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  • 5Seguir a Jess - Lectura Orante del NT 1Confederacin Latinoamericana de Religiosos - CLAR

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    6

    Presidencia CLAR:Ignacio Antonio Madera, SDS

    Mara de los Dolores Palencia, HSJLngel Medina, FMSMaris Bolzan, SDS

    Po Gonzlez, MSCMara del Socorro Henao, CTSJ

    Direccin:Luca Weiler, IDP

    Colaboradores:Carlos Mesters, OCJos Mizzotti, SMM

    Francisco Orono

    Jos Mara Arnaiz, SMVera Ivanise Bombonatto, FSP

    Mara del Carmen Bracamontes, OSBMargot Bremer, RSCJ

    Jean-Hrick Jasmin, OMIVctor M. Martnez, SJ

    Eugenio Rivas, SJRoberto Tomich, OFMconv

    Vanildo Zugno, OFM, cap.

    Lectura Orantedel Nuevo Testamento 1

    Nihil Obstat e Imprimatur+Pedro Card. Rubiano Senz,

    Arzobispo de Bogot y Primado de ColombiaBogot, 22 de febrero de 2008

    2008Confederacin Latinoamericana de Religiosos

    CLAR

    Revisin:Josena Castillo, ACI

    Bernardo Montes, FSC

    Traduccin del Portugus: Oscar Elizalde, FSC

    Diseo y Diagramacin:Martha Viviana Torres

    Departamento de Publicaciones CLAR

  • 7ContenidoESQUEMA DE LOS OCHO ENCUENTROS 9

    PRESENTACIN POR EL PRESIDENTE DE LA CLAR 13

    INTRODUCCIN: LA BUENA NOTICIA DE DIOS 19

    PRESENTACIN DE LA PRIMERA ETAPA 23

    ENCUENTRO 1: DIOS CREADOR 27

    ENCUENTRO 2: DIOS LIBERADOR 37

    ENCUENTRO 3: DIOS FAMILIAR 47

    ENCUENTRO 4: DIOS TIERNO 57

    ENCUENTRO 5: DIOS SIERVO 67

    ENCUENTRO 6: DIOS HUMANO 77

    ENCUENTRO 7: DIOS PRESENTE 89

    ENCUENTRO 8: DIOS TRASCENDENTE 101

  • 9ESQUEMA DE LOS OCHO ENCUENTROS

    ENCUENTRO 1 DIOS CREADOR

    Esperanza y gratuidad que nacen de la contemplacin de la naturaleza.

    La desintegracin de la naturaleza por la ignorancia humana.

    Lectura: Eclesistico 16,16 17,12

    Subsidio: La naturaleza como parbola de Dios: fuente de inspiracin para Jess.

    ENCUENTRO 2DIOS LIBERADOR

    La vocacin de Dios es acoger el clamor del pueblo

    Dios se involucra para liberar al pueblo de la injusticia y de la opresin

    Lectura: xodo 3,1-15

    Subsidio: Jess, el nuevo Moiss que libera el pueblo: vivir en estado de xodo permanente.

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    ENCUENTRO 3DIOS FAMILIAR

    Dios es Padre, y Madre tambin

    La vivencia de la fe en la familia

    Lectura: Gnesis 18,1-15

    Subsidio: En la casa de mi Padre hay muchas moradas: para Jess, la casa es un espacio sagrado.

    ENCUENTRO 4DIOS TIERNO

    Tu ternura, Seor, me abraza!

    Nada nos puede separar del amor de Dios que se revel en Jess (Rm 8,39)

    Lectura: Oseas 11,1-11

    Subsidio: Jess es la revelacin de la ternura de Dios: las mujeres en la vida y en la actividad de Jess.

    ENCUENTRO 5DIOS SIERVO

    No vine a ser servido, sino a servir (Mc 10,45)

    Siendo igual a Dios, se despoj de s mismo y asumi la condicin de Siervo (cf. Flp 2, 6-7)

    Lectura: Isaas 50,4-9

    Subsidio: Este es el siervo que me agrada: Jess hace de su vida un servicio a los/as hermanos/as.

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    Esquema de los ocho encuentros

    ENCUENTRO 6DIOS HUMANO

    Jess fue humano, tan humano como slo Dios puede ser humano

    Humanizar es divinizar y santicar

    Lectura: Isaas 9,1-6

    Subsidio: Jess humano: igual a nosotros en todo, menos en el pecado.

    ENCUENTRO 7DIOS PRESENTE

    l Seor est con ustedes l est en medio de nosotros

    Ms presente para nosotros y en nosotros, que nosotros mismos

    Lectura: xodo 17,1-7

    Subsidio: Jess es la presencia de Dios en medio de nosotros: quien a m me ve, ve al Padre.

    ENCUENTRO 8DIOS TRASCENDENTE

    Ms all de todas las imgenes

    l habita una luz inaccesible

    Lectura: Sabidura 7,15 8,1

    Subsidio: La libertad del Hijo ante el Padre: trascendencia que condena toda forma de manipulacin de la fe.

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    PadreIgnacio Madera Vargas, SDSPresidente de la CLAR

    Desde los inicios de este tercer milenio, la Vida Religiosa La-tinoamericana y Caribea se ha propuesto una vuelta a lo fundamental de s misma que inici en Caracas en el ao 2000, fue armada en Mxico en el 2003 y raticada en la Asamblea de Ypacara en Ju-nio de 2006. Una renovacin en respuesta a la llamada del Concilio Vaticano II en Per-fectae Caritatis1 y a la tradi-cin teolgica que, en esta misma lnea, ha venido construyendo la Vida Religiosa Latinoamericana y Caribea desde Medelln hasta Aparecida. Una di-nmica de bsqueda de sentidos a partir de experien-cias intensas, de fondo, simblicas y celebrativas, que la conduzcan a una revitalizacin en el presente del Continente para que, con luces y sombras, luche por mantener la delidad en su entrega cotidiana al servicios de los dems. As puede llegar a ser presen-cia mstico-proftica al servicio de la vida2.

    1PC 1-32CLAR, Plan Global 2006-2009.

    Presentacin

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    Esta revitalizacin, conlleva, una vuelta a la Escritura Neotestamentaria que favorezca una recuperacin del encanto y la fascinacin por presencias ministeriales signicativas. Estas nos llevarn a procurar respon-der, tanto a los clamores de las mayoras empobreci-das del Continente, como a los de todos los excluidos y excluidas que caminan conservando la esperanza en la posibilidad de un mundo nuevo. Un mundo que haga realidad el ser, no de palabra, sino en la prcti-ca, el Continente de la esperanza y del amor, porque estamos implantando la justicia y el derecho.

    Al ofrecer a todas las Conferencias Nacionales este proceso de Lectura Orante de la Escritura Neotesta-mentaria, me ilusiona el que est en una continuidad con la Cinco Lneas Orientadoras de la CLAR y el proceso incentivado por El Camino de Emas. Por ello, se fortalece la esperanza y queremos ayudar a dar pasos en el necesario impulso que necesitamos, para responder a esta hora del Continente, no siempre clara y fcil de asumir y vivir. Las coyunturas actua-les de los diversos pueblos Latinoamericanos y Cari-beos, tanto para las diversas expresiones de nuestras culturas, como para quienes, siendo parte de ellas, hemos consagrado la vida desde la Vida Religiosa, se ofrecen como impredecibles e imprevisibles. Por ello, se nos desafa, hoy como ayer, a ser y seguir siendo testigos y testigas de la fe en el Dios de la Vida.

    En sintona con la llamada de la Conferencia de Apa-

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    recida a ser discpulos y discpulas, misioneros y mi-sioneras, para que nuestros pueblos en Jesucristo ten-gan vida; la Asamblea de Ypacara y la pasada Junta Directiva de Santo Domingo, estimularon la urgencia de mirar hacia el futuro con serenidad, claridad y realismo, dejando de lado todo lo que nos impida ser eles a los hermanos y hermanas que sufren cualquier tipo de exclusin, luchando por ser presencia de mu-jeres y hombres de Dios apasionados/as por Cristo y por la humanidad, adultamente crticos y seriamente ubicados y ubicadas en las diversas coyunturas ac-tuales.

    Esta Lectura Orante de la Escritura Neotestamen-taria, siendo uno de los pilares fundamentales del mandato de Ypacara, se une con los programas de formacin humana y los seminarios que la Confede-racin realizar a lo largo de este ao, de manera que un nuevo espritu nos vaya impulsando por sendas de propuestas alternativas y de sana construccin de una presencia de Iglesia comunin y participacin, gene-rosa y servidora del Reino.

    Conamos en la accin del Espritu del Seor para que todas las Conferencias desarrollen las iniciati-vas que lleven a impulsar en todos sus integrantes, la implementacin de esta Lectura Orante. Mujeres y hombres de la Vida Religiosa, estamos invitados/as a escuchar los clamores que hoy reclaman de nosotros/as una presencia proftica, a iluminarlos con el texto

    Presentacin

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    santo, meditarlos y orarlos, para as asumir y cele-brar nuestros compromisos ante Dios y los hermanos y hermanas a los que servimos.

    La primera etapa nos ofrece ocho ENCUENTROS con una seria, pero sencilla y clara visin bblico-teolgi-ca y una metodologa sugestiva y estimulante. Desde los gritos de la creacin se inicia la contemplacin orante del Dios que se nos ha revelado en Jesucris-to el Seor, para culminar en la gozosa visin de su trascendencia en la historia, contemplando en este recorrido de ocho pasos, su ternura, su proximidad hogarea, su llamada al servicio incondicional, su -delidad, su humanidad, su presencia amiga en todas las circunstancias de la historia y su propuesta libera-dora de toda esclavitud y toda servidumbre.

    En unin con las dems hermanas y hermanos de la Presidencia de la CLAR, de la Junta Directiva com-puesta por las presidentas y presidentes de las 22 Conferencias del Continente, de los telogos y telo-gas asesores de la presidencia y de quienes colabora-ron en este propsito, entregamos estos encuentros a todos y todas, a cada uno y cada una de los religiosos y religiosas de Amrica Latina y el Caribe, como tam-bin a todos/as los/as creyentes que comparten nues-tros carismas histricos y quieran ser animados por este camino de fe, a seguir construyendo vida mstico-proftica al servicio de la vida.

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    Jesucristo, es el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6) y ha venido para que tengamos vida en abundancia (Jn 10,10) invitndonos a ir y dar frutos que per-manezcan (Jn 15,16). Que por la fuerza del Espritu sepamos leer, como l, nuestras tradiciones, espiri-tualidad, carisma y misin para descubrir el rostro amoroso del Dios Padre y Madre, el Dios de la vida en el corazn de los clamores y esperanzas de nues-tros pueblos.

    Presentacin

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    La buena noticia de DiosDespus que Juan fue entregado, march Jess a Ga-lilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios (Mc 1,14). La Buena Nueva que Jess nos trajo habla de Dios y es el propio Dios. Dios es la eterna Novedad para la vida humana. Fuimos hechos para Dios, y nuestro corazn est inquieto hasta que no descanse en Dios.

    A Dios nadie le ha visto nunca (1 Jo 4,12). l habita una luz inaccesible (cf. 1 Tm 6,16). La humanidad lo busca a tientas, pues Dios no est lejos de cada uno/a de nosotros/as. En l vivimos, nos movemos y existimos. Somos de la raza del mismo Dios (cf. Hch 17, 27-29).

    A lo largo de la historia de la humanidad, cada pueblo fue descubriendo varios rasgos del rostro de Dios en la vida y en la naturaleza, y ellos fueron expresados en sus obras de arte, pinturas, escritos, celebraciones, estas, templos, leyes, costumbres y en la propia organizacin de la vida humana. As, a lo largo de los siglos, el rostro de Dios se fue revelando a los seres humanos de muchas maneras en las diversas culturas y en varias religiones.

