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EL CORREO MIÉRCOLES 21 DE OCTUBRE DE 2009 Mundo 34 I A GERARDO ELORRIAGA ENVIADO ESPECIAL. BUKAVU La canción, ingenua y optimista, dice que, aunque las autoridades han destruido el país, Congo tie- ne que progresar sobre la base de la educación. El éxito de su radio- difusión ha supuesto no la fama, sino la ruina para su autor, desa- parecido mientras nos encontrá- bamos en Bukavu. Acaba de ser liberado, aunque ha sufrido tor- turas. Su seguridad y la de su fa- milia se encuentran en entredi- cho y, posiblemente, deban optar por el exilio para impedir males mayores. Curiosamente, la primera im- presión extraída de la capital de Kivu Sur parece alentar una cier- ta normalidad provinciana. La ar- quitectura racional y su regular trama urbana tampoco tienen na- da que ver con la caótica pobla- ción de aluvión que es Goma. Ade- más, el viaje en barco entre la ciu- dad de los volcanes y este puerto que asciende por laderas ocres es una experiencia difícil de conden- sar en breves líneas. El lago Kivu surge salpicado de pequeñas islas y en las riberas se distinguen sen- cillos asentamientos formados por chozas cubiertas de paja que pa- recen remitir a otro tiempo, ante- rior a la colonización europea. La extraordinaria belleza del lugar nos hace olvidar que estas aguas sirvieron de sepultura a las miles de víctimas que el cólera se cobró entre los refugiados llega- dos del otro lado de la frontera. Bukavu también nos engaña. El relajo de su vida cotidiana resul- ta subvertido por una guerra su- cia que ha sucedido a la lucha abierta contra los guerrilleros del CDNP. Formalmente, la operación ‘Kimia II’, fruto de la nueva alian- za entre Kinshasha y Kigali, pre- tende acabar con los últimos re- ductos selváticos de las milicias hutus, pero su objetivo parece abarcar buena parte de la socie- dad civil que, animada por un ex- traordinario coraje, reclama la im- plantación de un verdadero Esta- do de derecho. Surrealismo político El escenario político congoleño es surrealista. Según explica Deo Bashibirhana, asistente jurídico, el país cuenta con 243 partidos po- líticos y la ciudadanía no sabe cuántos están en la mayoría gu- bernamental y quienes forman la oposición. Hace tres años se cele- braron elecciones generales, pero no hay fecha aún para las locales. «Mucha gente desconoce a sus au- toridades y hay quien cree que, sencillamente, no existen», asegu- ra, antes de contestar una llama- da de su móvil. «Disculpen, era un colaborador que anunciaba su hui- da de casa. Esta noche los milita- res han irrumpido en su hogar. Cómo les decía, a la élite no le in- teresa la democracia real, efecti- va, que obligue a investigar lo que ha ocurrido en este país en los úl- timos quince años». ¿Justicia o reconciliación? ¿Am- nistía general o selectiva? Justin Nkunzi, director de la Comisión Diocesana de Justicia y Paz de Bukavu, una entidad también vin- culada a la ONGD vasca Alboan, plantea los interrogantes y habla de grandes demandas insatisfe- chas. «¿Cómo pueden quedar im- punes la muerte de cinco millones de personas, la destrucción de un ecosistema, la violación sexual como arma de guerra o la propa- gación de enfermedades, en suma, tanto sufrimiento?». El activista menciona los culpa- bles en última instancia. «Son Es- tados Unidos, la Unión Europea y China en su guerra por los mine- rales», denuncia y asegura que ellos incendian el conflicto. «¿Y quién paga la confusión genera- da? El pueblo. La riqueza de esta tierra es una maldición para no- sotros». Los defensores locales de los derechos humanos elaboran informes que hacen llegar al ex- tranjero donde son publicados. Su visión de la situación no alienta la esperanza. «Ahora no sabemos dónde están los frentes ni quién asesina», asegura uno de sus re- presentantes. ¿Por qué a esta situación la lla- mamos paz cuando hemos deno- minarla represión? Se suceden los ataques a conventos y el rapto de seminaristas, veinte jefes de pue- blo han sido asesinados y prolife- ran los rastas, jóvenes mercena- rios que se venden al mejor pos- tor. En el campo, los soldados ar- mados, pero sin paga, practican el pillaje para subsistir, mientras sus altos mandos eluden órdenes de arresto dictadas por el Tribunal Internacional de La Haya. ¿Y la fortuna de Mobutu, considerado uno de los hombres más ricos del mundo? ¿Existe alguna iniciativa para repatriarla? «Un partido im- pulsado por sus familiares obtu- vo el tercer puesto en los comicios generales y cualquier iniciativa al respecto es impensable». Pero las iniciativas se multipli- can, a pesar de las dificultades y las amenazas. La catalana Sandra Sotelo, coordinadora de Violencia Sexual para la ONG International Rescue Committee, nos habla de este fenómeno de extraordinarias dimensiones y de que las senten- cias condenatorias de los culpa- bles nunca se cumplen. «Por cin- co dólares (menos de 3,50 euros) el agresor se va de la cárcel», la- menta, pero también afirma que las víctimas se alían con otros gru- pos vulnerables, como las viudas y huérfanos, en organizaciones co- munitarias de base, y cultivan jun- tos obviando los prejuicios. En el seno de la Monuc también ha nacido Radio Okapi, un pro- yecto de emisora independiente que constituye una excepción den- tro de las misiones de Naciones Unidas y un modelo de libertad en el ámbito local de la comuni- cación, amordazado y devaluado por la generalizada corrupción. «Podemos decir cosas que los de- más no se atreven, aunque, a ve- ces, nos matan», advierte el suizo Florian Varvey, director de la ra- dio en la ciudad. De camino a nuestro albergue, Baptiste, nombre falso del conduc- tor, rememora la zozobra de Buka- vu en 1996 cuando la ocuparon las fuerzas ruandesas y acabaron a ti- ros con su obispo Cristophe Mun- zihirwa, o hace cinco años, tras ser invadida por Laurent Nkun- da, el hombre en el que siempre confluyen todas las conversacio- nes sobre política. El general con- cedió tres días de asueto a sus hombres para que la saquearan sin reparo alguno. Tras invadirla por sus extremos, procedieron, casa por casa, al pillaje, la viola- ción sistemática y el rapto de jó- venes para conducirlos a campos de entrenamiento en Ruanda. Él buscó refugio en los cuarteles de los cascos azules. «Fue espanto- so», explica sucintamente. «Una urbe tranquila» El pulso se acelera cuando dos su- jetos se acercan a nuestro vehícu- lo. Saben que somos periodistas y reclaman un permiso para grabar. También mencionan la necesidad de personarnos en ciertas depen- dencias oficiales si permanecemos en la ciudad. Baptiste no pierde en ningún momento su sangre fría ante las demandas perentorias de los supuestos policías. «Ésta es una ciudad tranquila», advierte tras solventar el problema. ¿No hay ni- ños de la calle? «Ah, sí, se reúnen en torno a la catedral y se dedican al tirón». ¿Y bandas criminales? «También, controlan los barrios de la periferia y, a veces, realizan asaltos a domicilio». Un escenario tan inquietante debería desalentar al más arroja- do, pero individuos valientes como Pacific o François se han empe- ñado en llevar adelante progra- mas de buena gobernanza o me- diación no violenta de conflictos que se antojan enormes retos. Ellos mismos reconocen que su tesón, en el mejor de los casos, po- drá ser rentabilizado por genera- ciones futuras siempre que sur- jan líderes nuevos, respetuosos con los derechos humanos, que gestionen de otra manera la esfe- ra política. «Es fácil hacer la gue- rra», advierten desde la experien- cia propia. «Es muy difícil hacer la reconciliación». 0 40 km. TANZANIA RUANDA UGANDA REP. DEMOCRÁTICA DE CONGO N-2 N-2 N-2 RN-14 RN-6 RN-12 RN-6 RN-15 RN-1 RN-6 RN-10 BURUNDI 1. Kigali B-3 Lago Kivu Lago Ihema Lago Rweru RN-6 Kakamba LA RUTA DEL HORROR Bukavu 4. Capital de la provincia congoleña de Kivu Sur, foco de extracción de coltán y otros preciados minerales. En 2004 sufrió los abusos de los rebeldes del CNDP durante tres intensos días. Patrullada por los cascos azules de la ONU 2. Goma 3. Rutshuru Área ampliada GRÁFICO: ISABEL TOLEDO La ciudad de los valientes APARENTE NORMALIDAD. Un vehículo de Naciones Unidas circula por Bukavu. / G. ELORRIAGA Bukavu ejemplifica el tesón de una comunidad congoleña que busca salir del abismo de la mano de la democracia y recibe a cambio la represión más brutal Huérfanos, viudas y víctimas de violaciones cultivan juntos para reconducir sus vidas Viaje por las heridas abiertas de África Bukavu

