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INTRODUCCIÓN
El agua es esencial para la vida, todas las personas, animales y
plantas necesitamos agua para vivir y crecer. Siendo el agua el constituyente
más abundante en los seres vivos.
La función del agua en el organismo es sumamente importante,
porque: Posibilita el transporte de nutrientes a las células, contribuye a la
regulación de la temperatura corporal, colabora en el proceso digestivo y Es
el medio de disolución de todos los líquidos corporales. El volumen del agua
sigue un camino paralelo al de la sal. Es regulado básicamente por el riñón
bajo la influencia de dos hormonas: la hormona antidiurética ADH y la
hormona aldosterona.
Los requerimientos del agua están determinados por el metabolismo
de cada persona, las condiciones ambientales y el grado de actividad física,
por lo que son muy variables. En general, se estima que es necesario tomar
un mililitro (aproximadamente un gramo) de agua por cada caloría
consumida.
En el presente trabajo, desarrollaremos los siguientes puntos: Agua
Corporal, Tipos de agua, Distribución del agua, Pérdida Hídrica,
Deshidratación, Minerales; los cuales están relacionados con la materia
Nutrición y Dietética, de la carrera de Enfermería. Con la finalidad de ver la
importancia del agua en la economía corporal, presentando una definición
del agua en el cuerpo. En este orden de ideas, hablaremos de la distribución
del agua en los seres humanos, informaremos sobre las vías de ingresos
líquidos a nuestro cuerpo y de la excreción, como vías para perder agua en
el organismo, así como también, las pérdidas de líquidos y electrolitos que se
presentan o pudiesen presentase en nuestro organismo debido a las
acciones y requerimientos naturales del cuerpo o bien sea por una anomalía
patológica o sistemática del mismo.
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Agua Corporal
Concepto
Nutriente compuesto de hidrógeno con oxígeno (H2O), el cual es
indispensable para la formación del protoplasma (conjunto de diferentes
substancias que constituyen la célula) y para la realización de las funciones
vitales.
DISTRIBUCIÓN DEL AGUA EN EL CUERPO
La mayor proporción de agua con respecto al peso se encuentra en la
etapa fetal, con promedio de un 90%, con un rango entre 85 y 95%. En el
recién nacido a término, el agua corporal total tiene un valor medio de 75% y
su rango oscila el 60 y el 85%. Con el crecimiento, debido al incremento del
número de células, del tamaño de los tejidos y del contenido graso, el
contenido de agua corporal total acentúa su disminución encontrándose al
final del tercer mes de vida un valor promedio de 70% entre 65 y 75%.
A partir de este momento, y hasta el primer año de vida, la
disminución del agua corporal total es alrededor de un 10%, alcanzando al
final del año las mismas proporciones del adulto; con pequeñas fluctuaciones
se mantendrá así hasta la adolescencia, cuando por acción predominante
hormonal aparece la diferencia por sexo en el contenido de agua corporal
total, en promedio un 60% (55-65%) en el hombre y un valor medio de 50%
(45 y 55%) en mujeres. Ahora bien, los cambios inherentes al proceso de
envejecimiento, como la desecación y la atrofia tisular, producen una
disminución adicional del contenido hídrico de aproximadamente un 5%.
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Podemos decir, que la variación del agua corporal total en relación con
el peso del cuerpo dentro de un grupo de individuos es, sobre todo, función
de la cantidad de tejido graso.
En sujetos delgados, la proporción de agua corporal total es alta; en
sujetos obesos, por el contrario, es baja. Al parecer, la mayor proporción de
grasa en la mujer es lo que hace que su contenido hídrico sea menor.
El agua corporal total está distribuida principalmente en dos
compartimientos, que difieren en su composición y se designan como el
compartimiento del líquido intracelular y el compartimiento del líquido
extracelular. La barrera límite que separa los dos compartimientos
mencionados es la membrana celular.
Músculo y Grasa
El músculo se compone de 65 a 75% de agua relativo a su peso y la
grasa solamente alrededor del 20 al 25% de su peso.