    Nuestra religin cristiana, tuvo su origen en la revela-cin de Dios, que ocurri en la historia del pueblo he-

  • Seguir a Jess - Lectura Orante del NT 1

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    breo y encontr su expresin en las tradiciones de aquel pueblo, en la memoria de sus antepasados, en su orga-nizacin social, en la eleccin y actuacin de sus gober-nantes, en la accin de sus profetas, en las numerosas crisis que sufri y en la superacin de las mismas.

    Toda esta secular experiencia de Dios fue consignada en la Biblia y culmin con la experiencia que Jess tuvo de Dios y que nos fue comunicada a travs de su vida, pasin, muerte y resurreccin; y a travs del testimonio de las primeras comunidades. Jess vivi una intimidad tal con Dios hasta el punto de poder decir a sus disc-pulos/as: el que me ha visto a m, ha visto al Padre (Jn 14,9). l se torn transparencia y revelacin de Dios para quienes en l creemos. Pablo lo resumi diciendo que en Jess habita la plenitud de la divinidad (cf. Col 1,19). En l contemplamos lo que sucede cuando un ser humano deja que Dios entre y reine en su vida. Jess es presencia perfecta del Reino de Dios. Su palabra y sus hechos son una irradiacin de la presencia amorosa de Dios en medio del pueblo (cf. Hb 1,3).

    No se trata de un Jess hecho a nuestra medida o a nuestro gusto, sino de aquel mismo Jess que vivi en-tre nosotros en Palestina, muri en la cruz y resucit y que, hasta ahora, carga con los signos de la tortura en su cuerpo resucitado. Esta conviccin la debemos a las comunidades de los primeros cristianos que no quisie-ron saber sino a Jesucristo, y ste crucicado (cf. 1 Co 2,2), escndalo para los judos, locura para los genti-

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    les, pero para nosotros, expresin de la fuerza y de la sabidura de Dios (cf. 1 Co 1,23-24). Toms expres la misma conviccin con otras palabras, cuando deca: si no veo en sus manos la seal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creer (Jn 20,25). Este Jess de Na-zaret es para nosotros la revelacin y la encarnacin de la Buena Nueva de Dios. Lo que tenemos para revelar y testimoniar sobre Dios, proviene de Jess de Nazaret.

    Esta Buena Noticia de Dios nos cautiv. Religiosos y re-ligiosas, viviendo aqu en Amrica Latina y el Caribe, escuchamos y acogemos el llamado de Jess. Por amor a esta Buena Noticia dejamos todo y lo seguimos (cf Mc 10,28). Como el apstol Pablo, queremos conocerlo a l y conocer su pasin, muerte y resurreccin (cf. Flp 3,10) para completar a favor de nuestro pueblo lo que falta a la Pasin de Jess (cf. Col 1,24).

    En el contexto de lo que nos pide el documento de Apa-recida, queremos ser discpulos y discpulas, misioneros y misioneras de Jess como l lo fue del Padre. Como el Padre me envi, tambin yo los envo (Jn 20,21). Esta es la mstica que nos orienta. Queremos que nuestras comunidades sean, como Jess, orantes y profticas en medio del pueblo, sobre todo en medio de los pobres,

    La buena noticia de Dios

  • Seguir a Jess - Lectura Orante del NT 1

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    los preferidos de Dios. Es lo que queremos profundizar en estos encuentros.

    Este proyecto de Lectura Orante hacia la celebracin del jubileo de oro de la CLAR, tendr tres etapas. En la primera etapa (2008) veremos de cerca cmo la mul-tiforme imagen de Dios Padre/Madre, que vena desde el Antiguo Testamento, se encarn hacindose humano en Jess de Nazaret. Por eso, en esta primera etapa los textos escogidos son del Antiguo Testamento, aunque el proyecto sea una Lectura Orante del Nuevo Testamen-to. Se quiere mostrar cmo Jess hace la relectura de su propia tradicin para revelarnos el rostro de Dios Pa-dre/Madre. En la segunda etapa (2009) veremos cmo Jess, el HIJO, formaba a sus discpulos y discpulas. En la tercera etapa (2010) veremos cmo las comunidades, nacidas a partir de la accin del ESPRITU de Jess, irra-diaban la eterna novedad de Dios en medio del pueblo.

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    PRESENTACIN DE LA PRIMERA ETAPA

    Jess, discpulo del padre y del pueblo,fuente de mstica para la Vida Religiosa en

    Amrica Latina y el Caribe

    En los ocho encuentros de esta primera etapa enfocare-mos ocho aspectos de la experiencia de Dios, revelada en el Antiguo Testamento y conformada en y por Jess. Hay muchos aspectos, millares, que componen la ima-gen de Dios en el Antiguo Testamento: justicia, santi-dad, delidad, bondad, compasin, misericordia, omni-potencia, y tantos ms. Nos limitamos a estos ocho, en los cuales, como veremos, estn integrados los otros:

    Dios Creador Dios Liberador Dios Familiar Dios Tierno Dios Siervo Dios Humano Dios Presente Dios Trascendente

    Cada uno de los ocho encuentros de esta primera etapa busca comunicar cmo Jess fue discpulo del Padre y cmo, a travs de l, la imagen de Dios se comunicaba al pueblo. Es para que nosotros y nosotras, religiosos y religiosas, podamos tambin, como l, comunicar y

  • Seguir a Jess - Lectura Orante del NT 1

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    transmitir la misma Buena Nueva de Dios a los otros, como dice el canto:

    Jess, Jess de Nazaret,

    tu rostro, s, yo quiero tener,

    como eres t yo quiero ser,

    Jess, Jess de Nazaret

    Los encuentros tendrn el siguiente esquema:

    Acogida e invocacin al Espritu Santo. Preparacin del ambiente con algunos smbolos

    apropiados.

    Un clamor de hoy que re-clama una presencia proftica.

    Breve descripcin del clamor.

    1. Comentar: cmo se mani esta este clamor en medio del pueblo en el lugar donde vivimos?

    2. Compartir: cmo los religiosos y las religiosas nos situa-mos frente a este clamor?

    3. Recordar: conoce alguna religiosa, religioso o comunidad religiosa involucrada con esta causa? Cuente.

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    Un texto para iluminar, meditar y rezar.

    Escuchar un texto del Antiguo Testamento muy ledo en la poca del Nuevo Testamento, que contribuy a la formacin de Jess.

    1. Lo que el texto dice en s: cmo el texto revela el rostro de Dios?

    2. Lo que el texto dice para nosotros y nosotras: cmo este texto puede ayudar a la Vida Religiosa en Amrica Latina y el Caribe a vivir y revelar el misterio de Dios?

    3. Cmo seguir a Jess: cmo el texto nos ayuda a imitar a Jess en su experiencia de Dios?

    Asumir y celebrar un compromiso delante de Dios.

    1. Formular un compromiso que profundice nuestro segui-miento de Jess.

    2. Hacer peticiones espontneas.

    3. Orar un Salmo.

    SUBSIDIO

    Re exiones acerca de cmo Jess vivi y encarn este aspec-to de Dios en su vida.

    Introduccin a la Primera Etapa

    Re exiones acerca de cmo Jess vivi y encarn este aspec-

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    Acogida e invocacin al Espritu Santo. Preparacin del ambiente con algunos smbolos

    apropiados.

    LECTURA ORANTE DEL NT 1 - ENCUENTRO 1

    Dios Creador

    Esperanza y gratuidad que nacen de la contemplacin de la naturaleza

    La desintegracin de la naturaleza por la ignorancia humana

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    Un clamor de hoy que re-clama una presencia proftica

    Mucha gente mira y admira la naturaleza, pero no se acuerda del Creador. Otros consideran la naturaleza como mercanca. Slo piensan en explotar sus limitados recursos y creen que el Creador les da permiso cuando dice: dominen la tierra y somtanla (Gn 1,28). Ellos provocan el calentamiento global de la tierra y ponen la vida de la humanidad en peligro. El sistema neoliberal en que vivimos no hace otra cosa que divulgar, legitimar y consolidar esta mentalidad depredadora.

    De la humanidad entera, independientemente de su clase, raza, nacin o religin, sube un clamor de aler-ta denunciando el desastre ecolgico. En todas partes crece la conciencia ecolgica y se multiplican las ma-nifestaciones en defensa de la vida. Sobretodo, son los y las jvenes quienes participan de ellas. Nosotros y nosotras, religiosos y religiosas, casi no aparecemos en estas manifestaciones. Sin embargo, el documento de Aparecida nos convoca cuando dice: En Amrica Latina y El Caribe se est tomando conciencia de la naturaleza como una herencia gratuita que recibimos para prote-ger, como espacio precioso de la convivencia humana y como responsabilidad cuidadosa del seoro del hombre para bien de todos. Esta herencia se mani esta muchas veces frgil e indefensa ante los poderes econmicos y tecnolgicos. Por eso, como profetas de la vida, quere-mos insistir que en las intervenciones sobre los recursos

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    naturales no predominen los intereses de grupos econ-micos que arrasan irracionalmente las fuentes de vida, en perjuicio de naciones enteras y de la misma huma-nidad (DA 471).

    1. Comentar: cmo este clamor se mani esta en medio del pueblo en el lugar donde vivimos?

    2. Compartir: cmo los religiosos y las religiosas nos situa-mos frente a este clamor? Cmo explicar nuestra ausen-cia?

    3. Recordar: conoce alguna religiosa, religioso o comuni-dad religiosa involucrada con esta causa de la ecologa? Cuente.

    Un texto para iluminar, meditar y rezar

    Vamos a escuchar un texto del Antiguo Testamento, muy ledo en tiempo de Jess, que nos muestra la manera sencilla, orante y contemplativa con que aquel pueblo miraba la naturaleza. El texto nos permite beber del mismo pozo del cual Jess beba para animar su fe, su mstica y su compromiso con la vida. Entramos a la lec-tura con esta pregunta en la cabeza y en el corazn: cmo este texto nos revela el rostro de Dios Creador?

    Lectura: Eclesistico 16,16 17,12: La creacin de Dios y la responsabilidad humana.

    Momento de silencio.

    Encuentro 1

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    1. Lo que el texto dice en s: observe bien los detalles del tex-to y descubra de qu manera nos revela el rostro de Dios Creador.

    2. Lo que el texto dice para nosotros y nosotras: cmo este texto puede ayudarnos a las religiosas y religiosos a asu-mir mejor nuestra responsabilidad humana ante la crea-cin de Dios?

    3. Cmo seguir a Jess: cmo esta Palabra de Dios ayud a Jess a formarse? Cmo nos ayuda para imitar a Jess en su experiencia de la gratuidad de Dios, en su actitud contemplativa frente a la naturaleza y en su compromiso en defensa de la vida?

    Asumir y celebrar un compromiso delante de Dios

    1. Formular un compromiso que profundice nuestro segui-miento de Jess en la defensa del medio ambiente.

    2. Presentar peticiones espontneas al Dios Creador.

    3. Orar el Salmo 104 (103): la Providencia de Dios se revela en la creacin!

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    SUBSIDIO

    La naturaleza como parbola de Dios: fuente de inspiracin para Jess.

