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trabajo final de deontologia
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FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES
ESCUELA DE ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS
TEMA:
DEMOCRACIA Y GOBIERNO: PROCESO ELECTORAL
INTEGRANTES:
ANGULO OROZCO, Mireya
CARRANZA SALAZAR, Karen
CHAVEZ ARIAS, Fiorella
OLORTE GARCIA, Nataly
CASTRO CURO, Viviana
GUERRERO LOBATO, Danny
ANDERSON ALARCON, Joyce
PROFESOR:
CALLIRGOS FARFAN Carlos Alberto
ASIGNATURA:
DEONTOLOGÍA
CHICLAYO - PERU
INTRODUCCIÓN
Este trabajo refiere a los procesos electorales que son actos que permiten trasformar la
voluntad de los ciudadanos en cargos representativos, así como los que llevan a legitimar
decisiones de órganos electivos, como ocurre en el caso de referenda de reformas
constitucionales, o en los casos en que se consulta al cuerpo ciudadano directamente sobre
temas previstos en el ordenamiento constitucional y legal.
Realizado con el propósito de instruir sobre El proceso electoral en nuestro país, su
desarrollo y desenlace dentro del marco legal en el que debe desenvolverse, así como los
actores que intervienen en dicho proceso.
OBJETIVO GENERAL
Conocer que es y cómo se desarrolla el proceso electoral en nuestro país.
OBJETIVOS ESPECIFICOS
Comprender la importancia del proceso electoral en nuestro país para lograr hacer
conciencia en la población estudiantil de la trascendencia de su participación activa
en dicho proceso.
Conocer el marco legal en el que fue creado, su finalidad e importancia en la
democracia de nuestra patria.
Examinar cada uno de los pasos a seguir en el proceso electoral, la importancia de la
transparencia en el desarrollo de cada uno.
CAPITULO I: EL PROCESO ELECTORAL
Es una serie continua y concatenada de actos complejos y con efecto preclusivo, destinados
a instrumentar y facilitar la realización de los comicios y la posterior asignación de cargos y
bancas entre las distintas fuerzas políticas participantes en base al resultado por ellas
obtenido.
1.1. Fines u objetivos
Instrumentar y facilitar:
La realización de los comicios o elecciones.
La asignación de cargos y bancas entre las distintas fuerzas políticas conforme los
votos obtenidos.
1.2. Tipos o categorías de elecciones
Ordinarias
Aquellas emanadas de la norma fundamental de cada Estado, la que al establecer los
órganos de gobierno y sus formas de integración, regula también la renovación periódica de
las autoridades políticas que los conforman, fijando pautas legales y procesales a seguir a
tal fin.
Extraordinarias
Son todas las que están destinadas a encauzar procesalmente el ejercicio libre del poder
electoral en circunstancias especiales en las que el constituyente o el legislador han
considerado adecuado devolver al electorado el libre ejercicio de la soberanía popular cuya
titularidad siempre detenta.
1.3. Principios que rigen el proceso electoral
El sistema Electoral se regirá por los principios siguientes:
Legitimidad; Universalidad; Libertad electoral; Imparcialidad; Transparencia y honestidad
en los procesos electorales; Igualdad; Secretividad, intransferibilidad, obligatoriedad e
incentivos al ejercicio del sufragio; Legalidad; Rendición de cuentas; Buena Fe; Debido
proceso; Impulso procesal de oficio; y, Equidad.
1.4. Elementos:
El proceso electoral se encuentra conformado por cuatro elementos esenciales que son:
A) Sujetos del Proceso Electoral
Por sujetos entendemos aquellos que tienen parte en el proceso como autoridad o como
actores del mismo cumpliendo roles fundamentales para el adecuado desarrollo de los
comicios. Unos en cuanto organizadores y directores del proceso, otros como partícipes
necesarios y finalmente quienes persiguen a través del mismo su objetivo principal, esto es
la obtención de la mayor cuota de poder luego de la elección.
Revisten la calidad de sujetos:
1. Los Organismos Electorales
Detentan la calidad de directores del proceso comicial en su doble aspecto, esto es judicial
por un lado y administrativo u operativo por el otro.
La tarea a desarrollar por estos organismos deberá estar signada por la profesionalidad,
objetividad y eficiencia de sus actos y de sus integrantes.
También resulta fundamental la neutralidad que debe presidir toda su actividad, puesto que
la falta de una actitud claramente objetiva y ecuánime no hace más que restarle legitimidad
a los distintos actos llevados a cabo, disminuyendo su efectividad y transparencia y
generando situaciones de desconfianza que repercutirán directamente sobre los mismos
organismos electorales, que poco a poco irán perdiendo el control del proceso, con las
graves consecuencias institucionales que ello implica.
2. El Cuerpo Electoral
Es el conjunto de personas que, cumpliendo con las exigencias requeridas por la normativa
electoral vigente (Mayoría de Edad, Domicilio, Etc.) y perteneciendo al ámbito geográfico
común identificado por ese ordenamiento legal como una unidad electoral (Circuito,
Sección, Distrito), se encuentra habilitado para ser incluido en los correspondientes
registros electorales (Padrones) para ejercer su derecho a sufragio activo (Voto), de modo
tal que sea computado a efectos de la asignación de cargos y/o bancas de los distintos
órganos de gobierno correspondientes a la unidad político-electoral (Comuna, Municipio,
Departamento, Provincia) a la que pertenecen.
3. Los Actores Políticos
Entre ellos encontramos a las fuerzas políticas y sus representantes, las que a través de la
postulación de candidatos aspiran a acceder al control de los órganos políticos del Estado.
En forma paralela a la presencia de las distintas agrupaciones que los promueven, los
candidatos adquieren una relevancia intrínseca a su postulación.
En ambos casos, unos y otros deben participar de la relación electoral observando pautas
básicas e imprescindibles de buena fe, coordinación y colaboración, tanto en lo que
respecta a la actividad a desarrollar entre ellos como en su relación con los órganos
electorales a cargo del proceso.