COMPARTIMIENTOS DE AGUA/LÍQUIDOS EN EL CUERPO
Intracelular:
El agua intracelular es aquella que se encuentra dentro de la célula, y
abarca un 62% del total de agua en el cuerpo.
Extracelular:
Es el agua que se encuentra fuera de la membrana celular, y
comprende aproximadamente un 38% de todo el agua corporal. El líquido
intracelular incluye el plasma sanguíneo y la linfa, líquidos del ojo, líquidos
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secretados por las glándulas e intestinos, líquidos que bañan los nervios de
la espina dorsal, y los líquidos excretados por la piel y riñones.
INGRESO Y EXCRECIÓN DE AGUA
El contenido de agua en el cuerpo se mantiene relativamente
constante diariamente. Las fuentes de ingreso del agua al cuerpo y las vías
de su eliminación se describe a continuación.
Ingreso - Fuentes de Agua para el Cuerpo
El agua en líquidos: como la leche, las sopas y las bebidas. El agua misma: Esta debería compensar cualquier diferencia entre la
absorción y la eliminación. El agua en forma de alimentos sólidos: Hortalizas y fruta, por
ejemplo, tienen un alto contenido de agua. El agua producida durante el metabolismo: Al quemar u oxidar en
las células los hidratos de carbono, grasas y proteínas.
Excreción - Vías para Perder Agua Normalmente
Por la piel: En forma de transpiración (sudoración) sensible (que se puede ver el sudor) y pérdida insensible (o invisible).
A través de los pulmones: en forma de vapor de agua en el aire expirado.
Por medio de los riñones: en forma de orina. Por los intestinos: en las heces fecales.
REGULACIÓN DEL EQUILIBRIO HÍDRICO (AGUA)
Hay un equilibrio hídrico en el organismo, si se conserva un balance
entre el ingreso y la excreción, siempre que haya libre aporte de agua. Dicho
balance lo controlan las sensaciones de sed y los riñones. Por ejemplo,
cuando aumentan las pérdidas de agua por sudoración excesiva o diarreas,
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la saliva de la boca absorbe agua, dejando una sensación de sequedad en la
boca, lo cual estimula la ingestión de agua. Además, los riñones conservan el
agua secretando menos orina; este mecanismo renal es regulado por la
hormona vasopresina o antidiurética (ADH) que estimula la resorción de
agua en los túbulos renales.
Existen seis clases de nutrientes que el cuerpo necesita:
carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas, minerales y agua. Es importante
consumir diariamente sus seis nutrientes para construir y mantener una
función corporal saludable.
El agua proporciona un medio para transportar substancias vitales
(nutrientes, hormonas, entre otras), a través de todo el cuerpo (vía la sangre,
linfa y otros líquidos del cuerpo) y para eliminar los desechos del mismo.
Como medio de transporte participa en la digestión, absorción, circulación y
excreción.
Es esencial en la regulación de la temperatura corporal; por ejemplo,
cuando hace calor, el agua que se pierde por el sudor a través de la piel,
ayuda a enfriar el cuerpo al evaporarse directamente sobre la superficie del
cuerpo.
En el metabolismo, el agua sirve como medio para que la mayoría de
las reacciones químicas del cuerpo se lleven a cabo.
En la función morfológica, Ayuda a darle estructura y forma al cuerpo.
El agua es un elemento estructural de las células, las cuales al perder agua
también pierden su figura.
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Proporciona lubricación en lugares estratégicos en el cuerpo, tales
como en las articulaciones o coyunturas (mediante el líquido sinovial), en las
vísceras de la cavidad abdominal (para que éstas puedan moverse
efectivamente), y en los pasajes respiratorios (lo cual provee la mucosa de
éstos).
