I stayed for one whole day in the apartment. I thought of St Ignatius of Loyola. Like him, I had an injury and was just staying in the apartment while reading the WYD Booklet, the YouCat and “True Devotion to Mary,” which was given to me during the Vocations Fair. I de-cided to offer up my loneliness and sufferings to God for the WYD to bear fruit and for the conversion of those who took part in the rally against the Church. But after my prayer, I felt greater loneliness, most specially when I was left alone in the apartment for 3 hours as my

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companions left to buy food.

I asked God why this happened. As I drowned myself in reading the books I have, I read in the YouCat that God has different ways of answering prayers. In my case, God made me feel greater sadness. After this realization, I felt sudden peace. This is where I encountered God: in my loneliness and suffering! I didn’t care if he gave me comfort or affliction, what mattered most to me was that I was encountering God! It was then that I remembered St. John of the Cross and his experience when his fellow religious brothers imprisoned him. It was during this period that his encounter with God intensified despite his sufferings and loneliness.

Through the intercession of some Saints, my foot began to get better. I was then able to take part in the Via Crucis, the WYD vigil and the closing Mass. My WYD Experience ended in Fatima, where we were told that after all that happened in Madrid, we have a loving Mot-her who re-assures us, “Ok lang yan…” May we end this pilgrimage called “Life” in the arms of our loving Mother, that She may lead us to Jesus.


Una historia de “Juan de la Cruz”

“Juan de la Cruz” es el nombre ordinario de un filipino cualquiera. Presento esta histo-ria de “Juan de la Cruz” no solamente porque soy filipino, sino por mi propia experiencia en la JMJ, la cual es muy similar a un episodio en la vida de San Juan de la Cruz, uno de los Santos patronos de la JMJ del 2011. En esta historia les mostraré ese episodio.

Asistí a la JMJ después de haber terminado mis estudios universitarios y justo antes de comenzar un empleo. Me había dicho a mí mismo, este evento será un “punto de partida” en mi vida. Mis expectativas eran grandes, después de haber escuchado varios testimo-nios de personas que habían vivido una experiencia de la JMJ.

Mi primera semana en España la pasé en Toledo, donde tuvimos nuestros Días en la Diócesis. Mi alojamiento era en la casa de una pareja española de edad avanzada de la parroquia de Burguillos. Esta pareja nos contó que fueron los españoles quienes habían traído el Cristianismo en nuestro país, y que ahora éramos nosotros filipinos los que traía-mos de regreso esta misma fe a este país.

Durante mi primer día en Madrid, mis pies comenzaron a inflamarse debido a las largas caminatas. Pero a pesar de esto, no dejé de ir con mi grupo a las catequesis y establecer amistades con filipinos que han emigrado a España para encontrar mejores oportunidades de vida. Debido a que continué con las actividades diarias, las condiciones físicas de mis pies empeoraron y me dijeron que tenía que reposar.

Esta noticia no era de mi agrado. No había viajado desde Filipinas sólo para quedarme en el apartamento mientras que el resto de mis compañeros disfrutaban de las actividades de la JMJ. Pensaba que era dinero tirado, y esto me causaba tristeza porque las cosas no estaban saliendo como me lo había esperado.

Al final terminé quedándome un día entero en el apartamento. Pensé en San Ignacio de Loyola. Al igual que él, estaba herido y tenía que quedarme en el apartamento mientras leía el libro del peregrino, el YouCat y la “verdadera devoción a María”, la cual me fue rega-lada durante la feria de vocaciones. Decidí ofrecer mi soledad y sufrimiento a Dios para que la JMJ diese frutos y por la conversión de todas aquellas personas que formaban parte

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de la protesta contra la iglesia. Sin embargo después de mi oración sentí una soledad aun más grande especialmente cuando me quedé solo en el apartamento durante 3 horas mientras mis compañeros salieron a comprar comida.

Le pregunté a Dios por qué estaba sucediendo esto. Mientras me sumergía en la lectu-ra de los libros que tenía, leí en el YouCat que Dios tiene diferente maneras de responder a nuestras oraciones. En mi caso, Dios me hizo experimentar una soledad profunda. Des-pués de esta realización, de repente sentí paz. Aquí es donde encontré a Dios: ¡en medio de mi soledad y sufrimiento! Y al darme cuenta de esto, no importaba si Él me daba con-suelo o aflicción, ¡lo que importaba en ese momento era que estaba encontrando a Dios! Es precisamente cuando recordé a San Juan de la Cruz y su experiencia de cuando sus hermanos religiosos lo encarcelaron. Fue durante este periodo que su encuentro con Dios se intensificó a pesar de su sufrimiento y soledad.

A través de la intercesión de algunos Santos, mi pie comenzó a mejorar. Pude entonces participar en el Vía Crucis, la Vigilia de la JMJ y la ceremonia de clausura. Mi experiencia de la JMJ concluyo en Fátima, donde nos dijeron que después de todo lo ocurrido en Madrid, tenemos una Madre amorosa quién nos asegura “OK lang yan…” terminemos este peregri-naje llamado “Vida” en los brazos de nuestra amada Madre, para que sea Ella quien nos guíe hacia Jesús.

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Ser peregrino

Paloma Monreal Nieto

Madrid (España), 19 años

Ser peregrino es salir de casa un día,

mochila y saco a la espalda,

una cruz colgada al cuello

y amigos en las palmas.

Ser peregrino es madrugar,

dormir cuatro horas diarias

y, si un amigo se va,

montarle una fiesta y armarla.

Ser peregrino es comer y,

sobre todo, beber mucha agua,

cantarles a los bomberos

y cargar cajas y cajas.

Ser peregrino es acoger

da igual si Denver o Argentina,

si son de India o de Perú,

o lo mismo es tu vecina.

Ser peregrino es confiar

en que siempre el que esté a tu lado,

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sea inglés o americano,

va a echarte una mano.

Ser peregrino es conocer

a los de antes y a los de ahora

bailar “danzas kuduros”

y reír hasta altas horas.

Ser peregrino es obedecer

aunque tu amigo sea el jefe

y rezar para que salga bien.

Ser peregrino es caminar

todo recto, hacia la cima

sabiendo que los de arriba

orgullosos de ti estarán.

Ser peregrino es cantar

chillar a los Cuatro Vientos

que allí estábamos contentos

a pesar del huracán.

Ser peregrino es sufrir,

correr por Madrid de noche,

asfixiarte por la mañana

y emPaparte por la noche.

Ser peregrino es soñar

sabiendo que el que está a tu lado,

en Río te esperará.

Ser peregrino es vivir

24 horas al día

sin parar de sonreír.

Ser peregrino es creer

que nosotros solos no podemos

pero basta confiar en Él.

Ser peregrino es amar

a todos los que habéis hecho,

de esta JMJ,

una fiesta sin igual.

Porque es de buen peregrino

ser muy agradecido.

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Una GMG raccontata in musica

Evelina Monteleone

Italia, 31 años

Sulla Giornata Mondiale della Gioventù si potrebbero scrivere un’infinità di pagine ma non ci sono parole che bastino a descrivere un’emozione così… mondiale!!!

Allora prenderò in prestito le parole di una canzone di Jovanotti per raccontarvi alcune mie sensazioni:

Fango

Io lo so che non sono solo

anche quando sono solo

io lo so che non sono solo



sotto un cielo di stelle e di satelliti

tra i colpevoli le vittime e i superstiti

un cane abbaia alla luna

un uomo guarda la sua mano

sembra quella di suo padre

quando da bambino

lo prendeva come niente e lo sollevava su

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era bello il panorama visto dall'alto

si gettava sulle cose prima del pensiero

la sua mano era piccina ma afferrava il mondo intero

ora la città è un film straniero senza sottotitoli

le scale da salire sono scivoli, scivoli, scivoli

il ghiaccio sulle cose

la tele dice che le strade son pericolose

ma l'unico pericolo che sento veramente

è quello di non riuscire più a sentire niente

il profumo dei fiori l'odore della città

il suono dei motorini il sapore della pizza

le lacrime di una mamma le idee di uno studente

gli incroci possibili in una piazza

di stare con le antenne alzate verso il cielo





e rido e piango e mi fondo con il cielo e con il fango





la città un film straniero senza sottotitoli

una pentola che cuoce pezzi di dialoghi

come stai quanto costa che ore sono

che succede che si dice chi ci crede

e allora ci si vede

ci si sente soli dalla parte del bersaglio

e diventi un appestato quando fai uno sbaglio

un cartello di sei metri dice tutto è intorno a te

ma ti guardi intorno e invece non c'è niente

un mondo vecchio che sta insieme solo grazie a quelli che

hanno ancora il coraggio di innamorarsi

e una musica che pompa sangue nelle vene

e che fa venire voglia di svegliarsi e di alzarsi

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smettere di lamentarsi

che l'unico pericolo che senti veramente


di non riuscire più a sentire niente

il battito di un cuore dentro al petto

la passione che fa crescere un progetto

l'appetito la sete l'evoluzione in atto

l'energia che si scatena in un contatto







io lo so che nn sono solo


e mi fondo con il cielo e con il fango


(Grazie a lollona e andre per questo testo e ad alberto per le correzioni)

Io lo so che non sono solo





sotto un cielo di stelle e di satelliti

tra i colpevoli le vittime e i superstiti

un cane abbaia alla luna

un uomo guarda la sua mano

sembra quella di suo padre quando da bambino

lo prendeva come niente e lo sollevava su

era bello il panorama visto dall'alto

si gettava sulle cose prima del pensiero

la sua mano era piccina

ma afferrava il mondo intero

ora la città è un film straniero senza sottotitoli

le scale da salire sono scivoli, scivoli, scivoli

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il ghiaccio sulle cose

la tele dice che le strade son pericolose

ma l'unico pericolo che sento veramente


il profumo dei fiori l'odore della città

il suono dei motorini il sapore della pizza

le lacrime di una mamma le idee di uno studente

gli incroci possibili in una piazza

di stare con le antenne alzate verso il cielo





e rido e piango





e rido e piango


la città un film straniero senza sottotitoli

una pentola che cuoce pezzi di dialoghi

come stai quanto costa che ore sono

che succede che si dice

chi ci crede e allora ci si vede

ci si sente soli dalla parte del bersaglio

e diventi un appestato quando fai uno sbaglio

un cartello di sei metri dice tutto è intorno a te

ma ti guardi intorno e invece non c'è niente

un mondo vecchio che sta insieme

solo grazie a quelli che

hanno ancora il coraggio di innamorarsi

e una musica che pompa sangue nelle vene

e che fa venire voglia di svegliarsi

e di alzarsi

e di smettere di lamentarsi

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che l'unico pericolo che senti veramente


di non riuscire più a sentire niente

il battito di un cuore dentro al petto

la passione che fa crescere un progetto

l'appetito la sete l'evoluzione in atto

l'energia che si scatena in un contatto




e rido e piango


io lo so che non sono solo anche quando sono solo


e rido e piango




“Io lo so che non sono solo”. La sensazione di non sentirsi soli! Il sentire forte la presen-za di Dio, non come qualcosa di cui si è sentito parlare o si è letto in un libro, ma una pre-senza reale che incontri nei volti innamorati dei giovani che erano con noi.

Il vedere una folla così immensa di giovani che amano Dio (eravamo 2 milioni!!!), che non si vergognano di cantarlo, di urlarlo per strada, che sentono il bisogno di dirlo a tutti perché dentro il cuore c’è un fuoco ardente! E in questo sentirsi parte di una grande fami-glia!

“l’energia che si scatena in un contatto”. La canzone descrive il mondo come “un film straniero senza sottotitoli” e pieno di pericoli e dice che il pericolo più grande è quello di “non riuscire più a sentire niente”. Durante la GMG si assapora tutto il contrario! Si assapo-ra la gioia! Il ritornare come bimbi, nell’entusiasmo, nella semplicità, nello scambiare dia-loghi e sorrisi con persone sconosciute, nel capirsi pur parlando lingue diverse, nel darsi una mano a vicenda, nel sentirsi davvero fratelli.

“E rido e piango e mi fondo con il cielo e con il fango”. Durante la veglia con il Papa (eravamo all’aperto in una spianata immensa, su un terreno sterrato) ha piovuto per un po’ e ci siamo bagnati, sporcati, infangati… e la cosa più emozionante in assoluto è stato vede-re 2 milioni di giovani, appena finita la pioggia applaudire per la ripresa della veglia e subito dopo al momento dell’adorazione Eucarestica inginocchiarsi, incuranti del fango, e sentirsi un cuore solo in Dio, immergendosi in un indescrivibile silenzio.

Una persona dopo la veglia mi disse “mi ero allontanata per andare in bagno ma in quel momento c’era così tanto silenzio che anche il rumore dei mie passi mi ha infastidita e mi sono dovuta fermare!”

“un mondo vecchio che sta insieme solo grazie a quelli che hanno ancora il coraggio di

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innamorarsi e una musica che pompa sangue nelle vene e che fa venire voglia di svegliarsi e di alzarsi e di smettere di lamentarsi”.

Ecco chi sono i giovani che arrivano da tutto il mondo per incontrarsi, incontrare il Papa e soprattutto incontrare Dio, che sacrificano un po’ della loro estate per ascoltare le cate-chesi, pregare, (al contrario di chi non trova nemmeno il tempo per la Messa domenicale, pensando che anche Dio vada in vacanza) nonostante le difficoltà (dormivamo in 700 nella stessa palestra con i sacchi a pelo, ci muovevamo con i mezzi pubblici superaffollati e spesso a piedi, con gli zaini pesanti, la scomodità nel mangiare spesso fuori orario…), che non temono la fatica, il caldo, la pioggia perché INNAMORATI!!! I giovani che con la loro tes-timonianza aiutano a ritrovare la fiducia negli altri e nella vita.

Per ascoltare la canzone cliccate su:

http://www.youtube.com/watch?v=Kh_Ss8sJacU


Una JMJ contada en música

Sobre la Jornada Mundial de la Juventud se podrían escribir una infinidad de páginas pero no hay suficientes palabras para describir una emoción así… mundial!!!

Por ello tomaré como prestado las palabras de una canción de Jovanotti (cantante ita-liano) para contaros algunas de mis emociones:

Fango

Yo sé que no estoy solo

ni siquiera cuando estoy solo




Bajo un cielo de estrellas y satélites

Entre los culpables, las víctimas y los sobrevivientes

un perro le ladra a la luna

un hombre observa su mano

se parece a la de su padre

cuando de niño

lo tomaba como si nada y lo alzaba (hacia arriba)

era bello el panorama visto desde lo alto

se lanzaba a hacer las cosas sin pensar

su mano era pequeñita pero agarraba el mundo entero

ahora la ciudad es una película extranjera sin subtítulos

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las escaleras para subir son resbaladizas, resbaladizas, resbaladizas

el hielo sobre las cosas

la televisión dice que las calles son peligrosas

pero el único peligro que siento verdaderamente

es aquel de no poder sentir más nada

el perfume de las flores, el olor de la ciudad

el sonido de las motos, el sabor de la pizza

las lágrimas de una madre, las ideas de un estudiante

los cruces posibles en una plaza

de estar con las antenas alzadas hacia el cielo


nisiq uiera cuando estoy solo


y río y lloro y me fundo con el cielo y con el lodo

yo sé que no estoy solo


yo sé que no estoy solo

y río y lloro y me fundo con el cielo y con el fango

la ciudad es una pelicula extranjera sin subtítulos

una olla que cocina trozos de diálogos

como estás, cuanto cuesta, qué hora es

qué sucede, qué se dice, quien se cree

y entonces nos vemos

uno se siente solo en el papel de víctima

y te vuelves un “apestado” cuando te equivocas

un cartel publicitario de seis metros dice “Todo alrededor de ti”

pero mirando a tu alrededor ves que no hay nada

un mundo viejo que se mantiene unido sólo gracias a aquéllos que

aún tienen el valor de enamorarse

y una música que bombea sangre en las venas

dando ganas de despertarse y levantarse

dejar de lamentarse

porque el único peligro que sientes verdaderamente

es aquél de no poder sentir más nada

de no poder sentir más nada

el latido de un corazón dentro del pecho

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la pasión que hace crecer un projecto

el apetito, la sed, la evolución en acto

la energía que se genera en un contacto






nis iquiera cuando estoy solo



río y lloro y me fundo con el cielo y con el lodo

río y lloro y me fundo con el cielo y con el lodo

“Yo sé que no estoy sólo”. La sensación de no sentirse solos! El sentir fuerte de la pre-sencia de Dios, no como algo sobre lo que se ha escuchado hablar o se ha leído en un li-bro, sino una presencia real que puede verse en los rostros enamorados de los jóvenes que estaban con nosotros.

Ver una masa inmensa de jóvenes que aman a Dios (había 2 millones!!), que no se avergüenzan de cantarlo, de gritar por las calles, que sienten la necesidad de decirlo a to-dos porque dentro de sus corazones sienten un fuego ardiente! Todo ello te hace sentir parte de una gran familia!

“La energía que se genera en un contacto”. La canción describe el mundo como “una película extranjera sin subtítulos” y lleno de peligros, dice que el peligro más grande es el de “no sentir más nada”. ¡Durante la JMJ se saborea todo lo contrario! ¡Se saborea la alegr-ía! En el volver a ser como niños, en el entusiasmo, en la simplicidad, en el intercambio de diálogos y sonrisas con personas desconocidas, en el poder entenderse también hablando lenguas diferentes, en el dar una mano a los otros, en sentirse hermanos de verdad.

