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Magdalena López Vivir y escribir en Cuba. Desencanto y literatura. Entrevista a Leonardo Padura Leonardo Padura (1955) es uno de los novelistas más representativos de la literatura cubana de los noventa. Periodis- ta, crítico y guionista, su tetralogía Las cuatro estaciones compuesta por las nove- las Pasado perfecto (1991), Vientos de Cuaresma (1994), Máscaras (1997) y Pai- saje de otoño (1998), lo sitúa como uno de los renovadores en lengua castellana del género policial. En los últimos años ha publicado La novela de mi vida (2002), Adiós Hemingway (2003) y La neblina del ayer (2005). Sus novelas han sido traduci- das a diferentes idiomas, obteniendo pres- tigiosos premios literarios como el Café Gijón en 1995, el Premio Hammet a la mejor novela policíaca de 1997-1998, el Premio de las Islas 2000 en Francia y el Premio Internacional de Novela Casa de Teatro 2001. Magdalena López (M.L.): Muchos de tus personajes como Mario Conde y el Flaco Carlos son representantes de esa generación desde la que escribes. ¿Qué tiene de particular tu generación, en qué se diferencia de las anteriores y de las pos- teriores? Leonardo Padura (L.P.): Yo creé estos personajes para la novela Pasado perfecto, la primera de una tetralogía que después se extiende a dos novelas más, Adiós Hemingway y La neblina del ayer. Escribí Pasado perfecto en el año 90-91 y la historia se remite al año 89, que era el momento de mi pasado reciente. Estos per- sonajes andaban alrededor de los treinta años; es decir, mi misma edad en aquel momento. En general, ellos pertenecían, al igual que yo y que un grupo de escritores y de personas, a una generación que nació en los primeros años de la revolución, cre- ciendo, educándose, haciendo toda su vida estudiantil y después parte de su vida adul- ta dentro de ese universo cerrado y casi perfecto que era el socialismo. El futuro pertenecía por completo a ese ideal. Se tra- taba de una marcha ascendente hacia metas históricas indetenibles. Cuando esta gene- ración llegó a los treinta años se produjo la caída del muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética. Comenzó entonces en Cuba una crisis económica e ideológica muy violenta. Se llegó a los extremos de la supervivencia cotidiana. Teníamos que hacer las cosas inimaginables para comer, para alumbrarnos, para dormir, para trans- portarnos. A la vez, se produjo un fenóme- no de redescubrimiento ideológico de la idea del socialismo muy interesante. Hubo Foro de debate 163 Iberoamericana, VII, 28 (2007) Rev28-02 20/11/07 10:29 Página 163

Vivir y Escribir en Cuba. Desencanto y Literatura. Entrevista a Leonardo Padura

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  • Magdalena Lpez

    Vivir y escribir en Cuba.Desencanto y literatura. Entrevista a Leonardo Padura

    Leonardo Padura (1955) es uno delos novelistas ms representativos de laliteratura cubana de los noventa. Periodis-ta, crtico y guionista, su tetraloga Lascuatro estaciones compuesta por las nove-las Pasado perfecto (1991), Vientos deCuaresma (1994), Mscaras (1997) y Pai-saje de otoo (1998), lo sita como uno delos renovadores en lengua castellana delgnero policial. En los ltimos aos hapublicado La novela de mi vida (2002),Adis Hemingway (2003) y La neblina delayer (2005). Sus novelas han sido traduci-

    das a diferentes idiomas, obteniendo pres-tigiosos premios literarios como el CafGijn en 1995, el Premio Hammet a lamejor novela policaca de 1997-1998, elPremio de las Islas 2000 en Francia y elPremio Internacional de Novela Casa deTeatro 2001.

    Magdalena Lpez (M.L.): Muchosde tus personajes como Mario Conde y elFlaco Carlos son representantes de esageneracin desde la que escribes. Qutiene de particular tu generacin, en quse diferencia de las anteriores y de las pos-teriores?