    Jess creci y se form en la zona rural de Galilea. Tierra bonita, montaosa. Fue all donde l, orien-tado por la tradicin de su pueblo y por los escritos de la Biblia, aprendi a leer y a descifrar el libro de la naturaleza y a descubrir en ella los rasgos del rostro de Dios, su Padre. En todos los elementos de la naturale-za, pequeos y grandes, Jess descubra un mensaje de amor, un recuerdo amigo o un llamado a la justicia y a la fraternidad: el viento, el sol, las ores, los nios, las semillas, la lluvia, el grano de mostaza, los pjaros del cielo, los dolores de parto, el tamao del cuerpo, los cabellos que caen de la cabeza, la aurora y la puesta del sol, las frutas de los rboles, las montaas, la luna, el cielo estrellado, etc. Todo era para l una revelacin de la presencia gratuita y cuidadosa del Padre/Madre. Los evangelios muestran las innumerables apelaciones de Dios que Jess descubra contemplando la naturale-za. Estas son algunas de ellas:

    1. Conversando con los fariseos deca: al atardecer ustedes dicen: va a hacer buen tiempo, porque el cielo tiene un rojo de fuego, y a la maana: hoy habr tormenta, porque el cielo tiene un rojo som-bro. Con que saben discernir el aspecto del cielo

    Encuentro 1

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    y no pueden discernir los signos de los tiempos! (Mt 16,2-3).

    2. En el Sermn de la Montaa revela el mensaje que descubri mirando los pjaros y las ores: miren las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y su Padre celestial las alimenta. No valen ustedes ms que ellas? Por lo dems, quin de ustedes puede, por ms que se preocupe, aadir un solo codo a la medida de su vida? Y del vestido, por qu preocuparse? Observen los lirios del campo, cmo crecen; no se fatigan, ni hilan. Pero yo les digo que ni Salomn, en toda su gloria, se visti como uno de ellos. Pues si la hierba del campo, que hoy es y maana se echa al horno, Dios as la viste, no lo har mucho ms con ustedes, hombres de poca fe? (Mt 6,26-30. Cf. Lc 12,22-34).

    3. A la luz del mensaje del sol y de las lluvias, Jess relea y actualizaba la Ley de Dios que vena de la tradicin de los padres, y deca: han odo que se dijo: amars a tu prjimo y odiars a tu enemigo. Pues yo les digo: amen a sus enemigos y rueguen por los que los persiguen, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos (Mt 5,43-45). l mismo lo hizo en la hora de ser clavado en la cruz (cf. Lc 23,34).

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    4. En la conversacin con su amigo secreto, el doctor Nicodemo, Jess sac una leccin del viento: no te asombres de que te haya dicho: tienes que nacer de nuevo. El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dnde viene ni a dnde va. As es todo el que nace del Espritu (Jn 3,7-8).

    5. En la ltima conversacin con los discpulos y disc-pulas, durante la ltima cena, l utiliz una parbola sacada de las plantas: Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viador. Todo sarmiento que en m no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que d ms fruto. Ustedes estn ya limpios gracias a la palabra que les he dicho. Permanezcan en m, como yo en ustedes. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por s mismo, si no permanece en la vid; as tampoco ustedes si no permanecen en m. Yo soy la vid; ustedes los sarmientos. El que permanece en m y yo en l, se da mucho fruto; porque separa-dos de m no pueden hacer nada (Jn 15,1-5).

    6. Jess, agricultor como la mayora de sus oyentes, comparaba las cosas del Reino con la experiencia diaria del pueblo del campo: [el Reino de Dios] es como un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra, es ms pequea que cualquier semilla que se siembra en la tierra; pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las hortalizas y echa ramas tan grandes que las aves del cielo anidan a su sombra (Mc 4,31-32. Cf. Mt 13,31-32; Jn 12,24).

    Encuentro 1

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    34

    7. En sus parbolas, Jess tambin llama la atencin sobre los misterios que existen en la naturaleza. Un ejemplo es la fecundidad misteriosa de la tierra: El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de da, el grano brota y crece, sin que l sepa cmo. La tierra da el fruto por s misma; primero hierba, luego espiga, despus trigo abundante en la espiga. Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la hoz, porque ha llegado la siega (Mc 4,26-29). Otro ejemplo es la mezcla de lo podrido con lo puro que hace crecer lo puro: El Reino de los Cielos es seme-jante a la levadura que tom una mujer y la meti en tres medidas de harina, hasta que ferment todo (Mt 13,33). La harina pura es fermentada y crece en el contacto con el fermento podrido e impuro que en ella se mezcla!

    8. Jess saca sus lecciones de las experiencias ms sencillas y ms comunes de las cosas de la vida al-rededor nuestro: Nadie echa tampoco vino nuevo en pellejos viejos; porque, si lo hace, el vino nuevo reventar los pellejos, el vino se derramar, y los pellejos se echarn a perder; sino que el vino nuevo debe echarse en pellejos nuevos (Lc 5,37-38). Y to-dava: No hay rbol bueno que d fruto malo y, a la inversa, no hay rbol malo que d fruto bueno. Cada rbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos, ni de la zarza se vendimian uvas. El

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    hombre bueno, del buen tesoro del corazn saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazn habla su boca (Lc 6,43-45. Cf. 24,32).

    9. Las palabras de Jess hacen que las experiencias dia-rias y comunes de la naturaleza humana se vuelvan transparentes y revelen algo de la experiencia de Dios: la mujer, cuando va a dar a luz, est triste, porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al nio, ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo. Tambin ustedes estn tristes ahora, pero volver a verlos y se alegrar su corazn y su alegra nadie se la podr quitar (Jn 16,21-22).

    10. Jess mandaba observar el cielo estrellado, donde las estrellas, en perfecta obediencia a la voluntad del Creador, realizan la armona del universo. Las estrellas le mostraban cmo los seres humanos de-bemos obedecer a la voluntad de Dios, para que podamos crear entre nosotros, aqu en la tierra, la misma armona y paz que vemos estampadas en el rmamento del cielo. Y el Padre Nuestro manda que recemos: hgase tu voluntad as en la tierra como en el cielo (Mt 6,10). Tenemos que construir entre nosotros la armona que ya existe realizada en el cielo estrellado.

    Encuentro 1

  • 37

    LECTURA ORANTE DEL NT 1 - ENCUENTRO 2

    Dios Liberador

    La vocacin de Dios es acoger el clamor del pueblo

    Dios se involucra para liberar al pueblo de la injusticia y de la opresin

    Acogida creativa e invocacin al Espritu Santo. Preparacin del ambiente con algunos smbolos

    apropiados.

  • Seguir a Jess - Lectura Orante del NT 1

    38

    Un clamor de hoy que re-clama una presencia proftica

    En los aos sesenta, despus del Concilio Vaticano II y de Medelln, la Iglesia Catlica, confrontada con la si-tuacin de injusticia estructural que marcaba la vida de los pueblos de Amrica Latina y el Caribe, despert a su misin proftica. Muchos/as religiosos/as, en nombre de su fe en Jess, asumieron el compromiso de luchar por la liberacin de los oprimidos. La presencia de co-munidades religiosas insertas en medios populares, fue uno de los instrumentos ms importantes para alimen-tar, sustentar y divulgar el caminar y el crecimiento de las Comunidades Eclesiales de Base. Fue un momento proftico!

    Hoy, despus de casi medio siglo de caminata, la situa-cin de injusticia aument, y mucho. Aument tambin el clamor del pueblo. En todas partes crece la desigual-dad, la exclusin, la injusticia. Mientras la clase dirigen-te aumenta su lucro como nunca antes, la gran mayora del pueblo vive sin perspectiva de mejorar. Como dice el documento de Aparecida: conducida por una ten-dencia que privilegia el lucro y estimula la competen-cia, la globalizacin sigue una dinmica de concentra-cin de poder y de riquezas en manos de pocos, no slo de los recursos fsicos y monetarios, sino sobre todo de la informacin y de los recursos humanos, lo que pro-duce la exclusin de todos aquellos no su cientemente capacitados e informados, aumentando las desigualda-

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    des que marcan tristemente nuestro continente y que mantienen en la pobreza a una multitud de personas (DA 62).

    El contraste es grande, sobretodo aqu en Amrica La-tina y el Caribe: por una parte, el hombre ms rico del mundo es un latinoamericano, y nuestros pases son campeones mundiales en desigualdad social; por otra parte, la presencia actuante y liberadora, tanto de los religiosos y religiosas como de la Iglesia o cial, est dis-minuyendo. Dnde qued la insercin? Dnde qued la profeca?

    1. Comentar: cmo este clamor se hace presente en medio del pueblo en el lugar donde vivimos?

    2. Compartir: por qu los religiosos y religiosas estamos au-sentes y omisos? Qu sucedi?

    3. Recordar: conoce alguna religiosa, religioso o comuni-dad religiosa comprometida con la causa de la liberacin del pueblo? Cuente.

    Un texto para iluminar, meditar y rezar

    Vamos a escuchar un texto del Antiguo Testamento que nos revela la raz de la vocacin de Moiss, de Jess y de todos nosotros y nosotras. Es el texto que describe la vocacin de Dios. La vocacin de Dios es responder al clamor del pueblo. Para responder al llamado que reci-be de los oprimidos, Dios llama a Moiss, llama a Jess

    Encuentro 2

  • Seguir a Jess - Lectura Orante del NT 1

    40

    y nos llama a todos/as. La vocacin de Dios al acoger el clamor de los pobres es la raz de la vocacin de todos nosotros y nosotras. Fue as como Jess vivi su vocacin en Palestina. Entramos a la lectura, con esta pregunta en la cabeza y en el corazn: cmo este texto nos revela el rostro liberador de Dios?

    Lectura: xodo 3,1-15: Vocacin divina y misin humana en la liberacin del pueblo.

    Momento de silencio

    1. Lo que el texto dice en s: observe bien los detalles del tex-to y descubra cmo nos revela el rostro liberador de Dios

    2. Lo que el texto dice para nosotros y nosotras: cmo este texto puede ayudarnos a los religiosos y religiosas a re-velar mejor la presencia liberadora de Dios en medio del pueblo, especialmente de los pobres?

    3. Cmo seguir a Jess: cmo esta Palabra de Dios ayud a Jess a formarse? Cmo nos ayuda a seguir a Jess en su manera de ser presencia liberadora de Dios en medio del pueblo oprimido?

    Asumir y celebrar un compromiso delante de Dios

    1. Formular un compromiso para caminar con Jess en el anuncio de la Buena Noticia de la liberacin a los oprimi-dos.

    2. Presentar peticiones espontneas al Dios Liberador.

  • 41

    3. Orar el Salmo 146 (145): La actitud liberadora de Dios, el Padre de Jess.

    SUBSIDIO

    Jess, el nuevo Moiss que libera el pueblo:

    vivir en estado de xodo permanente

    El tiempo de la vida de Jess correspondi a uno de los periodos ms violentos de toda la historia de Palesti-na. En el ao 63 AC los romanos haban invadido Palesti-na. Ya en el nacimiento de Jess, Jos y Mara tuvieron que huir con el nio ante la violencia asesina de Herodes. Arquelao, el hijo de Herodes, solamente en su toma de posesin en Jerusaln, mat ms de 3000 personas en la plaza del templo. Este hecho llev a Jos a volver a Nazaret y no a Beln (cf. Mt 2,22). Cuando Jess tena alrededor de ocho aos, Sforis, la capital de Galilea, a siete kilmetros de Nazaret, fue destruida por los ro-manos. Sus habitantes fueron masacrados, crucicados o esclavizados. Lucas menciona la violencia practicada por Pilatos (cf. Lc 13,1) y Gamaliel hablaba de la represin romana contra los movimientos de liberacin (cf. Hch 5,36-37). La esclavitud y la violencia hacan parte de la estructura del imperio romano y de sus reinos asociados. Adems de esto, haba el tributo. Como todo obrero de la poca, Jess tuvo que pagar impuestos y tributos que se tragaban casi la mitad de lo que l produca trabajan-do en el campo y en la carpintera.