B) Medios de Participación
Son los instrumentos y métodos de los cuales se valen el cuerpo electoral y los actores
políticos para poder concretar su intervención en el marco del proceso electoral con
posibilidades ciertas de cumplir sus objetivos alcanzando la mayor representación posible y
su consecuente cuota de poder dentro del gobierno surgido de la elección.
Identificamos como medios de participación encontramos a los siguientes:
1. Sufragio y Sistemas Electorales
El electorado se manifiesta a través del "voto" o "sufragio", entendido éste como el único
elemento objetivizador de la voluntad popular capaz de trasuntar las tendencias políticas
individuales de cada ciudadano para convertirlas en expresión colectiva destinada a
determinar quienes resultarán depositarios del mandato popular para acceder al gobierno de
la cosa pública.
Por sistema electoral entendemos los distintos métodos utilizados en procura de interpretar
las manifestaciones del poder electoral conformado por la voluntad popular y expresado a
través del sufragio libre y soberano de los ciudadanos. Asimismo son los encargados de
fijar las reglas de distribución de poder dentro del sistema constitucional de transmisión de
funciones y/o cargos existente.
2. Postulación de Candidaturas
El ejercicio del sufragio pasivo o derecho de ser elegido conforma otro de los medios por
los cuales se concreta la participación ciudadana en el proceso electoral y que se
instrumenta a través de la postulación de candidaturas.
C) Etapas del Proceso Electoral
Son cada una de las fases o estadios que tienen lugar en el marco de una elección y dentro
de los cuales se va dando cumplimiento a los requisitos establecidos por la ley en reaseguro
de las condiciones de legalidad, legitimidad e igualdad que deben regir toda actividad
comicial.
Las etapas de todo proceso electoral son:
1. Los Actos Pre Electorales
Son aquel conjunto de procedimientos y actos preparatorios dispuestos por ley a efectos de
facilitar la organización de todas las instancias previas destinadas a la realización de los
comicios.
Entre ellos se pueden citar la confección de padrones, la oficialización de listas y de las
boletas de sufragio, la designación de autoridades de mesa, la preparación y distribución de
las urnas, la afectación de escuelas y de fuerzas de seguridad, etc.
2. Los Actos Electorales
Tienen por finalidad receptar la voluntad popular, y se caracterizan por su capacidad de
trasuntar el mandato individual de cada ciudadano para convertirlo en expresión colectiva
destinada a determinar quienes resultarán depositarios de la soberanía popular durante un
período determinado de tiempo.
3. Los Actos Post Electorales
Conforman la tercer y última etapa del proceso electoral, y son aquellos que procuran
descifrar y dar cumplimiento a la voluntad popular, generando los espacios necesarios para
corregir los posibles errores y desvíos que, durante la manifestación de la misma, se
hubiesen producido.
Esta etapa del proceso tiene por finalidad inmediata el control de legalidad definitivo de la
elección, previo a las operaciones de adjudicación de cargos y proclamación de los electos,
con la que lo que la tarea electoral llega a su fin.
D) Plazos Electorales
Conforman el término o espacio de tiempo dentro del cual deberán producirse determinados
actos destinados a cumplimentar los requerimientos fijados por la ley de fondo, o para el
ejercicio o el decaimiento de la vía recursiva prevista por la ley adjetiva.
Los plazos electorales -tanto procesales/judiciales como ordenatorios/operativos- cuentan
con algunas notas características que les confieren un perfil propio.
Por naturaleza son derivados y retroactivos, exiguos e improrrogables, a la vez que su
vencimiento produce efectos jurídicos de carácter preclusivo y en consecuencia resultan
determinantes para la prosecución de los fines de cada uno de los actores y del proceso
electoral mismo.
Es por esta razón que su cómputo es de suma importancia.
Entre sus principales características, podemos destacar las siguientes:
1. Derivados y Retroactivos
Los definimos como derivados porque su determinación se produce a consecuencia de la
fecha establecida para que tenga lugar la elección que dió origen al proceso.
Esto se traduce en una línea de tiempo generalmente denominada cronograma electoral, y
en la que es posible advertir todos los vencimientos legales que operan durante el proceso
en cuestión.
2. Exiguos e Improrrogables
La naturaleza misma del proceso comicial es la que impone la brevedad de los plazos
utilizados en las distintas etapas del mismo. Meses, días y, en casos extremos, algunas
pocas horas, son el marco temporal dentro del cual deberá desarrollarse una compleja gama
de operaciones materiales y procesales como así también numerosas medidas
administrativas y judiciales con miras a la consecución del objetivo principal, esto es la
elección.
A su vez y a diferencia de los procesos judiciales, los plazos electorales resultan
improrrogables, dado que el aplazamiento de unos no se traduce en la correlativa dilatación
de los restantes, sino en su disminución, puesto que la fecha fijada para que tenga lugar la
elección resulta inmodificable.
3. Carácter Preclusivo
Los plazos electorales en su faz ordenatoria u operativa cuentan con una particularidad que
reviste la condición de característica esencial, esto es el efecto preclusivo que acarrean sus
vencimientos.
Esto significa que el vencimiento de los términos previstos por la normativa electoral cierra
definitivamente esa etapa, sin posibilidades de ingresar nuevamente a la misma.
4. Cómputo
A diferencia del resto de las causas de índole judicial, en el derecho electoral los plazos se
configuran como una serie de períodos parciales de tiempo fijados por la ley a partir de la
fecha designada para la elección, fecha está en base a la cual los distintos vencimientos van
siendo precisados por el ordenamiento legal.
5. Cronograma Electoral
Podemos afirmar que un Cronograma Electoral es una línea de tiempo en la cual se
encuentran expresados todos los actos que han de cumplirse desde el inicio y hasta la
finalización de un proceso electoral.
Contiene los plazos y vencimientos previstos por la ley para cada fase del acto electoral,
conforme las tres grandes etapas que lo conforman y que ya hemos descripto como:
Actos Pre Electorales - Actos Electorales - Actos Post Electorales
CAPITULO II: FRAUDE ELECTORAL
El fraude electoral es la intervención ilícita de un proceso electoral con el propósito de
impedir, anular o modificar los resultados reales. Son acciones que atentan contra la
legalidad de la democracia.
