Upload
maria-carolina-anzola-elles
View
84
Download
15
Embed Size (px)
DESCRIPTION
Revista de Historia y Ciencia Sociales
Citation preview
1TIERRA FIRME
TIERRA FIRME22
3TIERRA FIRME
revista de historia y ciencias sociales
TIERRA
FIRME93
Tierra Firme. Caracas, Venezuela, Vol. XXIV, N 93, Enero-marzo, Ao 2006
Doctor Julio Csar Salas, fallecido en Mrida el 15 de abril de 1993.Estudios Americanistas del Dr. Julio Csar Salas.
Impreso por Cooperativa de Artes Grficas, Caracas, 1934.
TIERRA FIRME44
TIERRA FIRME
Revista de historia y
ciencias sociales
Los trabajos publicados en Tierra Firme aparecen reseados en:Social and Human Sciencies Documentation, Unesco, Pars;Clase, Departamento de Biblioteca Latinoamericana, Mxico;
Word List of Ciencies Socials, Unesco, Francia; Sociological Abstracts,UCLA, Estados Unidos y Revista Interamericana de Bibliografa, O. E. A.,
Washington, Estados Unidos.
TIERRA FIRME. Revista trimestral arbitrada.
Agradece el auspicio financiero delFondo Nacional de Ciencias,
Tecnologa e Innovacin (FONACIT)y del Consejo Nacional de la Cultura
(CONAC)
5TIERRA FIRME
TIERRA FIRME, Caracas, Venezuela, Vol. XXIV, N 93, Enero-marzo, Ao 2006
SUMARIO
Presentacin 5
Salas escribe sobre Tolstoi. Entre ideologa y literatura 9
Francisco Javier Prez
Libertad poltica y libertad econmica: bases de la
civilizacin moderna 19
Catalina Banko
Venezuela y lo indio, en pasado y presente... 29
Rafael A. Strauss K.
De la etnoescatologa a la etnognesis: notas sobre
las nuevas identidades tnicas 37
Antonio Prez
Las calzadas o terraplenes prehispnicos de los llanos de
Barinas en Etnografa de Venezuela 57
Otilia Rosas Gonzlez
La historia de la Tierra Firme: el reto del dato etnogrfico
y arqueolgico 67
Kay Tarble
Una mirada a la historia, el progreso y el trabajo en el
ideario de Julio C. Salas 79
Marielena Mestas Prez
Continuidad socio-cultural Caribe-Karia en Tierra Firme
de Julio Csar Salas 93
Horacio Biord
Tesis de la Escuela de Historia, Universidad Central de Venezuela,
1975-2006 103
Rafael A. Strauss K.
TIERRA FIRME66
TIERRA FIRME
REVISTA DE HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES
Caracas, VenezuelaFundada en 19831983 - 2006, Nmeros 1-93ISSN: 0798-2968Depsito Legal pp. 198302DF882
TIERRA FIRME
REVISTA DE HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES
PUBLICACIN DE LA FUNDACIN TIERRA FIRME
Av. El Cortijo, Quinta Vitalia N 79Los Rosales, CaracasTelfonos: 693.50.01 - 693.50.92Correo electrnico: [email protected] Postal 47.687Caracas, 1041-A, Venezuela
Correo Areo
Un ao, cuatro volmenes.
Venezuela:
Suscripcin normal: Bs. 20.000,00 Suscripcin de apoyo: Bs. 40.000,00Extranjero:
Amrica Latina, USA, Europay otros Continentes: US $ 80,00
7TIERRA FIRME
PRESENTACIN
Julio Csar Salas, en pasado y presente1
Que rincn acadmico ms apropiado que
esta excepcional revista venezolana para hacer
un homenaje a Julio C. Salas! Algunos se
preguntarn por qu, podemos contestarles,
para comenzar, que uno de sus ms
renombrados libros se titula tambin Tierra
Firme (1908), como este espacio en el que
hoy se dedica este nmero especial al estudio
de la obra y el pensamiento de tan acucioso
investigador, etnlogo y filsofo, quien naciera
en Mrida (Venezuela) en el ao de 1870.
Podramos decir de Salas que era, adems,
abogado, profesor universitario, historiador,
socilogo, lingista, etnohistoriador, en fin,
mejor sigamos el ejemplo del profesor Mario
Sanoja cuando nos dice que Salas fue
fundamentalmente un cientfico social para
quien el hondo conocimiento de las races
histricas del pueblo venezolano, constitua el
episteme fundamental de su reflexin poltica
sobre la sociedad contempornea de nuestro
pas (Sanoja, 1997: 7). Y, como ciudadano,
tuvo una gran preocupacin por esa Venezuela
sumida en la dictadura gomecista, en la miseria,
el analfabetismo, en la barbarie, asumiendo
tal posicin crtica ante aquello que muy pocos
de sus contemporneos se hubiesen atrevido.
Sus estudios los dirigi entonces, a la
bsqueda de explicaciones y de soluciones a
los problemas que se presentaban ante
semejante escenario. Hoy da podemos ver
todo esto plasmado en su basta obra, la
publicada y la indita.
Muchas dcadas pasaron luego, para que
en el ao de 1996, casi 70 aos despus de su
desaparicin fsica (1933), se constituyera la
Fundacin Julio C. Salas impulsada por un
nutrido grupo de personas, entre las que se
encontraban investigadores de diversas reas,
intelectuales, artistas, educadores y escritores,
que consideraron necesario la divulgacin de
la obra de Salas. A partir de entonces, se
activaron varios frentes de difusin, como las
reediciones y distribucin de sus libros, la
apertura del premio a la investigacin sobre la
obra de Salas, as como reuniones de
investigadores citados en los coloquios para
discutir y analizar su aporte. El primero de
estos coloquios se realiz en la ciudad de
Mrida, en 1997, gracias a los auspicios de la
TIERRA FIRME88
Universidad de Los Andes, la Gobernacin
del estado Mrida, la Biblioteca Tulio Febres
Cordero y el CONAC .
En Maracaibo, en 1999, se llev a cabo el
segundo evento, contando esta vez con el
respaldo de la Universidad Catlica Cecilio
Acosta, la Direccin de Cultura del estado
Zulia y el CONAC. El III coloquio se efectu
en Caracas, en el ao 2001, en la Universidad
Central de Venezuela en el marco del LXIII
aniversario de la Facultad de Ciencias
Econmicas y Sociales, con el apoyo del
Ateneo de Caracas, el CONAC y el Archivo
General de la Nacin.
En aquella oportunidad, los privilegiados
oyentes pudimos disfrutar de las interven-
ciones y discusiones de altura de Esteban
Emilio Mosonyi, Adelina Rodrguez Mirabal,
Michel Mujica, Beatriz Bermdez, Tulio
Hernndez, Catalina Banko, Antonio Tinoco,
Kay Tarble, Rafael Strauss y Francisco Javier
Prez, entre los ponentes. El evento fue
propicio para abrir un nuevo espacio con la
exhibicin del video de Beatriz Bermdez,
Amazonas, territorio y derechos indgenas
(1999).
De entre aquellas ponencias presentadas,
hoy se publican seis en la revista Tierra Firme.
El lector encontrar que cada una aborda
distintos temas y problemas en torno a la obra
de Salas, sobre temas estudiados por l o sobre
el personaje propiamente. A medida que vamos
pasando las pginas de este volumen,
encontramos nuevos elementos y problemas
o nuevas miradas en los libros de Salas. A
propsito, deberamos decir los libros
publicados, ya que gran parte de su obra est
an en los cajones, es decir, indita.
Afortunadamente, contamos con el
trabajo incansable de Francisco Javier Prez2,
quien lleva ya varios aos estudiando la obra
de Julio C. Salas y, en este volumen, nos revela
una parte de ese material indito, con el texto
Salas escribe sobre Tolstoi. Entre ideologa y
literatura. Interesante verdaderamente
porque, hasta lo que sabamos, Salas no se
haba interesado por la literatura. Luego de
ese abrebocas, nos topamos con la ponencia
de Catalina Banko3. La historiadora hace un
agudo anlisis de Civilizacin y Barbarie
([1919] 1998), donde el autor afirmaba que la
base fundamental para el progreso y la
modernizacin de la estructura productiva
nacional estaba en la consideracin de la
libertad econmica y poltica. Ledo as, sin
fijarnos en la fecha de su publicacin y el
contexto que se viva en la Venezuela
gomecista, se podra pensar que es un
planteamiento acorde con nuestro das.
La vigencia de los anlisis, las hiptesis,
los planteamientos, en general, de Salas, se
ponen de manifiesto a lo largo de este nmero,
como lo demuestra Rafael Strauss4 en su
trabajo Venezuela y lo indio, en pasado y
presente; ya slo con el ttulo, este etno-
historiador nos enfila hacia uno de los temas
de reflexin de Salas la percepcin de lo
indio, como nos dice Strauss, para la
conformacin de un proyecto de identidad
nacional. A propsito de esto, seguimos con
De la etnoescatologa a la etnognesis: notas
sobre las nuevas identidades tnicas, ponencia
9TIERRA FIRME
de Antonio Prez5, abordando el tema de las
viejas/nuevas identidades tnicas en su
contexto temporal, para adentrarse en la
resurreccin de pueblos indgenas que se crea
extintos y la aparicin conexa de nuevos grupos
que se autoidentifican como indgenas; en este
sentido, pasa a discutir sobre los casos
venezolanos como la etnognesis de los
timoto-cuicas y los chaima.
El trabajo que contina es Las Calzadas
o terraplenes prehispnicos de los Llanos de
Barinas en Etnografa de Venezuela, escrito
por esta servidora, Otilia Rosas Gonzlez6.
En ese importante libro, escrito por Salas en
1921, pero que sali a la luz pblica en 1956,
el investigador analiz algunos de los
problemas antropolgicos y arqueolgicos
dominantes en su tiempo, llegando a conclu-
siones o lanzando algunas hiptesis que
derrumbaban las de otros eminentes investi-
gadores contemporneos o anteriores a l. Gran
parte de los datos que utiliz provenan de
fuentes etnohistricas, las cuales, l mismo
aconsejaba no deban tomarse al pie de la letra
o ciegamente, si no, que deban cotejarse con
otras, e insisti en la importancia de la
utilizacin de otro tipo de fuentes comple-
mentarias. Uno de los temas que trat Salas
en Etnografa de Venezuela fue el de las
Calzadas y los cerritos de los indios que se
encuentran en los Llanos venezolanos. Las
conclusiones a las que el autor lleg nos dejan
sorprendidos por la precisin de sus
aseveraciones o las coincidencias que hallamos
con las resultados de muchas investigaciones
llevadas a cabo en la actualidad.
