Trajes civiles, militares y religiosos de México , Claudio Linati 1828

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Claudio Linati (1790 – 1832)Linati llega al México independiente en el año 1825 e instala la primera prensa litográfica del país, su gusto por las costumbres locales lo llevaron a retratar diversos aspectos de la vida cotidiana, llegando a crear el mejor testimonio gráfico de la indumentaria del siglo XIX, su libro : "Trajes civiles, militares y religiosos de México"Muere en Tampico a causa de la fiebre amarilla en 1832.

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    Trajes civiles, militares y religiosos de Mxico

    Costumes et moeurs de Mexique

    Placas originales

    Tomadas de la Primera edicin

    De Bruselas

    Y la edicin de Londres.

    (Ao de 1828)

    Por; Claudio Linati

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    MOCTEZUMA* Los destinos rpidos de la Amrica nos han sido mostrados por el curso de tres siglos, el jefe de un imperio poderoso pero medio salvaje, ordenante de innumerables sacrificios humanos, entonces destronado por un puado de espaoles, expirando sobre las ruinas de un trono, el cual se derrumb en el altar de sus feroces deidades. La Europa del siglo XV con su evangelio, su inquisicin, sus leyes, su feudalismo, su civilizacin y su fanatismo, cambio la cara de un vasto continente, pero ella empez a tambalearse estacionaria, por el equilibrio que para bien y para mal se introduce en su nueva conquista. Quince millones de indgenas fueron reducidos a seis, una nueva raza de conquistadores y conquistados se eleva y crece por sus vastos territorios, bajo una larga tutela pero de luces cegadoras. La vieja Europa agitada e incendiada la abraza con sus chispas hasta el otro lado del atlntico. Es la hora de la emancipacin y Amrica sin pasar por las pruebas largas, adopta ya las teoras de las personas que se han trasladado en la carrera de las revoluciones. Tiene la forma subdividida en una cantidad de nuevas normas, y una nueva existencia poltica. El espectculo de un pas que an recuerda sus reyes nativos, sus hecatombes humanas, que an arroja flores en circulares sacrificios sangrientos de piedra, que est llena de monjes y mendigos, que conserva el viejo castellano. Mantener estos juegos, estas maneras, estos trajes nos llevan hasta hace siglos a los lugares de Guzmn y Rodrigo. Pero que al mismo tiempo pide prestado de la Francia, Inglaterra, Estados Unidos, las constituciones, las modas, uniformes, etc. Ofreciendo contrastes extraos pero instructivos que requieren la ayuda del lpiz crtico para captar su inters histrico y paisajstico. Ese es el propsito de esta coleccin y sus noticias que la acompaan para formar una imagen de la poblacin mexicana. El autor no pretende halagar con sus retratos. Mxico es muy rico en esperanzas para querer brillar meramente de sus antecedentes coloniales, y la tierra que hicieron nacer Hidalgo y Guerrero, le permiten esbozar hasta un lpero perezoso. *Cabe sealar que Moctezuma Xocoyotzin no fue el ltimo emperador mexica, sino Cuauhtmoc. An con la armas de fuego la conquista estaba a punto de perderse por parte de los espaoles en los acontecimientos tan conocidos de la Noche Triste, pero las epidemias tradas del viejo mundo a Amrica como la viruela, arrasaron al poco tiempo con la poblacin Azteca, dando la ventaja definitiva a los conquistadores.

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    HACENDADO CRIOLLO PROPIETARIO

    En una colonia como sta, rica en toda clase de produccin y sobre todo en metales preciosos, en la que los fundadores han sometido a la esclavitud a los indios. al lado de miles de infelices, se encuentra un hombre opulento que explota esos brazos vigorosos para vivir en el lujo y la comodidad. He aqu a este opulento campesino, descendiente de algn conquistador de Mxico, cuyos dominios seran en extensin los de una provincia en Europa. Dos mil indios, antiguos y legtimos propietarios de sus tierras, las baan con el sudor de su frente para llenar sus graneros de maz y sus tiendas, de azcar y de frutas del trpico. Sin embargo, condenado l mismo, no hace mucho, a sufrir el yugo de una capital remota y celosa, sus riquezas no pudieron emplearse en bien de su pas. La metrpoli impeda con esmero todo aquello que pudiera elevar las colonias a rango de naciones. El criollo no poda aspirar al prestigio de los altos empleos. Un sistema de embrutecimiento le prohiba los goces intelectuales; Roma y Madrid, era todo lo que entrevea al otro lado del ocano. Un lujo incmodo y grosero, las solemnidades de la iglesia, los placeres de la mesa y del juego, absorban sus tesoros y sus ocios. Su educacin haba hecho todo por convertirle en pusilnime y nervioso, pero el sol, el clima, las distancias lo volvieron gil y valiente. El exceso de despotismo y una larga humillacin han terminado por sublevarlo y esta arma, heredada posiblemente de algn audaz compaero de Hernn Corts, ha acabado por espantar al malhechor, para brillar contra los opresores de su patria. El criollo mexicano ha vertido valientemente su sangre por la independencia de su pas; ha proclamado la libertad, la igualdad y merece la admiracin de su siglo. NOTA: Su capa, llamada manga es una pieza de pao azul o verde cortada en valo y forrada de percal pintado. En medio tiene una abertura por donde pasa la cabeza. Est bordeada con un crculo de terciopelo galoneado y adornado con Boquillas que cubren los hombros. El sombrero de vicua ribeteado por dentro; la chaqueta de gamuza, se cierra a manera de blusa. Muestra una camisa de tela muy fina bien plisada al frente. Las botas son abiertas y dobladas a los lados.

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    DRAGN Las inmensas distancias que se recorren, las ricas pasturas y la abundancia de maz, excelente alimento para los caballos, hacen de Mxico una regin muy apropiada para tener en pie una buena caballera. Los caballos mexicanos, descendientes de los garaones andaluces, conservan muchos de los rasgos y cualidades de sus padres. Vivaces y nerviosos, si la grupa fuese acorde con el pecho podran considerarse caballos perfectos; sin embargo, ese defecto es compensado por una resistencia poco comn y por la posibilidad de pasarse sin comer y sin cuidados una jornada entera de marcha. Donde los caballos son buenos y numerosos, no faltan buenos jinetes y en ese momento es posible atreverse a establecer la superioridad de la caballera mexicana sobre la espaola. La guerra y la indigencia en que se encuentra la Repblica, como consecuencia de los esfuerzos que ha realizado para establecer su independencia, no le haban dado la manera de equipar convenientemente a sus tropas; tambin, no fue sino hasta despus del prstamo concertado con Inglaterra, cuando el gobierno pudo proporcionar, y sobre todo a la caballera, una fisonoma europea. Ahora los trece regimientos de caballera mexicana no dejan nada que desear, pues no tienen sino oficiales suficientemente instruidos que saben que la libertad civil, no debe destruir la subordinacin militar. Se ha sustituido un sombrero redondo, que distingua a los antiguos caballeros americanos, por un casco. Este cambio, aunque halague la vista en primer trmino, no resulta tan cmodo para el soldado. El sombrero redondo le protega de los rayos de un sol, casi siempre perpendicular, y a su cuello, de las lluvias que caen por torrente desde mayo hasta septiembre.

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    JOVEN OBRERA Ser encantador, amable mitad del gnero humano bajo todos los climas de la tierra, por encima de la ignorancia y la barbarie. Sin importar bajo qu colores ni bajo que vestido, el dominio de tu gracia extiende su bondadosa influencia y hace felices a los hombres, imponiendo una tregua a las pasiones odiosas que los excitan. A pesar de su tinte plido y aceitunado, la joven obrera mexicana no abandona el privilegio de agradar y sabe, con su vivacidad natural y sus movimientos rpidos y graciosos, hacer olvidar a veces, a la gentil griseta parisina. Ni tocado artificial ni aceites perfumados lleva sobre la cabeza. La naturaleza ha regalado el esplendor del azabache a su pelo y una sencilla cinta aprisiona las largas oleadas de bano de su cabellera. Las rosas no contrastan en nada con las azucenas de sus mejillas, ms los ojos vivos y centelleantes, negros como ala de cuervo, nadan en la voluptuosidad bajo dos arcos de terciopelo que se unen sobre la nariz aguilea. Cors alguno violenta su talle, flexible como la serpiente de las praderas y sus formas se dibujan bajo el ligero velo que las cubre. Su coquetera se limita a asomar un pequeo pie encerrado en una zapatilla de satn, de manera que llame la atencin, y el perenne arreglo de su mantilla permite que dos brazos torneados tomen las posturas ms seductoras. Su espritu natural le sugiere respuestas mordaces que no ha tomado de lecturas que no tiene; ligera, alegre, sin pretensiones, sin alios; su piedad religiosa es su nico amparo contra la seduccin; mas si cede, se convence enseguida de que el placer es un crimen que no puede excitar la inexorable clera del cielo. NOTA: La vestimenta es de tela de algodn estampada burdamente en el pas, as como la orla. La manti lla o tpalo es de un tejido de algodn de trama muy cerrada que se llama manta antes de ser teida. Se fabrica en Puebla de los ngeles y tambin se enva en crudo a Inglaterra, donde despus la estampan.

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    SEMINARISTA Aqul que conozca Espaa, ver en los seminaristas mexicanos una copia fiel del seminarista espaol. En todo pas que admite la supremaca de la iglesia sobre el trono, aplicada a los convenios humanos, el ms importante de los estados es el eclesistico. Es as que nada hay ms all; no hay padre de familia que soando en dar una educacin a sus hijos, no aspire a verlos un da, dentro de las altas dignidades de la iglesia. La educacin es as, teolgica, los otros conocimientos son slo secundarios y los seminarios, bajo la inmediata supervisin de los obispos, no son ms que semilleros de curas donde el traje mismo empieza por separar el nefito del resto de la sociedad. Pero como es propio de las instituciones que han envejecido, que no tienen objetivo, nada es menos apropiado para formar un buen prroco que un alumno de los seminarios mexicanos; en un pas donde el desarrollo de la adolescencia es precoz, a la edad de doce o trece aos, estos nios-hombres, con el pretexto de ir a visitar a sus padres, obtienen salida durante el da y toman de la sociedad los vicios que padece. Se les ve correr, jugar y fumar en las calles con una naturalidad que contrasta con la severidad religiosa de su vestimenta. Esta consiste en una sotana de castorina abierta por los costados y cuyo color vara segn las clases. As, las hay rojas, azules y pardas; la especie de banda que remata en estola que les baja del hombro hasta los talones, vara tambin de color con la sotana; la argolla de plomo que impide que las puntas vuelen y que se ve en la parte de atrs, se convierte con frecuencia en el arma que decide sus combates en las horas de recreacin.

