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PO ET AS UNIVERSIDAD DE MEXICO ¿Es que estaba ya cansado!' .. ,j0 venció la pereza al Señor de ( Casa? El Dador de la vida a nadie hace re- (sistente . .. Por esto continúa el cortejo: ¡es la //Iarcha. gct/cral!" 2X ¿ Floreció este otro modo de pensar, que hemos llar.nado filosofía" en lugares como Huexotzmco o el vecino señorío de donde Nezahualcóyotl, contem- y aliado de Itzcóatl organizaba reUnIones de poetas y sabios? Una vela- da respuesta se entrevé en la segunda parte .del poema en que se describió Te- nochtItlan como "lugar donde se tiñen I?s da:?os y escudos" y en el que a con- tmuaclOn se canta: "allí donde perduran para mara'vil/ar las preciosas pinturas en las casas de códices: es Acolhuacan, es la región de (Tezcoco." 24 ¿ Entrar?n acaso en conflicto las ideas tendenCl,as que tzcóatl y :N ezahualcoyotl? Los mexlcas unponien- do en todas partes el culto a Huitzilo- difundían sin cesar la visión mís- de la lucha y la sangre. 25 Pero tam- bien --como lo muestran numerosos tex- tos- frente a la cosmovisión religiosa y guerrera, los tlamatinime, o filósofos na- hua , habían admitido la duda y planteán- dose racionalmente problemas, trataban de resolverlos, no ya por la vía de la y del sangriento, sino pOI. la especulaclOn encarnada en el sim- bo]¡sll1o de las formas poéticas. Cosmovisión místico-guerrera. enraíza. da en el concepto y en la realidad de la lucha, y si!nultáneamente, filosofía para la que lo unico verdadero era la poesía. flor y canto, sabemos que exisiteron en el mundo náhuatl. Lo que ignoramos aún la como pudieron convivir e lIlfluenclarse mutuamente. He aquí un y un problema que ameritan estu- dIO sobre la base de las fuentes. rOTAS .1 Garibay, K., Angel Ma., Historia de la L.ll/e-rat,ura N altuatl, Ed. Porrúa 2 \'ols M'- XICO, 1953-54, t. J, p. 23. ' ., ! e ?. Textos .de los Informantes Indígenas en Cad/ce. Jl1atntense de la Real Academia lo Hlstona, Ed. facs. de Paso y Troncoso vol VIIr fol. 192, v. ' . , 3. Para un, estudio del concepto náhuatl de la ,foloca, yease, el <;:ap. v, pp. 258-264, del lIbro La ftlosOfla nahuatl, estudiada en sus fuentes,. por Miguel. León Pertilla, Instituto Indlgel1lsta. Interamencano, México, 1956, don- de se con algún detenimiento "la con- CIenCIa hIstonca en el mundo náhuatl". 4. -r:ezozómoc, Fernando Alvarado, Crónica lIIe:ncayotl, trad. del. náhuatl de Adrián León. UIllversItana, México, 1949, p. 12. J Durán, fray Diego, Historia de las lnd·ias de Nueva Espa.ña y Islas de tierra fitrme Ed José F. Ramirez, México, 1867-1880, t r, p. 95: 6 Loc. cit. .7 Loc. cit. Varias de las expresiones del discurso de Itzcóatl evidencian su oricren '¡á- huat!. Así por ejemplo, el difrasismo'" c1á;ico "su pecho y su cabeza", que connota en náhuatl la idea de predominio. 8 Códice Ramíre:::, Ms. del sicrlo xvr titu- lado: Relación, del origen de 'indios que lwbltall esta Nueva Espaíia, según sus histo- rias, Ed. Leyenda, S. A., México, 1944, p. 72-73. 9 Anales de Cua-uhtitlán, en Die Geschichte del' Konigreiche Val! Collmacan. I/.nd Mexico. (Quellenwerke, Bd. J) Text mit Ubersetzung van W. Lehmann, Stuttgart, 1938, p. 239. 10 Durán, fray Diego, op. cit., t. 1, p. 97. 11 lbid., p. 98. 12 1bid., p. 95. 13 los j'nfornumtes indígenas de Saha;gun, Codlce Matritense de la Real Aca- delllla de la Historia, (Ed. facs. de Paso v Troncoso), vol. VIII, fol. 115, v. 14 Anales de Cuatthtitlán, en op. cit., p. 62 15 Caso, El del Sol, de Cultura, EconoI11lca,. Mexlco, 1953, p. 121. 16 Fray Diego, op. cit., 1. J, p. 123. TranSCribImos el texto de Durán, de ¡nanera que se su carácter ritmico, asi como el .paralel}smo de sus frases que evidencian sn OrIgen nahuat!. 17 . ) ustino, Coatlicue, estética elel mdlgena, Centro ele Estudios Fi- losoflcos, MexIco, 1954, p. 267. Relac·ión de la gener::'ogía )' l'inaje de Pos senores que han seiioreado ... en Nva. Colec. de Documentos para la Historia de México. (Ed. Icaz.balceta), Pomar, Zurita, Relac. An- tI¡:¡uas (SIglo XVI). Eel. Chávez Havhoe Mé- XICO, p. 253. , 19 Ms. Canfares Me.vicanos, fo!. 18 (La Traducción es del Dr. Garibay). 