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Tierra Firme 93

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Revista de Historia y Ciencia Sociales

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  • 1TIERRA FIRME

  • TIERRA FIRME22

  • 3TIERRA FIRME

    revista de historia y ciencias sociales

    TIERRA

    FIRME93

    Tierra Firme. Caracas, Venezuela, Vol. XXIV, N 93, Enero-marzo, Ao 2006

    Doctor Julio Csar Salas, fallecido en Mrida el 15 de abril de 1993.Estudios Americanistas del Dr. Julio Csar Salas.

    Impreso por Cooperativa de Artes Grficas, Caracas, 1934.

  • TIERRA FIRME44

    TIERRA FIRME

    Revista de historia y

    ciencias sociales

    Los trabajos publicados en Tierra Firme aparecen reseados en:Social and Human Sciencies Documentation, Unesco, Pars;Clase, Departamento de Biblioteca Latinoamericana, Mxico;

    Word List of Ciencies Socials, Unesco, Francia; Sociological Abstracts,UCLA, Estados Unidos y Revista Interamericana de Bibliografa, O. E. A.,

    Washington, Estados Unidos.

    TIERRA FIRME. Revista trimestral arbitrada.

    Agradece el auspicio financiero delFondo Nacional de Ciencias,

    Tecnologa e Innovacin (FONACIT)y del Consejo Nacional de la Cultura

    (CONAC)

  • 5TIERRA FIRME

    TIERRA FIRME, Caracas, Venezuela, Vol. XXIV, N 93, Enero-marzo, Ao 2006

    SUMARIO

    Presentacin 5

    Salas escribe sobre Tolstoi. Entre ideologa y literatura 9

    Francisco Javier Prez

    Libertad poltica y libertad econmica: bases de la

    civilizacin moderna 19

    Catalina Banko

    Venezuela y lo indio, en pasado y presente... 29

    Rafael A. Strauss K.

    De la etnoescatologa a la etnognesis: notas sobre

    las nuevas identidades tnicas 37

    Antonio Prez

    Las calzadas o terraplenes prehispnicos de los llanos de

    Barinas en Etnografa de Venezuela 57

    Otilia Rosas Gonzlez

    La historia de la Tierra Firme: el reto del dato etnogrfico

    y arqueolgico 67

    Kay Tarble

    Una mirada a la historia, el progreso y el trabajo en el

    ideario de Julio C. Salas 79

    Marielena Mestas Prez

    Continuidad socio-cultural Caribe-Karia en Tierra Firme

    de Julio Csar Salas 93

    Horacio Biord

    Tesis de la Escuela de Historia, Universidad Central de Venezuela,

    1975-2006 103

    Rafael A. Strauss K.

  • TIERRA FIRME66

    TIERRA FIRME

    REVISTA DE HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES

    Caracas, VenezuelaFundada en 19831983 - 2006, Nmeros 1-93ISSN: 0798-2968Depsito Legal pp. 198302DF882

    TIERRA FIRME

    REVISTA DE HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES

    PUBLICACIN DE LA FUNDACIN TIERRA FIRME

    Av. El Cortijo, Quinta Vitalia N 79Los Rosales, CaracasTelfonos: 693.50.01 - 693.50.92Correo electrnico: [email protected] Postal 47.687Caracas, 1041-A, Venezuela

    Correo Areo

    Un ao, cuatro volmenes.

    Venezuela:

    Suscripcin normal: Bs. 20.000,00 Suscripcin de apoyo: Bs. 40.000,00Extranjero:

    Amrica Latina, USA, Europay otros Continentes: US $ 80,00

  • 7TIERRA FIRME

    PRESENTACIN

    Julio Csar Salas, en pasado y presente1

    Que rincn acadmico ms apropiado que

    esta excepcional revista venezolana para hacer

    un homenaje a Julio C. Salas! Algunos se

    preguntarn por qu, podemos contestarles,

    para comenzar, que uno de sus ms

    renombrados libros se titula tambin Tierra

    Firme (1908), como este espacio en el que

    hoy se dedica este nmero especial al estudio

    de la obra y el pensamiento de tan acucioso

    investigador, etnlogo y filsofo, quien naciera

    en Mrida (Venezuela) en el ao de 1870.

    Podramos decir de Salas que era, adems,

    abogado, profesor universitario, historiador,

    socilogo, lingista, etnohistoriador, en fin,

    mejor sigamos el ejemplo del profesor Mario

    Sanoja cuando nos dice que Salas fue

    fundamentalmente un cientfico social para

    quien el hondo conocimiento de las races

    histricas del pueblo venezolano, constitua el

    episteme fundamental de su reflexin poltica

    sobre la sociedad contempornea de nuestro

    pas (Sanoja, 1997: 7). Y, como ciudadano,

    tuvo una gran preocupacin por esa Venezuela

    sumida en la dictadura gomecista, en la miseria,

    el analfabetismo, en la barbarie, asumiendo

    tal posicin crtica ante aquello que muy pocos

    de sus contemporneos se hubiesen atrevido.

    Sus estudios los dirigi entonces, a la

    bsqueda de explicaciones y de soluciones a

    los problemas que se presentaban ante

    semejante escenario. Hoy da podemos ver

    todo esto plasmado en su basta obra, la

    publicada y la indita.

    Muchas dcadas pasaron luego, para que

    en el ao de 1996, casi 70 aos despus de su

    desaparicin fsica (1933), se constituyera la

    Fundacin Julio C. Salas impulsada por un

    nutrido grupo de personas, entre las que se

    encontraban investigadores de diversas reas,

    intelectuales, artistas, educadores y escritores,

    que consideraron necesario la divulgacin de

    la obra de Salas. A partir de entonces, se

    activaron varios frentes de difusin, como las

    reediciones y distribucin de sus libros, la

    apertura del premio a la investigacin sobre la

    obra de Salas, as como reuniones de

    investigadores citados en los coloquios para

    discutir y analizar su aporte. El primero de

    estos coloquios se realiz en la ciudad de

    Mrida, en 1997, gracias a los auspicios de la

  • TIERRA FIRME88

    Universidad de Los Andes, la Gobernacin

    del estado Mrida, la Biblioteca Tulio Febres

    Cordero y el CONAC .

    En Maracaibo, en 1999, se llev a cabo el

    segundo evento, contando esta vez con el

    respaldo de la Universidad Catlica Cecilio

    Acosta, la Direccin de Cultura del estado

    Zulia y el CONAC. El III coloquio se efectu

    en Caracas, en el ao 2001, en la Universidad

    Central de Venezuela en el marco del LXIII

    aniversario de la Facultad de Ciencias

    Econmicas y Sociales, con el apoyo del

    Ateneo de Caracas, el CONAC y el Archivo

    General de la Nacin.

    En aquella oportunidad, los privilegiados

    oyentes pudimos disfrutar de las interven-

    ciones y discusiones de altura de Esteban

    Emilio Mosonyi, Adelina Rodrguez Mirabal,

    Michel Mujica, Beatriz Bermdez, Tulio

    Hernndez, Catalina Banko, Antonio Tinoco,

    Kay Tarble, Rafael Strauss y Francisco Javier

    Prez, entre los ponentes. El evento fue

    propicio para abrir un nuevo espacio con la

    exhibicin del video de Beatriz Bermdez,

    Amazonas, territorio y derechos indgenas

    (1999).

    De entre aquellas ponencias presentadas,

    hoy se publican seis en la revista Tierra Firme.

    El lector encontrar que cada una aborda

    distintos temas y problemas en torno a la obra

    de Salas, sobre temas estudiados por l o sobre

    el personaje propiamente. A medida que vamos

    pasando las pginas de este volumen,

    encontramos nuevos elementos y problemas

    o nuevas miradas en los libros de Salas. A

    propsito, deberamos decir los libros

    publicados, ya que gran parte de su obra est

    an en los cajones, es decir, indita.

    Afortunadamente, contamos con el

    trabajo incansable de Francisco Javier Prez2,

    quien lleva ya varios aos estudiando la obra

    de Julio C. Salas y, en este volumen, nos revela

    una parte de ese material indito, con el texto

    Salas escribe sobre Tolstoi. Entre ideologa y

    literatura. Interesante verdaderamente

    porque, hasta lo que sabamos, Salas no se

    haba interesado por la literatura. Luego de

    ese abrebocas, nos topamos con la ponencia

    de Catalina Banko3. La historiadora hace un

    agudo anlisis de Civilizacin y Barbarie

    ([1919] 1998), donde el autor afirmaba que la

    base fundamental para el progreso y la

    modernizacin de la estructura productiva

    nacional estaba en la consideracin de la

    libertad econmica y poltica. Ledo as, sin

    fijarnos en la fecha de su publicacin y el

    contexto que se viva en la Venezuela

    gomecista, se podra pensar que es un

    planteamiento acorde con nuestro das.

    La vigencia de los anlisis, las hiptesis,

    los planteamientos, en general, de Salas, se

    ponen de manifiesto a lo largo de este nmero,

    como lo demuestra Rafael Strauss4 en su

    trabajo Venezuela y lo indio, en pasado y

    presente; ya slo con el ttulo, este etno-

    historiador nos enfila hacia uno de los temas

    de reflexin de Salas la percepcin de lo

    indio, como nos dice Strauss, para la

    conformacin de un proyecto de identidad

    nacional. A propsito de esto, seguimos con

    De la etnoescatologa a la etnognesis: notas

    sobre las nuevas identidades tnicas, ponencia

  • 9TIERRA FIRME

    de Antonio Prez5, abordando el tema de las

    viejas/nuevas identidades tnicas en su

    contexto temporal, para adentrarse en la

    resurreccin de pueblos indgenas que se crea

    extintos y la aparicin conexa de nuevos grupos

    que se autoidentifican como indgenas; en este

    sentido, pasa a discutir sobre los casos

    venezolanos como la etnognesis de los

    timoto-cuicas y los chaima.

    El trabajo que contina es Las Calzadas

    o terraplenes prehispnicos de los Llanos de

    Barinas en Etnografa de Venezuela, escrito

    por esta servidora, Otilia Rosas Gonzlez6.

    En ese importante libro, escrito por Salas en

    1921, pero que sali a la luz pblica en 1956,

    el investigador analiz algunos de los

    problemas antropolgicos y arqueolgicos

    dominantes en su tiempo, llegando a conclu-

    siones o lanzando algunas hiptesis que

    derrumbaban las de otros eminentes investi-

    gadores contemporneos o anteriores a l. Gran

    parte de los datos que utiliz provenan de

    fuentes etnohistricas, las cuales, l mismo

    aconsejaba no deban tomarse al pie de la letra

    o ciegamente, si no, que deban cotejarse con

    otras, e insisti en la importancia de la

    utilizacin de otro tipo de fuentes comple-

    mentarias. Uno de los temas que trat Salas

    en Etnografa de Venezuela fue el de las

    Calzadas y los cerritos de los indios que se

    encuentran en los Llanos venezolanos. Las

    conclusiones a las que el autor lleg nos dejan

    sorprendidos por la precisin de sus

    aseveraciones o las coincidencias que hallamos

    con las resultados de muchas investigaciones

    llevadas a cabo en la actualidad.

