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TRATADO DE FILOSOFÍA DEL DERECHO RuooLF STAMMLER

TRATADO DE FILOSOFÍA DEL DERECHO - … · COLECCIÓN CLÁSICOS DEL DERECHO Directores: JOAQUÍNALMOGUERACARRERES GABRIELGUILLÉNKALLE TRATADO DE FILOSOFÍA DEL DERECHO RUDOLF STAMMLER

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TRATADO DE FILOSOFÍA

DEL DERECHO

RuooLF STAMMLER

COLECCIÓN CLÁSICOS DEL DERECHOTÍTULOS PUBLICADOS

Filosofía del Derecho, Gustav Radbruch (2007).Tratado de filosofía del Derecho, Rudolf Stammler (2007).

COLECCIÓN CLÁSICOS DEL DERECHODirectores:

JOAQUÍN ALMOGUERA CARRERESGABRIEL GUILLÉN KALLE

TRATADO DE FILOSOFÍA DEL DERECHO

RUDOLF STAMMLERProfesor de la Universidad de Berlín

Traducida porWENCESLAO ROCES

Editorial Reus, S. A., para la presente ediciónPreciados, 23 - 28013 MadridTfno: (34) 91 521 36 19 - (34) 91 522 30 54Fax: (34) 91 531 24 08E-mail: [email protected]://www.editorialreus.es

Traducida por Wenceslao Roces

Es propiedad.Copyright by Editorial Revista de Derecho Priva do

Esta obra ha sido publicada con una subvención de la Dirección Gene-ral del Libro, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Cultura para supréstamo público en Bibliotecas Públicas, de acuerdo con lo previsto enel artículo 37.2 de la Ley de Propiedad Intelectual.

ISBN: 978-84-290-1486-0Depósito Legal: Z. 4168-07Diseño de portada: María LaporImpreso en EspañaPrinted in Spain

Imprime: Talleres Editoriales COMETA, S. A.Ctra. Castellón, Km. 3,400 – 50013 Zaragoza

Reservados todos los derechos. Ni la totalidad niparte de este libro puede reproducirse o transmitirsepor ningún procedimiento electrónico o mecánico,incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquieralmacenamiento de información y sistema de recuperación.

STAMMLER, FILÓSOFO DELDERECHO Y CIVILISTA (1)

Por Wenceslao Roces

Publicado en Revista General de Legislación y Jurisprudencia, añoLXXIV, noviembre de 1925, Tomo 147, núm. V, Madrid, Reus (S.A.),1925, págs. 449-469.

En la cumbre de una larga vida de consagración ala ciencia y a la enseñanza, Rudolf Stammler, investi-gador eminente y maestro ejemplar, puede mirar conorgullo el vasto campo removido y sembrado por sulabor infatigable. Acaso no se agrupe en derredor de éluna «escuela stammleriana», una de esas coteries tanfrecuentes por desdicha en el mundo de la ciencia, conel ritual y la liturgia de las confesiones, y el inciensode las capillas, y la fe ciega de las mesnadas en las do-tes carismáticas del jefe. Las doctrinas de Stammler,arraigadas en la libertad de espíritu y de crítica, son in-compatibles con ese aire dogmático de rendimiento yadoración. Pero, si no una «escuela», han provocadoalgo más: un movimiento. Este renacimiento universalde la Filosofía del Derecho, que, después de largos años

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(1) R. Stammler, Rechtsphilosophische Abhandlungen und Vorträge. I.Bd. (1888-1913). Charlottenburg (Pan Verlag Rolf Heise), 1925, 459 pá-ginas, 8.º mayor.El mismo, Der Richter, Donauwörth-Berlin (Tagewerkverlag), 1925, 92páginas, 8.º mayor.

de abandono, se manifiesta con pujanza cada día ma-yor, tiene en Stammler, a no dudarlo, su más vigorosopropulsor.

Y desde su retiro apacible del Harz podrá el maes-tro ahora, en el declinar glorioso de su vida, contem-plar con satisfacción toda esta pletórica florescencia deestudios filosófico-jurídicos, en los que hay siempre ungermen de su propia obra, por muy adversas o indife-rentes que le sean sus doctrinas. La aportación deStammler fue el soplo revivificador de la ciencia jurí-dica abstracta. Que las investigaciones que él removióno se detengan ante su propio sistema es ley de vida ysigno de vitalidad de la disciplina reengendrada.

Fecundos han sido estos años de la colmada vidadel maestro, que hubieran podido ser de bien ganadoreposo. Las doctrinas monográficas de sus obras fun-damentales: Wirtschaft und Recht (5.ª ed., 1925), DieLehre von dem richtigen Rechte (1902), Theorie derRechtswissenshaft (2.ª edición, 1924), requerían el ór-gano de una exposición didáctica que las hiciese acce-sibles a la juventud académica. A esta finalidad res-pondió su Tratado de filosofía del Derecho, que vio laluz en 1922 (2.ª ed., 1923), y es una excelente y con-cisa refundición sistemática de aquellos libros, prece-dida de una historia crítica de las doctrinas jurídico-fi-losóficas. Análoga mira de difusión didáctica y deorientación se proponen su sugestivo opúsculo sobrelas Modernas teorías del Derecho y el Estado (1917)y la breve monografía consagrada a estudiar paralela-mente El Socialismo y el Cristianismo (1920).

Tres grandes corrientes se han sucedido en la fi-losofía social de los tiempos modernos, que determi-nan y explican históricamente la doctrina stammleriana.

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La teoría del Derecho natural, nacida de la eterna as-piración a encontrar un Derecho ideal como refugiocontra estas normas existentes y reales, perecederas eimperfectas, como todo lo humano, y con su mito deun Código eterno e inmutable e inalienable, colecciónde leyes preestablecidas, aplicables a todos los lugaresy todos los tiempos. La reacción empirista de la Es-cuela histórica, que al dogma de lo universal opone eldogma de lo nacional y al postulado de lo inmutable yeterno el principio de la incesante mudanza, pero ha-ciendo de la realidad punto de vista para juzgar de larealidad misma, sin admitir otro rasero para medir lalegitimidad del Derecho vivido que el hecho de su exis-tencia y las raíces de su genealogía histórica. Y, final-mente, la concepción del materialismo histórico en que,en cierto modo, se vienen a fundir esas dos corrienteshostiles, al enseñar que el Derecho vigente brota porimpulso natural y necesario del seno de la clase socialimperante. Contra estas fundamentales manifestacionesdel espíritu batalla Stammler denodadamente, con lasarmas críticas del arsenal filosófico kantiano, paraconstruir su teoría del «idealismo social», que es comoun resultante de todas ellas, fraguada en el choque con-tra sus principios. De la «Escuela histórica» conservala noción de eterno devenir, condicionado por las cir-cunstancias empíricas de cada instante y por las carac-terísticas nacionales de cada pueblo, pero deslindandodebidamente esta noción y localizándola en el puestoque le corresponde, que es el de la génesis material delDerecho, el de los orígenes y desarrollo de las normasconcretas que lo componen. Al lado de éste hay el pro-blema de juzgar el Derecho que existe, su legitimidady razón de ser mediante la pauta de la justicia, supe-

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rior a las normas vigentes e independiente de ellas. Yeste anhelo inevitable de ideal es la entraña perdura-ble del «Derecho natural» que Stammler recoge, perodepurándola de la ilusión de pensar que ese ideal puedacristalizar en un sistema de normas inmutablemente jus-tas, sustraídas a todo divorcio de la realidad y prestasya para su aplicación, como los artículos de un Código.Son dos problemas diferentes, el genético y el sistemá-tico, que no deben confundirse en uno ni pretender en-globarse en una solución, como hacen los historicistasy los iusnaturalistas, desde puntos de vista antitéticos:los unos, elevando la materia empírica a punto de miraideal, y los otros, degradando la idea a realidad con-creta y sensible. De la «concepción materialista de lahistoria», que, como filosofía social, tiene en Wirts-chaft und Recht su requisitoria más denodada, tomaStammler la idea de una ley última que rige la vida so-cial, pero desglosándola de la materia, que es lo mu-dable, para desplazarla al campo inconmovible de lasformas puras. Esta suprema ley, así espiritualizada, esla idea de justicia, el «ideal social», criterio de ponde-ración para conocer la legitimidad de una vida socialen lo que necesariamente la condiciona y determina:en la ordenación jurídica por que se rige.