Y precisamente acerca de la relevancia de
la evidencia documental y la artefactual en la
comprensin de los procesos histricos,
escribi Kay Tarble7, con su ponencia La
Historia de la Tierra Firme: el reto del dato
etnogrfico y arqueolgico, con el cual se cierra
el presente volumen. De manera concisa,
Tarble va analizando y discutiendo la
importancia del dato etnogrfico, etnohistrico
y arqueolgico, como Salas lo plante en su
obra Tierra Firme (1908), as como la
necesidad de cotejar las diferentes fuentes
histricas. A partir de aqu, encuentra que es
un reto para el investigador, el integrar
exitosamente las fuentes de ndole diversa
como la tradicin oral, el mapa, artefactos
arqueolgicos y documentos escritos; Tarble
ilustra su exposicin tomando ejemplos de su
propia investigacin que ha desarrollado en el
Orinoco medio.
El cierre de esta entrega lo dejamos a
Mara Elena Mestas Prez y a Horacio Biord,
que tratan temas vinculados con las ideas de
historia, progreso y trabajo, y con la
continuidad sociocultural Caribe-Karia en
Tierra Firme, respectivamente.
Para finalizar estas lneas, ya no queda
ms que invitar a todo aquel que no est
familiarizado con la obra de Julio C. Salas, a
que se nos una leyendo crticamente los
trabajos presentados en Tierra Firme, as como
ir, luego, a la fuente primaria, a los libros de
este agudo, inteligente y sensible merideo,
ejemplo de civismo, sabidura y virtud7.
Otilia Rosas Gonzlez
TIERRA FIRME1010
NOTAS
1 Investigador y docente de la Universidad CatlicaAndrs Bello; Individuo de Nmero de la Academia dela Lengua.
2 Investigadora y docente de la Escuela de Economa dela Universidad Central de Venezuela.
3 Director de la Escuela de Historia de UniversidadCentral de Venezuela.
4 Investigador de la Fundacin Kuramai, en Espaa.
5 Investigadora y docente del Departamento de CienciasSociales de la Universidad Simn Bolvar.
6 Investigadora y docente de la Escuela de Antropologade la Universidad Central de Venezuela.
7 Briceo Ferrigni, 1997: 10.
REFERENCIAS CITADAS
Briceo, G. (1997). Julio Csar Salas, bosquejode un olvido. En: Julio C. Salas:Etnografa de Venezuela. (EstadosMrida, Trujillo y Tchira). LosAborgenes de la cordillera de losAndes. Mrida, Universidad de Los AndesAcademia de Mrida, 5-10.
Salas, J. (1997). Etnografa de Venezuela.(Estados Mrida, Trujillo y Tchira).Los Aborgenes de la cordillera de losAndes. Mrida, Universidad de Los AndesAcademia de Mrida.
Salas, J. (1997b). Tierra Firme. Venezuela yColombia. Etnologa e Historia.Caracas, Fundacin Julio C. Salas.
Salas, J. (1998). Civilizacin y Barbarie.Estudios sociolgicos americanos.Caracas, Fundacin Julio C. Salas.
Sanoja, M. (1997). Prlogo. En: Julio C. Salas:Tierra Firme. Venezuela y Colombia.Etnologa e Historia. Caracas, FundacinJulio C. Salas CONAC.
Video:
Amazonas, territorio y derechos indgenas(1999). Coordinacin y post-produccinpor Beatriz Bermdez y Virginia Rojas;Guin de Daro Moreno; auspiciado por laOficina de Derechos Humanos del VicariatoApostlico de Puerto Ayacucho, estadoAmazonas.
11TIERRA FIRME
Salas escribe sobre Tolstoi.Entre ideologa y literatura
FRANCISCO JAVIER PREZUNIVERSIDAD CATLICA ANDRS BELLO
Tierra Firme. Caracas - Venezuela
N 93, Ao 24 - Vol. XXIV, pp. 9-17, 2006
RESUMEN: En contadas ocasiones Julio Csar Salas (1870-1933) se ocup de literatura.Concentrado en sus estudios etnohistricos, sociolgicos y lingsticos y disciplinadamenteesclavo de sus metas cientficas, no pudo satisfacer, sino accidentalmente, otros intereses quea su prodigiosa personalidad e intelecto llamaban, aunque con sones dbiles o distantes. El sentidode este estudio, en vista de las anteriores circunstancias, ser enfocar la mirada sobre un aspectotan borroso en la obra y mentalidad de este hombre de estudio. Siempre movindonos en las aguasliterarias de la produccin perifrica en Salas, ocupan captulo muy productivo el de sucorrespondencia personal. Aunque no se referencia ninguna carta propiamente escrita a un creadorliterario, se encuentran, sin embargo, muchas a escritores cientficos, historiadores y hombresde letras en general. La nmina venezolana de estos corresponsales resulta notabilsima:Caracciolo Parra, Amlcar Fonseca, Jos E. Machado, Emilio Constantino Guerrero, LisandroAlvarado, Amrico Briceo Valero, Pedro Manuel Arcaya, Vctor Manuel Ovalles, ManuelLandaeta Rosales y, entre otros, Bartolom Tavera Acosta.
PALABRAS CLAVE: Salas, Literatura, Etnohistoria, Venezuela.
Fueron muy escasas las
oportunidades en que Julio
Csar Salas (1870-1933) se
ocup de literatura.
Concentrado en sus
estudios etnohistricos, sociolgicos y
lingsticos y disciplinadamente esclavo de sus
metas cientficas, no pudo satisfacer, sino
accidentalmente, otros intereses que a su
prodigiosa personalidad e intelecto llamaban,
aunque con sones dbiles o distantes. Es as
como, apenas, podemos hoy proponer la
consideracin de unas pocas piezas dedicadas
a materias literarias y de unos pocos episodios
que transitan tenuemente los universos de la
ficcin, la creacin literaria o la crtica. El sentido
de este estudio, en vista de las anteriores
circunstancias, ser enfocar la mirada sobre un
TIERRA FIRME1212
aspecto tan borroso en la obra y mentalidad de
este hombre de estudio.
Ciertamente, unos pocos ttulos en esta
direccin aparecen reseados en el catlogo de
sus obras inditas. La primera consideracin,
es que para Salas el texto literario constituye,
en su mirada de cientfico, una fuente para el
estudio histrico, sociolgico o lingstico. En
sus obras nos tropezamos con referencias a
muchos libros de la literatura clsica espaola
que le proveen de riqusimos materiales para
sus trabajos lingsticos. Sus intenciones sobre
el particular se renen en un estudio indito
que dedica al Arcipreste de Hita: Arcasmos
del siglo XIV. Notas tomadas del Libro del Buen
Amor del Arcipreste de Hita (Carpeta 45, N
170). Lo componen dieciocho folios
manuscritos encontrados entre sus papeles
pstumos.
En otro orden de reflexin, Salas emprende
con la parquedad anotada, algunos trabajos de
crtica literaria. El catlogo de su obra indita
nos ofrece, al menos, dos referencias de mencin
especial. Se trata, la primera, de un estudio
sobre el novelista canario Prez Galds: Letras
espaolas. Don Benito Prez Galds (Carpeta
45, N 174); mientras que la segunda se dedica
a ofrecer el Perfil de Doa Emilia Pardo Bazn
(Carpeta 56, N 230)1, la ms esclarecida
escritora de las letras espaolas del siglo XIX,
admirada y repudiada. Si nos fijamos con
atencin, veremos que la escogencia de estos
autores no es casual, sino, como veremos un
poco ms adelante, responde a un intencionado
inters de Salas por acercarse a los escritores
de su tiempo, escritores del realismo literario,
que le permitan entender los procesos de
desigualdad que, desde el universo de la ficcin,
parecan ordenarse con ms claridad en la tarea
de auscultar a las sociedades burguesas del siglo
XIX.
Por ltimo, en este orden descendente de
consideracin, el catlogo de sus trabajos
inditos nos informa sobre la existencia de
escasas piezas de creacin literaria. Seran, al
menos, dos textos poticos los que se con-
signan: 1) Alma indiana (Carpeta 45, N 171),
un folio mecanografiado, fechado en 1918; y 2)
Silva Indo-Hispnica (Carpeta 45, N 173),
tres folios mecanografiados, sin fecha.
Asimismo, pequeas narraciones y textos de
estirpe tradicionalista (mitos y leyendas),
completan el cuadro de los escritos literarios
de Salas (vase carpetas 56 y 57). En su
mayora, estos textos estaban destinados a
formar parte de una obra que Salas
elocuentemente titulara: Tiempo perdido,
reunin de sus propuestas literarias, diarios y
memorias.
Siempre movindonos en las aguas
literarias de la produccin perifrica en Salas,
ocupan captulo muy productivo el de su
correspondencia personal. Aunque no se
referencia ninguna carta propiamente escrita a
un creador literario, se encuentran, sin embargo,
muchas a escritores cientficos, historiadores
y hombres de letras en general. La nmina
venezolana de estos corresponsales resulta
notabilsima: Caracciolo Parra, Amlcar
Fonseca, Jos E. Machado, Emilio Constantino
Guerrero, Lisandro Alvarado, Amrico Briceo
Valero, Pedro Manuel Arcaya, Vctor Manuel
13TIERRA FIRME
Concentrado en sus estudios
etnohistricos, sociolgicos y
lingsticos, y
disciplinadamente esclavo de
sus metas cientficas, Julio
Csar Salas no pudo satisfacer,
sino accidentalmente, otros
intereses...
Ovalles, Manuel Landaeta Rosales y, entre
otros, Bartolom Tavera Acosta.
Es en este marco de referencias y de
intereses entremezclados, en donde lo litera-
rio es fuente etnogrfica, en unos casos, y en
otros, objeto central del trabajo de creacin, es
donde queremos colocar el
artculo que Salas
escribe sobre Len
Tolstoi. Lo titula:
Len Tolstoy y sus
obras y con l da
comienzo al nmero
cuatro de su revista
De Re Indica, ltimo
de los publicados,
correspondiente a
junio de 1919, cum-
plidos apenas, nueve
aos de la muerte del escritor ruso. Otra
conexin cronolgica que no puede pasarse
por alto, en vista de las ideas que est
proponiendo para su discusin, es que el texto
de Salas se publica, en pleno furor de los
hechos, a escasos dos aos de la Revolucin
Bolchevique de 1917 y, exactamente, a uno del
asesinato del Zar Nicols y de toda la Familia
Real, ocurrida en julio de 1918.