Viaje a RD Congo ::Organizaciones ciudadanas::

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En una zona como el Kivu Norte y el Kivu Sur, donde la cuestión más sencilla se convierte en todo un problema y donde pronunciarse contra la corrupción es arriesgar en muchos casos la vida, el trabajo de las organizaciones ciudadanas es un gran ejemplo de compromiso y buen hacer.

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Page 1: Viaje a RD Congo ::Organizaciones ciudadanas::

EL CORREO

MIÉRCOLES 21 DE OCTUBRE DE 2009

Mundo34 I A

GERARDO ELORRIAGA

ENVIADO ESPECIAL. BUKAVU

La canción, ingenua y optimista,dice que, aunque las autoridadeshan destruido el país, Congo tie-ne que progresar sobre la base dela educación. El éxito de su radio-difusión ha supuesto no la fama,sino la ruina para su autor, desa-parecido mientras nos encontrá-bamos en Bukavu. Acaba de serliberado, aunque ha sufrido tor-turas. Su seguridad y la de su fa-milia se encuentran en entredi-cho y, posiblemente, deban optarpor el exilio para impedir malesmayores.

Curiosamente, la primera im-presión extraída de la capital deKivu Sur parece alentar una cier-ta normalidad provinciana. La ar-quitectura racional y su regulartrama urbana tampoco tienen na-da que ver con la caótica pobla-ción de aluvión que es Goma. Ade-más, el viaje en barco entre la ciu-dad de los volcanes y este puertoque asciende por laderas ocres esuna experiencia difícil de conden-sar en breves líneas. El lago Kivusurge salpicado de pequeñas islasy en las riberas se distinguen sen-cillos asentamientos formados porchozas cubiertas de paja que pa-recen remitir a otro tiempo, ante-rior a la colonización europea.