    Y precisamente acerca de la relevancia de

    la evidencia documental y la artefactual en la

    comprensin de los procesos histricos,

    escribi Kay Tarble7, con su ponencia La

    Historia de la Tierra Firme: el reto del dato

    etnogrfico y arqueolgico, con el cual se cierra

    el presente volumen. De manera concisa,

    Tarble va analizando y discutiendo la

    importancia del dato etnogrfico, etnohistrico

    y arqueolgico, como Salas lo plante en su

    obra Tierra Firme (1908), as como la

    necesidad de cotejar las diferentes fuentes

    histricas. A partir de aqu, encuentra que es

    un reto para el investigador, el integrar

    exitosamente las fuentes de ndole diversa

    como la tradicin oral, el mapa, artefactos

    arqueolgicos y documentos escritos; Tarble

    ilustra su exposicin tomando ejemplos de su

    propia investigacin que ha desarrollado en el

    Orinoco medio.

    El cierre de esta entrega lo dejamos a

    Mara Elena Mestas Prez y a Horacio Biord,

    que tratan temas vinculados con las ideas de

    historia, progreso y trabajo, y con la

    continuidad sociocultural Caribe-Karia en

    Tierra Firme, respectivamente.

    Para finalizar estas lneas, ya no queda

    ms que invitar a todo aquel que no est

    familiarizado con la obra de Julio C. Salas, a

    que se nos una leyendo crticamente los

    trabajos presentados en Tierra Firme, as como

    ir, luego, a la fuente primaria, a los libros de

    este agudo, inteligente y sensible merideo,

    ejemplo de civismo, sabidura y virtud7.

    Otilia Rosas Gonzlez

  • TIERRA FIRME1010

    NOTAS

    1 Investigador y docente de la Universidad CatlicaAndrs Bello; Individuo de Nmero de la Academia dela Lengua.

    2 Investigadora y docente de la Escuela de Economa dela Universidad Central de Venezuela.

    3 Director de la Escuela de Historia de UniversidadCentral de Venezuela.

    4 Investigador de la Fundacin Kuramai, en Espaa.

    5 Investigadora y docente del Departamento de CienciasSociales de la Universidad Simn Bolvar.

    6 Investigadora y docente de la Escuela de Antropologade la Universidad Central de Venezuela.

    7 Briceo Ferrigni, 1997: 10.

    REFERENCIAS CITADAS

    Briceo, G. (1997). Julio Csar Salas, bosquejode un olvido. En: Julio C. Salas:Etnografa de Venezuela. (EstadosMrida, Trujillo y Tchira). LosAborgenes de la cordillera de losAndes. Mrida, Universidad de Los AndesAcademia de Mrida, 5-10.

    Salas, J. (1997). Etnografa de Venezuela.(Estados Mrida, Trujillo y Tchira).Los Aborgenes de la cordillera de losAndes. Mrida, Universidad de Los AndesAcademia de Mrida.

    Salas, J. (1997b). Tierra Firme. Venezuela yColombia. Etnologa e Historia.Caracas, Fundacin Julio C. Salas.

    Salas, J. (1998). Civilizacin y Barbarie.Estudios sociolgicos americanos.Caracas, Fundacin Julio C. Salas.

    Sanoja, M. (1997). Prlogo. En: Julio C. Salas:Tierra Firme. Venezuela y Colombia.Etnologa e Historia. Caracas, FundacinJulio C. Salas CONAC.

    Video:

    Amazonas, territorio y derechos indgenas(1999). Coordinacin y post-produccinpor Beatriz Bermdez y Virginia Rojas;Guin de Daro Moreno; auspiciado por laOficina de Derechos Humanos del VicariatoApostlico de Puerto Ayacucho, estadoAmazonas.

  • 11TIERRA FIRME

    Salas escribe sobre Tolstoi.Entre ideologa y literatura

    FRANCISCO JAVIER PREZUNIVERSIDAD CATLICA ANDRS BELLO

    Tierra Firme. Caracas - Venezuela

    N 93, Ao 24 - Vol. XXIV, pp. 9-17, 2006

    RESUMEN: En contadas ocasiones Julio Csar Salas (1870-1933) se ocup de literatura.Concentrado en sus estudios etnohistricos, sociolgicos y lingsticos y disciplinadamenteesclavo de sus metas cientficas, no pudo satisfacer, sino accidentalmente, otros intereses quea su prodigiosa personalidad e intelecto llamaban, aunque con sones dbiles o distantes. El sentidode este estudio, en vista de las anteriores circunstancias, ser enfocar la mirada sobre un aspectotan borroso en la obra y mentalidad de este hombre de estudio. Siempre movindonos en las aguasliterarias de la produccin perifrica en Salas, ocupan captulo muy productivo el de sucorrespondencia personal. Aunque no se referencia ninguna carta propiamente escrita a un creadorliterario, se encuentran, sin embargo, muchas a escritores cientficos, historiadores y hombresde letras en general. La nmina venezolana de estos corresponsales resulta notabilsima:Caracciolo Parra, Amlcar Fonseca, Jos E. Machado, Emilio Constantino Guerrero, LisandroAlvarado, Amrico Briceo Valero, Pedro Manuel Arcaya, Vctor Manuel Ovalles, ManuelLandaeta Rosales y, entre otros, Bartolom Tavera Acosta.

    PALABRAS CLAVE: Salas, Literatura, Etnohistoria, Venezuela.

    Fueron muy escasas las

    oportunidades en que Julio

    Csar Salas (1870-1933) se

    ocup de literatura.

    Concentrado en sus

    estudios etnohistricos, sociolgicos y

    lingsticos y disciplinadamente esclavo de sus

    metas cientficas, no pudo satisfacer, sino

    accidentalmente, otros intereses que a su

    prodigiosa personalidad e intelecto llamaban,

    aunque con sones dbiles o distantes. Es as

    como, apenas, podemos hoy proponer la

    consideracin de unas pocas piezas dedicadas

    a materias literarias y de unos pocos episodios

    que transitan tenuemente los universos de la

    ficcin, la creacin literaria o la crtica. El sentido

    de este estudio, en vista de las anteriores

    circunstancias, ser enfocar la mirada sobre un

  • TIERRA FIRME1212

    aspecto tan borroso en la obra y mentalidad de

    este hombre de estudio.

    Ciertamente, unos pocos ttulos en esta

    direccin aparecen reseados en el catlogo de

    sus obras inditas. La primera consideracin,

    es que para Salas el texto literario constituye,

    en su mirada de cientfico, una fuente para el

    estudio histrico, sociolgico o lingstico. En

    sus obras nos tropezamos con referencias a

    muchos libros de la literatura clsica espaola

    que le proveen de riqusimos materiales para

    sus trabajos lingsticos. Sus intenciones sobre

    el particular se renen en un estudio indito

    que dedica al Arcipreste de Hita: Arcasmos

    del siglo XIV. Notas tomadas del Libro del Buen

    Amor del Arcipreste de Hita (Carpeta 45, N

    170). Lo componen dieciocho folios

    manuscritos encontrados entre sus papeles

    pstumos.

    En otro orden de reflexin, Salas emprende

    con la parquedad anotada, algunos trabajos de

    crtica literaria. El catlogo de su obra indita

    nos ofrece, al menos, dos referencias de mencin

    especial. Se trata, la primera, de un estudio

    sobre el novelista canario Prez Galds: Letras

    espaolas. Don Benito Prez Galds (Carpeta

    45, N 174); mientras que la segunda se dedica

    a ofrecer el Perfil de Doa Emilia Pardo Bazn

    (Carpeta 56, N 230)1, la ms esclarecida

    escritora de las letras espaolas del siglo XIX,

    admirada y repudiada. Si nos fijamos con

    atencin, veremos que la escogencia de estos

    autores no es casual, sino, como veremos un

    poco ms adelante, responde a un intencionado

    inters de Salas por acercarse a los escritores

    de su tiempo, escritores del realismo literario,

    que le permitan entender los procesos de

    desigualdad que, desde el universo de la ficcin,

    parecan ordenarse con ms claridad en la tarea

    de auscultar a las sociedades burguesas del siglo

    XIX.

    Por ltimo, en este orden descendente de

    consideracin, el catlogo de sus trabajos

    inditos nos informa sobre la existencia de

    escasas piezas de creacin literaria. Seran, al

    menos, dos textos poticos los que se con-

    signan: 1) Alma indiana (Carpeta 45, N 171),

    un folio mecanografiado, fechado en 1918; y 2)

    Silva Indo-Hispnica (Carpeta 45, N 173),

    tres folios mecanografiados, sin fecha.

    Asimismo, pequeas narraciones y textos de

    estirpe tradicionalista (mitos y leyendas),

    completan el cuadro de los escritos literarios

    de Salas (vase carpetas 56 y 57). En su

    mayora, estos textos estaban destinados a

    formar parte de una obra que Salas

    elocuentemente titulara: Tiempo perdido,

    reunin de sus propuestas literarias, diarios y

    memorias.

    Siempre movindonos en las aguas

    literarias de la produccin perifrica en Salas,

    ocupan captulo muy productivo el de su

    correspondencia personal. Aunque no se

    referencia ninguna carta propiamente escrita a

    un creador literario, se encuentran, sin embargo,

    muchas a escritores cientficos, historiadores

    y hombres de letras en general. La nmina

    venezolana de estos corresponsales resulta

    notabilsima: Caracciolo Parra, Amlcar

    Fonseca, Jos E. Machado, Emilio Constantino

    Guerrero, Lisandro Alvarado, Amrico Briceo

    Valero, Pedro Manuel Arcaya, Vctor Manuel

  • 13TIERRA FIRME

    Concentrado en sus estudios

    etnohistricos, sociolgicos y

    lingsticos, y

    disciplinadamente esclavo de

    sus metas cientficas, Julio

    Csar Salas no pudo satisfacer,

    sino accidentalmente, otros

    intereses...

    Ovalles, Manuel Landaeta Rosales y, entre

    otros, Bartolom Tavera Acosta.

    Es en este marco de referencias y de

    intereses entremezclados, en donde lo litera-

    rio es fuente etnogrfica, en unos casos, y en

    otros, objeto central del trabajo de creacin, es

    donde queremos colocar el

    artculo que Salas

    escribe sobre Len

    Tolstoi. Lo titula:

    Len Tolstoy y sus

    obras y con l da

    comienzo al nmero

    cuatro de su revista

    De Re Indica, ltimo

    de los publicados,

    correspondiente a

    junio de 1919, cum-

    plidos apenas, nueve

    aos de la muerte del escritor ruso. Otra

    conexin cronolgica que no puede pasarse

    por alto, en vista de las ideas que est

    proponiendo para su discusin, es que el texto

    de Salas se publica, en pleno furor de los

    hechos, a escasos dos aos de la Revolucin

    Bolchevique de 1917 y, exactamente, a uno del

    asesinato del Zar Nicols y de toda la Familia

    Real, ocurrida en julio de 1918.