El texto de Salas quiere poner en circulacin
un ramillete de planteamientos en torno a la
justicia social, al problema de las desigualdades,
a la posesin latifundista de la tierra y al ejercicio
de una religiosidad bondadosa y honesta,
resultado de un verdadero misticismo y de un
cristianismo autntico. La escogencia recae en
Tolstoi, entonces, ms por razones ideolgicas
y por la posibilidad de entenderlo como
paradigmtico en este crisol de direcciones que,
claro est, por la admiracin esttica que su
obra sea capaz de generar.
Es posible sentir en este escrito un aroma
aprobatorio de los fundamentos de las ideologas
emergentes en el panorama mundial despus
de la Revolucin Rusa, de
las que el clebre nove-
lista fue un adelantado
por su capacidad de
reflejar las profundas
contradicciones que las
motivaron:Sin que dejemos decondenar los excesos delos revolucionarios rusos,que la tea incendiaria yla metralla derribaron lams grande autocracia
moderna, es necesario considerar que lasturbas bolshevikis representan las msradicales teoras polticas, que jams hayansido proclamadas ante la faz del mundodespus de Cristo, Budha y Confucio; largay dolorosa gestacin en la mente de unpueblo de las ideas de Tolstoy y de Gorki,filsofos que hacen pensar profundamenteen lo mentiroso de la evolucin social o delprogreso, cuando no se basa en las eternasleyes de la justicia y del amor, que debenprivar en las relaciones de los hombres yque son la nica fuente de la felicidadhumana (Salas 1919: 105).
Todo el alegato argumental de Salas va a
descansar sobre el ideal socialista y utpico de
la igualdad entre los hombres. Anhela un tiempo
privilegiado, una edad de oro, que debe llegar
para que la Humanidad alcance su definitivo
equilibrio de justicia, de oportunidades y de
reparto de las cuotas de felicidad. Arremete en
TIERRA FIRME1414
contra de la ms grfica de las desigualdades: la
del reparto de la tierra. Para explicarnos su
pensamiento construye, como uno de sus
hbitos de estudioso, a la metfora. Dir que
los desequilibrios en la reparticiones de la tierra
cultivable sera equivalente a que unos pocos
fueran los poseedores del aire, del agua o del
sol y que, como tales, administrarn estos
dones divinos:Si algo irrazonable existe en la historia dela humanidad es que un hombre estfacultado por las leyes para poseer mstierras de las que puede cultivar, pues siendocomo son limitados los terrenos cultivablesproductores de frutos y alimentosimprescindibles para la vida humana,como el aire, el agua y el sol, que encantidad ilimitada y gratuita estn a ladisposicin del hombre, resulta por esacausa monstruoso, no slo el acapa-ramiento excesivo del suelo cultivable, sinohasta la misma propiedad exclusiva de latierra, aunque sea limitada (Salas 1919:106).
Estas ideas que lo constituyen, en un
sentido, en un abanderado venezolano de una
ideologa de la igualdad, en otro, hace de Salas
un reformador al que todo reaccionario al
progreso de las sociedades debe oponerse.
Pronunciadas en la Venezuela agrarista,
latifundista y gendarmenecesarista de
comienzos del siglo XX, deben haber tronado
como invectivas en muchos odos desacos-
tumbrados a estos discursos. Viniendo, adems,
de un cultor de la tierra, y en cierta medida
parte de la estirpe, como era Salas, deben haber
sido tomadas con un recelo que promediaba la
intranquilidad. Era, por qu dudarlo, un
enfrentamiento con el poder y con el orden
establecido.
Aunque en otro cuadro de referencias, las
palabras de Tolstoi tambin hicieron mella en
los odos acostumbrados a perpetuas sorderas
en la Rusia de finales del siglo XIX. La figura
del escritor ruso le permite trasladar la
observacin de la propia realidad en la
observacin del otro. Asimismo, reflejar en el
anlisis del otro la propia situacin que quiere
recalcar y difundir, casi, propagandsticamente.
Trabajo, libertad, igualdad, fraternidad,
religiosidad y tolerancia son algunos de los
ideales a ser alcanzados en las nuevas
sociedades en la mentalidad progresista de
Salas. Busca, entonces, estos marcadores
ideolgicos en la produccin literaria de Tolstoi
y, muy especialmente, en su actuacin pblica
y en su liderazgo popular. No puede ser ms
explcito, en esta materia:Cada libro de Tolstoy plantea y resuelve unproblema social [...] proclaman ladignidad y la libertad del hombre ycondenan junto con la servidumbre de lagleba la domesticidad asalariada. Ningnhombre puede servirse de sus semejantescomo bestia de carga, todos debemostrabajar para vivir (Salas 1919: 105-106).
Admira en el escritor sus cualidades de
pensador sobre los grandes problemas del
hombre y su profundo conocimiento que
manifiesta de l. Le llama, en especial, la atencin
que Tolstoi conciba al hombre como un
conjunto capaz de poseer junto a las virtudes
ms aplaudibles, el ms sancionable de todos
los vicios: el egosmo, razn y motor de todas
las desigualdades e injusticias. Esta situacin
de equilibrio potencia los criterios de Tolstoi y
les imprime una vasta solidez, justamente, la
que Salas requiere para hacer ver que no se
15TIERRA FIRME
trata de un anlisis fatalista de las culturas,
sino de una gestin social para propiciar el
intercambio del vicio por la virtud, en beneficio
de la vida social:Bien dice el conde Len Tolstoy, que encada uno de los hombres existen dospersonalidades completamente distintas:una egosta que no es capaz de ver sino supropia conveniencia, otra desinteresada,altruista, capaz de realizar los mayoressacrificios y de practicar las ms sublimesvirtudes (Salas 1919: 105).
Son cuatro los libros de Tolstoi que Salas
escoge para sostener su anlisis a partir del
escritor: La guerra y la paz, Sonata a Kreutzer,
Resurreccin y Verdadera vida. Nos ofrece,
de cada uno, una lectura sociolgica y social,
ideolgica y de ideas. Respectivamente,
representan la reflexin sobre el enfrentamiento
con el poder, el repudio de los conven-
cionalismos sociales, el debate entre la justicia
y la sensualidad y, finalmente, el papel del
ascetismo.
1) Enfrentamiento con el poder: Bajo el
secular despotismo ruso se enfrenta al
poder Tolstoy en su libro La Guerra y la
Paz y con tanto valor como el de los
mrtires antiguos, confiesa la mentira de
los dolos o convencionalismos, Autoridad
Poltica y Autoridad Religiosa y no teme el
destierro ni la excomunin, que fue
pronunciado por el Santo Snodo ortodoxo
de Rusia el cuatro de Abril de 1901, pues el
autcrata moscovita tembl ante su vasallo
al sentir que su imperio tambaleaba, por lo
cual lo hizo calificar de falso profeta;
diecisiete aos despus las balas
bolskevikis destrozaron el pecho del
descendiente de los Romanoff, pero como
dice Tolstoy condenando desde ultratumba
las modernas violencias: el mal no puede
desarraigado por el mal, la fuerza es bien
turbia fuente del derecho de los pueblos
(Salas 1919: 107).
2) Repudio de los convencionalismos: Sonata
a Kreutzer, El Matrimonio y Resurreccin,
prueban la deficiencia de las costumbres y
leyes que en las sociedades modernas
reglamentan las relaciones sexuales, y la
ineptitud de su convencionalismo a los
fines de asegurar la felicidad humana, y de
establecer la igualdad de derechos y
obligaciones que debera privar en la
materia (Salas 1919: 106).
3) Debate entre justicia y sensualidad: En
Resurreccin, palpamos las vacilaciones y
vicisitudes de una pobre alma sedienta de
justicia y enferma de sensualismo (Salas
1919: 106).
4) Ascetismo2: Entre el ascetismo predicado
por Tolstoy en su libro Verdadera Vida y
el que el Padre Toms Kempis en la
Imitacin de Cristo, en verdad que no se
encuentra diferencia en cuanto a doctrina
filosfica; ignoro si Kempis, como Tolstoy,
siendo inmensamente rico reparti sus
bienes entre los pobres y trabaj con sus
manos para vivir, pues en esta materia ms
elocuente es el ejemplo que la teora y
desgraciadamente la humanidad se muestra
rehacia a tomar la Cruz y seguir a Cristo.
Me parece Tolstoy en su Confesin ms
sincero que Rousseau y ms humano que
TIERRA FIRME1616
San Agustn, pues sin intervencin
milagrosa se presencia el desenvolvimiento
natural de un alma sedienta de verdad y de
justicia, y se explica el lector cmo se
realiz en el escritor eslavo la
transformacin que lo llev al ltimo
peldao de la cristiana filosofa (Salas
1919: 107).
El primero en caer en cuenta del impor-
tante papel que poda jugar la interpretacin
que se hiciera de Tolstoi y sus obras como
sustento y reflejo ideolgico fue Lenin. Escribe,
un poco antes y un poco despus de la muerte
del novelista, una serie de artculos3 para
explicar la posicin que este autor ocupa como
visionario de la revolucin, en especial, por su
reflejo de las contradicciones que explicaron el
proceso. Repasemos estos planteamientos
para aproximarlos, hasta donde nos sea posible,
a los del propio Salas.
Lenin escribe seis ensayos que vienen a
ser el mismo ensayo al canalizar los mismos
tpicos de reflexin y al repetir, en algunos
casos textualmente, las mismas formulaciones
que pasan, idnticas, de uno a otro texto. El
cuadro de ideas que ha sealado Lenin para
Tolstoi permiten entenderlo como espejo de
la Revolucin rusa, aunque no fuera capaz de
entenderla en las implicaciones ideolgicas que
Lenin quera que se entendiera. As, las
contradicciones en el pensamiento de Tolstoi,
su debate ideolgico interno, se que le lleva a
abandonar sus tierras y a liberar a sus esclavos,
a sublevarse ante el poder sin oposicin
violenta y a erigirse, sin quererlo, en el
portavoz de una religin social y campesina
necesitada de un rostro y de una voz, hacen
del escritor, a los ojos de Lenin, el mejor reflejo
de la revolucin que protagonizaba. La faz
esttica del escrito poco le importa, ms all
de algn sealamiento sobre su genialidad y
su catalogacin como artista. Una y otra vez,
obsesivo, reafirmar estos planteamientos:
Las contradicciones en las obras, en lasideas, en las teoras, en la escuela deTolsti, son verdaderamente flagrantes. Deun lado, es un artista genial, que no sloha producido lienzos incomparables de lavida rusa, sino obras de primer orden enla literatura mundial. De otro lado, es unterrateniente posedo de cristianofanatismo. De un lado, vemos en l unaprotesta extraordinariamente sincera,franca y fuerte contra la falsedad y lahipocresa sociales; de otro lado, es untolstoiano, es decir, ese baboso gastado ehistrico que se llama intelectual ruso yque se da golpes de pecho a la vista delpblico [...]. De un lado, una crticaimplacable de la explotacin capitalista,la denuncia de las brutalidades delgobierno, de esa comedia que son lajusticia y la administracin pblica, unanlisis de todas las profundas contradic-ciones entre el aumento de las riquezas ylas conquistas de la civilizacin y elaumento de la miseria, el embrutecimientoy las penalidades de las masas obreras;de otro lado, la prdica fantica del nooponerse por la violencia al mal. De unlado, el realismo ms lcido, que arrancatodas y cada una de las caretas; de otrolado, la prdica de una de las cosas msrepugnantes que existen bajo la capa delcielo, a saber: la religin; el afn de poner,en lugar de los popes por nombramientooficial, a popes por conviccin moral, es
17TIERRA FIRME
decir, el culto del clericalismo ms refinadoy, por ello, ms repugnante (Lenin 1979:104-105).