    Encuentro 2

  • Seguir a Jess - Lectura Orante del NT 1

    42

    Esta situacin de injusticia y de opresin se transparen-ta en las lneas y entrelneas de las parbolas de Jess: el dueo de la tierra que exige ms de la cuenta (cf. Mt 25,26); los desempleados a la espera de una vacante (cf. Mt 20, 1-6); el patrn que se ausenta y entrega todo al capataz (cf. Mt 21,33); el pueblo, lleno de deudas, amenazado con ser esclavizado (cf. Mt 18,23-26); la in-seguridad de los caminos y los asaltos (cf. Lc 10,30); la desesperacin que lleva al pobre a explotar a su propio compaero (cf. Mt 18,27-30; Mt 24,48-50); funcionarios corruptos (cf. Lc 16,1-7); riqueza que ofende a los po-bres (cf. Lc 16,19-21); etc.

    Ante esta situacin de opresin, la memoria del xodo alimentaba en el pueblo la esperanza de que el Mesas vendra como un nuevo Moiss para liberar al pueblo de la opresin. Jess participa de esta esperanza. l no es neutral. En sus gestos y palabras transparenta el rostro del Dios liberador. He aqu algunos ejemplos:

    1. En la comunidad de Nazaret, Jess presenta su pro-grama como un nuevo xodo: El Espritu del Seor sobre m, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberacin a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un ao de gracia del Seor. Enroll el volumen, lo de-volvi al ministro y se sent. En la sinagoga todos los ojos estaban jos en l. Comenz, pues, a decir-les: Esta Escritura que acaban de or se ha cumplido

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    hoy (Lc 4,18-21).

    2. Durante los cuarenta aos en el desierto, el pueblo fue tentado y no resisti (cf. Sal 95,8-11). Murmura-ba y caa, innumerables veces. Durante los cuarenta das que pas en el desierto, Jess tambin fue ten-tado (cf. Mc 1,12-13), pero resisti. Venci la ten-tacin del milagro, del poder y del prestigio (cf. Mt 4,1-11; Lc 4,1-13). l rehace la historia. Por eso, en l se da el comienzo del nuevo pueblo de Dios.

    3. El pueblo oprimido y explotado busca en Jess la liberacin, y Jess responde armativamente: Al atardecer, a la puesta de sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados; la ciudad entera estaba agolpada a la puerta. Jess cur a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expul-s muchos demonios. Y no dejaba hablar a los demo-nios pues le conocan (Mc 1,32-34).

    4. Son muchos gestos de liberacin que Jess realiz: la mujer encorvada haca 18 aos (cf. Lc 13, 11-14); el hombre con la mano seca en la sinagoga (cf. Mc 3,1-6); la mujer adltera (cf. Jn 8,1-11); la suegra de Pedro (cf. Mc 1,29-31); el paraltico cargado por los cuatro amigos (cf. Mc 2,3-5); la mujer cananea, cuya hija estaba enferma (cf. Mc 7,25-30); el ciego Bartimeo (cf. Mc 10,51-52), etc.

    5. Viendo los signos que Jess realizaba, el pueblo de-

    Encuentro 2

  • Seguir a Jess - Lectura Orante del NT 1

    44

    ca: Un gran profeta ha surgido entre nosotros, y Dios ha visitado a su pueblo (Lc 7,16). Para el pueblo Jess es el gran profeta anunciado por el mismo Moiss (cf. Dt 18,15). En el bautismo y en la Transguracin de Jess, el Padre conrm la espe-ranza del pueblo (cf. Mt 3,17 y Mc 9,7).

    6. En los evangelios, Jess es presentado como un nue-vo Moiss. Como Moiss delante del faran, l fue perseguido por el rey Herodes y tuvo que huir (cf. Mt 2,13-18). Como Moiss, atraves el mar a pie en-juto, caminando sobre las aguas (cf. Jn 6,19). Como Moiss, llev al pueblo al desierto y lo aliment (cf. Mc 6,34-44; Mc 8,1-9). El pueblo entendi el gesto de Jess: ste es el profeta que tena que venir al mundo! Pero lo entendi en la perspectiva errada del Mesas rey glorioso, y Jess no atendi la solici-tud de ellos (cf. Jn 6,14-15). Lo mismo sucedi con los discpulos de Emas: Nosotros esperbamos que sera l el que iba a liberar a Israel (Lc 24,21).

    7. Como el pueblo, los discpulos tampoco entendie-ron el signicado mesinico de la multiplicacin de los panes. Jess los interpela: Por qu estn ha-blando que no tienen panes? An no comprenden ni entienden? Es que tienen la mente embotada? Teniendo ojos no ven y teniendo odos no oyen? No se acuerdan de cuando part los cinco panes para los cinco mil? Cuntos canastos llenos de trozos re-cogieron? Doce, le dicen. Y cuando part los siete

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    entre los cuatro mil, cuntas espuertas llenas de trozos recogieron? Le dicen: Siete Y continu: an no entienden? (Mc 8, 17-21). Ser que nosotros y nosotras comprendemos?

    8. A los que, como Juan Bautista, tenan dicultad en aceptar a Jess como Mesas liberador de los oprimi-dos, l ordenaba comparar su actividad con las pro-fecas: Vayan y cuenten a Juan lo que oyen y ven: los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva; y dichoso aquel que no halle escndalo en m! (Mt 11,4-6). Eran los signos anunciados por Isaas para indicar la llegada del nuevo xodo (cf. Is 29,18; 35,5).

    9. Como la sangre del cordero en las puertas de las casas, en la noche de la primera Pascua en Egipto (cf. Ex 12,13), as somos liberados por la sangre de Jess, el nuevo cordero de Dios (cf. 1P 1,19; 1Co 5,7). Como en el primer xodo, fue en la noche de Pascua cuando Jess realiz la Nueva Alianza (cf. Mt 26,26-28; Mc 14,22).

    10. Fue con ocasin de la liberacin de Egipto al pie del Sina, cuando Dios revel su nombre: Estoy contigo (Ex 3,12), Yo soy el que soy (Ex 3,14), Yo Soy me ha enviado a ustedes (Ex 3,14-15), Este nombre expresa la certeza absoluta de la pre-sencia liberadora de Dios junto a su pueblo. De mu-

    Encuentro 2

  • Seguir a Jess - Lectura Orante del NT 1

    46

    chas maneras y en muchas ocasiones esta misma expresin Yo soy o Soy yo es usada por Jess (cf. Jn 8,24.28.58; Jn 6,20; 18,5.8; Mc 14,62; Lc 22,70). l es la presencia del rostro liberador de Dios en medio de nosotros. Jess es Enmanuel, Dios con nosotros, la certeza de la presencia de Dios en medio de nosotros/as.

  • 47

    LECTURA ORANTE DEL NT 1 - ENCUENTRO 3

    Dios Familiar

    Dios es Padre, y Madre tambin

    La vivencia de la fe en la familia

    Acogida creativa e invocacin al Espritu Santo. Preparacin del ambiente con algunos smbolos

    apropiados.

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    Un clamor de hoy que re-clama una presencia proftica

    Antiguamente, las familias se reunan para rezar. La celebracin de la presencia de Dios haca parte de la vida diaria. La familia era el ambiente natural de la transmisin de la fe. La religin era un factor de unin y de reunin familiar. Hoy, en la gran ciudad, la familia sufre las consecuencias de la ideologa neoliberal. Los miembros de una misma familia casi no se encuentran, ni siquiera para comer juntos. Hay muchas familias des-integradas, viudas con marido vivo, madres solteras, y nios y nias abandonados y abanadonadas millones en Amrica Latina y el Caribe. Las familias perdieron la unidad religiosa como factor de integracin. Es un cla-mor silencioso que se levanta en cada esquina, clamor casi sin respuesta y sin solucin.

    Una respuesta urgente debe ser dada a este clamor. Es muy importante que la vida familiar y comunitaria pue-da renacer a partir de una fe renovada. Un primer paso es la reconstruccin de las relaciones humanas entre las personas, en la base. Aqu existe una misin para nosotras y nosotros religiosas y religiosos. Sin embargo, para muchos de nosotros la administracin de nuestras obras y el trabajo pastoral exigen tanto esfuerzo y acti-vidad, que casi no nos queda tiempo ni espacio para el encuentro comunitario ni siquiera entre nosotros mis-mos, ni creatividad para enfrentar y resolver este pro-blema del pueblo. Hasta en las comunidades religiosas

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    casi no existen conversaciones caseras sobre Dios. Con todo, estas conversaciones son muy importantes. Dice el Documento de Aparecida (261): La piedad popular penetra delicadamente la existencia personal de cada el y aunque tambin se vive en una multitud, no es una espiritualidad de masas. En distintos momentos de la lucha cotidiana, muchos recurren a algn peque-o signo del amor de Dios: un cruci jo, un rosario, una vela que se enciende para acompaar a un hijo en su enfermedad, un Padrenuestro musitado entre lgrimas, una mirada entraable a una imagen querida de Mara, una sonrisa dirigida al Cielo en medio de una sencilla alegra.

    1. Comentar: cmo este clamor se mani esta en medio del pueblo en el lugar donde vivimos?

    2. Compartir: por qu entre nosotras y nosotros, religiosas y religiosos, falta vida fraterna y de compartir comunitario sobre Dios? Cmo lo hacemos en nuestra comunidad lo-cal y provincial?

    3. Recordar: conoce algn religioso, religiosa o comunidad con una propuesta concreta para revitalizar la vivencia de la fe en la familia? Cuente.

    Un texto para iluminar,

    meditar y rezar

    Vamos a escuchar un texto muy conocido sobre Abra-ham y Sara, que describe el ambiente familiar de una convivencia muy humana y de la transmisin de la fe

    Encuentro 3

  • Seguir a Jess - Lectura Orante del NT 1

    50

    en la poca del Antiguo Testamento. Este y otros textos del Antiguo Testamento eran ledos por el pueblo en el tiempo de Jess y contribuan a su formacin en Na-zaret. Ellos nos dan una idea de cmo debi de ser la vivencia familiar de la fe en la casa de Joaqun y Ana, de Jos, Mara y Jess. Entramos a la lectura con esta pregunta en la cabeza y en el corazn: cmo este texto revela el rostro familiar de Dios?

    Lectura: Gnesis 18,1-15. La visita de Dios a la casa de Abra-ham y Sara.

    Momento de silencio

    1. Lo que el texto dice en s: observe bien los detalles y des-cubra cmo este texto nos revela el rostro familiar de Dios

    2. Lo que el texto dice para nosotros y nosotras: cmo este texto puede ayudarnos a los religiosos y religiosas a recuperar la devocin familiar que origin nuestra vocacin?

    3. Cmo seguir a Jess: cmo esta Palabra ayud a Jess a formarse? Cmo nos ayuda a seguir a Jess que supo re-cuperar la santidad del espacio familiar y comunitario como revelacin de la Buena Nueva de Dios?

    Asumir y celebrar un compromiso delante de Dios

    1. Formular un compromiso que nos lleve a ser una comuni-dad orante y proftica.

    2. Presentar oraciones espontneas al Dios familiar.

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    3. Orar el Salmo 128 (127): La familia alrededor de la mesa.

