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UNIDAD DIDÁCTICA 2: LIBERALISMO Y NACIONALISMO 1. EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN. Desde el último tercio del siglo XVIII tuvo lugar un proceso de transformaciones políticas que constituye el origen del mundo contemporáneo. En el Antiguo Régimen, revolución designaba o bien cambios que acontecían al margen de la voluntad humana, o bien el retorno de una situación política al punto que había tenido antes. Fue con la Revolución Francesa cuando el término pasó a designar nuevos procesos políticos cuyo desencadenante podía estar al alcance de los individuos. Quienes la defienden son revoluciones y quienes se oponen, reaccionarios. La Revolución Americana y la Revolución Francesa son los mejores ejemplos de revoluciones políticas de la primera Edad Contemporánea. 2. LA REVOLUCIÓN AMERICANA. 2.1. La guerra de la Independencia. Las colonias inglesas en la costa este de América del Norte experimentaron un gran desarrollo durante el siglo XVIII. Pero a partir de 1763, como resultado de la guerra de los Siete Años (1756-1763), cada vez se hizo más incompatible el régimen económico y político de las colonias con la política de la metrópoli. El gobierno británico intentó aumentar los impuestos en las Trece Colonias, a lo que se opusieron los colonos al señalar que era injusto pagar impuestos sin disponer de representación política en el órgano que los decidía, es decir, el Parlamento de Londres. Diversos incidentes, como el Motín del Té de Boston (1773), fomentaron la toma de conciencia de las colonias sobre la necesidad de la independencia. Las Treces Colonias se independizaron de la corona británica entre 1776 y 1783. El proceso se inició con la proclamación de la Declaración de Derechos de Virginia y la Declaración de Independencia, decisión tomada en Filadelfia º1

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Apuntes Historia 4º ESO / Historia del Mundo Contemporáneo (1º BTO)

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UNIDAD DIDÁCTICA 2: LIBERALISMO Y NACIONALISMO

1. EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN. Desde el último tercio del siglo XVIII tuvo lugar un proceso de

transformaciones políticas que constituye el origen del mundo contemporáneo. En el Antiguo Régimen, revolución designaba o bien cambios que acontecían al

margen de la voluntad humana, o bien el retorno de una situación política al punto que había tenido antes. Fue con la Revolución Francesa cuando el término pasó a designar nuevos procesos políticos cuyo desencadenante podía estar al alcance de los individuos. Quienes la defienden son revoluciones y quienes se oponen, reaccionarios.

La Revolución Americana y la Revolución Francesa son los mejores ejemplos de revoluciones políticas de la primera Edad Contemporánea.

2. LA REVOLUCIÓN AMERICANA. 2.1. La guerra de la Independencia. Las colonias inglesas en la costa este de América del Norte experimentaron un

gran desarrollo durante el siglo XVIII. Pero a partir de 1763, como resultado de la guerra de los Siete Años (1756-1763), cada vez se hizo más incompatible el régimen económico y político de las colonias con la política de la metrópoli.

El gobierno británico intentó aumentar los impuestos en las Trece Colonias, a lo que se opusieron los colonos al señalar que era injusto pagar impuestos sin disponer de representación política en el órgano que los decidía, es decir, el Parlamento de Londres. Diversos incidentes, como el Motín del Té de Boston (1773), fomentaron la toma de conciencia de las colonias sobre la necesidad de la independencia.

Las Treces Colonias se independizaron de la corona británica entre 1776 y 1783. El proceso se inició con la proclamación de la Declaración de Derechos de Virginia y la Declaración de Independencia, decisión tomada en Filadelfia el 4 de julio de 1776. Después se desarrolló el proceso de lucha armada contra el ejército inglés, que terminó con el triunfo de las tropas americanas y el reconocimiento internacional de los nuevos Estados Unidos de América. Los colonos fueron apoyados por Francia y España.

2.2. Un nuevo orden político. La Declaración de Virginia, redactada por Jefferson, contiene los principios

básicos del liberalismo político forjado por los teóricos ingleses del siglo XVII. La Declaración establece los principios de soberanía nacional, igualdad entre todos los hombres y gobiernos con responsabilidad, al tiempo que detallaba una serie de libertades individuales (propiedad, imprenta, habeas corpus).

El nuevo sistema político se fue creando al mismo tiempo que se desarrollaba la guerra de la Independencia. El resultado final fue la aprobación de una Constitución en 1787, que suponía la primera plasmación práctica de los principios del liberalismo político contemporáneo: la organización de un poder federal y el establecimiento efectivo de la división de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial).

a) El poder ejecutivo recaía en una institución federal común, el presidente de los Estados Unidos, elegido por sufragio indirecto, aunque los Estados se reservaban amplias competencias.