Conducta por la cual, a través del engaño, la manipulación, la falsificación, la distorsión, el
despojo, la elusión, la obstrucción o la violencia, ejercido en cualquier fase del proceso
electoral, se busca impedir la celebración de elecciones periódicas, libres y equitativas, o
bien afectar el carácter universal, igual, libre y secreto del voto ciudadano.
El fraude constituye un atentado contra la libertad electoral (falta de equidad y de
competitividad) y la transparencia de los comicios, destinado a distorsionar
deliberadamente el ejercicio libre del sufragio y, por ende, la directa manifestación de la
voluntad popular en las ánforas.
No existe un sujeto único que pueda considerarse promotor típico de un fraude electoral. Si
bien suelen gestarse desde la administración estatal, para impedir la posible alternancia en
el poder, también el fraude electoral puede ser cometido por cualquier grupo o individuo,
como caciques, terratenientes o empresarios, o bien por determinado partido político (o por
sus militantes o simpatizantes, en forma particular), o por la autoridad local, funcionarios
electorales, policías, militares en servicio, fuerzas de carácter Extra gubernamental,
etcétera.
En algunas legislaciones de América Latina, la noción “fraude electoral”, lejos de ser
unívoca, recibe usos complementarios, que tipifican modalidades específicas en su
comisión. Así, por ejemplo, el Título VIII del Código Penal colombiano, al regular los
delitos contra el sufragio popular, emplea en forma expresa la noción “fraude electoral”
para aludir a la maniobra violenta o engañosa destinada a obtener que un elector vote por
determinado candidato o partido, así como para tipificar la destrucción, suplantación,
falsificación o sustracción del registro electoral o de sellos de urna o de arca.
Paralelamente, dicho Código consigna, como ilícito penal, a los “votos fraudulentos”,
aquellos que son fruto de la suplantación a otro elector o de haber ejercido el sufragio más
de una vez.
2.1. Técnicas para ejecutar el fraude
Existen diversas técnicas practicadas para ejecutarlo, a continuación se mencionan algunas:
Suplantación del elector, consiste en que otra persona vota en lugar del elector, por
ejemplo, personas que han fallecido.
Coacción o presión al elector para impedirle que libremente elija el candidato o una
opción propuesta. Una forma es el acarreo de votantes, o traslado de personas, por
parte de dirigentes políticos, al colegio electoral con el fin de que depositen el voto
a su partido.
Compra de votos.
Robo de ánforas o paquetes electorales antes de que sean debidamente computados.
Adulteración de las actas de la elección modificando los números de sus resultados
reales.
Sustitución de paquetes electorales, actas, etc.
«Embarazo de urnas», es decir, introducción de fajos de boletas previamente
votadas en la urnas para inflar la votación de una candidatura, partido u opción
electoral.
Caída de los sistemas de cómputo en red para confundir a la opinión pública y
manipular los resultados electrónicamente.
Utilización de recursos ilícitos para aumentar el gasto de campaña y obtener ventaja
ilegal en la publicidad.
Complicidad con funcionarios de los procesos electorales para ocultar las evidencias
del fraude electoral.
Intervención del Gobierno, para favorecer a un candidato, partido o propuesta
electoral, mediante propaganda maliciosa o ejecución de obras concretas ofrecidas
por el candidato o partido al que se quiere favorecer de manera fraudulenta.
Control de los medios de comunicación para confundir y engañar a los electores
haciéndolos creer que el resultado fraudulento es legítimo.
Uso de la fuerza pública contra los inconformes.
Manipulación de los sistemas de cómputo.
Soborno de las personas que cuentan los votos.
Voto cadena. Permite la compra de votos, el primero que entra a votar, pone otro
sobre (no el autorizado, sino uno cualquiera) probablemente ese voto quedará
impugnado, pero se lleva consigo el sobre válido. Luego introduce en él una boleta
de su partido y lo cierra bien, luego puede organizar una cadena de votos
asegurándose que son a su favor, aunque haya cuarto oscuro. A cada persona, le
ofrece alguna recompensa, si trae el sobre vacío a cambio de llevarse el sobre lleno.
De utilización frecuente en zonas de bajos recursos donde punteros políticos
organizan la cadena.
2.2. Tipos de fraude
En principio, pueden detectarse tres niveles de fraude, conforme a su incidencia en fases
determinadas del proceso electoral: en los preparativos, en la mesa receptora del sufragio y
en forma sistemática, como un fraude masivo o generalizado. A continuación, un somero
repaso de algunas de esas conductas fraudulentas, con ejemplos específicos, en cada caso:
A) En los materiales y preparativos:
Amañar circunscripciones electorales en forma arbitraria (“gerrymandering”), adulterar
reglas básicas de la competencia electoral, negar principios mínimos de representación y de
proporcionalidad electoral, o bien falsear el sistema de conversión de votos en escaños para
sobre dimensionar la representación en el Congreso de determinada agrupación. Uso y
abuso de fondos públicos y de la maquinaria estatal para favorecer alguna candidatura.
Adulteración del padrón electoral o negarse a depurarlo o a actualizarlo en función a los
cambios poblacionales. Restringir la inscripción de candidaturas, excluir a partidos del
proceso electoral o bloquearle a un partido o agrupación política o a varios de ellos el
acceso a mecanismos básicos para hacer campaña y para difundir sus propuestas
programáticas a los ciudadanos. Coacción a los medios de comunicación, en particular a la
televisión (privada), para restringir el acceso de candidatos o partidos y difundir campañas
de desinformación y desprestigio respecto a ellos. Ubicación de centros de votación
distantes a los centros poblacionales, sin acceso del transporte. Distribución irregular de
documentos de identificación utilizando el nombre de personas fallecidas, o bien de
credenciales de personeros y apoderados con el propósito de suplantarlos, o bien la
confección de un número superior de cédulas de votación o la preparación de cédulas ya
marcadas. Entrega de carnets electorales a miembros de la Fuerza Armada y la Policía
Nacional, impedidos de votar por una expresa prohibición constitucional, para hacerlos
votar como si fueran civiles. Ampliación artificial o restricción del número de electores
efectivos o acciones de discriminación política o de otra índole entre candidatos o electores.