20 lbid.. fol. 20, r. TRES meXIcanos 1 I. Xavier Villaurrutia Por Fernando CHARRY LARA "no se dejó sorprender" C OMO QUIEN intenta aproximarse a un juicio adecuado, podría decirse de Xavier Villaurrutia (1903-] 950) que la música de su poesía pertenece más al espíritu que a los oídos. El gran poeta mexicano dejó una excelente obra en verso, de extraordinaria brevedad, pero que puede al mismo tiempo, y quizá de- bido a tal circunstancia, ser mostrada como un ejemplo de madurez y concen- tración poéticas poco comunes. La bre- yedad aludida fue compensada por Xa- vier Villaurrutia con diferE'ntes expresio- nes del talento literario, entre las cuales el drama, el ensayo y la crítica deben ser mencionados. Dentro de todas estas manifestaciones se advierte, como nota fundamental, la búsqueda apasionada de 17 21 Véase.el testimonio de Dnrán :1. este res- pecto, op. Clt., t. J, p. 456. 22 lbid., fol. 17, r. 23 ¡bid., fol. 29, v. 24 lbid., fo1. 18. 25, La figura de Tlacaéllel, consejero de Itzcoa ti y de, otros. Señores mexicas, que pare- ser. -s.egun varias de las fuentes- el prin- Cipal lI1splrador de sus designios místico-gue- rreros, merece un estudio detenido. No obstan- te el parecer de Torquemada (MOIW'rquía in- dWIlQ" ed., t. J, p. 171), que tiene a Tlacaéllel personaje fingido e imaginario", identi- Ílcanelolo con un mero título de Ttzcóatl, las menCIOnes qu.e de él hacen tanto Chimalpahin en sus Re!'aclOnes, cO"mo el Códice fo:::ca.f:::ú¡ y la identificación hecha por Beyer del mismo jeroglífico de Tlacaéllel (Rev. Mex. de Est. Antropológioos, t. JV, NQ 3, pp. 161-164), des- vanecen críticamente las dudas acerca de la existencia real de Tlacaéllel. Un estudio ele este célebre personaje sobre la base de las fuentes pondrá de manifiesto cuál fue su papel en la creación de la cosmovisión místico-guerrera de los aztecas. lo esencialmente lírico. Villaurrutia, co- mo otros poetas de nuestra época, creyó siempre que la poesía no puede limitarse a los versos, sino que ella tiene la virtu1 de animar y de fertilizar otros campos, procurándoles un verdor perpetuo. Y es por eso por lo que ll1uchas páginas su- yas en prosa. aún aquéllas que nos reve- lan, con su sobriedad característica. a un crítico severo de las letras y de las aJ'- tes, están llenas de poesía y de silenciosa música. Debe entonces llegarse a la conclusión de que Xavier Villaurrutia, a pesar de haber intentado otros caminos, no pudo jamás ocultar su destino más auténtico, su destino de poeta, ni limitar, por lo tanto, la extensión de su poesía. Habiendo nacido en 1904, escribió Xavier Villaurrutia unos pocos poemas que se recogieron en pequeños libros: "Reflejos", 1926; "Nostalgia de la Muer- te", 1938; "Décima Muerte", 1941, y "Canto a la Primavera y otros poemas", 1948. La elaboracíón de ellos debió de ser tan lenta como apasionada. Cada vez resulta más evidente el iugar común de que los valores literarios, al igualo acaso en mayor grado que los otros, no se miden nunca por la amplitud sino por la intensidad de su mensaje. De acuerdo con la frase de alguno, "poeta es el hombre que cree en su ge- nio, y artista el que lo pone en duda". Lo que, dicho de otra manera, vale tanto como afirmar que no en todos los casos resulta suficiente ser dueño de un tempe- ramento poético, sino que, además de es- to, es indispensable procurar todos los medios para no perderlo. Aquello que apenas es promesa, se frustra fatalmente cuando se confía demasiado en la riqueza de una sensibilidad. Este fenómeno es corriente en la vida literaria hispanoame- ricana, como lo es, también, el de quien sigue un camino eCJuivocado porque no quiso encontrar uno mejor. Mas no pue- de haber lugar a dudas, si tratamos de asignar un valor a la obra poétíca. De- duzcamos entonces la consecuencia de que quien es incapaz de discutir su pro- pio don poético, es todavía más incapaz de saber expresarlo. unca se alcanzaría a ponderar suficientemente la esterilidad de una poesía sin arte. Como José Gorostiza -con cuya poe- sía, por lo lúcida y dE's\"Clacla. g-l1arda