“Y río y lloro y me fundo con el cielo y con el lodo”. Durante la vigilia con el Papa (está-bamos en una explanada muy grande al aire libre, con el suelo de tierra) llovió durante un rato y nos mojamos, ensuciamos y enfangados… la cosa más emocionante fue ver a 2 mi-llones de jóvenes, que nada más acabó de llover empezaron a aplaudir por la reanudación y justo después, durante el momento de la adoración eucarística se arrodillaron sin pre-ocuparse por el fango, sintiéndose un corazón único con Dios, en un silencio indescriptible.

Una persona después de la vigilia me dijo “me levanté para ir al lavabo pero en aquel momento era tal el silencio que hasta el ruido de mis pasos me molestó y tuve que parar-me”.

“Un mundo viejo que se mantiene unido sólo gracias a aquéllos que aún tienen el valor de enamorarse y una música que bombea sangre en las venas dando ganas de despertar-se y levantarse, dejar de lamentarse”.

Éstos son los jóvenes que llegan de todo el mundo para encontrarse, ver al Papa y so-bre todo encontrar a Dios, que sacrifican un poco sus vacaciones para escuchar las cate-quesis, rezar (al contrario de los que no encuentran ni el tiempo para ir a Misa el domingo, pensando que también Dios se va de vacaciones), a pesar de todas las dificultades (pensar

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que dormíamos 700 personas en el mismo gimnasio con sacos de dormir, nos movíamos con el transporte público que estaba lleno de gente y a menudo a pie, con las mochilas que pesaban mucho, tener que comer fuera del horario normal…) que no temen el esfuerzo, el calor, la lluvia porque están ENAMORADOS!!! Los jóvenes que con sus testimonios ayudan a reencontrar la confianza en los otros y en la vida.

Para escuchar la canción hacer clic en:

http://www.youtube.com/watch?v=Kh_Ss8sJacU

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Mi primer viaje en avión

Ana Catalina Muñoz Roldán

Costa Rica, 22 años

Nunca había viajado en avión y hasta octubre del 2010 no estaba en mis planes, pero es un ejemplo de que cuando Dios quiere algo para vos lo hace pasar.

Había ido a las reuniones preparatorias a la JMJ, pero todavía no tenía el dinero para ir, ni siquiera tenía pasaporte, poco a poco Dios fue abriendo las puertas para que mi herma-no y yo pudiéramos ir a la JMJ. Como un rompecabezas todo se fue ajustando, pasaportes, los tiquetes, la inscripción…

Llegó el día del viaje, iba tan nerviosa, no le tenía miedo al avión sino a lo que podía pa-sar tan lejos de casa. Al llegar a Madrid, todo fue simplemente perfecto, los voluntarios nos ayudaron en el metro a mi grupo y a mí, llegamos a nuestro primer destino, un centro de la Institución Teresiana, donde nos trataron tan bien.

Luego los Días en las diócesis, fuimos a Segovia y de ahí a Riaza…

Compartí esos días con una maravillosa familia, que se dedicó por completo a nosotros, nos llevaban a las actividades, nos preparaban meriendas para llevar, nos facilitaron inter-net y hasta el teléfono para llamar a la casa… Los jóvenes de Riaza fueron increíbles, nos ayudaron en todo lo que necesitábamos, y compartimos un poco más acerca de lo diferen-te que es ser un joven católico en España y ser un joven católico en Costa Rica, les canta-mos cantos y oraciones que no conocían. Después de esos días fuimos de nuevo a Segovia para la misa de envío a la JMJ. Ver una Catedral tan grande llena de jóvenes, con banderas de diferentes partes del mundo de verdad que impresiona.

Luego, durante la JMJ nos hospedamos en Pozuelo de Alarcón, donde nos esperaban con los brazos abiertos los jóvenes de ahí. Nos acompañaron por Madrid para conocerlo un

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poco antes de la Misa de inauguración. Increíble esa semana ver una ciudad tan hermosa llena de tantos jóvenes católicos, creo que uno no se da cuenta de la universalidad de la Iglesia y de la magnitud que tiene hasta que va a un evento como la JMJ. Caras llenas de alegría saludaban por toda la ciudad a pesar de que cierto grupo no quería que disfrutára-mos; sin miedo todos dijimos “¡Esta es la Juventud del Papa!”.

De Madrid me llevé muchas ganas de hacer las cosas mejor, de ser mejor católica, de decirle al mundo que vale la pena esta aventura de seguir a Jesús en la juventud; también me llevé grandes amigos que tienen un lugar importante en mi corazón, pero lo mejor de todo es el sentimiento de unidad de la Iglesia Católica, que no importa si uno es en espa-ñol, inglés, italiano, francés, alemán o portugués, la eucaristía es la misma y nuestras cre-encias también. Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe…

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Luwalhating Kasiyahan ang makasapi bilang Perigrino

Cheryl She Nadugo

Dubai (UAE), 30 años

(True joyful feeling of a pilgrim)

I am addicted to the World Youth day. Back in 2005, I was a working student and only witnessed the event that transpired in my own home country on television. I didn’t had the chance to join as pilgrim. From that time on, I promised myself that as soon as I finished my University, I will go wherever the World Youth day. In 2008, I was also in WYD-Sydney.

In 2011-Madrid we were pilgrims from Vicariate of Arabia, people asked: –are there Catholics in Middle East? Yes, Filipinos working as expats, Lebanese, Jordanians, Indians, Africans, British, Australians, French, Americans Etc., name it, Dubai is a home of 189 na-tionalities all over the world, ruled by a very humble ruler who humbly opens the city for expats like us.

Our stay in Guadalajara with our foster families was an eye opener to all of us, no matter what you are, if Love is felt, as pilgrim or as sponsors and parishioners. We learned that most of our foster families lost their jobs as a result of Spain's economic crisis, yet –because of their faith [firmes en la fe] in the Lord–, they didn’t say any word, but humbly accepted and opened their homes to all of us. Spanish people were so friendly, despite their inability to speak English, we communicated through sign languages with the old folks. I felt that the Lord gave us the spirit of understanding and patience. My arab colleagues rarely understood what our Spanish friends meant, but in a very quick moment, there they are, laughing and sharing stories like they were old friends.

The Holy Father makes miracles in each small things and makes the impossible possi-ble. We visited Fatima in Portugal via bus. All of us 160 missed our plane back to Dubai because our Spanish drivers did not understand that we needed to get back to Madrid on the same night time to catch our plane, instead, they drove us the next day. We got lost

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along the way, our local driver missed the exit and went straight to an open highway after the airport, while our colleagues reached the hotel. We prayed that we reached our destina-tion safely, we were hungry, tired, but patiently waited, until finally we found our hotel.

We managed to get back to Dubai, through other flights that were offered to us. All of us 160, were able to reach Dubai on separate dates for about 6 days in total [from Aug.26, onwards from our original flight Aug 25] [God is so good]…

Madrid is authentic in its beauty full of large churches and amazing people. The emo-tion of seeing the Holy Father, meeting new friends and listening to fascinating stories of their own are just unexplainable. Talking to strangers, in the Metro wishing co-pilgrims and those smiles overwhelmed my heart. I wish that the unfortunate young adults are also gi-ven the chance to be part of this event all over the world.

One day, I would like to put up a young group of unfortunate and deserving youth in my home country, to experience this true event in their lives, find a way to sponsor each of them, to see the Holy Father and to be a witnessed to this event. Today, we created page of Dubai linking our families in Guadalajara and Madrid:

www.facebook.com/FordMiddleEast?sk=app_332214660164522#!/groups/253481301351011/

I truly miss all of our Spanish Families. Thank you so much to our host family, Ms. Alicia Marin kids (Guadalajara, España). I want to be a part of Brazil's WYD in 2013!I love you Holy Father!


El verdadero sentimiento de alegría de un peregrino

Soy adicta a la Jornada Mundial de la Juventud. En el 2005, trabajaba mientras estu-diaba y por lo tanto pude sólo presenciar el evento que transpiraba en mi propio país en la televisión. No tuve la oportunidad de participar como peregrina. Desde esa vez, me prometí a mí misma que tan pronto terminase mis estudios universitarios iría donde fuese la Jorna-da Mundial de la Juventud. En el 2008, estuve también en la JMJ de Sydney.

En el 2011 en Madrid fuimos peregrinos del Vicariato de Arabia, la gente nos pregunta-ba: ¿hay Católicos en Oriente Medio? Sí, filipinos trabajando como expatriados, libaneses, jordanos, indios, africanos, británicos, australianos, franceses, americanos, en fin, la lista es larga. Dubai es una casa de 189 nacionalidades de todas partes del mundo, gobernada por un humilde gobernador que abre las puertas a expatriados como lo somos nosotros.

Nuestro alojamiento en Guadalajara con nuestras familias de acogida nos abrió los ojos a todos, sin importar quién eres, el amor se sentía sea como peregrino o como patrocina-dor y párroco. Nos enteramos que casi todas nuestras familias de acogidas habían perdido sus empleos debido a la crisis económica española, sin embargo, por la fe (firmes en la fe) en el Señor, no dijeron ninguna palabra, y humildemente aceptaron y nos abrieron las puer-tas de sus hogares. La gente española era super amigable a pesar de su incapacidad de hablar inglés, nos comunicábamos a través del lenguaje de signos con los ancianos. Sentí que el Señor nos había dado el espíritu de entendimiento y paciencia. Mis colegas árabes raramente entendían lo que nuestros amigos españoles querían decir, pero en un abrir y cerrar de ojos, allí estaban todos riendo y compartiendo historias como si fuesen viejos amigos.

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El Santo Padre hace milagros en cada cosa pequeña y permite que lo imposible sea po-sible. Visitamos Fátima en Portugal llendo en autobús. Todos nuestro grupo de 160 perdió el vuelo de regreso a Dubai porque nuestros conductores españoles no entendieron que necesitábamos estar de regreso en Madrid la misma noche para coger nuestro avión, en su lugar, nos condujeron el siguiente día. En el camino nos perdimos, nuestro conductor perdió la salida y llegó directamente a una autopista abierta pasado el aeropuerto mientras que nuestros colegas llegaban al hotel. Rezábamos para poder llegar a nuestro destino a salvo, estábamos cansados, hambrientos, pero esperamos pacientemente hasta que fi-nalmente encontramos nuestro hotel.

Logramos regresar a Dubai en diferentes vuelos que nos ofrecieron. Todo el grupo de 160 logró regresar a Dubai en fechas diferentes en un total de 6 días (a partir del 26 de agosto, desde la fecha original de nuestro vuelo, el 25 de agosto) (Dios es tan bueno)…

La ciudad de Madrid es auténtica en su belleza, llena de grandes Iglesias y gente im-presionante. La emoción de ver al Santo Padre, conocer nuevos amigos y escuchar sus historias fascinantes es simplemente inexplicable. Conversar con extraños en el metro, el intercambio de buenos deseos y esas sonrisas colmaba mi corazón. Mi deseo es que jóve-nes adultos menos afortunados tengan también la oportunidad de ser parte de este even-to.

Un día, me gustaría acoger a un grupo de jóvenes desafortunados y merecedores en mi propio país y experimentar este verdadero evento en sus vidas, encontrar la manera de patrocinar cada uno de ellos, ver al Santo Padre y ser un testigo de este evento. Hoy hemos creado una página de Dubai que conecta nuestras familias en Guadalajara y Madrid:

www.facebook.com/FordMiddleEast?sk=app_332214660164522#!/groups/253481301351011/

Echo tanto de menos todas nuestras familias españolas. Millones de gracias a nuestras familias de acogidas, la Señora Alicia Marín y sus hijos. (Guadalajara, España).

Quiero participar en la JMJ de Brasil 2013! Amo al Santo Padre!

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“Voi siete la luce del mondo”

Valeria Nero

Italia, 18 años

Cos’è stata la Giornata Mondiale della Gioventù? È difficile rendere l’idea.

La mattina del 21 agosto, quando, stanchi e doloranti dopo una notte che definire mo-vimentata sarebbe poco, siamo stati svegliati dalle parole “Buenos días, Cuatro Vientos!!” ricordo di aver pensato che la GMG era una cosa folle, terribile e meravigliosa assieme.

Non si può certo dire che la mia GMG sia stata tutta rose e fiori, al contrario, c’erano dei momenti in cui l’aggettivo “terribile” era molto più calzante di “meraviglioso”: quando stan-chi morti dalla fatica bisognava ancora tornare a casa a piedi, quando si aspettava per ore con quaranta gradi all’ombra, quando si facevano code infinite per mangiare, andare in bagno o per qualunque altra necessità. Ma alla fine, anche le scomodità non erano insop-portabili, perché ampiamente compensate dalla gioia di trovarsi lì e vivere un’esperienza così straordinaria.

Due milioni di giovani accampati per un giorno e una notte nell’immenso aerodromo di Cuatro Vientos: uno spettacolo difficilmente immaginabile per chi non l’ha vissuto. Durante tutto il pomeriggio il caldo fu quasi insopportabile, per fortuna ogni tanto passavano i vigili del fuoco a bagnarci con gli idranti.

La sera, con gran gioia di tutti, almeno all’inizio, cominciò ad annuvolarsi. Ma la gioia presto si trasformò in preoccupazione, perché il cielo diventava sempre più scuro ed intanto la notte scendeva, il Papa era arrivato a Cuatro Vientos e la veglia stava per cominciare.

Alle prime parole di Benedetto, si levò un vento fortissimo e dopo poco iniziò a piovere.

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Pare che alla televisione sia rimasta famosa la scena in cui al Ppapa volò via la papalina. A me invece, volò via l’ombrello, rompendosi completamente, ed anche il telo sotto cui mi ero rifugiata ben presto diventò inutile. Era un momento di confusione, panico. Il Papa inte-rruppe il suo discorso e restò a lungo in silenzio… pochi minuti dopo, i maxischermi si oscu-rarono. Ed allora accadde un fatto veramente emozionante: centinaia di migliaia di giovani si alzarono in piedi, nonostante la pioggia, ed iniziarono ad gridare: “Esta es la juventud del Papa!”. Il vento a poco a poco calò, anche se continuava a piovigginare. I maxischermi si riaccesero ed ricomparve Benedetto, chiamato dalla folla dei giovani: i suoi giovani, i giova-ni della Chiesa.

Da quel momento la veglia riprese più o meno regolarmente. La preghiera di due milioni di giovani davanti al Santissimo fu un momento emozionante e straordinario ed altrettanto emozionanti furono le parole d’amore che il Papa ci rivolse: “Cari amici, grazie per la vostra gioia e per la vostra resistenza! La vostra forza è più grande della pioggia. Grazie!”.

La mattina seguente ci fu la Celebrazione Eucaristica, poi venne il tempo di ripartire. Pur con rimpianto, dovemmo dire addio alla nostra Madrid. Ma il nostro “cammino” non era davvero finito. Tra le parole che il Papa ci disse alla veglia di Cuatro Vientos, mi è rimasta impressa questa frase: “Custodite la fiamma che Dio ha acceso nei vostri cuori in questa notte: fate in modo che non si spenga, alimentatela ogni giorno, condividetela con i vostri coetanei che vivono nel buio e cercano una luce per il loro cammino”.

È esattamente questo che vorremmo fare, trasmettendo ad altri il nostro entusiasmo e la nostra gioia di essere “Iglesia viva”; portando questo messaggio alle nostre comunità e continuando a vivere con lo stesso entusiasmo e la stessa passione con cui abbiamo vissu-to questa, straordinaria, GMG.


“Vosotros sois la luz del mundo”

¿Qué es la Jornada Mundial de la Juventud? Es dificil hacerse una idea.

En la mañana del 21 de agosto, cuando, cansados y doloridos después de una noche, a la que definirla como “un poco dificultosa” es decir poco, nos despertamos con las pala-bras “Buenos días, Cuatro Vientos”. Recuerdo haber pensado que la JMJ era una locura, terrible y maravillosa a la vez.

No puedo decir que mi JMJ fuese perfecta, por el contrario, tuve momentos en los que el adjetivo “terrible” era más apropiado que “maravilloso”: cuando muertos de cansancio por el esfuerzo necesitábamos aun volver a casa a pie, cuando tuvimos que esperar horas con cuarenta grados a la sombra, cuando encontrábamos interminables colas para comer, ir al baño o para cualquier otra necesidad. Pero, al final, la molestia no era insoportable, porque se compensaba con la alegría de estar allí y vivir una experiencia tan extraordinaria.

Dos millones de jóvenes acampados por un día y una noche en el inmenso aeródromo de Cuatro Vientos: un espectáculo difícil de imaginar para los que no lo han vivido. Durante toda la tarde el calor fue casi insoportable, menos mal que a menudo pasaban los bombe-ros para bañarnos con cañones de agua.

Por la noche, con gran alegría de todos, al menos al principio, comenzó a nublarse. Pero la alegría pronto se convirtió en preocupación, porque el cielo se estaba oscureciendo cada vez más y mientras descendía la noche, el Papa llegó a Cuatro Vientos y la vigilia estaba a

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punto de comenzar.