La extraordinaria belleza dellugar nos hace olvidar que estasaguas sirvieron de sepultura a lasmiles de víctimas que el cólera secobró entre los refugiados llega-dos del otro lado de la frontera.Bukavu también nos engaña. Elrelajo de su vida cotidiana resul-ta subvertido por una guerra su-cia que ha sucedido a la luchaabierta contra los guerrilleros delCDNP. Formalmente, la operación‘Kimia II’, fruto de la nueva alian-za entre Kinshasha y Kigali, pre-tende acabar con los últimos re-ductos selváticos de las miliciashutus, pero su objetivo pareceabarcar buena parte de la socie-dad civil que, animada por un ex-traordinario coraje, reclama la im-plantación de un verdadero Esta-do de derecho.

Surrealismo políticoEl escenario político congoleño essurrealista. Según explica DeoBashibirhana, asistente jurídico,el país cuenta con 243 partidos po-líticos y la ciudadanía no sabecuántos están en la mayoría gu-bernamental y quienes forman laoposición. Hace tres años se cele-braron elecciones generales, perono hay fecha aún para las locales.«Mucha gente desconoce a sus au-toridades y hay quien cree que,

sencillamente, no existen», asegu-ra, antes de contestar una llama-da de su móvil. «Disculpen, era uncolaborador que anunciaba su hui-da de casa. Esta noche los milita-res han irrumpido en su hogar.Cómo les decía, a la élite no le in-teresa la democracia real, efecti-va, que obligue a investigar lo queha ocurrido en este país en los úl-timos quince años».

¿Justicia o reconciliación? ¿Am-nistía general o selectiva? JustinNkunzi, director de la ComisiónDiocesana de Justicia y Paz deBukavu, una entidad también vin-culada a la ONGD vasca Alboan,plantea los interrogantes y hablade grandes demandas insatisfe-chas. «¿Cómo pueden quedar im-punes la muerte de cinco millonesde personas, la destrucción de unecosistema, la violación sexual

como arma de guerra o la propa-gación de enfermedades, en suma,tanto sufrimiento?».

El activista menciona los culpa-bles en última instancia. «Son Es-tados Unidos, la Unión Europea yChina en su guerra por los mine-rales», denuncia y asegura queellos incendian el conflicto. «¿Yquién paga la confusión genera-da? El pueblo. La riqueza de estatierra es una maldición para no-sotros». Los defensores locales delos derechos humanos elaboraninformes que hacen llegar al ex-tranjero donde son publicados. Suvisión de la situación no alientala esperanza. «Ahora no sabemosdónde están los frentes ni quiénasesina», asegura uno de sus re-presentantes.

¿Por qué a esta situación la lla-mamos paz cuando hemos deno-

minarla represión? Se suceden losataques a conventos y el rapto deseminaristas, veinte jefes de pue-blo han sido asesinados y prolife-ran los rastas, jóvenes mercena-rios que se venden al mejor pos-tor. En el campo, los soldados ar-mados, pero sin paga, practican elpillaje para subsistir, mientras susaltos mandos eluden órdenes dearresto dictadas por el TribunalInternacional de La Haya. ¿Y lafortuna de Mobutu, consideradouno de los hombres más ricos delmundo? ¿Existe alguna iniciativapara repatriarla? «Un partido im-pulsado por sus familiares obtu-vo el tercer puesto en los comiciosgenerales y cualquier iniciativaal respecto es impensable».

Pero las iniciativas se multipli-can, a pesar de las dificultades ylas amenazas. La catalana SandraSotelo, coordinadora de ViolenciaSexual para la ONG InternationalRescue Committee, nos habla deeste fenómeno de extraordinariasdimensiones y de que las senten-cias condenatorias de los culpa-bles nunca se cumplen. «Por cin-co dólares (menos de 3,50 euros)el agresor se va de la cárcel», la-menta, pero también afirma quelas víctimas se alían con otros gru-pos vulnerables, como las viudasy huérfanos, en organizaciones co-

munitarias de base, y cultivan jun-tos obviando los prejuicios.

En el seno de la Monuc tambiénha nacido Radio Okapi, un pro-yecto de emisora independienteque constituye una excepción den-tro de las misiones de NacionesUnidas y un modelo de libertaden el ámbito local de la comuni-cación, amordazado y devaluadopor la generalizada corrupción.«Podemos decir cosas que los de-más no se atreven, aunque, a ve-ces, nos matan», advierte el suizoFlorian Varvey, director de la ra-dio en la ciudad.

De camino a nuestro albergue,Baptiste, nombre falso del conduc-tor, rememora la zozobra de Buka-vu en 1996 cuando la ocuparon lasfuerzas ruandesas y acabaron a ti-ros con su obispo Cristophe Mun-zihirwa, o hace cinco años, trasser invadida por Laurent Nkun-da, el hombre en el que siempreconfluyen todas las conversacio-nes sobre política. El general con-cedió tres días de asueto a sushombres para que la saquearansin reparo alguno. Tras invadirlapor sus extremos, procedieron,casa por casa, al pillaje, la viola-ción sistemática y el rapto de jó-venes para conducirlos a camposde entrenamiento en Ruanda. Élbuscó refugio en los cuarteles delos cascos azules. «Fue espanto-so», explica sucintamente.

«Una urbe tranquila»El pulso se acelera cuando dos su-jetos se acercan a nuestro vehícu-lo. Saben que somos periodistas yreclaman un permiso para grabar.También mencionan la necesidadde personarnos en ciertas depen-dencias oficiales si permanecemosen la ciudad. Baptiste no pierde enningún momento su sangre fríaante las demandas perentorias delos supuestos policías. «Ésta es unaciudad tranquila», advierte trassolventar el problema. ¿No hay ni-ños de la calle? «Ah, sí, se reúnenen torno a la catedral y se dedicanal tirón». ¿Y bandas criminales?«También, controlan los barriosde la periferia y, a veces, realizanasaltos a domicilio».