TRES PO ETAS - Revista de la Universidad de Méxicocreación artística, al mundo de los sueños y al influjo del inconsciente. Frente a esa tendencia, ha aparecido la que afirma y

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Page 1: TRES PO ETAS - Revista de la Universidad de Méxicocreación artística, al mundo de los sueños y al influjo del inconsciente. Frente a esa tendencia, ha aparecido la que afirma y

PO ET AS

UNIVERSIDAD DE MEXICO

¿Es que estaba ya cansado!'.. ,j0 venció la pereza al Señor de lú

( Casa?El Dador de la vida a nadie hace re­

(sistente . ..Por esto continúa el cortejo:¡es la //Iarcha. gct/cral!" 2X

¿ Floreció este otro modo de pensar,que hemos llar.nado filosofía" en lugarescomo Huexotzmco o el vecino señorío deTez~oco, donde Nezahualcóyotl, contem­pora~leo y aliado de Itzcóatl organizabareUnIones de poetas y sabios? Una vela­da respuesta se entrevé en la segundaparte .del poema en que se describió Te­nochtItlan como "lugar donde se tiñenI?s da:?os y escudos" y en el que a con­tmuaclOn se canta:

"allí donde perduran para mara'vil/arlas preciosas pinturasen las casas de códices:es Acolhuacan, es la región de

(Tezcoco." 24

¿ Entrar?n acaso en conflicto las ideas~'J tendenCl,as que simboli~an ~ tzcóatl y:N ezahualcoyotl? Los mexlcas unponien­do en todas partes el culto a Huitzilo­~ochtli, difundían sin cesar la visión mís­tl.C~ de la lucha y la sangre. 25 Pero tam­bien --como lo muestran numerosos tex­tos- frente a la cosmovisión religiosa yguerrera, los tlamatinime, o filósofos na­hua , habían admitido la duda y planteán­dose racionalmente problemas, tratabande resolverlos, no ya por la vía de laofl~E'nda y del s~~rificio sangriento, sinopOI. la especulaclOn encarnada en el sim­bo]¡sll1o de las formas poéticas.