Con las primeras palabras de Benedicto XVI, empezó un viento fuertísimo y poco des-pués comenzó a llover. Parece que en la televisión salió la famosa escena en la que al Pa-pa se le voló la tapa de la cabeza. A mí, en cambio, se me voló el paraguas y se rompió por completo, y también la lona bajo la cual había tomado refugio pronto se convirtió en inútil. Fue un momento de confusión, de pánico. El Papa interrumpió su discurso y se quedó en silencio… después de pocos minutos, las pantallas se oscurecieron. Y entonces sucedió algo realmente emocionante: cientos de miles de jóvenes se levantaron, sin pensar, bajo la lluvia, y empezaron a gritar: “Ésta es la juventud del Papa!”. El viento disminuyó gradual-mente, aunque sí que continuó lloviendo. Las pantallas volvieron a encenderse y reapare-ció Benedicto XVI, llamado por la multitud de los jóvenes: su juventud, la juventud de la Iglesia.

A partir de ese momento, la vigilia empezó de nuevo de forma más o menos regular. La oración de dos millones de jóvenes frente al Santísimo Sacramento fue un momento emo-cionante y único y emocionantes igualmente fueron las palabras de amor que el Papa nos dijo: “Gracias por vuestra alegría y resistencia. Vuestra fuerza es mayor que la lluvia. ¡Gra-cias!”.

A la mañana siguiente fue la celebración de la Eucaristía, llegó la hora de irse. Aun con tristeza, tuvimos que decir adiós a nuestro querido Madrid. Pero nuestro “camino” no había terminado realmente. Entre las palabras que el Papa nos dijo durante la vigilia en Cuatro Vientos, me quedó esta frase: “Conservad la llama que Dios ha encendido en vuestros co-razones en esta noche: procurad que no se apague, alimentadla cada día, compartidla con vuestros coetáneos que viven en la oscuridad y buscan una luz para su camino”.

Es exactamente esto lo que nos gustaría hacer, transmitiendo a otros nuestro entu-siasmo y nuestra alegría de ser “Iglesia viva”; llevando este mensaje a nuestras comunida-des y seguir viviendo con el mismo entusiasmo y la misma pasión con la que hemos vivido esta extraordinaria JMJ.

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Mi Camino hacia la JMJ no fue camino sin Jesús a mi lado

María José Paz

Venezuela, 20 años

Fue un camino largo, con tropiezos y caídas y siendo la líder de mi grupo tenía que ani-mar a mis jóvenes a seguir luchando por nuestra meta cuando ya no creía en poder estar en Madrid en el mes de agosto!

Llegó el día de embarcarnos en el avión, sin poderlo creer llegamos a nuestro destino. Todo el camino fue impresionante para mí, desde la inscripción hasta la el día de la clausu-ra de la jornada. Mis días en las diócesis fueron hermosos, compartir en hogares con gente que no conocías pero que te trataban como una hija más de la familia. Sin duda tengo una gran familia en España que la JMJ me ha regalado.

Las catequesis, conciertos, actos culturales llegaron a mi corazón y llegó ese día, el gran día de la “Bienvenida del Papá”. Nunca me pasó por la mente que iba a estar tan cer-ca del Santo Padre… Entre tanto caminar con mis hermanos, ver a tantos jóvenes esperar ese gran momento con sus sonrisas en las caras y los ojos llenos de felicidad, todo gracias a un mismo fin, el Amor de Dios que brotaba en nosotros. En ese tanto caminar nos dimos cuenta que estábamos frente al recinto donde el Santo Padre estaría. Verlo de cerca, escu-charlo en vivo y sentir que realmente era Dios quien hablaba a través de él, fue un momen-to maravilloso; mirábamos alrededor y todos llorábamos, pero con una gran sonrisa en nuestro rostro. Era la sonrisa de vivir un momento tan cerca con nuestro Padre Dios a través del Santo Padre.

Ése es el amor de un corazón católico, joven con ganas de seguir adelante y luchar para asistir a todas las JMJ posibles porque Dios ha llegado para quedarse en mi vida.

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La juventud del Papa

Andrea Quezada

Guatemala, 23 años

La experiencia que he vivido en la JMJ Madrid fue la bendición más grande que Dios haya hecho en mí, poder compartir estas experiencias con los que me rodean no tiene pre-cio.

Viniendo de un país difícil, me tomé la tarea de dar todo de mí para poder participar; no fue nada fácil, trabajé día y noche para conseguir los medios para poder asistir y así fue, a mi corta edad pude vivir el amor de Dios en este evento tan grande para los jóvenes católi-cos, patrocinado por mi propio esfuerzo y el de mi familia.

Los días de la Diócesis en Cádiz fue tiempo de preparación, conviviendo con los volun-tarios, sintiendo la brisa de ese hermoso mar por las tardes, conociendo más de Dios y viviendo esa semana el ambiente juvenil al estilo español.

El largo trayecto hacia Madrid hizo que los nervios y la emoción nos mantuviera inquie-tos. Viví durante una semana en una hermosa ciudad, con gente acogedora, fiestas en las calles, cantos en los metros, bailes dentro de las fuentes por el calor tan intenso, comida variada, tiendas de suvenires, conciertos en los parques, banderas coloridas, idiomas di-versos… wow! personas de todo el mundo reunidas en un solo lugar, alabando a Dios y emocionados por la llegada del Santo Padre.

Con mi grupo esperamos muy emocionados al Papa en la Puerta de Alcalá desde muy temprano para poder agarrar buen lugar, a pesar del sol incandescente, entre cantos y el agua que los voluntarios nos arrojaban, fue divertida la espera. La JMJ fue una semana intensa llena de actividades.

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La vigilia final fue lo que más me marcó, al salir del metro y empezando a peregrinar hacia Cuatro Vientos, se notó la presencia de Dios en la gente que nos regalaba agua en el trayecto, los que arrojaban baldes con agua fría desde sus terrazas para refrescarnos del calor, y al entrar lo primero que noté fue una gran nube que estaba sobre todos los pere-grinos, no había en otros lados, solo ahí, justo donde todos estábamos reunidos, el sol es-taba muy fuerte ese día, pero al llegar la nube nos alivió y nos cubrió de él. Aunque la lluvia haya sido un poco pesada esa noche no impidió que viviéramos el ambiente cristiano ro-deados de jóvenes de todo el mundo con un solo objetivo, amar a Dios nuestro Señor y nuestra Virgen Madre demostrando nuestra fe.

La llegada del Papa nos emocionó mucho, la misa final fue muy hermosa, el mensaje que el Santo Padre nos ha dejado desde ese día lo tengo presente en mi corazón. Esta ex-periencia no se compara con nada de lo que he vivido, y me ha enseñado que hay que es-tar firmes en la fe en todo momento.

La JMJ Madrid marcó mi vida, espero poder llevar este mensaje a otros jóvenes del mundo ya que la JMJ Rio 2013 nos espera.

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Mi fe y la de los demás

Laura María Quirós González

España, 21 años

La JMJ 2011 fue para mí un cúmulo de sensaciones que hoy en día no puedo describir.

No sólo pude ver al Papa, al fin y al cabo era lo de menos, ya que lo vi en una pantalla en medio de un montón de personas que intentaban ver y que como yo no veían nada.

Lo importante era el poder descubrir a Dios y ver cómo hay millones de jóvenes que al igual que yo aman a Dios.

Viví grandes momentos de compartir alegría, ilusiones, esperanza, amor, etc.

Pude hacer buenas amistades, que probablemente no volveré a ver y que ni siquiera entiendo su idioma, pero que perduraran en mi corazón para siempre.

Hubo momentos que no fueron tan bonitos, ya que me sentí perseguida por un grupo de individuos que no han conocido el amor de Dios, pero… También me di cuenta de que los que sí conocemos a Dios, los cristianos, hemos sido perseguidos durante siglos y segui-remos siendo perseguidos por la incomprensión de los que no han encontrado aún a Dios.

En definitiva, fue una experiencia inolvidable.

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Sinfonía de fe, verdad y belleza

Laura Ramos

Morelia, Michoacán (México), 30 años

Encuentro con Profesores Universitarios en El Escorial

Esta experiencia comienza con varios obstáculos: acreditación, vestimenta, horario, etc. pero en respuesta a éstos vino el apoyo, consejos, permisos pedidos a mi nombre, présta-mos, etc. Desde el inicio viví la Presencia de Dios en grandes personas, que ayudaron a que pudiera asistir. ¡Gracias!

Apenas amanece, son las 6 am en Majadahonda cuando salgo del colegio donde nos hospedamos, con mucha ansiedad, duda de ¿qué va a pasar?, temor por no llegar a las 6:58 am, como se me ha citado, a la estación de Chamartín. Pero, el temor desaparece cuando el tren se detiene a las 6:56 am. Salgo a prisa, cambio de andén, subo al tren des-tinado para profesores y continúo el viaje.

Por fin llegamos: eran las ocho menos diez. Durante el traslado estuve conversando con dos ingenieras, profesoras, una de la Universidad de Navarra, la otra de la Universidad de Salamanca, ambas un tanto asombradas de mi presencia en ese evento y del número de personas que forman el grupo con el que viajo.

–Deja de decir “sólo…” –me dice una de ellas– es mucho tiempo el que han viajado, mucha distancia recorrida y tú dices “sólo venimos 124 salesianos de México” ¡Son mu-chos, mujer! –A América le tocará evangelizar Europa– me dijo en otro momento la segun-da profesora. A lo que contesté que ya lo teníamos presente y eran una intención frecuente entre nosotros. –¿Cómo? ¿Rezan por nosotros? ¿En serio? Pues sigan haciéndolo.

El lugar es sobrio, majestuoso, sencillo en detalles arquitectónicos y así imponente. Pa-ra poder entrar tenemos que pasar varias revisiones de seguridad, pero ya dentro tenemos toda la libertad y el tiempo para recorrer (casi) cada rincón de éste lugar. En las bancas centrales han acomodado a los profesores que han venido de toga y birrete, la mayoría son españoles y me han explicado que el acomodo también fue de acuerdo a la escuela de la

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que provienen, pues cada facultad tiene un color que la identifica.

Una de las profesoras me ha contado los datos que recuerdan sobre el lugar: se llama Monasterio de San Lorenzo del Escorial, es un conjunto de edificios, al inicio hay un con-junto de bibliotecas donde se concentra el conocimiento (la razón), después la Basílica de San Lorenzo del Escorial, quien fue un mártir romano que murió quemado sobre una parri-lla o escorial (la fe) y al final está la Casa Real de Felipe II, en realidad es la parte más sen-cilla y austera del conjunto. Según sabía ella, la construcción se hizo de ese modo porque este Rey pretendía expresar la idea de un Gobierno (casa), basado en los conocimientos (bibliotecas) y la fe (basílica).

Qué bien eligieron el lugar para éste encuentro, el primero dentro de una JMJ, donde hasta la misma historia y arquitectura revela la unión inseparable de FE y RAZÓN.

La Basílica tiene gran cantidad de objetos de arte y como tuve mucho tiempo para reco-rrerla, aproveché, disfrutando un jardín (el de los 4 Evangelistas) y cuanto cuadro o escultu-ra se me permitió observar.

Sin embargo, ésta, definitivamente fue una experiencia muy diferente a lo demás vivido en la JMJ.

En los otros eventos éramos muchos más, regularmente bajo el sol, de pie, sin embargo desbordando alegría y dinamismo, las porras de “Ésta es la juventud del Papa”, “Benedic-to, Benedicto” y claro nunca faltaba un “Italiani batti le mani”, pues había italianos por to-dos lados. Ahora era un tanto distinto, había menos jóvenes (cerca de mil), además el lugar y la indumentaria (traje académico o formal obscuro) propiciaba más el orden y la seriedad. El ambiente era así, de conversaciones con volumen moderado, la mayoría en su lugar o de pie muy cerca de su asiento, con un poco de ansiedad y gran expectativa.

Por fin, en las pequeñas pantallas que a los costados de las bancas instalaron, apare-ció la imagen del Papa y en ese momento la mayoría tomó asiento y puso atención a lo que afuera pasaba. Pues en el atrio de la Basílica en la que nos encontrábamos, el Papa se reuniría con las jóvenes religiosas, quienes entusiasmadas por su llegada sonreían, grita-ban, brincaban. Digamos que afuera se vivía un ambiente un poco más familiar para mi, en un momento hasta deseé estar afuera, pero pensé en la temperatura del exterior (37º aprox.) comparado con lo fresco de la Basílica y desistí de mi deseo. Además todo era cuestión de tiempo, un poco de paciencia y el mismo Benedicto XVI entraría a encontrarse con nosotros (qué arrogante se escucha eso). Para entonces el saludo de la joven religiosa ha terminado, Su Santidad pronuncia el suyo, el interior del recinto está en silencio y la emoción empieza a crecer…

Les otorga la bendición y entre aplausos y porras comienza a despedirse, avanzando hacia las puertas de la Basílica. Adentro todos ya estamos de pie, en silencio, expectantes, girados hacia la puerta, intentando descubrir pronto la indumentaria blanca. Empiezan los aplausos, sin más sonidos que los simples pero interminables aplausos, señal de que ya está entre nosotros.

Aún no lo veo, pero ¿eso es todo? ¿Nadie se va a mover de su lugar? ¿Nadie gritará una porra? Me parecieron interminables los segundos que pasaron con el aplauso unísono.

“¡Viva el Papa!” y cómo si fuera grito de batalla, al contestar “¡Viva!” Todo el ambiente se transformó, rompimos filas, los aplausos se desunificaron (pero nunca callaron), todos buscamos un mejor lugar para ver a quien con su presencia nos trae a Cristo. La experien-cia dio un gran giro y entonces la alegría desbordó en el lugar. A su paso fue saludando en lo posible a los más cercanos, sonreía, (eso también me sorprendió), se le veía muy feliz y al mismo tiempo tranquilo, en paz. (Creo que hasta ahora empiezo a “saborear” el momen-

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to). Al grito de ¡Viva el Papa! Le siguió el típico “Benedicto - Benedicto”, y los aplausos segu-ían, llegó al inicio de las bancas y se dirigió a lo que creo es la Sacristía, ahí duró unos mi-nutos, sin que los aplausos terminaran, salió y entonces el órgano provocó que todos guardáramos silencio.

Después de la pieza músico-coral, el Papa recibió un saludo de la comunidad Agustina que ahora habita este monasterio, después las palabras del joven profesor elegido como representante de los presentes y finalmente él nos dirige un mensaje. El Papa nos ha hablado sobre nuestro ser y quehacer como educadores. Aquí sólo les escribo algunas de las ideas que llamaron más mi atención, nos ha dicho:

Si reducimos la educación a simple transmisión de conocimientos, sólo importando la visión de lo que es útil y práctico nos quedaremos en un sin sentido, absurdo y vacío de nuestra labor educativa.

Reconociendo que Verdad y bien están unidos, requerimos vincular los conocimientos con el amor.

Ser sencillos y estar abiertos, humildes, pues ésta es “una virtud indispensable, que protege de la vanidad que cierra el acceso a la verdad para entonces ser eficaces.”

Así mismo nos invita a ser testimonio y fortaleza de nuestros educandos, pues la Co-herencia de vida y pensamiento, se transmiten mejor con la ejemplaridad.

Sin dejar de lado la creación del diálogo universitario.

Y nos lanzó un reto: “La búsqueda de la Verdad es la mas valiosa aspiración que podéis transmitir personal y vitalmente a vuestros estudiantes.”

Un reto en el que no estamos solos, pues: “Arraigados en Cristo, seréis buenos guías de nuestros jóvenes.”

Sin duda todo a sido una gran bendición, pero al mismo tiempo una gran responsabili-dad, ahora a ser portadores y transmisores del mensaje recibido.

Una disculpa, he sido muy lenta e ingenua al no reconocer esto hasta el momento en que lo escribo. Es sorprendente cómo se ha hablado sin palabras, cómo el binomio FE-RAZÓN se han mostrado de nuevo.

Cuán simbólico y representativo ha sido el encuentro del Papa con el mundo religioso fuera de la Basílica, se han encontrado en un espacio abierto (aún con religiosas de claus-tro), como si (con temor a equivocarme) pretendiera decir “Hay que salir al mundo” lleve-mos nuestra fe al mundo, necesitamos ver la realidad de afuera.

Y por otro lado ha invitado al mundo universitario, intelectual (por llamarlo de algún modo) al interior del recinto sagrado. Como si, acompañándonos en nuestra búsqueda de la Verdad, nos señalara el Camino. Entre los profesores, habla también como profesor, ba-sado en sus conocimientos (razón) pero desde la FE. ¡Qué bello!

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Más entrega, más caridad, más esfuerzo… ser de Cristo

Tatiana Reyes Esquén

Perú, 25 años

Me llamo Tatiana Reyes Esquén, soy catequista de confirmación de la parroquia San Juan María Vianney de la diócesis de Chiclayo-Perú, estoy feliz de haber participado en la JMJ de Madrid, he aprendido muchísimas cosas, como ofrecer el día a día en pequeños detalles, renunciando a la comodidad, estar siempre disponible, con entrega y servicio a las labores de Dios; me he sentido una verdadera peregrina, a la que Dios le ha pedido no sólo un poco, sino todo, obediencia, puntualidad, esfuerzo, generosidad y solidaridad, se-ñalo éstas pues son las que más he tenido que pulir en los días de diócesis y de jornada.

El Papa en sus mensajes nos pide que tenemos que ser jóvenes auténticos, capaces de renunciar a las cosas del mundo, a las falsas ideologías que sólo intentan dominar nues-tras mentes y nuestros corazones, volviéndonos frágiles al amor de Dios; así como somos muchos jóvenes que seguimos a Cristo, y esto ha sido muy notable en este encuentro, exis-ten muchos otros, que envueltos en falsas ideologías, buscan erróneamente felicidad en cosas vanas, alejándose así del Ser más importante que da sentido a su vidas: “Dios”.

