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lOué es esto del marciano? llnocente fantasía? lliteratura de ciencia ficción? Manejando rigor de análisis a la par de ironía, Marcos Winocur --profesor de posgrado de la UNAM, investigador de CLACSO, doctorado en la Sorbona-- lleva a cabo una original encuesta sobre los medios de comunicación social, que no podría ser más oportu- na dada su creciente influencia en nuestra sociedad. El marciano --concluye el autor-- es ciertamente personaje prototípico de fantasía y ciencia fic- ción, pero también algo más: una renovada forma de misticismo vertida dentro de nuestras cabezas vía televisión, periódicos, revistas, bestsellers, radio, cine y, con frecuencia, nutriéndose en tan sensacionalistas como falsas interpretaciones de los decubrimientos y aportes de la ciencia. Atra- pemos entonces al marciano antes que el marciano nos atrape. lCómo? Pues ... leyendo este libro.

WINOCUR_Para Atrapar Al Marciano (1982)

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Marcos Winocur. Para atrapar al marciano: Comunicación social y misticismoMéxico: Cártago, 1982. ¿Oué es esto del marciano? ¿lnocente fantasía? ¿literatura de ciencia ficción? Manejando rigor de análisis a la par de ironía, Marcos Winocur --profesor de posgrado de la UNAM, investigador de CLACSO, doctorado en la Sorbona-- lleva a cabo una original encuesta sobre los medios de comunicación social, que no podría ser más oportuna dada su creciente influencia en nuestra sociedad. El marciano --concluye el autor-- es ciertamente personaje prototípico de fantasía y ciencia ficción, pero también algo más: una renovada forma de misticismo vertida dentro de nuestras cabezas vía televisión, periódicos, revistas, bestsellers, radio, cine y, con frecuencia, nutriéndose en tan sensacionalistas como falsas interpretaciones de los decubrimientos y aportes de la ciencia. Atrapemos entonces al marciano antes que el marciano nos atrape. lCómo? Pues ... leyendo este libro.

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  • lOu es esto del marciano? llnocente fantasa? lliteratura de ciencia ficcin? Manejando rigor de anlisis a la par de irona, Marcos Winocur --profesor de posgrado de la UNAM, investigador de CLACSO, doctorado en la Sorbona-- lleva a cabo una original encuesta sobre los medios de comunicacin social, que no podra ser ms oportu-na dada su creciente influencia en nuestra sociedad. El marciano --concluye el autor-- es ciertamente personaje prototpico de fantasa y ciencia fic-cin, pero tambin algo ms: una renovada forma de misticismo vertida dentro de nuestras cabezas va televisin, peridicos, revistas, bestsellers, radio, cine y, con frecuencia, nutrindose en tan sensacionalistas como falsas interpretaciones de los decubrimientos y aportes de la ciencia. Atra-pemos entonces al marciano antes que el marciano nos atrape. lCmo? Pues ... leyendo este libro.

  • COMUNICACION SOCIAL

    y MISTICIS.MO PARA ATRAPAR AL MARCIANO

    Marcos Winocur

    -EDITORIAL mCARTAGO

    MEXICO

  • Cuidado de la edicin Mario Flores Diseo de la portada a cargo del maestro Alfredo de la Rosa

    Copyright, 1982, Editorial Cartago de Mxico, S. A. Cerrada de San Antonio N22 Mxico 19- D.F. Miembro de la Cmara Nacional de la Industria Editorial No 396 Reservados todos los derechos. Este libro no puede ser reproducido en todo o en parte, en forma alg\.lna, sin permiso previo de: '-"'"'\.unlllCartago de Mxico, S.A.

    Mxico - l'rlnted in Mexico.

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    INTRODUCCION

    Yo no creo en las brujas, pero que las hay, las hay. He aqu un refrn que merece ser puesto al da y ms bien, decir: que las hubo, las hubo. Pues las brujas pertenecen al pasado y hoy, a ocupar su lugar, concurren los marcianos. Yo no creo en los marcianos, pero que los hay, los hay .. .

    Y por doquier. Caribe, Venezuela, Brasil: los extraterrestres exploran el encuentro con viejos ritos afroamericanos. Un comn punto de parti-da: el misticismo hertico. Otro pas del subcontinente es elegido para celebrar los congresos mundiales de brujera, Colombia. Y la lista se ampla. Mxico, Guatemala, Per. Una tradicin no admite cuestionar la plena autora de '!as culturas indgenas. No obstante, una idea al asal-to: fue el extraterrestre, y no el hombre americano, quien di las pautas para edificar las culturas.

    No conviene tomarlo a risa. Es ideologa. Difundida entre el pueblo, y manipulada desde fuera, bastante ms de cuanto el lector culto se imagina. Y, en fin, Argentina. El mejor laboratorio para los brujos en la ltima mitad de los setentas. Causas? Un profundo zig-zag en la vi-da poltica del pas, encontr por un momento la guardia baja. Cuando un gobierno dej de responder a inmensas esperanzas en l depositadas, epilogando el golpe de estado. Un momento proclive a canjear la quiebra de las esperanzas por la evasin de la realidad, fenmeno particularmen te advertido en sectores medios de la poblacin.

    Y por all se colaron los marcianos. De cmo lo hicieron, de cul pa-pel jugaron los medios de comunicacin masiva y a qu fines los brujos de hoy sirvier'on, el recuento de la experiencia, registrada en vivo por el autor, puede no ser de todo intil. Mxime cuando, aqu y all, la ofen-siva de diversas brujeras no cesa, asumiendo mltiples formas.

    De larga data conocidos, renuevan su presencia Superman, Flash Gor-don. Son personajes de historietas. Pero, en esa mgica supremaca al servicio del bien ocCidental, se insertan, ya veremos hasta qu punto, en la ideologa. La televisin, ni que hablar. Las libreras, cuando no los

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    super_mercados, ofre~en abundantemente una. mercanca hace un par de decadas desconoctda: los extraterrestres, que von Diiniken no vacila e? llamar_ dioses, o la vida despus de la vida del doctor Rawlings. En el eme, versiOnes de estos mismos autores, u otras "guerras de las galaxias". Y as de seguido. .

    La razn? Tan sencilla que sospecho transcribir el pensamiento del lec~or: u~ mismo vendedor reparte idnticas mercancas por nuestros patses latmoamericanos. Su misin? La propuesta de nuevas formas de ~ist_ic_ismo, o ~aramisticismo, que concurran a sustraernos del quehacer hlstonco. Que nos queda? Dar pruebas, acudiendo al examen crtico de fuentes, originales y actuales, de cmo los marcianos son manipula-dos a travs de los mass media.

    Y, _l,~ego, un ~aso ~s all, i~dagar e? la ideologa del rapto. Rapto de que. De la raciOnalidad; Constderada esta como la adquisicin inagota-ble del conocimiento o, dicho en otras palabras, como una negacin: no a la existe~cia de un ltimo porqu. , Un ltit~o porq~ que no requiera de respuestas, pues en l todas es-

    ten contemdas: que somos, de dnde venimos, a dnde vamos. La racio-nalidad ~e niega a, admitirlo ~ en esa negacin se autodefine como per- petua busqueda. En suma, dtcho sea en plural, siempre habr porqus y, a la vez, todo porqu es provisorio.

    . La racio~alidad se encarna en nuestro siglo en varios nombres, y unQ de ellos es el de Albert Einstein, autor de la teora que ha revolucionado. la fsica: la relatividad. En tanto el paramisticismo cobra vida en los brujos, CUY.O retorno, operado por distintas va:s, particularmente como marcianos, ha sido pblicamente anunciado, incluso desde el ttUlo de un bestseller. 1

    No obstante, la distincin entre racionalidad y paramisticismo es con-fusa. Al punto que algunos han llegado a preguntarse: la teora de la re-latividad, tan sorprendente y enigmtica no ser un recurso ms de los brujos y el Doctor Einstein, bajo su mirada de sabio bueno, uno de ellos?

    Por lo dems, el lenguaje con frecuencia parece comn. La cuarta di-mensin, por ejemplo. Tanto es de uso paramstico como fisieomatem-tico. Y desde que los brujos no vienen montados en escobas, sino en ovnis, la cuestin se ha complicado. ms todava: la ciencia ficcin aparece como terceto en escena, amplificda su voz por los mass media (medios de comunicacin masiva).

    Y bien Lqu significa histricamente el aporte de Einstein? Condensa ~~-nueva racio?alidad en el rea de la fsica, que es decir en la apreheil ston real y mas extensa del mundo que nos rodea. Constituye, adems,

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    un aporte eslabonado dentro de un esfuerzo de indagaCin que cubre ms de dos milenios, al cual se asocian nombres como Euclides, Arist-teles, Galileo, Newton. Y, finalmente, renueva las reflexiones asociativas conel rea filosfica, en particular orientadas hacia la dialctica de Hegel.

    Con tales alcances, la figura de Albert Einstein, cien aos cumplidos de su natalicio, se contrapone a los brujos del siglo xx. Pero, hemos agregado, la batalla es confusa. A qu se debe? Intentaremos aproximar algunos elementos de explicacin: la mente humana es insaciable como la naturaleza es inagotable.

    No acaba la una de preguntar ni la otra de dar razn. Pero no siempre se llevan de acuerdo. As, hay perodos en que la mente acucia a la na-turaleza, y sta calla. Es as, de tal o de tal otra manera? Tienta lamen-te sus hiptesis, construye sus modelos ... y el silencio se da por res-puesta. Perodos cuando los hombres se dicen: es un misterio. Un da, sin embargo, la naturaleza pierde el encantamiento, como las princesas de los viejos cuentos, y rompe el silencio, a veces guardado por centurias. Y, entonces, los hombres, pasando de un equvoco a otro, se dicen: hay respuesta para todo.

    Nuestro siglo xx, y el xix, pertenecen a esta ltima categora. Y, no obstante, los hombres de este siglo; a contrario de cuanto ocurra en el anterior, ya no se dicen: hay respuesta para todo. Curiosamente, cuando la naturaleza no ha cesado de hablar y develarse, a ritmo nunca visto, nuevas formas msticas cobran fuerza y manifiestan abrevarse ... en la misma ciencia!

    Habr pues que preguntarse muchas cosas, y la primera sobre el cun-do y el cmo naci la ciencia ficcin. Ser un examen crtico. Pero de ningn modo quisiramos se confundiera con una requisitoria en contra. de la ciencia ficcin. Tendra tan poco sentido como formularla contra el impresionismo en pintura, el surrealismo en poesa, el barroco en arquitectura. Y con esto queda dicho que consideramos la ciencia ficcin un hecho de la narrativa, cuya presencia se ha impuesto con la poca mis-ma que nos toca vivir. Y ningn hecho de la esttica est aqu en discu-sin. No nos levantamos contra la ciencia ficcin, sino contra el uso que de ella se hace notoriamente por los mass media.

    Cuestin ser entonces de deslindar campos. Pero tampoco ese prop-sito atenta contra una ... confusin" que es de la ndole misma de la cien-cia ficcin: combinar lo que es (ciencia) con lo que no es (ficcin), de-jando pensativo al lector con un puede que sea proyectado hacia el futuro o hacia otros mundos. Nada tenemos contra sa, la permanente bsqueda

  • , ,.

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    de la imaginacin del hombre. En cambio, s tenemos contra su instru-mentacin bajo signo paramstico.

    Y de todo esto se tratar. Mi agradecimiento a fsicos y bilogos, quie-nes pacientemente aceptaron asesorar a un investigador en ciencias socia-les, para ellos suerte de marciano. A CLACSO (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales) por su inters en el trabajo, manifestado desde un comienzo, cuando slo era proyecto; y por la ayuda econmica a travs de sus programas de becas. A Laura Azcoaga por la confeccin de las fichas bibliogrficas. A todas las.personas que leyeron un primer manuscrito y me hicieron llegar a sus crticas. Y, muy especialmente, mi agradecimien-to a aquellas que me lo reintegraron sin haber pasado de la primera pgina, en mudo consejo que desde luego he seguido: no hay mejor libro escrito que el reescrito.