Cosmovisión místico-guerrera. enraíza.da en el concepto y en la realidad de lalucha, y si!nultáneamente, filosofía parala que lo unico verdadero era la poesía.flor y canto, sabemos que exisiteron enel mundo náhuatl. Lo que ignoramos aún~s la f~rma como pudieron convivir elIlfluenclarse mutuamente. He aquí unt~ma y un problema que ameritan estu­dIO sobre la base de las fuentes.

rOTAS

.1 Garibay, K., Angel Ma., Historia de laL.ll/e-rat,ura N altuatl, Ed. Porrúa 2 \'ols M'-XICO, 1953-54, t. J, p. 23. ' ., ! e

? .Textos .de los Informantes Indígenas enCad/ce. Jl1atntense de la Real Academia d~ loHlstona, Ed. facs. de Paso y Troncoso vol VIIrfol. 192, v. ' . ,

3. Para un, estudio del concepto náhuatl dela ,foloca, yease, el <;:ap. v, pp. 258-264, dellIbro La ftlosOfla nahuatl, estudiada en susfuentes,. por Miguel. León Pertilla, InstitutoIndlgel1lsta. Interamencano, México, 1956, don­de se an~II~a. con algún detenimiento "la con­CIenCIa hIstonca en el mundo náhuatl".

4 . -r:ezozómoc, Fernando Alvarado, CrónicalIIe:ncayotl, trad. del. náhuatl de Adrián León.Jn~prePta UIllversItana, México, 1949, p. 12.

J Durán, fray Diego, Historia de las lnd·iasde Nueva Espa.ña y Islas de tierra fitrme EdJosé F. Ramirez, México, 1867-1880, t r, p. 95:

6 Loc. cit..7 Loc. cit. Varias de las expresiones del

discurso de Itzcóatl evidencian su oricren '¡á­huat!. Así por ejemplo, el difrasismo'" c1á;ico"su pecho y su cabeza", que connota en náhuatlla idea de predominio.

8 Códice Ramíre:::, Ms. del sicrlo xvr titu­lado: Relación, del origen de lo~ 'indios quelwbltall esta Nueva Espaíia, según sus histo­rias, Ed. Leyenda, S. A., México, 1944, p. 72-73.

9 Anales de Cua-uhtitlán, en Die Geschichtedel' Konigreiche Val! Collmacan. I/.nd Mexico.(Quellenwerke, Bd. J) Text mit Ubersetzungvan W. Lehmann, Stuttgart, 1938, p. 239.

10 Durán, fray Diego, op. cit., t. 1, p. 97.11 lbid., p. 98.

12 1bid., p. 95.13 !ext()o~ ~e los j'nfornumtes indígenas de

Saha;gun, Codlce Matritense de la Real Aca­delllla de la Historia, (Ed. facs. de Paso vTroncoso), vol. VIII, fol. 115, v. •

14 Anales de Cuatthtitlán, en op. cit., p. 6215 Caso, Alf~nso, El ~lt~blo del Sol, Fond~

de Cultura, EconoI11lca,. Mexlco, 1953, p. 121.16 Du~an, Fray Diego, op. cit., 1. J, p. 123.

TranSCribImos el texto de Durán, de ¡naneraque se d~staque su carácter ritmico, asi comoel .paralel}smo de sus frases que evidencian snOrIgen nahuat!.

17 . F~rnández, ) ustino, Coatlicue, estética elelart~ mdlgena, ~ntIguo. Centro ele Estudios Fi­losoflcos, MexIco, 1954, p. 267.

~8 Relac·ión de la gener::'ogía )' l'inaje de Possenores que han seiioreado ... en Nva. Colec.de Documentos para la Historia de México.(Ed. Icaz.balceta), Pomar, Zurita, Relac. An­tI¡:¡uas (SIglo XVI). Eel. Chávez Havhoe Mé-XICO, p. 253. • ,

19 Ms. Canfares Me.vicanos, fo!. 18 (LaTraducción es del Dr. Garibay).

20 lbid.. fol. 20, r.