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    TORTILLERAS

    Los antiguos mexicanos no conocieron el trigo. Las regiones situadas en los trpicos no son favorables a su cultivo; la falta de heladas, los calores excesivos, las lluvias peridicas y otras causas, le obligan a crecer con demasiada rapidez y perjudican su desarrollo y la maduracin de las espigas. El maz constitua, y constituye, el alimento ms comn del pueblo. A falta de molinos, o porque la harina de maz es difcil de amasar, las mujeres de cada familia son las encargadas de preparar este alimento cotidiano. La joven esposa aporta como dote al matrimonio un taburete y un rodillo de piedra llamado metate (palabra india) como para indicar que, en reconocimiento a la acogida que recibe dentro de su nueva familia, se ocupar de su subsistencia y proporcionar descanso a la madre de su esposo. Los panes de maz llamados tortillas, requieren de un trabajo que es parecido a aqul con que se fabrica el chocolate. Se colocan los granos de maz en agua, en una infusin y cuando estn inflados, se muelen y se convierten en una pasta sobre el pequeo banco inclinado de piedra, que es el metate. El agua y la parte fibrosa caen poco a poco en una tina colocada por debajo y cuan-do la pasta est suficientemente bien amasada, se hacen pequeas bolas que una sirvienta, a fuerza de darles vuelta, tortendolas entre las dos palmas, hace unas galletas muy delgadas y circulares que se tuestan durante unos instantes sobre una sartn de fierro para darles un poco de consistencia. Estas tortillas, bastante sosas, son indigestas para los europeos que no gustan de sazonarlas con chile, como lo hacen las gentes del pas y provocan a veces trastornos intestinales y obstrucciones en las vsceras de la digestin. El uso del pan se generaliza cada da ms.

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    INDIO QUE EXTRAE El PULQUE

    Los loes que en diferentes comarcas no sirven sino de barrera impenetrable para dividir los campos, que en la habana misma no ocultan sino un jugo acre y venenoso, en Mxico son la planta en la que la naturaleza ha reunido las mayores cualidades benficas. De sus largas hojas sacan los indios un hilo muy delgado y muy slido, con el que la industria europea, har pronto tejidos que rivalizarn con los de camo y de lino; las hamacas, esos lechos porttiles tan tiles en un pas caliente, donde las comodidades de la vida no se han generalizado, se trenzan con pita, nombre que los espaoles han dado al hilo y a la hilaza del loe o alzabara, y que los indgenas llaman maguey. El papel sobre el que los antiguos mexicanos escriban o pintaban sus historias, era tambin de maguey; su nombre cientfico es agave americana, y ese nombre le corresponde quiz exclusivamente por su cualidad particular de guardar en la parte inferior del tronco, en un receptculo que se encuentra al centro de las races, un licor blanquizco, espirituoso y agradable al gusto que suple al vino entre los indios, bebida que les es desconocida. Algunos europeos que residen en Mxico, se habitan a este licor y lo prefieren a la cerveza y a otras bebidas, pero tiene el defecto de no poder conservarse ms de dos das despus de que ha sido sacado de la planta, y de nunca estar libre de partculas fibrosas y vegetales que le restan limpidez. El mejor pulque se recoge en los llanos de Apan, a dos breves jornadas de la capital. Es por medio de un largo calabazo, especie que se cultiva expresamente y que hace el efecto de un sifn, como los campesinos absorben el pulque y con l llenan los odres; lo clarifican filtrndolo por un saquito y lo llevan diariamente a las pulqueras de la ciudad, de donde se distribuye a la poblacin. Los indgenas lo quieren con pasin y les turba la razn, aunque no produce el mismo efecto en los europeos acostumbrados al vino. En general, stos convienen en que el pulque es una bebida excelente para apreciar el mrito del vino de Burdeos.

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    EL PRESIDENTE DE MEXICO

    Cuando una nacin se sacude el yugo de una opresin extranjera reivindica sus derechos y cuando el patriotismo conduce sus ejrcitos a los combates, aquellos quienes desafan la muerte y los peligros sobre los campos de batalla, reciben las muestras ms brillantes del reconocimiento de la patria y, naturalmente, son llamados a consolidar la obra que han comenzado con peligro de su vida. Si Washington es digno merecedor de Estados Unidos, Victoria lo ha sido tambin en Mxico y nadie ms que l poda inspirar una mayor confianza en la Nacin y ofrecer mayores garantas a la libertad. Los sacricios que hizo por ella la entereza que mostr en las circunstancias ms difciles, los graves conflictos que sorteo con la austeridad de un verdadero patriota, las persecuciones que padeci por parte de Iturbide, quien tema su popularidad y principios, reemplazan en Victoria esas brillantes cualidades a menudo peligrosas para el jefe de una repblica naciente. Los recuerdos de la guerra son demasiado recientes para que el traje militar no sea un honor eminente; cuando una larga paz haya originado el desarrollo brillante de la industria y del comercio, el traje civil estar ms en boga. El uniforme francs ha sido durante mucho tiempo, la divisa de la victoria y casi todas las nuevas naciones de Amrica lo han adoptado como el que tiene derecho a imponerse al enemigo. En Mxico tambin se han adoptado las charreteras para los altos grados, pero se ha conservado la faja bordada y el bastn, distintivos de los generales de Espaa.

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    REGIDOR La Constitucin Mexicana, tomando de los Estados Unidos del Norte de Amrica el sistema republicano, ha conservado en su organizacin interna y reglamentaria todo aquello que crea poder adaptar de la Constitucin Espaola. Como sta, desafortunadamente ha mantenido el deplorable artculo que proclama a la religin catlica como la nica y verdadera, y ha excluido y prohibido el ejercicio de cualquier otro culto. Lo que quiz en Espaa, por sus circunstancias particulares, es excusable, est fuera de lugar en un pas que tiene la necesidad de poblar sus vastas provincias, derribar inmensos bosques y poner su poblacin al nivel de su extensin. En cuanto al rgimen municipal, que es lo mejor que ofrece la Constitucin de las Cortes, podra ser un poco precoz en un pas que, en cierto sentido, est menos avanzado en civilizacin y tiene menos educacin poltica que Espaa. La gran extensin de territorio permite las vejaciones que cometen ciertos alcaldes y regidores (oficiales municipales), difciles de evitar. Los alcaldes de los pueblos tienen todava a su disposicin el cepo, pena aflictiva con la que se castiga la insubordinacin, o ciertos delitos ligeros. Este cepo no es otra cosa que una gran viga con un agujero en la que meten la pierna del acusado, quien queda en una posicin molesta hasta que ha expiado su culpa. Es fcil imaginar que se mezclan con frecuencia la pasin y lo arbitrario en esas correcciones. Sea como fuere, la municipalidad en Mxico, de la cual la lmina adjunta muestra a uno de sus miembros llamado regidor, es un poder que representa al elemento democrtico de la capital. Sea que las antiguas tradiciones del real gobierno participan en mucho de estas decisiones, sea que el gobierno de la ciudad ejerce una gran influencia sobre el nuevo ayuntamiento (municipalidad), ha credo un deber renunciar a la gran faja roja espaola y adoptar un vestido a la vez ms elegante y moderno. Poco a poco las circunstancias del nuevo sistema no se detendrn en la apariencia exterior, sino que modificarn tambin las ideas. Es entonces cuando la lucha por el poder agitar a la sociedad y liar surgir los talentos, las energas, las ambiciones mismas que animan la vida de las repblicas y hacen de sus historias, no las de un conquistador o las de una dinasta, sino las de las naciones y los hombres.

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    MUJER DE CIUDAD RODRIGO No hay en parte alguna, mayor variedad de trajes que en las provincias de la Repblica. Cada casta tiene el suyo, pero no contentos con la diversidad de sus colores, agregan los de sus vestimentas. Los negros, los mestizos, los indios, los criollos, los espaoles, se distinguen fcilmente por sus rasgos y sus trajes. Mas el calor del clima no permite que sean muy complicados ni estorbosos; los de las mujeres consisten siempre en una falda y una manteleta de formas y colores variados, como se puede ver en lminas anteriores. Hemos escogido los trajes ms elegantes y los ms bizarros, como el de esta lmina que contrasta por su severidad con lo que pueden tener de seductor las ropas ligeras de las palencanas. Los indios modernos han conservado de sus antepasados, el uso de objetos trenzados para gran nmero de cosas, el cesto que lleva esta mujer es de hojas de caa tejidas con esmero. Se les llama tompeates. Las sirvientas los usan en Mxico para ir al mercado. Para mejor caracterizar al pas, esta joven india lleva una "anona", que los espaoles llaman una pia por la semejanza que tiene con las manzanas del pino. Esta excelente fruta abunda en las tierras bajas de Mxico, as como la chirimoya que tiene una pasta deliciosa de un sabor parecido al de un helado de vainilla; el mamey, cuyo fruto recuerda el gusto y el color del meln. Las diferentes familias de zapotes, el cocotero, el pltano, la guayaba, el aguacate, las tunas (higos de la India) y muchos rboles frutales de los cuales algunos llegan apenas a nuestros invernaderos, compensan por sus sabores suaves y variados, la ausencia de nuestras uvas, que a causa de las lluvias peridicas, no maduran sino de manera imperfecta en las regiones equinocciales.

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    VENDEDOR DE DULCES Deca Girodet, que slo en Roma era posible hacer un buen cuadro; hay algo demasiado circunscrito en esta aseveracin; yo dir ms an: que no es sino en los pases clidos donde la verdadera pintura puede hacerse. Las altas temperaturas permiten a las clases trabajadoras liberarse de esas estrechas y pesadas ropas que se acostumbran en los pases nrdicos. En Roma y Npoles se ve a los cargadores y a los pescadores hacer alarde de sus formas atlticas tostadas por un sol ardiente, y ofrecer a cada instante poses y contrastes que el artista estudia y que lo familiarizan sin que l se de cuenta, con la belleza acadmica. La misma situacin se observa en relacin con los ropajes. Este vendedor de dulces, bajo el cielo templado de Mxico, no se cubre con una lana burda e inmvil. Una manta suelta y ligera le parece una vestimenta demasiado pesada y la maneja y la coloca de mil maneras para librarse del calor que lo importuna. Si Fidias y Praxteles hubiesen visto el da bajo el riguroso cielo de la Tracia, no hubiesen buscado la belleza bajo los ligeros mantos y las hmedas tnicas que dejan entrever las formas de la juventud griega, ejercitada en los juegos del circo; mas hubieran buscado imitar el pelaje tupido de las ovejas que cubra a los pastores del monte Homus. En Mxico hay, en efecto, entre las gentes del pueblo, una disposicin natural hacia las bellas artes y casi todos los extranjeros adquieren, por curiosidad, las flores, los santos y las vrgenes de cera que trabajan los lperos de Mxico con gusto y delicadeza, sorprendentes en gente que no ha tenido estudio alguno.