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    CAPITULO 1

    TODO LO CONCEBIBLE ES POSIBLE Y TODO LO POSIBLE ES REAL

    "Hay, Horacio, ms cosas en el cie-lo y en la tierra que las soadas en tu filosofa."

    William Shakespeare

    Desde un da, .ya olvidado, cuando el hombre se desprendiera de la natu-raleza, dos campos divisaron sus ojos: lo conocido y lo desconocido. Cr-culos que hoy, como entonces, le entornan. Lo conocido, sin sorpresas, para cuyo manejo manos y cerebro han venido incesantemente preparn-dose. Dirase que haciendo lo conocido y hacindose para lo desconocido: ste, en retroceso, sin jams cancelar su presencia.

    Lo conocido es lo real, lo que se sabe. Lo desconocido no es menos real, pero no se sabe. Es el mbito ms propicio para el desarrollo de la imaginacin. All dortde el hombre cuenta con absoluta libertad para adelantar hiptesis. .

    Claro est, al hombre no le han faltado motivaciones. El deseo de espi-ar el futuro. De apostar al futuro. El hecho de que la imaginacin, ad refe-rndum de la ciencia, suele ser sonda del conocimiento. El miedo hacia aquello que puede vomitar un peligro ms peligro que todos los peligrqs ... intentar la anticipada forma de lo desconocido es parte del combate con-tra el miedo.

    En fin, no faltan motivaciones inherentes a la naturaleza humana: Ha-cen del recurso o lo fantstico una suerte de constante. Mas no explican las curvas de su desarrollo histrico.

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    La ficcin aviva sus criaturas cuando el hombre se replntea la aventu-ra de hacer retroceder lo desconocido. Tal fue la empresa transocenica llegado el siglo xv. Viejos monstruos se agitaron, hirvieron las aguas y elfo~ do de los abismos marinos se prepar para recibir a los barcos en su cal-da ... Y esto cuando en los medios cientficos de la poca era generalmente admitida la esfericidad de la Tierra, y tenido por desatino la idea que prevena contra el "caerse" al contorneada.

    Pero una cosa es el saber cientfico y otra el saber popular. Cristbal Coln cubri parte de su tripulacin con presidiarios a quienes hizo pro-mesa de otorgar la libertad al regreso a Espaa. Y, en viaje, se guard de comunicar la novedad que registraban los aparatos de navegacin: la des-viacin del norte magntico segn se desplazaban los barcos. Hacerlo saber entre la tripulacin hubiera significado sembrar el pnico. Algo as como anunciar: lo desconocido nos ha tocado y nos pierde: tuerce la direccin de la aguja de hi brjula para precipitarnos a quin sabe qu catstrofe! '

    El s. xv de las carabelas puede en ciertos aspectos parangonarse al s. xx de las soyus y las vikings. No eran a la imaginacin menos profundos ni menos temibles los ocanos de la Tierra que hoy los espacios del cos-mos. La empresa no tiene como otrora el inters de la expansin comer-cial y de dar con nuevas rutas tras el oro, p~ro, dividido actualm~nte el mundo, el inters reside en otra parte: la aventura transplanetana es de alto valor para la estrategia militar. Y, en fin, como en el s. xv, la ficcin reaviva sus criaturas.

    Claro est en otros aspectos difcilmente puedan parangonarse los tiempos de la~ carabelas con los ss. xix y xx, herederos de la revolucin industrial. En particular el s. xix, al cual sta legara, junto a la mquina, el maquinismo, esa especi ideolgica, jubilosa, que proclama colocar el mundo sobre ruedas. Un siglo donde cada innovacin tecnolgica de aplicacin masiva se anuncia como el comienzo de una nueva era: era -~el automvil era de las comunicaciones inalmbricas, era de la navegac10n area. En trminos de mentalidad, tal fue, en sus postrimeras, el s. xix. Y es as como avanza sobre el s. xx, prolongndose hasta por lo menos la gran guerra 1914-18. Esta dej bastante maltrecho al maquinismo: las m-quinas todo podan, sin excluir la masacre de millones.

    y, luego, las fuentes de energa descubiertas y puestas en actividad al servicio del hombre, parecan realmente justificar esa pretensin de c?lo-car al mundo sobre ruedas. Un da era un seor llamado Thomas Edtson pulsando unas palancas, y Nueva York se iluminaba ... cuando ya 1~ cal-dera a vapor resoplaba en fbricas, ferrocarriles y barcos. Y otro d1a un

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    nuevo demonio de la energa, oculto esta vez en el petrleo, se apresta-ba a hacerse de pistones y de carreteras. Ese fue el s. xix.

    Haba aceptado la herencia de la revolucin industrial inglesa. Y ello supuso el rechazo de otra herencia de muy distinta ndole: la de un pen-samiento que en el continente europeo preceda al maquinismo: el pen-samiento especulativo de la filosofa alemana del s.xvm y comienzo del s. x1x. Kant, Hegel, sus lenguajes cifrados, hermticos a que venan y. para que servan? El "ser y no ser"; la "cosa en s" o la "negacin de la negacin" ... ? Lo prctico, lo efectivo, lo claro, lo tangible. Como la

    mquina misma. Talla exigencia de los tiempos. El pensamiento oficial de la segunda mitad del s. xix tom entonces por otros rumbos, encar-nndose filosficamente en el rescate del empirismo ingls o en el posi-tivismo francs.

    Ese empiropositivismo fue la renuncia al pensamiento especulativo en nombre de lo inmediato real, vulgarmente conocido como la utilidad .. A nadie se le ocurre preguntarse por qu se construye uri automvil, por qu se tienden lneas elctricas o lneas frreas. Y, en cambio, las pregun-tas cobran sentido en cuanto el porqu es reemplazado po:r el para qu: la practicidad gobierna la respuesta. En esas condiciones, el maquinis-mo admitir una filosofa ... si lo que queda, tras el canje, puede conti-nuar llamndose filosofa.

    Dnde fueron a parar razn e imaginacin? La mquina las requiri a su medida: razn prctica e imaginacin aplicada a tcnicas e invencio-nes. Bienvenidos los poderes de la mente humana si servan para iluminar Nueva York con slo pulsar unas palancas, o JJ.w-a tomar el aire por asalto con vehculos ms pesados que el aire mismo.

    Razn prctica, imaginacin prctica. Qu haba sido de ia razn espe-culativa y de la imaginacin pura? No se extinguieron, mas se vieron for-zadas a tentar vas de expresin no oficiales. Expulsadas por la puerta, se colaron por la ventana. En cuanto a la razn especulativa, se encam en diferentes corrientes. Una de ellas alcanz a comprender la necesidad de dejar las altas cumbres, donde el pensamiento fuera confinado por el fi-lsofo Jorge Guillermo Federico Hegel. Sin repudir su origen, mas no desdeando la leccin de la practicidad, se atac a la historia, al sentido de la historia y al curso mismo de la historia.

    Cmo surgi esa corriente? Circulan distintas versiones. Una de ellas ha tomado forma de leyenda. Asegura que el pensamiento especulativo no dej el confinamiento por propia voluntad. Fue obligado a descender de las cumbres por un capitn apodado "El Moro", quin, ayudado por un compaero, lo deposit en la ciudad. Y bien, el pensamiento especu-

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    lativo era una terrible carga para los hombros de cualquiera, y contena cosas que no servan para nada junto a otras interesantes, entre stas una que tena por virtud mover a las dems: la contradiccin.

    Y, sin embargo, transplantada la contradiccin a la ciudad, el efecto fue nulo: no mova a nada ni a nadie, como no fueran algunos comentarios irncos. Se haba descompuesto? No: estaba del revs y haba que dar-la vuelta, colocndola sobre sus pies para que le fuera posible echar a andar. Y, en efecto, fue as que desde aquel da la contradiccin se lanz al mundo, rescatada y puesta en marcha por Carlos Marx, apodado por su familia "El Moro".

    Hubo otra vertiente del pensamiento especulativo que, en lugar de. entendrselas con el tumulto, se hizo a un lado. Y, buscando rescatar al hombre, le postul como ser de la angustia y de la soledad. Un ser para la muerte, lleg a escribirse, en una de las expresiones ms altas de solip-sismo: nadie experimenta la muerte con otra compafia que no sea la pro pa. Aqu pueden inscribirse nombres que trascienden al s. xx: el filsofo Martn Heidegger, el poeta Rainer Mara Rilke. En fin, el tumulto a unos atraa y a otros rechazaba. Y estos ltimos traducan: es el reencuentro del hombre consigo mismo. ,

    Una y otra corriente, la que se arrojaba al tumulto como la que de l se marginaba, significaban, no obstante contraponerse entre s, respues-tas del pensamiento especulativo al s. xix. Y no fueron las nicas, ni es del caso su relevo exhaustivo.

    Otro aspecto llama nuestra atencin: qu fue de la imaginacin pura? Alrgica a toda practicidad, se refugi bajo el manto de la literatura. To-m el nombre de ciencia ficcin. La ciencia iba a proveerle su materia prima. La elaboracin narrativa correra por cuenta de la ficcin, resuelta sta a dejarse llevar lo ms lejos posible.

    Carlos Marx haba escrito que "la humanidad se propone siempre ni-camente los objetivos que puede alcanzar". El mismo enunci aqul que consider central: cerrar el ciclo de la sociedad de clases. Mas, antes que tal objetivo fuera lllcanzado, he aqu cmo el . devenir histrico nos ha colocado paralelemante ante nuevas urgencias. La primera, sobrevivir. Nun-ca antes la humanidad tuvo sobre s este poder: suicidarse. Pues ello, ni ms ni menos, significara una guerra nuclear. Y, otra de las urgencias, es el cosmos. Cules son los objetivos que aU la humanidad puede al-canzar?

    Mientras llegan las respuestas, sin todava distinguir del todo entre las alucinaciones del sueo y la luz fra de la vigilia, la ciencia ficcin,

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    maestra en rormular hiptesis, toma la palabra. y desde la frontera de 1~ descono~tdo proclama el reino de la libertad absoluta: todo lo conce-btble es postble y todo lo posible es real.

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    CAPITUL02

    ENTRE SIGLOS Y ENTRE VERNE Y WELLS

    "Para el hombre de imaginacin, la naturaleza es la imaginacin misma."

    ' William Blake

    El hecho de que, para bautizar la ciencia ficcin, se recurriera al trmino de ciencia debe ser apreciado como sintomtico. Los finales del s. xix apor-taron una novedad no ajustada a las pautas del maquinismo: el redescu-brimiento de la naturaleza. El maquinismo predicaba el conocimiento aplicado, aquel que generaba tcnicas e invenciones, rechazando como

    , , conocimiento "puro" y, por tanto, intil, toda especulacin que tendiera al reexamen de las leyes de la naturaleza.

    Y, sin embargo, de eso se trataba a las postrimeras del s. xix, cuando todava el maquinismo vjva su era de esplendor.

    A despecho de quienes consideraban cerrado el dilogo, nuevos ojo:> interrogaban la naturaleza. Las respuestas, particularmente en el rea de la fsica, arrojaron un material deslumbrante. Los mismos ojos interroga-dores quedaron ciegos por un momento. Y no era sino una palabra dentro del alud de informacin cientfica bajo cuyo signo se abre el s. xx.

    Ese deslumbre facilit la revancha del pensamiento especulativo sobre el empiropositivisino. Y lo hizo por la va que la ocasin le presentaba propicia: lo mgico. Pues lo nuevo, contradiciendo bruscamente la iner-cia mental de lo consagrado, recluta adeptos aun antes que se le demanden pruebas: por el solo hecho del deslumbre.