TRES•

meXIcanos1 I. Xavier Villaurrutia

Por Fernando CHARRY LARA

"no se dejó sorprender"

COMO QUIEN intenta aproximarse a unjuicio adecuado, podría decirse deXavier Villaurrutia (1903-] 950)

que la música de su poesía pertenece másal espíritu que a los oídos. El gran poetamexicano dejó una excelente obra enverso, de extraordinaria brevedad, peroque puede al mismo tiempo, y quizá de­bido a tal circunstancia, ser mostradacomo un ejemplo de madurez y concen­tración poéticas poco comunes. La bre­yedad aludida fue compensada por Xa­vier Villaurrutia con diferE'ntes expresio­nes del talento literario, entre las cualesel drama, el ensayo y la crítica debenser mencionados. Dentro de todas estasmanifestaciones se advierte, como notafundamental, la búsqueda apasionada de

17

21 Véase. el testimonio de Dnrán :1. este res-pecto, op. Clt., t. J, p. 456.

22 lbid., fol. 17, r.23 ¡bid., fol. 29, v.24 lbid., fo1. 18.25, La figura de Tlacaéllel, consejero de

Itzcoa ti y de, otros. Señores mexicas, que pare­c~ ser. -s.egun varias de las fuentes- el prin­Cipal lI1splrador de sus designios místico-gue­rreros, merece un estudio detenido. No obstan­te el parecer de Torquemada (MOIW'rquía in­dWIlQ" 2~ ed., t. J, p. 171), que tiene a Tlacaéllel"p~r personaje fingido e imaginario", identi­Ílcanelolo con un mero título de Ttzcóatl, lasmenCIOnes qu.e de él hacen tanto Chimalpahinen sus Re!'aclOnes, cO"mo el Códice fo:::ca.f:::ú¡ yla identificación hecha por Beyer del mismojeroglífico de Tlacaéllel (Rev. Mex. de Est.Antropológioos, t. JV, NQ 3, pp. 161-164), des­vanecen crí ticamente las dudas acerca de laexistencia real de Tlacaéllel. Un estudio ele estecélebre personaje sobre la base de las fuentespondrá de manifiesto cuál fue su papel en lacreación de la cosmovisión místico-guerrera delos aztecas.

lo esencialmente lírico. Villaurrutia, co­mo otros poetas de nuestra época, creyósiempre que la poesía no puede limitarsea los versos, sino que ella tiene la virtu1de animar y de fertilizar otros campos,procurándoles un verdor perpetuo. Y espor eso por lo que ll1uchas páginas su­yas en prosa. aún aquéllas que nos reve­lan, con su sobriedad característica. a uncrítico severo de las letras y de las aJ'­

tes, están llenas de poesía y de silenciosamúsica.

Debe entonces llegarse a la conclusiónde que Xavier Villaurrutia, a pesar dehaber intentado otros caminos, no pudojamás ocultar su destino más auténtico,su destino de poeta, ni limitar, por lotanto, la extensión de su poesía.

Habiendo nacido en 1904, escribióXavier Villaurrutia unos pocos poemasque se recogieron en pequeños libros:"Reflejos", 1926; "Nostalgia de la Muer­te", 1938; "Décima Muerte", 1941, y"Canto a la Primavera y otros poemas",1948. La elaboracíón de ellos debió deser tan lenta como apasionada. Cada vezresulta más evidente el iugar común deque los valores literarios, al igualo acasoen mayor grado que los otros, no semiden nunca por la amplitud sino por laintensidad de su mensaje.

De acuerdo con la frase de alguno,"poeta es el hombre que cree en su ge­nio, y artista el que lo pone en duda".Lo que, dicho de otra manera, vale tantocomo afirmar que no en todos los casosresulta suficiente ser dueño de un tempe­ramento poético, sino que, además de es­to, es indispensable procurar todos losmedios para no perderlo. Aquello queapenas es promesa, se frustra fatalmentecuando se confía demasiado en la riquezade una sensibilidad. Este fenómeno escorriente en la vida literaria hispanoame­ricana, como lo es, también, el de quiensigue un camino eCJuivocado porque noquiso encontrar uno mejor. Mas no pue­de haber lugar a dudas, si tratamos deasignar un valor a la obra poétíca. De­duzcamos entonces la consecuencia deque quien es incapaz de discutir su pro­pio don poético, es todavía más incapazde saber expresarlo. unca se alcanzaríaa ponderar suficientemente la esterilidadde una poesía sin arte.