En Salas, claro est, no encontramos una
formulacin tan drstica y vehemente del
asunto. Sin embargo, muchos de estos
sealamientos pueden rastrearse, en especial,
los que se refieren al autntico ascetismo de
Tolstoi, que le permite compararlo en
superioridad a los de Kempis, Rousseau y
San Agustn, frente a la apariencia de una
religiosidad babosa. Es en esta dimensin en
la que debe ser visto el anticlericalismo de Salas,
por lo general siempre mal entendido. Tambin,
sin duda, los apoyos socialistas de su
pensamiento, renovadores y revolucionarios,
desde la paz y la respuesta no violenta al mal.
Gravita, as, en Salas una categora a lo Tolstoi
por el seguimiento de estas ideas que, l
mismo, trata de sealar en su artculo4.
La imagen final con que Salas quiere ver a
Tolstoi es la del excomulgado. El hombre
piadoso, repudiado por la religin. El
bondadoso, castigado. El carismtico,
rechazado por el poder. El generoso,
incomprendido por la filantropa. El escritor,
sealado por la literatura. El creador poltico,
mal visto por la crtica. El santo, ridiculizado
por sus babosos seguidores. El hombre
revolucionario, incomprendido por los
revolucionarios. El tolerante que ha sido
excluido. Salas, compartiendo alguno de estos
predicados y muchos de estos resultados con
el propio Tolstoi, culminar con una
invocacin a la fraternidad, clave para alcanzar
la libertad, la justicia social y la felicidad. En
otro sentido, resulta un rapto de cristianismo
en boca de Salas:La ciencia, el arte, los progresos de lospueblos y la civilizacin con todos susconvencionalismos y oropeles, caenbatidas en brecha por el ariete poderosode la moral de Cristo, olvidada por lahumanidad y predicada al hombre denuestro siglo por el insigne ruso. Que lasnaciones deben reflexionar, pues marchanbajo los predicados de la fuerza interior yexterior a un abismo insondable, que lanica solucin para los ms arduosproblemas sociales es la prctica de lafraternidad: Amaos los unos a los otros,repite con Cristo. Ni siervos ni seores,es su divisa. Este fue el excomulgado LenTolstoy, quien siendo poderoso en riquezas,siervos, influencia y poder, rasg suspergaminos, dio libertad a sus esclavos,les reparti tierras y bienes y visti elcapote del trabajador o mujick ruso, paraganarse diariamente la vida con el sudorde su frente (Salas 1919: 107).
Entre ideologa y literatura, la literatura
es un pretexto para reflejar y manipular. Entre
ideologa y literatura, puede hacerse decir al
texto literario lo que no se propuso estti-
camente decir. Entre ideologa y literatura, nos
convencemos del poder del texto literario para
decir lo que tiene que decir. Y es en ste tener
que decir en donde se domicilia lo que la
literatura tiene de expresin de la vida, de
crtica a la intolerancia, de repudio a la falsedad,
de construccin de la realidad por medio de la
fbula, de grito doloroso para alcanzar la
dignidad humana. Salas entendi gracias a
Tolstoi el sentido social de la literatura y,
tambin, que la esttica literaria no puede ser
nunca un fin en s misma. Todo texto literario
siempre es poltico, inevitablemente
ideolgico.
TIERRA FIRME1818
NOTAS
1 El catlogo de la obra indita de Salas, elaborado en laSala Tulio Febres Cordero del Instituto AutnomoBiblioteca Nacional, en Mrida, consigna, en la carpeta57, nmero 253, otro escrito sobre la escritora espaola,posiblemente, otra versin del referido con la signaturasealada (carpeta 56, N 230), mtodo de trabajo muchasveces puesto en prctica por Salas. Lo ha titulado: EmilioPardo Bazn y lo fecha en noviembre de 1891.
2 Fascinado por la autenticidad religiosa en Tolstoi, ya en1914, Salas estudia, en sus Lecciones de sociologa, susignificacin: El ideal religioso de la evolucin socialser sin duda la aceptacin general de los ms altosprincipios morales, o sean las virtudes ms elevadas quealgunas religiones proclaman, hasta pasar por obra delnatural progreso, de la perfeccin terica y de casosaislados, a la prctica vulgar y general de esas virtudes,conservadoras, antes que nada, del individuo y, porende, del agregado social. En esa cima evolutiva habrdesaparecido el convencionalismo y la explotacin, ylos hombres sern verdaderos hermanos en una patriauniversal sin fronteras ni desigualdades, sin tiranos delcuerpo ni del alma, los impostores de siempre, los que,segn Tolstoi, dieron y dan hoy al pueblo pan amasadocon la harina del convencionalismo, alimento incapazde ser digerido por la humanidad (Salas 1914: 54).
3 Estos son sus ttulos: Len Tolstoi, espejo de laRevolucin rusa (1908), Len Tolstoi (1910), LenTolstoi y el movimiento obrero contemporneo (1910),Tolstoi y la lucha proletaria (1910), Hroes de laSalvedad (1910) y Len Tolstoi y su poca (1911)(Lenin 1979: 103-131).
4 Sin pretender ver en Salas un adelantado del estudio dela teora del reflejo en la obra de Tolstoi, aspecto que noentendi o no se plante nunca, s me resultasignificativo el que repiense el sentido del Tolstoiescritor en su rol asctico y revolucionario, mucho antesde que lo hicieran los socilogos modernos de laliteratura. El ms notable de todos, a este respecto, PierreMacherey, al escribir su ensayo: Lenin, crtico de Tolstoi(1966). Como parece entender Salas cuando estudia aTolstoi, y tambin, Lenin: la obra literaria no tienesentido sino por su relacin con la historia (Macherey1974: 106).
BIBLIOGRAFA
Lenin, V. (1979). La literatura y el arte.Mosc: Editorial Progreso.
Macherey, P. (1966/1974). Lenin, crtico deTolstoi. En Para una teora de laproduccin literaria. Caracas: UniversidadCentral de Venezuela, pp. 103-129.
Salas, J. (1914). Lecciones de sociologaaplicada a la Amrica. Barcelona(Espaa): Sociedad General de Publica-ciones.
Salas, J. (1919). Len Tolstoy y sus obras. EnDe Re Indica (Caracas) 4: 105-107.
********
19TIERRA FIRME
Salas Writes on Tolstoy. Between
Ideology and Literature
Francisco Javier Prez
Abstract:There are very few writings on literature
by Julio Csar Salas (1870-1933). Focusedon his ethnohistorical, sociological andlinguistic studies; and addicted to achievingscientific goals; Salas could only satisfy bychance some other subtler interests of hisprodigious personality and intellect. Thepurpose of this study will be therefore toanalyze a blurred aspect of the works andmentality of this intellectual. Within Salasperipheral literary production, his personalcorrespondence is to be highlighted. Althoughthere are no letters addressed to literarywriters, there are several letters to scientificwriters, historians, and humanists in general.Very important Venezuelan intellectuals figurein his lists of addresses: Caracciolo Parra,Amlcar Fonseca, Jos E. Machado, EmilioConstantino Guerrero, Lisandro Alvarado,Amrico Briceo Valero, Pedro ManuelArcaya, Vctor Manuel Ovalles, ManuelLandaeta Rosales, and Bartolom TaveraAcosta, among many others.
Key words: Salas, literature,ethnohistory, Venezuela.
********
Tierra Firme. Caracas - Venezuela
N 93, Ao 24 - Vol. XXIV, pp. 9-17, 2006
Salas crit sur Tolstoi. Entre lidologie
et la littrature
Francisco Javier Prez
Rsum:Julio Csar Salas (1870-1933) sest trs
rarement occup de la littrature. Consacr des tudes ethno-historiques, sociologiques etlinguistiques, ainsi qu ses enjeux scienti-fiques, ce personnage prodigieux na pu sepencher quaccidentellement sur dautrescentres dintrt. Ceci dit, la prsente tudepropose un regard sur cet aspect si flou dansluvre et dans la pense de cet intellectuel.Mettant laccent sur le volet littraire de laproduction priphrique de Salas, le travailcomporte une analyse trs productive de sacorrespondance personnelle. Si on ny trouveaucune lettre destine un crateur littraire,il y en a beaucoup adresses des crivainsscientifiques, des historiens et de notableshommes de lettres, dont Caracciolo Parra,Amlcar Fonseca, Jos E. Machado, EmilioConstantino Guerrero, Lisandro Alvarado,Amrico Briceo Valero, Pedro ManuelArcaya, Vctor Manuel Ovalles, ManuelLandaeta Rosales, Bartolom Tavera Acosta,entre autres.
Mots-cls: Salas, littrature, ethno-histoire, Venezuela.
********
TIERRA FIRME2020
21TIERRA FIRME
Libertad poltica y libertadeconmica: bases de lacivilizacin moderna
CATALINA BANKOUNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
RESUMEN:Uno de los ejes de la obra Civilizacin y Barbarie de Julio Csar Salas fue la consideracin de la
libertad econmica y poltica como base fundamental para el progreso y la modernizacin de laestructura productiva nacional. El estancamiento de la economa venezolana estaba ntimamenterelacionado, en su opinin, con la existencia de un sistema poltico caracterizado por el personalismoy la ausencia del sentido de ciudadana. Julio Csar Salas fue testigo de las condiciones de atraso dela economa venezolana y de las prcticas autoritarias de los gobernantes de turno. Buscando lasraces de esta problemtica y las alternativas de solucin, formul un interesante anlisis desde laperspectiva de la Sociologa. Su pensamiento se nutri de diversas corrientes ideolgicas, lo que lepermiti efectuar un claro diagnstico de los males que afectaban la estructura social y las distintasvas para construir la Nacin Venezolana que deba estar integrada por ciudadanos conscientes yorientados al trabajo productivo.