Un escenario tan inquietantedebería desalentar al más arroja-do, pero individuos valientes comoPacific o François se han empe-ñado en llevar adelante progra-mas de buena gobernanza o me-diación no violenta de conflictosque se antojan enormes retos.Ellos mismos reconocen que sutesón, en el mejor de los casos, po-drá ser rentabilizado por genera-ciones futuras siempre que sur-jan líderes nuevos, respetuososcon los derechos humanos, quegestionen de otra manera la esfe-ra política. «Es fácil hacer la gue-rra», advierten desde la experien-cia propia. «Es muy difícil hacerla reconciliación».

0 40 km.

T A N Z A N I A

R U A N D A

U G A N D A

R E P . D E M O C R Á T I C AD E C O N G O

N-2

N-2

N-2

RN-14

RN-6

RN-12

RN-6

RN-15

RN-1

RN-6

RN-10

B U R U N D I

1. Kigali

B-3

LagoKivu

LagoIhema

LagoRweru

RN-6Kakamba

LA RUTA DEL HORROR

Bukavu4.Capital de la provinciacongoleña de Kivu Sur,foco de extracción decoltán y otros preciadosminerales. En 2004sufrió los abusos de losrebeldes del CNDPdurante tres intensosdías. Patrullada por loscascos azules de la ONU

2. Goma

3. RutshuruÁrea

ampliada

GRÁFICO: ISABEL TOLEDO

La ciudad de los valientes

APARENTE NORMALIDAD. Un vehículo de Naciones Unidas circula por Bukavu. / G. ELORRIAGA

Bukavu ejemplifica el tesón de una comunidad congoleña que busca salirdel abismo de la mano de la democracia y recibe a cambio la represión más brutal

Huérfanos, viudas yvíctimas de violacionescultivan juntos parareconducir sus vidas

Viaje por las heridas abiertas de África Bukavu

Page 2: Viaje a RD Congo ::Organizaciones ciudadanas::

16 SOCIEDAD NAVARRA Diario de Noticias Domingo, 25 de octubre de 2009

LaRDdelCongo esunode los pocos países delmundo en el queObamanodespiertaesperanzas. “Lomejor quepuedepasar es queObama se olvidedenosotros”. El pueblocongoleño tieneundeseounánime: que les dejen enpaz ya. TEXTOYFOTOSEnrique Conde

En elmaldito corazónde África

EN Ruanda terminó la pri-

mera parada. No fue casua-

lidad. Tras una semana

recorriendo el conflicto

armado y el drama humano que per-

vive en la región de los Grandes

Lagos, en la República Democrática

del Congo, las casi veinte entrevistas

realizadas en este viaje con autori-

dades locales, miembros de la socie-

dad civil, jesuitas y cooperantes que

despliegan sus proyectos entre los

vulnerables y la población desplaza-

da, esas charlas, que completaron

más de cinco horas de grabadora,

indican que la realidad del Congo

está íntimamente ligada con el pasa-

do de Ruanda, con la importancia

geopolítica de ambas naciones y con

las riquezas sin fin congoleñas.

En esta aventura a bordo de la ONG

ALBOAN, que opera en Navarra y la

Comunidad Autónoma Vasca en

alianza con el Servicio Jesuita a

Refugiados, que realiza el trabajo de

campo en este caso en el Congo, se

buscaba también explicar los por-

qués de la volcánica región, del man-

tenimiento de las armas en la zona,

del continuo saqueo de sus minas, de

la inoperancia de las Fuerzas Arma-

das de la ONU, de un territorio mal-

dito por su vigor natural y la tre-

menda corrupción de sus poderes

locales y nacionales.

También era hora de comprobar el

estado del más de un millón de per-

sonas desplazadas que ocasionó la

última bravuconada militar de un

general ruandés, Nkunda, que entre

octubre de 2008 y enero del presente

año, sembró de agitación el país, tra-

tando de echar el lazo a la capital del

Kivu Norte, Goma.

“Es imposible de creer que todo el

mundo quiera la democracia en el

Congo”, reconoce Deo Bashi, jurista

y asistente de la Comisión de Justi-

cia y Paz de Bukavu, capital del Kivu

Sur, que trata de tender puentes

entre las autoridades y la población,

de rendir cuentas al pueblo de los

logros y los fracasos. Para hacerse

una idea de los problemas inabarca-

bles que recorren el Congo, Bashi

reconoce que “hay 243 partidos polí-

ticos en el país y es difícil saber has-

ta la coalición que forma el gobier-

no”. Es evidente que para la pobla-

ción rural, analfabeta en muchas

ocasiones, es indescifrable.

“La comunidad internacional se

siente culpable de no haber interve-

nido en el genocidio de Ruanda, así

que le han dado dinero, han rear-

mado su Ejército y han trasladado el

problema al Congo, que parece el

único lugar donde se puede estable-

cer un diálogo. ¿Por qué no se habla

con Ruanda, de donde proceden

todos esos militares que están en la

selva?”, expone Justin Nkunzi, direc-

tor del mismo organismo para el que

emplea Bashi.

Esta tesis la defiende un sacerdote

del Kivu Sur, al que no se identifica

ya que ha sido amenazado por el pro-

pio Ejército congoleño y ha sido víc-

tima de un intento de envenena-

miento. “La comunidad internacio-

nal está aceptando que toda esa gen-

te que huyó de Ruanda durante el

genocidio muera en la selva. Se tie-

ne que proponer a Ruanda que dia-

logue con esas milicias. Pero hay per-

sonas a las que no les interesa la ver-

dad”, afirma.