Ausencia de información electoral básica. Abuso de encuestas, habitualmente amañadas,
para dar la imagen de que las elecciones ya se consumaron y ya existe ganador, haciendo
perder la seguridad y confianza de los electores en el poder de su voto. Instalación de mesas
de sufragio en forma ilegal, sin ofrecer las mínimas garantías a las opciones políticas en
pugna.
B) En la mesa receptora de sufragio:
Cuando se ejerce la coacción al elector, se obstruye por la fuerza a los votantes, se afecta el
secreto del sufragio o se intenta destruir las cédulas de votación o se intenta modificar el
resultado escrutado o se busca alterar el resultado en el acta electoral. En esta conducta,
pueden estar involucrados los testigos electorales, miembros de mesa o jurados electorales,
quienes puedan aprovecharse de la eventual ignorancia del elector (de preferencia en zonas
rurales y entre electores indígenas), bien marcándole la tarjeta electoral a favor de un
candidato, o bien insinuándole el sentido de su voto.
C) El fraude masivo:
En este caso, el fraude no es localizado, sino impuesto en forma amplia y sistemática, con
la pretensión de alterar en forma sustantiva el resultado global, evitando que la voluntad
ciudadana plasmada en el voto sea respetada y adecuadamente canalizada. Si bien se apoya
en conductas fraudulentas habitualmente diseñadas o cometidas desde los preparativos del
proceso electoral, dicho “fraude generalizado” suele apoyarse en cuatro mecanismos de
muy distinta estirpe, a saber:
1) El voto múltiple. Esta conducta fraudulenta, que infringe el principio de “Un hombre,
un voto”, exige la previa emisión de documentos de identidad a un grupo sustantivo de
personas en forma tal de que puedan sufragar varias veces en el mismo día, bien
suplantando personas, o bien asumiendo identidades distintas a la suya, previamente
incorporadas en el registro electoral. De producirse, requiere una emisión numerosa de
documentos personales y una organización y destreza muy especiales para consumar el
doble o triple voto el mismo día y conseguir una alteración sustantiva del resultado
electoral.
2) El “anforazo”. Se producía antes de haberse implantado el escrutinio en mesa,
mediante el cambio del ánfora empleada en la mesa de votación por otra ánfora,
previamente amañada, con votos que traducen un resultado favorable a los autores del
fraude. Al término de la votación, el ánfora era sellada y resellada y conducida, en esa
condición, hacia un local especial, asignado para el conteo público de los votos. En el
trayecto, se hacía el cambio del ánfora original por otra, igualmente sellada y resellada,
pero con votos amañados en su interior. Así, al llegar al lugar del conteo, se abría en
público esa falsa ánfora, arrojando un resultado distinto.
3) Autocalificación del proceso y entrega de credenciales, a cargo del Congreso recién
electo. Aunque este viejo sistema, sustentado en la doctrina de la separación de poderes,
aún rige en varios países del mundo, fue una oportunidad ideal para desnaturalizar el
proceso electoral, forzando el acceso al Congreso a quienes no siempre han logrado
vencer en la contienda popular.
4) Cohonestación de funcionarios y autoridades electorales. La autoridad electoral,
encargada de garantizar la limpieza del proceso y de custodiar el ejercicio libre y
efectivo del voto ciudadano, es utilizada para desnaturalizar el proceso electoral, bien
rechazando las impugnaciones solicitadas o bien convalidando las conductas
fraudulentas. Mediante métodos de coacción, se copan puestos de decisión, nombrando
en ellos a funcionarios comprometidos, o se fuerza a los existentes a renunciar a su
imparcialidad.
El objetivo: adulterar documentos definitivos, proclamar resultados dudosos, encubrir
actos irregulares, o simplemente convalidar el irregular triunfo de determinado
candidato o agrupación política. Este tipo de coacción puede también involucrar a
policías y a miembros del Ejército.
5) El fraude electrónico. Versión electoral del moderno “delito informático”. Vendría
a ser el sustituto electrónico del “anforazo”, aunque en este caso se procura alterar los
resultados, bien al momento de digitarlos o bien, apelando a mecanismos más
sofisticados, que logren interceptar, restringir o anular votos a algún candidato o
agrupación, colocándole, en el registro informático, un tope o “barrera” mínima en su
margen de votos.
2.3. Mecanismo para evitarlo
La práctica del fraude electoral ocasiona reacciones enérgicas, desde manifestaciones que
denuncian su simple sospecha, como en los comicios del estado de Florida en la primera
elección de George W. Bush contra Al Gore, procesos penales e investigaciones como en
Perú, después de que el presidente Alberto Fujimori abandonó el país, renuncias o
destituciones de los jefes de estado, como la renuncia del presidente de EE.UU. Richard
Nixon como consecuencia de la investigación del Caso Watergate, o actos de resistencia
civil. Las Juanas por eso son las mejores
Para evitar el fraude electoral, las sociedades que lo han sufrido de manera sistemática,
elaboran complicadas leyes destinadas a impedirlo. En este orden de ideas se han creado:
Urnas transparentes para ver que no contengan votos previos
Padrones y listados de electores, esto ha dado problemas en países como México,
que aprovechan el listado (con datos personales del ciudadano) para fines de
convencimiento electoral
Credenciales electorales con hologramas y fotografía del votante registrado
Manchón con tinta indeleble en uno de los dedos del elector que ya votó (para que
no vuelva a hacerlo), este ha sido uno de los mejores métodos ya que impide en
efecto que el elector vote más de una vez, aunque se ha dado algunos casos de tinta
defectuosa
Selección aleatoria, de entre los ciudadanos, de los funcionarios de la casilla, esta
medida sin embargo tiene sus defectos, al no ser obligatoria, los ciudadanos no
siempre aceptan serlo, por lo que se tiene que volver a sortear hasta que haya uno
dispuesto a serlo, eso lleva a la posibilidad de que los funcionarios de casilla puedan
ser los mismos de siempre, ya que ellos fueron los únicos dispuestos a ser
funcionarios
Prohibición a los partidos de que realicen actos de proselitismo el día de las
elecciones
Control y auditoría del costo de las campañas políticas, esto no se ha podido
extender a las precampañas
Financiamiento público para partidos (para evitar "compromisos" del candidato
hacia patrocinadores privados), sin embargo esta medida lleva a la creación no de
uno , sino de numerosos partidos de estado, además de corrupción de
organizaciones que se registran solo para apropiarse de las sumas que da el
gobierno, y aún sin embargo la acción de capital de patrocinadores privados no ha
sido prohibida
Revisión y mejora de las formas para contar las papeletas.