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    SOLDADO DE LINEA Este joven indio, orgulloso de su nuevo uniforme militar, acaba de pagar su deuda a la patria regenerada; se apoya en esta arma, cuya explosin incomprensible y efecto mortal, han consumado la esclavitud de sus ancestros y borrado de los fastos de la historia, la dinasta de Moctezuma. Demasiado ignorante para comprender los alcances de los destinos de su pas, sus ideas confusas no se detienen quiz todava, en los derechos de los que le han despojado, ni sobre los que acaban de devolverle. Escucha resonar a su alrededor los nombres de la libertad, de la emancipacin, de la independencia, pero estas voces salen de la boca de los descendientes de aquellos mismos hombres que derribaron el altar de sus dioses y el trono de sus reyes. En su aire indolente, se lee a la vez cierta irona, sospecha o despreocupacin de un beneficio mal apreciado. Instrumento dcil hasta ahora de la liberacin de los descendientes de sus opresores, a la vez oprimidos, la luz an no ilumina su inteligencia. Todava no ha levantado del todo la cabeza inclinada bajo un yugo de tres siglos; tal vez el da que sepa que ha combatido por un pas que fue el suyo, grandes recuerdos le revelarn sus derechos y sus destinos! Quiz los vnculos de la civilizacin y la desgracia le llevarn a fraternizar con sus conquistadores convertidos en conciudadanos! Entonces, olvidando su lengua madre y antiguas tradiciones, participar en la superacin de un pueblo poderoso, compuesto por diversos elementos, es verdad, pero que no forman sino un solo cuerpo.

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    VENDEDOR DE POLLOS, DE DULCES, ETC. La ciudad de Mxico est construida sobre un terreno plano; sus calles son anchas, derechas y bien pavimentadas, muchos carruajes se cruzan en todos sentidos, pero son vehculos de lujo y no se ve ese movimiento de carros cargados pesadamente, que congestionan las calles de Londres y de Pars. Los pregoneros estn en posibilidad de proporcionar lo necesario a la vida y al comercio, y la cantidad de brazos que esto exige, aumenta la proporcin de la clase trabajadora sobre la clase acomodada. Las plazas y las calles ofrecen un movimiento continuo de gentes tostadas por el sol, semidesnudas, cargadas cada una con las mercancas que venden y que anuncian con gritos agudos y variados; los indios sobre todo, que no entienden nada las maniobras de nuestros carruajes, van por grupos cargados de lea, carbn, forrajes, yeso, barniz y, en una palabra, de diferentes productos de los alrededores. Es con la cabeza, ms que con las espaldas, con la que llevan fardos muy pesados. Cada mercanca tiene un recipiente hecho especialmente para contenerla, as la lmina No. 39. representa a un campesino llevando pollos en una jaula que no sirve sino para este uso. La mujer que se ve cerca de l, es una Vendedora de dulces. El consumo de esta clase de golosinas es muy grande n Mxico, as, hay cierto hombre que con cara y traje de un verdadero salvaje es excelente, lo mismo en el arte de ser dulcero que compotero. Algunos dulceros de provincia que han querido abrir sus tiendas recientemente en la capital, con frecuencia se han equivocado en sus clculos y esperanzas, ya que han corrido la suerte de quienes llevaron nforas a Samos y murcilagos a los atenienses.

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    MORELOS

    Otro sacerdote patriota, otro mrtir de la Independencia. El cura Morelos, despus de haber dado los ms grandes vuelos a la insurreccin, de haber organizado ejrcitos, de haberles imprimido un movimiento que le sobrevive, fue envuelto en la misma traicin que entreg a Hidalgo, Matamoros y Allende, al rigor de los espaoles. Ha sido necesario presentar muchos trajes religiosos, porque la nacin mexicana ofrece una fisonoma muy eclesistica. El culto y sus ministros estn por todas partes. En Yucatn se dedican al comercio, en las altas tierras explotan las minas, en los congresos de provincia y en las cmaras representativas, son muy numerosos. Depositarios casi exclusivos de las ciencias, de las letras, no sorprende que hayan tenido un papel importante en favor y en contra de la Independencia y que el gobierno espaol haya sido particularmente ms severo contra ellos que contra los otros, ya que, se supone, deberan ser los ms fieles a la monarqua. Cados casi todos bajo la gleba castellana, fue del ejrcito que ellos formaron de donde salieron, Guerrero, Bravo, Victoria y los otros jefes que mantuvieron el fuego de la Revolucin. En el momento que stos parecan prximos a sucumbir, apareci a su vez Iturbide y, burlando la opinin general, afirm al fin la Independencia de Mxico; mas, queriendo explotarlas por su cuenta, y ciego por la ambicin de ceir la banda real dio a Santa Anna la ocasin de ponerse a la cabeza del partido republicano que lo derribo del efmero trono al que haba ascendido. Santa Anna tuvo que abdicar su importancia poltica acusado de ambicin y dej sin jefe al partido democrtico. Ahora ha entrado de nuevo en la lid y el tiempo debe decidir su elevacin suprema o su exilio.

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    NEGRO DE VERACRUZ Algo que les parece muy singular a todos aquellos que pisan por primera vez el suelo de la costa mexicana, es la especie de semejanza o analoga que existe entre un negro de Veracruz en traje de domingo y el arlequn de una comedia. Esta negra figura, con sombrero blanco y un sable colocado a la manera del arlequn, todo esto agregado a los gestos graciosos y cmicos de los negros, forma un conjunto en el que slo falta un traje abigarrado de diferentes colores para transportarnos a una escena de carnaval. Uno se pregunta, cmo puede ser eso? Es el negro anterior al arlequn o es el arlequn quien ha proporcionado el molde al negro? Es una pregunta que podra someterse a algunas eruditas academias para ejercitar sus lucubraciones. En cuanto a nosotros, haciendo una -transicin de lo burlesco a lo positivo, diremos que la raza de los negros del golfo de Mxico es superior a la de los indgenas, mestizos y criollos. Los negros son robustos, alegres y despiertos, mientras que aqu la raza europea es lnguida y dbil y se propaga con dificultad. En general, las razas mejoran subiendo del sur al norte y se deterioran a la inversa. Los negros de Guinea se desarrollan con ventaja en el Brasil y Santo Domingo donde el calor no es tan fuerte como en el Senegal. Los ingleses se multiplican prodigiosamente y con ventaja en Estados Unidos, as como en el suelo congelado del Canad, en tanto que languidecen en Honduras y Jamaica. Sin los negros, la costa mexicana se convertira en mi verdadero desierto. Les corresponden los trabajos ms penosos, aqullos sin los cuales el hombre no podra prosperar. Su fuerza y formas atlticas son prodigiosas pero no se les escapa hacerse pagar bien.

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    JOVEN MUJER DE TEHUANTEPEC Asia cita con orgullo la belleza de las circasianas, Europa la de las griegas; por lo que se refiere a Mxico, su Circasia se localiza en la provincia de Tehuantepec. La raza india, que ofrece casi por todas partes rasgos que no tienen gran semejanza con lo que constituye para nosotros la belleza ideal, parece ennoblecerse en esta regin favorecida por la naturaleza. Las tehuantepecanas pasan por ser las mujeres ms hermosas de Mxico. Su tinte se acerca con frecuencia a la blancura de las europeas; sin embargo, las rosas aqu no armonizan con el brillo de la azucena; la palidez caracterstica de los pueblos indios borra esos contrastes de color que inspiran a los pinceles de los Ticianos y de los Rubens. El conjunto de sus formas, la elegancia de los contornos de su talle generalmente alargado, el brillo de sus ojos negros, las cejas arqueadas que se unen sobre la frente, les da un carcter de belleza que puede competir con aquella de otras comarcas, y disputar la manzana de Pars. Si se pudiera comprobar que la raza humana tiene un instinto, es aquel de la coquetera en las mujeres. Estas indias, habitantes de un pas que Mula el mar por los dos costados, la poseen, en todo caso, en el ms alto grado. La naturaleza les ha enseado a hacer valer lo ms seductor de sus encantos, y mientras que un velo diestramente colocado no deja percibir sino la expresin de sus ojos y con gracia, los contornos de su cara, una falda, extremadamente es-trecha que no les permite alargar el paso, cie sus caderas y deja ver un talle espigado y una pierna bien formada. Podra decirse, otra vez, que existe otro: el de la maledicencia ya que va aparejado a la reputacin de estas bellas indias; pero si el instinto es ciego, por qu no hemos de creer que se equivoca?

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    PASTOR MEXICANO

    Las inmensas distancias por recorrer y la abundancia de pasturas en un suelo virgen, bien regado y calentado por los rayos de un sol perpendicular, crean la necesidad de multiplicar los caballos y proporcionan tambin los medios para alimentarlos fcilmente; as, es posible aventurar que Amrica, proporcionalmente a su poblacin, cuenta con ms caballos que Europa. La carencia de caminos ha hecho intil la educacin de los caballos de tiro; son los caballos de silla los que han tenido el privilegio de cubrir el pas y explotar esta naturaleza prdiga; y desde el rico propietario hasta el ms humilde guardin de ganado, todos los campesinos mexicanos no se sirven para nada de sus piernas, sino que van, aun a sus menores asuntos, monta-dos en sus fieles corceles. Es curioso ver entrar diariamente a la capital numerosos rebaos de carneros guiados por dos o tres pastores a caballo, quienes con sus largos chicotes alcanzan a las ovejas que se apartan de las dems y las persiguen, describiendo miles de vueltas si se obstinan o rehsan a seguir el camino o el sendero sobre el que se las puso. La gran costumbre entre las gentes del campo de atenerse constantemente al caballo, hace la caballera mexicana superior a la de los espaoles, sobre todo en una guerra de partidos como la sostenida para lograr la Independencia.

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    FILISOLA Si Francia puede enorgullecerse de los Lafayette e Inglaterra de los Byrons. que han ofrecido el tributo de sus brazos y de su vida a la causa de la libertad del Nuevo Mundo y de Grecia, Italia puede tambin reclamar su parte de gloria, en esos honrosos combates. Sus hijos esparcidos por diferentes regiones del globo, no osan enfrentarse a la suerte de su desgraciada patria; decepcionados para siempre y sin esperanza de recuperar el cetro nacional, han buscado bajo el estandarte del extranjero, la gloria o la muerte; algunos de estos discpulos del siglo militar de Napolen, han ofrecido sus servicios al despotismo, pero la mayor parte, ha encontrado bajo las banderas de Bolvar, el trmino de una carrera borrascosa. Un nmero muy pequeo ha sobrevivido al clima, a las fatigas, a las privaciones de toda especie, en estas regiones desiertas de Amrica. Filisola, nacido bajo el cielo ardiente de la Calabria, es quiz el nico italiano que goza del premio a sus largos esfuerzos. Muy joven entr al servicio de Espaa y despus de haber hecho las campaas de la paz, convertido en capitn, se distingui al principio de la insurreccin por su valor y su firmeza. Ms apreciando muy pronto la justicia de la causa mexicana, cuando Iturbide estaba a punto de sucumbir bajo sus numerosos enemigos, se declar por la Independencia de Mxico y asegur con la divisin que todava mandaba, el triunfo definitivo. Enviado ms tarde a Guatemala, que quera separarse de la federacin mexicana, pacific esta provincia con su moderacin. Llamado por el gobierno a la capital, fue posteriormente capitn general del Estado de Mxico, querido por los soldados y por los ciudadanos y padre y protector de todos sus compatriotas que el azar arroj a estas lejanas tierras. La lmina representa su uniforme de general de caballera.