Hechas estas consideraciones, el

presente de Congo remite a un Esta-

do caótico, corrupto, expoliado y, en

definitiva, invisible. Como dice un

periodista navarro que trabajó allí,

un país en el que “El Bigotes estaría

en su salsa”. En el Congo, donde la

impunidad reina en cualquier orden,

cada uno se gana las habas como

puede. Se vive al día, por lo general

abundan los sentimientos de trauma,

resignación o frustración, el alboro-

to es marca de la casa y uno no se fía

ni del vecino. Quizá por eso los con-

goleños tienen la manía de no acep-

tar dólares anteriores a 2003 y de

cabeza pequeña (es decir, que el ros-

tro del presidente que aparezca en el

billete debe ser bien grande). Es una

más de las manías africanas, que en

Congo son como leyes de Estado. El

vudú, la magia negra, los crímenes

por encargo fruto de la venganza o

las falsas creencias, como las de vio-

lar a niñas vírgenes porque se pien-

sa que curan el Sida, dominan el ima-

ginario colectivo.

Cada amanecer abre una nueva

pelea por la supervivencia, unaTarde de lluvia en una aldea cercana a Rutshuru.

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RDCongo

G E R RY C L A RK EJESUITA IRLANDÉS Y RESPONSABLE DEL SERVICIO JESUITA A REFUGIADOS EN GOMA (RD CONGO)

“Un país en el que se puede vender todo tiene poco futuro”

Gerry Clarke, del Servicio Jesuita a Refugiados de Goma.

GOMA (RD DEL CONGO). El irlandés

Gerry Clarke trabaja en Goma al

frente del personal del Servicio Jesui-

ta a Refugiados desde octubre de 2008,

jalón de inicio de las últimas hostili-

dades militares en el Congo que pro-

vocaron más de un millón de despla-

zados. Clarke y su equipo de trabajo

tuvieron que abandonar cuatro días

la ciudad debido al acecho de las tro-

pas de Nkunda, ahora en prisión.

¿Por qué el generalNkunda se que-dó a las puertas de entrar en Gomay, una vez allí, se retiró?Nkunda nunca tenía intención de

haber atrapado Goma. Era simple-

mente una demostración de poderío,

de fuerza, pero en realidad puro tea-

tro para demostrar que podía acabar

con las fuerzas armadas congolesas.

Era una postura de fuerza para nego-

ciar a posteriori.

¿Por qué acabó en prisión?Finalmente cayó debido a la situa-

ción de relaciones entre Congo y

Ruanda. Su detención era un paso

necesario para mejorar las relacio-

nes. Se deshicieron de él porque

empezó a ser problemático, por su

carácter altivo y ambicioso, y en su

lugar se eligió a Bosco, un general

más manejable. Nkunda era una

marioneta del gobierno ruandés.

¿Qué motivos han llevado a cerrarcuatro de los cinco campos de des-plazados que hay en Goma?Se puede decir tanto que se cerraron

por la propia voluntad de la gente

como por que fueron presionados

para regresar. Lo que se les dijo cla-

ramente a los refugiados es que las

raciones alimentarias iban a parar

(se redujeron a la mitad) y esto es un

motivo lógico para el regreso. Este

cierre puede comprenderse dentro

de los acuerdos entre Congo y Ruan-

da como muestra de que la operación

militar Kimya II ha dado los verda-

deros frutos que están publicitando

para terminar con el FDLR.

¿Qué va a ocurrir ahora con esosmasivos movimientos de poblaciónde los retornados?Unos 24.000 desplazados están re-

gresando sobre todo a Masisi, una

región muy rica de las montañas con

ganado y productos lácteos y algo

más de 2.000 vuelven hacia Rutshu-

ru, hacia el parque nacional de

Virunga. Otra parte importante de

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Diario de Noticias Domingo, 25 de octubre de 2009 NAVARRA SOCIEDAD 1716 SOCIEDAD NAVARRA Diario de Noticias Domingo, 25 de octubre de 2009

La RD del Congo es uno de los pocos países del mundo en el que Obama no despiertaesperanzas. “Lo mejor que puede pasar es que Obama se olvide de nosotros”. El pueblo

congoleño tiene un deseo unánime: que les dejen en paz ya. TEXTO Y FOTOSEnrique Conde

En el maldito corazónde África

E N Ruanda terminó la pri-mera parada. No fue casua-lidad. Tras una semanarecorriendo el conflicto

armado y el drama humano que per-vive en la región de los GrandesLagos, en la República Democráticadel Congo, las casi veinte entrevistasrealizadas en este viaje con autori-dades locales, miembros de la socie-dad civil, jesuitas y cooperantes quedespliegan sus proyectos entre losvulnerables y la población desplaza-da, esas charlas, que completaronmás de cinco horas de grabadora,indican que la realidad del Congoestá íntimamente ligada con el pasa-do de Ruanda, con la importanciageopolítica de ambas naciones y conlas riquezas sin fin congoleñas.

En esta aventura a bordo de la ONGALBOAN, que opera en Navarra y laComunidad Autónoma Vasca enalianza con el Servicio Jesuita aRefugiados, que realiza el trabajo decampo en este caso en el Congo, sebuscaba también explicar los por-qués de la volcánica región, del man-tenimiento de las armas en la zona,del continuo saqueo de sus minas, dela inoperancia de las Fuerzas Arma-das de la ONU, de un territorio mal-dito por su vigor natural y la tre-menda corrupción de sus podereslocales y nacionales.