PERDIDA HIDRICA
La cantidad total de solutos, así como sus concentraciones se
mantienen relativamente constantes en condiciones de equilibrio dinámico,
como exige la homeostasis. Esta constancia llama la atención porque
normalmente existe un intercambio continuo de líquidos y de solutos entre el
organismo y el medio externo, y también entre los distintos compartimentos
del cuerpo. El ingreso de líquidos en el organismo es extremadamente
variable y debe igualarse cuidadosamente con unas pérdidas análogas de
los mismos para evitar que aumente o disminuya el volumen total de los
líquidos corporales.
El Agua que ingresa al organismo procede de dos fuentes principales:
La que ingresa como líquidos tal cual, o que forma parte de los
alimentos sólidos.
La que es sintetizada en el organismo como resultado de la oxidación
de los carbohidratos.
La primera representa unos 2100 mL/día que se suman a los líquidos
corporales, y la segunda representa aproximadamente 200 mL/día. Con la
suma de estas dos se obtiene un ingreso total de agua de aproximadamente
2300 mL/día. Estos ingresos diarios de líquidos varían indudablemente de
persona a persona, así como varían en la misma persona de unos días a
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otros, dependiendo del clima, las costumbres, y el grado de actividad física
que se realiza.
Las pérdidas diarias de líquidos corporales se dividen en cuatro
grandes rubros:
Perdida Hídrica Insensible, la cual corresponde a aproximadamente
700 mL/día y consta de las perdidas de líquidos a través de la piel por
difusión (siendo muy diferente a los egresos hídricos debidos a la
sudoración) y perdidas por la evaporación en el aparato respiratorio. Esto se
conoce como pérdidas insensibles de agua, porque ocurre sin que el
individuo la perciba o sea consciente de ella, a pesar de que está se produce
constantemente en todos lo seres humanos vivos.
La perdida insensible de líquidos a través de la piel corresponde por si
sola a unos 300 a 500 mL/día y es contrarrestada por la capa córnea de la
piel, carga de colesterol que constituye una barrera contra la excesiva
pérdida de agua por difusión. Cuando esa capa córnea desaparece, como
cuando ocurre con los individuos quemados estas perdidas insensibles
aumentan hasta 10 veces, por lo cual un individuo puede perder entre 3000 a
5000 mL/día, siendo necesaria y vital la administración de grandes
cantidades de líquidos vía intravenosa para compensar la perdida excesiva.
La pérdida insensible de líquido vía al aparato respiratorio
corresponde a aproximadamente unos 300 a 400 mL/día. Cuando el aire
entra en las vías respiratorias, se satura de humedad alcanzando una
presión de vapor de agua de unos 47 mm Hg, antes de ser expulsado. Como
la presión de vapor de agua en el aire inspirado suele ser menor de esta cifra
constantemente estamos perdiendo agua con la respiración. En tiempo frío,
la presión del vapor de agua en la atmósfera se reduce casi hasta 0,
produciéndose una pérdida mayor todavía de líquidos por los pulmones
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conforme la temperatura desciende. Esto explica la sensación de sequedad
que se percibe en las vías respiratorias cuando hace frío.
La Pérdidas de líquidos por la sudoración suele ser muy variable y
dependiente directamente al grado de actividad física a la que se somete el
individuo, así como también a la temperatura ambiente. El volumen de sudor
es normalmente de 100 mL/día, pero en un clima cálido o con un ejercicio
físico intenso, la pérdida de agua por el sudor se eleva en ocasiones hasta
1000 a 2000 mL/hora. Esto auguraría enseguida los líquidos corporales si al
mismo tiempo no aumentara el ingreso de agua, gracias al mecanismo de la
sed.
La pérdida hídrica por las heces normalmente es de tan solo
pequeñas cantidades menores incluso a 100 mL/día, pero puede aumentar a
varios litros diarios en las personas con diarrea intensa, como en el caso del
cólera. Por esta razón, la diarrea intensa puede poner en peligro la vida, si no
se corrige en unos días.