    SUBSIDIO

    En la casa de mi Padre hay muchas moradas: para Jess, la casa es un espacio sagrado

    Es impresionante veri car cmo en los evangelios el ambiente de la Casa ejerca un papel central en la vida y en la actividad de Jess. En una poca en que la religin o cial insista en el espacio sagrado del Templo y en las cosas ligadas al Templo, Jess recuperaba la dimensin sagrada y festiva de la casa. Los captulos 1 y 2 de Lucas, que hablan del nacimiento y de la infancia de Jess, dan una idea de cmo era el ambiente fami-liar de la vivencia de la fe en los poblados de Galilea y de Judea. Ellos retratan el ambiente en el cual Jess naci, creci y se form en sabidura, edad y estatura delante de Dios y de los hombres (cf. Lc 2,40.52). Este ambiente familiar es una caracterstica que marca toda la vida de Jess, desde el comienzo hasta el n. He aqu algunos ejemplos:

    1. Todo comienza con el s de Mara a la propuesta del ngel en la casa de sus padres (cf. Lc 1,38), y con-tina con la decisin de Jos de llevar a Mara a su casa (cf. Mt 1,24). Jess nace en Beln, fuera de casa. Aunque pobre, se acomoda en cualquier lugar e incluso transforma un establo en casa: Mara dio

    Encuentro 3

  • Seguir a Jess - Lectura Orante del NT 1

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    a luz a su hijo primognito, lo envolvi en paales y lo acost en un pesebre, porque no tenan sitio en el albergue (Lc 2,6-7). Y los magos entraron en la casa donde Jess estaba (Mt 2,11).

    2. Cuando se habla de casa, no se trata slo de la casa de ladrillos o de piedra, ni slo de la familia peque-a, sino tambin de la gran familia, del clan, de la comunidad. Un aspecto importante de esta convi-vencia familiar se reeja en las entrelneas del epi-sodio de la prdida de Jess en el Templo: Al vol-verse ellos pasados los das [de la Pascua], el nio Jess se qued en Jerusaln, sin saberlo sus padres. Creyendo que estara en la caravana, hicieron un da de camino, y lo buscaban entre los parientes y conocidos; pero, al no encontrarlo, se volvieron a Jerusaln en su busca. Al cabo de tres das, lo en-contraron en el Templo (Lc 2,43-46). La pequea familia viva integrada en la gran familia, en la co-munidad. Por eso, los padres no se preocupaban.

    3. Desde los 12 aos hasta el inicio de su actividad mi-sionera por Galilea, esto es, durante 18 aos, Jess vivi en un ambiente familiar y casero en Nazaret, en su casa. Baj con ellos, vino a Nazaret y viva sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamen-te todas las cosas en su corazn (Lc 2,51).

    4. Aunque iban al Templo una vez cada ao, Jess lla-maba al templo casa del Padre. Su madre le dijo:

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    Hijo, por qu nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andbamos buscando. l les dijo: Y por qu me buscaban? No saban que yo de-ba estar en la casa de mi Padre? (Lc 2,48-49). En otra ocasin, despus de haber expulsado a los ven-dedores del templo, l dice: Est escrito: mi casa ser llamada casa de oracin. Pero ustedes estn haciendo de ella una cueva de bandidos! (Mt 21,13; cf. Mt 12,4).

    5. Durante los aos que anduvo por Galilea Jess en-traba y viva en las casas del pueblo. l entr en casa de Pedro (cf. Mt 8,14), de Mateo (cf. Mt 9,10), de Jairo (cf. Mt 9,23), de Simn el fariseo (cf. Lc 7,36), de Simn el leproso (cf. Mc 14,3), de Zaqueo (cf. Lc 19,5). El ocial reconoce: No soy digno de que entres en mi casa (Mt 8,8). El pueblo busca-ba a Jess en su propia casa (cf. Mt 9,28; Mc 1,33; 2,1; 3,20). Los cuatro amigos del paraltico quitan el techo para bajar al enfermo dentro de la casa don-de Jess estaba enseando al pueblo (cf. Mc 2,4). Cuando iba a Jerusaln, Jess paraba en Betania en la casa de Marta, Mara y Lzaro (cf. Lc 10,38). En el envo de los/as discpulos/as, la misin de ellos y ellas es entrar en las casas del pueblo y llevar la paz (cf. Mt 10,12-14; Mc 6,10; Lc 10,1-9).

    6. Muchas veces, despus de curar a las personas, Je-ss las manda para la casa: el paraltico (cf. Mt 9,6; Mc 2,11); el endemoniado (cf. Mc 5,19); el ciego

    Encuentro 3

  • Seguir a Jess - Lectura Orante del NT 1

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    (cf. Mc 8,26); la mujer cananea despus que su hija qued bien (cf. Mc 7,30). Otras veces, al atardecer, llegando a casa, por solicitud de los discpulos, Je-ss completaba las enseanzas dadas al pueblo y responda a las preguntas de ellos o criticaba sus actitudes erradas (cf. Mt 13,36; 17,25; Mc 7,17; 9,33; 10,10).

    7. Jess recupera la dimensin sagrada y festiva de la casa. l, su madre y todos los discpulos participan de la esta de la boda en Can (cf. Jn 2,1-2). Jess acepta invitaciones para almorzar y cenar en las ca-sas del pueblo: de Simn el leproso (cf. Mc 14,3), de Simn el fariseo (cf. Lc 7,36), de Marta y Mara (cf. Jn 12,2), de otro fariseo (cf. Lc 11,37; 14,1). Por eso, se esparcan los chismes: l es un borracho y un comiln (cf. Mt 11,19; Lc 7,34).

    8. Como todas y todos nosotros, Jess tena problemas familiares, pues no todo lo que es casero y familiar, es santo y perfecto. Los parientes quisieron llevarse a Jess de vuelta para la casa. Pensaban que l est fuera de s (cf. Mc 3,20-21). Y le decan: Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas estn fuera y te buscan. l les responde: quin es mi madre y mis hermanos? Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: estos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios se es mi hermano, mi hermana y mi ma-dre (Mc 3,32-35). En otra ocasin, le dijeron sus

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    hermanos: sal de aqu y vete a Judea, para que tam-bin tus discpulos vean las obras que haces, pues nadie acta en secreto cuando quiere ser conocido. Si haces estas cosas, mustrate al mundo. Es que ni siquiera sus hermanos crean en l (Jn 7,3-5).

    9. En la sala superior de la casa de un amigo Jess cele-br la ltima pascua con sus amigos. Vayan a la ciu-dad, a un tal, y dganle: el Maestro dice: mi tiempo est cerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis discpulos. Los discpulos hicieron lo que Jess les haba mandado, y prepararon la Pascua (Mt 26,18-19).

    10. Despus de la resurreccin, Jess entr en casa con los dos discpulos de Emas y fue reconocido por ellos en el gesto tan casero de la fraccin del pan (cf. Lc 29,29-30). Los primeros cristianos imitan a Jess y recuperan la dimensin sagrada y festiva de la casa. Lucas dice que ellos partan el pan en las casas y tomaban el alimento con alegra y sencillez de corazn (Hch 2,46).

    Encuentro 3

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    LECTURA ORANTE DEL NT 1 - ENCUENTRO 4

    Dios Tierno

    Tu ternura, Seor, me abraza!

    Nada nos puede separar del amor de Dios que se revel en Jess (Rm 8,39)

    Acogida creativa e invocacin al Espritu Santo. Preparacin del ambiente con algunos smbolos

    apropiados.

    Encuentro 4

  • Seguir a Jess - Lectura Orante del NT 1

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    Un clamor de hoy que re-clama una presencia proftica

    La imagen de Dios como juez severo hace que la perso-na se sienta con miedo y la vuelve demasiado sumisa y pasiva o bien, rebelde y revoltosa. Desaparece la ter-nura. La imagen patriarcal de Dios fue y an es usada para legitimar las relaciones de poder y de dominacin, tanto en la sociedad y en la Iglesia, como en las fami-lias y en las comunidades. Clericalismo, machismo y pa-triarcalismo ofuscan y esconden el rostro verdadero de Dios. Cuntas personas adultas viven hoy con trauma y rebelin contra la religin!, debido a costumbres y ac-titudes asumidas contra ellas por los padres o por algu-nos ministros de la Iglesia, en nombre de una supuesta delidad a la ley de Dios, sobre todo las mujeres han sido maltratadas. En esta hora de Amrica Latina y El Caribe urge escuchar el clamor, tantas veces silencia-do, de mujeres que son sometidas a muchas formas de exclusin y de violencia en todas sus formas y en todas las etapas de sus vidas. Entre ellas, las mujeres pobres, indgenas y afrodescendientes han sufrido una doble marginacin. Urge que todas las mujeres puedan parti-cipar plenamente en la vida eclesial, familiar, cultural, social y econmica, creando espacios y estructuras que favorezcan una mayor inclusin (DA 454).

    A partir de esto nace un clamor silencioso pero insisten-te que est pidiendo nuevas relaciones de ternura. La prctica corriente indica el rumbo donde hay que bus-

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    car la solucin. Las celebraciones de la Palabra que se hacen en estas comunidades son presididas en su gran mayora por mujeres. El pueblo comenta y acostumbra a decir: la misa de las hermanas es ms bonita!. Es que ellas dan a la celebracin una dimensin ms afec-tiva y ms acogedora. Revelan el rostro materno de Dios.

    1. Comentar: cmo este clamor se mani esta en medio del pueblo en el lugar donde vivimos?

    2. Compartir: de qu manera las religiosas y religiosos esta-mos dando una respuesta a este clamor?

    3. Recordar: conoce algn religioso, religiosa o comuni-dad que haya enfrentado el machismo y el patriarcalismo? Cuente.

    Un texto para iluminar, meditar y rezar

    Vamos a escuchar un texto muy antiguo y muy bonito del profeta Oseas, en el cual transparenta la inmen-sa ternura con que Dios atrae para s a su pueblo. Es la imagen de una madre que levanta el nio hasta su rostro para darle de comer, y se inclina hasta el suelo para acogerlo. Este y tantos otros textos del Antiguo Testamento contribuan a la formacin de Jess, el hijo de Mara, y para hacer crecer en l aquella inmensa ternura que tanto lo caracteriza. Entramos a la lectura con esta pregunta en la cabeza y en corazn: cmo este texto revela el rostro materno de Dios?

    Encuentro 4

  • Seguir a Jess - Lectura Orante del NT 1

    60

    Lectura: Oseas 11,1-11. El rostro materno de Dios tierno.

    Momento de silencio

    1. Lo que el texto dice en s: cmo nos revela el rostro ma-terno de Dios? Observe bien los detalles.

    2. Lo que el texto dice para nosotras y nosotros: cmo pue-de ayudarnos a religiosos y religiosas para que seamos una revelacin de la ternura de Dios junto al pueblo?

    3. Cmo seguir a Jess: cmo esta Palabra ayud a Jess a formarse? Cmo el texto nos ayuda a seguir a Jess que, por su actitud de ternura, contribuy a superar la imagen patriar-cal de un Dios violento y severo?

    Asumir y celebrar un compromiso delante de Dios

    1. Formular un compromiso que nos lleve a profundizar la ternura en nosotros y nosotras.

    2. Presentar oraciones espontneas al Dios Ternura.

    3. Orar el Salmo de Judit: Jdt 9,8-12: Dios es el abrigo de los abandonados, salvador de los desesperados.

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    SUBSIDIO

    Jess es la revelacin de la ternura de Dios: las mujeres en la vida y en la actividad de Jess

    Lo que llama la atencin en la lectura de los evange-lios es la bondad, la ternura y la sencillez con que Jess acoge a las personas. Llama la atencin sobre todo la actitud que l asume con relacin a las mujeres. En aquel ambiente caracterizado por el patriarcalismo y el machismo, Jess tiene actitudes sorprendentes. En el Antiguo Testamento, especialmente en los ltimos si-glos antes de la llegada del Nuevo Testamento, creci la marginacin de la mujer. Pero creci la resistencia de las mujeres contra su marginacin. Contrariamente a la actitud de los escribas y fariseos, Jess acoge esta resistencia y toma actitudes de ternura y de apertura que contrastan con la rigidez patriarcal que mantena a las mujeres marginadas y excluidas de la participacin comunitaria plena. Veamos algunos episodios de esta ternura de Jess con las personas:

    1. A diferencia de los maestros de esa poca, Jess lla-ma no slo hombres sino tambin mujeres a seguir-lo. Lucas da los nombres de algunas de ellas: le acompaaban los Doce, y algunas mujeres que ha-ban sido curadas de espritus malignos y enferme-dades: Mara, llamada Magdalena, de la que haban salido siete demonios, Juana, mujer de Cusa, un ad-

    Encuentro 4

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    ministrador de Herodes, Susana y otras mujeres que les servan con sus bienes (Lc 8,1-3). Marcos dice que ellas seguan a Jess, le servan con sus bienes y suban con l hacia Jerusaln (cf. Mc 15, 40-41). Son los tres verbos que denen el discipulado modelo: seguir, servir y subir.