También era hora de comprobar elestado del más de un millón de per-sonas desplazadas que ocasionó laúltima bravuconada militar de ungeneral ruandés, Nkunda, que entreoctubre de 2008 y enero del presenteaño, sembró de agitación el país, tra-tando de echar el lazo a la capital delKivu Norte, Goma.

“Es imposible de creer que todo elmundo quiera la democracia en elCongo”, reconoce Deo Bashi, juristay asistente de la Comisión de Justi-cia y Paz de Bukavu, capital del KivuSur, que trata de tender puentesentre las autoridades y la población,de rendir cuentas al pueblo de loslogros y los fracasos. Para hacerseuna idea de los problemas inabarca-bles que recorren el Congo, Bashireconoce que “hay 243 partidos polí-ticos en el país y es difícil saber has-ta la coalición que forma el gobier-

no”. Es evidente que para la pobla-ción rural, analfabeta en muchasocasiones, es indescifrable.

“La comunidad internacional sesiente culpable de no haber interve-nido en el genocidio de Ruanda, asíque le han dado dinero, han rear-mado su Ejército y han trasladado elproblema al Congo, que parece elúnico lugar donde se puede estable-cer un diálogo. ¿Por qué no se hablacon Ruanda, de donde procedentodos esos militares que están en laselva?”, expone Justin Nkunzi, direc-tor del mismo organismo para el queemplea Bashi.

Esta tesis la defiende un sacerdotedel Kivu Sur, al que no se identificaya que ha sido amenazado por el pro-pio Ejército congoleño y ha sido víc-tima de un intento de envenena-miento. “La comunidad internacio-nal está aceptando que toda esa gen-te que huyó de Ruanda durante elgenocidio muera en la selva. Se tie-ne que proponer a Ruanda que dia-logue con esas milicias. Pero hay per-sonas a las que no les interesa la ver-dad”, afirma.

Hechas estas consideraciones, elpresente de Congo remite a un Esta-do caótico, corrupto, expoliado y, endefinitiva, invisible. Como dice unperiodista navarro que trabajó allí,un país en el que “El Bigotes estaríaen su salsa”. En el Congo, donde laimpunidad reina en cualquier orden,cada uno se gana las habas comopuede. Se vive al día, por lo generalabundan los sentimientos de trauma,resignación o frustración, el alboro-to es marca de la casa y uno no se fíani del vecino. Quizá por eso los con-goleños tienen la manía de no acep-tar dólares anteriores a 2003 y decabeza pequeña (es decir, que el ros-tro del presidente que aparezca en elbillete debe ser bien grande). Es unamás de las manías africanas, que enCongo son como leyes de Estado. Elvudú, la magia negra, los crímenespor encargo fruto de la venganza olas falsas creencias, como las de vio-lar a niñas vírgenes porque se pien-sa que curan el Sida, dominan el ima-ginario colectivo.

Cada amanecer abre una nuevapelea por la supervivencia, una

exploración en los límites humanos.En cierto modo, buena parte de lainmensa población del Congo (másde 65 millones de habitantes en unpaís que es cuatro veces Francia) per-manece en shock, paralizada por losvaivenes de un país que se arrastradesde hace una década en un dramasin salir de otro. Antes no fue muchomejor.

DATOS DEL PASADO Tras la indepen-dencia de Bélgica, que se empleó coninusitada violencia en el antiguo Zai-re, basta un rápido barrido históri-co para comprender tanto mangoneoen medio de la bulla. El actual Con-go sufrió durante tres décadas elautoritarismo y la cleptocracia deldictador Mobutu Sese Seko, quesegún habría robado durante su égi-da cinco mil millones de dólares.

Opuesto al gobierno tutsi de Ruan-da, el poder de Mobutu se sosteníacon alfileres cuando se desencadenóen 1994 la gran crisis de los refugia-dos de los Grandes Lagos, con dosmillones de ruandeses en plena eva-sión y muchos guerrilleros, tantohutus (interahamwe) como tutsis(banyamulengues), refugiados en eleste del Congo. El avance de Kabilahacia Kinshasa y la agitación en lazona desencadenó la primera guerradel Congo (1996-7), con más de 200.000bajas, y que terminó llevándose pordelante a Mobutu.

Con Kabila en el poder, el anónimosacerdote del Kivu Sur reconoce que

Tarde de lluvia en una aldea cercana a Rutshuru.

se respiró “aire de esperanza, inclu-so se empezó a pagar a los militaresy a los profesores. Pero todo acabó el2 de agosto de 1998, un domingo”.Kabila parecía una marioneta enmanos extranjeras y cuando solicitóel abandono del país a los ruandesesy ugandeses se encontró con queéstos se habían hecho fuertes en lasriquísimas zonas mineras del Este.Así se desencadena la Segunda Gue-rra del Congo, también llamada Gue-rra Mundial Africana, ya que parti-ciparon hasta nueve naciones delcontinente.

Uganda, Ruanda y Burundi eranlos acérrimos combatientes contrael inmenso Congo, al que respalda-ron Namibia, Zimbabue, Angola,Chad, Libia y Sudán. Esa guerra ylas enfermedades que causó entre losmillares de desplazados se zanjó en2003 con un balance esperpéntico demás de cuatro millones de muertos,entre ellos el propio Kabila, sucedi-do en 2001 por su hijo Joseph.