PALABRAS CLAVE: Economa, Venezuela S. XIX, Salas, Sociologa.
L
Tierra Firme. Caracas - Venezuela
N 93, Ao 24 - Vol. XXIV, pp. 19-28, 2006
ATRASO ECONMICO Y CAUDILLISMO
a consideracin de la
libertad econmica y
poltica, como base
fundamental para el
progreso y la moderni-
zacin de la estructura productiva nacional,
constituye uno de los ejes de la obra Civilizacin
y Barbarie de Julio Csar Salas, que fue
publicada en 1919 en medio del opresivo clima
del rgimen gomecista. El estancamiento de la
economa venezolana estaba ntimamente
relacionado, en su opinin, con la existencia de
un sistema poltico caracterizado por el
personalismo y la ausencia del sentido de
ciudadana. Sus planteamientos encierran
fuertes crticas a los conductores del
movimiento liberal que, a lo largo del siglo XIX,
slo proclamaron tericamente los principios
TIERRA FIRME2222
de una libertad poltica que no fue llevada a la
prctica.
Esta situacin se observa desde el inicio
de la vida republicana, especialmente a travs
de la trayectoria de la corriente liberal, que naci
como expresin de los intereses de los
hacendados en su lucha contra el predominio
de la "oligarqua conservadora" que, a su vez,
actuaba en defensa de los intereses del sector
mercantil. As, el Partido Liberal se opona al
dominio del poder legislativo por parte de la
"oligarqua" y propugnaba el principio
alternativo, basndose en los principios
polticos liberales, aunque al propio tiempo
reclamaba la intervencin del Estado en la
economa y la implantacin de medidas
protectoras a la agricultura y las artesanas. A
pesar de su ideario "liberal", dicho partido
propiciaba la supervivencia de la esclavitud,
ya que su abolicin conllevara en forma
inmediata a trastornos de la produccin debido
a la escasez de brazos para la explotacin
agrcola.
Por su parte, la tendencia "conservadora"
proclamaba la vigencia de los principios
liberales en las relaciones econmicas y la
limitacin del papel interventor del Estado. Este
grupo, amparado en el poder ejercido por el
general Jos Antonio Pez, pretenda mantener
el control absoluto de las instituciones pblicas.
En este contradictorio cuadro se desenvolvan
las luchas que dividieron a paecistas, liberales
y monaguistas hasta mediados del siglo XIX.
Mientras el sector agrcola sostena ideas
liberales en lo poltico, desde el punto de vista
econmico se inclinaba por soluciones
vinculadas con la intervencin del Estado y la
supervivencia de la esclavitud. El sector
mercantil, en cambio, dentro de una lnea
"conservadora" en lo poltico, postulaba la
aplicacin de los principios de la doctrina
manchesteriana. Ambos grupos se consideraban
portadores de las ideas de libertad, aunque
interpretadas de acuerdo a sus respectivos
intereses econmicos y polticos.
Durante varias dcadas se mantuvieron las
pugnas entre hacendados y comerciantes con
relacin a las leyes que regan los prstamos de
dinero. Mientras tanto, la agricultura
continuaba afectada por la escasa inversin de
capitales y la ausencia de un instituto de crdito
especializado en el prstamo a largo plazo y
bajo inters, lo que conduca a la dependencia
de los anticipos otorgados por los comerciantes,
quienes ejercan un cerrado monopolio para la
colocacin de los productos en el mercado
exterior.
La escasez de vas de comunicacin, la
falta de brazos y de obras de riego impedan el
desarrollo de la agricultura, ya que elevaban
excesivamente los costos de produccin. A estas
dificultades se agregaban los permanentes
riesgos naturales a que estaban sometidos los
cultivos, adems de las crisis cclicas mundiales
que afectaban severamente la economa
nacional, como consecuencia de la cada de los
precios de las materias primas demandadas en
el exterior. La produccin agrcola segua
sustentada en relaciones sociales precapitalistas
y mtodos de trabajo tradicionales, sin que en
aquel entonces llegara a formularse un proyecto
nacional dirigido a la modernizacin econmica.
23TIERRA FIRME
La consideracin de la
libertad econmica y poltica,
constituye uno de los ejes de
la obra Civilizacin y
barbarie de Julio Csar
Salas, publicada en 1919, en
medio del opresivo clima del
rgimen gomecista.
La educacin continuaba limitada a crculos
muy reducidos de la sociedad y persistan las
distintas modalidades del caudillismo que se
expresaron a travs de Pez, Monagas y ms
tarde con las contiendas federalistas.
Posteriormente, durante la segunda mitad
del siglo XIX, en medio de profundas
transformaciones del sistema capitalista
mundial, se comenz a
difundir la idea de la
modernizacin y del
progreso a travs del
estrechamiento de las
relaciones con las
naciones industriali-
zadas a fin de ampliar
los mercados para las
materias primas y atraer
inversiones de capital
extranjero.
Algunas de esas
condiciones comen-
zaron a materializarse en
1870 tras el triunfo de Antonio Guzmn Blanco
en la Revolucin de Abril, quien encarnaba un
nuevo tipo de caudillismo, ms acorde con las
ideas modernizadoras de la poca. Uno de sus
primeros objetivos fue el apaciguamiento de
las pugnas polticas y el control de los caudillos
regionales. Ello fue posible mediante la
adopcin de un modelo poltico centralista, que
paradjicamente habra de coexistir durante
varios aos con la Constitucin Federal
promulgada en 1864.
La proclamacin del sistema republicano
representativo qued nuevamente en el plano
del discurso, y no se desarrollaron polticas
orientadas a transformar la estructura
productiva. La modernizacin se materializ
exclusivamente en reformas de la adminis-
tracin fiscal para garantizar el eficiente
desempeo de las finanzas pblicas, la
instalacin de ferrocarriles y la construccin
de algunas obras pblicas. De este proceso no
se derivaron avances en
direccin a la autntica
"civilizacin moderna",
ya que la agricultura,
fuente de las expor-
taciones venezolanas,
permaneci sujeta a
mtodos de produccin
tradicionales, a la vez
que se registraron esca-
sos adelantos en el
sector manufacturero
destinado a abastecer el
mercado interno. A
finales del siglo XIX, la
economa venezolana
cay en una profunda crisis como resultado de
los desequilibrios del mercado mundial y de la
debilidad del aparato productivo nacional,
mientras retornaba el clima de inestabilidad
poltica.
Al iniciarse el siglo XX, tampoco se dieron
pasos hacia la modernizacin econmica y la
democracia poltica, a pesar de las expectativas
de cambio alentadas por la Revolucin
Restauradora. Poco despus, Juan Vicente
Gmez llev a su mxima expresin las
tendencias que se haban conformado en el siglo
TIERRA FIRME2424
XIX mediante un rgimen fundado en el
despotismo y la absoluta negacin de las
libertades individuales.
LA PERSPECTIVA SOCIOLGICA DE JULIOC. SALAS
Julio Csar Salas fue testigo de las
condiciones de atraso de la economa
venezolana y de las prcticas autoritarias de
los gobernantes de turno. Buscando las races
de esta problemtica y las alternativas de
solucin, formul un interesante anlisis desde
la perspectiva de la Sociologa1. Su pensamiento
se nutri de diversas corrientes ideolgicas, lo
que le permiti efectuar un claro diagnstico
de los males que afectaban la estructura social
y las distintas vas para construir la Nacin
Venezolana que deba estar integrada por
ciudadanos conscientes y orientados al trabajo
productivo.
La lnea de pensamiento de Salas se
diferenci ntidamente de algunos de los
postulados de las doctrinas filosficas de la
poca. Si bien sus criterios sobre el progreso y
la civilizacin provenan del positivismo, no
admiti los factores raciales ni las condiciones
geogrficas como causa del atraso en nuestros
pases. Asimismo, expres gran inters por el
mejoramiento de las condiciones de vida de los
trabajadores y su formacin como ciudadanos.
En general, sus ideas de libertad y democracia
no coincidieron con los conceptos sostenidos
por algunos representantes del positivismo
venezolano que, como Laureano Vallenilla Lanz,
abogaban por la imposicin del orden a travs
de "gobiernos fuertes." (Miliani, 1998: XIV-
XV; Tinoco, 2000: 63-67).
Ramn Rivas afirma que Julio C. Salas
tena una clara influencia de los principios
proclamados por Adam Smith en cuanto al
papel de la libertad y el mercado como
elementos centrales para trazar el "destino
poltico y econmico" de la nacin venezolana.
En tal sentido, crea que era indispensable crear
instituciones enmarcadas en un "Estado Liberal"
que hicieran posible "organizar una agricultura
y una industria moderna a la altura de las
circunstancias histricas". A pesar de su
identificacin con los postulados de la libertad
econmica, Salas consideraba necesario
propender a la justa distribucin de la riqueza
y combatir los privilegios detentados por
reducidos sectores amparados en la proteccin
del Estado. Ni la defensa del orden social ni el
libre ejercicio de las actividades econmicas
podan significar la legitimacin de la injusticia
y el despotismo (Rivas, 2000: 102).
Por tanto, no era suficiente contar con una
gran riqueza, ya que sera indispensable tambin
promover su distribucin equitativa a fin de
alcanzar el equilibrio y la armona en el seno de
la sociedad:En verdad que la nica razn de lassociedades humanas es la justa reparticinde los provechos y cargas sociales, y no espatria ni repblica verdadera unacircunscripcin geogrfica donde hayaopresores y oprimidos, pues los sacrificiosmorales y materiales impuestos al individuodeben ser compensados con ventajas oservicios pblicos perfectos que leproporcione la asociacin, ya que todo loque favorece el desarrollo del trabajador ycontribuyente aumenta el desarrollo del
25TIERRA FIRME
Estado, condicin ineludible del progresoy de la civilizacin, razn imprescriptibledel pacto social (Salas, 1998: 153).
La meta de la distribucin equitativa de la
riqueza sera inalcanzable mientras el poder
estuviera concentrado en manos de una "clase
o personalidad" que se arrogara la facultad de
gobernar de manera absoluta en su propio
provecho. Este planteamiento representa una
clara crtica al sistema poltico imperante en
Venezuela en aquel entonces.