Las perdidas hídricas por vía renal, es la manera más importante por
la cual el organismo regula los niveles de ingreso y egreso tanto de líquidos y
electrolitos, existen muchos mecanismos por los cuales esto ocurre, así
como la variabilidad en los niveles de orina producidos, que pueden ir de 0.5
L/día, en personas deshidratadas hasta 20 L/día en las personas que beben
enormes cantidades de líquidos.
Esta extraordinaria variabilidad también se cumple con la mayoría de
los electrolitos del cuerpo, como el sodio, el cloro y el potasio. Algunas
personas ingieren cantidades de sodio tan bajas como 200 mEq/día,
mientras que otras toman de 300 a 500 mEq/día de sodio. Los riñones se
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encargan de ajustar la excreción de agua y sodio para equipararlas
exactamente a las cantidades ingeridas de esas sustancias y, asimismo, de
compensar las pérdidas excesivas de líquidos y electrólitos que ocurren en
algunos procesos patológicos.
LA DESHIDRATACION
Es la pérdida excesiva de agua y sales minerales de un cuerpo. Puede
producirse por estar en una situación de mucho calor (sobre todo si hay
mucha humedad), ejercicio intenso, falta de bebida o una combinación de
estos factores. También ocurre en aquellas enfermedades donde está
alterado el balance hidroelectrolítico. Básicamente, esto se da por falta de
ingestión o por exceso de eliminación.
Para evitarla se debe beber agua o bebidas isotónicas como la
limonada alcalina. No es muy recomendable beber bebidas muy azucaradas,
como las de cola, o por lo menos es aconsejable alternarlas con agua. Se ha
de beber siempre que se tenga sed, no es aconsejable tal y como se suele
decir beber 2 litros de agua al día o beber sin que el cuerpo lo pida, puesto
que podríamos provocar un envenenamiento por agua, fenómeno que se
conoce como hiperhidratación.
Esta deshidratación más leve se produce incluso aunque se tenga
toda el agua que se quiera. Se denomina deshidratación voluntaria. La
deshidratación voluntaria se reduce o incluso se elimina por completo con las
bebidas isotónicas.
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Aunque se pensaba que era mejor beber traguitos cortos, ahora se
recomienda beber tragos grandes, porque se absorbe más rápido. La causa
es que un volumen grande en el estómago acelera el vaciado gástrico. De
todos modos, el agua en el estómago no debe molestar durante el ejercicio.
Los síntomas de la deshidratación, aparte de la sequedad de las
mucosas que provoca la sed, pueden ser: náuseas, falta de fuerza o
disminución del rendimiento, fatiga mental y física, y el hecho de que, al
pellizcar la piel sin clavar la uña, se queda la marca.
Para disminuir la cantidad de agua eliminada, los riñones concentran
más la orina, e incluso la que se encuentra en la vejiga se puede
reconcentrar aún más.
La orina se puede concentrar hasta producir solo 500 ml al día, pero
su producción no decrece; la sudoración puede suponer una mayor pérdida
de agua que la orina.
La deshidratación desaparece rápidamente, gran parte de sus
síntomas desaparecen en media o una hora después de beber agua sin
ninguna limitación, incluso con deshidrataciones de hasta el 10 por ciento del
peso corporal.
Para tratar la deshidratación, es preciso restablecer el adecuado
equilibrio hídrico en el organismo. Pero primero es necesario reconocer el
problema. La sed es el mejor y primer indicador de deshidratación potencial.
A pesar de que la sed es un indicador de deshidratación, no se trata de un
signo de alarma temprano. Cuando se experimenta sed, es posible que ya
haya deshidratación. Otros síntomas de deshidratación son: sentirte mareado
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o inestabilidad, (como si se fuera la cabeza), tener la boca seca o pegajosa y
orinar más oscuro y en menos cantidad.
Al tratarse de un trastorno progresivo, una persona se va encontrando
mucho peor a medida que la deshidratación va afectando a más sistemas
corporales y a más órganos.