    Vamos a un caso. Continuando con investigaciones que se venan reali-zando sobre electricidad, magnetismo y luz, y contribuyendo a asociar

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    los tres fenmenos en uno, George FitzGerald en 1895 y poco despus Hendrik Lorentz, llegaron a impensadas conclusiones. Una de ellas indica-ba que un cuerpo reduca su volumen en la medida que incrementaba su velocidad.

    Que el volumen dependiera de tres dimensiones dadas en el espacio, vul-garmente conocidas omo largo, alto y profundidad ... era la evidencia. Que ahora un nuevo factor se agregara como determinante del volumen ... era la antievidencia. Una cuarta dimensin asomaba y no se saba bien si desde la mesa del ilusionista o desde la constatacin cientfica. Tan inex-plicable en un caso como en otro, era lo mgico con pasaporte de legali-dad. Y que pareca no agotar su capacidad de desl.umbrar: llevada la velo-cidad al lmite, el volumen se reduca a cero, es decir, el cuerpo desapareca.

    Esto deca la ciencia! Verdaderamente, era el sombrero de copa del ilusionista en lugar de la

    probeta de laboratorio. Con una ventaja: del ilusionista se sospecha un truco, de la. ciencia se confa ciegamente. Y, en verdad, ciegamente: a esa altura poco quedaba claro para la generalidad, salvo la connotacin dua-lista (de dos) de la cuarta dimensin: un ms all escapando a toda veloci-dad de las tres dimensiones familiares y tambin de la geometra enseada en la escuela, que vena del griego Euclides.

    Era aqu donde lo mgico volva a surtirse de la ciencia. Nuevas geome-tras, considerando distintamente la mecnica del espacio, venan obran-do en silencio desde la primera mitad del s. xix. Tocados sus finales, re-clamaban un lugar dentro de las matemticas. .

    Varios nombres estn asociados a estas geometras no euclidianas. Tras los trabajos de Gauss, Schweikart, Taurinus y otros, fueron claramente delineados por Bolyai, Lobachevsky y Riemann. No pretendan ms que eso: su lugar dentro de las matemticas. Sin embargo, para muchos signi-fic el cuestionamiento a la geometra euclidiana y, con ella, las tres di-mensiones de que se serva. . .

    Y ni qu hablar cuando, a poco de andado el siglo, la cuarta dimensin recibi, a partir de los trabajos de Hermano Minkowski y Albert Einstein, bautismo oficial en trminos de teora de la relatividad. Nada tena que ver con lo mgico y mucho con las matemticas, pero esto qued entre especialistas. Para el gran pblico fue algo as como el definitivo espalda-razo cientfico dado a lo mgico.

    Ocurri, y an ocurre: los aportes revolucionarios, efectuados en el cam-po de la fsica y de otras disciplinas, han abierto una ancha brecha entre saber cientfico y saber popular.

    Cada aporte \~n golpe de ciencia ficcin. Los cuerpos reduciendo su

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    v~lumen hasta "desaparecer de este mundo", las geometras contestata-nas,_ la cuarta dimensin ... en fin, la concepcin misma del espacio. Pues vema a resultar que los cuerpos, acelerados, cruzaban la frontera hacia el hiperespacio, o bien entraban en la cuarta dimensin: ms all de las tres dimensiones del espacio. . .

    Un mundo, otro mundo. Qu les separaba? Un lmite, el lmite de. las velocidades, determinado por una de ellas: la velocidad de la luz. Mu- cho ms ''cientfica", la nueva versin dualista (dos mundos) no tardara en ganar adeptos a todo lo largo de lo que va nuestro siglo xx.

    Claro est, la fsica retrocedi espantada: yo nunca he dicho eso.Pe-ro ya, era tarde. El paramisticismo le haba hurtado sus argumentos y, rea-decuandolos, ganaba la calle. Con qu contaba el paramisticismo a su favor? Insistiendo. Con el hbito volcado en moldes mentales, con la fuerza de inercia que adquieren las ideas a lo largo de los tiempos.

    Estamos hechos a la idea de considerar que las cosas conservan su tama-o, salvo causa externa que lo modifique, como es el caso de la friccin. De modo que el enunciado de las cosas variando de tamao de por s, esto

    e~, en funcin de su. movimiento y de la aceleracin impresa a ste, des-pierta una de dos actitudes: la incredulidad o la reverencia ante lo mara-villoso.

    Y, sin embargo, razones no faltan. Ante todo, volumen cero, es decir, el volumen alcanzado al tocar los cuerpos la barrera de la velocidad de la luz, es una hiptesis terica, utilizable nicamente en el sentido de: no puede ocurrir. De tal suerte, es ilcito su empleo como real si se pretende conservar el fundamento cientfico. No hay posibilidad de volumen cero ni que, por lo menos dentro del conjunto de sistemas fsicos conocidos, la velocidad de la luz sea superada. Ni tampoco que sea alcanzada por cuerpo alguno. Mal podra pues desaparecer un cuerpo para pasar "al otro mundo".

    De ah que, a medid que los cuerpos se acerquen a la velocidad de la luz, crezca la resistencia. Y, correlativamente, sea necesario emplear una fuerza mayor tras la obtencin de una aceleracin mayor. Hasta que, por fin, toda posible fuerza positiva se estrelle contra un muro: la velo-cidad de la luz.

    Fue la fsica relativista la que, en este siglo, fij ese lmite. Fue la f-sica clsica la que, en el s. xv, por boca de Isaac Newton, fij la relacin entre lo que hemos dado en llamar fuerzas positiva y negativa: a toda accin corresponde otra igual y de sentido contrario. No puede sorpr~nder entonces si los cuerpos en movimiento sufren la contraccin de sus volmenes, cual si estuvieran atrapados en invisible prensa.

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    No puede sorprender. .. si las cosas se explican. Y si hay condiciones_ para entenderlas, dejando de lado la inercia mental. Mientras tanto ... la ciencia ficcin tomar la palabra. No ya como avanzada de la imaginacin al rescate de lo desconocido, sino como especuladora de la ignorancia ge-neralizada.

    Pero la ciencia ficcin, imaginacin sin frenos, tiene un inmediato precedente: la literatura de anticipacin, imaginacin con frenos. Cuan-do la mente an no haba consumado la relectura de la naturaleza, dando lugar a la fsica relativista, el maquinismo gobernaba irrestrictamente las inteligencias: no haba lugar para la reverencia ante lo mgico.

    Corresponde al maquinismo la literatura de anticipacin, bajo el enor-me aporte dejado por la pluma de Julio Verne. Un pie en la imaginacin y el otro conservndolo en tierra, la literatura de anticipacin, en efecto, intenta presentar los prximos pasos de la humanidad, segn los ya dados. La ciencia ficcin no se conformar con tan poco. Los dos pies en la ima-ginacin, su aventura sern los pasos remotos de hr humanidad, hasta el punto de concebir que sta deje de serlo y se trate de la poshumanidad ...

    El s. xix ha visto nacer a ambas, la literatura de anticipacin y la cien-cia ficcin. Como decimos, no de manera simultnea, al grado que una provocar el relevo de la otra. Nace Julio Verne en 1828 y muere en 1905. Y quien es considerado el padre de la ciencia ficcin, Herbert G. Wells, nace en 1866 y muere en 1946. Son contemporneos. No obstante, man-

    (tienen entre s la distancia suficiente para que, sobre el filo de los dos si-glos, el uno tome la pluma que el otro deja caer.

    La evocacin de los monstruos marinos, los precipios y las aguas hir-. vientes del s. xx, estar a cargo de Wells. En tanto la motivacin inme-

    diata de la obra de Verne es la divulgacin cientfica a travs de la nove-la de aventuras; no obstante, su obra, popular desde el comienzo y per-durable hasta nuestros das, rebasa ese objetivo.

    El escritor francs revisa pormenorizadamente la tecnologa de la po-ca, la desparrama sobre el papel y, conjurada por su pluma, la rene en nuevas criaturas. No inventa. Todo debe estar ya contenido o anunciarse como posibilidad a partir de los elementos con que cuenta. De ah tam-bin sus "errores". Verne, para dirigir una nave a la Luna, no encuentra a mano otra cosa que el clsico cal1n. Y, para l, la cpsula espacial se-r una bala.

    No es el suyo el reino de la imaginacin sin lmites que, inaugurado por Wells como ciencia ficcin, predict: todo lo concebible es posible y todo lo posible es real. No, el reino de Verne ostenta otra divisa: lo real es lo posible y slo lo factible es posible. Cinco semanas en globo es

    (.

    ; f

    COMUNICACION SOCIAL Y MISTICISMO 19

    as la exploracin prolongada del continente desde la baja atmsfera, como las veinte mil leguas de viaje submarino del capitn Nemo son el buceo del fondo de los ocanos ... hay mquinas para todo: por qu no para la empresa submarina?

    Viaje al centro de la tierra es adentrarse por la parte slida del planeta, tanto como la vuelta al mundo en ochenta das es, para la poca, recorrer en tiempo rcord un contorno de su superficie habitada. El autor, combi-nando aventuras con tecnologa, va satisfaciendo viejas curiosidades y despertando otras nuevas dentro de un vasto pblico. Eco perdurable al punto que varias de sus historias, como las dos ltimas citadas, son reco-gidas mucho despus por el cine.

    Y asi el conjunto de la obra de Julio Verne. No est suficientemente informada la astronoma de su tiempo sobre la superficie lunar, al punto que un supuesto cosmonauta pueda describirla tal cual la tuviera bajo sus pies. Y bien, el autor, antes que librarse a la imaginacin, opta por decidir el regreso de la nave tripulada luego de circunnavegar el satlite, guardn-dose de coronar la narracin con el aluhizaje. No escapaba ese hecho a su visin de futuro. Pero no ira a describirlo sin antes contar con mejores datos proporcionados por el telescopio.

    Idntico juego e idntico reparo puestos de manifiesto con Hctor Ser-vadac, el viajero del sistema solar. El y sus compaeros se mantienen "a distancia" de los cuerpos celestes y su relato revela un manual novelado de astronoma de la poca!

    Quizs todava se pueda pensar en algunas de sus anticipaciones como una fuga de lo factible. Por ejemplo, el argumento de su novela que trata del viaje al centro de la Tierra. Aun hoy la aventura suena como de ciencia ficcin. Pero no es asi. Ocurre que por entonces era aceptada en medios cientficos la idea que describa al planeta como hueco, de enormes ca-vernas interiores hacia las cuales conduca un pasaje.

    Nuestro autor no quiso hacer otra cosa que ilustrar esa idea, hoy total-mente descartada. Julio Verne recorre todo cuanto previsiblemente se puede recorrer. Cuando deja el fondo de la Tierra y de sus ocanos, pasa al viaje lunar y al sistema solar. Todas son empresas que no requieren pa-ra su realizacin ms que combinar elementos que proporciona la revolu-cin industrial consumada.

    Cuando Thomas Edison ilumina Nueva York con slo pulsar unas pa-lancas, la sorpresa no es menor a la experimentada por el lector ante la descripcin de un viaje a la Luna. Tanto ms si se recuerda que para mu-chos ste conservaba la marca original: una propuesta didctica, una ma-nera amena de instruir a travs de aventuras fantsticas.

  • 20 MARCOS WINOCUR

    Fantsticas ... mas sin abordar lo desconocido. Y cuando un escritor ingls lleg a hacerlo, publicando un libro donde precisamente posaba el primer hombre en la Luna, Julio Verne exclam escandlizado:

    El inventa! No seran objeciones capaces de detener a Herbert G. Wells. Uno tras

    otro, el escritor ingls fue adelantando los argumentos de sus libros. El hombre alunizan te, el hombre invisible, el hombre. desgravitado gra-

    cias a la cavourita, materia que goza de la propiedad de desafectarse a la interaccin gravitatoria, en fin, el hombre atemporal sentado a los co-mandos de una mquina que le transporta al pasado y al futuro. Cada vez ms audaces, los argumentos rompan con la literatura de anticipacin.