Con los acuerdos de Paz de Preto-ria no se acabó la rabia. Las faccio-nes armadas del general Nkunda(tutsi ruandés) y cabeza del CNDP(Congreso Nacional en Defensa delPueblo), la milicia hutu FDLR (Fuer-zas Democráticas de Liberación deRuanda), el propio Ejército congole-ño, impagado y por lo tanto tambiénhostigador y violador de derechos, yla MONUC, la misión de paz de laONU en el Congo, con más de 17.000soldados en la zona, se despliegan en

Se trata de un paíscaótico, tan corruptoque El Bigotes estaríaen su salsa

Fue escenario entre 1998y 2003 de la GuerraMundial Africana, con 5millones de muertos

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RD Congo

G E R R Y C L A R K EJESUITA IRLANDÉS Y RESPONSABLE DEL SERVICIO JESUITA A REFUGIADOS EN GOMA (RD CONGO)

“Un país en el que se puede vender todo tiene poco futuro”

Gerry Clarke, del Servicio Jesuita a Refugiados de Goma.

GOMA (RD DEL CONGO). El irlandésGerry Clarke trabaja en Goma alfrente del personal del Servicio Jesui-ta a Refugiados desde octubre de 2008,jalón de inicio de las últimas hostili-dades militares en el Congo que pro-vocaron más de un millón de despla-zados. Clarke y su equipo de trabajotuvieron que abandonar cuatro díasla ciudad debido al acecho de las tro-pas de Nkunda, ahora en prisión.¿Por qué el general Nkunda se que-dó a las puertas de entrar en Gomay, una vez allí, se retiró?Nkunda nunca tenía intención dehaber atrapado Goma. Era simple-mente una demostración de poderío,de fuerza, pero en realidad puro tea-tro para demostrar que podía acabarcon las fuerzas armadas congolesas.

Era una postura de fuerza para nego-ciar a posteriori.¿Por qué acabó en prisión?Finalmente cayó debido a la situa-ción de relaciones entre Congo yRuanda. Su detención era un pasonecesario para mejorar las relacio-nes. Se deshicieron de él porqueempezó a ser problemático, por sucarácter altivo y ambicioso, y en sulugar se eligió a Bosco, un generalmás manejable. Nkunda era unamarioneta del gobierno ruandés.¿Qué motivos han llevado a cerrarcuatro de los cinco campos de des-plazados que hay en Goma?Se puede decir tanto que se cerraronpor la propia voluntad de la gentecomo por que fueron presionadospara regresar. Lo que se les dijo cla-

desplazados se ha quedado en la ciu-dad de Sake, expectantes, esperandoa ver qué ocurre en otros lugares.En este marco de cierre de los cam-pos y retorno, ¿cuál es la labor delServicio Jesuita a Refugiados (JRS)?Nuestros proyectos se concentran enla educación. La idea es mejorar lainfraestructura educativa en Masisiy Rutshuru, con reconstrucción yequipamiento de escuelas y forma-ción de profesores. Tratamos demantener tanto un componente deeducación formal, como una forma-ción para jóvenes en talleres de cos-tura, panadería y cocina, reparaciónde bicicletas y peluquería. Además,trabajamos en estas zonas con losmás vulnerables, disminuidos físi-cos, ancianos y personas sin recur-sos. También realizaremos una mi-sión exploratoria para comprobar silos desplazados regresan a sus casas.¿Este retorno de los desplazados esuna situación coyuntural o parece fru-to de una mayor estabilidad?En Congo uno nunca está seguro de

lo que va a ocurrir. Se ha habladomucho en 2007 y 2008 del proceso depaz de Amani y lo único que se hanvisto hasta ahora son dos operacio-nes militares para eliminar un gru-po armado. Ahí hay una contradic-ción. Los obispos de Bukavu y Gomahan expuesto ya sus dudas sobre sila solución durable puede ser mili-tar. Me sumo a esas dudas. Tambiénparece que se está dando un cambiopor las nuevas relaciones diplomáti-cas entre Congo y Ruanda, pero paraello deberían darse una serie de con-diciones: que la población viviera enunos niveles dignos y que se pagaraal ejército congolés.En el meollo del conflicto se debatenlas causas del mismo, entre las queaparece la lucha por el control de losenormes recursos naturales o si setrata más de una lucha étnica.La causa es una mezcla de distintoselementos. Tanto el étnico como losrecursos tienen mucho que ver. Cier-to que tras el genocidio de Ruandaen el 94 entraron fuerzas conflictivas

en el Congo, que cuando llegó el Ejér-cito huyeron a las montañas, dondeencontraron minas y pudieron ali-mentar el conflicto a base de cambiararmas por minerales. Lo que ocurreaquí con los recursos es lo que suce-de metafóricamente con una colme-na invadida desde el exterior: cuan-do alguien quiere coger la miel, mue-ve el panal y eso provoca que salganlas abejas de la colmena para defen-derla. Pero al final siempre hayalguien que se lleva la miel aprove-chando el desconcierto.¿Quién controla esos recursos?Hay una multitud de actores queestán en esta cadena de extracción,transporte y exportación. Hay civi-les y autoridades, que se lucran conpermisos ilegales, y sin duda haytambién militares. El Congo pierdeahí mucho beneficio para el país.Hay muchas minas controladas porfuerzas armadas de distinto tipo y enestas minas las condiciones de tra-bajo son malísimas.¿Contemplan que estas materias se

terminarán agotando?Congo es un país corrupto cuyasautoridades no tienen en cuenta esteproblema. No les importa. El con-flicto no se resolverá hasta que noexista un Gobierno que no acepte lacorrupción. Un surafricano queconocí hizo una exploración en la sel-va del Congo y ahí halló diamantesen bruto. Ese hombre pudo comprarlos derechos de explotación de esosdiamantes por 20 millones de dóla-res. En un país en el que se puedevender todo es difícil que puedahaber futuro y desarrollo.En mitad de tantos actores, ¿quépapel desarrolla la MONUC (Misiónde la ONU en el Congo)?Hay que decir que la MONUC es unafuerza de unos 17.000 soldados quetiene la misión de mantener la pazen un país que es tres veces y medioFrancia. Es algo muy difícil. Muchasveces lo que ocurre es que llegan tar-de. Con las fuerzas que tiene, laMONUC hace lo que puede. Al me-nos protegen las carreteras.