    El texto de Salas quiere poner en circulacin

    un ramillete de planteamientos en torno a la

    justicia social, al problema de las desigualdades,

    a la posesin latifundista de la tierra y al ejercicio

    de una religiosidad bondadosa y honesta,

    resultado de un verdadero misticismo y de un

    cristianismo autntico. La escogencia recae en

    Tolstoi, entonces, ms por razones ideolgicas

    y por la posibilidad de entenderlo como

    paradigmtico en este crisol de direcciones que,

    claro est, por la admiracin esttica que su

    obra sea capaz de generar.

    Es posible sentir en este escrito un aroma

    aprobatorio de los fundamentos de las ideologas

    emergentes en el panorama mundial despus

    de la Revolucin Rusa, de

    las que el clebre nove-

    lista fue un adelantado

    por su capacidad de

    reflejar las profundas

    contradicciones que las

    motivaron:Sin que dejemos decondenar los excesos delos revolucionarios rusos,que la tea incendiaria yla metralla derribaron lams grande autocracia

    moderna, es necesario considerar que lasturbas bolshevikis representan las msradicales teoras polticas, que jams hayansido proclamadas ante la faz del mundodespus de Cristo, Budha y Confucio; largay dolorosa gestacin en la mente de unpueblo de las ideas de Tolstoy y de Gorki,filsofos que hacen pensar profundamenteen lo mentiroso de la evolucin social o delprogreso, cuando no se basa en las eternasleyes de la justicia y del amor, que debenprivar en las relaciones de los hombres yque son la nica fuente de la felicidadhumana (Salas 1919: 105).

    Todo el alegato argumental de Salas va a

    descansar sobre el ideal socialista y utpico de

    la igualdad entre los hombres. Anhela un tiempo

    privilegiado, una edad de oro, que debe llegar

    para que la Humanidad alcance su definitivo

    equilibrio de justicia, de oportunidades y de

    reparto de las cuotas de felicidad. Arremete en

  • TIERRA FIRME1414

    contra de la ms grfica de las desigualdades: la

    del reparto de la tierra. Para explicarnos su

    pensamiento construye, como uno de sus

    hbitos de estudioso, a la metfora. Dir que

    los desequilibrios en la reparticiones de la tierra

    cultivable sera equivalente a que unos pocos

    fueran los poseedores del aire, del agua o del

    sol y que, como tales, administrarn estos

    dones divinos:Si algo irrazonable existe en la historia dela humanidad es que un hombre estfacultado por las leyes para poseer mstierras de las que puede cultivar, pues siendocomo son limitados los terrenos cultivablesproductores de frutos y alimentosimprescindibles para la vida humana,como el aire, el agua y el sol, que encantidad ilimitada y gratuita estn a ladisposicin del hombre, resulta por esacausa monstruoso, no slo el acapa-ramiento excesivo del suelo cultivable, sinohasta la misma propiedad exclusiva de latierra, aunque sea limitada (Salas 1919:106).

    Estas ideas que lo constituyen, en un

    sentido, en un abanderado venezolano de una

    ideologa de la igualdad, en otro, hace de Salas

    un reformador al que todo reaccionario al

    progreso de las sociedades debe oponerse.

    Pronunciadas en la Venezuela agrarista,

    latifundista y gendarmenecesarista de

    comienzos del siglo XX, deben haber tronado

    como invectivas en muchos odos desacos-

    tumbrados a estos discursos. Viniendo, adems,

    de un cultor de la tierra, y en cierta medida

    parte de la estirpe, como era Salas, deben haber

    sido tomadas con un recelo que promediaba la

    intranquilidad. Era, por qu dudarlo, un

    enfrentamiento con el poder y con el orden

    establecido.

    Aunque en otro cuadro de referencias, las

    palabras de Tolstoi tambin hicieron mella en

    los odos acostumbrados a perpetuas sorderas

    en la Rusia de finales del siglo XIX. La figura

    del escritor ruso le permite trasladar la

    observacin de la propia realidad en la

    observacin del otro. Asimismo, reflejar en el

    anlisis del otro la propia situacin que quiere

    recalcar y difundir, casi, propagandsticamente.

    Trabajo, libertad, igualdad, fraternidad,

    religiosidad y tolerancia son algunos de los

    ideales a ser alcanzados en las nuevas

    sociedades en la mentalidad progresista de

    Salas. Busca, entonces, estos marcadores

    ideolgicos en la produccin literaria de Tolstoi

    y, muy especialmente, en su actuacin pblica

    y en su liderazgo popular. No puede ser ms

    explcito, en esta materia:Cada libro de Tolstoy plantea y resuelve unproblema social [...] proclaman ladignidad y la libertad del hombre ycondenan junto con la servidumbre de lagleba la domesticidad asalariada. Ningnhombre puede servirse de sus semejantescomo bestia de carga, todos debemostrabajar para vivir (Salas 1919: 105-106).

    Admira en el escritor sus cualidades de

    pensador sobre los grandes problemas del

    hombre y su profundo conocimiento que

    manifiesta de l. Le llama, en especial, la atencin

    que Tolstoi conciba al hombre como un

    conjunto capaz de poseer junto a las virtudes

    ms aplaudibles, el ms sancionable de todos

    los vicios: el egosmo, razn y motor de todas

    las desigualdades e injusticias. Esta situacin

    de equilibrio potencia los criterios de Tolstoi y

    les imprime una vasta solidez, justamente, la

    que Salas requiere para hacer ver que no se

  • 15TIERRA FIRME

    trata de un anlisis fatalista de las culturas,

    sino de una gestin social para propiciar el

    intercambio del vicio por la virtud, en beneficio

    de la vida social:Bien dice el conde Len Tolstoy, que encada uno de los hombres existen dospersonalidades completamente distintas:una egosta que no es capaz de ver sino supropia conveniencia, otra desinteresada,altruista, capaz de realizar los mayoressacrificios y de practicar las ms sublimesvirtudes (Salas 1919: 105).

    Son cuatro los libros de Tolstoi que Salas

    escoge para sostener su anlisis a partir del

    escritor: La guerra y la paz, Sonata a Kreutzer,

    Resurreccin y Verdadera vida. Nos ofrece,

    de cada uno, una lectura sociolgica y social,

    ideolgica y de ideas. Respectivamente,

    representan la reflexin sobre el enfrentamiento

    con el poder, el repudio de los conven-

    cionalismos sociales, el debate entre la justicia

    y la sensualidad y, finalmente, el papel del

    ascetismo.

    1) Enfrentamiento con el poder: Bajo el

    secular despotismo ruso se enfrenta al

    poder Tolstoy en su libro La Guerra y la

    Paz y con tanto valor como el de los

    mrtires antiguos, confiesa la mentira de

    los dolos o convencionalismos, Autoridad

    Poltica y Autoridad Religiosa y no teme el

    destierro ni la excomunin, que fue

    pronunciado por el Santo Snodo ortodoxo

    de Rusia el cuatro de Abril de 1901, pues el

    autcrata moscovita tembl ante su vasallo

    al sentir que su imperio tambaleaba, por lo

    cual lo hizo calificar de falso profeta;

    diecisiete aos despus las balas

    bolskevikis destrozaron el pecho del

    descendiente de los Romanoff, pero como

    dice Tolstoy condenando desde ultratumba

    las modernas violencias: el mal no puede

    desarraigado por el mal, la fuerza es bien

    turbia fuente del derecho de los pueblos

    (Salas 1919: 107).

    2) Repudio de los convencionalismos: Sonata

    a Kreutzer, El Matrimonio y Resurreccin,

    prueban la deficiencia de las costumbres y

    leyes que en las sociedades modernas

    reglamentan las relaciones sexuales, y la

    ineptitud de su convencionalismo a los

    fines de asegurar la felicidad humana, y de

    establecer la igualdad de derechos y

    obligaciones que debera privar en la

    materia (Salas 1919: 106).

    3) Debate entre justicia y sensualidad: En

    Resurreccin, palpamos las vacilaciones y

    vicisitudes de una pobre alma sedienta de

    justicia y enferma de sensualismo (Salas

    1919: 106).

    4) Ascetismo2: Entre el ascetismo predicado

    por Tolstoy en su libro Verdadera Vida y

    el que el Padre Toms Kempis en la

    Imitacin de Cristo, en verdad que no se

    encuentra diferencia en cuanto a doctrina

    filosfica; ignoro si Kempis, como Tolstoy,

    siendo inmensamente rico reparti sus

    bienes entre los pobres y trabaj con sus

    manos para vivir, pues en esta materia ms

    elocuente es el ejemplo que la teora y

    desgraciadamente la humanidad se muestra

    rehacia a tomar la Cruz y seguir a Cristo.

    Me parece Tolstoy en su Confesin ms

    sincero que Rousseau y ms humano que

  • TIERRA FIRME1616

    San Agustn, pues sin intervencin

    milagrosa se presencia el desenvolvimiento

    natural de un alma sedienta de verdad y de

    justicia, y se explica el lector cmo se

    realiz en el escritor eslavo la

    transformacin que lo llev al ltimo

    peldao de la cristiana filosofa (Salas

    1919: 107).

    El primero en caer en cuenta del impor-

    tante papel que poda jugar la interpretacin

    que se hiciera de Tolstoi y sus obras como

    sustento y reflejo ideolgico fue Lenin. Escribe,

    un poco antes y un poco despus de la muerte

    del novelista, una serie de artculos3 para

    explicar la posicin que este autor ocupa como

    visionario de la revolucin, en especial, por su

    reflejo de las contradicciones que explicaron el

    proceso. Repasemos estos planteamientos

    para aproximarlos, hasta donde nos sea posible,

    a los del propio Salas.