    2. Vale la pena recordar aqu la relacin de Jess con algunas mujeres: con la Cananea (cf. Mt 15,21-28); con la samaritana (cf. Jn 4,7-30); con la adltera (cf. Jn 8,1-11); con la joven del perfume (cf. Lc 7,35-50); con Marta y Mara (cf. Lc 10,38-42; Jn 11,1-40; 12,2); con la mujer que perda sangre (cf. Mc 5,25-34); con la hija de Jairo (cf. Mc 5,35-43); con la mu-jer que lo ungi anticipndose a su sepultura (cf. Mc 14,6-9); con Mara Magdalena (cf. Jn 20,16-18; Mc 15,40-41; Mc 16,9).

    3. La presencia de Mara, la madre, en la vida de Jess, desde el nacimiento hasta el momento de la muerte en la cruz (cf. Jn 19,25-27). Presencia amiga y cons-tante. Ella no entiende todo lo que Jess dice (cf. Lc 1,29; 2,50), pero rumia todos los hechos y las pala-bras hasta descubrir su signicado (cf. Lc 2,19.51). En las bodas de Can, slo ella percibe la falta de vino y busca la manera de ayudar al matrimonio a re-solver el problema (cf. Jn 2,3). Esta misma atencin a los problemas de las personas, la hered Jess de su madre y la puso en prctica (cf. Mc 10,45).

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    4. Observando entre lneas, podemos percibir la ter-nura con que Jess acoge a las personas: el viejo Zaqueo (cf. Lc 19,1-10); las madres con nios (cf. Mt 19,13-14); el leproso que grita al borde del camino (cf. Mt 8,2; Mc 1,40-41); el paraltico desde haca 38 aos (cf. Jn 5,5-9); el ciego de nacimiento en la explanada del templo (cf. Jn 9,1-13); la mujer en-corvada en la sinagoga (cf. Lc 13,10-13); la viuda de Nam (cf. Lc 7,11-17); los nios que gritaban (cf. Mt 21,15-16); y tantas y tantas personas ms.

    5. Llama la atencin la ternura de Jess con los disc-pulos y las discpulas. En una actitud muy amisto-sa, Jess se preocupa por preparar una comida para ellos despus de una noche de pesca sin resultado (cf. Jn 21,9-12). Cuando vuelven cansados de la mi-sin, Jess los convida a descansar un poco (cf. Mc 6,31-32). Va con ellos a sus casas (cf. Mc 1,29). Les da sobrenombres: a Simn lo llama piedra (Cefas), a Santiago y a Juan los hijos del trueno; seal de convivencia amistosa. Asume su defensa, cuando son criticados por los fariseos debido a sus actitudes con-trarias a las enseanzas de estos: comen sin lavarse las manos (cf. Mt 15,2); entran en la casa de los pe-cadores (cf. Mc 2,15-17); arrancan espigas el sbado (cf. Mt 12,1-2); no hacen ayuno como todo el mun-do (cf. Mc 2,18). En esta defensa de los discpulos, Jess, en dos ocasiones, cita a Oseas: Misericordia quiero, no sacricio (Mt 9,13; 12,7).

    Encuentro 4

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    6. Jess tambin deende a las mujeres del machismo de los discpulos. Conversa con la samaritana sin pre-ocuparse de la reaccin de los discpulos (Jn 4,27); deende a la mujer que lo unge, contra la rabia de los discpulos: Mas Jess dijo: Djenla. Por qu la molestan? Ha hecho una obra buena en m (Mc 14,6); condena la actitud machista de los discpulos que quieren mantener el dominio del hombre sobre la mujer, en el matrimonio (Mt 19,10-12).

    7. La ternura de Jess se maniesta tambin en la for-ma como l se relaciona con los nios. Son muchos los nios y jvenes que l acoge, cura o resucita: la hija de Jairo de 12 aos (cf. Mc 5,41-42); la hija de la cananea (cf. Mc 7,29-30); el hijo de la viuda de Nam (cf. Lc 7,14-15); el muchacho epilptico (cf. Mc 9,25-26); el hijo del centurin (cf. Lc 7,9-10); el hijo del funcionario pblico (cf. Jn 4,50); el muchacho de los cinco panes y los dos peces (cf. Jn 6,9). Jess dice que el adulto debe volverse como nio; sin eso no es posible entrar en el Reino (cf. Lc 9,46-48). Je-ss se identica con los pequeos: quien recibe a un nio, es a l a quien recibe (cf. Mc 9,37; Mt 25,40). Deende el derecho de ellos a gritar (cf. Mt 21,16). Reconoce que los pequeos entienden el Reino me-jor que los doctores! (cf. Mt 11,25-26). l acoge a las madres con los nios, los toca y los abraza. Tocarlos signicaba contraer impureza legal! Jess no se in-comoda (cf. Mc 10,13-16; Mt 19,13-15).

  • 65

    8. Es, sobre todo en la parbola del hijo prdigo (cf. Lc 15,11-32) que Jess quiebra de una vez por todas la imagen patriarcal de Dios y comunica la Buena Nueva del Dios Tierno. Esta parbola acenta la ac-titud del Padre con los dos hijos. El hijo ms joven que pareca ser el gran pecador no recibe castigo y ni siquiera es criticado por el Padre, por el contrario es acogido con un cario increble y fuera de lo co-mn. El hijo mayor que se dice el y observante de la ley, este s es criticado por el Padre. El Padre sale de la casa para recibirlos a ambos. Quiere que los dos se comporten como hermanos.

    9. La mxima expresin de ternura se revela cuando Jess est siendo clavado en la cruz. l reza por el joven que le atravesaba las manos y los pies con los clavos (cf. Lc 23,34). Es la revelacin plena de la ternura y del amor de Dios. Mirando a aquel soldado ignorante y torpe, Jess tuvo compasin de l y rez por l y por todos: Padre perdnalos!. Y tambin agreg una disculpa: ellos no saben lo que hacen. Jess se solidariza con aquellos que lo torturaban y maltrataban. Era como el hermano que va con sus hermanos asesinos delante del juez y l, vctima de sus propios hermanos, dice al juez: son mis her-manos, son unos ignorantes. Perdnalos. Ellos van a mejorar.

    10. Todas estas actitudes de Jess con las mujeres, los nios, los discpulos y las discpulas, y con todas

    Encuentro 4

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    las personas que entraban en contacto con l, son una expresin de su preocupacin por irradiar a los otros algo de la nueva experiencia de Dios que lo animaba por dentro, del Dios ternura, Dios padre y madre, Dios bondad. As l iba quebrantando en la cabeza y en el corazn del pueblo la imagen pa-triarcal y machista de un Dios severo y distante. Por eso las mujeres, por haber hecho la experiencia de esta ternura de Jess, fueron con l hasta el n. As fueron las primeras testigos de la Resurreccin.

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    LECTURA ORANTE DEL NT 1 - ENCUENTRO 5

    Dios Siervo

    No vine a ser servido, sino a servir (Mc 10,45)

    Siendo igual a Dios, se despoj de s mismo

    y asumi la condicin de Siervo (cf. Flp 2,6-7)

    Acogida creativa e invocacin al Espritu Santo. Preparacin del ambiente con algunos smbolos

    apropiados.

    Encuentro 5

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    Un clamor de hoy que re-clama una presencia proftica

    Hoy, casi nadie hace nada gratuitamente. Los volunta-rios son pocos. Poca gente est disponible para hacer de la vida un servicio a los hermanos y hermanas. En las empresas, universidades y fbricas, muchos buscan su-bir posiciones pasando por encima de los compaeros. Lo que prevalece es la libre competencia, la e cien-cia y la presentacin de resultados. Quien no presenta resultados, es dejado de lado, cae, y no cuenta ms. Desaparece la gratuidad del servicio desinteresado. El sistema neoliberal en el que vivimos hace que, rpi-damente, las personas se aslen en un individualismo auto-su ciente que se basta a s mismo. Hay gente que vive en contacto con todo el mundo a travs de la In-ternet, pero no consigue convivir ni tener una conver-sacin normal con las personas que viven a su lado. Parece un contra-sentido: en medio de la multitud de las grandes ciudades crece el aislamiento, la soledad y el suicidio. Dejamos de ser pueblo y nos convertimos en masa annima. Nace un gran clamor.

    Esta mentalidad contamina tambin a los religiosos y religiosas. Nuestra vida ya no se caracteriza por la gra-tuidad de quien vive para servir a los dems. Por incre-ble que parezca, transformamos el propio servicio en fuente de dinero, de prestigio y de seguridad. Quere-mos tener el portafolio de servicios en orden delante de Dios, delante de los superiores y delante del Estado.

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    El sistema neoliberal que rige al mundo actual consigue envenenarnos por dentro. El estrs de tantos es fruto de la falta de gratuidad.

    1. Comentar: cmo este clamor se mani esta en medio del pueblo en el lugar donde vivimos? Cmo se mani esta este clamor en el Documento de Aparecida?

    2. Compartir: de qu manera los religiosos y religiosas esta-mos dando una respuesta a este clamor?

    3. Recordar: conoce algn religioso, religiosa o comunidad que haya conseguido vivir la experiencia del servicio gra-tuito? Cuente.

    Un texto para iluminar, meditar y rezar

    Vamos a escuchar uno de los cuatro cnticos del Siervo de Dios del libro de Isaas. En el tiempo de Jess, es-tos cnticos inspiraban y caracterizaban la esperanza mesinica de los pobres, de los anavim. Inspiraban al propio Jess en la toma de conciencia de su misin y en su actividad junto al pueblo: No vine a ser servido, sino a servir (Mc 10,45). Entramos a la lectura con esta pregunta en la cabeza y en el corazn: cmo este texto nos revela el rostro de Dios Siervo?

    Lectura: Isaas 50,4-9. Llevar una palabra reconfortante a quien est desanimado.

    Momento de silencio

    Encuentro 5

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    1. Lo que el texto dice en s: observe bien los detalles del texto: cmo nos revela el rostro de Dios Siervo?

    2. Lo que el texto dice para nosotros/as: cmo este texto puede ayudarnos a los/as religiosos/as a hacer de nuestra vida de servicio gratuito una denuncia viva del sistema neoliberal?

    3. Cmo seguir a Jess: cmo esta Palabra ayud a Jess a formarse? Cmo nos ayuda a seguir a Jess haciendo de nuestra vida un servicio gratuito a Dios y al pueblo?