ramente a los refugiados es que lasraciones alimentarias iban a parar(se redujeron a la mitad) y esto es unmotivo lógico para el regreso. Estecierre puede comprenderse dentrode los acuerdos entre Congo y Ruan-da como muestra de que la operaciónmilitar Kimya II ha dado los verda-deros frutos que están publicitandopara terminar con el FDLR.¿Qué va a ocurrir ahora con esosmasivos movimientos de poblaciónde los retornados?Unos 24.000 desplazados están re-gresando sobre todo a Masisi, unaregión muy rica de las montañas conganado y productos lácteos y algomás de 2.000 vuelven hacia Rutshu-ru, hacia el parque nacional deVirunga. Otra parte importante de

“Los arzobispos deGoma y Bukavu dudande que la solución alconflicto sea militar. Mesumo a esas dudas”

S U S F R A S E S

“La MONUC hace aquílo que puede. Son17.000 soldados en unpaís que es casi cuatroveces Francia”

L O S D E TA L L E S

● Detención de Nkunda en Ruan-da, sin extradición. Laurent Nkun-da, el general tutsi ruandés, cabezadel CNDP, fue arrestado en enero enuna operación conjunta entre elejército congolés y el ruandés. Des-de entonces permanece arrestado enGisenyi (Ruanda), sin que haya sidoextraditado a Congo para que puedarendir cuentas por sus crímenes.● La acción china. China entró enacción en el Congo desde el pasadoaño, cuando acordó un contrato de6.000 millones de dólares con elGobierno de Kabila. Hasta ahora lacomunidad internacional invertía 930millones. En este conglomerado dealianzas, China es visto como unaamenaza temible por EEUU y la UE.● En plena operación militar. ElEjército congolés y la MONUC hanlanzado la Operación Kimya II paraacabar con los rebeldes del FDLR.

Dos niños cargan agua en Bukavu al estilo congoleño. Una avenida céntrica de Bukavu, capital del Kivu Sur.Un ‘chukudu’, triciclo de madera.

la región. De sus tropelías no se sal-va nadie. Con un rifle se creen losreyes del mambo.

En la última escalada del conflicto,en octubre de 2008, Nkunda trató deapoderarse del Kivu Norte asistiendola población con perplejidad a unahuida sin rubor del Ejército y de laMONUC. En los mismos días derevuelo, la ONU elabora dos resolu-ciones ligadas a la explotación ilegalde los recursos, con sanciones aempresas y países vinculados en laexplotación. Esto motiva, dada la per-ceptible implicación de Ruanda en elsaqueo, la interrupción de la ayudabilateral directa que Holanda y Sue-cia ofrecen al gobierno ruandés. Siem-pre Ruanda, nada nuevo bajo el sol.

La manera de resolver el conflictoresulta sorprendente. En eneroNkunda es detenido en una opera-ción militar conjunta del Congo yRuanda, a cuyas tropas se permitióel acceso a los Kivus. En este tablerode risk, acaba de aparecer un actornuevo, China, que ha inyectado 6.000millones de dólares en Congo, cuan-do la inversión de toda la comunidadinternacional era de 930 millones.

CAMBIOS RECIENTES Ahora, Nkundapermanece supuestamente detenidoen Gisenyi (Ruanda) sin extradicióny por lo tanto sin responder aún desus atrocidades en el Congo. Mien-tras, su CNDP se reformula comopartido político y algunos de susmiembros se alistan en el Ejército

nacional. Estas tropas congolesasjunto a la MONUC andan enfanga-dos en la operación militar Kimya II(La Calma) en aras de exterminar alFDLR. En términos eufemísticos sehabla de desarmarles y enseñarles elcamino de vuelta a Ruanda a lossupuestos genocidarios antiguos.

Como todos no son soldaditos, peroéstos agitan demasiado, la poblaciónse halla en continua mudanza. Enmarzo se computaban más de 840.000desplazados por la guerra en el KivuNorte y hasta 335.000 en el Sur. Aho-ra, justo antes de este viaje de pren-sa, se estaban cerrando los camposde desplazados más visibles, en tor-no a Goma. Ahí había hasta 60.000personas en cinco campos, se hancandado cuatro enclaves y sólo guar-da ahora a 4.000 congoleños. Pero eldrama sigue en el interior, donde nose les ve tanto, y los desplazados,muchos de los cuales acuden a fami-lias de acogida, se mantienen en tor-no al millón de habitantes.

Los congoleños que retornan, acos-tumbrados a andar con la casa acuestas, lo hacen con ojos en la nuca.Habrá que ver si el regreso es fructí-fero, si se realiza en paz. Esa gente,la que vuelve, la que no se halla y laque no sabe ni dónde está, vive conel miedo en el cuerpo. Al Estado nole va tan mal con el desgobierno, losque poseen despacho se forran y asus militares o profesores no les lle-ga un dólar. A su gente, ya ven, la tie-nen acojonada.

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