LA HERENCIA COLONIAL
Julio Csar Salas se refiere constantemente
en su obra al estancamiento econmico y a la
falta de polticas destinadas al fomento de la
produccin agrcola y las actividades
industriales. A su criterio, las races de esta
tendencia residen en las polticas adoptadas
desde la Colonia, las mismas que persistieron
en el perodo republicano y condujeron al
menosprecio de la manufactura criolla y a la
dependencia de la importacin de mercancas
extranjeras, al tiempo que la produccin agrcola
registraba escasos avances. Atribuye tales
limitaciones tanto a la carencia de espritu de
trabajo e iniciativa individual, como a la ausencia
del sentido de ciudadana y de "conciencia de la
nacionalidad". Desde su punto de vista, el
fomento de la riqueza implica objetivos de
carcter econmico y tambin el desarrollo
pleno de la Nacin Venezolana que solamente
as podra alcanzar el nivel de una sociedad
"civilizada".
A fin de explicar las causas de las
dificultades para fomentar la produccin, se
remonta al pasado colonial y analiza el impacto
negativo que para la produccin espaola
significaron las medidas adoptadas desde los
Reyes Catlicos hasta los monarcas del siglo
XVI, las cuales apuntaron a la destruccin de
la estructura productiva con la expulsin de
judos y moriscos que eran agricultores y
artesanos. Asimismo, el absolutismo destruy
el germen de la burguesa espaola y ahog
desde el inicio la accin de las municipalidades,
abatiendo as toda expresin de libertad, al
tiempo que se generalizaba el desprecio por la
industria y la agricultura.
Prueba de esa situacin fue la ruina de
Espaa al concluir el siglo XVI, circunstancias
en las que esta nacin se vio obligada a importar
la mayor parte de los artculos manufacturados
que requera, a cambio de los metales preciosos
provenientes de Amrica: "Esa rpida
decadencia no debe extraar a nadie, pues una
vez ms se confirma el principio que hace
depender la prosperidad de las naciones del
desarrollo de las libertades individuales, ya que
el todo, o sea la nacin, es la suma de los
ciudadanos, clulas de cuyo desarrollo depende
la evolucin social" (Salas, 1998: 25).
El atraso en que se encontraba la otrora
poderosa potencia europea estaba asociado a
la supervivencia del sistema poltico
absolutista, ya que en Espaa se haban perdido
los "hbitos de libertad y de gobierno propio",
caractersticos de los ingleses y holandeses que
constituyeron los primeros ncleos de
poblacin en los Estados Unidos (1998: 33).
El despotismo signific en Espaa el
desconocimiento absoluto del derecho de los
TIERRA FIRME2626
pueblos a la vida independiente en el seno del
trabajo, lo que tuvo repercusiones funestas para
la evolucin posterior de dicha sociedad. Por
esta razn, el autor subraya que el "atraso
evolutivo de las naciones est en relacin con
la cantidad de libertad arrebatada a los
individuos por los organismos religioso y
poltico" (1998: 42).
A criterio de Salas, la libertad poltica y la
libertad econmica estn totalmente
entrelazadas. En su discurso destaca la
trascendencia de promover el trabajo
productivo y el progreso en un ambiente de
paz y libertad, aspectos que siguen teniendo
vigencia en la Venezuela actual. No concibe el
desarrollo de la riqueza con la existencia de un
gobierno vido de cobrar impuestos que agota
con su "avaricia" los frutos del trabajo
individual. Por el contrario, la libertad poltica
incide de manera directa en el estmulo a las
fuerzas econmicas, al generar confianza e
inters para invertir en el incremento de la
produccin.
PROGRESO MATERIAL Y EVOLUCINPOLTICA
La ansiada meta de la "civilizacin" es
una alternativa para que los pueblos logren
"cauterizar las lceras nacionales y abolir las
malas costumbres polticas, econmicas y
sociales, nica manera de formar ciudadanos
tiles o de capacitar a los nacionales para que
triunfen en la lucha por la existencia" (1998:
55).
Su concepto sobre la "civilizacin
moderna" abarca el desarrollo de la riqueza y la
"evolucin poltica" de la sociedad. A fin de
alcanzar dicho objetivo es fundamental
promover la instruccin y la educacin,
consideradas las "condiciones esenciales para
que se verifique la evolucin social del pas",
conjuntamente con el fomento de la riqueza
pblica, agricultura, industria y comercio (1998:
135).
El rgimen republicano exige que la
mayora de la poblacin est capacitada para
ejercer las prcticas del gobierno propio.
Tomando en cuenta la realidad poltica
venezolana, plantea que "la igualdad de
derechos y deberes" no ha pasado de ser un
conjunto de "meros prospectos y palabras
vacas de sentido" en la medida que no se ha
procurado la difusin de la educacin para que
cada ciudadano contribuya con su aporte al
"progreso constitucional" (1998: 172).
A juicio de Salas, es utpico plantear la
existencia de una repblica democrtica y
representativa con un nivel de analfabetismo
superior al ochenta por ciento, con pobladores
que no conocen sus derechos ni son capaces de
reclamarlos. La democracia representativa
contempla principios fundamentales, como la
libertad de prensa, el sistema alternativo, el
rgimen electoral efectivo, la independencia de
los poderes pblicos y la libre actuacin de los
partidos polticos. El ejercicio del poder por
parte de "polticos de oficio" que no representan
"ni el comercio ni la agricultura, ni las ciencias,
ni las artes", es absolutamente contradictorio
27TIERRA FIRME
con la esencia del sistema republicano (1998:
168).
FOMENTO ECONMICO Y PROTECCIN ALTRABAJO
Si no se goza de una autntica libertad
fundada en la distribucin equitativa de la
riqueza, no ser posible avanzar en el camino
de la civilizacin: "Todo atentado contra la
libertad y los intereses de los trabajadores es
un delito, porque se destruye la nacin, desde
el momento en que no haya justa distribucin
de las cargas sociales o las contribuciones
crezcan desmedidamente". En este contexto, el
trabajador dejar de trabajar por la falta de
aliciente, mientras que el "Estado rapaz" se ir
empobreciendo porque "no es posible concebir
fisco opulento e industrias arruinadas" (1998:
180). El progreso requiere de ciertas medidas
de liberalizacin que, por principio, son
opuestas a los elevados impuestos que
conducen al empobrecimiento de los
trabajadores: el "desarrollo de la potencia
econmica y poltica del pas es consecuencia
inmediata de la disminucin de los impuestos
o cargas que pesan sobre los productores"
(1998: 180). Esto es exactamente lo contrario
de lo que ponen en prctica los gobiernos
despticos que aplican altos impuestos
destructores de la produccin nacional.
Los gobiernos estn obligados a propagar
el "civismo y los principios de sana economa
poltica", orientados al desarrollo de la riqueza
a fin de implantar la civilizacin y el progreso.
En tal sentido, cuando Salas se refiere a la
proteccin de la industria y del productor, hace
nfasis en la "libertad plena en la esfera de su
trabajo" y "seguridad completa para su persona
y para el capital que produce su esfuerzo
civilizador y benfico". Define como funciones
de todo gobierno: garantizar la educacin,
construir vas de comunicacin, abolir las trabas
que dificultan la importacin y la exportacin,
simplificar las leyes aduaneras, promover la
efectividad de la administracin pblica sin
utilizar las "recompensas partidarias" y
establecer una administracin de autntica
justicia (1998: 184-185).
Salas opina que la "civilizacin de los
pueblos" est en relacin directa con la
"cantidad de libertad de que gozan los
individuos". Los gobernantes que "mandan a
su capricho y convierten el poder en beneficio
propio" pretenden utilizar medios opresivos
para acumular dinero y, por tanto, conducen al
atraso tanto poltico como econmico (1998:
64-65).
El desarrollo "completo de la industria
nacional", de acuerdo con los elementos
naturales que un determinado pas posee, es
un requisito bsico para la obtencin de la
independencia econmica. Sin embargo, Salas
no considera conveniente el establecimiento de
ciertas industrias que utilicen materias primas
o insumos importados. La denominacin de
industrias nacionales correspondera
exclusivamente a las fbricas o manufacturas
que requieren materias primas de nuestro
territorio. Por otra parte, la elevacin de los
impuestos aduaneros como medida de
proteccin para la industria implica el
TIERRA FIRME2828
encarecimiento de la vida para la generalidad de
los habitantes del pas y el empobrecimiento
de los trabajadores, mientras contribuye al
"peculado de las clases no productoras". Estos
factores, junto a la ausencia de un sistema de
financiamiento al sector manufacturero, impiden
el futuro desarrollo de las industrias
"propiamente nacionales" que requieren del
aporte de capitales para ampliar las plantas
fabriles o crear nuevos establecimientos (1998:
66-67).
Desde esa perspectiva, el proteccionismo
es interpretado como una modalidad de
reglamentacin econmica dirigida al fomento
de ciertas manufacturas que no pueden
establecerse en el pas por falta de personal
calificado o materias primas e implica que los
consumidores deben pagar ms caro el producto
en "provecho de monopolios artificiales". El
autor califica de proteccionismo "falaz" la
pretensin de abaratar el inters del dinero
mediante la persecucin de los prestamistas y
la imposicin de trabas a la libre circulacin del
capital (1998: 185-187).
LIBERTAD ECONMICA EINTERVENCIONISMO
La aplicacin de medidas proteccionistas
para la industria ha sido objeto de diversas
discusiones desde el siglo XIX. En aquel
entonces se exiga una poltica arancelaria en
favor de las artesanas locales, que se
encontraban en plena decadencia debido a la
competencia de los productos manufacturados
extranjeros. Una parte de las polticas econ-
micas adoptadas desde 1830 respondieron a
los lineamientos del modelo clsico liberal, por
el cual Venezuela deba especializarse en la
produccin agrcola y obtener as los ingresos
necesarios para la importacin de mercancas
en el marco de la divisin internacional del
trabajo.
La dinmica econmica se modific
radicalmente cuando se produjeron importantes
cambios en el escenario latinoamericano como
consecuencia de los efectos de la crisis mundial
de 1929. El cierre de los mercados exteriores, la
poltica proteccionista de los pases indus-
trializados y la creciente tendencia a la
desvalorizacin de los precios de las materias
primas condujeron a una profunda reflexin en
torno al futuro econmico. La crisis econmica
trajo aparejada la crisis de los viejos esquemas
que respaldaron las polticas econmicas
tradicionales. Los postulados del libre-
cambismo perdieron vigencia en la medida que
quedaba demostrada la vulnerabilidad de la
economa exportadora de materias primas
mineras y agrcolas, ante los embates de las
fluctuaciones cclicas del mercado capitalista y
las contingencias de la demanda internacional.
De esta situacin se deriv la tendencia a asignar
al Estado un importante rol en el estmulo del
crecimiento econmico. Algunas de esas
medidas comenzaron a ser puestas en prctica
en Venezuela a partir de 1936 y, de manera
especial, en el contexto de la Segunda Guerra
Mundial2. Esta nueva concepcin sobre el
papel del Estado requiere de una serie de
reflexiones para examinar la pertinencia de la
29TIERRA FIRME
aplicacin de medidas proteccionistas y definir
los lmites de la accin pblica en las actividades
econmicas.