La personalidad de Stammler, como filósofo delDerecho se alimenta constantemente con el caudal desu profundo saber de civilista y romanista. No es el fi-lósofo abstracto que, viniendo de las cumbres de la te-oría, proyecta sus métodos sobre el campo de la juris-prudencia, sino el jurista compenetrado íntimamentecon el Derecho vigente y el Derecho histórico que, es-poleado por la insuficiencia de las normas y las insti-tuciones positivas, siente la necesidad de elevarse al

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plano de los principios y de las formas, de donde des-entraña sus métodos de ordenación de la ciencia jurí-dica. En su Tratado de Derecho de obligaciones (1897)se nos revela bien pujante su personalidad de civilista,como en el maravilloso libro III de su Derecho justo,consagrado a la «práctica», es decir, a los problemasde construcción y diagnóstico de una gama innumera-ble de casos, tomados del moderno Derecho civil y dela jurisprudencia romana clásica, para encauzarlosejemplarmente según los principios derivados de su mé-todo. Y las mismas dotes para articular fecundamentela «práctica» con la «teoría», es decir, para aplicar susprincipios metódicos a la materia empírica, se comprue-ban en sus primorosos libros de «ejercicios» de Dere-cho romano y civil, repetidamente editados y profusa-mente extendidos entre los estudiantes alemanes(Praktische Pandektenbildungen, 2.ª ed., 1896; Aufga-ben aus dem römischen Recht, 4.ª ed, 1919; Praktikumdes bürgerlichen Rechts, 2.ª ed., 1903; Uebungen imbürgerlichen Recht, 4.ª ed., 1922). Acaso fue este teó-rico y filósofo del Derecho quien más contribuyó aarraigar en las Universidades alemanas este método deenseñanza sobre casos prácticos, compenetrado ya in-separablemente con los estudios jurídicos y asimiladopor los más diversos países como una necesidad peda-gógica elemental.

En el arcaico régimen de encasillamiento cientí-fico por «asignaturas» de la profesión y enseñanza delDerecho en nuestras Universidades, difícilmente ad-quiere el estudiante y fácilmente pierde el profesor (siacaso llegó a alcanzarla) la concepción de la cienciajurídica una y armónica. Así se ha podido arrinconarla Filosofía del Derecho (que atávicamente seguimos

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llamando «Derecho natural») como una disciplina des-gajada, que no compete ni tiene por qué preocupar alcivilista, o al mercantilista, o al penalista, o al proce-salista, o al historiador del Derecho, como si no fueseella la que ha de resolver los problemas cardinales denuestra ciencia y procurar los métodos para la aplica-ción y la vida del Derecho al abogado y al juez, comoal legislador y al científico los principios para engen-drarlo e investigarlo.

El jurista que, por comodidad o por incompren-sión, rehuye buscar los fundamentos objetivos de lasnormas jurídicas y de las instituciones sociales, pro-cede —según un viva expresión del propio Stammler—como procedería el naturalista que dijese: ¿Para quétorturarnos investigando la ley de la gravedad? ¿No nosbasta con saber que los cuerpos pesados caen? Sobrela investigación de estas leyes abstractas —podríamosañadir— descansan los progresos de la técnica, y lasmatemáticas, que son todas forma y abstracción, danla pauta para la mecánica y la ingeniería. La aplicacióny la vida práctica del Derecho, como su creación estambién una técnica, en la que sólo cabe perfección,llevándola a los cauces fundamentales, que abren losprincipios y orientan los métodos. Cuantos se hallanen contacto con las leyes y los Códigos deben mane-jarlos movidos por principios objetivos, si la prácticadel Derecho no ha de ser un inextricable caos.

Esos empiristas y practicones rendidos al culto dela letra se verán desamparados todos los días y a todashoras ante los casos que la realidad incesante plantea,y que no tienen ni pueden tener una solución directa enlas normas positivas. Y el más humilde problema de in-terpretación extensiva de un precepto encierra ya el gran

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problema central de los métodos, problema ajeno a laletra del Derecho estatuido que, inevitablemente, noslleva al mundo abstracto de la filosofía jurídica.

Pregúntesele a cualquiera de esos empiristas qué so-lución tiene el problema de las «lagunas en el Derecho»,problema de la vida jurídica diaria, o cómo se ha de in-terpretar el artículo 6.º de nuestro Código civil, que im-pone al Juez el iudicandi munus, haya o no norma ex-plícita vigente para resolver el caso litigioso,conminándole con una sanción si «rehúsa fallar a pre-texto de silencio, oscuridad o insuficiencia de la ley».O el famoso art. 1.º del Código civil suizo, que le fa-culta para sentenciar, en defecto de toda otra regla, ins-pirándose en aquella que el propio dictaría como legis-lador. Ábrase nuestro Código civil por donde dice:«Principios generales del Derecho» (art. 6.º); «equidad»(art. 1690); «contratos contrarios a la moral» (art. 1255);«consecuencias conformes a la buena fe» (art. 1258);«causa justa» (artículos 1584 y 1901); «causa legítima»(art. 1692); «objeto lícito» (art. 1666); «justo motivo»(art. 1707); «causa torpe» (art. 1306); «si el acreedor senegare sin razón...» (artículos 1176 y 1185); «es ilícitala causa cuando se opone a la moral» (art. 1275); «losTribunales podrán por justa causa» (art. 58); «podrán losTribunales..., apreciando, según su arbitrio, las circuns-tancias» (art. 171), y tantos otros preceptos en que la leypone la apreciación y solución del litigio en manos deljuez o de los interesados, sin dar una pauta concreta, ta-xativa, para su decisión; y que diga un consecuente prac-ticón cómo ha de entenderse la ley en cada uno de esoscasos. Y si tal ocurre en la práctica profesional cotidiana¿cómo ha de prescindir de una sólida formación filosó-fica el que aspire a laborar sobre el Derecho con preten-

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siones científicas, a ordenar y construir en unidad siste-mática la masa dispersa y confusa de normas positivas,de relaciones jurídicas e instituciones sociales?

Afortunadamente, este capítulo de explicaciones ydescargos, esta prueba de legitimación formal de la Fi-losofía del Derecho, cohibida entre las disciplinas po-sitivas que tanto la desdeñaron, triunfantes de orgulloen una época de empirismo, va dejando de respondera una necesidad. Ahora es ella la que de acusado seconvierte en juez y en foro ante el que han de acudirlas «ciencias» jurídicas particulares, feudatarias suyas,para demostrar su razón de ser. Buena parte de este re-nacimiento pujante de los estudios filosófico-jurídicosse debe, ya lo hemos dicho, a la obra removedora deStammler. Sólo entre nosotros, empiristas por desidiay por inercia, se mantiene como si nada pasase por elmundo la concepción practicista del Derecho, con al-tivo y cerril desdén hacia cuanto es abstracción, y asíprospera y fructifica nuestra práctica jurídica. Si la fi-losofía stammleriana, que ya va encontrando en Españala acogida atenta de unos cuantos discípulos logra so-cavar un poco con su clara y profunda visión de la cien-cia jurídica, los viejos fundamentos de nuestra tradi-ción anquilosada (más bien diríamos de nuestra rutina,que la tradición es siempre algo vivo) no será pequeñanuestra deuda de gratitud.