    La mquina del tiempo ... una mquina que, a diferencia de las pro-yectadas por Verne, entraba en colisin con lo factible e incluso con lo posible en tanto que posible. La mquina del tiempo, al contradecir las leyes de la naturaleza, resultaba ms bien la an tilnquina. Y, en virtud del mismo juego, la materia, desafectada a la interaccin gravitatoria, es de-cir, desprovista de masa ... resultaba ms bien la nomateria.

    Contradecir las leyes de la naturaleza. Queremos decir: tanto en la lec-tura hecha por la fsica clsica, como en la relectura que, contempornea-mente a la obra de Wells, hace la fsica relativista. Cierto que sta tiene su enunciado cientfico recin en 1905, en pginas publicadas por Albert Einstein. Pero desde aos atrs se manejan ideas afines, como la de una cuarta dimensin, expuesta por Hermann Minkowski, maestro de Einstein. De donde, ya a fines de siglo, Wells pueda escribir: "no hay ninguna dife-rencia entre el tiempo y cualesquiera de las tres dimensiones del espacio [ ... ]".

    Y no es asi. La fsica relativista asimila las tres dimensiones espaciales a una cuarta temporal, dejando a salvo una diferencia de tal importancia que impregnar a todo el sistema. No se va y se vuelve por el tiempo co-mo habitualmente se considera hacerlo por un camino. Pues, en rigor, se va por un camino y se vuelve por otro: el camino mismo sufre los efectos del tiempo, como el ro del filsofo griego Herclito: nadie en l se su-melje dos veces.

    En ese sentido, Weils, y otros, abordando mltiples variantes, se han servido del equvoco para plantear tiempos desdoblados. Uno, el presen-te. Y otro, recorrido en alguno de los sentidos enunciables: positivo o ne-gativo. Tiempo negativo: desde el pre8ente regresar al pasado. Tiempo po-sitivo: desde el presente adelantarse al futuro. En ambos casos, se crean tiempos paralelos.

    Cules y de qu manera? Tiempo negativo, hacia el pasado, y tiempo

    COMUNICACION SOCIAL Y MISTICISMO 21

    positivo acelerado, hacia el futuro. Lo cuestionable aqu es el desdobla-miento, una suerte de recurrente dualismo. Hay, en el primer caso, un tiempo cristalizado, esperndonos all donde sucedi y dispuesto a reanu-dar sus secuencias a nuestra llegada. Hay, en el segundo caso, una serie de hechos, vistos transcurrir segn dos pticas. El presente, que nos concier-ne. Y, ms all, el fturo: que todava no nos concierne, pero cuyo cono-cimiento se nos adelanta-.

    Pero, al pretender que uno de los tiempos paralelos sea el pasado o el futuro, comienzan los problemas. El pasado, lo que fu: inmodificable. La introduccin. de un viajero, o de un mero observador, quien arriba del futuro (desde nuestro presente), implica un cambio en lo que, en tanto fue, ya no es. Cmo cambiar lo que ya no es?

    El futuro, lo que ser: desprovisto de lo real y lo racional hasta existir. Puedo prever, o intentarlo, tan lejos como quiera, de que manera ser. Pe-ro no puedo afirmar: lo estoy viviendo. Si lo enuncio, estoy, sencillamen-te, desdoblando el tiempo presente: uno tal cual transcurre y otro tal cual lo imagino.

    Ahora bien, los mltiples tiempos son del todo factibles, incluso sin necesidad de recurrir a la imaginacin. El recproco encuentro del pasado y del futuro es el de la poblacin americana con Hernn Corts. Es el re-sultado de una evolucin histrica pluridireccional, que tanto puede dar-se en el devenir humano como en la naturaleza.

    El ir del presente al pasado o al futuro no es ms que una empresa de. convergencia. Puede. darse entre mundos? Nada obsta: mundos que no hayan alcanzado nuestro grado de desarrollo, que le hayan sobrepasado o, en suma, diversamente evolucionados. Pero, como se ha expresado, no queda ah el manejo que la ciencia fic-cin hace del tiempo, recorrindolo para arriba y para abajo, como su puestamente se hace con un camino. Tal, la mquina wellsiana del tiempo. De donde, ya al dar sus primeros pasos, la ciencia ficcin se distancie de la ciencia. Si la primera invoca a la segunda, sus ttulos no son suficientes. Pues, si para la ciencia ficcin todo lo concebible es posible y todo lo po-sible es real, para la ciencia, ajena a tomar las posibilidades como juego, la divisa es otra: todo lo concebible es racional y todo lo racional es real.

    Se trata de un despligue de la frmula del filsofo alemn Hegel: to-do lo real es racional y todo lo racional es real. Despliegue donde se intro-duce lo concebible como componente de lo racional; y donde se invierte el orden al solo efecto de conservar un enunciado que, definiendo.la cien-cia ficcin, producto mental, no poda sino arrancar del componente de orden racional, lo concebible.

  • 22 MARCOS WINOCUR

    Por qu esta recurrencia a la frmula de Hegel? Ella aporta, mejor que ninguna, la interdependencia entre naturaleza (lo real) y conocimiento (lo racional).

    Ahora bien que se ha hecho de lo posible, presente en la divisa de la ciencia ficcin? No se ha perdido, aun cuando nominalmente no figure: est presente en lo real. Lo real, aquello que emergiendo de entre lama-raa interminable de los posibles, se revel como necesario y, en tatit tal, fue. Lo real, s, la posibilidad que fue.

    COMUNICACION SOCIAL Y MISTICISMO 23

    CAPITULO 3

    EL PLANETA SOBRE RUEDAS O EL UNIVERSO SOBRE RUEDAS? .

    "La culpa, querido Bruto, no es de nuestras estrellas, sino de nosotros mismos".

    William Shakespeare

    En fin, la mentalidad ciencia ficcin, boom en nuestro siglo, vena siendo alistada en el anterior. Y no slo desde la literatura, sino a partir de diver-sos enfoques originalmente aportados por las disciplinas cientficas y el avance tecnolgico, sin excluir la empresa astronutica.

    No todava en la prctica. Pero ya se planteaba, en trminos reales, pa-ra la iniciativa humana. Hoy no nos causa asombro saber que estamos circunvolados por centenares de satlites artificiales que sirven a las co-municaciones, metereologa, astronutica, al espionaje celeste y terreno. Otras sondas, tras enviar informacin de los plaQetas, se pierden ms all del sistema solar. Todo esto es patrimonio de nuestra segunda mitad de siglo. Y, sin embargo, es un panorama descrito, en la pasada centuria, por quien es hoy considerado el padre de la astronutica, el sovitico Cons-tantin Tsiolkovski.

    Primer "realista" en la materia, dibuj con mano segura los lineamien-tos tcnicos de la astronutica. Le petienece dejar inaugurado el diseo de los cohetes a propulsin, cuyo principio es el actualmente aplicado. Vaticin igulmente las estaCiones orbitales y, en 1898, hace la propuesta de motores a combustible lquido. Es asi cmo, al eritrar el siglo, estuvie-ron enunciados los presupuestos para librar la empresa a su fase expei'i-

  • 24 MARCOS WINOCUR

    . , mental, mas por entonces la austronutica no llegaba a suscitar el entusias-mo de los estados.

    El rigor cientfico no impeda a Tsiolkovski dar rienda suelta a la ima-ginacin. En un libro titulado "Sueos sobre la Tierra y el cielo", aparecido en 1895, el autor se pregunta por el objetivo de la empresa astronutica, y responde: la remodelacin del sistema solar a la medida de las necesida-des del hombre, obrada por la mano del hombre.

    Hacer habitable el sistema solar y colonizado, comandar la energa del astro rey y los movimientos de los planetas segn un redimensionamiento del equilibrio gravitatorio, orbitar las postas intermedias, todo eso, para el padre de la astronutica, daba sentido a la salida del hombre hacia el espacio interplanetario.

    Tsiolkovski renueva la materia prima para la literatura de anticipacin, que por entonces pareca agotada tras la obra de Julio V eme. El padre de la astronutica va ms lejos que el escritor francs, quien, aun viajando hacia la Luna o vagabundeando por el sistema solar, no rebasa los lmites de la observacin. Slo que los "sueftos" de Tsiolkovski, como l titulara su ensayo, no conocieron la difusin de la obra de Verne.

    Pero donde ste se circunscriba a describir, el padre de la astronutica se alistaba en aquella corriente de pensamiento que se zambulla en el tu-multo. Y, fiel a la tradicin creada por el capitn apodado "El Moro", su propuesta era transformar. Qu cosa? Nuestro mundo y el hombre que lo puebla, si~ duda: primer paso inexcusable. Y agregaba: continuar los cambios en un ms vasto habitat, el sistema solar.

    . No slo la astronutica, sino otras disciplinas adelantaban su palabra, a medida que transcurran las dcadas finales del siglo.

    En 1862 el astrnomo Camille Flammarin dio a conocer su trabajo ti-tulado "La pluralidad de los mundos habitados", tirndose en francs unas treinta ediciones en el lapso de veinte aos, y siendo traducido a varios idiomas. Todava perviva el libro cuando Herbert G. Wells retoma el te-ma y lo noveliza: "La guerra de los mundos", puplicado en 1897.

    Con el astrnomo Flammarin se pusieron a la orden del da las cues-tiones sobre origen y estructura del universo. Al punto que otro francs, full-time ocupado en las cuestiones del ms ac, Augusto Blanqui, al verse reducido a forzoso retiro en 1871, escribi un libro titulado "L'ternit par les astres" ... donde abord apasionadamente el tema cosmognico.

    Fue un momento histrico donde, junto a la exaltacin del maquinis-mo, se tuvo conciencia de su agotamiento. Qu vendra despus? La pre-gunta fue contestada en trminos de sistema social, apuntando al fin del capitalismo. Pero tambin el destino de la especie regres a la preocupa-

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    COMUNICACION SOCIAL Y MISTICISMO 25

    cin de los pensadores, y la pregunta fue contestada en trminos de filo-sofa. Tal ocurri con los dos Federicos.

    Uno, el compaero de andanzas de "El Moro". Otro, el autor intelec-tual del superhombre, quien, colocndose ms all del bien y del mal, despojaba de destino propio al resto de los subhombres. Las convicciones de cada uno, y la proyeccin histrica de sus convicciones, les sitan en las antpodas. No obstante, ellos, inmersos en el pensamiento de la poca, compartan aquella preocupacin filosfica. Asi, ambos Federicos, Fede-rico Engels y Federico Nietzsche, coincidieron en la hiptesis cosmognica de los ciclos en la evolucin del universo, que el segundo de los Federicos contribuy a popularizar bajo el nombre de eterno retorno. Y de esta hi-ptesis participaron otros, como Augusto Blanqui.

    Por su lado, insistimos, la ciencia, a medida que avanza el siglo, ms se parece a la caja de Pandora. Entre 1881 y 1887 Albert Michelson y Edward Morley logran medir la velocidad de la luz en una cifra estimada en los 300,000 kms/s, valor luego nominado con la letra c. Como la luz propaga las imgenes, bastara adelantarse a ella para asistir a la proyeccin de un fidelsimo film sobre el pasado ...

    Un viaje as, cuando an no se haba concluido la imposibilidaq de su-perar e, poda concebirse como argumento sin subvertir las leyes de la fsica. Pero no era suficiente. La ciencia ficcin, vida de nuevos moldes, golpeaba insistentemente a las puertas de la irracionalidad. De la ciencia tomaba lo que era bueno a sus fines, mas no se senta obligada por ella. En la ciencia se inspiraba, luego los caminos divergan... y as el argu-mento de la mquina del tiempo, vertido en el libro publicado por Wells en 1895.

    Ese mismo ao George Fitz Gerald propone las ecuaciones sobre la con-traccin de los cuerpos. Como se recordar, stos, de alcanzar e (velocidad de la luz) reduciran su volumen a cero. No resultaban tales ecuaciones la confirmacin cientfica de la viabilidad de la mquina del tiempo? No sera acaso en ese punto cero del volumen que la mquina del tiempo desapareca del presente "adelantndose" hacia el pasado? No se trata-ra ya de ver la proyeccin de un film sobre el pasado, sino de internarse en l?