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    OFICIAL DE DRAGONES Los alumnos de la escuela de guerra que fund Napolen, no sabiendo resignarse a su fracaso, se esparcieron por todas partes del Globo, donde creyeron que la gloria y la libertad, indivisibles en su espritu, iban de nuevo a sonrerles. Los mrgenes de la Plata, los desiertos de Colombia, las colonias del Peloponeso, las montaas de Catalua, han recibido la huella de su carrera vagabunda, cuando no la de sus osamentas. Mas el mismo espritu de libertad conquistadora, el mismo sentimiento de indignacin, de esperanza rota, de ambicin engaada, de descontento poltico, ha reunido tambin, bajo algunas banderas, a hombres que se haban batido en filas opuestas durante muchos aos. As, en Mxico, al lado de viejos guerrilleros espaoles, se encuentra en el mismo batalln a un bordals republicano y a un mameluco de la vieja guardia. Muchos de estos atrevidos aventureros perecieron en la desventurada expedicin del joven Mina, quien al comienzo de una brillante carrera fue sorprendido y fusilado por los espaoles. A pesar de todo gnero de peligros, a pesar de los mil aspectos que la muerte ha tomado para sorprenderlos, algunos de estos valientes compaeros de armas del ms grande capitn del siglo, existen todava en el ejrcito mexicano y al servicio de la Repblica, a la que han dado sus conocimientos militares. Es a ellos, en gran parte, a los que el ejrcito debe su gusto por el uniforme que lo caracteriza. La lmina que sigue es un croquis tomado del natural del conde Stavoli de Parma, mayor de dragones en Mxico. Este joven hombre despus de haber hecho la campaa de Rusia como oficial en el 26o. de cazadores, regres a su pas encontrando slo amargura y humillacin, cruz el mar y se afili bajo las banderas de los independientes. Iturbide observ su valor y su fuerza y lo nombr capitn de su guardia. Despus de su cada, Stavoli sostuvo al partido democrtico contra los moderados, y se defendi durante tres das con 70 hombres que le haban quedado, contra 2,000 con los que le sitiaba el poder ejecutivo. Obligado a rendirse y condenado a muerte, en el momento de ser fusilado debi su perdn a su joven e interesante esposa, quien se arroj a los pies del Congreso Nacional, decidida a salvarle la vida. Exiliado a la Luisiana, volvi bajo los auspicios del actual gobierno, con la estimacin de sus nuevos conciudadanos y el aprecio de sus soldados.

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    MENDIGO

    Una de las calamidades que Espaa regal al Nuevo Mundo, es la mendicidad. El patronazgo que la miseria y la indigencia encuentran en el plpito de las Iglesias, poniendo un justo precio a la caridad, mal orienta el empleo y populariza el oficio de pedir limosna de una manera muy particular, ya que el mendigo, al ofrecer al rico la oportunidad de hacer una obra meritoria, cree ejercer una profesin til: aqulla de no hacer nada sobre la tierra y ayudar a los otros a subir al cielo. Mxico, como Npoles y Madrid, hormiguea de pobres inoportunos; las enfermedades ms desagradables, las deformidades ms repugnantes, todas, los asedian y los persiguen en los lugares pblicos, en los cafs, en las iglesias, como un poderoso argumento para entregar el bolo y aliviar los sufrimientos humanos. Ya sea una mujer velada en la esquina de una calle donde el recin nacido, muerto o vivo, verdadero o postizo, est tendido a sus pies; ya sea un viejo que se arrastra en una carretilla para demostrar su parlisis, o ya sea un ciego que cargan sobre las espaldas, como se muestra en la lmina adjunta. Mientras que este impuesto demasiado multiplicado no viene a arrancar sino una dbil ofrenda, no obstante su inoportunidad, los conventos, las casas de los nobles, etc., proporcionan una renta a un nmero muy considerable de ociosos y hacen popular esta miseria de la sociedad que las naciones civilizadas, han casi logrado extirpar con establecimientos de una sabia y til beneficencia. Mxico est tambin inundado de voceadores pblicos de billetes de lotera y de vendedores de panfletos que nos aturden desde el alba hasta la noche con su trfico inmoral. Las loteras no son nacionales ni pertenecen al gobierno; la mayor parte son instituidas para la manutencin de varias cofradas religiosas de alguna iglesia o capilla, de manera que se oyen gritar muy cmicamente, "Hoy es el santo tal que juega, es el Santsimo Sacramento, es la Virgen de Guadalupe", lo que produce un efecto bizarro en un europeo, pero diferente en una devota mexicana, ya que al dar su dinero, cree favorecer el culto del santo que ella quiere, y satisface al mismo tiempo con toda conciencia su pasin por el juego, mientras su inocente familia tendr que pagar con un ayuno prolongado, la piadosa compra de un santo billete de lotera.

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    GUARDIA CIVIL DE ALVARADO Cuando Veracruz estaba todava en poder de los espaoles, y todo el comercio se haba trasladado a Alvarado, muchos europeos, pensando que llegaban al segundo puerto de una gran repblica, se hacan la idea que un francs se hace de Marsella o un ingls de Liverpool. Pero quedaban asombrados porque en lugar de los magnficos muelles, de los majestuosos malecones, tiendas, almacenes, palacios con bellas proporciones de arquitectura, no entrevean sino un conjunto de casuchas cubiertas de paja y algunas docenas de cabaas de bamb. No es un funcionario sanitario revestido de un brillante traje que se impone por la limpieza de su uniforme y su austero porte, el primer ser viviente que os aborda. Una piragua hecha del tronco de un rbol gigantesco avanza hacia vosotros, un hombre de cara plida de aspecto achacoso cubierto con un sombrero de paja y vestido con una chaqueta de tela sobre la que se perciben algunos signos militares, os interpela. Es el capitn de puerto. Los nuticos de su frgil esquife son mulatos. Todo su vestuario consiste en una camisa larga cuya blancura contrasta con su tinte cobrizo; ms al descender a tierra, qu pensar del encuentro de cinco individuos de todos los colores de que es susceptible la piel humana. Provistos de toda clase de armas, unos semidesnudos, otros envueltos en viejas ropas y deshilachados cobertores, uno tocado con un sombrero sin fondo, otro con las guarniciones puestas sobre la piel, y todos ofreciendo una mezcla bizarra de despreocupacin, de fiereza y de miseria. Respetad a estos guerreros patriotas, es la guardia cvica de Alvarado, ella os dir que si sus vestidos no son de lo ms completo, el calor del clima los dispensa, que si sus armas no son las mejores, la fiebre amarilla combate en su lugar y que si su disciplina no es de las ms severas, imita bien la de las guardias cvicas de otro pas de este bajo mundo.

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    CARGADOR DE AGUA Todos los pases tienen algunas costumbres que no se sabe a que razn obedecen. bien sea a causa de su incomodidad o de su extraeza. El aguador de Mxico. es uno de los sujetos ms impresionantes a los ojos extranjeros; apenas se puede concebir cmo, para transportar 50 libras de agua, no se ha encontrado otro medio que meterla en un recipiente de barro casi tan pesado corno el contenido, y cuya forma esferoide concentra la carga en un solo punto. Ese cntaro no es suficiente para las necesidades de toda una familia; y un peso tan incmodo, que no puede aumentarse, hace necesaria una pequea reserva adicional contenida en un cntaro atado a dos correas cruzadas sobre la cabeza y suspendidas al frente, que sirve de contrapeso a la primera carga. El balanceo de este segundo cntaro, lo impide el delantal, que lo sujeta por medio de un gancho. El aguador, as "amordazado" o encerrado en sus dobles correas, camina de frente y derecho, sin poder permitirse el menor movimiento de la cabeza, lleva el lquido a su cliente; un medio real, apenas seis centavos en Francia, es el precio de su entrega; sin embargo, si trabaja la jornada completa, gana de cuatro a cinco francos al da. Las correas que se cruzan sobre su cabeza le impiden llevar sombrero, y hacen del aguador el nico ser en Mxico que lleva gorra.

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    MONJE DE LA MERCED A CABALLO Ninguna orden religiosa, en Espaa como en Amrica, se ha multiplicado tanto, si se excepta a los Franciscanos, como los monjes de la Merced, instituidos para liberar de la esclavitud a los cristianos que cayeron en poder de los infieles. Ricamente dotados para su piadoso objeto, han dejado de ocuparse de los esclavos, como los Benedictinos de cultivar la tierra; sin embargo, no han dejado de disfrutar de sus rentas. Esta lmina representa a un procurador de la Orden yendo a visitar una de las numerosas propiedades de la comunidad. No es de sorprender si se le ve un sable debajo del hbito religioso. No se emprende jams un viaje fuera de las puertas de la capital sin tomar la precaucin de armarse. El estado religioso no es excepcin. Los caminos estn con frecuencia infestados de ladrones, que a pesar de sus escapularios y sus rosarios, ponen una mano sacrlega sobre los ministros del altar, convencidos de que un recaudador de rentas del convento no lleva el bolsillo vaco. Si con todo, se tiene la buena suerte de escapar a los siniestros encuentros con ladrones en el camino real, no evitar la impertinencia de los mendigos que desde los alrededores de la abada lo reconocen por su hbito blanco y le salen al paso. Pero que no se queje, la mendicidad es como una hierba parsita que cubre las murallas de los conventos, de las cuales recibe el alimento. Los mexicanos an conservan los tipos de montura que se usaban en tiempos de la Conquista. Una campana de cuero bordado y repujado, guarnecido de una franja de cadenas de acero, cubre las ancas y la grupa del caballo, de manera que los movimientos se ven limitados as. Los fuertes aguaceros tropicales y los incmodos insectos explican, quiz, la continuidad del uso de un aparejo tan pesado.

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    JOVEN DAMA

    Si una joven mujer, de cualquier clase que sea, se encuentra gravemente enferma o terne por la vida de una persona querida, hace un voto. Existen diferentes clases de votos: personales, temporales, a perpetuidad y exteriores. La elegante joven representada en la lmina No. 15, se encuentra en apariencia seriamente amenazada, y ha hecho el voto de hacer vestir a su hijo el hbito de San Francisco. Por lo regular estas clases de voto se hacen en el caso de embarazos delicados o partos difciles. Es penoso para una madre que cifra su orgullo en la apariencia de su hijo, verlo ridiculizado con burdo sayal, que contrasta por su aspereza con las risueas gracias de la primera edad. Esos votos arrancados por un impulso de amor maternal, no impiden, sin embargo, que una vez pasado el peligro, las inclinaciones del sexo bello, recobren su imperio; ni que un porte elegante, una mantilla bien cruzada, un abanico cien mil veces abierto y cerrado, traigan a una joven dama mexicana, recuerdos de los amores livianos que por un momento la piedad religiosa haba descartado. Yo mismo creo percibir la punta de un papelito que asoma de su mano rolliza; no juzguis mal, en Mxico como en Pars, se reciben recados amorosos por inocente curiosidad. Tampoco costar mucho trabajo comprender que el hbito del bienaventurado San Francisco le importa a su hijo mucho menos que el polichinela que lleva en la mano, lo que prueba otra vez que en Mxico, como en Pars, trasciende lo natural sobre las pantomimas de la sociedad.