Una forma efectiva de evitar el carrusel, que consiste en que un elector, previamente
instruido, no deposita una de las boletas electorales, de una de las elecciones, y la
lleva a un lugar preestablecido, en el que se cruza por uno de los candidatos y otro
elector la lleva a la casilla y la deposita, llevando su propia boleta al mismo lugar,
para continuar el proceso, hasta que el último no la regresa, por lo que una de las
elecciones puede resultar con menos votos que las otras, en el caso de que haya más
de un puesto de elección popular en juego. Así, el uso de mamparas translúcidas, no
opacas, podría ser un poderoso inhibidor de este procedimiento de fraude, pues el
elector en el momento de emitir su voto, sería observado, en su silueta, si se
introduce una boleta en sus ropas, que es, en México, un delito penado con cárcel.
Otros mecanismos de defensa contra el fraude electoral consisten en la creación de órganos
y tribunales electorales integrados con funcionarios no seleccionados por el poder ejecutivo
y se han tipificado un buen número de delitos para castigar a los instigadores,
colaboradores, beneficiarios y ejecutores de cada una de las prácticas del fraude electoral,
sin embargo aún falta mucho por hacer ya que ninguna legislación contempla el fraude
mediático, aunque en algunos países se prohíbe muy convenientemente que los partidos se
promuevan en la televisión por medio de anuncios, lo tienen que hacer en espacios
específicamente diseñados para eso.
Sin embargo muchas de estas medidas resultan insuficientes, la cultura del fraude electoral
en países como México o Perú, es enorme, pero es en países llamados desarrollados donde
este fenómeno se acentúa más (Estados Unidos, Italia, entre otros).
2.4. Garantías contra el fraude
Las garantías establecidas contra las conductas fraudulentas no sólo procuran evitarlas, sino
facilitar su detección e impugnación. Así, por ejemplo, aunque la mesa electoral es la base
esencial de la organización del sufragio, debido al amplio número de mesas existente en un
proceso electoral, el “fraude en mesa”, si es aislado, difícilmente podrá alterar el resultado
global. No obstante, cada agrupación política debe tener inscritos a sus personeros o
apoderados, vigilando no sólo cada mesa electoral, sino las diversas instancias del proceso.
Y si localiza esta conducta fraudulenta, podrá denunciarla e impugnarla ante la respectiva
autoridad electoral, procurando la nulidad del acto electoral afectado y la sanción para
quien o quienes hayan cometido aquel ilícito electoral.
Para evitar la autocalificación del proceso electoral por el propio Congreso electo,
procedimiento que daba pie a conductas fraudulentas, se nombraron funcionarios
imparciales para administrar el proceso y, luego, o bien se recurrió a la jurisdicción
ordinaria para dirimir conflictos derivados de la denuncia en torno a actos irregulares, o
bien se establecieron jueces especializados, encargados de declarar la nulidad o validez de
algún acto electoral, viciado por la presencia de alguna conducta fraudulenta. Así, por
ejemplo, cuando la secular Constitución colombiana de 1886 introdujo los “jueces de
escrutinio”, encargados de decidir sobre la validez y nulidad de los votos, las actas y de las
mismas elecciones, el tratadista Samper, quien además fue delegatario (constituyente),
arguyó que así el escrutinio, “afirmado sobre la sólida base de la legalidad, conjurará las
apelaciones a las armas, de los partidos vencidos en comicios y asambleas electorales, por
cuanto los vencedores no fundarán su autoridad en la violencia o en el fraude, sino en
limpias decisiones que llevarán el sello de la cosa juzgada”.
A su vez, el tradicional “anforazo” se subsanó al implantarse el escrutinio del voto en mesa,
debidamente registrado en un acta suscrita por los miembros de la respectiva mesa
electoral. En algunos casos, la papeleta electoral se destruye y queda el voto registrado en
el acta. En otros, los votos prosiguen su curso, para corroborar la veracidad del acta y
contribuir a un cómputo definitivo del sufragio. Aun así, para evitar un “fraude masivo”
diseñado desde los preparativos (y que abarque la propia organización de la mesa electoral),
se podría auditar y certificar la elaboración y distribución de los materiales electorales, del
padrón electoral y de las credenciales que identifican a los miembros de mesa y a los
electores.
En general, hay una serie de recomendaciones estándar, destinadas a evitar el fraude y a
garantizar la transparencia y limpieza del desarrollo del proceso electoral, así como la
integridad del voto ciudadano, que aquí intentamos recordar:
a) Aprobación de reglas electorales por consenso, caracterizadas por la procura de
elecciones libres y equitativas, que ofrezcan espacios propicios en la campaña, limpieza
en su ejecución y transparencia en sus resultados, así como una ley de partidos, que
establezca condiciones similares en su organización, funcionamiento y capacidad de
difusión de propuestas.
b) Una ciudadanía educada y motivada, deseosa de participar en la vida pública y de
defender el sentido de su voto y hasta de integrar mesas electorales como señal de su
aporte cívico. En ese sentido, es valiosa la labor de los órganos electorales y de algunas
ONGs en la realización de programas sostenidos de educación ciudadana. En el
mediano plazo, el ejercicio frecuente y orgulloso del voto desde la escuela, motivando y
formando al niño como futuro ciudadano, como elector responsable de su voto, parece
constituir una fórmula apropiada.
c) Evitar las “megaelecciones” (tres o cuatro elecciones conjuntas), que generan mayor
confusión entre los electores y los propios miembros de mesa, facilitando las
oportunidades de fraude. En Venezuela, por ejemplo, en 1968 se separaron las
elecciones nacionales de las municipales, y en Brasil, Colombia y El Salvador, se ha
evitado la simultaneidad perfecta entre la elección presidencial y la elección
parlamentaria.