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b) El poder legislativo se organizaba en dos cámaras: el Senado, que representaba a los Estados de modo equiparado (dos senados por Estado) y una Cámara de Representantes, de elección popular según el peso demográfico de cada Estado.

3. EL ESTALLIDO DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA. En 1789, Francia se encontraba en una profunda crisis económica y social: a) Desde 1760 se venían sucediendo malas cosechas que provocaron el alza de

los precios de los alimentos y el descontento popular. b) La burguesía se encontraba marginada políticamente, pues sólo los

privilegiados tenían acceso a los cargos de gobierno y al reconocimiento social. Por ello, la burguesía, animada por la Ilustración, buscaba acabar con el Antiguo Régimen.

c) La monarquía francesa se encontraba sumida en una profunda crisis financiera, debido a los altos gastos del Estado y de la corte y también a la ayuda francesa a la independencia de los Estados Unidos. Todo ello hacía necesario llevar a cabo una reforma fiscal que obligase a los privilegiados a pagar impuestos.

En relación con esto últimos, los privilegiados se negaron a pagar impuestos y obligaron a Luis XVI a convocar los Estados Generales para llevar a cabo la reforma fiscal (mayo de 1789). En los Estados Generales cada estamento contaba con el mismo número de diputados, estaba separado en el momento de deliberar y tenía un único voto.

Los representantes del Tercer Estado exigieron la doble representación, la deliberación conjunta y el voto por persona, ya que constituían la mayoría. Al no ser satisfechas sus demandas, los representantes del Tercer Estado se reunieron en un pabellón de París (Juego de Pelota) el 20 de junio y se constituyeron en Asamblea Nacional para elaborar una constitución que reflejase la voluntad de todos los franceses.

Por su parte, el pueblo parisino apoyó en la calle a los representantes del Tercer Estado, asaltando el 14 de julio la fortaleza de la Bastilla y pasando a defender por las armas el proceso revolucionario. Paralelamente, la revolución se extendió también al campo en forma de revueltas antiseñoriales.

Finalmente, la Asamblea nacional decretó la abolición de los privilegios feudales y promulgó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.

2. LAS ETAPAS DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA. Tras la creación de la Asamblea Nacional, se inició el proceso de transformar

Francia en un sistema liberal. Pero el proceso fue difícil debido a la oposición del rey y los privilegiados, atravesando la Revolución diversas etapas que coincidieron con diferentes propuestas para organizar el Estado y la sociedad dentro del liberalismo.

2.1. La monarquía constitucional (1789-1792).En el otoño de 1789, el rey y la nobleza aceptaron la nueva situación, iniciando

la Asamblea Nacional un proceso reformista para convertir Francia en una monarquía constitucional y parlamentaria.

Así, en 1791 se promulgó una Constitución que incluía la separación de poderes, la soberanía nacional y la igualdad legal de los ciudadanos, reservando al rey el derecho de veto. Además se estableció el sufragio indirecto y censitario, dividiendo a los ciudadanos en activos (con derecho a voto) y en pasivos (sin derecho a voto).

A continuación se creó una Asamblea Legislativa para redactar nuevas leyes que garantizasen la igualdad de todos los ciudadanos, además de prohibir la tortura, obligar

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a pagar impuestos a la nobleza y abolir los gremios. Para defender la Revolución frente a los ejércitos absolutistas se creó un nuevo ejército (Guardia Nacional).

Finalmente, para solucionar la crisis financiera se expropiaron los bienes de la Iglesia, que fueron nacionalizados y vendidos a particulares. El Estado aseguró el mantenimiento del culto y una Constitución civil del clero separó Iglesia y Estado.

Las reformas satisfacían a los grupos burgueses, pero el nuevo régimen contaba con la oposición de los privilegiados, que buscaban derribar la Asamblea Nacional; y de los sectores populares, descontentos por la restricción del sufragio a los que poseían bienes y dinero y por el encarecimiento del coste de la vida. Dentro de los revolucionarios surgieron distintos grupos, destacando los girondinos y los jacobinos y los cordeliers, que contaban con el apoyo de los sans-culottes.

La familia real huyó de París para unirse al ejército austríaco, que planeaba invadir Francia y restablecer el absolutismo, siendo finalmente detenida y devuelta a París. En abril de 1792 la Asamblea Legislativa declaró la guerra a Austria, que invadió Francia y llegó a las puertas de París, provocando revueltas dirigidas por los sans-culottes, que asaltaron el palacio real, encarcelaron al rey y proclamaron la república.