    Leonardo Padura (L.P.): Yo creestos personajes para la novela Pasadoperfecto, la primera de una tetraloga quedespus se extiende a dos novelas ms,Adis Hemingway y La neblina del ayer.Escrib Pasado perfecto en el ao 90-91 yla historia se remite al ao 89, que era elmomento de mi pasado reciente. Estos per-sonajes andaban alrededor de los treintaaos; es decir, mi misma edad en aquelmomento. En general, ellos pertenecan, aligual que yo y que un grupo de escritores yde personas, a una generacin que naci enlos primeros aos de la revolucin, cre-ciendo, educndose, haciendo toda su vidaestudiantil y despus parte de su vida adul-ta dentro de ese universo cerrado y casiperfecto que era el socialismo. El futuroperteneca por completo a ese ideal. Se tra-taba de una marcha ascendente hacia metashistricas indetenibles. Cuando esta gene-racin lleg a los treinta aos se produjo lacada del muro de Berln y la desaparicinde la Unin Sovitica. Comenz entoncesen Cuba una crisis econmica e ideolgicamuy violenta. Se lleg a los extremos de lasupervivencia cotidiana. Tenamos quehacer las cosas inimaginables para comer,para alumbrarnos, para dormir, para trans-portarnos. A la vez, se produjo un fenme-no de redescubrimiento ideolgico de laidea del socialismo muy interesante. Hubo

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  • una relectura del fenmeno del socialismointernacional. A pesar de que estbamosmuy desinformados, comenzamos a tenernoticias sobre qu cosa haba sido la UninSovitica. Yo estoy convencido de que losmismos soviticos en el ao 85, 86, cono-can una historia de la Unin Sovitica queera la oficial. Seis aos despus conocie-ron otra historia que se empez a develar apartir de la glasnot, y que se mantuvo ocul-ta por todos los intereses creados por elestalinismo en los aos 25, 26 y 27. Anosotros eso nos fue llegando, aunque noen su totalidad. As, fuimos teniendo unaidea distinta de lo que haba pasado con elsocialismo. Redescubrimos la historia ynuestra percepcin cambi. Comenzamosa sentir que nos haban engaado. Juntocon ese engao y con la crisis econmica,mi generacin experiment un gran senti-miento de frustracin. Tenamos treinta,cuarenta aos, y nos enfrentamos condesencanto a una realidad en la cual toda-va no habamos conseguido la mayora delas cosas a las que se aspira a esa edad.Hubo entonces un gran movimiento dedispora, mucha gente de mi generacin sefue de Cuba.

    (M.L.): Era una generacin distinta,era otra dispora

    (L.P.): S, era una dispora distinta ala primera que se dio despus de la revolu-cin. Mi generacin es diferente a la demis padres, que fue la que, de algunamanera, hizo la revolucin. Ellos eran losque tenan treinta aos en aquel entonces.Por otro lado, somos tambin distintos a lageneracin que ahora anda cumpliendo lostreinta aos, y que creci en ese perodode gran crisis econmica. Hablando en tr-minos generales, esta ltima es una gene-racin a la que cada vez le interesanmenos las utopas en el sentido poltico.

    (M.L.): Y qu es entonces lo que sle interesa a tu generacin y a la de tuspersonajes?

    (L.P.): Mi generacin todava conser-va el viejo aliento, porque no se puedecambiar totalmente lo que se es. No obs-tante, aunque se trata de una generacinen la que la mayora de las personas,incluso las que viven fuera de Cuba, tieneuna mentalidad progresista, ha sentido queese mundo en el que se educ era falso.Muchos han tenido que ir al exilio y estono es nada satisfactorio para una personaque adems comienza a vivir a los treintay tantos aos, y no a los veinte. Se trata deuna experiencia muy traumtica porque semezclan por primera vez de una maneradiferente, las frustraciones econmicas yel desencanto poltico. De all esa notamelanclica, esa nota nostlgica de migeneracin. De hecho, se ha caracterizadola narrativa cubana de los 90 con el signofundamental del desencanto. Y de ciertamanera all se inscriben mis personajes,trasladados de una vivencia ma a la litera-tura. Trato de que a travs de estas novelashaya un recorrido por ese universo de losaos 90 hasta los aos 2003, 2004. En miltima novela, La neblina del ayer, tam-bin se va expresando ese sentimiento quelos conforma como generacin.