d) También debe evitarse la complejidad del escrutinio. Las elecciones municipales con
lista abierta de concejales (para que el elector construya su propia lista), con
cuadernillos de listas de candidatos por partidos para elegir entre todos ellos, es un
notable caso de entrampamiento del elector, que no sólo aumenta las quejas y reclamos,
sino que puede propiciar conductas fraudulentas al momento del escrutinio.
e) La equidad electoral exige pautas mínimas para regular el acceso de los movimientos y
partidos inscritos a los medios de comunicación de propiedad estatal y particular, en
particular de la televisión. Hay fórmulas distintas para regular el acceso: acceso gratuito
en espacios restringidos (Brasil y Chile), libre con topes, tarifas promocionales,
etcétera. Para certificar el uso equitativo de los espacios contratados (o concedidos), así
como la imparcialidad de los noticieros, es útil el monitoreo que algunas Universidades
u ONGs puedan efectuar durante el proceso electoral.
f) Selección imparcial de los funcionarios encargados de administrar el proceso electoral,
así como de los miembros de la Junta Receptora de Votos. En algunos países (Bolivia o
Perú), las mesas electorales se integran con ciudadanos seleccionados por sorteo; en
otros (Costa Rica, Honduras o Colombia) intervienen los propios partidos políticos.
g) Precisión en la determinación de los actos impugnables y de los criterios de nulidad de
los diversos actos electorales, así como en los delitos y faltas electorales. Imparcialidad,
presteza y sanción ejemplar en los órganos encargados de velar por la justicia electoral
y de resolver respecto a la validez o nulidad de los actos impugnados.
h) Revisión, certificación y auditoría (si fuera necesaria) del padrón electoral y del número
efectivo de votantes, del número de papeletas o cédulas de votación y de otros
materiales electorales. Respecto al padrón, deben tomarse precauciones para garantizar
su legitimidad, apelando a mecanismos de actualización, depuración y control. Para el
acto de votación, es de gran ayuda instalar un “padrón fotográfico”, que facilita la
identificación visual del elector por los miembros de la mesa electoral.
i) Ubicación próxima de los centros de votación, accesible mediante medios de transporte
locales.
j) La cabina o cubículo, así como la cédula o papeleta, debe reunir características
especiales para garantizar el secreto del voto. En algunos países, como Argentina,
Bolivia y Colombia, la cédula se introduce en un sobre y éste, cerrado por el elector y
firmado por los miembros de la Junta Receptora de Votos, se introduce en el ánfora.
k) Inviolabilidad de la urna. Si es transparente, mejor. Debe ser abierta antes de iniciarse la
jornada electoral para corroborar que se encuentra vacía. Al término de la jornada, será
abierta con testigos electorales. El escrutinio debe ser un acto público, verificable
incluso por medios de comunicación.
l) Preparación y capacitación de los funcionarios electorales y de los integrantes de mesa
o de Juntas Receptoras de Votos, evitando que éstas sean acaparadas por un solo
partido. Un mecanismo adicional sería la juramentación de los integrantes de las Juntas
Receptoras de Votos ante una autoridad política del vecindario, “con lo cual asumen
graves responsabilidades, encontrándose sancionado su incumplimiento en el Código
Electoral con penas de prisión”. Y luego, asistencia técnica a las mesas para evitar
confusiones y fiscalizar la correcta marcha de la jornada electoral.
m) Si los miembros de la mesa electoral son ciudadanos imparciales, elegidos por sorteo,
se sugiere la participación complementaria de personeros o apoderados de los diversos
partidos en las mesas electorales, desde su instalación hasta el escrutinio mismo de los
votos, con la posibilidad de retener copia del acta electoral suscrita en mesa.
n) El uso de tinta indeleble (auditada en su calidad y garantía de continuidad) en la mesa,
colocada en el dedo del elector que ya ejerció su derecho al voto, previene el doble voto
y bloquea la posibilidad de suplantar a otro elector en otra mesa electoral.
o) Para evitar la utilización o intromisión política de la fuerza pública, en algunos países es
puesta al mando del propio órgano electoral, quien actúa a través de un Consejo de
Delegados, regulando el orden público, las manifestaciones y otras actitudes que
puedan perturbar la jornada electoral. En otro casos (Argentina, Ecuador o Perú), la
Fuerza Armada está obligada a prestar colaboración a los electores, a las mesas
electorales y en el transporte de los materiales de sufragio. En el caso del Perú, desde
1962 el Ejército conserva un acta electoral propia, que sólo se abre en caso de disputa
irremediable entre los partidos y órganos electorales respecto al sentido de los votos
escrutados.
p) Delegados técnicos de los partidos para verificar el traslado de los votos a los
programas informáticos. Auditorías técnicas de carácter internacional a los documentos
y materiales electorales, así como revisión anticipada del padrón electoral y de los
equipos informáticos que emplea el órgano encargado de administrar las elecciones.
q) Fiscalización ciudadana debidamente legitimada ante los órganos electorales y los
partidos políticos en contienda. Misiones de observación nacional (ONGs) e
internacional del marco normativo, de las condiciones de equidad y del desarrollo del
proceso electoral, desde los preparativos hasta la proclamación oficial de los resultados.
Finalmente, en América Latina es posible recurrir a la jurisdicción supranacional, derivada
de la Convención Americana de Derechos Humanos o Pacto de San José (1969). A raíz de
las denuncias sobre presuntas irregularidades cometidas en las elecciones mexicanas de
1986, se alegó entonces, ante la Comisión Interamericana, la violación del libre ejercicio de
los derechos políticos, garantizado en el referido Pacto, y aunque el gobierno de México
arguyó que había una intromisión de la Comisión a su soberanía y que ella carecía de
jurisdicción para pronunciarse sobre la validez de un proceso electoral interno, la Comisión
replicó que sí tenía poderes para “verificar, en lo que respecta a esos derechos, si se
produce la celebración de elecciones periódicas y auténticas, con sufragio universal, igual y
secreto, en el marco de las garantías necesarias, de modo que los resultados representen la
voluntad popular, incluida la posibilidad de que los electores, puedan, si es necesario,
apelar efectivamente contra un proceso electoral que consideren fraudulento, defectuoso e
irregular o que ignore el derecho al acceso, en condiciones generales de igualdad, a las
funciones públicas del país”
CAPITULO III: JURADO NACIONAL DE ELECCIONES – JNE
Al inicio de la época republicana no existió un verdadero órgano rector de las elecciones
populares. El Estatuto Electoral aprobado con Decreto Ley Nº 7177 de mayo de 1931,
acorde con los nuevos aires democráticos, instituye al Jurado Nacional de Elecciones
(JNE) con la finalidad de que ejerza súper vigilancia de las elecciones, del Registro
Electoral Nacional y, en general, de todos los actos inherentes a las elecciones de
presidentes y representantes al Congreso, dándosele plena autonomía.