2.2. La república democrática (1792-1794). La república quedó en manos de los girondinos, que convocaron elecciones por

sufragio universal masculino para la nueva Convención Nacional, que juzgó al rey y a su esposa María Antonieta, condenándolos a morir en la guillotina por traición. La muerte del rey provocó una alianza entre las monarquías europeas contra Francia.

En junio de 1793 los jacobinos se hicieron con el poder y detuvieron a los dirigentes girondinos, aprobando una nueva Constitución basada de la soberanía popular, el sufragio universal directo y el derecho a la igualdad. El ejecutivo quedó en manos de un Comité de Salvación Pública, dirigida por Robespierre.

Para hacer frente a la amenaza exterior se creó un nuevo ejército reclutado mediante leva masiva, y se persiguió y reprimió a los contrarrevolucionarios. Además, se aprobaron diversas leyes sociales que respondían a las demandas de los sans-culottes.

Sin embargo, la radicalización de la revolución provocaron la oposición de gran parte de la población. Así, mediante el golpe de Estado de Termidor fueron derrocados y ejecutados Robespierre y otros dirigentes jacobinos.

2.3. La República burguesa (1794-1799). A continuación, la burguesía conservadora retomó el control de la Revolución, y

elaboró una nueva Constitución que otorgaba el poder ejecutivo al Directorio, restableció el sufragio censitario y confió el poder legislativo a dos Consejos.

En un contexto de crisis económica y social, y en plena guerra contra las potencias absolutistas europeas, el ejército empezó a ganar prestigio, presentándose como la única institución capaz de imponer el orden y asegurar la defensa nacional. Así, en 1799, un joven general, Napoleón Bonaparte, protagonizó un golpe de Estado que puso fin al Directorio e inició el Consultado.

3. EL IMPERIO NAPOLEÓNICO. En 1799 Napoleón fue nombrado cónsul, desarrollando una política orientada a

consolidar los logros de la revolución burguesa, permitiendo el regreso de los exiliados que aceptaran el nuevo orden y firmando un Concordato con la Iglesia. Además, se

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llevó a cabo una reforma administrativa centralista, se promulgó el Código Civil y se reformó la Hacienda y la Enseñanza. En 1804 Napoleón se hizo coronar emperador.

Las tropas de Napoleón consiguieron conquistar una gran parte de Europa. En todos los países anexionados o bajo influencia francesa, Napoleón colocó en el trono a familiares o generales de su ejército y se impusieron las ideas revolucionarias.

Los ejércitos napoleónicos actuaron como conquistadores, sometiendo a las naciones ocupadas a los intereses materiales de Francia, lo que desencadenó fuertes sentimientos nacionales contra la Francia invasora. El levantamiento protagonizado por los españoles en 1808 contra la invasión e imposición de un rey extranjero (José Bonaparte), fue el primero y el que marcó el declive del Imperio napoleónico.

En 1814, tras ser vencido en Rusia y en España, Napoleón abandonó el poder, siendo finalmente derrotado en la batalla de Waterloo (1815).

4. RESTAURACIÓN, LIBERALISMO Y NACIONALISMO. Los Estados vencedores de Napoleón se reunieron entre 1814 y 1815 en el

Congreso de Viena con el objetivo de restaurar el absolutismo monárquico. Tras reponer a los monarcas en sus tronos, las cuatro grandes potencias (Rusia,

Reino Unido, Prusia y Austria) remodelaron el mapa europeo en su provecho y sin tener en cuenta las aspiraciones nacionales de los pueblos. Francia volvió a sus fronteras de 1792 y el Imperio napoleónico se dividió entre los vencedores. Por otro lado, se llevó a cabo la creación de la Santa Alianza, un tratado de ayuda mutua entre los monarcas europeos ante cualquier amenaza de revolución liberal. Para mantener el orden absolutista en Europa, las potencias acordaron reunirse periódicamente en congresos.