La forma más fácil de evitar la deshidratación es beber mucho líquido,
sobre todo en los días calurosos, secos y/o ventosos. Esto puede implicar
beber entre 6 y 8 vasos (entre 1,4 y 1,9 litros) diariamente para algunas
personas, según cuánta agua obtienen a través de los alimentos y cuánto
sudan a consecuencia de la actividad física que realizan. Hay que recordar
que el beber agua no añade calorías a la dieta y es definitivamente muy
bueno para la salud.
Algunas recomendaciones para mantenerse hidratado:
Pesarse antes y después del entrenamiento y beber 2 o 3 vasos de agua por cada medio kilo de peso perdido durante la sesión.
Es mejor beber pequeñas cantidades de agua con frecuencia antes que grandes cantidades menos a menudo.
Prestar atención al color de la orina. Debería ser prácticamente transparente. Una orina oscura puede indicar deshidratación.
Beber agua fría para ayudar a mantener baja la temperatura corporal y reducir el sudor.
Es buena idea llevar una botella con nosotros para asegurarnos de que bebemos la cantidad suficiente de agua a lo largo del día.
Empezar y terminar el día bebiendo agua. El cuerpo pierde agua cuando dormimos y bebiendo algo de agua al levantarse y cuando vamos a dormir aseguramos una hidratación óptima.
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Cuando pasamos un resfriado o fiebre nos deshidratamos más fácilmente y es conveniente tener agua cerca.
Es importante acotar, que en algunos casos beber demasiada agua
puede ser perjudicial, como por ejemplo, por intoxicación de agua, cuando se
toma agua en demasía y no se excreta (orina). Por tanto el tejido celular se
hincha, esto provoca un desequilibrio en la sal y los electrolitos que puede
causar palpitaciones irregulares y hacer que el fluido entre en los pulmones.
De manera que la presión ocasionada por la hinchazón presiona el cerebro y
los nervios, la cual puede causar coma e incluso la muerte.
Lo que importa realmente no es cuanto bebamos, sino el espacio de
tiempo en el que consumimos esa cantidad. El cuerpo puede soportar hasta
15 litros diarios y la mayoría de la gente no llegará nunca a este límite. Sin
embargo, consumir gran cantidad de agua en un corto periodo puede ser
peligroso.
Se dice que consumir 3 litros de agua de una sola sentada puede ser
fatal para alguien que sigue una dieta normal (no baja en sodio) y no se ha
ejercitado antes de beber.
FLUIDO TRANSCELULAR Y MINERALES
Para tratar el tema de los fluidos, es fundamental el fluido transcelular
que es la porción del total del agua corporal contenido dentro de los espacios
epiteliales. Es el componente más reducido del fluido extracelular, que
también incluye el líquido intersticial y el plasma sanguíneo. Normalmente no
se calcula como una fracción del fluido extracelular, pero está entre el 2,5%
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del total del agua corporal. Ejemplos de este fluido son el fluido
cerebroespinal, el humor acuoso, el fluido sinovial y la orina.
Debido a la variable localización del fluido transcelular, la composición
cambia drásticamente. Muchos de los electrolitos presentes en el fluido
extracelular son iones de sodio, iones de cloro e iones de bicarbonato.
En cuanto a su función fisiológica, hay también una gran variedad de
funciones del líquido transcelular. Por ejemplo, en las articulaciones realiza
una función de lubrificación, mientras que la orina permite la eliminación de
los electrolitos y las moléculas del cuerpo.
A estos elementos incluimos los minerales en el equilibrio hidrosalino,
como parte de la homeostasis, que es la correcta proporción de sales (sodio,
potasio, calcio y magnesio) y agua en el medio interno.
El agua es el principal componente del organismo y conforma
alrededor del 60% del total de los componentes, siendo los sólidos solo el
40% restante. El agua corporal tiene su origen en la ingesta, que es regulada
por el sistema nervioso central, y en el metabolismo de glúcidos y lípidos
(agua endógena). Las pérdidas de agua corresponden a la eliminación renal
obligatoria, la perspiración, el sudor, la evaporación por vía respiratoria, la
secreción láctea y las pérdidas por el aparato digestivo. El equilibrio se
consigue a través de mecanismos neurofisiológicos (la sed), que aumenta la
ingesta, o mecanismos neuroendocrinos, que disminuyen las pérdidas a
través de la hormona antidiurética (ADH).