El JNE se instaló por primera vez el 22 de septiembre de 1931, desde su inicio tuvo una
conformación colegiada, que denota la importancia de su institucionalidad y la envergadura
de la función asignada. Desde entonces, son 20 los magistrados que han presidido el Pleno
del JNE, incluyendo a su actual Presidente, el doctor Francisco Távara Córdova.
3.1. Concepto:
Es un organismo constitucionalmente autónomo de competencia a nivel nacional, cuya
máxima autoridad es el Pleno, integrado por cinco miembros, que son elegidos en
diferentes instancias; su Presidente es elegido por la Sala Plena de la Corte Suprema, los
miembros son elegidos, uno por la Junta de Fiscales Supremos, uno por el Colegio de
Abogados de Lima, uno por los Decanos de las Facultades de Derecho de las Universidades
Públicas y uno por los Decanos de las Facultades de Derecho de las Universidades
Privadas. Su conformación colegiada y la forma de elección, propicia su independencia y
una toma de decisiones basada en la deliberación.
3.2.Misión
"Contribuir y garantizar la consolidación del sistema democrático y de la gobernabilidad
del país, a través de sus funciones constitucionales y legales"
3.3.Visión
"Ser el organismo rector del sistema democrático, reconocido en la región por su absoluta
garantía de respeto de la voluntad popular"
3.4. Funciones
Las funciones del JNE en época electoral son fundamentales para garantizar la legalidad del
proceso. A través de un Plan de Fiscalización, que incluye trabajo de campo a nivel
nacional, los fiscalizadores del Jurado Nacional de Elecciones verifican, principalmente, la
conformidad del Padrón Electoral, del sistema informático utilizado por ONPE para el
cómputo de votos y de los resultados. El JNE vela porque los ciudadanos ejerzan su voto
libre y la voluntad popular sea respetada.
El Pleno, como máxima autoridad del JNE administra justicia en materia electoral. Por
mandato constitucional sus resoluciones son dictadas en instancia final, definitiva y no son
revisables
Inscribe candidatos/as a la Presidencia y Vicepresidencia de la Republica y
representantes ante el Parlamento Andino.
Resuelve las apelaciones sobre inscripción de candidatos/as para los cargos de
Congresista, Presidente, Vicepresidente y Consejero Regional, Alcalde y Regidor
Municipal.
Resuelve las apelaciones sobre tachas contra candidatos/as a la Presidencia y
Vicepresidencia de la República, representantes ante el Parlamento Andino,
Congresista, Presidente, Vicepresidente y Consejero Regional, Alcalde y Regidor
Municipal
Resuelve las apelaciones sobre actas electorales observadas y actas impugnadas
Declara las nulidades, totales o parciales, de los procesos electorales, de referéndum
y otras consultas populares
Proclama los resultados electorales, a los/as candidatos/as electos/as y otorga las
credenciales correspondientes
Resuelve las apelaciones contra las resoluciones de la Oficina Nacional de Procesos
Electorales y el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil
Resuelve las apelaciones contra las resoluciones de la Oficina de Registro de
Organizaciones Políticas
Resuelve las apelaciones contra las resoluciones de los Jurados Electorales
Especiales (JEE)
Los Jurados Electorales Especiales administran en primera instancia justicia en
materia electoral.
Resuelve las impugnaciones de las elecciones de miembros del Consejo Nacional de
la Magistratura.
Convoca a Referéndum y consultas populares
3.5. Órganos:
1. Dirección Nacional de Educación y Formación Cívica Ciudadana
Es el órgano encargado de desarrollar la función educativa del Jurado Nacional de
Elecciones. Tiene entre sus principales actividades, implementar programas de
educación electoral que permitan crear conciencia cívica en la ciudadanía. Para tal
efecto, puede suscribir convenios con los colegios, universidades y medios de
comunicación.
Esta función es ejercida de manera permanente e ininterrumpida e incorpora la
inclusión de grupos sociales históricamente discriminados.
La educación cívica ciudadana es pieza clave para una representación y
participación responsable e informada de la ciudadanía en los procesos electorales y
fuera de estos, porque de esta manera, los ciudadanos y ciudadanas aportan en la
construcción de una democracia inclusiva y estable.
2. Jurado Electoral Especial
Es un órgano administrativo-jurisdiccional que se constituye por un tiempo
determinado, con motivo de la convocatoria a un proceso electoral, sea para elegir
candidatos (presidente y vicepresidentes de la República, congresistas, alcaldes y
regidores, entre otros), o elegir opciones a través de una consulta popular de
revocatoria del mandato de autoridades o de referéndum (aprobación o no de un
proyecto de ley).