Al iniciarse el siglo XXI, muchos de los
problemas polticos y econmicos planteados
por Julio Csar Salas no han sido resueltos
an. La necesidad de ampliar y diversificar la
produccin agrcola, la carencia de un desarrollo
industrial con capacidad de abastecer parte del
mercado interno, la distribucin equitativa de
la riqueza nacional y la educacin para el trabajo
siguen formando parte de los temas centrales
del debate contemporneo.
NOTAS
1 Salas fund la Ctedra de Sociologa y Economa Polticaen la Universidad de Los Andes en 1909, ao en quetambin fue creada la misma ctedra en la UniversidadCentral de Venezuela por Carlos Len.
2 Julio C. Salas, cuya muerte acaeci en 1933, no lleg aconocer los profundos cambios econmicos que sedesarrollaron a partir de 1936, durante los gobiernos deEleazar Lpez Contreras e Isaas Medina Angarita. Enese entonces, tuvo lugar una fuerte polmica con larelacin al papel interventor del Estado en la economa.
BIBLIOGRAFA
Adriani, A. (1962) Labor Venezolanista.Mrida, Universidad de Los Andes.
Banko, C. (1996). Las luchas federalistas enVenezuela. Caracas, Fundacin Centro deEstudios Latinoamericanos RmuloGallegos.
Briceo, M. (1958) Ideario poltico. Caracas,Editorial Las Novedades.
Carvallo, G. y Ros, J. (1984). Temas de laVenezuela Agroexportadora. Caracas,Fondo Editorial Tropykos.
Garca-Pelayo, M. (1987). Las transfor-maciones del Estado contemporneo.Madrid, Alianza Editorial.
Miliani, D. (1998). "Prlogo". En Salas, JulioC.: Civilizacin y Barbarie. Caracas,Fundacin Julio C. Salas.
Partido Democrtico Venezolano (1945). Lalibertad econmica y la intervencindel Estado. Caracas, Tipografa La Nacin.
Rivas, R. (2000). "Estado y libre mercado en laobra de Julio Csar Salas". En Rosas G., O.(coordinadora): Cultura, historia ysociedad. Una visin mltiple sobreJulio C. Salas. Caracas Comisin Presi-dencial Quinto Centenario de Venezuela yFundacin Centro de Estudios Latino-americanos Rmulo Gallegos.
Rosas, O. (Coord.) (2000). Cultura, historiay sociedad. Una visin mltiple sobreJulio C. Salas. Caracas, ComisinPresidencial Quinto Centenario de Venezuelay Fundacin Centro de Estudios Latino-americanos Rmulo Gallegos.
Salas, J. C. (1997). Etnologa e Historia.Caracas, Fundacin Julio C. Salas.
Salas, J. C. (1998). Civilizacin y barbarie.Estudios Sociolgicos Americanos. Caracas,Fundacin Julio C. Salas.
Strozzi, S. (1992). Palabra y discurso en JulioC. Salas. Caracas, Academia Nacional dela Historia.
Surez F., N. (1977). Programas polticosvenezolanos de la primera mitad delsiglo XX. Caracas, Universidad CatlicaAndrs Bello.
Tinoco, A. (2000). "La identidad cultural nacionalen el pensamiento de Julio Csar Salas". En:Rosas G., O.: Cultura, historia y socie-dad. Una visin mltiple sobre JulioC. Salas. Caracas, Comisin PresidencialQuinto Centenario de Venezuela y FundacinCentro de Estudios LatinoamericanosRmulo Gallegos.
Vellinga, M. (1997). El cambio del papel delEstado en Amrica Latina. Mxico, SigloVeintiuno Editores.
TIERRA FIRME3030
Tierra Firme. Caracas - Venezuela
N 93, Ao 24 - Vol. XXIV, pp. 19-28, 2006
Political Freedom and Economic
Freedom: Foundations of Modern
Civilization
Catalina Banko
Abstract:Political and economic freedom as the
basis of progress and modernization of thenational production sector is at the core ofCivilizacin y Barbarie (Civilization andBarbarism) by Julio Csar Salas. Stagnationof Venezuelan economy, in his opinion, wasextremely related to the existence of a politicalsystem based on personalities and lack ofsense of citizenship. Julio Csar Salaswitnessed backwardness in Venezuelaneconomy and authoritarian practices by localleaders. Trying to find the roots of thisproblem and its possible solutions, hepresented an interesting analysis under thesociological perspective. His thought drew ondifferent ideological trends, which allowedhim to make the correct diagnosis of the issuesthat affected the social structure and to suggestthe different ways in which the VenezuelanNation should be built: with consciouscitizens willing to join the production sector.
Key words: Economy, Venezuela, XIXcentury, Salas, sociology.
*********
Libert politique et libert conomique:
fondements de la civilisation moderne
Catalina Banko
Rsum:Lide de la libert conomique et politique
comme fondement essentiel pour le progrs et lamodernisation de la structure productivenationale constitue lun des axes principaux deloeuvre Civilizacin y Barbarie de Julio CsarSalas. Daprs lui, la stagnation de lconomievnzulienne est troitement lie lexistencedun systme politique caractris par lepersonnalisme et le manque desprit de cito-yennet. Salas a tmoign du retard de lconomievnzulienne et des pratiques autoritaires desgouverneurs de lpoque. Rsolu trouver lescauses de cette problmatique et y apporter dessolutions, il a labor une analyse intressantefonde sur une approche sociologique. Influencpar divers courants idologiques, Salas a ainsitabli un diagnostic trs clair des maux touchantla structure sociale et des diffrents moyenspermettant de construire la Nation vnzulienne,une nation qui devait tre compos de citoyensconscients et orients vers le travail productif.
Mots-cls: conomie, Venezuela XIXesicle, Salas, sociologie.
*********
31TIERRA FIRME
Venezuela y lo indio,en pasado y presente...
RAFAEL A. STRAUSS KUNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
ecientemente, estuve refle-
xionando en las pginas de
tres diarios y en una
ponencia, acerca de la per-
cepcin que el venezolano
ha tenido y tiene de su pasado, de cmo nos
vinculamos con l y, en general, qu lectura se
hace de su pasado en Venezuela. Orient buena
parte de mis consideraciones a reflexionar
acerca de la percepcin de lo indio, a
propsito de una entrevista sobre la llevada
de Guaicaipuro al Panten Nacional, por un
lado, y por el otro, dos artculos que titul El
pasado es vivencia y Por qu los indios. Y
en la ponencia, sintetic mi apreciacin
Resumen: Es indudable, que una somera revisin de la bibliografa, hemerografa y otrasfuentes sobre el indgena en Venezuela arroja resultados impresionantes, pero es indudable,asimismo, que una revisin del sentimiento del venezolano hacia el indio de aqu y, en general,hacia el indio de Amrica, arroja resultados que, por decir lo menos, son preocupantes. Me estoyrefiriendo, de hecho, al viejo asunto del papel del intelectual en la sociedad y al viejo problema deldestino y utilidad de su trabajo. Es esto pragmatismo? Es posible. Me parece indudable que estaconsideracin tiene mucho que ver con el resquebrajamiento de la mayora de los paradigmasdentro de cuya estructura y funcionamiento hemos venido actuando desde hace mucho tiempo.En las lneas que siguen barruntamos estos asuntos.
Palabras clave: Salas, indigenismo, Venezuela, etnohistoria, cultura.
R
Tierra Firme. Caracas - Venezuela
N 93, Ao 24 - Vol. XXIV, pp. 29-36, 2006
personal sobre el escultor indigenista Alejandro
Colina, destacando su obra como fuente
antropolgica e histrica.1
Estas recientes reflexiones no distan
mucho de las que en esta misma lnea he
desarrollado tanto en mis clases de pregrado y
postgrado como en ocasiones semejantes a este
evento, y es que parece evidente que en
Venezuela, desde muy temprano, se gener
hacia el indio y su cultura un desprecio que se
fue generalizando hasta enraizarse, tal y como
es fcil demostrarlo por los miles de
testimonios que existen publicados y en los
archivos, es claro que desde nuestro tiempo
colonial al indio se lo mantuvo dentro de las
TIERRA FIRME3232
pautas de lo que entendemos como un doble
discurso, es decir, que al mismo tiempo que se
le acoga se le rechazaba, algo as como
invitarlos al cielo pero pasando primero por
el infierno, segn escrib recientemente.
Esta situacin, en realidad, no ha
cambiado, todo lo contrario: se ha recrudecido
de una manera molesta, que obliga a
preguntarse por qu se fue generando en el
venezolano un desprecio hacia el indio y su
cultura. Es ya un lugar comn, por ejemplo,
que cuando por cualquier medio de comuni-
cacin se aborda la situacin actual del
indgena en Venezuela, o se alude a ella, tienden
a destacarse los aspectos que lo problematizan
en lo socioeconmico y en sus relaciones con
la sociedad nacional y, por supuesto, tienden
a transmitirse imgenes que incitan a la lstima.
No estamos tras la idea, por supuesto, de una
consideracin paradisaca, al estilo del buen
salvaje, pues al fin y al cabo, las comunidades
indias de Venezuela sufren el abandono del
que han sido objeto en lo econmico, lo
sanitario, lo educacional, y son seres humanos,
slo que a esa tradicional desidia se suma el
desconocimiento generalizado por los mismos
venezolanos de las caractersticas reales de
nuestras comunidades indgenas, tanto en su
pasado como en su presente.
Nos preguntamos, por ejemplo, si una
de las causas del desconocimiento no estar
en el hecho de que quienes incorporaron lo
indio a sus reflexiones venezolanistas lo
hicieron slo como objeto de estudio, de tal
forma que la reflexin sobre aspectos de la
cultura indgena de Venezuela no ha
contribuido, en definitiva, a implantar en el
imaginario del venezolano el necesario
sentimiento por esa porcin de humanidad que
nos habita desde siempre. En todo caso, no es
sta la ocasin para referirnos al momento y
las circunstancias en que particularmente en
Amrica se delimitaron las reas de inters de
algunas de las ciencias sociales. S me parece
acertado recordar que en la marcada ausencia
de lo indgena -y de lo negro- en nuestra
interioridad venezolana, ha terminado por
subyacer una de las convicciones que se tuvo
para la fundacin del nuevo Estado, entre 1830
y 1847, y de la que Pino Iturrieta, en un aparte
que titula La mirada hacia fuera, escribe:
Ningn testimonio de la poca hace referencia
a los valores autctonos, como posibilidad de
construir el proyecto por asimilacin de lo
oriundo; ni descubre la entidad de la
concurrencia africana en la conformacin de
una personalidad comn (Pino Iturrieta,
1993: 31-32).