A pesar del retorno del Antiguo Régimen, las ideas de la Revolución francesa habían influido en muchos países europeos, con lo que a partir de 1815 el liberalismo y el nacionalismo se convirtieron en las dos fuerzas de oposición a la Restauración:

a) El liberalismo: Es un sistema político que fundamenta la sociedad en el individuo, siendo la función del Estado la de garantizar los derechos y libertades fundamentales de las personas. El individuo libre es un ciudadano y el conjunto de ciudadanos constituye la nación, que detenta la soberanía. Además, se defiende la división de poderes, con un sistema representativo donde las decisiones emanen de una asamblea elegida mediante sufragio, la cual elabora las leyes. Finalmente, el derecho de propiedad es considerado una libertad fundamental y la economía debe fundamentarse en el mercado, con lo que el Estado no debe intervenir en asuntos económicos.

b) El nacionalismo: Es una ideología política que sostiene el derecho de los pueblos a decidir sobre ellos mismos y a defender su soberanía. La nación se define como un conjunto de individuos que poseen una serie de lazos culturales propios. Frente a la Europa de la Santa Alianza y de los imperios absolutistas, los nacionalismos mostraron su voluntad de hacer coincidir Estado y nación, dando lugar al nacimiento de movimientos independistas y a los procesos de unificación italiano y alemán.

5. LAS REVOLUCIONES LIBERALES Y NACIONALES. La fuerza del liberalismo y el nacionalismo se demostró en tres grandes oleadas

revolucionarias que, a partir de 1820, fueron desmoronando el sistema de la Restauración configurado en el Congreso de Viena.

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a) Las revoluciones de 1820: Una serie de levantamientos liberales intentaron en diversos países acabar con el absolutismo y tomar el poder mediante insurrecciones armadas, pero fueron vencidos por la intervención de los ejércitos de la Santa Alianza. Sólo en Grecia triunfó una insurrección contra el Imperio turco, en un movimiento donde los intereses liberales se unieron con un fuerte movimiento patriótico. También resultaron victoriosos los movimientos de las colonias españolas de América continental, que se declararon independientes tras una guerra con la metrópoli.

b) Las revoluciones de 1830: En esta ocasión, las insurrecciones contaron con un importante apoyo popular y significaron la sustitución del absolutismo por sistemas políticos constitucionales en los que la burguesía detentaba el poder. Ahora bien, se trataba de un liberalismo conservador. El movimiento se inició en Francia, donde se derrocó al rey absoluto Carlos X y se proclamó una monarquía liberal en la persona de Luis Felipe de Orleans; Bélgica, por su parte, estableció también un régimen liberal y se independizó de Holanda; en Gran Bretaña se consiguió ampliar los derechos políticos; finalmente, en España se produjo el paso a un sistema político liberal.

c) La primavera de los pueblos (1848): En Europa occidental la revolución de 1848 significó la aparición de ideales democráticos. La revolución se inició en Francia, donde un levantamiento popular acabó con la monarquía de Luis Felipe de Orleans y proclamó la república social y el sufragio universal. Por su parte, en la Europa oriental la lucha fue esencialmente contra los regímenes absolutistas y la dominación imperial austriaca, siendo la mayoría de estas revoluciones sofocadas.

6. LAS UNIFICACIONES DE ITALIA Y ALEMANIA. En la segunda mitad del siglo XIX se produjeron los procesos de unificación de

Italia y Alemania tras años de intensos conflictos armados, en movimientos dirigidos por el territorio más desarrollado de cada uno de los dos países, siendo la burguesía la clase dirigente de los nuevos Estados.

6.1. Italia. Italia estaba dividida en seis Estados. El Papa era soberano en uno de ellos, con

capital en Roma, y Austria se había anexionado la Lombardía y el Véneto. Sólo el Piamonte tenía una monarquía liberal partidaria de la unificación de toda Italia.

En 1859 Cavour, jefe del gobierno piamontés, inició una guerra contra Austria y consiguió la anexión de Lombardía, mientras que Garibaldi derrocó a los monarcas de los Estados del centro y sur de Italia.

En 1861, el primer parlamento italiano proclamó rey de Italia a Víctor Manuel, rey del Piamonte. En 1866 los austriacos abandonaron el Véneto y en 1870 fueron anexionados los Estados Pontificios, convirtiéndose Roma en la capital del nuevo reino.

6.2. Alemania. Alemania estaba fraccionada en treinta y seis Estados, con una gran rivalidad

entre los dos principales: Prusia y Austria. Prusia lideró la unificación y potenció la unión aduanera que agrupaba a los Estados alemanes con la excepción de Austria.

El canciller prusiano Otto von Bismarck dirigió victoriosas guerras, una contra Austria y otra contra Francia, que le permitieron unir a todos los Estados bajo la autoridad del rey de Prusia. Tras la victoria de Sedán (1871), se proclamó el II Imperio (Reich) alemán y Guillermo I fue proclamado káiser (emperador).

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