El abundante secularismo que se vive hoy en día no puede seguir atrayendo a más jóvenes; sino al contrario, tenemos que dar a conocer ahora y con mayor firmeza a quien seguimos, a “Cristo” y eso lo lograremos a medida que nos dejemos amar por Él, que si-gamos cultivando esa fe que ha sido sembrada en esa cosecha grande, que es el amor de Dios. Nuestras raíces no pueden estar en el aire, sino muy arraigadas en Cristo, vivir, en, con y por Cristo, sólo así lograremos seguir construyendo ese pequeño templo que habita en nosotros, y así contribuir a la edificación de nuestra madre Iglesia, dando frutos de tes-timonio vivo y audaz del amor de Dios. Somos el presente, y la juventud de ahora necesita

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jóvenes santos, cimentados en verdades auténticas y amor radical, fuertes ante la tenta-ción y sobre todo FIRMES EN LA FE.

En lo personal, esta jornada me ha ayudado a amar más a mi Iglesia, a comprometer-me más a la evangelización, a tener presente en mis oraciones a nuestro Santo Padre Be-nedicto XVI y a toda la juventud del mundo, que al igual que yo, se esfuerza en seguir a Cristo, en luchar, día a día, contra las cosas vanas que no producen más que una felicidad artificial y no verdadera, que es la que siento yo, cuando estoy reconciliada y en unión ínti-ma con Jesús presente en la Hostia Santa. Después de varios meses de esta maravillosa experiencia, en la que Dios ha derramado abundantes gracias sobre mí, me exige más en-trega, más caridad, más esfuerzo, y más responsabilidad porque soy ejemplo para muchos jóvenes, y cuanto más entregue y menos me preocupe de mí misma, más milagros ocu-rrirán en el corazón de aquéllos que están cegados del amor verdadero.

Más que catequista, siento el orgullo de decir que soy un Apóstol de Cristo, que tiene una sólo misión: formar a Apóstoles para Cristo. Ahora en mi diócesis de Chiclayo, en mi parroquia “San Juan María Vianney”, se está animando a todos los jóvenes de grupos y movimientos para su preparación y posible participación en la JMJ Brasil 2013. Así como yo tuve esta hermosa experiencia, quiero que mis hermanos en Cristo Jesús vivan este en-cuentro, como premio a su perseverancia, esfuerzo y entrega total.

Un abrazo fraterno a todos mis amigos y hermanos en la fe, de Perú, de América y de todo el mundo; ánimo, a seguir este hermoso camino, imitando las virtudes de nuestra Madre Santísima y viviendo nuestro días con entrega, disposición y perseverancia, buscan-do siempre la verdad, sembrando en nuestros corazones ansias de amor y verdadera feli-cidad, que nos espera en el cielo. Unidos en la oración.

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Noche de fe, de recuerdos y de vientos

Erika Rivera

Honduras y Estados Unidos, Voluntaria del Departamento de Comunicación de la JMJ Madrid 2011, 27 años

La noche de la Vigilia en Cuatro Vientos fue una noche increíble, llena de bellos recuer-dos, agradeciemiento y sobre todo de fe.

Mi primera participación en una JMJ fue la última JMJ del Beato Juan Pablo II, en el ve-rano del 2002 en Toronto. Luego mi segunda JMJ fue la primera JMJ con el Papa Benedicto XVI, en el verano del 2005, en Colonia. Sin embargo, siempre recuerdo mi primera JMJ co-mo el evento que abrió mi corazón a la fe Católica, a través de los ojos del Beato Juan Pa-blo II. (Lo que quiero decir con esto es que mientras Juan Pablo II pasaba en su Papa-móvil a sólo 20 metros de donde yo me encontraba, su mirada se dirigió hacia mí, y justo en ese momento experimenté una felicidad en mi corazón y era un momento tan especial e íntimo entre Jesucristo y yo, a través de Juan Pablo II, difícil de describirlo).

En el 2009, me encontraba en Roma por motivos de estudios cuando me invitaron a formar parte del Comité Organizador Local de la JMJ de Madrid. Cuando la invitación se presentó, sentí en mi corazón que no podía decir que no. Sentí que era una invitación de Dios, era el modo de agradecer a la Iglesia por todo lo recibido en previas JMJ. Entonces, al culminar mis estudios en Roma, emprendí la aventura de la JMJ Madrid, 2011.

Al llegar a Madrid, comencé a trabajar en el departamento de Comunicación de la JMJ. Mi trabajo en la JMJ fue bastante interesante y amplio; desde atender a los medios inter-nacionales, hasta gestionar el proceso de acreditaciones para los casi 5000 periodistas que cubrieron el evento. A pesar de estar siempre trabajando con periodistas, mi trabajo

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consistía en estar detrás de las escenas. Yo me había imaginado que, para cuando el even-to llegase, estaría 24 horas en el Centro Internacional de Prensa con mis periodistas. Sin embargo, a sólo una semana antes del evento, me pidieron presentar la JMJ en diferentes idiomas antes los millones de participantes. Una de las cosas que la JMJ suponía era que nuestro trabajo nunca era repetitivo o rutinario. Cada día era propio de una aventura a lo que nos encontrábamos, a trabajar con ello… ¡un reto y aventura!

Los dos eventos principales que me tocaron presentar fueron la ceremonia de bienve-nida del Santo Padre en Cibeles y la Vigilia en Cuatro Vientos. Así que la semana de la JMJ me la pasé entre el Centro Internacional de Prensa y los escenarios principales de la JMJ. Ambos escenarios: Cibeles y Cuatro Vientos representaban puntos emblemáticos de la JMJ. El primero era donde los jóvenes, protagonistas de la JMJ, le dieron la Bienvenida al Santo Padre. El segundo era donde la JMJ Madrid 2011 culminaba.

El escenario de Cuatro Vientos, además de ser el punto de partida después de Madrid, fue, para mí, el lugar de agradecimiento por la fe que he recibido como cristiana y por todo ese año que pude dar a la JMJ de Madrid. La misma mirada profunda que había recibido del Beato Juan Pablo II en la JMJ de Toronto 2002, la recibí a través del Papa Benedicto XVI, en el momento cuando él toma mi mano en el escenario de Cuatro Vientos. Cuando menos me lo esperaba, tenía al Papa Benedicto XVI tomándome de la mano para saludar a todos los jovenes provenientes de los cinco continentes, reunidos en aquel aérodromo, y de un momento al otro nos encontramos tomados de las manos y cara a cara. Mientras el Santo Padre fijaba su mirada en mí, le dije: “Gracias por continuar el legado que nos ha dejado Juan Pablo II” y él me respondió: “No, gracias por estar aquí”.

Tras el inicio de la celebración de la Vigilia, tuve la oportunidad de sentarme a una dis-tancia cercana del Santo Padre. Una vez que la tormenta se había desatado, el Santo Pa-dre tuvo que interrumpir la proclamación de su discurso. En este momento, sus dos asis-tentes ceremoniales le preguntaron si deseaba retirarse. El Papa dijo “no”. La misma pre-gunta le fue presentada una segunda y tercera vez y ésta última, con una voz firme volvió a decir “no” y señalando al gran número de jóvenes participantes dijo: “si ellos se quedan, yo también me quedo”. Cuando el Santo Padre dijo estas palabras, supe que ése era el mo-mento y lugar donde todos y cada uno de nosotros debíamos de estar esa noche. Escuchar al Papa (como cabeza de la iglesia Católica en la tierra), decir esas palabras y el estar de-lante al Santísimo Sacramento (presencia de Dios), a pesar de una gran tempestad, con casi dos millones de jóvenes (futuro de la iglesia), fue para mí una gran confirmación del Amor de Dios por todos nosotros.

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La Jornada que me encaminó a descubrir mi vocación al servicio

Romina Gabriela Roda

Argentina, 23 años

¿Cómo comenzar este testimonio? Considero que la mejor manera es empezar contan-do cómo surge la idea de viajar a la JMJ. Ese día fue como cualquiera exceptuando por ese afiche que invitaba a todos los jóvenes del mundo al encuentro con el Papa. Ese día inves-tigué acerca de qué se trataba todo, me generó mucha curiosidad e interés. Me enteré del voluntariado y me inscribí como tal, pero luego tuve que desistir debido a que no podía via-jar sola y tenía que incluirme en algún grupo que viajara a Madrid.

Desde el momento que decidí asistir a esta Jornada comenzó mi cuenta regresiva 300…299…289…hasta que el 15 de agosto del 2011: me encontraba subiendo a un avión junto a jóvenes desconocidos con destino a Madrid al encuentro del Papa y de miles de personas que compartían la fe en Cristo. Finalmente, tras varias horas de vuelo, llegué a destino el 16 de agosto, día que cumplía 23. Qué regalo más maravilloso me daba la vida, iniciar mi cumple en un país donde en ese momento se vivía todo el espíritu de la Jornada, además de la gente de tantas partes del mundo cantando feliz cumpleaños en sus idiomas y aplaudiendo. Sin duda lo más importante y lo que más agradezco es que ese viaje fue costeado gracias al dinero que recibí de mi padre por su fallecimiento, que con tanto es-fuerzo juntó para mí. Estaba feliz por esta nueva experiencia que comenzaba a vivir, pero a su vez hubiese preferido darlo todo porque estuviera él conmigo; sabía que esta experien-cia me cambiaría la vida y tenía que disfrutarla por mí y por él, además Dios sabe por qué hace las cosas.

De igual modo, en agradecimiento por cada día y experiencia vivida le daba gracias mi-rando al cielo estrellado.

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Pasaron los días y no lograba ver al Papa, en un momento me desilusioné y no podía creer que sólo lograra verlo por pantalla, pensaba ¿para qué viajé hasta tan lejos? Hasta el día del Viacrucis: pasó el papamóvil a 4 metros de distancia y lo vi con sus ojos brillosos, irradiaba alegría y saludaba con su mano; en ese momento dije: –ahora sí que valió la pe-na viajar.

Durante la noche en Cuatro Vientos el Santo Padre dijo tantas palabras lleno de orgullo; aún las recuerdo y escucho en mi cabeza como si fuese hoy.

Más adelante, transcurridos unos días de la Jornada, me di cuenta del impacto que causaron en mí. Antes de ese viaje me cuestionaba mi vocación e ingresé como postulante a una congregación; en ese lugar descubrí que me gustaba enseñar a chicos especiales.

La Jornada me ayudó a descubrir mi vocación por el servicio al prójimo, sirviendo a mi comunidad y formando parte de Acción Católica Argentina, a la cual pertenezco desde hace tres años, pero nunca sentí la vocación como ahora, antes sólo era un lugar donde podía hablar de Dios libremente, no encontraba la Acción hasta después de la Jornada. Ahora ACA es la familia que elijo y con la cual comparto la misma vocación al servicio del prójimo.

Gracias a la jornada encontré mi vocación y crecí espiritualmente, ahora cuento los días para Rio de Janeiro.

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Instituto San José

Adrián Rodrigo Rojas Benítez

México D.F., 28 años

Muy agotado por la carga de varios días de “peregrinar” por tierras europeas me encon-traba en el aeródromo de Cuatro vientos a la espera del Papa Benedicto XVI, este lugar se encontraba abarrotado de jóvenes que compartíamos entre otras cosas el amor al Papa y la convicción del amor de Dios. La mayoría nos encontrábamos cansados de los días vivi-dos en la Jornada pero ni el calor podía con nuestras ganas de seguir disfrutando, cono-ciendo y, sobre todo, ver de nuevo al Vicario de Dios.

Entre porras, cantos y sobre todo buscando hidratarse y remojarse un poco, por medio de las pantallas que se encontraban en el aeródromo nos enteramos que el Papa salía de la Nunciatura Apostólica con dirección al Instituto San José regido por la orden de San Juan para después llegar a la velada en cuatro vientos, donde lo esperábamos con mucho entu-siasmo.

Jamás pensé que la visita a la fundación del Instituto San José me marcara tanto. Cuando el Papa estaba a punto de llegar, alguien hizo el comentario que el Papa se dirigía a ver a jóvenes que por su discapacidad no podían estar presentes en el aeródromo y que justo por esa razón el Papa quería visitarlos. Fue en ese momento cuando pensé lo dichoso que era, aparte de que podía estar con el Papa en la velada, también podía estar cantan-do, gritando, saltando, escuchando y viendo a todos los jóvenes presentes en el aeródromo y me di cuenta que no sólo en España sino en todo el mundo existían jóvenes que les hubiera dado el mismo gusto el estar presente en la Jornada, compartiendo sus experien-cias con otros jóvenes y que por causa de discapacidad no lo podían hacer.

En pantalla observábamos la llegada del Papa Benedicto al Instituto San José y tomó la

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palabra un muchacho que había nacido sin la posibilidad de escuchar. Este joven habló en representación de todos los discapacitados, le dio la bienvenida al Papa, y sobre todo, le dio las gracias por su presencia. En sus palabras narró la experiencia de su vida, comentó que sin el apoyo de sus amigos y familiares jamás hubiera salido adelante, sin el amor mostrado por todos sus seres queridos él no viviría, también dijo que las personas con dis-capacidad se sienten apartados, solos, diferentes, pero que sólo el AMOR INSUPERABLE le ayuda a que no se sienta solo.

Al escuchar a este joven llamado Antonio Villuendas recordé que la Iglesia, no sólo la formamos los que podemos escuchar o ver o caminar ni tampoco sólo los pobres o los ri-cos, la Iglesia que nos dejó Cristo es de todos y todos sin diferencia estamos llamados a ser santos, por lo tanto, ninguna discapacidad, enfermedad o situación económica será pretexto para que una persona no pueda conocer a Dios y en este caso a su Vicario en la tierra. Todos los que somos bautizados y sobre todo las personas que recibimos el sacra-mento de la Confirmación, tenemos la obligación de acercar a Dios a toda aquella persona que por cualquier causa no conozca al Salvador.

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The summer of my life

Miranda Ruiz

México, 15 años

I was turning 15 that year, and my parents gave me the best gift I could ever imagine. It wasn’t a car, nor some Apple product, not even a doll. They gave me the chance to meet the Pope and to be near Christ and God, more than I could ask for. To make it better, they gave me the chance to go with my 30 best friends from the Club Giro fifteen days, traveling around Spain.

The first 10 days I spent visiting and meeting new places, new traditions, new people, peregrinating in our own way. But since the first day I started to see people in large groups who were peregrinating around just like us, my skin started to chill as I watched more and more groups that also were going to the JMJ, and at that time I wasn’t aware of how many people were doing the same as us until I got to Madrid. When my group and I visited Lour-des which is located at France, I got overwhelmed about the number of people over there heading towards the JMJ, and I’d lie if I said I didn’t had a great time. I met 20 boys from United States and two friends and I played with them at night for hours UNO and talked about God and why we were there, and the words of one of them got stuck in my heart, words that I will never forget:

“I came here because God told me so. And I can’t go against His word. He rules my world and there’s no world for me without Him. And I’m prepared to get closer to Him than ever.”

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And I kept on thinking, I mean, I came because I wanted to come with my friends, be-cause I liked the idea of meeting new people who had the same ideas and beliefs as me, and I came because I wanted to be with Him, but was I prepared to meet Him? It was a strong question for me. During my whole life I cheated, I lied, I went against the rules, I cer-tainly was a person that didn’t deserve to see Him. But then I thought, He loves me just as I am, despite my defects. I came here because He wanted me here. With those words in my mind I knew I understood why I was there and what my mission was, and then I headed for Madrid.

The moment I stepped a foot on Madrid’s floor I smelled the air of expectation and hap-piness. Thousands of flags waved into the air, cheers pronounced in unknown languages for me, hundreds of people smiling at us while they asked if we were going to Cuatro Vien-tos, and the promises made between each other to meet there.

Later on, we were at Cuatro Vientos in the middle of two million people, and there I rea-lized the magnitude of the event. What created an impact in myself was the time at the vi-gil. It was raining and getting cold when the Pope raised the Host and the whole place si-lenced for more than 5 minutes. Thousands of prayers, thousands of thanks, of Holy Fat-hers, of inexplicable words to describe what we were feeling were said in silence. And the rain stopped. When the Host was retired, it started to rain again. And I realized how power-ful the prayers are. He was really there. He stopped the rain.

And yes, I slept on the floor, mud, and between people from Monaco and Italy, but I slept with a smile on my face, because I felt His presence inside my heart.

Now I know that Rio de Janeiro is waiting for me. Or I’m waiting for it.


El verano de mi vida

Estaba por cumplir 15 ese año, y mis padres me dieron el mejor regalo que podría haber imaginado. No se trataba de un carro, o un producto de Apple, ni siquiera se trataba de una muñeca. Mis padres me dieron la oportunidad de conocer al Papa y de estar cerca de Cristo y de Dios, más de lo que hubiese podido pedir. Y por si no bastase aun, me rega-laron la oportunidad de viajar por España durante 15 días con mis 30 mejores amigos del club Giro.