    Asumir y celebrarun compromiso delante de Dios

    1. Formular un compromiso que nos lleve a profundizar en nuestro seguimiento de Jess servidor de los pobres.

    2. Presentar peticiones espontneas al Dios Siervo.

    3. Orar con el Salmo 40 (39): He aqu que vengo a hacer tu voluntad!

    SUBSIDIO

    Este es el siervo que me agrada: Jess hace de su vida un servicio

    a los hermanos y hermanas

    En el tiempo de Jess haba una gran variedad de esperanzas mesinicas. Unos esperaban un Mesas Rey (cf. Mc 15,9.32). Otros, un Mesas Santo o Sumo Sacerdote (cf. Mc 1,24). Otros, un Mesas Guerrillero, subversivo (cf. Lc 23,5; Lc 23,19; Mc13,6-8). Otros, un

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    Mesas Doctor (cf. Jn 4,25; Mc 1,22.27). Otros, un Me-sas Juez (cf. Lc 3,7-9). Otros, un Mesas Profeta (cf. Mc 6,4; 14,65). Todos esperaban un Mesas glorioso. Nadie esperaba el Mesas Siervo, anunciado por Isaas (cf. Is 42,1-9; 49,1-6; 50,4-9; 52,1353,12; 61,1-2). Ellos no se acordaban de valorar la esperanza mesinica como un servicio gratuito del pueblo de Dios a la humani-dad. Slo entre los pobres se conservaba esta esperanza del Mesas Siervo. Mara respondi al ngel: He aqu la sierva del Seor (Lc 1,38). Esta actitud de servicio marc la vida de Jess: el cual, siendo de condicin divina, no codici el ser igual a Dios sino que se despoj de s mismo tomando condicin de siervo (Flp 2,6-7), condicin de alguien que no se pertenece sino que vive para los otros. A partir de su voluntad de servir, Jess encarna un trazo del rostro de Dios para nosotros. Vea-mos algunos textos.

    1. Cuando se dice siervo no se trata slo del deseo de servir, sino tambin de la condicin social. En el tiempo de Jess, la condicin social de un siervo su-gera una persona que dependa del patrn que lo contrataba. Un siervo no tena voluntad propia. De-ba hacer lo que el patrn mandara, de lo contrario mora de hambre. Jess se senta contratado por el Padre y viva para l. El alimento de l es hacer la voluntad del Padre (cf. Jn 4,34). Esta condicin de siervo marc la vida de Jess desde el nacimiento. Durante todo el tiempo que vivi en Nazaret, vivi en la condicin del siervo: trabajaba en el campo

    Encuentro 5

  • Seguir a Jess - Lectura Orante del NT 1

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    como agricultor y serva al pueblo como carpintero. l vea en esta condicin de siervo una expresin de su misin al lado del Padre y del pueblo: no vine a ser servido, sino a servir (Mc 10,45).

    2. Cuando inicia su actividad como predicador ambulan-te, Jess se identica con el Mesas Siervo anunciado por Isaas: El Espritu del Seor sobre m, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberacin a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un ao de gracia del Seor. Enroll el volumen, lo devolvi al ministro y se sent. En la sinagoga todos los ojos estaban jos en l. Comenz, pues, a decirles: esta Escritura que acaban de or se ha cumplido hoy (Lc 4,18-21).

    3. En el momento del bautismo Jess recibe la conr-macin del Padre de que debe realizar la misin del Mesas servidor (cf. Mt 3,17; Mc 1,11; Lc 3,22). Y en la Transguracin recibe la misma conrmacin tanto por parte del Padre como por parte de todo el Antiguo Testamento. Moiss que representa la Ley y Elas que representa la profeca, ambos conrman a Jess en su misin de Siervo Sufriente que debe completar su xodo en Jerusaln (cf. Lc 9, 29-31).

    4. Jess recorre Galilea sirviendo al pueblo. Cuando los discpulos lo llaman para que vuelva a alegrarse con la fama de quien es buscado por el pueblo, l res-

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    ponde: vayamos a otra parte, a los pueblos veci-nos, para que tambin all predique; pues para eso he salido. Y recorri toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios (Mc 1,35-39; cf. 6,56).

    5. El servicio es tanto y es tanta la gente que lo busca, que no tiene tiempo ni para comer (cf. Mc 3,20). l [Jess], entonces, les dice: vengan tambin ustedes aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco. Pues los que iban y venan eran muchos, y nos les quedaba tiempo ni para comer. Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario. Pero los vieron marcharse y muchos cayeron en cuenta; y fueron all corriendo, a pie, de todas las ciudades y lle-garon antes que ellos. Y al desembarcar, vio mucha gente, sinti compasin de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a ensearles muchas cosas (Mc 6,31-34).

    6. Mientras Jess procuraba servir y dar su vida a los otros, los discpulos discutan sobre cul de ellos debera ser considerado el mayor. Jess los llama y dice: los reyes de las naciones las dominan como seores absolutos y los que ejercen el poder sobre ellas se hacen llamar bienhechores; pero no as us-tedes, sino que el mayor entre ustedes sea como el ms joven y el que gobierna como el que sirve. Por-que, quin es mayor, el que est a la mesa o el que sirve? No es el que est a la mesa? Pues yo estoy

    Encuentro 5

  • Seguir a Jess - Lectura Orante del NT 1

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    en medio de ustedes como el que sirve. Ustedes son los que han perseverado conmigo en mis pruebas; yo, por mi parte, dispongo un Reino para ustedes, como mi Padre lo dispuso para m, para que coman y beban en mi mesa en mi Reino y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel (Lc 22,25-30; cf. Mc 9,33-35).

    7. Jess asume la actitud de siervo en el lavatorio de los pies. Despus de lavar los pies de los discpulos, l dice: pues si yo, el Seor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes tambin deben lavarse los pies unos a otros. Porque les he dado ejemplo, para que tambin ustedes hagan como yo he hecho con ustedes. En verdad, en verdad les digo: no es ms el siervo que su amo, ni el enviado ms que el que lo enva. Sabiendo esto, dichosos sern si lo cumplen (Jn 13,14-17).

    8. El resumen de la vida de Jess est en esta frase: quien quiera llegar a ser grande entre ustedes, ser su servidor, y el que quiera ser el primero entre us-tedes, ser esclavo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos (Mc 10,43-45).

    9. En el huerto de los Olivos l enfrent la ltima bata-lla para ser servidor en todo y someterse a la volun-tad del Padre. l rezaba: Padre, si quieres, aparta de m esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino

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    la tuya. Entonces se le apareci un ngel venido del cielo que le confortaba. Y sumido en agona insista ms en su oracin. Su sudor se hizo como gotas es-pesas de sangre que caan en tierra. Levantndose de la oracin, vino donde los discpulos y los encon-tr dormidos por la tristeza; y les dijo: cmo es que estn dormidos? Levntense y oren para que no caigan en tentacin (Lc 22,42-46).

    10. Era muy difcil para el pueblo reconocer, en un siervo crucicado, al Mesas prometido por los profetas. Por eso, despus de la resurreccin, los primeros cristianos usan las palabras ya conocidas de la pasin del Siervo de Dios de Isaas para des-cribir la pasin de Jess. De este modo expresan su conviccin de que Jess es el Mesas que vino a realizar las profecas: le escupan en la cara (cf. Is 50,6 y Mt 26,67-68); desgurado (cf. Is 52,14 y Mt 27,29-31); carg nuestras enfermedades (cf. Is 53,4 y Mt 8,17); no abre la boca (cf. Is 53,7 y Mt 26,63); sepultado entre los ricos (cf. Is 53,9 y Mt 27,57); contado entre los transgresores (cf. Is 53,12y Mt 27,38); carg los pecados de muchos (cf. Is 53,12 y Mt 26,28).

    Encuentro 5

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    LECTURA ORANTE DEL NT 1 - ENCUENTRO 6

    Dios Humano

    Jess fue humano, tan humano como slo Dios puede ser humano

    Humanizar es divinizar y santi car

    Acogida creativa e invocacin al Espritu Santo. Preparacin del ambiente con algunos smbolos

    apropiados.

    Encuentro 6

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    Un clamor de hoy que re-clama una presencia proftica

    En el pasado, hubo una poca en que las personas, en nombre de Dios, hacan grandes penitencias. Flagelaban el cuerpo, se privaban de comida, no miraban a los otros al rostro, los hombres no conversaban con las mujeres, llegaban a criticar y perseguir a los que eran de otra religin. Hacan cosas muy inhumanas. El miedo del pe-cado cre una separacin entre la vida en el mundo y la vida de fe. Deshumanizaban la vida para poder encon-trar el camino que los llevara hasta Dios. Mucha gente sufri con esto y abandon la religin. Algo semejante sucede hoy. En la poca del Concilio Vaticano II y de Medelln, se insista mucho en los derechos humanos, tanto de las personas como de los pueblos. Hoy en da, ya no se insiste tanto en los derechos humanos, pero s en los derechos del consumidor. Quien no consume no es persona, no es humano! Deshumanizamos la vida de otro modo.

    Ante la exclusin, Jess de ende los derechos de los dbiles y la vida digna de todo ser humano. De su Maestro, el discpulo ha aprendido a luchar contra toda forma de desprecio de la vida y de explotacin de la persona humana. Slo el Seor es autor y dueo de la vida. El ser humano, su imagen viviente, es siempre sa-grado, desde su concepcin hasta su muerte natural; en todas las circunstancias y condiciones de su vida. Ante las estructuras de muerte, Jess hace presente la vida

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    plena. Yo he venido para dar vida a los hombres y para que la tengan en plenitud (Jn 10,10). Por ello sana a los enfermos, expulsa los demonios y compromete a los discpulos en la promocin de la dignidad humana y de relaciones sociales fundadas en la justicia (DA 112).

    En la Vida Religiosa aconteca algo semejante. Con fre-cuencia, la joven entraba en el convento y despus de un ao perda toda su espontaneidad y creatividad. Has-ta los padres se extraaban. Un sistema de formacin estandarizado nivelaba todo por lo bajo, encajando a todo mundo. Haca que la Vida Religiosa perdiera su di-mensin proftica. Este clamor se manifestaba de mu-chas maneras y haca sufrir a mucha gente. Hoy en da, en muchos seminarios, conventos, parroquias e iglesias puede suceder algo semejante a aquella insistencia en los derechos del consumidor. Slo recibira bendi-cin y favor de Dios quien paga!

    1. Comentar: cmo este clamor se maniesta en medio del pueblo en el lugar donde vivimos?

    2. Compartir: por qu ser que los religiosos y religiosas, hemos permitido una cierta deshumanizacin de nuestra vida que, en vez de atraer a las personas, las aleja y les oculta el verdadero signicado de la Vida Religiosa?

    3. Recordar: conoce alguna religiosa, religioso o comuni-dad que hayan vivido una profunda experiencia humana y, debido a esto, fueron criticados o criticadas por personas de fuera o dentro de la Iglesia? Cuente.

    Encuentro 6

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    Un texto para iluminar, meditar y rezar

    Vamos a escuchar un texto del Antiguo Testamento, muy conocido entre los primeros cristianos que vean en l un preanuncio del nacimiento de Jess (cf. Mt 4,16). Un nio recin nacido, frgil y sin defensa, es seal de la llegada de Dios! El texto deja transparentar la dimensin profundamente humana de la esperanza mesinica. Entramos a la lectura con esta pregunta en la cabeza y en el corazn: de qu manera este texto nos revela el rostro humano de Dios?

    Lectura: Isaas 9,1-6. Seora ma, un nio naci! El mundo volvi a comenzar (G. Rosa).

    Momento de silencio

    1. Lo que el texto dice en s: cmo nos revela el rostro pro-fundamente humano de Dios?

    2. Lo que el texto dice para nosotros y nosotras: cmo este texto puede ayudarnos a los religiosos y religiosas a tener actitudes ms humanas y ms humanizadoras en medio del pueblo?

    3. Cmo seguir a Jess: cmo esta Palabra ayud a Jess a formarse? Cmo nos ayuda a ser como Jess en medio del pueblo: humano, tan humano como slo Dios puede serlo?