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    SOLDADO DE LINEA EN UNIFORME DE GALA Ministro de guerra Gmez Pedraza, Fue hacia fines de 1826, cuando el Ministro de Guerra pudo hacer maniobrar en la plaza de armas de Mxico, al primer batalln completamente armado y equipado segn el gusto moderno o el modelo francs. No se han cambiado sino las charreteras que descienden y abrazan la unin de la espalda con el brazo. El schak lleva sobre la copa los colores nacionales y el pantaln es siempre de manta, ya que el pao es intil en un pas que no tiene invierno. Como la poblacin se compone de indgenas y de mestizos, estos ltimos, recordando que sus ancestros conquistaron el pas con la ayuda de sus caballos, que los indios espantados creyeron un monstruo inteligente, hombre y cuadrpedo a la vez, han conservado una gran predileccin por estos poderosos aliados, y el mestizo es as, buen soldado de caballera y malo de infantera. Los indios, por el contrario, sea por repugnancia, temor o torpeza, no se permiten cabalgar siquiera al humilde borrico, pero son infatigables en las caminatas. Su fuerza de continuidad en stas, parece un prodigio, dicen que hay algn indio que recorre cuarenta leguas en una jornada, algn otro que, cargado con un fardo muy pesado, camina todo el da a trote ligero y aquel gua que fatiga a los jinetes y a los caballos, an cuando sean relevados. Sea lo que pueda haber de exageracin en esas proezas, los indios, por la naturaleza de su suelo, por su sobriedad y su conformacin, son esencialmente buenos caminantes y un ministro de guerra como el actual, dotado de genio y de perseverancia, encontrar en la nacin mexicana los dos elementos propios para hacer un excelente ejrcito: caballera e infantera.

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    EL SERENO Los largos crepsculos de nuestros otoos, los cortos das de nuestros inviernos son desconocidos en Mxico, situado mas all del trpico. La luz y las tinieblas dividen casi por igual los das, y cuando dan las seis de la tarde las iglesias anuncian el momento de la oracin, los piadosos mexicanos descubren sus cabezas con devocin, y se encuentran dispuestos a asesinar al que no se ajuste a su devota prctica. De todos los barrios de la ciudad, los serenos se dirigen al Palacio Municipal donde enfilados en batera, presentan un frente de por lo menos cien linternas para pasar la inspeccin de sus jefes y recibir instrucciones. Su misin, como aquella de los watchmen de Londres, es la de gritar la hora y anunciar el buen o mal tiempo, dar la alarma en caso de incendio, acompaar a su casa a los extranjeros extraviados o a aquellos a quienes la embriaguez ha hecho perder la razn y, en fin, arrestar a los que alteran la paz pblica y llevarlos al cuerpo de guardia a fin de que ste obtenga una mayor informacin. No se puede negar que la institucin es buena, y digna de ser adoptada en el pas donde falte. El sereno de Mxico, para conservar, aun en su ministerio, este tinte religioso con que los espaoles han coloreado hasta la menor de sus acciones, preludia con un lgubre Alabados sean Dios y Nuestra Seora de Guadalupe, al anunciar la hora y el tiempo. Su voz montona retintinea en el silencio de la noche y el filsofo puede calcular qu diversos efectos produce este despertar, segn penetra en la alcoba del ambicioso listo para conspirar contra la patria; del vido comerciante cuyos tesoros llenan su corazn de remordimientos y de inquietudes, y de la feliz pareja que duerme en la embriaguez de la voluptuosidad. Una vieja alabarda mohosa es el arma ostensible de los serenos de Mxico, mas el poco caso que el pueblo hace de los magistrados civiles, les obliga a tener otras de un efecto ms seguro, como tambin un fiel perro explorador de todo peligro nocturno.

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    CABALLERIA LIGERA MEXICANA Se haba observado antes a un dragn montado a caballo*, con un sombrero redondo de anchas alas rodeado por una banda de tela blanca. Como se ha querido dar a las nuevas tropas una fisonoma completamente europea, el sombrero redondo ha sido reemplazado por un casco de forma griega o algo parecido. Hay cosas en las costumbres locales, que no se cambian sin inconveniente, porque esas costumbres, esos hbitos o esos trajes, son congruentes a las circunstancias del clima o del suelo, segn se puede apreciar. El sol en el trpico es perpendicular y las anchas alas de un sombrero redondo protegen un poco los hombros y el cuerpo de los rayos ms ardientes, y cuando comienza la temporada de lluvias peridicas, los sombreros de anchas alas, sirven en cierta forma de paraguas; en cambio, el casco con su forma elegante y guerrera, satisface ms la vista, es cierto, pero deja correr el agua a lo largo de las orejas que quedan descubiertas, es ms pesado y se calienta ms con el calor del da. No obstante, estas consideraciones no han hecho renunciar a los jefes del cuerpo de caballera a la pequea vanidad que les hace adoptar el casco y, con mucho desagrado de los soldados, los nuevos regimientos han sido sometidos al cambio de los grandes sombreros bajo los cuales ocultaban sus rostros bronceados. Los regimientos de caballera muestran en su uniforme la influencia inglesa. Los uniformes han sido confeccionados en Inglaterra por arreglos hechos por el General Michelena con la casa Barclay. Setenta mil fusiles y un nmero proporcional de carabinas, de pistolas y todo lo concerniente al equipo y al ornamento de las tropas, representan gran parte del capital del primer emprstito negociado en Londres por dicho general. La fuerza efectiva de cada regimiento de caballera es de 600 hombres, de los cuales un tercio forma la base fija y el resto queda disponible o est en expedicin.

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    VENDEDOR DE ODRES Es difcil ver un cuadro ms animado que el que ofrece un mercado en Mxico. La ciudad no es rica en tiendas; la mayor parte de las cosas necesarias para la vida, alimentos, frutas, prendas de vestir, zapatos y otros, son trados diariamente por los indios de los alrededores, que se instalan en el mercado o se pasean en los lugares pblicos. Esos mercados se parecen bastante a los bazares de oriente. Las mujeres sentadas o en cuclillas junto a sus mercancas invitan a comprar a los que pasan. Aqu se ve a la vendedora de zapatos al lado de la que vende tijeras; all, un vendedor de pauelos cerca de una florista. Loza, cristalera, telas, carnes, verduras, mantequilla, grasa, todo se encuentra desordenado en un recinto muy cerrado. En medio de este laberinto de gentes, de bancas y mercancas diferentes, circulan los vende-dores de cigarros, yesca, rosarios, dulces, patos y de cabezas de carnero asado, pero el que sobresale ante todo es el indio cargado de odres, llenos de aire para almacenar pulque o vino. A veces cuando su cabeza queda oculta en el enorme volumen que le rodea, se dira que es un animal deforme que recorre las calles y se abre camino entre la multitud. Los mexicanos todava no conocen muy bien, el curtido de los cueros y de las pieles para zapateras y talabarteras, pero en cambio saben dar gran suavidad a la gamuza, al venado y a otras pieles con las que confeccionan pantalones, chalecos, etc. Las pieles de chivo, como las que se ven en el dibujo, estn bastante bien preparadas y cosidas para no dejar salir los lquidos, ms no lo suficiente para no transferir, al vino sobre todo, ese olor desagradable que es tan comn en Espaa. El fondo de esta lmina representa una cabaa indgena rodeada de una palizada vegetal de esa especie de nopal que los franceses llaman tubo de rgano por su semejanza con los tubos de este instrumento. Esta planta sin ramas y sin hojas es muy comn en Mxico, donde sirve para bardear las viviendas. Su fruto es muy inferior a aquel del nopal, la tuna, (higo de India).

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    FRAILE CAMILO La Repblica Mexicana no ha osado todava reformar esa multitud de clibes blancos, negros, grises, pardos, en fin de todos los colores, que la obstaculizan a semejanza de la Madre Patria. Si alguna comunidad religiosa ha sido suprimida, se debe a la Constitucin Espaola y a los decretos de las Cortes que momentneamente han tenido alguna repercusin en Amrica, pues de otra manera las autoridades nacionales hubieran considerado una medida impopular turbar el reposo de los felices cenobitas. Mas al ver a un hombre envuelto en una gran capa negra, echada despreocupadamente sobre la espalda, con la mirada oscurecida por la sombra de un enorme sombrero oblongo, con la cruz roja resaltada sobre el fondo oscuro de sus ropas, cree uno encontrar quiz, a uno de esos terribles agentes de la inquisicin espaola, y un recuerdo mezclado de horror nos trae las sangrientas escenas de ese odioso tribunal. Pues bien, nos equivocamos, ese monje es un filntropo, al menos por su institucin. Su misin es la de acompaar al criminal al lugar de su ejecucin, despertar los remordimientos en su alma endurecida y prodigarle los consuelos de la religin abriendo su corazn a la esperanza del perdn. Hay que reconocer que este penoso monasterio es con frecuencia necesario en un pas donde la ignorancia y la supersticin, multiplican los crmenes. Las leyes espaolas son muy poco sanguinarias, o al menos, si admiten en muchos casos la pena de muerte, el proceso es tan largo, las pruebas necesarias tan difciles de conseguir, que muchos de los malhechores y asesinos reconocidos, languidecen durante largos aos en las prisiones, antes de que su sentencia sea pronunciada. El gobierno actual queriendo librarse de una espantosa cantidad de ladrones de camino real, de los cuales la guerra de Independencia ha poblado las provincias, public un decreto con el cual todo ladrn de camino real que sea detenido, ser juzgado por una comisin militar y ejecutado en el sitio mismo. Otra cosa es que esos rigores alcancen siempre el objetivo que se proponen, ste, ha tenido el inconveniente de ofrecer al pueblo, un tema de compasin para el criminal que paga con su cabeza y sin demora, a veces un primer atentado; en tanto que otros culpables de mil atrocidades anteriores al decreto, estn seguros de arrastrar su existencia, an por largo tiempo, en la prisin donde se les ha encerrado.