    En realidad la relatividad sostiene, segn vin1os, la imposibilidad de alcanzar ese punto, dsde que volumen cero ira acompaado de masa in-finita. Por qu? Porque, tambin vimos, un cuerpo cuya velocidad se in-crementa opo:Je una resistencia proporcional a la fuerza que le acelera. Tal resistencia se traduce en un aumento de la masa (peso si el fenme.no ocurre dentro del campo gravitatorio terrestre). Alcanzada e la resistencia

  • 26 MARCOS WINOCUR

    se tornara infinita o, lo que es lo mismo, la masa del cuerpo sera infinita. De donde masa infinita y volumen cero se acompaan.

    De estas conclusiones se nutri la fsica relativista, recogiendo los apor-tes consignados por Hendrik Lorentz en sus ecuaciones, reformulacin acabada de las originalmente concebidas por George FitzGerald. El hecho es que masa infinita, como ocurra con volumen cero, es una imposibili-dad fsica. En efecto, supone uno de dos contrasentidos: el impulso de una fuerza infinita, o el cese del movimiento.

    Por qu una fuerza infinita? Por ser la nica capaz de conservar en movimiento a un cuerpo de masa infinita. Por qu ces~ de movimiento? Porque, puesto un cuerpo a velocidad cero, el suceso, lejos de circunscri-birse al cuerpo en cuestin, traera aparejado el cese de todo movimiento. El universo es un mecanismo absolutamente interconectado. La menor pieza que se detenga tiene por efecto, como una barra introducida entre los engranajes, trabar el mecanismo ntegro.

    Y bien, ni la fuerza infinita ser fcil de activar, ni tampoco "parar" el universo ... en realidad ambos supuestos conforman un nico contra-sentido: slo una fuerza infinita lograra el cese de todo movimiento.

    Como se ve, la ciencia ficcin, en cuanto se la examina ltima ratio, tiene que ver con la filosofa y con la ciencia. Volveremos sobre el tema. Mientras tanto, una palabra ms sobre ese marco histrico que por lbs fi. nales de siglo vio nacer la ciencia ficcin. Era la jubilosa ideologa que ambicionaba poner al planeta sobre ruedas. Y, a' la vez, las limitaciones del maquinismo ...

    Con ese ambivalente panorama se dio Herbert G. Wells. Cmo inten-t superarlo'! Con un salto de imaginacin que, por lo dems, converga hacia la respuesta que la mente humana se deba en trminos lo descono-cido siglo XX.

    Ferrocarril, automotores, transatlnticos, aviacin: la mquina venca las distancias. No bastaba. Haba que vencer el tiempo. Cmo? Con una mquina ad hoc. No bastaba utilizar las fuerzas de la naturaleza. Haba que contradecirlas, como si en ellas se castigase al culpable del maquinis-mo. De ahi la atemporalidad, la antigravedad weilsianas ...

    Un maquinismo que se presiente caducar, pero del cual no se sabra prescindir. Con la temtica del padre de la ciencia ficcin asistimos a uri.a tentativa de superacin del maquinismo, gero evasiva ... no en 1ascosas de la Tierra, sino en el ms all.

    No es aventurado afirmar que el mismo Wells lleg a tomar conciencia y, como esfuerzo de compensar evasin con realidad, otro tipo de libros dio en escribir. Una parte de su obra est dedicada a la denuncia de los males sociales de la poca.

    28 MARCOS WINOCUR COMUNICACION SOCIAL Y MISTICISMO 27

    Tambin Julio Verne haba llenado algunas pginas en ese sentido, pe-ro de manera incidental. En su libro sobre el viaje a la Luna, los socios del Gun-Club, luego de terminada la guerra de secesin, se duelen de no tener ya para quin fabricar caones. Ello da motivo a una stira al belicismo, sin olvidar la irona que un francs puede desplegar ante el modo de vida norteamericano. Pero, como decamos, son pginas incidentales, perdidas, si se quiere, en una masa de historias de aventuras.

    Wells, por el contrario, dejando de lado la libre imaginacin, dedica va-rias de sus novelas al llamado gnero realista, sin contar una larga excur-sin por la historia universal y las pginas de verismo autobiogrfco.

    No fueron estos materiales sin embargo los destinados a sobrevivirle, sino su obra de ciencia ficcin. Todava se recuerda a menudo cmo la teatralizacin radiofnica de "La guerra de los mundos", realizada en 1938 por Orson Welles, cobr un verismo tal que lleg a sembrar pnico en ciudades y provocar suicidios ...

    Esto es, perdura la parte de su obra que conlleva la evasin. De sta ha echado mano cada vez en mayores dosis el hombre del siglo XX, y la cien-cia ficcin la ha administrado sin restricciones. Frente a la utopa del ma quinismo, que pretenda poner al planeta sobre ruedas, la imaginacin contest con una utopa mayor: poner al universo sobre ruedas. Para ello, necesariamente, deba desechar todo el material corriente. No le servan tuercas ni tornillos, sino las hiptesis de lo desconocido: seres, fuerzas, mutaciones que jams hubieran tenido lugar sobre el planeta.

    Y se explica: es en el ms all donde puede ser lo que en lo cotidiano te rrestre no puede ser.

    El enanito verde, que quizs el lector tenga ahora mismo sentado sobre su hombro, le trae una tregua a esa suma de frustraciones que es en den-

    , nitiva la vida en nuestras sociedades. Cmo? Ignorndolas de momento o haciendo la transferencia mesinica: el enanito verde nos alcanzar un mejor ms all. Y, luego, el hombre de nuestros das es tentado de mil modos al desquite imaginario, su cabeza bajo la campana de los mass me-dia. Televisin, radio, historietas,_ publicidad, cine, grabaciones, diarios, revistas, bestsellers, le envuelven en una vocinglera permanente.

    Y en todos ellos se ha hecho lugar la ciencia ficcin.

  • COMUNICACION SOCIAL Y MISTICISMO 29

    CAPITUL04

    EXAMEN DE FUENTES PROPORCIONADAS POR LOS MEDIOS DE COMUNICACION MASIVA

    "Y cundo terminar todo'?"

    Carta de una nia a Albert Einsteirt

    Per ardua ad astra.

    La ciencia ficcin es uno de esos temas que un poco tienen que ver con todo. De donde la interdisciplinaridad le ha tocado, obligndonos a un tratamiento al cual no son ajenos historia (y, por ende, economa), litera-tura, sociologa, comunicacin, poltica e, incluso, filosofa.

    Tiene que ver con la historia: los orgenes de la ciencia ficcin se ubi-can, dicho sea en general, dentro de un mundo en cambio; y, en particu-lar, se conectan con la nueva racionalidad aportada en fsica.

    Con la literatura tiene que ver la ciencia ficcin como motivo espec-fico, uno de los hoy dominantes, de la narrativa. Con la sociologa, en tanto se erige fenmeno de la conciencia colectiva. Con la comunicacin, relacionndose como objeto de los mass media para consumo de millones de cerebros televidentes, lectores, radioescuchas. Y en funcin de este l-timo hecho, con la poltica: desde la conciencia colectiva se opera una interesada transferencia hacia los factores ideolgicos de poder y, en es~ medida, una filosofa, que les informa, se pone en juego.

    La filosofa ... la ciencia ficcin se sita, por asi decirlo, un da des~ pus de consumados los sueos de Tsiolkovski: la remodelacin del sisteJ ma solar a la medida del hombre. Esto todava puede considerarse como visin anticipativa. Pero tocando el lmite. Y despus? Qu pasar _una

  • 30MARCOS WINOCUR

    vez que el sistema solar sea convertido en el confortable habitat del hom-bre interplanetario, y explorados los contornos hasta donde alcance su "autonoma de vuelo"?

    Como es habitual en estos casos, hay una respuesta optimista y otra pesimista. Y ambas nos internarn por los caminos de la filosofa. La res-puesta pesimista afirma: se acab todo. Como solitario navegante que ha agotado sus posibilidades, al hombre no le queda sino aguardar la e'xtin-cin de la fuente de energa, el sol, u otras ... si tiene paciencia para es-perar el fin.

    Soledad y muerte: el pensamiento filosfico es recurrente. Una co-rriente de ideas, segn se recordar, contemporneamente a la ciencia fic-cin, predicaba aislarse del tumulto en aras de recobrarla autenticidad hu-mana. Fue asi como en nuestro siglo el filsofo Martn Heidegger habl del hombre como un ser para la muerte y Rainer Mara Rilke, un poeta en el cual el primero se reconoca, escribi: "somos solitarios".

    El somos constituye una definicin: la soledd no es una contingencia, sino que hace a la naturaleza misma del hombre. Talla respuesta pesimis-ta para el da despus de haber concluido la tarea de remodelacin del sis-tema solar. Soledad y muerte, el pensamiento filosfico es recurrente: del hombre individuo del hoy al hombre colectivo del mafiana, la transferen-cia es lineal: la humanidad unificada, hecho uno, vuelve a su pozo de so-ledad. Y aqu el desarrollo se corta, se advierte cerrado el crculo: la culminacin es el fin.

    . La respuesta optimista objeta el planteo por mecanicista. Nadie puede saber qu ocurrir mientras tanto. Admitida la continuidad del hoy en el sentido indicado, hacia la remodelacin del sistema solar, esa empresa no pasar en vano para el hombre, su protagonista. Si un da ciertos antro-poides salieron del estado animal descubriendo la herramienta, y sta se encarg' del resto quin puede hoy decir qu ser'el hombre del espacio interplanetario?

    En ese mientras tanto no le habrn crecido alas que le lleven hacia el prximo paso por ms profundos caminos, en la galaxia, en el microcos-mos? Tal vez. Imposible hoy averiguarlo. Intil entrar al terreno de los supuestos. A salvo una certidumbre. El hombre cambiar. No slo social, sino biolgicamente. Si hace miles de aos la herramienta le invent, un da del futuro, cerrado el ciclo del trabajo, ese hombre ver llegado su fin. Pero no necesariamente la va de desarrollo.

    Cmo ser el poshombre? Es aqu donde la respuesta optimista reitera su prudencia: el hombre cambiar, eso es seguro, pero nadie sabe cmo. Imposible hoy averiguarlo. Intil entrar al terreno de los supuestos.

    COMUNICACION SOCIAL Y MlSTIClSMO 31

    Y es aqu donde la ciencia ficcin se deja escuchar. . Yo les dir si, ~?mo ya ocurriera sobre el planeta con otras especies an~males, la evolucwn ha entrado, con la especie humana, en callejn sin sa_hda. Y l~s dir del contenido del prximo mient1as tanto y del lejano di~ d_espu_es de acabada la remodelacin del sistema solar. Tengo una y mil_hi~tonas para que de mil y un modos sirvan de respuesta --pesimista u optimiSta, tanto da-, segn las historias pasen por mi cabeza. Pues all donde la ciencia deja caer su ltima comprobacin y la filosofa su ltimo pensamiento, yo emprendo vuelo y dejo a ambas atrs.

    LOCALIZACION GEOGRAFICA Y CLASIFICACION

    As habla la ciencia ficcin. Y asi se deja escuchar por doquier. Ahora bien, es imposible abarcar un mbito universal. Y tambin intil. Para ca-librar el registro de ~u voz, bastar escoger un mbito geogrfico limitado, a condicin, claro est, que sea prototpico.

    En ese sentido, mi pas natal, Argentina, ofrece rasgos apropiados. La lit~ratura ciencia ficcin en occidente es un producto cultural propio de paises de avanzada y consolidada industrializacin, proclives al maquinis-mo. Es el caso de Jos Estados Unidos o de Inglaterra, donde la literatura

    ci~ncia ficcin ha ~echo escuela; o de Francia, donde se deja sentir pol-micamente. Cualqmera de ellos se prestara como mbito geogrfico del estudio ~r~puesto, o bien otro pas que les fuera culturalmente receptor.