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    Asumir y celebrar un compromiso delante de Dios

    1. Formular un compromiso que nos lleve a ser ms huma-nos.

    2. Presentar oraciones espontneas al Dios Humano.

    3. Orar las Bienaventuranzas (Mt 5,2-12): el rostro humano de la Ley de Dios.

    SUBSIDIO

    Jess humano: igual a nosotros en todo, menos en el pecado

    Misericordia quiero y no sacri cios

    El papa Len Magno deca: Jess fue humano, tan humano, como slo Dios puede serlo. A rmacin muy importante! Algunas veces, exaltamos de tal ma-nera la divinidad de Jess, que olvidamos que l fue humano, igual a nosotros en todo, menos en el peca-do (cf. Hb 4,15). Como todo ser humano, Jess naci, creci (cf. Lc 2,52), tuvo que aprender las cosas (cf. Hb 5,8). Tena los mismos sentimientos y reacciones de todos nosotros: tuvo amigos y enemigos, fue amado y odiado, fue tentado y perseguido. Como todos, entr a la vida a travs del nacimiento como un nio frgil y sali de ella por la puerta de la muerte. Amaba tanto que se olvid de s mismo. Slo pensaba en Dios y en los otros. Veamos de cerca algunos puntos que nos revelan

    Encuentro 6

  • Seguir a Jess - Lectura Orante del NT 1

    82

    esta humanidad de Jess.

    1. Jess es la palabra de Dios que puso su tienda en-tre nosotros (cf. Jn 1,14). Lo que exista desde el principio, lo que hemos odo, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos acerca de la Palabra de vida, -pues la Vida se manifest, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y les anunciamos la Vida eterna, que estaba junto al Padre y que se nos manifest- (1 Jn 1,1-2).

    2. Este proceso de la encarnacin de la Palabra de Dios comenz con el s de Mara al ngel: He aqu la esclava del Seor; hgase en m segn tu palabra (Lc 1,38). Y en ese momento, la Palabra se hace car-ne y comienza a morar en medio de nosotros (cf. Jn 1,14). El proceso de la encarnacin termin con la muerte de Jess en la cruz: sabiendo Jess que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dice: tengo sed. Haba all una vasija lle-na de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca. Cuando tom Jess el vinagre, dijo: todo est cumplido. E inclinando la cabeza entreg el espri-tu (Jn 19,28-30).

    3. Como todo ser humano, Jess tena reacciones muy humanas: lloraba por Jerusaln (cf. Lc 19,41) y ante el sepulcro de Lzaro (cf. Jn 11,33.38); tena mo-

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    mentos de ira e indignacin ante la malicia de los fariseos (cf. Mc 3,5); momentos de decepcin con los discpulos (cf. Mt 26,40) y con nueve de los diez leprosos curados (cf. Lc 17,17). Se impacientaba (cf. Mc 9,19); senta alegra (cf. Lc 10,21) y tristeza (cf. Mc 14,34; Mt 26,37); compasin (cf. Mc 8,2; 6,34) y gratitud (cf. Jn 11,41); angustia (cf. Lc 22,44) y abandono (cf. Mt 27,46). Cultivaba las amistades (cf. Jn 15,15).

    4. Todo ser humano crece cuando puede participar y ejercer su creatividad. En las parbolas Jess esti-mula a la participacin y a la creatividad. l no da en seguida la solucin, sino pide a las personas que reexionen y descubran el signicado. Quien ten-ga odos oiga! O sea: Es esto! ustedes escucha-ron. Ahora traten de entenderlo! (cf. Mt 11,15; 13,9.43; Mc 4,9; 7,16; Lc 14,35). No da a conocer, sino que hace descubrir. Provoca la participacin en el descubrimiento del sentido. En la parbola de los talentos (cf. Mt 25,14-30), l subraya la creatividad. Los siervos que recibieron, respectivamente, cinco y dos talentos trabajaron y supieron duplicar los dones recibidos. Por eso, ellos son elogiados. El que recibi uno solo y no hace nada, es criticado y excluido.

    5. Jess tena presencia de espritu y con mucha sa-gacidad saba salir bien en las discusiones con los fariseos. Por ejemplo, la respuesta na y correcta cuando queran saber con qu autoridad l haca las

    Encuentro 6

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    cosas (cf. Mc 1128-33) o la respuesta dada a los que queran saber de l si era lcito pagar impuesto al Csar (cf. Mc 12,13-17). Aun hoy impresiona la res-puesta rme dada a los saduceos que no crean en la resurreccin (cf. Mc 12,18-27). En medio del al-boroto por la resurreccin de la hija de Jairo, Jess conserva la calma y dice: den de comer a la mucha-cha (Mc 5,43).

    6. La reaccin de Jess ante el leproso que de lejos gritaba: si quieres puedes curarme, revela mucha delicadeza y sensibilidad humana. El leproso no toca a Jess, ni pide que Jess lo toque para curarlo. l se mantuvo alejado y dijo: basta que usted quiera. O sea, por si acaso usted tiene miedo de tocarme, puede hacerlo por control remoto. En esta manera de pedir la curacin est expresado un doble dolor: el dolor de la enfermedad y el dolor de la soledad a la que fue condenado, en nombre de una mala inter-pretacin de la ley de Dios. Antes de decir quiero, queda curado, Jess toca al hombre. Tocndolo lo asume en la fraternidad. Cura la soledad y la enfer-medad! (cf. Mc 1,40-41).

    7. Es humano reconocer que el otro tiene razn y que uno est equivocado. Es lo que sucedi en la conver-sacin entre Jess y la Cananea. La mujer insista y Jess deca: no he sido enviado ms que a las ove-jas perdidas de la casa de Israel. En otras palabras, por delidad al Padre, Jess pensaba que no poda

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    atender a la mujer. En la conversacin con la Cana-nea, el horizonte de Jess se expande y l cambia de idea. No se aferra a su opinin, sino reconoce que la mujer tena razn y cambia de parecer (cf. Mt 15,21-28).

    8. Actitud pedaggica de mucha paciencia y toleran-cia. Jess insista mucho en el perdn y en la re-conciliacin. Pedro pregunta: cuntas veces debo perdonar? siete veces?. Siete signica siempre. Jess responde: siete no, Pedro, sino setenta ve-ces siete. O sea: setenta veces siempre! (cf. Mt 18,21-22).

    9. El ttulo que ms gustaba a Jess era el de Hijo del Hombre, tomado de una visin de Daniel. Daniel vio la secuencia de los reinos humanos. Todos ellos apa-recan representados con la gura de un animal (cf. Dn 7,2-8). El hecho es que estos imperios animali-zaban, deshumanizaban la vida. Luego, Daniel ve el Reino de Dios (cf. Dn 7,9-14), no representado por la gura de un animal, sino de un hombre, de un Hijo de Hombre (cf. Dn 7,13). El Reino de Dios es diferente de los imperios humanos. En vez de des-humanizar, humaniza la vida. Hace que las personas sean ms humanas. Cuanto ms humano, tanto ms de Dios, ms divino. Para Daniel esta gura del Hijo del Hombre era una gura colectiva que indicaba a los santos del Altsimo, es decir, todos los miem-bros del pueblo de Dios (cf. Dn 7,18). Por eso, Jess

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    gustaba de este ttulo: Hijo del hombre, pues es una invitacin para todos nosotros. Asumiendo este ttulo, es como si Jess nos dijera: yo asumo ser Hijo del Hombre, pero ustedes deben ser todos hijos e hijas del Hombre, ser humanos. Debemos humani-zar la vida! Esta es la misin del pueblo de Dios.

    10. La mayor expresin de humanidad se maniesta en la oracin de Jess por su verdugo: Padre, perd-nalos, porque no saben lo que hacen (Lc 23,34). Por ms que los otros hubieran querido, no logra-ron doblar ni resquebrajar a Jess por dentro. Lo inhumano no consigui apagar la humanidad de Je-ss. Ellos lo prendieron, insultaron, escupieron en el rostro, le dieron golpes en la cara, hicieron de l un rey payaso con corona de espinas en la cabeza y cetro de caa en la mano, lo agelaron, torturaron, desangraron, hicieron caminar por las calles como un criminal, tuvo que or los insultos de las auto-ridades religiosas. En el calvario lo dejaron total-mente desnudo a la vista de todos y de todas, y uno de ellos comenz a atravesar un clavo en su mano. Pero el veneno de lo inhumano no consigui alcan-zar la raz de la fuente de humanidad que brotaba dentro de Jess. El agua que surga desde dentro era ms fuerte que el veneno que vena de fuera. El veneno de la calumnia y la tortura no lleg a matar en Jess la dignidad humana. En vez de te-ner rabia contra el soldado que lo crucicaba, rez por l. Es como si tuviera miedo de que su rabia

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    pudiera apagar el ltimo resquicio de humanidad que an quedaba en aquel soldado. Jess crea en la recuperacin de sus asesinos, tena fe en aquel soldado y manifestaba esta fe en la peticin que hizo al Padre. Cmo es posible que alguien tenga una fe tan grande en las personas, en la humani-dad? Jess practic lo que ense: Amen a sus enemigos! Hagan el bien a los que los persiguen!. Slo la fuerza del amor es capaz de recuperar a las personas.

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    LECTURA ORANTE DEL NT 1 - ENCUENTRO 7

    Dios Presente

    El Seor est con ustedes l est en medio de nosotros

    Ms presente para nosotros y en nosotros, que nosotros mismos

    Acogida creativa e invocacin al Espritu Santo. Preparacin del ambiente con algunos smbolos

    apropiados.

    Encuentro 7

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    Un clamor de hoy que re-clama una presencia proftica

    En la misa, el padre dice: el Seor est con ustedes y con ello est diciendo que l est en medio de no-sotros. Esta a rmacin expresa la verdad ms central de nuestra fe: Dios presente, Emmanuel, Dios con no-sotros. Muchas veces, sin embargo, la cabeza dice una cosa, y el corazn dice otra. Desde el exterminio de las tribus indgenas, primeros habitantes de estas tierras, la esclavitud generada por el transporte de esclavos ne-gros y la miseria y sufrimientos de tantos y tantas, el pueblo pregunta: Dios, dnde ests?. Estos desahogos expresan las dudas sufridas con relacin a la presencia de Dios en medio de nosotros y nosotras. Ante todo lo que sucede en el mundo hoy, dnde est nuestro Dios? Violencia que mata inocentes, crueldad que tortura, ri-queza que ofende a los pobres, enfermedades que na-die merece, polucin del medio ambiente, amenaza de guerras, muertes imprevistas de seres queridos. Clamor pblico de las procesiones pidiendo lluvia para acabar con la sequa que mata. Clamor silencioso del pobre que sufre sin merecer. Cmo es que Dios permite todo esto? Dnde est Dios?

    Nosotros/as como religiosos y religiosas, ser que te-nemos conciencia viva de que l est en medio de no-sotros? Creemos en eso? Nuestra comunidad es una seal real de la presencia de Dios en medio del pueblo? Cul es la imagen de Dios que nosotros comunicamos

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    al pueblo? Son preguntas importantes con las cuales nos confrontamos en el da a da de nuestra vida.

    1. Comentar: cmo este clamor se mani esta en medio del pueblo en el lugar donde vivimos? Qu imgenes de Dios encontramos en el Documento de Aparecida?

    2. Compartir: Somos seales de la presencia de Dios? Ser que el pueblo nos ve de esta manera?

    3. Recordar: conoce algn religioso, religiosa o comunidad que, de hecho, a travs de su vida es seal viva de la pre-sencia de Dios en medio del pueblo? Cuente.

    Un texto para iluminar, meditar y rezar

    Vamos a escuchar un texto del Antiguo Testamento en el cual se rea rma que la nica cosa de la que no podemos dudar nunca es la certeza absoluta de la presencia li-beradora de Dios e