    Lenin escribe seis ensayos que vienen a

    ser el mismo ensayo al canalizar los mismos

    tpicos de reflexin y al repetir, en algunos

    casos textualmente, las mismas formulaciones

    que pasan, idnticas, de uno a otro texto. El

    cuadro de ideas que ha sealado Lenin para

    Tolstoi permiten entenderlo como espejo de

    la Revolucin rusa, aunque no fuera capaz de

    entenderla en las implicaciones ideolgicas que

    Lenin quera que se entendiera. As, las

    contradicciones en el pensamiento de Tolstoi,

    su debate ideolgico interno, se que le lleva a

    abandonar sus tierras y a liberar a sus esclavos,

    a sublevarse ante el poder sin oposicin

    violenta y a erigirse, sin quererlo, en el

    portavoz de una religin social y campesina

    necesitada de un rostro y de una voz, hacen

    del escritor, a los ojos de Lenin, el mejor reflejo

    de la revolucin que protagonizaba. La faz

    esttica del escrito poco le importa, ms all

    de algn sealamiento sobre su genialidad y

    su catalogacin como artista. Una y otra vez,

    obsesivo, reafirmar estos planteamientos:

    Las contradicciones en las obras, en lasideas, en las teoras, en la escuela deTolsti, son verdaderamente flagrantes. Deun lado, es un artista genial, que no sloha producido lienzos incomparables de lavida rusa, sino obras de primer orden enla literatura mundial. De otro lado, es unterrateniente posedo de cristianofanatismo. De un lado, vemos en l unaprotesta extraordinariamente sincera,franca y fuerte contra la falsedad y lahipocresa sociales; de otro lado, es untolstoiano, es decir, ese baboso gastado ehistrico que se llama intelectual ruso yque se da golpes de pecho a la vista delpblico [...]. De un lado, una crticaimplacable de la explotacin capitalista,la denuncia de las brutalidades delgobierno, de esa comedia que son lajusticia y la administracin pblica, unanlisis de todas las profundas contradic-ciones entre el aumento de las riquezas ylas conquistas de la civilizacin y elaumento de la miseria, el embrutecimientoy las penalidades de las masas obreras;de otro lado, la prdica fantica del nooponerse por la violencia al mal. De unlado, el realismo ms lcido, que arrancatodas y cada una de las caretas; de otrolado, la prdica de una de las cosas msrepugnantes que existen bajo la capa delcielo, a saber: la religin; el afn de poner,en lugar de los popes por nombramientooficial, a popes por conviccin moral, es

  • 17TIERRA FIRME

    decir, el culto del clericalismo ms refinadoy, por ello, ms repugnante (Lenin 1979:104-105).

    En Salas, claro est, no encontramos una

    formulacin tan drstica y vehemente del

    asunto. Sin embargo, muchos de estos

    sealamientos pueden rastrearse, en especial,

    los que se refieren al autntico ascetismo de

    Tolstoi, que le permite compararlo en

    superioridad a los de Kempis, Rousseau y

    San Agustn, frente a la apariencia de una

    religiosidad babosa. Es en esta dimensin en

    la que debe ser visto el anticlericalismo de Salas,

    por lo general siempre mal entendido. Tambin,

    sin duda, los apoyos socialistas de su

    pensamiento, renovadores y revolucionarios,

    desde la paz y la respuesta no violenta al mal.

    Gravita, as, en Salas una categora a lo Tolstoi

    por el seguimiento de estas ideas que, l

    mismo, trata de sealar en su artculo4.

    La imagen final con que Salas quiere ver a

    Tolstoi es la del excomulgado. El hombre

    piadoso, repudiado por la religin. El

    bondadoso, castigado. El carismtico,

    rechazado por el poder. El generoso,

    incomprendido por la filantropa. El escritor,

    sealado por la literatura. El creador poltico,

    mal visto por la crtica. El santo, ridiculizado

    por sus babosos seguidores. El hombre

    revolucionario, incomprendido por los

    revolucionarios. El tolerante que ha sido

    excluido. Salas, compartiendo alguno de estos

    predicados y muchos de estos resultados con

    el propio Tolstoi, culminar con una

    invocacin a la fraternidad, clave para alcanzar

    la libertad, la justicia social y la felicidad. En

    otro sentido, resulta un rapto de cristianismo

    en boca de Salas:La ciencia, el arte, los progresos de lospueblos y la civilizacin con todos susconvencionalismos y oropeles, caenbatidas en brecha por el ariete poderosode la moral de Cristo, olvidada por lahumanidad y predicada al hombre denuestro siglo por el insigne ruso. Que lasnaciones deben reflexionar, pues marchanbajo los predicados de la fuerza interior yexterior a un abismo insondable, que lanica solucin para los ms arduosproblemas sociales es la prctica de lafraternidad: Amaos los unos a los otros,repite con Cristo. Ni siervos ni seores,es su divisa. Este fue el excomulgado LenTolstoy, quien siendo poderoso en riquezas,siervos, influencia y poder, rasg suspergaminos, dio libertad a sus esclavos,les reparti tierras y bienes y visti elcapote del trabajador o mujick ruso, paraganarse diariamente la vida con el sudorde su frente (Salas 1919: 107).

    Entre ideologa y literatura, la literatura

    es un pretexto para reflejar y manipular. Entre

    ideologa y literatura, puede hacerse decir al

    texto literario lo que no se propuso estti-

    camente decir. Entre ideologa y literatura, nos

    convencemos del poder del texto literario para

    decir lo que tiene que decir. Y es en ste tener

    que decir en donde se domicilia lo que la

    literatura tiene de expresin de la vida, de

    crtica a la intolerancia, de repudio a la falsedad,

    de construccin de la realidad por medio de la

    fbula, de grito doloroso para alcanzar la

    dignidad humana. Salas entendi gracias a

    Tolstoi el sentido social de la literatura y,

    tambin, que la esttica literaria no puede ser

    nunca un fin en s misma. Todo texto literario

    siempre es poltico, inevitablemente

    ideolgico.

  • TIERRA FIRME1818

    NOTAS

    1 El catlogo de la obra indita de Salas, elaborado en laSala Tulio Febres Cordero del Instituto AutnomoBiblioteca Nacional, en Mrida, consigna, en la carpeta57, nmero 253, otro escrito sobre la escritora espaola,posiblemente, otra versin del referido con la signaturasealada (carpeta 56, N 230), mtodo de trabajo muchasveces puesto en prctica por Salas. Lo ha titulado: EmilioPardo Bazn y lo fecha en noviembre de 1891.

    2 Fascinado por la autenticidad religiosa en Tolstoi, ya en1914, Salas estudia, en sus Lecciones de sociologa, susignificacin: El ideal religioso de la evolucin socialser sin duda la aceptacin general de los ms altosprincipios morales, o sean las virtudes ms elevadas quealgunas religiones proclaman, hasta pasar por obra delnatural progreso, de la perfeccin terica y de casosaislados, a la prctica vulgar y general de esas virtudes,conservadoras, antes que nada, del individuo y, porende, del agregado social. En esa cima evolutiva habrdesaparecido el convencionalismo y la explotacin, ylos hombres sern verdaderos hermanos en una patriauniversal sin fronteras ni desigualdades, sin tiranos delcuerpo ni del alma, los impostores de siempre, los que,segn Tolstoi, dieron y dan hoy al pueblo pan amasadocon la harina del convencionalismo, alimento incapazde ser digerido por la humanidad (Salas 1914: 54).

    3 Estos son sus ttulos: Len Tolstoi, espejo de laRevolucin rusa (1908), Len Tolstoi (1910), LenTolstoi y el movimiento obrero contemporneo (1910),Tolstoi y la lucha proletaria (1910), Hroes de laSalvedad (1910) y Len Tolstoi y su poca (1911)(Lenin 1979: 103-131).

    4 Sin pretender ver en Salas un adelantado del estudio dela teora del reflejo en la obra de Tolstoi, aspecto que noentendi o no se plante nunca, s me resultasignificativo el que repiense el sentido del Tolstoiescritor en su rol asctico y revolucionario, mucho antesde que lo hicieran los socilogos modernos de laliteratura. El ms notable de todos, a este respecto, PierreMacherey, al escribir su ensayo: Lenin, crtico de Tolstoi(1966). Como parece entender Salas cuando estudia aTolstoi, y tambin, Lenin: la obra literaria no tienesentido sino por su relacin con la historia (Macherey1974: 106).

    BIBLIOGRAFA

    Lenin, V. (1979). La literatura y el arte.Mosc: Editorial Progreso.

    Macherey, P. (1966/1974). Lenin, crtico deTolstoi. En Para una teora de laproduccin literaria. Caracas: UniversidadCentral de Venezuela, pp. 103-129.

    Salas, J. (1914). Lecciones de sociologaaplicada a la Amrica. Barcelona(Espaa): Sociedad General de Publica-ciones.

    Salas, J. (1919). Len Tolstoy y sus obras. EnDe Re Indica (Caracas) 4: 105-107.

    ********

  • 19TIERRA FIRME

    Salas Writes on Tolstoy. Between

    Ideology and Literature

    Francisco Javier Prez

    Abstract:There are very few writings on literature

    by Julio Csar Salas (1870-1933). Focusedon his ethnohistorical, sociological andlinguistic studies; and addicted to achievingscientific goals; Salas could only satisfy bychance some other subtler interests of hisprodigious personality and intellect. Thepurpose of this study will be therefore toanalyze a blurred aspect of the works andmentality of this intellectual. Within Salasperipheral literary production, his personalcorrespondence is to be highlighted. Althoughthere are no letters addressed to literarywriters, there are several letters to scientificwriters, historians, and humanists in general.Very important Venezuelan intellectuals figurein his lists of addresses: Caracciolo Parra,Amlcar Fonseca, Jos E. Machado, EmilioConstantino Guerrero, Lisandro Alvarado,Amrico Briceo Valero, Pedro ManuelArcaya, Vctor Manuel Ovalles, ManuelLandaeta Rosales, and Bartolom TaveraAcosta, among many others.

    Key words: Salas, literature,ethnohistory, Venezuela.

    ********

    Tierra Firme. Caracas - Venezuela

    N 93, Ao 24 - Vol. XXIV, pp. 9-17, 2006

    Salas crit sur Tolstoi. Entre lidologie

    et la littrature

    Francisco Javier Prez

    Rsum:Julio Csar Salas (1870-1933) sest trs

    rarement occup de la littrature. Consacr des tudes ethno-historiques, sociologiques etlinguistiques, ainsi qu ses enjeux scienti-fiques, ce personnage prodigieux na pu sepencher quaccidentellement sur dautrescentres dintrt. Ceci dit, la prsente tudepropose un regard sur cet aspect si flou dansluvre et dans la pense de cet intellectuel.Mettant laccent sur le volet littraire de laproduction priphrique de Salas, le travailcomporte une analyse trs productive de sacorrespondance personnelle. Si on ny trouveaucune lettre destine un crateur littraire,il y en a beaucoup adresses des crivainsscientifiques, des historiens et de notableshommes de lettres, dont Caracciolo Parra,Amlcar Fonseca, Jos E. Machado, EmilioConstantino Guerrero, Lisandro Alvarado,Amrico Briceo Valero, Pedro ManuelArcaya, Vctor Manuel Ovalles, ManuelLandaeta Rosales, Bartolom Tavera Acosta,entre autres.

    Mots-cls: Salas, littrature, ethno-histoire, Venezuela.