    Este ultimo es el caso de Argentina, la repblica de inmigrantes de la Amrica Latina. Al punto que alguien ha escrito: "si el hombre desciende del mono, los argentinos descendemos de un barco". Acorde con esa caracterizacin, lo cultural del pas ha sido tradicionalmente cosmopolita.

    N~ se _t~ata de imput~ falta de c~ntenidos nacionales, que el tiempo fue smcrebcamente sedimentado. Mas bien se trata de cultura abierta altamente sensible a estmulos provenientes de fuera. A este factor d~ larga data se agregan otros de orden coyuntural. Como resultante de abrup-tos hec~~s polticos, una cierta atona, generalizada al quehacer pensante, se mamfiesta al promediar los setentas. Y otro quehacer pensante, desde fuera, intensifica su presin: el contenido dentro del aluvin de series televisivas, historietas, bestsellers, grabaciones, cuyo origen es a dominan-te norteamericano.

    Formacin cultural cosmopolita, atona generalizada al quehace:r pensante, aluvin va mass meda: la ciencia ficcin encontr un marco

  • 3 2 MARCOS WINOCUR

    excepcionalmente receptor entre los argentinos de la segunda mitad de los setentas. . . sin contar la necesidad coyuntural ~e administrarse una sobredosis de evasin: olvidar los tan abruptos, como nunca vividos desde hacia un siglo, hechos polticos.

    Precisamente, el chequeo de las fuentes consultadas cae dentro del perodo o inmediatamente despus. Si en algunos casos las referencias le son anteriores, han sido aportadas como antecedentes de perodo.

    Y bien, de los resultados de la investigacin emprendida se ha consta-tado una mltiple presencia de la ciencia ficcin, a saber:

    a) como gnero independiente; b) en otras reas, como injerto, como intrusa y como cohabitan te; e) como nuevo lxico. Queda as puntualizado: la ciencia ficcin tendr tratamiento especfi-

    co otorgndose diferentes desarrollos segn importancia. El punto a) se di~idir para dar separadamente lugar a literatura-cine, televisin Y noticia de prensa escrita. .

    El punto b) indica ya en su enunciado ~na divisin. ~omo i~jerto; la ciencia ficcin se arraiga al seno de otros generos. Como mtrusa. en dtfe-rentes disciplinas cientficas la ciencia ficcin es cuerpo extrao, gene_ra~do diversas reacciones. Como cohabitante: instalada en el aquelarre, a mvlta-cin de los viejos brujos. . . . ,

    De qu se trata con este relevamiento? De capta~ la ctencm_ ficctOn en vivo. Ceder la palabra a los nuevos brujos, confiando por esa vta conocer-les mejor. Y quedar as en condiciones de emitir una palabra: que tanto aquilate sus mritos como descubra sus trampas.

    a) CIENCIA FICCION COMO GENERO

    Develar una porcin de lo desconocido. Lleva su tiempo. Pero la imagi-nacin no espera y adelanta sus hiptesis. No entra en sus clculos se confirmen o no. Ejerce simplemente la funcin de liberar la mente de ataduras, sensibilizndola hacia lo nuevo. Lo fantstico, respuesta por adelantado a lo desconocido. Y lo fantstico siglo XX se ha dado en lla-mar ciencia ficcin.

    aa. LITERATURA Y CINE

    COMUNICACION SOCIAL Y MISTICISMO 33

    "Si la tecnologa dejara en verdad tanto tiempo libre, yo creo que nuestro fsico llegara a ser atrofiado y que nos iramos convirtiendo en seres puramente mentales".

    Irene Gabriela Alfiz, 12 ai'ios3

    La literatura de ciencia ficcin, practicada ininterrumpidamente desde fines de siglo, viene apurando una rica temtica. Imposible dar cuenta completa, so riesgo de convertir esto en un catlogo. Ultimamente, salpi-cada por la ola sicoanaltica en boga, la ciencia ficcin se ha planteado cmo ser la conducta de nuestros descendientes en unos cuantos siglos.

    Un mundo de historias de mounstruos es buena parte de la obra de Alfred van Vogt. Un mundo donde la lrica se renueva sin rehusar lo cruel es el signo dominante en las historias de Ray Bradb~ry. Un mundo qu~ prolonga la atmsfera del Peter Pan del pas del Nunca-Jams, de James Barrie, es creado por Zenna Henderson en su trabajo "Peregrinacin: el libro del Pueblo".

    Hacia dnde marcha nuestra materia inteligente, que reacciones indi-tas suscita el contacto con otra diversamente evolucionada, son cuestiones puestas "en situacin" en obras como "Solaris" de Stanislas Lem, llevada al cine. Pero lo desconocido puede provenir endgenamente. Todava tenemos mucho que hacer sin necesidad de intervencin extraterrestre es un mensaje de Theodre Sturgeon en "Ms que humano". Tal propue~ta, motivada en las propias posibilidades de cambio progresivo, es la gestald t: la nueva asociacin. Incompletos aisladamente, los seres se potencian al ligarse y dan lugar a un sistema original y unitario de vida.

    Un tema recurrente son los robots. Esos seres, capaces de hacer cuanto los hum.~nos hacen, sin ser humanos, renuevan una vieja idea: las mqui~ nas volvtendose contra su creador, cuando no esclavizndolo. Hoy por hoy, sin embargo, difcilmente pueda verse alojado en ellas el genio maligno: las mquinas son para la liberacin del hombre frente al trabajo. Y; si llegan a descontrolarse, _ms bien pareciera que les alcanzara el sortilegio propio de toda mercanca.

    Ha llegado a escribirse que sta escapa a las manos del productor; erigindose en poder autnomo. Capaz hipnotizar a su creador. Mejor se

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    visualiza el hecho en cuanto se re

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    televisin, la modalidad qued inaugurada, multiplicndose en los setentas los westerns del espado.

    Otro film significativo es "Encuentros cercanos del tercer tipo" (1977), libreto y direccin de Steven Spielberg. La trama corporiza sucesivamente tres tipos de aproximaciones a los seres extraterrestres. Visin fugaz de sus naves, irrupcin hogarea mediante efectos a distancia y, finalmente,

    revelacin de la presencia fsica. Este ltimo, encuentro del tercer tipo, es una suerte de cita con los

    extraterrestres. Quines concurren? El gobierno de los Estados Unidos, que descifra

    los mensajes, y el protagonista del film, quien siente el llamado. Se trata de un hombre comn, rutinario trabajador y rutinario padre de familia, cuya vida se trastoca. ObseSiionado por el llamado extraterrestre, vence to das las dificultades que se escalonan a su paso, para finalmente ingresar a la ms grande aventura de todos los tiempos: abordar la nave estelar y en ella partir. .

    Tanto,, el encuentro del tercer tipo como la guerra ,de las galaxias han logrado, a menos de dos aos de su estreno, un suceso de taquilla fulminan-te. La primera pelcula pas a encabezar una lista de xitos fJ1mico finan cieros de todos los tiempos, correspondientes a proyecciones en los Esta dos Unidos a 197 8; y la segunda pelcula el octavo lugar. 4

    La muestra flmicoliteraria se completa en la mencin de un par ms de pelculas, igualmente significativas. La sociedad totalitaria, cuya obse-sin es llevar los libros a la hoguera, del "Farenheit 45'1 ",versin del libro de Ray Bradbury. Y la sociedad de consumo llevada a la exasperacin del film "La naranja mecnica", versin del libro de Anthony Burgess. Aflora elementos de crtica social, que llegan a motivar en trminos siglo xx.

    Cuando evocamos las hogueras de los libros de Adolfo Hitler, algunos aspectos de "Farenheit 451" no nos parecen tanto del tro mundo. Cuando nos damos con esta ecuacin: energa juvenil ms tiempo libre igual a vio-lencia por la violencia misma, ciertas secuencias de "La naranja mecnica" no nos lucen situados ms all del tiempo y del espado.

    De la odisea del espacio a la naranja sin rbol, cuatro variables comu-nes pueden detectarse: lo conocido, lo desconocido, lo inmediato y lo me-diato. Y su diversa combinacin hace a la originalidad (le cada ftlm.

    La naranja mecnica o el farenheit 451, temperatura crtica del papel, son combinaciones de lo conocido con lo inmediato. Echa vuelo aqu la ciencia ficcin dejando atrs el hoy, mas a poco se asienta. No hace otra cosa que plantear el desarrollo previsible de ciertas tendenCias negativas de las sociedades actuales, colocando un ojo crtico.

    COMUNCCACCON SOCIAL Y MISTICISMO 37

    Mu~ on:o es el enfoque frente a la odisea del espacio, donde se dan c-~a los te:mmos restantes: lo desconocido y lo mediato. La accin ha de-Jado at;as estas enfermedades nuestras de la violencia intil, de las hogue-ras de ~bros, del "tanto tienes, tanto vales", y nos damos con una hiptesis novatnz: el contacto con el poder csmico sin acudir a la salida ovni Ahora bien, la recurrencia a sta vara otra vez los trminos: lo descono~ido se combina con lo inmediato.

    _Y e~, lo que ocurre en el film sobre los encuentros del tercer tipo, cuya ubtcacwn temporal no puede ser ms prxima: en el subsiguiente segun-do. Ence.ndemos la televisin y nos vomita: los extraterrestres han llega-do. Por fm, ta~to esperarles. O bien nos informa: estn entre nosotros. Fue un. pasado ambo, ~u~rdado en secreto por razones de estado. Es, en cual-quier supuesto, la orb1ta de lo inmediato: que suceda o que recin nos en-tere~ os,. Y es su combinacin con lo desconocido, pasajero a bordo del ovm.

    ~La guerra de las gla,xi~s'! Combinacin de lo conocido con. lo co-n.~czdo. Pues lo .nuevo esta solo en la forma, en el envoltorio de ciencia fe. cwn. El ~ontemdo no pu~de ser ms corriente: western, combates areos, espadachmes, gangsters: nmguna proyeccin, ni siquiera hacia lo inmediato. . En suma, cine ciencia ficcin, entre cuyas pelculas representativas se mcluyen_ las comentadas, y literatura ciencia ficcin, van de la mano, desde que aquel ha trasla.dado ellibr~ a la imagen. Y con be.neficio para la lite-ratura, en tanto la cmematograf1a la difunde entre un pblico muchas ve-ces mayor.

    ab. SERIE TELEVISION -.

    "Si l?s ovni? quisieran guerra, ya la habr1anganado."

    Gabriela Paula Poggi, 12 aos.

    Menor suc~so que "Viaje a las estrellas" ,la serie televisiva"Cosmos 1999" (Space 1999_) proporciona en cambio mayor material ideolgico: di-logos reflexivos hacen, captulo tras captulo, el discurso explcito de las

    avent~ras espaciales. Discurso que toca los temas eternos del destino de la espec1e, los poderes superiores, el ms all, todo sobre el fondo inconmen~

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    surable de los espacios celestes. En otras palabras, discurso cuyo conteni-do ltima ratio es informado por la filosofa.

    Trataremos pues en especial de "Cosmos 1999". Pero, antes, un rpi-do chequeo de las series de ciencia ficcin difundidas entre los ltimos se-sentas y los ltimos setentas por la televisin argentina, cuya procedencia es a dominante norteamericana. Podemos repartirlas en cuatro grupos dis-tintos: tradicional, testimonial, humor y otros mundos.

    Qu queremos decir con series tradicionales? Aquellas que reiteran una modalidad ya conocida por los mass media en los treintas, cuando en los Estados Unidos nacieron las historietas de Flash Gordon y Superman. Este ltimo lleg a los argentinos a travs de la popular revista infantil "BiUi-ken", que comenz a publicarle en sus pginas a contar de 1939.