Es indudable, que una somera revisin de
la bibliografa, hemerografa y otras fuentes
sobre el indgena en Venezuela arroja resultados
impresionantes, pero es indudable, asimismo,
que una revisin del sentimiento del
venezolano hacia el indio de aqu y, en general,
hacia el indio de Amrica, arroja resultados
que, por decir lo menos, son preocupantes.
Me estoy refiriendo, de hecho, al viejo asunto
del papel del intelectual en la sociedad y al
viejo problema del destino y utilidad de sus
trabajos. Es esto pragmatismo? Es posible.
Me parece indudable que esta consideracin
tiene mucho que ver con el resquebrajamiento
33TIERRA FIRME
Es claro que desde
nuestro tiempo colonial
al indio se le mantuvo
dentro de las pautas de
lo que entendemos
como un doble discurso,
es decir, al mismo
tiempo que se le acoga,
se le rechazaba.
de la mayora de los paradigmas dentro de
cuya estructura y funcionamiento hemos
venido actuando desde hace mucho tiempo.
Pero, ninguna sociedad, ningn ser
humano, pueden vivir sin paradigmas y desde
esta perspectiva es que afirmo que no estoy
despreciando, ni es posible planterselo
siquiera, los aportes que para conocer al indio
de Venezuela, su historia y
su cultura han salido de nues-
tras universidades, de otras
instituciones, de eventos
como ste, de indivi-
dualidades. Lo que no deja
de preocuparme es que al
desconocimiento y menos-
precio generalizados que
existe en el comn de los
venezolanos por el indio, se
suma una suerte de rechazo
por nuestro pasado. No soy
novedoso al afirmar que el
venezolano pareciera despreciar su pasado,
avergonzarse de l, sentirse incmodo,
inclusive, ante la sola mencin o posibilidad
de abordarlo. Al parecer, no hemos sido
diseados para entender nuestro pasado, y
me pregunto, entonces, que tan diseados
estamos para perfilar nuestro futuro.
En cuanto a esto, vuelvo a recordar mi
preocupacin sobre que los productos de la
investigacin en historia apenas se han
introducido de manera idnea en el venezolano.
Deseo aclarar y ser ms especfico. Cuando
afirmo estas cosas en ningn momento estoy
incentivando la idea de que la reflexin
histrica -y las de otras disciplinas- deban
acoplarse al alto grado de ignorancia y al
analfabetismo generalizados que han terminado
por caracterizar a un segmento significativo
de los venezolanos. Estoy sugiriendo, s, que
dentro de lo que expresa la conocida mxima
de que a grandes problemas grandes soluciones,
procuremos conseguir, en efecto, grandes
soluciones. Y el desco-
nocimiento, el temor por
el pasado, la ignorancia,
el analfabetismo, son
apenas algunos de los
grandes problemas que
an tenemos los vene-
zolanos.
Recientemente afir-
m que en Venezuela
pareciera sufrirse de lo
que, en antropologa
denominamos complejo
tnico, es decir, que es
casi un axioma que al venezolano le cuesta
identificarse con su pasado porque en l parece
que ve ms fracasos que aciertos, o, en todo
caso, ha prevalecido en la interpretacin del
pasado un rechazo insospechado, uno de cuyos
resultados pareciera ser que nuestro pasado
no nos pertenece, no es mo, no es nuestro.
Cuando el venezolano interroga su pasado
como nacin, lo que suele encontrar es una
ristra de acontecimientos polticos con los que
apenas o nada se identifica o, en todo caso,
que esconde. Y cuando intenta soslayar lo
poltico y procura indagar sobre otros
aspectos de la cultura, lo que suele encontrar
TIERRA FIRME3434
es un escenario constituido por vacos,
particularmente cuando compara lo que se tiene
como el pasado de Venezuela con el de otras
latitudes.
Y en esta comparacin, lo indio ha llevado
la peor parte. Que en Venezuela no tenemos
pirmides y otras maravillas y monumentos
aborgenes que exhibir? No importa, porque
tenemos a las personas indias, orgullosas,
adems, de su procedencia, y eso es ms que
suficiente. Gente que en materia de vinculacin
con la naturaleza -probablemente el espacio
ideal para el futuro- puede darnos lecciones
de convivencia, gente, adems, que exhibi su
natural inteligencia para aprovechar en la mejor
economa de esfuerzo concebida, las
generosidades de su entorno, de tal manera
que su carencia de agricultura, por ejemplo,
no tiene por que ser categora cuya aplicacin
los descalifica ante esquemas evolutivos que,
en esencia, estn cargados de etnocentrismo.
Gentes que afinaron la memoria para el registro
de su experiencia como pueblo, como sociedad,
poniendo en prctica una oralidad tan vlida
como otra fuente histrica. Indios, en fin, que
adems de personas, son descendientes de
quienes primero habitaron nuestro actual
territorio y este hecho tiene que ser un
privilegio que de manera especial nuestra
historiografa est en la obligacin de
revalorizar para, entre otras cosas, incorporar
al sentimiento del venezolano un apego crtico
y amor por su pasado y, como parte
importante de l, apego, amor y comprensin
por el indio.
Y a propsito de esto no puedo dejar de
afirmar, como lo hiciera recientemente, que si
hay alguien vido de saber de historia, es el
venezolano. Y me pregunto qu tan capaz ha
sido nuestro sistema educativo, particular-
mente el que comenz a perfilarse desde los
inicios de la pasada dcada de los ochenta,
para atender a esa evidente avidez, me pregunto
asimismo, acerca del destino de los grandes
trabajos de lingistas, de literatos, de etno-
historiadores, de historiadores, de antro-
plogos, de artistas plsticos, que han tomado
lo indio de Venezuela como materia central de
sus preocupaciones. Se me viene a la mente
aquella reflexin potica de Lord Byron que
cito de memoria cuando se preguntaba:
Grecia, dnde estn tus grandes hombres
desaparecidos? Centelleando a travs del
tiempo de las cosas que han sido? Asombro
de colegiales? El asombro de una hora?
El venezolano, como todo ser humano,
desea saber. Cuando gente consciente del valor
educativo de la televisin reclama mejoras en
la programacin, lo que est sugiriendo es que
los canales dispongan de ms programas de
esos que se denominan culturales. Y no es
difcil entender lo que se est solicitando.
Habra que preguntarse, por ejemplo, en qu
radica el xito sostenido de Vale TV. Y
tendramos que preguntarnos, asimismo, por
qu los participantes de ese maravilloso
programa de RCTV Quin quiere ser
millonario? tienden a fallar notoriamente en
preguntas sobre historia de Venezuela o sobre
nuestra cultura popular tradicional. Por
distintas razones, ahora ms que antes se
35TIERRA FIRME
aprecia un preocupante desconocimiento de
lo que histricamente nos pertenece.
Tantos siglos discriminando al indio han
horadado los sentimientos nacionales en
prcticamente todo el espacio americano. Y
en Venezuela, que no es excepcin, no hemos
sido amigos de los indios, y deberamos serlo,
tanto de los de ahora como de los que la
historiografa blanca predominante -por darle
algn nombre a la crnica que se genera en
nuestro tiempo colonial y a una buena parte
de las obras de carcter histrico posteriores-
les cercen en la tinta los pareceres e ignorando
la estructuracin y el funcionamiento de sus
culturas, los tild de flojos, de manganzones,
de estorbo., a pesar del aporte que aun dentro
del atropello del que fueron objeto -al igual
que los esclavos negros- se metieron en los
intersticios ms sensibles de nuestra
nacionalidad.
Recientemente destacbamos la idea de
que el indio no slo debe conjugarse en pasado,
sino tambin en presente y en futuro, como
todo pueblo, como toda etnia, como todo grupo
humano. Quienes as lo han hecho terminan
por tener y fortalecer una percepcin de s
mismos -que luce ms autntica- como
individuos, como naciones, con pocas deudas
y mucha disponibilidad para el afecto y para
el futuro.
Pareciera, sin embargo, que soplan brisas
nuevas que estn aventando, entre otras cosas,
una preocupacin por afinar viajes ms
frecuentes a nuestro pasado. Pareciera existir
en el venezolano reciente un inters particular
por penetrar su sido para ver de comprender
su siendo. Tanto para apoyar como para rebatir
peregrinas afirmaciones que han venido
enmarcando lo que hoy se conoce como el
proceso, instituciones e individuos, profe-
sionales o no, han tenido que ir crticamente a
nuestro ayer para buscar explicaciones, lo cual
se refleja pblicamente de manera particular
en la prensa nacional y regional, en programas
de radio y de televisin y en pginas de la
Internet. Y no se indaga solamente sobre lo
poltico, sino que la manifiesta necesidad de
saber de nuestro pasado orienta la pesquisa
hacia otros contenidos del pasado de nuestra
cultura.
Es probable que estemos en proceso de
dejar de ser un pueblo temeroso de su memoria,
su historia, su pasado, de tal manera, que este
momento, debera ser idneo para que se d a
conocer -segn la realidad del desinters
generalizado que hay en nuestro pas por la
historia- la obra de nuestros grandes
pensadores, porque siempre que en Venezuela
se hable de justicia social, de respeto por los
otros, de arraigo, de hermosos sentimientos
sin lmites por lo que nos pertenece, se estar
hablando, entre muchos otros, de Lisandro
Alvarado, Gilberto Antolinez, Augusto
Mijares, Andrs Eloy Blanco, Mario Briceo
Iragorry, Mariano Picn Salas, Miguel Acosta
Saignes, Angelina Lemmo, Jos Ignacio
Cabrujas, Alejandro Colina y, por supuesto,
de Julio Csar Salas, por no mencionar a
quienes estn en proceso de consagrarse. Pero
no dar a conocer a esas gentes en los trminos
en que suele hacerse, que es reproducir obras
completas, bautizarlas en rimbombante acto
TIERRA FIRME3636
para que luego desaparezcan, lo que hace que
el desconocimiento sobre nosotros duela
mucho ms por persistente.
Tengo la impresin de que, entre algunos
otros medios impresos, El Nacional ha abierto
una lnea de difusin que no es despreciable,
semejante a aquellas ediciones llamadas
populares que asumieron en su momento
Pedro Grases y la Fundacin Eugenio
Mendoza o un Ministerio de Educacin que
respetaba al venezolano y, por supuesto, al
pas. Esas ediciones circulaban -hasta donde
sabemos, en todo el pas- de una manera
prometedora, porque dio resultados pos