Como José Gorostiza -con cuya poe­sía, por lo lúcida y dE's\"Clacla. g-l1arda

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una cierta relación-, Xavier Villaurrutia,además de ser poeta verdadero, es, asi­mismo, artista verdadero. En el grupo de"Contemporáneos"', Villaurrutia y Go­rostiza han sido los poetas más contem­plativos de su poesía.

Su prólogo a la antología "Laurel", enel cual examina el proceso de evoluciónde la poesía en lengua española a partirdel modernismo, es, finalmente. una pre­ciosa página de autocrítica. Villaurrutiase refiere allí, con cierta ligereza acasoimpuesta por las circunstancias, a la in­fluencia de la corriente irracionalista, deorigen francés, en la contemporánea poe­sía universal y, particularmente, en la deEspaña e Hispanoamérica. Dicha cOl'rien­te está caracterizada, como es sabido, porla importancia que concede, dentro de lacreación artística, al mundo de los sueñosy al influjo del inconsciente. Frente aesa tendencia, ha aparecido la que afirmay reclama la mayor atención, la profun­da conciencia del acto poético. La actitudconciliadora de la poesía de Xavier Vi­llaurrutia ante estas dos posiciones con­trarias queda definida, él mi entender, enestas reveladoras palabras: "Conviene te­ner presente que, sin desdeñar la corrien­te del irracionalismo, antes bien asimi­lando las nuevas posibilidades y aporta­ciones de esta forma de libertad, otrosespíritus se mantienen -aun dentro delsueño- en una vigilia, en una vigílanciaconstantes."

La obra poética de Villaurrutia, cierta­mente, muestra, en más de un aspecto,la conciliación entre las pretendidas y ex­c1usivistas formas de poesía fruto de ]aconciencia y poesía fruto del sueño.

La intención de la mayoría de los poe­mas de Xavier VillauITutia es la de re­velar su oculto espíritu dc hombre, susdeseos recónditos, las zozobras del rora­zón, las insobornables provincias secre­tas de un alma inasiblC'. El poeta, comolo expresó él mismo con acierto y belleza,lleva dentro de sí. en u cuerpo oscuro.un amargo mar que lo recorre a tien~

tas, un mar esclavo que no rompe sus ri­beras, desolado, lleno de despojos y olvi­dos, que no asoma siquiera su espuma alos labios; la oreja sigue su sordo rumory él debe soportarlo, desde todos Jos si­glos, como un remordimiento. Las seme­janzas que Charles Baudelaire descubríaentre el hombre y el mar consen'an unorigen misterioso y ha de ser este tema,por su fascinación y melancolía, 1.1110 elelos motivos eternos de la poesía l1ni­versa1.

Mas no se trata de que el pacta apa­rezca como estar conmovido, sino de que!-ealmente ]0 esté. De esta manera pueelell1terpretarse la reflexión UC UI1 escritormoderno acerca de ]a necesidad de con­tener, h~st~ adelgazarlo, el ancho gritodel romantlco. La poesía ele Xavier Vi­llaunytia se caracteriza mucho por larepebda contención de las emociones at~avé de la lucidez de un espíritu. Des­pIerto y desvelado, este poeta no se dejósorprender jamás, ni siquiera en el aban­(lona y el1 la marea ele Jos sueños, porUll primer impulso hacia la amplitud. ha­cia la desmesura. Se atl1\'O las más delas \'Cces a la sentencia yaléryana de queentre elos palabras hay que escoger lamenor.

No desdeñó para al creación de su obral~ invitación al sueño de los poetas irra­clOnalistas. Pero una torturante vigiliadebió presidir el surgimiento de cada uno

<le sus poemas, de uno por 1}no de susversos, de una a una de sus palabras. Undescuido mínimo, desde un punto de vistaformal, sería muy extraño en su poesía.El siguiente párrafo suyo expresa conexactitud estos pensamientos acerca dela creación poética: "Pocas veces enAmérica se une un temperamento poéti­co bien dotado a una cabeza reflexiva,lógica, severa. Confórm~nse los poetascon el instinto vago y difuso en el quecreen ver un dón bastante por sí solopara desarrollar una obra. Desdeñan otemen las normas del orden y hallan in­soportable la severidad que se opone asu abandono. Por eso en el cielo de nues­tra poesía nos alegramos en mayor graciaa la vista de un solo poeta que prefiereel orden al instinto, que frente a cienhombres de versos que no han saliclojamás de su regalada virtud poética."