    Esa modalidad reaparece, de los ltimos sesentas a los ltimos setentas en series del tipo de el hombre o la mujer como personajes superdotados. Y, as, a continuacin, el calificativo indicador de la facultad plus: visin rayos equis del hombre nuclear, odo a distancia de la mujer binica, super-velocidad de la mujer maravilla. Esta, rplica femenina de Superman-Clark Kent, con la diferencia de correr en lugar de volar. Y la lista contina: hom-bre-pez de la Atlntida, dotado para la vida anfibia, hombre de Gminis, capaz de volverse invisible o, segn es presentado a los televidentes, de "des-materializarse a voluntad y, en caso de peligro, huir hacia la nada".

    No faltan tampoco en este grupo, que hemos llamado tradicional, series de dibujos animados de idnticas caractersticas, como el hombre araa, segregador de telas dem.

    En un segundo grupo se reunen las series presentadas como testimonia-les. Entre ellas citamos dos: "Contactos extraterrestres", donde se recons-truyen relatos de testigos ovni, procedentes, segn se anuncia, del fondo documental de la fuerza area de los Estados Unidos; y "Viaje a lo desco-nocido" ("Tales of the unexpected"). Trata este ltimo de episodios paramsticos supuestamente ubicados en la vida real. Para la televisin argentina fueron presentados por el actor Narciso lbez Menta, quien protagonizara anteriormente una serie fantstica, realizada. en el pa~ ..

    Un tercer grupo comprende las series de humor, que este tambten se da en la ciencia ficcin. Un ejemplo, de amplia aceptacin, ha sido la serie titulada "Mi marciano favorito". En ella el humor se ubica en el marco de una familia de los Estados Unidos.

    En cuanto al cuarto y ltimo grupo, que hemos llamado otros mundos, se refiere al tema de los viajes estelares. Cada episodio es un contacto extra-terrestre ubicado en un ms all. En las series tituladas "Dimensin desco-nocida", Los invasores" y ''Ovni" los seres de otros mundos nqs visitan,

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    diferencindose asi de las series donde nosotros vamos en su bsqueda." Pertenecen a esta ltima modalidad las tituladas "Perdidos en el espacio", "El tnel del tiempo" y "Fuga en el siglo XXIII". Y tambin las ya cita-das "Viaje a las estrellas" y "Cosmos 1999".

    De esta ltima pasamos a ocuparnos. Hay una cosmonave que recorre los espacios celestes. Cul es? .La Luna. Desprendida de la rbita terres-tre, se convierte en errante vehculo sideral. El escape ocurre en 1999. A bordo, una base lunar, tiempo atrs instalada. Su personal ser la tripula-cin de la original cosmonave, cuya trayectoria no gobierna.

    Tres clsicos personajes animan el argumento. El comandante, hroe. La doctora, mdica, en insinuado romance con el comandante. El profesor,

    la palabra reflexiva y serena. Herosmo; amor, sabidura, la computadora ha suministrado los elementos de base para el consum,o por parte del televidente medio.

    Lo que sigue es un recuento de secuencias extradas de la serie, descri-bindose sucintamente el argumento del episodio y los aspectos ideolgi-cos ms relevantes. Se indica la fecha de emisin por Canal 1 O, SRT, Crdoba, Argentina.

    Nuestros hroes, recordemos, van hacia lo absolutamente desconocido, sin pistas. El azar gua sus pasos? Asi lo deja suponer el hecho generador que les lanz a la aventura: un accidente les separ de la Tierra. No obstante, son tantos y tan grandes los riesgos salvados a lo largo de la travesa, que, de episodio en episodio, va insinundose la idea que, desde el fondo de los espacios, son protegidos por Algo o Alguien.

    En efecto, la probabilidad de continuar con vida -informa la compu-tadora a cierta altura del viaje- es virtualmente cero y, sin embargo, ah estn. Tambin ese Algo o Alguien ha sido el causante del desprendi-miento originario, cuando se vieran proyectados fuera de la rbita terres-tre? En otras palabras: han salido a cumplir un destino? La respuesta la da uno de los episodios, con el cual comenzamos el recuento de la serie.

    24 enero 1979. Amenaza de colisin con un planeta. Este, con ante-rioridad, ha sido contactado por el comandante, y all informado por la reina-diosa del planeta que la trayectoria seguida por la luna errante estaba prefijada desde el fondo de los tiempos. Objetivo: dar nacimiento a lo espiritual inmutable: "feirma al futuro de la eternidad". Por su parte, nuestros hroes continuarn la marcha sin dao alguno, a fin de pobll,r el universo. Tal el objetivo de la colisin a producirse. Ahora bien, la versin no es creda por la tripulacin de la base lunar. El comandante, en un acto que llama de fe, emplea toda su autoridad para que el destino, manifiesto por la reina-diosa, no sea interferido por intentos de desviar la

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    trayectoria que lleva a la colisin y que, producida, desvanece al planeta sin consecuencias para la luna errante. .

    y bien, las preguntas han tenido respuesta. Es puesto de manifiesto, aparte de la sirpilitud bblica en lo de poblar el universo ~omo ms~n del hombre, una religiosidad un tanto pagana: el ser supenor necesita del aporte del ser inferior para consumarse, l y el destino.

    Mencionaremos otros argumentos desenvueltos en "Cosmos 1999", conformando un muestreo que abarca episodios correspondientes a un mes, noviembre 1978, indicndose as nicamente el da de emisin.

    Da 2. Visita al planeta de la antimateria, el cual rechaza violentamente a los viajeros, seres de la materia. . D{a 3. En busca de un nuevo hogar ,planetario es recibido de paso, mientras repara su nave, un grupo de sobrevivientes de una saba raza es-pacial. . .

    D{a 6. Invasin de miembros disidentes de otra raza espacml, qmenes, en su huda, intentan apoderarse de los viajeros para ocuparles los cuerpos y en ellos camuflarse.

    D{a 8. A travs de un agujero negro (nuevo tipo de astros de reciente descubrimiento) la luna errante pasa "al otro lado del espacio". Dilogo con un ser csmico, cuyo cerebro estara celularmente formado por estrellas. ' Queda. flotando el interrogante: Dios? Comentario final a cargo del pro-fesor: ''la lnea que separa la ciencia del misticism'o .. ~ bueno, no es ms que eso: una lnea".

    Da 9. Irreal batalla interestelar: proyectada desde otro planeta sobre el cerebro de la tripulacin, explota su propio miedo a ser atacados. Ex-presin del profesor, luego de la aventura: "los dioses quieren tal vez utili-zarnos para divertirse". Rplica del comandante: "saldremos adelante gra-cias a nuestro propio esfuerzo y a que Algo o Alguien cuida de nosotros".

    Da 1 3;; La mente de un miembro de la tripulacin es usada desde el espacio: exterior como microcomputadora, receptor de rdenes y transmi-sor de datos, por un poder csmico espa. Cerrando .el episodio, el profe-sor,.al comandante: "cada vez pienso ms que el conocimiento no tiene respuesta para todo". -' . : Dz'a; 14, Desdoblamiento en el tiempo. Todos los personajes viven si-multneamente el presente y, en otro lugar, un posible futuro. . ' D{a 15. La luna errante atraviesa un cerebro espacial como proyectil.

    Q:ue de la aventura sal~ran con vida, ha ocurrido, para el profesor, "por milagro, un verdadero milagro".

    D{a 20. Un miembro de la tripulacin recibe mensajes telepticos desde et futuro, hacindole ver anticipadamente la imagen de su propia prxima

    COMUNICACION SOCIAL Y MISTICISMO 41

    muerte. El comandante a la doctora: "la vida y la muerte siguen siendo un enigma, el gran misterio".

    Dia 21. En desigual contienda un miembro de la tripulacin vence a la araa sideral. Comentario final del comandante, estableciendo un paralelo con el combate ,.:ntre San Jorge y El Dragn: "arroj nueva luz sobre un viejo mito".

    En sntesis, aventuras en el espacio, romance convencional, situaciones fantsticas propias del gnero ... y contenido dualista. Los valores de ser superior, destino y ms all son presencia invariable dentro de la atmsfe-ra de misterio. Conocer nuevos mundos qu significa en el contexto de esta serie televisiva? Arrojar una sorida que al entendimiento humano es devuelta, ms impenetrable aun, desde el misterio mismo .. Este deviene asi la constante: no el acento puesto en la medida en que se le devela, sino en la medida en que queda sin develar.

    En tales trminos, el misterio se exalta al grado de milagro, y este reco nacimiento es usualmente puesto en boca del personaje que representa la ciencia, el profesor. Claro est, el milagro reconoce autor. Otro elemento se suma as: inevitablemente surgir la presencia del ser superior, gobernan-te del cosmos. Y este ser protege la tripulacin de la luna errante; es parte, sino responsable, del destino que un da la separ de la Tierra.

    Con su ayuda ha sido posible pasar "al otro lado del espacio", salvarse del planeta de la antimateria, etc. Lados del espacio? Materia versus anti-materia? Es demasiado: no puede la ciencia ficcin a tal grado caricaturi-zar a la ciencia.

    Ni el espacio tiene lados, ni la antimateria es otra cosa que materia bau ti-zada equvocamente. La antimateria es materia! Fue as llamada con mo-tivo de habrsele encontrado nuevas propiedades, opuestas, en cierto sen ti do, a las ya conocidas. Lejos de darse la imposibilidad de convivencia entre unas y otras -las propiedades de la materia y las propiedades de laantimate-ria o, si se prefiere: de la partcula y laantipartcula- componen un todo in-disoluble que, a la manera de la electricidad, acta como los polos positivo y negativo: la oposicin se 'resuelve en complementaridad.

    A todo esto suma su carga el mass media en cuestin. El suceso televi-sivo es potenciado: se vi~i:te a travs de un mecanismo sui gneris. La te levisin -a diferencia del resto de los mass media, salvo el cine- ataca si-multneamente en dos frente.s: audiovisualmente. Repare el lector de un libro o el radioescucha, que l mismo se proporciona la imagen complemen-taria de su lectura o audicin, dando rostro a los personajes, vistiendo los decorados de cada escena, Es decir, el sujeto consumidor pone aqu su dosis propia de imaginacin.

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    Comprendiendo este mecanismo, el papel impreso sali al cruce con la:> historietas: se ahorra trabajo imaginativo al lector. Todava un paso ms adelante, el cine: la imagen cobra movimiento. Y, finalmente, el cine so-noro: el sujeto queda bloqueado a travs de los dos sentidos claves de la percepcin humana: vista y odo.

    Vista u odo: constante apelacin, universalmeqte recogida por los idio-mas. Oye, dicen los mexicanos; mira, los venezolanos; ot'me, los argentinos; coute, los franceses; listen, los angloparlantes; guarda, los italianos. Cap-tada vista u odo, indistintamente, puedes estar seguro de que tienes interlo-cutor, que la persona apelada concentra su atencin en tu discurso. Qu ser si simultneamente se captan ambos, vista y odo? El bloqueo. Y ese es el juego del cine o televisin: el sujeto slo recibe cuanto sobre l vier-ten pantalla grande o pantalla chica.

    Pero la televisin cuenta con otras cartas contra el cine. Es gratis. No tiene exigencias de horario ni de desplazamiento: se ve "en casa", a la ho-ra de comer o de regreso del trabajo, acostado o en un silln familiar, en pijama o sin pijama. Abarca el espectro completo de los gustos medios del consumidor: del informativo a la telenovela, de la serie violenta a la pelcula rosa, del show musical al evento deportivo, del programa infantil a la mi-niserie sociolgica". Y el consumidor acta selectivamente sobre los pro-gramas del da en los diferentes canales, y selectivamente sobre su coleccin de videocassettes, que proyectar a voluntad sobre la pantalla de su apara-to de televisin.