    (M.L.): Cmo relacionas este desen-canto con la impotencia, la imposibilidadde la escritura de Conde, la parlisis delFlaco Carlos, el Hemingway de los lti-mos aos?

    (L.P.): Hemingway tiene otro contex-to. En el caso de los otros personajes comoel Conejo que iba a ser historiador y nolleg a serlo; el Flaco Carlos que iba a seringeniero y qued invlido; Conde quequera ser escritor y no acaba de escribir,ellos muestran esa imposibilidad de reali-zacin que termina en frustracin. Ya en elcaso de Hemingway, su imposibilidad decreacin tiene que ver con un momentoespecfico de su vida.

    (M.L.): Pero t escoges ese momentopor algo

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  • (L.P.): Yo escojo este Hemingway delos aos finales de su vida porque creoque a partir del ltimo accidente que ltiene en frica en el ao 54, pero sobretodo, a partir de los aos 57, 58, elHemingway que comienza a manifestarsees mucho ms real. Se parece mucho msa la persona que realmente debi habersido porque tiene que apartarse de losgrandes escenarios que l mismo habapropiciado para su biografa. Es unHemingway que empieza a vivir entreprohibiciones: no puede comer, no puedetomar, no puede viajar. Su relacin con laliteratura cambia porque anteriormentesiempre haba sido un escritor capaz decomenzar y terminar su trabajo. Esta otraetapa es, salvo Pars era una fiesta, la delas novelas inconclusas: Islas en el golfo,El jardn del Edn. Esa dificultad de escri-bir tiene que ver tanto con sus condicio-nes fsicas como con las psicolgicas.Empieza a deteriorarse fsicamente y esedeterioro tiene una repercusin psicolgi-ca que le impide hacer el tipo de vida quehaca antes. Al perder su vida habitual, seencuentra con que el tiempo le cobra otradimensin y empieza a tener ms dificul-tades para escribir. ste es un Hemingwayenvejecido que ha pasado por un trata-miento de electroshock demoledor parauna persona que trabaja con su mente, conlas palabras. De all en adelante comienzauna decadencia que finalmente lo lleva alsuicidio.

    (M.L.): Hay un paralelismo con ladecadencia de otros personajes.

    (L.P.): S, este agente del FBI que yocoloco en la novela, es un hombre que yaest prcticamente a punto de jubilarse, unalcohlico. Con ello trat de buscar unaanti-imagen del agente del FBI, una ima-gen anti-heroica en todos los sentidos. Sinnada de fortaleza, de agilidad, de tecnolo-ga, de inteligencia. Se trataba simplemen-te de un burcrata de la investigacin. Era

    el personaje que me funcionaba para quesu papel absolutamente funcional partici-para de una de las maquinarias desencade-nando una tragedia, pero que a la vez, esatragedia no tuviera persecuciones ni nadapor estilo. En realidad, todos mis casospolicacos son poco complicados y siem-pre estn en funcin de la trama novelescams que de la investigacin criminal.

    (M.L.): Ahora que tocas el tema deestos estereotipos como el del FBI, qudistancia hay entre las novelas policialescubanas politizadas por la Guerra Fra delos setenta y lo que t haces?