La poesía de Xavier Villaurrutia per­tenece tanto al mundo de la inteligenciacomo al mundo de los sentidos. Paraabreviar la expresión, bien puede decirseque ella es la inteligencia de los sentidos.Villaurrutia niega, en las palabras antestranscritas, la vulgar idea de una inspi­ración instintiva como fin y principio dela poesía. El poema, lo proclamó variasveces, debe ser una fiesta de ]a inteligen­cia, y no otra cosa. N o hacía en esto sinoseguir la teoría de Valéry sobre la ]Jo~sía

pura. Pero creo sin embargo que V 111a­urrutia, atraído también por el in'aciona­lismo, estaba lejos de pretender para supoesía un calificativo semejante. Poesíapura, en el sentido asignado por los teóri­cos de esa escuela, no podría nunca serdenominada la que escribió Xavier Villa­urrutia, tan contemplativa de sí misma,pero, al igual, tan embriagada de sueño.

En algunos de sus últimos poemas, seadvierte un mayor acercamiento a la ex­presión desnuda del deseo humano. i Có­mo por mucho tiempo estuvo contenida,fue lenta y vacilante la conquista de sulibertad! o quiero decir, ni mucho me­nos, que Xavier Villaurrutia consiguiera.a través de esa difícil libertad, renegarde su antiglla actitud y entregarse a unapoesía menos elaborada. Esos poemastambién muestran las cicatrices de unproceso illtelectual arduo, pero se aban­donan deliciosamente al goce de los sen­tidos. La sensualidad -había dicho él­es una forma de 13 inteligencia. De modoque no se crea en la sensualidad de supoesía como en aquella del adolescenteque en la noche de desvelo puebla su ha-

""11 fascinación )' melancolía"

U 1VERSIDAD DE MEXICO

"ar/ista. verdadero"

bitación de femeninas criaturas, Porquesu sensualidad es reflexiva y no pura­mente instintiva, y obedece menos aldesorden de la pasión que a la seducciónde la inteligencia.

Me parece que una preocupación tanpermanente por el imperio de la másprofunda conciencia, había de provocar,en sus versos, una frialdad forzosa queconduciría, necesariamente, al escepticis­mo del poeta frente a la poesía. De ha­ber Xavier Villaurrutia creído menos enun imposible control absoluto de la inte­ligencia sobre la inspiración, tal vez unaparte de su obra se resentiría menos deuna perfección no siempre poética. Enotros de aquellos últimos poemas (como,por ejemplo, en el celebrado "Canto a laPrimavera") se advierte una evidenteexageración de las facultades formaleselel poeta.

A su poesía, no obstante cualquier re­paro de momento, hemos de regresar mu­chas veces, pues en ella encontramos, ro­deados de inolvidable hermosura, varioselementos que forman la materia de nues­tros sueños. Su poesía nocturna, here­dera de la tradición americana de JoséAsunción SilYa, nos envuelve más alládel océano, más allá de la sombra y delolvido, entre el fulgor silencioso de unapálida ola lunar.

La nostalgia de la muerte es uno delos más constantes entre los agobiadoressentimientos inspirados por la fuerza ta­citurna que arrastra al poeta en el mun­do. La muerte es el motivo de muchospoemas de Xavier Villaurrutia, quienpresintió a diario ("no hay hora en queyo no muera", dice uno de sus versos)llegar su apagado paso y escuchar su voz,fuente del silencio. Debería retener sucuerpo caído, eternamente, un cementerioen la nieve, sueño suyo de una blancuraúnica:

HA nada puede compararse un,cementerio en la nieve.

¿ Qué nombre dar a la blancura sobre10 blanco?

El Cielo ha dejado caer insensiblespiedras de nieve

Sobre las tumbas,y ya no queda sino la nieve sobre

la nieveComo la mano sobre sí misma

eternamente posada.'"