Los primeros 10 días los pasé visitando y conociendo lugares nuevos, tradiciones nue-vas, gente nueva, recorriendo nuestro propio camino. Desde del primer día comencé a ver grandes grupos quienes, al igual que nosotros, peregrinaban por todas partes de España, mi piel comenzaba a sentir escalofríos mientras encontraba más y más grupos que se dirig-ían a la JMJ, y en ese momento no me daba cuenta de cuanta gente se dirigía hacia el mismo destino hasta que llegué a Madrid. Cuando nuestro grupo visitó el Santuario de Lourdes, situado en Francia, me conmovió mucho ver el gran número de personas que se dirigían hacia la JMJ y mentiría si dijese que no lo pasé bien. Conocí 20 jóvenes estadouni-denses y establecí amistad con dos de ellos, y jugamos al juego de cartas UNO toda la no-che y conversamos sobre Dios y el por qué estábamos todos allí, y las palabras de uno de ellos marcó mi corazón. Palabras que nunca olvidare: “he venido hasta aquí porque el Se-ñor me lo ha pedido. No puedo desobedecer su palabra. Él gobierna mi mundo, y para mí, no hay mundo sin Él. Ahora más que nunca estoy preparado para encontrarle”.

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Me quedé pensativa y reflexionando, en que yo había venido porque quería venir con mis amigos, porque me encantaba la idea de conocer gente nueva que comparte mis mis-mas ideas y creencias y, en definitiva, he venido porque quería estar con Él, pero me pre-guntaba si realmente estaba preparada para encontrarle. Ésta era una gran pregunta. Du-rante toda mi vida he mentido, siempre he actuado contra las reglas, ciertamente me con-sideraba no merecedora de verle. Pero luego pensé, Él me ama tal y como soy a pesar de mis defectos. Yo había venido hasta aquí porque Él así lo había querido. Con esas palabras en mi mente, supe el porqué yo también estaba aquí y cuál era mi misión, y con esa menta-lidad me dirigí hacia Madrid.

Al momento de pisar suelo madrileño percibí el aire expectante y de felicidad. Millones de banderas en el aire, cantos pronunciados en lenguas desconocidas para mí, cientos de personas sonriéndonos mientras nos preguntaban si iríamos a Cuatro Vientos, y nos pro-metimos todos encontrarnos allí.

Más tarde nos encontramos todos en Cuatro Vientos, en medio de dos millones de per-sonas, y una vez allí, me di cuenta de la magnitud del evento. Lo que más me impactó fue la vigilia. Llovía y hacia frío mientras el Santo Padre levantó la Sagrada Forma, todo el lugar permaneció en silencio por más de cinco minutos. Miles de oraciones, miles de gracias, de Padre Santos, cientos de palabras inexplicables para describir lo que se sentía y se decía con aquel silencio. Y la lluvia había cesado. Y cuando la Sagrada Forma fue removida, co-menzó a llover nuevamente. Y me di cuenta del poder de las oraciones. Él se encontraba en Cuatro Vientos. Él había interrumpido la lluvia.

Y sí, dormí en el suelo, con lodo, y entre personas de Mónaco e Italia, pero dormí con una sonrisa en mi rostro, porque sentí su presencia en mi corazón.

Ahora sé que Rio de Janeiro me espera. O mejor dicho que yo lo espero.

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Uma experiência inesquecível!

Ana Célia Santos

Salvador de Bahía (Brasil), 30 años

Sou uma jovem professora do Brasil e na JMJ 2011 tive a imensa graça de participar do encontro dos jovens professores universitários com o Santo Padre no Mosteiro El Escorial. Tamanha graça a atribuo à intercessão de João Paulo II, idealizador da JMJ e um dos Pa-tronos desta Jornada.

Meses antes da JMJ, na hora de fazer minha inscrição como peregrina, me enterei pelo site oficial que haveria um encontro do Santo Padre com os professores. Naquele momento brotou no meu coração um grande desejo de participar. Então entrei em contato com a comissão responsável, a qual me solicitou que enviasse uma fotocópia escaneada dos documentos. Apesar de não ter o título de doutor, um dos requisitos para participar, resolvi enviar os documentos. Na hora de escanear o passaporte, caiu de seu interior uma foto de João Paulo II na qual ele está sorrindo (nem me lembrava mais que havia posto aquela foto ali). Aquele sorriso me inspirou uma confiança tão grande que comecei a rezar todos os dias pedindo a intercessão dele por esta intenção. E ele não me decepcionou! Em julho recebi a resposta positiva. Além de receber a graça de poder participar do encontro com o Santo Padre, também me escolheram para cumprimentá-lo no final da cerimônia. Não po-dia acreditar, era demais para mim! Não havia pedido tanto! Meu coração rejubilava e não cansava de agradecer ao Senhor por conceder-me maravilhoso presente: poder estar dian-te do Santo Padre, o nosso doce Cristo na Terra.

Já na Espanha, durante a semana da JMJ tivemos que comparecer aos ensaios para o encontro dos proFessores e ali conhecemos uma proFessora muito amável que, embora nos tenha conhecido naquela ocasião, convidou-nos para almoçar em sua casa. Dois dias depois, estaríamos, a seu convite, outra vez em seu lar para juntos irmos ao encontro do Santo Padre. Aceitamos com muita gratidão e ficamos encantados com a hospitalidade daquela família, que deu para nós um testemunho muito bonito de uma família arraigada em Cristo e firme na fé!

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Chegado o dia tão esperado, diante do Santo Padre renovei meu desejo de ser teste-munha de Cristo para meus alunos. Foi um dia inesquecível, o Papa estava muito contente e no seu dicurso exortou os professores a não serem meros transmissores de conteúdos, mas formadores de jovens a quem devem compreender, amar e suscitar a sede de verda-de que possuem dentro de si.

No último dia da Jornada, devido à grande quantidade de peregrinos, não conseguimos entrar no aeródromo de Cuatro Vientos para participar da Missa de encerramento. Ficamos do lado de fora um pouco tristes, mas eis que Deus mais uma vez nos surpreendeu ao co-locar um santo sacerdote no nosso caminho. Participamos juntos da Santa Missa, vendo tudo do telão porque estávamos muito longe. Quando a Santa Missa terminou, fomos jun-tos caminhando rumo à estação de metrô, mas no meio do caminho recebemos uma li-gação da proFessora amiga que nos havia acolhido, a qual disse que nos buscaria de carro com seu esposo pois os metrôs estavam colapsados. Foi providencial porque deram caro-na ao padre até o aeroporto e, em seguida, nos levaram para almoçar com eles a fim de despedir-nos.

Foi maravilhoso experimentar que a fé não conhece fronteira, a solidariedade não con-hece rosto e o amor de Cristo é o que, de fato, nos une. Era Ele o motivo de tanta alegria estampada nos rostos de tantos jovens, era Ele que tinha atraído alí tanta gente de lugares tão distintos. Emfim, a JMJ para mim é uma pequena antecipação do Céu: povos e nações unidos em torno de Cristo!

Quero terminar este testemunho agradecendo ao nosso querido Beato João Paulo II por sua maravilhosa intercessão e por ter-nos deixado este legado que tem proporcionado o encontro com Cristo a tantos jovens. Que suas célebres palavras continuem ressoando nos corações de todos os jovens: não tenham medo, abram as portas a Cristo!

Até Rio 2013, se Deus quiser!!!


¡Una experiencia inolvidable!

Soy una joven profesora de Brasil, y en la JMJ 2011 tuve la inmensa gracia de participar del encuentro de jóvenes profesores universitarios con el Santo Padre en el Monasterio de El Escorial. Tal gracia la atribuyo a la intercesión de Juan Pablo II, creador de la JMJ y uno de los patronos de esta Jornada.

Meses antes de la JMJ, en el momento de hacer mi inscripción como peregrina, me en-teré por el site que habría un encuentro del Santo Padre con profesores. En aquel momen-to, brotó en mi corazón un gran deseo de participar. Entre en contacto con la comisión res-ponsable, quien me solicitó que enviase una fotocopia escaneada de los documentos. A pesar de no tener el título de doctor, uno de los requisitos para participar, decidí enviar los documentos. En el momento de escanear el pasaporte, se cayó del mismo una foto de Juan Pablo II en la que estaba sonriendo (ni recuerdo quién puso esa foto ahí!). Aquella sonrisa me inspiró una confianza tan grande que comencé a rezar todos los días pidiendo su intercesión por esta intención. ¡Y no me decepcionó! En julio recibí la respuesta positiva. Además de recibir la gracia de poder participar en el encuentro con el Santo Padre, tam-bién me escogieron para saludarle al final de la ceremonia. ¡No podía dar crédito, era de-masiado par mí! ¡No había pedido tanto! Mi corazón saltaba de alegría y no se cansaba de

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agradecer al Señor por concederme tan maravilloso regalo: poder estar delante del Santo Padre, nuestro dulce Cristo en la Tierra.

Ya en España, durante la semana de la JMJ, tuvimos que ir a los ensayos para el En-cuentro de los profesores, y allí conocimos a una profesora muy amable, que aunque nos acababa de conocer, nos invitó a comer a su casa. Dos días después estaríamos de nuevo en su casa para ir juntos al encuentro con el Santo Padre. Con mucha gratitud aceptamos la invitación y quedamos encantados con la hospitalidad de aquella familia, que nos dio muy buen testimonio de una familia arraigada en Cristo y firme en la Fe.

Llegado el día tan esperado, delante del Santo Padre renové mi deseo de ser testigo de Cristo para mis alumnos. Fue un día inolvidable, el Papa estaba muy contento y en su dis-curso exhortó a los profesores a no ser meros transmisores de contenidos, sino formadores de jóvenes a quienes deben comprender, amar y despertar en ellos la sed de verdad que ya poseen.

El último día de la Jornada, debido a la gran cantidad de peregrinos, no conseguimos entrar en el aeródromo de Cuatro Vientos para participar en la Misa de Clausura. Nos que-damos del lado de fuera, un poco tristes, pero de nuevo Dios nos sorprendió al colocar a un sacerdote santo en nuestro camino. Participamos juntos de la Santa Misa, viendo todo en una pantalla pues estábamos muy lejos. Cuando la Santa Misa terminó, fuimos juntos ca-minando hacia la estación de metro, pero a mitad de camino recibimos una llamada de la profesora amiga que nos había acogido, quien nos dijo que nos recogía en coche con su marido, pues los metros estaban colapsados. Fue providencial pues llevaron al padre hasta el aeropuerto y en seguida nos llevaron a almorzar con ellos para despedirnos.

Fue maravilloso experimentar una fe que no conoce fronteras, la solidaridad que no co-noce caras, y el amor de Cristo que es lo que de hecho nos une. Era Él quien había atraído hasta allí a tanta gente de lugares tan distintos. En fin, la JMJ para mi es un pequeño anti-cipo del Cielo: ¡pueblos y naciones unidos en torno a Cristo!.

Quiero terminar este testimonio agradeciendo a nuestro querido beato Juan Pablo II por su maravillosa intercesión y por habernos dejado este legado que nos ha proporcionado el encuentro con Cristo a tantos jóvenes. Que sus célebres palabras continúen resonando en los corazones de todos los jóvenes: no tengáis miedo, abrid las puertas a Cristo!

¡Hasta Rio 2013, si Dios quiere!

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Weltjugendtag 2011 Madrid

Nico Sucker

Alemania, 18 años

“In ihm verwurzelt und auf ihn gegründet, Fest im Glauben.” (Hl. Paulus – Kol 2,7)

Ich erinnere mich gerne zurück an Madrid. Man kann es nicht in Worte fassen was man da erlebt und spürt, das ist wie ein ganz schöner Traum, halt nur noch besser.

Die Freude war ganz besonders für mich groß während dieser Tage, weil es mein erster Weltjugendtag war und dabei zu sein, dass ist nicht in Worte zu fassen, dass ist zu schwie-rig, eine solche Atmosphäre und Gastfreundschaft, und alles das zusammen mit der Hitze der Tage bildet zusammen ein Fundament: unseren Glauben!

Wenn ich was sagen dürfte wäre es: dass die Jungen Menschen sich auf Christus ein-lassen sollen, weil es einfach so schön ist, und das merkte man ganz besonders an diesem großen Miteinander.

FIRMES EN LA FE!

Es ist keine Verantwortung und keine Aufgabe sondern ich würde es als Gnade definie-ren, die uns ins Herz geschenkt wird, berührt durch den Finger Gottes, dem Tröster – dem Heiligen Geist.

Der Selige Papst Johannes Paul II. Der den Weltjugendtag das Leben gab, ist der Papst der Jugendlichen, der sie und uns dazu eingeladen hat uns darauf einzulassen, dem kreuz entgegen zu gehen und wie Petrus zu sagen “Herr du weißt alles, du weißt, dass ich dich liebhabe”. (Joh 21, 17)

Und wenn wir auf das Heute schauen, auf den jetzigen Papst, den Heiligen Vater, unse-

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ren Benedikt XVI, dann sehen wir eine neue Einladung, eine neue Botschaft und eine Ju-gend die sich wie damals auch Heute berühren lässt und auch “JA” sagt.

Was ich auch immer in Erinnerung habe, ein Ruf, denn wir im Herzen mittragen und immer überall zuruFen und damit auch unser Danke ausrichten “la juventud del Papa” Wir sind die Jugend des Papstes!

Der Weltjugendtag in Madrid das bleibt unvergesslich, ob Köln, Sydney oder Rom, bis jetzt finde ich kann nichts den Madrider Weltjugendtag 2011 toppen.

Am meisten bleibt mir die Vigil im Herzen, dieser unvergesslicher Abend mit dem Unwet-ter der uns herausforderte ob wir diese Prüfung bestehen, und das haben wir zusammen mit unserem Papst!

Ein Unwetter das der Heilige Geist war der uns so stark berührt das wir umso mehr Freude hatten,

und als dann das Allerheiligste ausgesetzt wurde, eine solch große Stille auf Cuatro Vientos, dass war der Höhepunkt, Jesus im Zeichen des Brotes um den wir uns versam-meln durften und Inne halten konnten, und da wurden wir durch den Heiligen Vater dem Herzen Jesu geweiht. Alleluja.

Jesus lebt!

Und die Heilige Messe am Sonntag ein Ende eines Weltjugendtages und ein Anfang ei-nes neuen!

Ein Kreuz und ein YouCat das uns der Papst geschenkt hat, und einen so schönen

Jornada Mundial de la Juventud! Danke, Heiliger Vater!

“Die Kirche lebt. Und die Kirche ist jung. Sie trägt die Zukunft der Welt in sich und zeigt daher auch jedem einzelnen den Weg in die Zukunft. Die Kirche lebt, wir sehen es, und wir spüren die Freude, die der AuFerstandene den Seinen verheißen hat. Die Kirche lebt, sie lebt, weil Christus lebt, weil er wirklich auFerstanden ist”. (Papst Benedikt XVI, 24.04.2005)

Der Weltjugendtag in Madrid stand für mich unter dem Schutz der Heiligen Jungfrau Maria,

so darf ich das Logo verstehen, die Jugend unter dem Kreuz Christi im Vertrauen der Gottesmutter.

Seliger Papst Johannes Paul II. Bitte für uns!

Ich freue mich auf Rio de Janeiro 2013! Bis bald!

Ich wünsche Euch von Herzen Gottes reichen Schutz und Segen


Jornada Mundial de la Juventud 2011

“Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe”.

Recuerdo con gran cariño mi viaje a Madrid. No se puede expresar con palabras lo que allí se vivió y se experimentó, fue como un gran sueño

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La alegría fue para mí enorme durante estos días. puesto que ha sido mi primera Jor-nada de la Juventud y el haber estado allí no se puede explicar con palabras, es muy difícil poder encontrar un ambiente y una hospitalidad así, y todo ello junto con el calor sofocan-te, construye un fundamento: NUESTRA FE.

Si pudiera dejar algún mensaje sería el siguiente: que la gente joven se compromete con Cristo, porque les gusta y esto se ha notado en esta gran convivencia. FIRMES EN LA FE.

No es ninguna responsabilidad, ni ningún deber sino que lo definiría como una gracia que se nos regala al corazón, movida por el dedo de Dios y el Espíritu Santo.

El Santo Padre Juan Pablo II, que dio origen a estas Jornadas Mundiales de la Juventud, es el Papa de los jóvenes que nos invita a comprometernos y caminar junto a la Cruz, tal y como lo hizo Pedro… “Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo” (Juan 21, 17).

Y cuando miramos al presente, a nuestro Papa actual, al Santo Padre Benedicto XVI, encontramos una nueva invitación, un nuevo mensaje y una juventud que como la de en-tonces se deja “tocar” y nuevamente da su “Sí”.

Lo que aún mantengo en mi recuerdo es ese llamado, que llevamos en el corazón, que transmitimos y que con él también damos las gracias… “la juventud del Papa” “somos la Juventud del Papa”…

La Jornada Mundial de la Juventud permanecerá para mí como algo inolvidable, ni la de Colonia, ni la de Sydney ni la de Roma podrán llegar a la altura de la Jornada madrileña.

El mayor recuerdo que guardo en mi corazón fue el de la Vigilia, aquella inolvidable no-che con aquel mal tiempo que nos desafió a pasar aquella prueba que pudimos superar con nuestro Papa!!

En aquella noche con aquel mal tiempo nos quiso tocar el Espíritu Santo y sólo consi-guió que nuestra alegría fuera mayor…y después, cuando el Todopoderoso hizo que aquella tormenta cesara, surgió el gran silencio en Cuatro Vientos… El punto álgido…Jesús simboli-zado en el pan… alrededor del cual estábamos congregados todos nosotros y allí fuimos todos consagrados por el Santo Padre al Sagrado Corazón de Jesús. Aleluya… Jesús vive..