    (L.P.): A partir de los aos ochenta seempieza a producir una renovacin univer-sal en Estados Unidos, en Espaa y enAmrica Latina de lo que fue la novelanegra. Esto es especialmente visible en lospases de habla hispana, sobre todo en loscasos de Espaa, Argentina, Mxico y des-pus en el caso cubano; aunque ya habahabido algo en Brasil con Rubem Fonseca.Se vuelve una novela absolutamente socialy renuncia por completo al enigma, steprcticamente desaparece para convertirseen algo funcional. Tambin se renuncia aesa visin que haba existido en una ciertanovela policial de aventura de los aos cin-cuenta, sesenta y setenta donde se habancreado estos estereotipos del agente delFBI, los detectives privados y todos estospersonajes que tenan un carcter msheroico. En un nmero considerable deobras ms recientes, el protagonista no esni un investigador privado, ni un polica,comnmente es un ciudadano y muchasveces es incluso el asesino. Todas estas tra-mas tienen como trasfondo las ciudades enun sentido general, desde Nueva Yorkhasta Buenos Aires. Pero en particular, lasciudades latinoamericanas y espaolas tie-nen la capacidad de reflejar una cotidiani-dad diferente donde la seguridad empiezaa desaparecer y la violencia y el miedo sevuelven una constante.

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  • (M.L.): Pero hay una diferencia en elcaso cubano. Cmo te explicas hacer unanovela policial en una ciudad, en unasociedad no capitalista, contrariamente alo que establece el canon?

    (L.P.): S, en el caso cubano la evolu-cin fue completamente distinta. En losaos setenta y ochenta se escribi un tipode novela policial muy comprometida conla versin oficial que trataba de ofrecer uncomplemento desde la literatura a todauna manera de expresar y de comprenderla sociedad desde posiciones oficiales. Yoempiezo a escribir estas novelas en el aonoventa paradjicamente porque, a pesarde que fue una dcada terrible en lo eco-nmico y en lo poltico, en lo creativo fueuna dcada muy importante porque segan un espacio de libertad que no habaexistido antes. Desde que escrib Pasadoperfecto, mi propsito claro fue hacernovelas policiales muy cubanas pero queno se parecieran en nada a las anterioresnovelas policiales cubanas. A pesar de queel contexto social en el que se desarrolla-ban era diferente de otras novelas fuera deCuba, busqu las posibles constantes queexisten en todas las sociedades indepen-dientemente de su carcter capitalista: lacorrupcin administrativa, la violencia, eloportunismo, la degradacin del serhumano. Fui buscando todos esos elemen-tos que me podan conectar con una lectu-ra ms universal de los conflictos y nosimplemente la de un agente de la CIA queviene a Cuba a hacer un acto de sabotaje yel polica cubano eficiente que lo sorpren-de y lo pone preso. Creo que sa ha sido larazn por la cual estas novelas ya tienentraducciones a doce idiomas. Si hubieraescrito unas novelas excesivamente ape-gadas al contexto cubano y a sus proble-mticas no le hubiera dado esa visin uni-versal partiendo de lo tpicamente cubano.Creo que mis novelas son muy cubanaspero a la vez tienen la capacidad de ser

    interesantes para los lectores de otras cul-turas.

    (M.L.): Por qu la novela policial?(L.P.): Es una novela que enseguida te

    conecta con lo peor de la sociedad. Tecoloca inmediatamente en su lado oscuro.En el caso de mis novelas, donde lo refle-xivo tiene mayor peso argumental, creoque el gnero permite la reflexin social ehistrica. Aunque finalmente, todo depen-de de la actitud con que el escritor se acer-que a lo literario, a lo ms importante, quees su perspectiva cultural y biolgica, conla cual trabaja el material de la sociedad ylo convierte en literatura.

    (M.L.): Y con respecto a tu propiocontexto, cmo te sientes con el esta-blishment? Tienes una relacin cmoda?

    (L.P.): En Cuba me pasa una cosamuy curiosa, es donde ms lectores tengopero es donde menos libros edito. Todosmis libros se han publicado en Cuba, peroen cantidades pequeas: tres, cuatro milejemplares. Algunos se han reeditado lle-gando entonces a los siete, ocho mil ejem-plares. De mis cinco novelas anterioresno incluyo La neblina del ayer, tres hanganado el Premio de la Crtica. Varias hanganado tambin el premio de los lectores ala novela ms leda del ao, es decir, quehe tenido toda una serie de reconocimien-tos. Pero a la vez, se trata de novelas quetienen muy poca presencia en la prensa, sehabla muy poco de ellas y hay muy pocacrtica. En cambio, si te enseo los dossie-res de prensa que tengo de otros pases,hay mucho material. Por ejemplo, en Ale-mania, una novela puede tener quincecomentarios de prensa y en Cuba, puedetener uno o dos y a veces ninguno. Es unadesproporcin. Es muy curioso que la cr-tica no hable de esas novelas pero que, ala vez, ganen el Premio de la Crtica.