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  • TIERRA FIRME2020

  • 21TIERRA FIRME

    Libertad poltica y libertadeconmica: bases de lacivilizacin moderna

    CATALINA BANKOUNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA

    RESUMEN:Uno de los ejes de la obra Civilizacin y Barbarie de Julio Csar Salas fue la consideracin de la

    libertad econmica y poltica como base fundamental para el progreso y la modernizacin de laestructura productiva nacional. El estancamiento de la economa venezolana estaba ntimamenterelacionado, en su opinin, con la existencia de un sistema poltico caracterizado por el personalismoy la ausencia del sentido de ciudadana. Julio Csar Salas fue testigo de las condiciones de atraso dela economa venezolana y de las prcticas autoritarias de los gobernantes de turno. Buscando lasraces de esta problemtica y las alternativas de solucin, formul un interesante anlisis desde laperspectiva de la Sociologa. Su pensamiento se nutri de diversas corrientes ideolgicas, lo que lepermiti efectuar un claro diagnstico de los males que afectaban la estructura social y las distintasvas para construir la Nacin Venezolana que deba estar integrada por ciudadanos conscientes yorientados al trabajo productivo.

    PALABRAS CLAVE: Economa, Venezuela S. XIX, Salas, Sociologa.

    L

    Tierra Firme. Caracas - Venezuela

    N 93, Ao 24 - Vol. XXIV, pp. 19-28, 2006

    ATRASO ECONMICO Y CAUDILLISMO

    a consideracin de la

    libertad econmica y

    poltica, como base

    fundamental para el

    progreso y la moderni-

    zacin de la estructura productiva nacional,

    constituye uno de los ejes de la obra Civilizacin

    y Barbarie de Julio Csar Salas, que fue

    publicada en 1919 en medio del opresivo clima

    del rgimen gomecista. El estancamiento de la

    economa venezolana estaba ntimamente

    relacionado, en su opinin, con la existencia de

    un sistema poltico caracterizado por el

    personalismo y la ausencia del sentido de

    ciudadana. Sus planteamientos encierran

    fuertes crticas a los conductores del

    movimiento liberal que, a lo largo del siglo XIX,

    slo proclamaron tericamente los principios

  • TIERRA FIRME2222

    de una libertad poltica que no fue llevada a la

    prctica.

    Esta situacin se observa desde el inicio

    de la vida republicana, especialmente a travs

    de la trayectoria de la corriente liberal, que naci

    como expresin de los intereses de los

    hacendados en su lucha contra el predominio

    de la "oligarqua conservadora" que, a su vez,

    actuaba en defensa de los intereses del sector

    mercantil. As, el Partido Liberal se opona al

    dominio del poder legislativo por parte de la

    "oligarqua" y propugnaba el principio

    alternativo, basndose en los principios

    polticos liberales, aunque al propio tiempo

    reclamaba la intervencin del Estado en la

    economa y la implantacin de medidas

    protectoras a la agricultura y las artesanas. A

    pesar de su ideario "liberal", dicho partido

    propiciaba la supervivencia de la esclavitud,

    ya que su abolicin conllevara en forma

    inmediata a trastornos de la produccin debido

    a la escasez de brazos para la explotacin

    agrcola.

    Por su parte, la tendencia "conservadora"

    proclamaba la vigencia de los principios

    liberales en las relaciones econmicas y la

    limitacin del papel interventor del Estado. Este

    grupo, amparado en el poder ejercido por el

    general Jos Antonio Pez, pretenda mantener

    el control absoluto de las instituciones pblicas.

    En este contradictorio cuadro se desenvolvan

    las luchas que dividieron a paecistas, liberales

    y monaguistas hasta mediados del siglo XIX.

    Mientras el sector agrcola sostena ideas

    liberales en lo poltico, desde el punto de vista

    econmico se inclinaba por soluciones

    vinculadas con la intervencin del Estado y la

    supervivencia de la esclavitud. El sector

    mercantil, en cambio, dentro de una lnea

    "conservadora" en lo poltico, postulaba la

    aplicacin de los principios de la doctrina

    manchesteriana. Ambos grupos se consideraban

    portadores de las ideas de libertad, aunque

    interpretadas de acuerdo a sus respectivos

    intereses econmicos y polticos.

    Durante varias dcadas se mantuvieron las

    pugnas entre hacendados y comerciantes con

    relacin a las leyes que regan los prstamos de

    dinero. Mientras tanto, la agricultura

    continuaba afectada por la escasa inversin de

    capitales y la ausencia de un instituto de crdito

    especializado en el prstamo a largo plazo y

    bajo inters, lo que conduca a la dependencia

    de los anticipos otorgados por los comerciantes,

    quienes ejercan un cerrado monopolio para la

    colocacin de los productos en el mercado

    exterior.

    La escasez de vas de comunicacin, la

    falta de brazos y de obras de riego impedan el

    desarrollo de la agricultura, ya que elevaban

    excesivamente los costos de produccin. A estas

    dificultades se agregaban los permanentes

    riesgos naturales a que estaban sometidos los

    cultivos, adems de las crisis cclicas mundiales

    que afectaban severamente la economa

    nacional, como consecuencia de la cada de los

    precios de las materias primas demandadas en

    el exterior. La produccin agrcola segua

    sustentada en relaciones sociales precapitalistas

    y mtodos de trabajo tradicionales, sin que en

    aquel entonces llegara a formularse un proyecto

    nacional dirigido a la modernizacin econmica.

  • 23TIERRA FIRME

    La consideracin de la

    libertad econmica y poltica,

    constituye uno de los ejes de

    la obra Civilizacin y

    barbarie de Julio Csar

    Salas, publicada en 1919, en

    medio del opresivo clima del

    rgimen gomecista.

    La educacin continuaba limitada a crculos

    muy reducidos de la sociedad y persistan las

    distintas modalidades del caudillismo que se

    expresaron a travs de Pez, Monagas y ms

    tarde con las contiendas federalistas.

    Posteriormente, durante la segunda mitad

    del siglo XIX, en medio de profundas

    transformaciones del sistema capitalista

    mundial, se comenz a

    difundir la idea de la

    modernizacin y del

    progreso a travs del

    estrechamiento de las

    relaciones con las

    naciones industriali-

    zadas a fin de ampliar

    los mercados para las

    materias primas y atraer

    inversiones de capital

    extranjero.

    Algunas de esas

    condiciones comen-

    zaron a materializarse en

    1870 tras el triunfo de Antonio Guzmn Blanco

    en la Revolucin de Abril, quien encarnaba un

    nuevo tipo de caudillismo, ms acorde con las

    ideas modernizadoras de la poca. Uno de sus

    primeros objetivos fue el apaciguamiento de

    las pugnas polticas y el control de los caudillos

    regionales. Ello fue posible mediante la

    adopcin de un modelo poltico centralista, que

    paradjicamente habra de coexistir durante

    varios aos con la Constitucin Federal

    promulgada en 1864.

    La proclamacin del sistema republicano

    representativo qued nuevamente en el plano

    del discurso, y no se desarrollaron polticas

    orientadas a transformar la estructura

    productiva. La modernizacin se materializ

    exclusivamente en reformas de la adminis-

    tracin fiscal para garantizar el eficiente

    desempeo de las finanzas pblicas, la

    instalacin de ferrocarriles y la construccin

    de algunas obras pblicas. De este proceso no

    se derivaron avances en

    direccin a la autntica

    "civilizacin moderna",

    ya que la agricultura,

    fuente de las expor-

    taciones venezolanas,

    permaneci sujeta a

    mtodos de produccin

    tradicionales, a la vez

    que se registraron esca-

    sos adelantos en el

    sector manufacturero

    destinado a abastecer el

    mercado interno. A

    finales del siglo XIX, la

    economa venezolana

    cay en una profunda crisis como resultado de

    los desequilibrios del mercado mundial y de la

    debilidad del aparato productivo nacional,

    mientras retornaba el clima de inestabilidad

    poltica.

    Al iniciarse el siglo XX, tampoco se dieron

    pasos hacia la modernizacin econmica y la

    democracia poltica, a pesar de las expectativas

    de cambio alentadas por la Revolucin

    Restauradora. Poco despus, Juan Vicente

    Gmez llev a su mxima expresin las

    tendencias que se haban conformado en el siglo

  • TIERRA FIRME2424

    XIX mediante un rgimen fundado en el

    despotismo y la absoluta negacin de las

    libertades individuales.

    LA PERSPECTIVA SOCIOLGICA DE JULIOC. SALAS

    Julio Csar Salas fue testigo de las

    condiciones de atraso de la economa

    venezolana y de las prcticas autoritarias de

    los gobernantes de turno. Buscando las races

    de esta problemtica y las alternativas de

    solucin, formul un interesante anlisis desde

    la perspectiva de la Sociologa1. Su pensamiento

    se nutri de diversas corrientes ideolgicas, lo

    que le permiti efectuar un claro diagnstico

    de los males que afectaban la estructura social

    y las distintas vas para construir la Nacin

    Venezolana que deba estar integrada por

    ciudadanos conscientes y orientados al trabajo

    productivo.

    La lnea de pensamiento de Salas se

    diferenci ntidamente de algunos de los

    postulados de las doctrinas filosficas de la

    poca. Si bien sus criterios sobre el progreso y

    la civilizacin provenan del positivismo, no

    admiti los factores raciales ni las condiciones

    geogrficas como causa del atraso en nuestros

    pases. Asimismo, expres gran inters por el

    mejoramiento de las condiciones de vida de los

    trabajadores y su formacin como ciudadanos.

    En general, sus ideas de libertad y democracia

    no coincidieron con los conceptos sostenidos

    por algunos representantes del positivismo

    venezolano que, como Laureano Vallenilla Lanz,

    abogaban por la imposicin del orden a travs

    de "gobiernos fuertes." (Miliani, 1998: XIV-

    XV; Tinoco, 2000: 63-67).

    Ramn Rivas afirma que Julio C. Salas

    tena una clara influencia de los principios

    proclamados por Adam Smith en cuanto al

    papel de la libertad y el mercado como

    elementos centrales para trazar el "destino

    poltico y econmico" de la nacin venezolana.

    En tal sentido, crea que era indispensable crear

    instituciones enmarcadas en un "Estado Liberal"

    que hicieran posible "organizar una agricultura

    y una industria moderna a la altura de las

    circunstancias histricas". A pesar de su

    identificacin con los postulados de la libertad

    econmica, Salas consideraba necesario

    propender a la justa distribucin de la riqueza

    y combatir los privilegios detentados por

    reducidos sectores amparados en la proteccin

    del Estado. Ni la defensa del orden social ni el

    libre ejercicio de las actividades econmicas

    podan significar la legitimacin de la injusticia

    y el despotismo (Rivas, 2000: 102).