Y la Santa Misa del domingo como final de la Jornada Mundial de Juventud y como co-mienzo de una nueva Jornada…!! Una cruz, un YouCat y una Jornada tan maravillosa, es lo que nos ha regalado el Papa… Gracias Santo Padre!!!

“La Iglesia está viva y la Iglesia es joven. Ella trae en sí el futuro del mundo y señala a cada uno el camino al futuro. La Iglesia está viva, lo vemos, experimentamos la alegría que el Resucitado transmite a los suyos. La Iglesia vive, está viva, porque Cristo vive, porque Él realmente ha resucitado” (Papa Benedicto XVI 24.04.2005).

La Jornada Mundial de la Juventud se desarrolló gracias a la protección de la Virgen María, de esta forma puedo entender el logo que dice: “La Juventud bajo la Cruz de Cristo en la confianza de Maria”.

¡Santo Padre Juan Pablo II, ruega por nosotros!

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Experiencias de la fe, junto a jóvenes de todo el mundo

M. Enrique Ugarte Leal

Medina de Pomar (Burgos), España, 15 años

Todo empieza a principio del curso, cuando nos dijeron en clase de religión que este año la Jornada Mundial de la Juventud iba a tener lugar en Madrid. En aquel entonces no me llamó mucho la atención, además no sabía qué era. Pero iba pasando el tiempo, fui viendo publicidad, videos e información en Internet, y además nos llevaron a un encuentro de adolescentes en Lerma, donde me lo pasé muy bien, y donde nos hablaron de la pere-grinación a Madrid.

Sergio, el cura de Medina, me dijo en varias ocasiones que no debía desaprovechar es-ta ocasión. En clase nos comentaron que Medina iba a ser ciudad de acogida de jóvenes italianos y que podíamos ayudar de diversas maneras, acogiendo a peregrinos, siendo vo-luntario, etc.; y desde ahí, como decimos nosotros, empecé a “motivarme”.

Ya quedaba menos y nos pusimos manos a la obra con carteles, campañas informati-vas, preparación de los días de acogida.

Por fin llegó el día y llegaron los 40 italianos, les hemos acompañado durante los 4 días que se hospedaron en Medina a los actos de Burgos, a visitar Frías y lógicamente en la visita a Medina. Además he podido acompañarles a Burgos gracias a que me nombraron fotógrafo oficial de la parroquia de Medina.

Burgos fue una preparación previa a lo que nos esperaba en Madrid.

Y tan sólo unos días después nos fuimos a Madrid. Ya en el autobús, los de Medina pu-simos ritmo al viaje y lo intentamos hacer corto con varias canciones. Llegamos a Madrid y

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las actividades que habíamos visto en la tele las pudimos ver en directo; por ejemplo, me pude confesar en el Parque de Retiro, algo que me hizo mucha ilusión. Más tarde estuvi-mos en el Vía Crucis, donde vimos al Papa. Un momento muy emocionante al ver cómo todos saltaban, gritaban y levantaban las manos. Después disfrutamos del arte de los pa-sos de la Semana Santa española.

Un día después, casi sin darnos cuenta, nos encontrábamos en Cuatro Vientos, donde nos juntamos con más de 2 millones de jóvenes de todo el mundo. La tarde se hizo larga por el intenso calor, y corta por los testimonios y los bailes. Llegó el momento de la Vigilia junto al Papa, que se convirtió en una gran aventura que vivimos todos juntos; la lluvia y el viento llegaron con fuerza, nosotros casi no teníamos con que taparnos, pero con fe afron-tamos el temporal y animamos al Santo Padre a seguir. Pronto pasó todo y el Papa nos dio las gracias por haber sido más fuertes que la lluvia.

La noche la pasamos allí y a la mañana siguiente, el Papa celebró la Misa de Envío, una misa muy especial al ver que todo el mundo escuchaba y cantaba con alegría, y eso se nos contagió. Nos lo hemos pasado tan bien que, desde el momento que el Papa anuncio que la próxima JMJ que se celebrará Rio de Janeiro en 2013, empezamos a decir “yo voy”. Todo esto ha sido algo muy especial, esta experiencia me ha dejado algunos amigos en otros países y también en la diócesis de Burgos con los que hemos pasado los días en Madrid. Como me decía Sergio, no me lo podía perder y lo que es más importante, este encuentro me ha hecho más firme en la fe.

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JMJ, una experiencia que cambió mi vida

Daniela Urdaneta

Barquisimeto (Venezuela), 17 años

Todo comienza con mi último año en la secundaria, mi mamá me propone ir a JMJ. De-bo admitir que no sabía de qué se trataba, pero acepté ir y comencé a investigar sobre ello, me emocioné tanto que ya no importaba si me perdía la fiesta de graduación. Mi hermana me acompañó junto a un grupo de mi ciudad y fuimos hacia esa aventura, todos con un propósito personal, el mío era sentir a Dios. Me explico; desde que tengo conciencia soy católica y mis padres me han inculcado valores y conocimientos católicos; pero para ser sincera nunca había “sentido a Dios”, ni su presencia, como cuentan las personas en sus testimonios. Así que esa fue mi meta.

El día de la llegada del Papa, estábamos frente a la tarima, pero por causas graciosas no pude verlo (mi organismo no estaba de mi lado, me dieron ganas de ir al baño y cuando caminé de regreso no fue posible entrar). Caminé y conseguí ver a unos amigos de mi gru-po que salieron en busca de agua y tampoco los dejaron entrar. Hablamos con policías y voluntarios, incluso perseguimos a unos obispos hasta que llegamos a la calle detrás de la tarima, allí vimos como llegaban obispos, nos emocionamos al pensar que el Papa llegaría por esa calle, estaba repleta de seguridad, todo marchaba bien. Pasaron 3 horas y el Papa nunca pasó por allí. La ilusión de verlo se acabó, los tres caminamos de regreso a la esta-ción muy tristes, decidimos llamar al representante del grupo para decirle que estábamos bien, pero el teléfono nos quitó 2 euros sin siquiera hacer la llamada, ahora que lo escribo no paro de reír.

Esperaba con ansias la Vigilia. Y cuando llegó el día estaba dispuesta a hacer lo impo-sible por cumplir mi meta. El calor era sofocante, Cuatro Vientos ardía, una compañera se desmayó ocasionando que la mitad del grupo partiera de regreso. Mi hermana estuvo a

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punto de irse pero, ¿ése no era el día más importante? El encuentro con Dios estaba en ese día, era la última oportunidad para cumplir mi deseo y no iba a dar vuelta atrás. Cuan-do llegó el Papa, mi emoción creció. Una compañera se ofreció a acompañarme y camina-mos para verle de cerca; en ese momento un montón de nubes grises cubrieron el cielo.

“Queridos amigos” fueron sus primeras palabras, en realidad me sentí su amiga (jaja-ja). Escuchaba atenta todas sus palabras, hasta que la lluvia se convirtió en diluvio y regre-samos con el grupo. Lo que pasó después me cambio la vida. La custodia estaba expuesta, todos arrodillados. Silencio.

En un salón de clases con 30 jóvenes dentro es difícil comunicarse, pero allí no, casi dos millones de jóvenes reunidos, en silencio y con un solo propósito: encontrarnos con Dios. Las lágrimas salían de mis ojos, sentía que volaba, que todo estaba bien, que el mundo tenía esperanza, que no era posible la existencia de maldad cuando todo allí era hermoso.

En ese momento comprendí que no es necesario ver al Papa para sentir a Dios, ni estar todo el día en el templo. Basta con ver el rostro de las personas, con sentir la lluvia o el viento, que con fe podemos ver a Dios en todo lo que nos rodea; cuando eso sucede, una alegría te llena, una alegría extrema que no sabes cómo expresar. Ahora, con mi vida edifi-cada en Cristo y firme en la fe veo las cosas de manera más sencilla y hermosa. Vamos, ¡compartamos esta experiencia en Rio!

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My WYD experience

Alister Vaz

Mississauga (Canadá), 14 años

When I stepped on to the plane to Madrid, I knew that I was going to have an experience that I would never forget, and I was right. Cheering, singing, praying and going for Catechism and Confession brought me closer to God and helped me realize that spending time with God can be both relaxing and fun.

Before the Vigil and final mass on the weekend, we used to go to the Love and Life Cen-tre for Catechism. One of the topics that touched me was the importance of Daily Mass. I learned the importance of both parts of the Mass: listening to the Word of God and recei-ving the Body of Christ. I found out that the Word of God can sometimes be God’s personal letter to us to help us face our daily problems in life. I also learned that when Jesus offers us his Body and Blood, he is breaking the separation between God and us. He tells us that we are not worthy, but have become worthy through his death to receive him. In Jesus’ time, if a person approached him in faith and humility or even if they touched his garment, they were healed. I realized that the same thing applies to us when we receive Jesus in the form of the Eucharist. We also have the chance to touch his garment and ask him for what we want if we approach him with faith and in humility.

I have learned a few other important things on this pilgrimage. The first thing is to listen to God and to do his Will, even if it means being different from others. I also understood that the purpose of World Youth Day was not to make the youth perfect, but to help know that when they do something wrong they can always turn to and depend on the One and Only Loving God. I realized that God shows his love, mercy, compassion and reveals his

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message to us through our mistakes and he wants our failures in life to be a stepping stone to be his faithful servant.

Another important thing I learned was the importance of the cross. Before going on this pilgrimage, I used to think of the cross as a sign of death and sadness. I now realize that the only way we can achieve true happiness is by carrying the cross. When we make a sacri-fice in life, we are helping Jesus by carrying the cross one extra step for Him up the moun-tain. The cross, to me, is a sign of God commissioning us to be missionaries through the way we act; to spread the Word through our actions and by what we say.

Many people thought that I was too young to go on this pilgrimage, but if God had anoin-ted David as King and if He called Jeremiah to be a prophet at such a young age, then I believe that he had planned my trip to Madrid before I was even born. At first, there were many obstacles, and I was sure I wasn’t going to go to Madrid, but somehow God made things work out for me. I am still very grateful to God for giving me this opportunity.

When I came back to Canada, I realized that years from now, it won’t matter what I ate, wore or saw in Madrid. What will stay with me are unforgettable gifts from God like love, faith and generosity. I understood that the memories of this pilgrimage might fade over ti-me, but the fruits of it would last forever.


Mi experiencia en la JMJ

Cuando abordé el avión hacia Madrid sabía que iba a vivir una experiencia inolvidable, y no me equivoqué. El aclamar, cantar, orar y asistir a las catequesis y confesión me acercó más a Dios y me ayudó a darme cuenta que pasar tiempo con Dios puede ser relajante y divertido.

Antes de la Vigilia y la Misa de clausura durante el fin de semana, solíamos asistir al Centro Amor y Vida para las catequesis. Uno de los temas que me marcó mucho fue la im-portancia de la Misa diaria. Aprendí sobre la importancia de ambas partes de la Misa: es-cuchar la Palabra de Dios y recibir el Cuerpo de Cristo. Descubrí que la palabra de Dios algunas veces puede ser la carta personal que Dios nos escribe para ayudarnos afrontar nuestros problemas cotidianos. También aprendí que en el momento cuando Jesús ofrece su Cuerpo y Sangre, está rompiendo la separación entre Dios y nosotros. Él nos dice que no somos merecedores de recibirlo, pero que través de su muerte lo hemos merecido. Duran-te el tiempo de Jesús, si una persona se le acercaba con fe y humildad o aun con sólo tocar sus vestimentas era curada. Me doy cuenta que lo mismo es aplicable hoy en día cuando recibimos a Jesús en la forma de la Eucaristía. También tenemos la oportunidad de tocar su vestimenta y pedirle lo que queremos si lo hacemos con fe y humildad.

En este peregrinaje he aprendido cosas importantes. La primera cosa es saber escu-char a Dios y hacer su voluntad, aun cuando ésta implique que uno tenga ser diferente de los demás. También entendí que el objetivo de la Jornada Mundial de la Juventud no es hacer que los jóvenes sean perfectos, sino ayudarles a entender que cuando se caigan en el camino, pueden levantarse y acudir y depender de este Único amado Dios. Me he dado cuenta que Dios muestra su amor, misericordia, compasión y muestra su mensaje a través de nuestros errores y Él quiere que nuestros fracasos en la vida sean la piedra angular de sus siervos fieles.

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Otra de las cosas importantes aprendidas es la importancia de la cruz. Antes de em-prender esta peregrinación, pensaba que la cruz era un signo de muerte y tristeza. Ahora me doy cuenta que la única forma de alcanzar la verdadera felicidad es cargando la cruz. Cuando hacemos un sacrificio en la vida, estamos ayudando a Jesús Cristo a cargar con la cruz, a dar un paso más por Él en la cuesta de la montaña. La cruz es para mí un signo de que Dios nos ha encomendado ser misioneros a través de nuestras vidas; predicar su mensaje por medio de nuestras acciones y palabras.

Muchas personas pensaban que yo era demasiado joven para participar en esta pere-grinación, pero si Dios había investido a David como Rey y había llamado a Jeremías a ser un profeta desde una temprana edad, entonces creo que Él había planeado mi viaje a Ma-drid aun antes de nacer. Al inicio, había muchos obstáculos, y estaba casi seguro que ter-minaría por no ir a Madrid, pero de una forma u otra Dios permitió que todo funcionase. Continúo a estar súper agradecido a Dios por haberme dado esta oportunidad.

Cuando regresé a Canadá, me di cuenta que dentro de algunos años no importará lo que comí, vestí, o presencié en Madrid. Lo que me quedará son regalos inolvidables de Dios como el amor, la fe, y la generosidad. Entendí que los recuerdos de este peregrinaje se podrán borrar con el pasar del tiempo, pero los frutos de éste perdurarán para siempre.

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A hundred fold

Elsa Vázquez

Voluntaria mexicana, 38 años

It has been 5 months since WYD 2011 concluded. I spent close to a year volunteering in its organising committee. Most of the people who I met there have gone back to their own countries and continued their normal lives. However, for me, that normal life which existed before WYD 2011, no longer exists.

See, in July 2010, I was granted a one-year sabbatical, by one of Australia’s largest fi-nancial institutions, from a high-paying position as a Senior Project Manager. My plan was to spend a year, in Italy, with my Italian boyfriend. However, a change of events took place one month before our scheduled trip when we broke up, and I found myself with a plane ticket to a country where I didn’t know anyone. I was also “homeless”, as I had given up my apartment a month before, and was temporarily staying with some friends. I had sold most of my belongings, and the rest were stored away. I had also already agreed my end date at work. I was faced with two choices: to stay or leave. Staying was the easy choice. All I had to do was to tell my employer that I was no longer going overseas, and I would have my job back. Leaving was the hard choice, as I had no plan, nowhere to stay, and I was scared.

Now that I have had the time to reflect on what happened, I realise that my break-up with my Italian boyfriend once everything was ready for our trip, was no coincidence. I was given a “push” to change my status quo. I had been part of the banking and management consulting worlds for more than 13 years and always felt unsatisfied. The life I had gave me financial freedom and social status… but I felt empty and incomplete. I yearned to change my life and do something that I felt really mattered, but I was too scared to change and mo-

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bilise… so, I am convinced that I received some heavenly help.

I found the courage to leave Australia and decided that I wanted to spend my sabbatical year doing two things. First, I wanted to give back to society by volunteering my time, and second, I wanted to fill the emptiness I felt by deepening my faith.

One evening, two months after starting my trip, I found myself wondering what to do next. I had already been to Italy and had spent some time learning about the work of the Community of Pope John XXIII. I had also been volunteering with the Missionaries of Charity in Berlin, but I still felt that sense of incompleteness. It was then that WYD came to my mind. It was the perfect opportunity to fulfil my two objectives of giving back to the commu-nity and deepening my faith.

My time volunteering at WYD was surreal. Sometimes I wish the event hadn’t finished. I miss my colleagues and their permanent smiles; I miss working on something that truly mattered; I miss the friendly, cooperative, and simple atmosphere of the workplace. I miss the day-long connection with God through continuous prayer. WYD was a true awakening for me. I learned so much, especially the importance of doing everything for God. I also reali-sed that only through Him, the impossible becomes possible.

So, like I said before, once WYD was over, everyone had to go back to his or her “nor-mal” lives. However, I seriously think that that “normal life” no longer exists for anyone who participated. I am convinced that WYD touches and transforms people’s lives. As for me, my life changed 180 degrees. I quit my banking job in Australia; I moved permanently to Spain; I am soon getting married to my fiancé (a wonderful Spanish, practicing Catholic man) who I met in the organisation of WYD… but most importantly, God is now part of my daily life, of everything that I do.

I gave God one year of my life, and he paid me back a hundred fold with a whole, new meaningful life.


Cien veces

Hace 5 meses concluyó la JMJ de 2011, en la que participé durante casi un año como voluntaria en el comité organizador. La mayoría de la gente que conocí allí ha regresado a su país, donde ha continuado con su vida normal. Sin embargo, para mí, esa vida normal que tenía antes de la JMJ de 2011 ya no existe.