    (M.L.): S, resulta ambiguo.(L.P.): Es un gesto totalmente ambi-

    guo, contradictorio. Adems, son novelas

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  • que tienen una gran recepcin por partede los lectores, pero no tienen una difu-sin que haga atractiva su bsqueda. EnEspaa, por ejemplo, se hace toda unacampaa de prensa cada vez que sale unanovela. La portada del catlogo de mieditorial alemana es una edicin de tapadura preciosa de Adis Hemingway. Esdiferente de lo que pasa en Cuba, dondeno hay una relacin lgica entre promo-cin y aceptacin por parte de los lecto-res. En ese sentido, ha pasado algo muysatisfactorio en la isla. Mis personajeshan dejado de ser personajes literariospara convertirse en personas reales. Lagente los asume como seres con vida pro-pia y me preguntan constantemente siMario Conde se va a casar, dnde se va acasar, si se va a morir el Flaco Carlos, dednde saca la comida Josefina, como sifueran personas de la realidad. Eso esmuy grato porque significa que ha habidouna identificacin entre lectores, perso-najes y literatura.

    (M.L.): Cmo te explicas que no sal-gas en prensa?

    (L.P.): Yo creo que las novelas no soncmodas a la propaganda oficial. Tienenuna visin crtica de determinados aspec-tos de la realidad cubana. No me interesaque sean novelas de carcter poltico, nolo son. Pero s tienen una visin social quepor momentos puede llegar a ser desdedesencantada hasta amarga. Pienso que aveces los crticos en Cuba prefieren optarpor el silencio y no por el compromiso.Quiz sa es la razn para que haya tanpoca presencia crtica de mis novelas.

    (M.L.): Te has sentido alguna vez sinlibertad para escribir?

    (L.P.): No, para nada. Yo estoy total-mente tranquilo, escribo mis libros, vivomuy apartado de todo. Estoy muy metidoen mi casa escribiendo. Como tengo queviajar con frecuencia por el asunto de lastraducciones y la promocin de los libros,

    trato de aprovechar el tiempo lo mejorposible en Cuba para poder escribir. Ahoraestoy en un proyecto bastante complicadoque tiene que ver con Trotsky.

    (M.L.): Qu es?(L.P.): Una novela sobre el asesino de

    Trotsky en la cual obviamente l es unpersonaje importante. Lo que me interesaes concentrarme en este proyecto y poderescribir lo ms tranquilamente posible enmedio de la locura de la vida cubana.

    (M.L.): Te quedas en Cuba?(L.P.): S, me quedo en Cuba definiti-

    vamente(M.L.): Nunca te pas por al cabeza

    vivir fuera?(L.P.): No, a menos que tuviera una

    situacin muy complicada, pero no creoque eso ocurra. A m me interesa vivir enCuba.

    (M.L.): Es una decisin poltica?(L.P.): Es una decisin personal. A m

    me interesa vivir en este pas como escri-tor que soy, como una persona que nacien este barrio, en esta casa. ste es mimedio, mi lengua, son mis personajes, sonmis historias. Y aunque estoy escribiendoahora sobre Trotsky y Ramn Mercader,lo hago desde una perspectiva cubana. Dehecho, aparece un personaje cubano quedesata toda la historia. Esta novela tieneque ver con el presente cubano.

    (M.L.): Cundo saldra esta novela?(L.P.): Dos aos por lo menos de

    escritura.(M.L.): La esperaremos entonces.

    Muchas gracias por tu tiempo.

    Mantilla, La Habana, 14 de junio de 2006.

    Magdalena Lpez es candidata doctoral en elDepartamento de Lenguas y Literaturas His-pnicas de la Universidad de Pittsburg ([email protected]).

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