Nada mejor para seguir la trayectoria de las doctrinas stammlerianas que esta colección de sus«opúsculos y conferencias sobre Filosofía del Dere-cho», de la que acaba de publicarse el primer tomo. Enél se condensa la labor fragmentaria de los veinticincoprimeros años de publicista del profesor de Halle. Esla época en que ven la luz sus obras fundamentales, los

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cimientos de su vasta labor: «Economía y Derecho»(primera edición, 1895); «Tratado del Derecho justo»(1902); «Teoría de la ciencia jurídica» (primera edi-ción 1911). Los que sigan con algún interés estos es-tudios no sabrán agradecerle bastante al maestro estarecopilación, que nos hace accesibles sus monografíasdispersas, agotadas muchas de ellas o fuera del comer-cio, y todas vivamente interesantes para quien quieraformarse una noción acabada del sistema stammlerianoy de su gestación. Pero la compilación viene además asatisfacer un gran interés objetivo en el mundo de laciencia jurídica. Porque la génesis de estas doctrinases la de la filosofía jurídica renaciente y en ellas se re-flejan, críticamente proyectadas, las teorías y tentati-vas filosóficas que dentro del campo del Derecho sehan sucedido desde la época moderna hasta estos últi-mos tiempos.

La línea de la evolución doctrinal del maestro nopuede ser más consecuente y recta. En toda su obra deinvestigador hay un ritmo uniforme, que va desde laprimera publicación hasta la última. En su primera mo-nografía filosófica «sobre el método de la Escuela his-tórica del Derecho» (1888. Op. Cit., páginas 1-40), elprimer recio aldabonazo contra los concepciones ab-sorbentes del historicismo, está ya bien definida laorientación crítica que va a ser el nervio de toda su la-bor. «La época de supremacía de la Escuela histórica—dice aquí (pág. 29)—, incomparablemente prósperay fecunda para la jurisprudencia técnica, tanto en el as-pecto sistemático como en el histórico, significa un re-troceso científico en otro aspecto de estos estudios, encuanto a la teoría del Derecho». No hay en su obra esoscambios bruscos y esas metamorfosis (no siempre na-

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cidas de un impulso interior) en que algunos dilettan-tis pseudo-filósofos en boga ven la sal de la persona-lidad, acaso para velar ex professo sus propias mez-quindades y flaquezas. En los libros de Stammler noshabla como una voz profética que por los métodos dela introspección crítica ha descubierto un mundo inte-rior y los proclama. No son las suyas verdades brillan-tes y tornasoladas, sino los cimientos de una profesióny de una ciencia. Stammler establece su sistema, loabraza de por vida, convencido fervorosamente de suverdad, lo profesa consecuentemente en todos sus li-bros, en todas las manifestaciones de su vida intelec-tual, y sigue tenazmente sus desenvolvimientos hastalos más alejados confines, desde el ámbito abstracto delas ideas hasta la práctica de todos los días. Y el hom-bre jovial y ameno de la vida ordinaria, humorista en-tre sus amigos y para con sus discípulos en la intimi-dad, adopta en sus obras y desde su cátedra el ardor yla apasionada convicción de un verdadero sacerdocio.A estos hombres para quienes la vida tiene un misióny la abrazan con la ofrenda de toda su vida los llamapesados o anticuados la frivolidad de la hora presente.

Hay, como el propio Stammler, pone de relieve(pág. 9.ª), un espíritu común que da unidad a estas di-ferentes monografías aquí reunidas y las enlaza siste-máticamente como capítulos de una obra única, y es laaspiración a ahondar en el espíritu hasta sacar a la luzlos cimientos de objetividad en que descansa la vidadel Derecho y consiguientemente la vida social que porél se rige. Esta cruzada de la objetividad contra el sub-jetivismo, para imponerla como la pauta y el criterioformal de juicio (no como realidad práctica vivida, sinocomo atalaya para enfocar esta realidad azarosa y mu-

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dable desde las cumbres del espíritu del juzgador) esla pasión vivificadora que alienta en la obra toda deStammler como investigador y como maestro. A estassuperficiales corrientes modernas del sentimentalismoy la sociología que claman: «¡sentimiento!», «¡he-chos!», «¡realidad!», como si el jurista científico o prác-tico hubiese de suplantar el seno fecundo de la vidamisma, fuente de «sentimientos», «hechos» y «realida-des», hay que oponer la visión clara de los métodos,en una disciplina que como la jurídica es por esenciade ordenación formal. La «realidad» para el nadadores la masa de agua en que flota; pero si pretendiese de-jarse llevar neciamente de esta «realidad» sin ver otracosa; la orilla a que se dirige y el modo de nadar (sumétodo) pronto se iría al fondo con tan peregrina con-cepción.

De la monografías recogidas en este volumen hayvarias destinadas a analizar los métodos en el campopuro de la teoría, contrastando el sistema propio conotros diversos. Tales son, por ejemplo, las consagradasa criticar «el método de la Escuela histórica del Dere-cho» (páginas 1.ª-40), a combatir «la teoría del anar-quismo» como filosofía social (páginas 49-84); la con-ferencia en que se investiga «la ley última que rige elorden jurídico y la Economía política» (páginas 169-184) y el breve análisis crítico del «concepto y alcancede la volonté générale en Rousseau» (páginas 375-384).Otras se mantienen en el campo de los conceptos ytienden a deslindar la noción del Derecho de otras afi-nes o a explicar la génesis de las normas jurídicas, laproducción de Derecho ex novo y sobre todo el pro-blema cardinal de la instauración de un orden jurídiconuevo por quebrantamiento del vigente: «El Derecho

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y la arbitrariedad» (páginas 85-118); «El Derecho enterritorios sustraídos a todo Estado» (páginas 349-374).Otros opúsculos, finalmente, dan una noción sistemá-tica, de conjunto, de las concepciones del autor: «Na-turaleza del Derecho y de su ciencia» (páginas 385-444); «Misión del Derecho y de la jurisprudencia enlo porvenir» (páginas 445-457).

Pero los estudios que más directamente pueden in-teresar a los lectores de esta Revista son aquellos en quese revela la personalidad del civilista y del jurista prác-tico haciendo aplicación de sus métodos para la solu-ción de problemas del Derecho vigente y para el estu-dio de las leyes y normas concretas. Estudios ejemplarespara los escépticos que no se allanan a ver en la Filoso-fía del Derecho algo más que una noble recreación deespíritus dilectos, buena cuando más para la cátedra opara los libros. Varios trabajos de esta especie contieneel volumen que reseñamos: «Importancia del Código ci-vil alemán para el progreso de la cultura» (páginas 155-156). «Sobre la doctrina del enriquecimiento injusto, se-gún el Código civil» (páginas 185-204). «Privilegios yderechos singulares» (páginas 205-231). «Derechos consujeto indeterminado» (páginas 281-316). «Contratos ylibertad contractual» (páginas 331-348). Se manifiestaen todos ellos la recia complexión dogmática del civi-lista, asociada a la concepción trascendente del filósofodel Derecho que sabe orientar los conceptos de la téc-nica hacia un horizonte ideal. Intentaremos hacer un es-bozo muy somero de algunos de estos estudios en quela técnica del Derecho civil confluye con los métodosjurídico-filosóficos para que pueda verse cuáles son losrasgos principales del sistema stammleriano y cuál sutrascendencia para la práctica del Derecho vivido.

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En su discurso sobre la «importancia del Códigocivil alemán...» (1900) va analizando Stammler las di-ferentes instituciones del Derecho civil tal como elnuevo Código las regula, a través del prisma crítico desu criterio supremo de justicia: el «ideal social». Estafórmula del «ideal social», fórmula abstracta, simpleidea, que sólo vive dentro del espíritu como criterio ob-jetivo ordenador, sin descender jamás a la realidad em-pírica, se descompone en dos principios (el del «recí-proco respeto» y el de la «mutua solidaridad»), quedeben brillar en toda relación jurídica para que sea justala norma que la reconoce. El mérito del Código civilalemán está, según la concepción stammleriana, en ha-berse sobrepuesto, en gran parte, a la casuística ante-rior, abriendo en todos los campos, pero sobre todo enmateria de obligaciones, amplios cauces por los que eljuez o el abogado pueden hacer discurrir directamente,en cada caso, su noción objetiva de la justicia (tanto porlo que se refiere a la constitución de derechos como porlo que afecta a su ejercicio): criterio de la «buena fe»para juzgar de la validez de ciertos negocios jurídicos,actos contra bonos mores, «arbitrio judicial», «equi-dad», «motivo fundado», etc. Conceptos todos estos queel jurista reflexivo necesita esclarecer, descubriendo suverdadero fondo objetivo para sustraerlos a la confu-sión y a la arbitrariedad del subjetivismo judicial.