En julio de 2010, una de las instituciones financieras más importantes de Australia me concedió un año sabático de mi altamente remunerado puesto de trabajo como gestora de proyectos senior. Mi plan consistía en pasar un año en Italia con mi novio italiano. No obs-tante, las circunstancias cambiaron un mes antes del viaje que teníamos previsto, cuando rompimos, y me encontré con un billete de avión con destino a un país donde no conocía a nadie. Además, en aquel momento estaba “sin hogar”, porque había dejado mi piso hacía un mes y estaba alojándome de forma temporal con algunos amigos. Había vendido mu-chas de mis pertenencias y las restantes estaban almacenadas. Asimismo, ya había acor-dado mi último día de trabajo. Tenía dos opciones: quedarme o marcharme. Quedarme era la elección fácil. Lo único que tenía que hacer era decirle a mi jefe que al final no me iba al extranjero y recuperaría mi trabajo. Marcharme era la elección difícil, puesto que no tenía ningún plan, ningún sitio donde alojarme y estaba asustada.

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Ahora que he tenido tiempo para pensar en lo que pasó, me doy cuenta de que la rup-tura con mi novio italiano cuando todo estaba listo para nuestro viaje no fue una casuali-dad: fue un “empujón” para cambiar mi statu quo. Llevaba formando parte del mundo de los bancos y de las empresas de consultoría durante más de 13 años y siempre me había sentido insatisfecha. La vida que tenía me aportaba libertad financiera y cierto estatus social… pero me sentía vacía e incompleta. Anhelaba cambiar mi vida y hacer algo que considerara que de verdad importaba, pero estaba demasiado asustada para cambiar y movilizarme… por lo que estoy convencida de que recibí algún tipo de ayuda divina.

Encontré el valor para irme de Australia y decidí que quería pasar mi año sabático haciendo dos cosas. En primer lugar, quería retribuir a la sociedad ofreciendo voluntaria-mente mi tiempo y, en segundo lugar, quería llenar el vacío que sentía profundizando en mi fe.

Una tarde, dos meses después de comenzar mi viaje, me pregunté a mí misma cómo debía proseguir con mi vida. Ya había estado en Italia y había pasado un tiempo apren-diendo sobre el trabajo en la Comunidad del Papa Juan XXIII. También había participado como voluntaria con las Misioneras de la Caridad en Berlín, pero seguía sintiéndome in-completa. En aquel momento fue cuando la JMJ me vino a la mente. Era la oportunidad ideal para alcanzar mis dos objetivos de retribuir a la sociedad y de profundizar en mi fe.

El tiempo que pasé como voluntaria en la JMJ fue surrealista. En ocasiones deseo que no hubiera acabado. Echo de menos a mis compañeros y sus sonrisas permanentes; echo de menos trabajar en algo que de verdad importaba; echo de menos el ambiente amiga-ble, cooperativo y sencillo del lugar de trabajo. Echo de menos estar conectada todo el día con Dios gracias a las continuas oraciones. La JMJ se convirtió para mí en un verdadero despertar. Aprendí mucho, especialmente la importancia de hacer todo por Dios. Además, me percaté de que solo gracias a Él lo imposible se vuelve posible.

Así que, tal y como dije antes, una vez que terminó la JMJ, todo el mundo tuvo que vol-ver a su vida “normal”. No obstante, realmente pienso que esa “vida normal” ya no existe para cualquiera que haya participado. Estoy convencida de que la JMJ conmueve y trans-forma la vida de la gente. Por mi parte, mi vida dio un giro de 180 grados. Renuncié a mi puesto de trabajo en el banco en Australia, me mudé de forma permanente a España; en breve contraeré matrimonio con mi prometido (un español encantador, católico practican-te), que conocí en la organización de la JMJ… pero lo más importante es que Dios ahora forma parte de mi día a día, de todo lo que hago.

Le entregué a Dios un año de mi vida y me lo pagó cien veces con una nueva vida com-pleta y con sentido.

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Abrid vuestro corazón al Señor

Carolina Vera Quesada


La experiencia vivida en la pasada Jornada Mundial de la Juventud ha dejado una gran huella en mi alma. No sólo es como su definición lo dice, un encuentro juvenil con el Papa, sino que es algo mucho más profundo: es una experiencia que si no la has presenciado será muy difícil de describir porque yo creo que cada uno escucha y siente lo que Dios quiere transmitirnos.

Me sentí tan afortunada al tener la oportunidad de visitar la Basílica de la Virgen de Guadalupe en México junto con mi familia y luego tener la dicha de poder conocer a Su Santidad Benedicto XVI, era algo que jamás lo pensé. Asistí con un grupo de chicas que recibimos la dirección espiritual por medio del Opus Dei. Viajamos a España una semana antes del encuentro y realizamos una ruta mariana visitando: el Santuario de la Virgen del Pilar, Santuario de Montserrat, la Sagrada Familia, Torreciudad y Lourdes-Francia.

Esos días con el Papa fueron días de reflexión, días en los que pude escuchar la voz del Señor muy cerca, el tener que pasar calor, cansancio, entre más mortificaciones; me di cuenta de todo lo que dio Jesús en la Cruz por nosotros. Y… ¿qué tenemos para darle?, pensé en ofrecer pequeñas cosas, ese calor que sentíamos, entregárselo sin quejarme. Ver al Papa lleno de alegría y energía a pesar de la edad, el que se dé junto con todos los pere-grinos a ese encuentro, a ese diálogo con Jesús por medio de él. Aún escucho dentro de mí cada palabra del Santo Padre como si fuera ayer y esa mirada que inspiraba ternura y amor, un amor puro y sincero cara a Dios, teniéndolo a tan sólo unos metros 4 veces, pude sentir que Jesús estaba ahí, mirándome a través de él.

Pero no todo queda en fotos ni experiencias sino en actos y presencia, el predicar y en-señar lo que aprendí esos días, el llevar la palabra de Dios hasta el rincón más alejado de mi ciudad, Chiclayo, el hacer apostolado y ayudar a quién más lo necesite porque ahí está Dios. Encontrar nuestra vocación y ser fiel a nuestra fe.

Finalmente agradecer a cada uno que hizo esté sueño realidad. Ahora a dar frutos y prepararnos para la próxima Jornada Mundial de la Juventud, que ¡Río de Janeiro nos es-pera!

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Un diario de la JMJ

María Verónica Vernaza

Guayaquil (Ecuador), 39 años

16 de agosto de 2011. Madrid ya habla en lenguas

Las calles de Madrid están de fiesta con la llegada de miles de jóvenes de diferentes naciones. Todo es color y canto. Un río de personas se acerca al compás de un tambor mientras se cruzan con otro que va al son de la guitarra, y no falta quien de una acera a otra de la Gran Vía distingue una bandera y grita con alegría el nombre del país vecino. Es que la Jornada Mundial de la Juventud, que este año se desarrolla en Madrid, ha hecho que los jóvenes de todo el mundo se junten por una sola causa: Cristo, quien es verdadero alimento de vida.

Mi peregrinar está junto a los Jóvenes Misioneros del Santo Padre, movimiento liderado desde Colombia por Marino Restrepo. Esto hace que colombianos, mexicanos, ecuatoria-nos, e incluso un peruano nos reunamos para llevar esta alegría y compartirla con los de-más. Es en el Convento de las hermanas de claustro del Carmelo donde nos juntamos por primera vez. Ahí hemos participado de cantos, testimonios y sonrisas a través de una pe-queña ventana por donde las monjas nos veían entusiasmadas y en donde nosotros cantábamos con emoción. Ellas no se quisieron quedar atrás y entonaron para nosotros un poema de Santa Teresa de Ávila, que fue para todos una real bendición. Hemos salido de ahí renovados y seguros de que hemos hecho renovar también en ellas su deseo de Dios.

Luego fuimos hasta el parque del Retiro donde otra marejada de jóvenes disfrutaba un concierto de música católica. Es el momento de las fotos en grupo, para intercambiar me-dallas, estampas, rosarios, banderas, incluso teléfonos y direcciones. Pero también para descansar bajo la sombra de los grandes árboles.

La hora ha llegado, es tiempo de comenzar a avanzar para llegar hasta Plaza Cibeles y tener nuestra primera misa de esta gran fiesta. Pero lamentablemente no hemos tomado las precauciones y debemos quedarnos en la Puerta de Alcalá, donde grandes pantallas

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transmiten la misa de inauguración. Monseñor Rouco Varela da la bendición a todos los peregrinos. Pero no estamos ahí, así que digo como Santa Teresa: “Nada te turbe, nada te espante todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta, sólo Dios basta”.

17 de agosto de 2011. En España, anunciando nuestra fe

Madrid ha amanecido hoy con un espíritu jovial y lleno de vida. Así lo reflejan los miles de peregrinos que desde muy temprano en la mañana recorren las calles para llegar a tiempo a su lugar de encuentro.

Mi día comienza en la parroquia Santa Mónica, donde a las diez de la mañana Monse-ñor Rafael Palmero Ramos, de Alicante-España dictará la catequesis del día. El tema es: “Firmes en la fe”.

Los grupos comienzan a llegar, vienen de México, Costa Rica, Argentina, Colombia, Ecuador, Estados Unidos y por supuesto España. Todos ellos portando banderas de su país o de su movimiento.

A Monseñor se le nota contento y abierto al diálogo, cuando al terminar su exposición se realiza una ronda de preguntas. “Sois el rostro joven de la Iglesia de hoy” –exhorta a los presentes, haciendo un llamado a que no dudemos de demostrar nuestro amor a Aquél que entregó su vida por nosotros. Terminamos con una misa muy sentida. No por nada especial, pero tener la iglesia llena a tope, sólo de jóvenes peregrinos que tienen un mismo palpitar es todo lo que se necesita para emocionar a cualquiera.

En la tarde nos dirigimos a la Plaza de España, en donde tenemos el Festival Anuncio con mini eventos dirigidos: conciertos, confesiones, charlas e incluso exposición del Santí-simo Sacramento. ¡Qué decir de las expresiones de cada sacerdote que me cruzo en el parque! Y me impresionan más que la de los mismos jóvenes porque parecieran decir: “Gracias por continuar nuestra misión. Gracias por mantener a Cristo vivo”.

Pero este Festival no termina ahí. Somos enviados de dos en dos a recorrer Madrid y anunciar nuestro gozo a los demás. Aunque me costó abrir mi corazón a desconocidos, puedo afirmar que fue una experiencia maravillosa y gratificante. La España de los Reyes Católicos estaba siendo evangelizada por extranjeros de todas partes del mundo.

Con este último evento puedo entender mucho más aquellas palabras de san Agustín: “Nos hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta no descansar en Ti”.

18 de agosto de 2011. Mensaje del Copríncipe de Andorra

Joan Enric Vives es nuestro catequista de hoy. Pero este personaje de porte altivo, son-risa cálida y presto a la conversación no es sólo un obispo más, es nada menos que el Co-príncipe de Andorra, un país pequeño en la región de los Pirineos.

Su mensaje es franco y sin rodeos. Con palabras claras y precisas sabe llegar a todos. Al principio, él deja que los jóvenes tomen control de las dinámicas iniciales, si hay que cantar, él canta; si hay que aplaudir, él aplaude, y permite que sean ellos quienes den ins-trucciones para que comience la catequesis.

El obispo nos recuerda las palabras de Juan Pablo II, “la fe no se impone, se propone” y luego nos comenta que el próximo año, para el mes de octubre, el Papa Benedicto XVI ha convocado a un Sínodo, en donde los obispos tienen que proponer una fórmula para que los católicos y los no católicos puedan encontrarse en un punto intermedio para entablar un diálogo cordial y sincero.

Nos dice que la preocupación de los no católicos es vaga y sin fundamentos. Que si el

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aborto, que si la contracepción, que si existe el infierno… Los católicos, nos dice, deberían estar preocupados por anunciar a Cristo vivo, en vez de enredarse en temas que sí son importantes, pero no centrales. Y es que seguramente es más difícil expresarse en cómo Dios actúa en mi vida, que repetir el por qué ciertas cosas son prohibidas. Pero esto es particularmente difícil cuando no hay verdadero convencimiento de parte del cristiano.

En vez de centrarnos en los “no”, hay que centrarnos en los “sí”. Eso es lo que hay que anunciar. Dios sí me hace libre, Dios sí me ayuda en mis relaciones de pareja, Dios sí me sostiene en mis dificultades.

El obispo se despide y todos quieren fotos con él. ¡Qué bien le haría a la Iglesia tener más Copríncipes dentro de sus elegidos!

19 de agosto de 2011. ¿Qué hacen estos jóvenes aquí?

Al caminar por las calles de Madrid, en este tercer día de la Jornada Mundial de la Ju-ventud, me llama la atención las caras de cansancio que puedo notar en algunos peregri-nos. Pero no por eso, esos jóvenes dejan de sonreír o de cantar. En forma general, el madri-leño nos ha recibido de manera cordial, aunque hay uno que otro que sienta que le hemos invadido su espacio. Espacio en el metro, en los trenes, en los buses, en los restaurantes y en las calles al cruzar una avenida.

“¿Por qué y para qué han venido esta multitud de jóvenes a Madrid?” preguntó Bene-dicto XVI en el aeropuerto de Barajas. Claro que era una pregunta retórica, pero esa frase llena de humor es una prueba de la calidad del sucesor de Pedro que tenemos. Benedicto XVI es un hombre alegre y lleno de vida, y a sus 84 años tiene la valentía de hablar un len-guaje jovial, franco y distendido.

Él ha venido a llamarnos a entablar una relación con Cristo, y según sus palabras a un encuentro con los que creen, con los que dudan y con los que no creen también.

Tenemos que llegar a Plaza Cibeles caminando, porque el metro ha entrado en paro. Los jóvenes no se acobardan por esta noticia y se los ve en fila, para no perderse, tomados de la mano para que ninguno se quede atrás, llevando banderas en alto para distinguirse, y todos, absolutamente todos, contentos por la llegada del Santo Padre.

Son las dos de la tarde y el Santo Padre tiene programado su encuentro a las siete de la noche. La Plaza de Cibeles está ya animada, hay pantallas gigantes en puntos estratégicos. Tomamos posesión de un pedazo de acera y nos sentamos a esperar. Durante la espera se escuchan vivas y frases como: “ésta es la juventud del Papa”, que surgen espontáneamen-te de los presentes entre aplausos y gritos.

Cuando por fin llega el papamóvil la emoción es enorme, la gente grita y agita sus ma-nos para saludarlo. Él también agita su mano y su cara refleja satisfacción al continuar esta empresa que inició Juan Pablo II.

Benedicto XVI nos recuerda que “es bueno buscar siempre. Buscar sobre todo la Ver-dad que no es una idea, una ideología o un eslogan, sino una Persona, Cristo, Dios mismo que ha venido entre los hombres”.

Desde la pantalla observamos cómo recibe los regalos que unos jóvenes han traído, y toda Latinoamérica presente grita cuando nuestro representante le ofrece un sombrero montubio y él con alegría se lo pone en su cabeza.

Así llega Benedicto XVI, y su alegría ha recargado las energías de todos. Salimos como llegamos, caminando, pero sin cansancio y llenos de una renovada fuerza de conquistar al mundo para Gloria de Dios.

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20 de agosto de 2011. Bendiciones que caen como gotas de lluvia

Cuatro Vientos, el aeródromo de Madrid, está a reventar. Según se calcula, hay millón y medio de jóvenes peregrinos que han venido a la vigilia con Benedicto XVI. El clima al pare-cer se ha de portar condescendiente con nosotros, porque el sol no está tan fuerte como otros días.

Pero en cuanto encontramos un lugar para ubicarnos y poder escuchar la ceremonia, el viento comienza a soplar fuertemente y a los pocos minutos comienza a caer una leve llo-vizna.

Las puertas del recinto se habían cerrado por seguridad, y apenas se abren, la masa humana se acelera a entrar. La llovizna se convierte en tormenta por unos minutos y todos corremos, pero Benedicto nos anima, y como líneas fuera del guión preparado nos dice: “Nuestra fuerza es mayor que la lluvia, gracias. El Señor con la lluvia nos manda muchas bendiciones. Sois un ejemplo”.

Los peregrinos realizamos junto con el Santo Padre la Adoración al Santísimo, y luego de ésta nos dice adiós: “Queridos jóvenes hemos vivido una aventura juntos. Han resistido firmes en la lluvia. Antes de irme quiero despedirme de todos. Gracias por el sacrificio que estáis haciendo y que seguro ofreceréis al Señor”.

Él se va, pero nosotros nos quedamos y poco a poco los peregrinos abren su sleeping bags para descansar. Es impresionante el mar de gente que se alcanza a observar. Mien-tras unos ya duermen, grupos de peregrinos al son de tambores y guitarras entonan can-ciones tan variadas como el waka waka y danza kaduro. La gente se anima y todos cantan al unísono.

Nuestro Papa ha convocado más peregrinos de los que un día pensó Juan Pablo II, uno de los patrones de la Jornada Mundial de la Juventud y creador de estos encuentros. A pe-sar de la cantidad de jóvenes congregados en estos días, no creo haberme topado con borrachos o drogadictos. La juerga es sana y en un relativo orden.

El Santísimo está expuesto en diferentes sitios, así que nos turnamos para ir a adorarle. Poco a poco los sonidos disminuyen y los paseos de personas entre sectores también. Una media luna nos vigila desde el cielo mientras nosotros descansamos hasta el día siguiente en que recibiremos por última vez a Benedicto, para nuestra misa dominical.