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    NEGRO RECOSTADO EN SU HAMACA No solamente en Europa, hay maridos que les pegan a sus mujeres, los hay en todas partes, es un rasgo caracterstico de cualquier nacin, el fuerte siempre est tentado de abusar de su superioridad sobre el dbil. La pasin decide un acto de violencia, lo cual no est bien. Sin embargo, est dentro de la naturaleza. Lo que ofrece un carcter particular y local, es la mujer rusa que llora cuando su marido no le pega, pues cree que ya no la ama. El negro liberado, balancendose muellemente en su hamaca de hojas de loe, se procura un largo fuete para despertar la actividad de su compaera, porque a ella reserva todas las penalidades del quehacer. Es verdad que no todos los negros se comportan as, pero uno o dos que han sido vistos, dan derecho al observador de sacar conclusiones importantes y consignarlas en la descripcin de una comarca. Nada honra ms a la poca actual, que el triunfo casi completo que ha obtenido para los derechos de la humanidad ultrajada con el infame trfico de negros. Sin embargo, si el blanco debe abolir el derecho de vender a sus semejantes, como vil ganado y no condenarlos a la esclavitud y al ltigo, ser necesario tambin que haga valer su superioridad para impedir que el negro liberado abuse de un bien que ha recuperado y que abandone el cultivo de sus campos creando desiertos sobre los pasos de la civilizacin, ni que la desafortunada negra soporte de su marido los rigores de los que l ha escapado. Esto no es, sino la verdad. Sea en Jamaica, en Santo Domingo, o en la costa de Mxico, generalmente los negros no se muestran muy dignos de la noble igualdad a la que se les ha elevado. Su pereza, sus tierras sin cultivo, su miseria, han provisto a los antagonistas de su emancipacin, de puntos de comparacin con el bienestar de los negros esclavos de Jamaica, de la Habana y de la Luisiana. Debemos buscar el motivo de estas diferencias en las causas ficticias, accidentales, histricas, en las leyes, en la religin; o bien, existen en la especie humana conformaciones incapaces de elevarse a la cima de la civilizacin, destinadas a arrastrarse en la esfera de la mediocridad y para quienes la tutela y la dependencia sean necesarias? No es en esta pgina donde se pueden resolver tales cuestiones, pero siempre es bueno enunciarlas.

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    JOVEN MUJER A CABALLO CON SU CABALLERO La carencia de caminos hace que el uso de caballos sea ms comn en Mxico que en Europa. Cuntas veces se ve a jvenes y delicadas inglesas emprender el viaje de Veracruz a Mxico a caballo, y soportar con valor las privaciones de un camino que est lejos de ofrecer los conforts que estn acostumbradas a encontrar en los caminos de Bristol y de Liverpool. En cuanto a las gentes del pas, si son aquellos que no tienen manera de alimentar ms que a un solo caballo, se las arreglan montando juntos. Las seoras, sobre todo, sea por timidez, sea por inexperiencia, prefieren sentarse sobre la silla en tanto que el caballero en ancas, dirige los movimientos del caballo. Las sillas, por lo comn, tienen una pieza aadida que sirve de asiento a quien monta en la grupa. As se ve sobre la misma montura a la madre y a sus hijos, a la mujer y su marido, a la joven y su enamorado, pasando la mano alrededor del talle para evitar una cada, y esto por muchas leguas sin causar escndalo, ya que es usual y esta costumbre bien vale por cualquiera otra. Lo que causa pena a los europeos es ver a estos pobres caballos que no son muy fuertes, sobrecargados con un doble fardo o emprender largas jornadas es-condidos bajo los enormes arneses. La lmina representa los trajes de una rica pareja de campesinos. El manto de la joven dama es el que se ha visto en la lmina cuarta, especie de tnica hermafrodita que a veces hace tomar el quid pro quo ya que cubre a cualquier marimacho de rasgos morenos y masculinos. La del caballero se llama xorongo. Es una pieza de lana oblonga con un agujero en el medio para pasar la cabeza; est tejida a cuadros y a flamas de diferentes colores brillantes; se fabrica principalmente en Puebla de los ngeles.

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    HIDALGO La corta, pero brillante carrera de Hidalgo, de ese cura que concibi y ejecut l solo una revolucin orientada a elevar a su patria al rango de las naciones. casi no dio tiempo a sus admiradores de conservar sus rasgos y transmitirlos a la posteridad. El autor, habiendo merecido la confianza y la amistad de uno de los compaeros del infortunado Cura de Dolores, obtuvo permiso de tomar una copia de un retrato hecho en cera que aqul posea, y de perfeccionarlo de acuerdo con las indicaciones que tuvo a bien darle este bosquejo, por lo tanto, marca con exactitud los rasgos y la vestimenta del jefe de la insurreccin mexicana, cuando en nombre de la religin y la libertad llam a los descendientes de Moctezuma a salir del sueo de esclavitud en que haban estado sumergidos durante tres siglos. Hidalgo, cura de un pequeo poblado llamado Dolores, en la provincia de Guanajuato, indignado por la tirana de los espaoles que prohiba a los indios gozar de los frutos que esta frtil tierra ofrece en abundancia, impidindoles cultivar las vias, crey poder entregarse a sus inclinaciones filantrpicas introduciendo ese cultivo y animado a sus parroquianos a emprenderlo. El gobierno, enterado de esto, arras los planes que comenzaban a dar frutos. Entonces Hidalgo se decidi a sacudir el yugo tirnico de la metrpoli. Estuvieron tan bien calculados sus pasos y sus medidas, que los espaoles no se dieron cuenta que el Cura de Dolores estaba a la cabeza de los independientes hasta que la insurreccin los envolvi por todas partes. Sus comienzos fueron brillantes: en poco tiempo se vio a la cabeza de ochenta mil patriotas y amenazando las puertas de la capital. Sin la traicin que lo entreg a los espaoles, sus talentos y su energa le hubieran hecho llevar a trmino una empresa que sus lugartenientes y sucesores no continuaron con la misma suerte.

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    SIRVIENTA INDIGENA El sistema que parecen haber adoptado los indios a pesar de su aparente sumisin, de no convivir con los espaoles, creo que debe atribuirse a un fondo oculto de antipata. Cerca de cada gran ciudad hay un barrio o pueblo formado exclusivamente por indios. Parece estar ah para las necesidades el servicio de los citadinos. El pueblo proporciona a la ciudad todo aquello que exige un trabajo penoso: comestibles, forrajes, combustibles, todo esto llega sobre las espaldas de los indios. En todas las buenas casas se procura tener una indita, una joven indgena para los trabajos ms esenciales como sacar agua, hacer la leja, cuidar a los nios, etc., ellas desempean sus tareas de una manera que anuncia casi una inteligencia limitada, pero siempre con ms lealtad que la que se encuentra en las domsticas mestizas. Los indios tienen costumbres ms sencillas que los espaoles. o se entregan al juego con tanto furor y no se mezclan con el pueblo de las ciudades pensando en el robo que lo caracteriza. Son dulces y tmidos; quiz, esta timidez viene de la conciencia de su esclavitud y de la inferioridad poltica en la cual han cado. Los recuerdos de su antiguo estado todava no estn del todo perdidos en ellos y, a pesar de que se han convertido al cristianismo, seguramente en el fondo de su corazn queda un apego oculto a sus dioses a los que el les ha hecho renunciar mas la fuerza, que la persuasin. Cuando M. Bulloc obtuvo del actual gobierno el permiso de desenterrar la antigua piedra de sacrificios del dios de la guerra en la que se verta la sangre de las vctimas, se vea llegar a la capital a muchos indios de los alrededores y sobre todo mujeres quienes le arrojaban flores. La prudencia aconsej entonces al gobierno de no dejar ms a la vista del pblico, un objeto que despertaba tales reminiscencias; hoy est cerca de Mxico en el corazn de la Universidad, rodeado de una palizada. La lmina representa una sirvienta indgena de Jambaya. La tnica que la cubre llamada huipil, es de una tela gruesa de lana parecida a algunos de nuestros tapices por el tejido y el dibujo.

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    PLEITO DE DOS INDIAS Si Amrica nos ha hecho funestos obsequios, Europa con sus licores fermentados, se ha vengado en demasa. La embriaguez, desconocida por los antiguos habitantes del Anhuac, multiplica ahora sus cuadros desagradables sobre la base de la inocencia y la sencillez y hasta las indias animadas por el ejemplo de los hombres, a menudo gastan el producto de las mercancas que vendieron en el mercado para procurarse un pequeo vaso de chinguirito (aguardiente sacado de la caa de azcar) una pequea cantidad del cual es suficiente para hacerles perder la razn y transformarlas en speras furias de lo dulces y tmidas que son por naturaleza. Las indias cargan a sus hijos envueltos en una manta de lana que lo mismo les sirve para cubrirlas cuando van a la iglesia o para llevar frutas o alguna otra cosa que deben transportar. Al calor de la discusin, olvidan a veces que han dado la vida al bulto que llevan sobre sus espaldas, se ve a estas pobres criaturas tambaleantes en todos los sentidos, seguir los violentos movimientos de una lucha y mezclar llantos y sollozos con gritos e imprecaciones de sus madres. El pueblo habituado a esta clase de escenas, las contempla con indiferencia y a veces con gusto, y los nios de los poblados, quiz herederos de los prejuicios de los espaoles, que consideran a los indios como una raza inferior a la especie humana, al azuzarlas, creen excitar alguna cosa parecida a los perros o a los gallos cuyas peleas tambin les gustan apasionadamente.

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    PELEA DE GALLOS El juego es la pasin caracterstica de los mexicanos; todo aquello que es azar les encanta, mas hay que decir, que con ste no se divierten como los espaoles, quienes ponen en peligro la vida de los hombres y ensangrientan la arena donde la pasin tiene lugar. La corrida de toros no es un espectculo tan nacional como en Espaa, en donde al menos est reglamentada, de manera que no se compromete la existencia del torero. A los mexicanos no les gusta ver a los caballos con el vientre abierto y a los toros atravesados por la espada de un caballero. Se contentan con verlos abatidos por medio de un nudo corredizo y fatigados por la agilidad de sus perseguidores. No ocurre lo mismo con las peleas de gallos. Esta diversin, que no es nada comn en Espaa, hace las delicias del pueblo mexicano, ya que ofrece un vasto campo a las apuestas; quiz no es el espectculo lo que divierte sino la ocasin de arriesgar el dinero que se tiene. Un gran anfiteatro se haba construido en Mxico para esta clase de combates, que ahora sirve de teatro de comedias, por lo que los gallos han escogido otros sitios. No se sabe de qu debe uno sorprenderse ms, si del encarnizamiento con el que se pelean estos pobres animales, hasta que uno u otro pierde la vida para el brbaro placer del hombre, o de la mano de los jugadores que tiran su fortuna y tranquilidad al azar de un golpe de espoln amarrado a la pata de un bpedo emplumado. La lmina representa a la sociedad mexicana en la forma en que se rene y en que se presenta en la plaza de gallos. Hombres, mujeres, viejos, nios, curas, militares de todos los rangos, se colocan alrededor del crculo y se comprometen con las apuestas. Un hombre recorre las filas de espectadores para recoger y casar las mismas. Mientras se cruzan las apuestas, los galleros excitan a los animales para que se lancen con el mayor furor a la pelea; en tanto que un gallo conserva un soplo de vida, el combate no est decidido, pero si huye, se reconoce vencido y sus apostadores han perdido.