    Por algo la televisin ha competido existosamente con el cine. Entre los mass media, ella es hoy el hipnotizador nmero uno. De donde nuestro prototipo ciencia ficcin deba de surgir de su seno, y ha sido la comentada serie "Cosmos 1999".

    ac. NOTICIA.

    La televisin ha borrado la letra. Y, al emplearse con fines educativos en Jugar del libro de texto, proyecta al hombre culto del ~aana como anal-fabeto audiovisual. Pero la letra no se da por vencida. Y, compitiendo en el terreno, ha creado la noticia ciencia ficcin.

    El beb de probeta, los humanos duplicados en laboratorio, las mqui-nas de pensar, los mensajes enviados a quien quiera del espacio cual bote-llas de mar, y hasta un campeonato por el cetro mundial de ajedrez:Ana~

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    toly Karpov-Vctor Kortchnoi ( 197 8), justa donde se baten, segn infor-ma la noticia en occden te, los poderes de un parasiclogo versus los poderes de dos gures, asesores, respectivamente, de cada uno de los jugadores ... Y la cuenta sigue: la guerra cosmiconuclear desde los satlites artificiales que nos circunvuelan, la bomba atmica casera, un congreso internacional de brujera ... Cunto hay de verdad, cunto de fantasa, cunto de dispara-te?.

    La respuesta queda en un cono de sombra y el lector sumido en confu-sin. No es la literatura ni la historieta, es la noticia: convivimos con la cien-cia ficcin. Y, por cierto, un tema es dominante en el ltimo tercio de .siglo: la noticia ovni..

    "El xito de la pelcula Encuentros cercanos del tercer tipo- se lee en un artculo de "Selecciones"- que ha atrado a ms de 165 millones de es-pectadores en los pases donde se ha exhibido, quiz haya elevado los ov-nis al mximo de credibilidad alcanzado en varios aos", 6

    En esa

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    te argentino)". y, luego de anunciar declaraciones al res~ecto de un sacer-dote, agrega: " jvenes tucumanos afirman haber temdo contacto con marcianos", p. 13. .

    Da. 28. Idem de "Siete das": "Creer o no creer. Ahora los ovms corren rallys. Un auto a 4.200 kms. por hora. Bandera a cuadro para el misterio" p.29. . , , . . "

    Da 30. Aviso publicitano de la p~hc~la :?mica argei~t~n~- Encuentr~s muy cercanos con seoras de cualqmer tipo , cuya exhtbicon se anuncta en veinticuatro salas del pas, p.4. .

    Da 30. Aviso publicitario" No! No! No!Nolevamoshab~a~~eovm~; Pero queremos hablarle de la gran venta de 400 lotes que se mtcta hoy. Etc., p.42. . . . , 1 d' . . 1 h'

    Das 24-30. En penltima pgina la contmuac10n de a tra ICiona_ _Is-torieta de ciencia ficcin "El regreso de Osiris", de Albetto Contreras, umca de publicacin cotidiana en "Clarn". 7 . .

    Llama la atencin la presencia de los avisos publicttanos, especialmen-te el ltimo, que da cuenta de un grado de saturaci~_en }.a noticia, no desde-able sin embargo para continuar llamando la atenc10n extraterrestremen-te" en la sealada ltima semana de setiembre de 197 8.

    y no se equivocaban. El momento haba sido bi~? elegido. Una expec-tativa ovni flotaba en el ambiente y los lectores quisieron_s~ber en detalle sobre el caso, incluso quienes le_contemplab~ con esceptt~Is~o... ,

    De ah que ninguna de las revistas de actualidad de gran ttraje - Gente , "Siete Das"," La S emana", "Radiolandia 2000".- g~jara de _cu~rir la ?o-ta. Otra_ "Somos"- lanz una edicin extraordmana con dibUJO al~~Ivo como tapa y este ttulo: "Ovni. El extrao caso del auto vo~ador . Y "Gente", por su parte destac su c_roni_sta e~ _los Estados Umdos para entrevistar al conocido escritor de ciencia ficcion Ray B~adbury, respe_cto del fenmeno de los ovnis en Argentina. Como otras r~vistas de actualida des, hizo tapa con la nota, compartida con la correspondiente ala muerte del papaJuanPablo 1.11

    Naturalmente, el tema rebot por doquier en los mass ~e~m. Pero, Y esto es inusual, alcanz otros mbitos, como el ~e las pubhcaciOnes_espe cializadas, las cuales estn ms bien comprometidas con un determmado quehacer mutual, deportivo, empresa~ial, etc .. , . . .

    Asi fue que el quincenario "Accion", peno?ICO de las cooperativas de crdito, public en noviembre dos notas s~cesiv~s sobr~ el, tem~, uno ?e cuyos ttulos basta como muestra de interes s~scltado: Mas alla ?e la u~vestigacin cientfica los ovnis se han convertido en moda, negociO Y mi-

    ( ) " 9 to. ... ' 'd d d' do Por su parte, "Diners'', mensuario de circulacion restnngt a, e tea

    COMUNICACION SOCIAL Y MISTICISMO 45

    a informar a sus clientes sobre las posibilidades y conveniencia de operar con la tarjeta de compras del mismo nombre, tambin atendi por la poca al tema. Junto a los anuncios de un buen restaurante o de un interesante tour turstico, titul una nota: "Quebrada de Humahuaca. Viaje a la otra dimensin".

    La nota no difera de las usuales para promover el norte argentino, pe-ro el autor haba credo mejor vestirla de expectativa recurriendo en el t-tulo al toque de ciencia ficcin ... Pero haba ms: no olvidaba en el texto la referencia ovni: ideografas labradas sobre piedras de la regin, de las cua-les se comenta: "representan a platos voladores, de los muchos que apare-cen por la zona". I o

    La lista puede continuar all donde se mire. La prensa dedicada al mundo infantil, como la revista ''Anteojito". Luego de ocurrido el caso de los m-llystas prepar una serie especial de cinco cuadernillos, suplementos a la revista, de la historieta "Hijitus". Sus conocidos personajes corran esta vez aventuras extraterrestres, entregando con cada edicin un muequito marciano en plstico. 1 I Igualmente se rastrea el eco ovni en los cotidia-nos colegas de "Clarn", cada uno en su estilo, o en diferentes programas televisivos.

    No ser necesario abundar: se correra el riesgo, adems, insistimos, de convertir esto en un catlogo. Desde que la noticia lleg a despertar ecos en los rincones de la letra impresa, alcanzando a publicaciones tales como "Diners", el shock es un hecho. Tal cual titulara, d as antes del episodio de Jos rallystas, cuando ya montaba la ola en Ja regin, la revista de actuali-dades "Radiolandia 2000": "Locura colectiva? En el sur est prohibido

    ( )" I 2 no ver ovms. ... . Es evidente que en este caso, como en todos, los relatos sobre la presen-

    cia extraterrestre pecan de idntica vulnerabilidad: la prueba testimonial es la nica evidencia. A ese propsito, escribe el astrnomo norteamericano Carl Sagan: "No hay ningn caso, dentro del milln de 'observaciones' de ovnis registradas desde 1947, de un encuentro a proxin1idad autenticado por un nmero significativo de personas, y en formaindependiente y con-fiable. Falta una buena comprobacin anecdtica y faltan pruebas fsicas. Nadie ha presentado hasta ahora el ms pequeo fragmento de una nave

    espacial extraa ... ni el cuaderno de bitcora del capitn." 1 3 . be todos modos, no abrimos juicio aqu en general: si los relatos ovni

    pertenecen a la realidad o a la imaginacin, si deben ser tratados por un detective o por la sicologa social. Nos interesa otro aspecto, el hecho. de prensa que configura la noticia ciencia ficcin, dimensiando su impacto. Entre sus efectos, como se ver, el caso de los rallystas, al gene-

  • 46 MARCOS WINOCUR

    ralizarse su tratamiento a los mass media, di ocasin a un desplazamiento. Cuando todos profetizan, nadie es profeta. Qu queremos decir? Fuer-za ser que presentemos a otro vehculo de la prensa escrita, cuyo mrito no reside en un gran tiraje, sino en la permanencia en su especialidad:una acrtica adhesin hacia todo cuanto aparezca como no explicado o como insuficientemente explicado. Nos referimos a la revista mensual "Cuarta Di-mensin'', editada desde hace cinco aos en Buenos Aires por Fabio Zerpa.

    "Cuarta Dimensin" exalta lo mgico en sus variadas v.ertientes params-ticas. Percepcin extrasensorial y cosmologona, en sus niveles ms bajos, se dan cita en sus pginas junto a hechicera y ocultismo en sus niveles ms altos.

    Y bien, desde su aparicin la revista ha venido anunciando la realidad del fenmeno ovni. As, el caso de los rallystas ocup el ejemplar apare-cido en octubre. Pero, si antes de ese hecho "Cuarta Dimensin" era una voz relativamente solitaria, luego de sucedido la vocinglera despertada en los mass media vino a ahogarla tanto o ms. Paradjicamente, su hora ms resonante fue de opaco brillo: cuando todos dijeron lo mismo, uno ms, y de los pequeos, poco cont.

    Qu recurso quedaba a"Cuarta Dimensin"? Decir: vieron? yo tuve siempre razn. Y fue lo que hizo, dando tanta importancia al comentario del caso actual, los rallystas, como a un antecedente pretrito, titulando en tapa: "Compare la extraordinaria similitud con el 'caso Laguna' publicado en nuestra revista en el ao 197 5"} 4

    Al margen de este episodio vivido por la revista de los brujos, una noti-cia ciencia ficcin se haba demostrado capaz de provocar .la proyeccin de la sombra gigantesca de los mass media. Y, si bajo esa sombra se diluan los perfiles de "Cuarta Dimensin", era por ley de compensaciones: los mass media se haban "cuatridimensionado" un poco ms en lo que fuera esa ola ovni del sur argentino en 1978.

    b) CIENCIA FICCION EN OTRAS AREAS

    "Pero lo ms importante, antes de sa-lir a buscar otros planetas habitados, es aprender a convivir en el nuestro."

    Andrea Cristina Scarlata, 11 aos.

    COMUNICACION SOCIAL Y MISTICISMO 47

    ba. COMO INJERTO

    Qu _sign!fica ~sto? Que tomamos una novela, un programa televisivo o una h1s~oneta aJeno~ a la ciencia ficcin y donde, sin embargo, sta apare-ce. Y, Siendo extranJera, no va en desmedro de la naturalidad. Ms an, se a~epta ~e buen grado. Por lo dems, el marciano, casi smbolo de la cien-Cia ficc10n, s~ ~a vuelto fmiliar como personaje de lo cotidiano.

    ~1 Y su ~Jp1co platillo volador pueden ser decorado y vestuario de una ~ev1sta musJ~al: arq~ite~tur~; de un parque de diversiones, motivo para los JUegos elec_tromc~s? mspuac10n en las artes plsticas. Trascendiendo inclm) el pe~sonaJe al lexc.o: se dice marciano de quien aparece y se compona extranamente. Y, as1, todo contribuye en idntico sentido de familiarizar-nos con la presencia extratrerrestre ... en los niveles convencionales que nosotros la consideramos tal. . Los eje~plos .no faltan. Mandrake, el mago, protagonista de un tradi-

    CIOnal co~mc, .deJa por un momento de lidiar con los delincuentes terr-queos Y s~n. deJar capa'! sombrero de cbpa, resulta recibiendo en un ojo la mol~sta VISita de una diminuta cosmonave. Dos protagonistas de una novela ambientada en la vida cotidiana, bestseller, conversan sentados a la mesa de u? restaurante: uno de ellos descubre en el transcurso del dilogo, a un alie-mgena en el hombre que atiende el mostrador.

    Una p~opaganda c~mercial bajo el slogan de "ms all de lo conocido", ?tr~ p~blicltando un msecticida que mata "moscas, mosquitos, polillas e 1vms (msectos ~oladores no identificados)" y un comentario grfico acer-ca del tema: co~o la pu~licidad ciencia ficcin se difunde internac