21 de agosto de 2011. No se puede seguir a Cristo en solitario

Amanece en Cuatro Vientos. Las personas se van levantando poco a poco y a su ritmo van arreglándose y desayunando algo del kit de alimentos que recibimos el día anterior. Ésta será la última reunión del Papa con los jóvenes.

A las siete de la mañana las pantallas se prenden junto con los parlantes y la voz de los presentadores despierta a los que todavía no lo han hecho. Los organizadores no espera-ban tantos peregrinos, pero según cifras que alcanzo a revisar en las redes sociales se habla de dos millones de personas.

Por las pantallas vemos llegar a Benedicto XVI y pasearse en su papamóvil entre la mul-titud, saludando y recibiendo muestras de cariño. Una vez en el escenario, antes de co-menzar la Santa Eucaristía, nos saluda diciendo que esperaba que hayamos podido dormir un poco “pese a las inclemencias del tiempo”, y a su vez que hayamos podido visitar a Jesús Sacramentado en las capillas habilitadas para ese propósito.

Su mensaje central se podría resumir en esta frase que dijo en la homilía: “Quien cede a la tentación de ir por su cuenta o de vivir la fe según la mentalidad individualista, que predomina en la sociedad, corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo, o de acabar

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siguiendo una imagen falsa de Él”. Y es que, como el Santo Padre bien lo expresó: “no se puede seguir a Cristo en solitario”.

Animó a los jóvenes a participar activamente y con alegría en los movimientos y parro-quias, a la comunión dominical y al continuo acercamiento al sacramento del perdón. Lue-go, nos recordó que rezaba continuamente por nosotros encomendándonos a la Virgen María, pero también pedía que rezáramos por él, para continuar la obra que Jesús enco-mendó a Pedro.

Aunque ya el Vaticano había comunicado que la próxima Jornada Mundial de la Juven-tud sería en Río de Janeiro, la emoción para los latinoamericanos y sobre todo para los brasileros fue grande cuando Benedicto XVI lo volvió a repetir. En el escenario, los jóvenes de España hacían la entrega oficial de la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud a los jóvenes de Brasil.

Con la bendición final de Benedicto XVI, que fue extensiva para las familias de los pre-sentes, se terminaba ya este recorrido que ha sido de lo más reconfortante pese a todas las vicisitudes.

En orden, los grupos van marchando hacia la salida del aeródromo, hay que recorrer mucho camino a pie antes de descansar, pero la alegría en las caras es una prueba de que todo ha valido la pena. Fotos por ahí y promesas de encontrarse nuevamente en Brasil por allá, corazones reconfortados y almas con un nuevo espíritu. El balance que deja la Jorna-da es satisfactorio para todos.

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Unconditional love: the kindness of the Spanish people

Daniel Vu

Vietnam-Estados Unidos, 19 años

I had always struggled in finding God in my life, not knowing where He is. That was until I went to World Youth Day. World Youth Day Madrid will remain forever a highlight of my young adult years. It was a powerful and emotional experience that I can never find anyw-here else in this world, and ones that I will never forget.

I want to tell about the kindness of the Spanish people, I have never seen anything like this before my whole life, and I am not sure if I will ever see anything like this again. There's so many stories that I have about their generosity, but I can only tell two because the rest I would need to write a book about! Anyway…

The first story was when our group visited a little known village named Elorrio in nort-hern Spain, this was a day prior to the Opening Mass. We came there to honor a Vietname-se Martyr, who was from the village. We celebrated Mass at the Church where he was bu-ried, with some of the locals who welcomed us warmly. They offered to lead some of our group members around after Mass on a tour of their village, and as an added bonus, even cooked a traditional Spanish/Basque meal for lunch, at no cost. I'm pretty sure everybody in our group was amazed by this, for a little village, not known by many to the outside world, welcoming us foreigners in like we were just friends coming in for a visit. When we were leaving, they even gave us a bag of freshly baked bread for the rest of our journey (it was really good too).

The second story is a personal one, on the day JMJ ended I was walking back to my hotel, suffering from a nose bleed, badly dehydrated from the night before at the Vigil, and on the verge of passing out. Between my hotel and the metro station, was a bus stop. There

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were two elderly Spanish women that happen to be standing there, and I was just assuming that they were waiting for their bus to go to Mass, ignoring me as I would walk pass. Howe-ver, as I got closer to the bus stop, the two old women stopped me, asking in Spanish if I was alright. Unable to reply because I didn't speak Spanish, they took out some tissue, dabbing it with water they had in their purses, and cleaned off the blood that was caking to my face. They even touched my head, just to see if I had a fever, offering a water bottle to drink in the process. All a while, they continued asking me in Spanish if I really needed anymore assistance, to which I could not reply. Finally, they mimed that I should go back to where ever I was staying, but pointed to an apartment building, which I assumed was their home, and from a rough translation, meant that if I needed to eat or wash my clothes, I was welcome in their house. I almost broke down and cried right there. It was as if Angels came to save me when I thought all was hopeless. I thanked them for their generosity as I walked back to the hotel, feeling revived and energized.

The Spanish people have a kind of unconditional love that stands out in a unique man-ner. Whether it was welcoming a group to their home, paying for food when they didn't need to, or taking care of a stranger on the street, it was the love for the visitor that motivated them to do it. They were living out what Roman 12 9:10 says “Let love be genuine. Abhor what is evil; hold fast to what is good. Love one another with brotherly affection. Outdo one another in showing honor”. And because of this, I saw God through them.


Amor incondicional: la amabilidad de los españoles

Siempre batallé tratando de encontrar a Dios en mi vida, no sabiendo dónde se encon-traba. Toda esta batalla era antes de ir a la Jornada Mundial de la Juventud. La JMJ de Ma-drid permaneceerá por siempre entre lo más destacado de mi juventud. Fue una experien-cia fuerte y emocionante, que nunca podré encontrar en este mundo y que nunca olvidaré.

Quiero compartir la amabilidad de la gente española, algo que no he podido ver en ningún otro lugar en mi vida y no estoy seguro de poder volver a ver algo similar de nuevo. Son muchas las historias que podría compartir sobre la generosidad de esta cultura, pero voy a compartir solamente dos: el resto lo tengo que reservar para escribir un libro. Como sea…

La primera historia sucedió cuando mi grupo visitó una pequeña localidad llamada Elo-rrio, en el noreste de España. Esto era un día antes de la Misa de apertura. Habíamos ve-nido hasta este sitio para venerar a un mártir vietnamita que provenía de esta localidad. Celebramos la Misa en la iglesia donde fue sepultado, junto a algunos de los vecinos, que nos habían dado una bienvenida calurosa. Después de la Misa se ofrecieron a darnos una visita guiada por los alrededores. Y esto no es todo: cocinaron para nosotros un plato tradi-cional vasco sin costo alguno. Estoy seguro de que todas y cada una de las personas de mi grupo estaban sorprendidas por este gesto de una localidad apenas conocida en el resto del mundo: acoger forasteros como nosotros como si fuéramos amigos que veníamos de visita. Al momento de partir nos dieron pan fresco recién horneado para el resto de nuestro viaje (era buenísimo también).

La segunda historia es personal. En el día en que la JMJ terminaba, estaba caminando de regreso a mi hotel, sufriendo un flujo de sangre, totalmente deshidratado por la noche anterior en la Vigilia, y a punto de desmayarme. Entre mi hotel y la estación de metro había

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una parada de autobús. Dos señoras ancianas estaban en la parada. Asumí que estaban esperando el autobús para ir a Misa, y yo pasaría desapercibido. Sin embargo, mientras me acercaba a la parada, las dos señoras se acercaron y me preguntaron en español si me encontraba bien. Incapaz de responder porque no hablaba español, sacaron un pañuelo y lo empaparon con el agua que llevaban en sus bolsos y limpiaron toda la sangre que tenía en mi rostro. Incluso me tocaron la frente, para verificar si tenía fiebre, ofreciéndome una botella de agua. Mientras tanto, continuaban preguntándome en español si necesitaba asistencia adicional, a lo cual no podía responder. Finalmente, a través de gestos me hicie-ron saber que debía de regresar al sitio donde me estaba hospedando, pero señalaron un edificio de apartamentos, lo cual supuse que era la casa de ellas, y por una difícil traduc-ción me dieron a entender que si necesitaba comer o lavar mi ropa, era bienvenido en sus hogares. Casi me puse a llorar allí mismo. Era como si unos Ángeles hubieran venido a sal-varme, cuando pensaba que no tenía esperanza. Les agradecí su generosidad mientras me dirigí a mi hotel, sintiéndome revivido y con energías.

La gente española tiene un amor incondicional que sobresale de manera única. Sea acogiendo a un grupo en sus casas; sea pagando las comidas, cuando no tenían que hacerlo; o cuidando de un desconocido por las calles. Era el amor por la persona que les visitaba lo que les motivaba a actuar de tal forma. Ellos estaban viviendo en carne propia lo que dice la carta a los Romanos, 12, 9-10: “Que el Amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. Amaos los unos a los otros con amor fraternal. Superarse los unos a los otros mostrando honor”. Y en todo esto, pude ver a Dios a través de ellos.

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EPÍLOGO

Muchos de los testimonios que acabas de leer coinciden en que, tras la JMJ, sus auto-res han retomado su vida cristiana con más fuerza y luchan por mantenerse fieles al men-saje de esperanza que han escuchado y, sobre todo, vivido.

Algunos han encontrado su propia vocación a la vida religiosa, al sacerdocio o al matri-monio. Y casi todos ponen ahora sus miras en Brasil para el próximo mes de julio 2013. Dice Yirela Delgado: “pues esto no termina aquí, la JMJ continúa, en nuestra casa, en el trabajo, en la universidad, en el lugar donde estemos, la misión nos espera a cada uno: evangelizar, ayudar a muchos jóvenes en el encuentro con Dios, y ¿por qué no decirlo?, el de ir ya preparándonos desde ahora para la JMJ 2013. ¡Río de Janeiro nos espera!”

Cuenta Tatiana Reyes: “somos el presente, y la juventud de ahora necesita jóvenes san-tos, cimentados en verdades auténticas y amor radical, fuertes ante la tentación y sobre todo FIRMES EN LA FE… Ahora en mi diócesis de Chiclayo, en mi parroquia San Juan María Vianney, se está animando a todos los jóvenes de grupos y movimientos para su prepara-ción y posible participación en la JMJ Brasil 2013”.

Y Andrea Quezada: “La JMJ de Madrid marcó mi vida, espero poder llevar este mensaje a otros jóvenes del mundo ya que la JMJ Río 2013 nos espera”.

¿Y qué dice Benedicto XVI en su Mensaje para la JMJ de Río de Janeiro a los jóvenes del mundo?

En primer lugar, que “el progreso técnico nos ha ofrecido posibilidades inauditas de in-teracción entre los hombres, pero que la globalización sólo será positiva y hará crecer el mundo en humanidad si se basa en el amor, que es la única realidad de colmar el corazón de cada uno y de unir a las personas”.

En segundo lugar, que no olvidemos nunca “que formamos parte de una enorme cade-na de hombres y mujeres que nos han transmitido la verdad de la fe y que cuentan con nosotros para que otros la reciban”. Así Benedicto XVI da las gracias a los misioneros y a los sacerdotes, y también a los estudiantes, a los que trabajan en la educación, la sanidad, la empresa, la política y la economía. Y anima a los jóvenes a vivir el compromiso misione-ro, a través de Internet o con razón de la movilidad geográfica.

Por último, nos anima a leer el YouCat para “conocer la fe de forma tan precisa como un especialista en informática conoce el sistema operativo de un ordenador” y así poder asumir “los retos de este tiempo con fuerza y decisión”.

Como dice el título de este libro, es ahora el tiempo de los valientes. Lo que tú y yo no hagamos en nuestros ambientes, no lo puede hacer nadie: somos los brazos del Sembra-dor. ¡El Santo Padre nos espera en Brasil para confirmar nuestra llamada de apóstoles, y para enviarnos en nombre de Cristo a hacer discípulos a todos los pueblos de la tierra!

“Até Rio 2013, se Deus quiser!!!”

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APÉNDICE FOTOGRÁFICO

Dependiendo del lector o aplicación que esté utilizando, podrá ampliar las fotos del modo habitual. Generalmente, con un doble toque sobre la fotografía.

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Días previos en las Diocésis. Ana Muñoz con grupo de costarricenses el día de acogida en Segovia.

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Días previos en las Diocésis. Ana Muñoz con los chicos de la parroquia de acogida en Riaza, Segovia.

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“Venimos a Madrid a continuar este encuentro que creó Juan Pablo II. Ahora él nos sa-luda desde el cielo”, nos dijo Piotr (de Lublin, Polonia). Foto: Ismael Martínez Sánchez.

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Días previos en las Diócesis. Andrea Quezada en Cádiz. Antiguos rituales mayas de Gua-temala.

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Días previos en las Diócesis. She Nadugo en Guadalajara participando en juegos.

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Días previos en las Diócesis. She Nadugo con su familia de acogida en Guadalajara.

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Días previos en las Diócesis-Kuh Belarmino con peregrinos en Cáceres.

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Peregrinos alojados en el Colegio Las Tablas de Madrid descansan en un rato libre. Fo-to: Ismael Martínez Sánchez.

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Antes de la misa de bienvenida (Plaza de Cibeles). Foto: Ana Belart.

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Antes de la misa de bienvenida (Plaza de Cibeles). Foto: Ana Belart.

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Expectantes ante la llegada del Santo Padre. Foto: Katarzyna Majszczyk.

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Dos miembros de la orquesta, durante la Misa inaugural de la JMJ en Cibeles. Foto: Is-mael Martínez Sánchez.

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Misa de inauguración en la Plaza de Cibeles. Foto: Katarzyna Majsczyk.

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Peregrinos colombianos en la Catequesis, en la parroquia de San Nicolás, en Atocha, donde escuchan una explicación sobre arte sacro. Foto: Ismael Martínez Sánchez.

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Actos culturales. Foto: Katarzyna Majszczykjpg.

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Una joven contempla una de las obras expuestas en el Museo Thyssen-Bornemisza - “La fe es un encuentro personal con el Hijo de Dios en el camino de la fe” (Benedicto XVI).

Foto: Ismael Martínez Sánchez.

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En la Exposición de las Hermanas de la Caridad sobre la Madre Teresa de Calcuta. Tiempo para rezar. Tiempo para sembrar la paz. Foto: Ismael Martínez Sánchez.

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Siempre podemos empezar de cero. Uno de los 200 confesonarios de La Fiesta del Perdón, en el Parque del Retiro. Foto: Ismael Martínez Sánchez.

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La fiesta del perdón (Parque del Retiro). Foto: Ana Belart.

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Una joven peregrina de la JMJ reza en la Catedral de la Almudena. Foto: Ismael Martí-nez Sánchez.

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Alguna vez hay que correr para recuperar al grupo, como esta Hermana de la Caridad (Teresa de Calculta) por la Castellana de Madrid. Esta Hermana es de Polonia... y muy di-

vertida. Foto: Ismael Martínez Sánchez.

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Los jóvenes Guardias Suizos se divierten en una pausa de su 'trabajo'. Quieren que el Papa esté como en casa, por eso le han recibido en Barajas y hacen 'guardia' en la Nuncia-

tura. Foto: Ismael Martínez Sánchez.

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Benedicto XVI llega al Via Crucis. Foto: Luis Magan.

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Via Crucis 1. Foto: Katarzyna Majsczyk.

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Via Crucis 2. Foto: Hanna Grabowska.

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El Via Crucis llevó a las calles de Madrid valiosos tesoros del arte sacro y dio la oportu-nidad de captar composiciones bellísimas. Foto: Ismael Martínez Sánchez.

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La espera al Papa en el Instituto S. José, donde el Santo Padre visitó a los discapacita-dos y sus familias. Foto: Ana Belart.

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El metro de Madrid. Camino a Cuatro Vientos. Foto: Hanna Grabowska.

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Dos peregrinos disfrutan del agua que los bomberos repartieron en Cuatro Vientos pa-ra refrescar el ambiente. Foto: Ismael Martínez Sánchez.

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Sin palabras. Pidamos al Señor que dé abundantemente su paz a las tierras de Oriente Medio. Foto: Ismael Martínez Sánchez.

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Los enfermos están siempre presentes en el corazón de todos, y con un voluntario que les acompaña. Foto: Ismael Martínez Sánchez.

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Vigilia de Cuatro Vientos. Adoración del Santísimo Sacramento expuesto en la Custodia de Arfe, después de la tormenta. Foto: Hanna Grabowska.

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El Santo Padre en la Misa del envío. Foto: Hanna Grabowska.

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Sacerdotes en la Misa del envío. Foto: Hanna Grabowska.

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Autobús JMJ (2). Foto: Cristina Pascual Fernandez.

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Autobús JMJ (1). Foto: Cristina Pascual Fernández.

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Nos vemos en Río, en la próxima JMJ. Foto: Ismael Martínez Sánchez.

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CRÉDITOS

Copyright, 2013: María Brunet Álvarez de Sotomayor.

Fotografía de portada: Ismael Martínez Sánchez.

Fotografías del anexo: cedidas por Ana Muñoz; Andrea Quezada; Kuh Belarmino - She Nadugo;

Ismael Martínez Sánchez; y el archivo de la JMJ Madrid 2011.

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Tiempo de valientes - WordPress.com · 2013-04-04 · Tiempo de valientes HISTORIAS PERSONALES DE LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD MADRID 2011 Madrid, 16-21 de agosto 2011 Coordinadora