Entre los electrolitos, los más conocidos son el K+, el Na+, el Ca2+ y el
Mg2+, que se incorporan con los alimentos. Su presencia en los fluidos
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orgánicos está regulada por acción hormonal. La concentración de aniones
se regula secundariamente a los cationes. Para establecer la normalidad se
habla de control iónico o verdad iónica o también anion gap. Anion gap es,
por tanto, el término que permite interpretar el ionograma, y corresponde a la
diferencia entre cationes y aniones. Su valor usualmente es de 16 mEq/l.
Para concluir, el equilibrio hídrico y electrolítico están finamente
regulados en el organismo, ya que su alteración puede provocar una
considerable variedad de problemas. Por eso, es importante el balance
electrolítico, ya que está regulado mediante el control hormonal de su
excreción renal, que es desarrollado por los mineralocorticoides producidos
en la corteza adrenal. En este caso, la ingesta de electrolitos está fuera de
control, ya que estas sustancias solo se consiguen a través de los alimentos.
Por tanto, la alteración del equilibrio hídrico y electrolítico están
íntimamente relacionados, puesto que la pérdida de agua suele ir
acompañada de pérdida de sales, al tiempo que un exceso de sales es
compensado por el organismo mediante un incremento en la absorción de
agua.
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CONCLUSIÓN
El agua es un elemento que abunda en la naturaleza, después del
oxigeno, el agua es la sustancia indispensable para mantener la vida.
Aproximadamente dos terceras partes del peso de una persona están
constituidas por agua, siendo mayor la proporción en los varones (de 60 a 65
por ciento), debido al mayor volumen de masa muscular y menos en las
mujeres (de 50 a 55 por ciento), por la cantidad de tejido graso, característica
del organismo femenino. A mayor proporción de grasa, menor contenido de
agua. El porcentaje de agua en los riñones va del 70 al 83 por ciento de su
peso corporal.
Toda el agua del cuerpo se encuentra en dos partes fundamentales: el
líquido intracelular (dentro de las células) y el líquido extracelular (fuera de
las células). El 55 por ciento del agua corporal total de un adulto joven se
encuentra en el interior de sus células; el 45 por ciento restante se encuentra
fuera de las células.
La conservación del equilibrio de agua intracelular y extracelular
depende de la concentración de sustancias disueltas en el agua: sales
minerales o electrolitos, proteínas y otros; los electrolitos, de mayor
importancia son el sodio, calcio, magnesio y potasio. El sodio se encuentra
principalmente fuera de las células, es decir, en el líquido extracelular y
cumple la función de mantener el volumen de agua en el espacio
extracelular. Sin embargo cuando se suda copiosamente se arrastra el agua
del líquido extracelular, que contiene abundantes cantidades de sodio y
potasio en menor proporción, provocando su disminución en el organismo.
El agua es indispensable para todas las funciones corporales, como
la respiración, digestión, absorción de nutrimentos, circulación sanguínea y
excreción. Así mismo ayuda a mantener la temperatura corporal, por eso
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cuando hay fiebre o hace mucho calor es necesario ingerir más líquidos para
reponer la pérdida originada por la transpiración, que es la manera en que el
organismo baja la temperatura. Las personas sedentarias pierden
diariamente de 450 a 700 ml por sudoración; durante la actividad física o en
climas cálidos esta cantidad se incrementa entre 3 y 5 litros de agua por día,
además de electrolitos. En climas cálidos, como el de la ciudad de
Maracaibo, una persona sedentaria elimina de 2.5 a 3 litros
aproximadamente.