Esta tendencia, que es en él viva pasión, por en-contrar un cimiento objetivo que le sirva de norma parasus juicios cuando la ley no se lo da en reglas taxati-vas, separa fundamentalmente a Stammler de la «Es-cuela del Derecho libre», en que a veces se le quiereincluir. Sólo hay un leve punto de contacto entre estemovimiento, ya un poco decadente, y la filosofía

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stammleriana, y es que nuestro autor propugna el ar-bitrio judicial como medio indispensable para la buenaactuación del Derecho, pero no como medio único yexclusivo, con la abolición de toda norma coactiva. Yhay, además, y sobre todo la aspiración fundamental,que desde luego le aparta de los juristas «libres»: se-gún él, el juez, en aquellos casos en que la ley le fa-culta para fallar a su libre arbitrio, sin vincularle a unanorma concreta, debe siempre inspirarse en una nociónobjetiva, como criterio de sus juicios, en la idea de jus-ticia, implícita y latente en todo Derecho, y no en susconvicciones personales (Rechts-und Staatstheoriender Neuzeit, 1917, páginas 77 y siguientes).

¿Qué jurista consciente y reflexivo no sentirá lanecesidad de saber de qué modo, con arreglo a qué cri-terio formal constante, cabe decidir, ahora y siempre,si una norma jurídica vigente es o no justa? Nadie queconsagre su vida a la misión del Derecho podrá sus-traerse a este examen crítico de conciencia, como nosea un limitado empirista, afectado de miopía espiri-tual, que ciñéndose servilmente a lo que se llama «prác-tica» (es decir, a la materia empírica concreta, muda-ble y transitoria), sin saber levantar los ojos de ella,faltará una y mil veces a la verdadera voluntad del De-recho positivo. Ni más ni menos que el exaltado soña-dor que sub colore de «Derecho natural», de «equi-dad», de «humanitarismo» (jurisprudencia sentimentaldel «buen juez») suplante las normas autárquicas delDerecho positivo por los dictados (acaso muy since-ros) de su conciencia subjetiva y personal. Entre aque-llo y esto está la afirmación de un método objetivo dejuicio, que la filosofía jurídica de Stammler se esfuerzapor encontrar.

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La idea de la justicia social (el «ideal social») enque él pone la suprema instancia de apelación compe-tente para juzgar las normas e instituciones jurídicas«no es un Estado ideal utópico ni un sistema de Dere-cho natural que pueda servir de modelo absoluto». Na-die podrá negar ni dejar de ver «que todas las institu-ciones jurídicas imaginables, como obra humana queson, se hallan condicionadas por una serie de factoresconcretos de carácter práctico y se basan en el estado,sin cesar, variable, de la técnica y en las dotes y capa-cidades de los individuos que no se detienen un puntoen su mudanza». Por esto es vana ilusión pensar quepuede haber una sola norma jurídica ni mucho menosun Código cuyo contenido positivo sea eterno e inmu-table. Lo absoluto, lo sustraído a los azares del tiempoy del espacio, hay que buscarlo fuera de la realidadconcreta; en el campo de las «formas puras». Y nocomo fuente genética de normas positivas, sino comocriterio sistemático par contrastar en su contenido dejusticia las normas vigentes, brotadas del seno de lavida social. El ideal social stammleriano es, pues, puray simplemente, un punto de orientación, la unidad abs-tracta de medida y la balanza formal para medir y pon-derar objetivamente lo justo y lo injusto que encierrael Derecho positivo. Si se hubiera sabido ver esto cla-ramente no hubiera podido decirse que el sistema deStammler era una viva reencarnación de la teoría delDerecho natural.

Interesantísimo es también, acaso el más intere-sante de todos, para el que quiera contrastar los méto-dos stammlerianos sobre la práctica del Derecho civilvigente el estudio «sobre la doctrina del enriqueci-miento injusto, según el Código civil» (1902), reco-

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gido en este volumen (páginas 185-204). Sabido escuanto ha torturado y sigue torturando a los civilistaseste problema del enriquecimiento injusto —condictiosine causa— procedente del Derecho romano y arrai-gado en la doctrina y en la práctica modernas. Ante lasconclusiones desesperadas y escépticas de muchos au-tores, Stammler estima que el problema sólo puede re-solverse sacando a la luz la conexión sistemática deeste concepto con la noción general del Derecho y le-vantando la vista del suelo de las normas concretas ha-cia los horizontes donde está la idea suprema de todoorden jurídico. Jamás se dará definitiva solución al pro-blema de la iusta causa, nervio de la relación de «en-riquecimiento injusto», encerrándose en el círculo delas normas técnicas vigentes. Hay que proceder porotras vías metódicas. El concepto de «lucro sin funda-mento jurídico» es una norma general de juicio y nouna simple serie casuística de manifestaciones concre-tas (como pretenden los más de los civilistas); así lohabían entendido los juristas romanos clásicos y así loafirman explícitamente el Código civil alemán, párrafo812 (confróntense en nuestro Código civil, entre otros,los artículos 1895 y siguientes). Y para determinarloen su verdadero alcance hay que ver en las normas delDerecho positivo lo que son, simples medios al servi-cio del fin y de la aspiración ideal latente en todo or-den jurídico (la idea del Derecho): conseguir una justaordenación de la vida social. Para esto, se le ofrecenal Derecho dos caminos: prescribir por sí mismo, con-creta y taxativamente, en reglas técnicamente formu-ladas, el resultado que en cada caso o grupo de casosestime justos, o dejar a las partes, a sus consejeros oal juzgador un margen de libertad crítica para que ellos

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se cuiden de aplicar en cada caso y con arreglo a suscircunstancias los principios y postulados de la idea dejusticia. Es lo que hace cuado se remite a la «buenafe», a «las buenas costumbres», al «arbitrio judicial»,cuando exige «una razón fundada» o establece un «sia ello hubiere lugar», etc. Ningún Derecho positivo via-ble puede prescindir en absoluto de esta clase de nor-mas mediatas o indirectas, que son verdaderas normasjurídicas y no apelaciones a la moral ni al sentimientoni a los usos sociales, factores ajenos en principio alDerecho estatuido, y requieren la cooperación activa yvivificadora de los órganos de la práctica. Y para evi-tar que, en defecto de reglas concretas y terminantes,ésta se disuelva en la dispersión y en una mortal inse-guridad, por el subjetivismo y la arbitrariedad de losjuzgadores, hay que establecer una pauta objetiva, cri-terio constante e invariable de juicio, un método fijo,la noción del ideal social.

El instituto de la condictio sine causa es, partiendode esta concepción general, un medio de corrección,una reacción contra las consecuencias injustas que pue-dan acarrear las normas técnicas, terminantes, del De-recho positivo (página 197 h. l.). El Derecho prescribedeterminados efectos jurídicos, como consecuencia deciertos actos o hechos, de un modo general. Pero, comoesta seguridad formal, necesaria en la vida jurídica (ar-gumento contra la «Escuela del Derecho libre»), puedeconducir, en un caso dado, a una injusticia material, defondo, (argumento contra los simples leguleyos, enca-denados al culto de la «letra»), la ley se ve forzada,cuando tal ocurre, a reaccionar contra la norma gene-ral establecida. Es el caso de la revisión de un proceso,en circunstancias muy apremiantes, contra la regla de

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la cosa juzgada, el caso de la restitutio in integrum,concedida causa cognita, y es también el caso del en-riquecimiento injusto o sine causa (h. l. Página 198).Es, pues, la noción suprema de la justicia, la idea delDerecho (mira constante de orientación de éste; su «es-trella polar»), la que un caso concreto rectifica, paraacomodarlos a sus exigencias, los preceptos del Dere-cho positivo, y por propia voluntad de éste. Por tanto:al decidir así, el juez no corregirá la ley, desviándosede ella como el pretor romano (que pretenden resuci-tar los juristas «libres»), sino que es la misma ley laque se corrige, y el juzgador se limita a acatarla y darleaplicación según su verdadero espíritu.