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    INDIO APACHE Las provincias del norte de Mxico, las dos Californias, la Nueva Vizcaya y Nuevo Mxico, sufren las invasiones de los salvajes apaches. Estos terribles indgenas, empujados de valle en valle por la superioridad de las armas europeas, han terminado por encontrar en los climas extremosos, donde se han refugiado, la energa necesaria para vengarse de los usurpadores de su patria. Dejando sus numerosos rebaos, que reemplazan los inciertos recursos de la cacera, atacan a su vez a los espaoles establecidos dentro de sus territorios y recogiendo los caballos de stos, recorren las vastas sabanas del norte e irrumpen sorpresivamente en los ranchos aislados en busca del botn. La raza de los apaches es casi la misma que aquella que puebla las riberas del Missouri que ha desaparecido de los lmites de Delaware y de Moawks. Se diferencian de los indios civilizados de Mxico por sus rasgos duros, su nariz aguilea y la conformacin de su frente. Uno de los caciques de mayor influencia de esas tribus, se present al emperador Iturbide ofrecindole ayuda de ochenta mil guerreros dispuestos a reconquistar con l, la Independencia del Anhuac. Iturbide rehus semejantes aliados que probablemente buscaban arreglar otras cuentas con el hroe mestizo. El traje de los apaches, como aquel de los osages y de los pawnies consiste en un cobertor de lana, pantalones de gamuza, mocasines, una banda sobre la frente, adornos, collares y brazaletes. Sus armas son el arco, la flecha y la lanza, que empiezan a reemplazar por armas de fuego.

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    MILICIANO DE GUAZACUALCO (COATZACOALCOS) La poca seguridad que ofrecen los actuales puertos de la costa atlntica de los Estados Unidos Mexicanos, ha decidido al gobierno a reconsiderar el proyecto concebido por los espaoles de escoger la saturacin de Guatzacualco como un punto militar y comercial. Guatzacualco no es un pueblo ni una ciudad, sino un cuartel, un pequeo fuerte y algunas casuchas para los aduaneros, pero el ro que pasa muy cerca es uno de los ms importantes de Mxico y navegable veinte leguas tierra adentro. Su barra es la menos variable del golfo, tiene de dieciocho a veinte pies de profundidad, lo que la hace apropiada para recibir los grandes barcos mercantes. Sus ventajas estn equilibradas por lo desagradable de su clima. Guatzacualco est situado a cuarenta leguas al sur de la Veracruz; aqu el calor es casi tan fuerte como en el Senegal; el suelo virgen y cubierto de bosques donde el hombre no ha penetrado jams, produce y alimenta toda clase de insectos y su incmoda perseverancia es suficiente para alejar al hombre ms decidido a explotar la fertilidad de la tierra. Ved a los caballos cuyas orejas caen disecadas; las garrapatas, especie de araa tenaz y escamosa, se pegan a todo ser viviente y prefieren anidar sobre las orejas de los caballos que no tienen manera de quitrselas. El ro est poblado de caimanes y sus riberas de tigres y jaguares. El ingeniero en jefe encargado de los trabajos del nuevo puerto y de un camino que debe cruzar el pas de su parte ms estrecha hasta Tehuantepec sobre el Ocano Pacfico, es don Francisco Uccelli, italiano y antiguo jefe de ingenieros Beauharnais. Desterrado de Italia por su opinin poltica, se refugi en Mxico donde el gobierno, apreciando el talento y las desgracias de un oficial distinguido, le ha encargado esta honrosa misin.

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    MUCHACHA DE PALENQUE Las provincianas meridonales de Mxico, estn pobladas por una raza de hombres que por sus rasgos, sus vestidos y sus monumentos parecen descender de otra raza que no es la de los aztecas que poblaron antes que stos las mesetas del Anhuac de donde debieron ser rechazados hacia el Sur. En Amrica, como en Europa, la huella de las migraciones es de norte a sur. Las mujeres indgenas de Tehuantepec, de Yucatn, de Guatemala y, sobre todo las de los alrededores de Palenque, ofrecen los rasgos ms regulares, un color ms bien claro, y un traje que recuerda en algo a los antiguos egipcios y fenicios. Algunos sabios pretenden encontrar en los bajos relieves y los numerosos monumentos indios que se desenterraron en Palenque, tradiciones de la arquitectura fenicia, y gustan de reforzar los argumentos para probar que la raza humana no ha tenido ms que un solo y nico origen y que los hijos de Adn han poblado toda la tierra. Cualesquiera que sean esas opiniones, que se basan en los restos de antigedades muy poco conocidas y muy poco estudiadas, es un hecho que los monumentos palencanos pertenecen a una civilizacin mucho ms avanzada que la de los aztecas y de los pueblos del norte. La bella coleccin de dibujos reunidos por M. de la Tour Allard, de la Luisiana, pueden dar fe. Las ruinas de Mitla y aquellas de Palenque y de otros lugares de las provincias de Chiapas, de Yucatn y de Oaxaca, atestiguan la existencia de un pueblo poderoso y numeroso que ha casi desaparecido de la superficie de la tierra; alrededor de las tumbas de una nacin que ya no existe, la naturaleza despliega en silencio su lujo solitario y el guila blanca y el casuario se posan sobre los bosques impenetrables acechando desde lo alto de los aires, al reptil venenoso que debe perecer en sus garras. La lista de estos peligrosos habitantes de las soledades meridionales, es muy larga y muy variada: la serpiente de cascabel, el alacrn del grueso de una lagartija, la coralino de colores brillantes y de mordida mortal, el metate, que se parece a un guijarro largo y muchos otros, cuyos nombres indios es difcil retener, parecen estar amparados por este suelo hmedo y umbroso, para impedir el acceso a las vidas bsquedas de los hombres. Maderas preciosas desconocidas todava en Europa, se alzan en estas regiones y es de desear que nuevos caminos las crucen pronto para ofrecer al comercio los numerosos y variados tesoros que ocultan.

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    ESCRIBANO No es slo al pie de los altares en donde las mujeres mexicanas depositan sus pensamientos secretos y la confesin de sus flaquezas; pocas de ellas sabran confiar al papel las penas de su corazn y los tormentos de sus celos, y as recurren al escribano pblico establecido en el centro de la Plaza Mayor de Mxico quien no cuenta, para protegerse de los rayos del sol, ms que con el endeble abrigo de una estera de tule (juncia) llamado petate. A menudo se trata de un espaol al que la fortuna no ha sonredo en el Nuevo Mundo, lo que casi equivale a un certificado de mala conducta. Reducido al oficio de emborronar papeles, posee el secreto de muchas relaciones, el hilo de muchos amoros, el misterio de muchas infidelidades, cuntos humildes ruegos, cuntas peticiones, cuntos asuntos no pasan por sus manos? Se dira que es el arrecife contra el que vienen a quebrarse todos los chismes de la ciudad. A pesar de la humilde apariencia de su establecimiento, es suficiente para procurarle una buena posicin. La venta de tinta, de plumas talladas, de barras de lacre, de canciones y de endechas, los llamados corridos, aumentan sus ingresos; en resumen, el oficio de escribano pblico en un pas que figurara en negro en el documento del barn Dupin, no deja de tener sus atractivos. Su indumento, mitad europeo, muestra su origen espaol. La joven criolla sentada a su lado, vestida a la usanza del pas, ha renunciado a la mantilla; la reemplaza el rebozo de casimir o de crespn de China y le cubre la cabeza y los hombros, ya que si la moda francesa ha extendido su imperio sobre toda la vestimenta de personas de una cierta posicin holgada, no ha invadido el tocado, porque nadie osara entrar en el templo de Dios con la cabeza cubierta con un enorme sombrero como ocurre en Europa.

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    EL CARMELITA FRAY GREGORIO Un fenmeno muy notable en la. Historia moderna de Mxico es que el movimiento de insurreccin que decidi su Independencia, fue iniciado y dirigido por miembros del clero; Hidalgo, Morelos, Matamoros, eran curas, Rayn era cannigo, Fray Gregorio, monje. Los tres primeros sorprendidos por los espaoles, fueron ejecutados de acuerdo con las severas instrucciones del virrey. Fray Gregorio, al momento en que iba a ser fusilado, obtuvo, prometiendo alguna revelacin, pasar muchos aos en una mazmorra de Cdiz de donde no sali sino despus de la proclamacin de 1820. La dificultad de obtener la secularizacin de Roma, le obligaba a llevar el hbito monacal, por el que tena menos vocacin que por la faja de general. El traje sacerdotal le procura, al menos, mayor veneracin y respeto por parte del pueblo y sobre todo de las mujeres, quienes le arrojaran todos los laureles y las coronas que la patria agradecida otorga a sus defensores. El hbito sacerdotal conserva an, un poderoso influjo sobre las mexicanas, quienes creen que tocando a esos hombres sagrados entran en contacto con seres de otra naturaleza, con los guardianes de esos lugares encantados, de ese paraso hacia el cual se lanzan con su imaginacin meridional. Se les ve al salir de las iglesias, abrazar de rodillas con una especie de xtasis, el hbito de burdo sayal de los elegidos del Seor. Sus rasgos, sus ojos nadando entonces en una voluptuosidad mstica, muestran que su alma se desprende por un momento de la tierra y de la materia, y se eleva hacia esos fantasmas de los que las leyendas maravillosas han poblado su cerebro. Pero, para regresar al personaje principal de esta lmina, el espritu que anim en 1810 a una parte del clero mexicano, se explica por la injusticia con la que Espaa misma, agitaba an a los eclesisticos americanos. Estos no alcanzaban las altas y lucrativas dignidades de la iglesia. los espaoles se apoderaban de los grandes beneficios y dejaban los curatos mdicos y fatigosos a los indgenas. El inters personal y el inters nacional se encontraban de acuerdo y la independencia tuvo jefes tonsurados. No se trataba siquiera de la libertad. La de la prensa, entre otras, era tambin odiosa al clero mexicano como al de Francia y al de todos los pases.

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    LEPERO - VAGABUNDO Es el apelativo que se da en Mxico al hombre de la ltima clase social, de raza mestiza entre indio y espaol. El lpero es el bribn de Npoles; empero, si hay algo ms innoble en sus rasgos es, sin embargo, que es ms independiente, pues tiene menos necesidades. Vive en los barrios populosos casi en estado natural, sobre los escombros de una civilizacin desvanecida. Sin camisa, sin zapatos, un trozo de cuero y una manta de lana forman su indumentaria. Esta misma cobija se convierte en su cama durante la noche y la entrada de un portal o las gradas de una iglesia le sirven de habitacin. Colocado durante el da en la esquina de una calle, un encargo que cumplir, un paquete que entregar, son suficientes para procurarle el ms frugal de los sustentos: una media docena de tortillas salpicadas con chile son su alimento, el agua de la fuente es su bebida. Un cielo limpio, siempre templado, le evita la necesidad de otros atuendos. Viviendo a1 da el da, sin ocuparse del maana, al punto que ha ganado con qu pasar las veinticuatro horas, tendido en el sitio que le sirve de morada, un ligero sueo suspende sus facultades, hasta que una nueva aurora, renovando sus necesidades, le obliga a buscar nuevos medios de satisfacerlas. Feliz mortal, quiz, si el veneno de la corrupcin y el fanatismo no excitaran su corazn sencillo y su espritu estrecho, si los licores fermentados no trajeran la confusin a sus sentidos, si la pasin del juego no lo arrastraran con frecuencia al crimen y si sus necesidades artificiales no lo hicieran, algunas veces el instrumento dcil en las manos del despotismo y de la supersticin.