    Por tanto, no era suficiente contar con una

    gran riqueza, ya que sera indispensable tambin

    promover su distribucin equitativa a fin de

    alcanzar el equilibrio y la armona en el seno de

    la sociedad:En verdad que la nica razn de lassociedades humanas es la justa reparticinde los provechos y cargas sociales, y no espatria ni repblica verdadera unacircunscripcin geogrfica donde hayaopresores y oprimidos, pues los sacrificiosmorales y materiales impuestos al individuodeben ser compensados con ventajas oservicios pblicos perfectos que leproporcione la asociacin, ya que todo loque favorece el desarrollo del trabajador ycontribuyente aumenta el desarrollo del

  • 25TIERRA FIRME

    Estado, condicin ineludible del progresoy de la civilizacin, razn imprescriptibledel pacto social (Salas, 1998: 153).

    La meta de la distribucin equitativa de la

    riqueza sera inalcanzable mientras el poder

    estuviera concentrado en manos de una "clase

    o personalidad" que se arrogara la facultad de

    gobernar de manera absoluta en su propio

    provecho. Este planteamiento representa una

    clara crtica al sistema poltico imperante en

    Venezuela en aquel entonces.

    LA HERENCIA COLONIAL

    Julio Csar Salas se refiere constantemente

    en su obra al estancamiento econmico y a la

    falta de polticas destinadas al fomento de la

    produccin agrcola y las actividades

    industriales. A su criterio, las races de esta

    tendencia residen en las polticas adoptadas

    desde la Colonia, las mismas que persistieron

    en el perodo republicano y condujeron al

    menosprecio de la manufactura criolla y a la

    dependencia de la importacin de mercancas

    extranjeras, al tiempo que la produccin agrcola

    registraba escasos avances. Atribuye tales

    limitaciones tanto a la carencia de espritu de

    trabajo e iniciativa individual, como a la ausencia

    del sentido de ciudadana y de "conciencia de la

    nacionalidad". Desde su punto de vista, el

    fomento de la riqueza implica objetivos de

    carcter econmico y tambin el desarrollo

    pleno de la Nacin Venezolana que solamente

    as podra alcanzar el nivel de una sociedad

    "civilizada".

    A fin de explicar las causas de las

    dificultades para fomentar la produccin, se

    remonta al pasado colonial y analiza el impacto

    negativo que para la produccin espaola

    significaron las medidas adoptadas desde los

    Reyes Catlicos hasta los monarcas del siglo

    XVI, las cuales apuntaron a la destruccin de

    la estructura productiva con la expulsin de

    judos y moriscos que eran agricultores y

    artesanos. Asimismo, el absolutismo destruy

    el germen de la burguesa espaola y ahog

    desde el inicio la accin de las municipalidades,

    abatiendo as toda expresin de libertad, al

    tiempo que se generalizaba el desprecio por la

    industria y la agricultura.

    Prueba de esa situacin fue la ruina de

    Espaa al concluir el siglo XVI, circunstancias

    en las que esta nacin se vio obligada a importar

    la mayor parte de los artculos manufacturados

    que requera, a cambio de los metales preciosos

    provenientes de Amrica: "Esa rpida

    decadencia no debe extraar a nadie, pues una

    vez ms se confirma el principio que hace

    depender la prosperidad de las naciones del

    desarrollo de las libertades individuales, ya que

    el todo, o sea la nacin, es la suma de los

    ciudadanos, clulas de cuyo desarrollo depende

    la evolucin social" (Salas, 1998: 25).

    El atraso en que se encontraba la otrora

    poderosa potencia europea estaba asociado a

    la supervivencia del sistema poltico

    absolutista, ya que en Espaa se haban perdido

    los "hbitos de libertad y de gobierno propio",

    caractersticos de los ingleses y holandeses que

    constituyeron los primeros ncleos de

    poblacin en los Estados Unidos (1998: 33).

    El despotismo signific en Espaa el

    desconocimiento absoluto del derecho de los

  • TIERRA FIRME2626

    pueblos a la vida independiente en el seno del

    trabajo, lo que tuvo repercusiones funestas para

    la evolucin posterior de dicha sociedad. Por

    esta razn, el autor subraya que el "atraso

    evolutivo de las naciones est en relacin con

    la cantidad de libertad arrebatada a los

    individuos por los organismos religioso y

    poltico" (1998: 42).

    A criterio de Salas, la libertad poltica y la

    libertad econmica estn totalmente

    entrelazadas. En su discurso destaca la

    trascendencia de promover el trabajo

    productivo y el progreso en un ambiente de

    paz y libertad, aspectos que siguen teniendo

    vigencia en la Venezuela actual. No concibe el

    desarrollo de la riqueza con la existencia de un

    gobierno vido de cobrar impuestos que agota

    con su "avaricia" los frutos del trabajo

    individual. Por el contrario, la libertad poltica

    incide de manera directa en el estmulo a las

    fuerzas econmicas, al generar confianza e

    inters para invertir en el incremento de la

    produccin.

    PROGRESO MATERIAL Y EVOLUCINPOLTICA

    La ansiada meta de la "civilizacin" es

    una alternativa para que los pueblos logren

    "cauterizar las lceras nacionales y abolir las

    malas costumbres polticas, econmicas y

    sociales, nica manera de formar ciudadanos

    tiles o de capacitar a los nacionales para que

    triunfen en la lucha por la existencia" (1998:

    55).

    Su concepto sobre la "civilizacin

    moderna" abarca el desarrollo de la riqueza y la

    "evolucin poltica" de la sociedad. A fin de

    alcanzar dicho objetivo es fundamental

    promover la instruccin y la educacin,

    consideradas las "condiciones esenciales para

    que se verifique la evolucin social del pas",

    conjuntamente con el fomento de la riqueza

    pblica, agricultura, industria y comercio (1998:

    135).

    El rgimen republicano exige que la

    mayora de la poblacin est capacitada para

    ejercer las prcticas del gobierno propio.

    Tomando en cuenta la realidad poltica

    venezolana, plantea que "la igualdad de

    derechos y deberes" no ha pasado de ser un

    conjunto de "meros prospectos y palabras

    vacas de sentido" en la medida que no se ha

    procurado la difusin de la educacin para que

    cada ciudadano contribuya con su aporte al

    "progreso constitucional" (1998: 172).

    A juicio de Salas, es utpico plantear la

    existencia de una repblica democrtica y

    representativa con un nivel de analfabetismo

    superior al ochenta por ciento, con pobladores

    que no conocen sus derechos ni son capaces de

    reclamarlos. La democracia representativa

    contempla principios fundamentales, como la

    libertad de prensa, el sistema alternativo, el

    rgimen electoral efectivo, la independencia de

    los poderes pblicos y la libre actuacin de los

    partidos polticos. El ejercicio del poder por

    parte de "polticos de oficio" que no representan

    "ni el comercio ni la agricultura, ni las ciencias,

    ni las artes", es absolutamente contradictorio

  • 27TIERRA FIRME

    con la esencia del sistema republicano (1998:

    168).

    FOMENTO ECONMICO Y PROTECCIN ALTRABAJO

    Si no se goza de una autntica libertad

    fundada en la distribucin equitativa de la

    riqueza, no ser posible avanzar en el camino

    de la civilizacin: "Todo atentado contra la

    libertad y los intereses de los trabajadores es

    un delito, porque se destruye la nacin, desde

    el momento en que no haya justa distribucin

    de las cargas sociales o las contribuciones

    crezcan desmedidamente". En este contexto, el

    trabajador dejar de trabajar por la falta de

    aliciente, mientras que el "Estado rapaz" se ir

    empobreciendo porque "no es posible concebir

    fisco opulento e industrias arruinadas" (1998:

    180). El progreso requiere de ciertas medidas

    de liberalizacin que, por principio, son

    opuestas a los elevados impuestos que

    conducen al empobrecimiento de los

    trabajadores: el "desarrollo de la potencia

    econmica y poltica del pas es consecuencia

    inmediata de la disminucin de los impuestos

    o cargas que pesan sobre los productores"

    (1998: 180). Esto es exactamente lo contrario

    de lo que ponen en prctica los gobiernos

    despticos que aplican altos impuestos

    destructores de la produccin nacional.

    Los gobiernos estn obligados a propagar

    el "civismo y los principios de sana economa

    poltica", orientados al desarrollo de la riqueza

    a fin de implantar la civilizacin y el progreso.

    En tal sentido, cuando Salas se refiere a la

    proteccin de la industria y del productor, hace

    nfasis en la "libertad plena en la esfera de su

    trabajo" y "seguridad completa para su persona

    y para el capital que produce su esfuerzo

    civilizador y benfico". Define como funciones

    de todo gobierno: garantizar la educacin,

    construir vas de comunicacin, abolir las trabas

    que dificultan la importacin y la exportacin,

    simplificar las leyes aduaneras, promover la

    efectividad de la administracin pblica sin

    utilizar las "recompensas partidarias" y

    establecer una administracin de autntica

    justicia (1998: 184-185).

    Salas opina que la "civilizacin de los

    pueblos" est en relacin directa con la

    "cantidad de libertad de que gozan los

    individuos". Los gobernantes que "mandan a

    su capricho y convierten el poder en beneficio

    propio" pretenden utilizar medios opresivos

    para acumular dinero y, por tanto, conducen al

    atraso tanto poltico como econmico (1998:

    64-65).

    El desarrollo "completo de la industria

    nacional", de acuerdo con los elementos

    naturales que un determinado pas posee, es

    un requisito bsico para la obtencin de la

    independencia econmica. Sin embargo, Salas

    no considera conveniente el establecimiento de

    ciertas industrias que utilicen materias primas

    o insumos importados. La denominacin de

    industrias nacionales correspondera

    exclusivamente a las fbricas o manufacturas

    que requieren materias primas de nuestro

    territorio. Por otra parte, la elevacin de los

    impuestos aduaneros como medida de

    proteccin para la industria implica el

  • TIERRA FIRME2828

    encarecimiento de la vida para la generalidad de

    los habitantes del pas y el empobrecimiento

    de los trabajadores, mientras contribuye al

    "peculado de las clases no productoras". Estos

    factores, junto a la ausencia de un sistema de

    financiamiento al sector manufacturero, impiden

    el futuro desarrollo de las industrias

    "propiamente nacionales" que requieren del

    aporte de capitales para ampliar las plantas

    fabriles o crear nuevos establecimientos (1998:

    66-67).

    Desde esa perspectiva, el proteccionismo

    es interpretado como una modalidad de

    reglamentacin econmica dirigida al fomento

    de ciertas manufacturas que no pueden

    establecerse en el pas por falta de personal

    calificado o materias primas e implica que los

    consumidores deben pagar ms caro el producto

    en "provecho de monopolios artificiales". El

    autor califica de proteccionismo "falaz" la

    pretensin de abaratar el inters del dinero

    mediante la persecucin de los prestamistas y

    la imposicin de trabas a la libre circulacin del

    capital (1998: 185-187).