La idea de la justicia se proyecta, en los casos delenriquecimiento sin causa, en la tendencia a lograr unajusta nivelación de los patrimonios de las dos partesrelacionadas (miembros de la comunidad en que el De-recho quiere que impere la justicia). Y de esa tenden-cia deduce Stammler las tres características esencialesde las conditiones sine causa (h. l. Páginas 199 y si-guientes). 1.ª Se debe atender al enriquecimiento deldemandado y no al daño sufrido por el demandante. 2.ªEl enriquecimiento tiene que haberse logrado a costade la parte contraria. 3.ª Ha de carecer de «fundamentojurídico», de «justa causa», lo que según el métodostammleriano quiere decir: el efecto jurídico producidocon arreglo a las normas técnicamente formuladas delDerecho positivo, y que se impugna, debe ser incom-patible, en las condiciones materiales del caso, con losprincipios de Derecho justo, irradiaciones del «idealsocial». ¿Cuáles son estos «principios»? Stammler losdefine esquemáticamente en sus investigaciones fun-damentales sobre este cardinal problema (Die Lehre v.

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d. richt. Rechte, libro II, cap. II), como los principiosdel «respeto recíproco» y de la «mutua solidaridad».De ellos ha de hacer metódica aplicación el juristacuando la ley se lo permite y ordene, tanto para juzgarde la legitimidad de la existencia de una relación jurí-dica, sea personal o real o de familia, como para co-nocer de la justicia de su ejecución. Postulado del «res-peto recíproco», que ordena que ningún miembro de lacomunidad jurídica sea degradado a simple medio omero instrumento de los fines de otro; y postulado dela «mutua solidaridad», que no consiente que nadie sele prive de una participación proporcional en la vidasocial jurídicamente dirigida. Veamos ahora, por algu-nos ejemplos, cómo el propio Stammler, en función decivilista, hace aplicación de su método a los casos delenriquecimiento injusto (páginas 200 y siguientes h. l.)Para lo cual empieza por concebir la relación que me-dia entre las dos personas interesadas como si en ellacristalizase y se concentrase la comunidad jurídica, consus principios y exigencias.

La responsabilidad del gestor de negocios impro-pio, es decir, del que actúa creyendo ser suyo el asunto(caso frecuente en la práctica, que nuestro Código civilno prevé expresamente, véase art. 1888) se basa en laviolación del primero de aquellos principios: en efecto,sería contrario a las exigencias de una comunidad justaque el que administra un asunto ajeno por creerlo pro-pio se atribuyese para sí exclusivamente las gananciasobtenidas, como chocaría también con ese principio, porel contrario, que el dominus negotii pretendiese lucrarseél solo con los esfuerzos del gestor, despojándole de todoel provecho conseguido: en ambos casos se rebajaríauna persona de su condición jurídica inatacable de «fin

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en sí» a simple medio instrumental de los fines de otra.Se discute si puede haber lugar a la condictio sine causacuando —concurriendo todos los requisitos estableci-dos para su ejercicio— se consuma con fuerza firme unestado de derecho en disonancia con la realidad jurí-dica; tal, por ejemplo, el caso de la sentencia firme,cuando puede demostrarse que el fondo del fallo es in-justo, o la prescripción de un derecho bien adquirido.En general, según la teoría de Stammler, habrá que re-solver el problema afirmativamente, pues de otro modoresultaría quebrantado el primero de los principios fun-damentales de «Derecho justo», al atribuir a una de laspartes todas las ventajas jurídicas a costa y con exclu-sión de la otra. Pero, como la seguridad formal del co-mercio jurídico es uno de los postulados cardinales delDerecho, la ley se verá obligada, en interés de los ter-ceros adquirentes de buena fe, a excluir la condictio res-titutoria en casos en que a ella habría lugar según losprincipios; para dejar a salvo este legítimo interés, aunafrontando una injusticia material contra otros. Mayorimportancia tiene aún en el problema del enriqueci-miento injusto, tal como lo construye nuestro autor, elsegundo principio de la justicia, que Stammler llama dela «mutua solidaridad»; un poder jurídico de disposi-ción (verbigracia, un derecho real), no debe ser por suestructura tan exclusivo y monopolizador ni debe ejer-citarse de modo tan absorbente que mate en la parte ex-cluida al prójimo. No habrá, pues, razón para concederal propietario contra el poseedor la acción restitutoriade los frutos que éste haya adquirido de buena fe consu esfuerzo y sus costas (véase artículos 451 y 452 delCódigo civil). En cambio será fundada la acción de en-riquecimiento, juzgando con arreglo a este principio, en

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el caso de adquisición de propiedad por avulsión, segúnel Derecho romano (véase en contra artículo 368 delCódigo civil), en el caso de la usucapción y en todosaquellos en que una persona se vea privada de su dere-cho sin posibilidad de evitarlo. El fundamento a que res-ponde el mecanismo jurídico del enriquecimiento injustoes, pues, en conclusión, el de todas aquellas normas enque el Derecho renuncia a preestablecer por sí mismo,taxativamente, la solución adecuada y faculta a los en-cargados de aplicarlo para que indaguen por su cuentael resultado fundamentalmente justo, dentro de las cir-cunstancias del caso concreto.

El mismo método fundamental dirige sus sugesti-vos estudios sobre «la contratación y la libertad con-tractual» (1911), sobre los «privilegios y derechos sin-gulares» (1903) y sobre los «derechos con sujetoindeterminado» (1907).

En el primero, después de estudiar la libertad con-tractual como uno de los postulados fundamentales denuestros órdenes jurídicos, pone al descubierto el en-tronque de esta rama del Derecho positivo, tal como elCódigo civil la regula, con los métodos filosóficos-ju-rídicos. Cuando el Derecho vigente pone un límite ge-neral a la libertad de contratación repudiando los ne-gocios jurídicos contra bonos mores o contra la bonafides, invoca un criterio objetivo, que no debe buscarseen la moral ni en las «concepciones sociales dominan-tes», ni en el parecer subjetivo o en el «tacto» del juez,ni en las opiniones de la mayoría, ni en el modo de verde las «persona justas y honorables», sino en la ideasuprema que es la médula y la entraña vital de todoDerecho: la idea de lo justo, noción objetiva culmi-nante de la que irradian los preceptos del Derecho justo,

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mediadores entre esa idea y la casuística inmensa dela práctica que el jurista ordena esquemáticamente endiferentes categorías.

Explica y justifica los «derechos singulares» (Vo-rrechte) como desigualdades técnicas necesarias paraconseguir una igualdad intrínseca en el sentido del De-recho justo (h. l. página 225); es el legislador que secorrige a sí mismo, modificando en un determinadocaso o en una serie de casos normas formuladas conalcance demasiado general. Y por la misma razón pue-den ser legítimos los «privilegios» (pág. 228) cuandose acomodan al Derecho justo, con exclusión de todaarbitrariedad subjetiva. Para él, la «igualdad ante la ley»es el trato jurídico igual de todos, desde el punto devista de la «justicia social».

En el último de aquellos tres opúsculos, despuésde analizar sistemáticamente una serie de relaciones enque los derechos no encarnan en un titular determinado,plantea el autor el fundamental y tan discutido pro-blema de la posibilidad de derechos sin sujeto. Y con-cluye, tras definir en sus características esenciales elconcepto del sujeto de derechos, que es éste un ele-mento inexcusable para la comprensión científica detodo derecho. Cabrá un estado de incerteza objetiva so-bre el sujeto de un derecho en cuanto a los futuros (ver-bigracia, servitus oneris ferendi, actiones in rem scrip-tae, títulos al portador), pero nunca en lo tocante alpresente. Y en este problema, como en todos los de-más estudiados, se pone de relieve una vez más la in-suficiencia de las normas positivas para llegar a unasolución satisfactoria, y se demuestra la necesidad in-eludible de remontarse al campo de los métodos y delos principios: es decir, al campo filosófico. Pues al de-

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finir el «sujeto de derechos» a la manera usual, diciendoque es «aquél ser al que la ley reconoce capacidad paratener derechos» se da ya por supuesto el concepto fun-damental indagado; vale tanto como decir que es in-cumbencia del Derecho positivo el determinar a quiénse ha de reconocer «como sujeto». Para no caer en elcírculo vicioso en que se enredan cuantos pretendendeterminar esta noción desde un punto de vista pura-mente técnico, hay que ahondar en el filón de los con-ceptos fundamentales y absolutos del Derecho (inhe-rentes por fuerza a toda legislación y a todo ordenjurídico); entre ellos aparecen, paralelamente, el del su-jeto y el del objeto. La trayectoria de la investigaciónde Stammler sobre este punto es la siguiente.