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    CRIOLLO A CABALLO TIRANDO EL LAZO Amor sagrado de la patria, eres t el que da luz a los prodigios de la virtud y el valor. Noble entusiasmo, impulso generoso, t elevas al hombre al nivel de los dioses; de un pastor haces un hroe y del fierro destinado a abrir el seno de la tierra, forjas la espada que lleva el terror al corazn de los tiranos. El ciego fanatismo puede poner al rabe del desierto frente a los batallones erizados de hierro y fuego, sin embargo una ilusin ms poderosa que la verdad lo anima en el peligro, una inmensa recompensa le sonre: las hures celestes le esperan s perece en el combate; mas el patriota que desafa la muerte para dar libertad a su pas se consagra a sus semejantes, ningn premio personal lo impulsa, si no es aquel que encuentra en la conciencia misma de su sacrificio. Si cae, si muere, la recompensa no lo acompaa. La deja sobre la tierra, grabada en alguna piedra o en el recuerdo de sus conciudadanos. Ningn egosmo mancha el brillo de su accin. El sentimiento del yugo que le oprime es su aguijn y el deseo de libertad le da alas. Este criollo mexicano, este sencillo habitante del campo lleno de ideas naturales, ve a los soldados extranjeros invadir el suelo de su pas para avasallarlo, su corazn se hincha y se inflama de una justa indignacin, no cuenta el nmero de sus enemigos, ni consulta la eficacia de sus armas; el mismo lazo que tira a los toros salvajes para lazarlos, le servir en su necesidad. Su cabalgadura, de noble raza de garaones andaluces, comprende su alta misin y devora el suelo en su rpida carrera. Ya se enfrenta a los enemigos, laza de entre ellos a un jefe y lo arrastra con la rienda fatal hasta los suyos. En vano una granizada de plomo mortal silba en sus odos, la muerte asombrada, no osa alcanzar al hroe, su valor temerario recibe el premio de su hazaa, es todo lo que ambiciona. Satisfecho de haber pagado su deuda a la patria se retira a su humilde rancho y anima a los jvenes, que escuchan sus relatos, a imitar su ejemplo.

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    LITERA Al llegar a Veracruz, el insoportable calor del clima, las despiadadas bandadas de mosquitos, pero sobre todo el inminente peligro de sucumbir al espantoso morbus ichterode que llaman fiebre amarilla, obliga a buscar los medios ms rpidos de sustraerse a la influencia de esos funestos lugares llamados con justicia. la tumba de los europeos. Mas esos medios no son ni los mas fciles de encontrar ni los mas cmodos de emplear. Rara vez se encuentran carruajes de regreso a la capital, ya que con frecuencia slo llegan a Xalapa. Ms an, el camino de esta ciudad a la de Veracruz es muy difcil para los carruajes de cuatro ruedas por las arenas profundas y movedizas que hay que cruzar por los alrededores de Santa Fe. Por lo comn, las mulas son el recurso de los viajeros con prisa, pero se ven obligados a dejar sus equipajes tras de s, y durante las primeras jornadas es necesario exponerse al sol brillante de la zona trrida, en los ridos llanos abrasados por su rayos. Una manera bastante cmoda, sobre todo para las damas, de evitar esas molestias, es procurarse una litera, especie de caja suspendida sobre las varas que sostienen dos mulas. El dibujo hace intil una ms amplia descripcin. Este medio de viajar es lento y caro, pero en cambio es ms suave y cmodo y el balanceo producido por el paso mesurado de las mulas, educadas para este uso, invita al sueo, lo que es una gran ventaja en un pas en donde moscos de gran tamao os persiguen toda la noche con sus piquetes y zumbidos. El precio de una litera de Veracruz a Xalapa, (treinta leguas) es por lo general, de 50 pesos, cerca de unos 250 francos. El banco de arena llamado Santa Fe, opone una dificultad casi invencible a la construccin de un buen camino.

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    CARNICERO MEXICANO

    Si se quisiera personificar la pereza y la suciedad, no se podra escoger mejor modelo que un muchacho carnicero de Mxico que entrega la carne a la clientela. Ya que las calles de la capital son anchas, derechas, planas y bien pavimentadas, el uso de los caballos, carruajes y mulas se aplica a las menores necesidades de la vida, tal vez ms que en ninguna ciudad del continente, lo que prueba que los mexicanos tienen una predileccin decidida por servirse de otras piernas que no sean las suyas. Sera un verdadero suplicio para un europeo recorrer una gran ciudad, toda la jornada, sentado sobre la grupa flaca y chipotuda de un viejo mulo sin poder siquiera extender las piernas a causa del tamao del albardn o una burda silla. Sin embargo, el intrpido lpero se resigna, ya que tiene demasiado horror al movimiento pedestre, y envuelto en una manta sucia y a veces en un sudario todo manchado de sangre, se pasea por las calles de Mxico; el humo del cigarro que le sale por la boca, podra provocar que cualquier imaginacin exaltada lo tomara por un vampiro que se sacia de cadveres y cuyo aliento abrasador se esparce por los aires. Hay que reconocer que las bellas inglesas que se encuentran en Mxico, prototipo de pulcritud y elegancia, habituadas a ver los carros de los carniceros de Londres, que no ofrecen nada de repulsivo o de sucio, deben haberse escandalizado a la vista de este fantasma sangrante. Los mulos llevan los cuartos de ternera y de carnero; en cuanto a las cabezas, patas, etc., las llevan todas asadas y, por lo general, se dedican a la alimentacin de la gente comn. Las pasturas pantanosas de los alrededores de Mxico, dan a la carne cierto gusto un poco soso y los alimentos no son tan nutritivos y suculentos como en Europa.

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    JUEGO DE VOLANTIN

    La lmina que pone trmino a esta coleccin, representa una diversin que figura de ordinario en las solemnidades y en las fiestas religiosas o patriticas. Nuestros palos de cucaa son poco usados en semejantes ocasiones. Aqu se hace callar la codicia para darse el gusto de esta sensacin reservada a los habitantes del aire. Se planta un poste de 40 a 50 pies de altura, coronado por una especie de capitel de fierro, puesto en equilibrio sobre una punta del mismo metal y colocado en lo ms alto del poste; en este capitel se amarran cuatro cuerdas bien fuertes, las que estn dobladas en su extremo, dejando un lazo suficientemente grande para que pueda pasar el cuerpo de un hombre y que la cuerda le sirva de asiento. Los cuatro voladores as colocados, comienzan a correr alejndose del poste, y pronto, la fuerza centrfuga se multiplica y levantndolos del suelo, describen en el aire muchas circunferencias de varias centenas de pies y se persiguen sin jams alcanzarse; sobrepasan as en rapidez, el vuelo del guila y del buitre. Una ligera patada en el suelo es suficiente para dar un nuevo impulso a estos Icaros, quienes bien diferentes de su patrn, no temen la prdida de sus alas ni los abismos profundos del mar. Este juego que no ofrece ningn peligro, es un ejercicio saludable y econmico que podra adoptarse con xito en las casas de campo y en los parques de diversin, como auxiliar o reemplazando a los peligrosos columpios y a los balancines. Los gimnasios de Pars ofrecen una especie de imitacin en el juego llamado: enjambe des gans "salto de gigantes".

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    COCHERO MEXICANO Los caballos mexicanos son excelentes para ser montados, ms no de suficiente talla para ser enganchados. Por eso se prefieren las mulas para las tiras de los coches y equipajes, ya que stos, construidos segn los antiguos modelos, no tienen la ligereza de nuestras brillantes berlinas ni de nuestros landaus. El alto precio del fierro que viene de Europa, hace que en Mxico se usen todava grandes brazos y ruedas, y esas interminables tiras de madera que parecen postes pintados. Las carrozas no tienen asiento para el cochero, ya que ste, para dirigir mejor las mulas, animales un tanto reacios. monta a manera de postilln. Una berlina de ciudad desemboca pues, penosamente de una calle, y lo primero que se ve aparecer es el cochero con un sombrero de tres picos y su nica bota, ya que la pierna que queda al lado del prtigo, por no estar a la vista, no tiene la necesidad de un calzado fino. Viene enseguida una cabina delantera y luego una caja comba y bien barnizada donde se bambolean sin cesar una media docena de viejas baronesas y al final, llega la parte trasera con uno o dos polisones que llevan el nombre de lacayos. Los nuevos funcionarios diplomticos de los Estados que han reconocido la Repblica, han intentado en vano introducir el gusto por los equipos modernos; los nobles mexicanos creeran derogar las prerrogativas de su rango, si reemplazaran las enfadosas y pacficas mulas por los caballos de rabo cortado y los cocheros con coletas, por cocheros rapados. Tambin hay que hacer notar que esas mulas jerrquicas llevan sus rabos cuidadosamente envueltos en pequeos sacos de cuero, enjaezados con aplicaciones de metal.

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    COCHE DE COLLERAS Las pocas obras pblicas, emprendidas por los espaoles, fueron comenzadas con tanta magnificencia y grandeza, que por lo mismo, han quedado inconclusas. As fue el camino que debi conducir de Xalapa a Mxico. Pavimentado con el mayor cuidado, trazado a travs de las mayores dificultades de terreno, ligado por puentes magnficos, es de lamentar que no haya sido terminado. Sucede, por lo tanto, que despus de haber recorrido algunas leguas cmodamente, se cae de improviso en profundas rodadas y se experimentan las ms crueles sacudidas al chocar contra las piedras que las lluvias desprenden de las montaas, al franquear las barrancas que serpentean a lo largo de la mencionada ruta. Este camino tan imperfecto, hace necesaria la longitud interminable de los carruajes mexicanos que pueden llamarse reversibles, ya que mientras el tren delantero se encuentra suspendido sobre un precipicio, las ruedas de atrs se encuentran todava sobre terreno slido. Por otra parte, semejantes caminos y tales carruajes hacen tambin necesario un ejrcito de mulas para arrastrarlos y, en ltimo trmino, un bolsillo bien repleto para llegar a la capital a travs de miles de incomodidades, traqueteos, magulladuras y pillajes. Tres hombres son de rigor para los pesados equipajes, dos postillones y una especie de conductor encargado de recibir el dinero y responsable de las pertenencias de los viajeros. Dentro del enorme nmero de mulas que van uncidas, siempre hay un