Por lo antes expuesto, es necesario reponer diariamente el agua que
se pierde a través del sudor, la orina y las heces fecales y mantener lo que
se conoce como “equilibrio hídrico o electrolitos” (equilibrio entre el agua que
se elimina y la que se ingiere). Para que el organismo pueda mantener ese
equilibrio desarrolla un mecanismo complejo en el que intervienen
principalmente sales minerales (electrolitos).
Así como también, el cuerpo obtiene agua al metabolizar los
carbohidratos, proteínas y grasas. Por cada 100 kilocalorías consumidas se
producen de 10 a 14 gramos de agua, pero ésta y la contenida en los
alimentos sólidos no son suficientes para reponer las pérdidas normales que
ocurren a diario, por ello se requiere consumir más agua a través de la
BEBIDAS HIDRATANTES que es la forma mas rápida de hidratar el
organismo.
El presente trabajo de investigación corresponde al estudio de la
distribución del agua corporal relacionado con el área de nutrición y dietética
lo cual nos llevara a profundizar poco a poco en el conocimiento del cuerpo
humano, de manera que cuando culminemos la carrera de Enfermería,
brindemos un mejor servicio en lo que se refiere a la salud y contribuir a que
las personas tengan una mejor calidad de vida.
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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Libros
González-Ruano, E. (1986). Alimentación del Atleta (pp.). Madrid, España: Editorial
Marban, S.A.
Guyton, A. (1977). Tratado de Fisiología Médica (5ta. ed., pp. ). México: Nueva
Editorial Interamericana.
Kerschner, V. L. (1984). Nutrición y Terapeútica Dietética (pp.). México: Editorial
el Manual Moderno.
Mitchell, H. S., Rynbergen, H. J., Anderson, L., & Dibble, M. V. (1978). Nutrición y
Dieta de Cooper (16ma. ed., pp.). México: Editorial Interamericana.
Zamora Navarro, S., Sánchez De Medina, F., Gil Hernández, A., Antonio, J., &
Pérez, M. (1992). Nutrición y dietética en la actividad física. En: J. Gallego
González (Ed.). Fisiología de la Actividad Física y del Deporte ( pp. ).
Madrid: McGraw-Hill-Interamericana de España., 1992.
17
Referencias Electrónicas
http://Tratado uninet.edu.html
www.hidrataciongaleon.com
www.portalesmedicos.com
www.saludalia.com/salud.
www.wikipedia, la enciclopedia libre. [Documento en línea].
http://es.wikipedia.org [Febrero 5, 2011]
Compilado y traducido por varios artículos publicados en learn-
bodybuilding.com y bodybuilding.com y 2
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9.- Los electrolitos realizan importantes funciones en el organismo:
Electrolito Fuentes Necesidades Mecanismo
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diarias excretor
Sodio Sal 5- 15 g
Orina(95%), sudor
Potasio Todoslos alimentos
1,87- 5,62 g
Orina(90%), sudor, heces
Cloruro Sal,carne, leche y huevo
1,7- 5,1 g
Orina,sudor, heces
Calcio Lechey derivados
0,8- 1,2 g
Heces(70-90%), orina,
sudor
Magnesio Cereales,nueces, carne, mariscos y
leche
0,2- 0,3 g
Bilis(67%), orina
Fósforo Todoslos alimentos
1- 1,5 g Orina
El Potasio participa en la función enzimática, el funcionamiento de las membranas celulares, la conducción del impulso nervioso, la actividad cardiaca, la función renal, el almacenamiento del glucógeno y la regulación del equilibrio hídrico.
El Sodio es el principal regulador de la osmolaridad del plasma. Además también interviene en la transmisión de impulsos por las membranas celulares.
El Calcio interviene en la activación nerviosa y muscular y como activador de multitud de enzimas. En forma insoluble es el principal componente de los huesos y dientes.
El Magnesio participa en la activación enzimática, en el metabolismo de las proteínas y en la función muscular.
El Fósforo actúa en el metabolismo energético, en la regulación del pH y en la estructura del tejido óseo.
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