El Derecho, ordenación de la vida social, culminacomo toda noción social en el concepto de los finescombinados, que son la trama de la sociedad. Todo pro-blema jurídico descansa, pues, sobre la relación teleo-lógica de medio a fin. Pero la cadena de los fines so-ciales empíricos es infinita; cada fin perseguido yalcanzado es, a su vez, medio para nuevas miras, quea su hora se enlazarán como nuevos eslabones para ul-teriores fines. Sólo hay una roca inconmovible en me-dio de este flujo y reflujo incesante; es la idea de unfin último, suprema orientación de la conciencia social,la idea soberana de lo justo, como pauta de juicio yprincipio de ordenación. El ser en quien se da la capa-cidad para comprender y perseguir esta idea es lo quela terminología filosófica tradicional dice un fin en sí;un ser reconocido como «fin en sí» por el Derecho vi-gente: he aquí el concepto del sujeto de derechos, conel que se enfronta el concepto del objeto, como sim-ple «medio condicionado al servicio», de otros fines

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concretos. Así determinado el concepto (en que se vebien a las claras la genealogía kantiana de la doctrina,teñida de un ligero matiz teológico), no habrá un soloderecho, una sola relación jurídica, que carezca de su-jeto; aunque a primera vista pueda parecer otra cosa,porque la persona del titular sea por el momento sub-jetivamente incierta (caso de la «herencia yacente», porejemplo). La teoría stammleriana simplifica extraordi-nariamente la comprensión del fenómeno de la perso-nalidad jurídica de las asociaciones, tan intrincado enla doctrina. No se trata de entes con «alma» o vida vo-litiva propia, ni de «ficciones» o «personificaciones»para sostener en pie «derechos sin sujeto»; la «perso-nalidad jurídica» es, sencillamente, un método formalpara reducir a unidad de concepción las relaciones ju-rídicas de los miembros entre sí y frente a terceros; esun fórmula técnica de que el Derecho se vale para ar-monizar sus normas, considerando a la asociación con-junta como un «fin en sí». Más compleja y enmara-ñada es la construcción de la personalidad jurídica delas fundaciones, en que habrá que considerar como su-jeto, según los casos, a un grupo de personas (los des-tinatarios), unificado formalmente frente a terceros, oa la comunidad jurídica en conjunto.

* * *La segunda de las dos últimas publicaciones de

Stammler, El Juez, es una concisa y muy bella expo-sición de las doctrinas críticas del autor, proyectadas,en sus rasgos generales, sobres la misión judicial y loscriterios y postulados que deben presidir la labor dia-ria de los jueces. Después de fijar el campo del pro-

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blema, estableciendo las diferencias entre la «práctica»,la «técnica» y la «teoría», estudia el concepto del De-recho y lo deslinda como noción independiente y so-berana de los fenómenos naturales, de la Religión, dela Moral, de las reglas convencionales y de la arbitra-riedad despótica, mediante las conocidas notas lógicasque determinan el concepto de lo jurídico en la doc-trina stammleriana. Y tras de examinar en sus manifes-taciones típicas la materia de que el Derecho se nutrey su génesis (fuentes del Derecho, jurisprudencia, cien-cia jurídica), entra a analizar la idea de la justicia, ydescartadas críticamente las teorías adversas construyey desenvuelve su método objetivo del «ideal social»,con los principios de él derivados. Los tres últimos ca-pítulos, los que dan al estudio su fisonomía propia, seconsagra al «arbitrio judicial», a la «independencia delos Tribunales» y al «sacerdocio del juez».

La independencia judicial (op. cit., páginas 67 ysiguientes) debe ser ante todo y sobre todo, tal comoStammler la concibe, una independencia interior, de jui-cio, basada en la libertad de espíritu y en la primacíade la propia convicción, en cuanto sea conciliable conla volunta inequívoca de la ley. Y cuando siga doctrinade otros ha de ser por el convencimiento de sus razo-nes y no por imperio de su autoridad, por comodidadni por rutina. La función juzgadora no admite otra co-acción que la legal. Y ningún Tribunal se halla vincu-lado a adoptar como suyo el parecer de otro superior,si no corresponde a sus propias convicciones razonadas(salvo ciertas particularidades concretas del Derecho es-tatuido). El ¡sapere aude!, el valor de servirse de la pro-pia inteligencia para apreciar reflexivamente lo justo,en que Kant veía el signo de la razón, debe ser también

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el lema de la profesión judicial. Jamás debe el juez ate-nerse a las «opiniones dominantes» para fundar sus jui-cios (salvo cuando la ley taxativamente le remita a ellas)ni entregarse al manido sistema de «precedente». Quedacon esto juzgada la abusiva exaltación de la «jurispru-dencia» al rango de las fuentes de Derecho.

Bajo la rúbrica del arbitrio judicial (páginas 57 ysiguientes), critica Stammler esa llamada jurispruden-cia sentimental o humana que hace del «buen Juez»Magnaud su héroe ideal. No basta el sentimiento de«humanidad» para resolver certeramente los litigios ju-rídicos, ni puede ser ese un criterio absoluto de juicio.Habrá que saber cuál de los sentimientos humanos de-batidos merece la preferencia, que será siempre el quese demuestre objetivamente justo. Otra cosa es perderseen vana y fatal fraseología. Caracteriza el movimientodel «Derecho libre» (con la corriente afín de la «juris-prudencia sociológica») y pone de relieve los puntosesenciales que de esa teoría le separan (véase supra);a este propósito traza un interesante paralelo entre lapeculiar actuación del pretor romano y la posición fun-damental distinta de un Juez moderno.

La misión del Juez es un sacerdocio (páginas 78ss.): ius est ars boni et aequi..., cuius merito quis nosacerdotes apellet... Todo juez digno de serlo debe po-ner en claro ante la propia conciencia el fin último desu profesión. Para ello es la teoría crítica guía indis-pensable: le apartará de la quimera de un «Derechoideal», utópico, y le enseñará al mismo tiempo a so-breponerse a la materia relativa y variable del Derechopositivo, movido por la aspiración de justicia objetivaque alienta en toda norma. Esa noción de justicia es laque el juez ha de aplicar metódicamente como criterio

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de sus decisiones. Pero guardándose siempre de des-viarse de la ley terminante para caer en brazos de laarbitrariedad. Debe tener —cree Stammler— el valorde aplicar una norma que en su fuero interno estimeinjusta, cuando así lo exija la ley inexcusablemente.Pues más fatal que una injusticia cualquiera en un casodado es cegar la fuente de todo Derecho, atentando conello a lo que es la base de la vida social: la fe en lospreceptos jurídicos, inviolables mientras no sean dero-gados por otros. Por otros preceptos jurídicos y no porlas órdenes, más o menos «reales» de un ministrillocualquiera o por las conminaciones despóticas de untiranuelo o de una taifa. A distinguir estas explosionespatológicas de la arbitrariedad imperante de las verda-deras normas del Derecho enseña la filosofía jurídica.Lo que ya no está a su alcance es asegurar a los quehan de velar por las garantías jurídicas de la vida so-cial la fortaleza de espíritu necesaria para mantenersedignos a su misión. Pero el juzgador que sienta el an-helo de consolidar su libertad interior y de dar a su ac-tuación un obligado fundamento crítico, encontrará enestas doctrinas una guía segura de orientación.