El Jurado Electoral Especial tiene las mismas atribuciones e impedimentos que los
miembros del Pleno del Jurado Nacional de Elecciones, en la circunscripción para la
cual se ha definido
NOTICIA:
APRUEBAN INICIATIVA DEL JNE PARA LIMITAR PUBLICIDAD ESTATAL
DURANTE CONVOCATORIA A ELECCIONES
La iniciativa propuesta por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) para que ninguna
entidad estatal, con excepción de los organismos del Sistema Electoral, pueda contratar o
realizar avisos publicitarios en cualquier medio de comunicación público o privado, tras la
convocatoria a elecciones, fue aprobada por la Comisión de Transportes y Comunicaciones
del Congreso de la República
En sesión del martes 17, el presidente del JNE, doctor Francisco Távara Córdova, sustentó
ante el grupo legislativo la propuesta que modifica el artículo 53 de la Ley 28278, Ley de
Radio y Televisión, sobre la prohibición de la publicidad estatal
El artículo único prohíbe a las instituciones del Estado contratar o publicar avisos
publicitarios en cualquier medio de comunicación público o privado “salvo el caso de
impostergable necesidad o utilidad pública, dando cuenta semanalmente de los avisos
publicados al JNE o al Jurado Electoral Especial, según corresponda”
El proyecto del JNE modificatorio agrega precisamente esto último: La prohibición en los
medios públicos y privados; y que los avisos publicados tienen que darse cuenta
semanalmente al JNE o JEE
El presidente del JNE dijo que es importante cuidar el buen uso de los recursos públicos y
la neutralidad en época electoral. Afirmó que para contratar o publicitar avisos estatales en
radio y televisión se requería de autorización previa del JNE y únicamente se daba cuenta.
Ahora se trata de uniformar la publicidad en todos los medios de comunicación, señaló. La
Asociación de Radio y Televisión aprueba el proyecto
La norma fue aprobada por mayoría. Participaron los congresistas Karla Schaefer (FP),
Mesìas Guevara (AP-FA), Enrique Wong (SN), Luciana Leòn (CP), Luis Galarreta (PPC-
APP) y Leonidas Huayama (NGP), presidente de la comisión.
CASO - FUJIMORI
Fuerzas opositoras al continuismo y organismos internacionales como la OEA y el Centro
Carter detectaron fraude preelectoral perpetrado mediante uso y abuso del aparato del
poder.
Una re-reelección trucha
Fujimori es el candidato oficialista a una tercera elección a pesar de que la Constitución del
Estado establece que un presidente sólo puede ser reelecto una vez por un período de 5
años. Ganó la presidencia en 1990, disolvió el Parlamento en 1992, volvió a ganar en 1995
y está ahora completando su segundo mandato, que debiera ser el último. Pero logró que un
Congreso de mayoría gubernista votara una retorcida “interpretación auténtica” de la
Constitución de 1993, la cual contradice lo establecido a texto expreso por la Carta.
Mediante este artilugio aspira a batir el récord nacional, gobernando durante 15 años
consecutivos.
A lo largo de la campaña electoral se dieron manifestaciones populares, de la central obrera
CGTP, de estudiantes, jubilados, maestros, médicos y otros sectores, reclamando que
Fujimori decline su candidatura y uniendo a ello sus aspiraciones reivindicativas. Las
demostraciones se han sucedido en Lima, en grandes ciudades como Arequipa y Cuzco, y
en las provincias, organizadas por frentes regionales. Pero “el chino” se ha mantenido
inconmovible.
Más de un millón de firmas falsificadas
Se denunció y se comprobó que uno de los cuatro grupos que conforman la alianza
oficialista –llamado Frente Independiente Perú 2000– falsificó más de un millón de firmas
de electores para lograr su registro. El diario El Comercio, decano de la prensa limeña,
publicó las pruebas documentales. Presentó además testigos que relataron el método
utilizado por dos candidatos al Congreso en las listas oficialistas para fraguar esta
descomunal matufia.
Interrogado el presidente al respecto, se limitó a decir que las denuncias eran falsas. Sus
voceros se hicieron los ofendidos y alegaron que se buscaba “empañar el proceso
electoral”. Pero ante las evidencias presentadas, el Jurado Nacional de Elecciones no tuvo
más remedio que cancelar la inscripción del grupo involucrado.
A esto se añade que incluso funcionarios de la Oficina Nacional de Procesos Electorales
(ONPE), así como magistrados encargados de dar fe en las distintas sedes electorales, están
coludidos con el régimen. Al punto que Luis Castañeda, candidato de Solidaridad, que
comparte el tercer lugar de las preferencias con Alberto Andrade, ha reclamado una drástica
limpieza del sistema electoral.
La manipulación de los medios
La manipulación de los medios informativos, que por cierto no empezó en la actual
coyuntura. Hace ya tiempo que el gobierno despojó del canal 2 de televisión a su legítimo
propietario, Baruch Ivecher, que sostenía posiciones independientes y se negaba a
someterse al poder dominante. Para salvar su vida debió tomar el camino del exilio.
Los candidatos opositores no tienen la menor posibilidad de acceder para su campaña a los
canales de televisión abierta, monopolizados por el gobierno. Por añadidura, éste
desencadenó una brutal ofensiva contra sus oponentes, en el estilo clásico de la propaganda
sucia. Utilizó para esos menesteres a los ejemplares más rastreros de la prensa amarilla, que
se dedicaron a denigrar soezmente al alcalde de Lima, Andrade, que aparecía entonces
como la más firme alternativa, y luego a Castañeda, hasta provocar el descenso de ambos
en las encuestas. Ahora la campaña dirige todo su filo contra Alejandro Toledo, de Perú
Posible, que surge como quien puede desbancar a Fujimori si hay segundo turno. Ocupa en
la escena el lugar de la izquierda, que carece de candidato propio, a pesar de que en 1982
Izquierda Unida –que posteriormente se desflecó– ganaba la alcaldía de Lima para su líder
Alfonso Barrantes.
CONCLUSIONES
En el ambiente preelectoral rondan las tradicionales acusaciones y contra
acusaciones de fraude, las dudas sobre el financiamiento de las campañas que se
aderezan con un nuevo componente: la sombra del crimen organizado y hasta las
amenazas a muerte contra candidatos a cargos de elección popular. El calor de la
campaña marca una retahíla de firmas de pactos con sectores sociales;
presentaciones en foros, pero no en debates, actos proselitistas y ausencia de planes
de gobierno.
Podemos decir que debemos luchar por tener instituciones electorales fuertes, pero
no se logrará hasta que tengan el pleno respeto de la clase política.
En el estado actual de la institución que llamamos proceso electoral, creemos haber
descrito a la vez una tendencia histórica y una exigencia democrática. En efecto, la
adopción de la forma “proceso” en la actividad electoral, potencializa el contenido
democrático de ésta y constituye, una vez consolidada dicha forma, un factor de
reforzamiento de la conciencia democrática de los ciudadanos