    LIBERTAD ECONMICA EINTERVENCIONISMO

    La aplicacin de medidas proteccionistas

    para la industria ha sido objeto de diversas

    discusiones desde el siglo XIX. En aquel

    entonces se exiga una poltica arancelaria en

    favor de las artesanas locales, que se

    encontraban en plena decadencia debido a la

    competencia de los productos manufacturados

    extranjeros. Una parte de las polticas econ-

    micas adoptadas desde 1830 respondieron a

    los lineamientos del modelo clsico liberal, por

    el cual Venezuela deba especializarse en la

    produccin agrcola y obtener as los ingresos

    necesarios para la importacin de mercancas

    en el marco de la divisin internacional del

    trabajo.

    La dinmica econmica se modific

    radicalmente cuando se produjeron importantes

    cambios en el escenario latinoamericano como

    consecuencia de los efectos de la crisis mundial

    de 1929. El cierre de los mercados exteriores, la

    poltica proteccionista de los pases indus-

    trializados y la creciente tendencia a la

    desvalorizacin de los precios de las materias

    primas condujeron a una profunda reflexin en

    torno al futuro econmico. La crisis econmica

    trajo aparejada la crisis de los viejos esquemas

    que respaldaron las polticas econmicas

    tradicionales. Los postulados del libre-

    cambismo perdieron vigencia en la medida que

    quedaba demostrada la vulnerabilidad de la

    economa exportadora de materias primas

    mineras y agrcolas, ante los embates de las

    fluctuaciones cclicas del mercado capitalista y

    las contingencias de la demanda internacional.

    De esta situacin se deriv la tendencia a asignar

    al Estado un importante rol en el estmulo del

    crecimiento econmico. Algunas de esas

    medidas comenzaron a ser puestas en prctica

    en Venezuela a partir de 1936 y, de manera

    especial, en el contexto de la Segunda Guerra

    Mundial2. Esta nueva concepcin sobre el

    papel del Estado requiere de una serie de

    reflexiones para examinar la pertinencia de la

  • 29TIERRA FIRME

    aplicacin de medidas proteccionistas y definir

    los lmites de la accin pblica en las actividades

    econmicas.

    Al iniciarse el siglo XXI, muchos de los

    problemas polticos y econmicos planteados

    por Julio Csar Salas no han sido resueltos

    an. La necesidad de ampliar y diversificar la

    produccin agrcola, la carencia de un desarrollo

    industrial con capacidad de abastecer parte del

    mercado interno, la distribucin equitativa de

    la riqueza nacional y la educacin para el trabajo

    siguen formando parte de los temas centrales

    del debate contemporneo.

    NOTAS

    1 Salas fund la Ctedra de Sociologa y Economa Polticaen la Universidad de Los Andes en 1909, ao en quetambin fue creada la misma ctedra en la UniversidadCentral de Venezuela por Carlos Len.

    2 Julio C. Salas, cuya muerte acaeci en 1933, no lleg aconocer los profundos cambios econmicos que sedesarrollaron a partir de 1936, durante los gobiernos deEleazar Lpez Contreras e Isaas Medina Angarita. Enese entonces, tuvo lugar una fuerte polmica con larelacin al papel interventor del Estado en la economa.

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    Vellinga, M. (1997). El cambio del papel delEstado en Amrica Latina. Mxico, SigloVeintiuno Editores.

  • TIERRA FIRME3030

    Tierra Firme. Caracas - Venezuela

    N 93, Ao 24 - Vol. XXIV, pp. 19-28, 2006

    Political Freedom and Economic

    Freedom: Foundations of Modern

    Civilization

    Catalina Banko

    Abstract:Political and economic freedom as the

    basis of progress and modernization of thenational production sector is at the core ofCivilizacin y Barbarie (Civilization andBarbarism) by Julio Csar Salas. Stagnationof Venezuelan economy, in his opinion, wasextremely related to the existence of a politicalsystem based on personalities and lack ofsense of citizenship. Julio Csar Salaswitnessed backwardness in Venezuelaneconomy and authoritarian practices by localleaders. Trying to find the roots of thisproblem and its possible solutions, hepresented an interesting analysis under thesociological perspective. His thought drew ondifferent ideological trends, which allowedhim to make the correct diagnosis of the issuesthat affected the social structure and to suggestthe different ways in which the VenezuelanNation should be built: with consciouscitizens willing to join the production sector.

    Key words: Economy, Venezuela, XIXcentury, Salas, sociology.

    *********

    Libert politique et libert conomique:

    fondements de la civilisation moderne

    Catalina Banko

    Rsum:Lide de la libert conomique et politique

    comme fondement essentiel pour le progrs et lamodernisation de la structure productivenationale constitue lun des axes principaux deloeuvre Civilizacin y Barbarie de Julio CsarSalas. Daprs lui, la stagnation de lconomievnzulienne est troitement lie lexistencedun systme politique caractris par lepersonnalisme et le manque desprit de cito-yennet. Salas a tmoign du retard de lconomievnzulienne et des pratiques autoritaires desgouverneurs de lpoque. Rsolu trouver lescauses de cette problmatique et y apporter dessolutions, il a labor une analyse intressantefonde sur une approche sociologique. Influencpar divers courants idologiques, Salas a ainsitabli un diagnostic trs clair des maux touchantla structure sociale et des diffrents moyenspermettant de construire la Nation vnzulienne,une nation qui devait tre compos de citoyensconscients et orients vers le travail productif.

    Mots-cls: conomie, Venezuela XIXesicle, Salas, sociologie.

    *********

  • 31TIERRA FIRME

    Venezuela y lo indio,en pasado y presente...

    RAFAEL A. STRAUSS KUNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA

    ecientemente, estuve refle-

    xionando en las pginas de

    tres diarios y en una

    ponencia, acerca de la per-

    cepcin que el venezolano

    ha tenido y tiene de su pasado, de cmo nos

    vinculamos con l y, en general, qu lectura se

    hace de su pasado en Venezuela. Orient buena

    parte de mis consideraciones a reflexionar

    acerca de la percepcin de lo indio, a

    propsito de una entrevista sobre la llevada

    de Guaicaipuro al Panten Nacional, por un

    lado, y por el otro, dos artculos que titul El

    pasado es vivencia y Por qu los indios. Y

    en la ponencia, sintetic mi apreciacin

    Resumen: Es indudable, que una somera revisin de la bibliografa, hemerografa y otrasfuentes sobre el indgena en Venezuela arroja resultados impresionantes, pero es indudable,asimismo, que una revisin del sentimiento del venezolano hacia el indio de aqu y, en general,hacia el indio de Amrica, arroja resultados que, por decir lo menos, son preocupantes. Me estoyrefiriendo, de hecho, al viejo asunto del papel del intelectual en la sociedad y al viejo problema deldestino y utilidad de su trabajo. Es esto pragmatismo? Es posible. Me parece indudable que estaconsideracin tiene mucho que ver con el resquebrajamiento de la mayora de los paradigmasdentro de cuya estructura y funcionamiento hemos venido actuando desde hace mucho tiempo.En las lneas que siguen barruntamos estos asuntos.

    Palabras clave: Salas, indigenismo, Venezuela, etnohistoria, cultura.

    R

    Tierra Firme. Caracas - Venezuela

    N 93, Ao 24 - Vol. XXIV, pp. 29-36, 2006

    personal sobre el escultor indigenista Alejandro

    Colina, destacando su obra como fuente

    antropolgica e histrica.1

    Estas recientes reflexiones no distan

    mucho de las que en esta misma lnea he

    desarrollado tanto en mis clases de pregrado y

    postgrado como en ocasiones semejantes a este

    evento, y es que parece evidente que en

    Venezuela, desde muy temprano, se gener

    hacia el indio y su cultura un desprecio que se

    fue generalizando hasta enraizarse, tal y como

    es fcil demostrarlo por los miles de

    testimonios que existen publicados y en los

    archivos, es claro que desde nuestro tiempo

    colonial al indio se lo mantuvo dentro de las

  • TIERRA FIRME3232

    pautas de lo que entendemos como un doble

    discurso, es decir, que al mismo tiempo que se

    le acoga se le rechazaba, algo as como

    invitarlos al cielo pero pasando primero por

    el infierno, segn escrib recientemente.

    Esta situacin, en realidad, no ha

    cambiado, todo lo contrario: se ha recrudecido

    de una manera molesta, que obliga a

    preguntarse por qu se fue generando en el

    venezolano un desprecio hacia el indio y su

    cultura. Es ya un lugar comn, por ejemplo,

    que cuando por cualquier medio de comuni-

    cacin se aborda la situacin actual del

    indgena en Venezuela, o se alude a ella, tienden

    a destacarse los aspectos que lo problematizan

    en lo socioeconmico y en sus relaciones con

    la sociedad nacional y, por supuesto, tienden

    a transmitirse imgenes que incitan a la lstima.

    No estamos tras la idea, por supuesto, de una

    consideracin paradisaca, al estilo del buen

    salvaje, pues al fin y al cabo, las comunidades

    indias de Venezuela sufren el abandono del

    que han sido objeto en lo econmico, lo

    sanitario, lo educacional, y son seres humanos,

    slo que a esa tradicional desidia se suma el

    desconocimiento generalizado por los mismos

    venezolanos de las caractersticas reales de

    nuestras comunidades indgenas, tanto en su

    pasado como en su presente.

    Nos preguntamos, por ejemplo, si una

    de las causas del desconocimiento no estar

    en el hecho de que quienes incorporaron lo

    indio a sus reflexiones venezolanistas lo

    hicieron slo como objeto de estudio, de tal

    forma que la reflexin sobre aspectos de la

    cultura indgena de Venezuela no ha

    contribuido, en definitiva, a implantar en el

    imaginario del venezolano el necesario

    sentimiento por esa porcin de humanidad que

    nos habita desde siempre. En todo caso, no es

    sta la ocasin para referirnos al momento y

    las circunstancias en que particularmente en

    Amrica se delimitaron las reas de inters de

    algunas de las ciencias sociales. S me parece

    acertado recordar que en la marcada ausencia

    de lo indgena -y de lo negro- en nuestra

    interioridad venezolana, ha terminado por

    subyacer una de las convicciones que se tuvo

    para la fundacin del nuevo Estado, entre 1830

    y 1847, y de la que Pino Iturrieta, en un aparte

    que titula La mirada hacia fuera, escribe:

    Ningn testimonio de la poca hace referencia

    a los valores autctonos, como posibilidad de

    construir el proyecto por asimilacin de lo

    oriundo; ni descubre la entidad de la

    concurrencia africana en la conformacin de

    una personalidad comn (Pino Iturrieta,

    1993: 31-32).

    Es indudable, que una somera revisin de

    la bibliografa, hemerografa y otras fuentes

    sobre el indgena en Venezuela arroja resultados

    impresionantes, pero es indudable, asimismo,

    que una revisin del sentimiento del

    venezolano hacia el indio de aqu y, en general,

    hacia el indio de Amrica, arroja resultados

    que, por decir lo menos, son preocupantes.