Tales son las líneas más salientes de la filosofíajurídica de Stammler, y tal la significación de su per-sonalidad como civilista. Hacer resaltar los lados dé-biles de su sistema y las críticas, severísimas muchasde ellas, que ha sugerido, no era mi propósito en estelugar. Nadie pone, sin embargo, en duda, ni podría po-nerse, que la obra de este hombre eminente ha tenidouna virtualidad profundamente removedora en elcampo de la Filosofía del Derecho y que señala unavance perdurable en estos estudios y en los métodosdel Derecho privado.

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PRÓLOGO

Los estudios de Filosofía del Derecho se hanpuesto muy en auge en estos últimos años. El interéspor los problemas generales del Derecho, del Estado yde la vida social, es cada vez mayor y más profundo,y hay una multitud de trabajos dignos de atención con-sagrados a estas cuestiones. Pero faltaba hasta ahorauna obra de conjunto y de exposición compendiada paracuantos quisieran informarse sobre el sistema de lasdoctrinas filosófico-jurídicas.

La empresa es análoga, en su género, al plan quenumerosos tratados excelentes se proponen en todas lasdemás ramas de la ciencia del Derecho. Como obra ejem-plar quedará siempre en este respecto la elaboración queen su tiempo acertó a dar Windscheid a su «Tratado delDerecho de Pandectas», no superado aún. También elpresente libro aspira, en sentido idéntico, a ser de utili-dad, primordialmente a los que no estén familiarizadosaún con la Filosofía del Derecho y quieran ponerse encontacto con estas doctrinas, a la vez que se presta a ve-nir con medios más precisos en ayuda de cuantos per-sigan la investigación penetrante de un problema.

Las indicaciones bibliográficas inexcusables a esteefecto, ofrecen ciertas dificultades. La bibliografía so-bre Filosofía del Derecho se encuentra muy desparra-mada. Algo se le habrá pasado al autor; y la selecciónde las obras que cita y toma en cuenta, más de una vezmoverá los pareceres a discordia. Lo que desde luegose ha procurado es aludir a aquellas publicaciones quepuedan ofrecer al lector más amplios desenvolvimien-tos de las materias tratadas.

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Pudiera creerse que las disquisiciones filosófico-ju-rídicas carecen de toda trascendencia práctica inmediata..Pero quien siga la exposición de nuestro libro no tardaráen convencerse de que no es así. Las doctrinas filosófi-cas, producto de una honda y consecuente reflexión, sonprovechosas en todos los órdenes de la vida jurídica:ante los Tribunales, en la organización del Estado, entoda nuestra existencia social. Y más de una triste expe-riencia en las vicisitudes de la vida pública se hubierapodido ahorrar si se hubiese sabido acudir al apoyo y ala orientación de una Filosofía crítica del Derecho, envez de dejarse extraviar por máximas falaces.

Claro está que el rango y la importancia de lasdoctrinas sobre el concepto y la idea del Derecho nose deben proclamar condicionándolas a resultados con-cretos de la práctica. Son, por el contrario, aquellas doc-trinas filosóficas las llamadas a justificar las aspiracio-nes y los hechos de la vida social, según la concepcióncentral que dentro de su campo limitado los informe.Todo hombre reflexivo deberá, pues, esforzarse por po-ner en claro-ante su propio espíritu qué es lo que fun-damentalmente determina sus acciones todas, aunquehasta entonces no lo haya visto.

Y quien se decida a cimentar su vida sobre el só-lido asiento que sólo es capaz de procurar aquel examencrítico, no podrá pasar indiferente ante los problemas delDerecho y de la vida social. De descubrir la trabazón ar-mónica de estos problemas, dentro de un sistema filo-sófico, es decir, de un sistema de doctrinas fundamen-tales de alcance absoluto, es de lo que aquí se trata. Elfin supremo y decisivo que este libro se propone es, pues,el contribuir a la consecución de la libertad de espíritu.

RUDOLF F. STAMMLER

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INTRODUCCIÓN............................................................I. Misión de la Filosofía del Derecho

1. Del concepto del Derecho ........................................2. De la idea del Derecho..............................................

II. Objeto de la Filosofía del Derecho3. Las formas puras de las nociones jurídicas..............4. Inadmisibilidad de un Derecho ideal........................

III. Método de la Filosofía del Derecho5. Método crítico............................................................6. Filosofía del Derecho y doctrina general del Dere-cho ..............................................................................

IV. Importancia de la Filosofía del Derecho7. Resolución de cuestiones concretas con arreglo aprincipios....................................................................

8. El derecho en la vida del espíritu ............................V. Historia de la Filosofía del Derecho

9. El problema................................................................10. La teoría del Dereho en los griegos ........................11. Los juristas romanos..................................................12. La teoría del Estado en la Edad Media ....................13. Concepto del Derecho en la época de transición ....14. El Derecho natural ....................................................15. El Derecho racional ..................................................16. La Escuela histórica ..................................................17. El materialismo histórico ..........................................18. El empirismo jurídico................................................

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ÍNDICE

LIBRO PRIMEROEL CONCEPTO DEL DERECHO

SECCIÓN PRIMERA.– Determinación del Concepto del De-recho ............................................................................

I. Intentos no críticos19. Procedimiento descriptivo ........................................20. Comprensión inmediata del concepto del Derecho ..21. Procedimiento inductivo............................................

II. Análisis crítico del concepto del Derecho22. Esencia del Derecho ..................................................23. La noción del Derecho en el plano de la ciencia ....24. Valor absoluto del concepto del Derecho ................SECCIÓN SEGUNDA.– La voluntad ....................................

I. El mundo de los fines25. Causas y fines ............................................................26. Características de la voluntad ..................................27. La facultad de opción................................................

II. La ciencia de los fines28. La voluntad como objeto de investigación cientí-

fica..............................................................................29. Construcción de la ciencia de los fines....................30. El Derecho, una categoría de la voluntad ................SECCIÓN TERCERA.– La vinculación ................................

I. El problema moral31. Fundamental división de la voluntad........................32. La vida interior ..........................................................33. Multivocidad de la expresión «moral» ....................

II. La voluntad vinculatoria34. Estado de naturaleza..................................................35. La sociedad ................................................................36. El Derecho, voluntad vinculatoria ............................

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SECCIÓN CUARTA.– La autarquía ......................................I. Las reglas convencionales

37. Los usos sociales y el Derecho ................................38. Cambios y vicisitudes de las reglas sociales............39. Algunos intentos de determinación del concepto de

regla convencional ....................................................II. La voluntad autárquicamente vinculatoria

40. Concepto de la autarquía ..........................................41. El Derecho, voluntad autárquica e inviolable ..........42. Predominio del Derecho sobre las reglas convencio-

nales............................................................................SECCIÓN QUINTA.– La inviolabilidad................................

I. La arbitrariedad43. Conminaciones de violencia ....................................44. La legitimidad............................................................45. Diversidad intrínseca de la voluntad arbitraria ........

II. La voluntad inviolablemente vinculatoria46. Concepto de la inviolabilidad ..................................47. El Derecho, voluntad vinculatoria, autárquica e in-

violable ......................................................................48. Cuestiones fronterizas entre el Derecho y la arbitra-

riedad..........................................................................

LIBRO SEGUNDOGÉNESIS DEL DERECHO

SECCIÓN PRIMERA.– El Derecho positivo ........................

49. El concepto del Derecho y el Derecho positivo ......50. El Derecho positivo y el Derecho justo ..................51. Esquema de la génesis del Derecho ........................

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I. La materia concreta positiva de un Derecho

52. Derecho inspirado por Dios ......................................53. El libérrimo legislador ..............................................54. La voluntad del pueblo..............................................SECCIÓN SEGUNDA.– Economía y Derecho......................

I. La Economía social55. La materia de la vida social......................................56. Relación de la Economía con el Derecho ................57. Economía unitaria y libertad de cooperación ..........

II. Los fenómenos económicos58. Concepto ....................................................................59. Clasificación de los fenómenos sociales ..................60. Fenómenos sociales negativos ..................................SECCIÓN TERCERA.– Los orígenes del Derecho ..............

I. Los fundamentos a que responden lastranstormaciones jurídicas

61. Primeras manifestaciones del Derecho ....................62. Transformaciones de estados históricos ..................63. El ciclo de la vida social ..........................................

II. Las fuentes del Derecho64. Derecho jurídicamente predeterminado ....................65. Ley y costumbre ........................................................66. Génesis originaria del Derecho ................................SECCIÓN CUARTA.– La vigencia del Derecho ..................

I. El problema67. Derecho positivo y Derecho vigente ........................68. Concepto del Derecho y su vigencia ........................69. Condiciones de la vigencia del Derecho ..................

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II. El creador de la materia privativa del Derecho

II. Derecho y poder70. Características del poder ..........................................71. Derechos débiles........................................................72. Poder reprobable........................................................SECCIÓN QUINTA.– Psicología del Derecho......................

I. El problema psicológico jurídico73. Modo crítico y psicológico de considerar el Dere-

cho ..............................................................................74. Psicología social descriptiva ....................................75. Psicología social especulativa ..................................

II Aplicación de la psicología al Derecho76. Inducción psicológica del concepto del Derecho ....77. Psicología de la vigencia del Derecho ....................78. Inseguridad en cuanto a la vigencia de un Derecho ..

LIBRO TERCEROLA IDEA DEL DERECHO

SECCIÓN PRIMERA.– La Ley suprema de la voluntad ......I. Voluntad justa

79. La noción de lo justo ................................................80. Método de juicio........................................................81. Lo absoluta y lo objetivamente justo ......................

II. Voluntad pura82. Concepto e idea ........................................................83. Idea y realidad ..........................................................84. De la libertad ............................................................SECCIÓN SEGUNDA.– La pureza interior ..........................

I. Teoría de la virtud85. La doble misión de la ley última de la voluntad ....86. La armonía de la vida interior ..................................87. Ética y estética ..........................................................

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II. Moral justa88. La conciencia ..........................................................89. Los postulados de una justa moral ........................90. Práctica de la moral ................................................SECCIÓN TERCERA.– La justicia ........................................

I. El ideal social81. Derecho y justicia....................................................92. Comunidad pura ......................................................93. Otras condiciones divergentes de la ida del Dere-

cho............................................................................II. Derecho justo

94. Cuándo es un Derecho justo ..................................95. Los principios de un derecho justo ........................96. La idea del Derecho y otras pautas concretas de

juicio ........................................................................SECCIÓN CUARTA.– El individuo y la comunidad............

I. El individuo97. El subjetivismo ........................................................98. Validez de las leyes morales ..................................99. Deberes para consigo mismo ..................................

II. La comunidad100. Sociedad y comunidad ............................................101. En quién encarna la voluntad común ....................102. La lucha por el Derecho..........................................SECCIÓN QUINTA.– El Derecho del Derecho....................

103. Fundamentos dinámicos de la coacción jurídica ..104. La guerra de todos contra todos ............................105. La coacción jurídica y la moralidad ......................

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I. Discusión de la legitimidad de la coacción jurídica

II. La necesidad de la comunidad jurídica106. Unidad de la idea de justicia social........................107. El Derecho como condición de legitimidad social ..108. Derecho e Iglesia ....................................................

LIBRO CUARTOLA TÉCNICA DEL DERECHO

SECCIÓN PRIMERA.– Las categorías del Derecho ............I. Los simples conceptos fundamentales

109. Conceptos fundamentales del Derecho ..................110. Fijación de los conceptos jurídicos fundamentales ..111. Tabla de los conceptos jurídicos fundamentales ....

II Los conceptos fundamentales derivados112. Conceptos fundamentales sintéticos ......................113. Los conceptos jurídicos fundamentales que sirven

de punto de entronque ............................................114. Problemas fundamentales del Derecho ..................SECCIÓN SEGUNDA.– La dialéctica jurídica......................

I. Formación de conceptos jurídicos115. Conceptos jurídicos puros y condicionados ..........116. Formación de los conceptos jurídicos ....................117. Unidad de las doctrinas jurídicas............................

II. La construcción jurídica118. La unidad en el Derecho ........................................119. Carácter jurídico de una voluntad ..........................120. Reglas doctrinales para la construcción jurídica....SECCIÓN TERCERA.– Las normas jurídicas ......................

I. Su estructura121. Norma jurídica y concepto jurídico........................122. Clases de normas jurídicas......................................123. Norma jurídica y definición ....................................

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II. Cómo se practican las normas jurídicas124. Requisitos jurídicos y efectos jurídicos..................125. Las llamadas ficciones jurídicas ............................126. Norma jurídica e institución jurídica......................SECCIÓN CUARTA.– La formulación jurídica ....................

I. La técnica del Derecho127. Derecho prefijado y discrecional ............................128. Derecho casuístico y abstracto................................129. Hermenéutica jurídica ............................................

130. La inducción jurídica ..............................................131. La analogía jurídica ................................................132. Lagunas en el Derecho............................................SECCIÓN QUINTA.– Modo de clasificar el Derecho..........

I. La sistemática jurídica133. Las divisiones puras del Derecho ..........................134. Qué es un orden jurídico ........................................135. Los sistemas jurídicos condicionados ....................

II. El Estado136. Derecho y Estado ....................................................137. Derecho sin Estado..................................................138. El Derecho universal ..............................................

LIBRO QUINTOLA PRÁCTICA DEL DERECHO

SECCIÓN PRIMERA.– Ciencia práctica del Derecho..........I. El argumentar jurídico

139. Modos de argumentar jurídicamente ......................140. Mayor, menor y conclusión ....................................141. La argumentación jurídica inmediata ....................

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II. Medios para completar el Derecho prefijado

II. El Derecho aplicable142. Importancia práctica de la idea del Derecho..........143. El arbitrio judicial....................................................144. Posibles conflictos dentro del Derecho ..................SECCIÓN SEGUNDA.– Principios reflexivos de la prácticajurídica..........................................................................

I. Elección de la norma justa145. La posibilidad de una justa elección ......................146. El sentimiento natural del Derecho ........................147. Jurisprudencia sociológica ......................................

II. La misión de la práctica jurídica148. Teoría y práctica ......................................................149. Idoneidad práctica de una norma jurídica ..............150. Independencia en los juicios ..................................SECCIÓN TERCERA.– Práctica del Derecho justo..............

151. Clases de práctica jurídica fundamental ................152. Derechos preferentes y privilegios ........................153. El derecho de gracia................................................

II. Juicios según arbitrio de equidad154. Qué es la equidad ....................................................155. Prestaciones indeterminadas....................................156. Indemnizaciones de daños por razón de equidad ..

157. Deberes generales de ciudadanía ............................158. Deberes morales con eficacia jurídica....................159. Los miramientos debidos a la corrección ..............

IV. Límites de la libertad de contratación160. La libertad de contratación ....................................161. Negocios jurídicos prohibidos legalmente ............162. Negocios jurídicos contra las buenas costumbres..

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I. Aplicación del Derecho por poderes jurídicos soberanos

III. Derechos y deberes fundamentalmente justos

V. Justa ejecución de relaciones jurídicas163. Ejercicio de derechos de exclusión ........................164. Prestaciones según la buena fe ..............................165. Evitación de abusos en materia de derechos de fa-milia ..................................................................................

VI. Legítima extinción de relaciones jurídicas166. Pérdida necesaria de la propiedad ..........................167. Disolución de vínculos contractuales pendientes ..168. Legitimación del Derecho hereditario ....................SECCIÓN CUARTA.– La política ........................................

I. Líneas directivas169. El fin último de la política......................................170. La mayoría y la justicia ..........................................171. La justicia y la igualdad..........................................

II. Política práctica172. Condicionalidad de las medidas políticas ..............173. Los medios de actuación política ..........................174. Los partidos políticos ..............................................SECCIÓN QUINTA.– El progreso histórico ........................

I. La Historia175. Carácter del progreso histórico ..............................176. La historia, maestra de la vida................................177. La unidad de la historia ..........................................

II. El progreso178. Qué es el progreso ..................................................179. El triunfo de lo justo ..............................................180. El anhelo de perfección ..........................................

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