    Me estoy refiriendo, de hecho, al viejo asunto

    del papel del intelectual en la sociedad y al

    viejo problema del destino y utilidad de sus

    trabajos. Es esto pragmatismo? Es posible.

    Me parece indudable que esta consideracin

    tiene mucho que ver con el resquebrajamiento

  • 33TIERRA FIRME

    Es claro que desde

    nuestro tiempo colonial

    al indio se le mantuvo

    dentro de las pautas de

    lo que entendemos

    como un doble discurso,

    es decir, al mismo

    tiempo que se le acoga,

    se le rechazaba.

    de la mayora de los paradigmas dentro de

    cuya estructura y funcionamiento hemos

    venido actuando desde hace mucho tiempo.

    Pero, ninguna sociedad, ningn ser

    humano, pueden vivir sin paradigmas y desde

    esta perspectiva es que afirmo que no estoy

    despreciando, ni es posible planterselo

    siquiera, los aportes que para conocer al indio

    de Venezuela, su historia y

    su cultura han salido de nues-

    tras universidades, de otras

    instituciones, de eventos

    como ste, de indivi-

    dualidades. Lo que no deja

    de preocuparme es que al

    desconocimiento y menos-

    precio generalizados que

    existe en el comn de los

    venezolanos por el indio, se

    suma una suerte de rechazo

    por nuestro pasado. No soy

    novedoso al afirmar que el

    venezolano pareciera despreciar su pasado,

    avergonzarse de l, sentirse incmodo,

    inclusive, ante la sola mencin o posibilidad

    de abordarlo. Al parecer, no hemos sido

    diseados para entender nuestro pasado, y

    me pregunto, entonces, que tan diseados

    estamos para perfilar nuestro futuro.

    En cuanto a esto, vuelvo a recordar mi

    preocupacin sobre que los productos de la

    investigacin en historia apenas se han

    introducido de manera idnea en el venezolano.

    Deseo aclarar y ser ms especfico. Cuando

    afirmo estas cosas en ningn momento estoy

    incentivando la idea de que la reflexin

    histrica -y las de otras disciplinas- deban

    acoplarse al alto grado de ignorancia y al

    analfabetismo generalizados que han terminado

    por caracterizar a un segmento significativo

    de los venezolanos. Estoy sugiriendo, s, que

    dentro de lo que expresa la conocida mxima

    de que a grandes problemas grandes soluciones,

    procuremos conseguir, en efecto, grandes

    soluciones. Y el desco-

    nocimiento, el temor por

    el pasado, la ignorancia,

    el analfabetismo, son

    apenas algunos de los

    grandes problemas que

    an tenemos los vene-

    zolanos.

    Recientemente afir-

    m que en Venezuela

    pareciera sufrirse de lo

    que, en antropologa

    denominamos complejo

    tnico, es decir, que es

    casi un axioma que al venezolano le cuesta

    identificarse con su pasado porque en l parece

    que ve ms fracasos que aciertos, o, en todo

    caso, ha prevalecido en la interpretacin del

    pasado un rechazo insospechado, uno de cuyos

    resultados pareciera ser que nuestro pasado

    no nos pertenece, no es mo, no es nuestro.

    Cuando el venezolano interroga su pasado

    como nacin, lo que suele encontrar es una

    ristra de acontecimientos polticos con los que

    apenas o nada se identifica o, en todo caso,

    que esconde. Y cuando intenta soslayar lo

    poltico y procura indagar sobre otros

    aspectos de la cultura, lo que suele encontrar

  • TIERRA FIRME3434

    es un escenario constituido por vacos,

    particularmente cuando compara lo que se tiene

    como el pasado de Venezuela con el de otras

    latitudes.

    Y en esta comparacin, lo indio ha llevado

    la peor parte. Que en Venezuela no tenemos

    pirmides y otras maravillas y monumentos

    aborgenes que exhibir? No importa, porque

    tenemos a las personas indias, orgullosas,

    adems, de su procedencia, y eso es ms que

    suficiente. Gente que en materia de vinculacin

    con la naturaleza -probablemente el espacio

    ideal para el futuro- puede darnos lecciones

    de convivencia, gente, adems, que exhibi su

    natural inteligencia para aprovechar en la mejor

    economa de esfuerzo concebida, las

    generosidades de su entorno, de tal manera

    que su carencia de agricultura, por ejemplo,

    no tiene por que ser categora cuya aplicacin

    los descalifica ante esquemas evolutivos que,

    en esencia, estn cargados de etnocentrismo.

    Gentes que afinaron la memoria para el registro

    de su experiencia como pueblo, como sociedad,

    poniendo en prctica una oralidad tan vlida

    como otra fuente histrica. Indios, en fin, que

    adems de personas, son descendientes de

    quienes primero habitaron nuestro actual

    territorio y este hecho tiene que ser un

    privilegio que de manera especial nuestra

    historiografa est en la obligacin de

    revalorizar para, entre otras cosas, incorporar

    al sentimiento del venezolano un apego crtico

    y amor por su pasado y, como parte

    importante de l, apego, amor y comprensin

    por el indio.

    Y a propsito de esto no puedo dejar de

    afirmar, como lo hiciera recientemente, que si

    hay alguien vido de saber de historia, es el

    venezolano. Y me pregunto qu tan capaz ha

    sido nuestro sistema educativo, particular-

    mente el que comenz a perfilarse desde los

    inicios de la pasada dcada de los ochenta,

    para atender a esa evidente avidez, me pregunto

    asimismo, acerca del destino de los grandes

    trabajos de lingistas, de literatos, de etno-

    historiadores, de historiadores, de antro-

    plogos, de artistas plsticos, que han tomado

    lo indio de Venezuela como materia central de

    sus preocupaciones. Se me viene a la mente

    aquella reflexin potica de Lord Byron que

    cito de memoria cuando se preguntaba:

    Grecia, dnde estn tus grandes hombres

    desaparecidos? Centelleando a travs del

    tiempo de las cosas que han sido? Asombro

    de colegiales? El asombro de una hora?

    El venezolano, como todo ser humano,

    desea saber. Cuando gente consciente del valor

    educativo de la televisin reclama mejoras en

    la programacin, lo que est sugiriendo es que

    los canales dispongan de ms programas de

    esos que se denominan culturales. Y no es

    difcil entender lo que se est solicitando.

    Habra que preguntarse, por ejemplo, en qu

    radica el xito sostenido de Vale TV. Y

    tendramos que preguntarnos, asimismo, por

    qu los participantes de ese maravilloso

    programa de RCTV Quin quiere ser

    millonario? tienden a fallar notoriamente en

    preguntas sobre historia de Venezuela o sobre

    nuestra cultura popular tradicional. Por

    distintas razones, ahora ms que antes se

  • 35TIERRA FIRME

    aprecia un preocupante desconocimiento de

    lo que histricamente nos pertenece.

    Tantos siglos discriminando al indio han

    horadado los sentimientos nacionales en

    prcticamente todo el espacio americano. Y

    en Venezuela, que no es excepcin, no hemos

    sido amigos de los indios, y deberamos serlo,

    tanto de los de ahora como de los que la

    historiografa blanca predominante -por darle

    algn nombre a la crnica que se genera en

    nuestro tiempo colonial y a una buena parte

    de las obras de carcter histrico posteriores-

    les cercen en la tinta los pareceres e ignorando

    la estructuracin y el funcionamiento de sus

    culturas, los tild de flojos, de manganzones,

    de estorbo., a pesar del aporte que aun dentro

    del atropello del que fueron objeto -al igual

    que los esclavos negros- se metieron en los

    intersticios ms sensibles de nuestra

    nacionalidad.

    Recientemente destacbamos la idea de

    que el indio no slo debe conjugarse en pasado,

    sino tambin en presente y en futuro, como

    todo pueblo, como toda etnia, como todo grupo

    humano. Quienes as lo han hecho terminan

    por tener y fortalecer una percepcin de s

    mismos -que luce ms autntica- como

    individuos, como naciones, con pocas deudas

    y mucha disponibilidad para el afecto y para

    el futuro.

    Pareciera, sin embargo, que soplan brisas

    nuevas que estn aventando, entre otras cosas,

    una preocupacin por afinar viajes ms

    frecuentes a nuestro pasado. Pareciera existir

    en el venezolano reciente un inters particular

    por penetrar su sido para ver de comprender

    su siendo. Tanto para apoyar como para rebatir

    peregrinas afirmaciones que han venido

    enmarcando lo que hoy se conoce como el

    proceso, instituciones e individuos, profe-

    sionales o no, han tenido que ir crticamente a

    nuestro ayer para buscar explicaciones, lo cual

    se refleja pblicamente de manera particular

    en la prensa nacional y regional, en programas

    de radio y de televisin y en pginas de la

    Internet. Y no se indaga solamente sobre lo

    poltico, sino que la manifiesta necesidad de

    saber de nuestro pasado orienta la pesquisa

    hacia otros contenidos del pasado de nuestra

    cultura.

    Es probable que estemos en proceso de

    dejar de ser un pueblo temeroso de su memoria,

    su historia, su pasado, de tal manera, que este

    momento, debera ser idneo para que se d a

    conocer -segn la realidad del desinters

    generalizado que hay en nuestro pas por la

    historia- la obra de nuestros grandes

    pensadores, porque siempre que en Venezuela

    se hable de justicia social, de respeto por los

    otros, de arraigo, de hermosos sentimientos

    sin lmites por lo que nos pertenece, se estar

    hablando, entre muchos otros, de Lisandro

    Alvarado, Gilberto Antolinez, Augusto

    Mijares, Andrs Eloy Blanco, Mario Briceo

    Iragorry, Mariano Picn Salas, Miguel Acosta

    Saignes, Angelina Lemmo, Jos Ignacio

    Cabrujas, Alejandro Colina y, por supuesto,

    de Julio Csar Salas, por no mencionar a

    quienes estn en proceso de consagrarse. Pero

    no dar a conocer a esas gentes en los trminos

    en que suele hacerse, que es reproducir obras

    completas, bautizarlas en rimbombante acto

  • TIERRA FIRME3636

    para que luego desaparezcan, lo que hace que

    el desconocimiento sobre nosotros duela

    mucho ms por persistente.

    Tengo la impresin de que, entre algunos

    otros medios impresos, El Nacional ha abierto

    una lnea de difusin que no es despreciable,

    semejante a aquellas ediciones llamadas

    populares que asumieron en su momento

    Pedro Grases y la Fundacin Eugenio

    Mendoza o un Ministerio de Educacin que

    respetaba al venezolano y, por supuesto, al

    pas. Esas ediciones circulaban -hasta donde

    sabemos, en todo el pas- de una manera

    prometedora, porque dio resultados pos